Está en la página 1de 3

LA BELLA DURMIENTE TAMBIÉN RONCA 

  ( AUTORA: PATRICIA SUAREZ)

ESCENA I

(Una habitación en penumbras. El Príncipe se choca con el hada Fauna.) 


PRÍNCIPE: Perdón, señora. 
FAUNA: Señorita. 
PRÍNCIPE: No, disculpe, es que yo... 
FAUNA: Ni siquiera por la edad le permito que me diga señora. 
PRÍNCIPE: No, si la edad no se le nota. 
FAUNA: Qué galante, joven. (…)
PRÍNCIPE: Ando en busca de la Bella... ¿cómo era? (Se mira la palma de la mano.) Es que me lo
anoté acá y no leo... ¿No tendrá un fósforo para alumbrarme? 
FAUNA: (Fauna ve a Flora.) ¡Querida, querida! (Al Príncipe.) Ahí está mi hermana. ¿Por qué no le
pregunta a ella? ¡Flora, preciosa! No oye bien, la pobre. Ayúdeme a llamarla. 
PRÍNCIPE: ¿Yo? 
FAUNA: Vamos, no sea flojo, grite Flora. A la una, a las dos, a las tres: (gritan) ¡Flora! 
FlORA: Sí. Parece que me llaman. Oh, dioses del Cielo, que me interrogáis, aquí está vuestra fiel
súbdita... 
FAUNA: Aquí, aquí, Flora. No somos los dioses del Cielo. 
FLORA: (Ajustándose las gafas.) ¿Ah, no? Ah... sois vosotros, duendes del subsuelo... 
FAUNA: Esas gafas ya no te sirven; tenés que ir al oculista a que te recete unas nuevas, Flora.
(Larga pausa) Flora. ¡ Flora! ¿Podés atenderme y dejar de hablarle al aire? 
FLORA: ¿Sois los espíritus aéreos acaso quienes...? 
PRÍNCIPE: Señorita Flora, acá su hermana la señorita... uf, la señorita... ¿cómo se llama usted? 
FAUNA: Fauna. 
PRÍNCIPE: Fauna... 
FLORA: (Al aire, desconcertada.) ¿Sí, Fauna? 
FAUNA: ¡Al fin, querida! Hace como una hora que te estoy hablando. Necesito que me digas bien
la dirección de la Clínica de Varitas Mágicas porque ésta que tengo ¿ves? (La sacude.), no anda
nada bien. 
FAUNA: Flora, acá el joven pregunta dónde está Bella. 
FLORA: (Siempre distraída.) ¿Dónde está quién? 
FAUNA: ¿En qué dormitorio está echada Bella, pregunta el joven? 
PRÍNCIPE: Pasa que yo vengo en misión oficial, en busca de esposa. Y justo me dijeron que la Bella
Durmiente estaba aquí esperando al príncipe que la despertara con un beso... y como a mí lo de
los besos se me da muy bien... Tuve una experiencia con Blancanieves que... 
PRÍNCIPE: Y entonces en cuanto Bella despertara, nos casaríamos, y seríamos felices y comeríamos
perdices. 
FLORA: Ay, perdices, perdices, cómo me gustan. ¿Las trajo a las perdices? 
PRÍNCIPE: Sí, las dejé en el carruaje. 
FLORA: (Mística.) Tiene que seguir el sonido... ¿Oye? 
PRÍNCIPE: ¿Qué? 
FLORA: El sonido... 
PRÍNCIPE: ¿El sonido del amor? 
FAUNA: Es un decir... 
FLORA: Un tamborcito... 
FAUNA: ¡Un timbalazo! 
PRÍNCIPE: ¿Tocaba la batería cuando estaba despierta, la Bella? 
FAUNA: La toca dormida. 
PRÍNCIPE: (Asombrado.) ¿Es percusionista? 
FLORA: Roncadora. 
PRÍNCIPE: ¿Roncadora? 
FLORA: Un instrumento nuevo... 
PRÍNCIPE: Qué raro. Nunca oí hablar de él. 
FLORA: Pase por allí querido mi majestad... 

ESCENA II

(El Príncipe entra a un dormitorio, en el centro hay una cama en la que duerme y ronca la Bella. Se
acerca a ella en puntas de pie y la besa. La Bella se da vuelta y sigue durmiendo y roncando para el
otro lado. El Príncipe se acomoda en un costado y repite el beso. La Bella no se inmuta, se tapa la
cara con la sábana. El Príncipe la destapa, la besa. La Bella, siempre dormida, se tapa la cara con la
almohada. El Príncipe y la Bella forcejean con la almohada. Finalmente, el Príncipe logra quitársela
y la besa. La Bella despierta y grita.) 
BELLA DURMIENTE: ¡Pero será posible que ya no se pueda dormir tranquila en esta casa! 
PRÍNCIPE: Lamento interrumpir su real sueño... Vengo desde un reino lejano, soy hijo del Rey
Perico de las Alcachofas Verdes y vengo en busca del amor... 
BELLA DURMIENTE: ¿De qué? No sé... Creo que lo dejé arriba de la cómoda. 
PRÍNCIPE: He venido a pedirte que te cases conmigo. 
BELLA DURMIENTE: ¡Guardaespaldas! ¡Guardaespaldas! ¿Cómo es posible que siempre dejen
entrar a estos sinvergüenzas a mi Palacio? 
PRÍNCIPE: He venido a ti, Bella, debido a tu gran fama como hilandera y tejedora. Vivo en en un
Reino donde es invierno todo el año, y necesitamos una reina que nos teja bufandas, pulóveres,
mantas, manoplas, y escarpines. 
BELLA DURMIENTE: ¿Tejer? 
PRÍNCIPE: Es fama que tejes en punto santa clara, arroz, jacquot, con dos agujas y crochet. 
BELLA DURMIENTE: ¡Guardaespaldas! 
PRÍNCIPE: Bella... abajo nos esperan las perdices. 
BELLA DURMIENTE: Mira, Príncipe, a mí me importa muy poco lo que deseen tus perdices. 
PRÍNCIPE: ¿Por qué? Sólo anhelan nuestra felicidad. Lo mismo que mi reino. Allá todos los
pastores han esquilado sus rebaños y amontonado kilos y kilos de lana para tus tejidos... 
BELLA DURMIENTE: Príncipe, me has confundido con Cenicienta. Ella es la que hace todo el trabajo
de la casa. 
PRÍNCIPE: ¿Con quién? 
BELLA DURMIENTE: Cenicienta. 
PRÍNCIPE: A mí me dijo Blancanieves... 
BELLA DURMIENTE: Es que la gente siempre indica mal... Además no hay que fiarse de
Blancanieves. A ella desde que le pasó lo de la manzana le quedó muy mal sabor de boca. 
PRÍNCIPE: ¡Ni que lo digas! ¡Yo la besé! 
BELLA DURMIENTE: (Celosa.) ¡Has besado a Blancanieves también! ¡No tienes dignidad! ¡Fuera de
mi vista! ¡Tú no eres un Príncipe! ¡Fuera, fuera! ¡Guardaespaldas! 
PRÍNCIPE: Bella Durmiente, no me eches... Tú eres... 
BELLA DURMIENTE: ¡A volar! 

(…)

También podría gustarte