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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA


ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA

COMENTARIO CRÍTICO (PRÁCTICA 04)

Estudiantes : Condori Manuelo, Ronald


Estudiante : Contreras Ramos, Jose Walter
Cátedra : Relaciones Interpersonales
Docente : Dr. Travezaño Aldana Miguel Ángel
Año académico : 2021 – II
Ciclo : Segundo
Turno : Tarde

Huancayo, 28 de octubre de 2021


COMENTARIO CRÍTICO SOBRE EL ESTUDIANTE PROCRASTINADOR

La procrastinación, entendido como la tendencia a retrasar la culminación de una


actividad, dejándose llevar por los placeres de la diversión con los amigos, el
cine, las fiestas, etc. Cada vez en incremento se va convirtiendo en un problema
afectando en primera instancia a la salud psicológica y en efecto a la salud física,
de esta manera afectando negativamente la calidad de formación profesional de
los estudiantes universitarios.

Por otro lado son variadas las causas que nos llevan a procrastinar, una de ellas
es la poca base académica, que ante presiones del curso decaen fácilmente en
lo que supone lo emocional, mostrando falta de voluntad en sus actividades
académicas y por ende un bajo rendimiento. También otro aspecto es el deseo
de realizar las cosas perfectamente, por ello quedarán inconformes ante sus
trabajos realizados y se sentirán desmotivados.
Además la baja tolerancia a la frustración ya sea por miedo a no saber
enfrentarlas o por temor a los resultados interfiere en la tarea de equipo
postergando sus aportes, lógicamente no solo afectaría a su desempeño, sino al
de todo su equipo.

Dentro de los tipos de alumnos procrastinadores se identifican tres, el primer tipo


que lleva el nombre de “los arriesgados”, esto porque esperan al último minuto
para realizar sus actividades pendientes; en el segundo tipo están “los evasivos”,
estos evitan algo que no les agrada pero buscan también la aceptación de los
demás; y por último “los indecisos”, ya que no pueden tomar una decisión,
postergando todas sus labores, además no se hacen cargo de los efectos que
trae consigo su actitud.

En suma la procrastinación es un problema cada vez mayor y que no se le presta


una atención debida, ya que es considerada algo natural de los hombres. Sin
embargo, podemos probar técnicas desde la intervención psicoeducativa que
genere motivación en los estudiantes y ayude a superar situaciones que
predisponen a procrastinar, ya sea en área educativa con las técnicas de estudio,
el uso de agendas, el horario personal, la puntualidad, la planificación sin
pérdidas de tiempo, etc. En el área personal orientándolos en la fortaleza de su
autoestima, el cambio de pensamientos negativos, estimulándolos a ser
perseverantes y tener confianza en sí mismos, etc. Por último en el área del
proyecto de vida, la claridad y prioridad de sus metas minimizando las
dificultades para evitar la desmotivación enseñándoles a desarrollar una
motivación interna.

La intención del autor del texto es mostrarnos que la procrastinación puede ser
tratada con diversas técnicas y recomendaciones psicoeducativas tanto en el
área educativa, personal y en nuestro proyecto de vida es decir las metas a corto
y largo plazo. También que debemos poner más atención a este problema que
viene en aumento y que está perjudicando en el rendimiento académico de los
estudiantes.
Lo indicado en el artículo, reafirma la preocupante dimensión mayúscula que
está adoptando la procrastinación en las y los estudiantes universitarios. Se trata
de una condición de vertiginoso ascenso en casos y repercusiones
desfavorables; la estimación de Rodríguez y Clariana (2017), indicaba que “entre
el 80% y el 95% de los estudiantes universitarios, adopta conductas dilatorias en
algún momento, el 75% se considera a sí mismo procrastinador y el 50% aplaza
frecuentemente la dedicación a los estudios”, tal cifra, constituye una muestra
considerable que, extrapolándolo hacia nuestros días, podemos notar una
condición que no hace más que agravarse, pues, aunada a los efectos de la
pandemia, resulta de mayor impacto y susceptibilidad para gran parte de la
población estudiantil.

En el análisis de los aspectos estadísticos y desarrollo de este cuadro, hallamos


absoluta concordancia en catalogarla como algo que ya no es solo una cuestión
de simple o aparente pereza, sino que, en base a los registros de investigaciones
de Departamentos de Psicología de varias universidades, se trata de conductas
de urgente atención psicopedagógica. Debido a que aún muchas personas la
asumen como una justificación exclusiva de la holgazanería, es que no existe un
criterio diagnóstico para categorizarlo como un síndrome o trastorno de conducta
asociada a la salud mental. Es como si hubiésemos normalizado algo que, a
todas luces, dista de ser saludable.

Cómo no catalogar la procrastinación como asunto de urgente reacción, si


vemos cual testigos y/o espejos, situaciones de frustración, culpabilidad y
desaliento al punto de hacer trastabillar nuestra salud psicológica y ello a su vez,
perjudica nuestra formación profesional. El criterio que favorece la atención
formal y seria de este cuadro, es el que se desprende de testimonios como:
“reconozco el perjuicio, pero no puedo evitar hacerlo” o “creo poder controlarlo,
pero al final ya estoy inmerso en ello”; como tal, estas aseveraciones solo
remarcan la renuencia a dejar de procrastinar, convirtiéndose así en una especie
de manía autodestructiva, tal como señala el artículo que propicia este
comentario. Entonces, esa perspectiva, ¿no es acaso la etiología más clara que
justifica admitir esta conducta como un problema que afecta notoriamente el
estado psicológico y emocional?

Es importante también, indicar la idea que esboza el desacuerdo en cuanto a la


relación de causa-efecto que establecen los autores entre la baja autoestima y
la procrastinación, es más, en el mismo artículo se puede apreciar la
contradicción que valida la idea discrepante. Partamos de la comparativa de
casos en los que se sostienen los autores, ellos manifiestan que la
procrastinación es causa y consecuencia de la baja autoestima e incluso de la
depresión, en otro apartado indican que muchos estudiantes al tener
aspiraciones elevadas, son proclives al descontento de los resultados adversos
o no ligados a la perfección; además, en líneas posteriores remarcan que el
problema no se trata de capacidad, inteligencia o creatividad, asumiendo por ello
que muchos de los estudiantes procrastinadores, son competentes y
perspicaces. Ante tales afirmaciones, es inevitable cuestionarse ¿cómo un
estudiante con baja autoestima puede dar muestras de capacidad-inteligencia-
creatividad y ser competente-perspicaz? No pretendemos señalar la
imposibilidad de la relación directa con la baja autoestima, existen casos, sí, pero
no es lo único que condiciona los estados de procrastinación, también hay
situaciones en que la justificación se halla en aspectos concomitantes a cuadros
de noluntad, es decir, el o la estudiante puede ser tan brillante como obstinado
u obstinada, para dejar de priorizar el placer antes que el deber. Consideramos
que sería más conveniente que se denote la procrastinación como un cuadro de
versátil comportamiento y presentación. Esta aseveración es reforzada por lo
indicado por Cardona (2015) en su tesis “Relaciones entre Procrastinación
Académica y Estrés Académico en Estudiantes Universitarios” que recoge lo
indicado por Sánchez (2010), en el que se denota a la procrastinación como una
demora voluntaria en el curso de la acción, a pesar de la expectativa de que
dicha demora, será peor para el sujeto.

Ante tal escenario lúgubre para muchos miembros de la comunidad estudiantil,


es claro que existe la necesidad de atender dicha problemática; la acción tutorial
enmarcada en estrategias de intervención, representa una buena forma de
empezar a tratar este tema. La forma contundente de enfrentar la procrastinación
es que su inclusión como problema, sea asumida bajo la responsabilidad de toda
la comunidad universitaria, es decir, que tenga un rango valorativo a escala
institucional, integral y estratégica. Es propicio emular, por ejemplo, el carácter
resolutivo que proponen en el artículo, que consiste en un entrenamiento
sistemático (en el manejo del tiempo) y la relevancia de un diagnóstico inicial que
viabilice la reflexión crítica de cada estudiante en cuanto a su propio estado y así
adquiera lucidez y control en cada etapa de su aprendizaje (qué, cómo y cuánto
está aprendiendo).

Para concluir, es importante enfatizar la necesidad de atención de todas las


aristas que desencadena un ambiente de procrastinación, no solo se trata de
actuar en modo paliativo, debemos de cubrir también las fases previas, es decir,
ahondar en la investigación de causas, implicancias y repercusiones que trae
consigo este problema conductual. El ayudar a cada estudiante inmerso en
procrastinación, es un compromiso que ataña a toda la comunidad universitaria.
Recordar, no se trata de pereza, es un problema relacionado a trastornos de
conducta que van en detrimento de la salud física y mental. Todos estuvimos o
estamos en tal condición, la idea es superar el cuadro.

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