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NUEVA ZELANDA
Nueva Zelanda (en inglés: New Zealand; en maorí: Aotearoa ‘tierra de la gran nube blanca’) es un país
de Oceanía, localizado en el suroeste del océano Pacífico constituido en una monarquía parlamentaria. Está
formado por dos grandes islas: la isla Norte y la isla Sur, junto a un gran número de islas menores,
destacándose entre ellas la isla Stewart y las islas Chatham. El Reino de Nueva Zelanda también incluye
las islas Cook y Niue (estados autónomos en libre asociación), el archipiélago Tokelau y la dependencia
antártica Ross. La capital de Nueva Zelanda es la ciudad de Wellington, situada en la isla Norte.
Nueva Zelanda, notable por su aislamiento geográfico, está situada a cerca de 2000 kilómetros al sureste
de Australia en el mar de Tasmania, y sus vecinos más cercanos al norte son Nueva Caledonia, Fiyi y Tonga.
Debido a este largo aislamiento, en el país se desarrolló una fauna endémica dominada por las aves, muchas
de las cuales se extinguieron después de la llegada de los humanos y los mamíferos que introdujeron sin
ningún control. La mayor parte de la población neozelandesa es de ascendencia europea; los
indígenas maoríes son la minoría más numerosa. Los asiáticos y los polinesios también son minorías
significativas, especialmente en las zonas urbanas. Aunque tiene tres idiomas oficiales, el más hablado, con
diferencia, es el inglés.
Isabel II, como reina de Nueva Zelanda, es la jefa de Estado del país y está representada por un gobernador
general, mientras que el poder ejecutivo es ejercido por el gabinete y el primer ministro. Sus ciudades se
sitúan entre las de mejor calidad de vida en el mundo. Nueva Zelanda es un país desarrollado que se
posiciona en lugares altos dentro de escalafones internacionales sobre muchos temas, incluyendo la ausencia
de corrupción, el nivel de educación y la libertad económica, y también destaca en su índice de desarrollo
humano, que lo posiciona en el décimo tercer lugar en el mundo en 2016, y sus índices de democracia, los
cuales lo sitúan en la gran mayoría de las publicaciones y estudios importantes como el país más libre y con el
mayor respeto a los derechos civiles en el mundo.
La cultura de Nueva Zelanda es una fusión entre la cultura maorí y la proveniente de los descendientes de
los colonos británicos, de los cuales la mayoría era de clase obrera.
La cultura maorí, también conocida como maoritanga, su estilo de vida y su concepción del mundo constituyen
una parte cambiante y creciente de la vida de Aotearoa (Nueva Zelanda en idioma maorí). Sin embargo, los
maoríes han adoptado como propios muchos aspectos de la cultura occidental, y un número creciente de
neozelandeses comparten las riquezas del patrimonio maorí.
Cultura maorí
La cultura maorí es una cultura diferente dentro de Nueva Zelanda. Con el crecimiento del turismo y con la
notable exposición mundial del haka de los All Blacks, la cultura maorí, que anteriormente sólo se observaba
en dicha sociedad, comenzó a verse cada vez más como una parte fundamental de la cultura neozelandesa.
Esta cultura posee varios ritos además del haka: uno de ellos es el moko, un tatuaje facial tradicional con el
cual el maorí se distinguía y marcaba el clan al que pertenecía.
Cultura pakeha
La cultura pakeha deriva, principalmente, de los colonos británicos que llegaron a Nueva Zelanda en el Siglo
XIX, aunque tiene algunas diferencias que se han ido incrementando a través del tiempo: esta cultura, a
diferencia de la británica, incluye mayores niveles de igualdad, lucha contra el intelectualismo y dice que la
mayoría de la gente puede hacer la mayoría de las cosas solo si piensan en ella. Dentro de cultura son
subculturas derivadas de la cultura irlandesa, italiana y de otros grupos europeos
Otras culturas
Personas de diversos países se han establecido en Nueva Zelanda, y se han desarrollado distintas
variaciones culturales. Muchos grupos se han acercado uno a otro de lo que son verdaderamente en su país
de origen, por ejemplo, los habitantes de las islas del Pacífico que residen en Nueva Zelanda han dejado de
lado sus antagonismos históricos y se han dedicado exclusivamente al trabajo.
Nueva Zelanda posee tres idiomas oficiales: el inglés neozelandés, el maorí (te reo maori) y el lenguaje de
señas de Nueva Zelanda. El más usado es el inglés neozelandés.
Inglés neozelandés
También llamado newzild, el inglés neozelandés es parecido al inglés australiano en pronunciación, pero tiene
pequeñas diferencias que a menudo son aportadas por personas de otros países: algunas de estas muestran
que este idioma tiene una mayor relación con el inglés del sur de Inglaterra que con el Inglés australiano.
También estas diferencias tienen que ver con la influencia maorí. La más llamativa diferencia entre el inglés
neozelandés y otros tipos de inglés es la i, constantemente usada en dicho idioma. El acento neozelandés
también tiene influencias escocesas e irlandesas debido al gran número de inmigrantes que llegaron desde
esos países en el siglo XIX. De acuerdo con el censo del año 2006, este tipo de Inglés es hablado por
3.673.623 personas en Nueva Zelanda.
Idioma maorí
El idioma maorí, un idioma de Polinesia oriental, está estrechamente relacionado con el tahitiano y el maorí de
las Islas Cook, un poco menos relacionado con los idiomas hawaiano y marquesano, y más lejos aún de los
idiomas de Polinesia occidental (incluyendo los de Samoa, Niue y Tonga). El idioma comenzó a decaer y a
dejar de utilizarse luego de la colonización, pero desde la década del 1970 se han hecho exitosos esfuerzos
para revertir esta tendencia. Entre ellas figuran la concesión de lengua oficial a través de la ley del idioma
Maorí de 1987, la semana del idioma maorí y un canal de televisión. El censo de 2006 obtuvo el resultado de
que 157.110 personas hablan este idioma en Nueva Zelanda.
Arte
Religión
La cultura maorí era politeísta antes de la llegada de los europeos. Una de sus principales características era
el tapu (sagrado y/o prohibido), que era utilizado para mantener la condición de jefes y tohunga (sacerdotes) y
para la conservación de recursos. Algunos de los primeros colonos europeos en Nueva Zelanda
eran misioneros cristianos, en su mayoría de la Iglesia Anglicana, y también de otras ramas protestantes y de
la Iglesia católica. Desde el año 1830 en adelante, un gran número de maoríes fueron cristianizados, y
durante todo el siglo XIX una serie de movimientos maoríes combinaron creencias tradicionales con el
cristianismo, como por ejemplo Pai Marire, Ringatu, y en los primeros del siglo XX, Ratana. Normalmente se
centraron en un profeta-líder. Estas iglesias aún siguen atrayendo fieles, ya que, según el censo de 2006,
50.565 personas son creyentes ratana, y otro 16.419 son ringatu. Un total de 1.689 personas declararon
seguir la religión maorí.
Escritores neozelandeses.
Con cierta regularidad, los escritores de Nueva Zelanda han captado la atención de los lectores a nivel
internacional, desde la escritora de relatos cortos del siglo XIX Katherine Mansfield hasta los autores Janet
Frame (de mediados del siglo XX) y Lloyd Jones (El señor Pip).
Los escritores neozelandeses de novelas policiales también tienen muchos seguidores, comenzando
con Ngaio Marsh, y más recientemente Paul Cleave y Vanda Symon, creadora de la ruda y sensual detective
Sam Shephard.
Las diversas voces de Nueva Zelanda también se hacen escuchar en la poesía. La primera colección de
Selina Tusitala Marsh fue recibida con comentarios como "un estilo nuevo y emocionante... original y osado".
Kate Camp, que ha publicado cuatro colecciones, obtuvo el premio Berlin Writer's Residency en el año 2011, y
el importante poeta contemporáneo y figura literaria Bill Manhire debía publicar una nueva selección en 2012.
Escritores de literatura infantil, como Margaret Mahy, Lynley Dodd y Joy Cowley, han acercado la alegría de
los libros a los niños y han colaborado para que muchos de ellos se conviertan en lectores adultos en todo el
mundo. Una alborotada generación de escritores de literatura infantil y juvenil, como Mandy Hager, han
comenzado a seguir sus pasos.
Con cierta regularidad, los escritores de Nueva Zelanda han captado la atención de los lectores a nivel
internacional, desde la escritora de relatos cortos del siglo XIX Katherine Mansfield hasta los autores Janet
Frame (de mediados del siglo XX) y Lloyd Jones (El señor Pip).
Los escritores neozelandeses de novelas policiales también tienen muchos seguidores, comenzando
con Ngaio Marsh, y más recientemente Paul Cleave y Vanda Symon, creadora de la ruda y sensual detective
Sam Shephard.
Las diversas voces de Nueva Zelanda también se hacen escuchar en la poesía. La primera colección de
Selina Tusitala Marsh fue recibida con comentarios como "un estilo nuevo y emocionante... original y osado".
Kate Camp, que ha publicado cuatro colecciones, obtuvo el premio Berlin Writer's Residency en el año 2011, y
el importante poeta contemporáneo y figura literaria Bill Manhire debía publicar una nueva selección en 2012.
Escritores de literatura infantil, como Margaret Mahy, Lynley Dodd y Joy Cowley, han acercado la alegría de
los libros a los niños y han colaborado para que muchos de ellos se conviertan en lectores adultos en todo el
mundo. Una alborotada generación de escritores de literatura infantil y juvenil, como Mandy Hager, han
comenzado a seguir sus pasos.
Actividad 1: Elaborar un mapa sinóptico a cerca de las características y cultura de Nueva Zelanda
Actividad 2: Elija dos de los escritores y elabore sus biografías de forma creativa.