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El Club de las Excomulgadas
Argumento
Advertencia: Contiene ratas como mascotas, calientes compañeros de casa que son
celebridades en YouTube, y una novia rechazada a punto de desquitarse...
Bailey Frost tiene una receta para el desastre: un ex infiel, un gran vaso de licor, y
tres amigos bienintencionados de sexo masculino, que piensan que su falta de una
Ahora, Bailey tiene que atender a las parejas cursis en el trabajo, mientras sus
amigos están empeñados en ayudarla a conseguir la venganza sobre el malvado
Craig... vistiéndose como hombres-lobo, en YouTube.
Y uno de esos amigos… Linc, el chico alto, tímido pero hermoso, podría desear
ayudar a Bailey con el otro pequeño problema...
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Uno
Cuatro días, tres horas y aproximadamente cuarenta y siete minutos. Ese era el
tiempo que había pasado desde que me había dejado Craig.
Metí un oso de peluche en la caja, el que sostiene el corazón rojo de satén por
nuestro primer mes aniversario. ¡Puaj!... polvo. Así es, idiota. Me ahogo con los
recuerdos. Saben como la comida de tu madre, por cierto.
En primer lugar, nunca fuimos amigos. Idiota oportunista. ¡Crack!. Allá fueron los
portarretratos. Ahora que lo pienso, su cara se veía mejor así…
— ¡Bailey!
— ¡No entres todavía! —grité, buscando los pañuelos de papel. Él no iba a verme
llorando. De nuevo. Nah-ah.
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El Club de las Excomulgadas
—Sabemos que estás pensando de nuevo en Craig—dijo—. Las pizzas acaban de
llegar y compramos Jägermeister1.
El mango crujió, y su despeinada mata de pelo apareció por la puerta. Vio mis
mejillas húmedas de inmediato, y allí estaba, el combo para un puñetazo, un gesto
en los labios y los ojos en blanco. Lástima y simpatía. Puaj.
—No lo estoy. Mira. —Sacudí la caja llena de basura rota—. Ya estoy en la etapa
—No hay tanta furia en el infierno como el de una mujer desdeñada, ¿eh? —Le dio
un puntapié a un gran Winnie the Pooh decapitado—. ¿Qué te hizo este pobre
diablo?
—Es de nuestro viaje a Euro Disney. En el que pensé que iba a... ya sabes... pro-
propo... —No, esto no era bueno. Más lágrimas. Posiblemente mocos. Era
simplemente embarazoso—. ¡Lo siento!
—Por Dios, Bailey. —Me pasó otro pañuelo y luego me levantó—. Te daría un
abrazo, pero ambos sabemos que soy una mierda consolando. Además, —Me miró
furtivamente— estoy en una nueva rotación de obstetricia y no me he lavado las
manos todavía.
1
Tipo de licor fabricado en Alemania.
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Hice una mueca de disgusto. —Porque nada anima a una chica como el eau de split
vag2.
—Precisamente.
—No, no lo haré.
—No. Pero deberían estarlo. —Apuntó con un dedo hacia mí—. Tu dolor es
inspirador, Bails. Me gusta eso.
Le habría golpeado, pero eso nunca parecía hacerle nada. Le gustaba, en realidad.
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Eau de split vag: agua de colonia con esencia a vagina.
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El Club de las Excomulgadas
Olly y su amigo Linc eran héroes de Internet. Habían comenzado a hacer parodias
de tipo paranormal en YouTube, justo antes de que me mudara… demonios,
vampiros, ese tipo de cosas. Todo estalló como una locura, y de repente,
empezaron a tener contratos de publicidad y la gente copiaba sus canciones. En la
actualidad, estaban diseñando una nueva línea de hombres-lobo metrosexuales.
—Bueno... no toda, ¿de acuerdo? Pero sólo hubiera sido Jack3 si no estuvieras tan
triste. Compramos algo de mejor calidad para levantarte el ánimo.
—Es por eso que va a ser tan divertido. —Me dio una palmadita en el hombro—.
¿Sólo una?
Suspiré.
—Vayamos, entonces.
3
Referencia a la marca de whisky americana Jack Daniel`s.
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Mi cabeza ya estaba dando vueltas. Cuando dije que mi tolerancia al alcohol era
baja, no estaba exagerando. Tropecé con Tom cuando salía del baño.
— ¿Pensabas unirte a mí? —Tenía una toalla alrededor de las caderas, y su cabello
húmedo estaba echado hacia atrás.
Se supone que las duchas te hacen sentir mejor, ¿no? Te quitas el día de encima.
Me unté crema hidratante de coco, me puse un pijama de raso, y peiné los rizos de
mi pelo. Lo único que el Jäger había hecho era darme un dolor de cabeza. ¿Qué era
ese incesante…?
Los chicos nunca abrían la puerta a menos que estuvieran esperando comida. Era
una regla no escrita, algo así como: “Bailey siempre trae la tarta sobrante de su
trabajo, y alimentamos con ella a sus ratas cuando ella no está mirando.”
Metí mi cabello en un moño y arrastré los pies hacia el ruidoso timbre. Todavía no
estaba segura de por qué escogimos uno de tipo musical con la melodía del
Fantasma de la Ópera. En la oscuridad, se volvía espeluznante.
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—Puedes entrar, ¿sabes? —Me aparté hacia un lado y él asintió.
Él prácticamente vivía con nosotros, de todos modos. Debido al sitio web que tenía
con Olly.
—Suena muy agitado. Tal vez si tus caniches gay son un éxito, puedas dejar tu
trabajo de día, como Olly.
—Oh. —Olly habló con la boca llena de pizza de nuevo—. Ese cabrón la dejó.
—Estuvieron juntos cerca de dos años. ¿Crees que está bien? Aún así, —Más
masticación— el tipo le ha hecho un favor. Quiero decir, él se quedaba a menudo y
nunca había mucho en el departamento del bow-chic-a-wow-wow5, ¿eh?
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En informática, un servidor es una computadora que, formando parte de una red, provee
servicios a otras computadoras denominadas clientes.
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Se echaron a reír con esa risa varonil y servil, que hacen los hombres cuando un
futbolista falla un gol.
—Si mi novia se pareciera a Bailey, querría que ella al menos, ya sabes, se diera
cuenta de que la estoy follando —dijo Olly.
Puse música, para no oír nada más que ellos dijeran… era tan difícil no escuchar.
Desparramé mis cuadernos de apuntes en el suelo y traté de pensar en algunos
nuevos diseños para la ridícula torta de boda que quería uno de nuestros clientes,
pero no se me ocurría nada. Al final, abracé al Pooh sin cabeza contra mi pecho, y
emití otro gran sollozo en la abultada cavidad de su cuello.
¿Había sido Craig realmente tan malo en la cama? Está bien, él no duraba mucho
tiempo, pero eso era un cumplido, ¿verdad? Era generoso con los juegos previos... a
veces. Y yo nunca había sido una gritona. No era su culpa…
5
En el argot estadounidense, esta expresión hace referencia a los encuentros, actos o intenciones
sexuales.
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Actriz norteamericana de ascendencia oriental.
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Argh. No. Estaba demasiado molesta. No podía quedarme aquí.
Salí y me serví un gran vaso de Jäger y limonada. Luego encontré a los chicos en la
sala, reclamé el último trozo de pizza, y me metí entre Linc y Tom.
Al final, me llevó casi una hora terminar mi bebida… era tomarlo con calma, o
desmayarme. Mientras tanto, comí apresuradamente la pizza. Estaba fría, y no tan
buena como parecía, pero el queso es una de las mejores cosas para reconfortar a
una chica durante una ruptura. Les di una paliza a Tom y a Linc en el juego
Tekken9, hasta que probaron mi dolor, y me emborraché lenta y tranquilamente.
Ya lo he dicho antes, mi cuerpo no sabe qué hacer con el alcohol. Cuando éste se
filtró en mis venas, hubo momentos en que no sólo pensé, sólo por un segundo, que
7
Serie de televisión Norteamericana, de tipo comedia-musical.
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Serie de videojuegos de acción-aventura histórica, con tintes de ciencia ficción.
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Saga de videojuegos de lucha.
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los gnomos de la autocompasión existían, sino que en realidad tuve miedo de ellos,
y por lo tanto retrasé irme a dormir.
— ¿Es esa otra manera de decir que voy a ser violada por mis amigos, cuando no
esté en condiciones de oponerme?
Tom sonrió.
—Bueno, tal vez deberías hacerlo. —Suspiré—. Entonces, Linc y Olly pueden
quedarse afuera y escuchar.
Silencio.
¡Ouch!
—Oh. —Linc se movió, cruzando sus gruesos antebrazos—. Nos escuchaste antes,
entonces.
—Somos tus amigos —protestó Olly—. Se supone que hablemos pestes de él.
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—Pero nada. Admítelo. Craig era una mierda en la cama.
La sangre resonó en mis oídos, mientras miraba de Olly a Linc, y de nuevo a Tom.
Parpadeé.
— ¿Qué mirada?
—La que dice que desearías tener unas quejosas amigas para chillar, hacerse
máscaras faciales y toda esa mierda —dijo Tom.
Es cierto, los chicos eran mis amigos más cercanos. Conocí a Tom y Olly durante
nuestra primera semana en la universidad, y simplemente encajamos de esa manera
cómoda y fácil. Linc, una noche fue arrastrado a casa desde un bar, y se convirtió
en miembro honorario por asociación. Tengo suficiente frivolidad de color rosa en
el trabajo, y tener amigas nunca me pareció tan importante.
En los últimos días, sin embargo, podría haber tenido fantasías acerca de ir de
compras con una chica rubia que me ayudara a elegir zapatos, nos hiciéramos
juntas las uñas, y luego volviéramos a casa y quemáramos a Winnie the Pooh,
mientras decidiéramos a qué miembro del reparto de Twilight10, nos gustaría
hacerle cosas malas con un tubo de…
10
En español: Crepúsculo. Se refiere a la película americana basada en la novela romántica
vampírica del mismo nombre, escrita por Stephenie Meyer.
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Me encogí de hombros.
—Podemos comenzar por lo mierda que era en la cama. Porque sabes que lo era,
¿verdad? Nunca te escuché emitir ni un sólo sonido.
— ¿Qué? ¡Si yo fuera una chica, podría preguntar eso! Debido a que sería por la
hermandad de chicas. Gah.
Había bebido demasiado Jäger para estar respondiendo preguntas tan riesgosas.
—Vamos —dijo Tom—. Satisface a Olly. Él piensa que te está haciendo un favor...
y yo soy un entrometido.
—Está bien —susurró Linc. Su aliento era caliente sobre mi cuello—. Ahora no
tienes que mirarlo mientras lo dices.
—Cero —chillé.
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—Al igual que... ¿cero orgasmos? —dijo Tom.
Asentí con la cabeza, y con la admisión, quité la palma de Linc con un agradecido
intento de sonreír.
— ¿Él nunca hizo que te corrieras, ni siquiera una vez? —Olly me miró como si me
hubiera transformado en un pepino.
—No. —Te culpo, Jäger. A ti y tu borrachera—. ¿Por qué están mirándome así?
—Es normal. —Había leído sobre ello en Internet, sabía de que se trataba—.
Quiero decir, para algunas chicas, simplemente no sucede...
—Está bien. Espera un minuto. —Se inclinó hacia delante, y colocó los codos sobre
las rodillas—. ¿Quieres decir que nunca has tenido ninguno en absoluto?
—Cuatro.
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Olly sonrió.
— ¡Pícara descarada!
—Eso es cierto. Aún así. —Olly sacudió la cabeza—. No puedo creer que nunca te
hayas vuelto contra alguno de ellos y le hayas dicho que no estaba haciendo el
trabajo.
¿Cuán ruborizada estaría en este momento? Algo entre el rojo de una lata de Coca-
Cola y el fucsia de Laura Ashley11?— No me di cuenta que se suponía que debían
—No es que quiera presumir de mi tasa de éxito, ni nada. —Olly hizo sonar sus
dedos antes de flexionarlos—. Pero no puedo decir que esté ni un poco cerca del
nivel de decepción de Craig.
— ¿Qué movimientos? ¿Cuál es ese truco maravilloso que todos ustedes usan, que
yo claramente ignoro?
11
Diseñadora y mujer de negocios británica.
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—Toma tiempo, a veces —dijo Olly—. Pero tienes que encontrar los botones antes
de que puedas presionarlos, por así decirlo. Preferiblemente antes de que se te
acalambre la mano.
—Es mejor si obtienes alguna respuesta. Es como los videos que hacemos Ol y yo.
—Linc hizo una pausa—. Cuanto mejor es la reacción que obtienes por la primera
parte, más disfrutarás haciendo la segunda parte, y luego...
—Se vuelve aburrido si ella no está haciendo nada —interrumpió Olly—. Estás
como… ¡Demonios, no estamos planchando ropa!
—Continúa.
—Un montaje12.
Los tres chicos se desternillaron de risa, y no pude evitarlo, comencé a reír con
ellos. A la mierda con la hermandad de mujeres. Me gustaba mi acogedora
hermandad de hombres, incluso si me emborrachaban y forzaban a hacer
confesiones vergonzosas.
—Deberías tomar otra copa, Bails —dijo Olly—. Si nos encuentras divertidos,
entonces es obvio que el efecto está mermando.
—No, yo sólo... si no me río, podría llorar de nuevo. Me siento como un caso triste.
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Video (usualmente publicado en YouTube), con fotos, video clips o ambos, con música y/o edición. Generalmente se usa
para mostrar las habilidades (pero también puede hacerse para el disfrute) en un videojuego.
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—No estás triste. Te dejaron, y resulta que tu vida sexual es lamentablemente
escasa. Pero todavía tienes todos tus impresionantes pasteles. —Olly me dirigió un
guiño valiente.
—Y piernas bonitas. —Linc lucía casi tan avergonzado diciendo eso, como yo
escuchándolo.
Subí las rodillas hasta la barbilla y hundí la cara. Se podría pensar que en los cinco
años que había estado cerca de estos chicos, algo sexual podría haber sucedido.
Sería lógico, puesto que todos ellos tenían penes y yo tengo partes de chica. Pero
—Así que, ¿qué sugieren que haga, entonces? —dije finalmente—. ¿Salir y acosar a
los hombres hasta que encuentre uno con tu potencia sexual, Ol?
—Oh Dios, no lo sé. —Puso los ojos en blanco hacia mí—. Quiero decir, podrías
hacer todo tipo de cosas raras como no dejar que te hagan sexo oral, o en realidad
podrías no saber dónde está su clítoris.
—No es que el pelo sea malo —dijo Olly rápidamente—, sólo que nadie quiere
quemaduras por fricción. O ser transportado de repente al desierto de Mongolia,
cuando ella se quite sus bragas.
— ¿Saben?, creo que me voy a ir a la cama, antes de que me deprimas aún más.
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Tom se levantó de un salto delante de mí.
—Debes ponerte a dieta —le dije sabiamente—. No más queso para Bruce.
—Ves, Bruce —le dije—, no voy a ser la solitaria mujer de los gatos, en la terraza
con su escopeta. En vez de eso, voy a estar medio cubierta por glaseado y aserrín.
Mordisqueó mi oreja con sus dientes, y lo rocé ligeramente con la nariz. Luego lo
bajé a su jaula, deslicé la puerta para cerrarla, y me dirigí hacia la cama.
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Capítulo Dos
Mi Martes de Furia comenzó bien.
Hice una saludable avena con frutas para el desayuno. ¡Que te jodan, Craig. Voy a
estar delgada y sorprendente! Por fin me quité la pulsera de tobillo que me compró en
Francia. ¡Que te jodan, Craig. Parecía barata de todos modos! Me puse la sombra de ojos
brillante de la que él siempre se quejaba, porque decía que me hacía lucir como una
niña de doce años. Que te jodan, Craig. Voy a... lucir como una niña de doce años.
Lo estaba haciendo bastante bien hasta que llegué al trabajo. Desde que Craig me
Hojeé el libro de consultas y oré por un día sin clientes, o por lo menos, un trabajo
para un cumpleaños o un bautizo. Gah. Dos degustaciones estaban programadas
para ñoñas, parejas felices.
—Sí.
—Has tenido la simpatía suficiente para cancelar la deuda del tercer mundo.
Trabajas con bodas, supéralo.
Quería dirigir una parte de mi Furia hacia Mila, pero a decir verdad, era una jefa
encantadora. Y me dejó esconderme en la parte de atrás de la tienda durante los
dos primeros días… sobre todo porque la sola mención de amor me hacía
disolverme en un lío de lágrimas, pero aún así.
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El Club de las Excomulgadas
No era su culpa que yo no pudiera hacer frente al glaseado lleno de lacitos, o a las
rosas de azúcar. No era su culpa que hubiera conocido a Craig mientras trabajaba
en la tienda.
Incluso después de haber salido por un mes, por un año, yo todavía esperaba que
me sorprendiera a la hora del almuerzo, con los pequeños paquetes de sushi que él
sabía que tanto me gustaban. Paseábamos por el parque y comíamos junto al río,
aunque el aire fuera crudo y frío, y esos recuerdos todavía hacen que me emocione,
antes que la catarata comience. Todas estas cosas de las que los chicos hablaron la
noche anterior, ¿importaban realmente?
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El Club de las Excomulgadas
Está bien, está bien. Es tiempo para armarme de valor. No soy un gnomo de la
autocompasión.
Yo había tomado por asalto esa nevera en más ocasiones de lo que era conveniente
— ¿Entiendo que quieren algo con chocolate? Estas serían mis recomendaciones —
Me senté frente a ellos y señalé cada uno de los sabores—. Este es sirope de
caramelo. Es muy denso y dulce. El caramelo junto a éste es un poco más ligero. El
chocolate blanco es realmente dulce y sólo les aconsejo que lo elijan, si van a
agregarle a su diseño algunas tartas de frutas, como grosellas o fresas.
Miré como se alimentaban el uno al otro con pequeños bocados y los ojos cerrados,
riendo. Compartiendo bromas privadas.
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Bebida preparada, similar a la limonada, pero con sabor floral, con un grado alcohólico bajo.
También puede prepararse una versión sin alcohol.
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Siempre pensé que Craig me propondría matrimonio. Cuando me llevó a Euro
Disney para mi cumpleaños, hace dos meses, había estado tan segura. ¿Y qué si
éramos jóvenes? Dijimos que llamaríamos a nuestros hijos Francis y Libby.
Planeamos nuestra luna de miel: Gibraltar. Nuestra canción era You and Me Song
por Los Wannadies14, y él había insinuado que podríamos usarla para cuando
camináramos por el pasillo de la iglesia.
Ese pendejo.
— ¿Y qué tal el chocolate negro…? ¿No es el glaseado Real, un poco dulce para
eso?
—Por supuesto. Pueden optar por los frutos rojos, aunque también hacemos una
deliciosa banana caramelizada.
Espero que se divorcien, él se quede calvo, y ella nunca tenga orgasmos. De hecho, espero que
ninguno de los dos tenga orgasmos nunca más. ¡Toma eso! Bah.
14
Banda de rock alternativo.
15
Glaseado con merengue, azúcar y vainilla.
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Oh, Dios mío, casi dije eso en voz alta.
*****
Cuando llegué esa noche, había un riff16 casi melódico surgiendo del estudio de
Olly y Linc. Llevé mis compras a la cocina y comprobé a las ratas, que estaban
besuqueándose en su hamaca, antes de iniciar una enorme cocción de pasta. Era mi
turno para hacer la cena.
Una vez que el silbido del agua hirviendo cesó, oí a Olly cantar con una pista de
teclado.
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Crees que estoy aullándole a la luna
—Aww, vamos, Bails. Él nunca sabrá que se trata de él. —Olly intentó sonreír pero
lo fulminé con la mirada en respuesta.
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— ¡Por supuesto que lo va a saber! No puedes llamar a alguien gay, sólo porque
apesta en la cama…
—Vete a la mierda. —Me froté las sienes—. ¿Por qué escribiste algo así?
—Yo lo escribí. —Linc giró en su silla, mordiéndose la uña del dedo índice.
— ¿En serio?
— ¿Pensaron que propagar mi inadecuada vida sexual por todo YouTube, me haría
sentir mejor?
—No es para YouTube. Es sólo para ti... y yo no lo veo así. —Apretó los labios—.
Que seas inadecuada, quiero decir.
—Ojalá nunca les hubiera dicho sobre eso. —Ahora yo era quién se sonrojaba
como una idiota—. Estúpido Jäger. Nunca debí haber dicho nada.
—Está bien. ¿Por qué no lo estaría? —Olly arqueó una ceja—. Ahora, ya has
arruinado esa toma. ¿Quieres quedarte y hacer algunas voces de respaldo? Podría
utilizar a alguien más para los gruñidos afeminados en el puente de la canción.
—En este momento no estoy para… ah… gruñidos. —Apunté con el pulgar hacia
la cocina—. Estoy cocinando todos modos.
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—Bien. Me muero de hambre.
Yo no lo estaba.
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Capítulo Tres
No podía dejar de pensar en el asunto del orgasmo. Esa noche, cuando ya había
alimentado los dos grupos de chicos (ratas y seres humanos), me encerré y me
quedé allí, pensando. Mi propio pequeño catálogo de hombres anti-clímax.
Estaba Jamie, el chico con el que había perdido la virginidad. Llegué bastante cerca
un par de veces con él, sobre todo en los primeros días, cuando íbamos a tientas.
Todavía me ponía húmeda al pensar en la forma como tomaba mis pezones en su
boca mientras me acariciaba. No era como si él nunca hubiera hecho el esfuerzo,
sólo que yo no lo sabía. Me ponía toda apretada, como lo hacía cuando llegaba sola
Podía llegar al orgasmo perfectamente bien por mí misma, sin embargo. Mi carne
se ponía toda pegajosa e hinchada ante el pensamiento. Entonces, ¿por qué no
sucedía con un chico?
*****
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— ¿Bailey?
La almohada estaba tan cálida y suave contra mi cara. Uf. ¿Quién me llama a esta
hora?
Me avergüenza decir que la empujé para pasar junto a ella… lo que no era difícil,
ya que era pequeñita, y casi me caigo por mis pijamas demasiado largos. Cuando
llegué a la jaula, Bruce parecía decididamente rígido y sin vida al lado de la botella
de agua.
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Hentai, en japonés significa: Pervertido. Literalmente: Deseos Extraños. Su uso en América se refiere
más a la pornografía Japonesa, especialmente en caricaturas.
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Destrabé la puerta de la jaula y Tarquin se agitó en la hamaca, Bruce no podía
haber estado muerto por mucho tiempo, porque su hermano no se había dado
cuenta. Sin embargo, cuando rocé el vientre de Bruce con los dedos, estaba frío.
—Oh, mierda. Chan. Um. ¿Podrías alcanzarme uno de los envases de Tupperware
de la alacena, al lado de la nevera?
Coloqué a Bruce en la caja, y rápidamente cerré la tapa. Hice una nota mental para
comprar leche para gatitos, el alimento favorito de Tarquin. Iba a necesitar tentarlo
para que comiera.
Así que, sin novio. Sin orgasmos. Y con una rata muerta.
*****
El Bridge and Staff era un pequeño lugar a orillas del río, que habíamos frecuentado
durante años. Solíamos acudir a los concursos de los martes, pero dejaron de
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hacerlos cuando la gente comenzó a hacer trampa con sus teléfonos móviles… no
es que nosotros la hiciéramos alguna vez. Oh, no.
Olly, Tom, Linc y yo, nos acurrucamos en nuestra cabina favorita, con sus
agrietados asientos de cuero. Ellos tomaron pintas de sidra, y yo opté por una
pequeña copa de vino, ya que tenía la intención de regresar a casa sobria. Claro que
sí.
—Puedes decir su nombre. —Tomé un largo trago de vino—. Craig, Craig, Craig.
Ahí tienes. Lo dije.
—No hagas eso de nuevo. —Linc chasqueó la lengua—. Él podría ser como
Beetlejuice18: dices su nombre tres veces, y él aparecerá.
— ¿Qué hay de malo en escuchar como llevo a Chan a la luna? —Olly hizo un
mohín—. No puedes decirme que ella no suena ardiente, Tom.
—Oh, lo estaré. —Olly sonrió como el gato de Cheshire19—. Para San Valentín, el
sábado, va a dejarme pretender que la violo.
18
Personaje creado por el cineasta Tim Burton. Es un difunto que vive en el no mundo, recreación del mundo
real según la visión de los muertos. Beetlejuice trabaja precisamente como «exorcista de los vivos», es decir,
ayuda a los fantasmas a echar de su hogar, o de cualquier otro lugar, a cualquier ser vivo que les pueda
molestar.
19
Personaje ficticio de la película: Alicia en el país de las maravillas.
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—Sí. Menos mal que no estaré.
—Hay una enfermera de mi rotación, es una pelirroja, con tetas enormes. Voy a
llevarla al cine.
—Ahora sigues tú, Linc. —Gemí—. ¿Con quién saldrás en San Valentín?
—Er, ¿Bailey?
Miré a Tom.
— ¿Qué?
Y entonces lo vi a él en el bar.
A él con ella.
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Oh dios, oh dios, oh dios. Sólo había pasado una semana y Craig ya salía con alguien
más. En mi bar, al que yo iba antes de conocerlo. ¿Qué coño?
—Sí, tengo que hacerlo —dije con voz ronca—. Mírala. Él ya está con alguien más.
¡Mírala!
Temblando por la adrenalina, miré a través de mis dedos. No, Craig no nos había
visto. Llevaba la camisa de color verde claro que tanto me gustaba como le
quedaba, por fuera de sus Levis. La chica a su lado tenía el pelo color chocolate, y
llevaba una falda corta y botas. Él acariciaba la parte baja de su espalda mientras
charlaban. Ropa de cita, movimientos de cita.
— ¿Quieres que vaya y le diga algo? —dijo Olly—. Porque lo haré. Todos lo
haremos, ¿no es así, muchachos?
—Le voy a tocar el rap del hombre-lobo. Lo tengo en mi teléfono. Veamos lo que
su fea chica tiene que decir al respecto.
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—No podemos estar seguros de que realmente te haya estado engañando —dijo
Tom—. Quiero decir, sé que eso es lo que parece, pero tal vez…
—No, no. —Traté de terminar mi vino, tenía la boca muy seca, pero mi estómago
revuelto no lo permitió—. No puedo hacerlo, no ahora. ¿Ok?
— ¿Quieres que nos marchemos? —Linc golpeó suavemente mi rodilla con la suya.
Los chicos bajaron sus pintas, y colocamos nuestros abrigos sobre los brazos. Me
escondí entre Tom y Linc, y caminamos hacia la puerta, juntos, como uno de esos
arbustos en movimiento que se ven en las malas películas. Dios, me sentía ridícula.
La última vez que nos habíamos visto, él me había llevado al parque como siempre
lo hacía. Nos sentamos junto al río, y me dio la horrible noticia de que ya no me
quería. Yo era toda sollozos, él lucía triste y torpe, tratando de frotar mi espalda
mientras le chillaba que me dejara sola. Después de haber creído todo lo que me
dijo sobre estarnos distanciando, me sentía tan malditamente humillada.
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De alguna manera, me las arreglé para salir a la calle, y al aire libre. Tomé grandes
cantidades de aire, y el frío quemó en mi pecho ante el sonido de pum, pum, pum.
Mi pulso, aumentado por la batalla, podía escucharse en mis oídos.
—Valdría la pena.
—Vayamos a casa, ¿de acuerdo? —dijo Linc. Me ofreció un brazo, y yo dejé que
—Oh, está bien entonces. —Olly hizo una mueca al mirar de nuevo hacia el bar—.
Le diré algunas palabras en algún momento, sin embargo.
20
Actriz estadounidense.
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Capítulo Cuatro
Al día siguiente, hice una cosa mala: llamé al trabajo y dije que estaba enferma.
Lo sé, lo sé. Defraudé a Mila. Defraudé a mis clientes. Pero los recuerdos
continuaban amontonándose encima de mí en casa, amenazando con sofocarme, y
en la tienda, sería mucho peor.
Hice lo que las chicas deprimidas y abandonadas hacen: me tiré en la cama. Miré
Buffy21 en DVD. Comí cosas al azar de la nevera, como remolacha en vinagre con
galletas. Llené la leche de Tarquin, y le hice un montón de arrumacos… pobrecito,
estaba sufriendo como loco. Olly dijo que estaba siendo ridícula, pero que lo jodan.
Los ojos de la rata eran albinos, pero también podían lucir desolados por el dolor.
Cuando sonó el timbre esa noche, dejé a Tarquin de nuevo en su hamaca, y fui a
abrir la puerta.
Linc estaba haciendo su habitual pose incómoda de “oh eres tú, qué sorpresa”,
medio apoyado en el marco de la puerta. Tenía una caja de cartón bajo el brazo.
—Hola.
21
Referencia a la serie de televisión: Buffy, la cazavampiros.
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—He venido a verte a ti, en realidad.
— ¿En serio?
—No necesito chocolate de simpatía, Linc. O cualquier cosa de simpatía, ahora que
lo pienso…
— ¡Oh! —Me llevé una mano a la boca—. ¡Linc, es tan hermoso! —Extendí la
mano para acariciarlo y me detuve—. Es un él, ¿verdad? Porque…
Deslicé la mano bajo el suave vientre de la rata, y la levanté hasta mi pecho. Era
una escurridiza bola de nervios, y podía sentir los latidos de su pequeño corazón,
pero aún así, tan lindo. ¡Tan lindo!
—Ya le he puesto nombre —dijo Linc—. Espero que eso esté bien.
—Safety Dance22.
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—Porque puede bailar. ¿Sabes? Si quiere hacerlo. —Se acercó a mí por detrás, y su
barbilla rozó la parte superior de mi cabeza—. No paraba de hacer cabriolas en la
tienda.
Dejé a la rata bebé de nuevo en su caja. Más tarde, tendría que limpiar todo el olor
de Bruce de la jaula, antes de presentárselo a Tarquin.
—Uf. No me lo recuerdes.
—Cuando lo pones de esa manera… —Me reí—. ¿En qué estabas pensando? No
estás realmente sugiriendo que vayamos a tu apartamento, ¿verdad?
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El Club de las Excomulgadas
— ¿De qué están hablando? —exigió Tom, con su llave aún colgando en la
cerradura—. Suena obsceno.
— ¿Van a follar?
No sé quién de los dos se sonrojó más, pero la habitación se sentía de pronto como
un sauna, y las palabras de Tom eran vapor saliendo de las brasas.
*****
Dormir no fue fácil esa noche. Cuando el alba se filtró por debajo de mis cortinas,
no fue bienvenida, y yo estaba irritable.
Una parte de mí pensaba que debería sentirme más sola de lo que lo hacía, pero
había mudado la jaula de las ratas a mi habitación para asegurarme que Tarquin no
le arrancara los ojos a Safety durante la noche. En el lado positivo, ellos se llevaban
increíblemente, y formaban un adecuado y pequeño grupo de ruidosas ratas gay.
En el lado negativo, podía ver lo que Tom quería dar a entender al decir que le
mantenían despierto. Aún así, estaba cansada de escuchar a Olly y Chan.
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El Club de las Excomulgadas
No podía evitar ir trabajar, no de nuevo. Brevemente consideré un desayuno
“purga” de Jägermeister, pero sólo olerla me detuvo. Opté por una tostada en su
lugar.
—Ya, ¿eh?
Brownies
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El Club de las Excomulgadas
Mis mejillas todavía ardían cuando me apresuré hacia ellos. Keith señaló una
mezcla de tres niveles, con mariposas hechas de chocolate belga.
—Ooh. Muy bien —suspiré—. Me divierto mucho haciendo las mariposas, ¿saben?
Las ribeteamos en un chocolate realmente suave, y agregamos los detalles con
alfileres.
—Lo que tú digas. —Keith le dio unas palmaditas en el brazo y me lanzó una
mirada de complicidad—. Yo soy más del tipo de mesa de quesos.
—Por supuesto.
Para la hora del almuerzo, tenía toda la documentación firmada y lista. Había un
brillo de satisfacción en mí, y no puedo decir lo aliviada que estaba a pesar de la
mierda de los últimos días.
— ¿Bailey? —Mila abrió la puerta, con el rostro tenso—. Ese Craig está
preguntando por ti en el mostrador.
Dejé caer el bolígrafo y éste aterrizó con un ruido sordo sobre la alfombra.
—No es posible.
—Sí, así es. —Se enderezó el delantal en la forma en que siempre lo hacía cuando
se sentía incómoda—. Es la hora del almuerzo. Por lo que más quieras, ve y habla
con él, pero por favor, no tengan un altercado en la tienda.
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El Club de las Excomulgadas
—Um. —Coloqué el bolígrafo sobre el escritorio lentamente. No estaba segura de
lo que iba a hacer, simplemente salir y mirarlo una vez más, parecía una idea
agotadora.
Muy bien.
Craig estaba apoyado sobre el mostrador de las tartas, llevando sus Levis. Incluso
bajo la luz refractada, se veía bronceado y Mediterráneo y, ugh, guapo.
—Por supuesto que no. Mira. ¿Podemos dar una vuelta por el parque? —Hizo un
gesto con la cabeza hacia la puerta—. Necesito explicarte algunas cosas.
—Sí, tienes que hacerlo. —Bump, bump, bump. No era lo suficientemente vieja o
gorda para un ataque al corazón, ¿verdad?— Voy por mi abrigo.
Era la primera vez que Craig y yo salíamos juntos de la tienda de pasteles sin
tomarnos de la mano. Era surrealista. Me sentía como si debiera ser capaz de
inclinarme y presionar mi palma contra la suya… donde pertenecía, ¿no?... no estar
parada a esta distancia, ridículamente medida. Pasamos la caminata de dos
minutos hacia el parque en una bruma de rígidos peatones y pesadas palabras no
habladas.
No podía mirarlo.
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El Club de las Excomulgadas
—Siento que hayas tenido que enterarte acerca de mí y Samantha de esa manera.
—Chasqueó la lengua—. Debí haber sido honesto contigo la semana pasada, Bails.
—La verdad es que, nos conocimos en el trabajo, hace un par de meses. Había algo
allí, entre nosotros, yo…
Oh, Dios mío. Realmente no estaba segura si quería escuchar esto. Mira el césped,
mira el césped.
—Sí.
—Alrededor de dos meses. —No pude verlo avergonzarse, pero pude oírlo.
—Eres una mierda —susurré. Las lágrimas eran sorprendentemente frías en mis
mejillas.
—No. No por favor. —Dije, y me volví para ver su vergonzosa, miserable, y cobarde
mueca de dolor—. Tú... ¡Borracho pajero, hijo de puta retardado!
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El Club de las Excomulgadas
En ese momento, una pareja de jubilados pasó junto a nosotros con un Cocker
Spaniel, y sus bocas se abrieron como si sus lenguas fueran bolos de boliche.
—Lo sé, ¿de acuerdo? Sé lo que hice mal. —Pasó las manos por su pelo—. Yo
sólo... lo siento mucho, Bailey. Lo siento.
Él soltó un bufido.
—En la cama. —Amigos, estoy de suerte—. Apuesto a que duras más de cinco
malditos minutos con Samantha.
Craig se volvió del color de la más brillante remolacha, que he visto en un hombre.
— ¿Un golpe bajo? ¿Soy yo quién hace cosas bajas? —La risa chisporroteó en
sonidos irregulares—. No tienes ni puta idea, ¿verdad? —El suelo estaba de repente
mucho más lejos de mi cabeza. Me estoy poniendo en pie. ¡Estoy pateando su culo! ¡Claro
que sí!
Le eché un vistazo por encima del hombro. Él tenía todavía un tono de color algo
morado.
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El Club de las Excomulgadas
—Lejos de ti. Te deseo una buena vida. —Espera, espera. Me volví—. Ah, y, ¿sabes
qué?... fingí el orgasmo —grité a través del parque—. ¡Todas y cada una de las
veces!
Mientras salía rápidamente, casi choqué con Samantha. Ella me miró a través de
unas siete capas de máscara de pestañas, y me volví hacia ella de manera triunfal.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Cinco
Hora de confesar: Sí, estuve increíble en el parque. Fui la guerrera del video juego
de las Verdades Incómodas. También pasé la tarde llorando sobre los cisnes de
azúcar artesanales que estaba haciendo, y fue un alivio cuando llegaron las cinco, y
pude calmarme con una ducha de agua fría.
Tres horas más tarde, estaba en la entrada del apartamento de Linc, mostrando una
cantidad inadecuada de escote, y no estaba del todo segura del por qué.
Toqué el timbre. Era un timbre muy normal, también… nada del sonido del tema
del Fantasma de la Ópera o Super Mario. Hmm.
—Yo abriéndote la puerta a ti, ¿eh? —dijo él, con una media sonrisa—. Una
extraña inversión de roles.
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El Club de las Excomulgadas
— ¿Vas a entrar, o qué? —dijo Linc.
Se echó a reír.
—Lo creas o no, por lo general está así de ordenado. Las velas, sin embargo, son
para ti.
—No.
—Creo que... creo que tal vez lo estoy haciendo. —Me tocó suavemente el
hombro—. ¿Está bien eso? Si no es así…
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El Club de las Excomulgadas
Él tragó saliva.
—Oh.
—Tengo algo así como… una nueva perspectiva sobre las cosas.
—Oh, Dios mío. Puedo encender las luces, si esto es tan inadecuado como parece.
— ¡No! —Me abalancé hacia él antes de que pudiera encender el interruptor, y caí
contra su pecho con un ruido sordo—. Eso no es…
—Porque estás siendo tan bueno conmigo. Todo esto. Él nunca hizo nada como
esto.
—… hijo de puta retardado —Limpié mis ojos de nuevo, y mis dedos rozaron sus
mejillas… Estaban tan cerca, y se sentían tan cálidas—. Confía en mí, eso es
bastante preciso.
Silencio. El aire entre nosotros se hizo pesado, hasta que las palabras salieron como
una explosión a través de mis labios.
—Hazlo, entonces.
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El Club de las Excomulgadas
¿Alguna vez han tratado de besar a alguien cuando ambos están sonriendo como
idiotas? Primero sentí el sabor de su aliento, fresco y terrenal. Y luego sus labios,
suaves y firmes. Nos movimos hacia atrás, hasta que choqué contra la pared, y él se
agachó un poco, rompiendo nuestra diferencia de altura para mover su lengua
alrededor de la mía. Terminó con una lenta lamida de mi clavícula, y una satisfecha
sonrisa emocionada.
No puedo recordar muy bien cómo sucedió, pero de repente, estábamos en el suelo,
retorciéndonos sobre su alfombra de piel de oveja. Yo estaba sobre mi espalda y él
estaba a mi lado, sobre mí, todo. Fui encontrando nuevos puntos en su cuello que
no había besado, lamido o mordido, y encontré que él olía de manera diferente… y
maravilloso… en todas partes. Su cabello tenía ese aroma del aire fuerte y salado
del mar en el verano, y el de su piel era más suave, más dulce. Cuando sus manos
se extendieron sobre mis pechos, gemí en su boca.
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El Club de las Excomulgadas
—No tenía la intención de serlo. —Me sonrojé.
—No, no. Me gusta. Bailey. —Rozó los dientes a lo largo de mi labio inferior—.
Quiero hacer eso para ti.
— ¿Eso?
—Quiero decir, no tenemos que hacer nada, y entiendo, ya sabes, con Craig...
—Deseo esto. Quiero decir, las otras cosas, las cosas emocionales, están ahí, pero...
—Tiré de su cuello con suavidad—. Quiero esto. Te deseo. Es sólo que no quiero
que luego estés decepcionado.
—No lo estaré, no lo estaré. —Presionó su rostro contra mis firmes pechos, y besó
un burbujeante camino hacia mi boca de nuevo—. Míralo así, ¿de acuerdo? Haré lo
que quieras, por el tiempo que se sienta bien para ti. Soy tu esclavo voluntario.
Oh, oh.
No es que nunca hubiera notado cuán hermoso era Linc. Ninguno de ellos había
sido tocado por la varita de la fealdad, ni él, ni Olly, ni Tom. Sólo estaba un poco
anestesiada… ellos nunca habían coqueteado conmigo, nunca pensé que yo fuera
algo digno de mirar. Es por eso que Craig tenía tanto poder. Probablemente aún
tenía un poquito.
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El Club de las Excomulgadas
Pero ahora, la forma en que Linc me miraba, enviaba tres cuartas partes de la
sangre de mi cuerpo por debajo del dobladillo de mi ropa interior.
Estoy jadeando. Él me está desvistiendo con esos dedos largos y bien formados, y yo estoy
jadeando. En la oscuridad. Con velas. Esto es impresionante, con una guarnición de malditas
papas fritas de ‘diablos…siiii’. No estoy segura de merecer esto, en realidad.
—Caderas arriba. —Sonrió. Bajó mis jeans y quitó mis sandalias. Quedé allí en
ropa interior, con sus dedos trazando las costuras.
—Te he imaginado así cientos de veces. —Jugueteó con mi pezón a través del
encaje color púrpura—. Espera. Eso suena pervertido, ¿verdad?
—Puedes guardar la charla del enano para cuando esté tratando de evitar...
correrme dentro de ti.
Ay, esas palabras. Ambos gemimos en voz alta al escucharlas, como si estuvieran
cargadas de sangre y magia…y enanos.
Había una parte de él que nunca había visto, pero basta con decir, que por la
manera orgullosa como rozaba su vientre, era sin duda digna de un tipo de su
altura.
Se inclinó sobre mí sobre sus manos y rodillas, llenando sus manos con mi pelo, y
besándome hasta dejarme sin aliento. Abrió mi sujetador con una habilidad
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El Club de las Excomulgadas
sorprendente, y entonces, esa caliente boca, tomó cada uno de mis pezones,
provocando un suspiro con cada una de sus acciones.
Por debajo del dobladillo de mi ropa interior, me apreté como un torno. Por cada
caricia en mis pechos, mi coño se contraía, hacia adentro y afuera, con un agudo
dolor placentero. No había palabras para lo bien que se sentía. No era sólo la
sensación, sin embargo, mi confianza en él estaba creciendo. Él sabe qué hacer, puede
hacer esto por mí. Yo puedo hacer esto por mí.
En poco tiempo, sus dedos se movieron hacia mis muslos. Comenzó en la parte
externa, sólo rozando las puntas de los dedos a lo largo de éstos, trazando caminos
irregulares mientras succionaba mis pezones; y luego la parte superior de las palmas
Antes de este momento, nunca me había dado cuenta de cuánto placer podría
obtener sólo con las caricias en mis pechos. Cada vez que su boca dejaba un pico, el
otro se hinchaba con una anticipación abrasadora, a pesar del aire frío. Al mismo
tiempo, el encaje de mis bragas se puso cada vez más pegajoso, y ansié sentir sus
dedos allí. Su boca. Su lengua. Jesús.
Haré lo que quieras, por el tiempo que se sienta bien para ti.
—Lo suficiente.
Ahora, las manos que masajeaban la parte interna de mis muslos, se deslizaron
hacia arriba. Iba a jugar conmigo. Iba a provocarme. Lo sabía por la forma en que
sus ojos se arrugaron en la oscuridad, y el ágil roce de cada dígito en mi piel.
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El Club de las Excomulgadas
En un primer momento, acarició mi coño a través del encaje. Rozó los labios,
buscando mi clítoris con la yema de su dedo pulgar. Yo sabía que él podía darse
cuenta de cuán húmeda estaba.
— ¡Linc!
Utilizó los dos pulgares para separar mis labios, con el encaje aún como una barrera
fina y pegajosa entre nosotros. Gemí antes de poder calcular el volumen, una y otra
vez mientras me abría. Adentro y afuera. Y adentro. Mi clítoris se hinchaba de
manera dolorosa con cada una de sus caricias.
Otro gemido.
— ¿Y esto? —Ahora levantó la tela, para que presionara entre los desnudos labios
de mi coño, raspaba sobre la hinchada carne de ese lugar, mientras él bajaba y
levantaba la tela—. ¿Tienes alguna idea de lo deliciosa que te ves?
Deliciosa. Yo. Era una cosa extraña oírle decir eso, y debido a eso, era aún más
excitante.
—Esto es sólo el aperitivo, Bails. —Liberó la tela, y ésta golpeó mi tenso clítoris.
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El Club de las Excomulgadas
—Creo estas son mis nuevas bragas favoritas.
Inhaló profundamente.
Cuando se movió de nuevo hacia arriba, gemí a manera de queja, y sólo su boca
me hizo callar.
—No te preocupes, nena. Todo a tu propio tiempo, ¿sí? —Más besos… podría
probarme en ellos, y me gustaba.
Cuando llevó su lengua hacia la carne húmeda, lo entendí. Esos primeros minutos
eran de lentitud. Acarició mi vientre y muslos con sus fuertes palmas mientras me
comía, deteniéndose en mis labios exteriores, antes de succionar el capuchón de mi
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El Club de las Excomulgadas
clítoris. Justo antes de que el calor de su boca descendiera por segunda vez, me di
cuenta que había olvidado todo, excepto la expectativa de su próximo asalto.
Me moví con él, éramos mareas en guerra. De ida y vuelta, de ida y vuelta.
Tempestades agitadas. Cuando los dedos llegaron, eran dos, y me extendieron lo
suficiente como para que mis gritos hicieran eco. Se hundieron justo en el lugar que
encontraron antes, y en ese momento, moví las manos por su pelo, empujándolo.
Deja que él lo haga por ti. Esa cosa. Hazlo por ti misma. Mmph. Sí sí sí sí.
—Así. —Las palabras vibraron alrededor de mi clítoris, y se sentían tan bien, tan
bien—. Hazlo para mí, Bailey. —Tenía la plana y fuerte extensión de su lengua
contra mí, y de repente, había un borde con cada caricia, que me hacía tratar de
resistirme—. Así. Buena chica. —Su palma empujaba mi vientre, sosteniéndome
para que lo tomara todo.
Estaba aterrada, quería que se detuviera, que me dejara bajar de este lugar de donde
las chicas traviesas provenían, porque si…
Golpe.
Yo era la famosa estrella porno. Era la aullante chica que suspira y se retuerce bajo
el chico que ella nunca supo que había en él. Era todas esas cosas, solo por que…
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El Club de las Excomulgadas
El perverso chico sólo se movió con más fuerza dentro de mí. Yo estaba saltando,
montándolo de manera efusiva. Me sentía hermosa, descuidada y viva.
Lo tomé por la barbilla, besé su labio inferior, y lamí mi propia esencia pegajosa del
arco de su labio superior.
Su polla rozó mis labios inflamados por el orgasmo, y él gimió cuando trataron de
succionarlo hacia el interior.
—No así. —Él se levantó, y apuntó hacia un alto taburete en la esquina—. Quiero
que te inclines sobre eso.
—Está bien.
—En mis fantasías —murmuró—, siempre estás inclinada sobre este taburete.
¿Cómo puede alguien tan familiar para mí, hacerme sentir tan perversa y
pervertida? Me abrió con sus dedos, admirando la vista antes de que lo tomara por
completo, y las contracciones que se habían calmado en mi pelvis, saltaron a la vida
otra vez cuando él comenzó a hacer empujes fuertes. Uno... dos... tres... ¿por qué
estaba contando?
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El Club de las Excomulgadas
Ahora era él quien hacía mucho ruido. Suspiros surgían a través de sus labios
mordisqueados, en esa grave y exuberante voz suya. Un calor líquido se extendió
por mi vientre, y mis caderas comenzaron a temblar en sus manos.
— ¿Linc?
— ¿Mmph?
—Um. —Se rió con nerviosismo; ésta era su fase de “oh mira, eres tú, y estás
desnuda, qué incómodo”. Luego se transformó en una sonrisa realmente
pervertida, un “oh mierda estamos desnudos, ¡increíble, increíble, increíble!”
Me moví hacia atrás para estar de pie junto a él, y luego me levantó para sentarme
en el taburete. Con un lento beso, envolví mis brazos alrededor de su cuello.
— ¿Estás bien?
— ¿Lo estoy? —Su cuello, mi cara... oh. La mejor combinación en el mundo—. Oh,
Dios mío. Estoy agotada, Linc.
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El Club de las Excomulgadas
Él chasqueó la lengua.
— ¿En serio? —Fruncí el ceño—. ¿Por qué estamos perdiendo nuestro tiempo con
el sexo?
—Está bien, está bien. La voy a poner. Pero tienes que prometerme que
permanecerás desnuda.
Y lo hice.
23
Película estadounidense de animación 3D, basada en el libro del mismo nombre.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Seis
Cuatro meses después
Quiero decir, había pasado una semana desde que rompiera con un tipo que, no
sólo masticó mi corazón y lo escupió, sino que lentamente lo volvió a ingerir, para
poder cagarlo sobre galletas y alimentar a los loros con problemas de compromiso.
Esto lo sé con seguridad: descubrir de que uno de tus mejores amigos ha estado
enamorado de ti durante toda su vida adulta, es suficiente para enviar lejos a los
gnomos de la autocompasión. Ni siquiera tuvieron tiempo para montar sus búhos.
Aunque chocaron los cinco con él muchas veces. O yo realmente era mucho más
ruidosa, o él les había dicho más de lo que parecía. Apostaría por lo primero. Ejem.
¿En cuanto a mí? Empaqué mis pertenencias en cajas que no estuvieran llenas del
Estúpido Craig, y Tom y Olly iban a ayudarme a mudarme al apartamento de Linc.
Nuestro apartamento.
59
El Club de las Excomulgadas
*****
Cuando cerramos la pastelería a las seis, Linc esperaba afuera con las mangas
arremangadas, y las manos metidas en los bolsillos. Podía haber ganado un poco de
confianza con su recién descubierta popularidad en TV, pero aún se veía torpe al
merodear ante las puertas. O incómodo en público, en general.
—Todavía no. ¿Crees que simplemente debería ir allí y acabar con esto?
—Ah, Bails. ¡Es brillante! —Estampó un beso contra mis rizos oscuros, y me
arrastró hasta la esquina—. Está bien, entonces. Vamos al encuentro de las damas
del terror.
24
Película estadounidense de Ciencia Ficción, dirigida por Steven Spielberg.
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El Club de las Excomulgadas
llevaran pequeñas insignias que decían Linc Twice25. Estaba orgullosa de él, y por
debajo de eso, me sentía levemente amenazada. Estaba siendo ridícula.
Pero en realidad, el caliente chico que se acercaba a sus fans era mi novio. Y yo era
quién lo conocía mejor que nadie más. Tal vez no era tan ridícula, ¿eh?
— ¡Oh, Dios mío! —Gritó una de las chicas, agitando sus manos como un pez—.
¿Recibiste nuestros correos electrónicos?
—Él está... bueno, está algo ocupado con nuestro nuevo proyecto —dijo Linc—.
Acabamos de recibir el visto bueno para hacer una película.
— ¿En serio? —Heidi rebotó en sus zapatillas deportivas con lazos de neón—. ¿Una
película de Hollywood? Oh, Dios mío, ¿necesitan extras?
Linc negó con la cabeza. Ahora tenía un atractivo tono color remolacha.
25
Textualmente: Linc dos veces. En el argot estadounidense, Twice, también significa querer
conquistar alguien, sin decirlo abiertamente. Al comentar con alguna persona “Twice”, se quiere
decir, “I’d hit that twice”, algo así como: lo haría con él (o ella) dos veces.
26
En el argot estadounidense, una Heidi, es una chica de apariencia de niña buena, encantadora,
honesta, etc.
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El Club de las Excomulgadas
—Estoy poniendo esto en nuestro blog, así como… ¡ahora mismo! —Miró a Linc
con los ojos muy abiertos—. ¿Podemos tomarte algunas fotos?
—Um, sí. Por supuesto. —Linc me lanzó una mueca de vergüenza, mientras las
chicas se aplastaban contra él. Le hice un gesto con un dedo, y él lentamente puso
los brazos alrededor de sus hombros.
—Está bien —dijo la chica con el teléfono con cámara—, todo el mundo diga:
Puse mi cabeza entre las manos. La broma era en cierto modo adicionalmente
vergonzosa cuando era gritada por colegialas, y sospechaba que ellas no eran el
público objetivo de Olly y Linc.
—Supongo que será mejor que continúe mi camino —dijo, mientras se alejaba.
—Y mi revista.
—Y mis pechos.
—Oh, Dios mío, Lizzie. ¡No puedes pedirle eso! —Heidi le lanzó una mirada rapaz.
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El Club de las Excomulgadas
Olly lo habría hecho. Hice una nota mental para mantenerlo alejado de las menores
de edad.
Tres de las niñas sacaron bolígrafos de sus bolsos, y todas los lanzaron en dirección
a Linc, al mismo tiempo. Él se encogió de hombros hacia mí con impotencia, antes
de usar un bolígrafo diferente para cada una de las chicas.
—Así que, ¿es ella tu novia? —dijo Lizzie, mirándome por debajo de un montón de
pelo liso.
—Ella es… completamente preciosa —dijo Heidi, sin aliento—. ¿La amas?
— ¿Cómo se llama?
Oh, mierda. Por favor, no lo digas, Linc. No quiero amenazas de muerte en mi bandeja de
entrada de correo electrónico. Todos sabemos cómo va esto. En la era de las redes sociales,
estoy bastante segura que las hervidoras de conejitos, ya habrán progresado a hervir a las
ratas-mascota, también.
Antes de que Linc pudiera responder, Lizzie corrió hacia mí y tiró de la manga de
mi blusa.
—Tienes que conseguirte una cuenta de Twitter —dijo—. Podemos, algo así como,
vivir precariamente a través de ti.
—Quieres decir indirectamente, idiota —La chica de la cámara rodó los ojos.
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El Club de las Excomulgadas
— ¿Cómo se conocieron? ¿Fue completamente romántico?
Linc se desplomó contra una farola y se frotó la sien. Creo que todavía imaginaba
que al acercarse, lo dejarían alejarse con rapidez, en lugar de que ambos fuéramos
interrogados.
—Que tengan un buen fin de semana —les dije, tomando el brazo de Linc.
—Lo haremos —dijo Heidi, como si acabara de ser informada de una noticia de
interés mundial.
— ¡Y oye, novia de Linc! —Gritó Lizzie—. ¡No te olvides de Twitter! Puedes poner
fotos en él, ¿sabes? Podrías tomar un montón de fotos.
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El Club de las Excomulgadas
—Eres un semental.
Dimos vuelta a la esquina por el pequeño restaurante italiano en el que nos gustaba
almorzar, y dimos un paso atrás para permitir que pasaran dos chicos patinadores.
El otro extendió la mano hacia arriba, y Linc chocó los cinco con él, de manera
cautelosa.
—Oh, mierda —se quejó Linc—. Están cantando el rap del hombre-lobo cachondo.
Nunca antes me habían fruncido el ceño señoras de edad, mientras dos chicos le
cantaban a mi aterrorizado novio: “¡Ooh, ooh, los chicos were son fáciles!”. Sin
embargo, si hubiera tenido una lista de cosas que nunca querría hacer durante un
sábado, podría haber tachado esta.
*****
—No puedo creer que vayamos a ver este lugar. —Olly daba saltos, con los brazos
llenos de macetas con hierbas, mientras yo trataba de encontrar la llave.
27
Cadena internacional de venta de café.
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El Club de las Excomulgadas
—Se siente como algo equivocado, algo prohibido que no deberíamos hacer —dijo
Tom.
Finalmente, logré abrir la puerta del apartamento, y entramos al salón. Los chicos
—Es... es...
— ¿Qué esperaban?
—Yo esperaba toda clase de cosas raras de súper villano, como un piso
transparente, mostrando una pecera llena de tiburones y calamares gigantes. —El
zapato de Olly resonó sobre las tablas pulidas del piso—. No puedo creer que él sea
así de... ordenado.
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El Club de las Excomulgadas
comprado una linda ratita gris, para que se uniera a Tarquin y Safety Dance. Su
nombre era Desmond.
Tomé la caja de los brazos de Linc, y me puse de puntillas para darle un beso.
—Todavía no puedo mirar. —Olly puso una mano sobre sus ojos—. Es como ver a
mi hermana y mi hermano.
— ¡Eso no es nada! Y no creas que no puedo ver lo que estás haciendo, señorita. —
Movió un dedo hacia mí—. Robándote a mi compañero. Todavía irá allá por el
trabajo y…
—Pero eres una mierda con el teclado —suspiró Olly, dando una palmada en la
espalda a su amigo—. De todos modos, estás destinado a darles sus dosis de
medicamentos a los jubilados, Doctor Tom.
Les tomó una hora aproximadamente subir todas mis cajas, y yo me puse a
acomodar a las ratas, mientras los chicos las apilaban en el pasillo. Puse la jaula en
la habitación de invitados, y me aseguré que tuvieran bastante cereal.
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El Club de las Excomulgadas
—Estaré en tu habitación vacía a las dos de la mañana, golpeando las paredes con
los puños desnudos. Piensa en eso mientras estén haciendo cosas sucias, y tristes
collages de fotos.
—Cuídala, Linc. Nada de quitar las tablas del suelo para revelar tanques de peces,
¿me oyes?
—Así que. —Me dio un beso lento, apenas contenido—. Finalmente te tengo toda
para mí.
—Ciertamente me tiene, señor Forester. ¿Crees que puedan arreglárselas sin mí?
Él se mordió el labio.
—Bueno, nosotros no vamos a volver por ahí, al menos hasta las nueve.
Suaves lamidas bajaron por mi cuello, y mis duros pezones se frotaron contra su
pecho. Oh.
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El Club de las Excomulgadas
— ¿Horas y horas de montajes? —Me reí.
Dejé que me Linc levantara y me llevara hacia la cama, ahora adornada con mi
edredón de terciopelo. Nuestros espacios, nuestras vidas, estaban unidas en un
hermoso desastre. No recordaba haberme enamorado de Linc… desperté una
mañana y simplemente lo estaba. Fue la mejor clase de: ¡que te jodan, Craig!, y lo que
nunca me atreví a esperar.
Síp.
Fin
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