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INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación presenta un análisis acerca del origen del

hombre, el proceso de evolución, la aparición de las primeras especies que con el

paso de millones de años dieron paso al origen de la primera especie humana.

El proceso evolutivo comenzó hace millones de años con la aparición de los

primeros homínidos hasta el surgimiento del Homo sapiens y, como ha logrado

adaptarse a los cambios que la naturaleza ha tenido. Pareciera que el futuro de la

humanidad es un tanto incierto, ¿cómo se integra la evolución humana y el

desarrollo humano? ¿Será el fin de la especie Homo del planeta?

La evolución de la raza humana representa un interesante campo de estudio

científico en esta nueva era. El ser humano durante millones de años, ha

desarrollado una estructura biológica que es capaz de adaptarse a los nuevos

cambios. El objetivo de este trabajo es dar información sobre cómo se desarrolló el

Origen del Hombre, un tema amplio en la historia de la Biología y de otras ciencias.

Mediante la selección natural nos dice que el ser humano se adapta a su entorno

con el paso del tiempo, si bien es cierto nuestra especie humana tiene gran similitud

con otros seres vivos.

Desde el punto de vista genético se nos habla que somos muy parecidos a gorilas y

chimpancés, pero a su vez sabemos que somos diferentes a ellos ya que nuestra

inteligencia biológica es superior. Somos los únicos vertebrados que camínanos en

dos extremidades, erectos, aunque existen otras especies como las aves que tienen

dos patas, pero no una postura erecta, debido a que su columna vertebral es

horizontal y no vertical, es decir, su cuerpo está inclinado hacia adelante.


ORIGEN DEL HOMBRE. -

Hablar del origen del hombre no es una tarea fácil, ya que a ciencia cierta se

desconoce cuáles fueron los elementos o factores que permitieron que en la tierra

se hiciera presente el ser humano. Si bien es cierto que con el paso de los años se

han encontrado restos fósiles que nos han permitido desarrollar diversas teorías

sobre la evolución del hombre, “la hipótesis de un desarrollo progresivamente más

largo y complejo en las especies de Homo con respecto a los Australophithecus y

Paranthropus ha permanecido firme frente a todas las evidencias empíricas y se

mantiene vigente y aceptada (casi como un hecho probado) de manera casi

unánime por la comunidad científica” (González, 2010, p.51).

Con respecto al origen o surgimiento del universo, desde diversas teorías entre las

más conocidas y aceptadas por evolucionistas, afirman que todo surgió a partir de

una gran explosión conocida como el Big Bang que dio origen a todo lo que hoy

conocemos en nuestro planeta y el universo. Es ahí donde el relato bíblico nos

afirma que el universo fue creado por un ser divino omnipresente u omnipotente y

que en un lapso de seis días se formó todo el universo incluyendo, la tierra, todos

los seres vivos, al hombre y a la mujer; dando paso a la especie humana.

Algunos datos de paleontólogos se han ido construyendo a lo largo de los años y

con los cuales se afirma que la tierra duro millones de años en adquirir las primeras

formas de vida, pasando por unidades biológicas más complejas, desde los

primeros homínidos y por último el Homo sapiens que gracias a su marcada

diferencia con el resto de las especies logro colocarse por encima de ellas.
Existen muchas investigaciones que los antropólogos o paleontólogos han ido

descubriendo a lo largo de los años y que de cierta manera da un sustento a la

teoría evolutiva del origen del hombre que comenzó hace millones de años y que se

centra básicamente en el crecimiento del volumen craneal, la estatura, musculatura,

entre muchos otros cambios físicos que dio paso a lo que hoy en día se conoce

como el Homo sapiens.

Los restos que se han hallado en el mundo nos permiten confirmar hasta cierto

punto que el ser humano moderno ha tenido que pasar por diversos procesos de

adaptaciones físicas, biológicas y neuronales que le permitieron evolucionar y

sobrevivir hasta nuestros días. ¿Cuándo apareció exactamente el género Homo?,

¿hemos llegado al final del proceso evolutivo? ¿Qué futuro le depara al ser

humano? ¿Será que el ser humano seguirá sobreviviendo al proceso de selección

natural propuesto por Darwin o será el artífice de su propia destrucción? Son las

interrogantes que quizás algún día se logre contestar de manera tajante

descartando las especulaciones que hasta hoy existen. Sólo el tiempo dará la

respuesta.

Evolución y desarrollo humano Cuando se habla del origen y evolución del ser

humano es inevitable reflexionar acerca de cómo surgió el universo. Existen muchas

teorías sobre el origen del universo y por ende de la vida, la más conocida, quizás,

sea la del Big Bang en donde se afirma que el universo aparece como producto de

una gran explosión cósmica que dio como resultado la aparición o creación de

galaxias compuestas por estrellas, satélites, planetas, incluyendo en el que hoy

habitamos llamado Tierra. Existen también las teorías que sirven de sustento a

varias religiones en el mundo, en las cuales se narra que un Dios omnipresente y

omnipotente decidió crear todo lo que en el universo existe. La tradición narra que
duró días en construir todo lo que conocemos incluyendo al ser humano

asignándoles el género de hombre y mujer; en el Génesis bíblico se afirma que

“Dios creo primero los cielos y la tierra, luego las plantas y los animales, y

finalmente los seres humanos… Se dice que todos los tipos de plantas y animales

se reproducen según su especie” (Larsón, 2006)

acias a la paleontología y otras ciencias hoy sabemos que la tierra ha sido participe

de diferentes eras geológicas que han permitido el surgimiento y desaparición de

diferentes especies, principalmente de plantas y animales. Se calcula que el

universo como hoy lo conocemos surgió aproximadamente hace 13 500 millones de

años, como producto de una gran explosión que dio paso a todo lo que conocemos.

Algunas teorías afirman que después de muchos millones de años y tras varios

ajustes y desajustes en nuestra galaxia surge nuestro planeta, el cual sufrió

diferentes cambios en su estructura, preparando el terreno para la aparición de la

vida. Se calcula que hace 2500 millones de años aparecieron las primeras células

orgánicas y los primeros vestigios de organismos vivos sobre la faz de la tierra.

Se considera que los homínidos aparecieron hace aproximadamente 4 millones de

años, primero el Australopithecus afarensis, con características bípedas y una

verticalización completa del cráneo. Hubo otras especies como el Homo habilis,

Homo erectus, Homo antecessor, Homo neanderthalensis, que experimentaron

diferentes transformaciones biológicas para adaptarse a los cambios climáticos

desarrollando diversas habilidades físicas y sociales que dieron paso al surgimiento

del Homo sapiens.

El hombre sería entonces el resultado de un proceso evolutivo que le ha llevado al

planeta millones de años, es una evolución morfológica que dio origen a los
primeros primates antropomorfos y posteriormente derivó en la aparición de los

homínidos. Zubiri (2016), en la teoría del origen somático de la especie humana,

afirma que los antropomorfos son parte del mismo phylum al que pertenece el

hombre, es decir, tienen un mismo origen. Origen que posteriormente permitió que

se gestara un proceso de evolución genética con diferentes estructuras somáticas y

psíquicas que permitieron la aparición del Homo sapiens.

La Paleoantropología y la evolución humana

Dentro de la evolución, una de las primeras características que definió al linaje

humano fue la bipedación (capacidad de andar erguido sobre los dos pies). Tal

característica se desarrolló hace ya unos 7 millones de años, mientras que otras,

tales como un cerebro grande y complejo, la capacidad de fabricar y utilizar

herramientas y el lenguaje, se desarrollaron más recientemente (Boyd & Silk, 2001).

Gran parte de los rasgos más avanzados, que incluyen expresiones simbólicas

complejas, como el arte, y la diversidad cultural, aparecieron en los últimos 100.000

años (Cela y Ayala, 2001). El ser humano es un primate. Algunas de las


características que unifican a los primates como grupo son la visión binocular y en

color, manos prensiles y cerebros agrandados con respecto al promedio de los

mamíferos. Las similitudes físicas y genéticas muestran que la especie humana

moderna, el Homo sapiensLinnaeus, 1758, está estrechamente relacionada con otro

grupo de primates, los simios. Los hombres y los antropoides o monos superiores

(chimpancés, bonobos y gorilas) comparten un antepasado común que vivió hace

entre 10 y 5 millones de años. El ser humano comenzó su evolución en África,

continente donde se produjeron gran parte de las transformaciones posteriores

(Hublin y Tillier, 1999). Los fósiles de los primeros homínidos, que vivieron hace

entre 7 y 2 millones de años, proceden íntegramente de África. La mayoría de los

científicos distinguen entre 15 y 25 especies diferentes de homínidos (Sawyer &

Deak, 2007). Sin embargo, no se ponen totalmente de acuerdo en cómo están

relacionadas entre sí las especies o cuáles fueron las que sencillamente se

extinguieron. Muchas de las primeras especies no dejaron descendientes. Tampoco

hay consenso sobre la forma de identificar y clasificar determinados homínidos, ni

en los factores que más influyeron en la evolución y la extinción de cada uno de

ellos (Roberts, 2011). Los homínidos comenzaron a emigrar desde África hacia Asia

hace probablemente unos 2 a 1,6 millones de años, llegando a Europa la mayoría

de ellos durante el último millón de años. Sólo mucho después, distintas especies de

homínidos modernos poblaron diferentes partes del mundo. Así, por ejemplo,

probablemente el ser humano llegó por primera vez a Australia hace 60.000 años y

a América hace 35.000 años. La aparición de la agricultura y de las primeras

civilizaciones tuvo lugar en los últimos 10.000 años (dentro del Holoceno).

EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES Y ORIGEN DE LOS HOMÍNIDOS Los mamíferos

aparecieron en el Triásico, hace alrededor de 220 millones de años, y los 160


millones de años siguientes se mantuvieron como formas pequeñas y nocturnas. Sin

embargo, durante este lapso de tiempo, los mamíferos se diversificaron poco a

poco, originándose algunos de los grupos más primitivos que viven en la actualidad

(monotremas, marsupiales, insectívoros). Los primates primitivos y su registro fósil

La mayoría de los primates vivientes son formas pequeñas, tropicales, trepadoras

que se alimentan de comida con gran valor calórico. Esto es especialmente cierto en

los grupos que han retenido más caracteres primitivos. Esto sugiere que los

primates ancestrales buscaban insectos, néctar, semillas o frutos en las partes altas

de los árboles y arbustos. Evidencia evolutiva da soporte a este escenario, ya que

los primates están estrechamente relacionados con otros grupos que también viven

en los árboles (como los insectívoros, dermápteros y murciélagos). Este grupo de

pequeños mamíferos arborícolas invadieron los hábitats forestales hacia el final del

Cretácico, y algunas líneas sobrevivieron a la extinción K/T. Los miembros

sobrevivientes de este clado son los murciélagos, las musarañas arborícolas y los

colugos. Los primates vivientes se caracterizan por su visión estereoscópica y en

color, manos pénsiles grandes cerebros. Esta combinación de caracteres les

permitió sobrevivir y sufrir una radiación adaptativa al principio del Terciario. El

registro más antiguo de primate tiene una antigüedad de 75 millones de años y

corresponde al género PurgatoriusValen & Sloan, 1965. Los primates vivientes son

comúnmente divididos en dos grupos: uno caracterizado por tener cuerpos y

cerebros pequeños, los prosimios, y el otro con cerebros relativamente grandes y

cuerpos de mediana y gran talla, los antropoides (que incluye a monos y simios).

Los prosimios contienen a su vez dos clados: los tarseros por un lado y los loris y

lémures por el otro (Boyd & Silk, 2001). Dentro del registro fósil, los primates

primitivos mejor conocidos son los plesiadápidos del Paleoceno de Norteamérica y


Europa. Ecológicamente vivían como ardillas o marmotas, con ojos pequeños y

mandíbulas adaptadas a la masticación de vegetación. CarpolestesSimpson, 1928 y

PlesiadapisGervais, 1877 son dos ejemplos bien conocidos de plesiadápidos. Un

grupo que se desarrolló a fines del Paleoceno y floreció en el Eoceno es el de los

adápidos. Eran formas parecidas en forma y talla a los lémures actuales, y

posiblemente están relacionados con ellos. NotharctusLeidy, 1870es un ejemplo de

este gran grupo. Contemporáneos a estos aparecieron los omómidos, similares a

los tarseros en talla, forma y posiblemente ecología también. Posiblemente

representen el clado base de los tarseros y antropoides. TetoniusMattew, 1915, de

Norteamérica, es el ejemplo mejor conocido(Boyd & Silk, 2001). Un descubrimiento

hecho en China en años recientes ha sido proclamado como el ancestro del linaje

de los antropoides: EosimiasBeard et al, 1994. Algunos especialistas sugieren, a

pesar de que se trata de ejemplares incompletos, de que posee algunas

características de antropoide primitivo. Para otros se trata simplemente de un

tarsero primitivo.

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