Está en la página 1de 25

"FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO DEL ADULTO MAYOR EN EL ATLÁNTICO”:

ANÁLISIS SOCIO JURÍDICO”

INÉS AMINTA DE LA CRUZ GONZÁLEZ

MONICA MARCELA CALVO ESTRADA

SOCIÓLOGA MG. LETICIA HUNDEK PICHÓN

SOCIOLOGÍA JURÍDICA

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS

PROGRAMA DE DERECHO

2019
"FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO DEL ADULTO MAYOR EN EL ATLÁNTICO”:

ANÁLISIS SOCIO JURÍDICO”

Introducción

La definición de abuso del adulto mayor ha cambiado y evolucionado considerablemente en el tiempo:

pasó de llamarse “vapuleando a la abuelita” a “maltrato del anciano” o “abuso del anciano” entre 1970 y

el 2000. El término “vapuleando a la abuelita” (“granny battering”) no era más que un eufemismo para

los malos tratos a las personas mayores. En un inicio solo se consideraba en la definición al abuso físico,

pues el término “bapulear” hace énfasis en el abuso físico. Además, se consideraba un fenómeno

doméstico, donde las víctimas ancianas eran destinatarios pasivos del cuidador, y por tanto una carga

para la familia.

Más adelante, cuando se denominaba “Síndrome de la abuelita bapuleada”, se incluían tres grandes

categorías de abuso: físico, psicológico y financiero o material. El abuso físico incluía tanto golpes

como falta de supervisión y cuidado inadecuado que llevara a lesiones físicas. En la categoría de abuso

psicológico se consideraban las amenazas y el aislamiento. En el abuso material o financiero se tomaban

en cuenta los engaños y robos de sus posesiones


A pesar de esto, el nombre “Síndrome de la abuelita bapuleada” tiene definitivamente una connotación

física, además de que el término incluye solo a mujeres, y es un calificativo que trae implícito debilidad

y vulnerabilidad. Más adelante pasó a llamarse “abuso en la vejez” que se definía como “el maltrato

sistémico, físico, emocional o financiero de un adulto mayor por parte de su familiar cuidador”. En esta

definición se deja claro que no solo se incluyen a las mujeres, y no solo incluye abuso físico. No

obstante, este término limita el abuso por parte del cuidador familiar.

Si bien es cierto los miembros de familia, conyugues, hijos, nietos están implicados en el 90% de los

casos de abuso del anciano, esta problemática no se da únicamente en contexto familiar tomando en

cuenta las circunstancias bajo las cuales este problema puede producirse, se propuso el término

“maltrato del anciano”, definido como “todos los actos contra las personas mayores de 65 años, por

aquellos que tiene una relación personal o profesional, con el adulto mayor, llevando a daño físico,

psicológico, o material repetitivo”. Sin embargo, esta definición es un tanto arbitraria con respecto al

corte de edad, puesto que en algunos países desarrollados se ha aceptado la edad cronológica de 65 años

como la definición de vejez o persona mayor, y en algunos países a esa edad se otorgan los beneficios de

la pensión; sin embargo esta no se adapta bien en África por ejemplo el uso común de la edad

cronológica para marcar el inicio de la vejez asume equivalencia con la edad biológica, aunque al mismo

tiempo, es ampliamente aceptado que estas dos no sean necesariamente sinónimos.

Actualmente, la OMS define maltrato del anciano como “cualquier acto aislado o repetitivo o la falta de

acción apropiada, ocurrida en cualquier relación de la que se espera confianza, que causa daño o

malestar a la persona mayor” Es importante anotar, que esta definición excluye actos de violencia o

conducta criminal contra los adultos mayores.


La agresión al anciano traslapa con actos criminales, pero no es necesariamente sinónimo. La relación

de confianza entre el abusador y el abusado es el clave en el problema, pudiéndose tratar de amigos,

hijos, nietos, yernos, nueras, enfermeras, trabajadores sociales, cuidadores, trabajadores domésticos, y

cualquier otra relación familiar o de confianza.

En muchas instancias, los profesionales de la salud lo ignoran aún y no se han tomado acciones

suficientes para proteger a los individuos víctimas de abuso. Este desconocimiento se debe

principalmente a la carencia de una definición universal y a la propia existencia de barreras que

dificultan la detección de posibles situaciones de agresión, lo que ha llevado a calificarlo como

«fenómeno iceberg».

La violencia es considerada un problema de Salud Pública, que está presente en distintos ámbitos de

desarrollo del ser humano; e incluso se percibe como parte de la condición humana. Sus costos son

asumidos por las sociedades, y un porcentaje relevante de ellos, por las consecuencias dañinas del

maltrato en la salud de las víctimas, termina siendo asumido por las instituciones de salud.

El maltrato vulnera los derechos y la dignidad como consecuencia del abuso de poder hacia una persona

que se encuentra en una situación de desventaja e inferioridad debido a sus limitaciones, ya sea por

razón de edad, género o pérdida de capacidades.

En este caso la relevancia de dicho problema la tienen los adultos mayores por razones de su edad y de

las dificultades que estas misma trae para las condiciones de vida a la que son llevados por el simple
hecho de tener una edad avanzada y de empezar a no valerse por sí mismo y necesitar ayudas para

realizar algunas actividades y también para hacer cosas sencillas que se requieren dentro del diario vivir.

El fenómeno social del maltrato hacia los adultos mayores, es una situación real y recurrente en el diario

vivir de la actual sociedad, Aun así, queda sin conocerse la real magnitud del problema, dada la

dificultad de su denuncia como también la restringida concepción de daño que tienen las personas

cercanas al anciano (su familia), y los agentes de salud (administradores y cuidadores).

La violencia comprende agresiones psicológicas, físicas y sexuales, abandono y, especialmente en los

ancianos, se agrega el abuso económico o patrimonial por parte de familiares u otras personas ajenas a la

familia. La vulnerabilidad biológica, psicológica y social del anciano, como también el hecho de que no

siempre es autovalente -por lo que depende del cuidado de otros, miembros de su familia o terceros-,

favorecen los malos tratos.

Teniendo en cuenta la información anterior se realizó un trabajo teórico-práctico donde se llevó a cabo

el análisis socio jurídico de las leyes que protegen y amparan a los adultos mayores en contra de

cualquier tipo de maltrato y violencia. Luego se realizaron entrevistas a 4 adultos mayores de 60 años,

en miras de saber cuánto de ellos conocen las leyes con las que los protege el estado y si han sido

víctimas de algún tipo de violencia por el simple hecho de ser ancianos o de la tercera edad.
"FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO DEL ADULTO MAYOR EN EL ATLÁNTICO”:

ANÁLISIS SOCIO JURÍDICO”

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en la “Declaración de Toronto” define los malos tratos a

personas mayores como “La acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que causa daño

o angustia a una persona mayor y que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa

de confianza” (3). Para Álvarez (1997), en igual sentido es: “toda acción voluntaria, accidental y fortuita

que conduzca a una ofensa o descuido físico, psicológico, emocional, social o económico, infringido a

una persona mayor de 60 años por los hijos, sobrinos, hermanos, familiares, terceros, la sociedad o por

el medio en el cual se desenvuelve.

TIPOS DE MALTRATO

El abuso asume dos formas:

1. “Maltrato” como grave vulneración de derechos (maltrato físico, Sexual, abandono)

2. “Formas menores” que muchas veces pasan desapercibidas para el entorno, pero igualmente

inaceptables.
El estudio SEGG, según las esferas comprometidas de la persona las

Clasificó en:

1. Esfera íntima:

a. Explotación de la capacidad de trabajo en el hogar.

b. Destitución familiar: ignorar o franca hostilidad.

c. Desarraigo: ingreso forzoso a institución o casas de familiares.

d. Explotación económica y apropiación de sus bienes.

e. Abandono: familia desatiende sus necesidades.

f. Falta de capacitación de los cuidadores informales.

2. Ámbito público:

a. Falta de instituciones sanitarias para la atención geriátrica especializada.

b. Profesionales médicos que achacan a la edad cualquier padecimiento.

A su vez, los autores Wolf y Pillemer clasificaron los malos tratos en:

- Maltrato físico: causar daño o dolor físico, abuso sexual y/o contención

Física.
- Maltrato psicológico: infringir angustia mental.

- Negligencia activa: rechazo o incumplimiento de la aceptación de las

Obligaciones en los cuidados.

LAS CAUSAS DEL MALTRATO

Se identifican tres ejes en el maltrato a personas mayores: Un vínculo, a priori significativo y

personalizado, que genera expectativa de confianza el resultado de daño o riesgo significativo de daño y

la intencionalidad o no intencionalidad.

Mc Creadie (2002) señala la importancia de considerar como necesidad la comprensión del riesgo que

existe para adultos mayores en sus propias casas. En especial, respecto a las mujeres, quienes viven más

años y en la medida que envejecen viven más solas. El estudio reconoce las siguientes situaciones de

riesgo:

a) Persona cuidadora con problemas de carácter psicológico, alcohol;

b) La persona anciana con demencia que permanece sola todo el día;

c) Hogar de la persona anciana donde se bebe demasiado alcohol;

d) Persona cuidadora que se pone muy enfadada por la carga del cuidado;

e) Persona anciana con demencia que es violenta con la persona cuidadora;


f) Persona anciana que es incapaz de atender adecuadamente las necesidades de la vida diaria de la

persona anciana;

g) Persona anciana que vive con hijos adultos con problemas severos de personalidad.

TEORÍAS CONSENSUADAS, QUE EXPLICAN POR QUÉ SE PRODUCE EL MALTRATO A

ADULTOS MAYORES.

ENCONTRAMOS:

1) Teoría del estrés del cuidador: asocia el maltrato a factores de estrés externos, relacionados al

cuidado y que superan la capacidad del cuidador. El cuidador no tiene apoyo de otros, ni ha sido

capacitado para brindar los cuidados requeridos, y a esto se suma la percepción de desventaja social

tales como desempleo, problemas económicos, otros.

2) Teoría de la dependencia de la persona mayor: que incrementa la carga al cuidador, e incluso la

conducta del anciano puede provocar o mantener situaciones de maltrato.

3) Teoría del aislamiento social: que considera este aislamiento clave en la aparición del maltrato, ya

que predispone al cuidador a estrés y violencia.

4) Teoría del aprendizaje social: enfatiza el rol de la familia en el aprendizaje de conductas en el

individuo, que aplicará a lo largo de su vida. Es así, que individuos que fueron maltratados en su niñez,

es probable que repitan esta conducta.

5) Teoría de la Personalidad del cuidador y abuso de sustancias: asocia el maltrato a problemas del

cuidador con abuso de alcohol, medicamentos y/o drogas, así como, enfermedades mentales.
Otros modelos que explican el maltrato son:

Modelo conductual: desarrollado por John Watson y posteriormente desarrollado por Bernstein y

Nietzel en 1980, ambas se relacionan con la teoría de aprendizaje social. Postulan que tanto la conducta

normal como la anormal son producto del aprendizaje. No admite enfermedades mentales. Los aportes

de esta teoría, está en la descripción de la persona que ejerce violencia, y la describe como “doble

fachada”: en el espacio exterior tienen una imagen cargada de cualidades positivas, y en la intimidad,

muestran características opuestas y contradictorias. Esta diferencia trae aparentemente una doble

victimización, porque la víctima es señalada como desequilibrada o loca y se le atribuye la causa de

todos los problemas.

Modelo ecológico multidimensional: es más completo ya que integra a los sistemas y entornos que

intervienen en el maltrato. Obedece a aislamiento social, cuidadores o ancianos sin redes de apoyo. El

efecto más devastador para la víctima es la indiferencia, humillaciones, y de la sociedad falta de

sensibilidad y compasión. Las causas se resumen en el diagrama causa efecto.

Por otro lado cabe resaltar un tipo de maltrato muy común en estas personas de edad avanzada y se le

denomina: “invisible”, La enfermera norteamericana Kayser-Jones, desde la década de 1980, ha

contribuido con diversas investigaciones al estudio de los pacientes mayores institucionalizados. En


1990, según sistematización de dichos estudios hecha por Caballero (2000), las principales categorías de

maltrato en las residencias de adultos mayores son:

- Infantilización: Tratar al paciente como si fuera un niño irresponsable en el que no se puede confiar.

- Despersonalización: Proporcionar servicios de acuerdo con criterios generales que desatienden las

necesidades particulares del paciente.

- Deshumanización: No sólo ignorar al anciano, sino despojarlo de su intimidad, de su capacidad para

asumir responsabilidades de su propia vida.

- Victimización: Ataques a la integridad física y moral de los ancianos mediante amenazas,

intimidación y agresiones verbales, robo, chantaje o castigos corporales.

La OMS y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han puesto en evidencia las deficiencias en

el marco legal de los países participantes y han propuesto un “Plan de Acción Mundial sobre el

Envejecimiento”. Esta iniciativa en sus puntos relevantes pone de manifiesto los valores que subyacen al

decir: “Las personas deben recibir un trato justo, independiente de la existencia de discapacidad u otras

circunstancias, y ser valoradas independientemente de su contribución económica”.

A esto se suman estrategias regionales para América Latina y el Caribe, tales como el “Plan de Acción

Internacional de Madrid”, aprobado en Chile en 2003. El que, entre sus objetivos específicos señala

“combatir la violencia, abuso, negligencia y explotación de las personas mayores, estableciendo leyes y

normas que penalicen toda forma de maltrato físico, psicológico, emocional y económico”.
Por otro lado, una definición apropiada y unificada es la dada por la Organización Mundial de la Salud,

que indica que el abuso en adulto mayor es cualquier acto aislado o repetitivo o la falta de acción

apropiada, ocurrida en cualquier relación de la que se espera confianza, que causa daño o malestar a la

persona mayor.

La incongruencia entre las diferentes definiciones e interpretaciones de abuso en el adulto mayor ha

hecho que la estimación de prevalencia e incidencia de la problemática parta de una perspectiva

empírica, además hacen de este un fenómeno difícil de analizar y entender en una forma comparativa, lo

cual tiene implicaciones en la investigación, desarrollo de políticas, programas de intervención y

prevención.

El abuso en adultos mayores y la negligencia de la cual pueden ser víctimas representa un importante

reto para el patólogo forense, pues es difícil de detectar. Una de las tareas más difíciles para la medicina

forense es certificar la causa de muerte cuando esta no es clara o cuando es debatible.

Puede ser complicado definir la causa de muerte de manera precisa en ancianos con múltiples variables

potencialmente involucradas como heridas, enfermedad y desnutrición. Sin embargo, es importante

mencionar que la negligencia y heridas físicas y psicológicas pueden empeorar o potenciar las

consecuencias fisiopatológicas de las condiciones médicas de fondo; sin embargo es complicado definir

cuán significativas son las causas de muerte indirectas en cada caso, así como la relevancia en

causalidad, por eso hay que tener en cuenta lo siguiente.


TIPOS DE ABUSO

Abuso físico: El abuso físico se define como el daño o coerción física que causa lesión física o

psicológica. Este puede incluir; infligir dolor físico o privar de forma intencionada, por parte del

cuidador, de los servicios necesarios para mantener la salud física y mental. Algunos ejemplos

específicos serían escoriaciones, laceraciones y cicatrices sin explicación en cara, cuello o tronco, así

como dolor sin explicación o fracturas o múltiples traumatismos. Se deben considerar también lesiones a

nivel genital que sugieran abuso sexual.

Abuso psicológico: El abuso psicológico es la práctica de infligir angustia mental y sufrimiento, a través

de agresiones verbales, insultos, amenazas, infantilización, humillación, así como el irrespeto a la

privacidad o a sus pertenencias. El anciano psicológicamente agredido se siente con miedo, apatía y se le

dificulta la toma de decisiones. Signos y síntomas de este pueden incluir evasión física, silencio

inexplicable, disminución del contacto social, enojo, depresión o pérdida de peso

Abuso económico: La OMS define abuso económico como la explotación o uso ilegal o indebido de

los fondos u otros recursos de la persona anciana. En regiones donde la población en envejecimiento

aumenta y así la transferencia de riquezas de una generación a otra, el problema toma mayor

importancia con aumento concomitante de reportes. Respecto a su incidencia o prevalencia no hay

suficiente información, aunque en Australia y otros países se reporta una cifra de 0.5 a 5% en personas

de edad avanzada. En España se ha documentado este tipo como uno de los más frecuentemente

reportados, junto con el psicológico, referidos por adultos no institucionalizados y sus cuidadores. A

pesar de esto se considera que existe un subreporte de casos, dado que muchas veces se produce en la

intimidad del hogar. Las consecuencias implican la privación de la posibilidad de los afectados de vivir

de manera independiente, recibir los cuidados necesarios e incluso afectar su salud directamente
. Los adultos mayores resultan especialmente vulnerables al abuso económico por un proceso

denominado influencia indebida, la cual consiste en una dinámica en la que en una relación de confianza

una parte dominante aprovecha su posición de poder sobre una parte débil, en este caso, con fines

económicos. La confianza y dependencia de una de las partes son explotadas mediante tácticas como

adulación, insistencia y engaño, al punto en que se toman acciones legales como ejecuciones de

testamentos o trasmisión de propiedades.

La vulnerabilidad al abuso económico aumenta a medida que disminuye la capacidad financiera, la cual

muchas veces afecta a las víctimas de este proceso, sumado a su propensión al deterioro cognitivo y

necesidad de asistencia en el manejo de sus bienes. Sin embargo, no solo se presenta en personas con

problemas cognitivos, sino que influyen otros factores psicológicos y sociológicos como lo son vivir con

el abusador, estar en aislamiento social, ser soltero, viudo o divorciado, bajo nivel educativo, ser

financieramente independiente sin gastos financieros, y el género, donde las mujeres son más afectadas.

Aparte de factores individuales, elementos sociales como inequidad socioeconómica en un país

aumentan el riesgo de este tipo de abuso.

Negligencia: La negligencia es otra forma de abuso que resulta ser constante y en algunas fuentes se

reporta como la más frecuente. Es el fallo del cuidador al brindar alimentación, agua, vestimenta,

confort, seguridad, acceso a los servicios de salud y protección contra el abuso o explotación. Se

manifiesta en pacientes con desnutrición o pérdida de peso, pobre higiene, vestimentas inapropiadas o

inadecuadas, mal olor, infecciones a repetición, úlceras por presión, ansiedad o depresión y deterioro

clínico inesperado que podría sugerir falta de suministro de medicamentos o tratamientos. Además,

puede ser evidente en aquellos que carezcan de dispositivos de asistencia necesarios para mantenerse

alerta de su alrededor, como andaderas, anteojos, dentaduras, audífonos, entre otros. Sin estos, esta

población es susceptible a caídas, fracturas y disminución de su capacidad funcional, lo cual aumenta su


morbilidad y mortalidad. Entre los factores de riesgo se encuentra la interdependencia entre la víctima y

el abusador, aislamiento social y lugar de residencia compartido, como lo son asilos de ancianos, donde

en algunos estudios se reportan cifras de prevalencia de hasta 9,8% Por otra parte, el abuso a este grupo

etéreo no se limita a la casa o a la comunidad, también puede verse en residencias, casas de cuido y

hospitales, entonces se puede clasificar también en intradomiciliar y extradomiciliar. Algunos factores

de riesgo para el abuso extradomiciliar incluyen las pobres condiciones de trabajo del personal

encargado del cuido de los ancianos, bajos salarios y supervisión inadecuada, entre otros.

En Colombia, para los adultos mayores la soledad, falta de atención y abandono son los problemas que

enfrentan a diario la mayoría de ellos. Esta situación se agudiza, según el Estudio Nacional de Salud,

Bienestar y Envejecimiento (Sabe), con el hecho de que antes del 2021, en el país habrá una persona

mayor de 60 años por cada dos adolescentes, y que las condiciones para atenderlos de manera integral

son deficitarias.

Esta situación, unida a una disminución notoria en la tasa de fecundidad según un estudio reciente de la

Universidad de La Sabana, en el cual se registra que siete de cada diez jóvenes no desean tener hijos,

nos ubica en un fenómeno demográfico sin antecedentes: el país se envejece a pasos agigantados.

Robinson Cuadros, presidente de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría (Acgg), asegura

que hay una carencia de políticas claras para atender a esta población que será la mayor protagonista en

el futuro, en parte porque la mayoría de adultos desean vivir mucho tiempo, pero sin llegar a ser viejos;
es decir, “una adultez atrapada en la ambivalencia de la eterna juventud y el estereotipo de asociar vejez

con enfermedad”; y porque “hoy nadie habla de vejez en colegios y universidades, lo que dificulta

proyectar y preparar a todo nivel una vejez activa, digna y saludable”.

La preocupación porque, según él Sabe, la cifra de mayores de 60 años bordea el 11 por ciento de la

población hoy, cuando en el 2005 apenas representaba el 7,5. Se calcula, de hecho, que en el 2020

existirán 6,5 millones de personas en estas condiciones, un crecimiento que en Colombia requirió 26

años, mientras que a Francia le tomó 115.

La Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría considera que enfrentar esta inversión en la

pirámide poblacional es un desafío social, económico y sanitario que los hacedores de políticas parecen

desconocer. Esto empeora al revisar las cifras del Ministerio de Salud, que reportan que ocho de cada

diez adultos mayores sufren más de una enfermedad. Males manejables como la hipertensión afectan a

seis de cada diez, con el agravante de que menos de la mitad tiene controles regulares. Y, de otro lado,

los males osteomusculares comprometen a la mayoría y son un determinante de incapacidad y pérdidas

de años de vida saludable.

Pero si las enfermedades orgánicas son dramáticas en estas edades, por el lado de las mentales empeora

la situación. El 41 por ciento de los viejos en el país padecen depresión, que se aumenta si se tiene en

cuenta que tres de cada 10 se quejan de estar en completo abandono, y casi la décima parte de todos

ellos, al menos en Bogotá, viven solos, según él Sabe.


Aunque lo lógico es que en las edades avanzadas el ingreso esté garantizado por medio de un modelo de

pensiones, lo cierto es que según las cifras oficiales, esta cobertura no supera el 30 por ciento, con un

desequilibrio significativo en las zonas rurales, donde apenas uno de cada diez ha cotizado para este

beneficio.

Rodrigo Heredia, profesor de Geriatría de la Universidad Javeriana, referencia que los abuelos que

carecen de ingresos sobreviven con el apoyo económico de sus familiares, muchos precarios, y que las

ayudas económicas estatales solo cobijan a uno de cada cinco.

La consecuencia no puede ser otra que la dependencia, que, según Heredia, se relaciona con las

disfunciones laborales marcadas por el rechazo que enfrenta esta población, incluso desde la cuarta

década. Es claro, según el especialista, que después de los sesenta años, más de la mitad de los

colombianos tienen que trabajar por necesidad, informalmente y en condiciones adversas de seguridad

social.

Cuadros es enfático al decir que si bien hoy existe una cobertura casi completa en salud, el acceso deja

mucho que desear porque las barreras para la población mayor son una constante, y la atención integral

que requieren, con las excepciones de rigor, no pasa del papel.

En Colombia, existen leyes que cobijan y respaldan algún caso de maltrato hacia el adulto mayor, que

intenta en el plano social, mitigar este tipo de situaciones que cada día se convierte en un fenómeno

social, condicionado por distintos factores que inclinan a que este tipo de situaciones se presente; a

continuación se mencionara alguna de ellas:


1.Decreto 743, de 2018: se crea el Programa de Protección Social al Adulto Mayor hoy Colombia

Mayor, tiene como objetivo fundamental proteger al adulto mayor que se encuentra en estado de

indigencia o de extrema pobreza, contra el riesgo económico de la imposibilidad de generar ingresos y

contra el riesgo derivado de la exclusión social, a través de un subsidio en dinero que oscila entre

$40.000 y $75.000 y se financia con recursos de la Subcuenta de Subsistencia· del Fondo de Solidaridad

Pensional

2. Ley 1850, de 2017: "por medio de la cual se establecen medidas de protección al adulto mayor en

Colombia, y se penaliza el maltrato intrafamiliar por abandono. Donde uno de sus fines, Asesorar la

formulación y evaluar el funcionamiento de los planes y programas de protección y lucha contra la

violencia que se ejerza a los adultos mayores. Promover la creación de redes de apoyo con el fin de

asegurar los vínculos, la compañía y el apoyo del núcleo familiar del adulto y así evitar la

institucionalización y la penalización, ya que es necesario involucrar de manera directa a la familia

quien es la encargada de suplir la satisfacción de necesidades biológicas y afectivas de los individuos;

responde por el desarrollo integral de sus miembros y por ,'la inserción de estos en la cultura; o

transmisión de valores para que se comporte como la sociedad que espera de ellos.

De ahí que la pertenencia a una familia constituye la matriz de la identidad individual. Promover la

formulación de políticas para dar a conocer las obligaciones alimentarias de la familia para con las

personas de la tercera edad, conformando grupos de enlace con el Ministerio de Salud y Protección

Social.
3. Ley 1279 de 2009: La presente ley tiene por objeto la protección a las personas de la tercera edad (o

adultos mayores) de los niveles I y II de Sisbén, a través de los Centros Vida, como instituciones que

contribuyen a brindarles una atención integral a sus necesidades y mejorar su calidad de vida.

4. Ley No.1912 11 Jul 2018: por la cual se brindan condiciones para mejorar la calidad de vida del

adulto mayor en Colombia. El congreso de Colombia decreta:

Artículo 1°. Del objeto. La presente ley establece que el valor de los auxilios o subsidios en dinero

dirigidos y otorgados en beneficio del adulto mayor de que tratan los servicios sociales complementarios

del Sistema de Seguridad Social o del Sistema de Protección Social en Colombia en vigencia de la

presente ley o que llegaren a crearse podrán estar por encima del indicador de línea de pobreza que

informe oficialmente el Departamento de Planeación Nacional o a la entidad que haga sus veces.

Artículo 2°. Aplicabilidad, vigencia y derogatorias. La presente ley rige a partir de su promulgación y

derogan disposiciones legales o reglamentarias que le sean contrarias. Su aplicación podrá regir

progresiva y gradualmente durante las siguientes vigencias fiscales.

Esta ley fue sancionada por el Senador Álvaro Uribe Vélez. La Ley 1912 de 2018, de autoría del

expresidente y senador Uribe, busca que en un período de transición, a los adultos mayores se les

pague un subsidio mínimo que esté por encima del indicador de la línea de pobreza.
El Gobierno Nacional sancionó y promulgó la Ley 1912 de 2018, de autoría del expresidente y senador

Álvaro Uribe Vélez, por la cual se brindan condiciones para mejorar la calidad de vida del Adulto

Mayor en Colombia. Pretende que, transitoriamente, a los adultos mayores se les pague un subsidio

mínimo que esté por encima del indicador de la línea de pobreza

Lo que el Proyecto propone es que, en un período de transición, se les tenga que pagar una suma mínima

que les permita estar por encima de la línea de pobreza. El programa del Adulto Mayor ha sido un

programa bien importante, pero eso se ha convertido en una limosna, no en una garantía de mediana

calidad de vida. Hoy en los municipios colombianos y en las ciudades los pagan entre $80.000 cada dos

meses y $150.000 cada dos meses.

5. Ley 1850 del 19 de julio de 2017: con la cual se establecen fuertes medidas de protección al adulto

mayor y penaliza el maltrato intrafamiliar por abandono, entre otras disposiciones.

La nueva ley establece que el que someta a condición de abandono y descuido a una persona mayor, con

60 años de edad o más, y afecte sus necesidades de higiene, vestuario, alimentación y salud, incurrirá en

prisión de cuatro a ocho años y una multa de uno a cinco salarios mínimos legales mensuales vigentes.

La norma también dispone que el abandono de una persona mayor por parte de una institución a la cual

corresponde su cuidado por haberlo asumido, será causal para que a dicha institución se le cancelen los

permisos de funcionamiento, que también acarrea una multa de 20 salarios mínimos legales mensuales

vigentes para la institución.


La Ley hace mención a penas para quienes que ejerzan maltrato físico o psicológico contra las personas

mayores de parte de su núcleo familiar, así como para quien no sea miembro de su familia, pero que

actúe como encargado del cuidado de estas personas mayores.

En cuanto al maltrato de los adultos mayores mediante restricción a la libertad física, la Ley 1850

penaliza y establece multas contra quien restrinja la libertad de locomoción a una persona mayor de edad

perteneciente a su grupo familiar o puesta bajo su cuidado.

Dentro de la norma se ordena al Ministerio de Salud establecer la ruta de atención inmediata que se le

debe prestar al adulto mayor víctima de maltrato en ambientes familiares, centros de protección especial

y otras instituciones encargadas de su cuidado y protección.

Dentro de la norma se refiere a las estrategias, políticas, programas, proyectos y acciones que debe

poner en marcha el Estado para los adultos, así como a los derechos que tienen estas personas en materia

de nutrición, habitación, vestuario, afiliación al sistema general de seguridad social, recreación y cultura,

entre otros.

También aborda el tema de los responsables del cubrimiento de la asistencia alimentaria de adultos

mayores en condición de abandono, descuido o violencia intrafamiliar, las obligaciones económicas


derivadas de la prestación de asistencia profesional y alimentaria a los abuelos y abuelas, y los

programas de asistencia públicos a personas de la tercera edad.

Esta nueva norma modifica las leyes 1251 de 2008, 1315 de 2009, 599 de 2000 y 1276 de 2009.

6. Ley 1251 de 2008: La presente ley tiene como objeto proteger, promover, restablecer y defender los

derechos de los adultos mayores, orientar políticas que tengan en cuenta el proceso de envejecimiento,

planes y programas por parte del Estado, la sociedad civil y la familia y regular el funcionamiento de las

instituciones que prestan servicios de atención y desarrollo integral de las personas en su vejez, de

conformidad con el artículo 46 de la Constitución Nacional, la Declaración de los Derechos Humanos de

1948, Plan de Viena de 1982, Deberes del Hombre de 1948, la Asamblea Mundial de Madrid y los

diversos Tratados y Convenios Internacionales suscritos por Colombia y tiene como finalidad lograr que

los adultos mayores sean partícipes en el desarrollo de la sociedad, teniendo en cuenta sus experiencias

de vida, mediante la promoción, respeto, restablecimiento, asistencia y ejercicio de sus derechos.

7. La ley 1850 del 19 de julio de 2017: que establece fuertes medidas de protección al adulto mayor y

penaliza el maltrato intrafamiliar por abandono, entre otras disposiciones.

En uno de sus artículos, la ley establece que el que someta a condición de abandono y descuido a una

persona mayor, con 60 años de edad o más, y afecte sus necesidades de higiene, vestuario, alimentación

y salud, incurrirá en prisión de 4 a 8 años y en multa de 1 y 5 salarios mínimos legales mensuales

vigentes.
Así mismo, dispone que el abandono de una persona mayor por parte de una institución a la cual

corresponde su cuidado por haberlo asumido, será causal para que a dicha institución se le cancelen los

permisos de funcionamiento. Además de que esto le acarreará a la institución una multa de 20 salarios

mínimos legales mensuales vigentes.

Cabe indicar que esta nueva norma modifica las leyes 1251 de 2008, 1315 de 2009, 599 de 2000 y 1276

de 2009.

A manera de conclusión, podemos decir que teniendo en cuenta, esta información, en notable al extremo

tan triste al que se ha llevado a los adultos mayores en la actualidad, se han creado tantas leyes de

protección para poder disminuir los múltiples abusos y malos tratos que viven diariamente estas

personas. Es casi imposible creer que estos maltratos sean accionados principalmente por sus familiares,

dejando de lado todo el esfuerzo y la consideración que se le debe tener por la experiencia adquirida

durante su vida.

Somos una especie que nace, crece, se reproduce y muere, y, se olvida de que todos llegaremos allá, y

todo lo que hoy se hace mañana se devolverá.

También podría gustarte