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PUERTO EL TRIUNFO EN EL CORAZÓN

“Tal vez reí tal vez lloré


Y si gané también perdí
Pero ahora sé que todo fue
a mi manera “

Yo nací en el año 32. Por eso es que de esa época solo sé lo que después oí contar.
Les oía a las personas aún, a Papá Toño. Que como te digo, fue uno de los que les
tocó estar escondido en las fosas. Cuando Yo nací era que andaban las bullas de
Papa Toño, que no lo dejaban salir, porque andaban las patrullas sacando a la
gente. ¿Así que hasta para ir a traer la partera Qué cómo salía? Y los viejitos ahí no
hallaban qué hacer, hasta que se armó la gran zamotana. Las bullas más fuertes
tuvieron que ser en el mes de febrero que fue qué yo nací.

Santiago de María era tranquilo, porque recuerdo púes, que mi infancia la pasé
tranquila. No sabía sobre todo de lo que ya hoy de adulta he tenido que vivir, viendo
tantas cosas. Se sufre por las carestías de las cosas por la inseguridad de las
mismas personas y en aquel tiempo, siento que no tanto púes. Yo me crié con la
mamá de Papa Toño. Mi abuela era una señora que ya desde tiempo comerciaban
a traer camarón aquí, por San Juan del Gozo y San José de la Montaña, con su
esposo. Pero, en ese tiempo en bestias, de ahí luego en tren, pero, en el principio,
ellos contaban que en bestias. ¿Qué no ves? Que se llevaban días en salir de por

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esos lados, hasta llegar a Santiago. Ya luego después vino el tren y, luego el primer
carro. Que era el carro del diario, qué le decían. Era un primer carro qué cómo hacía
bulla. Uno de cipote se admiraba cuándo iba entrando, de verdáa. Pasaba por
Usulután, Santiago y Llegaba hasta Berlín. El que lo manejaba era un señor que le
decía el ronco Efraín creo que, era hermano de una niña Toñita Quezada, casada
con un señor que se llamaba igual que tu abuelo. AUH púchica el primer carro, si
eso era lo último.

Las calles eran empedradas, las casas de bajareque. Unas de techos de lámina,
de una que le dicen de apoyo, hasta las paredes forraban con esa lámina, para más
seguridad, pero, las calles eran empedradas. Ya hoy que llegué púchica, vi varias
pavimentadas. El ambiente era bien alegre, hasta los hondureños llegaban a las
cortas de café. Sí pa’las temporadas eso, era alegre…Humm cuándo la bulla que
llegó el primer cine, el primero que era mudo. Ya cuando lego el hablado, eso era
divertido. Cuando se llegaba a la entrada, los grandes grupos de hondureños
cuando, oían los balazos se venían de vuelta y, lo traían a uno jalado. Y uno ahí
todo jodido decía: “¡Puta…es el diablo”, Yo metiéndome y, decía mi tía Tencha: “No
hija, no te vayas a soltar que ahí va un poco de hondureños y, ya vas a ver dónde
oigan a los vaqueros y los balazos, ji ji ji” decían que, los que iban a caballo
jineteando venían sobre ellos y, como asíii de gente, la gran trifulca que se armaba
y, ¡se lo traían a uno! Muchas veces nos perdíamos, unos que se quedaban afuera
llorando, cuándo ya se veían los tatas adentro del cien y, los cipotes llorando afuera,
por las trifulcas que se armaban, pero, eran alegres.

La mamá de Papa Toño se llamaba Ruperta Vega Barrientos porque, el abuelito


era el Barrientos ya para vos, son tatarabuelos. Cuando murió la abuelita Papa Toño
y Mama Carmen, tuvieron una discusión, por ahí por el mes de agosto que, se
peliaban por mí. Uno me quería y el otro también. Mamá Carmen reclamaba que,
había un convenio que: mientras mi abuela viviera iba estar allí pero, cuando
muriera mi’ba para donde Mamá Carmen entonces, Papa Toño decía que no yo,
casi tenía unos siete años pero, la cosa es que Yo estaba mas acostumbrada a vivir
con la familia de Papa Toño porque, el casi ni pasaba allí…hombre sí, quizá ese

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partido cuando empezó el tal comunismo quizá, también fracasó en esa época,
hombre fíjate, me decís qué zapateros y, Papa Toño era zapatero y, casi todos los
zapateritos mírame la seña pues, eran borrachines…verdá?

El oficio él lo aprendió desde jovencito, la pobre abuela le compró tres talleres, dos
de máquinas usadas, pero, con todo…de ahí el último que le compró máquina
nueva, Yo todavía tengo noción de eso, púchica máquina nueva que, era una gran
bulla que, Charranga porque así, le decían a Papa Toño: “Este taller si va ser
pencón” decían “Tía Ruperta le ha traído una máquina nueva, virguita” más qué el
taller, lo puso allá enfrente la punta, una calle donde tenía la casa Don Lencho Llach,
bien bonito que’ra. También me ‘acuerdo púchica cómo lloraba, mi abuelita cuando
tuvo que venderlo…pero imagínate, si ni tal vez unos nueve meses estuvo
funcionando ahí el taller; a los nueve meses agarró la chupa y, como cuando no
agarraba pa’Berlín agarraba pa’San Miguel y, ya pues allá salía el Tío Dubón que
era, esposo de la hermana de Papa Toño. Como Tío Dubón vendía vigésimos de
lotería era, al que le tocaba andarlo buscando…Chas que lo localiza en San Miguel,
pero, que ya no quería ese taller…tuvo que venderlo la señora.

Ya te digo, hoy caigo en eso púchica que, en realidad con esos pobres, ese
movimiento tenía que fracasar, ¿Qué si él estuvo en eso? Pues ya te digo, oí contar
que cuando Yo nací no podía salir y, por eso te digo que ese movimiento debe haber
sido ahí por febrero. Hay una cosa, Yo tengo un primo, hijo de la otra hermana de
papa Toño, que se llama Manuel Sigarán, ese nació el trece de enero y, yo nací el
trece de febrero, aquel me llevaba un mes y, por eso es que me acuerdo de lo que
contaban la tía Tencha y otras: “Ay decían, se acuerdan que cuando nació ésta, el
pobre Toño no podía ni salir a buscar la partera porque ay dios si los andaban
correteando”. No se si en esos días, pero, se puso feo que a él lo tuvieron que meter
bueno, y no solo a él a varios, me acuerdo de un tal Carlos López, adentro de las
fosas de las letrinas. En ese tiempo no era como hoy que, de agua…ahí solo fosa,
ricos y pobres solo eso se usaba, pura fosa, así es que allí pasaban escondidos,
como a esos servicios les ponen unas vigas de sostén, púchica si eso era triste.
Pero bueno, a unos los sacaban para otros lados y, otros que por medio de

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amistades tal vez, lograban arreglar las cosas. Y así también como en estos
tiempos, por enemistad quizá lo señalaban mejor se iban. Así era la cosa.

Bueno, cuando papa Toño y mama Carmen se pelearon que, se murió la abuela,
a mí me llevó papa Toño, me llevaron huyendo. Ahí fue la gran bulla que, me
llevaron al juzgado… un padrino mío y, me decían: “con quién se quiere ir?” y Yo,
“con mi papá”. Mamá Carmen que, recién estaba criando a la Anita entonces, por
eso de primero no me quería perdonar porque, anoche había tenido a la Anita y una
gran tormenta y, al otro día allá, estaba en el juzgado peleándome, por eso es que
dice: “Yo no es que te di, si vos fuiste” pues si, como aquellos así me habían dicho
que dijera, al otro día salimos para Sa José de La Montaña, allá estaba papa Toño.

Ya cuando regresé venía de unos nueve o diez años. Cuando venimos papa Toño
lo mismo, nunca se componía. Yo pasaba con mi tía Tencha. Entonces fue que iba
a cortar café, pero, ahí no me daba…porque para eso no me gustaba ni me
abundaba, solo para comer. De ahí a jalar café. Ya te digo, en esos tiempos el día
lo pagaban a cincuenta centavos. Para ese momento fue que hubo ese nuevo
partido que, ya Yo me acuerdo de partidos, fue cuando lo de Arturo Romero que,
cayó Martínez, tendría unos doce años.

Esos tiempos de Martínez por allá los recuerdo con tranquilidad te digo, púchica yo
de cipota nunca me acuerdo, haber pasado lo que estos cipotes han pasado, como
podemos decir Joanna, ¿Fátima verdá? Hoy el gran cuidado que tiene que tener
uno con las criaturas.

Mirá, si en lo que vine creciendo, ya de unos once años…cuándo el primer caso tan
horroroso y, eso fue un escándalo. En camino a Marquezado, de una muchacha
que un hombre la arrastró, la violó y, le quitó los pechos. Ese fue el caso que a mí
no se me olvida nunca que, yo me acuerdo de cuando era cipota, han de haber
habido otras cosas, pero, no tan escandalosa como ese. Pero a ese hombre lo
buscaron hasta con almuerzo, que ya después oía que lo habían capturado y, lo
habían ajusticiado ahí mismo donde hizo el hecho, como ahí habían enterrado a la
muchacha. Que las cantinas, que heridos, pero, la policía siempre venía. Otro caso
que me acuerdo que vi que hizo escandalo pues y que digamos que lo vi, pero, que

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como estaba cipota, me fui a la carrera y, fue uno que acuchillaron en una cantina
vaya, eso es lo único mas grave que yo me acuerdo púchica, pero ahora, huevos.
Así que por eso es que yo me confundo, serían tiempos mejores o peores no sé,
pero en esa época siquiera eso hubo que, uno salía onde quiera y, creo no con tanto
peligro. Vaya te voa contar, íbamos con mi tía Tencha porque, mi tío Dubón trabajó
un tiempo de guardabosques donde, Sam Ambrosio de los Canessa. Entonces
nosotros tal vez, a las cinco o seis salíamos de Santiago para las temporadas que,
íbamos a vender pasteles, llevábamos comida guisada, nosotras solas, nunca nos
pasó nada. Y veamos hoy, de un tiempo acá se ha puesto que esa seguridad no
hay. Cuando la temporada de pagos de ahí del paso de esa laguna tal vez, a las
dos de la mañana se terminaba de pagar, a esa hora empezábamos las caravanas
y, a veces que tres gentes en aquellas calles, nunca pasó nada.

En esos tiempos siempre, el representante era el alcalde. De los alcaldes de


Santiago que yo me acuerdo es Don Rafael Samayoa, quien era un Doctor. Ese
señor pasó tiempo sería por buena gente o, a saber? Porque, a la gente no le
importaba. La gente quizá era más conformista.

La vida era alegre, las celebraciones era algo solemne…la semana santa, era algo
lindo. Todos los vallecitos alrededor de Santiago era algo solemne, las noches todo
bien arreglado desde el martes santo. Era una cosa con tanta devoción, tanto
entusiasmo de las personas…púchica ni te lo puedo describir. Aunque en esas
celebraciones, Sonsonate siempre ha sido mejor…de ahí para las navidades, eso
era alegre para esos días todavía quedaban caravanitas de hondureños repelando
café. Y esas veces se agarraba la temporada que, tal vez eran tarde las cosechas
eran alegres esos diciembres.

Octubre… fijate que a saber porqué será. Me recuerdo que las temporadas de café
eran de noviembre a diciembre y, hoy oigo decir que en octubre púchica…todo
estamos cambiando. Será en las cosas que le hacen al café porque, yo me acuerdo
que era en diciembre que, se reunían alrededor del parque las gentes que llegaban
de afuera, de Carolina y, todas esas partes aún como te digo del propio Honduras
porque, vaya uno a veces dice hondureños ya a los de Carolina, pero no, propios

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hondureños eran los que llegaban. Ya te digo los chistes que pasaban cuando
llegaban al cine Nacional, había otro cine el primero creo que, había sido el San
Carlos.

Muerta mi abuela como te decía, la casa quedó a cargo de mi tía Tencha que,
era la que recogía a todos los sobrinos y familiares, en fin. La casita pues no era tan
pequeña. En esos tiempos hasta para allá se llevaba mangle, la gente se admiraba
de que puro mangle era todo, el techo de teja, su solarcito muy bonito, los cercos,
uno era de piedra, al otro lado de alambre. Es que era bien distinto Santiago, no
digamos del que está hoy. Ya cuando tuve de haberme ido como unos veinte años
ya era un poco distinto y, hoy está peor de transformado. Fíjate ahí donde le dicen
el Guarumal que era de Don Menote Urquilla esa finca, ya era la ronda del pueblo
por el rastro y, de ahí seguía esa finca, hoy esas son colonias, o sea, yo pa’que te
voy a decir, hallé bien distinto. ¿Cuándo voy a Santiago no sé me digo, ese cambio
será para bien? ¿Será mejoría? Porque el pueblo tiene tal vez mejores
construcciones, pero la vida, no sé yo ya no me hallo.

Cómo te decía, teníamos esa casita, mi tía que iba a vender al mercado, eso hacía.
Mi vida era estar ahí donde mi madrina o donde otras vecinas. Nunca a garraba
compromisos de trabajos domésticos o de servidora porque, no me gustaba, sí iba
allí como familia así tenían que agarrarme, pero, así trabajaba también. A mi me
gustaba ir a vender al mercado. En Santiago de allá…de todos esos pueblitos
llegaban, unos quesitos hoy hasta eso se han terminado, todo el invierno lo pasan
recogiendo un requesón dicen, que lo ponen en un tabanquito para ahumar hoy creo
que ya nada de eso hacen. Un queso bien sabroso porque entre más viejo más
duro. Entonces nosotros comprábamos las docenas de requesón, unos quesitos así
que tal vez a peseta, veinticinco centavos que hasta en eso yo cuando me decían:
“Es que este vale un real” púchica yo no sabía qué era un real, dos por veinticinco,
cuatro, mi docena de quesos para que quedara bueno y, poca la ganancia.
Comprábamos leche y lo deshacíamos en unas Pailitas. Se vendían las cucharadas
de requesón a dos por cinco, a tres por cinco, allí tenía que sacar una su ganancia,
pero, vaya ganaba. Tal vez a un colón si, los compraba a dos por veinticinco en

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veces le ganaba otro colón. Miel blanca en panela, tenía el tío Dubón, criaba sus
colmenas entonces, él nos vendía las marquetas de miel. Tal vez nos decía: “Esto
agárrenlo a cincuenta” tamaña marquetona para dar uno a cincos, dieces, lo trazaba
uno, así como que era pan para vender los cuadritos. Ay que no me gustaba eso ya
mas grande dije “voy a mejorar” y, me fui a trabajar al día. Primero a arar palos de
café, le ponían a uno según el queso, cincuenta centavos al día. No me gustaba, al
principio el entusiasmo como estaba cipota, me gustaba andar en la finca, pero, de
allí, tres colones me hacían, me los comía en la semana en tonteras, dicha que
como mi tía Tencha siempre nos daba de comer. De ahí en otra ocasión, que
recoger la pulpa eso ¡ Jiede ¡ pulpa de café que la ocupan de abono, entonces que
a uno le toca ir a jalar esa pulpa, hoy no se cómo harán ese trabajo pero, en realidad
que en ese tiempo púchica, quizás siempre lo han tratado al trabajador a patadas
verdá porque, hoy que yo recuerdo eso debió haber sido en otra forma, acarriado
en camiones o carretilla de mano aunque sea, no que a uno le echaban aquellos
canastos y aquella carajada jedionda, puro estiércol le bajaba por la cara a uno uuf,
allí hacía chistes uno, con las tepelcubas que ahí se crían ya cuando mucho joder
con las tales tepelcubas mejor, me quité de ir a trabajar al día.

Iba a los beneficios a limpiar café, ah las primeras veces galán, ganaba una sus
centavos en esas limpias de café porque, pagaban lo mismo, hay veces que sale
un café ya limpio como el más negrito. Yo como estaba cipota a platicar a fregar.

Había unas señoras que eran buenas pagaban, a cincuenta centavos el saco de
café. Fijate allí había quién los acarreaba por aquí los está sacando uno y, así se
trabaja, había quien se hacía sus seis siete sacos y, yo en veces dos sacos, dos
sacos y medio, cuanto ganaba? Mejor me quedaba en la casa. Entonces Papa Toño
era el del billete porque, papa Toño como zapatero era buen zapatero y ganaba
pisto si la jodida era el trago. Sabés cuanto me daba para la semana? Tres pesos,
cuando me decía: “Vos porque te gusta andar de pelona, ¿hay de casa grande…que
vos cres que yo no gano?” vaya me daba los tres pesos, con eso iba a comprar.
Compraba un canasto de maíz en veces a cuarenta centavos, maíz galán, grande,
ya con un canasto como solo los dos nos alcanzaba y, la libra de frijoles, me

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recuerdo hasta cuando se compraba la libra de frijol a quince centavos, era tanto
que hasta a real, pero, como ya luego se fue quitando eso de los centavos, eran
quince dos por treinta, con tres libras hasta nos embolábamos comiendo frijoles. Y
eso del hueso, eso siempre fue así, el día domingo como fiesta aquella destazadera,
la sopa de res. Compraba veinticinco centavos de hueso o peseta de pecho, quince
de hueso como hoy es libreado, antes no, agarraban los pedazos y, se los daban a
uno púchica, “peseta” decía uno o cinco reales. Veinticinco centavos de pecho por
no decirte, si era mas que una cuarta de pecho que hoy, ¿cuánto te cuesta? Las
verduras, si comprabas diez centavos ahí te daban por pedazos te ponían: repollo,
yerba, vaya y la mitad de un guizayote fijate, diez centavos de verdura.

II

Cuando derrocaron al general Martínez entonces, ya tengo más recuerdos, ya


entonces tenía doce años. Fue que apareció el partido donde salía Arturo Romero.
Papa Toño con tu abuelita eran contrincantes, era donde se aborrecían más, porque
ella era Castanedista y papa Toño era Romerista. Bueno tu abuelita yo no sé de
dónde le viene esa admiración por los tales uniformados porque, se enoja cuando
le preguntan, no doy de dónde le vino esa ensoñación, pero, tengo la noción que
cuando vivía con el papá de la Gloria, Don Enrique creo que, la Toña Cerna fue que
me dijo enseñándome una foto en que estaba como en un bagajero de caña,
sentada en una silla de madera de esas de pata cruzada: “Mirá quién es esta?” “Qué
galana y quién es?” le dije yo “Si es tu mamá” me dijo “Y eso no es nada, vieras
visto cuando joven, cuando todavía era novia que, estaba enamorado de ella un
agente de Sandino, vieras visto” me dijo, pero, ¿no tendría que haber sido así
verdá? Ahí es donde me pongo a pensar de porqué se aborrecían tanto con tu
abuelo. Porque en realidad en veces digo yo: “Será el torcimiento” o por los
caracteres de la familia, por eso es que debemos tener cuidado en eso. Mirá en eso
la mama Carmen en eso fue torcida, hoy tiene merecido lo que está gozando porque
la pobrecita la pasó mal. Mi abuela por parte de ella, ya dese que salió con marido
no se lo aceptó, tuvo a Efraín, se lo quitó mi tío Cheyo, pero, no la volvieron a admitir
a ella, cuando se juntó con papa Toño y, me consiguió a mí de verla con otra niña

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porque de papa Toño, éramos dos con la que se murió, se llamaba Haydé. Mi abuela
me quitó a mí cuando seguido tuvo a la otra…y viene papa Toño y volvió agarrar
chupa y, se fue con una Cruz Abrego a dar otra vez a San Miguel, de allá apareció.
Vaya por lástima la recibieron en la casa, allí sufría porque ella misma dice que, la
abuelita a la hora que cantaban los gallos y, cuando se le grabó la niña le decía: “Ya
ves Carmen lo que son los hombres” y, la muchachita allí agonizando por eso fue
que quizás aborreció a papa Toño pero, había otra contrariedad, la abuelita por
parte de él, ella siempre le pasaba el sostén de nosotros y, ya cuando estaba
embarazada de Haydé fue que le dijo: “Mirá Carmen dame esta muchachita vos no
podés lidiar, ya vas a tener esa otra, siquiera para mientras salís de’so” así fue como
quede yo, ya del todo con la abuelita y me fui criando con ella pero, como en eso
murió mi hermana de unos ocho meses y, se dio lo de los juzgados, así es que digo
yo de dónde tanto odio entre ellos. Y cuando vinieron esas campañas me acordaba
de lo que la finada Toña Cerna me contó sobre el enamorado que era delegado de
Sandino porque aquí pasaban para Nicaragua y le traía medias finas, perfumes
según la Toña y, por eso tenía la foto…Yo una vez le hice la plática y, muy enojada
me dijo: “Y quién te ha contado esas babosadas”.

Cuando se dio la caída de Martínez y, aparecieron los partidos, ella de Castaneda


y papa Toño del Dr. Romero. Entonces uno como de cipote, yo le decía: “AAH no
yo soy del Dr. Romero porque, de ese es papa Toño” y, ella hasta se puso vestido
azul y, la gente gozaba con las ocurrencias. Y entonces cuando papa Toño se ponía
a riata y, llegaba a la casa de la Bertila Valle se armaba el relajo carajo. Nosotros la
casa la teníamos en medio de la cuadra, a la esquina ya era la media cuadra esa
era la casa de la Bertila. Esa señora tenía una casita y tenía un cuartito que, allí no
cabía mas que solo la camita, allí fue donde vivieron. Mamá Carmen pobrecita, si a
mí me daba lástima, ¿Qué hacía? Yo no sé, sería que no había trabajo o qué. Pero
no, ella ya había organizado así su vida, acarreaba agua para vender, en ese tiempo
el agua era escaza en Santiago, todo el día pasaba allí. El día domingo se iba y
compraba dulce, cargas de dulce y los revendía allí mismo, con eso se mantenía.
Criaba tuncos, ahí afuerita en la calle los mantenía. Había un solar enfrente que le
decían la chanchera, allí los andaban, en veces los dejaba afuera, pero, en ese

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tiempo no se perdía nada ya luego que, los bolitos se robaban los cuches, ya tenía
miedo y, tenía que meterlos adentro. Y así fue como fue criando esas cipotas. En
realidad, a veces digo yo, “No he sufrido lo que la Gloria ha sufrido, entonces a todo
santo se le llega su día”. Hoy les toca a ellas de gozar.

Bueno, pero estamos con la bulla de los partidos, esto tal vez no se ha oído mentar,
una gran conferencista que iba llegar: la María Loucel, no sé si las oído mentar? Yo
no sé de dónde venía o sería de aquí. Cómo estas mujeres que hoy hablan, esa fue
una gran bulla que iba llegar a Santiago, la cosa es que esa noche que iba llegar
creo que era domingo y, nosotros íbamos al cine y con la curiosidad de ir a ver la
conferencista, imagínate que los ricos apoyaban al Dr. Romero porque donde la
iban a recibi9r era donde Don Juan Shonnemberg, cómo explicar o somos la gente
pobre que somos brutas por nacimiento o es que somos bestias enteramente
porque, viene todos los trabajadores y, siendo de allí mismo se arma el zafarrancho,
íbamos ir al cine pero en eso “No” dijo la Bertila Valle y, mi mamá que ahí estaba
parada en la esquina: “mejor no salgan cipotas no vaya ser que haya bulla por esos
indios de Guarumal que han visto salir” vaya pues y, ya nos quedamos allí. Como a
las nueve y media o diez que se oyó un balazo, un cipote que balean allí por la
policía de hacienda, hum madre dijimos nosotros y, mejor nos fuimos para la casa
como era cerquita verdá. Y se queda la gente allí platicando y así que la bulla pasó,
que era un niño que balearon. Púchica si mirá que, al día siguiente que fue un gran
zafarrancho. Dijeron que la casa de Don Juan había unido como tres cuartos donde
estaban las mesas y, estaban esperando a la señora que llegó, pero, también
llegaron otro bando que no la dejaban dar la conferencia, que no se que y que como
y cuando…cuando llegaron las doce se dio la gran balacera.

Dicen que a la mujer la han pasado por el trascorral que de Don Juan daba con Don
Lencho Llach, por allí la empujaron y la pasaron al otro lado porque, esos indios que
se metieron con los machetes que la casa de Don Juan la jodieron toda, todas las
cosas que había púchica, con decirte que la caja fuerte del señor al otro día en el
medio de la calle que, no se la llevaron porque pesaba mucho, fue una gran
confusión que el otro día eran los chistes de la gente. Había un señor Don Pepe

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Gómez, era un señor comerciante de quesos, le sacaron los quesos a la calle y,
nosotros allí “Hey aquí les queda…aquí les queda este poco de queso”. Un Adán
que no recuerdo el apellido era que, había andado con otro cipote detrás de las
grullas de hombres que, se andaban metiendo a las casas y, se habían metido
donde el dueño de los quesos “ábrannos que aquí les traemos quesos” y, mi tío
Dubón bien enojado “abramos la puerta si dicen que es queso” y, BAM que se oye
el balazo, pero, gran poco de queso que dejaron. Allá cuando vinieron a ser las
cuatro de la mañana fue, cuando se marchó de Santiago de María una gran
marimba que, quizá era la mejor que había la de Ramón Carranza, el negro Ramón
Carranza, cómo será que estaba allí a saber, toda la quebraron y, las teclitas los
cipotes mirá, ibas a ver por todos aquellos barrios, cada cipote se había llevado su
pedazo. Esa noche fue terrible en Santiago entonces fue que se terminó esa
marimba, pero, ahí fueron los Castanedistas, aunque, ellos dijeron que no habían
sido, sino que, los mismos de siempre que, nunca se sabe quiénes son.

Eran Castaneda, Romero y Claramount son los que yo recuerdo, estaba también
ese señor Chencho Meléndez lo que pasaba, es que en él habían depositado. Pero
vieras que fregado, a mí me querían vestir de Romero era blanco y rojo, que
“ponete” porque el de Castaneda era azul, amarillo y blanco, el de Claramount
Lucero era verde. Ellos llegaban a los mítines, pero, otra cosa mirá esa campaña
que es la que yo más me acuerdo, los partidos daban de comer. Si hombre porque
ese Claramount creo que fue, donde unos señores Baires que lo recibieron casi
enfrente del mercado púchica, si allí unos platos con macarrones, carne y toda cosa
y, ahí si fui yo. De allí Castaneda castro, todas las fresqueras del mercado, fresco
libre para toda la gente todas las fresqueras pagadas para atender, toda la gente
decía “donde la María Zelaya que es la buena horchata” y, aquella mujer haciendo
horchata que era un motorcito mirá. ¿Daban paletas de donde los Meardi al parque
las iban a repartir, a cuál te iba mejor…mirá hoy si dan de comer? Ya te digo donde
ese Don Baires plato con macarrón, carne otros con pollo, ensaladas, arroces a la
valenciana, decían, el otro los frescos, también donde Don Juan Shonnemberg.
Romero era el de la calabaza y la cumita, tenía bastantes partidarios porque, los
inditos “con el Dr. Romero” decían. Yo no sé de donde pasó el relajo que hubo con

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la conferencia, serían los de la autoridad, pero lo cierto es que las cosas de Don
Juan en la calle, la caja fuerte, eso fue historia al día siguiente y, como te digo no
se la llevaron porque pesaba mucho, lo que quisieron fue abrirla con morteros de
los grandes.

En esa época de campañas me recuerdo ya de las mas cerca, digamos la de Molina,


ya en el Puerto. Cuando llegó que era del PCN, tu tía Anita era una de las
abanderadas, pero, comida yo no me acuerdo que daban, toda la bulla era andar
allí a la par con ellos, pero comida creo que no, ahora dicen que a veces hay fresco,
pero, limonada o chan lo mas sencillo y barato, cuándo hay. Hoy solo del peligro
que la pueden verguiar, la gente “guechos de aquí no paso” dicen y, se van de
regreso. Tiene que ser la gente muy fanática, decidida. En aquella época de
Romero, papa Toño ya era poco activista porque, cómo decía “Yo ya llevé la primer
jodida” y, ya era más bolito, en el tiempo anterior quizás empezaba sus chupas
porque estaba jovencito, pero ya en este otro ya no, yo ya tenía doce años y, la
jodida que había llevado lo habían dejado poco ganoso. Por eso te digo que esa
carajada de la revolución mala suerte que fue a dar con zapateros, no todos eran
responsables y, fue el fracaso. Y yo supongo que toda cosa es así verdá mala suerte
que tuvo el que organizó eso, ir a buscar a los zapateros o, ¿sería que solo de esos
elementos es que había en ese tiempo? Qué por lo menos tenían ese oficio, en que
fuera para sobrevivir en el mismo país, pero, no tenían despierta una inteligencia de
superación.

III

Cuando yo me vine para Jiquilisco papa Toño andaba en Berlín chupando, ya


cuando supo que yo vivía en la Finca fue que ya apareció, pero, hasta Jiquilisco. Yo
conocí a tu papá en Jiquilisco.

Desde que el Puerto El Triunfo era abierto los de Santiago venían a dejar el café
allí, donde lo cargaban en los barcos. Porque en ese tiempo llegaban allí barcos
grandes, lo que pasó es que se anegó el canal. No ves que esa madera que tenía
la casa de los Gutiérrez esa madera, la cambiaba Don Carlos, tu abuelito. Qué el
sembraba hortalizas entonces les daba de provisión para el regreso y, ellos le daban

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cosa extranjera, ese era el cambio que hacía…cambalache por eso es que se armó
de buenas maderas allí. Cuando llegué ya eso había terminado las casas que,
habían dejado los cheles como decía la niña Andrea que, es de las que convivió
cuando venían los barcos ya se habían derrumbado. Aún la casa donde vivía Don
Chico Osegueda que, dicen que era de Don Benjamín Sol ya no era la misma. Por
eso es que dicen que, si en el Puerto hubiera habido personas que hubieran tratado
de conservar y, chupar menos otro gallo nos cantara porque, en el país los
extranjeros han dejado cosas. Ahí en el Puerto se mira, has visto aquella pila que
quedaba allí por la alcaldía que, la’ garrado creo que la niña Chole y, todavía eso
cuando llegaba un medio alcalde que la activaba, una pila que tiraba agua por todos
lados porque, los señores bían dejado eso todo bien preparado, allí en la aduana
una gran pilona que había para lavandero, solo esa aduana que había púchica y,
esto es que yo ya la conocí en ruinas, ese era un puerto donde llegaban los barcos
mercantes, las carretas de esos cafetales desde Santiago descargaban el café que
llevaban esos barcos.

IV

Algo que se me olvidó contar antes sobre esos tiempos de Martínez y, fue algo que
hizo historia allí en Santiago, fue el de Jaime Jijaume y de un hijo de Don Rodrigo
Samayoa, quién en ese tiempo era ministro y era el dueño de La Urbe una finca que
había. Pues eran estudiantes y la cosa es que Don Jaime era de pisto y el otro viejo
era ministro también de pisto. Y ese Jaime Jijaume era un muchacho enojado, pero,
apartado no se metía con nadie. Al señor al papá, le decían chacuatete, entonces
había un baile y, llegaban los grupos de estudiantes a gritarle que fueran al baile
que no iban por no pagar, es decir por tacaños y, otro montón de ajolotes, pero
también que por una enamorada, total que tanto lo amolaban “vení chacuatete tal
por cual, avaro “porque el señor era prestamista pero, también tenía sus cafetales
y, entonces que salió el baboso, sacó la pistola y dejó ir el macanazo y al que le va
a dar, al hijo del ministro puta, y casi se llevó preso el tiempo del general, jovencito
fue a dar a la cárcel. Por más que gastó el señor por fin que, el muchacho le dijo
que no gastara que había que ver en que se había metido y, que lo iban a dejar en

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la calle que, mejor tratara de tenerlo bien en la cárcel y así fue. Dicen que de todo
tenía allí, Tenía su novia que era hermana de un tal Carlos Piche que cuando lo
llegaba a visitar la bañaban con puros perfumes extranjeros que en ese tiempo
valían, hoy yo creo que allá en Estados Unidos tiñen el agua para seguirnos
engañando, en ese tiempo no, venían los buenos perfumes, aunque así valían, en
fin, hasta que se fue Martínez, salió ese Jaime. La gente bien alegre porque, lo
querían, el señor era muy buena gente. Era verdá que era prestamista mi misma
abuela, tuvo varias veces la escritura empeñada ahí, nuca se le perdió, yo no sé de
donde era pero, la casa de ellos estaba enfrente a la de los Ávila pues dicen, que le
tocó hasta con pelotas porque, en ese tiempo era jodido el tal Martínez con los reos
hizo carreteras y trabajos forzados así es que hasta con carretilla le tocó luego dicen
que se fue para España.

¿Como te digo que, si en el Puerto hubiera habido gente que supiera conservar lo
que habían dejado los otros señores en realidad, desgracia de todos los países o
será este país? Que por ser el más pequeñito la jode, si sus presidentes vieran
tratado de conservar lo que los extranjeros venían a dejar porque allí se mira, ese
lugar hubiera sido hasta talvez hoy fuera una fuente de trabajo hasta para mismos
barcos porque, se los dejaron bien si allí fue que lo dejaron cerrar, te digo allí
entraban barcos grandes.

Ya cuando yo llegué solo las pilastras estaban…de donde empezaba el muelle,


como yo fui solo a pasear porque, estaba viviendo en Jiquilisco donde te digo que
conocí a tu papá. El quizás ya tenía unos cinco o seis años de vivir por allí. Yo tenia
perame, bueno no había cumplido los quince años, él ya andaba por los treinta y
siete. El llegaba a comprar verduras lo mismo que hacíamos después, y mi tía
Angela llegaba a vender cangrejos y chacalín yo le iba ayudar, allí fue que lo conocí.
Él ya tomaba.

En la finca solo el vivía porque Don Rafail ya vivía en Jiquilisco, donde unas señoras
Batres allí enfrente de la línea del tren, entonces no habían carros, sino que era el
tren. Don Raúl creo que vivía en San Salvador llegaba así de vez en cuando,

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trabajaba en esos tiempos en una cuestión de esto mismo de la reforma agraria que
hubo entonces que, a cada quien le daban su pedacito de tierra. La vida allí era que
sembraban algodonera, criaban ganado, cuando yo llegué todavía había ganado.
Don Carlos sembraba de todas esas verduras, repollo, rábanos el los cultivaba era
bien activo entonces intercambiaba con los extranjeros. En la finca el dejó bastante
ganado porque, cuando yo llegué que ya tenía como tres meses de muerto y, a
pesar que la señora lo vendió habían bastantes vacas…tal vez te acordás que había
un corral que se le decía que había un corral que se le decía y, había un gran
ranchón, tenía su tabanco, cuarto para que durmiera el corralero, todavía habían
canoas porque Don Carlos ordeñaba bastante, vendía queso mandaba leche a
Jiquilisco.

Él murió de un infarto al corazón unos dicen, que tomaba mucha metoquimia, la niña
Mercedes como me dice tu Tía Angelita “Para qué…que ya de viejo se le compuso
papa Carlos, como ya no podía hacer nada, ni servía para nada sí entonces, se
compuso…”.

Pero entonces la niña Mercedes como la niña Angelita ya vivían en Estados Unidos
se fue la primera vez, él decía que como todavía se la llevaba de qué las podía la
mandó para los estados a pasear por un año y, como que se estuvo dos, luego vino
y se estuvo otro año con él y, se volvió a ir cuándo vino esa vez allí fue que se murió
él. Pero, cómo dicen la señora ya estaba amargada del señor, a veces son
habladurías, pero, a mí bastante gente del Puerto me decía que Don Carlos era bien
enamorado.

Bueno, cuando yo llegué ella estaba en los Estados Unidos y, cuando vino la verdá
que yo le trabajaba y, ¿todo el que sirve? así las cosas se llevaron bien conmigo,
ya estaba la Cinia y le traía vestidos.

VI

El Puerto entonces era bonito había gentes antiguas como Don Santíos Enamorado,
señor de los que contaban cuentos, cosas, pasadas. Luego quedó tan muerto, pero,

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En ese tiempo la aduana era cosa que el país hubiera conservado, aunque sea para
centro turístico entonces daba gusto bañarse allí, el agua era aseada no como hoy
que puras cochinadas, está bonito dicen hoy, pero, cuando yo llegué a lo que fui
que daba gusto bañarse en las pilastras hasta allí llegaba uno a bañarse porque el
agua aseada hoy ni ganas dan, todas las suciedades del pueblo van a dar allí y al
mar. Toda esa calle central había palos de eucalipto y galileo, solo eso había porque
son bonitos toda la entradita estaba llena, llegaba uno a la aduana y se pedía
permiso para entrar. Ya solo había quedado un cabito que le decían guardia no
había otra autoridad y, el guardaplayas que era un Don Chico Serpas eran bien
divertidos. De paso este señor era papá de unos señores que yo conocí en Santiago
que, uno era bolito igual que papa Toño, a él yo le ganaba peseta por lavarle la ropa
y otra peseta por planchársela y, que sí, a veces apenas le ponía la plancha, pero,
bolito ni se fijaba. Y la Tanchito Valle era la esposa, Moncho se llamaba Mocho
Machuca, el capitán Machuca ese era. Un viejo gordo “viejo huevón” le decía tu
papá eran divertidos. Pero es que la gente es la mala mirá que Dios en gloria lo
tenga de todos modos al pobre Don Chico Osegueda hablando de mal en mí fijate
“Ah es que estas son de esas putiyas que vienen de las cantinas de Santiago” y
viene el diablo y, llegan unos señores de allá que a mí me conocían bien y dice, a
pedir referencias de mí ya después “ay Julita que no sé qué, que aquí que allá…” y
era una amistad conmigo y, realmente fue bueno el señor desde entonces, pero,
¿por qué? ¿Bueno él quería que tu papá se le acompañara o se casara con una hija
de él la Martita Osegueda te has de acordar de ella?, y esa era la fregadera entonces
llegaron esos señores de Santiago y él preguntando “Ustedes conocen a unas Ayala
de por allá?” y, ellos que le dan referencia de mamá Elvira de José Ayala el tío de
mi mamá “si, ¿pero y una Julia Ayala?” Aaah esta es la hija de Toñito porque así
conocían a papa Toño, le decían “si es la hija de la Carmen Ayala con Toñito el hijo
de la niña Ruperta, ah si la cipota que no sé qué…allí donde la madrina pasa, ah no
dios guarde esa cipota que no sé qué y, trabajadora que es” y él les decía “pues es
que hoy aquí vive…allí en la finca de los Gutiérrez vive hoy” “de veras? Hum qué
lástima que no sé qué” vaya, ya cuando llegó Roberto le dice “Nombre ya pedí
referencias de la cipota” y él le contestaba “Ve que viejo pendejo cómo que a pedir

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referencias de la cipota lo he mandado” y, el otro viejito Don Chico Serpas “Lo que
tiene es envidia porque Roberto se ha conseguido esa cipotona,ji ji ji” y, es que Don
Chico Osegueda siempre fue bien enamorado.

Allá cuando recién llegados me dijo Roberto “Ai le decís al capitán Machuca que les
de paso a conocer la aduana con una señora que se llamaba Chefina, esa señora
a mí me quería era la que me cuidaba, entonces se nos dio paso, le dijimos “Es que
venimos a conocer de parte de Don Roberto” Y, ¿“ah como no? ¿Vayan a conocer”
Puta y ya la aduana eran unas tablas podridas, pero, uno se subía y, ¿a mí me dice
Don Chico Serpas que era quien moloteaba el reloj para que diera las campanadas
y era el guardaplayas “quiere subir al campanario?” No dije yo vaya ser que me
descalabre peor, con aquellas tablas todas podridas y, es que ya el Puerto había
quedado de capa caída, solo los viejos haraganes quedaban decía Roberto “Atajo
de viejos huevones que han quedado en el Puerto que no hacen nada por reactivar
esta babosada”. Esa aduana estaba hecha de pliegos como de duralita, una cosa
como de cartón yo creo que vos todavía las conocistes aquellas cosas delgaditas
habían unas que para comal se ocupaban, todavía hay en el Puerto gente que tiene
eso y, en qué terminó fue Osorio o Lemus que llegaron a sacar todas esas
babosadas, hasta el reloj sacaron no sé en que pueblo vino a dar el tal reloj. Pero
bueno que la gente era poca la que había, con este gentío que hay hoy tal vez no
hubieran dejado que sacaran algo o lo dejaran destruir. El pueblo está bonito hoy
porque está poblado, pero, yo lo prefiero cómo era antes y, luego cuando vinieron
las empresas de camarón pues todo cambió otra vez.

Yo lo prefiriera como era antes vaya, todavía cuando empezó a llegar Mr. Harworth
con sus dos barquitos, todavía era bonito porque era quieto el Puerto y, tuvo su
movimiento fijate, cuando solo ese camión entraba a sacar camarón. Luego con
esas plantas mas es lo que acarrió gente bueno, serán las circunstancias va, que
no hallan pa donde agarrar, pero púchica todo se arruinó.

Tu papá fue alcalde no solo por una vez. Roberto fue alcalde varias veces primero,
fue alcalde Don Carlos, fue el primitivo alcalde púchica fue el cacique de allí pero,
hizo cosas buenas y, que tal vez estas gentes de ahora no saben que el fue el que

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introdujo una agua bien sabrosa que tenía el Puerto y, fijate Don Chico a lo que fue
hacer el contrato con esta ANDA para que fregaran todo eso haciendo pozos sin
saber pero, ahora al menos es algo regular pero, nunca como el agua del rio de
cacao que había y que dejaron perder. Allí pasaba todavía Napoleón Chávez
remendando de bejucos y pencas de guineo, pero nunca lo recuperaron. Después
de Don Carlos no sé quién fue, pero, al poco tiempo ya fue alcalde Roberto que, no
pasaba de Roberto Y Napoleón Chávez ellos se turnaban. Hasta en la última
campaña ya para que se muriera Tu papá, que a él le tocaba pero le hicieron truco,
la cosa es que un señor que era telegrafista que, ni me acuerdo como se llamaba
pero con otros que eran seguidores de Napoleón se fueron a encontrarlo a la
entrada del Puerto y, allí le ofrecieron una pacha de guaro ya cuando llegó a
Usulután iba bien a pichinga y, claro ya tu papá bolo era otra cosa armó un gran
relajo y, mejor pusieron al otro candidato y le decían “Puta Don Roberto es que
usted jodió el ayote pa’que se hartó esa pacha de guaro puras babosadas llegó
hablar allá”.

La verdad Roberto con su pacha se ponía hablar puras babosadas, lo que de bueno
era tan cabal, tan correcto, pero, ya con tantito que el guaro lo agarrara. No porque
el tenía sus partidarios, Don Oscar creo que se llamaba el señor que creo era de la
Villa El Triunfo, mucho lo quería, pero, yo creo que envés de agarrar para donde era
la reunión se fue a buscar las otras cantinas y, Don Oscar allá esperándolo con la
gente y yo esperándolo con gallina porque Don Oscar me dice “Prepara almuerzo
señora porque yo sé que esta la tenemos” pero, lo que no pensó es que los otros le
iban a ir a dar la pachita de guaro. Yo recuerdo que la vi venir porque, yo iba a
vender leche que, me llevaban de la finca, la niña Mercedes siempre me daba mis
ocho diez litros pa’que los vendiera cuando vi que el hombre estaba allí en el
pasadizo “Ya está tomando Roberto me dije” ya sabían que picándolo lo mandaban
a buscar las cantinas ya no llegó a firmar las actas entonces, ganó el otro.

Desde entonces ya ni me metía andar sabiendo de eso de los partidos. En Jiquilisco


hubo una gran bulla con lo de Canesa un señor que era buena gente Don Roberto
Canesa entre todos los Canesa, nosotros íbamos a vender a la Hacienda San

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Ambrosio claro cuando mas cipota. La esposa creo que se llamaba Piarret, esa
señora cuando estaban allí ponía a repartir atol con pan para los niños. Todos
contaban lo generosa que era porque, el tío Dubón estuvo de guardabosque, allí
había botiquín, cuando el señor estaba allí en temporadas, cualquiera que llegaba
enfermo allí había medicina si no había, inmediatamente lo mandaban para el
hospital de Santiago. ¿A los otros les valían sus trabajadores ai que vieran cómo
hacían por qué? Y eso lo conocí por boca de la gente y, eso quizá fue desde la
fundación de esa familia Don Ambrosio era bueno porque, en pocas haciendas los
colonos permanecen trabajando allí porque aprecian a sus patrones fijate, está la
entrada que viene de la calle vieja de Santiago para Usulután así da la vuelta la calle
y, aquí está el primer zaguán pero, eso es largo como de tres cuadras a ambos
lados, son cuarterías para los colonos y, de allí sigue como una vueltecita hoy, no
sé cómo estará, salía a la par de la hacienda otra cuartería y, luego las gentes de
enfrente, como allí ya eran los cafetales hacían sus casitas. Eso era cuando legaban
ellos a administrar San Ambrosio, toda la gente decía “Ah no cuando le toca que
está aquí la niña Piarret y Don Roberto ya la calamos”.

Así los sucesos de Jiquilisco, fue que lo planearon bien y, el contrincante lo que
tenía era el cuello con la Guardia, en solo la entrada lo agarraron y, pobrecito el
señor lo malmataron y, luego la amargura. Hoy no ves que hasta los hijos son así,
“que este mi tata no me quiera dar nada” y si son de pisto peor, pero, cuando se
muere le voy hacer un musoleo ya ves, en Jiquilisco después le mandaron hacer la
estatua en el parque. Que cuando están de capa caída toda descuidada y shuca.

VII

¿Qué cuándo apareció papa Toño? Pues en la chupa fue que llegó, al Puerto no
conocía solo hasta Jiquilisco, como todo bolo llegaba y agarraba camino. En una
ocasión después de muerto Roberto, vengo lo recojo y lo llevo para allí, ¿y qué fue
hacer? Se embola y le va vender los sacos a Don Rafail, los que usaban los
cortadores de algodón, dicha que los sacos vacíos pobrecito papa Toño. Bueno
pero, esa vez le dije “Aquí están dieciocho pesos, aquí está esta mudada y usted
se me va cuando se terminé las ganas de chupar puede venir pero, así borracho

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no” y Don Rafail “Nombre esta Julia si que es jodida ni el tata se le libra vení
echémonos un vergazo Toñito y, no le tengas miedo a la Julia hombee” y, el “No
hoy no tomo ya me voy a ver la gente” porque un tiempo lo tuvo como administrador
pues antes de que le fuera a vender los sacos, bien bonito y bien portado pero,
cuando nosotros tuvimos que venir a San Salvador y Don Rafail que debió de
haberlo picado y cuando vio que no tenía pisto púchica ai fue que agarró los sacos
y se los fue a vender allí al Puerto a Don Luis Calderón, a chico Castellón y a Don
Salvador Pineda , ya había agarrado la chupa, Castellón fue el que me dijo “ Por Ai
anda Toñito vendiéndole los sacos a Rafail” pues cuando le pasó fue que lo corrí
porque yo ya vendía cortes y mudadas con los centavos que me regaló la niña
Consuelo, ella me regaló cien pesos entonces, ya compraba mercadería para ir a
vender allá. “Vaya le dije aquí está la camisa y esta otra ropa y aquí está este corte
y ocho pesos pa’que mande hacer el pantalón y ocho pesos, pa’que coma los
primeros días y de allí haga el modo, trate la manera de componerse, ai cuando ya
mire que ya se le quitó la gana de chupar si quiere venir venga eso es si quiere, yo
aquí burros no quiero”. Se fue papa Toño.

Y después de eso fue que se compuso, se metió a los alcohólicos anónimos y, fue
hasta Guatemala con ellos y, realmente abandonó el vicio. Ya cuando vino me traía
unos porrones allá estábamos en la sandiyera cuando llegó, montón de fotos de
Guatemala de onde bía andado, ¿lo que es el bolo verdá?

VIII

La Gloria ya estaba allí. Ella llegó a vivir al Puerto cuando se murió tu papá, entonces
fue que llegó, ¿cómo yo tenía el ranchito te acordás vos veá? Donde vivía el quesero
entonces ya les dije que se fueran para allí y, lo peor es que le cuidé a la muchachita
porque la Gloria estuvo enferma entonces me hice cargo de la Cinia que, Carlos
como la quería porque Víctor le valían los cipotes, el chelito siempre fue bien
cariñoso y, la cipotía como lo quería y, cuando me la dejó se fue para Santiago a
traer a Chepe Toño y, luego que ya habían venido le dije “Entonces te venís a traer
una carreta de cocos pa’que empecés y, dije yo andar sacando que frijoles pues si
bien yo no estaba en abundancia la finca así era todavía daba sus cositas, cuando

20
la temporada de frutas había pisto porque se vendía ya, no habían vacas en ese
tiempo. Todavía cuando yo llegué había una gran chacara y, se hallaban hasta
maduros los grandes racimos de plátanos, llegaban las carretas el día lunes o el día
martes a veces, pero lo más el lunes llegaban dos tres carretas a traer hasta dos
mil plátanos cada una a quince pesos el cien porque, ¿a quince colones o diez
colones el cien que se vendía a diez centavos el plátano, ya allí nosotros quinientos
plátanos eran cincuenta pesos verdá? Si llevaban mil plátanos eran cien pesos.

Ya en ese tiempo cuando murió Roberto ya ni había matas de plátanos, ya solo la


cosechita de mangos y los cocos, ya todos viejos igual que yo ni daban. La cosa fue
que estaba la Cinia que ella no decía que se la llevaba y, aparte hoy traía a chepe
Toño y, yo te esperaba a vos ya en días y eso fue lo que me dijo papa Toño, al fin
se regresó y se llevó a la niña, pero, como a los tres o cuatro meses se le murió.
Vaya si pasé como un mes dando una carretada de cocos para que empezaran a
hacerse su vida en el pueblo, luego ya le dije, “Bueno Gloria este es el último viaje
de cocos que llevás a partir de ahora cuando vengás creo que, ya tenés pa’que los
comprés” yo digo que no era ser jodida, pues yo tenía que mandar a chapodar la
finca, no vayas a crer, peor cuando ya iba venir la niña Mercedes, yo me penqueaba
allí con el pobre Carlos y el pobre Víctor barriendo y limpiando como peones, había
que pagar quién cercara. Aah, pero la peor era la Anita, ese sí que púchica, es solo
pensaba en ella y los demás que queden con los ojos brollados, aquella solo estar
a la espera de que otros hagan y, ella ir a recoger, pobres mis hermanas, sufrieron
también y, hoy pues tienen sus recompensas así es la vida.

Bien, ya estaban la María Antonia y Chepe Toño era a los que había ido a traer y,
me dejaba a la pequeña que era la Cinia. La Anita no, ella se había quedado en
Santiago después fue que vino.

VIII

Amadeo ya desde jovencito empezó a trabajar en los barcos por temporada y, ya


después volvía a sembrar. En la parte de abajo era donde sembraban Castellón y
Salvador Pineda, allí hacían milpa después que ya se quedó en tierra. Pero por eso
digo que hasta los tatas somos jodidos, bien me acuerdo cuando Salvador Pineda

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decía “Puta mirá este Castellón como es de jodido ya jodió al cipote mirá” como
Amadeo quería trabajar la tierra el tata le dice ”Ai te vua dar unas dos manzanas “
allá en lo salado fijate, no si como digo siempre la estaca pa’que soque debe ser del
mismo palo, en los alado lo mandó pero viene y se le va dando al Amadeo penco
de milpa tamañas mazorcas, nosotros pasábamos con Roberto por allí y, me decía,
“Mirá que Mañeco jodió a Castellón mirá tronco de milpa” al siguiente año le quitó
la tierra esa y, le dio para arriba “Mirá hoy pasate para arriba” y, él se fue a sembrar
huerta, toda se le achicharró.

Amadeo dice que por eso es que le dio el solar donde vivimos por todo lo que lo
jodió. Otra vez lo hace que compre un revolver, buen revolver y, había el cine de
Gallardo y, el viejo loco que quería ir y, ya empezaba ser prohibido andar armado y,
se va meter al cine y, allí le perdió el revolver, la guardia se lo quitó. La Margarita
cuando se peleaban todo eso le sacó “Y por eso es que, en pago, que ni siquiera
cubre lo que le ha amolado la vida al pobre Amadeo porque, ese pedazo lo compró
con pisto de él mismo.

La niña Andrea un día platicándome del solar me contó “Es que este Castellón
conmigo aquí se armó de este solar que barato se lo di, le vendí la primer media
tareya y, luego que le vendiera la otra mitad pero que no tenía el pisto y, que le
preguntó a la Margarita que le guardaba el pisto a Amadeo pero que tenía que tener
la autorización del cipote, luego que Amadeo llegó y, dijo está bien se le va comprar
pero como era menor de edad se hicieron las compras a favor de Castellón no
porque a Amadeo le cuestan” Después le quise hacer la plática otra vez y, vas a
crer que dijo que no se acuerda, estas viejitas si son las que saben del antiguo
Puerto aunque enredadas, hace como tres años les homenajearon por cumplir los
cien años ¿Qué las conservarán como reliquias? Con que no han conservado el
muelle que hoy con el turismo tal vez sirviera haciendo plata.

En ese tiempo papa Toño se radicó en Jiquilisco y, se hizo de su zapatería que, fue
la que se quedó la última vieja que tuvo y, la mama Carmen se radicó en el Puerto.
Allí fue que volvió andar en lo de los partidos, aunque ya no como antes, el se metió
a la UNO anduvo en comités, aunque ya estaba viejo y, se acordaba de las jodidas

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que había llevado. Ya el Puerto empezaba de nuevo a tener movimiento no era
shuco como hoy. Legaban carretas de todos los alrededores a bañar, el tío Salvador
se llegaba hacer temporadas a veces cuando no era la semana santa, se pedía las
vacaciones allí por noviembre o si no en la luna de febrero, ai nos íbamos al mar
púchica es que era alegre, otra cosa la corta de algodón era en esa época, de allí
del Jobal salían las bangadas en el corsario le decían que, en la noche según la
marea verdá y, era aquel carretal que como se sentía a la medianoche hasta la
vuelta de las ruedas, eran los hombres que iban a fletar, ya no eran los barcos que
levaban sino que estos sacaban el algodón de todas esas islas para traerlo aquí al
tren. Por eso es que quizás se había arruinado esa calle que, cuando dijo a bajar la
correntada la tierra deshecha se la llevó para el mar y, se hizo toda esa zanja, se
fue perdiendo todo eso, porque de ai del Jobal toda la santa noche va de pasar
carretas para ai a Jiquilisco a dejar algodón para mandarlo en el tren. ¿Había
actividad de trabajo verdá? Fijate todo eso falta, aunque, hoy hay una actividad el
coco, solo que hoy salen en camión.

Bueno la pesca, el primero que llegó fue Mr. Harworth con un barquito después ya
llevó otro y, eran dos, de allí llegó Muyshondth que, fue el que puso la primer
moledora de hielo quizás por ai por el cincuenta y seis, pero, todavía en una casita
de madera donde está hoy la capitanía. Después es que empezaron a construir la
PEZCA SA y ya luego la ATARRAYA. Pero todavía entonces yo creo que era mejor
el Puerto de antes, aunque, la gente no tuvo necesidad de irse porque púchica hoy
hay gente allí que es molote, hasta de aquí de San Salvador que hoy ya son marinos
¿Refugiados? Qué buscando la riqueza dicen ellos y, hoy ya no hay ni chorizos allí,
no hay ni chichimecas bueno, con decir que ni mionas hasta esas se terminaron
hoy. La gente decía que eran veneno y, hoy como se acabaron los curiles a darle al
casco de burro y las mionas y, los punches todo se lo van acabar. Hoy están
volviendo a salir las chilipucas de antes hasta yo sembré una mi mata de chilipucas
porque esas abundan, aunque, no es lo mismo que el frijol, pero, antes ni caso se
les hacían. También en veces es que uno es el haragán mirá esa matita de
chilipucas cuanto se le ha sacado y al loroco y, yo que solo nerviosa vivía que a que
horas la segunda corta me salía amarga cómo la vez cuando se murió mi abuelita.

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Que mi tío Cheyo como era un gentío que llegaba a verlo y, ya topado con el pisto
tanto que estaba gastando y, un día dijo, “Por la gran puta allí está ese poco de
chilipucas y, aquí tienen estos dos pesos, compren unos dos pesos de hueso de
tunco para esa gente para que les den de almorzar” se fue y, dicen a cocer las
chilipucas, voy llegando yo con la Zinia “Ah aquí viene la Julia dale un plato de sopa
de chilipucas” fui de las primeras que me atendieron, puta si eso amargaba “Miren
pero mirá Rosa Emilia y está sopa porque amarga?” porque entonces era algo
cómodo el hueso puta y, el gran podazón de hueso pero era una retamara de
amarga, así es que yo pensaba que, a que horas nos salen amargas las chilipucas.

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