Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De acuerdo a Abraham Maslow, el hombre tiene necesidades básicas primordiales que debe
satisfacer simplemente para sobrevivir. También tiene otro tipo de necesidades que, si bien no
redundan en su supervivencia física, son de absoluta importancia en su supervivencia como ser
social.
3) necesidades de afecto
4) necesidades de auto-estima
Las necesidades antes mencionadas, caben dentro de tres contextos: económico, social y político
Las necesidades económicas están relacionadas con las necesidades fisiológicas y de seguridad (1 y
2); las necesidades sociales y políticas están relacionadas con las necesidades de afecto, auto-
estima, auto-realización y éxito (3, 4, 5).
Doc.: Lic. Marcelo Aramayo Gestión de la Administración
BIBLIOGRAFIA
BEATRIZ SAENZ-O´BRIEN, Bolivia: Introducción a la Administración Pública
QUIROGA LAVIE, Humberto, Derecho Constitucional, Buenos Aires, Argentina, DePalma, 1987, pagina 43.
MARGOT MARIACA, Modelo y Bases del Estado Plurinacional de Bolivia
Gestión de la Administración II
Dentro de este contexto, el Estado tiene como rol principal el de ver que los estantes y habitantes
de un país, tengan frente a sí las oportunidades, los recursos y los medios para satisfacer estas
necesidades.
Cuanto más desarrollado es un país, más alto es el nivel de necesidades que los habitantes tienen
posibilidad de satisfacer.
Típicamente, en países en vías de desarrollo, como por ejemplo Bolivia, la mayoría de la población
vive simplemente tratando de satisfacer los dos primeros niveles de necesidades de la jerarquía de
Maslow, es decir, alimentos, salud, educación, vivienda, trabajo.
En los países en vías de desarrollo, para la mayoría de la población es ciertamente más difícil el
poder satisfacer necesidades que van más allá de los dos primeros niveles de la jerarquía de Maslow.
Los factores que impiden que el Estado pueda cumplir con su rol son numerosos. Los clasificamos
así:
Económicos: Los recursos son limitados. La capacidad de transformar las materias primas en
productos finales es reducida pues no existe capacidad industrial. No hay capacidad de ahorro ni de
inversión. Normalmente estas sociedades exportan materias primas e importan productos acabados
y dependen de la ayuda y préstamos de países desarrollados.
Sociales: Tradicionalmente estas sociedades tienen minorías que siempre han tenido acceso a los
más grandes componentes de la riqueza y mayorías que también tradicionalmente han vivido con
un standard de vida por debajo de lo que se considera mínimamente aceptable en las sociedades
desarrolladas.
Políticas: Probablemente debido a las limitaciones económicas y sociales, las sociedades en vías de
desarrollo, indefectiblemente, han sufrido de una total inestabilidad política, víctimas de constantes
golpes de estado y una casi completa inhabilidad para instaurar y mantener procesos democráticos.
¿Qué es el desarrollo?
En las sociedades desarrolladas es más grande el porcentaje de gente que tiene acceso a bienes y
servicios tales como salud, educación, vivienda, protección de las leyes.
En estas sociedades es más equitativa la distribución de la riqueza. Por tanto, no es tan grande ni
tan intensa la división entre los que tienen y los que no tienen.
Por otra parte, en las sociedades subdesarrolladas o en vías de desarrollo, hay grandes contingentes
de gente de muy bajos recursos, gente que vive con pocas esperanzas de mejorar económica y
socialmente. Son estos contingentes los que tienen los más altos niveles de analfabetismo y a
quienes afectan con más intensidad las enfermedades y en los que ocurre la mayor cantidad de
muertes infantiles. En estos segmentos de la población de países en vías de desarrolle la expectativa
de vida al nacer está muy por debajo del promedio considerado aceptable y las tasas de desempleo
y sub-empleo son muy altas.
Cuanto más subdesarrollada está una sociedad, menor su capacidad de producción, de consumo,
de inversión y de pago de impuestos.
En estas sociedades la población, que generalmente es la mayoría, no tiene aún un rol muy
influyente en los procesos políticos, por tanto tiene muy poco que ver con su propio destino
económico, político o social
Las sociedades desarrolladas están, por lo general, compuestas por una población que en su mayoría
corresponde a un nivel de clase, cuyo acceso a las oportunidades de vivienda, educación y otros
servicios es equitativa.
El modelo graficado de una sociedad desarrollada se puede representar por una figura de ROMBO:
SOCIEDADES DESARROLLADAS
% DE LA POBLACION
En las sociedades desarrolladas, la población que es económicamente muy solvente o muy pobre,
representa porcentajes muy bajos. En estas sociedades la mayoría de la población tiene ingresos
promedio aceptables, y vive con holgura, como por ejemplo los Estados Unidos, Suiza, Suecia, o el
Japón
Por otra parte, en las sociedades subdesarrolladas ó en vías de desarrollo, la figura que representa
la distribución de la población, en términos económicos y sociales, es más bien una PIRAMIDE
Así se tiene que, cuanto más bajo se encuentren los individuos en la pirámide, más alta será la tasa
de analfabetismo, menor la cantidad de gente que posea una vivienda, más alta la tasa de
mortalidad infantil más baja la expectativa de vida al nacer, y más probable que sean habitantes del
área rural.
Mientras que, en las sociedades desarrolladas, el más grande porcentaje de la población tiene
acceso equitativo a los servicios básicos, en los países subdesarrollados ó en vías de desarrollo, estas
oportunidades van rebajando conforme se baja de nivel en la pirámide socio-económica.
Es muy difícil hacer funcionar la democracia cuando grandes segmentos de una sociedad viven en
condiciones económicas, sociales y políticas que están muy por debajo de los estándares aceptables.
Es decir, que hacer funcionar la democracia cuando existe un 50% de analfabetismo, o un 130 por
mil de mortalidad infantil, o un ingreso per cápita anual de menos de 400 dólares, es mucho más
difícil que en sociedades en las que el promedio general de la población sabe leer y escribir, tiene
empleo, está bien alimentado y tiene acceso a servicios públicos de educación y salud eficientes.
No es fácil, en términos generales, convencer a alguien con hambre, que tiene derecho al voto y que
debe participar en el manejo de los destinos de su sociedad.
Administrar el sector público dentro de un marco institucional democrático debería ser tarea más
sencilla que en un contexto no democrático, pero no lo es necesariamente.
Asimismo, administrar el sector público en un país en vías de desarrollo debiera ser igual que hacerlo
en un país desarrollado. Pero no lo es. Ello porque la selección de los servicios, la calidad y cantidad
de los mismos, y la posibilidad de satisfacer las necesidades de la población, están determinados:
En los países desarrollados existen recursos que sustentan firmemente los programas de las
instituciones públicas que ofrecen servicios y bienes a la sociedad.
En los países en vías de desarrollo, los recursos son escasos, y si bien los procesos democráticos
pueden estar bien encaminados, a veces son debilitados precisamente por la pobreza, el hambre, la
enfermedad y el analfabetismo.
La calidad y el grado de desarrollo que alcance una sociedad democrática están obviamente en
relación al nivel de educación de dicha sociedad. Y cuando se habla de educación, podríamos decir
que estamos hablando no solo del nivel de alfabetismo, sino también de la “educación
democrática”.
La educación democrática consiste en que los habitantes de un país comprendan además de saber
leer y escribir, el significado de su derechos y obligaciones, tal como están especificados en la
Constitución Política del Estado.
Finalmente, la educación democrática significa el valorar la convivencia pacífica y sin temores, con
plenas garantías de acceso al trabajo, a la educación, a la vivienda, con libertad de expresión y de
movimiento.
Las sociedades democráticamente “entrenadas” tienen más posibilidades de avanzar en las diversas
etapas del desarrollo, que aquellas que están constantemente luchando contra procesos
desestabilizadores de la democracia, puesto que valiosos recursos que podrían dedicarse a la
solución de problemas de subdesarrollo, son muchas veces dedicados a resolver o atacar los
problemas desestabilizadores.
El individuo, especialmente en los países en desarrollo, tiene aún mucho que aprender sobre sus
derechos y obligaciones, y sobre su rol de participación en los destinos de su comunidad y de sí
mismo.
La madurez democrática, de las instituciones públicas en un país juega también un papel importante
en los procesos de desarrollo. La forma óptima de democracia se presenta cuándo estas
instituciones funcionan sola y exclusivamente para beneficio del pueblo, dirigidas y administradas
por funcionarios que el pueblo mismo eligió, y en los que la política está separada de la
administración.
El Estado de hoy, en la sociedad de hoy, con la tecnología avanzada y los medios de comunicación
que han sobrepasado barreras de distancia otrora impensables, necesita una base democrática para
poder funcionar eficientemente pero también necesita recursos económicos.
Uno de los grandes obstáculos para mantener los procesos democráticos, y que especialmente en
las sociedades en vías de desarrollo amenaza a las democracias, es precisamente la falta de recursos
económicos.
El caso concreto de Bolivia, que vive en un ambiente democrático continuo desde principios de la
década del 80, demuestra que la democracia, como resultado de varias combinaciones de consenso
político, se la pudo lograr como forma de gobierno, gracias a la madurez política de sus ciudadanos.
Lo preocupante es que esa madurez quizás no resista a las presiones emergentes de la falta de
recursos económicos y de procesos de evidente desarrollo social.
La asignación de recursos para el desarrollo de una sociedad es una de las funciones del Estado, así
como lo es la asignación equitativa de dichos recursos para el desarrollo simultáneo e integral de
todos los sectores (salud, agricultura, educación, transportes, etc.) El desarrollo desigual de estos
sectores resulta en un desequilibrio que afecta al conjunto de los objetivos societales.
La política de población es uno de los pilares de los procesos de desarrollo, y apoya el mejoramiento
de la calidad de vida de todos los habitantes de un país, en base a parámetros claramente definidos.
Una política de población es el eje en base al cual se pueden delinear las políticas y acciones del
gobierno en materia de empleo, vivienda, servicios públicos, desarrollo de carreteras, construcción
de escuelas y hospitales, ubicación de industrias básicas y de transformación, etc.
La desigual distribución de los habitantes en un país, como es el caso concreto de Bolivia, causa un
serio problema de administración para el gobierno, pues se le dificulta la tarea de poder planificar
la oferta de bienes y servicios, si las poblaciones están demasiado dispersas. La dispersión de la
población es causante de problemas tales como la alta tasa de mortalidad infantil y de mortalidad
materna, debido a la falta de servicios de salud en ciertas áreas geográficas.
Cuando estas poblaciones ya no resisten su situación desesperada, tienden a migrar hacia centros
suburbanos, viniendo a constituirse en lo que se conoce como ‘‘cinturones de pobreza", los cuales
se convierten en un fuerte elemento de presión hacia los centros urbanos que no están preparados
ni con servicios, ni con bienes u oportunidades de empleo para satisfacer las necesidades de estos
nuevos contingentes de población.
La creación de polos de desarrollo, al generar actividad económica y empleo, genera a la vez, una
concentración más racional de segmentos de la población y justifica, por una parte, y requiere, por
otra, el establecimiento de servicios.