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En países como Colombia, se han hecho estudios gubernamentales que miden la prevalencia del
maltrato al adulto mayor, sin embargo, no hay claridad sobre el agente victimario. Así, por
ejemplo, la Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento (SABE, 2015) identifica a las mujeres
mayores como las principales víctimas de violencia, física (4%), psicológica (14.4%), sexual (0.5), y
de negligencia (9.6 %) en comparación con los hombres. A pesar de esto, en esta encuesta no se
diferencia entre quiénes son los miembros del núcleo familiar que pueden ser los victimarios, y
los agentes externos que victimizan a la población mayor (SABE, 2015). En breve, la violencia
estudiada contra adultos mayores no permite distinguir si se da en el marco de una relación de
pareja o en otro tipo de relación.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de Salud (ENDS) presenta un análisis pormenorizado de la
violencia de pareja, diferenciada por sexo, victimario, nivel de escolaridad, condiciones
socioeconómicas, entre otras, permitiendo identificar factores de vulnerabilidad y riesgo frente a
la posibilidad de sufrir violencia de pareja. Sin embargo, la encuesta anterior no aborda la
población de adultos mayores. De acuerdo con lo anterior, se carece de información contundente
que permita comprender la magnitud y relevancia de este problema en nuestra sociedad
Violencia física. En primer lugar, con relación a la violencia física, de un total de 14 participantes,
14 de ellas manifestaron haber recibido maltrato físico por parte de sus parejas en al menos una
ocasión a lo largo de su trayectoria de vida. De esta última cifra, 4 manifestaron que esta violencia
se había presentado sólo 1 o 2 veces en la vida,
familiar. Así mismo, 3 mujeres manifestaron que habían sido maltratadas físicamente
hasta los 50 años en promedio, pero que desapareció una vez se defendieron y
enfrentaron incluso físicamente a su pareja. Por otro lado, 5 mujeres adultas mayores
años. Sin embargo, cabe resaltar que dos de las cinco participantes manifestaron que
esta violencia se había dado en un único episodio en el periodo de la vejez, mientras las
otras tres participantes refirieron que estas situaciones de violencia se habían presentado
con una frecuencia mayor en esta misma etapa del ciclo vital. 5
El caso de Lina, una mujer de 63 años corresponde a uno de los casos episódicos de
violencia física que dan lugar incluso a que este evento desencadenara la respuesta de la
Un día que tuve un problema duro con él, me cogió y me dio un puño delante de
mi hija y delante de mi yerno. Ese el problema más grande. Él llegó tomadito,
estaba mi hija y mi yerno ahí. Entonces yo le dije: ¡Jumm, ¡qué bonito jartando
este hijueputa!, le dije así, le dije: y no hay ni siquiera para una libra de arroz, no
da. Yo sí como una boba para darle de tragar a usted y sus hijos. Llegó y pum,
me pegó el puño y eso me reventó nariz, la boca; eso era así mi boca (ilustra que
Por otro lado, el caso de Marcela, una mujer de 62 años corresponde a una víctima
Marcela manifestaba que este tipo de maltrato se daba con bastante frecuencia, y que
esto no excluía los últimos dos años en los que había recibido en varias ocasiones
pegó la primera vez, yo no fui, me pegó la segunda, yo tampoco fui. Yo dije, las
doctoras me van a regañar porque... o sea, uno siente miedo porque dice uno
Y yo sola, y mi hijo empieza a llamarme, mamita por Dios, váyase, sálgase, que
la puerta, fue cuando me mando el casco por la cara. Entonces, mi hijo ya lo fue
a sostener, ¡ya padre! Y ahí fue para esto, entonces fue cuando mi hijo me dijo y
mis otros hijos dijeron, pero mami para qué lo recibía, mire ese sufrimiento, ya
utilizada para herir y someter a las parejas, de manera que las cachetadas, las patadas,
los puños, los estrujones, las arrastradas eran acciones físicas que se ejercían sobre los
cuerpos de las mujeres y que traían consecuencias para el bienestar físico y la salud de
las mujeres mayores. También, el alcohol se convierte en un factor que caracteriza 6
por todas las participantes del estudio (14/14) tanto en otras etapas de la vida (juventud
de palabras denigrantes como “perra, puta, nochera, hijueputa, coma mierda”; el uso de
amenazas y chantajes que buscaban controlar los actos de las mujeres; y el uso de un
tono de voz alto que en la mayoría de las circunstancias buscaba intimidar y ganar
control sobre las conductas de las esposas o compañeras. De igual modo, el silencio y
las miradas intimidantes no se quedaron por fuera de este listado, así como los reclamos
por celos o el control ejercido para que las mujeres dejaran de hacer cosas que los
poner oído. Después si él oía alguna cosa que era agradable que esa persona me
M: Si, Sumercé.
M: No, casi no me metía con él por la cosa de que era muy agresivo.
D: ¿por ejemplo?
Con relación al control y la coerción, en las entrevistas realizadas fue posible evidenciar
sus esposos y dejaban de hacer cosas tales como salir, reunirse con sus amigas o visitar
a sus familiares. A continuación, se presenta la situación descrita por Lina:
una amiga, ya murió, yo vivía en la casa, antes de yo irme a vivir con él. Yo
vivía en la casa de ella, con ella yo salía a pasear, me invitaba; camine se toma
una cerveza. No era que me tomará un petaco o medio petaco, unas dos o tres
cervezas me las tomaba y estaba bien con ella y todo. Pero me fui a vivir con ese
señor, parecía una monja en la casa; del trabajo a la casa y de la casa al trabajo… 7
la relación de pareja, cabe resaltar que, dentro de las 14 participantes de este estudio, 9
mujeres experimentaron episodios de violencia sexual tanto en etapas previas por parte
violencia se presenta con mayor prevalencia el abuso sexual, referido por 4 participantes
quienes manifestaban que sus parejas las forzaban a tener relaciones sexuales, en
referidas eran el acoso verbal, e insinuaciones sexuales no deseadas. Así, Marcela narra
una de sus experiencias de violencia sexual vividas durante los últimos años con su
cosas, como a lastimarme, como a dañarme, por eso es que yo le cogí miedo, pero eso
fue ya a lo último”.
No hace mucho, eso hace como dos añitos. Ahí empezó alebrestado que
señor, es que uno, uno da la iniciativa, si uno no educa al hombre, el hombre lo coge a
primer lugar condiciones físicas del perpetrador tales como su fuerza o capacidad sexual
se vieron disminuidas, y también al hecho de que se dieron cambios en las dinámicas de
funciona para eso, yo le digo; ¡ay ya deje de molestar que ya mejor dicho para que! Ya
confórmese”. De igual modo, es posible evidenciar otro escenario en donde otra mujer
manifiesta que la violencia sexual no se presenta hace dos años debido a que su pareja
había visto en medios de comunicación que estas acciones eran violentas y eran
punibles.
B: No, porque como ha visto por televisión y ya saben que no la pueden obligar a uno ni
B: Yo creo que fue él que se dio cuenta porque eso ha salido y que a la mujer no sé qué.
Entonces, yo creo a él le ha servido porque a veces no, que eso que a veces a uno no
quiere porque me duele mucho por acá, que no sé qué. ¡Ay flaquita! No, no, no, y no ya
manifestaron sufrir este tipo de maltrato después de los 60 años. De las entrevistadas, 4
difícil con sus parejas debido a que estos no respondían económicamente por ninguna
obligación en el hogar. En el siguiente apartado, se muestra como Lina relataba que su
compañero tenía dinero para tomar, pero no para cumplir con sus obligaciones en el
hogar, y ella era quien compraba desde los objetos de aseo personal, hasta se hacía
Lina
L: Esto ya es viejo casi como setenta y pico de años. Le daba las cosas al hijo que el
jabón y la crema y yo compre, compre y dele; y él saque. Me voy, me voy y así fue, me
fui. Pero con el tiempo yo me fui a vivir donde mi hija otra vez, pero allá llegó a
volver a vivir con mi mamá entonces pague un arriendo. Entonces le dijo: ¿de cuánto?
30 mil pesos... No los tenía para pagar. Pero a tomar eso sí.
Por otro lado, también en el caso de Lina y de Mónica, se evidencia cómo sus parejas de
manera abusiva manejaban los bienes y recursos sin su consentimiento. De este modo
relata Mónica que, “No lo podía dejar entrar al negocio porque ahí iba y me sacaba la
plata, me robaba”, y Lina que: “Yo me iba a trabajar, me sacaba las cositas de mi pieza
Consecuencias de la violencia
física y psicológica de las mujeres mayores. Así, si se analiza la violencia física, a pesar
funcionalidad e incluso ponían en riesgo la vida de las mujeres. De esta manera, dentro
Marcela
Pero lo que pasa es que yo no lo reporte y la vez que me dio, que duré, me dio un puño
acá y dure sangrando como desde las dos de la mañana hasta las 5 de la mañana por
boca y nariz. Y eso temblaba, eso sí me decía: mamita, no vaya a decir que yo le pegue.
Él hacía las cosas y cuando él me veía que estaba muriéndome, él lo único que hacía era
conseguirse una caneca de agua y me lavaba. Pero él una caricia de decir mamita
después de que... Entonces yo decía, ¡Dios mío! qué clase de amor era lo que ese señor
tenía.
Así como esta violencia puede llegar a generar graves afectaciones en la salud y
apartado Mónica, relata la magnitud de la agresión física y las consecuencias que esta
tuvo en su salud:
Mónica
M: Resulta que la cama que él tenía era de aquí a allá ¿sí? y desde allá me dio un puño y
me mando como hasta acá; y caí encima de una base de cemento. Eso me tocó ir a
Laura
L: Sí porque llegó borracho. Entonces, me dio una patada acá y cuando ya no quería
estar con él. Una vez me tiró de la cama y casi me desnuca porque caí en una esquina, y
Con relación a la violencia más prevalente, la violencia psicológica que es reportada por
todas las entrevistadas, aunque parecieran ser menos evidentes las consecuencias, en los
relatos se encuentra que las mujeres refieren sentirse afectadas emocionalmente por la
humillación, los gritos, celos palabras soeces, el desprecio y el control que muchos 10
ánimo bajo, así como sentimientos de rabia, frustración, tristeza, miedo y sobrecarga
Leonor
L: me decía hijueputa... llegaba hasta al otro día con un poconon de mentiras y ¡Agh! yo
Amanda
A: Pues más desprecio, sí. Pues desprecio porque uno se siente mal porque pongámosle,
uno le está hablando y salen y se van y lo dejan a uno ahí. Después llegan otra vez
frescos. Entonces, se sienten uno ya que no les gusta, que uno ¿sí?, y que hay otra
persona ahí entre nosotras que le dice a uno: Oiga señora Amanda como le ha ido o
como camine y se toma un tinto. Se siente uno cariñoso... O una amiga. Entonces yo
hablaba con la gente que iba y ya nos les ponía cuidado ni nada.
Mónica
pero me le enfrento.
De igual manera, en los datos recolectados fue posible encontrar que dentro de un
mínimos.
Manuela
No, yo nunca he tenido pareja, nunca. Ni para ir a ningún lado, ni para hablar ningún
tema, nada. Yo busco amigas, con él no. yo no puedo hablar nada, todo termina en
pelea. Hay veces que uno le pregunta algo y ¡Agh! Hombre, le estoy es preguntando, a
toda hora se siente que lo estoy culpando, que lo estoy ofendiendo; es terrible. Mis hijos
Leonor
No, ya poco nos ponemos a dialogar porque es que él uno le está diciendo algo, él no sé
deja hablar ni nada. Entonces, ya poco, siempre es un poco… Yo le voy a ser sincera,
yo con él no tengo vida. Somos muy aparte, a la hora de la verdad eso ya se acabó.
La violencia Sexual no se queda atrás en cuanto a los efectos que tiene en la salud y
bienestar psicológico de las mujeres. De este modo, se configura el miedo, la rabia y los
la pareja. Así mismo, estas situaciones generan malestar emocional, rabia y frustración
que pueden dar lugar a respuestas agresivas por parte de las víctimas. La evasión de la
Pero, vaya uno y pídale pa´ una crema, pa ´un desodorante, pa ‘un corte de cabello, pa
‘unas onces..., no, él no tiene, que toca pagar el agua, toca pagar la luz, y que, si, pero
pues le digo "no ve que lo mío no pasa de 100.000 pesos y eso no hay", no hay, no hay,
y a mí, realmente lo del corte, lo que yo a veces necesito me lo dan es mis hijos, un
Respuestas a la violencia
mayoría era una respuesta activa que involucraba desde un reclamo verbal, la ruptura de
la relación de pareja, como una respuesta de defensa física. Una situación que
Mónica
Sí, últimamente, una noche llegó borracho con mi hijo y me empezó a tratar muy mal y
saqué y le di por las patas y lo tumbé al suelo. Él al verse caído al suelo se metió por
debajo de la cama y yo por debajo de la cama le hacía así, tanto que le rompí aquí una
Andrea
A: Más parte de él porque me ofendió bastante, pero a pesar de que me ofendió pues me
A: Por qué me pega, no sea hijueputa. Entonces, cuando le dije eso, dijo: a mí no me
trate mal que no sé qué, porque a él no le gustan las malas palabras, ni a mí tampoco
A pesar de que la mayoría de las participantes del estudio manifestaron haber actuado
motivación a denunciar temiendo que esta acción pudiera empeorar incluso el clima
ilustra lo anterior:
Laura
miedo denunciar porque yo digo que tal llegue y me agarre más duro, me deje tirada y
yo como hago para el arriendo. De donde saco para el arriendito, entonces, yo temía era
por eso.
Por otro lado, en la mayoría de las situaciones de violencia psicológica, las participantes
evitar que se prolongaran o desataran discusiones más álgidas. Una postura pasiva, que
frustración de muchas que preferían callar por costumbre, por miedo, o por
desesperanza.
Esperanza
D: Pero digamos que ¿llegaba borracho y la buscaba para molestarla? ¿cómo era?
E: Todo bravo, tratándome mal y hablando mal. Ya a lo último ya no le paraba bolas.
Ya me quedaba callada y dejaba. Sé que al otro día se larga y llega otra vez por la tarde.
Leonor
L: Entonces uno procura, yo procuro cuando así, salgo y me voy. No le busco más la
boca y me voy.
mujeres que habían referido sufrir algún evento en la adultez mayor, sólo dos habían
emprendido acciones para frenar la situación abusiva. En estas dos situaciones, las
profesionales. Por ejemplo, Milena, una mujer de 63 años, tras ser víctima de abuso 13
sexual buscó ayuda en su médico familiar, a pesar de que manifestó que sentía pena, y
Y ese día si me pasó eso, que él fue así brusco y eso entonces yo hablé con el doctor,
ese día nos tocó cita juntos, teníamos cita el mismo día y yo le conté al doctor, yo le dije
"doctor yo puedo hablar con usted una cosa”, y entonces él dijo "si tranquila mija".
Miré doctor me pasó esto y esto y a mí me da pena, pero es que yo lo quería denunciar a
la policía, pero es que a mí no me gusta eso, y más que mis hijos se enteren, le dije no.
Entonces le dije, "yo le quería comentar con usted". Entonces, el doctor me dijo
"tranquila, déjemelo a mí ". Entonces, yo le conté, le dije sí eso me pasó y realmente eso
me tiene muy triste y no me gusta, porque a mí nunca me han hecho eso, he sufrido de
otra manera, pero gracias a Dios de otras maneras no, porque realmente a mí, yo me crie
con monjas, y a mí me hablaron todo eso, y entonces él me dijo, tranquila que yo le voy
a decir". Y lo cogió, y ese tipo salió transfigurado de allá, porque yo estaba reclamando
imaginaba lo peor, de quién sabe qué me va a pasar ahorita en la casa o algo, y entonces
me dijo: "¡Ay, entonces le comentó al doctor!". Le dije "Sí, dele gracias a Dios que lo
comenté con el doctor porque yo la mente mía era para haberlo demandado a usted por
la policía, porque eso no se hace"
Proceso de Salida
Ponerle fin a una relación en donde se presenta violencia psicológica, física, sexual o
económica es un proceso que resulta complejo para algunas mujeres mayores debido a
que tomar una decisión como esta, implica tener en cuenta tanto factores individuales y
y/o del cónyuge) y la soledad hicieron que algunas mujeres abandonaran la idea de
concluir su relación y en algunos casos dejar el hogar. De igual modo, en al menos dos
entrevistas las mujeres manifestaron que a pesar de anhelar irse o abandonar la relación
de tener problemas con los hijos o con otros miembros de la familia era una carga que
Silvana14
plata ahí. Entonces, ya no voy a dejar la casa ahí listica para otra y yo si me voy a pasar
dificultades por irme a otra parte. Entonces, esa ha sido mi casa y como dicen; aquí
Manuela
M: Yo si lo pienso, y ahora último más, pero me echo de enemigo todos los hijos y me
daría... Es que yo toda la vida he estado en pro de que mis hijos no sufran… Sí, me hace
mucho sufrir y yo no sé cómo solucionar eso de que yo a veces pienso: yo digo que rico
pedirle al otro, no me gusta. Pues él no es que me lo de todo, pero estoy con el papá,
ya no estén pendientes de él, pero de mí quién sabe. O sea, no van a estar contentos
porque yo me los conozco. Uno más que me les mencione que dejar a su papá se pone
furiosos.
Laura, una mujer de 65 años que tras un episodio de violencia física severa había
abandonado su hogar para vivir con su nieta, ilustra que tras haber perdido un beneficio
Eso, por allá. Ella compró un apartamentico y ella me dijo que me fuera a vivir allá, con
ella y con el esposo. Entonces, yo me fui a vivir con ellos, entonces resulta que a mí me
quitaron el bonito. Porque Soacha, allá no hay, y como allá donde ella compró es estrato
3. Entonces, ya me tocó volverme a vivir con él. Ya entonces mi bonito está en proceso
convivencia, esta decisión podría ser riesgosa debido que podrían presentarse
puedan prevenirla. En el caso de esta participante, refiere que para volver a su vivir con
que se dieron después de los 60 años, que trajeron consecuencias positivas para las
pareja dejaron de estar expuestas a acciones violentas que podrían afectar su salud física
y mental. En segundo lugar, las mujeres reportaron sentir mayor tranquilidad, menor
su día a día.
Marcela
D: ¿cómo ha cambiado su vida?
otro también y acá el otro día nos llevaron a mundo aventura y ahí estuvimos felices.
Lina
L: No, fue la única vez porque yo ya dije no más. Yo dije, no más y no más. No me
aguante más. O sea, ¿después de ese día qué pasó? ¿Cuánto tiempo duró ahí, se
aguantó después de eso? como 8 días y lo dejé que se fuera y llame a una sobrina, le
dije: “Luisita me hace un favor me ayuda a trastear”, me dijo: “Sí tía yo le ayudo a
trastear”. Por la noche cuando llegó, sus cositas ahí y que duerma en el piso porque todo
lo que había era mío. Yo dije: prefiero vivir sola y no mal acompañada, yo sé que mi
cuando sus parejas fallecieron. Así, en uno de estos casos, el proceso posterior a la
desventajas económicas como lo ilustra la siguiente frase “Ya es una vida pues, como le
dijera, es una vida tan sana y tan bonita pero cuando uno no tiene para comer ahí es en
Percepción de la violencia
mayor fue mucho más claro cuando se trataba de acciones físicas. Las cicatrices, los
moretones y los golpes, eran lo primero que reportaban cuando se hablaba sobre los
situaciones, las mujeres referían que debían tomarse o que habían tomado medidas para
detener estas acciones. De igual modo, a la hora de referirse a las acciones de violencia
psicológica, la mayoría de las participantes tenían claridad sobre los efectos que esta
eran normales. Sin embargo, a pesar de que veían esto como maltrato, muchas percibían
estos eventos como menos relevantes y preferían dejarlos pasar y en ocasiones sólo 16
por la violencia, las mujeres rápidamente se referían a las vulgaridades, malas palabras
y groserías como un acto que las afectaba de una manera clara y recurrente. Por
inmediatamente reportaban que las groserías y palabras como “hijueputa, perra, puta”
podían acompañar los actos de violencia física, o ser la principal fuente de maltrato.
Laura
D: ¿la gritaba?
L: me decía hijueputa... llegaba hasta al otro día con un poconon de mentiras y ¡agh! yo
Por otro lado, a pesar de que las mujeres identificaban que esta violencia afectaba su
contexto y red social próxima validaban una forma de tramitar la violencia a partir de la
Marcela
M: eso me decía que era una puta, una perra, que mi madre se la comían no sé quién,
que mi madre era.... No, eso era que mi madre había muerto podrida, que mi madre. Uy
no, eso eran cosas y decía de mis amigas decía: escuchar esa boca y usted al ratico estar
como si nada. Es que mi Dios le ha dado a usted un don de perdón que nadie lo tiene.
Entonces yo dije: no, pero ese don se acabó. Ese don ya no más. Y allá esto, y
pongámosle de que más he vivido, a partir del 20 de abril, que quede sola.
Ahora bien, con relación a la violencia sexual es importante señalar que, en dos
consensuados, las mujeres los percibían como menos importantes y prestaban menor
minimizado frente a la violación o abuso sexual percibido como un acto más severo. Al
relaciones sexuales, ella manifestó que él la había vuelto a molestar pero que él ya no 17
era capaz de hacerle daño, por lo que ahora podía decirle que no la molestara y tomar
una posición de defensa. En esta situación previa, la mujer consideraba como daño el
había referido recibir. Por otro lado, otra entrevistada manifestó no haber sufrido
tenían mayor valor para las entrevistadas el hecho de obligar a otro a tener una relación
tendían a verlo como parte de una dinámica injusta, pero “normal” debido a que había
lo demando a usted porque de una vez le quitan por la derecha, entonces mire a ver
muero” (Milena).
las agresiones. Consideraban que cada agresión era precedida por alguna conducta
inapropiada, o que existía algún motivo por el que se justificaba la violencia. En los
relatos algunas mencionan que tras ser agredidas llegaban a hacerse cuestionamiento
como los siguientes: “Yo le decía, dígame el motivo, dígame la razón porque yo no soy
adivina” (Marcela); Andrea: “Usted es un no sé qué y sacó y pum. Pues fue merecido
porque uno no puede ser grosero y las groserías para mí, terrible.” De igual modo, otras
mencionaban que esto no les sucedía a ellas porque no lo habían propiciado. Así, ante la
pregunta de sí había sufrido violencia física, una participante contestó lo siguiente: “No,
yo como nunca le daba motivos para que me pegara ni nada”. En breve, estas tres citas
previas denotan que existe la creencia que el maltrato y la violencia se justifica al tener
Manuela18
Yo no digo que él quiera ser malo porque en alcohólicos anónimos dicen: nosotros no
somos chicos malos, pero yo no sé por qué a ustedes les gusta vivir con nosotros... A
ustedes les gusta vivir con nosotros y eso es como una adición, es una adición. Él es
adicto al alcohol y yo soy adicta a él. Entonces, ahí está, lo mismo que tiene él, lo tengo
yo.
Sobre las canas, ser mujer y experimentar violencia por parte de la pareja
Dentro de la vida y convivencia en pareja se dan relaciones que están marcadas por los
roles y estereotipos de género. Por este motivo, la presente investigación presenta en los
apartados siguientes, los resultados sobre las indagaciones respecto a los roles de
que se habían dedicado desde que se casaron o desde que viven con sus parejas al
exclusivamente a ser amas de casa, y que en la vejez continuaban ejerciendo esta labor
en sus hogares sin haber recibido remuneración alguna. De las participantes restantes,
tres además de trabajar en el hogar como amas de casa habían realizado algún trabajo
adicional hasta hace muy poco tiempo (en la vejez o próximo a la vejez), pero en la
había visto limitada, o porque ya nadie las empleaba. Por otro lado, sólo una de las
enferma.
En todas las circunstancias anteriores vale la pena destacar el hecho de que el trabajo
doméstico se situó bajo una constante que no se modificó, aunque la mujer haya estado
remunerado refería que cuando llegaba a su hogar debía ocuparse también por hacer de
comer para su pareja, lavarle la ropa y arreglar la casa. Hacer todas estas actividades es
algo que las mujeres entendían como algo para lo que habían sido educadas desde
pequeñas, y que era parte de esas cosas que “debían encargarse las mujeres”. Sin
exigencia de las labores y el desgaste crónico, consideraban que requerían que los 19
manera en el hogar. Así, se manifestó Silvana cuando se le pregunta sobre las cosas que
S: Pero si me gustaría que él colaborara, no para mí, sino en cosas de él. Él nunca llama
a la eps, menos se preocupa por los papeles que vamos a llevar hoy y cómo va a decir
D. Recae en usted,
no haber realizado otras actividades que les permitieran solventar las necesidades y
supone para muchas grandes retos por sobrellevar en la cotidianidad, y para poder
satisfacer incluso necesidades básicas. Gastos tan mínimos como los implementos de
aseo personal, un pasaje para el bus, una ración de comida se convierte en una odisea
para la mayoría de las mujeres. Beatriz narraba que, ante la necesidad económica, se
veía obligada a sacrificar su salud y dejar de comprar alimentos esenciales para su dieta
porque el dinero no le permitía adquirirlos: “Entonces, hay días en los que uno no se
puede nutrir bien ni nada. ... Por ejemplo, a mí me toca comer que verduras, que esto,
que lo otro. Entonces, a veces como la pasta en el todo a mil, una libra por mil pesos,
entonces uno compra pastica y tiene ahí. Entonces, a veces solo hay pastas y arroz, por
decir algo”.
trabajaron en la vejez ni en etapas previas, y las pocas que lo habían hecho, lo hicieron
Por esta razón, encontramos que las fuentes de ingresos por parte de las mujeres en 8 de
los casos catorce casos es nula. Mientras tanto, seis de estos casos en donde la mujer no
todos los casos del acceso a la pensión con excepción de uno que correspondía al salario 20
devengado por un empleo actual. Así, dentro de algunas de las relaciones en donde se
debido a que la mujer depende económicamente del otro y debe valerse de estos
ingresos para satisfacer sus necesidades. En estos casos, se generan discordias porque
los esposos se muestran indiferentes y reacios a cubrir los gastos de las mujeres (pj:
M: Sí, yo le digo "es que ustedes lo tienen a uno pa ´que sirva pa ´cocina, pa´ la casa,
porque usted es bueno pa ´mandar, y pa’ la cama", porque si, hablando, le dije,
vulgarmente “a ustedes toca hablarles así, pala cama, pa eso es que sirve uno". Pero,
vaya uno y pídale pa´ una crema, pa ´un desodorante, pa ‘un corte de cabello, pa ‘unas
onces..., no, él no tiene, que toca pagar el agua, toca pagar la luz, y que, si, pero pues le
digo "no ve que lo mío no pasa de 100.000 pesos y eso no hay", no hay, no hay, y a mí,
realmente lo del corte, lo que yo a veces necesito me lo dan es mis hijos, un pantalón,
Con relación a las seis participantes que recibían algún tipo de ingreso, lo recibían por
para al menos tres o cuatro participantes que no tenían otra fuente de manutención, y les
permitía pagar el arriendo y con un máximo rendimiento, alimentarse. Por otro lado,
este modo, se encontró que, en al menos 7 casos, las decisiones en el hogar se daban por
parte del miembro que contribuía mayoritariamente con las obligaciones del hogar. Así,
se presentaron seis casos en los que el hombre tomaba las decisiones en el hogar de
manera casi totalitaria, y 1 sólo caso en dónde la mujer las tomaba por ser la principal
proveedora económica. En este único caso, es importante resaltar que se dio un cambio
hombre, la mujer empezó a trabajar y a tomar las decisiones- que permitió que la mujer
“Sí, eso sí me lo ha respetado porque como yo era la que aportaba y siempre el que
aporta exige. Entonces, yo, y él se dejó coger ventaja mía y pues yo ya no lo dejo que él
opine” (Beatriz). Por otro lado, se refieren otros casos en donde la toma de decisiones se
daba de manera concertada entre la pareja (2 casos); otros en donde las decisiones las
tomaban los hijos y la mujer (2 casos); y otras en donde las mujeres tomaban las
vez su esposo había dejado de participar social y económicamente en el hogar, sus hijos
quienes pasaron a ser los principales proveedores económicos eran quienes tomaban las
las mujeres, quienes de manera casi que exclusiva se han dedicado al hogar sin recibir
remuneración alguna. De esta manera, los hombres son aquellos que han cumplido en la
mayoría de los casos el rol de proveedor económico, y las mujeres han quedado bajo la
decisiones, otros donde las mujeres tomaban las decisiones y otros donde se tomaban de