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Curso:

Electiva Investigación

Presenta:
Carlos Alfonso Mejía Ardila Id: 664736
Nilson Mendinueta Florez Id: 661672
Sandra Milena Muñoz Id: 658995

Tutor:
Roger Steven Guerrero Junca

Corporación Universitaria Minuto de Dios


Facultad de Educación
Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Naturales y Educación
Ambiental

Bogotá, D.C. Septiembre 08 de 2021


MARCO TEÓRICO

En la actualidad, se reconoce el gran potencial de la agricultura urbana como una


estrategia efectiva que ayuda en aspectos esenciales: combatir el hambre, mejorar la
seguridad alimentaria y disminuir el deterioro del hábitat urbano. Para avanzar en los
lineamientos fundantes de la Agricultura Urbana, se han dispuesto diferentes
investigaciones, en las que se menciona por ejemplo que la crisis económica que se vive
actualmente es tan profunda, a tal punto que en ciertos hogares no tienen alimentos para
servirse; programas como “Agricultores en la Ciudad” implementado por el Grupo
Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR por sus siglas en inglés),
nace con el fin enfrentar la pobreza en las ciudades a través de la agricultura urbana,
teniendo como ejes principales de acción mejorar los ingresos de los agricultores. (Urban.
2007).

En relación con la mano de obra y los sistemas de producción. Zárate (2015) dice que:
Los excedentes de mano de obra provocados en el campo por las innovaciones
tecnológicas motivaron el éxodo rural hacia las ciudades y proporcionaron
trabajadores para la industria; de 61 millones de personas en ciudades en 1900 se
pasó a 746 en 1950, 3.200 en la actualidad y más de 6.000 millones en 2050. Se
prevé que el 66% de la población del planeta viva para ese año en ciudades según el
informe “Perspectivas de urbanización en el mundo”, presentado el 10 de julio
2014 por la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos
Sociales de la ONU, y en cualquier estimación, siempre por encima del 57,7% para
el conjunto del planeta y el 64,1% en los países menos desarrollados según los
datos recogidos en el cuadro adjunto N.º 1. La gestión urbana se convierte así en
uno de los mayores desafíos sociales del XXI, las autoridades de todas las ciudades
se ven forzadas a concentrar sus esfuerzos en resolver problemas relacionados con
la alimentación de sus habitantes, el abastecimiento de agua, la reducción de la
huella ecológica, el desarrollo local y la calidad de vida. (p. 169)
No obstante, la agricultura urbana es aún mucho más importante en los países en vías
de desarrollo con vistas a cubrir necesidades alimenticias, sobre todo desde 2005. El fuerte
crecimiento de las ciudades de América, Asía y África hace de esta agricultura un elemento
imprescindible para la alimentación de sus habitantes. Como indica la Organización de
Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para alimentar ciudades de más de
20 millones, como Sao Paolo o Ciudad de México, es preciso importar diariamente 6.000
toneladas de alimentos (García de Souza, et al, 2006).

Mirada histórica sobre la Agricultura urbana.

Para entender lo que es la agricultura urbana y periurbana, hace falta pasar una
mirada rápida a la historia de esta práctica, que ha acompañado a la humanidad a lo largo
de los tiempos, aun que su uso y funcionalidad ha ido cambiando, dependiendo de la
cultura y el contexto social e histórico.

Así como lo manifiesta Zaar (2011) en su investigación sobre agricultura urbana: algunas
reflexiones sobre su origen e importancia actual:
Las prácticas agrícolas urbanas no son recientes y han estado representadas
principalmente por jardines-huerto y huertos, que han formado parte siempre del
paisaje urbano; desde la década de 1980 los huertos urbanos han ido ganado
importancia y adquirido nuevas características relacionadas tanto con la soberanía
alimentaria, la calidad de los productos que consumimos y la generación de empleo,
como con la mejora de la calidad de vida, la educación ambiental, las relaciones
sociales, la transformación social y la regeneración urbana; para esto han sido
importantes los movimientos sociales, la concienciación y la organización
ciudadana; en las últimas décadas han presionado a sus gobernantes y también han
colaborado en la planificación y creación de nuevos espacios de ciudadanía, de
intercambio de experiencias y de desarrollo de actividades ecológicas; en este
trabajo reflexionaremos sobre su evolución histórica, su importancia actual y su
finalidad en diversos países y regiones.
Tabla 1

Sistemas utilizados en la agricultura urbana y periurbana de


América Latina y El Caribe
Sistema utilizado Localización Base Usuarios Orientación potencial
tecnológica
Huertos intensivos Periurbano Manejo Familias en Comercial
orgánico e trabajo
inorgánico colectivo
Huer Periurbano Manejo y sustrato Individual Autoconsumo comercial
tos o
orgánico
orga colectivo
noló
gicos
Micro huertos Urbano Soluciones Familiar Autoconsumo
hidropónicos nutritivas,
control y reciclaje
de materiales
Huertos caseros y Urbano Manejo Escuelas o Autoconsumo comercial
comunitarios agronómico colectivos
convencional familiares

Huertos integrales Periurbano Depende del G Autoconsumo comercial


modelo r
productivo. a
Generalmente n
convencional que j
incluye especies a
animales. s
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Empresa hidropónica Periurbano Solución Empresa Comercial
de nutritiva familiar
mediana escala recirculante

Elaboración de la autora a partir de informaciones obtenidas en


Reynaldo Treminio. Documento de Trabajo de la FAO.
<http://www.rlc.fao.org/es/agricultura/aup/pdf/expe.pdf>

Paredes y Forero (2018) en su estudio sobre la agricultura urbana en


Altos de Cazucá, Soacha, mencionan que la agricultura urbana constituye un
modelo fundamental para disminuir de manera creciente los problemas de
seguridad alimentaria. De igual forma, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo informa que la accesibilidad implica que los alimentos
disponibles y los recursos productivos estén al alcance de los hogares y las
familias y que no existan restricciones físicas, económicas o culturales para
conseguir los alimentos y consumirlos de manera autónoma, en cantidad y
calidad suficientes.

Según Moreno (2007) La Agricultura Urbana (AU):


Considera el cultivo, procesamiento, distribución y consumo de productos agrícolas
dentro del área de la ciudad, empleando con fines productivos recursos
insuficientemente utilizados, como terrenos baldíos, aguas residuales tratadas,
desechos reciclados y mano de obra desempleada. Incluye no sólo la producción de
vegetales comestibles, como frutas y hortalizas, sino también una amplia gama de
especies destinadas a medicina natural, fibras vegetales para cestería y floricultivos,
entre otros. Así también, distintas experiencias de agricultura en las ciudades
incorporan junto al cultivo de plantas actividades de crianza de animales menores y
acuicultura. (p.3)

Así como este tipo de programas existen iniciativas como el programa


del Sena denominado jóvenes rurales emprendedores que desde su inicio ha
beneficiado a los habitantes de las comunas uno, dos, cuatro, seis y los dos
corregimientos que conforman la zona rural del municipio de Soacha. Su
epicentro es el predio donde funcionaba la antigua fábrica de ‘Aceites
Angelita’, lugar desde el cual se reúnen los integrantes del proyecto a trabajar
en las ‘huertas urbanas’ que allí se han establecido. Se cultivan hortalizas de
todo tipo dándoles un buen manejo orgánico y prácticas agrícolas, trabajan
mancomunadamente con la Alcaldía en aras de replicar esta experiencia en la
zona rural con el fin de consolidar la agricultura urbana como una fuente de
ingreso a fin de que las personas se den cuenta que sí es posible formar
empresa a partir de los cultivos orgánicos, de modo tal que puedan mejorar su
calidad de vida (periodismo publico, 2010)

Zaar. (2011) en su estudio: Agricultura urbana: algunas reflexiones sobre su


origen e importancia actual dice que:

En los Estados Unidos de América, durante las dos Guerras Mundiales, el


programa Liberty and Victory Gardens estimuló la construcción de huertos
familiares y comunitarios. Se consideró que 20 millones de norteamericanos
respondieron a la llamada y como resultado, en 1943 el 40 por ciento de las frutas
y vegetales frescos consumidos en Estados Unidos provenían de huertos
familiares, escolares o comunitarios. El cottage garden en el Reino Unido,
destinado a la subsistencia de las familias y ampliamente difundido durante el
siglo XIX, ganó otra baza durante los bloqueos de Alemania en las Primera y
Segunda Guerras Mundiales con la escasez de alimentos, cuando se le asignaron
nuevas tierras para el cultivo de alimentos. Durante la Segunda Guerra, la
campaña Dig for Victory instruyó al pueblo para producir parte de su propia
comida y los jardines públicos se transformaron en huertos.

En el mismo estudio Zaar (2011) continúa diciendo que:

En Alemania los Schrebergärten, huertos familiares para las clases populares y la


creación de la Zentralverband der Arbeiter und Schrebergärten (Unión Central de
Trabajadores y Jardineros), fundada en 1911, contribuyó a la elaboración de
normativas municipales que promovieron la construcción de huertos en la
periferia. Estas iniciativas posibilitaron que los habitantes de las ciudades hiciesen
de los huertos urbanos y periurbanos una importante fuente alimentaria;
finalizada la Segunda Guerra Mundial, los huertos urbanos fueron adquiriendo
otras funciones, ya que, además de proporcionar alimentos, permitían disfrutar del
contacto con la naturaleza. En Europa, en general, hasta finales de la década de
1960, eran comunes en áreas urbanas y en las periferias de las regiones
metropolitanas, aunque con la densificación y expansión de las ciudades, fueron
paulatinamente cediendo espacio a nuevas edificaciones e infraestructuras.
Respuesta a la seguridad alimentaria

En lo que tiene que ver con seguridad y soberanía alimentaria, hay que hacer la
aclaración sobre estos dos términos que, sin lugar a duda, son definitivos para direccionar el
proyecto AGRIREDES como una alternativa de solución y respuesta a la problemática aquí
planteada. Al respecto, Nova-Laverde. et al (2019) en su estudio sobre cita a FAO (1996)
cuando dice que la Seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo
momento acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que
satisfacen sus necesidades alimenticias y sus preferencias, a fin de llevar una vida activa y
sana. (p. 327). Por otra parte, y en contraposición a la seguridad alimentaria, Nova-Laverde
(2019) “aboga por la inclusión de los saberes ancestrales en agroecología, los circuitos
cortos de producción y distribución, la defensa del territorio, la protección de la naturaleza
y de la vida.”

Sánchez. (2019) define la soberanía alimentaria como “la toma de


políticas de carácter proteccionista por parte de un determinado territorio y
dirigidas a la defensa de los intereses de los productores agrícolas, así como
de la autogestión alimentaria y disminución del hambre”. Habiendo aclarado
los conceptos de seguridad y soberanía alimentaria, se pueden mirar algunos
estudios que ubican a AGRIREDES como un proyecto que busca garantizar
en buena medida la seguridad alimentaria de las personas que lo adopten.

Zárate. (2015) en su estudio sobre agricultura urbana y, en relación con la seguridad


alimentaria a través de la historia, dice que:
El cultivo de plantas en el interior y alrededores de las ciudades con el objetivo de
obtener verduras, hortalizas, flores y plantas ornamentales, se integra como factor
de producción en la economía urbana. Sus orígenes son muy antiguos, tanto como
las ciudades de las primeras grandes civilizaciones y del mundo grecorromano.
Dentro de aquellas ciudades, había jardines y se producían alimentos mediante
riego, sobre todo en palacios y templos. Lo mismo sucede en la Edad Media,
especialmente en conventos y monasterios, y en el Renacimiento, como lo
muestran multitud de pinturas y grabados. Más tarde, la Ilustración impulsó los
jardines y huertos urbanos para facilitar el contacto con la naturaleza, a la vez que
fomentaba la aclimatación de plantas ornamentales y para la alimentación traídas
de otros continentes en jardines botánicos. De todo ello, el Madrid de Carlos III es
un ejemplo significativo. (p. 171)

Sánchez (2012) menciona que:


la agricultura urbana avanza con el fin de suplir las necesidades que surgen en las
civilizaciones, en un principio la función de los huertos ayudó al alivio económico
como se vio en sus principios donde surgen los "llamados huertos de los pobres"
para que pudieran cultivar su propio alimento y suplir sus necesidades. Durante la
segunda Guerra mundial dada las circunstancias se comenzó a cultivar en espacios
abandonados de la ciudad, donde la población basaba el 40% de su alimentación
en dichos cultivos, posteriormente en los años 60 este tipo de agricultura tomó más
fuerza no por la necesidad en cuanto a la escasez de alimentos, si no a los
movimientos ecologistas que comenzaron a surgir con respuesta al sistema. Este
tipo de agricultura en la actualidad toma más auge dado que cada vez más
personas participan en huertos urbanos o huertos en casa considerando que este
tipo de prácticas amplían sus conceptos a espacios verdes, sostenible entre otros.

Zárate. (2015) continúa diciendo:


Por el contrario, la revolución industrial y su modelo urbano, con una ocupación
intensiva del suelo, expulsó la agricultura a las periferias y bordes de las ciudades,
restringiendo en su interior las zonas verdes a jardines y parques, y, en el mejor de
los casos, a urbanizaciones “ciudad jardín” desde planteamientos higienistas
difundidos en el último tercio del siglo por Ebenezer Howard (1850-1928) en
Inglaterra, a través de la publicación “Garden Cities of Tomorrow” (1898), y por
Arturo Soria y Mata (1844-1920) en España a través de su “Ciudad Lineal” de
Madrid, donde huerto y jardín convivían a menudo. Simultáneamente, diferentes
corrientes ideológicas, entre ellas el Krausismo, propugnaban las ventajas del
contacto con la naturaleza y la superación de las contradicciones campo-ciudad
acentuadas por las duras condiciones de vida de la primera industrialización. (p.
171)
En este mismo estudio, Zárate (2015) menciona que:
Desde 1990, numerosos países en vías de desarrollo promueven experiencias
agrícolas en el interior de las ciudades, generalmente apoyadas por la FAO. La
agricultura urbana (AUP) fue reconocida oficialmente en la 15 reunión del
“Comité de Agricultura de la FAO” en Roma, en 1999; luego, por la “Cumbre
Mundial sobre la Alimentación”, en 2002, y finalmente, por el “Grupo de acción
de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la crisis mundial de los alimentos”, en
2008. De ese modo, se aspira a reducir la inseguridad alimentaria urbana y a
fortalecer la capacidad de recuperación ante la crisis. (p. 173)

Con respecto a la importancia de consumir alimentos que no sean


dañinos para nuestra salud, la seguridad alimentaria implica: Tener comida
disponible. Alimentos suficientes y nutritivos para que nuestro cuerpo pueda
conseguir la energía y nutrientes necesarios. Y, que esta situación sea estable
y continuada en el tiempo, no una odisea marcada por la incertidumbre.
(Rodríguez, 2019).

Condición para la sostenibilidad

Calderón (2016) expresa que:


Aunque, en términos generales, la participación de la agricultura urbana en la
economía de las familias urbanas suele ser bastante limitada, en algunos países de
África y América Latina, este tipo de producción provee de mejoras en la dieta de
las familias, proporciona ingresos económicos directos y permite la liberación de
recursos económicos para otros servicios necesarios, sobre todo para las familias
más pobres.

Por otra parte, Zárate. (2015) dice que:


El proceso actual de urbanización hace que muchas ciudades hayan duplicado o
triplicado su superficie en tres décadas, con pérdida de biodiversidad,
impermeabilización de suelos, alteración del ciclo hídrico, consumo creciente de
agua y energía y, con ello, aumento de emisiones contaminantes a la atmósfera. De
ese modo, la huella ecológica urbana crece y amenaza la sostenibilidad de los
ecosistemas del planeta (más del 70 % del CO2 procede de las ciudades), por eso
la gestión medioambiental se ha convertido en una cuestión prioritaria para los
responsables políticos de las ciudades y sus actores sociales. La conservación de la
biodiversidad, el control de los desechos, la reducción del ruido y la mejora de la
calidad del aire forman hoy más que nunca parte de los objetivos de sostenibilidad
de las ciudades que se postulan desde la Conferencia de Río, las Agendas locales
21 y la Carta de Aalborg de 1994. En este contexto, la agricultura urbana muestra
sus capacidades para mejorar los microclimas urbanos, reducir la emisión de gases
de efecto invernadero y recuperar residuos orgánicos que se convierten en abono,
(Trinh et al 2003 en Zárate 2015). (p. 180).

Además, Zárate. (2015) continuando con su estudio diciendo que:


Entre otras cosas, las plantas refrescan y limpian el aire, con lo que se reduce la
utilización del aire acondicionado y, consecuentemente, el consumo energético. A
su vez, las superficies verdes, sobre todo arboladas, reducen los niveles de
anhídrido carbónico (CO2), monóxido de carbono (CO) y anhídrido sulfuroso
(SO2), responsables de brumas en las zonas urbanas. Se considera que mientras el
ser humano consume entre 500 y 600 gramos de oxígeno al día, un solo árbol
produce esa cantidad en algo más de 20 minutos. (Trinh et al 2003 en Zárate 2015.
p. 180.)

Finalidad de la agricultura urbana hoy.

Según la FAO (2018) En su revista Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en


América Latina y el Caribe dice:
A primera vista puede parecer incongruente hablar de agricultura urbana cuando
existen enormes extensiones agrícolas destinadas a la producción de alimentos, de
piensos y de biocombustible. Aunque, como es de conocimiento general, mientras
en algunas regiones del mundo, como es el caso de Europa, el importante
excedente alimentario generado por la agricultura intensiva y algunas reformas de
la Política Agraria Común (PAC) influyeron en el abandono de las actividades
agropecuarias, la población de otras regiones del mundo sufre por la inseguridad
alimentaria.

Continuando con la revista de la FEO al respecto de:


En cualquier caso, en años recientes, la expansión de este peculiar tipo de
agricultura, practicada dentro de las ciudades, o por ciudadanos urbanos en la
periferia, es una realidad y camina a pasos agigantados. Por un lado, disminuye las
dificultades ocasionadas por el alza de los precios alimentarios que se produjo en
2007-2008 y que golpeó fuertemente la población pobre de los países en desarrollo;
como explica un documento de la FAO: La agricultura puede ayudar a amortiguar
los efectos de estas crisis. Si bien la agricultura es en su mayor parte un fenómeno
rural, la agricultura urbana puede ayudar a incrementar la capacidad de resistencia a
los impactos externos de parte de la población urbana pobre y mejorar su acceso a
las frutas y hortalizas frescas y a los productos animales. Este mecanismo tendrá
particular importancia en zonas en las que la infraestructura inadecuada y las
elevadas pérdidas durante el transporte se añaden a la escasez y alto coste de los
productos agrícolas. Algunos agricultores urbanos podrían además ofrecer sus
productos en los mercados locales, generando ingresos para ellos mismos y sus
familias.

La FAO y el Comité de Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la


Agricultura y la Alimentación (COAG) mencionan que:
Han puesto de relieve este fenómeno y han presentado propuestas sobre el tema en
su reunión de enero de 1999 en Roma. También se han creado organizaciones de
investigación y han surgido iniciativas internacionales desde en los inicios de la
década de 1990, como la Red sobre la Agricultura Urbana (1993), el Grupo de
Apoyo a la Agricultura Urbana (1996) y la Iniciativa Mundial sobre la Agricultura
Urbana (1996), en la que participan importantes organismos internacionales y
universidades con el objeto de impulsar la agricultura urbana y periurbana en países
desarrollados y subdesarrollados. Como consecuencia de este trabajo, y de los
programas que desarrolla juntamente con los gobiernos de países en los que actúa,
Se estima que unos 800 millones de habitantes de ciudades de todo el mundo
participan en actividades relacionadas con la agricultura urbana y periurbana, que
les producen alimentos y generan ingresos. Una combinación de datos de censos
nacionales, encuestas a hogares y proyectos de investigación señalan que hasta dos
tercios de los hogares urbanos y periurbanos participan en la agricultura. Una gran
parte de los productos de la agricultura urbana se destinan al consumo propio,
mientras que los excedentes ocasionales se venden en el mercado local.

En consecuencia y reafirmando lo anterior, nace AGRIREDES en


respuesta a satisfacer la sostenibilidad y la seguridad alimentaria de los grupos
familiar que, por la razón que sea, pueden tener la oportunidad de acceder a
productos vegetales frescos y cultivados por su propia mano.

Como un ejemplo de lo que es la agricultura urbana familiar, se


encontró un informa del ministerio de agricultura cubano; sus autores,
Companioni. Et, al. (2017) ubican a la agricultura urbana como un
componente que:

…comprende la producción de alimentos y actividades de apoyo, practicadas a


pequeña escala, donde cada productor o colectivo tiene la posibilidad de atender
directamente a las plantas y animales, al tratarse de áreas reducidas, lo que le facilita
el uso de tecnologías agroecológicas y un manejo de la producción, sobre la base de
máxima utilización del potencial productivo existente, de posible creación en su
predio o en cada localidad. De esta manera el programa adquiere un profundo
carácter de sostenibilidad local. (p.92)
La agricultura urbana en tiempos de pandemia.

Tras un año de pandemia, de conflictos políticos y sociales en Colombia


como los que se han suscitado por estos días en Bogotá, han provocado
desabastecimiento de alimentos y altos precios de la canasta familiar, por lo
que muchas personas han ido aumentando su interés por las huertas caseras
(El País, 2021). Al respecto, Alfaro. (2020) Sostiene que “Una solución
pronta y relativamente fácil es producir algunos de los alimentos que
consumimos por medio de huertas caseras; de esta forma, se podrá tener
productos frescos y con muy buen sabor”

Como lo afirma Salazar (2020) en su estudio Sobre Retos para la agricultura familiar en el

contexto del COVID:

Sabemos que el confinamiento dio lugar a pérdida de empleos y crisis tanto

económicas como alimentaria en la población, en la búsqueda de soluciones se

dieron cuenta del potencial que tenía la agricultura urbana y periurbana, dando lugar

a redes de agricultores, aunque este tipo de prácticas sólo sucede en lugares un poco

más aislados generando un impacto mínimo a lo esperado. Estas redes aún se

encuentran en búsqueda de estrategias para impulsar estas prácticas a nivel urbano y

crear así un mayor impacto. (p. 2 y 3)

Ipes (2018) ha afirmado lo siguiente:

En el reporte “Demasiado grandes para alimentarnos” se propone un cambio de

paradigma de “tecnología amplia” que impulse los sistemas agroalimentarios hacia

una innovación diversificada y descentralizada, conocimiento de aplicación local y

acceso abierto. Tecnología amplia (un término acuñado por el Grupo ETC) se
refiere a las prácticas de innovación altamente descentralizadas dirigidas por

campesinos y agricultores en pequeña escala, como granjas locales. (p. 32)

Tambien Ávila (2020) Comenta que:

La emergencia sanitaria provocada por la COVID 19 nos ha dejado muchas

enseñanzas a la humanidad, una de las más importantes “el dinero no lo compra

todo”, esto quedó demostrado ante la dificultad del acceso a alimentos,

especialmente en las ciudades, La humanidad nunca más será la misma, estamos

conscientes que la mejor manera de afrontar la pandemia es ¨blindarnos¨ con el

consumo de alimentos cultivados de manera orgánica que sean un aporte valioso

para nuestros sistemas inmunológicos; para la agricultura familiar se pueden

utilizar diversos espacios no aprovechados de los hogares (patios, balcones, entre

otros), así mismo, el contar con alimentos producidos en casa, favorece la

disminución de la exposición de las personas al momento de realizar compras fuera

del hogar.

La agricultura urbana como alternativa para el consumo de productos

ecológicos, la educación medioambiental y el ocio

En el mismo estudio Zaar (2011) continúa diciendo que:

El consumo de productos de buena calidad y la preocupación con la agricultura

sostenible está implícita en los programas de agricultura urbana, con vistas a

resolver problemas de deficiencia alimentaria en los países subdesarrollados,


aunque en los países desarrollados esta preocupación también existe y obviamente

está desvinculada de la deficiencia alimentaria. (p. 1)

Cortés (2016) así mismo comenta que:

Esto es así porque, aparte de situaciones específicas como fueron las dos grandes

guerras mundiales y otros períodos de hambruna que asolaron Europa en diferentes

siglos, estos países han vivido en las últimas décadas un período de suficiencia

alimentaria y nutricional que ha hecho que los huertos perdieran la importancia que

tuvieron en períodos de dificultad. (p.19)

Companioni en su estudio, Avances de la agricultura urbana, suburbana y

familiar. Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical

comenta lo siguiente:

Sin embargo, una vez satisfechas las necesidades primarias, aparecen otras que

están implícitas en un nuevo discurso que reivindica más calidad de vida en las

ciudades, la sostenibilidad medioambiental y la integración social. Todo esto está

relacionado con la inmigración hacia las ciudades y con la densificación de éstas;

con nuevas exigencias, como la de estar en contacto con la naturaleza y consumir

productos naturales, y también con experiencias como las de los huertos urbanos.

(p. 92 y 93)

En el mismo estudio Zaar (2011) continúa diciendo que:


Para que se haya producido esta nueva actitud, la información y la concienciación

han sido clave, El interés por alimentos libres de componentes sintéticos y que

promueven el equilibrio del ecosistema ha puesto de manifiesto que la agricultura

comercial y a gran escala, forma parte de sistemas agrarios que a partir de la

"revolución verde" incrementaron de forma descontrolada la energía externa,

representada principalmente por los agrotóxicos y fertilizantes, y que esto ha

reducido drásticamente la eficiencia de los suelos y la disminución de la calidad de

los alimentos. Un informe de la Comisión Europea demuestra que el consumo de

productos ecológicos está creciendo a tasas anuales próximas al diez por ciento en

los principales países miembros, también ha contribuido a esta nueva postura, la

percepción de que el consumo de alimentos ecológicos adquiridos mediante venta

directa o circuitos cortos disminuye los gastos de transporte y la contaminación, y

refuerza los productos endémicos; Una condición que creemos necesaria para frenar

los efectos de la creciente huella socio-ecológica ambiental, resultado de un deterioro

del medio natural sin parangón que nos está llevando a una situación insostenible y

que solo se resolverá a medida que consigamos aplicar nuevos conceptos de

desarrollo. (p.1)

En este sentido son importantes los movimientos urbanos alternativos

y contraculturales que reivindican una sociedad más justa y respetuosa con el

medioambiente, como el Movimiento 15 M que se inició en Madrid en la

Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011. Extendido por la mayoría de las

ciudades españolas y contando con el apoyo de organizaciones sociales como

las asociaciones de vecinos, grupos de ecologistas y antisistema, como los


denominados okupas, estos movimientos promovieron, durante sus

acampadas, charlas y talleres, y construyeron colectivamente, en medio de la

Puerta del Sol en Madrid y en los jardines de la Plaza Cataluña en Barcelona,

huertos urbanos. Conocidos como "huertos de los indignados “simbolizaron,

según sus organizadores, por un lado, la necesidad de que se introduzcan las

cuestiones ambientales en el centro de la agenda política; y por otro,

representaron la posibilidad de crear nuevas zonas verdes que diversificaran

el paisaje urbano y promovieran espacios interclasistas e intergeneracionales

de encuentro y participación ciudadana, además de ser una herramienta para

promover la educación ambiental.[ CITATION Lez06 \l 3082 ]

Figuras 1 y 2. Fotos de huertos construidos en las acampadas del

Movimiento M 15 de Madrid y Barcelona.

http://www.aavvmadrid.org/index.php/aavv/Galeria-de-fotos/Huerto-de-la-

acampada-del-15-M-en-la-Puerta-del-Sol> y foto de Miriam H. Zaar (2011)


Referencias bibliográficas.

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Calderón, A. (2016) Agricultura urbana familiar en una ciudad media en Chiapas.


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pid=S0188-45572016000200101&script=sci_arttext

Companioni. Et, al. (2017) Avances de la agricultura urbana, suburbana y familiar. Instituto
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Humboldt, Santiago de Las Vegas, La Habana.
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