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Comunidad Apostólica Hosanna

Redes de Discipulado
Lección del 24 al 30 de Enero de 2021
Apóstol Edwin Álvarez
Pagina Web: www.edwinalvarez.org

LA FE DETERMINADA
LA FE QUE NO SE DETIENE

“Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que
había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces
acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El
respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella
vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el
pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande
es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”. (Mateo 15:21-
28)

Retomamos nuestro estudio sobre lo que Jesús enseñó y comunicó sobre la


fe. Partimos, con esta lección, en un tour fascinante que nos conducirá en
un recorrido de exploración, a fin de conocer la victoria de una mujer, a
quien Jesús elogió, precisamente, por su fe.

Veamos el cuadro: Jesús, después de recorrer Galilea con sus ciudades y


aldeas, entre ellas, Capernaúm, Caná, Corozaín, Betsaida y sus alrededores,
tomó la decisión de viajar a la región de Tiro y Sidón para celebrar un retiro,
separado con sus discípulos. Es, precisamente, en esta región donde
aparece la mujer, quien no solamente recibe el milagro deseado, sino que,
por el elogio de Jesús a su fe, recibimos nosotros las lecciones de la fe que
no se detiene.

Pasemos, pues, a descubrir las principales enseñanzas que nos deja: LA FE


DETERMINADA

LA FE ES INVASIVA
La fe reconoce cuando Jesús invade su territorio.

En el avance del estudio leeremos que Jesús le dice a la mujer cananea: “no
soy enviado si no a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. (Mateo 15:24) Jesús
desarrolló su ministerio principalmente en Galilea, Judea y Perea. Jesús hace
de Capernaum su cuartel central, y de Jerusalén el lugar de sus grandes
enseñanzas, de su muerte y su resurrección. Tiro y Sidón, en cambio que eran
consideradas “regiones paganas” por los judíos. Mientras que Mateo
Identifica a esta dama como una mujer “cananea”, Marcos nos dice: “que
la mujer griega y sirofenicia de nación”. Con estos calificativos los
evangelistas deseamos dejar muy claro lo llamativo del milagro, por cuanto
la receptora del mismo no se trata de una persona del pueblo judío, sino de
una extranjera. Tiro y Sidón eran los principales puertos de los sirofenicios, una
cultura artesanal y comercial de la época, que había alcanzado gran
desarrollo cultural en aquel entonces. Los tirios y los sidonios que eran
reconocidos por la excelencia de su orfebrería, su alto desarrollo en el
tratamiento de los metales, en los cristales y vidrios, y en su habilidad para el
comercio en todo el Mar Mediterráneo.

Las ciudades de Tiro y Sidón siempre vieron a Jerusalén como una ciudad
que les hacía competencia. Se había desarrollado una rivalidad histórica
entre ambas ciudades y la principal ciudad de los judíos, desde siglos
atrás. De la región de Tiro y Sidón era Jezabel, la malvada reina qué
persiguió a los profetas y que ordenó la persecución y muerte de Elías, de la
cual lo libro el Señor.

Es, pues, muy llamativo que Jesús decidiera trasladarse con sus discípulos a
aquella región. Así que este sobresaliente detalle encierra una gran
enseñanza: la fe es invasiva.

Otro detalle de la fe invasiva lo encontramos en el hecho de que Jesús entró


en una casa con sus discípulos. Cómo la Biblia es su propio intérprete, nos
bastará con leer lo que Pedro dice en la casa de Cornelio, con respecto al
trato entre judíos y gentiles: “Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían
reunido. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse
a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo”.
(Hechos 10:27-28) Se nos viene a la mente una pregunta lógica: ¿En qué
casa entró Jesús? Dios siempre tendrá preparado un lugar cuando la fe
decide invadir un área donde se necesita un milagro del cielo.

Un detalle adicional a considerar es el siguiente: El corazón de un hombre se


descubre, realmente, fuera de su territorio. Lo que soy yo en verdad, se verá
cuando esté fuera de mi territorio. Job, por ejemplo, no salió de su territorio
físico, pero sí de su territorio de comodidad. Job perdió, primero, todos sus
bienes, y luego a todos sus hijos, y aún su mujer le dijo con desdén: maldice
a Dios y muérete. Sin embargo, Job nunca atribuyó a Dios despropósito
alguno. Job demostró lo que había en su corazón cuando estuvo fuera de
su territorio de comodidad. Reflejaremos lo que realmente somos cuando
nos encontremos en la tierra donde no nos cobija “la bendición”.
El carácter de un hombre se da a conocer, no por el lugar donde actúa,
sino por la calidad de su obra en cualquier terreno. Jesús demostró no ser
bueno nada más en Galilea, Perea, Judea o Jerusalén, dónde interactuaba
con gente de su pueblo, si no también ser el hijo de Dios en medio de una
nación pagana y enemiga de Israel y la fe: Jesús llegó a la región sirofenicia
con el mismo carácter, la misma autoridad, la misma gracia, la misma
revelación, y la misma unción con la que ministro en tierra israelita.

La fe es conquistadora. Los demonios de Tiro y de Sidón no se apoderaron


de Jesús; muy por el contrario, fue Jesús quien tomó dominio de las huestes
espirituales de aquella región pagana. Tiro y Sidón exportaron a Israel, en
algún momento, su idolatría, a través de Jezabel, y la adoración a Baal,
Quemos y Moloc. Jesús invadió el territorio bajo la idolatría y los demonios,
impuso allí su autoridad y realizó el milagro que nos narran Mateo y Marcos.

La mujer cananea no cruzó la frontera para acercarse a Jesús. Observemos


que fue Jesús quién dejó su territorio para llegar a la región donde habitaba
esta mujer en gran necesidad por causa de su hija. “Porque el Hijo del Hombre
vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Lucas 19:10) “Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, más tenga vida eterna”. (Juan 3:16) “Sabemos que somos de Dios, y el
mundo entero está bajo el maligno”. (Ia. Juan 5:19)

Tal vez la cananea escuchó de Jesús de la boca de algunos que formaban


las multitudes que desde tierras lejanas llegaron a escuchar a Jesús y a
buscar sanidades con milagros por qué el Señor manifestaba su gloria y su
poder entre los necesitados y enfermos. “Y se difundió su fama por toda Siria; y le
trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los
endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis,
de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán”. (Mateo 4:24-25)

Lo cierto es que esta visita de Jesús a la región sirofenicia es un cuadro de


aquel que dejó su trono de gloria para venir a buscarnos. “No me elegisteis
vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto,
y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo
dé”. (Juan 15:16)

Amados(as): Jesús invade tu territorio hoy. Jesús ha venido a buscarte, ha


traspasado toda barrera, se hizo hombre como nosotros, fue a la cruz, murió
por nuestros pecados, resucitó para darnos vida, a la diestra del padre
intercede por nosotros, y ha llegado hasta tu tierra de oscuridad para
concederte el milagro que necesitas. Amén

LA FE SACA LO MEJOR DE TI EN LA ADVERSIDAD.


No hay otro personaje en el ministerio de Jesús sobre el cual veamos tanto
rechazo y negatividad como con la mujer cananea. La fe se sostiene y
demuestra su valor en medio de la adversidad. El tiempo de bonanza,
cuando todo es bendición y todo va bien es fácil ejercer fe. Sin embargo, la
fe bíblica es aquella que saca lo mejor de nosotros cuando enfrentamos la
adversidad.

La mujer cananea es la mujer del perro: “Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces
acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El
respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. (Mateo
15:22-23) “Pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu
inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies”. (Marcos 7:24)

La mujer cananea, cuyo nombre omiten los evangelios, enfrentó el rechazo


y la oposición desde el inicio de sus intentos de recibir la atención de Jesús,
y luego, el silencio y la comparación del propio Jesús. Esta es la fe
determinada, esta es la fe que no se detiene. Echemos un vistazo a la
oposición la adversidad que fueron vencida por una mujer de fe antes de
recibir su milagro.

1. Su origen.
Como hemos descrito, esta mujer era cananea, y sirofenicia de nación.
Recordemos que cuando el Señor le ordenó a Jonás que predicara en
Nínive, el profeta, primeramente, trató de eludir su misión, y luego, a la
insistencia del Señor, fue a Nínive a predicar con gran entusiasmo el mensaje
de juicio: “de aquí a 40 días Nínive será destruida”. Posteriormente, cuándo Jonás
ve que, en lugar del juicio destructivo sobre la ciudad, Dios perdona a su
pueblo y, atendiendo al arrepentimiento, al ayuno y a la oración de Nínive,
la libra del juicio, Jonás se enoja y Dios tiene que darle una nueva lección
de gracia y misericordia. Lo que pretendo resaltar es qué para Jonás estaba
bien que Dios destruyera Nínive, pero no vio con buen corazón que Dios
perdonará a la ciudad. Este era el pensamiento de un hebreo común. Y así
miraban los discípulos del Señor a la cananea, como una extranjera,
pagana y miembro de un pueblo enemigo de Israel. Si en vez de ser
cananea, hubiera sido una mujer judía, no habría recibido tal rechazo de
parte de los discípulos del Señor. La fe determinada alcanza su objetivo
porque va hacia delante venciendo todos los obstáculos
.
2. Su sexo.
Los hombres de aquella cultura y de aquella época no se relacionaban con
mujeres en público, mucho menos, con un extranjero. El ser mujer
representaba una gran desventaja para la cananea. Otro ejemplo bíblico
nos ayuda a ilustrar y a comprender mejor lo que trato de decir. Recordemos
a Jesús y a la mujer samaritana. “Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús
le dijo: Dame de beber. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a
mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre
sí. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin
embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?” (Juan 4: 7, 9, 27)
En realidad, mirándolo desde esta distancia, y repitiendo la película en la
imaginación, esta mujer tenía una fe determinada y osada, por lo cual
ahora comprendemos porque Jesús respondió a su fe.

3. Su etnia.
Los cananeos eran descendientes de Lot y otro grupo de los sirofenicios era
descendientes de Ismael. Escudriñando el origen de los habitantes de Tiro y
Sidón tendremos que concluir que no pertenecen a la descendencia de la
promesa, esto es, la línea de la fe que viene por Abraham e Isaac. Los
descendientes de Lot, y de Ismael fueron adversarios consuetudinarios de
Israel y practicantes de la idolatría. Para un judío era una abominación
sentarse a comer con un cananeo. He aquí otra razón más para admirar la
fe de esta mujer.

4. Su religión.
Jesús y sus compañeros, así como la nación de Israel, creían en Jehová Dios.
Tenían un Dios uno y eterno, un Dios que se reveló por medio de su Palabra,
en los escritos de Moisés, los Salmos y los profetas, en todo el Antiguo
Testamento. La mujer cananea procede de un pueblo pagano, politeísta
ajeno a las Escrituras. La diferencia religiosa entre Jesús y sus discípulos y la
cananea era abismal. La cananea venció también esta adversidad y se
atrevió a dar el paso de fe de acercarse a un judío, con una religión
desconocida y rechazada por su propio pueblo. A fin de cuentas, la
cananea nos enseña que la fe verdadera únicamente puede estar ligado
a Dios único y a Su Palabra revelada.

5. Su marido.
La mujer Cananea clamaba a favor de su hija: ¡Señor, Hijo de David, ten
misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio”. (Mateo 15:22)
Esta mujer clamaba por su hija, pero ¿dónde estaba el padre de esa hija?
No sabemos si era una mujer sola, una madre soltera, una mujer divorciada
o una mujer abandonada por su marido. Tampoco sabemos si era viuda, lo
que parece poco probable. Lo que sí sabemos es que cuando ella regresa
a su casa encuentra su hija sana, pero nada se nos habla de un hombre.
Esta era otra desventaja para una mujer. En la cultura de la época una mujer
adulta y madre que no tuviera el respaldo de un hombre se hallaba
disminuida en la sociedad.

6. Su recibimiento.
Volviendo a observar con los ojos de la imaginación, encontraremos a una
mujer clamando, es decir, dando gritos, a quien los discípulos rechazaban.
Son los discípulos los que le piden a Jesús: “despídela”. Jesús atiende a la
mujer, para decirle no soy enviado sino a las ovejas perdidas de Israel, esto es, para
darle un no. Luego Jesús le dice que “no está bien tomar el pan de los hijos para
echarlo a los perritos”, con lo cual, simbólicamente, la mujer fue comparada
con un perrito doméstico.

No hay nada favorable, ni estimulante en el intento de la cananea de


acercarse a Jesús, esto es lo que me hace dimensionar las palabras de Jesús:
“o mujer grande es tu fe”.

Frente a cada adversidad que enfrentó la cananea, su fe emergió con


determinación para continuar en la búsqueda de su milagro, el que al final
es recibido, tanto por la hija que es liberada del demonio, como por la
madre qué ve cómo desde la distancia Jesús obró el milagro en ella.

La fe saca lo mejor de cada persona en tiempos de adversidad. Esta hora


de prueba que vive el mundo, es la oportunidad que Dios nos da para
demostrar nuestra fe y para exponer lo mejor de nosotros a fin de que Dios
sea glorificado.

LA FE TRANSFORMA LA ACTITUD.

En este sentido podemos apreciar la actitud que sostuvo la fe de la mujer


cananea frente a la diversidad de los obstáculos que se le presentaron. Éste
será tema de nuestra próxima lección.

Amados(as): Oremos reconociendo qué si hemos de vencer, ha de ser por


medio de una fe determinada. Oremos, reconociendo que el Señor invade
nuestro territorio de necesidad, para que, por medio de la fe de la Palabra,
lleguemos alcanzar la cima donde se encuentra nuestro milagro. Oremos
para que nuestra fe nos sostenga en tiempos de adversidad y active lo mejor
que nuestro carácter y de las virtudes que el Espíritu Santo y la Palabra de
Dios han formado en nosotros. Amén.

Aplicación personal:

¿Cómo ha impactado esta lección tu vida?


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¿Anhelas desarrollar una fe determinada para alcanzar tu milagro?


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¿Cómo demuestras tu fe en tiempo de adversidad?
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