Desde la antigüedad el hombre ha sido foco de estudio para la

compresión de él mismo y del mundo que lo rodea. Se buscó su

explicación desde sus diferentes ámbitos como lo son espiritual y
material (en cuanto a su relación entre cuerpo-alma), animal
simbólico (lo que lo diferencia de los otros animales, escritura o
lenguaje), ser creador (en cuanto avances tecnológicos), entre
otros. Si bien se ha dado respuesta ha cada uno de los ámbitos ya
mencionados, pero de alguna manera el hombre es más que ello.
Pues es una persona que se desarrolla inmerso en una sociedad y
que además de esto posee características especiales, como lo es la
personalidad que nos diferencia unos de otros, además de que es
influyente en la conducta de las personas y puede ser
desencadenada por ciertas experiencias. Teniendo claro lo anterior
es importante para nosotros los psicólogos estudiar al hombre
desde sus orígenes para tener en cuenta la percepción que tenían
de este y la que se tiene actualmente, esto para tener una
perspectiva más clara de el elemento principal de nuestro objeto
de estudio que es estudiar la conducta y los procesos mentales del
hombre.