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Aprende Hipnosis de Forma Fácil y Rápida
Aprende Hipnosis de Forma Fácil y Rápida
Alex Rodríguez
Índice
Introducción: Qué puedes lograr con la hipnosis
Parte I: Qué es la hipnosis
Por qué deberías aprender a hipnotizar
¿Existe la hipnosis? El día que descubrí la verdad
Qué es realmente la hipnosis
El secreto de la hipnosis
Empieza por lo sencillo
Empieza con personas que no conozcas demasiado
Elige bien a tus voluntarios
Haz que tus voluntarios deseen de ser hipnotizados
Comunícate como un verdadero hipnotista
Parte II: Cómo hipnotizar a alguien
Paso 1: Pre – charla
Miedo a perder el control
No es lo mismo que estar dormido
Es imposible quedarse atrapado en un trance
Hace falta colaboración
Otras ideas erróneas
Paso 2: Tests de sugestionabilidad
Dedos magnéticos
Manos magnéticas
Ojos pegados
Paso 3: Inducciones
Inducción de relajación
Inducción del brazo ligero
Inducción del apretón de manos
Inducción del chasqueo de dedos
Paso 4: Profundización
“Cada vez más profundo”
Refuerzo
Anclajes
Cadenas
Fraccionamiento
Señales de que tu voluntario está en trance profundo
Paso 5: Rutinas
Supersugestión
La mano que levita
Mano pegada
Adivinar el pensamiento
Amnesia del número 3
Cambio de nombre
Invisibilidad
Alucinaciones
Paso 6: Despertar al voluntario
Bonus: El efecto final
Otros usos de la hipnosis
Lecturas recomendadas
Libros sobre hipnosis de espectáculo
Hipnosis terapéutica
Autohipnosis
Despedida
Introducción: Qué puedes lograr con la
hipnosis
Imagínate que pudieses hacerte invisible. O que pudieses leer la mente de
los demás, hacerles tener alucinaciones, o que te diesen su cartera sin
protestar.
Pues bien, la verdad es que todas estas cosas, y muchas más, son posibles
gracias a la hipnosis. Últimamente es muy común ver por la televisión a
hipnotizadores “durmiendo” a otras personas en directo. Normalmente son
hombres de traje con pinta misteriosa y cara de estar haciendo algo muy
difícil. En sus manos, los voluntarios se olvidan de quiénes son, y hacen
toda clase de cosas extrañas.
Por cierto, este libro se centra en un tipo muy concreto de hipnosis, que
puedes hacer en cualquier lugar. Aunque las técnicas son muy similares a
las de la hipnosis clínica o la de espectáculo, aquí me refiero sobre todo a
cómo puedes hipnotizar a personas en fiestas, bares, por la calle... Con el
objetivo de entretenerles y hacerles pasar un buen rato.
Aún así, si quieres aprender más sobre otros estilos de hipnosis, al final del
libro tienes una sección de Recursos en la que te dejo enlaces a varios de
los materiales que más me han ayudado a mejorar como hipnotista.
Pero por si aún no estás del todo convencido de que tú también puedes
aprender a hipnotizar, déjame que te cuente una pequeña historia personal.
¿Existe la hipnosis? El día que descubrí la
verdad
Cuando oí hablar de la hipnosis por primera vez, pensé que era una
patraña, un cuento que algunos timadores usaban para aprovecharse de los
crédulos. Pero como soy una persona muy curiosa, me puse a investigar, y
descubrí que un tío mío se ganaba la vida hipnotizando a la gente para que
dejase de fumar.
Si todo esto te suena un poco a chino, tranquilo: una vez que leas cómo
funciona el proceso verás que es extremadamente sencillo, y que se puede
aprender en un tiempo récord. Pero antes de pasar a explicarte el modelo,
necesitas conocer el verdadero secreto de la hipnosis.
El secreto de la hipnosis
Como verás a continuación, hipnotizar a alguien es realmente fácil. Sólo se
trata de seguir una serie de pasos, y podrás llevar a casi cualquier persona
a un estado de trance en muy poco tiempo.
Sin embargo, para conseguir ser un hipnotizador de primera, hay una cosa
que tienes que hacer primero: debes empezar a pensar en ti mismo como
El Hipnotista. Así, con mayúsculas.
Esto se puede llevar un paso más allá: tres de los efectos que aprenderás
más adelante, en la sección “tests de sugestionabilidad” (“dedos
magnéticos”, “manos magnéticas” y “ojos pegados”) están basados en
principios físicos, que actúan prácticamente sin importar lo que tú digas.
Aunque técnicamente no son efectos hipnóticos, si sólo hicieras estos
efectos ya estarías provocando que tus voluntarios vivieran una
experiencia totalmente distinta de lo habitual. En varias ocasiones, cuando
he tenido un público poco receptivo, me he centrado sólo en estos tres
efectos y las reacciones han sido increíbles.
Eso sí: la idea es que uses este tipo de efectos como los ruedines de la bici,
mientras vas aprendiendo a hipnotizar y pasas cada vez a rutinas más
complejas. Verás como, una vez que lo hayas hecho un par de veces, los
efectos más impresionantes como la amnesia o las alucinaciones son
también muy fáciles de conseguir.
Empieza con personas que no conozcas demasiado
Como te decía antes, una de las claves para conseguir producir efectos
increíbles es que tus voluntarios te vean como El Hipnotista. El problema
es que la mayoría de los que empiezan lo hacen con sus amigos o familia,
gente que les conoce desde hace mucho tiempo, y que saben perfectamente
que están empezando en este mundillo.
Por lo tanto, salvo que seas capaz de convencer a las personas cercanas a ti
de que te has convertido en un maestro hipnotista de la noche a la mañana,
mi recomendación es que las primeras veces practiques con gente que no
te conozca tan bien: amigos de amigos, conocidos, compañeros de trabajo
con los que no has hablado mucho...
La razón es que, con este tipo de personas, puedes decirles que eres
Hipnotista, sin mencionar que solamente estás empezando. Si les
transmites seguridad en lo que haces, no tendrán motivos para dudar de ti,
y será mucho más fácil trabajar con ellos.
Pero tranquilo: una vez que hayas conseguido hipnotizar a unas cuantas
personas con éxito, podrás enseñarle tus nuevas habilidades a tus amigos y
seres queridos si es lo que quieres. Las reuniones familiares nunca
volverán a ser aburridas.
Elige bien a tus voluntarios
Uno de los principios básicos de la hipnosis es que absolutamente todo el
mundo puede caer en trance. Sin embargo, no todos lo hacen con la misma
facilidad.
Mientras que para hipnotizar a algunas personas hace falta estar horas
relajándoles y usando un montón de técnicas, otros caen en trance de
forma casi intantánea. Incluso, te encontrarás con voluntarios a los que no
es necesario hipnotizar para poder provocarles efectos: son personas que se
encuentran continuamente en estado de trance.
Más adelante me contó que hablaba bastante mal el idioma y que le daba
mucha vergüenza hacerlo delante de otras personas. Como era algo que le
resultaba desagradable, su mente inconsciente se negó y la despertó
totalmente.
Así que es importante que tanto tú como tus espectadores tengáis claro que
no se puede obligar a otra persona a hacer algo en contra de su
voluntad. Por lo tanto, el voluntario nunca pierde el control de sí mismo.
No es lo mismo que estar dormido
Una de las características de la inducción (la técnica que se utiliza para
meter a las personas en trance) es que vas a decir la palabra “duerme”, y
tus voluntarios entrarán en hipnosis al hacerlo. Debido a esto, mucha gente
cree que estar hipnotizado es lo mismo que estar dormido.
Esta idea es errónea, y puede traerte varios problemas a la hora de
hipnotizar a tus voluntarios. Usamos la palabra “duerme” porque el estado
de sueño es el más parecido que la mayoría de la gente conoce al de
trance; sin embargo, hay unas cuantas diferencias que es importante
conocer:
Al contrario que alguien que esté dormido, la persona en trance
es consciente de todo lo que pasa a su alrededor. Aún puede
oír a los demás, puede escuchar ruidos, moverse...
La atención de la persona en trance está centrada alrededor de
una sola idea. En general suele ser en la voz del hipnotista, las
sugestiones que éste le va dando...
La persona en trance puede salir del mismo en cualquier
momento que lo desee, al contrario de alguien dormido, que no
puede elegir cuándo despertarse.
Para poder hipnotizar a alguien, esta persona tiene que dejarse llevar y
colaborar en el proceso. Esto no significa que tenga que hacer un esfuerzo
consciente para que ocurran cosas; pero por ejemplo, si nota que su mano
derecha empieza a levantarse sola (uno de los efectos que provocarás más
adelante), tiene que dejar que se mueva. Si trata de resistirse
conscientemente, saldrá del trance y la hipnosis será imposible.
Este es, quizás, uno de los puntos más importantes que tienes que tratar
durante tu pre – charla. Muchas de las personas a las que les hables de la
hipnosis se pondrán en actitud desafiante, y te retarán a que les hipnotices
mientras ellos se resisten. Tu misión en este sentido es asegurarte de que
ninguno de tus voluntarios piensa así.
Otras ideas erróneas
Hasta ahora te he dado una lista de las creencias falsas más comunes que la
gente tiene sobre la hipnosis. Sin embargo, puede haber muchísimas más.
¿Cómo encargarte de todas ellas?
La respuesta es que tienes que preguntarles a ellos. Cuando termines de
explicarles los cuatro puntos que acabas de aprender, dales a tus
voluntarios un espacio en el que puedan compartir contigo sus dudas,
preocupaciones, miedos... Y respóndeles de manera que quede claro que la
hipnosis se trata de un proceso:
Totalmente seguro
Natural
Divertido
Agradable para la persona hipnotizada
Con que tengas estas cuatro ideas en mente, serás capaz de responder a
todas las preguntas que te planteen tus voluntarios.
Paso 2: Tests de sugestionabilidad
¡Empezamos con la parte práctica!
Al tratarse de algo bastante sencillo, intenta que todas las personas que te
estén mirando se animen a participar. Diles que no es hipnosis, sino que
sólo es un experimento para que vean el poder de la mente. De esta forma
incluso los más reticentes se suelen decidir a participar (y en muchas
ocasiones, los que más respeto le tienen a la hipnosis son los que mejor
acaban cayendo).
Las instrucciones son las siguientes:
En un momento os voy a pedir que separéis los dedos índice con las manos
todavía juntas, y miréis al hueco que queda entre ellos. Vais a notar una
fuerza que los junta, como si tuvieseis un imán en la punta de cada uno de
los dedos. Simplemente seguid mirando el hueco, y permitidles que se
junten. A la de tres, separad los dedos índice, y mirad el hueco: una, dos,
¡tres!
Cuando digas esto, tus voluntarios separarán los índices, y verás cómo
empiezan a juntarse automáticamente. Es un efecto natural provocado por
los tendones de la mano; pero aún así, ahora te toca acelerar el proceso.
Eso es, muy bien; notad cómo la fuerza magnética es cada vez más... y
más... y más fuerte. Lo estáis haciendo muy bien, notad cómo los dedos se
van juntando cada vez más.
La idea aquí es que seas muy insistente, para que tus voluntarios asocien
el efecto de que sus dedos se juntan con tu voz. Notarás enseguida que
algunos de los participantes ya casi tienen los dedos juntos, mientras que
los de otras personas están prácticamente quietos; haz una lista mental de
quién está en cada grupo.
Para acelerar todavía más el proceso, puedes chasquear los dedos de forma
rítmica; esto hace que el cerebro empiece a entrar en trance y que los
dedos se junten aún más rápido. Es una técnica que puedes usar en todos
los efectos que aprenderás más adelante.
Una vez que todos (o al menos las personas que no se estaban resistiendo)
tengan los dedos juntos, puedes dar por finalizado el test y pasar al
siguiente.
Manos magnéticas
Este test es muy similar al anterior, pero se basa algo menos en un efecto
físico y más en tus sugestiones. Normalmente lo hago justo al acabar
“dedos magnéticos”; de esta forma los participantes ya se han
acostumbrado a que ocurran cosas y estarán más preparados para seguir
tus instrucciones.
En este test de sugestionabilidad, vas a usar dos técnicas que harán que
todo el proceso de hipnosis resulte más sencillo:
Muy bien, acabáis de ver el poder que tiene vuestra mente sobre el cuerpo.
Ahora vamos a hacer un ejercicio parecido, pero en el que tenéis que usar
todavía más la imaginación.
En este punto puedes elegir entre dejar participar a todas las personas que
te están mirando, o centrarte sólo en los que creas que son más
sugestionables. Ambas formas de hacerlo pueden darte buenos resultados;
te recomiendo que pruebes hasta que veas con cuál te sientes más cómodo.
Antes de nada, os voy a explicar cómo tenéis que hacerlo. Extended los
brazos frente a vosotros, con las manos separadas unos veinte
centímetros, así.
Extiende los brazos totalmente frente a tu cara, con las manos separadas
unos veinte centímetros. Verás cómo, aunque hayas dicho que primero vas
a explicarles lo que tienen que hacer, es muy probable que tus voluntarios
empiecen a imitar de inmediato tus movimientos. Éste es un buen
momento para corregirles, de modo que parezca que es fundamental que
hagan lo que les estás diciendo de manera exacta.
No, no; esperad a que termine de explicar, que necesito que conozcáis los
pasos exactos. Una vez que tengáis las manos así (extendidas frente a
ellos), mirad el hueco entre ellas, y cerrad los ojos. Con los ojos cerrados,
vais a volver a sentir la misma fuerza magnética que antes unía vuestros
dedos, imaginando que tenéis un imán en la palma de cada mano, y vais a
notar que se empiezan a juntar. Esta vez, como tendréis los ojos cerrados,
no sabréis muy bien la posición de vuestros brazos; simplemente dejad
que se junten. Está bien, ya podéis empezar: levantad los brazos.
Cuando extiendan los brazos frente a ellos, localiza al voluntario que creas
que responde mejor a tus sugestiones, y corrige su posición. Sólo hace
falta que le muevas un poco sus brazos, sin importar exactamente cómo los
tiene puestos.
Espera, un poco más arriba; eso es.
“Eso es, cada vez más y más fuerte, cada vez más juntas”
“Seguid así, lo estáis haciendo muy bien”
“Con cada chasquido de mis dedos, la fuerza magnética se hace
más fuerte” (y chasqueas los dedos varias veces)
Por otro lado, el efecto es mucho más fuerte que los previos, y además
tiene la ventaja de que acostumbrará a tus voluntarios a tener los ojos
cerrados, algo que les pedirás a menudo más adelante.
Voy a pedirte que cierres los ojos, y que con ellos cerrados, mires a un
punto fijo en la parte de arriba de tu cabeza. Si quieres, puedes poner un
dedo en lo alto de tu frente para que sepas a dónde tienes que mirar.
Sigue repitiendo que van a ser cada vez más pesados con cada respiración,
al menos tres o cuatro veces. Hazlo lentamente: la idea es que cada vez
respire más lento, señal de que estará entrando en un trance ligero.
En un momento voy a pedirte que intentes abrir los ojos, y cuando lo
hagas, te darás cuenta de que cuanto más tiras de ellos, más pegados
están. Y cuanto más tratas de abrirlos, más pesados son tus párpados, y
más difícil es abrirlos. Eso es, cada vez más y más pegados. Cuando
cuente hasta tres, intenta abrirlos y verás cómo están imposiblemente
pegados: una, dos, ¡tres!
Para conseguirlo, en esta parte del libro vas a aprender una serie de
técnicas, conocidas como inducciones, que se encargan de hacer pasar a tu
espectador desde un estado normal a uno de trance.
Hay muchísimos tipos de inducciones; con una búsqueda en internet
podrás encontrar cientos de ellas. Pero para los propósitos de este libro,
podemos dividir todas las que existen en dos grupos: lentas, y
rápidas/instantáneas.
Las inducciones “lentas” son usadas sobre todo en hipnosis clínica, donde
es necesario que el paciente alcance estados profundos de trance y el
tiempo no suele ser un problema. Con este tipo de inducciones, es bastante
normal estar más de media hora hasta conseguir que el paciente alcance el
estado de hipnosis que se quiere conseguir.
Inducción de relajación
Inducción del brazo ligero
Inducción del apretón de manos
Inducción del chasqueo de dedos
Una vez que tu voluntario esté mirando a un punto fijo, y hayas empezado
con los golpecitos en la pierna, puedes empezar con el guión que te dejo a
continuación. Procura decirlo con voz profunda y relajada, para que sea
más efectivo.
Mientras dices esto con voz relajante, ve subiendo y bajando su brazo con
cada parte de las instrucciones. Al mismo tiempo, tienes que fijarte en dos
cosas:
Ahora voy a contar desde tres hasta cero, y cuando llegue a cero vas a
caer en trance. Tres... Dos... Uno... Cero. ¡Duerme!
Al mismo tiempo que dices “duerme”, chasquea los dedos delante de sus
ojos y simultáneamente empuja su brazo hacia abajo. Si ha salido bien,
notarás cómo su cuerpo se relaja de golpe.
Hay muchas inducciones que se basan en este principio; ésta es sólo una
de ellas. Te recomiendo que busques más opciones (si sabes inglés, se
llaman “handshake induction”).
Ésta en concreto es muy útil como segunda inducción, una vez que ya has
metido a la persona en trance y la has despertado. En este momento es
mucho más fácil volverla a hipnotizar; pero de todas formas también
podrías utilizar esta inducción la primera vez, si crees que tu voluntario es
especialmente sugestionable.
El procedimiento es el siguiente: nada más acabar un efecto (por ejemplo
“manos pegadas” o una de las rutinas que aprenderás más adelante),
felicita a tu voluntario por el buen trabajo que está haciendo y extiende tu
mano derecha como si quisieras darle la mano. Cuando extienda la suya
para dártela, cógela con tu mano izquierda usando el toque ambiguo,
poniendo el pulgar y el corazón en su muñeca y el índice en el dorso de su
mano.
Aunque parece muy básico, los resultados que se pueden conseguir sólo
con esto son enormes.
También puedes decirle algo como: “Con cada chasquido de mis dedos vas
a caer diez veces más profundo en trance”.
Refuerzo
En cada paso de la hipnosis, puedes decirle a tu voluntario lo bien que lo
está haciendo. Esto le animará a seguir haciendo caso de tus instrucciones,
lo que te facilitará el trabajo.
En este caso, el refuerzo se haría de forma parecida a lo siguiente:
Eso es, lo estás haciendo muy bien. Tienes una mente muy poderosa, que
te lleva a estar cada vez más relajado.
Anclajes
El siguiente paso es poner al entorno a tu favor. Un anclaje consiste en
asociar algo que ocurre espontáneamente (su respiración, ruidos externos,
tus palabras...) con un estado de relajación más profundo. Se crean con
frases como las siguientes:
“Con cada respiración vas a estar más y más relajado”
“Con cada palabra que diga vas a caer en un trance más
profundo”
“Cada ruido que oigas va a hacerte caer más profundamente en
hipnosis”
Con esta técnica, incluso cosas como el ruido ambiental, otras personas
hablando o música alta pueden ayudarte a profundizar el trance.
Cadenas
Las cadenas funcionan creando una especie de círculo vicioso en la mente
de tu voluntario, que te ayude a profundizar en su trance. Se te pueden
ocurrir muchas formas de hacerlo, pero yo suelo decir esto:
A partir de ahora, vas a relajarte cada vez más y más. Y cuanto más
relajado estés, mejor te vas a sentir contigo mismo, y cuanto mejor te
sientas, más relajado vas a estar.
De esta forma, sin hacer nada más el sujeto empezará a caer en un trance
cada vez más profundo.
Fraccionamiento
La última y más poderosa forma de profundizar el trance se llama
fraccionamiento. Consiste en que, si sacas a una persona de un trance y la
vuelves a hipnotizar inmediatamente, la segunda vez caerá mucho más
profundamente que la primera. Con esta técnica vas a aprovechar este
hecho a tu favor.
A partir de ahora, cada vez que chasquee los dedos y diga “¡Duerme!”
vas a caer en trance, diez veces más profundamente que ahora.
Puedes repetir estos pasos tantas veces como quieras para seguir
profundizando la hipnosis.
Señales de que tu voluntario está en trance profundo
¿Cómo saber si la persona está realmente hipnotizada? Básicamente hay
dos maneras: buscar signos físicos de trance, o intentar hacer un efecto y
ver si responde a él.
La primera rutina que te enseño en el punto siguiente tiene la misión de
comprobar si tu sujeto está en un estado sugestionable. Pero antes de
usarla, te interesa comprobarlo buscando señales físicas. Por tanto, aquí
voy a explicarte algunos de los signos físicos de trance más evidentes.
Algunos de ellos son:
Ahora bien, ¿qué haces una vez que tienes atu voluntario en trance?
Por cierto, en tus espectáculos no tienes por qué hacer todas las rutinas que
te expongo aquí: elige aquellas que te parezcan más interesantes o que
quieras probar.
Antes de comenzar, te queda una última técnica que debes usar: la
supersugestión.
Supersugestión
Una vez que tienes a tu voluntario en un trance profundo, vas a usar una
técnica para asegurarte de que sigue tus instrucciones a lo largo de toda la
sesión. Consiste en decirle lo siguiente:
A partir de ahora, todo lo que te diga se va a convertir en tu realidad. Lo
que te diga que vas a pensar es lo que vas a poder pensar, lo que te diga
que vas a sentir es lo que vas a poder sentir. Todas mis sugestiones van a
volverse reales para ti en el momento en que te las diga.
A partir de ahora, cuanto más suba tu mano, mejor te vas a sentir contigo
mismo. Cuanto más arriba, más feliz estás. Y cuanto mejor te sientas, más
rápido va a subir tu mano y más fuerte se hace la atracción hacia tu
cabeza. De hecho, vas a empezar a sonreír. Y según vaya subiendo, vas a
empezar a notar cómo esto te parece muy gracioso. Como la escena de
película más divertida que hayas visto nunca, pero diez veces más
gracioso. Eso es, lo estás haciendo muy bien.
Cuando cuente tres vas a intentar levantar la mano, y vas a ver que está
totalmente pegada a la mesa. Te va a parecer algo curioso, pero cuanto
más tires de ella y veas que está pegada, mejor te vas a sentir. Uno... dos...
¡tres!
Verás cómo el voluntario empieza a hacer fuerza con su brazo para separar
la mano de la mesa, pero no puede moverla. Puedes seguir reforzando la
sugestión un poco más; cuando quieras acabar el efecto, chasquea los
dedos y dile que ya puede separarla. En este punto, puedes volver a
meterle en trance para continuar con la siguiente rutina.
Adivinar el pensamiento
¡Empezamos con el primer efecto mental! Si funciona, es muy probable
que puedas hacer cualquiera de las demás rutinas con tu voluntario.
Podríamos decir que éste es el punto de inflexión: a partir de ahora todos
los efectos que vas a aprender parecerán cada vez más imposibles, pero
realmente no son mucho más difíciles de conseguir.
Por último, cuando chasquee los dedos y diga “¡duerme!”, vas a volver a
caer en un trance, diez veces más profundamente. Asiente si lo has
entendido (en este punto, el voluntario asentirá lentamente si ha entendido
las instrucciones; si no, repíteselas una vez más).
Pídele que ponga las dos manos delante de su cara, con los dedos
extendidos, y que cuente en voz alta los dedos que tiene en cada mano (no
los que tiene en total). Si ha seguido tus sugestiones, contará “Uno, dos,
cuatro, cinco, seis” en cada una, y o bien no se da cuenta de que pasa algo
raro, o bien se da cuenta pero no sabe el qué.
Eso es, cada vez más relajado, todas las sugestiones absurdas que te he
dado hasta ahora se borran de tu mente.
En este caso concreto podrías añadir lo siguiente:
Deja un poco de tiempo para que los que están viendo el proceso puedan
hacerle preguntas, y cuando creas que ya ha habido bastante, vuelve a
ponerle en trance. De nuevo, en este punto la inducción del chasqueo de
dedos suele ser suficiente.
Un consejo: si ves que en algún momento tu voluntario se siente incómodo
(al fin y al cabo los demás se van a reír de “su nombre”), vuelve a ponerle
en trance enseguida. Lo último que quieres es que se sienta mal, porque
toda la conexión que has conseguido construir con él se perdería
inmediatamente.
Invisibilidad
¡Llegamos a mi efecto favorito con diferencia! Lo que estás a punto de leer
parece imposible, pero lo he hecho cientos de veces con casi todos los
voluntarios a los que he hipnotizado. Te aseguro que funciona.
Efecto: El hipnotizador se vuelve invisible a ojos del voluntario. Cuando
los demás le preguntan si sabe dónde está el hipnotizador, éste responde
que no, a pesar de que esté delante suyo o incluso le esté tocando.
Explicación: Este efecto es el primero en el que vas a usar los fenómenos
más poderosos que se pueden conseguir con hipnosis: las alucinaciones.
Una vez que le hayas dado estas sugestiones, despiértale. Verás cómo sus
ojos no te enfocan; parece que mira a través de ti.
En este momento puedes hablar tranquilamente. Tu voluntario no dará
signos de verte ni de oírte. Para darle más emoción puedes hacer varias
cosas:
Pedirle a los demás que le pregunten por ti. Dirá que no te ha
visto y que no sabe dónde estás.
Pasarle la mano por delante de los ojos. Verás que no te la sigue.
Si le has dado también instrucciones para que no sienta si le
tocas, dale golpecitos en el hombro y verás que no reacciona.
Si por el contrario no se las has dado, tócale. Empezará a mirar a
todas partes para ver quién le ha tocado, pero no será capaz de
verte.
Coge un objeto y pásalo por delante suya como si estuviese
flotando. Las reacciones a esto son increíbles.
Podrías limitarte a decir “Uno, dos, tres, ¡despierta!”, pero al hacerlo así,
muchas de las personas que han estado en trance se encuentran
desorientadas, con sueño, mareadas... Tu trabajo es conseguir que se
sientan lo mejor posible después de la sesión, para que la recuerden como
algo muy positivo y le recomienden a todo el mundo que lo prueben.
Uno... Inspira hondo... Dos... Nota cómo los músculos se van llenando de
energía... Tres... Nota cómo esa energía te llena entero... Cuatro... Casi
despierto... Y cinco. ¡Despierta!
Dejar de fumar
Librarse de fobias (a los ascensores, a las alturas, a volar) en una
sola sesión
Adelgazar
Conseguir más confianza en sí mismos
Superar el insomnio
Y muchas cosas más
Aún así, ayudar a los demás es un campo bastante más delicado que la
hipnosis de espectáculo. Te recomiendo que investigues, leas, y que
practiques primero contigo mismo haciendo autohipnosis. En breves
escribiré otro libro sobre cómo usar la hipnosis en ti mismo para generar
cambios en tu vida.
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que si los compras a través de estos enlaces, a ti te costarán lo mismo,
pero yo me llevo un pequeño porcentaje de la venta. De esta forma tú no
notas la diferencia, pero estarás apoyando mi trabajo y ayudando a que
pueda seguir escribiendo :). Por eso, todos los libros que recomiendo los
he leído y creo que te pueden aportar muchísimo.
Libros sobre hipnosis de espectáculo
Reality is Plastic! → Éste fue el libro con el que aprendí a hacer
hipnosis. Lo he releído muchas veces a lo largo de los últimos
siete años. Tiene toda la información que necesitas para hacer
hipnosis en cualquier lugar y con cualquier persona:
inducciones, rutinas, técnicas para profundizar el trance... Si
sólo tienes que elegir un libro de esta lista, quédate con este.
Además, si eres cliente de Kindle Unlimited, ¡puedes leerlo gratis! ¿A qué
esperas?
Deeper and Deeper → Con este libro aprenderás cómo puedes
montar tu propio espectáculo de hipnosis. Te enseña a hipnotizar
a grupos grandes de personas, rutinas para varios voluntarios...
Y además, lo hace en tono de humor y de forma amena. Muy
recomendado.
Alex