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Tanto así, que durante el siglo XIX Colombia tuvo muchas denominaciones políticas,
primero fue La Gran Colombia entre 1821-1832; La República de Nueva Granada 1833-
1857; La Confederación Granadina 1857-1863; Los Estados Unidos de Colombia 1863-
1886; y La República de Colombia 1886-1903, para nosotros.
Cada una de estas denominaciones políticas fue producto de ingentes luchas por el poder
dentro del seño de nuestra hermano país; y ello motivo así mismo, este desosiego político,
de guerras e inestabilidad económica, una onda permanente de choque con los intereses
de los panameños, los cuales no habíamos compartido con ello durante la colonia una
administración política. Nuestra historia económica era distinta, por ejemplo en Colombia
existen diferentes modelos de explotación económica, sea por la riqueza de sus minas, su
vasta agricultura, su capacidad comercial etc. Mientras en el Istmo solo existió Las Ferias
de Portobelo, es decir el Transitismo, ello marco nuestra economía, y geográficamente
éramos la ruta siempre más corta de un océano a otro, esto jamás se podrá negar.
Por lo tanto como menciono el Dr. Celestino Arauz, en su obra: “El Panamá
Colombiano”, Bogotá distaba tanto de la ciudadela de Panamá que si apenas nos
reconocían.
Por tal motivo las luchas internas en Colombia causaron el efecto inmediato de los
Intentos de Separación, aunado al fracaso económico que suponía tal Unión desde 1821.
Porque no se había proyectado ningún plan educativo, financiero, o público y mucho
menos relacionado al tránsito de un océano a otro, porque la realidad era que la
Revolución Industrial apenas había rozado a nuestra regiones americanas; en ese
contexto, tecnología más financiamiento era imposible encontrar en estos lares, mas
cuando era Inglaterra quien proporcionaba estos préstamos.
¿Pero cómo fue introducido los Estados Unidos en los asuntos de Panamá?, Fue a causa
del Incidente Russell en 1836, que colocó a punto de la guerra a Colombia con Gran
Bretaña, tras ese incidente fueron los colombianos, que “ ponen sus ojos hacia los Estados
Unidos”. A través del Tratado Mallarino-Bidlack en 1846. Entonces se puede decir que
la introducción oficial a los asuntos internos panameños se da desde esa fecha y no
motivados por nosotros sino por otros, esto debe quedar bien claro, porque fue así; lo digo
porque hay quienes hablan de la burguesía y sus retorcidos planes, desde el siglo XIX, y
no reflexionan los contextos relacionado a tan atrevidas conclusiones.
Paralelo a ello, tenemos los Intentos separatistas de 1830, 1831 y 1840, este ultimo
dirigido por el General Tomas Herrera, por motivos de las guerras en Colombia y el
estado paupérrimo del Istmo, éramos un poco más que una ciudadela e igual en el
campo, sin líderes ni economía que pudiera sacar a flote nuestras finanzas y progreso a
esta suelo patrio.
Para concluir cuando nos referimos al 3 de noviembre de 1903, bajo conceptos o ideas
de “la leyenda negra” o “la leyenda blanca”, cometemos la falacia del historiador y
tratamos de juzgar los acontecimientos de forma cómoda e idealizada sobre las personas
que vivieron esa época y que enfrentaron el riesgo y triunfo de nuestra Separación.
Los eventos del 3 de noviembre no son fortuitos, no ocurren por una “mano invisible” o
una “mano burguesa” es el resultado de los 82 años de convivencia con Colombia, en
donde no había ningún proyecto que sacara de la miseria al Istmo de Panama. No hubo
iniciativa para reactivar nuestra capacidad geográfica como en la colonia. No hubo
tecnología hasta 1850 cuando se construye la primera y más exitosa ruta de Ferrocarril
transcontinental, a través de nuestro pequeño Istmo. Y no hubo concordancia económica
entre Bogotá y la Ciudadela de Panamá.