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Manuscrito

Voynich
manuscrito ilustrado no descifrado

El manuscrito Voynich es un libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito por


un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible. Su
nombre proviene del comerciante de libros antiguos Wilfrid M. Voynich (1865-1930),
quien lo adquirió en 1912. Actualmente se conserva en la Biblioteca Beinecke de
libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale como MS 408.
Manuscrito Voynich

Idioma Voynichés

Fecha de publicación 1404 y 1438

Páginas 272

La datación por carbono 14 ha determinado que el pergamino en el cual está escrito


fue fabricado entre 1404 y 1438. El análisis estilístico, tanto de la escritura como de
las ilustraciones, ha corroborado su origen en el siglo XV y la procedencia de algún
país de Europa Central, posiblemente Alemania o el norte de Italia. Se cree que el
emperador Rodolfo II del Sacro Imperio (1555-1612) pagó 600 ducados de oro por
él, aunque no existe registro de tal operación, y es seguro que el manuscrito pasó a
uno de sus consejeros, el médico y farmacéutico Jacobus de Tepenec, cuya firma es
débilmente visible en el primer folio. Desde entonces estuvo en varias manos hasta
acabar en la biblioteca del Colegio Romano. Allí permaneció más de dos siglos,
cuando en 1912 la colección que lo incluía fue adquirida por el Wilfrid Voynich.

El manuscrito consta actualmente de unas 240 páginas, algunas de ellas hojas


plegables de distintos tamaños. Las ilustraciones que pueblan la mayoría de las
páginas incluyen plantas y hierbas, contenedores farmacéuticos, diagramas
astronómicos y zodiacales y extraños sistemas de tuberías y bañeras poblados por
figuras femeninas desnudas. El «idioma» en que está escrito, llamado voynichés,
obedece la Ley de Zipf al igual que otros lenguajes humanos, pero se distingue de la
mayoría de ellos por una entropía anormalmente baja, efecto de un conjunto de
regularidades que hacen que la combinación entre los caracteres sea muy
predecible.

El manuscrito Voynich ha sido estudiado por muchos criptógrafos profesionales,


lingüistas y aficionados, incluidos descifradores de códigos estadounidenses y
británicos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Las hipótesis sugeridas
abarcan desde un idioma o dialecto desconocido, algún cifrado sofisticado o un
engaño sin sentido. Ninguna de las muchas soluciones reclamadas han sido
verificadas de forma independiente y el manuscrito continúa sin descifrar. El
misterio de su significado y origen ha excitado el imaginario popular, convirtiéndolo
en objeto de estudio y especulación.

Codicología

Descripción general

El manuscrito Voynich es un códice de vitela de 225 x 160 mm y 5 cm de grosor.[1] ​


Tiene una portada hecha de pergamino de piel de cabra que data de los siglos XVIII-
XIX, muy probablemente colocada por los jesuitas del Colegio Romano de Roma en
reemplazo de una cubierta anterior.[1] [2]
​ ​Ciertos indicios, como los agujeros de
gusano, hacen creer que la encuadernación original estaba hecha de madera y
cubierta con un cuero curtido.[3] ​Las correas de cuero se agregaron en la década de
1960 para estabilizar la unión y se pegaron encima de las viejas, tal vez originales,
fabricadas con algún tipo de fibra.[1] ​

El amanuense escribió sobre una vitela preparada cuidosamente, aunque ciertos


defectos como contornos concávos, agujeros (algunos de ellos cosidos) y marcas
de estiramiento son visibles.[3] ​Los análisis realizados bajo microscopio en 2009 y
las imágenes multiespectrales tomadas en 2014 concluyeron que no hay signos de
borrado de escritura anterior, por lo que el manuscrito no puede tratarse de un
palimpsesto.[3] ​

El manuscrito actualmente consta de 102 folios organizados en 18 quires.[1] ​Varios


bifolios son más grandes de lo habitual, con pliegues adicionales y, por tanto, más
de las cuatro páginas usuales, y se los conoce como «desplegables». Estos
desplegables tienen diferentes dimensiones, con anchos de los bifolios
correspondientes que van de tres a cinco páginas (en lugar de dos). Además, hay un
bifolio de cerca de 45 x 45 cm que tiene un pliegue horizontal adicional.

Cada folio tiene un número de folio en la esquina superior derecha, con la


numeración del 1 al 116, mientras que las marcas de quire están numeradas
siempre en la esquina inferior derecha del reverso del último folio de cada
cuadernillo, excepto en los quires 9 y 20, y se indican con un número arábigo
seguido de un 9 para el latín -us y, a veces, una 'm' entre ellos.[1] [4]
​ ​Es seguro que los
números de folio y los números de quire fueron agregados por diferentes personas,
entre los siglos XV y XVI-XVII, y antes de que varios folios y quires se extraviasen.

Imágenes

Detalle de la numeración de folio (f53r)

Detalle de la numeración del primer quire (f8v)


 

Amplíe la imagen para ver las marcas de estiramiento en la parte superior del f44r

Folios faltantes

Faltan un total de 14 folios en el manuscrito: tres bifolios (ff. 59-64) que deberían
haber estado en el centro del quire 8, dos (ff. 109-110) que estaban en el centro del
quire 20, dos más (ff. 91-92 y 97-98) que constituían, respectivamente, los quires 16
y 18 y, por últimos, dos folios individuales que fueron arrancados después de la
encuadernación (ff. 12 y 74).[1] [4]
​ ​Los huecos en la numeración de los folios y quires
indican que la misma se agregó cuando los folios faltantes aún estaban disponibles.

El orden actual del manuscrito

Folio 32r del manuscrito, sección herbaria. El número de folio es visible en la esquina superior derecha.

Hay razones fuertes para creer que el orden actual de folios y quires es diferente al
orden original, entre ellas:[3] [4]
​ ​
Folios correspondientes a diferentes secciones del manuscrito parecen
mezclados. Por ejemplo, los tres bifolios de la sección farmacéutica se distribuyen
en dos quires separados (15 y 19).

Bifolios de la sección herbaria con una caligrafía diferente y diferente estadísticas


de texto están distribuidos arbitrariamente, como si no fuera intencional.

En la sección biológica, el bifolio que consta de los folios 78v y 81r juntos forman
un diseño integrado con agua fluyendo de un folio al otro, pero esto solo podría ser
visible si la foliación original fuese distinta a la actual.

Glen Claston ha notado que la sección biológica podría constar de dos temas
diferentes y, por ende, debería haber formado dos quires separados en lugar de
uno.

La marca de numeración del quire 9 no está en el lugar usual y parece haber


espacios de costura de una encuadernación anterior en uno de los pliegues
desplegables. Suponiendo que este debería haber sido el pliegue de
encuadernación original, el número de quire caería en su lugar correcto.

Reconstrucción de su historia codicológica

René Zandbergen ha sugerido una reconstrucción tentativa de la historia


codicológica del manuscrito:[4] ​

1. Se prepararon todos los bifolios, primero dibujando los contornos de las


ilustraciones y luego agregando el texto.

2. El orden planeado de los bifolios se alteró de alguna manera.

3. Primero se enumeraron los cuadernos y luego los folios. Aquí pudo haber una
primera encuadernación.

4. El manuscrito fue desmontado de su encuadernación y se agregó la pintura. En


este proceso seis bifolios se perdieron.

5. Algún tiempo después, los folios 12 y 74 fueron recortados.

Historia y propietarios del manuscrito

Historia temprana: época y lugar de composición


 

Castillo del folio desplegable de los rosetones. Su estilo de construcción podría indicar que el manuscrito
fue producido en el norte de Italia.

En 2009, el análisis de datación por radiocarbono de cuatro muestras del manuscrito


(de los folios 8, 26, 47 y 68) reveló que el pergamino en que fue escrito data de entre
1404 y 1438 con un 95% de probabilidad.[5] ​Esto invalida definitivamente la teoría,
sostenida por los primeros investigadores de Voynich y luego deshechada, de que
su autor fuera el científico inglés Roger Bacon, muerto en 1294. Su procedencia de
la primera mitad del siglo XV ya había sido señalada por el reconocido historiador
del arte Erwin Panofsky en 1932 en base a un análisis de las ilustraciones.[6] ​
Panofsky también concluyó que había sido escrito en la «esquina suroeste de
Europa: España, Portugal, Cataluña o Provenza; pero muy probablemente en
España», detectando ciertas influencias judeo-árabes y holandesas. Sin embargo,
cuando en 1954 se le volvió a preguntar sobre la cuestión, su respuesta fue que el
manuscrito se produjo en Alemania. A favor de la teoría de procedencia alemana
está la representación del ciclo del zodíaco, con ilustraciones similares que pueden
rastrearse en manuscritos alemanes del siglo XV, y la denominada «escritura
extraña» (anotaciones realizadas con caracteres latinos, aunque es muy probable
que pertenezcan a un propietario posterior).[3] ​Por otro lado, un historiador moderno
de la botánica, Sergio Toresella, reconoce un estilo italiano en la caligrafía y los
dibujos de hierbas, opinión también compartida por el historiador Alain Touwaide. A
favor de la influencia italiana se esgrime el castillo de almenas de golondrina, o
gibelinas, dibujado en la llamada «página de rosetas» del manuscrito. Este estilo
arquitectónico domina el norte de Italia y está asociado con la familia Scaliger, en la
región alrededor de Verona, desde el siglo XIV en adelante. Ambas teorías de
procedencia no son necesariamente excluyentes. Para René Zandbergen, el origen
del manuscrito bien podría ser calificado de «alpino», con una mezcla de influencias
italianas y alemanas.[3] ​El catálogo de Beinecke se limita a señalar que fue escrito
en Europa Central.[7] ​

La compra por Rodolfo II

El científico Johannes Marcus Marci, en una carta fechada en 1665 y de la que luego
se hablará, indica que el emperador Rodolfo II de Habsburgo compró el manuscrito
por una suma de 600 ducados.[8] ​Esta información la había obtenido de Raphael
Mnišovský, un personaje interesado en la alquimia y en la escritura secreta que fue
maestro del futuro emperador Fernando de Habsburgo. No se ha encontrado
registro de esta transacción en los libros de contabilidad resumidos de las cuentas
de la corte de Rodolfo II. Las afirmaciones que hacen a John Dee o a su socio
Edward Kelley los vendedores del manuscrito deben descartarse como una
ocurrencia imaginativa de Wilfrid Voynich, sin ningún fundamento real.[8] ​En
cualquier caso, es posible que la suma monetaria mencionada por Marci se haya
pagado por un conjunto más grande de libros, entre los que el manuscrito Voynich
pudo estar incluido.

Jacobus de Tepenec

Grabado de 1722 que representa a Jacobus Horčický de Tepenec, primer propietario seguro del
manuscrito.
El primer propietario seguro del manuscrito es el químico y farmacéutico Jacobus
Horčický de Tepenec.[8] ​En 1608 Jacobus curó de una grave enfermedad a Rodolfo
II y éste, en recompensa, lo elevó a la nobleza menor y le permitió llamarse a sí
mismo «de Tepenec». Su firma en el margen inferior del primer folio se ha
desvanecido y solo es visible bajo luz ultravioleta, pero debe ser posterior a su
ennoblecimiento. Quizás el manuscrito le fue concedido con la esperanza de que
pudiera descifrarlo o bien decidió tomarlo por su cuenta en concepto de pago de la
sustanciosa deuda que el emperador tenía con él. A su muerte, en 1622, Jacobus
dejó todas sus pertencias a los jesuitas en Praga y Melnik, pero para entonces
parece que el manuscrito ya no estaba en sus manos.

George Barschius

Una carta de George Barschius, del 21 de abril de 1639, revela que él era de hecho el
propietario del manuscrito.[8] [9]
​ ​Año y medio antes le había enviado al jesuita
Athanasius Kircher una transcripción parcial del mismo, confiando en que él podría
traducirlo.[8] ​Su descripción del manuscrito es muy breve:

Por las imágenes de hierbas, de las cuales hay muchas en el códice, y


de imágenes variadas, estrellas y otras cosas que tienen la
apariencia de simbolismo químico, supongo que todo es médico.

Carta de George Barschius a Athanasius Kircher, 21 de abril de


1639.[9] ​

Barschius trabajó como relator de la corte hasta 1646 y, a su muerte, dejó a su


amigo Marci toda su colección alquímica y biblioteca, incluyendo el manuscrito.

Johannes Marcus Marci

Johannes Marci Marci (1595-1667) estuvo interesado por el manuscrito muchos


años antes de que cayese en sus manos, cuando Mnišovský todavía estaba vivo y
Barschius era su propietario.[8] ​El 19 de agosto de 1665 lo envió a su amigo
Athanasius Kircher para que lo descifrara, junto con un carta para él y las notas de
sus propios intentos de traducción (que no se han conservado).[9] ​Murió en abril de
1667.
Athanasius Kircher

Athanasius Kircher a los 53 años de edad. Grabado de Cornelis Bloemaert, 1655.

Athanasius Kircher nació en 1601 o 1602 en Alemania y, después de algunos viajes


aventureros, llegó a Roma en 1635, donde permanecería hasta su muerte en el
Colegio Romano.[8] ​Se conserva una carta suya del 12 de marzo de 1639 dirigida a
Theodor Moretus, agente de quien por entonces era propietario del manuscrito,
George Barschius.[9] ​Kircher comenta que no tuvo éxito en descifrar el «libro lleno de
esteganografía misteriosa» que había recibido, pero tal vez podría hacerlo más
adelante. Esta es la referencia del manuscrito Voynich más antigua que se
conoce:[6] ​

En cuanto al libro lleno de algún tipo de esteganografía misteriosa


que adjuntaste a tu carta, lo he mirado y he llegado a la conclusión
de que requiere aplicación en lugar de comprensión en su
solucionador. Puedo recordar haber resuelto muchos escritos de este
tipo cuando se presentó la ocasión, y el picor de mi mente
trabajando habría probado algunas ideas si tan solo muchas tareas
muy urgentes no me alejaran de un trabajo inadecuado de este tipo.
Sin embargo, cuando tenga más tiempo libre y pueda aprovechar un
momento más adecuado, espero intentar solucionarlo cuando el
estado de ánimo y la inspiración me lleven.

Finalmente, puedo hacerle saber que la otra hoja que parecía estar
escrita en la misma escritura desconocida está impresa en el idioma
ilirio en la escritura comúnmente llamada San Jerónimo, y usan la
misma escritura aquí en Roma para imprimir misales y otros textos
sagrados. libros en lengua iliria.
Carta de Athanasius Kircher a Theodor Moretus, 12 de marzo de
1639.[9] ​

El Colegio Romano y su museo

En 1651 se donó a los jesuitas del Colegio Romano una colección de artículos varios
y Kircher fue elegido para regentarla.[8] [10]
​ ​Después de 1702 el nuevo custodio de la
colección, Filippo Buonannise, se refería a una de las habitaciones del museo como
«una sala llena de manuscritos, en parte antiguos y en pergamino, libros en varios
idiomas, [etc.]». Todo indica que el manuscrito Voynich debió estar entre los libros
de Kircher que se trasladaron a este incipiente museo y que, algún momento entre
1824 y 1870, los jesuitas reemplazaron su cubierta de madera por estar infestada
con gusanos, tal como se hizo con un gran número de manuscritos de la
biblioteca.[10] ​

Al menos tres colecciones de la parte principal de la biblioteca del Colegio Romano


se salvaron de la confiscación de Víctor Manuel II de Italia, el 20 de octubre de 1873,
y es casi seguro que el manuscrito Voynich estuvo entre la segunda colección, más
pequeña, de manuscritos clásicos y humanistas bastante antiguos.[8] [10]
​ ​Muchos
ejemplares de esta y otra colección llevaban etiquetas mecanografiadas que las
identificaban como parte de la biblioteca privada de Petrus Beckx, quien como
superior general de la Compañía de Jesús había obtenido autorización del rey para
conservar una gran cantidad de libros del Colegio Romano. En 1903 los jesuitas
decidieron vender esta colección al Vaticano, pero la transacción no se completó
hasta 1912, cuando Wilfrid Voynich entró en escena.

Redescubrimiento por Wilfrid Voynich


 

Wilfrid Voynich hacia 1885.

Wilfrid Michael Voynich, nacido el 31 de octubre de 1865 en la actual Lituania, se


había convertido en un anticuario comerciante de libros después de dejar atrás su
pasado revolucionario en el círculo de exiliados rusos.[11] ​Publicó su primer
catálogo en 1898 y dos años después abrió una librería en Londres. A partir de
entonces se despertó su interés por los libros «desconocidos, perdidos o no
descritos». En 1908 adquirió una importante librería de anticuario en Florencia,
ciudad donde también estuvo trabajando el padre jesuita Joseph Strickland, ex
alumno del Colegio Mondragone. Gracias a la recomendación de Strickland, en 1911
o 1912 Voynich tuvo la oportunidad de adquirir una valiosa colección de alrededor
de 30 libros impresos y 380 manuscritos, almacenados muy probablemente en la
villa Mondragone de Frascati (Italia), pero con la única condición de mantener
absoluto secreto sobre este acuerdo.[8] [12]
​ ​Ello obligó a Wilfrid Voynich a inventar
otra historia sobre la fuente de los manuscritos y afirmar, en repetidas ocasiones,
que él mismo los había descubierto en unos cofres de un «antiguo castillo del sur de
Europa» o en Austria. La historia verdadera de la adquisición de esta importante
colección, en la cual estaba incluido el manuscrito Voynich, salió a la luz después de
la muerte de Voynich.

Después de vender algunos ejemplares, Voynich se llevó toda la colección a Londres


para mostrarla a potenciales compradores interesados. Se mudó a Estados Unidos
después de la Primera Guerra Mundial y organizó varias exposiciones mostrando
unos 280 de sus libros y manuscritos más valiosos. El «manuscrito cifrado de Roger
Bacon», como se lo conocía, fue presentado en 1921 en el Colegio de Médicos de
Filadelfia.

Después de la muerte de Voynich

Interior de la Biblioteca Beinecke, lugar que actualmente conserva el manuscrito Voynich.

Voynich murió en 1930 y, aproximadamente un año después, su esposa Ethel llevó


fotografías del manuscrito a Henri Hyvernat, profesor de la Universidad Católica de
Washington.[8] ​Tanto él como su asistente Theodore Petersen se sintieron
intrigados por él. Petersen guardó la copia durante un tiempo e hizo una
transcripción completa a mano. El manuscrito fue heredado por la amiga de Ethel y
secretaria de Voynich, Anne M. Nill, quien el 12 de julio de 1961 lo vendió al librero
neoyorquino Hans P. Kraus por una suma de 24.500 dólares. Sus intentos para
revenderlo por 160.000 dólares no prosperaron y, en 1969, Kraus donó el manuscrito
a la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Univesidad de Yale. En
1976 se realizó una primera copia en microfilm a pedido de Stephen Skinner. El
manuscrito fue digitalizado en color en 2004 y 2014 y las imágenes puestas a
disposición de forma gratuita en el sitio web de la Biblioteca Beinecke. Estuvo en
exhibición pública por primera vez desde la vida de Voynich entre el 10 de noviembre
de 2014 hasta el 26 de febrero de 2015, en la Biblioteca Folger Shakespeare de
Washington DC.

En diciembre de 2015, la editorial española Siloé, con sede en Burgos, fue elegida
por la Universidad de Yale para hacer una edición facsimilar del manuscrito.[13] ​El 3
de noviembre de 2017 Siloé anunció la culminación de la única réplica íntegra del
códice, del que se pusieron en circulación 898 ejemplares.[14] ​
El texto

Descripción general

El manuscrito fue escrito de arriba a abajo y de izquierda a derecha, generalmente


línea por línea, sin el uso de ninguna técnica para crear renglones rectos, aunque los
márgenes izquierdos tienden a estar bastante alineados.[15] ​El texto está
estructurado en párrafos cortos formados por grupos de caracteres separados
mediante espacios y rara vez presenta enmiendas o correcciones. El sistema de
escritura, que se analiza en el próximo apartado, no tiene precedentes en ningún
otro documento sobreviviente de la época.

Adicionalmente, los investigadores han llamado la atención sobre los siguientes


elementos:[15] ​

Etiquetas: palabras simples escritas cerca de las ilustraciones.[16] ​Suelen


acompañar a dibujos de hierbas, principalmente en la sección farmacéutica, a las
estrellas dibujadas en las páginas astronómicas y cosmológicas y a ciertos
elementos de la sección biológica. Dada su localización y singularidad, se ha
sugerido que las etiquetas proporcionan el nombre del objeto representado.

Secuencias de tipo clave: secuencias de caracteres únicos o palabras cortas que


se pueden encontrar en ciertos diagramas circulares y en los márgenes de
algunos folios.[17] ​

Títulos: secuencias de palabras centradas o justificadas hacia la derecha en la


última línea de un párrafo. El término fue acuñado por John Groove.

Escritura «extraña»: varios tipos diferentes de escritura adicional que se puede


encontrar en el manuscrito, a veces secuencias de palabras con caracteres
latinos.[18] ​Se analizan en una sección aparte.
Imágenes
 

Estrellas con sus respectivas etiquetas en el f68r2

Título en el f19v

Según Betty McKaig, el manuscrito está escrito en «una escritura bellamente


simétrica que se asemeja ligeramente a la escritura usada en Italia en el 1500».[19] ​
El herbolario Sergio Toresella también opina que la caligrafía es de una mano
humanista italiana del siglo XV y que todo el texto, aparentemente, fue escrito por
una misma persona.[15] ​Aunque con reservas, la suposición de una sola autoría
también era sostenida por Panofsky en 1954.[6] ​La ruptura llegó en la década de
1970, cuando Prescott Currier identificó al menos dos manos distintas, que llamó 1 y
2, escribiendo en dos dialectos diferenciados, A y B respectivamente.[15] [20]
​ ​En abril
de 2020 la medievalista Lisa Fagin Davis realizó un estudio más riguroso sobre
todas las páginas del manuscrito y encontró tres manos adicionales, llamadas 3, 4 y
5.[15] [21]
​ ​Salvo unas pocas excepciones, la división entre las diferentes manos es
esencialmente a lo largo de los bifolios.

Sistema de escritura
Si bien el sistema de escritura del manuscrito Voynich es escencialmente único,
muchos de los glifos guardan similitudes con formas escritas conocidas. Una parte
de ellos se asemejan a caracteres latinos (a, c, i, m, n, o), otros recuerdan a números
arábigos (2, 4, 8, 9) —cuyo uso se constata en una amplia variedad de códigos y
cifrados— o a ciertas abreviaturas de amanuense en uso durante la Edad
Media.[15] [19]
​ ​Unos pocos caracteres también se han asociado a símbolos
alquímicos,[22] ​aunque no es seguro que estos símbolos estuviesen en uso durante
la época en que se escribió el manuscrito.[15] ​Existe un conjunto particular de cuatro
glifos (transcriptos como f, k, p y t) que ascienden por encima de la altura habitual y,
por analogía, han recibido el nombre de «caracteres de horca». Estos glifos
predominan como iniciales de párrafos y a veces están adornados con bucles
adicionales.[23] ​También se detectan formas compuestas y ligaduras.[24] ​Más
intrigantes son las dos iniciales resaltadas en rojo en la primera página del
manuscrito (f1r), que no vuelven a aparecer en el texto. Uno de ellas es muy similar
al antiguo símbolo de Aries, omnipresente en los textos latinos sobre astrología y
astronomía y a veces utilizado como marcador de énfasis al inicio de un párrafo.[15] ​

La tarea de transcripción es particularmente problemática.[25] ​No siempre es fácil


decidir si dos glifos de aspecto muy similar son diferentes o simples variaciones
producidas por la escritura a mano o si ciertas «ligaduras» están destinadas a ser
caracteres individuales. Tampoco los espacios entre las palabras están claros en
todos los casos. Esta incertidumbre sobre lo que constituye un solo carácter en el
texto voynichés ha sido enfocada de distintas maneras por los alfabeto de
transcripción. El más difundido actualmente, el EVA o Alfabeto Europeo de Voynich,
distingue entre veintiséis caracteres básicos y casi una centena de glifos extraños
de aparición muy infrecuente o «bichos raros», generalmente resultado de adornos y
errores de trazado en glifos conocidos o de ligaduras entre ellos. En línea con las
limitaciones descritas, cabe aclarar que EVA fue diseñado para representar de
manera electrónica las formas que se ven en el manuscrito y permitir que el texto
transcripto sea pronunciable en gran medida, no para «hablar voynichés» ni para
identificar unidades semánticas o fonéticas.
 

Alfabeto EVA en su versión básica.

Estructura del «voynichés»

Las palabras tienen un promedio de cuatro o cinco caracteres de longitud.[16] ​Son


bastante raras las palabras de un solo carácter (ocurren principalmente con s e y) y
excepcionales las que tienen más de siete u ocho. La distribución de frecuencia de
un solo carácter en los alfabetos de transliteración más importantes no difiere
sustantivamente de la que exhiben idiomas europeos corrientes, aunque la caída en
la frecuencia parece ser un poco más pronunciada.[26] [27]
​ ​El texto también cumple
con la Ley de Zipf, que determina que si las palabras que se encuentran en un texto
se enumeran en función de su frecuencia y se clasifican en orden de frecuencia
decreciente, entonces el producto del rango y la frecuencia debe ser el mismo para
todas las palabras.[28] ​Esto acerca al voynichés a un lenguaje humano, pero no
garantiza necesariamente que el texto tenga significado.[28] ​

Una de las singularidades del voynichés es que la forma en que los glifos se
concatenan para formar palabras sigue un rígido conjunto de regularidades. Algunos
glifos aparecen de forma característica al principio, en la mitad o al final de las
palabras, y en ciertas secuencias preferidas.[16] [29]
​ ​Esto se refleja en los valores
fantásticamente bajos de entropía por glifo que exhibe el texto del manuscrito,
únicamente comparables a los de ciertas lenguas asiáticas, como el hawaiano y el
filipino.[26] [30]
​ ​Así, según explican Luke Lindemann y Claire Bowen en un trabajo
publicado en 2020, los caracteres del voynichés se combinan de manera
extremadamente predecible:

Esta discrepancia no es atribuible al sistema de transcripción


utilizado para codificar Voynich, aunque las decisiones sobre la
composicionalidad de las secuencias de glifos pueden tener un
efecto significativo sobre la entropía. Tampoco es el resultado de
abreviaturas académicas convencionales del período histórico o la
ausencia de vocales escritas. Más bien, es en gran parte el resultado
de caracteres comunes que están fuertemente restringidos a ciertas
posiciones dentro de la palabra. Voynichese se parece más a los
idiomas tonales escritos en la escritura latina y los idiomas con
inventarios silábicos relativamente limitados.

Luke Lindemann y Claire Bowen, Character Entropy in Modern and


Historical Texts: Comparison Metrics for an Undeciphered Manuscript
(2020), p. 37.[30] ​

La siguiente lista recoge varios de los patrones de preferencia aludidos:[26] [29]


​ ​

Los párrafos casi siempre comienzan con un glifo de horca (t, k, p, f). Además, la
mayoría de las apariciones de p y f ocurren en la primera línea, donde hay espacio
adicional. Rara vez una etiqueta inicia con un glifo de horca.

Las ligaduras cKh, cTh, cFh, cPh nunca aparecen como el glifo inicial de un párrafo
y casi nunca como inicial de una línea. Sin embargo, predominan al principio de las
palabras.

El glifo q casi siempre precede a o y la combinación generalmente se encuentra al


comienzo de una palabra.

El glifo y domina como último carácter de una palabra, generalmente precedido de


d.

Los glifos m y g ocupan mayormente el último carácter de una línea.

Existen muy pocas combinaciones de dobletes y tripletes, excepto ee, eee, ii, iii.

El investigador Jorge Stolfi descubrió una estructura subyacente a la forma en que


se combinan los glifos.[31] [32]
​ ​En efecto, la mayoría de las palabras del texto
constan de tres capas, «corteza» (prefijo), «manto» (raíz) y «núcleo» (sufijo), de las
cuales la primera y la tercera están formadas por lo que él llama «caracteres
suaves» y el manto por «caracteres duros». Bajo este modelo, las palabras pueden
descomponerse, con escasas excepciones, como prefijo + sufijo, prefijo + raíz, raíz +
sufijo o prefijo + raíz + sufijo.

Ciertas regularidades del voynichés caen bajo el paradigma de la «línea como


entidad funcional». Este concepto fue acuñado por Currier en base a las siguientes
observaciones:[26] ​
Los recuentos de frecuencia de los caracteres al comienzo y al final de las líneas
son marcadamente diferentes a los de otros lugares. Hay algunos caracteres que
pueden no aparecer inicialmente en una línea. Hay otros cuya ocurrencia es
aproximadamente una centésima parte de la esperada.

Los caracteres al final de una línea parecen «símbolos sin sentido» o «relleno».
Uno de los caracteres aparece la mayoría de las veces al final de la última palabra
de una línea.

Apenas hay un solo caso de repetición que pase del final de una línea al principio
de la siguiente.

Otra característica del voynichés es la repetibilidad. Una misma palabra puede


repetirse dos, tres o más veces consecutivas en una misma línea o en líneas
adyacentes, a veces con pequeños cambios de uno o dos caracteres.[26] [16]
​ ​

Imágenes

Detalle de una de las palabras repetidas en el f78r. En rojo, la palabra qokedy. En


amarillo, algunas de sus variantes como qokeedy, qoteedy o qotedy.

Existencia de dos o más dialectos

Prescott Currier notó diferencias estadísticas significativas entre las secciones


escritas por la mano 1 y por la mano 2 en la sección herbaria y llamó a estas
diferentes formas de voynichés como «Lengua A» y «Lengua B»,
respectivamente.[33] ​Análisis más recientes han confirmado las diferencias
señaladas por Currier.[34] ​Por ejemplo, las palabras de A tienden a ser más cortas
que las de B; si en B el sufijo dy abunda en las palabras más frecuentes, en A es casi
inexistente. Sin embargo, los dialectos A y B no son necesariamente homogéneos
internamente.[34] ​Palabras como cheol o terminadas -eol son mucho más comunes
en el A de la sección farmacéutica que en el A del herbario, donde cth es frecuente
como inicial de una palabra. Del mismo modo, la sección de recetas (lengua B)
parece estar compuesta por dos partes diferenciadas, principalmente, por la
frecuencia de aparición de la palabra qokeey.

Escritura adicional

En ciertas páginas del manuscrito se encuentran caracteres y cadenas de texto


aisladas —marginalia— cuyo análisis pormenorizado puede aportar datos
importantes sobre la procedencia del mismo:[15] ​

Algunas letras latinas y la palabra rot («rojo» en alemán) sobre las hojas, flores y
tallos de las plantas o cerca de ellas (folios 1v, 2r, 4r, 9v, 20r, 29r, 32r, 39v). Puesto
que la mayoría está dentro de los dibujos, y por lo menos en algunos casos debajo
de la pintura, es casi seguro que fueron escritos por el escriba original del
manuscrito, probablemente como indicaciones de color para el pintor.[3] ​

Letras a, b y c escritas en lápiz en los folios 67r2, 68r1, 2, 3, 70r1, 2 por un


propietario posterior del manuscrito, tal vez los jesuitas del Colegio Romano o
incluso el mismo Wilfrid Voynich.

Garabatos ilegibles, aunque similares, en los folios 66v y 86v3, y unos símbolos
aparentes en medio de una flor (f28v).

Los números del 1 al 5 a la izquierda de una secuencia vertical de caracteres


individuales, en el margen izquierdo del f49v.

La numeración de folios y quires, ya tratada en el apartado de codicología.

Tres secuencias verticales de caracteres individuales en el margen derecho del f1r,


difuminadas o borradas. Posiblemente un intento de descifrado por parte de un
propietario posterior.

Los nombres de los meses en los dibujos centrales de cada una de las páginas del
zodíaco.

Frase de cinco palabras con caracteres latinos en el margen superior del f17r. La
escritura es pequeña y se desvanece hacia la derecha. Bajo iluminación
ultravioleta, al final de este fragmento se pueden ver una o dos palabras en
voynichés.

Una mujer reclinada con varios elementos, una serie de palabras en voynichés y
algunas palabras cortas en letras latinas en la esquina inferior izquierda del f66v.
La secuencia entendible suele leerse como den musdel, der musdel o den musmel,
entre otras variantes, y está escrita en alguna forma de alemán u holandés.
Algunos creen que mus debe traducirse como «pulpa» o «gacha de avena» y mel
como «harina», lo cual encajaría con el dibujo adyacente de lo que, al parecer, son
hogazas de pan.[35] ​Otra interpretación factible es que musdel designe la parte del
suministro de alimentos que, de acuerdo a la ley germánica, le correspondía a la
viuda tras la muerte del esposo.[36] ​

Breve párrafo que incluye lo que parece ser alemán, latín y dos palabras en la
escritura Voynich en el f116v, última página del manuscrito. Dibujos adicionales en
el margen.
Imágenes
 

La palabra rot en el tallo de una planta (f4r).

El mes correspondiente a Géminis está escrito como jong (f72r2). Es la evidencia más
sólida de que el idioma es francés del norte.[15] ​
 

Marginalia en f66r. La persona dibujada parece alguien que está al borde de la muerte
o muy enfermo.

La última escritura adicional, en el f116v, es uno de los textos más debatidos y


controvertidos de todo el manuscrito.[15] ​Hay una primera secuencia de texto en el
margen superior de solo tres palabras y más abajo un párrafo de tres líneas; en la
primera y la segunda línea las palabras se separan por una cruz '+', mientras que en
la tercera las dos primeras palabras están en voynichés y se vuelven a usar espacios
como separador.[35] ​En la esquina superior izquierda del folio también aparecen
algunos bocetos pequeños: un objeto alargado que podría ser un frasco, un animal
cuadrúpedo similar a una cabra y una figura femenina desnuda. Existen muchas
lecturas y transcripciones divergentes de esta marginalia, pero en ningún caso el
texto se ha logrado traducir íntegramente.[37] ​Zandebergen describe el idioma como
una «mezcla de pseudo-latín y alemán».[15] ​Se acostumbra a llamarlo «michitonés»
en referencia a sus primeras palabras: michiton oladabas.

Imágenes
 

Detalle de la escritura adicional en el f116v (contraste mejorado).

Las ilustraciones

Descripción general

Con excepción de los folios 1r, 76r, 85r1, 86v6 y 86v5, todas las páginas del
manuscrito están ilustradas.[38] ​Aunque ciertos autores han especulado con la
posibilidad de que las ilustraciones se hayan introducido para despistar al posible
descifrador y no guarden relación con el texto adjunto, generalmente se admite que
ambos elementos deben formar un todo relacionado, habilitando la división del
manuscrito en seis secciones temáticas:[39] [1]
​ ​

Una sección botánica, con ilustraciones de distintas hierbas.

Una sección astronómica, con dibujos del sol, la luna, las estrellas y los símbolos
del zodíaco.

Una sección cosmológica, con dibujos de diagramas circulares.

Una sección biológica, con dibujos de pequeñas figuras femeninas poblando unos
sistemas de tubos que transportan y almacenan líquidos.

Una sección farmacéutica, repleta de dibujos de recipientes junto a partes de


hierbas (hojas, raíces).

Una sección de recetas, compuesta de 300 párrafos cortos acompañados, en su


mayor parte, por una pequeña estrella a modo de viñeta.

No hay duda de que el contorno de cada ilustración se dibujó antes de la fase de


escritura, ya que el texto evita cuidadosamente los dibujos,[38] ​y para investigadores
como Albert Howard Carter, William Friedman o John Tiltman es muy probable que
ambas tareas hayan recaído en la misma persona.[39] ​Respecto a la pintura, Stolfi
sugiere que se realizó en varias etapas e involucró a un «pintor claro», más prolijo, y
un «pintor pesado», más descuidado.[3] ​Si en esta etapa no participaron los
compositores originales del manuscrito, entonces los colores pudieron agregarse
más o menos arbitrariamente y dificultar o engañar a quienes buscan identificar las
plantas de la sección herbaria.[4] ​

Muchos autores han calificado las ilustraciones como «torpes», «toscas» e


«infantiles», hechas por una persona carente de habilidad artística, en cualquier caso
de baja calidad si se las compara con otras producciones medievales.[40] ​Wilfrid
Voynich admitió que esta característica lo hacía un «patito feo» entre los demás
manuscritos, lo cual aumentó su interés por él, y en 1957 el historiador británico
Charles Singer sentenciaba que «las figuras de las plantas no son botánicas en
absoluto, sino del tipo que uno hace al garabatear o cuando los niños dibujan
plantas».[40] ​Por el contrario, para Carter las ilustraciones «están hechas con gran
cuidado, no con la atención de proporcionar una imagen agradable, sino más bien
con atención a la precisión de los detalles».[40] ​

El análisis químico realizado en 2009 por el laboratorio de investigación McCrone


Associates, contratado por la Universidad de Yale, reveló que la tinta utilizada en el
cuerpo principal y los dibujos estaba hecha a base de óxido de hierro, el pigmento
azul se componía principalmente de azurita molida, con pequeñas trazas de cuprita,
el verde era un complejo orgánico de cobre con compuestos de estaño y hierro,
además de sulfato y carbonato de calcio y pigmento azul, y para el marrón rojizo se
utilizó óxido de plomo con compuestos de potasio, sulfuro de hierro y palmierita.[41] ​

Ilustraciones del herbario

Las páginas de la sección herbaria contienen una, excepcionalmente dos,


ilustraciones de plantas y hierbas junto a párrafos de texto que las evitan
cuidadosamente.[38] [42]
​ ​En este sentido, la composición texto-imagen no difiere
mucho a la de otros manuscritos de hierbas producidos entre la Antigüedad tardía y
el Renacimiento temprano.[38] ​
Los botánicos O'Neill y Holm llevaron a cabo las primeras identificaciones tentativas
de las hierbas en la década de 1940.[38] [43]
​ ​Numerosos especialistas y aficionados
se han sumado a esta tarea comparando las ilustraciones con ejemplares de la
naturaleza o bien con dibujos de herbarios medievales.[38] ​

Imágenes

Planta del f6v, identificada como Ricinus communis

Planta del f9v, identificada como Viola tricolor


 

Planta del f16r, identificada como Cannabis sativa

Planta del f55r


 

Planta del f14v

Dos ilustraciones dibujadas en el f43v

Cabe destacar que algunas plantas exhiben estructuras que son imposibles en la
naturaleza, como tallos que se bifurcan y luevo vuelven a unirse o que nacen
directamente de raíces cortadas transversalmente, a similitud del tocón de un árbol.
Otras están adornadas por elementos que podrían ser mnemotécnicos o simbólicos
(asociados al nombre o uso medicinal de la hierba en cuestión): un pequeño animal
similar a un dragón acompañando a la ilustración del f25v, dos serpientes debajo de
la planta del f49v o raíces que recuerdan a unas garras (f1v), unas alas desplegadas
(f46v) o un león (f90v), a veces con rostros humanos adjuntos a ellas (f33r, 89r1).[44] ​
Existen paralelismos conocidos de esta práctica en varios herbarios antiguos. D'
Imperio también detecta un interés por la simetría en la disposición de los tallos,
hojas y raíces.[45] ​
Imágenes

Detalle de un raíz «imposible» (f9r)

Dragón comiendo de una hoja (f25v)

Raíz similar a unas alas desplegadas (f46v)


 

Raíz similar a un león (f90v)

Raíz con dos rostros humanos adjuntos a ella (f33r)

Ilustraciones astronómicas y zodiacales

Una parte de la sección astronómica se compone por dibujos circulares cargados de


estrellas dispersas o agrupadas en patrones radiales, generalmente con sus
respectivas etiquetas.[38] [46]
​ ​En el centro de estos diagramas se han incluido los
rostros del sol o la luna, o bien alguna figura parecida a una flor, una estrella o un
espiral. El texto fluye concentricamente alrededor de la circunferencia exterior y,
dentro del círculo, de manera radial, aunque varios folios también presentan algún
párrafo por fuera del dibujo.

Imágenes
 

Detalle del f68v1

Detalle del f68r2


 

Detalle de las Pléyades en el diagrama del f68r3[38] ​

La otra parte de esta sección contiene diagramas circulares con un emblema de un


signo del zodíaco en el centro y dos o tres secciones concéntricas cargadas con
pequeñas figuras de ninfas o mujeres, casi siempre desnudas o bien con ropa visible
que incluye velos, sombreros, coronas y vestidos de considerable elaboración,
sosteniendo una estrella y a veces saliendo de unos objetos que parecen ser latas o
canastos.[38] [47]
​ ​El zodíaco no comienza con Aries, sino con Piscis, lo cual es muy
inusual.[38] ​Además, faltan las ilustraciones de Capricornio y Acuario, pero al parecer
el folio donde deberían haber aparecido está perdido. El nombre del mes
correspondiente a cada signo está escrito en una letra diferente al voynichés y
probablemente posterior.[48] ​

Imágenes
 

Vista del f70v2, 'Piscis'

Vista del f71r, 'Aries'


 

Detalle del emblema de Tauro comiendo de un pesebre (f72r1).

Ilustraciones cosmológicas

La sección cosmológica comprende un conjunto de diagramas geométricos, en su


mayoría circulares, que no pueden clasificarse fácilmente como ilustraciones
astronómicas o zodiacales.[38] [49]
​ ​El uso del término «cosmológico» para calificar
estas páginas proviene de William Newbold, en su obra póstuma The Cipher of Roger
Bacon (1928).[38] ​La más imponente de ellas se conoce como la «página de
rosetas» (f85v-86r), un desplegable de seis páginas con un gran e intrincado dibujo
circular en el centro, que incluye seis estructuras en forma de torre sosteniendo un
plano lleno de estrellas, rodeado de ocho dibujos circulares algo más pequeños,
todos conectados entre sí por lo que parecen caminos, tubos y columnas
parciales.[50] [51]
​ ​Cabe destacar que el círculo superior derecho y algunos de los
caminos de conexión tienen dibujos de pequeños edificios y murallas, incluido un
castillo con almenas gibelinas que ha servido para ubicar el origen geográfico del
manuscrito al norte de Italia y Europa Central.[50] ​Otros diagramas de esta sección
(f68v3, f86v3 y f85v-86r) también parecen contener mapas de T en O.[38] ​

Imágenes
 

La «página de rosetas» desplegada

Diagrama cosmológico en f69v


 

Posible mapa T-O en f68v3

Ilustraciones biológicas

La sección biológica contiene secuencias de figuras femeninas desnudas, de


abdomen distentido y caderas albutadas, con el pelo suelto o recogido con un
tocado, ejecutando diversas poses dentro de lo que parece ser un complejo de
tuberías, vasijas y bañeras que transportan líquidos.[38] [52]
​ ​En ocasiones estas
mujeres sostienen algún objeto, como una cruz, una flor, un anillo o un artefacto
circular.

La investigadora Mary D' Imperio ha calificado a los dibujos de esta sección como
de «los más misteriosos y extraños de todos los grandes enigmas con los que nos
enfrenta el manuscrito Voynich».[53] ​Se han relacionado con las doctrinas de la
medicina humoral galénica, las propiedades curativas de ciertas plantas, los baños
terapéuticos e incluso con órganos de la anatomía humana.[53] ​

Imágenes
 

Vista del f83v

Detalle del f78r

Detalle del f77v


Ilustraciones farmacéuticas

La sección farmacéutica se compone por un total de cincuenta y siete filas de


pequeñas partes de hierbas, como raíces y hojas u ocasionalmente plantas
completas, alineadas respectivamente a unos objetos que recuerdan a
contenedores o recipientes farmacéuticos, dibujados en el margen izquierdo del
folio.[38] [48]
​ ​Estos envases presentan un diseño geométrico y ornamentado, con
varias secciones cilíndricas que se estrechan hacia arriba o en una forma más
complicada, a veces con soportes o pies. Mientras algunos de ellos parecen vacíos
o tienen una tapa, otros almacenan algún líquido que se ha pintado de verde o azul.
Los recipientes más simples también han sido comparados con los primeros
microscopios.

Imágenes
 

Varias raíces junto a un recipiente farmacéutico (detalle del f88r)

Recipiente en f89v1
 

Recipiente en f89v2

Recipiente en f99r

Recetas

La última sección del manuscrito consta únicamente de texto con estrellas


dibujadas al margen.[38] ​La mayoría de ellas tiene una cola y de siete a ocho puntas,
están pintadas enteramente de rojo o bien llevan un centro rojo, amarillo desteñido o
un punto de tinta negra. Casi siempre hay una acompañando el inicio de un nuevo
párrafo, a modo de viñeta.

Imágenes
 

Vista del f106r

Detalle del f107r

Hipótesis e intentos de solución

Taquigrafía griega

El profesor norteamericano William Newbold fue uno de los primeros eruditos en


recibir copias del manuscrito por parte de su descubridor.[6] [54]
​ ​Trabajó en él y en
otros textos alquímicos atribuidos a Roger Bacon durante varios años más antes de
su repentina muerte, en 1926. El proceso de descifrado que ideó consistía en
examinar cada glifo individual bajo una lupa potente e identificar unos supuestos
caracteres taquigráficos, aparentemente basados en un sistema griego de
abreviaturas.[55] ​Este arreglo se transformaba en subsiguientes etapas hasta llegar
a un anagrama que, resuelto, devolvía el texto plano en latín.

Newbold concluyó que el manuscrito había sido escrito por Roger Bacon utilizando
un microscopio de extraordinaria potencia. Su contenido incluía descubrimientos tan
sensacionales como la descripción de un eclipse solar anular, el descubrimiento de
los gametos humanos o la forma espiral de la galaxia de Andrómeda, que vio
representada en el diagrama circular del f68r.

A pesar del éxito inicial de su teoría, que encontró la aceptación de Wilfrid Voynich y
un abanico de especialistas en Bacon y filosofía medieval, en 1931 John Manfred
Manly publicó una refutación completa en la revista Speculum.[56] ​Allí explicó que
los diminutos trazos que Newbold había interpretado como signos taquigráficos
griegos eran simples grietas de la tinta en la superficie rugosa del pergamino y
rechazó su procedimiento para generar anagramas por ser demasiado libre y
permitir varias decodificaciones para un mismo bloque de texto, entre otras
observaciones críticas. Según D'Imperio, la desacreditación de un trabajo que había
sido aclamado y publicitado por especialistas de renombre ahuyentó a nuevos
investigadores durante algunos años, renuentes en arriesgar su propia reputación en
el problema del manuscrito.[57] ​

Cifrado de latín abreviado

En 1943, un abogado de Rochester llamado Joseph Martin Feely propuso que el


texto del manuscrito había sido cifrado mediante sustitución simple de un latín muy
abreviado.[6] [58]
​ ​Según él, su descifrado favorecía y confirmaba la autoría de Roger
Bacon. Nadie, sin embargo, aceptó esta solución como válida. John Tiltman se
refirió a ella en 1967 como un «método poco metódico [que] produjo texto en un
latín medieval inaceptable, en formas abreviadas no auténticas». Cabe destacar que
Feely nunca tuvo en sus manos una copia del manuscrito, por lo que debió trabajar
con las ilustraciones de la obra póstuma de Newbold.

Lengua sintética

El reconocido criptoanalista William Friedman comenzó a estudiar el manuscrito en


1920 y propuso que el voynichés podría ser una lengua sintética universal
construida sobre la base de categorías o clases de palabras con terminaciones
codificadas u otros afijos.[6] [59]
​ ​Tiltman investigó esta hipótesis en detalle,
concluyendo que los ejemplos de lenguajes construidos señalados por Friedman
eran demasiado sistemáticos para explicar las singulares características del texto
voynichés.[60] [61]
​ ​Postuló, en cambio, un lenguaje que emplea una «mezcla muy
ilógica de diferentes tipos de sustitución», similar al diseñado y expuesto por Cave
Beck en su obra The Universal Character, de 1657. El problema radica en que todas
estas lenguas sintéticas se remontan a la segunda mitad del siglo XVII, una fecha
demasiado tardía para la composición del manuscrito.[60] ​

Cifrado de inglés medieval

El profesor Leonell C. Strong creyó encontrar la solución al manuscrito en un


complejo cifrado de sustitución polialfabético cuyos detalles, sin embargo, nunca
reveló del todo, y propuso como autor al médico y astrólogo Anthony Ascham, que
publicó varios almanaques, un tratado de astronomía y un herbario.[6] [62]
​ ​El texto
plano estaría escrito en alguna forma de inglés medieval y, en palabras de Strong,
trataría de «una discusión extremadamente sincera sobre las dolencias de la mujer y
los asuntos prácticos del lecho conyugal». Esta solución nunca fue tomada en
cuenta por los estudiosos. En 1962 Elizabeth Friedman, esposa del ya mencionado
William Friedman, afirmaría al respecto:

Expertos dijeron que lo que [Strong] produjo no era un inglés


medieval. En cuanto a su método de cifrado, dijo poco al respecto,
pero lo que hizo no tenía sentido para los criptólogos.
Elizabeth Friedman, The Most Mysterious Manuscript still Mysterious
(1962).[62] ​

Cifrado numérico

En la década de 1970 Robert Brumbaugh, profesor de filosofía medieval en la


Universidad de Yale, reclamó haber descifrado algunas etiquetas de plantas de la
sección farmacéutica así como de los mapas estelares.[6] ​Su método consistía en
reemplazar cada glifo del texto por números del 1 al 9 (o del 0 al 9, no está claro),
agrupar el resultado en bloques de nueve casillas y asignarle a cada uno de estos
dígitos distintas letras según arreglos alfabéticos diferentes.[63] ​De las palabras
formadas por esta sustitución se debía elegir entre las que fuesen pronunciables. La
hipótesis de Brumbaugh es que el manuscrito había sido escrito por Dee o Kelley
para venderlo al emperador Rodolfo II a cambio de una sustanciosa suma de dinero,
pero de todos modos podía contener texto significativo.

Dialecto germánico

En 1976, en su artículo The Voynich Manuscript Revisited, el lingüista James R. Child


afirmó que el manuscrito fue escrito en un «dialecto germánico del norte hasta
ahora desconocido».[6] [64]
​ ​Child continuó estudiando el manuscrito y tiene un sitio
web donde expone su propuesta:[65] ​

Esta investigación examina el manuscrito Voynich a través de una


lente filológica alemana, utilizando el análisis lingüístico para
identificar los idiomas del manuscrito que parecen ser idiomas
germánicos, específicamente el gótico, el jutish, una forma temprana
del danés, y quizás muestra influencias eslavas.

Ucraniano sin vocales

En su libro de 1978, Letters to God's Eye: The Voynich Manuscript for the first time
deciphered and translated into English, John Stojko propuso que el manuscrito es una
copia de una serie de cartas en ucraniano cuyo contenido se cifró eliminando las
vocales y escribiendo las consonantes en un alfabeto secreto.[6] ​Pero la
arbitrariedad con que Stojko reintrodujo las vocales y alteró los espacios de palabra
para forzar el descifrado, el hecho de que el texto plano no guarde ninguna relación
con las ilustraciones y que la historia de fondo tampoco coincida con la historia
generalmente aceptada de Ucrania contribuyeron a que su teoría no haya tenido una
acepción positiva entre los especialistas.

Flamenco

En 1987, Leo Levitov tradujo el manuscrito desde un «criollo basado principalmente


en flamenco» y reveló que su contenido trataría sobre un culto cátaro de seguidores
de Isis y ritos ligados con la eutanasia.[6] ​La faceta lingüística de esta solución fue
atacada en 1991 por Jacques Guy; siete años después, en 1998, el especialista
Dennis Stallings concluyó que «la evidencia histórica disponible sobre el catarismo
contradice su reclamo de desciframiento del manuscrito Voynich».[66] ​

Hebreo codificado visualmente

En 2001 James Finn sostuvo que el manuscrito se escribió en hebreo codificado


visualmente y fue entregado por seres extraterrestres para advertir del fin de los
tiempos.[67] ​A través de la transcripción ofrecida por el alfabeto EVA, Finn ha podido
leer palabras en hebreo que se repiten con diversas deformaciones para confundir al
descifrador (lo que él llama «codificación visual»), como ain («ojo») y sus variantes
aiin y aiiin, y traducido algunas páginas.

Anagramas de Leonardo da Vinci

La doctora en química Edith Sherwood sostiene que el manuscrito fue escrito por
Leonardo da Vinci cuando era niño utilizando un idioma italiano medieval y
codificación por anagramas.[6] [68]
​ ​Ha elaborado su propio alfabeto de transcripción,
basado en el EVA, con el que asegura haber «descifrado» exitosamente los nombres
de las plantas de la sección herbaria.

Decodificación parcial de Stephen Bax

En enero de 2014 el profesor de lingüística aplicada Stephen Bax propuso una


decodificación provisional de un conjunto de diez nombres propios del texto, junto
con los valores de sonido de catorce glifos y grupos de glifos voynicheses, sobre la
base de la comparación con herbarios medievales y nomenclatura vegetal de varios
idiomas.[69] [70]
​ ​Su conclusión es que el manuscrito no se trata de un engaño ni un
cifrado elaborado, pero podría estar escrito en algún idioma no europeo del Cercano
Oriente, el Caucáso o Asia.

Dialecto nahuatl

En 2001 James Comegys concluyó que el manuscrito es un libro médico escrito en


nahuatl y tiene su origen en el México del siglo XVI. La teoría fue retomada en 2013
por los investigadores Arthur O. Tucker, Rexford H. Talbert y Jules Janick sobre la
base de los siguientes argumentos:[71] [72]
​ ​

Muchas plantas, animales y minerales dibujados en el manuscrito son originarios


de México y áreas cercanas.

Los análisis químicos han detectado una posible presencia de atacamita en el


pigmento verde, mineral que se encuentra predominantemente en el Nuevo
Mundo.

El glifo transliterado como k es muy similar a un carácter ligado que se encuentra


en algunos códices mexicanos que representan la consonante náhuatl tl, al igual
que el glifo t se parece a la ligadura de utilizada en textos escritos en el Nuevo
Mundo.

Algunas de las plantas pueden identificarse por nombres náhuatl y parte del texto
puede leerse en este idioma, utilizando su transliteración de los glifos con
fonemas náhuatl.

Esta hipótesis ha sido fuertemente criticada por la comunidad de estudio del


manuscrito. No solo las supuestas traducciones no respetan la fonología del
nahuatl,[73] ​sino que las ligaduras tl, de o dl eran parte del repertorio habitual de los
escribas europeos mucho antes del descubrimiento de América; no sirven, por tanto,
para probar una procedencia del manuscrito postcolombina.[74] ​

Imágenes
 

La planta del f23v, identificada por Tucker y Talbert como Passiflora morifolia.[71] ​

El «girasol voynichés» del f93r, identificado como Helianthus annuus por el botánico
Hugh O'Neill (1944).[75] ​
 

La etiqueta de esta planta (f100r) podría leerse como nāshtli, una variante de nōchtli, el
nombre nahuatl para el fruto del nopal.[71] ​

El parecido del animal dibujado en el f80v con el armadillo americano ha alimentado


especulaciones sobre la procedencia postcolombina del manuscrito.

Lengua protorromance

Según un artículo publicado en abril de 2019 por el doctor Gerard Cheshire de la


Universidad de Bristol, el manuscrito estaría escrito en protorromance.[76] ​Dicho
investigador explica en términos lingüísticos lo que hace que el manuscrito sea tan
inusual:[77] ​

Utiliza una lengua extinta. Su alfabeto es una combinación de


símbolos desconocidos y más familiares. No incluye signos de
puntuación dedicados, aunque algunas letras tienen variantes de
símbolos para indicar puntuación o acentos fonéticos. Todas las
letras están en minúsculas y no hay consonantes dobles. Incluye
diptongos, trifongos, cuadrifongos e incluso quintifongos para la
abreviatura de componentes fonéticos. También incluye algunas
palabras y abreviaturas en latín.

Este artículo no fue bien recibido por los especialistas en estudios


medievales.[78] [79]
​ ​

Hipótesis del engaño

Las extrañas propiedades del texto voynichés han llevado a pensar en la posibilidad
de que haya sido generado mediante algún procedimiento estocástico y, por ende,
no tenga sentido.

Teoría de la rejilla de Cardano

En 2003 el especialista en computación Gordon Rugg mostró que se podía


reproducir texto con características cualitativas similares a las del manuscrito
mediante el uso de una tabla con prefijos, raíces y sufijos combinados por medio de
una plantilla de papel perforado.[80] ​Gordon calculó que con este método, conocido
como rejilla de Cardano, un estafador inteligente tardaría una o dos horas en escribir
una página completa y en unas pocas semanas podría terminar el manuscrito para,
luego, venderlo por una suma importante de dinero.

En 2016 Rugg y Gavin Taylor volvieron a publicar un artículo en la revista Cryptologia


donde aseguran demostrar que el método de la rejilla puede reproducir las
principales características estadísticas cuantitativas del texto voynichés, como una
distribución de frecuencias de palabras que imita la distribución de Zipf, una
distribución simétrica de frecuencias de longitud de palabras y una distribución no
homogénea de palabras y sílabas en un corpus de texto producido con este
método.[81] ​

Teoría de la autocopia

En 2014 Torsten Timm descubrió que conjuntos de glifos idénticos o muy similares
tienden a aparecer muy cerca uno del otro y propuso que el texto voynichés se
generó por un método de autocopia.[82] ​
Véase también

Voynichés

Alfabeto europeo de Voynich

Grimorio

Codex Rohonczi

Código de Copiale

Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

  Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Manuscrito


Voynich.
Versión digitalizada de la Biblioteca Beinecke (http://brbl-dl.library.yale.edu/vufin
d/Record/3519597)
Versión digitalizada por Jason Davies (https://www.jasondavies.com/voynich/#f1
r/0.5/0.5/2.50)

Versión digitalizada en Archive.org (https://archive.org/stream/TheVoynichManus


cript/Voynich_Manuscript#page/n0/mode/2up)

Estudio completo del manuscrito, por René Zandbergen (http://www.voynich.nu/)

Sitio interactivo para buscar cadenas de texto en el manuscrito y obtener sus


estadísticas (https://voynichese.com/)

Datos: Q179492

 
  Multimedia: Voynich manuscript (https://commons.wikimedia.org/wiki/Catego
ry:Voynich_manuscript)

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title=Manuscrito_Voynich&oldid=139527322
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