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BILBAO

IrVALBHCI

¿■•'reina.'

MALAGA
■' B. A . C . E S EL P A N D E
NUESTRA CULTURA CATOLICA
A la b a d a p o r la S a n ta S ed e, b e n d e c id a r e ite ­ v a lo re s in te le c tu a le s q u e a n te s se h a lla b a n d is­ p e ro fre sc a , c re c ie n te y ju v e n il, com o río q u e
r a d a m e n te c o n e n c o m io p o r el E p is c o p a d o es­ p e rso s o b a ld ío s, y el e sla b ó n q u e los e n la z a co n p ro c e d e de a lta s c u m b re s.
p a ñ o l y p u b lic a d a b a jo los a u sp ic io s y a lta d i­ el p ú b lic o c u lto . L a B . A . C. v ie n e , p u e s , a s a ­ L a B . A . C. se o frece, e n ed icio n es c u id a d a s , a
recció n de la P o n tif ic ia U n iv e rs id a d de S a la ­ c ia r el h a m b re d e v e r d a d d e la a c tu a l g e n e ra ­ los p recio s m á s b a jo s d el m e rc a d o e d ito ria l. L os
m a n c a , la B . A . C. h a lle g a d o a se r en seis añ o s ció n h is p á n ic a . lib ro s de la B . A . C. so n h o y , e n su clase, los
de v id a u n tim b r e d e g lo ria de los c a tó lic o s de D is tr ib u id a e n ocho secciones (I. S a g ra d a s m á s b a r a to s d el m u n d o ; p e ro , a la v e z , so n re ­
h a b la e s p a ñ o la y u n in s tr u m e n to in c o m p a ra b le E s c r itu r a s , I I . T eo lo g ía y C án o n es, I I I . S a n to s p u ta d o s ta m b ié n e n tr e los m e jo re s d el m u n d o .
al servicio d e su e s p ír itu y su c u ltu r a . P a d r e s , IV . A sc é tic a y M ística, V . H is to r ia y Si e s tá a su a lc a n c e , la B . A . C. los ir á m e jo ­
N ace p o r la c o m u n id a d de esfu e rz o s d e l c e n ­ H a g io g ra fía , Y I. F i l o s o f í a y A p o lo g é tic a , r a n d o , y si u n d ía p u e d e a b a r a ta rlo s , re d u c ie n d o
te n a r de ilu s tr e s e s p e c ia lis ta s ecle siá stic o s y se­ V I I . P e n s a m ie n to S o cial y P o lític o C ristia n o , a ú n m á s el co ste de p ro d u c c ió n , la B . A . C. t a m ­
glares q u e t r a b a j a n p a r a e lla , y de los m illa re s V I I I . L ite r a tu r a y A rte C ristia n o s), la B . A . C. b ié n los a b a r a ta r á .
de le c to re s q u e la a d q u ie re n a g o ta n d o co p io sas lle g a rá a se r u n a b ib lio te c a o rg á n ic a q u e c o n ­ L a B . A . C. q u ie re g a n a rs e la a m is ta d de t o ­
ediciones. L A E D I T O R I A L C A T O L IC A , S. A ., te n d r á , e n ed icio n es d ig n a s , el a c e rv o p rin c ip a l dos los c a tó lic o s de le n g u a e s p a ñ o la , y la sim ­
es sólo el in s tr u m e n to c o o rd in a d o r de ta n to s de la s a b id u ría c ris tia n a . S a b id u ría in v a ria b le , p a tía in te le c tu a l de to d o s los h o m b re s cu lto s.

CATALOGO DE LOS VOLUMENES PUBLICADOS


9A OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo IV: De la verdadera religión. Délas costumbres de la Iglesia católica.
1 SAGRADA BIBLIA, de Nácar-Colunga, 3.* edición. Enquiridión. De la unidad de la 1glesia. De la fe en lo que no se ve. De la utilidad de creer. Texto bilingüe.
1>1 OBRAS LITERARIAS DE RAMON LLULL: Libro de Caballería. Libro de Evast y Blanquerna. Félix
2 SUMA POÉTICA, por J osé MarIa P emán y M. H errero GarcIa. 1944 . de las Maravillas. Poesías (en catalán y castellano).

3 OBRAS COMPLETAS CASTELLANAS DE FRAY LUIS DE LEON. 32 VIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, por el P. Andrés F ernández, S. I.

4 SAN FRANCISCO DE ASIS: Escritos completos, las Biografías de sus contemporáneos y las Florecillas. 33 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo I: Biografía y Epistolario.

r HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA, por el P. Ribadeneyra , S. I. Vi'da de los PP. Ignacio O/f LOS GRANDES TEMAS DEL ARTE CRISTIANO EN ESPAÑA. Tomo I: Nacimiento e infancia de
** de Loyola, Diego Laíneç, Alfonso Salmerón y Francisco de Borja. Historia del Cisma de Inglaterra. Exhor­ Cristo, por el Prof. F rancisco J avier Sánchez Cantón.
tación a los capitanes y soldados de la "Invencible”. oí? MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO, del P. F rancisco S uárez, S. I. Volumen 1 .°: Misterios de
la Virgen Santísima. Misterios de la infancia y vida pública de Jesucristo.
C OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo I: Introducción. Breviloquio. Itinerario déla mente a Dios
V Reducción de las ciencias a la Teología. Cristo, maestro único de todos. Excelencia del magisterio de Cristo. O/: OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo V: Cuestiones disputadas sobre el misterio de la Santísima
Edición en latín y castellano. ***' Trinidad. Colaciones sobre los siete dones del Espíritu Santo. Colaciones sobre los diez mandamientos.
Edición en latín y castellano.
7 CODIGO DE DERECHO CANONICO Y LEGISLACION COMPLEMENTARIA.
37 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo II: Filosofía fundamental. 1948.
8 TRATADO DE LA VIRGEN SANTISIMA, de Alastruey. 9 0 MÍSTICOS FRANCISCANOS ESPAÑOLES. Tomo I: Fray Alonso de Madrid: Arte para servir a
0 0 Dios y Espejo de ilustres personas. F ray F rancisco de Osuna: Ley de amor santo. Introducciones del
O OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo II: Jesucristo en su ciencia divina y humana. Jesucristo, P. Fr. J uan Bautista Gomis, O. F. M. 1948.
* árbol de la vida. Jesucristo en sus misterios: 1) En su infancia. 2) En la Eucaristía. 3) En su Pasión. Edi­
ción en latín y castellano.
39 OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo V: Tratado de la Santísima Trinidad. Edición en latín y castellano.
1A OBRAS DE SAN AGUSTIN. Tomo I: Introducción general y bibliografía. Vida de San A gustin, por
POSID10. Soliloquios. Sobre el orden. Sobre la vida feliç. Edición en latín y castellano. JA NUEVO TESTAMENTO, de Nácar-Colunga. Versión directa del texto original griego. (Separata de
la Nácar-Colunga.)
11 OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo II: Introducción a la filosofía de San Agustín. Confesiones (en latín
y castellano). A l SUMA TEOLOGICA de Santo Tomás de Aquino. Tomo II: Tratado de la Santísima Trinidad, en
latín y castellano.
12-13 OBRAS COMPLETAS DE DONOSO CORTES (dos volúmenes). 42 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo III: Filosofía elemental y El Criterio. 1948.
14 BIBLIA VULGATA LATINA. |9 NUEVO TESTAMENTO. Versión directa del griego con notas exegéticas, por el P. J osé María Bo-
S. I. (Separata de la Bover-Cantera.)
ver ,
]S VIDA Y OBRAS COMPLETAS DE SAN JUAN DE LA CRUZ. Biografía, por el P. CrisóGONO de A A MÍSTICOS FRANCISCANOS ESPAÑOLES. Tomo II: F ray Bernardino de L aredo: Subida del
** JESÚS, O. C. D. Subida del Monte Carmelo. Noche oscura. Cántico espiritual. Llama de amor viva. Escri­ monte Sión. F ray A ntonio de G uevara: Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos. F ray Miguel
tos breves y poesías. DE MEDINA: Infancia espiritual. BEATO NICOLÁS FACTOR: Doctrina de las tres vías.
16 TEOLOGÍA DE SAN PABLO, del P. JOSÉ María Boyer, S. I. j r LAS VÍRGENES CRISTIANAS DE LA IGLESIA PRIMITIVA, por el P. F rancisco de B. Vizma'
nos,S. I. Estudio histórico-ideológico seguido de una antología de tratados patrísticos sobre la vir­
17-18 TEATRO TEOLOGICO ESPAÑOL. Selección, introducciones y notas d* Nicolás González ginidad.
Ruiz. Tomo I: Autos sacramentales. 1946. VIII + 924 págs. Tomo II: Comedias teológicas, bíblicas MÍSTICOS FRANCISCANOS ESPAÑOLES. Tomo III y último: F ray Diego de E stella: Medüa-
y de vida de santos. dones del amor de Dios. F ray J uan de P ineda : Declaración del ”Pater noster”. Fray J uan de LOS A n
GELES: Manual de vida perfecta y Esclavitud mariana. Fray MELCHOR DE Cetina : Exhortación a la verdade-ra
1Q OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo III: Colaciones sobre el Hexaémeron. Del reino de Dios devoción de la Virgen. Fray J uan Bautista de Madrigal: Homiliario evangélico.
descrito en las parábolas del Evangelio. Tratado de la plantación del paraíso. Edición en latín y castellano.
AH LOS GRANDES TEMAS DEL ARTE CRISTIANO EN ESPAÑA. Tomo III: La Pasión de Cristo
20 OBRA SELECTA de F ray Luis de G ranada: Una suma de la vida cristiana. Los textos capitales por J osé Camón Aznar. 1949. *
del P. Granada seleccionados por el orden mismo de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.
21 OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo III: Contra los académicos. Del libre albedrío. De la cuantidad del 48 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo IV: El protestantismo comparado con el catolidsmo,
alma. Del maestro. Del alma y su origen. De la naturaleza del bien: contra los maniqueos. Texto en latín
y castellano. AQ OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo VI y último: Cuestiones disputadas sobre la perfección
evangélica. Apología de los pobres. Edición en latín y castellano.
22 SANTO DOMINGO DE GUZMAN. Orígenes de la Orden de Predicadores. Proceso de canonización. Bio­ f?A OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo VI: Del espíritu y de la letra. De la naturaleza y de la gracia. De la
grafías del Santo. Relación de la Beata Cecilia. Vidas de los Frailes Predicadores. Obra literaria de Santo gracia de Jesucristo y del pecado original. De la gracia y del libre albedrío. De la corrección y de la gracia.
Domingo. De la predestinación de los santos. Del don de perseverancia. Edición en latín y castellano.
23 OBRAS DE SAN BERNARDO. (?1 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo V: Estudios apologéticos. Cartas a un escéptico.
Estudios sociales. Del clero católico. De Cataluña.
24 OBRAS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA. Tomo I: Autobiografía y Diario espiritual. E?0 OBRAS COMPLETAS DE JAIME BALMES. Tomo VI: ESCRITOS POLÍTICOS: Triunfo de Espartero.
Caída de Espartero. Campaña de gobierno. Ministerio Narvàeç. Campaña parlamentaria de la minoría
25-26 SAGRADA EIBLIA, de Bover-Cantera. Versión crítica sobre los textos hebreo y griego (dos balmista.
u volúmenes). 1947. XXVIII + 2396 págs.
53 OBRAS DE SAN AGUSTÍN. Tomo VII: Sermones. Edición en latín y castellano.
27 LA ASUNCION DE MARIA. Tratado teológico y antología de textos por el P. J osé MarIa Bover, S. I.
t?A HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. Tomo I: E dad A ntigua (1-681): La Iglesia en el mundo
28 OBRAS DE SAN BUENAVENTURA. Tomo IV: Lastres vías o incendio de amor. Soliloquio. Gobierno grecorromano, por el P. Bernardino L lorca, S. I.
del alma. Discursos ascético-místicos. Vida perfecta para religiosas. Las seis alas del serafín. Veinticinco c?E? MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO, del P. F rancisco S uárez, S. I. Volumen 2 .° y último: Mis-
memoriales de perfección. Discursos mariológicos. Edición en latín y castellano. **** terios de la pasión, resurrección y segunda venida de Jesucristo.
29 SUMA TEOLOGICA de Santo T omás de Aquino . Tomo I: Introducción general por el P. Santiago [?/ : SUMA TEOLOGICA de Santo Tomás DE Aquino. Tomo III: Tratado délos ángeles y Tratado de la
RamIrez, O. P., y Tratado de Dios Uno. Texto en latín y castellano. **** creación del mundo corpóreo.

La EDITORIAL CAT OL I CA, A. A LFO N SO X I, 4 . A P A R T A D O 4 6 6 . - MA D R | O


D istrib u id o r e xclusivo pora Esp a ña : Life sa . V a le n zu e la , 6 . M a d rid . -*■ D is trib u id o r exclusivo para C entro y Sud am érica : D. A n to n io de U riv e la rre a y M o ra. Balcarce, 251/55 (R. 4 5 ). Buenos A ire s.
D is trib u id o r exclusivo para M éxico: E d ito ria l Jus, S. A . M e ¡ía , 19. M éxico, D. F.
MOMENTOS 1E ESPAÑOLES
ROMA
T de PORTUGUESES e HISPANOAMERICANOS
POR
D. ELIAS TORMO

Dos soberbios volúmenes en folio, con centenares de grandes ilustraciones


y con las eruditas y amenas notas del afamado crítico de arte. En papel
de hilo: 400 pesetas. En papel registro: 200 pesetas.

OTRAS PUBLICACIONES DE LA DIRECCION GENERAL DE RELACIONES CULTURALES:

Niñez y juventud de Felipe II, por José Maria March, S. J. 2 tomos en papel hilo:
200 pesetas. En papel alfa: 150 pesetas.
Monumenta Chartographica Indiana, por Julio F. Guillén. Tomo I (Regiones del Plata
y Magallánica), con 127 láminas en fototipia y colores* 1.000 pesetas.
Isabel de Valois, Reina de España, por Agustín González de Amezúa. 5 volúmenes en
papel de hilo: 700 pesetas. 3 volúmenes en papel alfa: 400 pesetas.
Colombia de norte a sur, por José Pérez de Barradas. 2 tomos en papel alfa:
300 pesetas.
Historia del Museo del Prado, por Mariano de Madrazo. 200 pesetas.
El arte tipográfico en España durante el siglo XV, por Francisco Vindel.
Primer tomo: Cataluña. 250 pesetas. Segundo tomo: Salamanca, Zamora,
Coria y Reino de Galicia. 400 pesetas. Tercer tomo: Valencia, Mallorca y
Murcia. 400 pesetas. Cuarto tomo: Zaragoza. 600 pesetas. Quinto tomo:
Sevilla y Granada. 600 pesetas.
La escala de Mahoma, por José Muñoz Sendino. En papel de hilo: 600 pe­
setas. En papel alfa. 500 pesetas.
MVNDO H I S P A N I C O ^
LA REVISTA DE VEINTITRES PAISES
MEXICO . BUENOS A IR ES - MADRID

; C O N S E J O E D ITO R IA L .* —Presidente: A lfre d o Sá nchez B e lla . —Vocales: J u lio G u illé n , A n to n io Lago C a rb a llo , Ern e sto La O rd e n M ira c le , Marqués
de las M a rism a s, Lu is M. de Feduchi, M . R o d ríg s z de R iv a s. —Director: M anue l Jim é n e z Q u íle z . —Redactor^efe: M. Su á re z-C a so .

NUM. 24 — DEDICADO AL ANO SANTO — MARZO, 1950 — ANO 111 — 15 PTAS


PORTADA: Basílica de San Pedro. SANTOS HISPANICOS EN PIEDRA ROMANA...................................
ORACION DEL AÑO S A N T O ..-................................................................ HUELLAS HISPANICAS EN IT A L IA ....................................................
S. S. EL PA P A ................................................................................................... MOISES, de Miguel Angel...............................................................................
ESCUDO PONTIFICIO........................................................................ . SANTOS Y BEATOS HISPANICOS DEL AÑO SANTO.....................
OFRENDA DEL NUMERO............................................................................
AÑO SANTO, por Mons. E. B eitia ................................................................ JERARQUIA DEL CATOLICISMO HISPANOAMERICANO..........
DOCTRINA GENERAL DEL JUBILEO, por el P. Villoslada, S. I . .. LAS CUATRO COLUMNAS DEL CATOLICISMO ESPAÑOL DE
LA OFRENDA DE SANGRE DEL CATOLICISMO HISPANICO, HOY.............................................................................................................. .
por Santos Beguiristain................................................................................. ESPAÑA, CAMINO DE ROMA...................................................................
ANTOLOGIA DE TEXTOS SOBRE EL CATOLICISMO ESPAÑOL, AUTO SACRAMENTAL DEL AÑO SANTO, por Pedro Calderón
por Santiago Magarlños................................................................................. de la B arca.....................................................................................................
El. AÑO QUE ES DOMINGO, por Eugenio M o n tes............................ ESPAÑA MISIONERA, por el Hno. Manuel Rodrigue*......................

Colaboración artística: P. Sáer, Liébana, Gabriel, Valdlvielso, Lara, J. F.0» Aguirre, Luis, Labra, S. del Arbol y D. del Solar.—Gráfica: Vaiimltjana, Cam­
pó 3 , Santo* Yubero, Pando, Salgado, Portillo, Otto Wunderllch, Contreras, Tous, Klndel y Ciíra Gráfica, de Madrid; Mas, de Barcelona; Torre* Molina, d«
Granada, y Paul M. Pietsch, G. Felici, Foto Pontificia, Alinari, Attualità, Giordani y Spartaco Appetitl, de Roma.

REDACCION V ADMINISTRACION: ALCALA GALIANO, A, MADRID.—DISTRIBUCION: EDICIONES IBEROAMERICANAS (E. I. S, A.). PIZARRO, 17, MADRID

rarasp;
ORACION;
A N O *SA N $

no
MN1POTENTE ,—
Dios! Con toda el alma os damos gracias por el gran b e ­
neficio del A ño S anto . * ¡Oh P adre celestial , que todo lo
VEIS, QUE SONDEÁIS Y DIRIGÍS LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES!
H acedlos sum iso s , en este tiempo de gracia y de salvación ,
A LA VOZ DE VUESTRO HIJO. QUE EL AÑO SANTO SEA PARA
TODOS UN AÑO DE PURIFICACIÓN Y DE SANTIFICACIÓN, DE VIDA
INTERIOR Y DE REPARACIÓN, AÑO DEL GRAN RETORNO Y DEL GRAN
PERDÓN. * DAD A LOS QUE SUFREN PERSECUCIÓN POR LA FE VUES­
TRO ESPÍRITU DE FORTALEZA, PARA UNIRLOS INDISOLUBLEMENTE
con J esucristo y con su I glesia . P roteged , oh S eñor , al
V icario de vuestro H ijo en la tierra , a los O b isp o s , a los
sacerdotes , a los religiosos y a los fie l e s . H aced que todos ,
SACERDOTES Y SEGLARES, NIÑOS, PERSONAS MAYORES Y ANCIANOS,
FORMEN, EN ESTRECHA UNIÓN DE MENTES Y DE CORAZONES, UNA
ROCA INCONMOVIBLE, CONTRA LA CUAL SE ESTRELLE EL FUROR DE
VUESTROS ENEMIGOS. >í* QUE VUESTRA GRACIA ENCIENDA EN TODOS
LOS HOMBRES EL AMOR HACIA TANTOS DESVENTURADOS, A QUIENES
LA POBREZA Y LA MISERIA HAN REDUCIDO A UNA CONDICIÓN DE
VIDA INDIGNA DE SERES HUMANOS. ► £< DESPERTAD EN LAS ALMAS
DE AQUELLOS QUE OS LLAMAN PADRE EL HAMBRE Y LA SED DE LA
JUSTICIA SOCIAL Y DE LA CARIDAD FRATERNA CON OBRAS Y DE VE­
RAS. * ”D a d , S eñor , la paz a nuestros d ía s ”, paz a las almas ,
PAZ A LAS FAMILIAS, PAZ A LA PATRIA, PAZ ENTRE LAS NACIONES.
Q ue el iris de la paz y de la reconciliación cubra , bajo el
ARCO DE SU LUZ SERENA, LA TIERRA SANTIFICADA POR LA VIDA Y
PASIÓN DE VUESTRO DIVINO HIJO. * ¡OH DIOS DE TODA CON­
SOLACIÓN! G rande es nuestra m iseria , graves son nuestras
CULPAS, INNUMERABLES NUESTRAS NECESIDADES, PERO MAYOR AÚN
ES NUESTRA CONFIANZA EN VOS. CONSCIENTES DE NUESTRA INDIG­
NIDAD, PONEMOS FILIALMENTE NUESTRA SUERTE EN VUESTRAS MA­
NOS, UNIENDO NUESTRAS POBRES ORACIONES A LA INTERCESIÓN Y
MÉRITOS DE LA GLORIOSÍSIMA VIRGEN MARÍA Y DE TODOS LOS SAN­
TOS. Conceded a los enfermos la conformidad y la sa l u d ;
A LOS JÓVENES, LA FUERZA DE LA FE; A LAS JÓVENES, LA PUREZA;
A LOS PADRES, LA PROSPERIDAD Y LA SANTIDAD DE LA FAMILIA;
A LAS MADRES, LA EFICACIA DE SU MISIÓN EDUCADORA; A LOS
HUÉRFANOS, LA TUTELA AFECTUOSA; A LOS PRÓFUGOS Y PRISIONEROS,
LA PATRIA, Y A TODOS, VUESTRA GRACIA, EN PREPARACIÓN Y EN
PRENDA DE LA ETERNA FELICIDAD DEL CIELO. ASÍ SEA.

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MVNDO
HISPANICO
L poner este número a los pies de Su Santidad el Papa
A Pío XII, MVNDO HISPANICO sirve la suprema
actualidad espiritüal de veintitrés países, que en la lengua
de España profesan la fe de Cristo y rinden a su Iglesia
fidelidad unánime.
Relumbra en estas páginas la grandeza de Roma cristia­
na, la fuerza de sus creaciones eternas y la eficacia concilia­ \

dora de la Ley promulgada universalmente desde la Silla


de San Pedro. Y, también, su diversidad infinita. Quien
entienda la misión de periodismo como un anhelo profundo
y serio de hallar la unidad perdurable en la varia multitud
de las cosas que pasan, comprenderá que en este afán de
MVNDO HISPANICO por dar la síntesis del universo
católico, está hoy la clave de la verdadera ansiedad no sólo
de los pueblos hispánicos sino del mundo entero.
En uno de los pontificados más abruptos y gloriosos de
la Historia, la Iglesia Católica vuelve a ser cada día el tema
universal palpitante. Asombra la noble hermosura de su
imagen, la vivacidad impetuosa de su crecimiento entre el
dolor de las abominaciones que marcan con sangre a
nuestra época. Pero consuela infinitamente su impasibilidad
de piedra viva, su don profético de estar y enseñar a estar
seguros con los ojos puestos en el Cielo.
MVNDO HISPANICO se postra ante el Sumo Pontí­
fice en el Año Santo de 1950 con estas páginas, que
pretenden ser noticia, compendio y oración.
MONS. EUGENIO BEITIA ALDAZABAL
(AUDITOR DE LA ROTA ESPAÑOLA)

L añ o 1950, p o r disposición b en ig n a del P ad re solem nem ente cad a año cen ten ario de la N a tiv id a d del

E S an to , es ” año ju b ila r”, es decir, año de p e n ite n ­


cia, año de rep aració n , año de ab u n d an cia de g ra­
cias so b ren atu rales. Lo a g u a rd ab a el m u n d o con v erd ad e­
S alvador, haciendo el P a p a que reinase gran indulgencia,
B onifacio V I I I , entonces Sum o P o n tífice, en el año y a
dicho y en rev eren cia al nacim ien to de C risto, hizo sum a
y gran indulgencia, disponiendo que cu alq u iera fiel ro ­
r a ansia, p orque en m edio de la u n iv ersal c atástro fe que
h a re p resen tad o la gu erra, el ”A ño S a n to ” es u n a in v ita ­ m ano que visitase d e n tro de aq u el año, p o r tre in ta días,
ción a la paz y a la concordia con D ios y con los hom bres, las iglesias de los S antos A póstoles San P ed ro y San
a la superación de los odios e n tre los pueblos y a la genero­ P ab lo , y p o r quince días los dem ás fieles que no fueren
sa em presa de p ro c u ra r la p ro sp erid ad y el progreso p ara rom anos, h ab ien d o confesado sus pecados, to d o s ellos
cuan to s sab en que ” del cielo desciende to d o don p erfecto ” . ganasen pleno y en tero p erd ó n en cu a n to a la cu lpa y
en cu an to a la pen a. Y p a ra consuelo de los c ristia n o s
peregrinos, to d o s los viernes y días de fie sta se m o stra ­
E N LA V IE J A L E Y
b a n en San P ed ro reliq u ias de la P asión, p o r lo cual gran
E l añ o ju b ila r tien e h o n d a tra d ic ió n en la h isto ria p a rte de los cristian o s que entonces v iv ían em p ren d ie­
religiosa del m undo. Y a en el A ntiguo T estam en to se ro n la a lu d id a p eregrinación desde diversos y lejanos
h a b ía n señalado de u n a m a n e ra co n creta "añ o s ju b ila ­ países y de las cercanías de R om a.
res” . E l lib ro del L evítico (25, 8) señala el precep to p o r el C om enzaron, pues, los años ju b ila re s, p o r disposición
cual los isra e lita s c o n ta b a n "sem an as de añ o s” , con del P a p a B onifacio V I I I , en el siglo X IV . A quel año
siete años sab ático s, al té rm in o de los cuales consagraban de 1300, en el d ía de la fie s ta de la C áted ra de San P ed ro ,
al Señor de m a n e ra especial el año quincuagésim o, a b ste ­ se leyó, desde el am bón de la B asílica V a tican a, an te
niéndose de d eterm in ad o s tra b a jo s agrícolas, a lim e n tá n ­ u n a inm ensa y conm ovida m u ltitu d , la b u la que con­
dose de los fru to s espontáneos de los cam pos, recogién­ cedía este perd ó n general, y que después de leíd a se co­
dolos a d iario sin alm acenarlos, como en los años o rd i­ locó sobre el a lta r del P rín cip e de los A póstoles.
n arios. P o r o tra p a rte , el año ju b ila r p rev eía u n a v u e lta
p eriódica de las p ersonas y de las cosas a su estad o p ri­ CADA C U A RTO D E SIG LO
m itiv o , de ta l su erte, que ni la in digencia ni la esclavitud
p udiesen ser el d estin o d e fin itiv o de n in g ú n israelita. N o es fácil d e te rm in a r si la gracia del Ju b ile o , conce­
P o r fin , el año ju b ila r, con el ferv o r de sus prescripcio­ d id a p o r el P a p a B onifacio V I I I , fué cosa to ta lm e n te
nes religiosas, era año de confianza en la p ro videncia d i­ n u ev a en la Iglesia. A ún p e rd u ra b a el vago recuerdo de
v in a , y solía com enzar con el g ran d ía de la expiación. los "añ o s seculares” de la a n tig u a U rbe, que p u d iero n
Se a n u n c ia b a a to d o el p ueblo de m a n e ra solem ne, por relacionarse con los del Ju b ile o . Sin em bargo, puede in i­
m edio d el ”y o b el” in stru m e n to m úsico, que se h acía re­ ciarse la h isto ria de los "A ños S an to s” a p a r tir de esta
so n ar en to d o el país. concesión del P a p a G aetan i, po rq u e fué él, al m enos,
quien in stitu y ó la in d u lg en cia ju b ila r con la p eriodicidad
de los cien años. C lem ente V I red u jo estos períodos a
D E S D E LA E D A D M E D IA
cin cu en ta años, el P a p a U rb an o V I quiso celebrarlos
E l C ristianism o, que h a conservado ta n ta s cosas de la cad a tre in ta y tre s años y P au lo I I los fijó en cada cu arto
a n tig u a L ey, acom odándolas y su b lim án d o las p a ra sus de siglo. E n lo que se refiere a la v isita de las basílicas,
fieles, hizo q u e el año ju b ila r se p e rp e tu a ra . L a crónica bien p ro n to se a ñ ad iero n a las dos p rim itiv a s de San
de J u a n V illani n a rra el com ienzo de la celebración de los P ed ro y de San P ab lo las de S an J u a n de L e trá n y S a n ta
ju b ileo s cristian o s: en el año de C risto 1300— dice— , M aría la M ayor. D e esta su erte, quedó d e te rm in a d a la
com o q u iera q u e m uchos dijesen que se debía celebrar v is ita a las c u a tro grandes basílicas p atriarcales.

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LA P U E R T A SANTA dem os resu m ir el e sp íritu propio del A ño S anto en estas
tre s fórm ulas: el A ño S anto es p a ra los fieles año de ex ­
Com ienza solem nem ente cad a A ño S anto con la a p e r­ piación y penitencia; el Año S anto debe ser signo de fid e ­
tu ra de la P u e rta S a n ta , que se cierra al term in arse el lid ad y adhesión a la Iglesia; el A ño S anto es por p a rte de
Ju b ileo . U n cro n ista de Y iterbo nos d a c u en ta de que la P ro v id en cia año de singulares gracias. Con razón se
M artín Y abrió la p u e rta de San J u a n de L e trá n en el le llam a año " ju b ila r” , o sea el año de la alegría, y a que
Ju b ile o de 1423, sin que sea posible d eterm in ar si el cro ­ la sa n tid a d y la alegría tien en ta n estrech a relación en­
n ista se refiere p recisam en te a la que ho y se llam a P u e rta tre sí como la ju stic ia y la paz.
S a n ta . L udovico P a s to r cree que esta cerem onia se cele­
bró y a en el p rim e r Ju b ile o del año 1300. O tros opinan
IN D U L G E N C IA P L E N A R IA
que fué A lejan d ro V I quien en la N av id ad de 1499 fra n ­
queó, p o r vez p rim era con p a rtic u la r cerem onial, la L a indulgencia del jubileo es u n a indulgencia "plena-
p u e rta ta p ia d a , h o y lla m a d a " S a n ta ”, que sim boliza el ria ” , lo cual quiere decir que, según la inten ció n del so­
año ju b ila r. P o r lo m enos, en la h isto ria de los Años b eran o P o n tífice, está d estin ad a a re m itir to d a la pena
S antos m erece consignarse ese Ju b ileo del que d a ta el tem p o ral debida por los pecados. E s ta indulgencia del
cerem onial que aú n p erd u ra. ubileo, de suyo, no se diferencia su stan cialm en te de las
dem ás indulgencias p lenarias ta n frecu en tem en te conce­
didas por la Iglesia. P ero la m ism a solem nidad ex terio r
V E IN T IC IN C O JU B IL E O S
que la acom paña, los requisitos necesarios, el em peño
Los años ju b ila re s se h a n celebrado con alguna irre g u ­ que se pone en cum plirlos y el am b ien te com ún de fer­
larid ad , y a que acontecim ientos políticos y revoluciones v o r de to d o el pueblo cristian o en el año ju b ila r, hacen
sociales h a n im p ed id o m ás de u n a vez su norm al celebra­ que sea m ay o r la seguridad de g anarla.
ción. A sí, el P a p a P ío V II no p u d o celebrar el año ju b i­
lar de 1800, y P ío IX , au n cu ando concedió la in d u lg en ­ PR O M U L G A C IO N D E L AÑO SANTO
cia p len aria del ju b ile o , no abrió la P u e rta S a n ta ni el E l día 26 de m ayo de 1949 se leyó en el a trio de la B a­
año 1850 n i el año 1875, au n cu ando este ú ltim o jub ileo sílica de San P edro la B ula que pro m u lg ab a el A ño S anto.
suele co n tarse con el nú m ero 21 en tre los ju bileos p ro ­ E n ella el P a p a , apelando a to d a su a u to rid a d p o n tificia,
p iam en te dichos. León X I I I celebró el jub ileo de p rin c i­ d e te rm in a b a que se celebrase u n g ran ju b ileo universal
pio de n u e stro siglo, y P ío X I, y a en nuestro s días, cele­ en R om a, que com enzaba desde el día de la N ativ id ad
bró el ju b ileo o rd in ario de c u a rto de siglo, el año 1925, de N u estro Señor Je su c risto , del año 1949 p a ra te rm in a r
y uno e x tra o rd in a rio , el del X I X cen ten ario de la R e­ en la N avidad de 1950.
dención, fija d o p a ra el año 1933. Los histo riad o res cuen­ ”A to dos los fieles— dice su te x to — que d u ra n te este
ta n h a s ta el año 1933 el n ú m ero de 24 ju b ileo s. D e esta año de expiación, d eb idam ente reconciliados p o r el Sa­
su erte, el a c tu a l del año 1950 ocupa el 25 lugar. cram en to de la P en iten cia, y hab ien d o recibido la sa­
g rad a Com unión, v isitaren piad o sam en te por u n a sola
S A N T IF IC A C IO N D E LAS ALMAS vez en el m ism o día, o en días diversos, y g u ard an d o el
orden que quisieren, las basílicas de San J u a n de L e trá n ,
E l so brenom bre de " s a n to ” que se ap lica al año ju b i­ la V atican a de San P ed ro , la de San P ab lo en la Vía
la r, nos e stá diciendo lo que p rin cip alm en te se p reten d e O stiense y la de S an ta M aría la M ayor en el E squilm o,
con su celebración, a sab er, la san tificació n de las alm as. rezando en cada basílica tres veces el P a d re n u e stro , el
E s ta a lta fin a lid a d del A ño S an to concuerda m u y bien Ave M aría y el G loria P a tri, y adem ás otro P ad ren u estro ,
con el p ro g ram a fu n d a m e n ta l de la Iglesia, contenido en Ave M aría y G loria p o r N u estras intenciones y el Clero,
el discurso que pron u n ció el A póstol San P ed ro , según e- concedem os e im p artim o s m isericordiosam ente del Señor
te x to de los "A cto s de los A póstoles” (2, 38). "H aced pe­ indulgencia plen aria y el perd ó n de to d a la p en a que de­
n iten cia—les d ijo —y b au tícese cada uno de vosotros en b a n p a g a r p o r sus pecados.”
nom bre de Je su c risto p a ra la rem isión de los pecados y
recibiréis el don del E sp íritu S a n to .” Los b au tizad o s se TO D O S LOS F IE L E S , A ROMA
acercan a R om a p a ra h acer p en iten cia y recibir el don
del E s p íritu S anto. Al m ism o tiem p o que p u b licab a el P a d re S anto la gra­
cia e x tra o rd in a ria del Ju b ileo , lan zab a u n llam am iento
a p re m ia n te a todos los fieles cristianos del m undo p ara
LAS N E C E S ID A D E S D E LA IG L E S IA
que, en el m ay o r núm ero posible, se acercaran d u ra n te
P ero adem ás del p rovecho in d iv id u al de los peregrinos, este año a la C iudad E te rn a . "N o m e q u ed a— decía—
suelen encom endarse a las oraciones de los fieles las in ­ m ás que in v ita ro s a que vengáis a R om a d u ra n te el Año
tenciones especiales de los R o m anos P o n tífices, que re s­ del perdón. Decim os a R om a, que p a ra los fieles de to d as
pon d en a las necesidades de la Iglesia católica, difu n d id a las naciones es como u n a segunda p a tria , donde puede
p o r el m u n d o en tero . Son éstas la paz y concordia sobre v en erarse el lu g ar en el cual el P rín cip e de los A póstoles
el m u n d o , la u n id a d je rá rq u ic a y sa cram en tal e n tre t o ­ fué sep u ltad o después de su m a rtirio , donde pueden con­
dos los que creen en C risto y la difusión del m ensaje tem p larse los sepulcros de los m á rtire s, las basílicas m ás
evangélico h a s ta los ú ltim o s confines de la tie rra . D e esta célebres y los m onum entos de la fe de n u estro s a n te p a ­
su erte, el A ño S an to viene a ser u n m edio espléndido p a ra sados y de su an tig u a piedad; donde, fin alm en te, se puede
a v iv a r n u e s tra devoción a la S a n ta Iglesia R o m an a y v e r al P ad re Com ún, que, con los brazos ab ierto s, os es­
n u e stra ad hesión al Suprem o P o n tificad o . P o r ello po­ p era lleno de cariño.
^C iertam en te sabem os quo lo» viajes no serán p a ra que la Iglesia ab re d u ra n te el período ju b ila r. T odas las
to d o s fácilm en te realizables, p rin cip alm en te p a ra quie» basílicas p a tria rc ale s tien en la suya. E l Sum o P o ntífice
nes son p obres o v iv en en tie rra s rem o tas; pero si cuando en persona abrió, con el cerem onial aco stu m b rad o , la
se t r a t a de las necesidades de este m u ndo, m uchas veces P u e rta S a n ta de la B asílica de S an P ed ro , m ien tras otros
se lu ch a con ta n to em peño, que se consiguen su p e ra r to ­ C ardenales, ex p resam en te delegados p a ra ello, como "L e ­
d as las d ific u lta d e s, ¿p o r qué no hem os de esp erar que gados a la te re ” , ab riero n con cerem onial sem ejan te las
v en g an g ran d es m u ltitu d e s a esta C iudad E te rn a p a ra p u e rta s de las B asílicas P a tria rc a le s de S an J u a n de Le-
im p e tra r las gracias celestiales sin deten erse a n te sacri­ trá n , San P ab lo e x tra m u ro s y S a n ta M aría la M ayor.
ficios y sin a su starse a n te las incom odidades? E s ta ú ltim a , v in cu lad a especialm ente a la h isto ria de
E sp a ñ a , se abrió con u n m a rtillo fo rjad o en n u e stra P a ­
NO E S T U R IS M O tria . A golpes de p la ta española, com enzó el Ju b ile o de
S a n ta M aría la M ayor.
»H em os de p e n sa r ta m b ié n que estas peregrinaciones L a P u e rta S a n ta recu erd a aq u ella de la que ta n ta s v e­
no deben realizarse con la m ism a m e n ta lid a d con que ces y en ta n ta s ocasiones h a b la n los p ro fetas. "A b rid la
se hacen los v iajes de p u ro placer, sino con aquel e sp íritu p u e rta — dice el cerem onial— y e n tre p o r ella la ra z a de
de p ie d a d que en tiem p o s pasados an im ab a a los fieles los ju s to s ” . Je su c risto m ism o quiso ap ropiarse este sim ­
de to d a s clases y de to d o s los pueblos a su p erar d ific u l­ bolism o de la p u e rta cuando decía: " E n v e rd a d os digo
ta d e s de to d a especie y v e n ir a R om a p a ra la v a r sus p e ­ que yo soy la p u e rta de las ovejas. Y o soy la p u e rta , el
cados con las lág rim as de la p en iten cia, p idiendo a Dios que p o r m í e n tra re se sa lv a rá , y e n tra rá y sald rá y h a ­
el p erd ó n y la paz. D e sp e rta d , p ues, a la fe tra d ic io n a l, llará p a sto s” (San J u a n , 10, 7),
con in te n so a rd o r de c a rid a d . De e sta su e rte , el gran
ju b ileo p ro c u ra rá fru to s u b érrim os de salvación a cada
u no de los cristian o s y a to d a la sociedad.” C R IS T O , P IE D R A A N G U L A R
C uando el A ño S an to se te rm in e , se c e rra rá de nuevo
TO D O S P E R E G R IN O S esta P u e rta y se c o n stru irá u n m u ro que la p ro te ja . Las
D esea la S a n ta Sede que el pueblo cristian o acu d a a pied ras que se em pleen en la co n strucción de este m uro
R om a, a la C iudad E te rn a , a v e n e ra r p erso n alm en te las reco rd arán que es C risto la p ied ra a n g u lar y cabeza in ­
tu m b a s de los A póstoles y a p re sta r hom en aje de ren d id a visible, por lo cual m isterio sam en te llev a el nom bre de
sum isión a la a u to rid a d p o n tificia. P o r ello, tra d ic io n a l­ P ed ro o Cefas, que significa p ied ra, y a que sobre él fué
m en te, se p u b lican com o com plem ento de la solem ne ed ificad a la Iglesia.
B u la de ind icció n del A ño S a n to , las "C onstituciones Los m ateriales de la P u e rta S a n ta que se em plean en
A postólicas” que se refieren a la suspensión de in d u lg en ­ las cerem onias alu d id as fu ero n siem pre considerados por
cias y fa c u lta d e s concedidas fu era de la C iudad E te rn a los peregrinos como d ev o tas reliq u ias que rep resen tan su
y a la concesión de fa cu ltad es e x tra o rd in a rias a los p e ­ fiel adhesión a la Iglesia.
n iten ciario s y confesores, d e n tro de la C iudad E te rn a .
P ero to d o s p u ed en "ser p ereg rin o s” , los que v a n a A P E R T U R A SO L E M N E
R om a y los que no p u ed en llegar a la C iudad E te rn a .
H e aq u í las p a la b ra s p o n tificias: "P u b licad o y a el m á ­ E n la m a ñ a n a de la V igilia de la N a tiv id a d , el Sum o
xim o y general Ju b ile o , del cual p o d rán p a rtic ip a r to d o s P o n tífice, acom pañado de su noble a n te c á m ara , reves­
los que co n c u rra n a e sta alm a ciu d ad , n u e stro ánim o tid o de o rn am en to s blancos, después de h a b e r incensado
p a te rn a l se in clin a h acia aquellos que, em b arazad o s con en la C apilla S ix tin a al S antísim o S acram en to , y lle­
grave im p ed im en to , no e stá n en condiciones de em p ren ­ v an d o en su m an o la vela g u arn ecid a con u n p añ o blanco
der la pereg rin ació n ro m a n a . E n ta l c u e n ta se in clu y en y oro, descendió p o r la E scala R egia y en tró en el atrio
no sólo los que p ra c tic a n d e n tro de los m uros clau strales de la b asílica, esp lén d id am en te ad o rn ad o de dam ascos,
a n a v id a d ed icad a a la contem plación, sino ta m b ié n los candelabros y flores.
que, p o r lo av an zad o de la ed ad , o p o r u n estad o v a le tu Poco después, con u n blanco grem ial, m itra en su ca­
dinario , no p u ed en a g u a n ta r las incom odidades del viaje; beza* b ajó solem nem ente de su T ro n o , en treg ó la vela al
los qu e, d eten id o s en el d estierro, en la c a u tiv id a d , en C ardenal p ro to d iáco n o y recibió de m anos del Cardenal
las cárceles o p o r cu alq u ier o tra causa, no gozan de la p en iten ciario m ay o r el m artillo de oro, con m ango de
lib e rta d de a cu d ir a la C iudad S an ta, y, p o r fin , los que m a rfil, con el cual hirió u n a vez el m u ro , que cerrab a la
se e n c u e n tra n en ta n a p u ra d a situación que no son c a p a ­ P u e rta S a n ta , diciendo: "A b ran sem e las p u e rta s de la
ces de su fra g a r los desem bolsos in d isp ensables.” ju s tic ia ” (Salm o 117, 19). V olvió de nuevo a golpear el
T odos estos son peregrinos de excepción. E l S an to P a ­ m uro con las p a la b ra s: " E n tra ré en tu casa, S eñor”
d re les h a d isp en sad o de la v isita a la C iudad E te rn a . E n (Salm o 5, 8). Y , por fin , rep itien d o im p e ra tiv a m e n te por
cam bio, q u e d a n obligados a realizar las obras que su te rc e ra vez el m ism o a d e m á n , ordenó: "A bransenos las
P relad o O rd in ario de lu g a r les in d icare p o r sí m ism o o p u e rta s porque D ios está con n o so tro s” (J u d it, 13, 13).
p o r m edio de p ru d e n te s confesores, a te n d id a s las circu n s­ T odo el te x to del cerem onial e stá lleno de alusiones
ta n c ia s de e sta s personas im p edidas. bíblicas, a las que resp onden los can to res pontificios. Al
te rc e r golpe, el m u ro , p re p a ra d o y a p a ra el caso p o r los
"sam p ie trin i” , cayó sobre u n a p eq u eñ a c a rre ta y se le
SIM B O LISM O D E LA P U E R T A SANTA
tra n sp o rtó fu era del recin to . E n to n ces, el P a p a , subiendo
La a p e rtu ra de la P u e rta S a n ta sim boliza la a p e rtu ra al T rono, recitó las p legarias de ritu a l, m ien tras los p en i­
de las fu e n te s copiosas del p erdón y de la m isericordia ten ciario s se d ed icab an a la v a r con esponjas y ag u a b e n ­
d ita el u m b ra l y los quicios de la p u e rta y los can tares LA C A P IL L A P O N T IF IC IA
re p e tía n el h im no sagrado: ” C ante a Dios to d a la tie r r a ”
E l p ro g ram a del A ño S anto in cluye grandes solem ni­
(Sal. 65).
Poco después, b a ja n d o del tro n o y to m a n d o en sus dades de b eatificaciones y canonizaciones, en las cuales
m anos la cruz, se arrodilló en el u m b ra l de la p u e rta y p u ed en los peregrinos ap reciar to d o el solem nísim o cere­
la tra sp u so solem nem ente, siguiéndole los C ardenales y m o n ial de la litu rg ia católica. N ad a b a y com parable al
la C orte P o n tific ia . L a m u ltitu d , tra s él, llenó e n te ra ­ paso, p o r el cen tro de la B asílica, del C ortejo p a p a l,
m en te la b asílica, hacién d o le o b jeto de su hom en aje y cuando Su S a n tin a d asiste u oficia en las grandes solem ­
n idades. J u n to a él está lo que se lla m a ”la C apella P o n ­
adhesión.
tific ia ” , co m puesta de aquellos eclesiásticos que p a r ­
tic ip a n en las sagradas cerem onias pap ales con h á ­
SU G E R IM O S P A R A LA V IS IT A b ito s litúrgicos o con las v e stid u ra s p ro p ias de su grado
Los docu m en to s p o n tific io s apenas se ocupan en d e ­ y oficio.
ta lla r la fo rm a de re a liz a r las v isitas a las basílicas p a ­ E l protocolo ro m an o tien e sus leyes de precedencia,
tria rc a les . P ero la tra d ic ió n h a hecho y a u n ”estilo ” , que que se rigen p o r las n orm as generales del Código de D e­
tra e h a s ta n o so tro s el e s p íritu de p ied ad que an im ab a a recho Canónico, las p articu lares de la Casa P o n tific ia y las
legítim as costum bres. E n to d o cortejo p o n tificio sera el
aquellos fieles p eregrinos p a ra los cuales la v isita a la
C iudad E te rn a e ra el aco n tecim ien to m ás g ran d e de to d a P a p a la fig u ra cen tral; después de él, y por orden de p re­
ferencia, se pu ed en señ alar o tras personas colegiales o
su v id a .
E l g ran obelisco de la p laza de San P e d ro pued e ser el físicas. E l Sacro Colegio de los em inentísim os señores
lu g a r de reu n ió n de to d o s los peregrinos que h a g a n co­ C ardenales, el Colegio de los P a tria rc a s, A rzobispos y
le c tiv a m e n te las v isita s ju b ila res. D ispuestos procesio­ O bispos asisten tes al Solio P o n tificio , el V icecam arlengo
n a lm e n te , p u ed e com enzarse p o r el can to de las le ta n ía s de la S a n ta Iglesia R o m an a, los P rín cip es asisten tes al
Solio, el A u d ito r G eneral de la C ám ara A postólica, el T e ­
de los san to s, dirigiéndose, en d ev o to co rtejo, h acia el
sorero de la m ism a, el M ayordom o de Su S a n tid a d , el
a trio de San P ed ro . A l e n tra r p o r la cancela c e n tra l h a ­
M inistro V atican o del In te rio r, los Asesores y S ecreta­
b ría de reco rd arse el bellísim o him no que c a n ta a ”la
rios de las S agradas C ongregaciones, el S ecretario del
señ o ra del orbe, la m ás ex celente de to d a s las ciudades,
S uprem o T rib u n a l de la S ig n a tu ra , el D ecano de la S a­
en ro jecid a p o r la sangre de los m á rtire s” , salu d an d o des­
g rad a R o ta R o m an a, el s u s titu to de la S ecretaría de E s­
pués a ” S an P ed ro el m ás poderoso clavero de los cielos,
ta d o , los P relados no asisten tes al Solio P o n tificio , Pro-
propicio a oír las peticiones de los o ran tes, que se se n ta ra
to n o ta rio s A postólicos, C om endador del S an to E sp íritu ,
com o á rb itro de las doce trib u s de Isra e l y sa b rá ju z g a r
R egente de la C ancillería P o n tificia, A bades y S uperio­
s u a v e y m isericordiosam ente a aquellos que se dirigen
res G enerales de los C anónigos R egulares y de las O rdenes
a h o ra a él con sus p leg arias” .
M onásticas, de las O rdenes M endicantes, M agistrados,
A l te rm in a r este saludo h a de p ararse la procesión a n te
P relad o s inferiores, A bogados consistoriales, C apellanes
la P u e r ta S a n ta , en la q u e u n sacerd o te p u ed e re c ita r
de Su S a n tid a d , P ro cu rad o res de diversos órdenes y otros
e sta pleg aria: ” D ios, que h iciste a los h ijo s de Isra e l el
com ponentes de la fam ilia p o n tificia. A dem ás se enum e­
benigno regalo de la in d u lg en cia ju b ila r, concédenos la
ra n los M inistros asisten tes a las sagradas funciones y
p e rfe c ta rem isión de n u e stra s culpas, a fin de que los que
a h o ra a tra v e sa m o s e sta p u e rta m erezcam os lleg ar feliz­ o tro s servidores de las m ism as.
L a referencia, p a ra no re s u lta r en fadosa, h a sido deli­
m e n te a la p a tr ia celestial.
b e ra d a m e n te a b rev iad a. P ero bien se com prende cómo
L a n a v e c e n tra l, am p lísim a, acogerá a los peregrinos
el o rd enado paso del cortejo po n tificio re p re se n ta la so­
que la a tra v ie se n c a n ta n d o las alab an zas a la S an tísim a
lem n id ad m ás m ag n ífica que puede im aginarse. C ada
T rin id a d , y tr a s u n a b rev e ad o ración al S an tísim o S acra­
uno de estos grupos desfila con su h á b ito propio. Su v a ­
m en to , irá n llegando al A lta r de la Confesión, p a ra reci­
riad ísim a policrom ía es dig n a de la esplendidez im p o n ­
t a r la oración del A ño S an to y las pleg arias señ alad as p o r
el Sum o P o n tífice, ren o v a n d o su fid elid ad a la Iglesia y d erab le de las naves v a tic a n a s.
su in ten ció n de o ra r según la m en te de Su S a n tid a d .
N inguno de los fieles sa ld rá de la basílica sin h a b e r in ­ LA SA N TA IG L E S IA JE R A R Q U IC A
v ocado a N u e stra S eñora c a n ta n d o la Salve, la pleg aria
que n u e stro sa n to español P ed ro de M ezonzo dirigió por E l peregrino del A ño S an to e n tra rá en R om a p a ra co­
vez p rim e ra a N u e stra S eñora la V irgen M aría, reco­ nocer m ejor a la S a n ta M adre Iglesia y sald rá de la Ciu­
giendo los m ás ín tim o s sen tim ien to s del alm a h u m an a. d ad E te rn a p u rificad o en su e sp íritu y con el deseo de
E l c a n to del Credo y la en to n ació n del him no triu n fa l a em p lear el resto de su v id a en a m arla y serv irla, d ifu n ­
"C risto v en ced o r” a firm a rá n en to dos los peregrinos los diendo el m ensaje de Je su c risto , que es m ensaje u n iv e r­
sen tim ien to s de devoción y fid elid ad a la Iglesia. sal. Los peregrinos españoles sentirem os allí las im p ere­
Son c u a tro las b asílicas que deben ser v isita d a s. La cederas p a la b ra s de n u e stro O bispo barcelonés San P a-
v isita de to d a s ellas p u ed e acom odarse a este p ro g ram a ciano, dirigidas a Sem pronio en v icto rio sa polém ica: ” Mi
que sugerim os; p ero ca d a u n a p u d ie ra p ro d u cir en los n o m b re— decía él y direm os no so tro s— es el de cristiano
p eregrinos u n fru to p ecu liar. E n la B asílica de S an P edro y Tni apellido el de católico. A quél m e d a el ser; este m e
p e d iría n los o ran tes el a u m en to de la fe. E n la de San P a ­ p ro p ag a. Con aq u él se m e reconoce; con éste se m e se­
blo, ”la esp eran za c o n tra to d a esp eran za” . E n la de San ñ a la ” . N o so tro s vivirem os en R o m a u n a vez m ás el des­
J u a n , la c a rid a d y am o r a Je su c risto . Y en la de S a n ta Ma­ tin o de E sp a ñ a , que fué serv ir a la cato licid ad y p ro p a g a r
ría , u n a m a y o r devoción, tie rn a y filial a N u e stra Señora. el E vangelio.
EL GRAN PERDON Ï<í5>0
OMO todos lo sjío s van al mar, todos los caminos—de la tierra, del mar y del El cronista Guillermo Ventura de Asti calcula' que en Ta peqûenafciudad que era entonces

C aire—conducen a Roma. Y también los caminos del espíritu.

Todos los hombres somos romeros'. Y todos los pueblas. Todo el que sale
Roma llegaron a entrar en aquel año dos millones de peregrinos. Aun suponiendo exage­
rada la cifra, ya podemos imaginarnos laÿ incomodidades del alojamiento y de la alimen­
tación. Bien es verdad;que las cofradías y hermandades de caridad hacían milagros. Juan
de la barbarie para ir hacia la civilización y cultura se dirjge hacia Roma. Todo el
que intenta salir del error en busca de la verdad está caminando hacia R o m a ..^ ^ ; í :yillani, otro testi|o coetáneo, se excede 'en ..pÓnderáciones del número infinito de ios
peregrino de lo Absoluto va dando pasos—consciente o inconscientemente—hacia la que- hormigueaban
’-------------------------------------------------------------
constantemente en las angostas ---------------
calles y-----------«
— «*—
en amplias J- ,-de la
basílicas
Ciudad Eterna. Y la Historia eclesiástica nos demuestra con infinidad de casos con­ ciudad. En la literatura española tenemos las más antiguas indicaciones acerca del Año
cretos que a Roma han ido los peregrinos de la Fe, los peregrinos de la Santidad, los Jubilar de 1300, en el prólogo de la Historia del caballero de Dios que había -por nombre
peregrinos de la Belleza, los peregrinos del Imperio y de la Política; finalmente, fes Cifar, nuestro primer libro de caballerías, ya que se remonta a los principios del si­
peregrinos del Amor desde los tiempos legendarios de aquella noble ÿ enamorada glo XIV, y acaso fué escrito por Ferranz Martínez, presente en Roma durante el Jubileo.
pareja cervantina, Persiles y Segismunda. % Asomados apenas, desde la cima del monte Mario, sobre el panorama romano,
A Roma van1también los peregrinos que anhelan la indulgencia y el perdón de los romeros besaban la tierra y, arrebatados de entusiasmo religioso, gritaban:"¡R
Dios. Y en los Años Jubilares, en los Años Santos—que son los deí Gran Perdói}—, ¡Roma!" y entonaban el Oh Roma nobilis, himno'del siglo IXf cuya música medieval
no ya individuos sueltos, sino multitudes en masa confluyen; torrencialmente a la ha sido recientemente descubierta por nuestro Compatriota Mons. Higinio Anglés,
Ciudad de las siete colinas. % presidente del Instituto de Música Sagrada.
Fué el 1300 el " primer año santo de que se tiene noticia cierta. Pontificaba en Traduzco la primera estrofa:
Roma el gran Bonifacio VIII, el último Papa medieval, el que vió en Anagni derrum-
barse el ideal de la Cristiandad hermanada bajo la autoridad paternal y pastoral del ¡Oh Roma noble, Emperatriz ¿ 4 mundo,
Vicario de Cristo, ideal que a veces ha sido inexactamente denominado "teocrático" la más insigne de las urbes todas,
nalism laico de Felipe el Hermoso, nieto de
y que sucumbió bajo los golpes del nacionalismo de sangre martirial bermejeante,
San Luis de Francia.
W
Se aproximaba la Navidad de 1299. E ® j ^ f e diciembre se empezaba a contar
de azucenas de vírgenes nevada! i
¡Vaya por siempre a ti nuestro saludo!
el nuevo año. Muchedumbres abigarradas, movidas de un fervor espontáneo, corrían ¡Te bendecimos! ¡Salve, eternamente!
de los campos y de las ciudades, aglomerándose eri' torno del sepulcro d llgan Pedro,
en el Vaticano. Rebosaba la Basílica de tal forrngjvjíue el primer díá del año no fué
posible cerrar las puertas. Y casi otro tanto sucedió en los díás sucesivos. Maravillado Uno dé los peregrinos de aquel primer Jubileo parece probable que fué Dante, que
Bonifacio VIII de aquel fervor multitudináíRRe'imprevisto; interrogó la causa. Res- se hallaba "en la mitad del camino de su vida" ÿ había dé peregrinar en el caballo de
pondiéronle que esto acaecía cada cien años, .3^ que ¿fa una antiquísima costumbre su fantasía hasta la Roma Eternáy.Celestial, pasando por el infierno y el purgatorio,
tradicional el venir a Roma en los comienzos de cada siglo para celebrar el Jubileo Tampoco consta con certeza de los dos grandes pintores Cimabué y Giotto. Alguien
y ganar una plenísima indulgencia. Encargó el Pontífice una investigación efelosphrcHi- ha notado que con este primer Año Santo coincide una espléndida primavera del nuevo
vos de la Curia, mas no se halló ningún documento fehaciente. Con todo, determinó arte italiano: Dante, el divino poeta; Giotto, el sumo pintor; Andrés Pisano, el escultor
proclamar el Jubileo con la indulgencia plenaria. Hubo un viejo de ciento siete años florentino; Villani, el cronista, etc. También puedél decirse que aquella explosión
de edad que testificó haber venido él—niño de siete años—con su padre, y prometido de fe y de penitencia señaló en toda Europa, no una primavera de rejuvenecimiento
volver a los cien años, si Dios le conservaba la vida. Ahora-cumplía la promesa. Otros religioso—se entraba entonces en el Otoño medieval—, pero sí un momento crítico
dos viejos de más de cien año!, de la diócesis de Beauvais, en Francia, afirmaron haber de exaltación espiritual y mística, una especie de confesión general de Europa pecadora,
oído a sus padres que en Roma se ganaba indulgencia plenaria los años centenarios. que la disponía para atravesar la tempestuosa oscuridad de los siglos XIV y XV.
Es de advertir que el ganar una indulgencia plenaria eraòèntonces cosa muy rara, S egundo J ubileo , el del Petrarca; Era demasiado largo el: periodo de cien años.
y por lo mismo muy estimada, sobre todo para aquellos hombres dé arraigada fe, que ¡Cuántos hombres morirían en el intermedio, sin alcanzar el año del Gran Perdón! Y esto
pecaban pero se dolían sincerísimamente d e ‘¿u pecado y ardían én deseos de quedar era muy doloroso para aquellos cristianos de ardiente fe y ansiosos de purificación
B limpios y libres, no sólo de la culpa y de la pena eterna, sino también del reato de la moral. En 1342, una Comisión presidida por el Cantor de Laura se dirige a Avignon,
pena temporal, que suele quedar aun después de confesado el pecado, y que se debe i-residencia de los Pontífices, rogando a Clemente VI que retorne a Roma y promulgue
expiar aquí o en el purgatorios Indulgencias plenarias no se conocían en la antigua un nuevo Año de Perdón. No volvió el Papa a su ciudad, pero concedió el Jubileo, redu­
Iglesia. Parece que fué enlel Siglo XI cuando los Sumos Pontífices'empezaron a otor­ ciendo para en adelante el período de cien años al de cincuenta. Así se asemejaba más
garlas a los cruzados que partían a luchar contra los enemigos del nombre cristiano. el Año Santo de los cristianos al Año Jubilar de los antiguos judíos. La misma pala-
Por eso marchaban a la guerra‘io n tan decidido ardor, en la persuasión de que si morían bra "Jubileo” se deriva del hebreo1/ obel, que significa el clangor de la trompeta. A son
por la fe alcanzarían de Dios él perdón total de sus culpas. Inocencio III, a principios de trompeta se pregonaba en Palestina el Año Jubilasf; año de liberación y de reconci-
del siglo XIII, extendió la indulgencia plenaria a cuantos favoreciesen la empresa de liaclón. Había Dios mandado en el Leyitico: "El día décimo del séptimo mes harás que
las Cruzadas. San Francisco de Asís obtuvo del Papa, como privilegio muy extraordi- resuene el sonido de la trompeta, el sonido de la expiactó,n;;;haré¡s resonar el sonido de
nario, indulgencia plenaria para los queífesitasen la iglesia de la Porciúncula. Mas la trompeta por toda vuestra tfefra, y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis la
todavía, al finalizar aquel siglo, tal indulgencia era cosa rara y difícil. Por eso se lie- libertad por toda la tierra para todos los habitantes de ella. Será para vosotros /« fu ­
ñaron de júbilo los fieles de todo el mundo cuando oyeron la promulgación del Año leo, y cada uno de vosotros recobrará su posesión, que volverá a su familia... El esclavo
Santo (1300), hecha por orden del Romano Pontífice. ‘ ", tendrá derecho a su rescate... Si no es rescatado por sus parientes, quedará libre el
Por la bula Antiquorum habet fida retalio concedía para cada den.años indulgencia añTdel Jubileo, él y s h s iijo s c o n sig o .^ r a año de redención, año de reintegración
odos los pecados a cuantos sinceramente arrepentidos y confesados
plenísima de todos social, año
social, ano de
ae paz
paz yy descanso.
aescanso. Y^año
n u daeaspwuo
h ilo .. No
m*es
es elu Jubileo
j u i m i cristiano una
uiu continua-
um uuw -
durante el Año Jubilar hiciesen determinado número de visitas a las basílicas de San ción del judío, ni siquiera una imitación intencionada, aunque innegables son sus ana-
Pedro y de San Pabicj| logias y semejanzas. Ya en el siglo XII llamaba San Bernardo al año en que se predi-
Apenas prom ulgad el Gran Jubileo desde el balcón de Letrán, reen.cendió^ el cqbaja. Cruzada annus r é m is s io n ^ pensando en el Jubileo judaico, y Humberto de
fervor de las multitudes, y comenzaron a venir de todas las naciones largas caravanas Romanis, predicador de la Cruzada (1237) anunciaba un "Jubileo, no de los judíos,
de romeros, anhelantes de redención, de gracia, de perdón. Aquellas peregrinaciones sino de los cristianos”.
no tenían nada de viaje turístico. No las impulsaba la curiosidad, sino el ansia de expia­ Sin la presencia del Papa hubo de celebrarse el segundo Jubileo enRoma el año 1350.
ción y de pureza espiritual. Quién a pie, quién a caballo, los enfermos en carro, venían No fué menos concurrido que el anterior, y eso que Roma—viuda abandonada y llo­
a hacer penitencia y vestidos muchas veces con el áspero saco de los penitentes. Cuenta rosa—no contaba entonces más de 20.000 habitantes. Cola di Rienzo, el tribuno popu­
un contemporáneo, el Cardenal Gaetano Stefaneschi, que viejos centenarios eran guia­ lar, el musoliniano soñador del Imperio, había gritado en una de sus arengas de tono
dos por sus nietos, y no faltó algún joven que, semejante a demagógico: "Romanos, el Jubileo se aproxima." Petrarca escri­
Eneas con Anquises, llevó sobre sus hombros a su anciano padre. Por RICARDO G, VILLO SLAD A, S. I. bía a un amigo: "¿Qué haces? i No te dispones ya a visitar Roma?
Viene gente de todas partes: cimbrios, iberos, griegos, britanos, cipriotas, irlandeses, con un cirio en la mano, se arrodilló en el umbral, y tras breve oración, entró por la
dacios, suavos; y tú, italiano, ¿no te moverás? ¿Acaso podemos aguardar a otro Jubi­ Puerta Santa en la Basílica.
leo? En cuanto a mí, adiós mundo y adiós todos los placeres de mi juventud, ahora jfjii Desde entonces apenas han cambiado nada las ceremonias. Y el actual Pontífice
que a duras penas he domado mi carne." Pío XII repitió las mismas formalidades de rúbrica en la radiante mañana del 24 de
Por las calles de Roma se vió al rey Luis I de Hungría visitar diariamente y a pie, diciembre de 1949. Presenciaba el acto, en sitio de honor, como representante del Jefe
durante medio mes, con grandes muestras de piedad, las Basílicas de los Apóstoles y del Estado Español, el Ministro de Asuntos Exteriores, Excmo. Sr. D. Alberto Martín
ofrecer durante la misa de San Pedro la limosna de 4.000 escudos de oro. Y con las Artajo.
grandezas de la tierra, las del espíritu. Allí estaba la gran "Mística del norte”, Santa Al día siguiente, Pió XII bajaba otra vez a la Basílica Vaticana para comenzar las
Brígida de Suecia, acompañada de su hija, Santa Catalina, futura amiga de su homó­ visitas a las cuatro Basílicas, según las condiciones por él prescritas. Le acompañaba
nima de Siena. el clero secular y regular de Roma, incluso los estudiantes de Seminarios y de Uni­
Transcurridos cuarenta años, cuando la Iglesia y la Cristiandad se hallaban escin­ versidades eclesiásticas—varios miles de sotanas y de hábitos multicolores—, entre
didas por el funesto Cisma de Occidente, y eran dos los Pontífices que se arrogaban el los que se veían rostros atezados y negros del Africa y de la India, rostros blancos de
titulo de Vicario de Cristo, deseó Urbano VI, Papa de Roma, anticipar el T e r c e r todas las naciones de Europa y América, rostros amarillos y cobrizos del Asia y de las
J u b il e o al año i390. No se celebró sino bajo su sucesor, Bonifacio IX, porque Ur­ más remotas islas y continentes, y se escuchaba el murmullo confuso y vario de los
bano VI falleció en 1389, después de haber reducido el plazo a treinta y tres años en más diversos idiomas, unido en la oración a Dios con el Padre común de todos los fie­
honor y recuerdo de la vida terrestre de Nuestro Señor. Las ilusiones del Papa se vie­ les. ¿Qué más hermosa imagen de la catolicidad de la Iglesia?
ron frustradas. De los reinos de España y Francia, así como de otros países que seguían Los efectos santificadores de los Años Santos aparecen tan relevantes, claros y
la Obediencia aviñonesa (Clemente VII), nadie tomó el camino de Roma; abundó, en manifiestos, que no solamente los percibe la conciencia individual de cada cristiano,
cambio, la afluencia de alemanes, húngaros, polacos, bohemos, según testifica Teodoro sino que salen al exterior de una manera colectiva y los reseña la Historia. Traen la
de Niem, y entre los más ilustres figuraron el rey Wenceslao de Bohemia y el Marqués paz del alma a muchos pecadores alejados de Dios; son causa de que muchos fieles se
de Este con una comitiva de cuatrocientos caballeros en hábito de peregrinos. purifiquen y santifiquen más y más con actos de penitencia, de fe, de oración; despier­
El mismo papa Bonifacio IX juzgó conveniente a los diez años, en 1400, o sea, al tan en los miembros de la Iglesia un sentimiento más hondo e íntimo de hermandad
cumplirse el siglo del primer Jubileo, proclamar de nuevo el Año Santo. Pontificaba cristiana, de pertenencia y adhesión consciente al Cuerpo místico de Cristo; excitan
todavía en Avignon, aunque ya prisionero de Francia, el papa o antipapa aragonés el sabor de la Catolicidad, de la Romanidad y de la Apostolicidad, al encender la misma
Pedro de Luna, firme en sus trece (Benedicto XIII). Esto no impidió que llegasen a llama y provocar la misma reacción en todos los países del mundo, al hacer confluir
I Roma grandes multitudes francesas, principalmente de la Provenza. Cinco mil romeros a Roma todos los caminos del mar, de la tierra y del aire, por los que peregrinan hacia
pasaron un dia la frontera italiana en interminable procesión, de dos en dos, cubierta la Ciudad Eterna todos los fieles, unos personalmente, otros con el pensamiento y el
la cabeza con capuz blanco en el que resaltaba una cruz bermeja. Iban precedidos de corazón, y al congregar a tantos hijos en torno del sucesor del Príncipe de los Apóstoles.
cantores que entonaban la secuencia Stabat Mater dolorosa y otros cánticos religiosos, Son los Años Santos como una ráfaga de espiritualidad y un viento celeste que
acompañados de un redoble de disciplinas con que aquellos penitentes se flagelaban purifica, de tiempo en tiempo, el ambiente corrompido y materialista que pesa sobre
las espaldas ensangrentadas. Otros caminaban con los pies descalzos y con cruces de la tierra; como un sacudimiento saludable que nos invita a levantarnos del sueño pere­
gran peso sobre los hombros. Eran la expresión más dramática de la Cristiandad de zoso del pecado y de las distracciones mundanas. Y no son los individuos particulares
entonces, dolorida y descoyuntada por el Cisma. Imploraban la luz, la piedad y la los únicos que lo sienten; son también las colectividades como tales. De ahí su eficacia
misericordia divinas sobre los pueblos desorientados en tormentosa noche... social.
Un movimiento muy semejante a este de Provenza se suscitó en el Piamonte. Cuentan—y bien pudo ser—que ante los resultados del Año Santo de 1750—de
Catervas de ascetas, que impresionaban el ánimo del pueblo con sus hábitos blancos, aquel Año Santo, predicado durante quince días en la Piazza Navona por aquel elocuen­
empezaron a congregarse en las plazas, clamoreando: ¡Paq! ¡P a\! ¡Paq!, ¡Misericordia! tísimo y santo capuchino que se llamó Leonardo de Porto Mauricio, y al que asistie­
¡Misericordia! ¡Misericordia! Y el contagio religioso cundió por la Liguria, la Emi­ ron peregrinos hasta de las lejanas Antillas—, exclamó Voltaire, despechado: "Encore
lia, la Toscana y el Lacio. Y aquellos países de tan armoniosa placidez y luz risueña un Jubilé, et c ’en est fait de la philosophie.” De la filosofía, es decir, del filosofismo
vieron pasar entre sus viñas y sus pinos y sus olivos a miles y miles de flagelantes que enciclopedista y ateo.
sembraban rosas de sangre a lo largo de los senderos. A las puertas de Roma, una pro­ En la bula de indicción de este Año Santo de 1950, leída el 26 de mayo anterior
cesión de 1.500 cofrades salió a recibirlos. No cabían en la Basílica de San Pedro. Al —fiesta de la Ascensión—en el atrio de la Basílica de San Pedro, decía el Papa: "El
ver al Vicario de Cristo, rompieron a gritar: ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Misericor­ gran Jubileo que se celebrará durante el próximo año en esta urbe de Roma pretende
dia! con desgarradora compunción. El Papa, conmovido, alzó la mano para darles sobre todo impulsar a todos los cristianos no sólo a la penitencia de sus pecados, sino
la bendición. La multitud cantó de tal manera, que hizo llorar al Pontífice, interrum­ también a la consecución de las virtudes y de la santidad, según aquellas palabras:
piéndole en su gesto hierático. La carta que escribió uno de los allí presentes nos dice Santificaos y sed santos, porque yo soy el Señor, Dios vuestro. Por lo cual fácilmente se
que "las mujeres de Montefiascone cantaban las laudes con tanta dulzura, que era ve cuánto sea el provecho de esta antiquísima institución, porque si los hombres escu­
cosa del paraíso”. charen esta voz de la Iglesia y, apartándose de las cosas terrenas y pasajeras, se volvie­
¿A qué seguir con la serie de Jubileos que se han ido solemnizando hasta nuestros ran a las imperecederas y eternas, entonces, sin duda alguna, lograrían aquella deseadí-
días? Baste decir que Paulo II determinó que se celebrasen cada veintincico años, sima renovación de las almas, por la cual las costumbres, tanto privadas como públi­
y así sucedió desde 1475, que parece fué el primero en ser llamado "Año Santo". Con cas, se acomodarían a los preceptos y al espíritu cristiano, ya que cuando las rectas
frecuencia los Papas han promulgado Jubileos o Años Santos extraordinarios en diver- normas morales guían las convicciones de los particulares y las dirigen sincera y efi­
I sas fechas, para conmemorar acontecimientos de importancia. Así, Pío IV (durante cazmente, entonces se sigue necesariamente que una especie de fuerza y de impulso
una semana), en 1560, con ocasión de la tercera convocatoria del Concilio de Trento; nuevo penetra hasta lo más íntimo de toda la sociedad humana para orientarla hacia
Gregorio XVI, en 1842, con el fin de implorar la paz para la Iglesia española; LeónXlII una ordenación mejor y más feliz."
en 1881 y 1886; Pío XI, en 1929 y en 1933 (Centenario de la Redención). Además de los Existe en nuestros días un peligro que no se daba en los tiempos antiguos, cuando
I Jubileos generales, se conceden también en ocasiones Jubileos reducidos en cuanto al ni los trenes, ni los automóviles, ni los transatlánticos, ni los aviones, ni los lujosos hote­
tiempo y Jubileos extrarromanos, circunscritos a un lugar, a una institución, a un país. les eran conocidos: el peligro de que la peregrinación, que debe ir impregnada de devo­
Suelen llevar consigo, además de la Indulgencia plenaria, facilidad de absolución de ción y espíritu de penitencia, se vaya transformando en un viaje de turismo.
ciertos pecados reservados, de censuras eclesiásticas, irregularidades, etc. Las condi­ Por eso continúa diciendo Pió XII: "Hemos de pensar también, amados hijos,
ciones requeridas para disfrutar de estos beneficios espirituales son, generalmente, que estas peregrinaciones no habrán de realizarse con la misma mentalidad con que
la confesión y la comunión, determinadas visitas a alguna iglesia (en Roma, a dos, se hacen viajes de puro placer, sino con aquel espíritu de piedad que en tiempos pasa­
cuatro o siete Basílicas) y el rezo de ciertas oraciones que se señalan con precisión en dos animaba a los fieles de todas las clases y de todos los pueblos a superar frecuente­
cada caso. mente dificultades de toda especie y a venir a Roma para lavar sus pecados con las
El solemne ceremonial litúrgico con que se realiza modernamente la inauguración lágrimas de la penitencia, pidiendo a Dios el perdón y la paz."
( y clausura del Año Santo, principalmente el místico rito de la apertura de la Puerta Para los romeros, mas también para todos los católicos que, sin venir a Roma,
Santa, se debe al Papa Alejandro VI. El 24 de diciembre de 1499, antes del atardecer, se unen a ellos espiritualmente, será el Año Santo un año de oración, de expiación,
el Papa Borja, escoltado por un vistoso séquito de Prelados y de Cardenales, con can­ de perdón e indulgencia, de reconciliación, de santificación, y ojalá sea, para todo el
delas encendidas, se hizo portar en la silla gestatoria hasta el pórtico de San Pedro. universo, de concordia y de paz. Concordia entre todos los hombres y paz con Dios.
De frente a la Puerta áurea oyó cómo los cantores entonaban la antífona, y terminada Que el divino arco-iris de la paz y de la reconciliación—como hermosamente expresó
ésta, se dirigió a la Puerta tapiada con ladrillos; los golpeó con un martillo precioso, el Papa en su plegaria del Año Santo—cubra a toda la tierra "bajo la curva de su luz
y el muro obstructor, preparado de antemano, cayó fácilmente por tierra. El Papa, serena".
LA OFRENDA DE SANGRE
EN * L A * GUERRA * ESPAÑOLA

Por S A N T O S BE GUI RI S T AIN

YER, hoy, siempre, la conciencia católica española es En la contienda española de 1936 cabía estudiar la moti­

A entusiasta y proselitista. No nos comprenderán jamás


los que asientan la convivencia de los más heterogé­
neos credos en una tranquila concepción de la ciudad,
tolerante y aséptica. La cruz es, entre nosotros, bandera. Y
el testimonio de Cristo, necesidad. No sabemos desnudar el
vación religiosa del gesto viril lanzado a la palestra para de­
volver la orientación sagrada a la vida:
”Yo moriré porque el combate es duro y el arma desigual.
Pero viviréis vosotros, otra vez en la calma regida por las
campanas; dando a los niños esperanza y a la existencia sen­
engranaje político de sus hábitos sagrados. Ni entendemos que tido. Bien vale la pena de adelantar la hora de gozar el cielo,
se pueda renunciar a la verdad religiosa en las Instituciones para que el mundo siga floreciendo a la sombra de la Cruz...”
de la cultura, de la beneficencia, de la justicia... No nos arre­ Con toda la limitación de las humanas empresas, aun las
dra la lucha cuando el horizonte amenaza borrasca; ni el más altamente entonadas; con las intersecciones de elementos
oleaje del odio o de la sangre nos hace recular. Y vamos ofre­ bastardos que no cabe elidir en esta tierra fangosa; pero así
ciendo al cielo, siglo a siglo, nuestras rosas de pasión, sellando fué la conmoción española que nos tocó vivir.
con vidas el claro ideal. Con todo, el tema martirial debe desentrañarse, por su
peculiar grandiosidad. Ha de quedar constancia en los ana­
les del catolicismo español de este nuevo riego de sangre,
que dieron sus mejores a la vieja planta cansada de cosechas.
Queremos exaltar más que a los que sucumbieron, arma
al brazo, gritando la alabanza de Cristo, a los que soportaron
pacientes el tormento, la mutilación, la agonía, exclusiva­
mente por llamarse discípulos del Crucificado.
Como en los días romanos, cuando Prudencio tejía las pri­
meras coronas. Como cuando Almanzor bacía hervir de san­
gre los claustros tranquilos. Como en el trepidante siglo X IX ,
tantas veces entretenido en matanzas de frailes. Pero más,
mucho más. Porque ahora el infierno concentró su esfuerzo
y agarró en tenaza a la Patria casi entera, desde Asturias hasta
Málaga, desde Gerona hasta Toledo... Y se enfrentó con el he­
cho religioso español, en su soberano conjunto, anhelando
arrancarlo de cuajo. Primeramente con la grandiosidad de los
templos, para hacerlos montonera de ruinas sacrilegas. Ha­
cinando retablos de maravilla, imágenes de pasmo, todo el te­
soro litúrgico de un pueblo saturado de la pasión artística sa­
grada. Y todo ardió en piras espantables.
La serena majestad de la iglesia medieval o barroca, hecha
establo maloliente, o sala de espectáculos, o garaje. Los mu­
ros gritando blasfemias. El fuego de las cocinas en el recinto
del presbiterio. Y las bestias acomodadas en las naves...
Pero lo que conmueve el corazón hasta las lágrimas es la
procesión española de las víctimas consagradas. Presidiendo
los múltiples testimonios basta la sangre, que dieron por
Cristo legiones de varones esforzados, van trece obispos fulgu­
rantes, casi cinco mil sacerdotes diocesanos, más de dos mil
religiosos, doscientas vírgenes de Cristo...
No cabe hablar aquí de azares de la contienda, ni de un
afán defensivo contra la posible acometida de la retaguardia
enemiga. Se pretendía precisamente aniquilar el catolicismo,
por eliminación colectiva de sus representantes más gloriosos.
Y así los hombres de la Iglesia fueron cazados con perros
y buscados con engaño; desposeídos de todo, perseguidos,
maltratados, solicitados a la apostasía y al prostíbulo, asesi­
nados, crucificados, quemados vivos; y resistieron las pruebas
inverosímiles, en alabanza de Cristo, Rey de los mártires.
Abren el cortejo victimal los prelados... El obispo de Bar-
bastro, cruelmente mutilado, ofició en el cementerio una pon­
tifical de martirio, con acompañamiento sacerdotal copioso,
desangrándose, sin acabar de morir, dos horas largas...
El de Jaca consiguió ser ejecutado el último de una larga
teoría de sacerdotes, para atenderles a todos cuando sucum­
bían, en fosas que tuvieron previamente que cavar...
”Sé que me vais a matar—decía a sus verdugos el obispo
de Cuenca—. ¿Creéis que no hay cielo? Hay cielo, hijos míos.
¿Creéis que no hay infierno? Hay infierno, hijos míos... Os
dejaré el cuerpo; pero el alma volará a gozar de Dios.”
A los setenta y dos años de edad fué objeto de las más ver­
gonzosas injurias el santo obispo de Sigüenza. El ensañamiento
culminó en la hora final, pues lo arrojaron del coche en plena
marcha, rompiéndole una pierna... Lo asesinaron en la carre­
tera, y luego le cortaron las manos y los pies, y rociaron sus
despojos con gasolina, prendiéndoles fuego...
Del obispo auxiliar de Tarragona se cuentan detalles se­
mejantes, también espantosos.
Preso en las bodegas del "Jaime I”, qué larga cadena de
sufrimientos soporta el de Almería, hasta que de rodillas, y
en oración, la madrugada del 30 de agosto, recibe la corona
del martirio...
Y así el de Guadix, y el de Barcelona, y el de Segorbe, y
el de Teruel, y el de Ciudad Real, y el de Jaén, y el Administra­
dor-Apostólico de Orihuela, dejándonos el ejemplo de su pri­
macía.
Diócesis por diócesis, van publicando sus dípticos glorio­
sos, que rezuman la más policroma heroicidad de virtudes.
Espanta, en primer lugar, el número de las víctimas. Tres­
cientos cuarenta y nueve sacerdotes sucumben en la Diócesis
de Madrid. En la Diócesis primada de Toledo, doscientos
ochenta. Pasaron del ciento en Ciudad Real. De doscientos
en Oviedo. Cifra semejante en Málaga. Mucho mayor en Va­
lencia y Barcelona...
Las familias religiosas ordenan también sus martirologios.
Van en cabeza los Padres Escolapios, con doscientos setenta
y siete. Siguen de cerca los Religiosos del Padre Claret, con
doscientos setenta y dos. Doscientos siete franciscanos. Ciento
setenta y tres Hermanos Maristas. Ciento doce Salesianos. Y
Jesuítas, y Operarios diocesanos, y Paúles, y Trinitarios, y
Dominicos, y Benedictinos...
Los padecimientos soportados son indescriptibles. Hay
quien crepita quemándose vivo con la boca henchida de ben­
cina, en su propia parroquia, sobre la montonera de retablos
y confesonarios y benditas imágenes. Hay quien fué arrojado
vivo a un pozo y aun se pudieron escuchar sus gemidos a los
dos días interminables. Todos los refinamientos más sádicos,
soportó aquel cura manchego de Torrenueva, expuesto des­
nudo al sol canicular, alimentado con salazones, privado de
una gota de agua refrigeradora, a quien le mostraron un Cru­
cifijo, provocándole a blasfemar del nombre santo del Señor,
y al bendecir a Jesús y abrazar su imagen sagrada, fué con
ella golpeado groseramente, hasta que le saltaron los ojos y
le hicieron tragar la dentadura.
Y otro, cosido a pinchazos de aguja por sus propios feli­
greses, y muchos crucificados, y aquel párroco de Grions en­
cerrado en una capilla luego incendiada, y a medio chamuscar
atado a un árbol, y allí desnudado y bárbaramente mutilado,
y vuelto a encender de nuevo y después rematado a balazos...
Y seminaristas sin otro crimen que su castidad, ofrecida
al Santuario, y su vida escondida. Y aquellos estudiantes de
Barbastro, con la Salve florecida en los labios, hasta el mo­
mento mismo de la descarga. Los treinta y tres lirios del jar­
dín de San Vicente, esas Hijas de la Caridad, única sonrisa
para tantos pobres...
Y en todos exulta el espíritu, con un gozo nunca superado
en este valle de las lágrimas. Allí se iba el Superior General de
los Operarios diocesanos, D. Pedro Ruiz de los Paños, aplau­
diendo enardecido al Señor, ”que todo lo hace siempre muy
bien”. Y el cura de Vallecas, D. Emilio Franco, que cantó el
Prefacio de los Difuntos como un clarín de resurrección, junto
a su fosa abierta en Paracuellos de Jarama. Y D. Guillermo
Plaza, Superior del Seminario de Toledo, que preguntaba a
los verdugos quién debía fusilarle a él, para lanzarse de rodi­
llas a sus plantas y besarle las manos en un paroxismo de
agradecimiento. Y aquel Padre escolapio, Alfredo Parte, que
no podía caminar sin apoyarse en su bastón, y, privado de él,
corría animoso escala arriba, en el "Alfonso Pérez”, para aren­
gar felicísimo desde cubierta...
El Santo Padre Pío X I no dudó en calificar la epopeya es­
pañola con los nombres más enaltecedores:
"Todo esto es un esplendor de virtudes cristianas sacerdo­
tales, de heroísmos y de martirios; verdaderos martirios en
todo el sagrado y glorioso significado de la palabra, hasta el
sacrificio de las vidas más inocentes, de venerables ancianos,
de juventudes primaverales, martirios hasta le heroica gene­
rosidad de pedir un lugar en el carro entre las víctimas que
el verdugo conduce a la muerte.” (Discurso del 14-IX-1936.)
Y hace eco la voz augusta del Pontífice reinante cuando
escribe: ”Nos, con piadoso impulso, inclinamos ante todo
nuestra frente a la santa memoria de los obispos, sacerdotes,
religiosos de ambos sexos y fieles de todas edades y condicio­
nes que en tan elevado número han sellado con sangre su fe
en Jesucristo y su amor a la religión católica: no hay mejor
prueba de amor.” (Radiomensaje del 16-IV-1939.)
Cuando pudiera creerse que el espíritu había sido definiti­
vamente anegado en materia; en la época de la eficacia, de la
prisa, del confort, legiones incontables prefieren el cielo a la
tierra y riman, con la muerte, una vida de santidad.
Aún no está el mundo podrido. Sigamos confiando.
ODOS íos conocedores de personas y lecturas
pertenecientes a otros pueblos han quedado asom­
brados siempre a! pensar lo alejado que se en­
cuentra el pensamiento extranjero de todo cuanto
el mundo hispánico es y representa en la vida.
Decía un día Foxá que ese mundo ajeno a nosotros
semeja ser protestante en su totalidad, (aunque
no en su raiz en lo que a Francia se refiere), ante
el sentido hondo y católico de España.
Tal vez se deba, como Foxá expresaba, a que el
pensamiento de aquéllos es lógico y el nuestro ins­
tintivo, y a que ellos entronizaron a la diosa Razón, que es la última que
el español coloca en sus altares, pues no olvida jamás lo que de hondo
y misterioso atesora el alma del hombre. "Aquellos pueblos con­
templan la Vida y el Mundo; nosotros, la Muerte y el Ultramundo."
España es difícil e incomprensible para los más. Dos actuacio­
nes sui géneris, en su vida de pueblo civilizado, han conseguido llevar
su incomprensión a los otros: El sentido católico, incorporando a su
modo de vida la esencia del catolicismo, y el descubrimiento del
nuevo mundo, como aplicación práctica de aquel pensamiento, en su
sentido evangelizador. España defendió, ante el mundo roto de la
Reforma, la unidad de todos los católicos. España, gracias a esa con­
cepción católica, logró que en las rosadas madrugadas de América
sonara, junto al clarín jubiloso del primer gallo, la dulzura metálica
de bronce o plata de la esquila de la hacienda y la campana de la
capilla, que con voz religiosa llamaban al trabajo y a la oración.
Una y otra actuación no han sido enjuiciadas en su verdadera
importancia por la gente extranjera. Pero aún se oyen por los ám­
bitos del mundo muchas voces que, al estimar el catolicismo espa­
ñol, proclaman, generosamente, su valor y sus consecuencias.
Justo es, pues, que en este Año Santo acudan a las páginas del
MVNDO HISPANICO esas voces hermanas para conocimiento
de todos. Serán expuestas por naciones, con el fin de comprender
mejor el pensamiento que a cada una de ellas caracteriza.
Inglaterra, por boca de Heyelock Bilis, en "El Alma de España”,
proclama:
"España representa, ante todo, la suprema actitud de una mani­
festación primitiva y eterna del espíritu humano, una actitud de
energía heroica, de exaltación espiritual, de profundo catolicismo,
no ya encaminada a fines de comodidad o de medro, sino a los he­
chos fundamentales de la existencia humana.”
La pluma colonista de Petters escribe en su "Vindicación de
España en Filipinas” (1931):
"No hay nación alguna, fuera de España y de su hermana en
espíritu apostólico, Portugal, que, como nación, haya entendido y
practicado una vocación misionera, fruto de su sentido católico...
Casi todo lo que queda de pueblos católicos fuera de Europa se debe
a la evangelización ibérica, y, cosa digna de observar, sólo esos
pueblos son libres c independientes. Verdad es que España y Portu­
gal han perdido sus colonias; pero sólo después de haberlas incor­
porado a la civilización y cultura cristianas, realizando a la letra
el programa de sus Reyes Católicos: "N o venimos a vosotros para
conquistar, sino para evangelizaros.”
Muchas son las voces inglesas y americanas que hacen coro a lo
expresado por los anteriores autores. Christopher Hollis, en su
"Monstrous Regiment”, proclama:
"E n todo el siglo XVI sólo hubo un pueblo, España, y un hombre,
San Ignacio, que vió y combatió sin cesar el peligro de nacionalizar el
catolicismo. Gracias a su triunfante iniciativa, la Compañía de Jesús
no se convirtió en una sociedad exclusivamente española, y todos nos­
otros—el ateo, el católico o el protestante—le debemos que se salvara
Europa del caos en el que, de haber perecido la Iglesia, nos hubieran
sumido las desenfrenadas exageraciones nacionalistas.”
Chesterton, en la "Autobiografía”, nos deja estas deliciosas ideas:
” Mi impresión de España fué la de ese calor de la religión. Esta
les permite demostrar emociones espontáneas y cálidas. La emoción
más evidente es el orgullo que tienen los padres con sus hijos. He
visto correr a lo largo de una avenida bordeada de árboles en una
gran calle a un niñito para saltar en brazos de un pobre obrero que
lo ha abrazado con un delirio más que maternal... Eso es catolicismo.
Nuestro puritanismo no es más que una parálisis que se convierte
en estoicismo cuando pierde la religión."
Para tales autores, pueblo y patria española estaban y están
dentro del mismo sentim iento religioso. Sentim iento consciente y
razonado, no fanático. El mismo J. Borrow, tan poco amigo de lo
católico, lo escribe en el prólogo de "The Bible in Spain: "E spaña
no es un país fanático, ni lo ha sido nunca." Y Wyndam Lewis aña­
dirá, en "Carlos de Europa”:
” Si todavía hay una civilización en Europa, su supervivencia se
debe, precisamente, a la religión católica que inspiró a España du­
rante siglos. Y esa religión no ha caído en desuso. No es pintoresco
residuo fanático de la Edad Media. Es de nuestra Edad y de todas.
Europa tiene enemigos interiores, como lo es el neopaganismo des­
tructor, y otros exteriores, como la asoladora anarquía oriental que
avanza. Mas el antiguo punto de encuentro está donde estaba... Es­
paña sigue en pie para Europa.”
También el norteamericano ha visto la verdad de nuestro sen­
tido religioso, con valor práctico en relación con América. Teodoro
Roosevelt, en el "Discurso a los americanos”, dijo:
” A España su religión movióla a hacer lo que ningún otro pueblo
ha hecho: descubrir un mundo y ofrecérselo a Dios que se lo conce­
dió, a Dios como altar de su trono.,.”
Los alemanes justiprecian igualmente eï sentido católico Ultima «aneada de Santiago, que no *e detiene sino donde
<ie España. El conde de Keyserling, en "La Revolución mun- concluye la tierra;
dial y España” (1935), dijo estas palabras, hoy proféticasi Patria de Domingo y de Juan, de Francisco el conquistador
«Presenciamos ahora una revolución de las fuerzas de la
y de Teresa;
Arsenal de Salamanca, Pilar de Zaragoza, raíz abrasadora
Naturaleza que se han desencadenado. Para protegerse frente
de Manresa,
a estos movimientos, el espíritu no tiene otros medios de de­
Inquebrantable España, que ningún término medio has acep­
fensa que precaverse con sus propias energías espirituales.
tado jamás;
Gran ocasión es ésa, para España, de formarse y fortalecerse,
Empellón contra el hereje, paso a paso rechazado y repelido;
porque sus cambios o trastornos no forman parte de la revolu­
Exploradora de un firmamento doble, la oración y la sonda
ción mundial. No ha cambiado la entraña católica de España.
razonando;
Las principales potencias del espíritu no son la inteligen­
Profetisa de aquella otra tierra, allá, bajo el sol, y coloni­
cia y la razón, sino el valor y la fe. Hay pueblos que tienen
zadora del otro mundo;
más desarrolladas ciertas características; por ejemplo, aque­
En esta hora de tu crucifixión, Santa España en este día,
llos que han mantenido virtudes o principios que viven fuera
hermana España, que es tu día,
del tiempo, como la nobleza del espíritu, o aquellos que rin­
Yo te envío mi admiración y mi amor con los ojos llenos de
den culto a la amistad o a la fe, cualidades que se dan reunidas
entusiasmo y de lágrimas.
en ¡a tradición ibérica. España vive en esos principios tradi­
¡¡ Cuando todos los cobardes te traicionan, una vez más tú
cionales, por lo que no será arrastrada en esos grandes movi­
transiges!
mientos. España conserva sus valores eternos, y en esa repa-
j Como en tiempos de Pelayo y el Cid, una vez más blandiste
ganización que se inicia en el mundo, esta nación puede in­
la espada!
fluir de manera muy decisiva y llegar el momento de que den­
Ha llegado el momento, el momento de escoger y de desen­
tro de esa forma nueva, esa eternidad ” ibérico-española” ,
vainar el alma.
adquiera con el tiempo un sentido más neto y más profundo.”
Los ojos en los ojos, ha llegado el momento de encaramarse
Rematará este clavo otra mentalidad alemana, Karl con la infame proposición;
Vossler, en su "Trascendencia europea de la cultura espa- Ha llegado, por fin, el momento de que se conozca el color
i ñola, al decir: de nuestra sangre.
"Ningún país europeo antes que España ha engendrado
¡A h!, muchos se figuran que su pie va solo ai cielo por u»
el espíritu de la lucha por la fe, y ningún otro lo ha conser­ fácil camino complaciente.
vado ni tanto tiempo ni de una manera tan tenaz.”
Pero he aquí, de pronto, planteada la opción. ¡He aquí la in­
timación y el martirio!
Y hasta con humorismo lo expresa Rudolf Lothar, en Nos ponen el cielo y el infierno en la mano, y tenemos cua­
j "Die seele Spaniens” (1916), cuando escribe: renta segundos para elegir.
"Creo que Dios, en el Paraíso, habló ya con Adán de la ¿Cuarenta segundos? ¡Es demasiado! Hermana España,
tierra española, teniéndose por pueblo elegido, y por ello Santa España: tú ya elegiste.
vuela su pensamiento en sentido religioso, y en el mismo Once obispos, dieciséis mil sacerdotes asesinados y ni una sola
vuelve a recogerlo, de tal modo, que su carácter no se puede apostasía.
comprender sino a través de la Iglesia. Su arrogancia y hu­ ¡Ojalá pudiera yo, como tú, a voz en grito, dar mi testimonio
mildad le hacen exclamar de dos maneras distintas, por otra en el resplandor del mediodía!
parte muy comprensibles, ¡Soy católicoI” Decían que dormías, hermana España; dormías como quien
finge un sueño.
Francia ha usado siempre el escalpelo volteriano contra Y he aqui de repente la interrogación, y he aquí de una vez
el sentimiento católico español; pero las voces que nos de­ esos dieciséis mil mártires.
fendieron esgrimen el amor como espada y la razón como ¿De dónde me llegan tantos hijos?, exclama la que suponía
puño. Jacques Madaule, en "Le drame de Paul Claudel”, al que era estéril.
\ comentar "Le soulier de satin ”, escribe esta bellísima pá- Las puertas del cielo ya no bastan a ese tropel atropellados
j gina, que conservamos en su idioma original: ¿Habláis de desierto? Pues mirad. ¿Decíais que era el desierto?
I i Pues ahí tenéis el manantial y la palmera.
"Voilà pourquoi l’Espagne a été choisie pour être le
1 centre de l’action. Après s’être forgée elle-même, par l’effort Dieciséis mil sacerdotes: el contingente de una sola hornada,
t de nombreuses générations, ...voici qu’elle déborde ses fron- ¡y el cielo como una sola llamarada colonizado!
J '.¡ères de toutes parts; elle réunit a l’ Eglise et a la Civilisation ¿Por qué tiemblas, alma, y por qué te indignas contra los
. les deux Amériques; elle continue sur les rivages africains verdugos?
ie combat traditionnel contre le vieil ennemi assiégé dans ses ¡Yo solamente junto las manos y lloro, y digo que así está
S retranchements; elle fait flotter ses couleurs sur les terres bien y que es hermoso!”
! basses de Flandres...; elle lance contre la réforme sous le Más modernamente, en 1945, Henri de Montherlant, re­
I monogramme du Christ cette milice qu’ Ignace de Loyola conoce, en "El Maestre de Santiago”, la empresa española en
jj discipline comme una armée; elle domine l’ Italie de Palerme ultramar, a pesar del jansenismo portroyalista de la pieza:
I a Milan; elle plante son étendard catholique au cœur de ”E1 mismo año en que fué abatido en España el poder de
f l’Europe, a Vienne sur le Danube, que ménacent les hordes los infieles, Colón descubrió San Salvador, y es también un
ottomanes; a Prague où la Réforme un instant put sembler puñado de españoles el que marcha a la conquista de un im­
victorieuse; elle fixe a Lepante pour toujours la limite que perio, como un puñado había sido también, en sus tiempos, el
l’Islam ne franchira plus; et cependant, dans la Péninsule, alma de la reconquista. ¡Sí, el mismo año! El Dios que reina
qui se vide peu à peu de ses hommes appelés aux plus gigan­ en los cielos no quiso que hubiera un fallo en esta grandiosa
tesques entreprises, sainte Thérèse de Jésus plante les Carmels continuidad: un eslabón se encadena a otro. Si hubo nunca
d’où l’imploration vers Dieu ne cessera pas de monter; saint algo sublime en el mundo fué esto.” (Acto I, esc. IV.)
Jean de la Croix s’ élance plus haut que l’ésprit de l’homme
n’etait encore allé vers les sommets de la montagne mystique. De los italianos, y por no hacer interminable esta rela­

I
Jamais une nation n'a donné pour la F oi un effort aussi total. ción, citaré a Farinelli, que escribió:
La devise de cette Espagne héroïque et folle semble être "Hay que aprovechar las prendas naturales, católicas,
celte même des héros. Il ne sert à rien de s’ épargner soi-même sobresalientes en España, tal vez más que en otras naciones,
et d’accumuler des richeses périssables, si elles ne doivent y desarrollarlas con perseverancia, fortaleciendo la energía
?as servir. Mais l’ unique devoir d’un cœur catholique est de individual y la conciencia, su conciencia católica, trabajando,
5 oublîer soi-même, et de se donner a pleine poitrine, de ré­ trabajando siempre con ardimento, con fe y constancia.”
pondre a l’appel de Dieu, et de fermer ses oreilles aux misé­ * * *
rables calculs de notre égoïsme.
En fait, malgré les apparences contraires, l’Espagne ne Las muestras expuestas son suficientes para conocer lo
s est pas trompée le jour qu’à retenti pour elle le grand appel. que el mundo inteligente piensa del catolicismo español y
'J| e e n’en a pas recueilli le bénéfice temporel, nous vivons sus empresas. Bien merece esa comprensión generosa, en

I
encore des bienfaits spirituels que nous en avons reçus. Si medio de tanta voz deprecadora, y así lo reconoce un gran
a coupole de Saint-Pierre continue de se dresser inébranlable escritor francés, Morel Fatio, en "Etudes”, que estudió Es­
paña con amor y nobleza:
“ -dessus des nations, il y a des soldats espagnols qui sont
orts pour cette victoire; si la Réforme a été confinée dans ”La nación que en teología y en misticismo elevó las al­
hs. p aines basses de l’Europe du Nord, c’est grâce aux com- mas a prodigiosas alturas..., merece que se la tenga en estima
ants de la Montagne Blanche; si l’Europe Orientale a vu y que se intente estudiarla seriamente, sin necio entusiasmo
u a peu refluer l’Islam jusqu’aux rives du Bosphore, c’est y sin injustas prevenciones.”
8 ace aux canons de don Juan d’Autriche; si les deux Améri-
Que sepa el mundo, y también los españoles, que el ca­
| i,.?s. coniPlètent aujourd’hui magnifiquement la figure de
mino elegido por España lo han reconocido muchos ingenios,
{ niver/s> c’est grâce aux efforts de Christophe Colomb; si
los más objetivos, como loable y acertado en la marcha di­
\ a Issl<>naires catholiques peuvent planter la croix en Chine,
versa de los pueblos y de su historia. Así se confirma aque­
' y -.,- on dans l’ Inde, c’est parce que Saint Francois- llo que escribió un poeta: "Si el destino del hombre es estar
’er a m*s le siège devant la vieille Asie.”
y pasar por la tierra, todo el mundo que hoy manda habrá
l i r a r-3”! Claui^e,> con grandezas de salmo, comprende nues- tenido razón, y España no habrá triunfado. Mas si nuestra
azón en el "Himno a los mártires españoles": finalidad, por el contrario, es trascendente; si llevamos una
ráfaga de eternidad en nuestras frentes, en la lucha de la
!Sa(j“ ta España, en la extremidad de Europa concentración vida habrá ganado España."
. a Fe> cuadrada y masa dura, y atrincheramiento de
,a Virgen Madre! SANTIAGO MAGARIÑOS
EDICIONES

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món Menéndez Pidal. (Un volumen, 50 pesetas.) Selección con introducción y notas, por Antonio Truyol randa. (Un volumen, 12 pesetas.) Premio Mvndo H ispá ­
Dialéctica resolutio cum textu Aristólelis, por el P. Alfonso de Serra. (Ediciones en francés c inglés. Un volumen, 15 pe­ nico 1949.
la Vera-Cruz. (Un volumen, 40 pesetas.) setas.) Mensajes de Hispanidad, 1949. Discursos de los Excelentísi­
Provisiones, cédulas, instrucciones para el Gobierno de la El Estado según Francisco de Vitoria, por cl P. Emilio Nas- mos e limos. Sres. Sánchez Bella, Raffo de La R eta, Marín
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Molina. (Un volumen, 40 pesetas.) « » L B « « « N PUEBLOS HISPANICOS
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Ordenanzas y Compilación, por D. Antonio de Mendoza. (Un
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Toribio Medina. Prólogo de D. Antonio Ballesteros. (Un Tablas cronológicas de la Literatura Española, por Gonzalo
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Historia de la Leyenda Negra hispanoamericana, por Rómu- Jaim e Delgado. (Un volumen, 25 pesetas.) Cuatro clásicos americanos, por Gonzalo Zaldumbide.
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go. (Un volumen, 30 pesetas.) Directrices cristianas de ordenación social, por Fr. Albino G. Antologías poéticas de Argentina, Puerto Rico, Perú, Cuba,
Viaje a Nueva Castilla, por Juan Bernia. (Un volumen, 12 pe­ Menéndez Reigada, Obispo de Córdoba. (Un volumen, Colombia, Brasil, Ecuador, Méjico, Chile, Santo Domingo,
setas.) 25 pesetas.) y Poesía indígena precolombina americana.
ELAND CMESDOMINGO ( de
Por
la real
EUGENIO
academia
MONTES
española de la lengua)

« T ú contarás siete sábados de años, siete veces p a la b ra q u e en h e b re o d e sig n ab a p rim e ra m e n te c o rd e ro ; d e sp u é s, e l c u e r­


siete años, y los días de esos siete sábados de
años harán cuarenta y nueve años. El décim o día
n o ; p o r ú ltim o , e l in s tru m e n to re so n a d o r. T o d o tie m p o d e l J o b e l, o J u b i­
del séptim o m es tú harás resonar el Jo b c l; el leo , e ra , p u e s, p a ra los h e b re o s, el a ñ o de la g ra n lla m a d a , q u e convoca a
día de las Expiaciones harás vibrar e l jo b c l en e x p ia c ió n y lib e ra c ió n .
todo vuestro país. Y santificaréis el año de la
cincuentena. Y en todo el país, y para todos sus T o d o é l te n ía lu z d e sá b a d o , p o rq u e no se tr a b a ja b a la tie r r a , d e já n ­
pobladores, publicaréis la liberación.» d o la en b a r b e c h o , a la b u e n a d e D ios. E l son d e l J o b c l, el J u b ile o , e x im ía ,
(L ev., XXV, 8.) p o r ta n to , d e la su m a p e n a a q u e fu im o s c o n d e n a d o s p o r la a d á m ic a c u lp a .
Con la c rin a Ja s in ie s tra y a la d ie s tra la p lu m a , San J e ró n im o a c lim a tó R eco rd em o s e l e x p líc ito te x to , in c o n tro v e rtib le y decisivo. ¿O y a som os
en Ia «V ulgata» e l v o c a b lo ju b ila e n s p a r a d e sig n a r este tie m p o d e l J o b c l,- to d o s ta n p ro te s ta n te s , ta n c a lv in ista s, ta n m e n tiro so s, q u e , co n sacrileg a
fic c ió n , vam o s a se g u ir lla m á n d o le h ip ó c rita m e n te v irtu d a lo q u e e l T o d o ­ a los h ijo s de Is ra e l, es d e c ir, a sus h ijo s , p o r trib u s , cla n e s, fam ilias ; y quie'
p o d e ro so lla m ó castigo? re q u e esta d is trib u c ió n su b sista. E n co n secu en cia, si m o rd id o p o r el hambre
P a r a h e re je s a n g lo sa jo n e s y h o la n d e se s m a rtilla n te s , el tr a b a jo n o sólo a lg u ie n v e n d ie ra su p ra d o o su b o g a r, so la m e n te lo h a b ría ced id o hasta el ®o
es e n sí v irtu o so , sin o q u e c o n stitu y e la ú n ic a , ex clu siva y a b so lu to ria v irtu d , d eí J u b ile o , en q u e el b ie n fa m ilia r r e to rn a b a a la fa m ilia , com o la oveja a
el p ro p io S um o B ie n . Y a lo sabes. Si a rd ie n d o e n c a rid a d n o ex altas p o rn o ­ re b a ñ o . E sto b a c ía in a lie n a b le el b ie n d e la fa m ilia , p o n ie n d o coto al latifuD-
g rá fic a m e n te la o fic in a , eres in m o ra l y p re c ito co m o d o ñ a E tic a te en señ a ; d io y a la excesiva d e sig u a ld a d so cial. 1
m ie n tra s si la b o ra s v e in tic in c o h o ra s a l d ía , m ereces el a rz o b isp a d o an g lic a n o L a s a b id u ría de la L ey se re v e la b a h a sta en el p o rm e n o r concreto de l°s
d e C a n te rb u ry o el d e a n a to d e K a n sa s C ity , a u n q u e se te b a y a e m p e d e rn id o el casos p a rtic u la re s , d istin g u ie n d o e n tre casas u rb a n a s y c am p esin as. Las de e"
c o ra z ó n . T o d o te se rá ju s tific a d o y a b su e lto si su d a s, no si am as. A sí le c o rre ­ tre m u ro s n o v o lv ían n e c e sa ria m e n te a l d u e ñ o a n tig u o : sólo las casas aldeana
gim os la p la n a a l C re a d o r, q u ie n , p o r lo v isto , se eq u iv o có de m ed io a m ed io o d e extram ui-os e ra n p a rte , m ie m b ro , d e la p e rso n a . « E n el A ño S anto la P10
a l d a rle a A d á n el tr a b a jo p o r p e n a , en vez d e d á rse lo com o p re m io , d ic h a , p ie d a d v o lv erá a cad a u n o de v o so tro s... ; p u es n o se e n a je n a n las tierras para|
se ñ a l d e elec c ió n , d ip lo m a p a ra d is ía c o y n o sé c u á n ta s cosas m ás. P e ro , con s ie m p re , ya q u e e l p aís es m ío , y vosotros sois en m i p aís com o extranjeros,
p e rm iso de c u á q u e ro s y con lic e n c ia o r d in a r ia d e M r. F o rd y M r. T ra m a n , gentes d e paso » , sen te n c ia d e l A ltísim o . «Si, e m p o b re c id o , tu h e rm a n o ven 16
e l L ev ítico d ice : «N o se m b ra ré is , n o co se c h a réis lo q u e la tie r r a p ro d u c e p o r ra su p r o p ie d a d y p u d ie ra lu eg o p a g a r el re sc a te , c u e n te los años transcurrí
sí m ism a , n i v e n d im ia ré is la v iñ a n o p o d a d a . P o rq u e el Ju b ile o será p a ra vos­ d esde la v e n ta ... S i n o p u e d e p a g a r e l re sc a te , q u e d e el b ie n vendido en
o tro s u n a cosa sa g ra d a » , u n A ñ o S an to (X X V ). m an o s d e l c o m p ra d o r b a sta el A ño S an to ; p e ro en to n ces vu elv a a su pr°pIf
Y dice m ás, m u c h o m ás. Q ue a l o ír e l son d el J o b e l, a l p r im e r to q u e d e la d a d , y q u e el c o m p ra d o r lo d e je .» (L ev . X X V , 23-27.) f|
tro m p e ta ju b ila r , se lib e r a r á n tie rra s y p e rso n a s. 0 sea : se r e s titu irá n los p a ­ A sí, re stitu id o s cad a m e d io siglo a sus p erso n as y sus cosas, en oyendo
trim o n io s fa m ilia re s y se d e c la ra rá n fin iq u ito s los c o n tra to s de q u ie n e s h u b ie se n J o b e l los h e b re o s a c u d ía n ju b ilo so s a los lu g ares de p ie d a d , peregrinando
v e n d id o sus b ie n e s q u e rid o s o sus p ro p ia s p e rso n a s b a jo el acoso de la p o b r e ­ d o n d e Isaac c u m p lió el sa c rific io , a la tu m b a d e A b ra h a m ; o d e l pozo de a
za. P o rq u e la tie r r a n o p e rte n e c e a l h o m b re , sin o a D ios. E l la d istrib u y ó c o b , a J e ru s a lé n . 1
WtíI kúi»i l# rtViftaf :

El Ministro español y el Sr. De Gasperi, Presiden­ Terminada la ceremonia, S. S. Pío XII es conducido en la silla gestatoria.
te del Gobierno italiano, asisten al solemne acto.

«Es m i quinto viaje a Rom a, v u elto en m u ltitu d d e esclav in as, n u e stro P ru d e n c io , a llá en el siglo IV.
y q uién sabe si el último.yi ¡Q u é de e stu p o re s, le y e n d a s y p ro d ig io s n a r r a b a n los ro m ero s al re to rn o ,
(P etrarca, «Epist. seniles», V III, 1.)
c a le n ta n d o sus m an o s a te rid a s al fuego h o g a re ñ o ! S an ta U rsu la n a d a p u d o
P o rq u e el p la n e ta n o es n u e stro p aís c o n ta r, p o rq u e a l reg reso la a s a lta ro n y m a rtiriz a ro n en u n b o sq u e los b a n ­
h u m a n o , y som os en él « e x tra n je ro s y g e n ­ d id o s -—g en te ta l vez d e los O rsin i—-, com o b ie n no s dice e l C arp accio en u n a
tes de paso » , c ris tia n d a d eq u iv a le a p e re g ri­ de las m ás b ellas cró n icas p in ta d a s p o r p in c e l h u m a n o . P e ro a o tro s, las h o ras
n a c ió n . P ro p ia m e n te , la Iglesia se d efin e se les p a sa b a n em b e b id a s c o n ta n d o de las cad en as ap o stó licas y de m a rm ó re a s
co'"o P eino de D ios en m iste rio sa co n d ició n p e re g rin a n te . E n tre p o lv a re d a ru in a s ilu stre s. Y a c irc u la b a n g u ías : los M ira b ilia e u rb is. D e la n te ro s e ra n e n ­
" y p o lv ared a te r r e s tr e p asa el M edievo p o r el M ilag ro y la H isto ria , to n ces los an g lo sajo n es. Y ta n to s, q u e p a ra ellos se h izo la p rim e ra h o sp e d e ­
i Europa nació a n d a n d o al le n to ritm o de in fa tig a b le s b o rd o n es. Ib a a Je- r ía , S ch o la S a x ó n u m , a m ed iad o s d el VIH. Y ta n h erm o so s, q u e y a sabéis cóm o,
rusalén, con la esp e ra n z a de re s c a ta r el se p u lc ro del S eñor. Y a C o m p o stela, a l v e r u n o s m an ceb o s q u e ru b in e s , d o ra d o s y ro sad o s, u n P a p a p re g u n tó :
Con no sabido im p u lso de p o n tific a r so b re e l O céano. Y — ¿D e d ó n d e sois?
— A n g li.
! «O R om a jelix , quae duorum P rincipum — N o n a n g li, sed a n g elí— les c o rrig e , s o n rie n te y p a te rn a l, la voz a c a ri­
c ia d o ra con tia ra .
Horum cruore purpúrala, ceteras ¡B ella e ra E u ro p a c u a n d o e ra azu l el c ielo ! ¡H e rm o sa In g la te rra , an tes
j Excellis orbis una pulcritudines.D
d e la p a rd a , a v in a g ra d a , h e re jía ! E n to n ces se n te n c ia b a el v e n e ra b le B eda
6 d í° ^ ° r p ú rp u ra m a r tir ia l y c a rd e n a lic ia , te vi en a ta rd e c e re s cercan o s, a q u e llo de « m ie n tra s b ay a C o lise o ..., h a b rá m u n d o » . Y a S an M o lu ca, p id ié n ­
1 T/Sl 1 ^>a^a^ n o , m ie n tra s m is la b io s r e p e tía n el m a d rig a l sin n o ch e del d o le p erm iso p a ra d e sp e d irse y d e s e rta r, su m a e stro S an M oedoc se lo re h u s a ­
^ u u r o s . Al p ie , ru m o r de fu e n te s c la ra s y de sa n d alias so rd as, «(m an to s b a a sí : N isi v id e ro R o m a m , c ito m o ria r.
•unios van a R o m a , re s u e n a n d e confusos ru id o s» , c u e n ta , c a n ta e n ­ ¿ P e ro h a b ía ju b ile o s p ro p ia m e n te d ichos en las c e n tu ria s m ás re m o ta s de
la E d a d M ed ia? ¿O acaso sólo re c o m e n z a ro n cuando
d e l o to ñ o gótico re su rg ió la luz feliz d el R en acim ien to ?
U n ic a m e n te esta seg u n d a h ip ó te sis e x p lic a la cónnio-
c ió n q u e re c o rrió to d o e l c u e rp o d e l ecú m e n o al saber­
se, a fin a le s d e l d o scien to s, q u e B o n ifacio V III iba a
c o n c e d e r re m isió n a b so lu ta d e p ecad o s a c u a n to s, urbi
et o rb e, a c u d ie ra n a a rro d illa rs e a n te las tu m b a s apos.
tó lic a s. ¿ In d u lg e n c ia p le n a ria ? En su p e rla tiv o N o n so­
lía n p lé n u m e t la rg io rem im o p le n is s im a m , confirm a
la b u la a n tiq u o r u m . E sa ro m e ría ju b ila n te en la raya
d e los siglos x iii y xiv, d e jó h u e lla . ¡Y q u é h u e lla !
U n flo re n tin o d e g ra n n a riz , q u e rie n d o prolongar­
la p e re g rin a c ió n , tra s c ie n d e p o r cam in o s d e terceto s al
o tro in u n d o .
D e m a n o d e V irg ilio fra n q u e a D an te la p u e rta in­
fe rn a l el lunes sa n to , 4 d e a b ril d e 1300, V m in o d e l (J u ­
b ile o .

«V eram ente da tre rnesi ha tollo


chi a voluta entrar con lutta pace.»
(burg., II, V, 33.)

T e n ía el m ás tr in a n te y p a jo le ro ru is e ñ o r aretino
d ie c isie te añ o s a l m o rir D a n te e n 1321. Su a lm a , en con-
tr a p u n to de tie rn o v id rio h e rid o , s u fre lo q u e , con pa­
la b ra n e u tr a l o p e y o ra tiv a , llam am o s «crisis», p ero que
é l lla m ó , c e rte ra m e n te , « re n o v a tio » . E sta Renovación
o R e n a c im ie n to flo re c e d e d ic h a al p is a r, con peregrino
p aso , la u rb e ju b ila n te y lu te ra n a d e l 1350. 1 na carta
a B ocaccio d e sc rib e c u á n ta sa lu d le d ió a su e sp íritu el
J u b ile o : «V ine fe rv o ro sa m e n te a p o n e r fin a m is pe­
cados ju v e n ile s , q u e m e c u b ría n d e so n ro jo .» D e esqui­
n a a e sq u in a b u sca P e tra rc a p o r la u rb e u n am igo en­
tr a ñ a b le (fue vivía b o rd e al T íb e r . L e desazo n a no en­
c o n tra rlo ; p e ro , a la la rg a , su so le d a d se consuela y
fe lic ita p o rq u e si n o «en vez d e v is ita r las b asílicas con
d ev o ció n c a tó lic a , h u b ie s e n c a lle je a d o co n curiosidad
de p o etas» . (E p is t. de R e b u s , fam . X I.) Y en d o de Es­
q u ilm o a A v en tin o con D io n isio R u id re jo , esas pala­
b ra s m e a c u d ía n a la m e m o ria com o re p ro c h e y aviso,
te m ie n d o q u e la c u rio sita te p o é tic a a n te cad a fontana,
cada a rc o y cad a c o lu m n a , m e d is tra je s e d e la devotio-
n e ca th o lica . P e ro , m ás sin c e ro (fue e l a re tin o , m e atre­
v í a c o n fe sa rm e q u e la c u rio sid a d es e l a trio , la belle­
za, las ja m b a s , y la p o e sía , el p ó rtic o p o r d o n d e , cató­
lic a m e n te , m is tré m u lo s pasos ac c e d en a la devoción.
L os cam in o s d e D ios son in fin ito s. T o m e n o tro s los de
la feald ad ! a m i m e m u e v e n e im p u ls a n los d e la Her­
m o su ra . Si yo fu ese al P a ra ís o , creo q u e p a sa ría antes
p o r ese p a is a je de m á rm o le s a n tig u o s e n tre Esquilmo
y A v e n tin o , y m e g u s ta ría , S e ñ o r, m e g u sta ría ir así,
con D io n isio a l fla n c o — y con S am uel al fo n d o — , bajo
p in o s ro m a n o s esc a rc h ad o s p o r la p a ja r e r ía petrar-
qu esea.

¿ V e rd a d q u e no pe­
Su Santidad el Papa, Pío X il, recibe al Ministro de Asuntos Exteriores de España, Excmo. Sr. D. Alberto Martín Artajo. q u é , P a d r e , cuando
al m a r tilla r Vuestra
S a n tid a d la P u e rta Sa­
c ra , m ie n tra s el pue­
b lo fiel co n ten ía el
re s p iro , yo os ponía
en c o n tra p u n to y eco
lo s e n d e c a síla b o s d e l T asso a l A p ó sto l?

«Cliiaman a te che sei Petra e sostegno


D elta m aggion d i Dio fondala e jarte.
Ove ora il successor tuo degno
D i grazia e di perdono apre la porte.»

C om o g ra c ia p e rfe c cio n a n a tu ra le z a , así la inspiración


perm ite, y c o m p le ta la re s p ira c ió n q u e se co n tien e. Re­
co g ían los « sa n p e trin i» el m e n u d o p o lvo, e n tre la ma­
q u in a m e n e stra la del a n d a m io y las c u e rd a s. Tradición,
tra d ic ió n . L as h o ja s de p re c ia d o m e ta l se a b ría n como
p á g in a s d e l V itru v io .
L u eg o , b la n c o , lu m in o so , fu lg e n te , el P o n tífic e , des­
d e la silla g e sta to ria , a l casi e x tá tic o a ire de su vuelo,
p a lo m a r d e l A ltísim o , nev ó su b e a titu d so b re nuestras ,
cab ezas. E ra u n a ro sa d e b rillo s , d e s h o ja n d o , en Pal’
p a b le s e id e a le s p é ta lo s, la in s ta n tá n e a p rim a v e ra de 10
E te rn o . M e d io d ía so la r, tra s S ol, d a n d o en p a ro u sía , con
El Cardenal Alejandro Verde, Arzobispo de Santa Maria la Mayor, de Roma, obre la Puerta Santa de la citada
la V id a el E s p ír itu , con la efu sió n ra d ia n te el reflejo-
Basílica con el martillo donado, siguiendo antigua tradición española, por Su Excelencia el Jefe del Estado español. E fu sió n : n o su p im o s s u je ta rn o s . E n e l a rre b a to ue
m inuto, u n tr a n s p o r te sin d u e ñ o , m o m e n to de p riv ile ­
gio irru m p im o s en v o cero s c la m o re s con la c la ra a lg a ­
rabía de cien confusos id io m a s. Y h a s ta , o p acas p a lo ­
mas sordas, v u elo o scu ro y te r r e s tr e , eco del e s p le n d o ­
roso cam p an eo , n u e s tra s m an o s d e sa la b a n e n a p la u so s
]a alada v ib ra c ió n d e l á m b ito q u e E l b e n d e c ía .
De esos v íto re s, u n o , m e a tra v e só el p e c b o , asaeta-
dora esq u irla d e E u r o p a h e rid a . E l o le a je de la m u c h e ­
dum bre m e h a b ía e n c a lla d o en u n islo te de p e re g rin o s
tudescos, h ac ia la n av e iz q u ie rd a de la B asílica. D ifíc il­
mente seguíam os d esd e a llí el cab eceo de la b a rc a p o n ­
tifical, q u e, co n su e stela de a rz o b isp o s, a b a d e s m itra d o s,
diáconos, «m alteses» y suizos, le n ta m e n te b o g a b a ru m b o
al altar m ay o r. Y a nos re sig n á b a m o s e n ese a rc h ip ié la g o
a recibir tan sólo las sa lp ic a d u ra s le ja n a s d el itin e r a rio
divino, cu a n d o , en p ro p ic ia ra c h a y p o r p ro v id e n c ia l
m aniobra, la b u c e n ta u ra de C risto o n d u ló h a c ia n u e s ­
tro lito ral. E n to n c e s la o n d a re n a n a y b á v a ra , en m o v i­
miento in c o n te n ib le , se a r r o jó co n su p lic a n te s len g uas
a la m atern a l p la y a , al seno h o s p ita la rio d e la S an ta
Madre Iglesia, al a rre c ife y esp u m a d e l g ran p e ch o de
Dios. ¡V iva el P a p a de to d o s. H asta de los a le m a n es!
Nunca voz h u m a n a m e co n m o v ió a ta l p u n to . L a b e n ­
dición del P o n tífic e se re p itió tre s veces, c o n vd ilecció n
amorosa, so b re esa g rey s u frid a . Y m is lá g rim a s cay e­
ron, calientes y f ra te rn a s , so b re la r a íd a so lap a d e un
mimiques d e m a c ra d o y tra n s id o . E l c ristia n ism o es llo ­
rar los unos p o r los o tr o s ; e l c a to lic ism o , a le g ra rse en
común.
« s *

No aca b a ría n u n c a si co n tase to d a s las re so n a n c ias


y alrededores d e esos su b lim e s d ía s en q u e se a b rió el
Año Santo. A quel m o m e n to en q u e , al s a lir de la a p e r ­
tura, se en ra c im a b a e l p u e b lo en la P la z a de Sau P e ­
dro, queriend o v e r to d a v ía u n a vez m ás al P a p a . Y cóm o
éste, al asom arse a u n a v e n ta n a , d ió su ú ltim a b e n d i­
ción a la m u ltitu d y a l a ire . B e n d ic ió n q u e u n a b risa
sutil y delicad a tr a jo , s in g u la r y c o n ju n ta m e n te , a los
pliegues casi e n la z a d o s d e u n a b a n d e ra e sp a ñ o la y o tra
argentina. P o rq u e eso q u e la friv o lid a d lla m a A zar, la
fatalidad llam a D e stin o , y el c ristia n o d e b e lla m a r P r o ­
videncia, nos r e u n ió a to d o s los p e re g rin o s h isp a n o s,
aun sin acu e rd o ta x a tiv o , p re c is a m e n te b a jo esa v e n ­
tana vaticana, con la s p ia fa n te s fu e n te s d e l B e rn in i a
la espalda.
Emoción de la m a ñ a n a en q u e Su S a n tid a d re c ib ió
a la m isión e sp a ñ o la . S u b lim e tra n c e d e a rro d illa rs e
ante El, de b e s a r su m a n o , d e o írle a sí, cerc a , p e rso n a
a persona. F u é en su b ib lio te c a p riv a d a . Y o, m ie n tra s
esperaba m i vez, te n ta d o p o r e l á n g e l, y a c a íd o , ya e n ­
hiesto, de la c u rio s id a d , m ira b a los lo m o s de sus lib ro s
íntimos. M ucha T e o lo g ía , m u c h a lite r a tu r a m o d e rn a
•—claro— , y, e n tre v o lú m en es a q u in ia n o s — ¿lo digo? ;
¿]>or qué no d e c irlo , si es v e rd a d ? — , a b ie r ta , Ja co lec­
ción de esta re v ista M V N D O H IS P A N IC O .
Alegría de la ta rd e en q u e M a rtín A rta jo re c ib ió en
la U niversidad A n g é lic a , b a jo el a la fo rn id a d e S an to
Jomas, el d o c to ra d o « h o n o ris causa», q u e sólo p o se en
en el inundo M a rita in y G ilso n .
Fervor — ¿y o rg u llo ? — d e l ro sa rio q u e rezam o s en
nuestra Basílica m ás p r o p ia , en la del p a tro n a z g o h is ­
pano Santa M aría la M ay o r. E stá e n el E sq u ilm o , so b re
los restos clásicos d e l h u e r to de M ecen as, q u e d ió la u ­
reles para V irg ilio y H o ra c io , O v id io y P ro p e rc io . D io ­
nisio R id ru ejo es te stig o d e có m o , h a llá n d o n o s los dos
en este divino a n d u r r ia l, y te n ie n d o yo en la m a n o u n
Jinro ab ierto , u n a b ris a g racio sa, m o v ien d o in a d v e r­
tidos árboles, d e jó d e lic a d a m e n te u n a h o ja a n tig u a en
mis paginas, en p r e n d a d e n o sta lg ia y a m o r.
Esta B asílica «in s u p e r agro» n os q u ie re , y es p o r
nosotros, h isp a n o s, q u e rid a . A h í está c o n tra el P ó rtic o ,
pomposo, re tó ric o y a p u e s to , u n F e lip e IV d e L u c e n ti.
t en el techo, con el to ro d e los B o rg ia , el p r im e r oro
<IUe vm° de A m érica a E u r o p a , re g a lo de Is a b e l y F e r ­
nando a A le ja n d ro V I, q u e eso h iz o E sp a ñ a con la e n ­
tuma indiana : lle v a rla a to d o lo a lto , a l te c h o de la
cristiandad.
Deber y p riv ile g io d e n u e stro s R eyes e ra d o n a r el
juanillo para a b r ir la P u e r ta S a n ta de esa P a tr ia r c a l, a
' ez ^lle P a p a la de San P e d ro . F ra n c o a su m ió esa
U() le trad ició n d e la c a tó lic a M o n a rq u ía , y u n m a rtillo
d j3 a ',,osania to le d a n a d ió este a ñ o los to q u e s ju b ila re s
lo: 1 ^ te rn ° - F u e ro n tre s . ¿ P e ro q u ié n c o n ta rá n u n ca
ne m i co razó n e n esos d ías ro m a n o s?
A la izquierda: «Santa Teresa de Jesús, en éxtasis», el fa­
moso grupo escultórico de Bernini, que se conserva en la igle­
sia de Santa María de la Victoria, de Roma.— A la derecha:
Detalle de la cabeza de Santa Teresa, de la citada escultura.

ción con que respiraba en aquella atm ósfera de triunfo


que la circundaba.
Las colosales estatuas de los santos que se contem plan
en los nichos de la nave cen tral representan precisam ente
las figuras más características que en el decurso de la
H istoria han contribuido a dar al rostro de la Iglesia ese
aspecto de ju v en tu d , de triunfo y de gloria ; entre ellos se
encuentran unos (mantos nom bres que suenan con acentos
de hispanidad : D om ingo de G uzm án, P edro de A lcántara,
José de C alasanz, T eresa de Jesús, Ignacio de Loyola. La
presencia de estas figuras en estos pedestales gloriosos es
la confesión hecha por la Iglesia, a quienes sirvieron, de la
parte habida en esa lab o r de construcción y defensa, por
el «m undo hispánico», cuyo era el esp íritu que los anim aba.

* * s=

U n día será un peregrino que vuelve de Rom a con di­


rección a la P atria y descubre, en un alto del cam ino, la
tragedia de la iglesia, que está sufriendo en el sur de
Francia el desgarro de la h e re jía ; siente que aquel fuego
de celo apostólico, de que se le ha inundado el alm a al
contacto con el esp íritu de R om a, le em puja a dar su
trab ajo y su vida, y a com unicar este m ism o entusiasm o
de lucha por C risto a cuantos quieran escuchar su invi­
tación apasionada : una invitación a arrancar las más ín­
tim as raíces de la h erejía por m edio de una instrucción
religiosa, que pueda oponer al e rro r u n b aluarte inexpug­
nable. F ru to , la O rden de los P adres P re d icad o res; aquel
pereg rin o , Santo D om ingo de G uzm án.
O tro día, en la gran corriente de reform a de las viejas
O rdenes religiosas, que aun era posible sacar de su anqui-
losam iento para una nueva eficaz siem bra de santidad, re­
volucionándolas hacia el id eal de la perfección prim era,
se presentará la persona de aquel santo asceta, hecha de
raíces de árboles, refo rm ad o r de la O rden franciscana :
San P ed ro de A lcántara.
A l pensar en José de Calasanz, pasará ante vuestra vista
una ingente m uchedum bre de niños pobres, que han re­
cibido en sus Escuelas la luz de sus inteligencias y el
sentido religioso que ata sus vidas a D ios.
Y cuando el m undo necesite ser recreado p o r e l soplo
vivificante de una nueva esp iritu alid ad , que sepa im pregnar
de vida in te rio r a todo el universo, tendrá que acudir a
una m u je r, una m onja castellana, la «fém ina andariega»
de nuestros siglos de oro : T eresa de Jesús.
Y si lo que se necesita es un m oderno ejército ague­
rrido para lib ra r las más duras batallas, en lodos los
cam pos en que sea necesario batirse, para hacer ondear
a todos los vientos el estandarte triu n fad o r de la Iglesia,
se m irará a la figura, caballerescam ente enam orada de las
glorias de la M adre, de un caballero hispánico. Su nombre
es legión : Ignacio de Loyola.

* * *

D om ingo de G uzm án, P ed ro de A lcántara, José de Ca­


lasanz, T eresa de Jesús, Ignacio de L o y o la: lucha contra
la h erejía, educación religiosa, santidad, vida in terio r, apos­
tolado integral... ¿N o serán estas im ágenes de nuestros
santos en la B asílica de San P edro una lección de urgente
actualidad para el m undo hispánico de nuestros días?
Si siem pre se ha podido afirm ar con plena justicia que

SANTOS HISPÁNICOS
«toda verdad política o social se convierte forzosam ente en
una verdad teológica», nunca se podría decir con más
razón que en la hora presente, de profunda crisis total de
nuestro m undo, en que se ha llegado a tal extrem o, que
las únicas posiciones posibles quedan incluidas dentro de
este dilem a pontificio : «O con C risto, o contra Cristo.» La

EN PIEDRA r q m A n A
lucha se halla en la actualidad entablada inequívocam ente
entre el com unism o y el anticom unism o, sin dam os cuenta
de que. si no se llega a un planteam iento más positivo
del problem a, term inará irrem ediablem ente por vencer el
ím petu arro lla d o r de la nueva invasión del O riente, como
term ina siem pre por vencer la afirm ación a la negación
L llegar a la vista de la plaza y de la Basílica de San sílica que a los contem poráneos del p rim e r em perador pura. Oímos h ab lar continuam ente de defensa, de lucha
A P e d ro , m ientras se cam ina a lo largo de la Via della
C onciliazione, son siem pre los m ism os pensam ientos
los que vienen a ocupar la m ente : veinte siglos de h isto­
cristiano parecía tan grandiosa, no la creyeran bastante
los cristianos de aquella época de la vida de la Iglesia,
que sólo con una evidente im p ro p ied ad se puede describir
contra el enem igo de la civilización y de la lib ertad ; pero
esas voces sabem os que se levantan en nom bre de los inte­
reses m ateriales y de la propia hegem onía nacional, ame­
ria , que señalan una indefectible contin u id ad de la Iglesia b ajo el signo negativo de la C ontrarreform a. Son los tiem ­ nazada por un poder, que aspira a hacer d el universo su
de C risto, en e l cum plim iento de la m isión a ella confiada pos de una inm ensa ebullición interna p o r la R eform a, los Im perio.
p o r su divino F undador. Y es aquí donde tienen su m ejo r tiem pos de T ren to , de la purificación y fundación de las De hecho, sólo hay en el m undo una fuerza, una idea,
sím bolo y su m ás herm osa expresión, en esta Roca que el O rdenes religiosas, y de las beatificaciones y canonizacio­ con vitalidad irrep rim ib le, capaz de contrarrestar ese avan­
m ism o C risto declaró inconm ovible, como fundam ento de nes de los santos ; época en que p o r toda E uropa se es­ ce del ateísm o y de la im piedad, que se traducen en el
su Iglesia. V einte siglos de histo ria, que, con aureolas de parcen las corrientes de una nueva m ística, que tiene sus organism o de un sistem a económ ico, social, político y re-
triu n fo o con púrpuras de m artirio , son la realización p e r­ fuentes en los conventillos d el «m undo hispánico», donde ligioso : es la fuerza, la idea del C atolicism o, que no esta
fecta de aquella prom esa : «Las pu ertas del in fiern o no se alza tam b ién , sostenida p or m ano gigante, la espada de gastado por la lab o r de veinte siglos, como quisieran pen­
p revalecerán contra ella.» la C ristiandad, em peñada en conquistarle nuevos m undos sar sus enem igos, y que puede, p o r lo m ism o, dar las
A q u í, donde ahora se alza el tem plo más grandioso de vírgenes y en defen d er de los ataques de la h erejía sus auténticas soluciones a los problem as que aquejan al mun­
la C ristiandad, fué un d ía con su sangre testigo de su antiguas posiciones en el V iejo C ontinente. do m oderno. Y sería hora de preguntarnos si no está H®-
M aestro, aquel pescador de G alilea, que fué llam ado Y siendo como es el verdadero arte la expresión más gando, o ha llegado ya, la nueva hora del «m undo hispá­
«Piedra» ; aq u í, en ese lu g a r que podem os señalar con fiel del am biente y del esp íritu de una época, no podía nico», que no es un im perio político, pero que constituye
nu estra m ano y sobre el cual podem os a rro d illarn o s, es­ m enos de plasm arse en la nueva B asílica, que se alzaba u n b loque de pueblos en los que continúa alentando vigo­
tuvo y está, como nos ha dicho el P ap a, el lu g a r de su sobre el sepulcro d el P escador, como en el centro de la rosam ente esa idea católica, en la cual hay que ir a buscar
sepulcro : ese sepulcro que desde los prim eros tiem pos C atolicidad, la exuberancia y la gloria de la Ig lesia, que el rem edio definitivo de la angustia actual. Dígase lo que
pacíficos de la vida de la Iglesia fué centro de culto y de cobraba en aquellas coyunturas caracteres de ap o teo sis; y se quiera, la solución ha de ser una solución de santidad,
peregrinación de todo el orbe católico, que veneraba en él éste es, precisam ente, el e sp íritu d el arte de la B asílica de teológica ; hay que llen ar otra vez el m undo de santos,
el recuerdo del P rín cip e de los A póstoles y la institución San P ed ro : la id ea, plásticam ente expresada con las fo r­ revalorizar la teología para la vida. Sólo de esta manera
divina del Pontificado, de donde procede la luz indefec­ mas barrocas, de la confianza con que la Iglesia volvía los será hacedera la actuación del ideal de una onucva Cris­
tible de la verdadera fe, y de donde nace la u n id ad de la ojos al m undo, creado y consagrado p o r D ios, a quien tian d ad » ; de una C ristiandad con fundam entos teológicos,
Iglesia. No es de extrañar, p o r consiguiente, que la Ba- todas las criaturas deben can ta r y servir, y de la e x u lta­ im pregnada de santidad. E l ideal hispánico : católico.
«Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal; lo todos se abrasan. Deben ser ios que llaman cherubines, que los nombres no me
que no suelo ver sino por maravilla. Aunque muchas veces se me representan los dicen; más bien que en el cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a
ángeles, es sin verlos, sino como la visión pasada, que dije primero. En esta vi­ otros, que no lo sabría decir. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y
sión quiso el Señor le viense ansí; no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía me­
el rostro tan encendido, que parecía de los ángeles muy subidos, que parece ter por el corazón algunas veces...» (Santa Teresa: «Vida». Capítulo XXIX.)
Lo puerta (atribuida o Form¡93" iel C#le9to de España, en Bolonia El Papa Inocencio X, obra magistral del pintor Velâzquez.

HVELLAS HISPANICAS
N este año del Señor de 1950 toda la Cris­
clones de Ñapóles y de Sicilia estaban en estricta
infinidad de recuerdos, edificios, instituciones | relación con Roma—, se fueron desmoronando
EN
que nos encontrábamos hasta hace unos años.
ITALIA
E tiandad puede llegar a Roma para ganar
las grandes indulgencias de la Iglesia. Año
iglesias; conjunto derivado todo él de una cons-1 casi completamente. El momento más agudo fué
cíente, sistemática y pensada política rehgw^' I. aquel de los últimos años del reinado de Isa-
realizada durante la Monarquía austríaca, i|“ ei II, en el que ja igiesja nacional española en
Tres grandes núcleos espirituales podemos se­
ñalar en Italia que reflejan, la presencia espa­
ñola. Roma, naturalmente, con su iglesia de San­
de gracia, la Iglesia permite a todos los pecado­ tiago y Montserrat (a la de Montserrat se unie­
res del orbe conquistar inmensos beneficios espi­ alternaba, en un perfecto equilibrio, una mar, «orna, Santiago de los Españoles, de plaza Na- ron los restos materiales y espirituales de la
rituales y confirmar su fe, con el esfuerzo del villosa defensa de los intereses del Estado caí ' ona, fundada, según dice la tradición, por aquel iglesia de Santiago, la basílica de San Pietro en
camino de Roma. Con la presencia física en la lico de la Península Ibérica con una since l senador de Roma, Infante Don Enrique, Montorio y tantas otras iglesias españo­
Ciudad Eterna y el recorrido, con devo­ sumisión a Roma. , I „’J0 5^ ,Fernaudo el Santo, fué vendida las, en su totalidad o en parte). En el
ción religiosa, de las Basílicas madres Esta política empezó a quebrarse l n publica subasta, por el motivo, según viejo Reino de Nápoles y en Sicilia;
de la Cristiandad. La Iglesia remedia partir del regalismo borbónico, comP ‘ eian los de aquel tiempo, de que es- después, con sus basílicas, iglesias, ins-
en este Año Santo, no solamente los pe­ lamente diferente del austríaco, c°°r ¡'I <«^ruinosa, siendo comprada por una tituciones pías y religiosas, en Nápoles
cados, sino los abandonos y negligen­ nado, ecuánime y lógico. Ya en los P j ongregación francesa, ^ y Palermo, y, por último, la huella espi-
cias, el olvido en que la propia Cristian­ meros tiempos del cambio de dinastía cor fortuna, a fines del siglo xix, Xi/r. ritual y material que en el Norte de
dad suele tener a la patria común, a la juntamente con la crisis de tantas una mente inteligente v una mano Y / Italia, es decir, en la Emilia y la Um­
Ciudad Eterna. cosas .de España, vino también la Q‘ .1 Paz de salvar lo salvable de todas bría, dejó nuestro gran Cardenal Albor­
Por feliz coincidencia, cuando todos de las cosas de Italia de nuestros y las viejas cosas de España. Se re­ noz, gracias al cual se conservan toda­
los ojos del mundo miran hacia Roma, gaos Virreinatos, a causa, p A™'1 de la mejor manera iglesias, obras pías vía el colegio por él fundado, los castillos por él
para ganar su espiritual jubileo, y los españoles mente, ile las personas que encarnaban in'" ^ unciones benéficas; se concentraron cosas levantados y, seguramente, por el ambiente de­
muy especialmente, España está ganando otro ciones y representaciones. En una triste m .J ^ J ersas y, aunque también se olvidaron otras, rivado de todo ello, la iglesia de Asís, obra de
jubileo especial en la Ciudad Eterna y en lo que de obstáculos, en la que, en vez de supen' ú como un pequeño resurgir general, que lue- nuestros Reyes Felipe III y su mujer.
Roma refleja dentro de Italia. se iban eliminando constantemente las tosas | » ue deshaciéndose poco a poco, dando lugar El más viejo recuerdo de España en Roma,
España, con evidente intervención de la Pro­ pañolas de Roma y de Italia—pues no hayjy 1 nuevo completo abandono y vacío, en el subsistente todavía, es ¡San Pietro en Montorio.
videncia, ha conservado milagrosamente en Roma olvidar que, en una gran parte, nuestras
La iglesia se eleva en el Monte Gianicolr,
donde la tradición quiere que l'uese marti
rizado San Pedro. Los Reyes Católicos die-'
ron a los franciscanos los medios necesa
rios para la construcción de iglesia y Cüll
vento, y en él todavía subsisten como testi,
monio las águilas de San Juan con ]as
armas de España. El donativo lo hicieron
los Reyes como acción de gracias por el
nacimiento del Príncipe Don Juan.
La iglesia y convento son de estilo transi,
ción del gótico al primer Renacimiento; m
tiempo añadió maravillas a la obra inicial’
el Bramante, por encargo especial de ]0s
Reyes, construyó su famoso tempietto, una
de las más grandes bellezas arquiteetóni.
cas de Roma; la famosísima Transfigura­
ción, de Rafael, adornaba el altar mayor
(hoy día, sin saber el motivo, está en la
Pinacoteca Vaticana), y la iglesia toda está
llena de frescos, estatuas y adornos de ex­
celsa belleza y de artistas famosos. La
iglesia, un tanto abandonada a fines del
siglo xvm , en el xix volvió milagrosa y
plenamente a España. En una parte del
antiguo convento se eleva hoy la Academia
de Bellas Artes, y en la iglesia, ocupada
por franciscanos italianos, apenas hay una
mano o una voz españolas. Los españoles
entramos tímidamente en esta iglesia (es
de esperar que las cosas cambiarán pronto)
para contemplar las arenas doradas—Monte
de Oro—del lugar donde íué crucificado
el Apóstol.
Bajando del Gianicolo, atravesamos el río
por el viejo puente Sisto, y, a mitad de la
fía Giulia, el viejo Corso, y entramos’en el
tio posterior de la Casa de Montserrat,
K ero recordemos antes que, desde Roma
hasta Palermo, en toda Italia, las «nacio­
nes castellana y catalana», como sé decía
entonces, pugnaban por elevar iglesias,
fundar cofradías, dejar hospitales: Santia­
go, San Ildefonso, la Virgen de Guadalupe,
ara los castellanos; Montserra t, Santa
£ ulalia de Barcelona, para los catalanes.
Casi coetánea de San Pietro en Montorio
era la iglesia de Santiago, en plaza Navona,
medio gótica, llena de monumentos floren­
tinos con severas caras hispánicas; la gran
estatua del Santo titular, por Sansovino,
hoy, por fortuna, en Montserrat; tantas
memorias, tantos monumentos, cuadros.
Todo, o casi todo, desapareció, por la incu­
ria o quizá por la mala voluntad.
En el patio de Montserrat, entrando por
Vía Giulia, hoy existen una buena parte
de los sepulcros de Santiago; la iglesia es
hoy de Santiago, San Ildefonso y Mont­
serrat. Se concentra en ella toda la tradi­
ción religiosa española en Roma. Todavía
hay buenas cosas: cuadros, estatuas, ente­
rramientos. En la primera capilla 'de la
derecha reposan, en tres sencillos monu­
mentos, los Papas Borja y Don Alfon­
so XIII; en la casa religiosa hay como i
tos de grandezas pasadas y algún que otro
buen cuadro solamente.
Hoy la iglesia de Santiago y Montserrat
resurge: rector y capellanes la llevarán de
nuevo a sus tiempos gloriosos. La restaura­
ción material y espiritual camina rápida­
mente. Biblioteca, salón de conferencias;
todo va saliendo de entre la ruina.
Después, Roma está toda llena de cosas
españolas. Los Padres Dominicos de Vía
Frattina; los Trinitarios, en San Carlino;
la Colina, alejada del Aventino, con la
presencia del Santo de Guzmán, y tantos
otros lugares.
El siglo xvi es todo un esfuerzo vertigi­
noso; los grandes Virreyes se suceden: To­
ledo, Zúñiga, Maqueda, Lemos. Más tarde,
por doquiera se alzan iglesias, fundaciones
y monumentos. Todavía son españoles mu­
chos de ellos: Santiago, en Ñapóles, mara­
villosa basílica, que está asistiendo a su
propia resurrección, con privilegios extra­
ordinarios; el beaterío de la Soledad, tam­
bién en Ñapóles; la maravillosa capilla de
Guadalupe y Santa Eulalia, en Palermo,
que esperan manos españolas para revivir.
Y ésta es nuestra tarea, volver a pisa1’
donde hay huellas, volver a vivir donde lu
vida está casi moribunda. Reunir Iglesia y
Estado, culto y cultura, oración y estudio.
Y éstos son los criterios con los cuales
esta España grande, silenciosa, apartad!
cuya presencia se perfilaba tímidamente en
esta Ciudad Eterna y en esta Italia herma­
na, madre e hija nuestra, vuelve de nuevo
paso a paso, con tenacidad y con amor.

A la derecha: el famosísimo temple­


te (Bramante) de la iglesia y con­
vento de San Pietro en Montorio^

A la izquierda: la Catedral de
Amalfi, en la Compañía (siglo X).
L A visita a las cuatro basílicas Patriarcales es preceptiva para obtener el Jubileo.
Para Ran Pedro debe ser la primera visita, aunque la Catedral de Roma sea han
presionante. Allí está el primer oro que llegó de América, ofrendado a la Iglesia por
la voluntad soberana de los Reyes Católicos de España

LAS BASILIOS JUBILARES


Juan, porque San Pedro es San Pedro, esto es: un principio,.un símbolo, una meta. De Santa María la Mayor, a San Pablo de Extramuros, alejado del mundanal
El: «Tu es .Petrus» ronda por los oídos. Está escrito allá arriba, en el abside, con letras ruido y cerca de los restos del «Doctor Mundi». Por fin, y al fin, a San Juan de Le-
de a metro. Las proporciones son una prerrogativa de San Pedro, pero el peregrino no trán, que es la Catedral de Roma: «Urbi et orbe Ecclesia inater et caput.» En ella
ha llegado hasta allí para esto; ha llegado para tocar con sus propias manos como toda se reunieron nada menos que treinta y tres Concilios. Es la iglesia de la Caridad;
una religión se ha hecho, epopeya arquitectónica, materia vivida y viviente mediante 4 para los peregrinos, la visita a San Juan de Letrán debe ser el mejor incentivo para
la volutad solitaria de generaciones que con su esfuerzo han dado tigura y .unción despertar en sus almas la virtud evangélica, la más querida del Apóstol, que la tra­
plástica a su fe. .. , • dición representa apoyando amorosamente la cabeza sobre Jesús, después de la úl­
De San Pedro, a Santa María la Mayor. Para un hispánico hay un recueido mi- tima Cena.

fi#?
Por AUGUSTO A. ORTEGA, C. M. F.
FU ND AD OR DE M ISIONES.—El 16 de ju lio de 1849, funda en Vich la Congregación
de M isioneros H ijos del Inm aculado Corazón de M aría. Q uería dar continuidad a su
obra apostólica. Q uería d ejar herederos y apóstoles de su entrañable devoción al Corazón
de la M adre de D ios. De esta devoción que él había sabido aliar tan adm irablem ente
con la del Santo R osario. Las revelaciones de Fátim a lian venido después a ser confir­
mación plena del anticipado m ensaje del gran m isionero español. H oy esta Congregación
—con dieciocho provincias religiosas—se extiende por todo el m undo. Es el Instituto
que tiene más españoles esparcidos p o r el extranjero en las M isiones—A frica, Asia, Ocea­
nia y, sobre todo, A m érica—. Está extendida, adem ás, por casi todas las naciones de
E uropa.
ARZOBISPO EN CUBA.—El Beato A ntonio M .a C laret es rigurosam ente un santo
hispanoam ericano. Pertenece a E spaña, pero tam bién a A m érica. ¡ Con qué ilusión
cultivó esa «viña joven», como gustaba de llam arla él! P o r espacio de siete años fué
A rzobispo de Santiago de C uba. Era tam bién m etropolitano de Puerto Rico.
La caridad del Arzobispo era inm ensa y se desbordaba con los pobres. El fué quien
intro d u jo en Cuba las Cajas de A horro, a las cuales ayudó p ródigam ente; quien fundó
una gran Casa de B eneficencia, donde se enseñaban a los niños recogidos oficios diversos;
en ella se instaló una G ranja M odelo, para el vario cultivo de la agricultura. Con este
fin benéficosocial redactó dos obras : R eflexiones sobre la A gricultura y Delicias del
Campo.
CONFESOR DE ISABEL II.—El año 1857, Isabel 11 le elige para su confesor. Fué
decidido em peño de la poltre Reina, hastiada de tantas intrigas, decepcionada por conti­
nuas deslealtades. H abía m enester alguien en quien pudiera confiar y de quien tomara
consejo sincero. N adie m ejor que un santo. Ella sabía que lo era el P. C laret. Lo
sabían tam bién los políticos. Pero a ellos no les convenía. El G obierno en pleno se
opuso a esta elección. Sin fruto alguno, porque era irrevocable la decisión de Isabel.
El P . C laret ejerció su cargo con celo y discreción inigualables. Supo hablar a la Reina
con cristiana lib ertad . No se m etió en política, pero le hizo ver siem pre a lo que su
conciencia la obligaba. Floreció entonces la Corte española en piedad y en honestas
costum bres. Cuando Isabel 11—contra su voluntad reconoció el Reino de Italia, el
P adre C laret se apartó de su lado. Volvió de nuevo, por m andato de S. S. Pío IX , y en
la hora aciaga del destronam iento, cuando la revolución del 68, fué casi el único que
acom pañó al destierro a la «Reina de los tristes destinos». El bien que el P . C laret hizo
desde este cargo es incalculable, sobre todo para la buena m archa de la Iglesia es­
pañola.
U AN DO , en la m añana del 25 de febrero de 1934, las cam panas de San P ed ro , en PR ESID E N TE DE EL ESCO RIA L.—M ientras ejercía su cargo de confesor real, el

C R om a, repicaban la gloria y el gozo recién nacidos de la beatificación d el P . C laret,


Su Santidad Pío X I pronunciaba estas p a la b ra s: «Tenem os el nuevo B eato ..., una
figura verdaderam ente g ran d e..., apóstol in fatig ab le..., y , adem ás, organizador m oderno...
P ad re C laret desplegaba en M adrid y en toda España—aprovechando los viajes de los
Reyes—una actividad apostólica verdaderam ente asom brosa. Pero aquel hom bre, de por­
tentosa actividad, no parecía conocer el lím ite. A hora—sin abandonar sus m inisterios—
G ran precursor de la Acción C atólica, casi como es hoy... P articularm ente de la p re n ­ se hace cargo, p o r voluntad de Isabel II, del R eal M onasterio de El Escorial. Era una
sa... H abía com prendido su inm enso valor. P ara u n a m aquinaria m oderna, para el vergüenza insufrible que aquella m aravilla—sím bolo no sólo de una España, sino de la
lib ro , para el periódico, pensaba ser pocos todos los sacrificios. Y , adem ás, era u n escri­ etern a España—estuviera en trance de perderse. Veamos ahora su gestión, tal como nos
to r m uy fecundo... Es una cosa especial, acaso ú n ic a ; el am or a la gran difusión, a los la cuenta su biógrafo :
opúsculos, a los folletos, a las ho jas v o la n te s...; q uería que la prensa llegase a todo «No restaban al M onasterio más que una tercera parte de sus fincas, con cuyas
y a todos.» rentas apenas podían rem ediarse las más urgentes atenciones de sus ruinas. Sin em­
T EJED O R EN SA LLENT.—Nace en Sallent (B arcelona), el año 1807. Nace en hogar bargo, el P . C laret, después de rep o b lar el M onasterio con una com unidad de capellanes,
hum ilde. Su padre posee un m odesto telar. E n él trabaja A ntonio de m uchacho y es con un coro de cantores, con un sem inario y un colegio, y la conveniente servidum bre;
h áb il obrero. Es, sobre todo, ejem plar cristiano. Lo son sus padres, con aquella fe recia después de procurarse todo el m enaje escolar y dom éstico que estas funciones requerían,
y aquella piedad ungida de las antiguas fam ilias españolas. A los cinco años—cuenta como un gabinete de Fisica, que costó m edio m illón de pesetas, una biblioteca mo­
su autobiografía—era para él una honda preocupación el problem a de la etern id ad . derna de 6.546 volúm enes, ornam entos por valor de 6.000 duros, salones de estudio, de
Esta palabra y su sentido le desvelaban congojosam ente. A quí tuvo p rincipio su santidad gim nasia y de recreo, dorm itorios y clases, 10.000 árboles frutales y m uchos otros de
y su celo apostólico : salvar el alm a, salvar las alm as. adorno ; u n palom ar, con 15.000 nidos, y m il otras adquisiciones, cuya enumeración
A los veintidós años pensó en la C artuja. P ero no había nacido él para el sosiego. sería enfadosa ; al cabo de un año, ponía a disposición de la Reina un remanente
Se le revela ahora su vocación sacerdotal. Q uería ser sacerdote, pero andariego, apóstol de 2o.ooo duros. Sin ninguna de estas obras, tenía antes que desem bolsar anualmente
cam inante, m isionero entre infieles. Luego, jesu íta, para m ejo r log rarlo . F ué novicio en la Soberana 6.000. para cu b rir los gastos a que no alcanzaban las rentas.»
R pm a. P o r poco tiem po. La voluntad divina le m arcaba otros rum bos. PERSEGUIDO E IN FAM AD O.—Y este hom bre, que no vivió sino para quem ar su
P o r derecho propio es llam ado el P . C laret «Apóstol de G ran C anaria». T am bién alm a, como u n perfum ado incienso, en el am or de Dios y del prójim o, fué vesánica­
en aquella isla floreció el m ilagro. P o r espacio de u n año, la recorre toda sin dar paz al m ente odiado y perseguido. Es difícil bailar en toda la historia de la Iglesia santo
cuerpo ni al espíritu. Tal fué la siem bra, que hasta ahora dura. alguno que pueda, en este aspecto, com parársele. A penas se concibe que pudiera llegar
SA CERDO TE Y M ISION ERO .—En su España le quería D ios. Em pezó siendo párroco a tan bajo nivel la vileza hum ana : sátiras de m al gusto, chistes soeces, irreverentes
cuando lo era el de A rs, San Ju an B autista V ianney. Empezó en V iladrau, haciendo caricaturas, escritos y grabados pornográficos, aireados en artículos de periódicos, en
m aravillas. Pero llevaba dem asiadas brasas en el pecho, y los pies se le m ovían como coplas y cantares callejeros, en libelos injuriosos, en textos claretianos calumniosamente
alas. Los cam inos eran para él invencible incentivo. ¡H abía tantas almas que salvar...! falsificados, en caricaturas insultantes y obscenas, en rum ores profusam ente difundidos.
No hay en toda C ataluña senda que él no bollase en aquellos siete años de apóstol ¡H asta las cajas de cerillas servían de vehículo indecente a caricaturas y chistes infa­
p eregrino. C am inaba a pie, bajo el sol inclem ente, o bajo la lluvia, azotado de cierzos, m antes!
o entre celliscas, por campos nevados, con la hum ilde sotana y un grueso capote—viejo El odio se cebó en él hasta tal punto, que, desterrado en Francia, ni allí pudo
y lim pio—para todo tiem po. En una m ano, una pértiga daba seguridad a sus pasos, y en encontrar algún sosiego. Anciano y enferm ísim o, buscó refugio en la A badía de Font-
la otra, un am plio pañuelo anudado portaba pobrem ente sustento y aju ar. Luego, la froide. Los m onjes le acogieron con caridad edificante. Pero hasta allí alean,.ó la sana
predicación encendida y avasalladora, las iglesias abarrotadas, las conversiones sin cuento, de sus enem igos. M oribundo y todo, los revolucionarios de N arbona, azuzados por los
los m ilagros, los pueblos corriendo tras él. revolucionarios españoles, quisieron asaltar el M onasterio y arrancarle del lecho en
A CTIV O PRO PA G A N D ISTA .—P o r ahora hace el Beato C laret algunas fundaciones. que yacía...
P rim eram ente, la L ibrería R eligiosa, en B arcelona. Q uería in u n d ar a España de libros Así m urió en tie rra extranjera, lejos de la m adre P atria—tan am ada de él—, con­
y folletos. Para las alm as sencillas y para las m entes cultivadas. D ifu n d ir la verdad fortado con el am or y la presencia de sus h ijos y la hospitalidad exquisita de los monjes
de D ios en todos los estilos. Pongam os algunas cifras : el p rim er año edita 127.000 vo­ d el C ister. Sobre su sepultura pusiéronse, como epitafio, justam ente las conocidas pala­
lúm enes. E n los ocho m eses siguientes, 200.000. L uego, cada año, no bajab a del m edio bras : «M uero en el destierro por haber amado la justicia y aborrecido la iniquidad.»
m illón. En los diecinueve años prim eros alcanzó la cifra de 9.569.800 ejem plares. La H oy, m ientras sus enem igos son polvo estéril y olvidado en el sepulcro, la gloria de
m ayor parte de ellos los distrib u ía él. P o r supuesto, gratis. E ra un enam orado de la C laret resplandece en el cielo y en la tierra. El dia 7 de mayo próxim o (D . m .), Su Santi­
propaganda. Cuando arzobispo y confesor de la R eina, dedicaba a ella an ualm ente, de dad el P apa Pío X II proclam ará ante el orbe entero la gloria definitiva de su C A N O N I­
su propio peculio, unas 50.000 pesetas. Z A C IÓ N .
MARIANA B Q Y IT O
LA AZUCENA CRIOLLA QUE ROMA VA A CANONIZAR
Por A U G U S T O ARIAS
En el Quito del siglo xvn —31 de octubre de 1618— nace
M ariana de Jesús.
Por la s veredas de Quito de hace tres siglos, que contras­
tab an su tono casi agreste con las primicias de la flor de pie­
d ra de sus fábricas religiosas, en este solar de virreyes y de
oidores, de encomenderos y escribanos, transitaba M ariana
de Jesús, en su breve viaje desde su casa, cobijada por el
Arco de la Reina, h a sta la iglesia jesuíta, en cuyas naves se
tendían, con un realismo de fuego, los lienzos de Hernando
de la Ribera.
M ariana no fue monja de celda clausurada. Se d a b a al ci­
licio, pero sab ía sonreír en el concierto del mundo. Curó he­
rid as físicas y remedió enferm edades espirituales. Su carne
estab a rota por la disciplina, pero milagrosamente ap arecía
en su faz el color de la salud y del bienestar. A m asaba pan
p a ra los pobres y servía en la mesa de sus familiares. Sen­
tíase así en una m ás dulce comunicación con los suyos y con
los menesterosos. Las p a lab ras de San Agustín cobraban en­
tonces en su pensamiento la seguridad lograda de lo que se ofrece a los otros, dejando en
el que d a una complacencia mayor que la de la posesión o el regalo.
Una vez quiso ser misionera, ir hacia el Oriente p a ra reg ar fe en las alm as broncas
de los infieles, y en otra se sintió atraíd a por la soledad erm itaño p a ra consagrarse al
culto de la Virgen del Pichincha.
En esa época propicia al sab er de clerecía y a l cultivo de «la ciencia del alma» se
atribuye, sin embargo, al decrecimiento de la fe, según el acento profético de los oradores
de entonces, el flagelo de las epidem ias y el largo bostezo del viejo Pichincha. En tal
escena M ariana pone la nota de su claridad. Es la primera alfabetizadora. Su bondad
comunicativa se distingue por un ingénito don de magisterio, y le acom pañan, por el
dulce imán de su p alabra, sus sobrinas Juana y Sebastiana y las sirvientes de su casa
en las procesiones que organiza p a ra p a se a r la im agen de la Virgen de Loreto y p a ra
llevar a cuestas los m aderos de cruz en una enam orada imitación de Cristo. M ariana
enseñó el alfabeto y la doctrina cristiana, pero m ás la v erdadera lección del amor al
prójimo y del consuelo a l desvalido.
La quiteña sabe adem ás de la pulcritud de la letra. Es seguro que fuera u n a lectora
constante. Escribiría algunas p ág in as que destruyó después, respetuosa de la palabra.
Admiró a la doctora de Avila, y uno de los ejercicios más de su gusto fué el de seguir a
Teresa, asid a del cordón de la g uía carm elitana, por las m oradas de cristal del conoci­
miento y la santidad, en busca de la rosa perfecta a cuya vista y a no pudo expresarse
más en lengua hum ana el divino terceto del Dante. Como ella, floreció en alegría rútila, I m a g e n d e la B e a t a M a r i a n a , a l p ie d e l p u lp ito d e la C o m p a ñ ía . Q u ito .
mientras se dolía del p esar o de la negación de los otros. Como la Santa de la plum a v a­
lerosa y fina, d esgarbada y subjetiva, pintoresca y devota, M ariana también quiso llam arse
En lo próxima Pascua, el Padre Santo, Pío XII, va a proclamar la canonización de la Beato Mariana
de Jesús; pero en la propia confesión, por humilde conciencia, rompió la pluma de gavilán de Jesús, santa doncella quiteña del siglo XVII, llamada la «Azucena de Quito», proclamada re­
del siglo antiguo, quebró el acento que le parecía sin color, dejó temblando en el aire su cientemente en su país, de manera oficial, «heroína nacional del Ecuador». La nueva santa, hija
voz de piedad p a ra los hombres, y su coloquio, sin palabra, con los ángeles. criolla del capitán toledano don Jerónimo de Paredes, fué una flor de Cristo en la América recién
descubierta y cristianizada por España, mística azucena de Quito, que recuerda mucho a otra flor
Glosaba la guitarra p a ra acom pañarse en los cantos religiosos por ella misma com­ hispánica, Santa Roso de Lima. Confinada en su cosa solariega, entregada a los arrobos, la peniten­
puestos, acaso romances a la Eucaristía y al Jesús niño, villancicos y oraciones que cia y la caridad, la «beato Marianita», como fué llamada durante su misma vida, atrajo desde el
buscaban la rima del antifonario. momento de su muerte lo veneración de sus paisanos, que ven en ella la celestial protectora de
Quito contra los terremotos, puesto que ofreció a Dios su vida por salvar a su ciudad. Carlos III,
Se hacen por ella los extraordinarios perfiles del milagro. En la edad infantil se levanta Rey de España y de las Indias, inició como regio protector la causa de beatificación de la
del río de su hacienda de Granobles, a cuyas ag u as cae, resbalando de una piedra, y virgen quiteña. Isabel II, Reina de España, tomó también bajo su patronato la causa, que llegó
como sólo ocurriera con Jesús, m archa sobre la corriente. Salva de la muerte a una india felizmente a la beatificación en el siglo pasado. Ultimamente, a petición de las Damas Ecuatorianas,
que la invoca fervorosamente. Las golondrinas esquivas acuden a picotear m igas de pan el Jefe del Estado español. Generalísimo Franco, ha auspiciado también la canonización de la gloriosa
bienaventurada de nuestra estirpe, hija de España y orgullo del Ecuador. El día ya próximo de la
en sus manos angélicas. Interviene en favor de los menesterosos. Cuando h a muerto, se glorificación de la «Azucena de Quito» Mariana de Jesús va a ser dia de júbilo pora su patria
desprende un suave arom a de su féretro de virgen. Los poetas de la colonia dicen su ecuatoriana, pero también para la Madre España y para todos los pueblos de la Hispanidad.
elogio en verso latino y castellano y el quiteño José Murillo escribe su vida en «rima azu-
cénica», al tiempo en que el padre Morón de Butrón fija la fam a de sus virtudes. El padre
Alonso de Rojas acierta a definirla en una frase de versículo: «Largos siglos de santidad
en breves años de vida.»
Pero no es menos eficaz el milagro de la persuasión cotidiana, el servicio suavizante,
el agua de la caridad sam aritana, el lienzo con el cual, nueva Verónica, copia, libre del
sudor de sangre de la tierra, la faz del espíritu, que se liberta gracias a su ayuda.
No hay en M ariana de Jesús falsa humildad de tercas reclusiones ni se evade de la
fiesta del mundo por temor o por disgusto. La operación del desposeimiento es en ella
corriente, natural, de satisfacción como predestinada y fácil. En las noches de los viernes
se ata, pendiente de la alta cruz que en un ángulo del palio fam iliar se p latea con la
fuga de los últimos luceros, p a ra aprender a morir, pues n a d a merece y todo quisiera d ar
por sus hermanos. Despoja de adornos su aposento. Sólo el pequeño altar, mira a su cama
dura. Cadenas, disciplinas y cilicios se b añ an de su tibia sangre. Con la s tijeras de acero
corta el pabilo de la vela colonial que proyecta la sombra del ataúd que retiene la formo
de su cuerpo yacente, envuelto en el say al franciscano.
Tiempo de asolaciones y fieros m ales p a ra repetir la im agen del clasico español aquel
por el que atraviesa M ariana de Jesús. Decrece la fe y se rompen las ram as de^ la espe­
ranza, La caridad es un corazón vacío apuñalado por la soberbia. Y como en la víspera de
todos los tiempos, al lado de la fatuidad de los nobles está el rencor de los plebeyos, y
si puede esculpirse en piedra la sordera de los poderosos, no es raro que las lágrim as de
los oprimidos se cristalicen en agujillas de cólera. El Pichincha h a levantado de nuevo
su cabeza y la ciudad de Quito se ag ita en una oblicua sacudida. M ariana eleva su alm a
a Dios desde su ángulo de oración de la iglesia de la Compañía. Y ofrece su vida a
cambio de la salud de los quiteños. De la sangre de su penitencia h a nacido la azucena
trifolia en el jardín de su casa. Quito será desde entonces la ciudad sin caída y el retablo
guardará las cenizas salvad as de la Santa Mariana.
Su Santidad ef Papa ora ante la imagen de
la Beata uópez y Vicuña, en la Basílica de
San Pedro, el mismo día de la beatificación.

RZyVICVÑA
RIMERA fecha.— 22 de m a r z o de 7847. Un su­

P
madreTORRES-ACOSTA
t i z a c o m o la d e la F lo r B a ja , el 2 d e d ic ie m b r e
de 1 8 2 6 . C o r t a d a la c a lle a ñ o s d e s p u é s p o r la c e s o , e n a p a r ie n c ia , c o r r i e n t e : a c a b a d e n a c e r

madreL Ó P
a p e r í u r a d e la G ra n V ía , la c a s a e n q u e n a c ie r a u n a n iñ a , h i ja d e l a b o g a d o d o n J o s é M a r í a L ó ­
la f u n d a d o r a q u e d ó e ñ p ie y e x is t ió h a s t a q u e , p e z y S a n z y d e d o ñ a N ic o la s a d e V ic u ñ a , d a m a c o n
h a c e u n o s c u a n t o s a ñ o s , f u é d e r r ib a d a p a r a c o n s ­ e s c u d o h e r á ld ic o e n s u p a la c io s o la r ie g o d e E s t e lla .
tru ir el b lo q u e d e n u e v o s e d if ic io s e n q u e h o y se P e r o a q u e lla n iñ a , d e o jo s a z u le s , b la n c o c o lo r
e n c u e n t r a el h o t e l E m p e r a d o r. y c a b e llo d o r a d o , h a b í a s id o e le g id a p o r D io s p a r a
P r o n to la In s t it u c ió n g o b e r n a d a p e r la M a d r e lle v a r a c a b o u n o o b r a e x c e p c io n a l, t a n t o e n v ir tu d
c o m o e n h e ro ís m o , p ie d a d y a m o r a l p r ó jim o . p e n o s o c a lv a r io . A lo s d ie c in u e v e a ñ o s h a b í a c o n s a g r a d o su v ir g in id a d a D io s.
1 fN la p l a z a m a d r ile ñ a d e C h a m b e r í t i e n e n e n la a c t u a l i d a d su C a s a M a d r e S o le d a d e m p e z ó a p r o s p e r a r , g r a c i a s a s u s d e s v e ­
P u s ié r o n le d e n o m b r e V i c e n t a M a r ía D e o g r a t ia s H a b ía v e n c id o , a n t e s y d e sD u é s, v a n id a d e s , a c e c h a n z a s d el m u n d o , ^ o b s tá c u lo s
H la s R e lig io s a s S ie r v o s d e M a r ía . M a d r ile ñ a h a sid o la fu n d a d o r a d e e s t a p i a ­ los, q u e ^el c ie lo e m p e z a b a a b e n d e c ir . P e s e a su
B ie n v e n id a . A lo s d ie c io c h o m e s e s , u n d ía q u e su n i­ h u m a n o s y d u d a s d iv in a s . Y h a b ía m a n t e n id o u n a e s f o r z a d a y d r a m á t i c a lu c h a
'l— I d o s a i n s t itu c ió n y e n el c o r a z ó n d e 1 c a s t i z o b a r r io d e C h a m b e r í n a c ió ia C o n ­ e s c a s a s a lu d , la f u n d a d o r a s e o c u p a d e los c a r g o s
ñ e r a la lle v ó a la ig le s ia d e l p u e b lo , s e d e s p re n d ió c o n su p a d r e , o p u e s t o c o n e x a s p e r a c ió n y a r a g o n e s a v e h e m e n c ia a la lla m a d a
g r e g a c i ó n p a r a d e d ic a r s e a u n a d e la s m á s d if íc i l e s y p ia d o s a s m is io n e s h u ­ m á s d i f íc i le s . A l m is m o tie m p o q u e c u id a p e r s o n a l­
d e s u s b r a z o s p a r a c a e r d e ro d illa s a n t e u n o d e los v o c a c io n a l d e su h ija , ilu s io n a d o c o n v e r la c a s a d a y s e n t ir s e ro d e a d o d e n i e t e ­
m a n a s , c o m o e s ia a s i s t e n c i a a e n fe r m o s e n lo s p ro p io s d o m ic ilio s . m e n t e d e los e n fe r m o s , a d ie s t r a a la s n o v ic ia s p a r a
a l t a r e s , im p u lso s e c r e t o y a c t o r e v e la d o r d e su c it o s .
Es el d ía d e la A s u n c ió n d e N u e s t r a S e ñ o r a ( 1 5 d e a g o s t o d e 18 5 1 .) c u a n d o el c u m p lir su d if íc il m is ió n y f u n d a n u e v a s c a s a s e n
d e s tin o . P e r o V i c e n t a M a r í a v e n c ió e n t o d o . L le v a y a s u h á b it o , d is e ñ a d o p o r e lla
v ir tu o s o p á r r o c o d e C h a m b e r í, u n jo v e n s a c e r d o t e a r a g o n é s , d o n M ig u e l M a r t ín e z d i s t i n t a s c iu d a d e s d e E s p a ñ a .
En el a ñ o 1 8 7 4 v a n a U ltr a m a r la s p r im e r a s S ie r ­ C r e c e b o n it a y r e v o lt o s a , m u y c h a r l a t a n a y lis t a , m is m a p a r a sí y p a r a s u s H ija s , y la n a c i e n t e O rd e n r e c ib e la s a n c ió n a p r o b a t o r ia
S a n z , tu v o la f e l i z id e a y c e l e s t e in s D ira c ió n d e f u n d a r la In s t itu c ió n d e la s y a p r e n d e r á p id a m e n t e a e s c r ib ir y le e r . V ic e n t i t a , d e S. S . L eó n X I I I , e n 1 8 8 8 .
S ie r v o s d e M a r ía , b a jo la a d v o c a c ió n d e N u e s t r a S e ñ o r a d e la S a lu d , q u e s e r ia v o s d e M a r ía . Un a ñ o d e s p u é s s e f u n d a la p r im e r a
c a s a e n S a n t i c g o d e C u b a , a la q u e s ig u e n o t r a s c u a n d o t i e n e s e is a ñ o s , s a b e y a la H is t o r ia S a g r a d a L a C o n g r e g a c ió n p r o s p e r a c o n t r a v ie n t o s y m a r e a s , c o n t r a g r a v e s p r o b le m a s
in v o c o d a c o m o M a d r e y P a t r o n a d e la n u e v a C o n g r e g a c ió n c o n el t i t u l o i n e f a ­ . y e l C a t e c is m o ,
e n d i s t i n t a s c a p i t a l e s d e la is la y e n o t r o s d iv e rs o s p a ís e s . e c o n ó m ic o s y p o d e r o so s in c o n v e n ie n te s d e t o d a ín d o le . L a M a d r e V ic e n t a , im ­
b le d e « S a lu s in fir m o r u m » . _ L a n u e v a C o n g r e g a c ió n f u é a p r o b a d a p o r t r e s P a p a s . P r im e ro , p or Pío _ !* ' de i ° S o n - e ° ^ o s e s e n v ia d a a M a d rid p a r a c o m p le t a r su e d u c a c ió n . L os t ío s p u ls a d a p o r u n a f u e r z a s o b r e n a t u r a l, d a c im a a la s F u n d a c io n e s d e Z a r a g o z a ,
S i e t e jó v e n e s a s p i r a n t a s , e n m e m o r ia d e los s i e t e D o lo r e s d e ia M a d r e d e •a p e q u e ñ a n a v a r r a — el g e n t ilh o m b r e d e Su M a je s t a d d on M a n u e l d e R ie g a ,
D io s, so n la s q u e s e c o n g r e g a n ¡n i c i a l m e n t e e n to r n o al^ b e n e m é r ito , s a c e r d o t e d e le d ió los d e c r e t o s d e A l a b a n z a e n 1 8 6 7 y d e a p r o b a c ió n d el I n s t itu t o , uesp » d e S e v illa , d e B a r c e lo n a , d e B u r g o s ...
Su S a n t id a d L e ó n X I I I a p r o b ó d e f in it iv a m e n t e la s C o n s t itu c io n e s . El Sum o t¡eSU e sP osa, d o ñ a E u la lia d e V ic u ñ a — s e r á n s u s s e g u n d o s p a d r e s . L a t í a E u la lia En s u s a n d a n z a s , t r a b a jo s y s a c r if ic io s , a d q u ie r e u n a e n f e r m e d a d p e n o s a y
C h a m b e r í. P e ro e n t r e e l l a s e s t á B ib ia n a A n to n ia M a n u e la T o r r e s A c o s t a , q u e j ne c a rá c t e r d e c id id o y e n é r g ic o y s e o c u p a m u y p r in c ip a lm e n t e en a su n to s
f i c e P ío X la e n r iq u e c ió c o n m u c h o s p r iv ile g io s , in d u lg e n c ia s y ju b ile o s . -I J/J ,g m o r ta l . Y el 2 6 d e d ic ie m b r e d e 1 8 9 0 , a lo s c u a r e n t a y t r e s a ñ o s , e n t r e g ó a D io s
n o e s a ú n m á s q u e u n a jo v e n f e r v o r o s a y lle n a d e a n h e lo s d e s a n t id a d , p e ro A su la d o , V i c e n t i t a s e v a f o r m a n d o e n la d is c ip lin a , la p ie d a d y la
a b r il d e 1 9 1 3 la S a g r a d a C o n g r e g a c ió n d e R e lig io s o s a p r o b ó la am p litfg g ji su a lm a p u r a e n a r o m a d e s a n t id a d . El c u e r p o d e la m a d r e s e c o n s e r v ó in c o ­
q u e por e lla ib a a c u m p lir s e e n la n a c i e n t e C o n g r e g a c ió n la D a r á b o la e v a n g é l i c a vacación.
la s d i c h a s C o n s t itu c io n e s y, p o r ú lt im o , e n d ic ie m b r e d e 1 9 2 1 , la m ism a Sag rr u p to e in a s e q u ib le a lo s e s t r a g o s d e la d e s c o m o o s ic ió n d e la m a t e r ia .
d el « g r a n o d e m o s t a z a q u e u n h o m b r e s e m b r ó e n su c a m p o .» . E n tr e a q u e lla s s i e t e I0 t 'a E u la lia v i s i t a p o b r e s , e n fe r m o s y p r e s o s , p a r a lle v a r le s lim o s n a s , c o n s u e -
p r im e r a s S ie r v o s d e M a r ía e s t á y a la « m u je r f u e r t e » q u e ib a a c o n v e r t ir la C o n g r e g a c ió n la s a d a p t ó a l D e re c h o C a n ó n ic o . |en Tercera fecha.— 1 9 d e f e b r e r o d e 1 9 5 0 . A s c ie n d e a los a l t a r e s la B e a t a M a d r e
En la a c t u a lid a d el I n s t it u t o d e la s S ie r v o s d e M a r ía s e c o m p o n e oe ^ p / p° lQt>ras e v a n g é lic a s , a c o m p a ñ a d a s ie m o r e d e la s o b r in it a , q u e y a , p o r su V i c e n t a M a r í a L ó p e z y V ic u ñ a . A u n n o s e h a c u m p lid o u n s ig lo d e s d e q u e n a ­
s e m illa s e m b r a d a p o r e ¡ p á r r o c o d e C h a m b e r í e n « á r b o l fro n d o s o e n c u y a s r a m a s SUbueL- a p ,° c r e a d o e n C a r a b a n c h e l la C o f r a d ía d e l R o s a r io e n t r e la s n iñ a s d e l
v e n d r ía n a p o s a r s e la s a v e s d el c i e l o » . E n tr e a q u e lla s s i e t e m o c i t a s m a d r ile ñ a s , c a s a s , u n a r e s id e n c ia p a r a ¡a t e r c e r a A p r o b a c ió n , c in c o n o v ic ia d o s y cuatro ^ c i e r a , p a r a la g e o g r a f í a d e la r e lig ió n c a t ó l i c a , u n n u e v o m u n d o d e c a r id a d
c u e l a s a p o s t ó lic a s , a d e m á s d e u n a e s c u e la d e e n f e r m e r a s . E s tá divl,dl ° sas urbio, o r g a n iz a n d o c o m u n io n e s g e n e r a le s y f i e s t a s r e lig io s a s , y a m o r a l p r ó jim o , c u y o s p r im e r o s b a lb u c e o s s e in a u g u r a r o n e n u n a c a s i t a m a ­
d is p u e s ta s a s a c r if ic a r , su ju v e n tu d - y o f r e c e r su v id a a D io s p o r el a liv io d e los ello h ° ° ra p r e d ¡ l e c t a d e d o ñ a E u la lia e s « L a C a s i t a » . U n h o g a r s o s t e n id o p or
q u e s u f r e n , e s t á la q u e a l r e c ib ir el h á b i t o t o m a el n o m b r e d e M a d r e S o le d a d , I n s t i t u t o e n c a s a g e n e r a l e n R o m a y c a s a m a d r e e n M a d r id . L a s d em as d r ile ñ a d e la c a l l e d e C a ñ iz a r e s . P e r o la O b r a d e la M a d r e h a p r o life r a d o y a e n
e s t á n r e p a r t id a s e n la p r o v in c ia d e M a d r id , p r o v in c ia d e A n d a lu c ía , P r° vl l¡Q 1 “ on d e r e c o g e s ir v ie n t a s s in c o lo c a c ió n , e n f e r m a s o c o n v a le c ie n t e s , sin f a m i - g ig a n t e s c o s f r u t o s . T r e i n t a y t r e s c a s a s e n E s p a ñ a , d o s e n F r a n c ia , d o s e n
c o n e l q u e ' r e a l i z a r á t o d a su o b r a y a h o r a a c a b a d e s u b ir a lo s a l t a r e s . chorh Qp? y o s e n M a d r id , m ie n t r a s s e r e o o n e n y e n c u e n t r a n n u e v o e m p le o . M u -
S ó lo c u a t r o a ñ o s d e s p u é s d e a q u e lla p r im e r a f u n d a c ió n , y c o n m o tiv o d e d e C a s t i l l a y d e C a t a lu ñ a . T ie n e a s im is m o c a s a s e n P a r ís , M a r s e lla , BiarriUnidos, I n g l a t e r r a , t r e s e n I t a l i a , u n a e n A f r ic a y a u in c e e n A m é r ic a . En t o d a s e lla s ,
J u a n d e L u z. T a m b ié n t ie n e v a r ia s e n I n g la t e r r a y la s t ie n e e n E s ta d o s un en ,as ¡a v e n e s , a c e c h a d a s p o r los m il p e lig r o s d e la g r a n c iu d a d , q u e h a lla n c o n u n p ro m e d io c o n s t a n t e d e v e in t e m il m u c h a c h a s r e c o g id a s , la s c h i c a s d e
a u s e n t a r s e d e M a d rid e! p á r r o c o d e C h a m b e r í, a q u ie n su v o c a c ió n y celo a p o s ­ mient ° C a s ' í’Q» u n h o n e s t o r e f u g io . L a n iñ a V i c e n t a s e a f i c i o n a c o n a p a s io n a -
t ó lic o lle v a a l G o lfo d e G u in e a , r e c ib ir á la M a d r e S o le d a d T o r r e s A c o s t a , c o n su s la s A n tilla s , A r g e n t in a y o t r o s p a ís e s . Torres s e r v ir e n c u e n t r a n h o g a r , p r o t e c c ió n y c a r iñ o e n s u s e n f e r m e d a d e s , c o n v a le c e n c ia
T a l e s la e n o r m e d ifu s ió n q u e a l c a n z ó la f u n d a c ió n d e la M e d re ^ 0 y v e h e m e n c ia e n la o b r a d e su t í a .
b u e n o s t r e i n t a a ñ o s , el d if íc il c a r g o d e d ir ig ir a q u e lla n a c i e n t e C o n g r e g a c ió n . y v ic is it u d e s d e t r a b a jo .
A c o s t a , a p e s a r d e q u e e lla m o r ía e n M a d rid el 11 d e o c t u b r e d e 1 8 8 7 , es ' Qños e9uncía .techa.-— 11 d e ju n io d e 1 8 7 6 . V iu d a d o ñ a E u la lia y d e v e in t io c h o
Y a h o r a , e n e s t e A ñ o S a n t o d e 1 9 5 0 , e n q u e h a s id o s o le m n e m e n t e b e a t i f i c a d a Y a llí, a d e m á s , s e le s in s tr u y e e n la s la b o r e s d e su o f ic io c o n c l a s e s d e
a lo s c i n c u e n t a y u n a ñ o s . P e r o ¡a f a m ilia e s p ir it u a l p or e lla fu n d a d a en u v¡vie r|U s? .n .° ' ó s t a c a l i z a su p r im e r a F u n d a c ió n . H a c ie n d o u n s o lo p iso d e ip
la M a d r e S o le d a d T o r r e s A c o s t a , la c a p i t a l d e E s p a ñ a s e s i e n t e o r g u llo s a d e c o n t a r c o c in a , c o s t u r a , la v a d o , p la n c h a d o y p u e r ic u lt u r a ; r e c ib e n e d u c a c ió n r e lig io s a y
b e rí c o n t i n ú a su o b r a d e a p o s t o la d o p a r a b ie n d e la c r is t ia n d a d . de Mario °\ ' a m ‘*'a r y « L a C a s i t a * , n a c e e l p r im e r h o g a r re lig io s o d e la s H ija s d e
e n t r e s u s h ijo s a e s t a s ie r v o d e D io s, d e l i c a d a y h u m ild e c r i a t u r a , q u e a lc a n z o s e p r e p a r a n , e n f in , p a r a s e r b u e n a s o b r e r a s d e l h o g a r , e s p o s a s y m a d r e s si lle g a
L a r e c ie n t e b e a t i f i c a c i ó n e n R o m a d e la M a d r e f u n d a d o r a d e la s •>ier, c0. Orden i n m a c u la d a p a r a e l S e r v ic io D o m é s tic o . L a s C o n s t itu c io n e s d e la n u e v a
c a s i e n n u e s tr o s d ía s e x c e l s a s a n t i f i c a c i ó n p o r h a b e r c o n s a g r a d o su v id a h e r o ic a e l c a s o ; in c lu s o t o m a r u n h á b i t o c u a n d o la v o c a c ió n lo d e c id e .
M a r ía lle n a r á d e g o z o a su s h ija s , e s p a r c id a s p o r t a n d iv e rs o s p a ís e s , y \e tQn Jesús ' u eron n e r i t a s p o r l a f u n d a d o r a in s D irá n d o se e n la s d e la C o m p a ñ ía d e
a c u m p lir u n a d e la s m á s b e lla s o b r a s d e m is e r ic o r d ia : la d e c u r a r y a s i s t i r L os o jo s c o lo r d e c ie lo d e la M a d r e V i c e n t a v ig ila n su g r a n d io s a o b r a d e s d e
m u n ic a r á n u e v o s im p u lso s e s p ir it u a le s p a r a c o n t in u a r c o n f e y a b n e g a c ió l a g l o r ia d e l S e ñ o r . N a v a r r a y E s p a ñ a t i e n e n u n a n u e v a s a n t a .
a e n fe r m o s . , _ . . . H asta e s t e m o m e n to , la M ad re V ic e n ta M a ría tu v o que p asar un la r g o y
L a M a d r e T o r r e s A c o s t a h a b í a n a c id o e n e l n u m e r o 3 d e u n a c a l l e t a n c a s ­ p ia d o s o a p o s t o la d o
DE LA VIRGEN DEL ROSARIO, DE MURILLO, EXISTE UNA
REPLICA — LLAMADA «MADONNA GITANA»— , OBRA TAMBIEN DEL
CITADO PINTOR ESPAÑOL, EN LA GALERIA CORSINI, DE ROMA.
42
José M a ría Caro
R o d ríg u e z
(18- 11- 1946)
Arz. de Santiago
Pedro Se g u ra Sa n tia g o Lu is (ch il e )
Sá e nz C opelio
(19-XII-1927) (16-XII-1935)
Arzobispo de Sevilla Arz. de Buenos AireS
(ESPAÑA) ( r . argentina )

Enrique Ría
y Deniel
(18-11-1946)
Arzobispo de Toledo
(ESPAÑA)

Juan G u a lb e rto
G uevara
( 18- 11- 1946)
Arzobispo de Lima
(P E R U )

M anuel A rteaga
y Betancourt
(18-11-1946)
Arz. de La Habana
( cuba)

M U N D O H IS P A N IC O agradece vivamente a los


Antonio Caggiano eminentísimos Cardenales y reverendísimos Pri­
mados de Hispanoamérica que honran esta pági­
0k“í l ' t a na y las dos siguientes, las dedicatorias autógra­
fas que han tenido la amabilidad de otorgarnos.
v A n íb a l M ena P o rta | Ismael Perd orno,
Ë a r z o b i s p o d e A su n - a r z o b is p o d e B o g o tá .—
M ci ó n . — P r i m a d o P r im a d o de C o lo m b ia
de Paraguay.

Jo sé T u r c io s , o b is p o
d e T e g u c i g a l p a , — P r i­
m ado de H on d u ras.

José Antonio L a z c a n o y
Ortega, a r z o b i s p o de
Ma na gu a. P rim a ­
do de N ic a ra g u a .

Abel A n te z a ­
na, a r z o b i spo
de La Paz. - P"
ma do d e B olivie
LO S OCI AL LO ESPIRITUAL
ie n t r a sla mayoría de las naciones esclavizan
\T Ales
no sólo desde el terreno de las realizaciones socia­
del nuevo Estado español, sino desde el plano
de la iniciativa privada, el esfuerzo hecho por el ca­
M el espíritu, sometiéndole a la materia, dando un
sentido temporal a la existencia, España se des­
carna y ahila, subiendo a las regiones altas de luz
tolicismo en España para elevar el nivel medio de la de un amanecer eterno. Nuestra hora presente es de
formación religiosa del pueblo y multiplicar los ins­ amanecer. Buscamos lo ingrávido del aire para me­
trumentos de apostolado es realmente extraordinario, ternos en los resplandores de un sol que jamás se
sin que teng-a precedentes en la historia del país. Un apaga. España ha sido espíritu siempre. Lo ha sido
movimiento juvenil de inquietudes apostólicas, de hon­ en la Teología, en la Filosofía, en el Derecho, en las
do fervor religioso, de piedad sólida y creciente, se res­ gestas históricas, en la vida. A España le pesa la car­
pira en la vida escolar y universitaria y se proyecta ne y el sentido. Huye del fardo de las concepciones
en la fábrica y en el taller. El joven obrero español dimensivas. No concibe sino la recta ascendente. Ese
de hoy ya no se parece en nada al de antaño, maleado fué su ideario en San Isidoro, en Juan de Torquema-
desde su infancia por doctrinas. corrosivas y prejui­ da, en Juan de la Cruz, en Juan de los Angeles,
cios de lucha de clases. Gracias a los planes educati­ en Malón de Chaide, en San Ignacio. La tradición se
vos de los Centros o Escuelas de Formación Profe­ mantiene vital. El esfuerzo, en todo su potencial as­
sional y Preaprendizaje, en los que la preparación cético. El hito, en la contemplación divina.
del aprendiz está saturada de espíritu religioso y pa­ Nación espiritualista España, había de serlo en sus
triótico, el futuro obrero de España no puede pre­ fuentes escriturarias y teológicas. Por eso, renueva Es­
sentarse más halagüeño. Los 4.000 aprendices que cur­ paña su tendencia espiritualista, organizando Semanas
san sus estudios en las Escuelas Salesianas y las de­ escriturarias y teológicas, a las que acuden los mejores
cenas de millares de pequeños acogidos en está clase pensadores y donde se estudian todas las cuestiones exe-
de Centros de formación profesional obrera, por los géticas y dogmáticas desde todos los terrenos: herme-
Jesuítas, los Hermanos de las Escuelas Cristianas y néuticos, arqueológicos, históricos. Mientras la vulgari­
los Patronatos de Acción Católica, no son más que dad científica busca nuevas fuentes, alumbra nuevos ve­
el comienzo de los grandes planes con que los católicos neros en la esencia de uno mismo para explicar los fenó­
españoles se han lanzado a una obra tan importante, menos místicos, la razón española se adentra por los
que encuentra el más decidido apoyo oficial. Comple­ vergeles de la Escritura, donde crecen las flores del
mento de esta empresa son las Hermandades Obreras misterio, y no hay más sino cogerlas. La Teología las
Católicas, los Institutos Sociales Obreros, para la for­ compone, ordena y sitúa en su lugar. Por eso el es­
mación de dirigentes, y las Escuelas Sociales Sacerdo­ plritualismo español es permanente y se acrece en el
tales, creada, la primera, a iniciativa del actual obis­ correr del tiempo. Por eso la vitalidad espiritual de
po de Málaga, Dr. Angel Herrera Oria, con el fin España vive pujante. Y si por un momento histórico
de formar sacerdotes para el apostolado social. Todo lo penumbran las negaciones, se levanta con más ful­
esto, aparte de los Seminarios de Estudios Sociales gor y fuerza, como el sol tras la tormenta.
que sostiene la Acción Católica española, a base de Las Universidades y Escuelas teológicas mantienen
destacadas figuras de la investigación sociológica, y el rescoldo. Nos encontramos otra vez en nuestro ca­
de las famosas Semanas Sociales de España, que cuen­ mino. Profesores y alumnos respiran el mismo espl­
tan ya con medio siglo de existencia, y qué, después ritualismo, fenómeno que no se da sino en España.
de fundadas, habían de ser imitadas por ios sociólo­ España, que resistió la invasión del Renacimiento, al­
gos cristianos de otros países. forjado de viandas pingües, y el luteranismo, asocia­
Los Patronatos creados en Córdoba, Valencia, Má­ do a Baltasar y Baco, no había de ceder su florido
laga y otras diócesis para ayudar a la solución del pro­ carmen a la pestilencia existencialista o a la tabla pi­
blema de la vivienda, mediante la construcción de ca­ tagórica. Su solar es el de las águilas. Vive arriba,
sas de renta reducida, son cada vez más numerosos, y cerca del cielo, del azul del cielo. Por eso se da en
el ensayo, que han llevado a cabo con éxito, demues­ España el milagro de tantas vocaciones religiosas y
tra las enormes posibilidades y el entusiasmo con que sacerdotales. Llenos están los Seminarios, Escuelas y
la Iglesia y los católicos españoles se han dedicado, Noviciados de jóvenes que se entregan alegremente
en estos últimos años, a una acción social amplia y a renunciamientos y soledades, que sólo el espíritu
profunda, que abarca desde la beneficencia hasta el puede sobrellevar. Entre esa juventud figuran los lla­
apostolado por radiodifusión. Así, hoy existen unas mados de «vocación tardía» ; robustos mancebos que,
12.000 fundaciones benéficoprivadas, la mayoría de las cargados de laureles universitarios, van a depositarlos
cuales están regentadas por religiosos, y los sacerdo­ a los pies del Señor, tomando su cruz para seguirle
tes, religiosos y religiosas tienen a su cargo también al reino de las contradicciones, al tribunal de los es­
las de carácter público u oficial, en las que ejercen birros, al calvario de los ajusticiados. Roma, Lovaina,
una acción de apostolado cada vez más admirable, fre­ Friburgo de Suiza conocen a estos iluminados españo­
cuentemente premiada por el Gobierno y otras Corpo­ les, que mantienen el prestigio tradicional de España,
raciones públicas. Esta misma influencia se hace sen­ en lo espiritual, frente a las «nuevas cristiandades ma-
sible en los Patronatos de Protección a la Mujer, de ritenistas y al «progresismo comunistoide» de los ena­
Protección de Menores y en los Tribunales Tutelares. morados del nihilismo.
Las grandes misiones diocesanas, en las que se mo­ El ascetismo y misticismo hispánicos recobran su
vilizan centenares de religiosos y sacerdotes, constitu­ viejo ritmo cenobita con la restauración y poblado de
yen todos los años renovados testimonios de fervor po­ los monasterios, que fueron antes asilos de sanos pen­
pular. Gracias a la obra «La Voz de Cristo en las Em­ samientos y virtudes heroicas y que las revoluciones
presas». los obreros pueden escuchar todos los años la los convirtieron en gloriosas ruinas para mostrárse­
llamada a la oración y a la penitencia durante el tiempo las a los extranjeros. Bulle en aquellas celdas restau­
cuaresmal. Y pasa de varios millones el número de niños radas el sacro silencio de la codicia espiritual, y se
de obreros que han desfilado por las catequesis pa­ despliega el sentido de lo místico en la salmodia ale­
rroquiales o auxiliares eh estos últimos años. gre y regocijada, recitada en los templos. Los enca­
Sin embargo, las obras más ricas en frutos y de puchados monjes abajan el cielo hasta sus rincones
mayor eficacia han sido las de los Ejercicios espiri­ y lo registran, como el ojo del astrónomo las estrellas.
tuales para obreros y la de la recristianización de los Aristócratas regalados y labriegos pardos visten co­
suburbios de las grandes ciudades. Solamente en Astu­ gullas amplias y oscuras y se dan a los martirios con
rias, y para los trabajadores de las minas, funciona todo la sed del que dijo: «Quiero disolverme en la carne
el año una Casa de Ejercicios, por la que han desfilado para estar con Cristo.» El sortilegio ha cundido entre
ya varias decenas de millares de ejercitantes, a quienes las juventudes femeninas. Se aprestan ellas a la re­
esta obra se encarga de gestionar económicamente todo forma interior por las privaciones voluntarias; en-
lo necesario para ellos y sus familias mientras duran ciérranse unas en los monasterios de mayor rigor,
los días de retiro. mientras otras se agrupan en comunidades ascetas,
en comunicación más directa con el transeúnte, con
En cuanto a la obra de suburbios, *es demasiado el viajero de Emaús, para gritarle la próxima puesta
importante para reducirla a pocas líneas. Baste de­ del sol y la necesidad de buscar albergue para la no­
cir que en diez años se han creado en el cinturón de che. Hasta los niños intuyen su destino, por gracia de
Madrid 30 nuevas parroquias, dotadas de toda clase Dios, inscribiéndose en Asociaciones piadosas para go­
de ohras auxiliares y servicios, como escuelas, talle­ zar del ejercicio de las buenas obras.
res, dispensarios médico-farmacéuticos, refugios, rope­ Como antaño, las divinas locuras españolas de con­
ros, comedores, etc., donde reciben educación, traba­ quistadores de reinos para Cristo se han despertado.
jo y asistencia gentes modestísimas, que antes vivían Las selvas americanas se han acercado a nosotros, y los
en el abandono y en la miseria. Esta empresa está grandes caminos de tigres y elefantes del Africa los re­
asistida por las Hermandades profesionales católicas corren nuestros misioneros con mayor placer que los ca­
y la Acción Católica en general, que auxilia a la je­ zadores de los felinos y paquidermos. No existe punto
rarquía eclesiástica en las tareas especializadas. Des­ lejano del globo donde no haya una cabaña misionera
tacan en tan magnífica labor las Hermandades de Mé­ española. Las grandes Ordenes monásticas siguen el
dicos y Farmacéuticos de San Cosme y San Damián y curso de los grandes ríos asiásticos, y otras que vinieron
la de Enfermeras «Salus Infirmorum», que prestan después rivalizan con ellas en las conquistas de los
sus servicios gratuitamente en clínica y domicilio y hombres perdidos en la ignorancia y la superstición.
facilitan también gratis los medicamentos, por costo­ La vitalidad de la Iglesia Católica padece una nueva
sos que sean. Un Secretariado Nacional de Caridad y encarnadura en estos nuevos apóstoles, que han hecho
varios diocesanos centralizan estas atenciones y lle­ del peligro un contrario para vencerlo.
van un fichero para evitar posibles fraudes en la En fin, España se renueva constantemente, buscan­
prestación de la caridad. Sólo el Secretariado de Ma­ do las vías difíciles de escalar las cumbres misterio­
drid ha invertido,, procedente de las colectas entre los sas de lo sobrenatural. El mundo comienza a agrade­
fieles madrileños, más de treinta millones de pesetas cernos el esfuerzo. Todavía tenemos para dar. El agua
para cubrir las necesidades de los suburbios, donde se del ánfora judía da sed. España católica da a beber
han construido ya 14 templos, se han creado 137 escue­ agua viva, agua que crea dentro de nosotros manantia­
las y se han montado 44 talleres de aprendizaje y con­ les que saltan a las alturas.
fección.
LO INTELECTUAL LO M A T E R I A L
L
a historia intelectual del catolicismo español y de
la heterodoxia en lo que va de siglo no ha sido
aún contada, a pesar de que sin ella es difícil,
I J aha la integral reconstrucción de la religiosidad
* que reclamaba España al terminar su guerra ci­
vil, una de cuyas facetas más brutales había sido
si no imposible, explicar el desarrollo de los aconteci­ la persecución religiosa, con su consiguiente destruc­
mientos políticos. Las obras dedicadas a este período, ción de templos, imágenes, obras de arte sacro y cuan­
incluso las más autorizadas y valiosas, prescinden de to diese testimonio de la tradicional fe religiosa del
buscar el origen remoto de los hechos y se contentan pueblo español, fué preciso estudiar y abarcar los
con narrarlos, presentándolos como producto inmedia­ diversos aspectos que presentaba el problema, y uno
to de los azares de la vida política y social. De este de los principales era la i'econstruceión material de
modo, la verdadera realidad histórica, la que se forja edificios religiosos: catedrales, conventos, casas rectora­
en la esfera del pensamiento, queda escamoteada. les, capillas, ermitas y seminarios. Mal podía ' renacer
Es imposible hablar de la vida intelectual católica el espíritu religioso si los pueblos seguían careciendo
desde 1939 sin mencionar la huella profunda que no de iglesia para reunirse a rezar y ejercitarse en las
sólo en las letras, sino en los espíritus y, consecuen­ prácticas de la piedad cristiana.
temente, en la marcha de los sucesos ha dejado la lla­ Convencido el nuevo Estado español de la importan­
mada generación del 98—representada, en lo especu­ cia y trascendencia de estas obras en el conjunto de la
lativo, por Unamuno y Maeztu—, y separadamente, la gran tarea de reconstrucción nacional que planteaba la
obra de don José Ortega y Gasset. M-iguel de Unamu­ postguerra, tarea emprendida a partir de 1939, los edi­
no y José Ortega han sido las dos fuerzas más efi­ ficios religiosos fueron incluidos con preferencia entre
caces de secularización de las ideas en la España mo­ las obras a las que dedicó toda su actividad técnica y
derna. Ramiro de Maeztu, vuelto a la Iglesia, trabajó, de acción a través de la recién creada Dirección Ge­
en cambio, fervorosamente por la fe y el magisterio neral de Regiones Devastadas. Ya que no fuese posi­
eclesiástico, y fué él mismo un pensador y apologista ble devolver a las diócesis españolas la gran riqueza
católico. Sin contar con estos precedentes, más la obra de en obras de arte religioso y piezas de culto que les ha­
la Institución Libre de Enseñanza, por una parte, y por bían sido arrebatadas durante los incendios y saqueos
otra, la del Clero y las Ordenes religiosas, no se pue­ padecidos por los templos y demás edificios religiosos,
de tener una visión exacta de la cultura española al se les pondrían en pie los templos que admitiesen una
reconstrucción o se construirían de nueva planta don­
estallar la guerra de 1936 y después de ella. de habían sido totalmente destruidos.
Los intelectuales y los hombres de ministerios libe­
rales profesan su fe eon una mayor profundidad y Así fué posible que, apenas terminada la lucha, y al
conocimiento de la religión que antes, y al decir antes mismo ritmo que se construían puentes derrumbados
nos referimos a un ayer que puede empezar muy bien y otras obras de interés público, se iniciase la recons­
hace dos decenios, cuando los españoles no habían pa­ trucción de las catedrales y conventos en las ciudades
sado por la prueba de fuego que la Providencia les reser­ y, sobre todo, los humildes templos parroquiales y las
vaba. Entre las figuras eclesiásticas de relieve que han ermitas en que la devoción tradicional del pueblo es­
desaparecido desde 1939, hay que citar al fecundo Car­ pañol encontraba sus más fervorosos centros de culto
denal Arzobispo de Toledo don Isidro Goma,, al arabis­ y oración.
ta Asín Palacios, al profesor García Morente, al bo­ El Estado español puso a disposición de Regiones
tánico agustiniano Fr. Luis María Unamuno, al do­ Devastadas la tercera parte del coste de las obras de
minico 1’. Alonso Getino, teólogo y' escritor; al eru­ edificios religiosos, tanto reconstruidos como nuevos,
dito benedictino Fr. Luciano Serrano, al físico Pérez y puso, además, cuantos elementos técnicos y facilida­
des oficiales fueron necesarios para que la reconstruc­
del Pulgar y al orador sagrado Alfonso Torres, ambos ción de iglesias, tanto urbanas como rurales, se llevase
jesuítas. En la historia, la erudición y las humanidades con el ritmo acelerado que la religiosidad del país
se distinguen, entre otros muchos, con acento católico,
durante el ya largo decenio, el fallecido Llanos Torri- demandaba.
Más que todas cuantas palabras se pudieran utilizar
glia, el académico González de Amezúa, Pemartín, He­ para ensalzar la obra del nuevo Estado en orden a
rrero García y González Ruiz, los agustinos La Pinta, la satisfacción de esta demanda de la espiritualidad
Félix García y Custodio Vega, el redentorista P. Fer­ religiosa del país, tan duramente ultrajada durante la
nández Retana, los PP. Olmedo, Erradonea, Llorca y contienda; de esta labor reconstructora y constructo­
Hornedo, jesuítas; los dominicos Carro y Beltrán de ra, tanto en el orden estético—puede hablarse ya de
Heredia, el sacerdote mallorquín don Lorenzo Riber, una nueva arquitectura religiosa española—como en
el benedictino Pérez de Urbel y los catedráticos de la el moral, de dar satisfacción a la conciencia religiosa
Universidad de Madrid don Jesús Pabón y don Rafael del país, lo dirán con máxima elocuencia los números
Calvo Serer. El marqués de Lozoya es historiador del que hablan de la cantidad de templos reconstruidos y
Arte, y don José Larraz, economista, cultivador de la so­ de la cantidad de millones de pesetas que en tan in­
ciología. En Teología, acaso el españolmás distinguido sea gente labor han sido invertidos.
el dominico Santiago M.a Ramírez, y hay nombres como Para dar una idea aproximada, bastará decir que en
el del P. Bover, S. J., y el del mariólogo don Gregorio estos diez años España ha invertido en la reconstruc­
Alastruey. Escriturarios son Benito Celada, O. P. (tam­ ción de templos más de mil millones de pesetas, de los
bién egiptólogo), y el propio P. Bover, traductor de la cuales, como hemos dicho, el Estado ha aportado la
Biblia con el hebraísta y profesor de la Central don tercera parte, correspondiendo las otras dos terceras a
Francisco Cantera. Nácar, Colunga y Turrado han lo aportado por los Obispados y por los propios fieles
traducido asimismo los libros sagrados. de las diócesis beneficiarías, muchos de los cuales, al
La Filosofía cuenta con los catedráticos de Madrid no poder aportar dinero en efectivo, han contribuido
don Juan Zaragüeta y don Leopoldo Eulogio Palacios. a la obra con prestaciones de trabajo personal.
Seglares, como este último, son Marcial Solana y los Con este esfuerzo estatal y también de carácter pri­
universitarios Angel González Alvarez, José Corts y vado se ha llevado a cabo, hasta esta fecha, la recons­
Antonio Truyol. En la revista Pensa miento, de la Com­ trucción total de las Catedrales de Madrid, ¡Sigüenza,
pañía de Jesús, sobresalen los PP. Hellín y Ceñal. El Segorbe, Vich, Tortosa y Oviedo. Y se encuentran en
dominico Teófilo Urdanoz es tomista. vías de reconstrucción las de Santander, Lérida, Hues­
Anualmente se celebran en Madrid las «Semanas ca, Teruel, Solsona, Cádiz, Basílica de Atocha (Ma­
Bíblicas» y las «de Teología», y en San Sebastián, drid), Vitoria y Albarracín. Asimismo se han termi­
desde 1947, con autorizadas representaciones seglares, nado, o están en vías de terminación, 1.276 iglesias,
las «Conversaciones católicas internacionales», que han 69 conventos, en los que, además, se practica la ense­
estudiado «El dogma del amor y los problemas actua­ ñanza; 87 casas rectorales, 14 capillas, 19 ermitas y
les», «Los derechos de la persona humana» y «El diri­ 12 seminarios. Aparte de las obras iniciadas con el
gente de la opinión». apoyo oficial, la piedad y la generosidad de los fieles
En el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se ha demostrado con una largueza inusitada, ya que
los Institutos «Francisco Suárez», de Teología; «San apenas hay pueblo o barriada suburbana en que los
Raimundo», de Derecho Canónico; «P. Enrique Flórez», templos o capillas hubiesen sido destruidos o destro­
de Historia Eclesiástica, aparte otras actividades, zados, que no cuente hoy con su nuevo templo, que,
cuentan con sus respectivas revistas. si bien carecerá de las ornamentaciones suntuosas que
También merece citarse la Biblioteca de Autores acaso atesoraba por una acumulación fervorosa a tra­
Cristianos, hermoso instrumento de recristianización in­ vés de los años, tiene, en cambio, la gracia de una
telectual. Entre la muchedumbre de revistas católicas nueva arquitectura religiosa, limpia y desprovista de
sobresalen Razón y Fe, La Ciencia Tomista y La Ciudad adornos, pero que también invita, por su simplicidad
de Dios, de jesuítas, dominicos y agustinos. y gracia, a la oración. Puede asegurarse que en Es­
En Pintura anotaremos los lienzos murales con que paña ya no faltan templos para rezar. Pudiera de­
José María Sert decoró por tercera vez la Catedral de cirse que la etapa de martirios y persecuciones su­
Vich y el discutido Cristo de Prieto Coussent; en Escul­ frida por los católicos, y muy especialmente por sus
tura y Arte religioso, los nombres de Adsuara, Capuz y sacerdotes y religiosos, ha determinado un florecimien­
Félix Granda, y en Arquitectura, la iglesia del Espí­ to de los sentimientos religiosos, y que las más ran­
ritu Santo, deí Consejó Superior de Investigaciones cias tradiciones devotas del país, ante el ultraje su­
Científicas (Madrid), por Miguel Fisac. _. frido, se han remozado en un afán de afirmación re­
La Poesía nueva y novísima está, en parte, transi­ ligiosa, casi de mística popular, que puede observarse
da de religiosidad, sobre todo en el sentimiento. De tanto en las grandes ciudades como en las aldeas, en
Adriano del Valle a José María Valverde, pasando que, al lado de la restauración de la iglesia o la er­
por Luis Felipe Vivanco, puede comprobarse la afir­ mita o del santuario popular, se lleva a cabo la res­
mación. Vena católica tuvo en sus últimas creaciones tauración espiritual por una activa educación religio­
Manuel Machado, y poeta y escritor de acérrimo ca­ sa de la juventud. En este sentido, es de notar que el
tolicismo es José María Pemán. Católicas son, en fin, incremento adquirido por la asistencia a los cultos ha
las evocaciones de García Sanchiz y la poesía <le Bar­ alcanzado tal proporción en los últimos años, que tam­
tolomé Mostaza; y si entre las novelas más vulgari­ bién há hecho necesaria la construcción de nuevos
zadas tuviéramos que citar una donde, sin tesis, está
presente el sentido católico de la vida, escribiríamos templos, que se han realizado y se realizan actual­
este título: Mariana Rebull, por Ignacio Agustí. mente por iniciativa de las diócesis y particulares.
HKN

LA PALMA DEL ARCHIPIELAGO


Por JOSE F. HIDALGO

AMBIEN nosotros llevamos en este Año Santo nuestro humilde alcanza m ayor altura. Los picos de sus cumbres suben casi
T granito de arena, en veneración y oraciones, al Santo Padre
de Roma. No faltará el aliento de esta isla, cuya Patrona,
a 2.500 metros sobre el nivel del Atlántico. Es un rincón
del huerto de las pom as de oro de las Hespérides, y en su
N uestra Señora de las Nieves tuvo su primer templo en la bella suelo, frutos y flores de todos los climas de la tierra crecen,
basílica de Roma, Santa M aría Maggiore, «Santa M aría ad dulcísimos y fragantes, dándose en una eterna primavera.
Nivem». La Palm a es isla volcánica, form ada por millares de erup­
La isla de La Palma, 700 km3, con sus setenta mil almas, ciones que levantaron sus picos m ás altos a 7.000 metros de
está toda entera bajo el manto blanco de su m ilagrosa Virgen su base en los fondos abisales. Dos volcanes monógenos abrie­
de las Nieves. A m ada y venerada por todo palm ense, este año ron en su centro el m ayor abismo de la Tierra: su C aldera de
es p a ra la isla dos veces sentó. Santo, por la Iglesia católica, Taburiente, gran cráter, cuyo fondo se encuentra a m ás de
y santo porque N uestra Señora de las Nieves b a ja procesio­ 2.000 metros de profundidad del borde de la cumbre, que tiene
nalm ente desde su Santuario, de la s altas lomas, h asta la ciudad un diámetro de unos 9 kilómetros. En el aspecto turístico, este
capital de la isla, Santa Cruz de la Palm a. Esta visita proce­ abismo será de gran porvenir p a ra la isla.
sional se viene repitiendo hace casi tres siglos, cad a cinco años. La isla es ubérrima. M aravillan sus regatos cristalinos; sus be­
Tal vez, por esta ternura que nos em barga, sentimos los pal­ llísimos panoram as y paisajes; la solemne paz de sus bosques,
menses m ás hondo este Año Santo. m orada de ágiles cabras y tímidas palom as; su clima ideal;
La imagen parece del siglo xiv. En sus rizos de ritmo anguloso, pero n a d a m ás grandioso que sus ciclos de fuego, sus ríos, sus
que apenas asom an bajo la toca enm arcando el rostro, se nota la cascadas y lagos incandescentes, fantásticos, cuya visión atrae
huella de la ancianidad del escultor. Un viejo artista mallorquín a la isla numerosos extranjeros, pues ninguna erupción histórica
m odelaría la devota efigie. Dios le dió inspiración y sus dedos de h a causado víctimas.
im aginero pusieron en el rostro virginal la g racia y la benevolen­ La Palm a ha dado notables hombres a la religión, a la polí­
cia del amor de la Madre ideal, buena y acogedora. tica, a las arm as, a las ciencias y a las artes. Su capital, Santa
En esta isla, sacudida aún por el fuego de su juventud mile­ Cruz de La Palma, cuenta con numerosos centros culturales. Tiene
naria, Nuestra Señora es como una luz de esperanza en el pen­ interesantes obras de piedra, como el pórtico de la iglesia del
samiento de todos. Cuando el fuego cósmico corre a torrentes, Salvador, el Ayuntamiento, el castillo real de Santa Catalina,
N u e s t r a S e ñ o r a d e la s N ie v e s , P a t r o n a d e L a P a l m a .
llevamos su im agen por los campos, y siempre h a cesado de correr torres y espadañas, la bella fachada de la casa de los condes
la lava. Es muy antigua. El P ap a Martino V h ab la de ella antes A r r ib a , d e iz q u ie r d a a d e r e c h a : A y u n t a m i e n t o d e S a n t o
de Salazar y otros.
de la conquista. Tal vez Bentacaise, Agasencio y el mismo Ta- C ru z d e la P a lm a , o b r a c o n s tr u id a p o r o r d e n d e F e li­ La isla está dividida en catorce pueblos, y cad a uno vestía
nausú la adorarían en la cueva au stera que fué su primer san­ p e II .— U n p a i s a je d e la is la d e L a P a lm a .— P o r t a d a h a sta el xix de un modo particular. De ahí la riqueza de su fol­
r e n a c e n t i s t a d e El S a lv a d o r , e n S a n t a C ru z .— A b a jo : los
tuario. Hace siglos que en la isla tiene su Esquilino. klore. Ella sola presenta m ayor variedad de trajes tradicionales
t r a j e s d e lo s c a t o r c e p u e b lo s d e l a is la d e L a P a l m a .
Fernández de Lugo (1493) conquistó la antigua Benahoare que el resto del archipiélago.
guanche p a ra E spaña y La Palm a entró en la Historia. El forastero, el turista que visite La Palm a no la olvidará
Bogad por las ag u as azules del archipiélago canario, bogad muy a Poniente. Sola, en jam ás. El recuerdo de los encantos naturales de la tierra y el trato acogedor y ca­
los linderos del temido «mar exterior», entre tenues celajes, aparece La Palma. Toda ella balleroso de sus m oradores derpertarán en él el deseo de volver a vivir los días felices
es un pinar. Verde, esm eraldina, recortada su silueta de pirámide en los oros y púr­ que Radam ante y otros héroes antiguos gozan eternamente en este Alizuth ideal del Jardín
p uras del Poniente. Es isla singular, la única del globo que, en el menor perímetro. de la s Hespérides.
S P A Ñ A e s t á e n e ! c a m in o a R o m a . ¿Q u é p r e lu d io m e jo r p a r a lo s p e ­ La Catedral de Santiago de Compostela.
E re g r in o s d e H is p a n o a m é r ic a q u e u n r e c o rr id o p o r E s p a ñ a ?
En la s p á g in a s q u e s ig u e n s e d e s c r ib e n , a g r a n d e s r a s g o s , los p r in c ip a le s
s a n t u a r io s d e d e v o c ió n q u e e s m a l t a n ia s t i e r r a s e s p a ñ o la s y p e r f u m a n c o n
su f r a g a n c i a t r a d ic io n a l la e s p ir it u a lid a d y el f e r v o r d e to d o u n p u e b lo .
R e c o rr ié n d o lo s u n o p o r u n o s e g o z a n la s m á s p u r a s e s e n c i a s r e lig io s a s , la s
m á s e le v a d a s e m o c io n e s e s t é t i c a s ; s e re m u e v e n la s f i b r a s m á s h o n d a s d el
e s p íritu y s e t i e n e la s e n s a c ió n ú n ic a d e c o n t e m p la r u n o d e lo s m á s f e c u n d o s
p ila r e s d e n u e s t r a c u lt u r a c r i s t i a n a y o c c i d e n t a l .
E s p a ñ a d a r á , p o r a ñ a d .d u r a , a l p e r e g r in o q u e v a h a c i a la S e d e R o m a n a el
re g a lo d e su m e jo r h o s p it a lid a d , c o n e l d e s e o d e q u e a l p r im e r v i a je s u c e d a n
o tr o s y o t r o s , e n in in te r r u m p id a s e r ie , y a q u e a. n u e s t r a P a t r i a t o d a h a y q u e
a p lic a r le a q u e lla p r o p ie d a d t r a d ic io n a l d e la v i e ja y u n iv e r s it a r ia C o m p o s t e la :
q u e c u a n d o e i t a ñ id o d e su s c a m p a n a s h a re s o n a d o e n n u e s t r o s o íd o s , t o d a
la v id a s e p ie n s a e n v o lv e r a e s c u c h a r l a s o t r a v e z .

El sepulcro del Apóstol Santiago, en


Compostela.— L a d e v o c ió n a l A p ó s to l S a n ­
t i a g o , a n d a r ie g o d is c íp u lo d e l S e ñ o r y P a ­
t r ó n d e E s p a ñ a , e s t á í n t i m a m e n t e lig a d a
a t o d a la h is t o r ia n a c io n a l. El f u é el v e r ­
d a d e r o « a n im a d o r » d e la R e c o n q u is t a d el
s u e 'o p a t r io , y e l g r it o d e « ¡ S a n t i a g o y
c i e r r a E s p a ñ a !» f u é d e c is iv o e n t o d a s la s
b a ta lla s .
Su t e m p lo c a t e d r a l i c i o e n la m e d ie v a l
C o m p o s t e la e s , s e n c i l l a m e n t e , g r a n d io s o .
T r á t a s e d e u n a h e r m o s a ig le s ia r o m á n ic a
d e t r e s n a v e s , c o n c r u c e s , g ir ó la , t r i f o -
rio y c o n ju n t o s e s c u lt ó r ic o s t a n im p o r t a n ­
t e s c o m o le P o r t a d a d e P l a t e r í a s y el
P ó r t ic o d e la G lo r ia ; a d ic io n e s b a r r o c a s
son la P o r t a d a d e la A z a b a c h e r í a y la s u n tu o s ís im a d e l O b r a d o iro . D e e n o r m e
c a p a c id a d , a lb e r g ó a t r a v é s d e los s ig lo s p e r e g r in a c io n e s d e to d o s los p a ís e s ,
en la s q u e r e y e s y s a n t o s , g u e r r e r o s y m o n je s , n o b le s y m e n e s t r a le s , s e u n ía n
en u n a d e v o c ió n c o m ú n p a r a v e n ir a g o z a r d e los p r iv ile g io s c o n c e d id o s por
los P o n t í f ic e s a l J u b ile o del A ñ o S a n t o C o m p o s t e ia n o , s e m e ja n t e s a los d e
igu al c l a s e e n R o m a y J e r u s c l é n , y d e t e n e r s e a m e d it a r a n t e el im p r e s io n a n t e
t r a t a d o d e T e o lo g ía q u e M a e s t r e M a t e o e s c u lp ió e n el P ó r t ic o d e la G lo ria .
S e c e l e b r a el A ñ o S a n t o s ie m p r e q u e la f e s t iv id a d d el A p ó s to l, el 2 5 d e
ju lio , c o in c id e c o n d o m in g o , y d u r a n t e t o d o el a ñ o g o z a la v i s i t a a la C a t e ­
d ral c o m p c s t e l a n a d e in d u lg e n c ia s y b e n e f i c i o s e s p ir it u a le s e x t r a o r d in a r io s .
El a m b ie n t e e s d e m a r a v illo s a e v o c a c ió n . T o d a la c iu d a d e s u n e m o c i o n a n t e
p o e m a la b r a d o e n p ie d r a . P a r e c e q u e a u n r e s u e n a n la s m e lo d ía s d e los p e ­
re g rin o s p o r la s e n lo s a d a s c a l l e s ( « r ú a s » ) d e C o m p o s t e la , q u e p a r e c e n c o n v e r ­
g e r t o d a s e n la C a t e d r a l. E s ta im p re s ió n s e r e f u e r z a c o n los e m o tiv o s c u lt o s ,
la lit u r g ia b r illa n t ís im a , la m ú s ic a d e a n t i g u a s c h ir im ía s q u e a c o m p a ñ a n al
ó r g a n o y a los c o r o s d e v o c e s e n la s s o le m n id a d e s r e lig io s a s , la s r ic a s v e s ­
tid u r a s d e los c a n ó n ig o s y el v o lt e o im p r e s io n a n t e d el g i g a n t e s c o in c e n s a r io , Templo de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza,
lla m a d o e n la le n g u a d e l p a ís « b o t a f u m e ir o » . B a jo el a l t a r m a y o r , e n u n a
s ile n c io s a c r i p t a , r e p o s a n la s c e n i z a s d el S a n t o A p ó s to l M á r t ir , e n c e r r a d a s e n
p r e c io s a u r n a .
L a c iu d a d d e S a n t i a g o d e C o m p o s te la e s t a n i n t e r e s a n t e , q u e , sin a l b e r ­
g a r el s e p u lc r o d el A p ó s t o l, ju s t i f i c a r í a p o r sí s o la la v is it a a E s p a ñ a . P o s e e
el t ít u lo d e « m o n u m e n to n a c i o n a l » , q u e s ó lo o s t e n t a , a d e m á s , o t r a c iu d a d
c o m p le t a : T o le d o . P a s e a n d o p o r s u s c a l l e s s e s ie n t e u n o t r a n s p o r ta d o a la
m e jo r é p o c a d el m e d ie v o e s p a ñ o l, y e n t o d a s p a r t e s s e r e s p ir a u n a m b i e n t e
de r e c o g im ie n t o y u n c ió n c a r a c t e r í s t i c o s . M o n u m e n to s n o t a b l e s d e to d o s los

Vista del Monasterio de Montserrat.


e s t ilo s . A c c e s o s p o r f e r r o c a r r il y c a r r e t e r a d e p r im e r o r d e n . E s tá a u n o s 6 0 k i­
ló m e tro s d el p u e r to d e L a C o ru ñ a y a u n o s 9 0 d el d e V ig o , a m b o s , f r e c u e n t e
e s c a l a e n la t r a v e s ía del A t lá n t i c o .

N u e s t r a Se ñ o ra d el P ila r / en Z a r a ­
g o z a .— L a d e v o c ió n a l P ila r d e Z a r a g o z a
n o s e h a in te rr u m p id o e n los m u c h o s s ¡-
P _ g lo s q u e lle v a d e e x i s t e n c i a . Lo fa s t u o s o
d e s u b a s í l i c a , q u e s e r e f l e ja e n la s a g u a s
d e l E b ro ; la s o le m n id a d d e l e s p le n d o r o s a
c u lt o a la V ir g e n c o r o n a d a , la r iq u e z a
f a b u lo s a d e su t e s o r o , to d o s so n d e t a lle s
q u e c o n tr ib u y e n a la a t m ó s f e r a d e e x ­
c e p c io n a l in t e r é s q u e ro d e a a la V irg e n
d e l P ila r
« Id a la c á m a r a a n g é l i c a , a l S a n ­
t u a r io d e la s h o n d a s e m o c io n e s , c u y a s
11 .»««.«*_ b a ld o s a s r ie g a n c o n su lla n to m illa r e s d e
p e re g r in o s y d e v o t o s ; d o b la d la s ro d illa s,
in c lin a d la f r e n t e a n t e la im a g e n m ile n a ­
r ia , c o m o e l A p ó s to l S a n t ia g o lo h iz o , y a d m ir a r la b a jo d o se l d e p l a t a , c o r o ­
n a d a d e b r illa n t e s , r a d ia n t e d e lu c e s c o m o t r a s u n t o d e la G lo ria , y ved si e s
c o m o la lle v a m o s to d o s g r a b a d a e n la m e n t e y el c o r a z ó n .»
« In m ó v ile s e n el c a m a r ín d e la V ir g e n , o s f a l t a r á c a l m a p a r a v e r su s e s ­
t a t u a s y c o lu m n a s , su s b r o n c e s y su s ja s p e s , la b a l a u s t r a d a d e p l a t a , la r a s ­
g a d a c ú p u la b a r r o c a , fr e s c o s , e s c u lt u r a s y a d o r n o s, p o r q u e t o d a s la s m ir a d a s ,
to d o s los a n h e lo s , so n p a r a la V ir g e n , a n t e la c u a l n o s e a p a g a n n u n c a los
c ir io s ni c e s a n la s p le g a r ia s .»
C o m o p r e c ia d o b la s ó n , lu c e el P ila r s a n t o un h u e c o , la b r a d o por m illo n e s
d e b e s o s d e c e n t e n a r e s d e p e r é g r in a c io n e s .
L a fe s t iv id a d m á x im a s e c e l e b r a el 12 d e o c t u b r e , f e c h a e n la q u e se
c o n m e m o r a t a m b ié n el d e s c u b r im ie n to d e A m é r ic a por la s n a v e s e s p a ñ o la s
d e C r is tó b a l C o ló n .
Z a r a g o z a , u n a d e la s p r in c ip a le s c a D it a le s e s p a ñ o la s , e s im p o r t a n t e c e n -
t r o d e c o m u n ic a c io n e s , a u e a s e g u r a n fá cíT y c ó m o d o a c c e s o a l s a n t u a r io ,
s it u a d o e n el c o r a z ó n d e la c iu d a d .

N u e str a Se ñ o ra d e G u a d a lu p e ( C à c e ­
re s.— En lu g a r c o n s a g r a d o p o r la V ir g e n ,
q u e a llí s e a p a r e c ió a un h u m ild e v a q u e ­
ro* c r e ó A lfo n s o X I un p r io r a to , c o n v e r ­
tid o e n m o n a s te r io je r ó n im o a l f in a liz a r
el s ig lo X IV . El p rio r f r a y F e rn a n d o Y á -
ñ e z lo re h iz o t o t a l m e n t e y, c o n los a ñ o s ,
G u a d a lu p e lle g ó a s er un s a n t u a r io n a ­
c io n a l, c u y o s r e s p la n d o r e s h a n ilu m in a d o
♦ t a m b ié n c o n la lu z d e la d e v o c ió n m a r ia ­
n a a los p a ís e s d e A m é r ic a . C o n s tru id o
c o n id e a g ó t i c a y f a c t u r a m o r is c a , e s d e
los m á s b e llo s m o n u m e n to s m u d é ja r e s e s ­
p a ñ o le s . El c la u s t r o , s e r e n o y d e g r a n o ri­ Reol Monasterio de Poblet.
g in a lid a d , o f r e c e ‘ te s t im o n io s m u y n o t a ­
b le s d e la in f lu e n c ia e je r c id a p o r los a l a ­
r if e s m o r isc o s q u e in te rv in ie ro n e n su c o n s tr u c c ió n ; t i e n e el c e n t r o un s in g u ­
la rís im o t e m p le t e . L a ig le s ia , d e t r e s n a v e s ,* c o n e s p lé n d id a e s e n c ia g ó t i c a y
o r n a m e n t a c ió n m u d é ja r ; el r e t a b lo m a y o r , d e G ó m e z d e M o r a y M e r lo ; c a m a ­
rín d e la V ir g e n ; s o b e r b ia s r e je r ía s y s u n tu o s o s s e p u lc ro s , d os d e e llo s d e b id o s
a l m a g is t r a l c in c e l d e E g a s . G u a d a lu p e e s t á lle n o d e s in g u la r e s r iq u e z a s y
p a s a p or s e r el p r im e r m u s e o d e ro p a s t a l a r e s y p r e c io s o s c ó d ic e s ; im p o r ta n te
s e r ie d e e s m a lt e s . D e g r a n in te r é s e s la s a c r i s t í a , d e c o r a d a e s p lé n d id a m e n te
c o n p in t u r a s d e Z u r b a r á n . A c t u a l m e n t e e s t á o c u p a d o el m o n a s te r io p or f r a i ­
le s f r a n c is c a n o s .
El a c c e s o m á s r e c o m e n d a b le e s p o r c a r r e t e r a , s ig u ie n d o la g e n e r a l d e M a -
d r id -C á c e r e s , d e la q u e p a r t e un c o r t o r a m a ! h a s t a el s a n t u a r io .

N u e str a S e ñ o ra de M o n t s e r r a t ( B a r ­
c e l o n a ) .— S on le g e n d a r ia s la s o b r a s q u e
en e s t e s a n t u a r io e f e c t u ó el a b a d W if r e -
d o , y n o q u e d a n re s to s d e l m o n a s te r io
h a b i t a d o e n el s ig lo X I p o r los m o n je s
d e R ip o ll, ni d e la s r e f o r m a s p o s te r io r e s ,
ni d e l te m p lo c o m e n z a d o e n 1 5 6 0 y c o n ­
s a g r a d o e n 1 5 9 2 . H oy los e d if ic io s re li­
g io s o s , la h o s p e d e r ía y d e p e n d e n c ia s , son
m o d e rn o s o m o d e rn iz a d o s . El v e rd a d e ro
v a lo r d e M o n t s e r r a t , d e ;a n d o a p a r t e su
b i b l i o t e c a , su e s c o la n ia y su s u n tu o s a li­
t u r g i a , e s t á e n la V ir g e n m o r e n a , d e t a n
h e r m o s a t r c d ic ió n , q u e c o n v ie r t e a q u e l
p a r a je en un s a n t u a r io in s ig n e , c u y o
n o m b r e h a c e p a lp it a r el c o r a z ó n d e los
d e v o to s d e M a r ía S a n t ís im a ; y p a r a los s e n tid o r e s d el p a i s a je , « M o n ts e r r a t
e s y s e r á m a n a n t ia l d e h o n d ísitn a s im p re s io n e s, c a u s a d a s p o r a q u e lla s in g u ­
la r n a t u r a le z a , d o n d e lo m a t e r i a l s e h a c e c ic ló p e o ; lo m is te r io s o , m ís tic o ,
y lo p in to r e s c o , s u b lim e » .
El s a n t u a r io s e h a lla s it u a d o e n u n a in v e ro sím il e x p la n a d a , a l p ie d e u n a
m o n t a ñ a d e ro c a s p e la d a s y c o r t a d a s a p ic o . En su a s p e c t o e x t e r io r s e a s e ­
m e ja a lo s m o n a s te r io s d el m o n t e A th o s . Es m a r a v illo s a la v is t a q u e s e g o z a
d e los v a lle s c ir c u n d a n t e s . L a im a g e n m o r e n a d e la V ir g e n d e M o n ts e r r a t
d a t a d e l s ig lo X I I . El a c c e s o a l s e n t u a r io , q u e e s t á a c o r t a d i s t a n c i a d e B a r ­
c e l o n a , e n la s p r o x im id a d e s d e la v illa d e M a n r e s a , s e e f e c t ú a f á c i l m e n t e
p o r f e r r o c a r r il y u n a m a g n í f ic a c a r r e t e r a . E x is te t a m b ié n u n tra n s b o rd a d o r
a é r e o y o t r o p a r a e x c u r s io n e s a la s c u m b r e s d e la m o n t a ñ a , q u e s a lv a b a ­
r r a n c o s d e im p r e s io n a n te p r o fu n d id a d .

L a V ir g e n de C o v a d o n g a , en A s t u ­
rias.— L a V ir g e n d e C o v a d o n g a — d ic e n
los a s t u r ia n o s — e s p e q u e ñ in a y g a l a n a ,
y a f i r m a n q u e , a u n q u e b a ja r a d el c ie lo ,
no h a y p in to r q u e p u e d a r e f l e ja r su h e r ­
m o s u r a . L a d e v o c ió n a la « S a n t in a » d e
A s t u r ia s e s c a r iñ o s a y s i m p á t i c a . Su in ­
t e r c e s ió n e s t á a s o c i a d a a la s p r im e r a s Valencia: Nuestra Señora de los Desamparodos.
lu c h a s d e los c a b a l l e r o s d e D on P e la y o ,
e n el c o m ie n z o d e la R e c o n q u is ta . En el
la b e r in t o o r o g r á f ic o d e A s tu r ia s , s u s p e n ­
d id a e n el im p o n e n te e s c a r p e d e u n a
m o n t a ñ a , q u e sirv e d e p e d e s t a l a la b a ­
s íl i c a , e s t á la S a n t a C u e v a , d o n d e el in ­
tré p id o c a u d illo c r is t ia n o e n c o n tr ó la m i­
la g r o s a im a g e n d e la V ir g e n . L a c u e v a
e s t á c o n v e r t id a e n c a p i l l a ; la a c t u a l b a s í l i c a , s e u d o r r o m á n ic a , f u é e d if ic a d a Real Monasterio ds El Escorial.
e n el p a s a d o s ig lo ; e s d e t r e s n a v e s , c o n d o s t o r r e s g e m e la s d e 4 0 m e tro s .
S u s titu y ó a la p r im itiv a ig le s ia , le v a n t a d a p o r A lfo n s o I, y q u e s e in ce n d ió
en 1 7 7 7 .
L a V ir g e n d e C o v a d o n g a f u é c a n ó n i c a m e n t e c o r o n a d a e n 1 9 1 8 . En la b a ­
s íl i c a s e c u s t o d ia un riq u ísim o te s o r o d e r e lic a r io s , c o r o n a s y jo y a s d e g r a n
v a lo r a r t í s t ic o y m a t e r ia l.
Un r a m a l d e l f e r r o c a r r il S a n t a n d e r - O v ie d o e n l a z a la e s t a c i ó n d e A rrio n d a s
c o n el s a n t u a r io . H ay t a m b ié n c a r r e te r a ,, q u e m a r c h a c a s i p a r a l e l a a la v ía
f é r r e a y c o n ig u a l s is t e m a d e e n l a c e c o n la c a r r e t e r a p r in c ip a l q u e v a a
O v ied o , c a p it a l d e la p r o v in c ia .
S a n L oren zo d e El E sco ria l (M a d rid ).
Q u iz á s e a el m o n a s te r io e s p a ñ o l m á s c o ­
n o c id o e n to d o s los p a ís e s . H a sid o l l a ­
m a d o « la o c t a v a m a r a v illa d e l m u n d o » .
S a b id a e s la h is to r ia d e su f u n d a c ió n por
el R e y F e lip e I I ; la c o n s tr u c c ió n s e llevó
a c a b o c o n r a p id e z , te n ie n d o en c u e n t a
la s p r o p o rc io n e s d e los e d if ic io s : c o m e n ­
z ó e n 1 5 6 3 y t e r m in ó e n 1 5 8 4 . Los p r i­
m e ro s p la n o s fu e ro n d e J u a n B a u tis t a de
T o le d o , q u e m u rió c u a t r o a ñ o s d e s p u é s
d e e m p e z a r la s o b r a s . L a s c o n tin u ó J u a n
a. * !< • « .**, d e H e r re ra , q u e a m p lió el p r o y e c to p ri­
m itiv o p o r d e s e o del R e y .
E s tá e m p la z a d o e n la f a l d a d e la
S ie r r a d e G u a d a r r a m a , y su a s p e c t o g e ­
n e r a l e s g r a n d io s o . Es im p o s ib le d e t a l l a r s u s in n u m e r a b le s m a r a v illa s . A m odo
d e ín d ic e , s e c i t a n : la ig le s ia ; p a t i o d e los R e y e s ; p a t i o d e los E v a n g e lis ta s ,
c o n su in s p ira d o t e m o le t e c e n t r a l ; los a p o s e n to s r e a l e s ; los p a n t e o n e s R e a l
y d e I n f a n t e s ; la s a c r i s t í a ; el c o r o , s u s te n t a d o p o r u n a a d m ir a b le b ó v e d a
p l a n a ; la s s a l a s c a p it u la r e s ; la c e le b é r r im a b i b l i o t e c a , c o n v e rd a d e r o s te so ro s
m a n u s c r it o s ; la s e s c a le r a s , y , a d e m á s , un n ú m e ro e x t r a o r d in a r io d e p in tu r a s ,
e s t a t u a s y jo y a s d e la s m á s d iv e rs a s a r t e s , a c u m u la d a s a llí a t r a v é s d e los
s ig lo s p or la g e n e r o s a m a n o d e los R e y e s e s p a ñ o le s .
L a v illa d e S a n L o r e n z o d e El E s c o ria l e s u n a e s t a c i ó n v e r a n ie g a m u y re
c o m e n d a b le p o r c e x c u r s io n e s d e s d e M a d r id . D is t a d e la c a p i t a l 4 9 k iló m e ­
t r o s p o r c a r r e t e r a y 51 p o r f e r r o c a r r il. H a y u n a b u n d a n t e s e r v ic io d e t r e n e s
e lé c t r ic o s .
S a n t a M a r ía d e P o b le t ( T a r r a g o n a ) .—
Es el e je m p la r m á s c o m p le t o d e a r q u i­
t e c t u r a m o n á s t i c a d e la E d ad M e d ia q u e
c o n s e r v a E s p a ñ a . C o m ie n z a su h is t o r ia
en 1149, año en que R am ón B eren ­
g u e r IV , c o n d e d e B a r c e lo n a , d ió a los
m o n je s c is t e r c i e n s e s d e F o n t F r o id e ( F r a n ­
c i a ) u n t e r r e n o c e r c a n o a la v illa d e
M o n t b la n c h , lla m a d o « P o p u le tu m » por
e s t a r p la n t a d o d e « p o b o s» ( á la m o s b la n ­
co s) L a s o b r a s im p o r t a n t e s s e s u c e d e n
d e s d e m e d ia d o s d e l s ig lo X I I a p rin cip io s
del X V . O c u p a el m o n a s t e r io e n o r m e e x ­
t e n s ió n y re s p o n d e c o n e x a c t i t u d a l p la n
c i s t e r c i e n s e d e c o n s tr u c c io n e s . L a ig le s ia
p r o d u c e u n a im p re sió n d e s o le m n e s e v e r id a d ; t i e n e u n m a g n o r e t a b lo d e a l a ­
b a s t r o , e s t i l o r e n a c im ie n t o , o b r a d el in s ig n e e s c u lt o r d el s ig lo X V I D a r ri^ n
F o r m e n t. El c la u s t r o e s m u y b e llo ; c o r r e s p o n d e a los e s t ilo s r o m á n ic o y g ó ­
t i c o . En el c e n t r o , un t e m p l e t e , q u e c o n t i e n e la p ila o la v a b o d e los m o n je s .
L a s d e p e n d e n c ia s m o n á s t i c a s son del m e jo r a r t e d el s ig lo X I I I . P a la c io re a l
in c o n c lu s o , le v a n t a d o p o r el R e y D on M a r t ín , el H u m a n o . N o t a b le s e r ie d e
s e p u lc ro s r e a le s y d e n o b le s.
H oy P o b le t h a v u e lto a a lb e r g a r m o n je s d el C is t e r , q u e tie n e n a llí su
n o v ic ia d o .
El a c c é s o a P o b le t p u e d e e f e c t u a r s e por c a r r e t e r a y f e r r o c a r r il, d e ja n d o
el tr e n e n la e s t a c i ó n d e E sp lu g a d e F r a n c o lí, q u e d i s t a c u a t r o k iló m e t r o s d el
s a n t u a r i o y e s t á s i t u c d a e n la lín e a d e T a r r a g o n a a L é rid a . V in ie n d o d e s d e
B a r c e lo n a , h a y q u e c a m b ia r d e tr e n en la e s t a c i ó n d e P la n a - P ic a m o ix o n s .
L a d is t a n c i a d e P o b le t a T a r r a g o n a e s d e 4 3 k iló m e tr o s , y a B a r c e lo n a , d e 1 2 0 .

La V ir g e n d e lo s R e y e s, en S e v illa .—
En el r e c in t o d e la C a t e d r a l s e v illa n a , la
ig le s ia c r i s t i a n a m á s a m p lia d el m u n d o ,
d e s p u é s d e la B a s íl i c a d e S a n P e d ro , e n
R o m a , a la s o m b ra d e la g a r b o s a G ir a l­
d a , e s a t o r r e q u e , c o m o d ijo el p o e t a ,
« t ie n e c u e r o o d e m o r a y c o r a z ó n c r i s t i a ­
n o » , s e a b r e a la d e v o c ió n p o p u la r la
C a p illa R e a l, d e la q u e e s c e n t r o y jo y a
la v e n e r a d a im a g e n d e la V ir g e n d e los
R eyes.
T a lla d a en m a d e ra , es o b ra m a e s tr a
d e la im a g in e r ía d el s ig lo X I I I , y , s e g ú n
la t r a d ic ió n , f u é r e g a lo d e S a n Lu is, R e y
d e F r a n c i a , a S a n F e r n a n d o . L a e s c u lt u r a
d el N iñ o e s d el s ig lo X V .
La Basílica de ta Virgen de Covadonga. E s tá s it u a d a la C a p illa R e a l a la c a ­
b e z a d e la n a v e c e n t r a l , e n el s itio q u e
c o r r e s p o n d e a l á b s id e d el te m ó lo . H iz o la t r a z a M a r t ín G a ín z a , y t r a b a ja r o n ,
a d e m á s d e é l, e n la s o b r a s , F e r n á n R u iz y J u a n d e M a c e d a , d is c íp u lo d e D ie ­
g o d e S ilo é e . L a c a p illa e s d e a r t e fin o y e l e g a n t e , e n c o n t r a s t e c o n la m a g ­
n í f i c a y p e s a d a r e ja q u e la c i e r r a , y q u e fu é c o s t e a d a p or el R e y C a rlo s I I I .
A l p ie d e la s g r a d a s d e l a l t a r s e c o n s e r v a , e n u r n a d e p l a t a s o b r e d o r a d a ,
e l c u e rp o d el S a n t o R e y F e rn a n d o I I I , c o n q u is t a d o r d e la c iu d a d , v e s tid o c o n
t e l a s d e l s ig lo X V I I . En la c r i p t a s e h a lla n lo s r e s t o s d e d on P e d r o I d e C a s ­
t i l l a y d e v a r io s in f a n t e s . P u e d e n t a m b ié n a d m ir a r s e e n la c a p illa el s e p u lc ro
d e A lfo n s o X el S a b io ; la e le v a d a c ú p u la c o n c a b e z a s d e re y e s e n re lie v e y
h e r m o s a s f ig u r a s d e á n g e le s , q u e r u b in e s y s e r a f i n e s ; la s d o c e e s t a t u a s d e
p ie d r a , q u e r e p r e s e n t a n r e y e s d el V ie jo T e s t a m e n t o ; la e s p a d a q u e t r a d ic io ­
n a l m e n t e s e a t r ib u y e a- S a n F e r n a n d o ; la s a c r i s t í a , c o n a lg u n o s c u a d r o s d e
m é r it o , y la s v id r ie r a s , c o n e s c u d o s d e e s t ilo b a rr o c o .
N o e s p r e c is o p o n d e r a r los e n c a n t o s d e to d o s los ó r d e n e s , q u e h a c e n im p r e s ­
c in d ib le u n a v i s i t a a la m a r a v illo s a c a p i t a l a n d a lu z a , lle n a d e lu z y g r a c ia e s ­
p a ñ o la s . S e v illa e s la c u a r t a c iu d a d d e E s p a ñ a p or el n ú m e r o d e s u s h a b i t a n ­
t e s . P o s e e i m p o r t a n t e p u e r to f lu v ia l e n el G u a d a lq u iv ir. C o m u n ic a c io n e s p o r
c a r r e t e r a y f e r r o c a r r il. S e r v ic io s a é r e o s r e g u la r e s c o n M a d rid y M a r r u e c o s
e s p a ñ o l.
N u e s t r a Se ñ o ra d e los D e sa m p a r a d o s , en
V a le n c ia .— Es e s t a c a p i t a l , d o n d e s e v e ­
n e r a la im a g e n d e la P a t r o n a d e V a le n -
• c i a , un v e rd a d e r o s a n t u a r io d e la m á s
e n t r a ñ a b l e d e v o c ió n p o p u la r. El d ía d e su
f i e s t a s e d e s b o r d a el s e n t im ie n t o r e lig io -
so^ d e t o d o el p u e b lo , y el t r a s la d o p r o ­
c e s io n a l d e la im a g e n , lle v a d a por m ile s
d e m a n o s d e v o t a s y e n f e b r e c id a s , o n d u ­
l a n t e s o b re u n a g i t a d o r m a r d e c a b e z a s ,
a c o m p a ñ a d a d e v iv a s e n t u s i a s t a s y c l a ­
m o r o s a s o v a c io n e s , c o n s t it u y e un e s p e c ­
t á c u lo d e im b o r r a b le r e c u e rd o , e n el q u e
s e a l í a la f e s in c e r a c o n e l f u e r t e c o lo r i­
d o y la e x u b e r a n t e v it a lid a d p ro p io s d e
los p u e b lo s m e d it e r r á n e o s .
El o r ig e n d e la b a s í lic a e n t r o n c a c o n
la fu n d a c ió n d el p rim e r m a n ic o m io q u e
e x is t ió e n E u ro p a , el H o sp ita l d e « N o s t a D o n n a S a n c t a M a r ia d e ls In n o ­
c e n t s » , e n 1 4 0 9 , c o n c e r c a d e c i e n t o c i n c u e n t a a ñ o s d e a d e la n t o s o b re c u a l ­
q u ie r o t r o ; f u é o b r a d e u n a c o f r a d ía n s o ir a d a p or el m e r c e d a r io v a le n c ia n o
f r a y J u a n G ila b e r t J o f r é . A te n d ía a la p r o te c c ió n d e los lo c o s , a s i s t í a a los
c o n d e n a d o s a m u e r te y r e c o g ía los c a d á v e r e s d e los q u e m o r ía n f u e r a d e su
d o m ic ilio . E s to s e r a n los d e s a m p a r a d o s q u e d ie ro n n o m b r e a la im a g e n p a ­
t r o n a d e la c o f r a d í a . S e d e s c o n o c e el a u t o r d e la e f i g i e , q u e f u é e n c a r n a d a
e n 1 4 ) 6 p o r V i c e n t e d e S a n V ic e n t e . Es P a t r o n a d e V a l e n c i a d e s d e 1 6 4 7 .
L a c a p i l l a n o e s u n a jo y a a r t í s t i c a e n c u a n t o a lo a r q u i t e c t ó n i c o ; su e s ­
t ilo c o r r e s p o n d e a l p r o to c h u rr ig u e ris m o . G a lla r d a c ú p u la c o n lin t e r n a , p in t a d a
a l f r e s c o por P a lo m in o e n 1 7 0 1 . R ic a c o le c c ió n d e jo y a s p a r a a d o r n o d e la
im a g e n . S u n tu o s o c a m a r ín , c a p illa s y c r i p t a .
S itu a d o e n el c e n t r o d e V a le n c ia , n o e s n e c e s a r io h a b la r d e la s c o m u n i­
Monasterio de Guadalupe. c a c i o n e s c o n e s t e s a n t u a r io . L a c iu d a d , a o r illa s d el M e d it e r r á n e o , d is p o n e
d e un m a g n íf ic o p u e r to (El G ra o ). F r e c u e n t e s c o m u n ic a c io n e s p or c a r r e t e r a y
f e r r o c a r r il. S e r v ic io s a é r e o s r e g u la r e s c o n M a d r id , B a r c e lo n a y B a le a r e s .
E x is te n o tr o s m u c h o s s a n t u a r io s qu e la f e p o p u la r h a c o n s a g r a d o en c a d a
re g ió n y e n c a d a c o m a r c a . L a in m e n s a m a y o r ía e s t á n d e d ic a d o s a la V ir g e n
e n su s d iv e r s a s a d v o c a c io n e s . C it a r e m o s e n t r e e llo s el d e N u e s tr a S e ñ o r a de
B e g o ñ a , P a t r o n a d e V i z c a y a ; el d e N u e s tr a S e ñ o r a d e E s t ib a !¡z , P a t r o n a d e
A l a v a ; el d e la V ir g e n d e Lid ón , q u e lo e s d e C a s te lló n d e la P l a n a ; el d e
N u e s tr a S e ñ o r a d e la s A n g u s t ia s , P a t r o n a d e G r a n a d a ; el c o lo m b in o c o n ­
v e n to d e L a R á b id a , en la p r o v in c ia d e H u e lv a ; el d e la V ir g e n d el C a m in o ,
c e r c a d e L e ó n ; el d e la F u e n s a n t a , e n M u r c ia ; el d e la F u e n c is la , e n S e g o v ia ;
la V ir g e n d e la C u e v a S a n t a , en A ltu r a y S e g o r b e ; la V a lliv a n a , d e M o r e lla ;
N u e s tr a S e ñ o r a d e N u ria , e n G e r o n a ; la V ir g e n d el s a n t u a r io d el P u ig , en
N a v a r r a ; el d e N u e s tr a S e ñ o ra d el R o c ío , e n la p r o v in c ia d e H u e lv a ; e l d e
la V ir g e n d e l V a lle , e n T o le d o ; el d e S a n t a M a r ía d e la C a b e z a , e n J a é n ; el
d e N u e s t r a S e ñ o r a d el P u e r t o , e n C á c e r e s , e t c . , e t c .
S u g e rim o s e n el g r á f i c o q u e ilu s tr a e s t a s p á g in a s a lg u n o s itin e r a r io s q u e ,
p a r tie n d o d e los p u e r to s m a r ítim o s y a e r o p u e r t o s m á s f r e c u e n t a d o s , p u e d e n
s e r u t iliz a d o s p a r a re c o rr e r los p r in c ip a le s s a n t u a r io s e s p a ñ o le s d e n t r o del
c a m in o a R o m a .
E s p a ñ a c u e n t a c o n lín e a s a é r e a s q u e u n e n d i r e c t a m e n t e los a e r o p u e r t o s d e
M a d rid y B a r c e lo n a c o n la s p r in c ip a le s c iu d a d e s a m e r i c a n a s ; p u e r to s e n los
q u e h a c e n e s c a l a los n a v io s d e to d o s los p a b e llo n e s q u e c r u z a n el A t l á n t i c o ;
s e r v ic io s a é r e o s y m a r ítim o s r e g u la r e s c o n I t a l i a y o t r a s n a c io n e s d e l M e d it e ­
r r á n e o . P o s e e , a d e m á s , e sp lé n d id o s y v a r ia d ís im o s p a i s a je s , u n a s e r ie in ig u a ­
la b le d e m o n u m e n to s a r t í s t i c o s d e t o d a s la s é p o c a s , c lim a id e a l e n la s d i f e ­
r e n t e s e s t a c i o n e s del a ñ o , u n a c o m p le t a y b ie n c u id a d a red d e c a r r e t e r a s , un
s e r v ic io f e r r o v ia r io q u e v u e lv e r á p id a m e n te a la n o r m a lid a d , e x c e l e n t e s h o t e le s
y r e s t a u r a n t e s , d e c o c i n a ju s t a m e n t e f a m o s a ; t íp i c a s f i e s t a s a lo la r g o d e
t o d o el a ñ o , lle n a s d e a t r a c t i v o e in t e r é s , y, e n fin , un n iv e l d e v id a e c o ­
n ó m ic o y c o n f o r t a b l e .
D is p o s ic io n e s o f i c i a l e s h a n c o n tr ib u id o r e c i e n t e m e n t e a f a c i l i t a r los v ia je s
e n el p a ís. S e h a s im p lif ic a d o n o t a b l e m e n t e el s i s t e m a p a r a la im p o r ta c ió n
t e m p o r a l d e a u t o m ó v ile s ; s e h a c r e a d o un « c a m b io t u r ís t ic o » d e m o n e d a ,
f a v o r a b l e e n g r a d o s u m o , y q u e s e a p l i c a a los g a s t o s d e l v ia je r o , in c lu id a la
a d q u is ic ió n d e g a s o l i n a ; s e h a re d u cid o el c o s t o d e los v is a d o s y el tie m p o
d e su t r a m i t a c i ó n . L a D ir e c c ió n G e n e r a l del T u ris m o m a n t i e n e u n a e x t e n s a red
d e O f ic in a s d e in f o r m a c ió n g r a t u i t a e n la s D rin c ip a le s c iu d a d e s d e la n a c ió n
y e n d iv e r s a s c a p i t a l e s e x t r a n je r a s . F u n c io n a n , a d e m á s , los u n iv e r s a lm e n t e
c o n o c id o s p a r a d o r e s y a lb e r g u e s d e c a r r e t e r a . Y to d o e llo e s u n a l i c i e n t e m á s
p a r a el e s p ír itu , q u e , lib re d e c u id a d o s m a t e r i a l e s y d e p r e o c u p a c io n e s c o t i ­
d ia n a s , p u e d e d e d ic c r s e p o r e n t e r o a la c o n t e m p la c ió n d e t o d a s la s s u b lim e s
m a r a v illa s q u e D io s N u e s tr o S e ñ o r h a c o lo c a d o e n e l l a r a o y a n c h u r o s o c a m in o
q u e t e r m in a e n R o m a . ______________ j________ ’

Sevilla: La Giralda.
NUESTRA SEÑORA DE PARIS, símbolo
LA CATEDRAL DE LISIEUX, erigida de fe de la muy. cristiana Francia, atestigua
par suscripción mundial, fue consagrada en de la particular veneración de. los franceses
\ulio de 1937. Es el más vasto monumento hacia la Virgen Alaría, desde, gue Luis XIII
religioso de Enropa, después de San Pedro, le consagró «su bello Reino».
de Roma, g San Pablo, de. Londres. A V E N ID A JO S E AN TO N IO , 6 0 3 “ B A R C E L O N A !
AVENIDA DE SANTA EE , Î2 1 ô / l2 2 0 - BUENOS AIRES J

orna

Como los católicos de todos los países, rio dejará usted


de visitar algunos de los más célebres Lugares Santos de
Francia, tales como L O U R D E S , LISIEUX , el SAGRADO
C O R A Z O N DE M O N T M A R T R E , en París, etc., que traen
millones de fieles cada año.

hacia ú e j a -ber lin - copenhague


y e st o g o lm o

h a c ia L U * E ^ R&°
LA MANCHA HACIA FRANCFORT
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HACIA BA9ILEA
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OCEANO hAOlA^RtiA
ATLANTICO HACIA LAUSANNE -
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©CATEDRAL Grenoble 1 ^ HACIA TURIN Y ROM
N -D de la SALE! NU£STi
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P E L I S B O A - M A D R ID A

MAR MEDITERRANEO
ESPAÑA DE BARCELONA

la “S o c i e d a d l l a c i o n a f d e lo s f e r r o c a r r i l e s f r a n c e s e s “ le o fr e c e
l a s m e j o r e s c o n d i c i o n e s d e c o n f o r t , c o m o d i d a d 1/ e c o n o m í a . aS"iCa de L°URDes

Ó e c o n c e d e n r e d u c c i o n e s i m p o r t a n t e s p a r a <7r a p o s ( d i e z p e r s o n a s
c o m o m í n i m o ) , // p a r a t r e n e s e s p e c i a l e s .

S o lv e rá a s le d co n ven cid o d e r/u e e l t r e n es r e a lm e n te el m ás


a g r a d a b le e in te r e sa n te m ed io p a r a v ia ja r p o r f r a n c i a .

EL SAGRADO CORAZON DE MONT­


MARTRE, gue. domina París, ve venir hoy LOURDES es, para el inundo entero, la
hacia él una muchedumbre más numerosa dudad de la Virgen, a la que cada año vie­
que la de las grandes peregrinaciones me­ nen a implorar millones de cristianos y. mi­
dievales. Posee la mayor campana de Fran­ llares de enfermos. Son incontables los mi­
cia: «La Saboyarda», de 16.500 kilogramos. lagros realizados en Lourdes.
ELMO SANTObKDMA
A /T O SACRAMENTAL* H PEDRO CALDERON® la BARCA
VERSION: LV1S GONZALEZ ROBLES

P E R S O N A S

El Hombre. El Desprecio.
El Albedrío. La Lascivia.
La Seguridad. E l Demonio.
El Mundo. La Castidad.
El Amor. El Honor.
La Obediencia. El Perdón.
El Temor. La Fe.
El Culto. Músicos.
La Verdad. Acompañamiento.

( Suenan instrumentos y
canta la M úsica dentro:)

Venid, venid, Peregrinos,


venid, venid, que este Año
la puerta se abre, que estuvo cerrada
por tantas edades, por siglos tan largos;
y pues que la vida es jornada de todos,
dichosos aquellos que peregrinando
merecen que el A ño reparta con ellos
la acción de Piadoso, el renombre de Santo.
(Abrese el primer carro y aparece un peñas­
co, y sale el Hombre vestido de pieles, y habrá
dos bajadas, una de espinas y otra de flores.)
Hombre, Rásguense las entrañas y echa por donde quisieres: cómo siendo varios, h
al centro que en sus bóvedas me encierra, si bien al ver que caminas a un punto puedan.
primer prisión de la fortuna mía, entre halagos y rigores Amor. Como ves,
y entre las dos campañas de abrojos y clavellinas, que la jornada es vivir,
del Cielo y de la Tierra, diré que pises las flores la primer Patria nacer
a la voz de esa métrica armonía primero que las espinas; y la posada morir.
salga a gozar la breve edad del día. ven por aquí, que éste ha sido Hombre. ¿Pues cómo es posible estén
Breve, pues, cuando nace el camino más trillado. varias las sendas, si infieren
de ansias el hombre, y de miserias lleno, a los ojos que los ven
desde un seno a otro seno, ( Empieza a bajar el Hom­ un fin?
tránsito es el que hace bre por el camino de la:
con vida tan escasa, Amor. Como todos mueren
rosas, llevando delante a¡ y no todos mueren bien.
que de un sepulcro a otro sepulcro pasa. Albedrío.)
Dígalo yo, que apenas Hombre. ¿Pues qué senda es la mejor?
miro del sol la lumbre Hombre. Sí haré, aunque haberle elegido Amor. La que me siguiere a mí.
desde el umbral de mi primer destino, me tiene más bien hallado Hombre. ¿Cómo te llamas?
cuando de horrores llena, pero no menos perdido,
hallo en las quiebras de una y otra cumbre Amor. Amor.
que si aquella voz que oí Hombre. Parece..., perdona.
el precipicio aún antes que el camino, ha de llevarme tras sí,
si elección, sin tino cuando esotra senda dejo Amor. Di.
na/ o, y sin que comprenda pienso que de ella me alejo Hombre. Que implica,
m atural deseo, todo lo que voy tras ti.
de oos sendas que veo Amor. ‘\ ¿Por qué?
cuál es la mejor senda Albedrío. Pues ¿qué voz, qué acento extraño Hombre. Es error
para que llegue menos fatigado oíste entre esos dos caminos? pensar que Amor, siendo ciego.
a ver el fin para que fui criado. Hombre. Decía, si no me engaño:
|Oh si de aquellas voces, El y Música. Venid, venid, Peregrinos, Amor. No, es que no soy
en ecos repetidos, • venid, venid, que este Año Amor de lascivo fuego.
otra vez escuchara los acentos, la puerta se abre que estuvo cerrada Hombre. ¿Pues qué?
y halagando veloces por tantas edades, por siglos tan largos-
la paz de mis oídos, Amor. Amor, que amando estoy
Albedrío. Oye, que el eco llevando iuDios, y al prójimo luego.
se articularan otra vez los vientos tu voz por más dulces modos,
en humanos conceptos, Hombre. Y aun por eso, Peregrino
está a voces publicando. eres, ¿dónde es tu camino?
diciéndole a mi engaño
la voz de sus Oráculos Divinos! Amor. A la Ciudad Militante,
( Oye la Música y se de­ que es Corte de la Triunfante j
Música. Venid, venid, Peregrinos, tiene.)
venid, venid, que este Año e ru s a Ién. e imagino
la puerta se abre, que estuvo cerrada hallar sus puertas abiertasr^3p | g ^ g pd^
por tantas edades, por siglos tan largos. Hom. y M ús. Que pues que la vida ya que cerradas sus -
Hombre. La puerta se abre, que estuvo cerrada es jornada de todos, estuvieron hasta
dichosos aquellos que peregrinando,.. Hombre ¿Cerradas sus puertas?
por tantas edades, por siglos tan largos.
¿Qué puerta será aquella Albedrío. Con admiración y espanto
oigo sus acentos bellos. Amor.
que hasta hoy se vió cerrada Hombre. Suplicóte que me adviertas
y hoy abierta convida al Peregrino? Hombre. Calla, que prosigue el canto. cuáles esas puertas son.
Mas ¿qué duda mi Estrella, El y Música. Merecen que el Año reparta con ellos
si de esta voz guiada, AmorJ//¡j Son las puertas del Perdón.
la acción de Piadoso, el renombre de Santo.
Norte es vocal que me dirá el camino? Hombre. ¿Y quién sabe dónde están?
Hombre. Así es, ven tú ahora tras mí.
Pero entre dos, cuál es no determino Amor. A La Apocalipsis de Juan
el que elijan mis ojos, ! en el monte de Sión. -
y no sé cuál me acerca o me desvía ( Empiezan a bajar por le
senda de espinas, llevandc Hombre. ¿Pues a qué se abren?.
de esta dulce armonía;
uno de rosas es, otro de abrojos. al Albedrío detrás.) Amorl% l p ~^A~ intento.
Divina voz, si acaso por despojos Hombre. ¿De qué?
del Cielo estos avisos me estás dando, Albedrío. Sí haré, que el imperio mío Amor. De feliz hacerte.
¿qué me quieres decir por tales modos? no es forzar, inclinar sí, Hombre. ¿A m i?
Música. Que pues que la vida es jornada de todos, y no fuera tu Albedrío,
dichosos aquellos que peregrinando a no sujetarme a ti, Amor. ^
merecen que el Año reparta con ellos que aunque yo tan libre soy, Hombre. Saber intento.
la acción de Piadoso, el renombre de Santo. es para el arbitrio ajeno, ¿de qué. suerte?
Hombre. Que es jornada la vida, no para el propio, y estoy Amor. De esta-^gjgfg^l
y difícil jornada, dispuesto a ser malo, o bueno,
Hombre. Pues prosigue.
en razón natural la voz contiene; según lo es con el que voy.
Amor. Estáme atento.
que tendrá apercibida ¿Qué es el hombre peregrino
buena, o mala posada, (Acaban de bajar al ta­ en su Patria? Pues el centro
la sobrenatural también previene: blado.) de la Tierra, que le engendra,
luego elegir conviene en sí, le tiene violento,
de estas dos sendas bellas Hombre. ¿Descubres en la región hasta que vuelva a cobrarle
la mejor, que no en vano del Mundo poblado o gente? cuando en cenizas resuelto
el Cielo Soberano, Albedrío. Sólo mira mi atención entrañas, que fueron cuna,
para adestrar mis huellas a la orilla de una fuente le sirven de monumento;
naturales, y sobrenaturales, un bellísimo garzón principio tan asentado
razones dió a mis bienes, y a mis males. peregrino. es de todos, que no tengo
Mas jay de mí!, mal puedo, necesidad de probarle
aunque me veo ilustrado ! Hombre. Escucha.
con ociosos argumentos,
de alma, y cuerpo, potencias, y sentidos, Amor. (Dentro.) Haced, supuesto que con mi voz
elegir yo sin miedo, si está en las horas estivas, antes de ahora lo dijeron
que no nace enseñado los que camináis con sed, Job en sus Lamentaciones,
el hombre, y todos son pasos perdidos que esta es fuente de aguas vivas: Jeremías en sus Trenos,
los que da inadvertidos llegad, llegad y bebed. y con David en sus Salmos,
nuestro discurso humano ! Albedrío. Con el agua te han brindado |Í T \ M \ t Salomón en sus Proverbios;
sin impulso divino. ya sus voces, ya sus señas. y así, pasando a la causa
¿No habrá quien a un viador diga el camino
para bajar desde ese monte al llano?
I
Hombre. Al primer paso que he dado, de aquella violencia, intento
descifrarla, y es que, como
agua me ofrecen las peñas
con que lave mi pecado. el hombre vive compuesto
(Sale el Albedrío por la ¡Oh tú, humano Serafín, de cuerpo y alma, en quien siempre

Albedrío.
Hombre.
' misma senda.)

Sí habrá, conmigo ven.

pero dime, ¿quién eres?


De ti me fío;
que hermoseando el horizonte
parece que en su confín
has trasladado a este monte
las fuentes de Rafidín, (*)
bellísimo Peregrino!
■ batallan los dos extremos
de su materia y su forma
con lo caduco y lo eterno,
siempre en su mística lid
viven los dos, porque siendo
él el rústico villano,
Albedrío. Tu Albedrío. hijo del polvo y el viento,
^ \ \ Il H \ \ (Sal e el Amor de pere y ella el espíritu noble,
Hombre. ¿‘Fué tuya aquella voz que el viento heria’ criada en mejor imperio,
llamándome? mal avenidos, y mal
Albedrío. Llamar no es acción mía; Amor. ¿Qué quieres? hallados y descompuestos,
el mover, sí, tu afecto y tu cuidado Hombre. Ciego pregunto. porfían a desatarse
a ir, o no ir, adonde te han llamado; él del yugo en que le han puesto
y porque neutral no estés, Amor. ¿Qué?
y ella de las ataduras
cuando por dos sendas vas, Hombre. i A dónde va este camino? de las cárceles del cuerpo,
vengo a que una elijas. Amor. Este y todos van a un punto. de cuya desigualdad
Hombre. Pues Hombre. ¿A un punto? nacen contrarios efectos
¿•cuál la que he de seguir es? Amor. Sí. que los traen siempre de paso,
Albedrío. La que te agradare más, anhelando y pretendiendo
Hombre. No imagino de aquella vital unión
que yo siempre que estuvieres
entre dos sendas perplejo, romper los impedimentos,
(•) Nombre de la estación de los Israelitas a su paso por la peninsul; él por volverse a la Tierra
convendré en la que eligieres; sinaltica. Testigo del prodigio que obró allí el Señor con su pueblo al hace
y así, toma mi consejo brotar el agua de la piedra. (Exodo XVII, 1-6). y ella por volverse al Cielo;
con lo cual, siendo la vida de virtud y gracia lleno, Ser cruento Sacrificio,
Peregrinación, pasemos y nace de Madre Virgen, Cristo allí humanado y muerto,
de una vez a qué camino antes y después de serlo: es aquí, en la Hostia y el ara,
es ei mejor y más cierto: ¿A qué encarna y a qué nace? ser Sacrificio incruento;
piensa el hombre cuando nace, El morir lo diga, puesto de manera que a dos luces
o cuando empieza, a lo menos, que de la porción de humano en dos sentidos tenemos
formando entes de razón, quiso sujetarse al feudo. lo que fué, y es y ha de ser
a obrar con entendimiento, Muere, pues, por nuestras culpas, reducido a un argumento;
que nace a emplear su curso tan fiador de ellas, que siendo y así, si quieres venir
sólo en el uso de aquellos ajenas, las hace propias, y ganar el Jubileo
oficios a que le llama y tanto, que en el cruento y la indulgencia plenaria
la aplicación de su genio; Sacrificio pareció de tan Alto Sacramento,
pues no, que ni el César mismo que el que de pecado ajeno mis compañeros y yo,
nace solamente a serlo, muere, al pecador salvando, cuyos fueron los acentos
el señor a ser señor, era el pecador muriendo. que te sirvieron de auxilio,
a lucir el caballero, A este pasmo, a este horror, a este Hombre, te acompañaremos,
el soldado a dar victorias, asombro hizo sentimiento porque no vayas errado,
el ministro a dar consejos, toda la varia, la hermosa todos un camino haremos,
el estudioso al aplauso, fábrica del Universo; todos somos peregrinos,
el político al gobierno, tiemblan los montes, los mares y así, a seguirnos dispuesto,
el oficial al sudor, se erizan, gimen los vientos, consulta con tu Albedrío
ni el mendigo al desconsuelo; caducan los edificios, si aceptas mi ofrecimiento,
todos nacen a otro fin, ábrense los monumentos, persuadiéndote a que sólo
que es, si le examinan cuerdos, oscurécense las luces, has nacido para esto,
servir a Dios y gozarle; chocan las piedras, y el Cielo, porque majestades, pompas,
servirle dije primero, viendo sangrienta la faz cargos, oficios, trofeos,
porque para amar gozando de la Luna, juzga muerto dignidades, señoríos,
se ha de merecer sirviendo; al Sol, y de su sangre honras, estados, aumentos,
y siendo así, que éste sólo salpicado su azul velo, no son más que una ilusión,
es el principa! empleo eran gotas las estrellas un engaño, un devaneo,
de la vida, y los demás y lágrimas los luceros. vanidad de vanidades,
accesorios a éste, vemos En tanto conflicto, en tanto que elmomento de un momento
que todos a aquél acuden terror, pasmo, asombro y miedo, nos lo convierte en cenizas,
antes que a éste, no advirtiendo un desmayo fué de todos humo, polvo, sombra y viento.
que el que les importa más rasgarse el velo del templo,
es el que profesan menos. Hombre. ¿Qué te parece, Albedrío,
porque allí la Sinagoga de aquesta proposición?
Tú, puesto que tan desnudo respiró el último aliento,
naces al desconocimiento siendo postrer paroxismo Albedrío. Tuya ha de ser la elección,
de esta verdad, solicita de su Ley, el cumplimiento y siempre el parecer mío
abandonar los pretextos de todas sus sombras, cuando ha de estar sujeto a ti.
de humanas comodidades, el antiguo documento, Hombre. Sí, pero siempre sujeto
y ya que naces a tiempo sus ceremonias y ritos, con repugnancia.
que llueve el Cielo el rocío cedió al Nuevo Testamento,
de sus piedades, cubriendo Amor. En efecto,
sacando en aquel instante ¿qué me respondes?
no de cándido maná la variedad de preceptos
las campañas del desierto, del Levítico, que Dios Hombre. Que sí,
sino de lo figurado le concedió en el desierto, que supuesto que he nacido
en él, pues ¿qué más misterio, sino aquellos solamente a lo mejor obligado,
dando luces a las sombras, del Decálogo, que impresos y a peregrinar el hado
se ve en otro blanco velo, más en la fe que en el mármol a esta vida me ha traído,
que lloviéndose a prodigios siempre han de vivir eternos. te he de seguir.
se está agotando en portentos? Hasta aquí en lo literal Amor. Pues conmigo
Procura cogerle antes se explica el Sagrado Texto, . por aquesta senda ven,
que corrompido y deshecho de cuyo sentido paso y en ella hallarás a quien
se le convierta en gusanos a lo alegórico, haciendo te acompañe.
la pereza de tu afecto, místico de lo historial Hombre. Ya te sigo,
todas las horas de quien y alegórico un concepto, pero sin placer, porque
están los dias compuestos, que a tu peregrinación vas entrando a una aspereza
los dias de quien tejidas ha de dar el argumento. adonde todo es tristeza.
están las semanas, siendo ¡Ea, curiosos, que aquí
eslabones de los meses, os he de menester atentos! Albedrío. Si allá otra senda se ve,
como de los años eiios, De aquella gran remisión no vayas por esta estancia.
y los años de los siglos, de pecados, Jubileo Amor. Este es el camino mío.
unidas partes del tiempo, plenísimo, a culpa y pena Hombre. Ven, no tan presto, Albedrío,
todas las bendijo Dios. concedido por el mesmo empiece tu repugnancia.
Santos son, yo lo confieso: Sumo Pontífice Cristo,
pero tal vez le añaden con todo el Conclave pleno
por Celestiales decretos de cinco mil cardenales (Sale el Temor de Dios
al siglo, año, mes, semana, dejó en el mundo este ejemplo, de peregrino.)
día y hora, privilegios para que de siglo en siglo
tales, que pueden alzarse' haga la Iglesia el recuerdo; Temor. ¿Adónde estará segura
con la antonomasia, y siendo y siendo un siglo cien años, mi vida? ¿Por dónde v '
todos santos, uno sólo que solía en otro tiempo Si cada paso que doy
ser conocido por serlo. ser proporcionada edad es sobre mi sepultura;
Este es el que vives, éste del hombre; su piedad viendo, apenas muevo la planta
es el que gozas, supuesto cuando extinguido el vigor cuando pienso que la Tierra
que la puerta del Perdón de la vida viene a menos, en sus Abismos me encierra;
en este año se abre, haciendo para que podamos todos cualquier pájaro que canta
franca la entrada, que estuvo participarle, ha dispuesto (bien que con dulce armonía)
cerrada por tanto tiempo. que el que era de siglo en siglo, presumo que es a mi oído
¿ Preguntásteme cuál era? venga a reducirse a medio, de aquella trompa el sonido
Satisfacerte deseo y así, el año de cincuenta, que Jerónimo temía.
si alcanzare a mi discurso por ser la mitad de ciento, Muerte y gloria hay, y ¿hay error?
la cortedad de tu ingenio. con el renombre de Santo Pena y gloria, y ¿hay malicia?
La primer culpa del hombre goza este merecimiento. ¿Adónde de tu justicia
(comprendida está en su yerro Suspenderse allí los ritos, seguro estaré. Señor?
toda la naturaleza) las ceremonias y fueros
de la Ley Escrita es, pues, Hombre. ¿Quién es aquel peregrino
cerró las puertas del Cielo; que parece que su sombra
de manera que aunque abrirlas suspenderle, si lo advierto,
aquellas gracias que estaban le atemoriza y asombra?
quiso el llanto, intentó el ruego,
no pudo, porque no pudo, concedidas antes de ésto; Amor. El Temor de Dios Divino,
incapaz de tanto efecto, y así, Jubileo no hay, que siempre vive asustado
hacer que fuese a la culpa que este año no esté suspenso: de su justicia y rigor:
igual ei merecimiento; ser el ara de la cruz llega y háblale: Temor.
porque siendo ella infinita, el principal instrumento, Temor. ¿Si soy a juicio llamado?
por ser infinito objeto es porque las indulgencias Amor. No temas, el Amor soy.
Dios ofendido, fué fuerza de la cruz no perecieron,
y así, aunque todas las otras Temor. Sólo Amor hacer pudiera.
quedase su esclavo hecho,
hasta que El, compadecido cesaron, no éstas, pues vemos Amor. ¿Qué?
del miserable lamento pasar las de la Cruzada Temor. Que el Temor no temiera.
de los Padres, que clamaban con todos sus privilegios. ¿Quién contigo está?
por el blando roclo tierno Abrióse la puerta allí Hombre. Yo estoy.
de la Aurora, que cuajado . que tuvo cerrada el Cielo.
Corte y Cátedra de Cristo Amor. El Hombre en mi compañía
vimos ya en sombras y lejos, a ser peregrino fiel
en la piel de Gedeón fué, por mostrarnos en esto
ser el día de su Muerte viene, no te apartes dél.
discípulo, satisfaciendo
lo infinito a lo infinito, y aquí el de su Nacimiento; Temor. ¡Oh!, aprovéchele la mía.
que se hiciese^ Carne el Verbo, es abrazar muerte y vida, Hombre, Por vuestro amigo, Temor,
encarna en Virginal Claustro principio y fin de este efecto. hoy me tened desde aquí.
Cantan los dos. Llega, pues, llega al Altar Seguridad. Bien.
Temor. Que vos me tengáis a mí
es lo que os está mejor. si el bien que has perdido pretendes hallar. Castidad. Bien.
Albedrío. Otros dos en vuestro traje Temor. Y bien.
(A b r ía n s e .) son los que escucho cantar. Cantan todos. Llega, pues, llega al Altar
Culto Divino. Haránlo por aliviar si el bien que has perdido pretendes cobrar.
Hombre. Desde el instante, Albedrío, las fatigas del viaje. Seguridad. Obrar.
que su pecho al mío llegó, Hombre. ¿ Y quién aquestos dos son Castidad. Obrar.
el corazón se me heló que llegan a tu presencia?
Culto Divino. Obrar.
dentro dél. Obediencia. Yo soy, Hombre, la Obediencia. Amor. Volvamos ahora a juntar
Albedrío. ¿Pues qué hará el mío, Hombre. ¿Tú quién eres? la voz a ver qué declara.
que con menos causa sabe Perdón. El Perdón.
temblar? Esta compañía Hombre. Cual
deja, bástete la mía Albedrío. Bravas gentes vas hallando. Albedrío. quiera
o busca otra más suave. Hombre. Todas al viaje vienen. Amor. Año
Hombre. No haré tal, pues antes creo Albedrío. ¿Cómo? Temor. es
que con nadie iré mejor Hombre. ¿Cuánto va que tienen Culto Divino. Santo,
que con Amor y Temor todas su misterio?
a ganar el Jubileo. Hombre. para
Albedrío. i Y cuándo
el misterio se ha de ver? Albedrío. bien
(Sale el Culto Divino, Amor. hacer
viejo venerable, de pere­ Hombre. Que nos lo diga, imagino,
el discurso del camino. Temor. y bien
grino, con báculo.)
Albedrío. Pues bien será menester Culto Divino. obrar.
tener atención con ellos,
Culto Divino. Descanse la vejez mía para que no por pereza
sin deshacer el fervor, ( Han saliendo la Seguri­
se pierda la sutileza. dad y la Castidad, de pe­
pues que también el Señor
descansó al séptimo día, Culto Divino. De vuestros acentos bellos regrinos, con la Música
a este báculo arrimado la voz me elevó. cantando.)
esté el caduco edificio, Obediencia. Habrá sido
pues también es Sacrificio por tocarte la canción. Cardan las dos. Cualquiera Año es Santo,
el ocio del fatigado. Temor. Vuelve, Obediencia, Perdón, para bien hacer y bien obrar.
Albedrío. Otro venerable anciano vuelve a suspender mi oído. Culto Divino. ¿Quién, sino tú, Castidad,
hacia allí sale al camino. Cantan los dos. Llegad, llegad a la Mesa Legal que hiciera prodigios, digo?
Amor. Este es el Culto Divino. de aquel saponado Cordero Pascual. Castidad. Claro es, viniendo conmigo
Hombre. En su aspecto soberano, (Responden en ecos Segu­ la mesma Seguridad.
que lo es, no dificulto. ridad y Castidad dentro.) Albedrío. ¡Ah, Castidad, la esclavina
Albedrío. ¿Culto? qué bien te está, y yo lo fundo!
Hombre. ¿Qué te da pesar? Canta Segur. ¿'Cuál? Castidad. ¿En qué?
Albedrío. ¿No ha de dármele pensar, Canta Cast. ¿Cuál? Albedrío. En que eres en el mundo
si es Culto, que hablará culto? Hombre. ¿Cuál? la cosa más peregrina.
Amor. Venerable padre mío. Culto Divino. Oíd, que en los cóncavos huecos Hombre. Y es verdad, que nunca vi
Culto Divino. ¡Oh Amorl ¿Quién contigo viene? responde el eco veloz. más peregrina hermosura.
Amor. El Hombre. Amor. Atended, por fin en su voz Amor. Llegad, que el Hombre procura
Culto Divino. Saber conviene algo nos dicen los ecos ^eguir a las dos.^ ^ ^
si viene con su Albedrío de las voces.
para que le abrace yo. Todos. Sea así.
Hombre. Si él conmigo no viniera, Amor. Pues vuelve a empezar cantando.
yo arrastrando le trajera. Temor. Vaya un sentido guardando
Culto Divino. Vos podéis, pero yo no, cada uno para sí
porque ha de ser voluntario para juntarlos.
el afecto para mí. Todos. Sea así.
Albedrío. Amor y Temor seguí,
sin ser a los dos contrario ( Cantan Perdón y Obe­
hasta ahora. diencia.)

(Abrácalos.) Los dos. Llegad, llegad a la Mesa Legal


de aquel saponado Cordero Pascual.
Culto Divino. No dificulto Canta Segur. ¿Cuál?
ya ofreceros mi favor, Castidad. ¿"Cuál?
que Albedrío y con Amor Hombre. ¿Cuál?
y Temor vienen al culto.
Perd, y Obed. Qué dulce y sabroso espera
a que le guste y le coma quien qtnera.
(Abrácalos, y cantan den­
tro Obediencia y Perdón.) Seguridad. Quiera.
Castidad. Quiera.
Canta Obed. Llegad, llegad a la Mesa Legal Albedrío. Quiera.
de aquel saponado Cordero Pascual. Perd, y Obed. Llega, mas con desengaño
Canta Perdón. Qué dulce y sabroso espera de que hace provecho y puede hacer daño.
a que le guste y le coma quien quiera.
Seguridad. Año.
Hombre. Tras del Culto se han seguido
Misterios de un Sacramento. Castidad. Año.
Perdi, y Obed. Porque este manjar que ves
Amor. Oye, y atiende a su acento, fué antes León y Cordero después.
regale su voz tu oído.
Canta Obed. Llega, mas con desengaño, Seguridad. Es.
que hace provecho y puede hacer daño. Castidad. Es.
Cania Perdón. Porque ese M anjar que ves, Temor. Es.
fué antes León y Cordero después. Perd, y Obed. Llega, que en misterio tanto,
Hombre. Misteriosa es la canción. tres veces Señor y tres veces Santo.
Culto Divino. Si, declarártela espero, Seguridad. Santo. W/,-
dice. Castidad. Santo.
Amor. Que yo amo Cordero Culto Divino. Santo.
Temor. A quien yo temo León. Perd, y Obed. En un himno lo declara
Canta Obed. Llega, que en Misterio tanto, el Angel, y en él, si bien se repara,
tres veces Señor y tres veces Santo. Seguridad. Para.
Canta Perdón. E n un himno lo declara Castidad. Para.
el Angel, y en él, si bien se repara, Hombre. Para.
castigo y premio se ven,
porque es Pan de vida y de muerte también. Perd, y Obed. Castigo y premio se ven,
porque es Pan de vida y de muerte también
Hombre. ¿ Feliz o infeliz mi suerte
hará tan nueva comida? Seguridad. Bien.
Amor. ’ No temas, que es Pan de vida. Castidad. Bien. Hombre. Pues no la tengas por tal,
que entre nosotros, honrado
Temor. Teme, porque es Pan de muerte. Albedrío. Bien. es más el Despreciado.
Canta Obed. En gracia le has de comer Perd, y Obed. En gracia le has de comer
porque te llegues a satisfacer. Culto Divino. Ya que de los diez cabal
porque te llegue a satisfacer. está el número y desea
Canta Perdón. Creyendo que en él estén Seguridad. Hacer. el Hombre desengañado
el premio, o castigo de obrar mal o bien. Castidad. Hacer. de los diez acompañado
Amor. Hacer. hacer este viaje, sea
( Salen cantando Obedien­ en el traje peregrino,
cia y Perdón en traje de Perd, y Obed. Creyendo que en él estén
el premio, o castigo de obrar mal y bren. como en el nombre.
peregrinos.)
Amor. Yo quiero Todos. Empieza, pues. y lo que yo he visto visto?
ser quien le sirva primero, Albedrío. Yo imagino, El Hombre.
y para esto determino si es que cantan, responder Lascivia. Si asientas q u e d e s
desnudarle de la piel, que hoy todos hemos de ser mitad mia, o todo mío,
Franchotes (*) a lo Divino. llegando yo a padecerlo,
( Quítale al Hombre las Cantan. El Santo Espíritu ¿qué tienes tú que decirle»?
pieles.) y el Hijo, ampárenos, Ya sé que el hombre, inspirado
y al Padre pídase de aquel celestial auxilio
el Pan por Viático; del Amor, con qúe sü gracia
de los hábitos villanos, siempre le espera al camino,
que son efectos humanos, Manjar Angélico
propio oficio de amor fiel, hoy, Señor, dánoslo, junto a la apacible orilla
desnudar de estos afectos. Pan de quien símbolo de la fuente del Bautismo,
fueron los ázimos, tu compañía aceptó,
emblema físico, y en traje de peregrino,
( Pónete la túnica.) con las Virtudes que son
y enigma cándido,
¡oh Pan de Angeles!, de su bando, ir ha querido
Temor. Pues yo, que soy el Temor, tu gracia sálvenos, a ganar el Jubileo,
la túnica del Dolor a los que débiles y como pobres mendigos,
le visto, cuyos efectos, por estos ásperos aquel pan de cada día
como en la serpiente, harán valles de lágrimas van pidiendo al Cielo a gritos.
que otra nueva piel reciba peregrináremos. Luzbel. Pues ya sabes tú qué es ese
para que de nuevo viva. ¡Oh Pan de Angeles!, su bien y nuestros conflictos;
Albedrío. Poniéndote vas, galán. tu gracia sálvenos. su favor y nuestras penas;
C a stid a d . Si es ceñirte, autoridad su dicha y nuestro martirio;
del Apóstol, éste ha sido haya, pues, cautela, y seamos
( Entranse, cantando, y se estorbo contra el designio
el cíngulo, que tejido abren dos peñascos en dos
te ofrece la Castidad. de sus intentos.
carros, y del uno sale Luz­
bel y del otro saldrá la Lascivia. ¿Cuál es?,
(Pónele el cíngulo.) Lascivia.) que ya a seguirla me animo,
pues soy contra esas Virtudes
el capital de los vicios.
Culto Divino. Pues yo, a quien el Cielo plugo Luzbel. ]Oh!, cegárase mi vista.
dar del Culto la Divina Luzbel. Ellos de la frase usando
Lascivia. ¡Ohl, ensordeciera mi oído. de alegóricos sentidos
autoridad, la esclavina
doy, que significa el yugo Luzbel. Antes que hubiera escuchado. y metáforas, ¿no son
de la Ley. Lascivia. Primero que hubiera visto. disfrazados peregrinos?
Luzbel. De aquella Cristiana Tropa, Lascivia. Si.
( Pónele la esclavina.) Lascivia. De aquel Escuadrón Divino, Luzbel. Pues usemos nosotros
aqueste argumento mismo
Luzbel. La Congregación de fieles. y llévenos adelante
Obediencia. Yo darle quiero, Lascivia. La alabanza de sus himnos.
por ser don de la Obediencia los riesgos de los caminos.
para que haga reverencia, Luzbel. ¿De qué me ha servido, Cielos, Lascivia. ¿De qué suerte?
el más humilde sombrero. Lascivia. ¿-De qué, oh montes, me ha servido Lugbel. De esta suerte:
Luzbel. El ser astuta serpiente? ¡Ah, del Mundo!
(Dale el sombrero.) Lascivia. El ser traidor basilisco? ' . y » \'jjfk j¿ tjéfàk
Luzbel. Como lo dijo el Profeta. (Sale el Mundo.)
Perdón. Recibe en esta ocasión,
pues la acción en que estribar Lascivia. Como el Apóstol lo dijo.
Luzbel. Si al acento de tu voz, Mundo. ¿Quién ha sido
debes es el perdonar, el que a mi esfera ha llamado?
el báculo del Perdón. Lascivia. Si de su planta al destino,
Luzbel. Tus dos mayores amigos,
Luzbel. Mis orejas no se cierran. Lascivia y yo.
(Dale el báculo.)
Lascivia. No matan los ojos míos, Mundo. ¡Oh Lascivia!
Seguridad. Y porque vayas seguro, Luzbel. A pesar de mi veneno. ¡Oh Luzbel! Pues ¿en qué os sirvo?
el báculo que te dió Lascivia. Y a despecho de mi arbitrio. Luzbel. ¿No eres nuestro amigo?
el Perdón, esto que yo Luzbel. Oigo aquellas alabanzas. Mundo. Sí,
le haré, porque asi procuro y a contrario silogismo
mostrar que la fortaleza Lascivia. Aquellas Escuadras miro,
se prueba, que tú, ella y yo
es don de Seguridad. Luzbel. Donde de su voz el eco somos los tres enemigos
Lascivia. Y de su viaje el motivo. del Alma.
(Saca del báculo una es­ Luzbel. Es de mi garganta lazo. Luzbel. ¿Cuántos te llaman,
pada.) Lascivia. Es de mi pecho cuchillo. ¡oh Mundo!, Mesón y Hospicio,
Luzbel. A cuyo mortal garrote. Venta y Posada, en que el hombre
Verdad. Pues yo, que soy la Verdad, está de paso?
daré a tu naturaleza Lascivia. A cuyo embotado filo.
Mundo. Infinitos.
testimonio de que eres Luzbel. Tan atormentado muero.
peregrino en tierra y mar Luzbel. Luego ¿es fuerza que en tu casa
Lascivia. Tan desesperada vivo. paren cuantos van camino?
porque te dejen pasar Luzbel. ¡Qué confuso!
por dondequiera que fueres; Mundo. Claro está.
aqui protestan, firmando Lascivia. ¡Qué asustada! Luzbel. Pues a un viador
Job, David y Salomón Luzbel. Mortal. de los que le traen consigo
la auténtica información Lascivia. Absorta. hemos de apartar, haciendo
de que vas peregrinando. Luzbel. Ofendido. que le cansen los motivos
con que le acompañan.
(Dale la caja de papeles.) Lascivia. Triste.
Mundo. Yo
Luzbel. Infeliz. ni obedezco ni replico,
Desprecio. Yo, que soy Desprecio humano, Lascivia. Muda. que aunque enemigo del hombre
para sustentarte iré soy, no lo soy positivo,
pidiendo limosna, en fe Luzbel. Ciego.
Los dos. ¡Rabio, lloro, peno y gimo! pues por ser Mundo no soy
de que todo honor es vano. precisamente enemigo,
Amor. Si no el mió, pues le fundo Luzbel. Parece que de mis voces, sino respecto de aquellas
en ese mismo desprecio. Lascivia. Pienso que de mis suspiros, ocasiones que en mí admito,
Albedrío. Ya eres peregrino. Luzbel. Articulados los ecos, y así, aunque tengo mesones
Hombre. Necio, de pecados y de vicios,
Lascivia. Los acentos repetidos, tengo también de virtudes
¿cuándo no lo soy del Mundo? Luzbel. Me han respondido las peñas, y penitencias asilos,
Albedrío. g Y es todo éste el misterio Lascivia. Los montes me han respondido, y no sé yo a cuál le lleven
a que los diez han venido? las gentes que traen consigo.
Luzbel. Pues si también a las iras,
Hombre. Otro mayor habrá sido Luzbel. Por eso quiero que seas
el salir de cautiverio. Lascivia. Si también a los gemidos,
cautela al intento mió;
Albedrío. Con serlo, aún no te veo traza Luzbel. Hay en las grutas halagos. prevénle tú una posada
de ser peregrino honrado, Lascivia. Hay lisonjas en los riscos. llena de aparatos ricos,
pues por cosas que te han dado, Luzbel. Dime, ¡oh tú!, pero ¿qué veo? delicias, comida y juego.
te falta la calabaza, Lascivia. Dime, ¡oh tú!, pero ¿qué miro? Mundo. Sí haré, que aquése es mi oficio.
si ya no es que la cabeza Luzbel. ¿Lascivia? Luzbel. Tú, Lascivia, porque no
te sirva de todo. busque otro puerto, otro abrigo,
Amor. Ya Lascivia. Luzbel, ¿qué es esto?
sino el nuestro...
que igual en el hombre está Luzbel. Preguntárete lo mismo,
que si con un corazón, Lascivia. ¿Qué?
hábito y naturaleza,
porque se explique mejor con un aliento vivimos Luzbel. A la reja
el acto de peregrino, tan uno los dos, que somos has de estar de ese edificio
empecemos el camino, sólo en el nombre distintos; llamando a los pasajeros
y aliviando su rigor ¿Quién duda?, ¡ay de mi!, ¿quién duda porque, de tu voz movidos,
cantemos algo al Misterio que habrás en este distrito acepten este hospedaje,
del Pan que hemos de pedir lo que yo escuché escuchado que es de los otros distinto.
cada dia, para ir (*) Nombre de desprecio que daba la gente vulgar en general a todos Lascivia. También es mi oficio ése,
desde aquí al Romano Imperio. tos extranjeros. y hoy verás cómo los brindo
&las puertas d«i masó» ¡ LwzbeL No íiw5K»»ii*s u n presto, ofende al Autor, Indigno
con el oloroso vino, que ya entre aquellos dos riscos el Amor, porque hay amor,
que embriaguez de los mortales suntuosamente, ¿no ves que es virtud, y amor, que es vicio.
infunde en sueños lascivos, se descubre un edificio, \ Hombre. ¡Vive Diosl, que yo he de amar
y en perniciosos letargos cuyos altos capiteles una hermosura que miro.
confeccionados hechizos. espejos son de oro y vidrio,
Luzbel. Pues yo también, de la tierra en que se enamora el sol ( Pasa delante del Amor
extranjero, determino tornasolándose a visos, el Temor.)
fingirme otro caminante iluminándose a rayos,
que, haciéndome encontradizo de su hermosura narcisos? Temor. No jures su nombre en vano
con ellos, a ti los traiga. Vamos allá, que no dudo y más con tan mal motivo
que en él hallemos hospicio. como hacer cosa mal hecha,
Mundo. Pues cada cual a su oficio:
yo a prevenir hospedaje, Amm. Id vos, que sois caballero, que me estremezco de oírlo,
que será un palacio rico que los que pobres nacimos porque no hay otra en que más
fabricado sobre el viento, en el desierto alojamos se pierda a Dios el debido
pues todos los edificios y no en los palacios ricos. Temor, que cuando le traen
del mundo son humo al fin, Temor. Las cuevas adonde habita del pecado por testigo.
si son lisonja al principio. la penitencia es el sitio ; Hombre. No he de amar, ni he de jurar.
para nosotros decente. : Albedrio. Con buena gente venimos.
(Vase el M undo.) Culto Divino. Además, que es más debido Luzbel (A p .). Ahora es tiempo, Lascivia.
ir al templo que al palacio. Canta Lase. Llegad, llegad, peregrinos,
Lascivia. Yo voy a que aquese engaño Lascivia. ¡Fatigados peregrinosl
los ciegue, y de mí lo fío, adonde todo es deleite,
Luzbel. Oíd, que de la torre llaman. alegría y regocijo.
pues a sus umbrales soy
la llama de su apetito, Hombre. Y es el más bello prodigio Luzbel. Yo, si no queréis venir,
el calor de su deseo, que vieron jamás mis ojos. de esa dulce voz movido,
la sujeción de su arbitrio, Lascivia. Si el cansancio del camino | Hombre. Y como que es dulce voz.
de su ingenio la torpeza, queréis aliviar, aqui j Luzbel (A p .). Allá voy, asi le incito,
de su razón el delirio posada, puerto y abrigo que un mal ejemplar a veces
y el casi casi absoluto tendréis, no paséis a otra; aún mueve más que yo mismo.
imperio de su albedrio. veréis cómo en ella os sirvo;
llegad, refrescad, que en este (Vase.)
( Vase la Lascivia.) vaso está el precioso vino
de los néctares con que Hombre. ¡Ay de mil ¿Qué vivo fuego
Luzbel. Pues yo me quedo a que caigan a los caminantes brindo. es el que en mi ha introducido
en uno y otro peligro, í Luzbel. Lleguemos allá. este linaje de celos?
ya que otra vez de su canto | Albed. y Homb. Lleguemos. • \ ¡Oh, cuán a mi costa finjo!
vuelve a proseguir el himno. 1 , Ahora bien, pues ya que sea
Todos. ¡Tente, Hombre!
amar y jurar delito,
(Vase Luzbel y salen lo­ Unos. ¡Tente, Albedrio! sin amar y sin jurar
dos cantando, y el Hombre Otros. i No vayasl vamos a ver este rico
de peregrino.) palacio.
Hombre. ¿Por qué?
Cantan. Panal melifluo, Amor. Porque \JW )Æ Culto Divino. Al templo es mejor,
más dulce y cándido este es el fiero vestiglo que hoy el dia es de domingo
para el católico que vió Juan sobre aquel monstruo y santificar 1^ fiesta
que al pueblo hebraico. de siete cuellos distintos, debemos con sacrificios,
¡Oh Pan de Angeles!, brindar con el vino, que es ' j Hombre. Buen descanso es la oración
tu gracia sálvenos, veneno de los sentidos. para el que viene rendido
a humildes súplicas Albedrio. Sea vino y sea veneno, de hambre, sed, cansancio y sueño.
responda plácido que no hay mal veneno en vino. Albedrio. ¡Por Dios, que el consuelo es lindo
y ensalzarémonos Hombre. Pues ¿una vez que llegamos tras no córner ni beber!
en humillándonos. a ver un pequeño alivio Culto Divino. Mejor Pan y mejor Vino
¡Oh Pan de Angeles!, me lo embarazáis? ¿No es te daré yo.
tu gracia sálvenos. rigor el que usáis conmigo? Albedrío. Una por una,
Culto Divino. A la sombra de estos sauces Todos. No es sino piedad. v\s\ • ; (jftà) mejor el otro lo hizo,
descansemos, pues Dios hizo que estará comiendo ya.
para el descanso la fiesta, : Hombre. ¿Quién deja
y hoy lo es. después que por breñas vino Hombre. Hagamos todos lo mismo.
tan ásperas, de gozar Culto Divino. Eso no, porque primero
Hombre. . Bien imagino de la posada el abrigo?
que he de menester el descanso. has de ir al templo conmigo.
; Luzbel. Vuelve a llamarle, Lascivia.
Albedrio. ¿A quién no pasa lo mismo? (Apártale con Despreci•
1 Lascivia. Llegad, llegad, peregrinos,
abierta hallaréis la puerta, y llega la Obediencia.)
(Sale Luzbel en traje de fi
pasajero.) donde todos los sentidos
hallan su objeto, la vista Hombre. Quita, impertinente anciano.
Luzbel. ¿Si un perdido caminante, entre aparadores ricos Obediencia. No le trates con desvío,
de plata y oro, entre dulces y si yo he de acompañarte,
miserables peregrinos, ! instrumentos el oido, ..*>* //
halla piedad en vosotros, tras el respeto debido
decid si éste es el camino entre aromas el olfato, a los padres has de honrar,
para la mejor posada? entre manjares distintos tus mayores y ministros.
el gusto, y el tacto entre Hombre. ¿Quién te mete en eso?
Amor. Bien se ve que vais perdido. lechos de plumas mullidos,
Luzbel. ¿En qué? cuyas delicias retratan Obediencia. Ser
Amor. En que venís de donde el primero paraíso. , la Obediencia.
todos vamos, y es indicio ! Luzbel. ¿Quién no agradece, hospedaje i¡f¡| Hombre. Más me irrito
que quien deja el fin atrás tan noble? con los cuatro Mandamientos
ya va errado en el principio. que ponerme habéis querido
! Albedrio. También lo digo. delante, opuesto a los cuatro
Luzbel. Aunque puedo al argumento ! Luzbel. ¿No venís? en cuanto hago y cuanto digo.
responder, más solicito
informarme que argüir. ! Hombre. Si, y cuando no Los Cuatro. Esto es Ley.
fuera ese pretextó digno Hombre. No es Ley; quitad
¿No vais al Mundo?
el dé ver tal hermosa y no me obliguéis, que impío
Todos. Es preciso. lo fuera. rompa por todo.
Luzbel. Pues vamos, que por no ir solo Amor. Excusa un delito.
que iré con vosotros, digo, (V a a sacar el estoque y
y en la posada haré el gasto (Pónese delante el Amor.)l le detiene el Perdón.)
a todos.
Albedrio.
Hombre.
Es un bendito.
¿Quién es?
i Hombre. ¿Delito es amar lohermoso? ; Perdón. Aguarda;
no, osado; no, vengativo,
Amor. Si. desenvaines del bastón
Amor. No es de nuestro gremio,
ya quién es dirá el camino. Hombre. De estucharlo me adm ip el acero.
al que dice que es Amor. Albedrío. Ya van cinco.
Albedrío. Muchas cosas que decir
lleva, pero aún no averiguo Amor. Sí soy; mas Amor tan digno, Hombre. ¿Cómo, si airado con ella
el misterio de los diez. que no soy de la hermosura, me miras tú, has pretendido
sino del Autor que la hizo, templarme?
Luzbel. Pues ¿qué misterio escondido y así, si en mi compañía
hay en ellos? Perdón. Como el Perdón
quieres proseguir conmigo soy, y no he de consentirlo,
Albedrío. ¡Qué sé yo! el viaje, sólo a Dios y no a los amigos sólo;
Que sólo sé que los sigo has de amar. pero aun a los enemigos
por desiertos y asperezas, ¡ Luzbel. Tiemblo al oírlo. has de perdonar, por no
sin descanso y sin alivio. cometer un homicidio.
! Albedrío. ¡Qué va! Que cada uno empieza
( Descúbrese en el segundo ahora el misterio a que vino. Hombre. ¿Tú has visto tantos preceptos
carro una torre dorada, y Hombre. Pues ¿no se ama en las criaturas como me han introducido
en su capitel, la Lascivia, al Criador? en un instante?
con una copa dorada en Amor. Y yo lo afirmo; Albedrío. ¿Habrá mas
la mano.) mas no cuando en las criaturas de romperlos?

An
Hombre. No me animo Supuesto que de elia soy pues que no honra sus mayores
A tanto, y antes me deja precepto correlativo, el que no honra su Dios mismo.
sobresaltado el oírlos. no has de codiciar mujer
ajena. (Da la Obediencia la
(Vuélvese atrás.) mano al Honor.)
( Aparta a las dos y pó-
Albedrío. ¿Te vuelves? nense delante Seguridad Honor. Perdido el respeto a Dios
Hombre. SI. y Desprecio.) yo también a las dos sigo,
Albedrío. Pues yo no, porque no hay Honor humano
que he de ir con el que aquí vino Hombre. Si la codicio donde no hay Honor Divino.
a comer y descansar. o no, tú no has de estorbarlo, Desprecio. De aqueste Desprecio a mí
Hombre. Que no me dejes, te pido, tanto porque solicito mayor parte me ha cabido,
porque quedaré forzado mariposa de sus rayos pues me ofende quien no hace
si quedo sin Albedrío. morir a tan gran peligro, de otros bienes desperdicios.
cuanto por si de las joyas
(Quiere detenerle y se es­ que adornan sus crespos rizos, ( Da la mano a la Verdad.)
capa.) algunas puedo quitarla
para pasar el camino. ! Verdad. Y es eso tanta Verdad,
Albedrío. No harás. Albedrío. Sí, por Dios, no nos estorben qué yo, que lo soy, lo afirmo.
Hombre. Detenle tú, Amor. introducir este estilo
(Da la mano a la Segu­
Amor. En vano lo solicito. Seguridad. Eso no, porque eso fuera ridad.)
Hombre. Temor, detenle. hacer segundo delito.
Temor. No puedo. Desprecio. Y aun tercero codiciar Seguridad. Pues ya que Seguridad
los bienes que ajenos miro. puede quedarle consigo,
Hombre. Culto. si quien hurta el tiempo a Dios
Hombre. ¿Pues qué os va en eso a los dos
Culto Divino. Ni yo, aunque porfío. para llegar a impedirlo? ¿hace mayor latrocinio?
Hombre. Obediencia. Seguridad. Ser yo la Seguridad
Obediencia. Yo tampoco. ( Da la mano al Perdón,)
con que unos de otros vivimos.
Perdón. Y a mí me pasa lo mismo. Desprecio. Yo, el Desprecio, que de humanos Perdón. Ninguna, y así el Perdón
Hombre. ¿Nadie le detiene? bienes hace desperdicios. se reducirá a castigo,
Todos. No. Seguridad. No has de hurtar, que es el pecado pues de la muerte del alma
Albedrío. No, que de todos me libro, más infame y más mal visto. es el pecado homicidio.
que a haber Albedrío forzado Desprecio. Ni codiciar bien ajeno.
no hubiera libre Albedrío. Albed. (A p .). Ahora que está divertido, (Da la mano el Perdón
al Culto.)
Hombre. Pues yo veré si es que puedo veré si puedo escaparme.
forzarte a que estés conmigo. Hombre. No será hurto si la digo Culto Divino. Si a pecar te vas, el Culto
Albedrío. Tú podrás, pero no otro, que soy Príncipe en la Tierra, no te puede ser propicio.
y aun con violencia tú mismo; aunque ahora voy peregrino
protesto, que desde aquí disfrazado, y que doblado (Da la mano el Culto al
de mala gana te sirvo. volveré lo que la quito, Temor.)
Hombre. Yo, que de esta mala gana pues si voluntariamente
hago al Cielo sacrificio, con mis cautelas la obligo, Temor. Ni el Temor, pues no le tiene
mostrando que puede el Hombre no será hurto. quien se hace del Culto indigno.
hacer fuerza a su Albedrío
cuando pone los preceptos (Atraviésase la Verdad.) (Da la mano el Temor al
delante a los apetitos. Amor.)
Lascivia. ¡Ay de mil, que atrás le ha vuelto Verdad. Será engaño,
estando ya fugitivo que es lo que yo no permito, i Amor. Y quien le pierde el Temor
su Albedrío; mas ¿qué importa, pues siendo yo la Verdad, el Amor le habrá perdido,
si aunque obedezca a los cinco con testimonio fingido porque Dios no puede ser
el mayor riesgo le falta? a nadie se ha de mentir amado sin ser temido.
Venid, venid, peregrinos, mientras yo en el Mundo vivo. i Hombre. ¿Así os vais dando las manos
¿dónde vais con esta siesta, Hombre. ¡Oh, qué cansados preceptos, unos a otros?
no veis que el sol, encendido qué austeros y qué prolijosl ; Amor. Es preciso:
Fénix de su misma llama, ¿Nada ha de querer el gusto o todos contigo queden
se está abrasando a sí mismo? que no os parezca delito? o nadie vaya contigo.
Hombre. ¡Ay de mil Que cada vez Hombre. Pues idos todos, que yo
que oigo su voz, su luz miro, ( Hace que se va el Albe­ en descansando, al camino
contra mi Albedrío se vuelve drío por detrás del Hom­ saldré a alcanzaros.
la razón de mi Albedrío. bre.) ; Amor. Quizá
no podrás.
(Pónese la Castidad de­ Albedrío, ¿dónde vas ?
lante.) ! Hombre. Pues si yo he sido
Albedrío. Pensé que no me habías visto. por mí bastante a perderos,
Castidad. Pues no la mires. Hombre. Vuelve conmigo I que seré bastante, digo,
por mí a hallaros.
Hombre. (\U\U\U U por qué, Albedrío. Mejor
puesta delante, has querido será venirte conmigo. | Amor. No serás,
que yo de vista la pierda? que el hombre basta atrevido
a perder a Dios sin Dios,
Castidad. Porque es aqueste mi oficio, ( Luchan los dos y el A l­ pero a Dios no basta él mismo
que siendo la Castidad bedrío le arrastra.) sin él hallarle.
es mi mortal enemigoÁNg ^ ^ ^:
! Hombre. ¡Oh!, qué presto
la Lasciviá, jy mi precepto Hombre. No me arrastres. que es falso aquese principio
es contra el amor lascivo.
Albedrío. ¿Cómo no veréis.
Albedrío. Siendo su precepto el sexto, haces fuerza ahora?
nos quiere «Jar el'tjuinto. Temor. Presto verás tú
Hombre. Imagino que es verdadero.
el Hombre y Id que es esta la diligencia j Hombre. Pues idos,
C a stid a d , h a blando él que hay entre mí y mi Albedrío, que yo volveré a cobraros.
siempre con la Lascivia.) que una vez lidio con gana I Amor. Que podrás cobrarnos, digo,
de vencer, y otra vez lidio mas no por ti solamente
Hombre. Aparta, que he de mirarla. con gana de no vencer; sin tener de Dios auxilio.
¿Quién eres, bello prodigio? y así más fuerza no aplico,
porque quise vencer antes j Hombre. ¿Cómo?
Lascivia. Esposa ¡del Mundo soy,' y ahora quiero ser vencido; | Amor. Presto una experiencia
Príncipe y Monarca invicto tras ti, Albedrío, me lleva. mejor que yo ha de decirlo.
de cuanto ves.
Canta Lase. Venid, venid, peregrinos. ; Hombre.. En fin, ¿os vais todos?
Castidad. No has de verla.
Hombre. Sí he de verla; aparta digo Hombre. Bellísimo encanto, ya ¡ Todos. Sí.
la luz de tus rayos sigo. i Hombre. ¿Uno aún no queda conmigo?
Castidad. ¿No hay quién me ayude? Lascivia. Ven a mis brazos. | Todos. No, que quien queda en pecado
(Adelántase el Honor.) Castidad. Primero de ningún mérito es digno.
has-de ver que me retiro
Honor. Sí hay, yo, como más ofendida, ( V anse, y quedan solos el
que yo, Castidad, te asisto. por no ver tu precipicio. Albedrío y el Hombre.)
Hombre. ¿Tú a estorbarme te adelantas? Hombre. ¿Qué importa que tú te ausentes?
Los nueve vendrán conmigo. Lascivia. ¡Albricias!, que ya le dejan
Y cuando a ella la desvío,
para ponerte delante las Virtudes con quien vino.
¿te has quitado de tu sitio? (Da la Castidad la mano
a la Obediencia.) (Sale Luzbel en la torre
Honor. Sí, que siendo yo el Honor
y habiendo esa mujer dicho, dentro.)
que es mujer de otro, que a otro Castidad. Eso no, que la Obediencia
se haga ofensa no permito, en cualquier precepto mío Luzbel. Pues no halle, desesperado,
y así, me adelanto al lado sólo ella conmigo irá. lisonja alguna en los vicios.
de la Castidad, qué asisto, O b ed ien cia . Claro está que iré contigo, Albedrío. Ya solos hemos quedado,
Hombre. ¡Qué cansada compañía! ¿No eres tú el que me dijiste sois su Amor, de aqueste fuerte
que aquí delicias buscaste? paroxismo de la muerte
Albedrío. Lleguemos antes que el día me librad.
quede en sombras sepultado. Luzbel. Sí.
Hombre. [Ah del hermoso traslado Hombre. Pues ¿para qué me engañaste? (V a a llegar el Amor y st
de ese Alcázar inmortal! Luzbel. i Para que tú me creiste? detiene.)
Lascivia. ¿Qíiién es? ¿Quién llama a su umbral? Hombre. Luego ¿no era verdad?
Albedrío. Linda flema. Luzbel. No, Amor. Si haré, mas di,
Hombre. Un peregrino sino sombra y vanidad, ¿llamasme de temor?
que a tu voz llamado vino, porque si fuera verdad Hombre. Si.
ponafflífen tu luz celestial no te la dijera yo. Amor. Pues no puedo socorrerte,
las '¿lorias del Mundo fundo. Hombre. Pues ya que sombra se vió, que a los actos del Temor
L ascivH pÿM i Las glorias del Mundo? ¿por qué no dura en su sombra? inmediato Amor no acude;
Hombre,: Sí. Luzbel. Porque flor breve se nombra llama al Temor que te ayude.
Lasciviá*%',. VÇuèë estas son, porque así la gloria del Mundo vana, Hombre. Ven, pues, en tanto terror,
' w r pasan las glorias del Mundo. que apenas ve en la mañana, Temor, a darme favor.
cuando la noche la asombra,
'^ïi· (Húndese la torre en el por ser su edad tan ligera, (Sale el Temor. Da el Te­
V ^ *\V“ carro con mucho f uego.) la ofrecí para no darla, mor la mano al Albedrío'
que si hubieras de gozarla que también ha de haber
Hombre. ¡Oh portento sin segundo, quizá no te la ofreciera, caído cuando le dió al
y tan primero portento que es mi rencor de manera Hombre la mano para le­
qu^pasma mi entendimiento! que aun el gusto más injusto vantarle y no pudo.)
dársele al hombre no gusto,
Albedrío. ¡¿y,; Séñorl ¿Qué se hizo aquella y así, al que puedo lograr, Temor. El que puedo te daré.
hermosa fábrica bella? que le condene un pesar,
Hombre. Toda se la llevó el viento. Albedrío. Si atrición el Temor fué,
no ha de condenarle un gusto, tampoco él será bastante
Albedrío. ' Luego todo era ilusión y pues que la compañía a que el que cae se levante.
cuanto te ofreció aparente. perdiste con quien viniste,
y perdiéndola perdiste Temor. Flaca mi fuerza se ve;
Hombre. Un instante solamente llama a otro.
aún nt> logré mi intención; con ella camino y guia,
Múego ¿ni un instante son desespera, desconfía Hombre. ¿Culto Divino?
glorias del Mundo? de llegar a la segura
puerta, que abrirse procura, (Sale el Culto Divino.)
Luzbel (dentro)’, '/M - Errante pues ya, errado Peregrino,
peregrino, o caminante, no puedes hallar camino
atiende en mi mal gobierno Culto Divino. ¿Qué me quieres?
no dé en la se p u ltu ip f^ ^ ^ Hombre. Que le des
cuán fácilmente lo eterno
pierdo por un breve instante. la mano al Temor, pues ves
Albedrío. Sólo en el monte ha quedado que habiendo errado el camino
una lóbréga, una umbría este lecho me previno
Hombre. ¡Ay, infelice de mil el Mundo.
gruta. 7 , l J § ¿Que aunque con asombro y miedo
Hombre. Supuesto que^el^dia quiera atrás volver, no puedo, Culto Divino. Confiesa al verte
Albedrío? rendido a ese asombro fuerte
que erraste.
Albedrío. Si lo fui,
ya no lo soy. Hombre. Ya lo confieso.
Hombre. ¿Cómo asi? Culto Divino. Pues yo llegaré con eso
Albedrío. Como el uso me faltó... ahora a favorecerte,
que dando tú a tu Albedrío
Hombre. ¿Quién aquí me trajo? la mano, él a tu Temor,
Mundo. ¿Quién va? Albedrío. Yo. tú, Amor, a mi, el favor
Hombre. Un peregrino Hombre. Pues sácame tú. del Perdón traer confío.
que acaso por aquí vino. Albedrío. Es cansarte,
que de otros pude apartarte, (Sale el Perdón.)
Mundo. ¿Dónde tu camino es?
pero de la muerte no.
Hombre. A la Indulgencia. Perdón. Sí harás, que ya el brazo mió
Hombre. Pues yo probaré a volver alcanza al Amor de aquí.
Mundo. Pues al camino que perdi;
no es por aquí tu camino. mas ¡ay infeliz de mi, (Da la mano el Perdón
Hombre. ¿Quién eres tú? que el caminar es caer! al Culto y alcanza con k
Mundo. El Mundo soy. otra al Amor.)
Hombre. ¿No era tuya aquella bella ( Cae en la sepultura.)
fábrica? Hombre. Amor, ¿ahora llegas?
¡Llégame a favorecer!
Mundo. Sí. Amor. Sí,
Albedrío. Sí haré, pero aunque lo intento, que ahora me alcanza el Perdón,
Hombre. Pues ¿qu’es della? no basto yo sin tu aliento, ya que no de contrición,
Mundo. Por no dártela, la doy porque yo no soy bastante
al viento. de atrición.
a que el que cae se levante.
Hombre. ¿A qué efecto hoy Hombre. ¿Cómo?
me la prometiste? (Sale el Amor.) Amor. Oye.
Mundo. A efecto Hombre. Di.
de hospedarte. Amor (A p .) Ya está puesto el argumento Amor. Cuando postrado te vías
Hombre. Pues si acepto con que tengo de probar y a Dios de temor llamabas,
la promesa, ¿por qué no los medios que ha menester no era, no, porque le amabas,
me la cumples? el que ya llegó a caer sino porque le temías;
si se quiere levantar. y así, las piedades mías
Mundo. Porque yo no aliviaron tu pasión,
nunca doy lo que prometo.
(Dale la mano el Albedrío hasta que en la confesión
Hombre. ¿A otro no albergaste? y quiere levantarse y no pudiste el acto elevar,
Mundo. Sí, puede.) que Amor no pudo alcanzar
pero donde lo albergué donde no alcanzó el Perdón.
ignoras tú. Hombre. Gente procura llamar, Y aunque el haberme alcanzado,
Hombre. Yo lo sé, que venga a darme la mano. cuando estoy de ti ofendido,
que en tu palacio le vi; Albedrío. No la hay ni en monte ni en llano. por la mano izquierda ha sido
acógeme en él a mí, esa es la que yo le he dado,
Hombre. ¿Aquel no es el Amor? porque desde tu pecado
pues ves cuán triste y oscura
la noche cerrar procura. Albedrío. ' ilííW ^ X / no me llamaste; mas hecha
Hombre. Amor, sácame de aquí. la confesión, te aprovecha
Mundo. Sí haré; entra a este breve espacio, tanto, que siendo atrición
que yo al que ofreco un palacio Amor. Si ciego, atrevido y vano
le doy una sepultura. por ti pudiste caer la izquierda, la confesión
sin que otro a caer te ayudara, 'j la vuelve mano derecha,
levántate tú. y la Indulgencia a que vienes,
(Al^a el Mundo una losa que aquí se explica, imagino,
y se descubre una sepul- Hombre. Repara pues te da el Culto Divino
tuta abierta, y vase.) en que lo uno pudo ser, el grado que tú no tienes,
lo otro no. por él, el Perdón previenes,
Albedrío. ¡Lindo agasajo! Amor. Luego creer que no pudieras por ti
Hombre. ¡Ay de mil debes con el silogismo prevenir, haciendo aquí
¡Qué poderoso, qué fuerte de verte en aqueste abismo, la Gracia, que yo prometo
es el horror de la muerte! que por ti mismo pudiste hacer de un acto imperfecto
¿Aquí he de hospedarme? caer, y no, ya que caíste, un perfecto acto, y asi,
levantarte por ti mismo, cuando por sólo Temor
(Sale Luzbel.) con cuyo ejemplo los dos me llamaste, no llegué;
veréis en vuestro pesar tras Culto y Temor, sí, que
Luzbel. Sí, que sin Dios puede pecar al Temor con su favor
tu alojamiento está aquí, el hombre, mas no sin Dios le da su gracia mi Amor,
entra en él. arrepentirse. con que probar solicito,
Hombre. ¡Ay de mi, triste! Hombre. Pues vos que el Sacramento infinito
de confesión es bastante sino según tu gran misericordia, Blanca Hostia, que en el ara
a que el Hombre se levante y según el gran número que ofrece del Altar la Fe sustenta.
estando atrito o contrito. de conmiseraciones la concordia Amor. Siendo esa fábrica hermosa
de tu piedad, del libro de los días tanto a la aparente opuesta,
(D a el Perdón una mano borra, Señor, iniquidades mias. que una feneció caduca
al Culto Divino y la otra y otra ha de durar eterna,
al Amor, y levántase el (Suenan chirimías, y en y así, las Virtudes son,
Hombre.) el otro carro se ve levan­ cuando a los Cielos se elevan,
tado un templo.) las piedras de su edificio,
las columnas de la Iglesia.
Y pues ahora lo estás,
aprovecha el tiempo ahora. Pero ¿qué nueva armonía Hombre. [Que esto logren mis venturasl
Temor. Teme. a vista ya de otra bella Luqbel. ¿Que esto mis desdichas veanl
fábrica, con sus acentos
Culto Divino. Gime. hurta al verso la respuesta? Mundo. ¡Que esto mi cólera sufral
Perdón. Siente. Amor. Del mismo Salmo lo dice Lascivia. [Que esto mi rabia consienta!
Amor. Llora. más adelante la letra, Música. Llega, Hombre, llega a ganar
Músicos. Teme, gime, siente, llora. según el común sentir, el Jubileo, y repara
Culto Divino. Con eso volver podrás, pues dicen que son las piedras que en el ara del Altar
donde al Jubileo hallarás de Jerusalén Triunfante, cualquier Año es Santo para
abierta la puerta. en la Militante Iglesia bien hacer y bien obrar.
las virtudes de los Justos, Fe. Llega, Hombre, que el Jubileo
Hombre. Espera, reedificando con ellas
pues ¿cómo de esa manera Plenísimo, la Indulgencia
las murallas de Sión; del Año Santo te aguarda
te vas? y porque mejor lo veas, en esa fábrica excelsa
Culto Divino. Ya que mi favor que ha de durar para siempre
hizo del Temor amor, en oposición de aquella
llevo el Perdón a otra esfera. (Abrese el primer carro y
se ve la Castidad y el Ho­ que desvanecida en humo
nor arrastrando a la Las­ verá el Mundo, cuando vea
( V anse el Culto Divino civia.) venir a juzgar por fuego
y Perdón.) toda la Fábrica inmensa:
si allí te brindó con vino
vuelve a ver de las que tú y manjares, la cautela
Hombre. Pues ¿cómo los diez, sin vos, perdiste, en las excelencias de tres enemigos: yo
podré hallarlos otra vez? con que en los dos las cobraste: te ofrezco aquí en mejor Mesa
Tem. y Amor. En los dos están los diez. la Castidad es aquella, mejor Pan y mejor Vino,
que arrastrando a la Lascivia en cuyas especies bellas,
Hombre. ¿Que diez se encierran en dos? por triunfo de su pureza,
Tem■y Amor. Sí. huida la sustancia, sólo
entre ella y entre el Honor accidentes se conservan,
Hombre. ¿Que son? la ven a sus plantas puesta. porque es Carne y Sangre, donde
Amor. Amar a Dios. está con real asistencia
Temor. Y al prójimo. (Abrese el segundo carro, hoy en Cuerpo y Alma, como
Hombre. Así lo creo, y se ven el Desprecio y la en los Cielos vive y reina.
mas cuando mortal me veo, Seguridad, con el Mundo Hombre. Feliz yo, que llegar pude
que no veré, es bien que sienta a sus pies triunfando a lograr sus excelencias.
el número de cincuenta de él.) Temor. Feliz yo, pues mi Temor
del Año del Jubileo. fp t >1 K fg§l| f i te libra de muerte eterna.
Amor. Sí verás, si siempre... Temor. Y el Desprecio de los bienes Amor. Feliz yo, que pude hacer
Hombre. Di. y la Seguridad bella, que él en Amor se convierta.
son aquellas que del Mundo Castidad. Feliz yo, que di a aquel Pan
Amor. En tus bienes y en tus males triunfan allí, porque adviertas
de ese número te vales. el candor de mi pureza.
que a sus pies es polvo inútil
Hombre. ¿Siempre del número? de este Mundo la riqueza, Honor. Feliz yo, que fui el Honor
Tem. y Amor. Sí. pues solamente la goza de su gloria y honra inmensa.
Hombre. ¿Cómo? seguro el que la desprecia. Seguridad. Feliz yo, que hice segura
de este camino la senda.
Amor. Como en él lei,
que todas las horas son
Üsm //
Abrese el tercer carro y se Desprecio. Feliz yo, que ayudé hollando
de atrición y contrición, ven la Obediencia y la deste Mundo las grandezas.
y puede el dolor y el llanto Verdad triunfando del De­ Obediencia. Feliz yo, que en sacrificio
hacer cualquier Año Santo. monio, que estará a sus al Padre di la Obediencia.
Hombre. ¿Y dónde está esa lección? Verdad. Feliz yo, que el testimonio
soy de aquella Verdad mesma.
Amor. Entre los Salmos se adquiere.
! Amor. Los dos, que allí del Demonio Culto Divino. Feliz yo, que fui el Ministro
triunfan, son, si bien te acuerdas, que repartirle merezca.
( Dale un libro de Horas.) la Obediencia y la Verdad; Perdón. Feliz yo, que fui el Perdón,
que de mentira y soberbia que abrí del templo las puertas.
Temor. Hallarla entre ellos intenta. sólo que triunfen es justo Albedrío. Y feliz yo, si le alcanzo
la Verdad y la Obediencia. ahora de las faltas nuestras,
Hombre. Ya hallé el número cincuenta.
Tem. y Amor. ¿Y cuál es? cuando al compás del aplauso
(Abrese el cuarto carro y la Música a decir vuelva:
Hombre. El Miserere. se ven el Culto Divino, el Música. Llega, Hombre, llega a ganar
Amor. Luego no acaso se infiere Perdón y la Fe en medio, el Jubileo y repara
el que de un número son que traerá en una mano que en el ara del Altar
Año y Salmo, y su elección el Sacramento y en otra cualquier Año es Santo para
Santo hará cualquiera día. una cruq.) bien hacer y bien obrar.
Hombre. [Oh, lógrelo la voz mial
Tem. y Amor. Mejor será la oración. Temor. El Culto allí y el Perdón
Hombre. Ea, Señor, de mi te compadece te abren del templo las puertas, (Tócanse chirimías y cié­
al verme envuelto en mi mortal discordia, porque son Perdón y Culto rram e los carros, y se da
no según que mi culpa lo merece, fieles ministros de aquella al Auto fin .)

C O R R E S P O N D E EL P R E S E N T E A U T O A LO S L L A M A D O S F IL O S O F IC O S , Y E N É L C A L D E R O N ”P L A N T E A
L A G R A N P E R E G R IN A C IO N D E L A V ID A H U M A N A — EL H O M B R E P E R E G R IN O D E L A V ID A —
E N U N A G A L E R IA D E F IG U R A S ID E A L E S Y A B S T R A C T A S ”, SE G U N H A D E F IN ID O A C E R T A ­
D A M E N T E E L E R U D IT O E SP A Ñ O L V A L B U E N A P R A T . - E S T E A U T O FU E R E P R E S E N T A D O
E N L A V I L L A Y C O R T E D E M A D R ID E N 1 6 5 1 R E IN A N D O F E L IP E IV , P A R A
C O N M E M O R A R L A S G R A N D E S F IE S T A S J U B I L A R E S Q UE E N A Q U E L A Ñ O
T U V IE R O N L U G A R .-»-A L H A C E R L A T R A N S C R IP C IO N , H E M O S C R E ID O
C O N V E N IE N T E C E Ñ IR L O A L A S N O R M A S D E P R O S O D IA Y S I N T A ­
X I S A C T U A L E S , C O N S E R V A N D O U N IC A M E N T E A Q U E L L A S
P A L A B R A S A R C A IC A S IM P R E S C IN D IB L E S P A R A L A
R IM A . ♦ H E M O S SE G U ID O L A E D IC IO N Q UE DE
ESTE A U T O H I Z O P E D R O DE P A N D O Y
M I E R , EL A Ñ O D E 1 7 1 7 , E N M A D R ID ,
E N L A I M P R E N T A DE R U I Z
DE M U R G A .
LAVS DE O
tros de enseñanza, publican'revistas y tienen un cine en Quib-

Y
LS
no sólo de América, sino del mundo, porque jamás puso

ABONERA
1ó. Además han llevado la luz eléctrica a algunas localidades.
España mugas en el espacio a su generosidad misionera,
Finalmente, el Instituto Español de San Francisco Javier
ni sufrió lasitud en el tiempo, ni en la forma de misio­
para Misiones Extranjeras ha abierto en la Prefectura apostó­
nar tuvo mucho que aprender y si muchísimo que enseñar.
lica de San Jorge hospitales, dispensarios, centros de auxili0
Situada siempre en la extrema vanguardia de la penetración social, escuelas, etc. Tiene un seminario menor para la forma­
del Cristianismo entre los infieles, debeladora tenaz de todas ¡ A Ñ A ción de clero indígena. A los misioneros se debe la apertura
las herejías y crisol de la ortodoxia, si bien en los siglos de su de un importante canal que une los ríos Cauca y Mojana.
grandeza política los pasos de su empresa de apostolado hu­ dad de estos españoles se revela no sólo en el avance religioso,
bieron de trillarlas mismas sendas de su epopeya conquistadora BOLIVIA E> Vicariato apostólico del Beni, con una ex- sino en los progresos de todo orden: alumbrado y flúido eléc­
y civilizadora para inyectarle sustancia y conferirle permanen­ tensión de 170.000 kilómetros cuadrados y un trico en muchas industrias y residencias; imprenta y fotogra­
registro aproximado de 50.000 habitantes. Los padres francis­ ECUADOR Es Prefectura de creación reciente la de Es-
cia en la Historia, no por eso volvió la espalda a aquellas tie­ bado; construcción de un acueducto para alimentar a Támara
canos intensifican la roturación y el cultivo de los campos, meraldas, para la que en 19 4 6 lué nombrado
rras jamás saludadas por los estandartes de Castilla. y Nunchía; trazado de carreteras y caminos; edificación de ca­
abren caminos, mejoran la habitación de los indígenas y reali­ un carmelita descalzo español. 6e trata de una antigua diócesis
La China, el Japón, el Congo, Abisinia, los pueblos esclavi­ sas, puentes, etc. La Misión mide 40.000 kilómetros cuadrados
zan una intensa tarea civilizadora, similar, por otra parte, a venida tan a menos, que quedó en ahsoluto sin clero ni cuidado
zados por el fanatismo sarraceno, fueron otrora ungidos con y tiene cerca de 2 5 .0 0 0 habitantes.
la que se advierte en todas nuestras Misiones. alguno religioso. La Prefectura parte, en cierto niouo, de ia
sangre de nuestros mártires y fecundados por sudores, cuyo pre­ La Prefectura apostólica de Tumaco, con una extensión su­ nada. Ya han llegado varios religiosos y algunas religiosas. La
Enclavada en la diócesis de la Paz, existe la Misión de Obra­ perficial mitau üei Casanare, cuenta, en cambio, con 1 2 5 .OOO
mio acaso sea la mies abundante que la Iglesia cosecha ahora tarea por realizar será, ue momento, exclusivamente ue apos­
jes o Illim ani, confiada a los padres pasionistas de Castilla, habitantes, muy favorecidos por los dispensarios establecidos
por medio de misioneros de todos los países. Y aun en el siglo tolado.
para atender a las indiadas que viven en las cuencas del Paz por los agustinos recoletos. Los misioneros son delegados ofi­
pasado, destrozada la Patria por luchas interiores y despojada San Miguel de Sucumbías, que mide 2 5 .0 0 0 kilómetros cua­
y del Palca. ciales del Gobierno para la enseñanza, con jurisdicción sobre
de su Imperio, embarcaban promociones entusiastas para Indo­ drados, es una Prefectura a cargo ue los carmelitas uescalzos,
china y Tonkfn, para Australia y las islas del Pacifico. 1 2 5 escuelas primarias y dos superiores.
que, auemas de construir carreteras, puentes y euincios, han
Los padres capuchinos del Vicariato apostólico del Coqueta,
Ese desprendimiento, esa inhibición profundamente austera BRASIL Los padres agustinos tienen a su cargo la Prela-
que controlan unas 50.00 0 almas de un territorio de 2 5 7 .1 3 0
fundado algunos pooiauos, en los que funcionan escuelas, dis­
que nos hace permanecer ajenos a toda apetencia política, sigue tura de Jalahy, con unos 115 - 0 0 0 habitantes. pensarios y dos centros de enseñanza agropecuaria.
kilómetros cuadrados, se han señalado—además de por las ac­ Los padres franciscanos dirigen la Administración apostólica
siendo banderín y consigna nuestra; ahora mismo, cuando ya Desde las residencias fijas, los misioneros irradian por los case­
tividades comunes—por una excepcional tarea científica: han de ¿amara, con 15 .0 0 0 kilómetros cuadrados, en la que lian
no hay tierras que descubrir o conquistar, nadie como España ríos, en donde suelen existir catequistas permanentes.
creado los centros de investigaciones lingüísticas y etnológicas instalado dispensarios médicos atendidos por religiosas, escue*
sabe hacer suya aquella divisa evangélica que, como ninguna La Prelatura de Marajó comprende la extensa isla de este
de la "Amazonia Colombiana y Americanista", con varias pu­ las, una serrería mecánica en Zamora y han ahierto muchos
otra, define la entraña de nuestro destino: "Buscad, ante todo, nombre, en la desembocadura del Amazonas. De una situación
blicaciones muy apreciadas por los especialistas. El Vicario caminos.
la gloria de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por aña­ antiguamente próspera, cayó en el más lamentable abandono,
apostólico es Inspector general de enseñanza en su territorio, La Misión más reciente—pues fué fundada en 19 4 8 —es la
didura." que procuran corregir los agustinos recoletos. Mide la Misión
y los misioneros son inspectores locales. de Los Ríos, desinemDrada de la diócesis de Guayaquil y entre­
América, Filipinas y las tierras todas—incluso europeas— 47.575 kilómetros cuadrados.
También está a cargo de los padres capuchinos el Vicariato gada al instituto Español de San Francisco Javier para Misiones
donde los españoles ahincaron sus plantas, muchas veces a la Los mismos agustinos recoletos atienden a los 60.000 ha­
apostólico de la Goajiro, con cerca de 12 0 .0 0 0 habitantes en Extranjeras. Cuenta con unos 2 0 0 .0 0 0 habitantes y mide 5.950
sombra de sus espadas, ahí están, incrustadas en la Iglesia, bitantes censados en la Prelatura de Labrea, cuya extensión
unos 46.000 kilómetros cuadrados. Tienen un hospital, cuatro kilómetros cuadrados. Los primeros misioneros partieron de Es­
como testimonio irrefragable de avances y retrocesos de toda es de 210.000 kilómetros cuadrados. La asistencia sanitaria ha
dispensarios médicos y ocho orfanatos. Funcionan un sindicato paña a fines de 1949 y proceden de la diócesis de Vitoria.
una nación, muchas veces sincronizados con el avanzar o el merecido especial atención por parte de los misioneros, que han
industrial y una caja de préstamos. Instalaron los misioneros
declinar de nuestros capitanes y de nuestros magistrados; ja­ creado un hospital y varios dispensarios médicofarmacéuticos.
la luz eléctrica y el teléfono y abrieron 1 3 0 kilómetros de ca­
más de nuestros negociantes. El centro de la Misión ha sido dotado de conducción de aguas,
rreteras.
El encogimiento de nuestro mapa, el ocaso del sol sobre
luz eléctrica y otras mejoras, siempre por iniciativa de los agus­ HONDURAS £1 Vicariato apostólico de San Pedro de
tinos. La Prefectura apostólica de Providencia comprende las islas Sula es una Misión bastante avanzada,
nuestros dominios, la incomprensión de unos y la animadversión de San Andrés y la Providencia, antiguos refugios de los pi­
En el Alio Tocantins, muy adentrados en el corazón del ya que sobre 160.000 habitantes se consideran católicos unos
de otros, nada han significado en los afanes proselitistas del Ca­ ratas que merodeaban por el mar Caribe. Fundada en 1 9 2 6 ,
Brasil, los misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María 145.000, repartidos en 41.000 kilómetros cuadrados. Los padres
tolicismo español, siempre pronto a volcarse sin tasa ni medida> cuenta con dieciséis escuelas primarias y una superior. La rigen
han construido varios edificios religiosos y civiles; han insta­ paúles instalaron botiquines o dispensarios en todas las residen­
principalmente en aquellas tierras donde perdura la huella de los capuchinos.
lado la luz eléctrica y la traída de aguas; han construido puen­ cias. Un hospital está a cargo de las Hijas de la Caridad.
su predilección maternal y secular.
tes, carreteras, caminos, y atienden a los enfermos en varios Hasta muy recientemente rigieron los carmelitas descalzos
Tarea proliia serla trasladar al breve espado de unas pági­ dispensarios. La población registrada es de unas 100.000 al­ la Prefectura apostólica de Urabá, entre el Chocó y San Jorge
nas lo que los religiosos españoles realizan en la actualidad en mas, diseminadas en 160.000 kilómetros cuadrados. en un territorio de 40.000 kilómetros cuadrados y 50.000 ha­
América, no sólo en el orden estrictamente religioso, sino en la PANAMA Dos orfanatos; varios dispensarios, en los que
La Prelatura de Bom Jesús de Gurgueia, antiguo Piauhy, bitantes; pero, llegada ya la Misión a cierta madurez propia
enseñanza, la propagación de la cultura, la beneficencia en todas se reparten gratuitamente las medicinas; nu­
mide 100.000 kilómetros cuadrados y cuenta unos 70.000 ha­ de la jerarquía episcopal ordinaria, pasó a incorporarse a la
sus manifestaciones, la prensa, la roturación y valorización de merosas escuelas; la instalación de molinos y varias industrias
bitantes. Los padres mercedarios han abierto escuelas prima­ diócesis de Antioquia. Los carmelitas españoles emprendieron
nuevas tierras, la captación y fijación de tribus hasta hoy in­ movidas por electricidad; distintas publicaciones—entre ellas un
rias en todas las parroquias, han construido seis iglesias y nuevas tareas en otros puntos de Colombia, en Panamá y, sobre
controladas, la incorporación de pueblos a la vida civilizada, la diccionario caribe-cuna—, amén de otras realizaciones, figuran
treinta y dos capillas; han abierto carreteras y caminos. Con todo, en el territorio de Chiriji.
revitalización de formas de cultura indígena, y, en general, el en el haber de los misioneros Hijos del inmaculado Corazón
la ayuda del Gobierno han instalado un notable museo zooló­ Al sur de esta antigua misión, y formando como un apéndice
ensanche en profundidad, altura y extensión de las naciones de María, que regentan el Vicariato apostólico del Darién
gico. Para atender a las grandes necesidades de orden benéfico de la de San Jorge, ha sido confiada a los padres jesuítas la
hispanoamericanas. ( 2 6 .0 0 0 kilómetros cuadrados y 50.00 0 habitantes).
y sanitario, el actual Prelado ha fundado un Instituto religioso del Madalena, a uno y otro lado del caudaloso río.
Limitándonos a los territorios por los técnicos llamados "mi­ femenino con personal indígena. Los padres claretianos, que regentan la Prefectura apostó­
siones vivas”, que tan tremendo colapso sufrieron a principios
lica de Chocó, con 55-500 kilómetros cuadrados y 75-000 habi­ P E R U En 19 0 0 fué erigida la Prefectura apostólica de
del siglo XIX, los misioneros españoles tienen la dirección y
tantes, han promovido, con la eficaz ayuda del Gobierno, la San León del Amazonas, y confiada a los agus­
la responsabilidad de los siguientes vicariatos y prefecturas» COLOMBIA El Vicariato apostólico del Casanare fué
creación de varios hospitales y otros centros benéficos confiados
------------------------ fundado en 1893 a petición del Gobierno tinos de la provincia del Santísimo Nombre de Jesús, de Fi­
cuya base económica, espiritual y vocacional radica en la Pen­
a los misioneros. En el orden cultural, atienden a varios cen­ lipinas. Medía 30 0 .0 0 0 kilómetros cuadrados. En 1 9 2 1 se con-
ínsula: colombiano y entregado a los agustinos recoletos. La tenaci-

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virtió en Vicariato, y en 1945 se le denominó de / quitos. Mide 92.000 kilómetros numerosas escuelas, granjas agrícolas, instalaciones industriales, publicaciones pe­
cuadrados (provincia de Loreto y parte de la de Maynas). Cuenta con una Asociación riódicas.
benéfica de señoras, el asilo leprosorio de San Pablo (200 pacientes), un hospital en b) El Vicariato de Machiques (125-000 Km. cuadrados y 70.000 habitantes),
Iquitos, un seminario menor, escuelas, publicaciones, etc. Es una de las Misiones más por ser de creación reciente (1944), no ha logrado aún los resultados que se vislum­
interesantes por su situación geográfica, sus características etnológicas y los avances bran, no obstante las duras dificultades que esperan a los misioneros españoles,
logrados por los misioneros en todos los órdenes de la vida. decididos a penetrar en territorios jamás explorados y ocupados por pueblos her­
El Vicariato apostólico de San Gabriel del Maranón comprende parte de la an­ méticos y valientes, como son los Motilones, entre otros.
tigua Prefectura de San León del Amazonas, mide 34.965 kilómetros cuadrados * * *
y cuenta 30.000 habitantes. Los padres pasionistas han construido un hospital en
Yurimaguas y un dispensario, una catedral y muchas iglesias en distintos puntos del
Este breve panorama de las Misiones españolas en América no revela sino una
Vicariato. Han editado varias publicaciones sobre lenguas y pueblos del territorio.
parte muy limitada de lo que nuestros religiosos realizan: en muchas de las misiones
El Vicariato antes llamado de Urubamba y Madre de Dios se llama ahora de confiadas a organizaciones de otros países colaboran comunidades españolas, singu­
Puerto Maldonado, y está confiado a los padres dominicos. Cuenta con dos hospitales larmente religiosas, utilizadas como catequistas, maestras, enfermeras y auxiliares
y un consultorio médico, escuelas primarias y profesionales, un museo arqueológico, para multitud de servicios, que completan la acción de los misioneros y los descargan
instalaciones eléctricas y telegráficas, etc. Sus 40.000 habitantes censados no son de múltiples atenciones.
sino parte de los que habitan en los 150.000 kilómetros cuadrados de la Misión, A veces—como ocurre en Filipinas—son misioneros españoles los que regentan
donde la mayor dificultad la ofrece la falta de comunicaciones, casi todas realizadas parroquias, forman el clero indígena y se entregan a tareas ímprobas que en nada des­
en lanchas. merecen, por su dureza, de las habituales en las "misiones vivas”, pero que determi- ¡
Los padres franciscanos, de ahincadísima tradición misionera en el Perú, con nados convencionalismos califican como desempeñadas en cristiandades formadas.
su centro de irradiación en Ocopa, rigen ahora el Vicariato Apostólico del Ucayali Por otra parte, existen en España Casas de formación cuyo personal se destina
(140.000 habitantes en 213.000 kilómetros cuadrados). Tienen granjas de experi­ exclusivamente a América: los padres franciscanos de Anguciana, los Hermanos ¡
mentación agrícola y centros de aclimatación de ganado, han construido muchas Maristas de Carrión de los Condes y Pontós, los padres dominicos de Villalba, los
plantas de carácter civil e industrial, instalaciones eléctricas, orfanatos, hospitales, Hermanos de las Escuelas Cristianas de Premio de Mar, etc., al mismo tiempo que
jardines de la infancia, escuelas..., y para que nada falte, han abierto y sostienen Congregaciones de fundación o abolengo estrictamente americanos— Religiosas del
campos de aterrizaje para la aviación. Apostolado, Misioneras Cruzadas de la Iglesia, Misioneros Josefinos, Divina Infan-
Lindando con el Ecuador al oeste, y al este con el Vicariato Apostólico de San tita, etc.—, fundan en la Península Casas de formación para lograr vocaciones que con­
Gabriel del Marañón y la Prelatura de Moyobamba, los padres jesuítas de la pro­ sideran necesarias a fin de mantener una determinada tónica del espíritu apostólico
vincia de Toledo regentan desde hace cinco años la Prefectura Apostólica de San y misionero.
Francisco Javier del Marañón, con la capital en San Ignacio. Así es como España, aparcera de Cristo en la evangelización del mundo, iniciadora
con Raimundo Lulio del primer plan para la cristianización total de la tierra, misio­
En 1948, separada de la diócesis de Chachapoyas, fué instituida la Prelatura
nera en su propia tierra para extravasar luego sus impaciencias apostólicas por el
Nullius, de Moyobamba, y entregada a los padres pasionistas españoles.
universo a su alcance, no sólo aportó a la Iglesia trofeos por ninguna otra nación
aprontados, sino que sigue considerando—convencida hasta una eficacia insospecha­
da—que su destino consiste en realizar impávida su vocación misionera con la alegría
VENEZUELA Las misiones españolas de Venezuela están a cargo de los de una madre pródiga, sobre todo cuando vierte la ternura de sus afanes en América
------------------------- padres capuchinos: y Filipinas.
a) El Vicariato del Caroní (160.000 kilómetros cuadrados, 78.000 habitantes),
con cinco hospitales, veinticinco farmacias y dispensarios, un seminario indígena, H N O . M A N U E L R O D R I G U E Z

ú á _______________________________i________________ _____ - — — —- — -
CASA NA RE
(A . Recoletos)

RIO
MAGDALENA
(Jesurtas)

TU MACO
(1. c. de Moría)

LOS RIOS
(S . M. de Burgos)

ZAMORA
(Franciscanos)

LABREA
(A. Recoletos)
LA CANDELARIA
Y LA C U N A
DEL PADRE A N CH IETA
P o r E n r iq u e DE LA PALMA
fortunadas llamaron a las islas Canarias, por su clima sin igual y por las bellezas de su
A suelo. «Afortunadas* no lo son menos por la recia supervivencia de laFe, que en ellas emula
la frescura y fulgor de las flores prendidas a las faldas verdes de sus volcanes apagados.
Entre las islas hermanas, la de Tenerife no va a la zaga de las demás ni en riquezas naturales
ni en fervor religioso ¿No es suyo el privilegio de albergar nada menos que a la patrona del
archipiélago, la Virgen de la Candelaria?
¡La Virgen de la Candelaria...! Para los tinerfeños ausentes de Tenerife, al igual que para aque­
llos que mantienen arraigada su vida en la tierra ancestral, no es sólo evocación de procesiones
anuales en el sol y las espumas de las orillas del mar, ni del santuario conmovedoramente senci­
llo, que pronto se trocará en un potente brotar de arquitecturas catedralicias. No; la Virgen de
la Candelaria evoca ante todo en los isleños las misteriosas circunstancias de la llegada a su isla
de la venerada efigie, siendo a la par una prueba de la predilección manifestada desde tiempos
inmemoriales al lugar que entre todos escogiera para testigo de su poder; ese poder que convirtió
en masa a todo un pueblo sumido hasta entonces en las tinieblas de la idolatría.
Merece la pena reseñar dichas circunstancias.
Finaliza un día del verano de 1391. Dos de los pastores del «mencey* de Guimar vuelven
con su rebaño de cabras a la mansión de aquel rey guanche. De pronto, a la entrada del barranco
que conduce a la gruta real, las cabras se detienen, rehusando avanzar. Uno de los pastores se
adelanta intrigado y sus ojos descubren, erguida sobre una roca, a una mujercita que «con un
niño al brazo derecho y con vestidos distintos de los que usan las mujeres de esa tierra, lo mira
con fijeza».
Los aborígenes del archipiélago, los guanches, sin contacto alguno con habitantes de otras
comarcas del mundo, conocían ya sin embargo un alto grado de moralidad. Estábales vedado, por
ejemplo, bajo pena de muerte, dirigir la palabra a una mujer que encontrasen sola en lugar apar­
tado. El pastor hace, pues, señas a la desconocida de que se aleje y deje pasar el ganado. Aquélla,
empero, no se mueve. Monta entonces en cólera el primitivo y coge una piedra con ánimo de
lanzársela a la intrusa. Mas he aquí que su brazo queda paralizado en el acto.
Llama espantado al compañero, narrándole lo acaecido. Este último se acerca a la «mujercita»,
créela inanimada y, para cerciorarse mejor, se dispone a cortarle un dedo con su cuchillo. Enton­
ces se percata de que la hoja no hace mella en aquella mano y que es de la suya propia de donde
la sangre comienza a manar por ancha herida.
Entonces ambos echan a correr a la residencia del «mencey*. Informado del incidente, éste
convoca a su Consejo, decidiendo todos personarse inmediatamente en la entrada de! barranco.
Allí los ancianos se quedan admirados del aspecto de la «extranjera* y opinan que se la debe de
llevar a la cueva misma del «mencey». Sí, pero, ¿y quién se encargará de la operación...? Puesto
que los pastores descubridores de la dama han probado ya sus iras, lo natural es que se expon­
gan de nuevo a ellas. Temblando, pues, los «elegidos» se acercan. Pero, ¡oh prodigio! No sólo la
«mujercita» no ofrece resistencia alguna, sino que el brazo paralizado recupera su flexibilidad
y la sangre de la herida deja también de correr. Tal fué el primer milagro de la Virgen de la
Candelaria.
El «mencey» atribuye en el acto a fenómenos tan maravillosos el sentido que en realidad
Arriba, imasen de fíuestra Señora de la Can­ entrañan: sea quien sea la «extranjera», se merece de todos el respeto más profundo. El rey
delaria, patrona del archipiélago, que se mismo y sus dignatarios se honrarán trasladando la imagen a la residencia real...
venera en su histórico santuario de Tenerife Desde aquel entonces, la representación de la Madre de Dios ha pasado por infinitas vicisi­
tudes. Nunca, sin embargo, los tinerfeños han dejado de corresponder al cariño preferente que
les testimoniara la Virgen. Para ellos, la peregrinación regular al santuario no representa tan
A la derecha, pifa de piedra labrada en la que sólo una obligación piadosa, una acción de gracias por los favores derramados por la Santa
Patrona sobre muchísimas familias del archipiélago; es, ante todo, una de las alegrías más puras
fue bautizado el Padre Anchieta y que hoy
reservadas a los creyentes de esas islas doblemente afortunadas.
se conserva como reliquia en la i$lesia de
* * *
Auestra Señora del Rosario, de La Lasuna.
Nada más perenne que lo espiritual. Rebosante de bienes de la Naturaleza, la isla de Tenerife
defiende desde muchos siglos atrás la riqueza moral de que puede mostrarse legítimamente
Abajo, el famoso drajo, árbol histórico, al
orgullosa. Y en la corona de esos valores, no es el florón de menor lustre el representado por la
que el naturalista Humboldt atribuyó no obra del padre Anchieta.
menos de dos mil años de existencia, Hoy, a José Anchieta nació en La Laguna en 1533 y, neófito aún de la Compañía de Jesús, fué enviado
su sombra, los seminaristas de La LaSuna con­ a evangelizar a los indios del Sur, llegando de esa suerte al Brasil, donde, de acuerdo con Manuel
versan o meditan en horas de esparcimiento. de Paiva y Leonardo Muñoz, fundó la parroquia de Sao Paolo de Pirathinga. Vivió allí rodeado
hasta su muerte de indígenas, ganados y luego convertidos por su dulzura y el celo con que
se ocupaba de sus jóvenes catequistas, a quienes, entre otras cosas, adiestró admirablemente
en ejecuciones corales al aire libre. Esa pacifica conquista de almas fuése extendiendo como
mancha de aceite, y las tierras del Brasil acabaron siendo tierra cristiana. Cabe atribuir al padre
Anchieta un papel primordial en la evangelización del Brasil. No es pues de extrañar que su
recuerdo siga siendo allí hoy en día objeto de profunda veneración. Prueba de ello fueron las
ceremonias brillantísimas que en 1897, y por iniciativa del Instituto Histórico y Geográfico de
Río de Janeiro, conmemoraron el tercer centenario de su muerte. Participó en ellas la solera más
auténtica de la intelectualidad brasileña: Ruy Barbosa, Manuel Vicente da Silva, Francisco de
Paula Rodrigues, Eduardo Prado, Brazilio Machado, Américo de Nováis, Juan Monteiro, Couto
de Magalhaes, Antonio Ferreira Vianna, Capístrano de Abréu, Joaquín Nabuco y muchos otros
Es insigne privilegio de Nuestra Señora del Rosario de La Laguna conservar la pila bautis­
mal en que recibió las aguas regeneradoras José Anchieta, según consta en una inscripción de
los folios del registro parroquial, amarillentos de siglos. Muchos brasileños oriundos de Canarias
o simplemente de paso por Tenerife, vienen a postrarse ante la
pila de piedra tallada.
Durante largo tiempo, y junto con un altar de plata cincelado
en los días de la Conquista, constituyó ésa el adorno principal
de la iglesia. Luego, gracias al celo inteligente del clero actual,
se enriqueció con una serie de amplios frescos, obra de discípulos
de Bonnín, el gran pintor tinerfeño. Así engalanada acogerá la
visita de los numerosos peregrinos del Año Santo que harán
una escala de devoción en Santa Cruz de Tenerife.
Una conmovedora lección les aguarda allí: junto a la iglesia
del Rosario álzase el seminario de La Laguna. En la quietud de
sus jardines, a la sombra del famoso drago, al que, tras concien­
zudo examen (hace de eso un siglo) el naturalista Humboldt,
atribuyó no menos de dos mil años de existencia, conversan y
meditan en sus horas de esparcimiento aquellos que se ejercitan
a su vez en las difíciles tareas del apostolado. Prepáranse, a
pocos pasos del baptisterio en que el evangelizador del Brasil
recibió el primer sacramento de la Fe, a seguir el camino en
cuya lontananza brilla la fama misionera del padre Anchieta.
TENERIFE
PARAISO DEL
ATLANTIC O
P or E duardo GARA VITO

la luz vibrante de sus alegres mañanas, la isla de


A Tenerife se ofrece, mirada desde el mar, como una
verídica confirmación de las islas afortunadas Y
destacando sobre los promontorios y valles de la costa,
pico de Teide, de cumbre nevada, semeja un estilizado
ifcán Japonés.
¡Tenerife! Montes verde-oscuros, abruptos, que dan al
paisaje un tono fuerte y bravo. Al pie, entre campiñas y
jardines, la ciudad de Santa Cruz, de una blancura des
lumbradora, aparece en la claridad matinal dejando en
los ojos una grata impresión de frescura, como si acabara
Je salir lavada de las ondas del mar, En las fachadas de
¡as edificios alborea una gama de matices delicados: el rosa
juave, el verde limón, el azul pálido, el amarillo marfil...
He aquí la otra España, la España oceánica, la de los
paisajes de ensueño, la de los valles verdes y floridos,
como el famoso de La Orotava, donde Humboldt, rendido
de admiración, cayó de rodillas. Aquí, en las campiñas y
jardines de esta isla maravillosa, crecen Juntos los pinos
norteños y las palmeras tropicales, lo mismo que las
plantas de todos los climas y los frutos de todos los países,
acariciados por un aire siempre tibio, bajo un cielo sereno
Fiesta de color.
iloi Panorama romántico, el de estas ciudades
aldeas tinerfeñas.
Santa Cruz es dulce, quieta, subyugadora, y, sobre todo,
femenina. Contemplada desde las montañas de Las Mesas
(montaña del Quisisana) parece recostarse en un despe­
rezo voluptuoso, entre el mar que bate sus costas y la
montaña que vela su sueño, escudriñando avizora en el
horizonte. El ligero murmullo de sus calles llega hasta
arriba muy suavemente. La montaña lo recoge y lo con­
vierte en agreste rumor que se pierde luego entre el verde
de sus matorrales. Y entre la belleza del paisaje que se
muestra a nuestros ojos y la superioridad de la montaña
que todo lo ve, no sabemos si es ésta la que quiere bajar
al llano para convertirse en ciudad, o si es la ciudad que,
enamorada de la montaña, quiere trepar por sus flancos
ta confundirse con ella.
La mirada, en vuelo caprichoso, salta desde esta altura
de uno a otro extremo queriendo abarcarlo todo. Abajo,
frente al mar, alzan las moles enormes de sus cuerpos el
Palacio Insular y la Delegación de Hacienda, junto a los
cuales se destaca la cruz del Monumento a los Caídos.
Ala derecha, la vasta instalación, erizada de chimeneas,
de la refinería de petróleos. Un poco más cerca, en igual
dirección, el sobrio edificio del convento de la Asunción.
Mucho más lejos y hacia el sur, el cuartel de San Carlos;
hospital civil, que en la distancia semeja una de esas
casitas de juguete, de tejado encarnado, hechas de cartu­
lina; puente de Galcerán; mercado y puente nuevos; los
macizos verde-oscuros de las plazas de Weyler y Príncipe
Torres de la Concepción y San Francisco, la magnífica
vista de las ramblas dobladas de árboles y flores y, po
fondo, el vasto Atlántico, rizado y espumoso, azul tul ;y
romántico, mostrando a lo largo de todo el litoral una
sonrisa blanca.
Como maravilla entre las maravillas, ha de clasificar­
se el clima de esta hermosa isla, donde la temperatura
media anual, en la capital, no excedió jamás de los 22 gra­
dos ni descendió hasta 20. Las temperaturas medias men­
suales obedecen a una graduación uniforme, oscilando
entre 17,1 grados, en febrero, y 26,5 en agosto, lo cual
hace que Santa Cruz de Tenerife posea un clima sin igual,
en benignidad, en el mundo entero.
Adentrándonos en sus rutas, en sus paisajes, en sus
las ciudades del interior, nos encontramos primera-
n>ente con La Laguna, bella ciudad de Los Adelantados.
hs el tipo de la vieja ciudad, con su silencio evocador, su
soledad profunda
p ' ' y sugestiva, que guarda ' con orgullo" el'
Prestigio de sus recuerdos nobiliarios. La Laguna es mfs-
j'cay monacal, canaria y castellana. Un poeta tinerfeño
h llamó, no sin acierto, la «Salamanca mía*. También
tlene mucho de gallega. Es un Santiago de Compostela,
barcadas ni catedral románica. Sus palacios, sus calles
tr|stonas, su vega exuberante, su cielo gris, sus magníficos
Píseos le dan porte de clásica ciudad española, llena de
leyenda y tradición.
En una revuelta del camino muestra el Teide su nítida
‘esta por encima de los pinares de La Esperanza, en cuyo
“osque, y en lugar conocido por Las Raíces, entró la His-
t0r¡a cuando el Generalísimo de España se entrevistó en
tordial reunión con toda la guarnición tinerfeña.
Entramos en La Orotava, gigantesco anfiteatro anclado
en^el puerto de la Cruz, jardín de hechizo donde parecen
dado cita todas las flores, y donde la vida es
Pwfumada y luminosa. Todo es aquí quieto y reposado,
c°n belleza tranquila. Deteneos a contemplar la majestuo-
s,-sd serena de su famoso valle, todo platanales, y la
'■íraviUa de su Jardín Botánico, de universal nombradla.
A01 el pino del norte no está nostálgico por la ausencia dad poética. Continuad luego subiendo hacia Las Cañadas y veréis cómo A r r i b a .—Una impresionante vista del Teide, el famoso volcán.
e « gallarda palmera del sur; la siente vivir y palpitar el suelo negro va palideciendo, adquiriendo tonos morenos que varían A la iz q u ie r d a . —Uno de los paseos de Santa Cruz de Tenerife,
su ado, alarga su ramaje oscuro para besarla en un desde el sepia al siena quemado y al moreno castaño, y las nubes hacién­ la bella ciudad insular de blancura deslumbradora, que se
Pulso de amor. Los dos colosos se tienden los brazos y recuesta entre c a m p i ñ a s y jardines a la orilla d e l mar.
dose menos espesas. Al emerger de ellas veréis cómo el sol inunda de clari­
A la d e r e c h a . — Un panorama de ensueño. Costa atlántica de
tuentan sus secretos. Suprimida la distancia, celebran dad el antiguo cráter de Guajara. Miles de colores juegan en los flancos Tenerife, con un primer término de vegetación exuberante.
el famoso «heder de Haydn» pierde su reali de las montañas rutilantes Todo esto es Tenerife---------------------------------
LA ISLA DE LANZAROTE A su paso por las Canarias, rumbo a la Ciudad gún camello entre las panoplias de anchos puñales de las pitas. Y el hombre va
Eterna, ¡cuántas voces de religión habrá es- desapareciendo, y con él, la mujer de velado rostro. A ambos lados de la carretera
» cuchado el viajero, mezcladas al hechizo de de Machar y Yaíza, por donde rueda el turista sobrecogido, la armazón rocosa de
sirena de las islas! Voz de catedrales y san­ la tierra estalla y rompe la despellejada costra como el costillar de un animal sacri­
tuarios; vocecíllas de íglesuca montañesa... ficado. Y un silencio sin dimensiones vase acumulando, opresor: una bóveda de
Tenerife, Palma, Gran Canaria...; todo un tañido silencio que asienta sus pilares en el corazón del viajero. La tierra misma se vola­
cristiano en la luminosidad de vidrieras de aquella tiliza: tan sólo lava; un oleaje congelado de lava, cual una coraza de cobre abollada
naturaleza. a martillazos; y a diestro y siniestro, un circo de pliegues de terreno se asemeja a
Sin embargo, antes de dejar atrás el archipiélago, los que el telescopio descubre en la Luna. El peregrino llega a la montaña de fuego;
conviene que el viajero enfoque algo más hacia el bajo sus píes, el suelo palpita imperceptiblemente con un rumor de tambores leja­
norte su curiosidad de turista y su capacidad de nísimos; bastaría cavar un dedo de tierra, y en el hornillo natural así fabricado
atención de peregrino. Allí yace Lanzarote, túmulo podríase cocer, por ejemplo, un huevo. En el reino mismo del fuego, en la garganta
taciturno de volcanes; tierra inacabada que guarda de los volcanes, el mar se infiltra. Los barrancos de peñascos se cortan entre sí;
prisionera, como la huella de un pie de arena todavía cañones angostos cual naves de catedrales derruidas; grietas insondables; conos,
húmeda, la majestad del Hacedor-, sin trabas de nin­ cráteres, valles: materiales de construcción del planeta, abandonados. Los picachos
guna humanidad, dentro de una arquitectura digna desgarran el cíelo en los valles, de quietud de losa, donde los vientos se han lleva­
de El. do jirones de tierra y de lava; las más extrañas figuras, verdaderos monstruos go­
Porque el clásico y el gótico y el flúido barro­ yescos eternizan sus gestos en un horno de colores. Ni una planta, ni un ala, ni
co, que en las demás islas la mano del hombre una respiración: nada más que el silencio que lo cubre todo con su campana de
adaptó sabía al culto de vírgenes locales, aparecerían cristal en la que el turista advierte conmovido que el latido de su corazón alcanza
U na bella isleña de Lanzarote, en Lanzarote como casitas de arena infantiles. Lo vibraciones inmensas.
con el atavío típico.
que el peregrino encuentra de repente en Lanzarote, En Lanzarote está el planeta, no ya como en las otras islas, acabado, con su
con una inmediatez de vértigo, es al Todopoderoso ropaje de tierra y de vegetales. No; Lanzarote es el esbozo de arcilla que el escultor
de la Biblia, en acción dentro de su templo de soledades sin techumbre. estruja antes de que la cosa sea; en él los dedos de Dios están aún amasando un
Lo poco risueño y florido que en la isla presenta caracteres de hermandad cana­ mundo en sus rasgos de elementos.
ria, hállase como arrinconado en la costa oriental: Puerto de Arrecife, por ejemplo, Un pisotón al acelerador y el coche, en pocos instantes, volverá a la ciudad. De
la capital, de gracias mudéjares allí al avión; y pronto el turista
bañadas en blancura moruna; se hallará de retorno en nuestra
de verdura chorreando por las tierra. Pero es difícil que eche
tapias; de andares femeninos en olvido aquellas horas de
arropados, en mantillas espa­ contemplación sinaítica fuera
del tiempo (y a un paso de los
ñolas; luego, los «jámeos del
bares); esa peregrinación a un
agua», espléndidas grutas ma­ templo en que no se habla a
rítimas; luego, unas huertas con Dios y a sus santos; pero en el
su atuendo verde de sandías, que Dios mismo traduce en un
tomatales y hortalizas. Pero, balbuceo granítico su palabra
inmediatamente, la entraña vol­ perfecta-
cánica de Lanzarote vase ense­ Cuando haya dejado atrás la
ñoreando del terreno. El hom­ risa multicolor de las islas afor­
bre, barrido por los soplos tunadas, con su música de vír­
milenarios, se ha aferrado a genes y bienaventurados; cuan­
los hoyos de la arena y a las do en Roma se maraville ante
hendiduras del peñasco; cubre los esplendores creados de la
sus cultivos con cenizas de vol­ Iglesia, no podrá borrar de sus
cán para que la capilaridad de oídos a Lanzarote la muda, a
éstas los nutra; los viñedos se ese salmo de lavas, de abismos
agazapan en el fondo de pe­ y de silencio.
queños embudos artificíales a J U L I O V I A N A
fin de que el viento de las «ge- F o to g r a fía s de CESAR M A N R IQ U E
rias» no los entregue al mar;
los fuegos breves de unas flo­ A rriba, a la izquierda, vista pintoresca
res estallan en la ceniza de las del barrio p esquero de A rrecife en la
isla de Lanzarote. A la derecha, viejos
chumberas; la tierra se ya res­ santuarios que habLan de fe y tradición
quebrajando como un cántaro a los hab itantes de la isla. A bajo, escena
abandonado a la canícula; por típica: D esca n so del cam ello, paciente
auxiliar en las faenas del transporte.
las dunas, navega hierátíco al­
PONTIFICES ROMANOS
SEGUN EL ”LIBER PONT1FICALIS”
El título temporal del Papa es el de Soberano del Estado de la Ciudad
del Vaticano. Antiguamente era el de Soberano de los Dominios Tempo­
rales de la Santa Iglesia Romana.
Los títulos espirituales del Papa son: Vicario de Cristo, Sucesor de San
Pedro, Obispo de Roma, Arzobispo y Metropolitano de la Provincia Ro­
mana,, Primado de Italia, Patriarca de Occidente, Supremo Pontífice de la
Iglesia Universal.
Longitud, 32,02 m. 1 Apertura de¡ la Emisión: 0,45 horas
Los antipapas van en letra cursiva. (Los antipapas eran los pretendien­ Emisora de onda corta Frecuencia, 9,369 kc. Cierre de la Emisión: 4,00 horas
tes ilegítimos al trono papal.) Los Papas que residieron en Avignon durante
el Cisma de Occidente van señalados con una ( A ) .
LUNE S
Primer diario hablado.—Canciones gallegas.—«Pido la Palabra».—Campana­
Fecha coro. Nombre del Papa. Fecha coro. N o m b re d el P o p a. Facha coro. Nombre del P apa.
das del Santuario de Begoña.—Cante jondo.—Costumbres de España.—Can­
1164 Pascual I I I . tores clásicos.— Diarios hablados.
42 San Pedro. 752 E steban II.
67 San Lino. 752 Esteban III. 1168 Calixto III. MARTE S
76 San Anacleto o Cleto. 757 San Paulo I. 1179 Inocencio III.
88 San Clemente. 767 Constantino. 1181 Lucio III. Primer diario hablado.—«Poetas de España».—Canciones navarras.—Cam­
97 San Evaristo. 768 Felipe. 1185 Urbano III. panadas del Monasterio de El Escorial.— Diarios hablados.
105 San Alejandro I. 768 Esteban IV. 1187 Gregorio V III.
1187 Clemente III. MI E R COL E S
115 San Sixto I. 772 Adriano I.
125 San Telesforo. 795 San León III. 1191 Celestino II I. Primer diario hablado.—«La Semana Teatral».—«Palabras viajeras».—Cam­
136 San Higinio. 816 San Esteban V. 1198 Inocencio III. panadas de la Catedral de Santiago.— Recital de jotas.— Diarios hablados.
140 San Pío I. 817 San Pascual I. 1216 Honorio III.
155 San Aniceto. 824 Eugenio II. 1227 Gregorio IX . J UEVES
166 San Sotero. 827 Valentino. 1241 Celestino IV. Primer diario hablado.—«Nuestra zarzuela».—«El Arte».—Cantores clásicos.
175 San Eleuterio. 827 Gregorio IV. 1243 Inocencio IV. Campanadas del Monasterio de Montserrat.— Diarios hablados.
189 San Víctor I. — Juan. 1254 Alejandro IV.
199 San Ceferino. 844 Sergio II. 1261 Urbano IV. VI ERNES
217 San Calixto I. 847 San León IV. 1265 Clemente IV.
217 San Hipólito. 855 Benedicto III. 1271 B. Gregorio X. Primer diario hablado.—Teatro Popular Español.—«El Idioma y la Tradición».
222 San Urbano I. 855 Anastasio. 1276 B. Inocencio V. Campanadas del Templo del Pilar.—Melodías canarias.— Diarios hablados.
230 San Ponciano. 858 San Nicolás I. 1276 Adrián V.
235 San Antero. 867 Adriano II. 1276 Ju an X X I. S A DA DO
236 San Fabián. 872 Ju an V III. 1277 Nicolás III. Primer diario hablado.—«Fiesta en el Aire».—Actualidades científicas.—Cam­
251 San Cornelio. 882 Martino. 1281 M artín IV. panadas de la Catedral de Sevilla.—Mirador prensa española.—Canciones
251 Novaciano. 884 San Adrián III. 1285 Honorio IV. asturianas.— Diarios hablados.
253 San Lucio I. 885 Esteban VI. 1288 Nicolás IV.
254 San Esteban I. 891 Formoso. 1294 San Celestino V. DOMI NGO
257 San Sixto II. 896 Bonifacio V I. 1294 Bonifacio V III. Primer diario hablado.— Reportajes deportivos y taurinos.—Concierto dél a
259 San Dionisio. 896 E steban V II. 1303 B. Benedicto X I.
269 San Félix I. 1305 Clemente V. Orquesta Sinfónica de Radio Nacional.—Campanadas de la Catedral de
897 Romano.
275 San Eutiquiano. 897 Teodoro II. 1316 Ju an X X II. Burgos.—Tonadilla escénica española.— Diarios hablados.
283 San Cayo. 898 Ju an IX . 1328 Nicolás V.
296 San Marcelino. 900 Benedicto IV. 1334 Benedicto X II.
308 San Marcelo I. 1342 Clemente VI (A). H orario de las transmisiones: Una hora de adelanto sobre G M T
903 León V.
309 San Eusebio. 903 Cristóbal. 1352 Inocencio VI (A).
311 San Melquiades. 904 Sergio III. 1362 Urbano V (A).
314 San Silvestre I. 911 Atanasio III. 1370 Gregorio X I (A).
336 San Marcos. 913 Laudonio. 1378 Urbano VI.
337 San Julio I. 914 Ju a n X. 1378 Clemente V I I (A).
352 Liberio. 928 León VI. 1389 Bonifacio IX .
355 Félix II. 928 E steban V III. 1394 Benedicto X I I I (A).
366 San Dámaso I. 931 Ju a n X I. 1404 Inocencio V II.
366 Ursino. 936 León V II. 1406 Gregorio X II.

CRITERIO
384 San Siricio. 939 E steban IX . 1409 Alejandro V.
399 San Anastasio I. 942 Martino II. 1410 Ju an X X III.
401 San Inocencio I. 946 Agapito II. 1417 M artín V.
417 San Zósimo. 955 Ju a n X II. 1431 Eugenio IV.
418 San Bonifacio I. 963 León VI I I . 1439 Félix V.
418 Eulalio. 964 Benedicto V. 1447 Nicolás V.
422 San Celestino I. 965 Ju an X III. 1455 Calixto III.
432 San Sixto III. 1458 Pío II.
LA REVISTA ESPAÑOLA DE LOS PROBLEMAS CONTEMPORANEOS
973 Benedicto VI.
440 San León I. 974 Bonifacio VI I . 1464 Paulo II.
461 San Hilario. 974 Benedicto V II. 1471 Sixto IV.
468 San Simplicio. 983 Ju an XIV. 1484 Inocencio V III.
483 San Félix III. 985 Ju a n XV. 1492 Alejandro VI.
492 San Gelasio I 996 Gregorio V. 1503 Pío III.
496 Anastasio II. 997 Ju a n XVI. 1503 Julio II. Un ju icio autorizado sobre todos los hechos vivos
498 San Símaco. 999 Silvestre II. 1513 León X.
498 Lorenzo. 1003 Ju a n X V II. 1522 Adrián VI. del mundo: L a federación europea, el plan
514 San Hormisdas. 1004 Ju a n X V III. 1523 Clemente V II.
523 San Ju an I. 1009 Sergio IV. 1534 Paulo III. M arshall, los problemas atómicos, la política nor­
526 San Félix IV. 1012 Benedicto V III. 1550 Julio III.
530 Bonifacio II. 1012 San Gregorio. 1555 Marcelo II. teamericana, la estreptomicina, el tren ” Talgo",
530 Dióscoro. 1024 Ju a n X IX . 1555 Paulo IV.
533 Juan II. la nueva A lem ania, el laborismo inglés, Tierra
535 San Agapito I. 1032 Benedicto IX . 1559 Pío IV.
536 San Silverio. 1045 Silvestre III. 1566 San Pío V. Santa, la ”democracia cristiana” en América,
537 Virgilio. 1045 Benedicto IX (2.a vez). 1572 Gregorio X III.
556 Pelagio I. 1045 Gregorio VI. 1585 Sixto V. el comunismo en China, el A ñ o Santo... Y tam ­
561 Ju an III. 1046 Clemente II. 1590 Urbano V II.
575 Benedicto I. 1047 Benedicto IX (3.a vez). 1590 Gregorio XIV. bién la M edicina, la M úsica, los últimos libros,
579 Pelagio II. 1048 Dámaso II. 1591 Inocencio IX.
1049 San León IX . 1592 Clemente V III. la Economía, la A gricultura, la vida católica,
590 San Gregorio I.
604 San Sabiniano. 1055 Víctor II. 1605 León X I.
1057 E steban X. 1605 Paulo V. la fila telia , los deportes, los hombres del día.
607 Bonifacio III.
608 Bonifacio IV. 1058 Benedicto X . 1621 Gregorio XV.
615 San Diosdado I. 1059 Nicolás II. 1623 Urbano V III.
619 Bonifacio V. 1061 Alejandro II. 1644 Inocencio X.
625 Honorio I. 1061 Honorio I I . 1665 Alejandro V II.
640 Severino. 1073 San Gregorio V II. 1667 Clemente IX .
640 Ju an IV. 1080 Clemente I I I . 1670 Clemente X.
642 Teodoro I. 1087 B. Víctor III. 1676 Inocencio X I. Aparece dos veces cada mes.
649 San M artín I. 1088 B. Urbano II. 1689 Alejandro V III. Número suelto, cuatro pesetas.
654 San Eugenio I. 1099 Pascual II. 1691 Inocencio X II.
657 San Vitaliano. 1100 Teodorico. 1700 Clemente X I.
672 Adeodato II. 1102 Alberto. 1721 Inocencio X III.
676 Dono. 1105 Silvestre IV. 1724 Benedicto X III.
678 San Agatón. 1118 Gelasio II. 1730 Clemente X II.
682 San León II. 1118 Gregorio VI I I . 1740 Benedicto XIV.
1119 Calixto II. 1758 Clemente X III.
684
685
San Benedicto II.
Juan V. 1124 Honorio II. 1769 Clemente XIV. Redacción vV Administración: Alfonso XI. 4.
686 Conon. 1124 Celestino II. 1775 Pío VI.
687 Teodoro. 1130 Inocencio II. 1800 Pío V II.
687 Pascual. 1130 Anacleto II . 1823 León X II.
687 San Sergio I. 1138 Víctor IV . 1829 Pío V III.
1143 Celestino II. 1831 Gregorio X VI.
701
705
Juan VI.
Juan V II. 1144 Lucio II. 1846 Pío IX . MA D R I D
708 Sisinio. 1145 B. Eugenio III. 1878 León X III.
708 Constantino. 1153 Anastasio IV. 1903 Pío X.
715 San Gregorio II. 1154 Adrián IV. 1914 Benedicto XV.
781 San Gregorio II I. 1159 Alejandro III. 1922 Pío X I.
711 San Zacarías. 1159 Víctor V. 1939 Pío X II.
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Capital: 300.000.000 pesetas


Reservas: 311.906.206 pesetas

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Avda. José Antonio, n.° 50 C onde de Peñalver, n.° 49
P." Emperador Carlos V, 5 Rodríguez San Pedro, 66
A t o c h a , n ú m e r o 55

Aprobado por la Dirección General de Banca y Bolsa con el número 283


actualidad por el Ayuntam iento de La Habana.
No busco polémica; sólo quiero señalar este
pequeño error.
Oscar D. Paredes.
F I L L O DEL P R I M E R CONCURSO
S/c.: Sitios, 207.
Gracias.
DE REPORTAJES "MVNDO HISPANICO"
Córdoba, 21 de febrero de 1950.
Muy señor mío: E n el número de enero de la
EL PRIMER PREMIO, A PUERTO RICO;
maravillosa revista que usted dirige, concreta­ EL SEGUNDO Y EL TERCERO, A MADRID, Y EL CUARTO, A MEJICO
mente en el trabajo que lleva por título: "U ru ­
guay, el benjamín de España”, y específicamen­
te en el párrafo intitulado: "A rtigas en sus
trece” , al hablar, el autor, del Papa Benedic­ Y a está jaliado el prim er Concurso de R e­ ral del In stitu to de C ultura H isp á n ica , de M a ­
to X III y su encierro voluntario en Peñíscola, portajes organizado por esta R evista. E l d rid ; D . M a n u el J im én ez Q uílez, director
se cita este lugar como isla. Ju ra d o designado por el Consejo E ditorial de M V N D O H I S P A N I C O , y D . M anuel
Yo, que nací en la provincia de Castellón, que de M V N D O H I S P A N I C O estuvo consti­ Suárez-Caso, redactor-jefe de la m ism a.
he visitado repetidas veces el lugar aludido y tuido por D . M a ria n o R odríguez de R ivas, A l concurso se presentaron sesenta y siete
que conozco con algún detalle la topografía de escritor, periodista y director del M useo R o ­ reportajes, que fueron leídos, a lo largo de
Montevideo, 22 de enero de 1950. Peñíscola, he de decir que este accidente geo­ mántico, de M a d rid ; D . Ernesto L a Orden enero y febrero, por los m iem bros del Jurado,
gráfico de la costa castellonense reúne las carac­ M iracle, escritor, Secretario de E m bajada y quienes dieron su fallo el 9 de m arzo con la
Señor Director: Con referencia al artículo de
terísticas clásicas de península. Minúscula si se J efe del Departamento de Intercam bio C ultu­ siguiente acta:
Alberto Insúa, que aparece en el número 18, he
de poner en su conocimiento que han sido ob­ quiere, pero península, al fin.
servados en él dos errores, sobre los cuales Vicente Navarro Moya.
ya se me ha hablado por varias personas. Son Reunido el Jurado designado para fallar el primer Concurso de Reportajes
ellos el de situar a la Colonia del Sacramento en En efecto, Peñíscola, es una península,
el Brasil, cuando esta localidad, ta n disputada hermosa, además. organizado por la revista MVNDO HISPANICO, lia tomado por unanimidad
en la antigüedad, se halla en el extremo comple­ los siguientes acuerdos, después de examinar detenidamente el gran número
tamente opuesto, siendo el lugar de la costa del de trabajos presentados al mismo:
Río de la P lata más cercano a Buenos Aires Conceder el primer premio (6.000 pesetas) al reportaje titulado ”La fiesta
(40 kilómetros en línea recta). E ste error está al Madrid, 7 de febrero de 1950.
comienzo del artículo. El segundo está al final, Muy señor mío: Como tengo algo de bibliófi­ de Santiago de Loiza” , de D. Ricardo E. Alegría, de Puerto Rico, con foto­
cuando dice que el fundador de Montevideo, lo, me gusta coleccionar y encuadernar todas grafías de D. Samuel Santiago, también de Puerto Rico.
Bruno Mauricio de Zabala, está enterrado en la Ía9 publicaciones que merecen la pena; pero en Conceder el segundo premio (4.000 pesetas) al titulado ”Raiz y fruto del
catedral de Montevideo. No solamente no está este caso no he hecho nada con M v n d o H i s p á ­
n i c o , pues he estado esperando la aparición de
árbol de la Ciencia española” , de los Sres. Peral de Acosta y Fernández Fi-
en esa catedral, sino que ni siquiera descansan
bus huesos en esta ciudad. Indices y que se pusieran a la venta tapas edi­ gueroa, de Madrid, con fotografías del Consejo Superior de Investigaciones
Germán Fernández Fraga. tadas por ustedes para encuadernarlo. Científicas y de D. Cristóbal Portillo, de Madrid.
Mucho le agradeceré me indique, en la sec­ Crear un tercer premio (2.500 pesetas), que se concede al titulado ”E1 Mo­
Mucha* gracias. Lo lamentamos. ción que tienen p ara contestar preguntas del
público, si piensan hacer algo en ese sentido o
nasterio del Escorial se quita años de encima” , de D. Víctor de la Serna, hijo,
de renunciar definitivam ente a ello. Piensen que de Madrid, con fotografías del mismo.
La H abana (Cuba), febrero 1951). sin índices la utilidad de la Revista es muy es­ Crear un cuarto premio (1.500 pesetas), que se concede al titulado ” Un
Distinguido señor: He encontrado en su re­ casa, que ello es un trabajo y gasto insignifican­ mensajero de México” , de D. Miguel Castro Ruiz, de Méjico, con fotografías
te y que unas tapas bien hechas darían realce a
vista un pequeño error. E n el número 20, del
la colección.
de D. Tomás Torres, asimismo de Méjico.
mes de noviembre próximo pasado, y en las Madrid, 9 de marzo de 1950.
páginas 16 y 17, al pie de una fotografía, se Joaquín Prieto Castrillo.
dice: "Antiguo Palacio Presidencial.” Debiera
decir: "Actual Palacio Presidencial”, ya que el Desde hace tiempo tenemos en estudio este M ariano R odriguez de R ivas. — Ernesto L a Orden M iracle. — M anuel Jim énez Q ui
antiguo Palacio Presidencial está ocupado en la asunto lez. — M a n u el Suárez-Caso

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Ecuatoriano de Quito, donde Nuestro novel colaborador de
nació (1903), Augusto Arias hoy, que con uno de sus magis­
suma una obra varia y densa, trales originales cubre las pá­
que va desde la poesía ("Del sen­ ginas 55 a 63, nació y murió en
tir”, "Poemas íntim os”, ”E1 Madrid (1600-1681). A los
corazón de Eva”, "Viaje...”) al veintidós años ya le conocía la
ensayo ( ”En elogio de Am- corte como poeta. Fué soldado,
bato”, "La estética del barroco”, tuvo amores y se ordenó como
"Jorge Isaacs y su María”, "Pá­ sacerdote en 1651. Está consi­
ginas de Quito", "Tres ensayos”, derado como uno de lor. drama­
”E1 Quijote de Montalvo”...),p a ­ turgos más extraordinarios y
LIBROS E S P A Ñ O L E S sando por el tema de la literatu­
ra española en su capítulo ma­
personalísimos de todos los
tiempos. Su asombrosa dualidad
yor: "Virgilio en castellano”. His­ realista y fantástica tiene por
PARA TODO EL MUNDO toriador con su "Panorama de la cimas, de un lado, "El alcalde
Literatura ecuatoriana” y biógrafo a la moderna con de Zalamea”, y de otro, ”La vida es sueño”. Paralela­
"Mariana de Jesús”, "El cristal indígena”, "Luis A. Mar­ mente discurre su teatro religioso con "La devoción de
tínez” y "Vida de Pedro Fermín Cevallos”, A. A. es, la Cruz” y los "Autos Sacramentales”, como "El pleito
además—con tiempo para tanto— , periodista, profesor matrimonial del cuerpo y el alma” , "Sueños hay que

M. A G U I L A R de Literatura Española y Estética y decano de la Facul­


tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Quito.
verdad son”, etc. Este nuevo colaborador de MVNDO
HISPANICO se llamó Pedro Calderón de la Barca.

L I B RE RO Canónigo doctoral de Pamplo­ Bajo la niebla del Nervión, que


na y , en Madrid, director espi­ es un río con clima social, nació
SERRANO, 24 G O Y A , 18 ritual del Colegio Mayor Uni­ en 1902 este bilbaíno que es
versitario de San Pablo y asesor hoy auditor de la Rota Espa­
MADRI D religioso del Instituto de Cul­ ñola. Doctor en Derecho Canó­
nico, Teología y Filosofía—por­
tura Hispánica, quien en Na­
varra es familiarmente "Oru que Bilbao da antes que nada
Santos”, o sea, Santos Begui- un clima católico— , fué des­
ristain Eguílaz, nació en 1908 de 1931 editorialista de "La
en Bell-Ville, en la R. Argenti­ Gaceta del Norte", de la capital
Ofrece sus servicios para loda clase de libros espa­ na, aunque "Oru Santos" ha vizcaína, y más tarde profesor
de Acción Católica en distintos
desarrollado en Navarra, hasta
ñoles y de información bibliográfica a todos los le c ­ hoy, su fecunda vida sacerdo­ cursos y centros. Provisor de
la Diócesis de Vitoria, en 1937;
tal al través de cien empresas
tores de nuestro idioma dentro y fuera de España. apostólicas que llevan el sello
de su personalidad vigorosa, de igual forma que todo
doctoral del Cabildo y vicario
general, en 1938; profesor de Derecho Público Ecle­
el N. español le conoce como conferenciante original siástico, en 1939, y director diocesano de las Obras Mi­
y modernísimo. Si su densa cultura espiritual se cer­ sionales Pontificias, en 1943, pertenece hoy al Con­
tificó en las Universidades de Rom a, en la de Madrid sejo de Redacción de las revistas "Ecclesia" y "Crite­
se hizo licenciado en Derecho, al tiempo que fué, y es, rio”, de Madrid, y ha publicado "Apostolado de los se­
Solicite información más amplia y viajero americano y europeo lleno de avidez intelectual. glares". Hemos hablado de D. Eugenio Beitia Aldazábal.
suscríbase gratuitamente a nuestro
Nació en Valladolid (1923), es­ Del Arlanzón al Tormes todo es
boletín bibliográfico tudió en Galicia y vive en Ma­ Duero y Castilla, y si el P. Au­
drid. Este turismo precoz puede gusto Andrés Ortega nació en
PREGÓN LITERARIO ser un anticipo o un aviso del Burgos en 1904, hoy es cate­
destino de Abilio Bernaldo de drático de Filosofía en la Uni­
Quirós, que tras ganar el premio versidad Pontificia de Sala­
extraordinario al hacerse licen­ manca. Del gótico al plate­
ciado en Ciencias Históricas, resco—del Arlanzón al Tor­
ingresó con el número 1 de su mes— , si no antes, Castilla
oposición en la Dirección Ge­ puede ir a veces a Rom a, como
neral de Turismo, de Madrid. lo fué el P. Ortega para docto­
Colaborador en diversas publi­ rarse en Filosofía y Teología.
caciones españolas, con temas Sobre explicar estas dos asig­

LIBRERIA J. VILLEGAS
de Arte y turísticos principal­ naturas en los Colegios Mayo­
mente, puesto que son sus dos res de su Instituto, el P. Ortega
vocaciones, Abilio Bernaldo de Quirós firma el trabajo ha colaborado con artículos de tales materias en dis­
que publicamos en la página 51, titulado "España, ca­ tintas revistas españolas— "Jerarquía”, "Escorial”,
mino de Rom a”, sugestivo estudio de los principales "Alférez", "Estudios Políticos”, "Revista Española de Fi­
santuarios hispanos, con el que se expresan tanto losofía”, etc.— , y ba participado en varios Congresos in­
la formación artística y literaria como la intensa ternacionales de Filosofía. Entre sus obras figura prin­
v o c a c ió n t u r ís t ic a de n u e s tr o c o la b o r a d o r . cipalmente "Razón teológica y experiencia mística".

Otro periodista madrileño que


EXPORTACION - IMPORTACION Gallego y de Ribadavia, y Ri-
badavia es casi un acento de nació (1912) orillas del Pi­
Galicia, Manuel Rodríguez se suerga, en el punto, circuns­
formó en Italia, en el Brasil y en tancial o no, en que el río pasa
la Argentina, porque el mundo por Valladolid, es Enrique To­
conoce pocos gallegos que no rres V ázquez, licen ciad o en
hayan navegado la Mar Océano. Derecho por la Universidad
( Oficinas, 22-67-68 Secretario general para España Central y hoy miembro de la
de los Hermanos Maristas y Oficina de Información Diplo­
Preciados, 3 3 - MADRID (España) - Teléfonos Dirección, 2 1 - 86-44 secretario general del Consejo mática del Ministerio de Asun­
' \ r / ( Ti enda, 22-69-86 Superior de Misiones, M. R. ha tos Exteriores, de Madrid. Del
alternado las funciones peda­ Pisuerga nativo a boy, Enrique
gógicas— como director de Co­ Torres ha hecho su periodismo
legios en América y en Espa­ en la capital de España, unas
ña—con las literarias y perio­ veces como redactor de la re­
dísticas, y así ha publicado, entre otros libros, "La vista "Ecclesia”, otras como subdirector de la re­
(Suscripciones a revistas extranjeras) epopeya del Alcázar", "La marcha sobre Barcelona", vista "Zas”, y—desde 1936 hasta hoy—como redac­
tor del semanario "Signo” y de la Agencia Logos,
"Cancionero juvenil” y "Ensayo sobre el tiempo”. Ade­
más, M. R. fundó y fué director de las revistas "Radio al tiempo que colabora en numerosos periódicos y
Nacional y "Mandos”, de Madrid, esta última del Fren­ publicaciones españoles y extranjeros. A la firma
m te de Juventudes, en el que M. R. sigue actuando. de Enrique Torres corresponde el artículo de la pág. 46.

REVISTA GENERAL DE INVESTIGACION Y CULTURA

GRAN EXPOSICION DE LIBROS TECNICOS ARBOR Redacción y Administración: Serrano, 121. -«- MADRID

Y CIENTIFICOS ESPAÑOLES Y EXTRANJEROS Sumario del número 51, correspondiente al mes de marzo de 1950
ESTUDIOS
La vida heroica del hombre vulgar, por Víctor García Ho?.
Política económica del "Laissez-faire", economía planificada y orden de la competencia. III. El orden de la
competencia, por Walter Eucken.
NOTAS
De San Juan de la Cruz a Edith Stein, por Francisco Maldonado de Guevara.— Propiedad o esclavitud, por
M I E M B R O DE L A S C A M A R A S Esteban Pujáis.— Nuevos descubrimientos en lingüística prehelénica, por M. F. Galiano.
DE COMERCIO DE ESTADOS UNI­ INFORMACION CULTURAL DEL EXTRANJERO
El movimiento teológico contemporáneo en Francia, por Henri Holstein, S. J . — Visión del nuevo estado de
DOS, GRAN BRETAÑA Y FRANCIA Israel, por Ignacio Bauer.— Italia ante el problema de las relaciones culturales, por Angel Alvares de
Miranda.
NOTICIAS BREVES: Mancomunidad para la defensa de la ciencia alemana.— La prensa francesa en el Ex­
tranjero.— La nueva internacional de sindicatos libres y las organizaciones sindicales católicas.
DEL MUNDO INTELECTUAL
CRONICA CULTURAL, por Alfonso Candau.
BIBLIOGRAFIA: Comentario: Economía y política imperial en la España de Carlos V, por Vicente Palacio
Atará.— Reseñas de libros españoles y extranjeros.
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