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“Las primeras dos palabras de Mateo, biblos genseos, se pueden traducir: ‘el récord de la genealogía’, ‘el récord de los

orígenes’, o ‘el récord de la historia’.” En cierto sentido cada una de estas traducciones es válida.

Observarás que se divide en tres partes:

1. Genealogía desde Abraham hasta David, versículos 1 -- 6

2. Genealogía desde Salomón hasta el cautiverio Babilónico, versículos 7 -- 11.

3. Genealogía desde el cautiverio Babilónico hasta José, el carpintero, versículos 12 – 17

Las genealogías son muy importantes y las veremos aquí, al comenzar el Nuevo Testamento.

Debo confesar que, a primera vista podría parecer aburrido. Especialmente si regalas a alguien un Nuevo Testamento, y esa
persona empieza a leer por este pasaje, podría desanimarse y no continuar leyendo, Alguien no familiarizado con la Biblia
debería comenzar a leer cualquiera de los otros Evangelios, preferentemente el de Marcos. Pero esta sugerencia en ninguna
manera disminuye la importancia de esta genealogía.

El nuevo Testamento se fundamenta en la precisión de esta genealogía, porque ésta expone el hecho de que el Señor
Jesucristo pertenece a la línea de descendencia de Abraham y a la de David. Ambas son muy importantes. La descendencia
de Abraham le sitúa en la nación y la descendencia de David, en el trono, como perteneciente a esa línea real.

Las genealogías eran muy importantes en la historia de Israel, porque a través de ellas, podía verificarse si una persona
tenía derecho a presentar una reclamación legítima con respecto a una línea de descendencia en particular. Por ejemplo,
cuando Israel regresó del cautiverio, encontramos en el libro de Esdras 2:62; las siguientes palabras:

"Estos buscaron en su registro de genealogías, pero no se hallaron, y fueron considerados inmundos y excluidos del
sacerdocio."

Es que en la época de Esdras, era posible comprobar el registro de la tribu de Leví y eliminar a aquellos que habían
presentado reclamaciones falsas.

Seguramente recordarás que, en el Evangelio según Juan 10:1-2, El declaró que el Pastor de las ovejas entra por la puerta
del redil, pero el ladrón y el salteador suben trepando por cualquier otro lugar para entrar al redil. Ese "redil" era la nación
de Israel. El pastor no se introdujo en el redil saltando la valla por algún lugar oculto ni por un callejón. El entró por la
puerta. Nació del linaje de David y de la descendencia de Abraham. Esta es la realidad que el Evangelista Mateo nos expone.
Él era el cumplimiento de todas las profecías y figuras mencionadas en el Antiguo Testamento.

Así que vamos a comenzar e examinar esos detalles importantes de esta primera genealogía del nuevo Testamento:

Mt 1 (1:1) βιβλος→Libro/rollo γενεσεως→de origen ιησου→de Jesús χριστου→Cristo/Ungido υιου→hijo δαυιδ→de David
υιου→hijo αβρααµ→de Abrahám.

La frase "libro de la genealogía" es peculiar a Mateo. Es una expresión única que no encontraremos en ningún otro pasaje
del Nuevo Testamento. Si la buscásemos por el Antiguo Testamento, desde los libros proféticos de Malaquías, Zacarías y
Ageo, retrocediendo hasta los libros del Pentateuco, por Deuteronomio, Números, Levítico, Éxodo y hasta Génesis,
llegaríamos casi a la conclusión que tal expresión no se encuentra en la Biblia, excepto aquí en Mateo. Pero, de repente,
llegamos al quinto capítulo del Génesis y leemos: "Este es el libro de las generaciones de Adán".
Aquí tenemos otra vez esa frase. Es que hay dos libros: el libro de las generaciones de Adán y el libro de las generaciones de
Jesucristo. ¿Cómo llegaste a entrar en la familia de Adán? Pues, por el nacimiento. No lo has llevado a cabo tu mismo; en
realidad, no tuviste nada que ver. Pero esa es la manera en que tú y yo entramos a formar parte de la familia de Adán; por
el nacimiento. Pero, según nos recordó el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 5:12, en Adán todos morimos. Es así que
el libro de Adán es un libro de muerte.

Después está el otro libro, el libro de las generaciones de Jesucristo. ¿Y cómo entraste a formar parte de esa familia?
Entraste por medio de un nacimiento, del nuevo nacimiento. En el Evangelio según Juan 3:3, el Señor Jesús dijo que
tenemos que nacer de nuevo para ver el reino de Dios. Ello nos coloca en el libro de la vida del Cordero, en el cual entramos
al creer en Cristo. Todos estamos en el primer libro; el libro de las generaciones de Adán. Mi estimado oyente, confío en
que tú estés también en el libro de la vida del Cordero.

El Evangelista Mateo dice que Jesús es "hijo de David, hijo de Abraham". ¿No sabía Mateo que Abraham vino antes que
David? Por supuesto, y así lo aclara en el resto de la genealogía. ¿Entonces, por qué lo expresó en ese orden? Porque él
estaba presentando al Señor Jesús como el Mesías, Aquel que es el Rey, y Aquel que establecerá el reino de los cielos en la
tierra. Y eso viene en primer lugar; porque El tenía que estar en la línea de descendencia de David, en cumplimiento de las
profecías que Dios le había anunciado a David. Él era el Hijo de David.

El es también el Hijo de Abraham, y era muy importante que así fuese, porque, como vimos en Génesis 22:18, Dios le había
dicho a Abraham: "En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra".

Otro del linaje real que omitió Mateo era entre Josías y Jeconías (Mateo 1:11), y su nombre era Joacim (2 Crónicas 36:5-8).

Joacim (conocido también como Joacín o Joacima)(1) fue un rey de Judá que gobernó entre 608 y 598 a. C.(2). Fue hermano
y sucesor de Joacaz, y su nombre original era Eliaquim o Eliaquín.1 El faraón Necao II invadió Judá, depuso a su antecesor, y
le instaló a él en el trono, como vasallo.1 Sin embargo, en 605 a. C., Necao II fue derrotado por Nabucodonosor II de
Babilonia en Carquemis, por lo que Babilonia se convirtió en la potencia dominante de la zona, y Joacim se declaró su
vasallo.

Años después, Joacim no pudo resistir la tentación de ceder a las propuestas de rebelión de sus vecinos fenicios y filisteos.
Entonces Nabucodonosor II incitó a bandas de arameos, amonitas y moabitas a realizar incursiones contra Judá, y él mismo
empezó un asedio en Jerusalén con la intención de llevarse prisionero a Joacim a Babilonia.3 Pero esto no pudo realizarse
porque el rey murió antes de que el asedio terminara, probablemente asesinado por los partidarios de la sumisión a
Babilonia, y su cuerpo fue arrojado fuera de las murallas de la ciudad.

Referencias

1: 2 Reyes 23:34; 2 Crónicas 36:4

2: "Los Profetas Mayores: Ezequiel", ACI Prensa, consultado 4 de agosto de 2014.

3: 2 Reyes 24:1-2

Joacim era tan malvado que por el profeta Jeremías, Dios prometió que ningún descendiente suyo se sentaría sobre el trono
de Israel (Jeremías 36:30-31). Esto presentaba un problema significante: Si uno era un descendiente de David a través de
Joacim, no podía sentarse sobre el trono de Israel ni ser el rey y mesías por razón de la maldición registrado en Jeremías
36:30-31. Pero si el conquistador no era descendencia de David, no podía ser el heredero legal del trono, por la promesa
hecha a David, y la naturaleza de la línea real.
Aquí es donde empiezan las diferencias entre la genealogía de Mateo y la de Lucas. Mateo relató la genealogía de José,
marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo (Mateo 1:16). Empezó con Abraham y siguió abajo hasta Jesús, a
través de José. Lucas relató la genealogía de María: hijo, según se creía, de José (Lucas 3:23). Él empezó con Jesús y siguió el
linaje hacia atrás, hasta Adán, empezando con María que no se menciona.

Cada genealogía es igual en cuanto al linaje entre Adán (o Abraham) y David. Pero cuando llegan a David, las dos
genealogías se separan. Si recordamos la lista de los hijos de David en 2 Samuel 5 vemos que Satanás enfocó su atención en
los descendientes del linaje real a través de Salomón – una estrategia razonable. Según Mateo 1:6, el linaje de José pasó por
Salomón (y por lo tanto Joacim, el que había sido maldito). Jesús era el hijo legal de José, pero no era su hijo de sangre – así
que la maldición sobre Joacim no le afectó. José no contribuyó nada a la “sangre” de Jesús, pero sí contribuyó su posición
legal como descendiente del linaje real a Jesús.

El linaje de María – el linaje de sangre de Jesús – no fue a través de Salomón, pero a través de otro hijo de David, llamado
Natán (Lucas 3:31). Por lo tanto María no era parte de aquella maldición sobre la línea de sangre de Joacim.

LA CONCEPCION DE JESUS Mt 1,18-25

El consentimiento (’erusín, «desposorio»), que solía tener lugar cuando la muchacha contaba entre doce y trece años,
constituiría, en nuestra terminología, un matrimonio ratificado legalmente, puesto que daba al joven ciertos derechos sobre
la muchacha. Ella era desde entonces su mujer (téngase en cuenta el término gyné, «mujer», de Mt 1,20.24), y cualquier
infracción de los derechos maritales podía castigarse como adulterio.

Pero la mujer seguía viviendo con su propia familia, normalmente alrededor de un año. Entonces tenía lugar la transferencia
formal (nisúin) o introducción de la novia en casa del novio, donde él se comprometía a mantenerla. Es muy claro,
explícitamente en Mateo e implícitamente en Lucas (ya que María esta desposada, pero es aún virgen), que María y
José se encuentran en el estadio del procedimiento matrimonial que hay entre los dos momentos.

Por obra del Espíritu Santo: Literalmente, la expresión está en genitivo y no tiene artículo determinado: «de un Espíritu
Santo». La manera de engendrar es implícitamente creativa y no sexual.

Su esposo: Así se designaba a José en 1,16; las variantes de este versículo (que llaman a María prometida de José) reflejan
en algunos copistas tardíos la preocupación de que tal designación pudiera comprometer la virginidad de María. Para
Mateo, puesto que José y María habían dado el primer paso en el procedimiento matrimonial al dar su mutuo
consentimiento (desposorios), eran en realidad «marido» y «mujer» (1,20.24). Es interesante señalar que Lucas no aplica
ninguno de estos dos términos a José y María (cf. 1,54) y se contenta con el de «desposada».

Hombre recto: Mateo mencionaba cuatro mujeres del AT en la genealogía como preparación del papel de María en cuanto
instrumento del Espíritu Santo en la generación del Mesías. Pero en dos de tales casos el hombre en cuestión no era
recto (Judá y David). (De hecho, en Gn 18,26, Judá dice:‹Tamar es más recta que yo»), En cambio, los padres de Jesús
son modelos de virtud. Dikaios, «recto, justo», es una palabra favorita de mateo (diecinueve veces frente a dos de Marcos).
LA ACTITUD DE JOSE FRENTE A MARIA AL ENTERARSE DEL
EMBARAZO
a) La bondad o clemencia fue el factor decisivo de la rectitud o justicia de José: Si ser recto es ser clemente, ¿por
qué se dice a José en el v. 20: «No tengas reparo en llevarte contigo a María tu mujer»? El mensaje angélico da a
entender que José tenía escrúpulos en llevar a término el proceso matrimonial, escrúpulos que, lógicamente,
estarían relacionados con su condición de hombre recto.

b) El respeto o temor ante el plan divino de salvación fue el factor decisivo en la rectitud o justicia de José: Tal
interpretación exige unir estrechamente a lo anterior el final de 1,18. «Resultó que esperaba un hijo por obra
del Espíritu Santo» quiere decir que José sabía que el embarazo de María era resultado de una intervención
divina, teoría que sostuvieron en la antigüedad Eusebio, Efrén y Teofilacto. Con el típico temor o miedo judío
ante la presencia de Dios, José pensó no seguir adelante: no podía tomar por esposa a la mujer elegida por Dios
como vaso sagrado suyo. Aunque es atractiva, esta hipótesis tropieza con serias dificultades. Es cierto que
dikaios puede significar piadoso o santo, lo cual permite interpretar rectitud como temor religioso.

Pero ¿cómo supo José que el embarazo de María era resultado de una intervención divina? Si suponemos que
había tenido una revelación a este respecto, ¿no habría incluido esa revelación la orden de completar el proceso
matrimonial llevándose consigo a María? La suposición de que fue María quien informó a José del origen divino
de su embarazo es discutible porque presupone algo semejante a lo que dice Lucas en la anunciación a María,
escena que Mateo parece no conocer.

Aún más discutible es la romántica sugerencia de que José supuso una concepción divina basándose en su
conocimiento de María, de la cual estaba seguro que no podía haber pecado. Es totalmente claro que José sabe
por el ángel que el niño que María lleva en su vientre tiene un origen divino. Difícilmente podía José esperar que
la gente, al enterarse del embarazo seguido de divorcio, llegara a la conclusión de que el niño había sido
engendrado por la acción creadora del Espíritu Santo. De hecho, José habría demostrado su rectitud a expensas
de la reputación de María.

c) La obediencia a la ley fue el factor decisivo de la rectitud o justicia de José. Al parecer, esta teoría fue
corriente en la antigüedad (Justino, Ambrosio, Agustín y Crisóstomo). Ese es ciertamente el significado que tiene
«recto» en el relato lucano de la infancia (1,6). ). La ley concreta que afectaba a José era Dt 22,20-21, que
considera el caso de una joven que es conducida a casa del marido y resulta no ser virgen. El Deuteronomio exigía
la lapidación de la adúltera, pero en un sistema legal menos severo el mandato de «quitar el mal de en medio
de ti» se habría cumplido divorciándose de ella. Era recto, pero también clemente.

Esta teoría no exige un conocimiento especial por parte de José acerca del origen del embarazo de María: José
da por supuesto que le ha sido infiel. Esto da un sentido perfecto a la instrucción del ángel cuando dice a José
que no tenga reparo en llevarse consigo a María su mujer: la ley no había sido quebrantada, porque María no
era adúltera; había concebido por obra del Espíritu Santo, quedando intacta su virginidad.
De las tres explicaciones, pensamos que sólo la tercera es convincente. A muchas personas les puede ofender la
idea de que José pudiera considerar a María como adúltera; pero para los cristianos de origen judío del siglo I
esto no restaría ningún mérito a su calidad de hombre recto deseoso de obedecer a la ley contra sus propias
inclinaciones.

JOSE PENSO EN EL ADULTERIO


Pongamos éste ejemplo: la concepción de Sansón en Jueces 13,1-24. Su madre era estéril y, después de que un ángel con
aspecto de hombre le anunciara su concepción milagrosa, "la mujer fue a decirle a su marido" (13,6); el inmediatamente la
creyó y quiso preguntarle al ángel acerca de la crianza del hijo (13,8). ¿Por qué es Mateo el único que agita el espectro de
una concepción adultera, en lugar de divina?

Aclaremos algo: no estamos inventándonos sin más este problema. La acusación de adulterio contra María la puso por
escrito por vez primera hacia finales del siglo II a.C. el polemista anticristiano Celso en su libro Sobre la verdadera doctrina.
(Aunque esta obra no ha llegado hasta nosotros, conocemos su contenido por la refutación que de ella hizo en el siglo III el
apologista cristiano Orígenes) Celso, y su fuente judía anticristiana, había leído Mateo —concretamente Mateo—, porque
habla del "marido" de María, "el carpintero", designación del padre de Jesús creada por Mateo en 13,55.

He aquí al fiscal Celso acribillando a preguntas a Jesús en el estrado de los testigos: ¿No es verdad, señor mío, que usted
invento la historia de su nacimiento de una virgen para acallar los rumores acerca de las verdaderas y desagradables
circunstancias de sus orígenes? ¿Acaso no es así que, lejos de haber nacido en Belén, la ciudad real de David, usted nació en
un pueblo de mala muerte, y de una mujer que se ganaba la vida hilando? Acaso no es así que, cuando se descubrió el
engaño de ésta, a saber, que estaba embarazada de un soldado romano llamado Panthera, fue repudiada por su marido —
el carpintero— y declarada culpable de adulterio?

Celso habría establecido un paralelismo jocoso entre el nombre Pantera, común en el ejército, y la palabra griega
parthenos, que significa virgen. Así, de Hijo de la Virgen se habría pasado a Hijo de Pantero.

De esa confusa mezcla vendría también la expresión Yeshu ben Pantera (Jesús, hijo de Pantera) que abunda en la tradición
medieval judía y figura en el Talmud. El libro sagrado hebreo identifica a Jesús como Ben Stada, en palabras del rabino
Hisda: «El marido era Stada, el amante era Pantera (…) La madre era Miriam».

O sea, que Jesús era hijo de Pantera, el amante de su madre, pero se le llamaba Ben Stada porque ese epíteto, Stada, se
daba también a María (la Miriam mencionada), al significar algo así como infiel. Para ser exactos, esta explicación no figura
en todos los talmuds sino en el de Jerusalén, al igual que en el Tosefta (la otra fuente rabínica junto con la Mishná) y en el
Kohelet Rabbat (una especie de versión comentada del Eclesiastés).
LOS MAGOS RINDEN HOMENAJE AL
REY DE LOS JUDIOS Mt 2,1-12
A comienzos del siglo I Belén era, pues, poco más de 20 casas rodeadas por una muralla que estaría mal conservada, o
incluso desmoronada en gran parte, ya que había sido edificada casi mil años antes.

Sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería. Tenía buenos campos de cereales. Además, en las regiones limítrofes
con el desierto, pastaban rebaños de ovejas.

Herodes: Fue rey de los judíos entre el 37-4 A.C. Nacido en el año 73 A.C. Su padre fue Antípater o también llamado
Antípas, de origen idumeo. Herodes fue el segundo hijo que obtuvo mediante la unión con Cipros, princesa
nabatea(Ant. 14:1,3; 7:3), Herodes no era por tanto un verdadero judío, ni por parte de padre ni de madre. Sin
embargo, al ser vencido los idumeos por Juan Hircano en el 125 A.E.C., les fue impuesto la circuncisión y el judaísmo
como religión por lo que formalmente quedaron asimilados oficialmente como judíos.

Su padre adquirió una posición de gran influencia en Judea después de la conquista romana, y fue designado
procurador por Julio César en el 47 A.E.C. (Ant. 14:8; 3 y 5). Entregó a su primogénito Fasael el gobierno de
Jerusalén y sus alrededores mientras que a Herodes lo desinó prefecto militar de Galilea cuando tenia solo 25 años
(Ant. 14:9,2).

Con la ayuda la de Marco Antonio consiguió la reconquista de Jerusalén y llego a tener el título de “rey de los judíos” en
el 37 A.C. En el 31 A.C. luego la relación de Herodes se vio precaria con Antonio debido a la ardides de Cleopatra,
quien esperaba reunir el reino de Judea y Celesiria bajo el dominio Tolemaico. Este peligro desapareció en la
batalla de Accio, cuando Octavio confirmo a Herodes en el reino.

Estableció vínculos con Mariamne, nieta del Sumo sacerdote, Hircano II, de la familia de los asmoneos quienes
estaban resentidos con él debido a que los desplazó del trono. Las sospechas de Herodes lo llevaron a librarse de los
asmoneos uno por uno incluyendo finalmente a su esposa Mariamne en el 29 A.C.

En su propio país reedificó a Samaria, y la rebautizó como Sebaste en honor al emperador en gr. sebastos= lat.
Augustus. Reedificó la torre de Estratón, la proveyó de un puerto artificial, y la denominó Cesarea, también en honor
al César, quien por su parte expandió su reino. Tuvo 10 esposas en total, las cuales con sus hijos se
envolvieron frecuentemente en intrigas feroces, para asegurar al menos un lugar en el poder.

Ejecutó en el año 7 A.E.C., a los dos hijos que había tenido con ella, Alejandro y Aristóbulo, acusados de complot
por Antípater, éstos se habían criado en Roma y eran sus herederos, pero de ascendencia asmonea por su madre y
aceptados por el pueblo judío. Augusto ridiculizó a Herodes diciendo: “¡Mas valdría el cerdo de Herodes que su
propio hijo!”.

La fortaleza de Herodium fue el lugar escogido para su sepultura (Ant. 17:9,3). En su testamento legó su reino a sus
tres hijos: Judea y Samaria a Arquelao (Mt. 2:22), Galilea y Perea a Antipas y los territorios del NE a Felipe (Lc. 3:1).
Las mayores probabilidades están a favor de marzo/ abril del 4 a. C. como año de la muerte de Herodes. Datar el
nacimiento de Jesús dos años (Mt 2,16) antes de la muerte de Herodes (4 a. C.) estaría de acuerdo con la
información de Lc 3,23 de que Jesús tenía «alrededor de treinta años» en el año quince del reinado de Tiberio César
(Lc 3,1), año computado desde octubre del 27 d. C. hasta octubre del 28, siguiendo el calendario sirio.

Magos: En la descripción que hace Mateo de los magos no se alude en absoluto a una conversión ni a prácticas falsas; son
personas admirables. Representan lo mejor del saber y de la religiosidad pagana, que los llevó a encontrar a Jesús a través
de la revelación natural.

a) Fartia o Persia: En favor de esta localización está la historia del término magoi, asociada al principio con los medos y los
persas. En el arte cristiano primitivo, los magos del NT eran representados con indumentaria persa o parta, es decir, con
túnicas ceñidas, de mangas largas, con pantalones y gorro frigio.

Ese modo de pintarlos originó un famoso incidente ocurrido en la basílica de Belén que construyó Constantino y
reconstruyó Justiniano. En el año 614, los ejércitos de Cosroes, de la dinastía sasánida de reyes persas, cayeron sobre
Palestina haciendo estragos y quemando iglesias. Sin embargo, no destruyeron la basílica de Belén debido a que en un
mosaico aparecían los magos con indumentaria persa: reconocieron a sus compatriotas. La noticia aparece en una carta del
836, relacionada con el sínodo de Jerusalén.

b) Babilonia: Esta localización es probable debido a las implicaciones astrológicas de la aparición de la estrella. Entre los
babilonios o caldeos se había despertado un gran interés por la astronomía y 'la astrología. Además, después del destierro
babilónico del siglo VI había permanecido allí una gran colonia de judíos, de modo que los astrólogos babilonios pudieron
saber algo de las expectaciones mesiánicas judías y asociar una estrella concreta con el rey de los judíos.

c) Arabia o el desierto sirio: Esta localización se apoya en los regalos que traen los magos de Mateo. Oro e incienso son
obsequios que Is 60,6 y Sal 72,15 asocian con las caravanas de camellos que vienen de Madián (NO de Arabia) y de Sabá (el
reino de los sabeos en el SO de Arabia). En el AT, los «pueblos del Este», o quedemitas, son a menudo árabes del
desierto. No es sorprendente que hubiera entre ellos magos o sabios, pues tenían reputación por su sabiduría (1 Re 5,10;
Prov 30,1; 31,1 [Masá es un reino arábigo].

Si bien la tesis de que los magos procedían de Persia prevaleció entre los Padres de la Iglesia, la teoría de su procedencia
arábiga es la más antigua. Alrededor del 160 d. C., Justino, Diálogo lxxviii, 1, escribía: «Unos magos de Arabia llegaron hasta
él (Herodes)».

Estrella:

a) Una estrella nueva o «supernova»: Esta sugerencia es de Kepler y responde literalmente a la descripción mateana de la
estrella. Una «supernova» es una estrella débil o muy distante, en la que tiene lugar una explosión, de modo que durante
algunas semanas o meses da mucha luz, hasta el punto de ser visible a veces incluso durante el día.

Cada año se descubre una docena aproximadamente de estas estrellas, pero son raras las que se pueden ver a simple vista.
No hay ningún relato acerca de una estrella nueva o «supernova» aparecida inmediatamente antes del nacimiento de Jesús;
Por tanto, la teoría de una «estrella nueva» es pura conjetura.
b) Un cometa: Este fenómeno ha cautivado la imaginación humana de todos los tiempos. Los cometas siguen un camino
regular, aunque elíptico, alrededor del sol. Cometas muy brillantes sólo se ven raras veces cada siglo; en concreto, la
historia del cometa que ahora lleva el nombre de E. Halley (muerto en 1742) ha fascinado a los astrónomos desde
siempre. Por cálculos astronómicos sabemos que el cometa Halley hizo su aparición en el 12-11 a. C. En nuestros tiempos
fue visible por última vez en 1986. La interpretación de que la «estrella» de Mateo fuera un cometa tropieza con
muchas dificultades. En primer lugar, un cometa no es una estrella. En segundo lugar, y esto es más serio, se pensaba
corrientemente que un cometa auguraba una catástrofe, de manera que no sería normal interpretar su aparición como
augurio del nacimiento de una figura salvífica. En tercer lugar, el 12 a.C. estaría muy distante del 6 a. C., fecha que se suele
asignar para el nacimiento de Jesús.

c) Una conjunción planetaria: Júpiter y Saturno son, entre los planetas visibles, los más lentos en su órbita alrededor del
sol: Júpiter realiza una órbita cada doce años; Saturno, cada treinta. En el curso de esas órbitas, los dos planetas se
cruzan cada veinte años; y, al cruzarse, aunque estén muy al norte o al sur el uno del otro, se dice que están en
conjunción. Kepler observó este fenómeno en 1604. Calculó que se repite cada 805 años y que había sucedido en el 7-6 a.C.
Al parecer, el fenómeno se menciona en los textos cuneiformes (cf. Schaumberger, TeafrJ, 446- 447; hay dos obras que
prestan especial atención a los movimientos planetarios en tiempos de Jesús: la «tabla astronómica» de Berlín, copiada
en papiro egipcio, que abarca desde el 17 a. C. hasta el 10 d.C., y el «calendario astronómico» de Sippar, escrito en
cuneiforme sobre una tableta de arcilla, que pronostica los movimientos planetarios a partir del 7 a.C.

Por cálculo sabemos que los tres puntos culminantes de la conjunción de Júpiter y Saturno ocurrieron en mayo/junio,
septiembre/ octubre y diciembre del 7 a. C. Pero todo esto es meramente especulativo, porque, de hecho, no tenemos
pruebas contemporáneas de que semejante conjunción de planetas se denominara «estrella».

Rendirle homenaje: El verbo proskynein aparece tres veces en esta sección (aquí y en los vv. 8.11) y diez veces en el resto de
Mateo. Implica con frecuencia la acción de postrarse (v. 11) y designa el homenaje que se ofrece a una persona de
cierta prestancia.

Todos los sumos sacerdotes y escribas: El sanedrín se componía de los sacerdotes, los escribas y los ancianos; por tanto,
podemos pensar en una reunión del sanedrín. Con la palabra ‹ todos» amplía la responsabilidad, al igual que cuando dice
«todo el sanedrín» en el relato de la pasión (Mt 26,59; 15,1). La referencia en plural a «sumos sacerdotes» no quiere decir
que Mateo pensara erróneamente que alguna vez hubo más de un sumo sacerdote (cf. 26, 3), pues el plural es una forma
idiomática aceptada que se encuentra en Josefo y en la Misná.

Bajo el título de «sumos sacerdotes» se incluía al sumo sacerdote en funciones, a los sumos sacerdotes depuestos que aún
vivían y a miembros de familias privilegiadas de entre las que se elegían los sumos sacerdotes.

El Mesías: Los magos preguntaban por «el rey de los judíos»; Herodes habla de «el Mesías». Cf. ese mismo cambio en Mt
26,63, donde, en el Sanedrín, el sumo sacerdote pregunta a Jesús si es «el Mesías», y 27,37, donde Jesús es crucificado por
los romanos como «rey de los judíos».

Catacumbas de Santa Domitila (Roma, siglo III).

Se fue a Egipto:

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