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“Los líderes del mañana tendrán que aprender a crear un entorno que adopte el
cambio, no como una amenaza, sino como una oportunidad”
1.1 INTRODUCCIÓN
En un entorno cada vez más competitivo como el que hoy nos toca vivir, no es casual y
menos actual que las personas sean gestores de los más grandes éxitos como también de
los fracasos de muchos países y de sus organizaciones, pues la historia de la humanidad
nos muestra testimonios muy reveladores sobre el desarrollo y éxito económico
alcanzado de países, como es el caso de Japón, un país que a pesar de no contar con
recursos naturales como otros lo tienen, resulta ser un claro referente explicativo de que
las ventajas comparativas, no son, las que en términos de desarrollo y éxito marquen
diferencias entre países, pero sí, las ventajas competitivas1.
Las ventajas comparativas son aquellas diferencias que un país, una organización o
empresa y las personas tienen gracias a los recursos que nos brinda la naturaleza, es
decir, son aquellas diferencias que si las tienen, no es por la intervención de la actividad
humana. Sin embargo, la verdadera capacidad de diferenciación que un país y sus
organizaciones empresariales tienen o pueden tener, está en la capacidad de desarrollar
actividades empresariales productivas para producir y ofertar al mercado bienes y/o
servicios de calidad, y para esto, nada más cierto e importante es que sean capaces de
desarrollar y aplicar habilidades humanas que permitan generar diferencias competitivas
en las ofertas de valor a los clientes (ventaja competitiva), claro está en la medida en
que esas diferencias sean sostenibles en el tiempo, y además sean también difíciles de
imitar por la competencia.
En todo caso, no se pretende negar o reducir la importancia que los recursos naturales
tienen para el desarrollo en un país, pero si reconocer que en la actualidad estos
recursos, si no es en su totalidad, algunos son ya prescindibles. De ahí que, muchas
fuentes de éxito vinculados al uso o empleo de recursos naturales, ya no son como tales,
toda vez que los desafíos del mundo actual hacen que aquellas fuentes denominadas
tradicionales vayan perdiendo cada vez más esa capacidad de éxito, que otrora sí la
tuvieron. Al respecto, Pfeffer Jeffrey afirma que:
“Las fuentes de éxito tradicionales – la tecnología del producto y de los procesos, los
mercados protegidos o regulados, el acceso a recursos financieros y las economías de
1
Se entenderá por ventaja competitiva a cualquier capacidad generada en una empresa para marcar
diferencia respecto a la competencia, pero en la medida en que sean sostenibles y difíciles de imitar.
escala – aún pueden proporcionar poder competitivo, pero ahora a un grado menor
que en el pasado...”2
Pero además, esta realidad hace que las organizaciones para sobrevivir hoy, crecer
mañana y sobrevivir en el futuro, necesitan cambios de actitud en sus dirigentes como
también en los que son dirigidos, cambios en cuanto a la consideración y
reconocimiento del valor que las personas tienen para la creación de valores al cliente, y
por ende, para la generación de ventajas competitivas.
Por todo esto, las personas tienen el mérito de ser la fuente potencial de competitividad
para que las organizaciones puedan desarrollarse ahora, crecer mañana y sobrevivir en
el futuro, por cuanto según afirma Idalberto Chiavenato, las personas:
Sin embargo, este mérito que se les atribuye no hace que por sí mismo sean generadores
de ventajas competitivas, pues su contribución real, efectiva y sostenible, depende del
estilo de dirección, cultura y clima organizacional, entre otros factores más, que
definitivamente ejercen influencia en el comportamiento funcional del personal, y que
por cierto, pueden marcar diferencias respecto a la competencia. Por tanto, resulta
importante analizar y destacar el papel activo que las personas tienen en toda actividad
empresarial.
Esta situación quizá sea todavía más evidente en el sector de la Administración Pública,
donde las decisiones dirigidas a aplicar sistemas formales de administración de
personal, solo en apariencia hacen que los directivos pretendan deslucir actitudes
acordes a estas expresiones, y lo que es aún peor, se sigue considerando al personal
como recursos prescindibles y carentes de ese valor estratégico que tienen las
organizaciones en su personal. Por lo tanto, más allá de las bondades que en materia de
la administración de personal puedan tener la aplicación de los sistemas
administrativos4, todavía no se ha comprendido en su real y verdadera dimensión el
valor estratégico que las personas tienen, quizá se deba al hecho de que muchos
administradores sean expertos en administrar recursos financieros, tecnológicos, etc.,
más no así, en administrar organizaciones con seres humanos.
De ser así: ¿Qué hace en la actualidad que las personas tengan ese valor estratégico para
las organizaciones?
“…el centro de gravedad del empleo se está moviendo rápidamente desde los
trabajadores manuales y de oficina, hasta los empleados del conocimiento, que se
resisten al modelo de orden y control que las empresas adoptaron de la milicia hace
más de 100 años”5.
Quizá pueda ser pleonasmo hacer referencia a la naturaleza humana de las personas,
pero para quienes somos todavía conscientes de ser humanos, el concepto de la
naturaleza humana que debería estar presente y caracterizar toda consideración y
tratamiento de las personas a la hora de tomar decisiones y acciones administrativas
concernientes a la administración de personal, desafortunadamente no es así, ya que a
pesar de habernos tocado vivir en una sociedad con derechos, oportunidades y
libertades, quizá por el uso excesivo de esta última cualidad (libertad), todavía en las
empresas e instituciones públicas las personas son consideradas como recursos y que se
las deben administrar como tales, o sea igual que a otros recursos organizacionales
(materiales, máquinas, sistemas, etc.).
El hecho de tratar a las personas como "recursos", se les adjudica esa categoría
instrumental aplicable a las maquinas, herramientas, minerales, petróleo, etc., donde
estas dos últimas son recursos no renovables, o de vegetales que son recursos
renovables. Según tan repelente y extendida manera de mirar y tratar a nuestro prójimo,
las personas serían entonces recursos renovables, y por cierto, rápidamente renovables
si nos atenemos a los explosivos índices de aumento de la población.
Recurso es medio. Los medios son objetos de uso y manipulación. Avaluado a las
personas como recursos abrimos la puerta a su "uso" o "cosificación", para luego
legitimar la manipulación, de los unos a los otros y para con los otros.
Definitivamente esta realidad es el reflejo del escenario actual que vivimos, donde no se
ha llegado a comprender en su real dimensión la verdadera esencia humana que rige
toda relación de trabajo del personal en las organizaciones, donde en el mejor de los
casos para destacar la participación de las personas en la actividad de producción, o para
personalizar el concepto de recurso, simplemente se incorpora lo humano como adjetivo
para así utilizar la expresión de recurso humano.
Esta expresión, aunque con el de cursar del tiempo parece revelar cierta toma de
conciencia del aporte fundamental que las personas tienen en la creación de valores al
cliente, no deja de ser una expresión de carácter mercantilista, ya que no guarda relación
con esa lógica elemental de lo impensable que es en las condiciones actuales de alta
competitividad, el pretender satisfacer a los clientes, si quienes tienen contacto directo
con el o los clientes, no están motivados, satisfechos y comprometidos con su trabajo.
Entonces: ¿Por qué las personas no pueden ser consideradas como recursos?
Una de las cualidades del ser humano es la inteligencia, por cuanto es capaz de conocer
la esencia de las cosas y reflexionar sobre ellas. Además, sabe que sabe, sabe que no
sabe. Esto hace que tiene conciencia psicológica.
Otra cualidad es la voluntad, ya que dentro de cierto ámbito es capaz de elegir y decidir
entre las opciones que tiene conocimiento, aquello que es de su preferencia.
Es dueño de sus actos, o sea que es libre. Desde el momento que goza de libertad, se le
puede pedir cuenta de sus actos, o sea, tiene responsabilidad.
Estas cualidades explican la naturaleza humana de las personas, ya que definen las
posibilidades concretas para que puedan potenciar y aplicar sus capacidades para la
realización de su trabajo. Una persona es capaz de pensar, razonar, analizar y decidir
acerca de sus propios actos, como también decidir no ser tratado como objeto o recurso.
Todo directivo o jefe responsable de dirigir personas debe crecer y mejorar como
persona en su labor directiva, también le debe importar lo que le pasa a su gente en tanto
que son personas. De ahí que dirigir personas no es nada fácil. Exige a muchos
directivos quizá un cambio en su escala de valores. Algo así debió constatar Aristóteles
cuando hacía notar que conducir hombres libres era más difícil que conducir esclavos,
pero sin embargo era mucho más interesante. Entonces, el problema parece no ser tanto
el cómo administrar recursos humanos, sino cómo administrar las organizaciones con
aptitudes, habilidades, capacidades y demás potencialidades que tienen o pueden tener
las personas que la integran.
En tercer lugar, hay una distancia entre personas y recursos, distancia que va, desde una
sociedad preocupada por las personas a otra interesada por las cosas, que en suma
expresa aquella distancia existente entre la cultura del tener y la del ser, donde con los
trabajadores se es empleador o empleado y con los recursos se tienen, con los
trabajadores es de convivencia, con los recursos es de uso. Por tanto, considerar a los
trabajadores como recursos es empobrecer dramáticamente la relación laboral. Es quitar
la fuente potencial de riqueza imprevisible e inconmensurable del trabajo organizado
que puede surgir de esa vinculación personal.
Para que esta relación sea fructífera y duradera, es necesario que las organizaciones
desarrollen sus operaciones de producción con la participación y compromiso de todos
quienes invierten recursos, desde los que son inversionistas de capital financiero
(empresarios y socios) hasta el personal que también invierte su tiempo, conocimientos,
experiencias y demás capacidades, con la expectativa de obtener beneficios económicos
y psicosociales, entonces el concepto de socio tiene su validez en oposición de aquel
concepto reduccionista de las personas como simples recursos. Las personas no son
recursos inanimados ni sujetos de uso, que en criterio de Adalberto Chiavenato, las
personas son:
Más allá de las motivaciones que todavía existen para considerar a las personas como
recursos humanos, el que se incorpore lo humano como adjetivo al sustantivo recurso,
no justifica que las personas sean recursos humanos. Ya se dijo, con las personas se es,
con los recursos se tienen y utilizan. Entonces, si las personas no son recursos humanos,
lo más próximo es que son seres humanos, y como tales tienen conocimientos, edad,
experiencia, motivaciones, iniciativa, entre otros, que son sus recursos de naturaleza
humana.
6
Idem.; Gestión del Talento Humano. Mc. Graw. Hill, Colombia, 2002, Pg. 9
Entre las características se pueden mencionar lo siguiente:
Los Recursos Humanos son aquellas capacidades que las personas tienen o pueden
tener para realizar actividades específicas en el trabajo, en tanto su aplicación les
permita cubrir sus expectativas y necesidades.
Los Recursos Humanos definen competencias específicas que una persona tiene para
desarrollar con éxito determinadas actividades de trabajo. Por tanto, las competencias
se manifiestan en el comportamiento de las personas al traducirse en la energía
esencial producto de la aplicación de los recursos humanos que son intangibles, y
que además no son de propiedad de los empresarios como de la empresa.
Más allá de cualquier moda administrativa o mutación semántica que pueda justificar la
aplicación de nuevos términos para denominar la función organizacional
correspondiente al área de los recursos humanos, denominaciones como:
Administración de Recursos Humanos, Gestión de Recursos Humanos, Gestión del
Talento Humano, Gestión del Capital Humano, etc., parecen debelar una clara tendencia
a sustituir el término administración por gestión.
Esta tendencia corre pareja con las nuevas corrientes de pensamiento y paradigmas de
administración, aunque ya el término gestión fue empleado allá por los años cincuenta
por Peter Drucker, al advertir que las organizaciones del futuro podrán sobrevivir, si
mantienen líderes con capacidad para innovar e introducir cambios, específicamente
líderes capaces de gestionar. A pesar de ello, la aplicación del término gestión parece
todavía responder a una intención simple de sinonimizar su significado con el de
administración. Sin embargo, en el contexto actual utilizar como sinónimos los términos
gestión y administración, podría no ser consistente y además poco convincente, si no
hay un cambio de actitud por parte de los que fungen el papel de gerentes
(administradores), y sobre todo, un cambio en la manera de pensar sobre el personal que
dirigen, en las prácticas, en los métodos y técnicas que se emplean para relacionarse con
la gente, ya que en tiempos de cambio y de alta competitividad, como nos toca en la
actualidad vivir, es más difícil hacer que el personal pueda estar comprometido y dar
más de sí mismo. Por tanto, si no se destierran aquellas formas tradicionales de
administrar personal y se apliquen nuevas formas o estilos de administración, pero con
énfasis a generar condiciones y oportunidades (gestión) reales que permitan capitalizar
los recursos humanos del personal en las empresas, es posible desarrollar el
compromiso y la capacidad de innovación del personal para la creación de valores
intangibles al cliente.
Así pues, la palabra gestión proviene de “gestus”, una palabra latina que significa:
actitud, gesto, movimiento del cuerpo. En realidad, este significado implica aquella
manifestación o exteriorización, que el ser humano realiza a través de gestos,
movimientos, posturas corporales y también a través del lenguaje oral (opiniones).
El énfasis que este tipo de exteriorización pone en las posturas, movimientos y actitudes
vividas y expresadas por el ser humano, hace que tengan un alto contenido cultural.
Por otra parte, “gestus” se deriva de otra palabra latina: “gerere”, cuyos significados
implican: llevar a cabo, hacer diligencias para desarrollar procesos productivos o hacer
que las cosas funcionen, conducir una acción o un grupo, ejecutar, etc.
Por consiguiente, de acuerdo a este rastreo etimológico del origen de la palabra gestión,
es posible precisar dos características conceptuales que hacen diferente el significado de
hacer gestión respecto a administrar:
Primero: La palabra gestión tiene un carácter activo, donde como verbo (gestionar)
implica acción, hasta aquí igual que administrar, pero en el caso de gestión está
estrechamente ligada al “cambio” a la “estrategia” ya que su aplicación en el ámbito
empresarial, y en mercados altamente competitivos, tiene un significado que implica
una aproximación más a las acciones de carácter proactiva, con énfasis en el liderazgo
situacional7, en la búsqueda continua de fuentes de competitividad basados en la
creatividad, innovación, pero fundamentalmente con énfasis a promover y desarrollar
escenarios de compromiso conducentes a la puesta en práctica y desarrollo de las
capacidades del personal, para obtener resultados superiores de la empresa.
7
Liderazgo que se basa en la premisa de que todos los estilos de liderazgo pueden ser efectivos o
inefectivos, por lo que depende de la situación donde se la aplica.
Entonces, gestionar como verbo no es exclusivamente administrar, mucho menos
conducir (en sus sentidos autocrático, carismático, paternalista, entre otros más).
Tampoco es algo que siga la lógica de las “recetas”. Pensar en y hacer gestión es un
desafío de cada momento, del día a día. Es reconocer que las coordenadas de las
realidades en las que nos movemos están en constante cambio, sobre las que somos
como individuos o como miembros de las organizaciones participes de esas
transformaciones, de los escenarios sociales dentro de los cuales actuamos. Por tanto,
gestión puede ser entendida algo así como estilo de administración, es decir, una suerte
de acción creativa, más no repetitiva o meramente estructurada de acuerdo a recetas
importadas.
Por otra parte, gestionar implica articular procesos y resultados colectivos basados en
los conceptos de corresponsabilidad, compromiso y cogestión, en contraposición a la
clásica manera de administrar con visión empresarial economicista, eficientista y
formalista, pero además basado en el miedo.
Gestionar es hacer posible un rumbo y alcanzar una meta en medio de las dificultades y
de la imprevisibilidad de los acontecimientos. No se trata de soslayar las dificultades o
de silenciar los conflictos, sino de crear alternativas viables para desarrollar esfuerzos
sinérgicos en el proceso creación de valores a los clientes.
Si aplicamos estos conceptos al área de personal, no cabe duda que sea imperativo
cambiar el estilo de administración, toda vez que la tendencia actual es considerar que la
fuente potencial y estratégico que las organizaciones o empresas tienen para generar
ventajas competitivas, están en los recursos humanos de su personal. Por tanto, para ser
coherente con los conceptos anteriores, este cambio significa transitar de aquel estilo
tradicional de administración basado en el miedo, cuyas prácticas son de naturaleza
autoritaria, burocrática, formalista, eficientista, etc., a otro que esté basado en el
desarrollo del compromiso, la creatividad, la productividad y la no desmotivación. Pero
este cambio, no significa seguir la lógica de estar a la moda, significa cambiar
conceptos, valores, actitudes y conductas de todos los que asumen la responsabilidad de
administrar personas, donde además, en un entorno de alta competitividad y dinámico a
la vez, es necesario generar procesos y resultados colectivos, que es propio de aquello
que significa hacer gestión. Por todo esto, resulta más coherente aplicar la
denominación de gestión de recursos humanos en lugar de administración de recursos
humano.
Reconocer por convicción que las personas no son Recursos, son sujetos de
derecho que tienen Recursos de Naturaleza Humana.
Finalmente, como gestión no es una disciplina, sino una manera o estilo diferente de
administrar empresas con personas, y como tal, es una función, un proceso y una
responsabilidad que la línea jerárquica tiene en aplicar medidas, métodos, técnicas y
tomar decisiones dirigidos a generar condiciones y escenarios de participación e
involucramiento del personal en los procesos de provisión, aplicación, evaluación y
desarrollo de recursos humanos del personal, con la finalidad de que las empresas
puedan contar y mantener personal con capacidades, y sobre todo, comprometidos con
la empresa, con su trabajo, con sus compañeros de trabajo, etc., en la creación continua
de valores al cliente.
Como las empresas requieren personal y las personas de las empresas, no es exagerado
afirmar que todas las empresas necesitan seleccionar y contratar personal, entrenarlos
y/o capacitarlos, como también realizar evaluaciones del desempeño, entre otras
funciones más, de ahí que las funciones que tienen que ver con la provisión, aplicación,
evaluación, mantenimiento y desarrollo de recursos humanos son aplicables, no
solamente en las empresas grandes, sino también en el sector de las pequeñas empresas,
aunque seguramente pueda parecer algo exagerado, claro que sí, pero en tanto las
propuestas o planteamientos de estas funciones como también las técnicas que se vayan
a utilizar, no sean de carácter esencialmente prescriptivo y formalista 8, la aplicación de
estas funciones en el sector de las micro y pequeñas empresas, no solo pueden ser
efectivas, sino también económicamente sostenibles.
De ser así: ¿Cómo y bajo qué criterios son aplicables en el sector de las pequeñas
empresas?
Estas empresas, para satisfacer las expectativas de sus clientes y mantener la fidelidad
de los mismos, necesitan producir y comercializar productos de calidad, que para esto,
más allá de los recursos y medios materiales y económicos que son importantes y se
necesitan, también se necesitan capacidades humanas que se debe proveer, ya sea vía
selección y contratación de personal de nuevo ingreso o vía formación y desarrollo.
Debido a que el mercado de trabajo está a nivel general en una situación de demanda, es
posible que la provisión de capacidades humanas no revista ser muy difícil en las
empresas, por cuanto en situaciones donde la demanda de trabajo es mayor de lo que las
empresas ofertan, no se necesita destinar muchos esfuerzos y recursos para comunicar,
atraer candidatos, seleccionar y contratar al candidato con las capacidades requeridas
(personal de nuevo ingreso), pero desarrollar y mantener la fidelidad del personal,
8
Términos que corresponden al planteamiento de técnicas y modelos de solución de problemas
basados estrictamente en la lógica de las recetas
posiblemente sea uno de los desafíos difícil de alcanzar en las empresas, mucho más
cuando el mercado es altamente competitivo y además fragmentado, es decir, en
mercados donde existen muchas empresas generalmente pequeñas y medianas empresas
compitiendo en un mismo sector, donde además ya no es fácil competir en base a
precios, por lo que las posibilidades que las empresas tienen para poder mantener o
mejorar su cuota de participación en este tipo de mercados, necesitan producir
productos personalizados y de alta variedad, y esto supone necesariamente que sus
sistemas de producción sean flexibles, pero sobre todo sean capaces de operar con
equipos humanos comprometidos y que tengan capacidades también flexibles. Por lo
tanto, este desafío da lugar a que se deba aplicar funciones de selección, aplicación,
desarrollo y mantenimiento9 o de retención del personal, pero en este caso, con énfasis a
generar condiciones motivacionales aplicables al desarrollo y mantenimiento de la
fidelidad del personal que es productivo.
En consecuencia, son los jefes de línea quienes tienen esa responsabilidad de generar
(gestión) condiciones que permitan desarrollar y fortalecer el aporte responsable y
creativo del personal que dirigen en la creación de valores al cliente, y por ende en la
productividad y competitividad de la empresa.
9
Corresponde a todas aquellas funciones dirigidas a prever una alta rotación del personal.
Ahora bien, las funciones que corresponden al proceso de gestión de recursos humanos
están aquellas que son de naturaleza estratégica y otras que son básicamente operativas,
las mismas que se detallan en los puntos siguientes
Las funciones estratégicas son las que en sentido estricto del significado de la palabra
gestión, corresponden a las funciones vinculadas con la generación de condiciones,
oportunidades y propuestas de valor, siendo las mismas aquellas que se aplican para
atraer, retener y no desmotivar al personal de nuevo ingreso, como también a los que ya
están integrados en la empresa, y por lo visto, son funciones que tienen un impacto
organizacional de largo plazo y de elevada importancia para la creación de valores al
cliente. Se trata de funciones de responsabilidad compartida por todos y cada uno de los
jefes de la línea jerárquica en la generación de capacidades de cambio y manejo
proactivo de las fuentes de competitividad basada en los Recursos Humanos de las
personas.
1. Funciones de provisión
2. Funciones de organización y aplicación
3. Funciones de mantenimiento y control
4. Funciones de formación y desarrollo
Funciones de provisión
Otra función que tiene que ver con la provisión de recursos humanos es la función
denominada admisión y empleo, función que corresponde, por una parte, al proceso de
análisis, diseño y aplicación de medios y procedimientos necesarios para comunicar la
existencia de puesto(s) vacante(s) y convencer a posibles candidatos reales o potenciales
que forman parte del mercado de recursos humanos, y que es conocido más como
proceso de reclutamiento. Por otra parte, admisión y empleo es una función que
comprende la selección de los candidatos que en fase de reclutamiento se haya logrado
convencer a postular para ocupar el cargo vacante. Selección significa aplicar procesos
de valoración de las capacidades de los postulantes, para luego proceder con la decisión
de elegir a la persona(s) que más se adecuen a las exigencias (en términos de
capacidades) previstas para cubrir el puesto vacante en la empresa10.
Las empresas para ser competitivas necesitan tener la capacidad de poder fidelizar a sus
clientes externos, pero esto: ¿Sera posible sin la participación activa del personal en el
10
La selección de personal es proactiva cuando como proceso busca elegir no solo al más adecuado
para el cargo, sino a la persona que es más adecuado a las posibles capacidades que se pueden requerir
en la empresa.
proceso de producción11? Definitivamente no. Si bien la tecnología y la automatización
de los equipos y maquinas hacen posible a que se puedan producir productos de calidad,
en este caso la calidad solo es de consistencia, es decir, que se cumple lo que el cliente
puede encontrar en el producto aquellos atributos y características como se las oferta,
mas no la calidad que tiene que ver con el cumplimiento y resolución de lo imprevisto,
la misma que pasa por concretar atributos cualitativos en el producto a través de la
participación activa y relacionamiento del personal con el cliente, donde la atención
personalizada, rapidez, disponibilidad, etc., son atributos potenciales que generan valor
adicional a los clientes y además su fidelización.
Como el desempeño del personal en el trabajo, sea este exitoso o no, está condicionado
al estado de satisfacción que pueden experimentar por ciertas condiciones y situaciones
específicas que dan lugar las funciones que se realizan en cada uno de los puestos de
trabajo, el análisis y diseño de los contenido y alcance de los puestos, no se pueden
realizar sin considerar la carga motivacional que deberían tener los puestos. Sin
embargo, el poder motivacional que puede tener un puesto de trabajo, depende también
de quién o quienes lo ocupen, por tanto, el poder motivacional será mayor si existe
coincidencia entre las capacidades que tiene el personal con las capacidades que se
necesitan para el desempeño éxito en el puesto, y sobre todo, si coinciden las
expectativas del personal con la proposición de valor que oferta la empresa.
Por lo visto, la aplicación efectiva de los recursos humanos del personal está en función
a la satisfacción que le generan las funciones que realizan, pero además del cómo y con
quien o con quienes realiza su trabajo, razón por la que es importante la aplicación de
aquellos principios básicos que rigen el proceso de gestión de recursos humanos, como
ser la adecuación de la persona al puesto, del puesto a la persona y la adecuación de
persona a persona, cuya manifestación real de la aplicación o no de estos principios en
la empresa, está precisamente en las funciones de organización y aplicación de recursos
humanos.
11
Se define al proceso de producción al conjunto ordenado de actividades (operaciones) que se realizan
en una empresa para producir bienes y/o servicios.
Analizar la estructura de factores motivacionales dominantes percibidos por el
personal. (intrínsecos, extrínsecos y trascendentes)
Funciones de mantenimiento
Con esta función se busca dotar a los trabajadores o empleados de los conocimientos y
habilidades que sean necesarios para alcanzar los objetivos de la empresa, pero sobre
todo, se busca desarrollar actitudes de compromiso del personal para crear valores al
cliente. Cuando el proceso busca dotar conocimientos, habilidades y experiencias en
función de un puesto actual corresponde al concepto de formación, función que a su vez
se divide en capacitación y adiestramiento, pero cuando se pretende cambiar actitudes, y
además, en función de un puesto futuro, se habla de desarrollo.
El proceso implica:
Detectar las necesidades de formación
Diseñar un programa de formación
Implementar el programa
Evaluar el programa
Desde que un trabajador es contratado por una empresa hasta que finaliza su relación
laboral con la misma, hay que generar una importante cantidad documentación y
trámites legales de registro ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social,
tales como llevar registros de control de asistencia del personal y presentar al Ministerio
de Trabajo, Empleo y Previsión Social los registros de asistencia de sus trabajadores, el
tiempo de trabajo que realicen, pero además estableciendo el cómputo de horas
extraordinarias que constituye ser una obligación que todo empleador tiene en las
empresas legalmente establecidas en el país.
Por otra parte, corresponde ser una función operativa el registro del libro de accidentes
de trabajo, la homologación de los convenios colectivos de incremento salarial, la
elaboración, presentación y visado (Ministerio de Trabajo) de finiquitos de trabajo a fin
de evitar la imposición de sanciones por infracción a leyes sociales.
En todo caso, las funciones operativas que se han descrito no pretenden agotar la
existencia de otras funciones más, ya que es posible que las empresa puedan establecer
funciones administrativas específicas y necesarias para fines de control, registro de
datos y manejo de información y desarrollo de programas de responsabilidad social.
(Figura 1.1)
ESTRUCTURA DE EMPRESA SIN UNIDAD
DE PERSONAL
G. GRAL
FUNCIONES PROPIAS DE
FUNCIONES PROPIAS LA UNIDAD
DE LA UNIDAD
DE ADMINISTRACION
+
FUNCIONES OPERATIVAS
FUNCIONES OPERATIVAS
Control y registro de asistencia
Programacion de vacaciones
Elab. de
Elab. de planillas
planillas salariales
salariales
Etc.
(Figura 1.2)
ESTRUCTURA DE EMPRESA CON UNIDAD
DE PERSONAL
G. GRAL
FUNCIONES ESTRATEGICAS
FUNCIONES ESTRATEGICAS
TECNICAS
TECNICAS
Descripción de puestos
Planificación de RR.HH.
Entrenamiento.
Admisión yy empleo
Admisión empleo
Eval. de
Eval. desempeño.
de desempeño.
.......Etc.
+
FUNCIONES OPERATIVAS
FUNCIONES OPERATIVAS
Control y registro de asistencia
Programacion de
Programacion de vacaciones
vacaciones
Elab. de planillas salariales
Etc.
Total:
Cuando se pone en manos de una empresa externa todas las funciones del área de
recursos humanos. Por lo general, este grado de outsourcing es más costoso
inicialmente. Sin embargo, a lo largo del tiempo, liberar recursos para las áreas
estratégicas del negocio puede generar mayor eficiencia y rentabilidad en la operativa.
Parcial:
Cuando se delegan en una empresa externa algunas funciones que la empresa no puede
cubrir o decide no atender por motivos estratégicos. Por ejemplo, la selección de
personal o la capacitación en determinados temas.
No obstante a que la tercerización de las funciones del área de personal pueda ser más
económica y conveniente para las empresas, también tiene ciertos inconvenientes o
desventajas que son necesarios tomar en cuenta para decidir en favor o no de esta
opción. Entre los inconvenientes más comunes son:
(Figura 1.3)
ESTRUCTURA DE EMPRESA SIN UNIDAD DE PERSONAL
G.GRAL
Subcontratación
Asesoria legal
Nóminas y seguros sociales
Evaluación de cargos
Evaluación de desempeño
Seguridad ocupacional
Etc.
Así como puede ser conveniente tercerizar las funciones de administración de personal
en las empresas grandes y medianas, mucho más puede ser para las MyPEs, y no tanto
porque sea económicamente insostenible tener una unidad de personal debido a la
capacidad económica que tienen estas empresas, por cuanto así como las empresas
grandes y medianas necesitan personal con recursos humanos y tienen problemas de
aplicar, mantener, formar y desarrollar recursos humanos, las MyPEs también necesitan
personal con recursos humanos y los problemas son similares, pero con la diferencia de
que los problemas al ser proporcional al tamaño de las mismas, las técnicas,
procedimientos, estrategias, etc., no pueden ser necesariamente las mismas que se
necesitan y son aplicables en las empresas grandes.
Por todo esto, no es una exageración sostener que la tercerización de las funciones de
administración de personal sea una opción viable para el sector de la micro y pequeña
empresa, específicamente cuando la gerencia de estas empresas requiera apoyo técnico
para incorporar, desarrollar y mantener personal productivo, y sobre todo personal
capaz de agregar valores al cliente y a la empresa.