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Universidad Nacional

Daniel Alcides Carrión

FACULTAD DE CIENCIAS DE EMPRESARIALES


ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

TAREA ACADÉMICA N° 01
TEMA: Música y Compositores Cerreños

ESTUDIANTE: ALCANTARA BARDALES, Elda

DOCENTE: Lic. MENDIOLAZA ZUÑIGA, Otto

ASIGNATURA: Taller de Arte Música y Canto

Huánuco, 11 de noviembre del 2020


INTRODUCCIÓN
La música es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar
sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios
utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo,
mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos, aunque ciertas
expresiones que pueden ser consideradas música escapan de los límites de esta
definición

LA MÚSICA COMO NECESIDAD ELEMENTAL DEL HOMBRE.


Se ha escrito mucho sobre la música a lo largo de toda la historia. Lo que se
pretende con esta ponencia no es más que recapacitar sobre la importancia que
tiene este tema en el día a día de un hombre normal.
La música es uno de los medios fundamentales que el hombre tiene para
expresar sus sentimientos, su estado de ánimo, representar alguna situación
concreta o, sin más, para recrearse en la belleza de la propia música. Pero,
¿realmente está en la naturaleza del hombre el ser musical? ¿Es un arte que
surge espontáneamente desde los comienzos del ser humano? O, por el
contrario, ¿se podría considerar algo superpuesto a su condición de animal
racional. Numerosas teorías sugieren que el origen de la música pudo estar en
la imitación de los sonidos que emitían los animales. Sin embargo, se sabe que
los niños de casi todos los países tienden a cantar una y otra vez el intervalo de
una tercera menor, por lo general entre estas dos notas: la bemol-fa; este mismo
intervalo es el que se suele oír en los cánticos de los hinchas deportivos. Es
curioso. ¿Será este intervalo un "intervalo" natural del hombre, del mismo modo
que el cuco siempre canta la-fa? De todos modos, lo que sí es cierto es que esto
ya es un indicio musical.
La música constituye una necesidad elemental del hombre. El hombre canta
cuando está enamorado, cuando está triste, cuando estudia, cuando descansa,
cuando camina, cuando reza. La escucha en los momentos de mayor emoción y
también en los de mayor alegría.
Es posible que el hombre, genéricamente hablando, necesite también tallar,
pintar, versificar; pero muchos seres humanos no tienen la necesidad imperiosa
de tales cosas, mientras que ninguno de ellos puede vivir sin cantar. En todo
caso, cuanta más formación musical se tiene, más se sabe apreciar la buena
música y si falta esta formación, manda la moda.
Una forma de expresar lo que la música produce en el oyente es a través del
baile. Toda persona tiene un cierto sentido del ritmo y al escuchar determinados
tipos de melodías como mínimo tenderá a seguir el ritmo con el pie, pudiendo
derivar esto en el baile propiamente dicho: no hay más que ver a los africanos o
a los brasileños para entender que el baile es un fenómeno natural. Además,
cada música producirá en el oyente un modo de baile distinto: desde los más
pausados hasta los más agresivos.
DESARROLLO

MÚSICOS DE PASCO

1.-RECORDANDO A DON ANDRÉS URBINA ACEVEDO

Nadie llegó a identificarse tanto con el pueblo minero como él. Hubo una
conmovedora simbiosis que, transcurridos los años, no ha encontrado paralelo
en su tierra. Su talento extraordinario –único- lo puso al servicio de la tierra que
lo viera nacer.

Como nadie, don Andrés le cantó a estas lagunas, de lavar y tomar –ojos y alma
de nuestro pueblo- antes que el hacinamiento brutal originado por el “Tajo
abierto” las cercaran de viviendas en todo su entorno. Ningún pueblo del mundo
ha sufrido esta depredación que con dolor cantó don Andrés, abanderado de
nuestra dignidad.
(1940)

Como los viejos caballeros medioevales puso todo su empeño en cantar sus
excelencias y todo su valor en defensa de sus fueros legales. Poeta y guerrero,
encontramos en sus versos retratos palpitantes de las rúas mineras, con sus
encantos, sus misterios, su grandeza; querendonas endechas a la esquiva mujer
desdeñosa y cruel; premonitorios vaticinios que predican el final de la amada
querencia: “Hoy en ruinas convertido// mañana nada serás” , saudades
encomiásticas de la laguna de Patarcocha, alma palpitante del pueblo cerreño;
instantáneas precisas de la apremiante convocatoria de los “pilones” donde las
cerreñas al chismear ventilaban dignidades y sentimientos; alabanza de las
“chaposas” almorceritas que transportaban el magro yantar para sus cholos
“japiris”: picantes guisos, locros y chupes rubicundos en sus heroicas
portaviandas; jubilares remembranzas de bullangueros carnavales de
chisguetes, amor y serpentinas. Versos alquitarados que constituyen un
magnífico homenaje a la ciudad más alta del mundo. Su fuerza radica en la
elocuencia de su poder creador, en su experiencia vívida de los hechos
cotidianos que inspiraron sus canciones. No una, sino muchísimas canciones
han quedado grabadas en el alma minera. Los padres las cantaron, los hijos las
repiten y, los nietos, engolando la voz, las reviven con una unción extraordinaria
que siempre estará vigente.

Pero no sólo fue el ilustre vate de nuestro pueblo, con su valentía siempre en
ristre, largos fueron los años en que su lustral inteligencia la puso al servicio de
las causas nobles. Iniciado -por ejemplo- el cierre de las minas y el consecuente
despido de obreros por la quiebra de la bolsa de valores de Nueva York, su voz
fue enérgica y lapidaria en la protesta. A partir de aquel infausto octubre de 1929,
sus páginas heroicas –banderas de reivindicación- no tendrían más sosiego. Su
indignación llega a límites extraordinarios cuando la madrugada del domingo 7
de setiembre, la subida de Santa Rosa y la Esperanza es regada de muertos y
heridos tras una salvaje masacre; o cuando el 12 de noviembre de aquel turbio
año, la homicida represión gubernamental cercena la vida de una treintena de
obreros en el Puente de Malpaso; o cuando se enfrentó, a pecho descubierto,
contra el déspota que llenó las cárceles y cementerios con luchadores mineros:
el mocho Sánchez Cerro. Este despreciable tirano había ahogado con sangre y
fuego la valentía del “Zorro” Jiménez, la rebeldía de Gamaniel Blanco Murillo, el
grito clamoroso de los obreros de Malpaso. Por su lucha incansable -cerrada la
noche- los esbirros llegaban a destrozar puertas y ventanas de su casa para
apresarlo. Se apoderaban de sus libros y “sembraban” libelos subversivos para
incriminarlo. Por eso -nos confesaba su esposa- tuvieron que incinerar la
colección de LOS ANDES, el periódico que lo identifica. Para el tirano era
literatura subversiva. Las veces que dieron con él, maniatado, lo embarcaron en
coches de carga como a un animal para encerrarlo en las mazmorras del sexto
o en los arenales del Frontón. ¡Cuánto sufrió don Andrés Urbina Acevedo!

Y así fueron pasando los años. Sus ojos, cansados de incesantes lecturas, ya
no eran los mismos, pero en su miopía cada vez más creciente, conservaba
imágenes de la vida minera que, aliñado y emotivo, las volcó en los cordajes del
pentagrama popular que, gritó a los cuatro vientos, su protesta.

No era para menos.


A los doce años, su naciente talento descubre el fascinante mundo del
periodismo que ya nunca podrá dejarlo. Llevado de la mano de su padre, el
Director del periódico –don Silverio Urbina- sus primeros pasos los dio en el
cálido ambiente de LOS ANDES. Precoz laborero como todos los niños cerreños,
no va a elegir como éstos la ruda escogencia de metales en la Piquing – Plant
de la compañía. No. Animado por el acompasado traqueteo de las máquinas de
prensa, va a crecer en ese mundo de papeles y tinta, de foliadoras y tipos, de
rótulas y columnas, de monotipias y moldes. Cumplidos los veinticinco años es
ya Editor – Administrador del periódico que fue una poderosa barricada de lucha
por las reivindicaciones ciudadanas en general y obreras en particular. Sus
editoriales cargados de pasión, son vívidos testimonios de su entrega a la causa
minera reivindicativa.

Lo que son las cosas. Desde su partida muchas cosas turbias han ocurrido en
su tierra querida. La compañía norteamericana que comenzó apoderándose de
nuestra laguna de Patarcocha, ahora la ha desecado. La ha rellenado de
desmonte mineral. Aquel espejo de agua que reflejaba el cielo más hermoso del
mundo, ha desparecido. Nuestros hijos ya no tendrán la emoción de cantar aquel
huayno que nos dejó:
¡Ay, mi cholita …!

Como las aguas de Patarcocha, Por las huanquitas bien cuidadita,

que poco a poco se van secando, ¡Qué orgullosa fue Patarcocha!,

así lo mismo, ¡Ay! mi cholita, Así los mismo ¡Ay! mi cholita,

su proceder está cambiando. de mi amor fue su fiel songocha.

De esa laguna ya nadie quiere Esa laguna la desecaron

beber sus aguas ayer ansiadas, sedientas bombas del extranjero,

así lo mismo,¡Ay! mi cholita, Así lo mismo ¡Ay! mi cholita,

ya no me atrae con sus miradas. Mi amor hoy mata por vil dinero.

ESTRIBILLO

Como las aguas de los pilones,

que turbias caen, gota a gotita,

así se muestra, en sus amores,

hoy en el día, cualquier cholita.


Música de Jesús Enciso.
El vate minero, poseedor de un misterioso poder premonitorio, vaticinaba con
dolor lo que está ocurriendo en estos días. Escuchen estas canciones:

Huérfano Suelo

Huérfano suelo querido,


pronto, pronto, te hundirás;
hoy en ruinas convertido,
mañana nada serás.
Todo tu suelo cavado,
cual profunda sepultura,
donde serás enterrado,
cumpliendo tu desventura.
El mineral que encierra,
tu ambicionado suelo,
¡Ay!, desventurada tierra,
será causa de tu duelo.

ESTRIBILLO

Regalando tu riqueza
en provecho del extraño,
vas, pasando mil pobrezas,
huérfano suelo cerreño.
Música de Adrián Galarza Gallo.

Nostalgia

(Huayno)

Como tus calles ya derruidas Santa Rosa ni Yanacancha,

que tristes lloran su orfandad, barrios famosos ya no serán,

así lo mismo ¡Ay! mi cholita, así lo mismo ¡Ay! mi cholita,

huyes mostrando mi soledad. nuestros idilios, no volverán.

Esas casas entre sus ruinas, Las opulencias de esta tierra,

¡Cuántas grandezas encerrarán!. mil ambiciones se las llevaron,

así lo mismo, por ti cholita, así lo mismo, ¡Ay! mi cholita,

mis brazos yertos ¡Ay! clamarán. para siempre mi amor murió.

ESTRIBILLO

La laguna de Patarcocha,
¡qué triste llora su agonía,!
así lo mismo, tú mi cholita,
mirarás yerta, tu fantasía.
Música de Santiago Alvarado

Cuando en un fatal accidente fallece el 26 de setiembre de 1947 –trágica pérdida


para su tierra- lo estuvieron velando con reverencia durante dos noches. Allí
estuvieron todas las autoridades sin excepción, sus colegas periodistas,
músicos, compositores, poetas y todos los mineros. No faltaron las humildes y
chaposas mujeres del pueblo. No faltó nadie. Los únicos ausentes fueron los
explotadores. Así, hermanados por el dolor, cuando estaba anocheciendo lo
bajaron a su última morada, al corazón de la tierra bendita que tanto había
amado.

Aquel día, don Ramiro Ráez Cisneros, su fraternal rival en la creación literaria y,
sobre todo, su entrañable amigo, escribió la siguiente nota al enterarse de su
sensible fallecimiento:
“El destino, la fatalidad y la tragedia se han dado la mano para segar la vida de
Andrés Urbina Acevedo. Su familia, sus amigos y el laborismo cerreño sufren
rudo golpe.

“Yo conocí a Andrés adolescente aún, casi un niño, rindiendo tributo al trabajo,
ante la mirada vigilante, austera y bondadosa de su señor padre, don Silverio,
mi grande y buen amigo desaparecido. Es por esto que quiero rendirle homenaje
escrito, ya que el espiritual está grabado con caracteres imborrables en mi
memoria.”

“Andrés, nacido en un modesto hogar, quiso siempre permanecer dentro de su


órbita orgulloso de su clase y amante de ella. Desde los albores de su juventud
compartió su tiempo entre la labor material y las gimnasias y disciplinas del
intelecto. Estudioso se auto educó hasta ocupar sitio elevado en el estrado de
las letras cerreñas. Amante de su terruño y de su folclor, sobresalió escribiendo
paisajes costumbristas, “mulizas”, “huainos”. Defensor de su linaje social, estuvo
a la cabeza de sus reivindicaciones, y sus frases admonitivas le produjeron
muchos sinsabores; más, tesonero como clavo enmohecido, no inclinó jamás la
cerviz y supo mantener la verticalidad de su espíritu”

“Sucumbe ante fatal accidente cuando mucho se esperaba de él; deja hogar
integrado por su joven esposa y varios tiernos retoños. Esta vez, como muchas,
el destino escoge mal una víctima y se lleva a Andrés a lares desconocidos, pero
los hechos de esa víctima perduran y su ejemplo como luchador laborista, como
amigo y como ciudadano quedan como queda su recuerdo, rodeado de coronas,
de oraciones, de siemprevivas”

Ramiro Ráez Cisneros.

Ahora que han pasado los años, reverentes evocamos su talento inmortal y
rendimos pleitesía a su inmensa grandeza humana.
 SE NOS FUE EL “MOTE” GRIJALVA (Q.E.P.D)

Todavía recuerdo la noche que lo


conocí. Estaba bien acicalado para
presentarse en el programa radial
“Buscando Estrellas” de Radio
Corporación. Sus ojitos juguetones
enmarcados por cejas espesas
resaltaban nítidamente en su rostro
pálido (Por eso le llamaban “Mote”).
Nervioso miraba para un lado y otro. Era
el flamante cantante del trío “Los ídolos
del pueblo”. Después de tanto buscar
habían dado con él. Era noviembre de
1956.

Adrián “Tuto” Picón, extraordinario


guitarrista que había conseguido
ensamblar un buen dúo instrumental
con Juan “Charol” Gamonal, buscaba
formar un conjunto parecido a los
“Embajadores criollos” que triunfaba en
Lima. Su problema era que no tenían
una primera voz aguda y bien timbrada
como la de Rómulo Varillas. Después
de muchas pruebas con la mayoría de
muchachos del Banfield y otros del
barrio, terminó por decidirse por el “Mote”. Con él completaron el trío. Su
triunfo en la extensa competencia de la radio, les deparó grandes éxitos
posteriores. Se hicieron artistas exclusivos de la emisora por un dilatado
tiempo en el que alcanzaron un acoplamiento especial. Ese fue el
comienzo de su largo periplo por el éxito. Eran notables cantores criollos
y todo el pueblo terminó por aplaudirlos como tales. Eran los artistas
obligados en el Banfield Club, especialmente para las serenatas a los
amigos y las regadas celebraciones amicales.

Después de un tiempo, “Tuto” Picón que había terminado su carrera de


ingeniero de minas en nuestra universidad, fue contratado para trabajar
en Cobriza. Allí cumplió un año de labor cuando llegó la fecha de su
onomástico. Aquel día, decidió asistir a su trabajo. Como es natural, su
esposa trató de persuadirle de que no lo hiciera porque, por ese día,
estaba dispensado de su asistencia a las labores. No hizo caso. Desayunó
como siempre y subió a su carro Volkswagen para partir. En ese
momento, tal vez porque los humos del alcohol, (Había recibido su
onomástico en compañía de sus compañeros de trabajo), realizó una
maniobra errática que hizo que el coche cayera de una altura de más de
trescientos metros. Fue fatal. Quedó malherido. Cuando lo llevaron al
hospital, todavía tenía signos vitales. Para evitar un severo daño cerebral,
los médicos le aplicaron bolsas de hielo en la parte posterior del cerebro
y lo pusieron a descansar. Cuando comenzó a roncar, su esposa, llamó
al médico que ya no pudo hacer nada. Falleció ante la impotencia de la
ciencia. Una pulmonía cruel se lo había llevado.

La noticia nos conmovió profundamente a todos. Las noches de su velorio


en el Cerro de Pasco a donde lo habían regresado fueron de un dolor
inconmensurable. En esa ocasión vi al “Mote”, más muerto que vivo.
Jamás pudo recuperarse de la terrible experiencia. Al poco tiempo,
casado ya, “Charol” se ausentó a vivir en Huancayo donde triunfó como
guitarrista. Años después falleció de una embolia cerebral. El “Mote” que
estaba muy apesadumbrado, quedó solo. Cumplió con sepultar a sus dos
compañeros.

Así pasaron los años.

Tiempo después se unió a otro guitarrista extraordinario: Nolio Yabar. Con


él decidió seguir cantando y para ser un trío, invitaron a Pedro Rodríguez.
En recuerdo de sus colegas muertos, decidió que el nombre no muriera;
volvió a darle vida a los “Los ídolos del pueblo”, pero esta vez para
interpretar música popular del pueblo. A partir de entonces triunfan
plenamente difundiendo nuestros aires vernaculares. Los numerosos
discos que grabaron en prolongado lapso de años, los ha hecho
inolvidables.

Al final, los otros dos compañeros del “Mote”, Nolio y Pedro, también
partieron. Él quedó nuevamente solo.

Hace un mes, después de mil penurias, en medio de una soledad


espantosa, él también falleció.

Hace muy poco tiempo, cuando visité el Cerro de Pasco, tuve la suerte de
encontrarme con él, por última vez. “Hola, Shisha” –me dijo- “Nuestros
amigos Tuto Picón y Charol Gamonal, han muerto” y me quedó mirando
a la espera de mi reacción. En ese momento sentí que él había perdido la
noción del tiempo. Lo noté muy desmejorado.

“Sí, hermano” le contesté. ¿No recuerdas que estuvimos presentes en sus


sepelios?”
“Ahhh sí”, dijo. Inmediatamente fuimos a tomarnos un café y conversamos
de muchas cosas.
Un maestro extraordinario de la música cerreña

Aurelio Tello Malpartida


Aurelio Tello Malpartida, maestro
músico excepcional, orgullo de
nuestra patria, nació en el Cerro de
Pasco el año de 1951. Es hijo de don
José Antonio Tello, Jefe General de
Correos del Cerro de Pasco y, de la
señora Zoila Malpartida. Sus
estudios primarios y secundarios los
realizó en su tierra natal con gran
éxito. Actualmente es un brillante
compositor clásico y connotado
musicólogo. Sus estudios de
composición musical los realizó en el
Conservatorio Nacional de Música,
con Enrique Iturriaga y Celso
Garrido Lecca. Simultáneamente
desarrolló estudios de educación
musical, piano y dirección coral.
Posteriormente trabajó y enseñó en
dicho conservatorio. Desde 1973,
con gran éxito, dirigió varios coros y
agrupaciones vocales peruanos. En
1982 viajó a México para trabajar
como coordinador de investigaciones musicológicas del CENIDIM (Centro
Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical “Carlos
Chávez”). Ha efectuado transcripción del tomo III del Tesoro de la música
polifónica de México. Ha sido director huésped desde 1986 del Coro de
Madrigalistas de Bellas Artes de México, y desde 1989 director de la
Capilla Virreinal de la Nueva España de México. En 2004 fue miembro del
Jurado del Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria
de la Sociedad General de Autores de España.

Actualmente radica en México, dedicado a la enseñanza, dirección e


investigación musicológica de la música virreinal latinoamericana en el
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Hoy “El Universal” ha realizado
una entrevista que, con mucho gusto reproducimos.
Aurelio Tello: Datos editoriales: La música de México. Panorama del siglo
XX. México, FCE, CONACULTA; 2010. Abarca, en lo posible, todas las
expresiones de las diversas sociedades de México, y tiene el propósito de
ser un libro de divulgación. Está a la venta en las librerías EDUCAL, en
las Fondo de Cultura Económica y en las librerías más conocidas del país.

Cerro de Pasco: Ocaso de un pueblo

"Por estas y otras numerosas calles hoy desaparecidas han transcurrido


la vida de nuestros padres y abuelos; nuestras vidas; en ellas han
quedado impregnados recuerdos de pasadas vivencias, de triunfos y
frustraciones; de alegría y de tristezas. Estas calles están desapareciendo
al conjuro del insaciable trabajo minero, voraz y avasallante. Estamos
viviendo la depredación más cruel e inhumana de toda nuestra historia
ante la indiferencia de un país indolente..." César Pérez Arauco
GRANDES DE LA MÚSICA CERREÑA

EL TROVADOR CERREÑO: Juan Manuel


Llanos con su conjunto "Musical Cerro de Pasco"
dirigidos por el violinista don Cipriano Ciriaco
Castañeda popularizaba el huayno "Infiel mujer".

QUINTETO CERREÑO: Uno de


los conjuntos de antaño que como
nieve perpetua vivió muchos
años, arrancaba melodías de las
ya corroídas guitarras y del
empolvado clarinete. El sólo
nombrar a este conjunto nos hace
revivir épocas de apogeo de la
música cerreña de aquellas
noches de serenata bajo la frígida
nevada invernal. El Sr. Marcial
Amaro director de este grupo y la
varonil voz del Sr. Serapio Llanos
nos recuerda canciones como
"Enfermera del hospital", "La
coronguina", "Aceite vinagre", etc.

LOS AMANTES DE
CERRO DE PASCO:
Integrado por destacados
profesores como Julio
Baldeón Gavino que llegó
a ser director del INC de
Pasco, interpretaban
canciones como "A los
acordes de mi guitarra",
"Linda Goyllarina", "Obrero
de centromin", entre otros.
LOS ÍDOLOS DEL PUEBLO: Nolio Yábar,
Emilio Grijalva y Pedro Rodriguez tres
corazones cerreños que unidos llevaron
nuestra música hasta los lugares más
recónditos de nuestra patria. En letras del
huaynito "Triste retorno" dan su adios a la
legendaria LAGUNA DE PATARCOCHA que
fuera testigo de muchos hechos acontecidos en
esta tierra de grandes hombres.

BUSTAMANTE Y SUS
BOHEMIOS: Ganadores del
PRIMER FESTIVAL DE LA
MULIZA CERREÑA, bajo la
dirección del compositor y
maestro saxofonista don César
Bustamante que en décadas
pasadas diera gloria y prestigio a
la música cerreña. La muliza
"Angustias" recordarán la alegría
y colorido de las comparsas de
antaño, así mismo en las letras
del huayno "El huerfanito" se nota
que en cada letra y cada nota los
integrantes dejan un pedazo de sus joviales corazones.
ALMA ANDINA: Conjunto de un
alto nivel de ejecución de la
música cerreña con la
autenticidad y originalidad de
épocas pasadas, difundían
nuestra música. Conjunto que
nos hace recordar la bonanza y
grandeza de nuestro Cerro de
Pasco lo interpretaban maestros
como: Jorge Urbina, Adrián
Galarza, Aquiles Ordoñez,
Leonardo Herrera y las voces de
Beatriz Flores y Ernestina Arrieta
(Dúo las Cerreñitas) están
presentes a través de los años en nuestros corazones.

ESTAMPAS ANDINAS DE
MILPO: Grupo que nació un 4
de abril de 1968 en el
campamento minero de Milpo
por trabajadores de esa
empresa, Pedro Callupe Valle
(chino Callupe), Pablo Gilián
Melgarejo (2ª voz), Jorge
Puente Rivera (Director y 1ª
guitarra), Gaudencio Puente
Rivera (acordeón), Isidoro
Castañeda (mandolina),
hicieron populares canciones
como "Guitarra mía", "Barrio la
esperanza", "Plegarias a mi Tierra", etc.

CONJUNTO IMPERIAL DE CERRO


DE PASCO: Con Nico Papish
CANCIÓN "EL OBRERO"
Por Manuel Acosta Ojeda

Manuel Grijalva con Graciano Rixi y


Jacinto Palacios figuran como autores de
uno de los huainos más populares del
Perú, "El Obrero", que se diferencian por
muy pequeñas variantes, el primero fue
inscrito en el Municipio de Cerro de
Pasco y el segundo en la Biblioteca
Nacional.

"¡En vano niña pretendes/ olvidar al


pobre obrero! Son los primeros versos de
uno de los huainos más populares del
Perú. Toda mi vida estuve seguro de que
este huaino pertenecía al maestro
Jacinto Palacios, a quien tuve el honor de
conocer por 1950. Cantante, guitarrista y
compositor; famoso y muy querido.

Conocido como "el padre del folclore ancashino".


Autor de "Mujer Andina", "Zorro Negro", "Caudillo
Atusparia", "Trabajador de Minas", "El Minero" y
muchas obras más.
Dicen que la necesidad crea la casualidad y
viceversa, lo puedo confirmar.
Jamás me hubiera enterado de la historia de este
huaino, de no ser por la invitación del poeta Luis
Pajuelo Frías, director del Centro de Cultura Popular
Labor, quien solicito mi apoyo, a principios de la
década de 1980, para definir las canciones, los
cantantes y los instrumentistas del disco Historia de
la Música Minera de Cerro de Pasco.
El huaino "El Obrero", figura como de Manuel Grijalva Cabello en la letra y como
musicalizador a don Graciano Rixi, considerado como el mejor compositor
cerreño. El huaino del que estamos tratando, ocupó el primer puesto, en los
carnavales de 1924. En los concursos que se celebraban anualmente, en los
meses de febrero, en la "Real Ciudad de las Minas", Cerro de Pasco.

"EL OBRERO"
Música: Graciano Ricci
Letra: Manuel Grijalva Cabello

Si te ofrezco mi cariño
si te digo que te quiero,
tú me dices "yo no quiero
el amor de un carbonero".

En vano niña pretendes


despreciar así al minero
olvidando que es sincero,
el amor del pobre obrero.

De mi cara la negrura
no es el color permanente
es color que diariamente
sale oscuro de mi frente.

Como quieres que yo viva


sin esperanza ninguna
en la mina trabajando
la muerte solo esperando.

Parece ser que Manuel Grijalva, trabajó en las minas de carbón de


Goyllarisquizga (en quechua: "donde cayó la estrella"). O tal vez escribió la letra
del huaino a algún minero dedicado al duro trabajo de extraer, el "carbón de
piedra".
Al año siguiente, para el concurso de los carnavales, en 1925, volvió a ganar la
música de Graciano Rixi, con la muliza: "A ti". La letra es de Mariano V. Collao:
"De la vida en el camino/ muchas veces encontramos/ al placer que va de prisa/
y al dolor que va despacio".
Curiosamente, en 1929, el mismo huaino "El obrero", con algunas variantes en
la letra, gana el concurso de la Fiesta de Amancaes en el Rímac, interpretado
por Jacinto Palacios Zaragoza. Pero es recién en 1955, cuando se registra con
el número 104, donde dice a la letra: "Jacinto H. Palacios Zaragoza, ha
depositado en esta Biblioteca, de acuerdo con la Ley del 31 de Octubre de 1849,
dos ejemplares de la publicación intitulada "El Obrero"-Chuscada. Música y
Letra". Biblioteca Nacional. Reg. Propiedad Intelectual.

Inscrita como sigue:

El Obrero

En vano, niña pretendes


olvidar al pobre obrero,
sabiendo que es sincero
el amor del pobre obrero.

Como quieras que yo viva


si tú vives engañando,
trabajando en las minas
solo la muerte esperando.

La negrura de mi rostro
no es un color permanente,
trabajando diariamente
con el sudor de mi frente.
RECOMENDACIONES Y CONCLUSIONES:

 Pude comprender sobre el tema de músicos cerreños

 La cultura musical es amplia ya que en nuestra región existen


autores de calidad

 Tenemos riqueza de músicas locales como compositores y


autores de músicas tradicionales de Cerro de Pasco
Bibliografía
 https://pueblomartir.wordpress.com/tag/musicos-de-pasco/

 Etiquetado Aurelio Tello Malpartida, Cerro de Pasco, Cesar Perez


Arauco, Músicos de Pasco, Pueblo Martir

 http://cerropasco.blogspot.com/2008/05/grandes-de-la-msica-
cerreña-el-trovador.html

 http://manuel-acosta-ojeda.blogspot.com/2012/03/cancion-el-
obrero.html

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