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Y ANÁLISIS
MUSICAL
I
U N I D A
D I I I
CUMBIA
DISCOGRAFÍA OBLIGATORIA
"MOSAICO” (“CUARTETO IMPERIAL ), VERSION EN ESTUDIO DE T.V.
“CORAZÓN VALIENTE” (GILDA) VERSIÓN DE GILDA EN EL DISCO HOMÓNIMO, 1995, ARGENTINA, LEADER MUSIC.
“Y AHORA TE VAS”, (LA NUEVA LUNA) EN “HUMILDAD Y TALENTO”, 2000, ARGENTINA, INDEPENDIENTE.
"EL EMBRUJO" SINFÓNICO, (ESTANIS MOGOLLÓN) POR LOS PALMERAS EN VIVO CON LA FILARMÓNICA DE SANTA
FE.
"LA DANZA DE LOS MIRLOS, (LOS MIRLOS), SESIÓN COMPLETA DE LOS MIRLOS PARA PLAYLIZT.PE
"EL PASO" (MISS BOLIVIA) , MISS BOLIVIA, PANTERA, 2017, ARGENTINA, SONY MUSIC.
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Facultad de Bellas Artes
Apunte de cátedra
Cumbia
Producción y Análisis Musical I-III, Música Popular, Facultad de Bellas Artes, UNLP. Página 1
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algunos sostienen que todavía continúa y otros pensamos que sufrió un quiebre y
una transformación estructural en gran parte de Latinoamérica hacia la primera
década del siglo actual-. La etapa consignada como “edad dorada” refiere, a muy
grandes rasgos, a un momento de intervencionismo estatal sobre la economía –
aún en el capitalismo- que provocó una gran expansión industrial acompañada de
políticas de protección social y distribución de la riqueza que dieron lugar a una
movilidad social ascendente. Además del desarrollo armamentístico y la disputa
expansionista –generalmente violenta- entre las dos superpotencias sobre casi
todas las regiones del mundo, existió también una suerte de “competencia
positiva” entre los dos modelos en disputa por ver cuál de ellos garantizaba más
derechos sociales y mejor standard de vida. Sumado a esto, los adelantos
tecnológicos relacionados a la producción de alimentos y la medicina sumados a
las mejores condiciones de vida contribuyeron a un muy significativo aumento de
la tasa de natalidad y de la expectativa de vida que contribuyeron al crecimiento
de la población mundial, particularmente de las nuevas generaciones. La
migración del campo a la ciudad y la generalización de los niveles de instrucción
básicos junto al enorme crecimiento de las matrículas secundarias y universitarias
fueron algunas de las consecuencias más importantes de este proceso,
contribuyendo también a la consolidación de una subcultura juvenil relativamente
autónoma. No obstante esto y considerando que dichos fenómenos sociales se
dieron con mayor intensidad en los países centrales o dominantes (sobre todo en
EEUU e Inglaterra), es interesante observar el modo en que estas dos etapas
históricas se desarrollaron en nuestro país. Recordemos que desde la década del
30 en menor medida y con mayor intensidad durante la primera etapa del
peronismo en el gobierno (1946-55) se produce una migración muy importante
desde el interior del país hacia los alrededores de las grandes ciudades –
fundamentalmente Capital y Córdoba- impulsada por el proceso de
industrialización y nacionalización de los recursos naturales y los servicios. A su
vez, este proceso de migración del campo a la ciudad fue acompañado de
grandes conquistas en torno a derechos laborales y sociales articuladas por el
peronismo, dando lugar a que los sectores populares pudieran destinar cada vez
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mayor tiempo y dinero a la cultura y el esparcimiento. Si bien el bombardeo a la
Plaza de Mayo y el violento golpe de estado del año 1955 comenzó a horadar las
bases políticas (sobre todo las bases sindicales y obreras) de este proceso, el
modelo económico y los derechos sociales que se habían consolidado con el
primer peronismo pudieron sostenerse hasta el año 1975. En este período (1955-
75), la “edad dorada” estuvo matizada en nuestro país por una gran inestabilidad
política provocada por la intervención autoritaria y violenta de las Fuerzas
Armadas que mediante proscripciones y golpes de estado –digitados en gran
medida desde EEUU- pugnaban por terminar con los niveles de desarrollo
industrial y soberanía económica que nuestro país había alcanzado. Pero lo que
aquí nos interesa señalar de toda esta etapa entera (1946-75) es la profunda
reconfiguración cultural y social que experimentaron los sectores populares que a
raíz de las migraciones, los cambios en sus formas de vida (del trabajo rural al
industrial y urbano), la organización sindical, el ascenso social, la participación
más o menos directa en las decisiones políticas, el acceso a niveles de instrucción
y formación educativa, el acceso a medios culturales -el cine, la radio, el disco y
luego la TV-, contribuyeron al desarrollo de un muy rico y diverso panorama
musical en el que se destacaban las músicas de nuestra región y de
Latinoamérica. Por este motivo es que en esta etapa confluyen el denominado
“boom” del folklore con grupos y orquestas de música caribeña/tropical y otros que
alternan y circulan por este repertorio y el tango junto a las viejas danzas
populares traídas desde fines del siglo XIX por los inmigrantes en su mayoría
italianos y españoles–tarantela y paso doble-, reinterpretadas y transformadas por
sus hijos argentinos. Pero es significativo destacar que las canciones que
circulaban (a pesar de que lo géneros “tropicales” estuvieran atravesados o
producidos por discográficas estadounidenses e inglesas) eran mayormente
latinoamericanas, y por lo tanto poseían cualidades rítmicas semejantes y eran
cantadas en castellano. Si bien en paralelo el Rock estaba realizando un fuerte
desembarco, los sectores populares no se identificarían masivamente con él hasta
mucho tiempo después, y tal vez el rápido y original desarrollo del Rock nacional
tenga alguna relación con esta cuestión. El fenómeno denominado “La nueva ola”
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y el exitoso programa televisivo “El Club del Clan” producidos para el mercado
latinoamericano por RCA hacia principios de los 60 tal vez sea un ejemplo de
transición o mezcla entre estas dos tradiciones –latina y anglosajona- y de las
expresiones culturales que comenzaban a interpelar a los jóvenes como un sector
social relativamente autónomo. Este programa que promovía canciones e
intérpretes (nucleaba a famosos cantantes de la época que provenían del folklore,
el tango, la música caribeña, el bolero, etc.) si bien poseía un perfil estético,
discursivo e ideológico vinculado a los estereotipos más triviales de la nueva
subcultura juvenil importada de los EEUU, debía echar mano sobre ritmos latinos
para interpelar y seducir a un público lo más amplio y popular posible. Hasta
mediados de los sesenta, gran parte la música popular que circulaba –aún el
primer rock- era cantada en castellano y mezclada con ritmos latinoamericanos.
Cumbia criolla
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Los Wawancó fueron un grupo heterogéneo ya sus integrantes pertenecían a distintos países –Colombia,
Costa Rica, Perú, Chile, Argentina y se habían conocido estudiando medicina en nuestra universidad -
U.N.L.P.-, dando cuenta de la familiaridad que evidentemente existía en dichos países con estos ritmos
latinoamericanos. De hecho algunos grupos poseían integrantes de diversas nacionalidades mezclándose
sudamericanos con caribeños. Uno de los primeros que graba cumbias en nuestro país es el colombiano
Lucho Bermúdez con el sello discográfico RCA Víctor en 1946.
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Pero varios de los grupos referidos tocaban también otros géneros colombianos y
caribeños tales como el porro, el merengue, la guaracha, el son, el tamborito
panameño, el jalaíto, la charanga, la gaita, el bullerengue, la chalupa, la bomba
plena, el mambo, los vallenatos, el son, etc. Algunos de estos ritmos son muy
similares a la cumbia como es el caso del porro, mientras que otros pertenecen a
diversas tradiciones y procedencias centroamericanas con algunas semejanzas y
diferencias. Inclusive algunos grupos argentinos formados en la década del 70
como el “Trío Rubí” y el “Cuarteto Alegría” continuaron tocando algunos de estos
otros géneros junto a la cumbia. De hecho desde los 60 hasta la actualidad
podemos observar como en distintos grupos y referentes del género aparecen
algunos toques o estructuras rítmicas provenientes de estas influencias, a veces
superpuestos a materiales típicos de la cumbia o a veces en secciones formales
completas. Tal vez la cumbia argentina y la gran variedad de estilos que se fueron
desarrollando en torno de ella representa una síntesis con algunos elementos de
estos géneros caribeños, un espacio de confluencia y homogeneización, que
encontraron en las condiciones anteriormente expuestas de la Argentina de esa
época un lugar propicio para su mezcla y desarrollo. Tal vez esta cuestión de que
la cumbia en Argentina sea más una confluencia de diversas tradiciones musicales
que un género en sí mismo explique la enorme diversidad y sofisticación que
podemos encontrar en muchísimos arreglos de diferentes grupos en todas la
épocas. A su vez debemos agregar y tener en cuenta que algunos rasgos rítmicos
de estas músicas caribeñas también están presentes en parte de la música andina
del noroeste y en menor medida del noreste. Materiales rítmicos característicos de
la cumbia como la clave , el 3+3+2, el acento a contratiempo aparecen por
ejemplo en gran parte de la música andina (los diferentes huaynos, la saya, el
taquirari, el tinku, etc.). También comparten cierta ambigüedad entre lo binario y lo
ternario –en la cumbia esta ambigüedad se da más sobre la subdivisión y sobre
todo en los cortes de sección, mientras que en el huayno y la saya aparece como
un componente estructural en todos los niveles rítmicos –metro, pulso, división y
subdivisión-. Recordemos que en la polca del nordeste ese tipo de ambigüedad o
irregularidad se da en la secuencia métrica de las melodías. Recordemos también
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que la relación entre estos géneros de metro binario desarrollados a lo largo de la
cordillera de los andes posiblemente responda a la conexión y desarrollo histórico
que conectaba la región a partir del imperio Inca y otros grupos aborígenes
preexistentes a la invasión europea, atravesados por un largo mestizaje y
sincretismo en torno a la organización colonial del Virreinato del Perú2.
Hay quienes a su vez sostienen que en nuestro país la cumbia tuvo gran acogida
en el litoral desarrollando un vínculo estrecho con el chamamé y la música
litoraleña. Hay tres cuestiones que abonan esta idea: por un lado el hecho de que
el ámbito donde se baila la cumbia en nuestro país adopta el nombre de bailanta
que proviene de la música litoraleña; otra cuestión en común entre ambos géneros
es el importante rol que juega el acordeón en las introducciones, interludios y
contramelodías superpuestas a la melodía principal que acompañan realizando
melódicamente la armonía o con arpegios de ritmo variado; y la tercer cuestión
que vincula ambos repertorios es el hecho de que una de las primeras corrientes
de desarrollo original de la cumbia argentina haya sido la denominada cumbia
santafesina iniciada hacia mediados de la década del 70 con grupos legendarios
como “Los del Bohío” y “Los Palmeras”, continuados por nuevos grupos como “Los
del Fuego”, “Los Leales” y “La nueva luna” entre tantos otros. Podemos agregar
una cuarta cuestión que nos permite construir una relación indirecta entre estos
repertorios que tal vez haya tenido incidencia en este vínculo tropical-litoraleño:
algunos de los géneros caribeños que ya mencionamos como el Jalaíto y el
Merengue ternario y que eran tocados con frecuencia junto a la cumbia en los 60
y 70 son similares al chamamé en el sentido de que poseen un bajo en ¾ que toca
a tierra el arpegio del acorde e instrumentos de percusión agudos que marcan un
6/8 (algunos temas plantean cierto grado de ambigüedad, en función de que el
bajo por momentos pareciera pasarse del ¾ a una especie de 3+3+2, y en
ocasiones al bajo en ¾ se le superpone una percusión de división binaria en 2/4).
Por otro lado y más allá de posibles relaciones con el repertorio litoraleño,
podemos agregar que la cumbia santafesina o litoraleña se desarrolla en dos
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El Virreinato de Perú abarcaba, además del país homónimo, los actuales territorios de Argentina, Chile,
Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Colombia y Panamá
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direcciones: por un lado continúa con la tradición –la del Cuarteto Imperial- sobre
todo en lo que concierne al rol del acordeón –Los Palmeras-, pero también
desarrolla un nuevo estilo que reemplaza el acordeón por la guitarra eléctrica en
la función de realizar contramelodías superpuestas y complementarias de la voz
principal –Los del Bohío- y en general con un tempo más rápido. Otro elemento
sugerente de esta relación entre ambos géneros es el denominado “chamamé
tropical”, surgido hacia principios de los 80 y que tuvo como primeros referentes a
“Los Caú” y “Los Caté”. Este chamamé suele ser muy rápido, con comienzos de
frases más frecuentemente “a tierra” que el tradicional (acéfalo) y con una
percusión que suele enfatizar un rígido 6/8. Pero más allá de estas relaciones que
podemos encontrar entre la cumbia y otros géneros que pueden contribuir a
entender las razones por las cuales la cumbia tuvo una rápida y profunda
apropiación por parte de amplios sectores populares argentinos (la cumbia
también tuvo un gran desarrollo en otros países latinoamericanos), señalemos
algunos materiales rítmicos y características musicales que la identifican. En esta
primer etapa y a muy grandes rasgos podemos afirmar que la cumbia difundida en
nuestro país por los grupos mencionados se caracteriza por poseer el formato de
canción tonal con frases breves de 4 u 8 compases en 2/4 o 4/4, generalmente
simétricas, acompañadas por contrabajo/ bajo eléctrico, guitarra y/o teclados,
acordeón y percusión –congas, huyra y set de timbaletas3-. A la voz principal solía
realizársele en el estribillo una tercera paralela o simplemente se intercalaba el
solista con el resto cantando en unísono. Los materiales rítmicos básicos que
caracterizan la trama de acompañamiento son los siguientes:
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Las timbaletas en general suelen estar conformadas por dos tambores con distinta afinación (macho y
hembra), un cencerro, un jamlock y un platillo. El trío de Timbaletas, Congas y Huyra que se estandariza
como percusión clásica de la cumbia es una mezcla de la instrumentación de la cumbia colombiana
tradicional con la que adquiere la Salsa hacia 1970 con excepción del bongó.
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= Toque de tumbadora “apagado” (apoya la mano sobre el parche)
= Toque de tumbadora “galleta” (queda la mano apoyada del golpe anterior y la otra toca el
parche).
= Toque de tumbadora “tono” (solo una mano toca el parche y no queda apoyada).
A su vez y al igual que en gran parte de la música para bailar, hay un permanente
juego de contrastes rítmicos entre la continuidad y los cortes –a veces sólo se
producen con un silencio de un compás de duración-. Estos últimos suelen
producirse en los cambios de sección formal:
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Podemos agregar a la trama rítmica ciertos toques que suelen hacerse con
teclado –habitualmente en octavas-, similares a toques típicos de la Salsa y otros
géneros caribeños que desarrollan una especie de arpegio con un patrón rítmico
de un compás de duración que suele acentuar en las notas agudas.
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Si bien los arreglos son muy relativos a las características y posibilidades de cada
grupo es importante destacar que si bien los materiales son sencillos en sí mismos
y poseen un alto nivel de recurrencia, suelen distribuirse de distinta manera a lo
largo del arreglo generando cambios permanentes más o menos sutiles en la
textura, el timbre, la acentuación y en definitiva el ensamble rítmico resultante.
Estos cambios suelen no ser drásticos (en muchos instrumentos o funciones
rítmicas a la vez) ni evidentes, provocando una suerte de pequeñas y
permanentes variaciones, que a su vez evitan la repetición literal conservando la
continuidad y previsibilidad que demanda la posibilidad de que sea bailada.
Pero si seguimos preguntándonos por los probables motivos por los cuales la
cumbia se asentó con tanta fuerza en nuestro país podemos también observar que
entre las décadas del 50 y del 60 se realiza aparentemente por parte de la
industria discográfica un desplazamiento de aquellas músicas denominadas
´tropicales´ que se tocaban y bailaban en nuestro país y en parte de nuestro
continente, desde el Caribe central –Cuba- hacia Colombia. En los 50 gozaron de
cierto auge grupos e intérpretes de música cubana tales como Carlos Argentino
acompañado por “Los matanceros de Santa Marta”, “Dámaso Pérez Prado y su
Orquesta” o “La Sonora Matancera”. Hacia los 60 pareciera haber cierto
desplazamiento de este repertorio en los ámbitos de difusión por grupos como el
del Cuarteto Imperial y los Wawancó, grupos que, con lenguajes diferentes, sí se
abocaban casi exclusivamente a la cumbia o que a lo largo de los años 60 fueron
dejando de lado los otros géneros caribeños antes mencionados. Tal vez la
revolución cubana -1959- haya tenido alguna influencia en esto, considerando que
las discográficas más importantes –RCA Víctor y Columbia Records- eran
estadounidenses e inglesa –EMI-, y por lo tanto es probable que empezaran a
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buscar representantes ´tropicales´ y latinoamericanos menos asociados a todo lo
que tuviera que ver con la Cuba revolucionaria4. Esta cuestión es sólo una
hipótesis precaria que deberá ser indagada en profundidad en futuras
investigaciones. Pero es probable también que en función de las semejanzas
anteriormente mencionadas con las músicas de nuestra región –del noroeste y del
litoral-, la cumbia haya sido el género tropical que en alguna medida pudo
interpelar a las clases populares que encontraban algunas de sus características
familiares.
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imaginarios y relatos, y que por lo tanto suelen considerarse diferentes –inclusive
antagónicas- se evidencian relaciones entre músicas de todo el continente,
ratificando en la cumbia, al igual que en otras expresiones populares, ciertos
niveles de unidad cultural latinoamericana.
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Material para
analizar.
Partituras de
Cumbia.
Facultad de Artes- UNLP
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Paisaje
Propuesta para clase de prácticos de PyA1
Lam
Lam Sol
Piano
Bajo eléctrico
Claves
Bombo de concierto
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Fa
Pno.
Guit. B.
Clv.
Bom. Conc.
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Sol
Pno.
Guit. B.
Clv.
Bom. Conc.
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2
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Do Mi7
Pno.
Guit. B.
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Contramelodías
Te quise olvidar
Voz
Te qui seol vi dar Tus be sos bo rrar es tu ve con o
Estribillo
Piano
4
D B7 E C#m
Vo.
troy me que dó la so le dad Y yo lohi ce mí o y en él te ve í
Pno.
F#m
D
B7
7
Vo.
a quéab sur doy que lo co pe n sar que con o tro cuer po tei baol vi i
Pno.
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Vo.
da ar
Pno.
Observar el tipo de movimiento melódico, mayormente por grado conjunto hacia sonidos de
las tríadas de los acordes a excepción del final de la frase, donde se escucha un salto
importante. Podemos considerarla como una CONTRAMELODÍA SUPERPUESTA
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La casa está sola.
El cuarteto imperial
Gm Gm D7 Gm
Voz
La ca saes ta so la so laes tá la ca sa
Acordeón
3 Gm Bb F Bb
Vo.
Des de que te fuis te To do ter mi nó
Acord.
Bb D7 D7 Gm
5
quea
Vo.
Pues has tael jil gue ro le gre can ta ba
Acord.
7 Gm D7 D7 Gm
Vo.
Al no tar tuau sen cia tam bien se mar chó
Acord.
Observar la melodía del acordeón, que prioriza el movimiento rítmico utilizando notas de la tríada y
también motivos por grado conjunto; y se articula en los momentos de silencios de la melodía principal.
Podemos considerarla como una CONTRAMELODÍA COMPLEMENTARIA
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El Estado argentino
(1976-2003)
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1. José Alfredo Martínez de Hoz. Bases para una Argentina moderna 1976-
1980. Buenos Aires: n/d, 1981, pág. 7. Es evidente la paradoja de que uno de
los mayores responsables de violaciones a los derechos humanos sostenga que
el plan implementado buscaba «la libertad».
2. Nos referimos al think tank formado a comienzos de los años setenta,
por representantes de Estados Unidos, Europa occidental y Japón. Financia-
do parcialmente por la fundación Rockefeller, dentro de sus primeros repor-
tes se encuentra el producido por Samuel Huntington, Michel Crozier y Joji
Watanuki. The crisis of democracy. Nueva York: New York University Press,
1975, es interesante ver que el diagnóstico de la «sobrecarga» de demandas
políticas que según los autores estaban recibiendo los Estados occidentales y la
necesidad de reducir las mismas, era una lectura muy compartida por aquellos
que en Argentina, ya desde fines de los sesenta a la luz del «Cordobazo», veían
el riesgo de la movilización social, en especial sindical o estudiantil.
3. Donde también recibe su doctorado, produciendo en 1968 una tesis
sobre la legislación de tierras en Nueva Zelanda. El análisis de la misma es in-
teresante para ver su concepción de un liberalismo en el que el agro con apoyo
estatal, constituye el motor del desarrollo económico.
4. La historia de la familia Martínez de Hoz se remonta a la época virrei-
nal, aunque se convertirán en grandes terratenientes tiempo después. José
Martínez de Hoz será uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina
en 1866.
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17. El PBI industrial del país se contrajo un 10 % entre 1973 y 1983, mien-
tras el número de trabajadores industriales cayó un 34,3 % y el salario real un
17,3 %.
18. A modo de ejemplo, en el año 1980 el peso se devalúa frente al dólar
un 23 % pero el índice de precios al consumidor se incrementa un 87,6 %.
19. Las mediciones del INDEC relevan un 2,5 % en 1979, y un 5,3 % en
1982.
20. Bernardo Kosacoff, ed. El desafío de la competitividad. La industria ar-
gentina en transformación. Buenos Aires: Cepal y Alianza, 1993.
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21. El componente represivo del golpe militar puede estar más relaciona-
do con la necesidad de desarticular cualquier resistencia a estas transforma-
ciones, que al declarado fin de «combatir a la subversión», algo que, por otro
lado, ya se había implementado ampliamente durante el gobierno constitucio-
nal previo. La intervención a los sindicatos, la prohibición de toda actividad
gremial y la implementación de una política de secuestro y desaparición de de-
legados fabriles y trabajadores es un indicador en este sentido. Comisión Na-
cional sobre la Desaparición de Personas. Informe Nunca Más. Buenos Aires:
EUDEBA, 1984, los datos proporcionados por la CONADEP en el Informe Nun-
ca Más muestran claramente que en la distribución de los desaparecidos por
profesión u ocupación el grupo más reprimido es el de los obreros, seguido por
el de los estudiantes (ambos explican más del 51 % de los casos documenta-
dos). De este modo, lo que estamos diciendo es que el terrorismo de Estado va
a ser un elemento clave para posibilitar el cambio económico en marcha.
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Pero hay otro aspecto del plan económico puesto en marcha desde
1976 que también merece una mención por sus implicancias futuras:
la reforma financiera.
El mundo conoce desde la primera crisis del petróleo del año 1973,
una nueva etapa de la historia del capitalismo caracterizada por un
fuerte crecimiento relativo del sector financiero, propiciado por la pre-
via y unilateral declaración de la inconvertibilidad del dólar a partir de
1971.1
Los llamados «petrodólares» comienzan a circular por los mercados
internacionales, ayudados en parte por nuevas tecnologías en desarro-
llo que permiten más comunicaciones y mejor movilidad de capitales.
Incluso antes de que comience a vulgarizarse el término «globaliza-
ción», se van generando las condiciones que permitirán su existencia
en el plano financiero.2
La circulación de capitales por el mundo, en búsqueda de la máxi-
ma rentabilidad, va a significar una fuerte presión para que los Estados
brinden «condiciones óptimas» si es que pretenden recibir una parte
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Muchos son los factores que convergen para este vertiginoso proce-
so de nuevo endeudamiento que emprende el Estado argentino en la
segunda parte de los años setenta. Sólo nos referiremos a tres.5
El primero de ellos es la reforma financiera iniciada en 1977, que
consistió en tres medidas básicas: reducción de las regulaciones para
la creación y funcionamiento de entidades financieras, la libertad para
la determinación de la tasa de interés y una garantía del Banco Central
de la República Argentina sobre los depósitos en las entidades financie-
ras. Con este panorama y el tipo de cambio predeterminado por el plan
económico (funcionando como un virtual seguro de cambio), las acti-
vidades especulativas florecieron. Las tasas de interés se mantuvieron
elevadas y esto garantizaba rendimientos extraordinarios en divisas6 .
Por otra parte, esas tasas de interés hacían difícil el acceso al crédito por
parte de los empresarios nacionales (problema particularmente grave
para las pymes),7 mientras que aquellos que tenían acceso al crédito en
el exterior lograron realizar negocios fáciles, sea en la pura especula-
ción con el diferencial de tasas de interés, o adquiriendo empresas que
sin créditos no estaban en condiciones de seguir funcionando.
Esto permitió que un pequeño puñado de firmas comience a desta-
carse del resto, creciendo en medio de una economía en contracción,
y diversificando sus actividades formando el núcleo de una concentra-
da burguesía nacional en torno a los llamados grupos económicos, que
como veremos más adelante, se constituirán de aquí en adelante, en
actores centrales de todo el proceso económico.8
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12. Cavallo es presidente del BCRA durante un muy breve período: del
2 de julio al 26 de agosto de 1982. Su sucesor Julio González del Solar es
quien terminará, poco después, firmando la «comunicación» de la autoridad
monetaria que define la forma en que se implementará el proceso.
13. Recordemos que algo similar fue solicitado por ciertos empresa-
rios (como Franco Macri) durante el año 2002, luego de la devaluación pos-
convertibilidad, aunque esta vez sin el mismo resultado que dos décadas atrás.
14. Es importante aclarar que 4.500 millones de dólares del año 1982 eran
mucho más de lo que puede parecer actualmente, luego de casi tres décadas de
emisión de moneda por parte de la reserva federal de Estados Unidos. A valores
constantes, podríamos estimar que ese monto supera los 10.000 millones de
dólares del año 2010.
15. Carlos Acuña sostiene que los grandes beneficiados por esta estatiza-
ción de la deuda fueron los grupos económicos que ya se habían fortalecido
con la política inaugurada por Martínez de Hoz. El 85 % de la deuda privada
externa correspondía al 5 % de los deudores. A pesar de ello, «la estatización
de la deuda externa privada (prácticamente la mitad de la deuda total) no bas-
tó para reducir el grado de enfrentamiento» entre el nuevo gobierno de facto
de Bignone y las organizaciones empresariales, en especial la UIA. En Carlos
Acuña. Intereses empresarios, dictadura y democracia en la Argentina actual. Do-
cumento de trabajo. 39. Buenos Aires: CEDES, 1990.
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cieros desde los países más pobres a los más ricos, como servicios de
una deuda en muchos casos inmanejable.
Si las condiciones para acceder a los créditos eran cómodas en un
primer momento, fomentando el endeudamiento, el escenario cambia
rápidamente con un fuerte aumento de las tasas de interés internacio-
nales. A modo de ejemplo la tasa Libor (London Interbank Offered Ra-
te) se dispara entre 1978 y 1981 pasando del 9 % a casi el 17 % como
consecuencia de la nueva política monetaria de la Reserva Federal es-
tadounidense a partir de 1979.16 Con ello la carga de los intereses para
los países deudores se dispara, mientras se revaluaba el dólar (o bajaba
el precio de los bienes que exportan esas economías). Este es un ejem-
plo interesante de cómo las decisiones de política económica interna
de Estados Unidos impactan en otros países generando la crisis del año
1982.
Cuando un 12 de agosto de ese año México, un país que había co-
nocido un proceso de endeudamiento similar al argentino, declara an-
te los acreedores internacionales su imposibilidad para enfrentar sus
compromisos externos17 se inicia lo que se conoce como «la crisis de la
deuda». Ese gesto, tendrá severas repercusiones sobre todo el sistema
financiero mundial.
Los mercados financieros internacionales, en especial los principa-
les bancos de los países centrales, habían realizado grandes beneficios
captando ahorros en sus economías nacionales, y realizando con ellos
préstamos a países en vías de desarrollo a tasas de interés variables,
elevadas y con tendencia creciente. Es que estos países (Brasil, México
o Argentina entre muchos otros), habían encontrado por varios años,
la posibilidad de financiarse de forma fácil por la excesiva liquidez en
16. En el tramo final del gobierno de James Carter los niveles de inflación
se disparan. La segunda crisis del petróleo en 1979 lleva a incrementos en el
índice de precios de dos dígitos. En ese marco se produce la llegada de Paul
Volcker a la Reserva Federal, quien inaugura una estrategia antiinflacionaria
basada en una política monetaria restrictiva que aumentó fuertemente las tasas
de interés (el máximo histórico se alcanzó a fines de 1980). La consecuencia
será un proceso de enfriamiento de la economía, la derrota electoral de los
demócratas (que lleva a Ronald Reagan a la presidencia), y la llegada de la
recesión. Para tener una idea de la relevancia de este proceso, podemos decir
que la llamada Prime Rate quintuplica su valor entre fines de 1976 y fines de
1980, llegando a valores próximos al 21 % anual. Volcker es confirmado en su
cargo por el nuevo presidente.
17. La deuda del Estado mexicano era de unos 80.000 millones de dólares
en ese entonces, es decir, luego de Brasil, el segundo mayor deudor dentro de
los países en vías de desarrollo.
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esas plazas, tomando créditos que en general eran a corto plazo, pero
que se solían cancelar a su vencimiento con nuevos créditos.
Pero una serie de sucesos a nivel mundial condujeron al estallido.
La caída de los precios internacionales del petróleo, así como la de la
mayor parte de los bienes primarios exportados por las economías lati-
noamericanas, estrechamente relacionados con la recesión en Estados
Unidos, obligaron a México a devaluar su signo monetario en el mes de
febrero de ese año. En ese momento, los bancos comerciales empeza-
ron a reducir su exposición en el país, no renovando sus créditos. Pero
esto no sólo sucedió con México, sino que los bancos con casas matri-
ces en el norte (la mayor parte en Estados Unidos), vieron que el riesgo
asumido en países latinoamericanos era muy elevado, por lo que bus-
caron velozmente dejar de renovarles créditos a esos países.18 Con la
moratoria mexicana el proceso se acelera y se cierran automáticamente
todas las puertas de financiamiento privado para la región19 . Eviden-
temente, esta decisión tomada por el conjunto de la banca encabezada
por los mayores acreedores como el Citicorp, el Bank of America y el
Manufacturers Hanover, resultó una gran paradoja, pues para reducir
el riesgo, esos bancos lo aumentaban, al resistirse a renovar préstamos
que no podían ser devueltos en forma inmediata. La tensión ocasiona-
da por el temor a un posible default generalizado de los deudores del
sur, que podía comprometer la salud del propio sistema financiero de
los países desarrollados, motivó la reacción inmediata de los organis-
mos financieros como el Fondo Monetario Internacional, y de las dis-
tintas agencias del Estado norteamericano (la Secretaría del Tesoro, la
Reserva Federal) que tomaron cartas en el tema en forma mucho más
decidida.
A partir de ese momento, esos actores comienzan a ser determinan-
tes en la política interna de países como Argentina. Los planes eco-
nómicos monitoreados por el FMI se vuelven moneda corriente desde
18. A esa altura, luego de varios años de tasas de interés muy bajas y fácil
acceso a los créditos, el endeudamiento latinoamericano era muy relevante.
Brasil tenía unos 88.000 millones de dólares de deuda en 1982, México unos
80.000 como ya destacamos, Argentina unos 40.000 y la lista continuaba con
casi todos los países de la región.
19. En realidad, un fenómeno similar se dio en África en ese año, pero
con la diferencia de que los países africanos estaban endeudados mayormente
con los Estados de los países desarrollados y con los organismos financieros
internacionales, por lo que la negociación de la deuda de esos países se dio
prioritariamente dentro del llamado «Club de París», un grupo que reunía a los
acreedores públicos.
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1982 y lo siguen siendo hasta finales del año 2005.20 Volveremos sobre
este punto más adelante.
20. Cuando la Argentina decide el pago de toda su deuda con el FMI, unos
9.800 millones de dólares, utilizando reservas del BCRA, en una decisión que
replica a la tomada por el gobierno de Brasil casi en simultáneo.
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2. Esto es lo que afirma el diario ABC de Madrid, citado por La Nación del
día 9 de julio de 1988. Si la renovación se presentaba como la democratización,
el discurso de Menem resultó atractivo por autodefinirse como el de una «nue-
va política» realizada sin el aparato del partido, del que Cafiero era presidente.
El estilo folclórico del candidato riojano terminó asumiendo la demanda de re-
novación del partido que el cafierismo había identificado, pero que no pudo
representar en 1988. Esto significa, que en la disputa por ver quién encarnaba
el verdadero cambio, la propuesta triunfadora logró capitalizar esa demanda
no por la novedad de su discurso o de sus prácticas, sino por su origen periféri-
co, visto como un cambio en las figuras que manejaban el partido. A pesar de
ello, superada la interna, importantes figuras de la lista derrotada se sumarán
al menemismo en puestos clave, como Carlos Corach o José Luis Manzano.
3. Ricardo Sidicaro define a la antielite como un conjunto de personas que
«poseen aptitudes y vocación para la política pero que no cuentan con el reco-
nocimiento y el prestigio suficiente como para ser aceptados en posiciones de
cumbre por quienes ya ocupan los lugares “altos” o de mayor poder de decisión
en el campo político». En Ricardo Sidicaro. «Poder político, liberalismo econó-
mico y sectores populares en la Argentina 1989-1995». En: Peronismo y Mene-
mismo. Avatares del Populismo en Argentina. Buenos Aires: El Cielo por Asalto,
1995, pág. 127.
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6. Este proceso, del que son claros emergentes personajes como Carlos
Reutemann, o Ramón «Palito» Ortega encabezando una lista que se ha ido am-
pliando sostenidamente desde ese entonces, surge como una innovación en la
política, consecuencia de la instalación de un discurso adverso a la política que
el propio liberalismo fue construyendo como forma de deslegitimar la acción
estatal.
7. Daniel Campione y col. Estado y Sociedad. Buenos Aires: EUDEBA, 1999,
pág. 21.
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fican en otros países de la región. A modo de ejemplo, Brasil vive una situación
similar y casi en paralelo (en 1990), lo que origina el primer plan de ajuste
del gobierno de Collor de Melo. Al respecto véase Pereira-Nakano Bresser. «Hi-
perinflação e estabilização no Brasil: o primeiro plano Collor». En: Economia
Politica, vol. 11, n.o 4: (octubre de 1991).
4. En líneas generales se puede afirmar que la discusión política dentro del
partido se clausura. No hay debates ideológicos y tampoco se discuten políticas
de gobierno, las que son cada vez más, gestadas desde fundaciones o centros de
estudios privados y externos (entre ellos la Fundación Mediterránea ocupará
un lugar central poco después). Los pocos opositores a las medidas propuestas
deben romper con el partido, como sucede con el llamado «grupo de los 8»,
compuesto por ese número de legisladores que formarán ya en 1993, el Frente
Grande. Es interesante ver la diferencia entre la capacidad de Menem por asfi-
xiar la mayor parte de los intentos de oposición dentro del PJ y la incapacidad
de De la Rúa, su sucesor, para hacer lo mismo dentro de la UCR, como veremos
más adelante.
5. En rigor, los dos primeros ministros de Economía fueron hombres del
grupo Bunge y Born. El primero de ellos, Miguel Roig, murió a los pocos días
de asumir y fue reemplazado por Néstor Rapanelli.
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El llamado «Plan B&B» (por el nombre del holding del que prove-
nían los ministros6 ) buscó reducir drásticamente el gasto público y des-
regular la economía con el objetivo declarado de controlar la inflación
sin generar recesión. Para ello se propusieron mecanismos de apoyo
crediticio a las empresas que mantuvieran sus precios y una reducción
de impuestos. Si bien en un primer momento parecieron lograrse cier-
tos resultados, en pocos meses, hacia fines de 1989, la situación volvió
a empeorar con un nuevo pico inflacionario.
Pero en esa segunda parte del año 1989 se aprueban dos leyes que
serán la base jurídica de buena parte de las medidas de cambio estruc-
tural que adoptará posteriormente el menemismo. Nos referimos a la
ley de Reforma del Estado y a la ley de Emergencia Económica.7 La pri-
mera de estas leyes (nº 23.696) abrirá la puerta a las privatizaciones.
El propio texto legal lista una veintena de empresas públicas a priva-
tizar, fundamentando la decisión en la carencia de recursos, la mala
administración y la ineficiencia de las mismas.
La ley de Emergencia Económica (nº 23.697) otorgaba facultades
discrecionales al Poder Ejecutivo nacional para tomar medidas que per-
mitan superar la crisis. Entre ellas suspendía subsidios y subvenciones,
los regímenes de promoción industrial, avanzaba en la reforma de las
funciones del BCRA y creaba un régimen penal para combatir la eva-
sión fiscal y previsional. Además igualaba el trato al capital nacional y
al extranjero eliminando el llamado «compre nacional».
Pero el paso de los representantes de B&B por el Ministerio de Eco-
nomía fue breve y a fines de 1989 el presidente decide poner a un hom-
bre de su confianza en ese cargo: Erman González.8
6. Las numerosas empresas del grupo tenían en ese entonces como firma
más emblemática a Molinos Río de la Plata, una empresa fundada a comienzos
del siglo xx, que sería vendida a Pérez Companc en el proceso de retirada de la
empresa a fines de los años noventa.
7. Ambas leyes fueron aprobadas rápidamente con el apoyo del radicalis-
mo en el Poder Legislativo, visto que los representantes justicialistas que ha-
bían ganado la elección de 1989 y que le iban a dar la mayoría al PJ en las
Cámaras, no asumirían hasta el mes de diciembre de ese año y que los acuer-
dos entre el PJ y la UCR previos a la entrega del mando preveían este apoyo sin
restricciones en el Poder Legislativo.
8. En declaraciones televisivas pocos meses después, Menem reconoce-
rá su desencanto con el grupo BB afirmando que «como consecuencia de la
actitud de esos empresarios es que hemos apelado a un hombre criterioso, sen-
cillo, humilde, que no es ningún master en economía, que no se especializó
en Estados Unidos y que está haciendo las cosas bien como lo hace el ministro
González» citado en La Nación, 7 de febrero de 1990.
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3. Hemos tratado este tema en otra parte. Véase Martín Unzué. «Nueva
racionalidad en el Estado poskeynesiano». En: Periferias: (segundo semestre de
1996).
4. Es cierto que si el Estado deja de brindar un sistema de salud público
eficiente y gratuito, aparecen las empresas de medicina prepaga. Si el Estado
deja de brindar una educación apropiada, aparecen las empresas que brindan
el servicio educativo. Si el Estado no puede contener la inseguridad, florecen
las empresas dedicadas a brindar seguridad privada. Ninguno de estos secto-
res tendría sentido si el sector público brindara servicios con la misma calidad
en forma gratuita, porque nadie pagaría por obtener algo que está disponible
sin tener que hacer ninguna erogación. Entonces la retirada del Estado ha per-
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mitido que todos esos sectores se desarrollen en el país en las últimas décadas,
posibilitando la emergencia de las empresas de medicina prepaga, el aumen-
to de la participación de las escuelas y universidades privadas o el muy fuerte
crecimiento de las empresas de seguridad privada. Pero hay otro elemento a
tener en cuenta. La remercantilización de esas áreas supone que el acceso a
los bienes que se proveen en ellas está restringido para aquellos que no pueden
pagarse esos servicios. De esta forma, los derechos de la ciudadanía, que en
principio deberían ser iguales para todos, pasan a ser exclusivos para aquellos
que triunfan en el mercado y por ello pueden pagar por esos servicios.
5. Es decir, siguiendo la lógica del discurso liberal que se reposiciona en
el centro de la discusión política desde mediados de los años setenta. No en
vano el menemismo se identificará públicamente con algunas de las experien-
cias desarrolladas en los países centrales. Al respecto, Menem declara en una
nota publicada en La Nación el 8/2/1990, «la señora Thatcher hizo lo mismo
que nosotros pero en tres o cuatro años, y a ella le tuvieron paciencia». No-
temos que la libertad para este tipo de liberalismo, se reduce a la libertad de
mercado, es decir, a la libertad para comprar y vender con la menor cantidad
de restricciones posibles. Por ello la paradoja ya referida de que en plena dicta-
dura se pueda apelar a un proyecto que pretendidamente buscaba «la libertad».
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4. Sobre el discurso de los medios referido a las ventas, véase Natalia Romé
y Martín Unzué. «Política y comunicación. Estudio de caso: el tratamiento del
proceso privatizador en la prensa gráfica argentina, 1990-1991». En: Boletín de
la Biblioteca del Congreso de la Nación, n.o 123: Buenos Aires (2007).
5. Es cierto que esto supone que existe una línea editorial definida al in-
terior de cada uno de los medios. Sobre este punto hemos trabajado en el pro-
yecto Ubacyt D403 «Formas de legitimación del proceso de privatizaciones, el
rol de la prensa gráfica en los años 1990-1991».
6. La transferencia es tapa del diario Clarín el día 12/1/1990 y la nota
afirma que «esta primera privatización se ha realizado en tiempo récord me-
diante un proceso muy bien llevado» (. . . ) «con este nuevo paso se consolida-
rá la política de privatización de ondas de radio y televisión en procura de su
modernización y, a la vez, para aliviar al tesoro nacional de pesados déficits
agigantados con el paso de los últimos años».
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