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Pedro A. Arias,
UNAD
09 de mayo de 2021
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INTRODUCCIÓN
El Cerrejón es una formación geológica que se encuentra ubicada al sur del departamento
de la Guajira y que consta de un área central conformada de 10.000 hectáreas y un área sur
compuesta de 32.000 hectáreas; esta mina ha proporcionado por más de treinta años millones de
toneladas de carbón lo que la ubica como la mina más grande de Sudamérica explotada a través de
una técnica de explotación a cielo abierto. Actualmente la mina genera cuatro mil (4.000) empleos
para los lugareños y representa el 45% del Producto Interno Bruto (PIB) del departamento de la
Guajira y el 6% de las exportaciones de país. A pesar de estos datos económicos la explotación del
recurso mineral genera un deterioro en el medio ambiental importante y afecta la provisión de
agua a la población ya que muchos de los recursos hídricos son empleados para la explotación de
esta mina; algunas pautas que ha colocado el gobierno a las multinacionales a cargo del cerrejón es
la vigilancia de contaminación del río ranchería y de otros recursos como el arroyo Bruno
(salgado, et al. 2020).
Las políticas implementadas por el consenso de Washington fines de la década de los
sesenta, desencadenaron en que el gobierno nacional en noviembre de 1.975 creara la Empresa
Industrial y Comercial del Estado, Carbones de Colombia (CARBOCOL), como empresa adscrita al
Ministerio de Minas y Energía, con el fin de explotar el yacimiento carbonífero del cerrejón; para
tal fin se propuso por el gobierno colombiano una concesión de la explotación a 17 empresas
mineras; de las cuales finalmente fueron elegidadas: Intercor, filial de Exxon que suscribió contrato
de asociación con Carbocol para desarrollar minería a cielo abierto a gran escala y se comprometió
a la construcción de canales de transporte para la comercialización del carbón. El contrato de se
dispuso para un periodo de 33 años ejecutado en tres etapas. El primero entre 1977 a 1980, el
segundo periodo de exploración entre 1981 y 1986, y un último periodo de construcción y
producción entre 1986 a 2009, posteriormente en el año 1999 el estado colombiano extendió la
última en 25 años más, es decir hasta el 2034 (Salgado, et al. 2020).
Los ingresos para la nación producto de la explotación en la mina de El Cerrejón,
representan un aporte importante para el PIB colombiano pero no para el sistema general del
regalías, ya que el costo ambiental y los conflictos sociales generados superan las ganancias
recibidas; en este sentido el acto legislativo 05 de 2011, modifica los artículos 360 y 361 de la
Constitución Política de 1991, establece la posibilidad de permitir la explotación de recursos no
renovables en el territorio nacional con la posibilidad de que los recursos se dirigieran a la inversión
en planes de desarrollo social, infraestructura, mitigación del riesgo ambiental de las comunidades
que habitan el territorio y la posibilidad de otras inversiones en equipamientos básicos como
escuelas, hospitales e infraestructura que garantice el agua potable (Congreso Nacional, 2011). En
este sentido la sentencia T–256, 2015 buscó hacer prevalecer el artículo 79 de la Carta Política
sobre los derechos al ambiente, a través de un control concreto de constitucionalidad, que en el
caso de derechos colectivos procede de forma excepcional buscando defender el medio ambiente
bajo el marco de protección que brinda el estado social de derecho exigiendo que se establezcan
medidas preventivas y de control al deterioro ambiental por parte de las empresas que explotan
recursos mineros y que se interpongan sanciones legales que permitan a la población gozar de un
medio ambiente sano (Corte Constitucional, 2015). A través de otros fallos como la sentencia T-
046 de 1999 y la SU442 de 1997 se impone una carga a las empresas encargadas de la gestión
minera, para establecer políticas de saneamiento ambiental que garanticen un ambiente sano a
comunidades indígenas, afrodescendientes y tribales (Morales, 2020).
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A partir del Decreto 2080 de 2000 sobre inversión extranjera directa Colombia al igual que
otros países de América Latina incremento sus políticas extractivas justificándose en los ingresos
que obtiene el país producto de regalías y que forman parte del PIB; pero contradictoriamente
podemos observar que estas ganancias no mitigan el daño ambiental ni permiten mejorar la calidad
de vida de la población que habita en este territorio. El Decreto 2080 fortalece la confianza del
inversionista para extraer recursos minero-energéticos y por ello presidentes como Alvaro Uribe y
Manuel Santos ensamblaron planes Nacionales De Desarrollo (PND), en un sistema denominado
locomotoras minero-energéticas, que llevaron a la firma de 13 tratados de libre comercio (TLC) en
los cuales el eje central de negociación la fue el acceso al país de las multinacionales extranjeras
para la explotación minera. Teniendo en cuenta el aporte de Mario Pérez: “Los resultados del
modelo reprimarizador y neo-extractivista de la economía colombiana toman impulso a partir del
gobierno del expresidente Uribe (2002), con la política denominada “Confianza Inversionista”
soportado en las locomotoras minero-energética que buscaban incentivar la inversión extranjera a
través del aprovechamiento de los recursos naturales (2014). Como efecto de estas políticas
podemos observar que de la mano de este incremento de la explotación minera en el país se
incrementaron también los conflictos ambientales; particularmente en el caso del cerrejón en el
año 2002 se da el desplazamiento de Tabaco y a pesar del fallo de la corte en el año 2014 que
ordenaba a la gobernación del departamento y a la alcaldía de Albania el proceso de reubicación
de la población junto a la reconstrucción del pueblo en otro sector, los habitantes de Tabaco aún no
han sido reubicados, paradójicamente en este mismo año 2001 la participación de Carbones del
Cerrejón S. A. y de Cerrejón Zona Norte S.A., pasa a BHP Billiton, Anglo American y Xstrata,
quienes son prácticamente las únicas empresas beneficiarias de ésta concesión (Hernández, 2017).
El Cerrejón ha sido el escenario de continuos conflictos sociales generados entre 2010 y
2015, posterior a la reforma minera que se acomodó al decreto 2080 de 2000 sobre seguridad del
inversionista extranjero en lo relacionado a las políticas mineras y la distribución de regalías, siendo
los principales actores de todos estos conflictos la comunidad indígena wayuu, los campesinos y los
trabajadores, resaltando que las comunidades indígenas tienen protección de la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas y tienen el derecho a determinar
libremente su condición política y perseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural;
de esta misma manera la sentencia C-461 2008 de la Corte Constitucional manifiesta que es de
mucha importancia realizar consulta a los grupos étnicos afectados cuandoquiera que se pretenda
adelantar proyectos de exploración o explotación de recursos naturales en sus territorios; pero a
pesar de esto no se realizó esta consulta con relación a la aprobación de la desviación del río
Ranchería para acceder a reservas del carbón subyacentes por lo que los indígenas wayuu se han
movilizado muchas veces exigiendo la consulta previa establecida en la constitución nacional
(Saade, M. 2013).
Comunidades Afectadas
Desde 1983 debido a la constante expansión de la mina se ha dado el desplazamiento de
diferentes comunidades Indígenas (Wayuu) y afrocolombianas (como la comunidad de
Tabaco); dicho desplazamiento ha venido acompañado de un conjunto amplio de hechos
victimizantes como incumplimiento de acuerdos, despojo cultural y ancestral, amenaza, acoso
(en algunos casos psicológico), agresión, bloqueos y obstrucciones.
A lo largo del conflicto las comunidades afectadas se han mantenido en lucha por el
interés de lograr el respeto por sus territorios ancestrales y con ello sus campos santos
(cementerios, templos, etc.), la lucha por el acceso a recursos naturales como el recurso hídrico
constantemente desviado hacia la mina (arroyo Bruno) y finalmente por el derecho a una
reubicación justa a nivel económico y el acceso a necesidades básicas insatisfechas.
Comunidad Wayuu
Comunidad de Tabaco
Comunidad de Provincial
Comunidad de Nuevo Espinal
Derechos vulnerados
Derecho a la propiedad
Derecho a la salud
Derecho a la seguridad e integridad personal
Derecho a la vida
Derecho a un medio ambiente saludable
Derecho de pueblos a gozar y disponer plenamente de sus recursos naturales
Actores Victimarios
Según el informe presentado por el CETIM y la AAJ ante el Consejo de derechos
humanos de la ONU- 6° período de sesiones 2007; los principales actores que han afectado a las
comunidades son:
BHP Billiton
Glencore
Anglo American
Estado Colombiano
La principal motivación de dichos actores es el interés económico de los actores
privados, mientras que por parte del Estado ha sido facilitar el desarrollo del proyecto
extractivo y con ello percibir una buena cantidad de dividendos gracias a dicha explotación de
los cuales podía hacer uso el gobierno de turno.
Actores sociales
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aproximadamente 3000 ciudadanos, lo cual es una cifra muy baja comparado con las 55.000
personas que se han visto afectadas. Han creado también pozos de agua, que comúnmente se llaman
aljibes (los cuales se han encontrado muestras de que su agua está contaminada y no es apta para el
consumo humano) y molinos de viento para que todo el tiempo el aire este en constante
movimiento. Cabe señalar que estas decisiones son aprobadas por los líderes indígenas de la región.
CONCLUSIONES
El decreto 2080 del año 2000 regula la inversión extranjera directa en Colombia lo cual
generó que se enfocara el desarrollo económico del país en las famosas locomotoras que pretendían
que a través de los diferentes TLC firmados por Colombia las multinacionales extranjeras
ingresaran a Colombia a invertir sacando frutos del neoextractivismo firmando concesiones para la
extracción minera entre otras. De esta manera se comienzan a observar elementos más relevantes
como los esbozados por el autor sugerido Mario Alejandro Pérez quien nos muestra que Colombia
es uno de los países de América Latina con mayores conflictos ambientales derivados de las
políticas neoextractivistas y de esta manera documenta más de 72 conflictos ambientales. De otro
lado apoyándose de estudios cartográficos muestra que la mayoría son sobre oro y carbón y que por
su ubicación tienen también un trasfondo de segregación y hasta discriminación racial no ajenos al
incremento de violencia; en donde se ve una tendencia más marcada de departamentos como Cauca,
Valle, Caldas, Antioquia y Santander y en la región del Caribe se ve más incrementado en
departamentos como Córdoba, Bolívar, Magdalena, Cesar y la Guajira (Perez, M. 2019).
El Cerrejón es un área que ha estado en continuo conflicto socio económico en el que
confluyen múltiples actores desde la comunidad indígena, multinacionales, el estado y hasta la
misma sociedad civil y los estudiantes como vemos en la línea de tiempo posterior al año 2000 en
que se profiere el decreto 2080 de 2000. Vemos en este territorio una yuxtaposición de intereses de
ganancia de las multinacionales y las regalías del estado hasta la falta de garantía de un ambiente
sano a esta población a pesar de que se establece en Constitución Nacional y en los objetivos del
estado social de derecho. Con respecto al Sistema General de Regalías a pesar de que está
organizado con el fin de garantizar el derecho a la vida digna, a un ambiente sano y a la
prestación de servicios tan importantes como el agua potable del que carece la población ubicada
en el sur de la Guajira, que habitan en la periferia de la zona de explotación de El Cerrejón, vemos
que las regalías no son distribuidas adecuadamente y que además se ha migrado y se ha segregado a
la comunidad Wayuu desplazándola de sus territorios a lugares en los que no tienen acceso al agua
debido también a los desvíos del río Ranchería y arroyuelos cercanos.
El choque entre el derecho a un ambiente sano y los derechos económicos que de las
empresas con licencia de explotación minera otorgada genera la necesidad de que el Estado
colombiano a través de políticas establezca acciones que garanticen el desarrollo sostenible; es
decir que se tenga en cuenta el crecimiento económico pero también la calidad de vida de los
habitantes de las zonas explotadas y se mitiguen los efectos de su desplazamiento de estas zonas
para que sean explotadas, ya sea a través de procesos de reubicación o de inserción en el modelo
garantizando empleo, sistema pensional y salud. De otro lado las regalías deben ser canalizadas
para los fines mencionados (Sarmiento, 2008)
En El Cerrejón, se aprecia un conflicto socio económico con efectos ambientales reflejados
en la contaminación de las aguas, la falta de garantía en el suministro de agua potable a la población
y el desplazamiento de tierras como lo sucedido en el municipio de Tabasco, teniendo en cuenta el
derecho al medio ambiente sano consagrado en la Constitución Política se deben exigir a las
multinacionales acciones tendientes a proteger el medio ambiente, a monitorear en este caso la
calidad del agua y a garantizar que el agua potable sea suministrada a la población; de otro lado las
regalías deben utilizarse para garantizar a la población una calidad de vida digna que contemple la
protección a su derecho a la salud, a una pensión y a un lugar propicio para vivir ya que de esta
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REFERENCIAS
Extractivismo en Colombia. El Cerrejón, Carbón para las Potencias y Miseria y Pobreza para
Colombia y la Guajira. http://extractivismoencolombia.org/el-cerrejon-carbon-para-las-
potencias-y-miseria-y-pobreza-para-colombia-y-la-guajira/
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Noticias ONU. Experto de la ONU Pide Cesar las Actividades de la Mina el Cerrejón en Colombia.
https://news.un.org/es/story/2020/09/1481412
Torres, A. (2008). Tratado de regalías mineras e hidrocarburos. Bogotá: Editorial carrea 7a Ltda.