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Ubicación Geográfica

Umbría (en italiano: Umbria, pronunciado como "Úmbria") es una de las veinte regiones
que conforman la República Italiana. Su capital y ciudad más poblada es Perugia. Está ubicada en
Italia central, limitando al norte con Toscana, al este con Marcas, y al sur y oeste con Lacio. En la
literatura, a veces se llama a Umbría il cuor verde d'Italia ("el corazón verde de Italia"). La frase
está tomada de un poema de Giosuè Carducci en las Odas bárbaras (1877).

La región recibe su nombre por la tribu de los umbros, pueblo de agricultores, que se
asentó en la región en los tiempos protohistóricos (siglo VI a. C.): 672 a. C. es la fecha legendaria
de la fundación de la ciudad de Terni. Su lengua era el umbro, un pariente del latín y del osco

El territorio está dominado por las colinas en un 63% y las montañas 31% y presenta una
exigua porción de territorio llano 6%. La región ofrece una gran variedad de caracteres
morfológicos y paisajísticos a través de la sucesión de valles, cadenas montañosas, altiplanicies y
llanuras, que constituyen la característica geográfica dominante. Además, está presente un
enclave en Marcas, perteneciente al municipio de Città di Castello. Con 889.001 hab. en 2019 [2]
es la cuarta región menos poblada del país, por delante de Basilicata, Molise y Valle de Aosta, y
con 8464 km², la quinta menos extensa, por delante de Friuli-Venecia Julia, Liguria, Molise y Valle
de Aosta (la menos extensa). El río más destacado es el Tíber, que recorre la Umbría en dirección
norte-sur y forma la frontera aproximadamente con el Lacio, aunque su fuente se encuentra justo
sobre la frontera toscana.

Tiene un clima continental, de manera que las temperaturas varían bastante,


considerando sobre todo las diferencias de altitud. En la llanura y las colinas es de tipo sublitoral o
templado mediterráneo de altitud, con sequías estivales, mientras que en las zonas de montaña es
de tipo templado subcontinental y, sobre las cimas más elevadas, templado fresco, con
precipitaciones a menudo notables sobre todo en primavera y en otoño.

Esta región está conformada por una serie de poblados, siendo Perugia la capital, además
se encuentra a Asis, Gubbio, Orvieto, Spoleto, Arezzo.

Arte

Iglesias románicas, catedrales góticas, basílicas y antiguos palacios testimonian aún hoy la gran
producción artística que, desde el siglo XII hasta el XVI, dieron a Umbría obras maestras
inmortales. Sobre la onda del gran fervor religioso, impreso sobre todo por las órdenes
mendicantes, los artistas de todas las partes de Italia fueron a la región a trabajar, haciendo
escuela con sus obras extraordinarias. En arquitectura, destaca el románico que puede verse en el
catedral de Orvieto, San Lorenzo di Arari también en Orvieto, la catedral de Espoleto, la de Todi y
San Michele de Bevagna. Pero una disciplina, de manera particular, marcó el triunfo artístico de
Umbría: la pintura. Destaca la Basílica de San Francisco en Asís, con frescos de Cimabue, Simone
Martini, Pietro Lorenzetti y, sobre todo, Giotto.
Gastronomía

En cuanto a la gastronomía de la zona, sus ríos son ricos en truchas, y también se encuentran
trufas en la Valnerina, una zona que produce el 45% de este producto en Italia. Se produce aceite
de oliva. Ademas son famosas las lentejas de Castelluccio, las carnes curadas de Nursia.

En cuanto a la producción vinícola, destacan los viñedos de Torgiano, Orvieto y Montefalco (Rosso
di Montefalco). Los varietales regionales incluyen el vino blanco de Orvieto, que atrae a
agroturistas a los viñedos en la zona que rodea la ciudad medieval del mismo nombre. Un vino
blanco muy popular que procede de Umbría es el Orvietto Classico.

Legado Espiritual
La Umbría mística nace con quien será el fundador del monacato, san Benito de Nursia
(480-547). Los monasterios que él creó marcaron la historia y la cultura de la religiosidad. En la
Umbría los monasterios más importantes son San Pietro, en Perugia, Sassovivo, en los alrededores
de Foligno, Santa Maria di Valdiponte, en Montelabbate próximo a Perugia, San Benedetto del
monte Subasio, en los alrededores de Asís, San Salvatore di Monte Corona y la abadía de Petroia,
en los alrededores de Città di Castello.

En el siglo XIII en Asís, nacieron dos figuras importantes para el catolicismo: san Francisco
(1182-1226) y santa Clara. Los espléndidos frescos de Giotto, Cimabue, Lorenzetti y Simone
Martini, presentes en la Basilica di San Francesco de Asís, hacen comprender bien la potencia de la
religiosidad medieval y el fervor místico de la época. En Todi, en la cripta de la iglesia de San
Fortunato, se encuentra la tumba de Jacopone da Todi (h. 1228-1306), poeta y místico seguidor de
san Francisco.

Francisco recorrió toda la región y dejó una profunda huella porque su fe constituía la
evangelización de la sociedad de entonces y convirtiéndose en ejemplo para creyentes y no
creyentes. Son numerosas las zonas umbras empapadas de señales franciscanas en las que se
viven experiencias espirituales particularmente intensas en absoluta armonía con la naturaleza.
Muchos peregrinos deciden abrazar esta espiritualidad siguiendo uno de los itinerarios a través de
La Verna, Montecasale, Cittá di Castello, Umbertide, Gubbio y naturalmente Asís, con su magnífica
basílica magistralmente reconstruida tras el terremoto que la dañó enormemente y la iglesia de
San Damián, restaurada por san Francisco.

De los montes de Nursia, entre verdes bosques y floridas mesetas, partió san Benito, aquel
gigante del espíritu, patrono de Europa desde el 24 octubre de 1964, acompañado de su hermana
gemela santa Escolástica, rumbo a Roma, sucesivamente a las grutas de Subiaco y finalmente a
Montecassino en 529, ejemplo y modelo para todos los monasterios benedictinos que surgirían en
cada rincón de Europa. Con su regla, enseñó a los monjes que rezar es “obra divina” y que trabajar
es una misión plena y dignamente humana: recordemos que su lema era y es “ora et labora”.

Así pues, san Benito, fundador de la orden masculina, y Escolástica, de su correlato


femenino, sucedidos a lo largo de los tiempos por reformadores que añadieron al carisma original
una especial y propia espiritualidad (como la de san Romualdo). Desde Nursia, sus caminos se
deslizan entre Spoleto, Terni, San Cassiano y Narni, auténticas joyas artístico-arquitectónicas.

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