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PRODUCCIÓN ARTESANAL ACTUAL

EN CAMPO DURÁN.
En la comunidad de Campo Durán las artesanías para la mercantilización se focalizan en dos especialidades: Cerámicas y
máscaras de madera. En principio, puede decirse que existe una división por género en el proceso de trabajo, ya que la elaboración de
alfarería es realizada por las mujeres, mientras que la confección de máscaras es efectuada por los hombres.

La organización y el control del proceso de producción artesanal son ejercidos por cada unidad doméstica, prácticamente todos
los grupos cuentan con por lo menos un miembro que se dedica a la producción de cerámicas o máscaras. Los lazos de parentesco
estructuran el proceso productivo, lo mismo ocurre en relación al aprendizaje, donde los jóvenes y niños van aprendiendo de sus
padres, tíos o abuelos, pero difícilmente de otros artesanos no parientes.
La elaboración de las piezas artesanales suele desarrollarse en estructuras contiguas a la vivienda familiar, techadas pero sin pa-
redes, conocidas localmente como “aleros” o “galpones”, que indistintamente hacen las veces de taller, comedor o espacio de reunión
cotidiana. En general, los artesanos trabajan solos o bien compartiendo el espacio con otros miembros de la familia, pero no en espa-
cios comunitarios donde tenga lugar una producción colectiva. (Benedetti, C.M. y S. Carenzo 2007).

Fotografía tomada por Metraux 1930 Fotografía tomada por Burgos 2009
Carmen Ruiz e Ilda Rosa de Saravia son dos maestras artesanas de la comunidad de Campo Durán
que se destacan por su habilidad en la producción de piezas cerámicas decorativas y utilitarias.

La cerámica Chané es reconocida por su estilo y acabada


terminación, desplegada en una amplia variedad de piezas
tanto utilitarias (azucareras, tazas, jarros, ollas, macetas que
muchas veces adoptan formas de animales, hortalizas, etc.)
como ornamentales (principalmente representaciones de
figuras zoomorfas). Para elaborarlas, las artesanas utilizan
principalmente sus manos, acompañadas por escasas he-
rramientas de confección cacera, como los pinceles de pelos de
acuti (Dasyprocta punctata). La principal materia prima em-
pleada es la arcilla (illita y montmorillonita) de color roja con
alto contenido de hierro lo que les otorga el color rojizo carac-
terístico y se aplican a objetos decorativos, que se obtiene
en cárcavas localizadas en los alrededores de la comuni-
dad, otra arcilla de color negruzco, se destina a la manufac-
tura de hollas y tiestos que albergarán líquidos, o que recibi-
rán fuego directo sobre sus paredes. (M.O. Burgos 2012).
También se usan piedras y otras arcillas para obtener
colores, leña de carnaval (Cassia exelsa) y tusca (Acacia lutea)
como combustible para su cocción mediante horneado en pozo.
Respecto de la decoración de las piezas, las artesanías
suelen distinguir entre los dibujos que remiten a “los antiguos”
representadas por formas geométricas simétricas que
combinan líneas y tramas, guardas con grecas de ganchos
entrelazados (MO Burgos 2012), de aquellos mas modernos
entre los que se destacan las flores y otras estilizaciones
fitomórficas. La elección del tipo de diseño, responde a la
demanda de los consumidores. Benedetti, C.M. y S. Carenzo
2007).

La talla en madera de palo borracho rosado (Chorisia speciosa) o “samohu”, en lengua nativa, también es muy reconocida por su
calidad y originalidad. Comprende principalmente máscaras , que representan animales de la zona, tanto salvajes (yaguaretés,
yacarés, loros, tucanes, lechuzas, víboras, coatíes, etc.) como domésticos (toros, gallinas y gallos), en menor medida presentan la
forma del rostro humano (como la figura del Ndechi o Aña –ndechi anciano) con una especie de gorro de tipo trapezoidal. El Anti
(gorro) lleva distintos motivos decorativos, calados y/o pintados, en algunos casos con figuras geométricas entre los diseños mas
tradicionales, junto a estilizaciones fitomórfas, y representaciones del sol, la luna y/o las estrellas. (M.O. Burgos 2012).

Como herramientas se utilizan machetes, cuchillos, cavadores, cucharas, lijas y pinceles de acutí. La materia prima empleada se
obtiene en los densos montes que rodean a la comunidad el samohu, y al igual que en el caso de las cerámicas, se usan piedras y
hierbas nativas para obtener los colores con que las pintan.

Ante la mayor demanda muchas mujeres pasaron a colaborar mas activamente en la producción de las máscaras, dedicándose en
forma esporádica a la producción de cerámica (ya que sus posibilidades de comercialización se encuentran en franco retroceso por
la competencia que implica su venta en el mercado con otros productos cerámicos, de mejor calidad y elaborados con otras técnicas).
Si bien el hombre es el que sigue desarrollando el trabajo del formado, las mujeres asumen una labor secundaria como el lijado de las
piezas (que generalmente es el primer paso en el aprendizaje de los jóvenes y niños) o bien un rol mas relevante responsabilizándose
por el pintado de las mismas. Incluso, aunque con menor frecuencia, pueden encarar la producción completa de las mismas
(generalmente se trata de un nuevo tipo de mascaras que empezaron a fabricar recientemente: Las “miniaturas”Benedetti, C.M. y S.
Carenzo 2007).

La creciente demanda mercantil de máscaras impacta sobre los


recursos naturales involucrados en este proceso productivo: la madera
de yuchán. Si bien se trata de una actividad extractiva de baja intensi-
dad (no incluye el uso de máquinas, esta espacialmente acotada y no
presiona sobre otras especies), al constituir un aprovechamiento
monoespecífico de los recursos forestales del bosque, termina generando
una presión focalizada en el área inmediata de extracción, lo cual ha
llevado a una sensible reducción en la disponibilidad del recurso.
Actualmente el área de recolección se ha desplazado entre 7 y 15 km de
la comunidad.

El canal de comercialización que adquiere mayor relevancia se


refiere a las transacciones mayoristas representados por los intermedia-
rios comerciales y las Organizaciones No Gubernamentales. La venta
minorista representada por los escasos turistas que se acercan a la
comunidad, debido a su escasa frecuencia, adquiere escasa preeminen-
cia. (Benedetti, C.M. y S. Carenzo 2007).

Las otras comunidades Chané registran una muy baja actividad artesanal actualmente, si bien existen registros continuos de esta
actividad hasta hace un medio siglo, el trabajo actualmente es muy limitado tanto en la producción de máscaras como en la alfarería.
“Una de las razones por que las mujeres Chané de Tuyunti han dejado de practicar esta actividad, es por la contaminación de las anti-
guas vetas arcillosas de la zona, con material aluvional” (M. O. Burgos 2012).
Desde el Museo Etnográfico Regional Tartagal de la Universidad Nacional de Salta Sede Regional Tartagal, se pretende impulsar la
reactivación de esta actividad generando el espacio y las condiciones necesarias por medio de microemprendimientos financiados por
Organismos Estatales y Organizaciones No Gubernamentales. (Investigación y Producción: Geol. Mabel R. Bartoloni 2014 - Museo Etnográfico Regional Tartagal U.N.Sa. Sede Regional Tartagal).

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