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SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL TRANSITORIA DE LA

CORTE SUPREMA DE LA REPUBLICA.


CAS. N° 800-2002.
Dte. CAROLINA LIZETTE GAYOSO BENAVIDES
Ddo. PODER JUDICIAL (Procuraduría Pública).
Materia: Nulidad de Despido.
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AYUDA MEMORIA:

I.- LOS HECHOS ANTES DE MI DESPIDO.


1.1.) La actora en su condición de Coordinadora del Registro Nacional de Condenas, y Presidenta
de la Comisión Permanente de Procesos Administrativos Disciplinarios del Poder Judicial, con
fecha 07 de junio de 1999 denuncia administrativamente, ante el señor David Pezúa Vivanco
(ex Secretario de la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial) al señor Carlos Ayllón Muller (ex
Gerente de Servicios Judiciales), y a otros malos funcionarios, por atentar contra los
intereses del Poder Judicial, y haberle producido una pérdida de aproximadamente US $
70,000.00 dólares americanos y por no tomar medidas preventivas para superar el PIA 2000.

1.2.) El señor Pezúa, en vez de ordenar una investigación optó por apoyar al señor Ayllón,
interviniendo las acciones de control y despidiendo al auditor, poniendo las auditorías en manos de
los auditados.

1.3.) El 16 de junio de 1999 se nombra la Comisión Reestructuradora del Registro. El 21 de junio


de 1999 el señor Daniel Masias Abadía asume su Presidencia y procede a reincorporar al registro
personal que había sido retirado por ser descalificado, denunciado o prontuariado. Contra esta
decisión expresó mi disconformidad mediante Oficio N° 945-CORNAC de 02 de agosto de 1999.

1.4.) El 03 de agosto de 1999 recibo el Oficio N° 1637-99 donde el señor Ayllón me prohibe toda
comunicación con mis superiores.

1.5.) El 12 de setiembre de 1999, asisto a una reunión en el Area de Desarrollo de Sistema a


instancia de la Gerencia de Informática de la Gerencia central de la Reforma. Me opuse a la
aprobación de un nuevo software por que era un atentado contra el patrimonio del Estado y del
Poder judicial y un negocio de los funcionarios que había denunciado por irregularidades, pero,
además, por que se pretendía violar el principio de reserva prescrito taxativamente en la ley penal y
que en mi condición de responsable del Registro Nacional de Condenas estaba obligada a
denunciar.

1.6.) El 17 de setiembre de 1999, en represalia, el señor Ayllón, conjuntamente con otros


funcionarios, siendo las 8:00 am, interviene el Registro Nacional de Condenas, presuntamente para
una entrega de cargo e inventario y poner a la actora a disposición de la Supervisión de Personal.
Sin embrago en esta incursión, que duró hasta las 0.30 del día siguiente, se hizo con la presencia
de otros funcionarios del Poder judicial, de efectivos policiales, de los Fiscales Provinciales de la
Tercera Fiscalía Penal de Lima y de Prevención del Delito. Se levantó una Acta de entrega de
cargo e inventario, donde no aparece la causa que justifique la intervención de los Fiscales.

1.7.) El 20 de setiembre de 1999 denuncio estos hechos ante la Contraloría de la República.

1.8.) El 22 de setiembre de 1999, mediante Memórandum N° 865-99-GG-GAF-SP-PJ de fecha 22


de setiembre de 1999, se ordena mi reubicación o cambio de puesto del Registro Central de
Condenas a la Gerencia de Operaciones de Centros Juveniles, en evidente acto de hostilidad.

1.9.) El 24 de setiembre de 1999 denuncio penalmente a Carlos Ayllón Muller, Gerente de Servicios
Judiciales, y a otros funcionarios del Poder Judicial, por abuso de autoridad, violación de la libertad
personal, violación de la intimidad y daños en mi agravio y del Estado.

1.10.) El 06 de octubre de 1999 me remiten la Carta de Pre-Aviso de Despido, inventando una


causal para mi despido por presunta falta grave laboral, contenida en el literal a) del artículo 25° del
Decreto Supremo 003-97-TR., presuntamente consistente en: 1.) Haber permitido la permanencia y
constante presencia del señor Víctor Riega Quintana en la Oficina de la Jefatura del Registro
Central de Condenas, durante toda la jornada laboral, por más de un año y medio, admitiendo que
actuó como "Sub-jefe"; 2.) Haber triturado aproximadamente 1000 certificados de antecedentes
penales sin guardar las formalidades de Ley para hacerlo, según se evidencia del acta levantada
en presencia del representante del Ministerio Público con fecha 17 de setiembre de 1999; 3.) Haber
guardado indebidamente 500 certificados de antecedentes penales en blanco fuera de las
instalaciones del Registro Central de Condenas; y 4.) Haber guardado fuera de las instalaciones
del Registro Central de Condenas Boletines de Condena de diversas personas condenadas, la
mayoría de ellos por Tráfico Ilícito de Drogas, lo que fue constatado por la Fiscal de Prevención del
delito con fecha 23 de setiembre de 1999.

1.11.) El ............ remito mi Carta de Descargos negando y contradiciendo las falsas imputaciones
de la Carta de Pre-Aviso.
1.12.) El 14 de octubre de 1999, me cursan la Carta de Despedida, aduciendo la misma falta grave
laboral y los cargos de la Carta de Pre-Aviso.

II.- LO QUE DICE LA JUDICATURA SOBRE LAS PRESUNTAS FALTAS GRAVES QUE, SEGÚN
LA DEMANDADA, DIERON ORIGEN A MI DESPIDO.

2.1.) En lo que respecta al hecho de haber permitido la permanente y constante presencia


del Sr. Víctor Riega Quintana en la Oficina de la Jefatura del Registro Central de Condenas,
durante toda la jornada laboral, por más de un año y medio admitiendo que actuó como
“Sub Jefe”.
Esta imputación es falsa, puesto que señor Riega ni permaneció en la Oficina de la Jefatura del
Registro Central de Condenas durante toda la jornada laboral y menos ocupó o actuó como “sub
jefe”, por que dicho cargo no existe en el Registro Central de Condenas conforme está corroborado
con el Cuadro de Asignación de Personal (CAP).

La Sentencia del a quo señala en su considerando Noveno que lo que está demostrado es que el
señor Víctor Riega Quintana “... estuvo colaborando con la demandada en la Oficina del Registro
de Condenas, (según carta de descargo de la demandante de fecha 13 de octubre a fojas 25)
hasta el 13 de mayo 1999 (según carta N° 323-99-GG-GAF-SP-PJ de fecha 13 de mayo de 1999 a
fojas 160), sin embargo después del operativo ocurrido el 17 de setiembre de 1999, se le reubica a
la actora en la Gerencia de Operaciones de Centro Juveniles, sin mediar represalia sobre la
permanencia del señor Riega, por lo que resulta inaúdito imputarle una causal que ya fue
convalidada por el principio de inmediatez, además de no haber acreditado perjuicio en
contra de la Institución o del referido Registro”

Este razonamiento es reiterado en la Sentencia de Vista, cuando el ad quem en su considerando


Noveno refiere: "... no consta que en la entrega de cargo se hubiera encontrado en el local al
señor Víctor Riega Quintana, si bien admite la demandada que se dio esa situación, sostiene que
ello ocurrió hasta mayo de 1999 (...)"; y en el Décimo "... siendo así al haber transcurrido más
de 6 meses desde que se detectara ese hecho, no podía la demandada invocarlo, para el
despido, por cuanto ello atenta contra el Principio Laboral de Inmediatez (...)".

Cabiendo acotar que el "Principio de Inmediatez" se encuentra contemplado en el último párrafo


del artículo 31° del Decreto Supremo N° 003-97-TR, siendo así lo discernido por el a quo y el ad
quem, en éste extremo, está arreglado a derecho y acorde con la doctrina jurisprudencial sobre la
materia.
2.2.) Sobre el hecho de haber triturado aproximadamente 1,000 Certificados de Antecedentes
Penales sin guardar las formalidades de Ley para hacerlo, según se evidencia del acta
levantada en presencia del representante del Ministerio Público con fecha 17 de setiembre
de 1999.
Esta segunda imputación también es falsa. Está demostrado en autos que dentro de mis facultades
estaba la de destruir formatos o certificados para que terceras personas no pudieran darle un mal
uso, por ser documentos del Registro Central de Condenas. Esto tenía que hacerlo dentro del
plazo de tres meses, contados desde la fecha de su expedición; era parte de mi función destruir,
triturar o incinerar los certificados emitidos, y que no fueron retirados por los interesados y/o
inutilizados en el proceso de elaboración. Jamás deje de cumplir con esta responsabilidad y,
acatando las formalidades establecidas para estos casos, previamente oficiaba e informaba a
Inspectoría del Poder Judicial, a la ex Gerencia de Servicios Judiciales y a la Supervisión de
Tesorería para su aprobación y participación en la destrucción, levantando el Acta respectiva.

El 17 de setiembre de 1999, día del simulado y siniestro operativo, consta en el Acta que ante el
representante del Ministerio Público solicité una Auditoría, puesto que el Sistema autogeneraba un
número, por el cual todo acceso quedaba marcado en el Sistema, en perfecto orden correlativo que
respondía al número del ticket con código de barras, que se le daba a cada uno de los usuarios. Lo
que era fácil de corroborar con una Auditoría, que dados estos mecanismos de control y seguridad
existentes en el Sistema del Registro Central de Condenas, hubiera establecido que no hubo
ninguna irregularidad de mi parte y la temeridad de esta acusación.

El a quo pronunciándose sobre éste extremo, entre otras afirmaciones, en el referido considerando
Noveno señala “...que asimismo se advierte de los recaudos presentados por la actora de
fojas 306 a 314 que era política y en cumplimiento de mandato superior comunicar a la
Inspectoría General del Poder Judicial, la incineración o destrucción de los formularios en
blanco de antecedentes penales, deteriorados y/o inutilizados en el proceso, así como
también de las tasas judiciales, consecuentemente esta práctica desvirtúa la causal
imputada”.

En la Sentencia de Vista, sobre éste punto, en el considerando Décimo Quinto, señala: "... sin
embargo con respecto al número de 1,000 certificados de antecedentes penales, oportunidad y
lugar que fueron ubicados, no existe la prueba cierta y fehaciente que sea responsabilidad de
la demandante, ya que tal hecho no se detectaron con su presencia (...)"

Aseveraciones de la Judicatura valorando los hechos que confirman mis expresiones sobre éste
extremo y la inconsistencia de la falaz imputación de la demandada en éste punto.
2.3.) En lo inherente a haber guardado indebidamente 500 Certificados de Antecedentes
Penales en blanco fuera de las instalaciones del Registro Central de Condenas.
Acusación también falsa, puesto que los aludidos 500 Certificados de Antecedentes Penales en
blanco, no eran tales, sino formularios inutilizables e intocables, por obsoletos y
discontinuados, y ser cuerpo del delito imputado al Dr. Maurelio Contreras, ex Jefe del Registro
Central de Condenas, respectivamente.

Sobre esta imputación, el a quo señala “(...) se da cuenta de su antigüedad correspondiendo a


la gestión de su antecesor, corroborado con la declaración indagatoria de doña María
Guerrero Vélez de Villa ante el Fiscal Provincial a fojas 564-566, en la que refirió que cuando
asumió el cargo el 17 de julio de 1999 ya obraba dicha documentación en el referido anaquel
la misma que fue puesto en conocimiento por la demandante, y que eso fue lo que se
encontró el día 22 de setiembre de 1999, agregando además que al 17 de julio de 1996 la
CPPDA/PJ funcionaba en el segundo piso del Palacio de Justicia, donde también
funcionaba el Registro Nacional de Condenas, causándole extrañeza que al ser trasladado
el Registro Central de Condenas a su sede actual sito primer piso del Edificio de la cuadra
cinco de la Av. Abancay, dicho anaquel no fuera trasladado a la nueva sede (...)" . Y, además,
agrega que esta imputación queda desvirtuada con el contenido del Memorándum N° 200-97-PJ-
GEP-A de 28 de febrero de 1997 (Anexo 10.E de mi escrito del 03.10.2002) que dirigiera el ex
Gerente de Administración a otro Gerente del Poder Judicial, solicitándole que contrate una
empresa de mudanza para trasladar los bienes del Registro que aún quedaban en su local
originario del Palacio de Justicia, al local de la cuadra cinco de la Av Abancay, ex MEF. Con
este documento la Judicatura llega a la certeza de que la presunta falta que se me imputa es
inexistente, puesto que se estaba reclamando la mudanza de muebles y equipos que habían
quedado en la antigua oficina a la nueva sede del Registro Nacional de Condenas y por tanto
queda desvirtuada la afirmación de que por mi culpa los 500 Certificados de Antecedentes Penales
se encontraban fuera de las instalaciones del Registro Central de Condenas.

2.4.) En relación a haber guardado fuera de las instalaciones del Registro Nacional de
Condenas, Boletines de Condena de diversas personas condenadas, la mayoría de ellos por
Tráfico Ilícito de Drogas, cuyos hechos fueron constatados por la Fiscal de Prevención del
Delito con fecha 23 de setiembre de 1999.
Se trata de otra imputación falsa. En primer término habiéndose constatado la veracidad del
contenido de los 3 Boletines de Condenas encontrados, también se probó que los aludidos
Boletines estaban cargados al Sistema y contaban con su respectivos Testimonios de Condenas,
que no se trataba sólo de condenados por Tráfico Ilícito de Drogas sino también de procesados
por otros delitos; en segundo término, todos estos documentos estaban fuera de la nueva sede del
Registro, no por mi culpa, sino como consecuencia de la mudanza a la nueva sede que aún faltaba
concluir. Finalmente, los aludidos documentos, fueron encontrados dentro de un armario que
estaba con candado y premunido de todas las garantías de seguridad, puesto que se hallaba en
un ambiente cerrado dentro del Palacio de Justicia, el mismo que fue descerrajado el 23 de
setiembre de 1999 sin contar con mi presencia.

El a quo desestima la referida falta, por que, según señala, no se me puede imputar dicha causal
“(...) por cuanto no participó de dicho acto, pese a ser la actora principal de los hechos ocurridos y
sobre todo que cualquier hecho posterior podría afectarle, consecuentemente al habérsele
recortado su derecho de defensa al no haber sido partícipe del descerraje que se efectuara
según acta fiscal de fojas 519, de 23 de setiembre de 1999, es irrelevante como imputación
que pudiera contemplarse en contra de la accionante".

El ad quem sobre este punto, y en el que antecede, en su considerando Décimo Sexto, sostiene:
"... en relación con las otras faltas imputadas, de la existencia de 500 certificados de antecedentes
penales en blanco y otras de personas condenadas por tráfico ilícito de drogas, fuera de las
instalaciones del Registro de Condenas (...), esta situación fue advertida por doña María
Guerrero Vélez viuda de Villa, cuando asumió el cargo el 17 de julio de 1996, lo que
concuerda con lo manifestado por la demandante, en el sentido que fue lo que quedó
cuando hicieron el traslado de local y se pedía apoyo para el traslado, afirmación que se
corrobora, con el memorándum N° 200-97-Pj GEP-A (...)"

De lo que antecede fluye con toda claridad que las presuntas faltas graves que me imputa la
demandada, jamás han existido o son meras afirmaciones suyas para pretender justificar un
despido, que a todas luces es injustificado y contrario a ley.

III.- SOBRE EL RECURSO DE CASACION INTERPUESTO POR LA PROCURADURIA


PUBLICA.
3.1.) El Recurso de Casación de la señora Procuradora Pública, contraviniendo la Ley, busca la
revisión de los hechos que motivaron mi injusto despido. Empero, los artículos 54° y 56° de la Ley
N° 26636, modificada por la Ley N° 27201 del 23.12.98, expresa que son fines esenciales de la
casación en materia laboral: a) La correcta aplicación e interpretación de las normas
materiales del Derecho Laboral (...); y b) La unificación de la jurisprudencia laboral (...); y
son causales para interponer el Recurso de Casación la aplicación indebida, la
interpretación errónea y la inaplicación de una norma de derecho material.

3.2.) Los magistrados deben limitarse única y exclusivamente a examinar si en la recurrida existe o
no infracción a la Ley. No deben dar pábulo a una nueva revisión de las pruebas aportadas por las
partes, como lo solicita la señora Procuradora, ni de las conclusiones del Juez inferior en grado. Y
estando a que la señora Procuradora, sustenta su Recurso de Casación: 1.) En la Aplicación
Indebida del inc. c) del art. 29° del Decreto Supremo N° 03-97-TR; y 2.) En la Inaplicación del inc.
a) del art. 24° y el inc. a) del art. 25° del Decreto Supremo N° 03-97-TR, éste debió declararse
inadmisible o improcedente como lo han hecho en discordia, los vocales, señores Drs. JAVIER
ROMAN SANTISTEBAN y EDMUNDO VILLACORTA RAMIREZ, por imperio de la Ley y uniforme
y reiterada jurisprudencia al respecto.

3.3.) En lo que atañe a la presunta aplicación indebida del inc. c) del art. 29° de la “Ley de
Productividad y Competitividad Laboral”, como lo expresa la señora Procuradora, es falso, puesto
que ésta norma ampara al trabajador contra el despido motivado por haber presentado una queja o
participar en un proceso contra el empleador ante las autoridades competentes. Y conforme hemos
visto precedentemente el a quo y ad quem en sendos pronunciamientos han señalado que los
presupuestos procesal para la tipicidad de la causa de mi despido se han dado, por lo que han
declarado nulo mi despido por esta causal. Este punto es materia del considerando Cuarto de la
Resolución en discordia, suscrita por los magistrados Drs. ROMAN y VILLACORTA, que
contradice con enjundiosos argumentos la Resolución que suscriben en mayoría los vocales Drs.
JOSE INFANTES VARGAS, LUIS RODRIGUEZ ESQUECHE y ROBERTO ACEVEDO MENA, y
donde ad literam afirman "Que las imputaciones vertidas contra la actora respecto a la
comisión de faltas graves, fueron compulsadas y decididas en sendas instancias de mérito,
tal como consta en los considerandos décimo tercero al décimo sexto de la sentencia de
primera instancia y el considerando décimo sétimo de segunda instancia;
consecuentemente estos hechos ya no pueden ser revisados en sede casatoria".

3.4.) Así mismo, está acreditado en autos que recurrí ante la Fiscalía en queja por los delitos de
abuso de autoridad y violación a la libertad personal en mi contra, y ante el Octavo Juzgado
Laboral (Exp. N° 409-99) por hostilización respectivamente, en contra de los funcionarios de la
Gerencia de Servicios Judiciales y otros, como representantes del Poder Judicial y no como
personas naturales. Los ilícitos en que incurrieron estos funcionarios, fue haciendo las veces de mi
empleador, lo que refuta cualquier otra afirmación distinta, como la contenida en el considerando
Tercero de la Resolución en mayoría, donde se sostiene "que mi denuncia contra tales
funcionarios fue en su condición de personas naturales que prestaban servicios al Poder
Judicial, con los que se descarta el nexo causal entre los hechos y el despido. Este aserto es
un argumento ecléptico e insostenible, si nos atenemos al contenido de mi denuncia penal y mi
demanda laboral, y lo discernido en el considerando Sexto de la Resolución de los magistrados
Drs. ROMAN y VILLACORTA, que dice: "Que, el Poder Judicial es el órgano del Estado
encargado de administrar justicia en el país, que consiste en decir el Derecho; en
consecuencia este Poder del Estado es un ente jurídico incapaz de cometer por si solo
delitos, sino que son las personas que las dirigen las que pueden cometer los ilícitos
penales que la involucran, sin que ello signifique que entre ellos no se guardan una
estrechísima relación (...); que siendo ello así, resulta obvio que las denuncias presentadas
por la actora contra los ocho funcionarios del Poder Judicial permiten satisfacer la
exigencia establecida en el inciso c) del artículo veintinueve del Decreto Supremo número
cero cero tres guión noventisiete guión TR, al estar la accionante participando en un
proceso judicial contra los funcionarios de su empleadora ante las autoridades
competentes, antes del inicio de su despido (...)", por esta razón declaran IMPROCEDENTE el
Recurso de Casación.

3.5.) En consecuencia al no haber incurrido en las faltas graves reguladas por el inc. a) del art. 24°
y en inc. a) del art. 25° del Decreto Supremo N° 03-97-TR, mi despido es injustificado y las
imputaciones que me hizo la demandada en su carta de despido totalmente inconsistentes y/o
falsas, y así lo han corroborado el a quo y el ad quem en sendos pronunciamientos declarando
NULO MI DESPIDO, y por ello mismo se ha debido desestimar el Recurso de Casación, conforme
lo han hecho en discordia dos vocales de la Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República, por que es falso que no haya existido el nexo de
causalidad entre mi denuncia y mi demanda contra los funcionarios de la emplazada, puesto que
estas acciones las dirigí contra ellos en su condición de representantes del Poder Judicial y no
como personas naturales, como sostienen incorrectamente en la Resolución en mayoría.

3.6.) De otra parte, he recaudado a los autos la copia simple del Dictamen Fiscal N° 635-2003-
2da. FSP-MP-FN del 21.04.2003, sobre Queja de Derecho, por denegatoria del Recurso de
Nulidad, interpuesta por la Procuraduría Pública, contra la Resolución del 28.06.2002 que
CONFIRMA la Sentencia del 25.04.2002, que FALLA: ABSOLVIENDO a Víctor Juan de la Cruz
Riega Quintana y a Carolina Lizette Gayoso Benavides, la 2da. Fiscalía Suprema Penal opina por
que se declare INFUNDADA la queja (Queja N° 224-2003). Así mismo la copia simple del fallo del
05.05.2003, expedido por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, declarando IMPROCEDENTE el Recurso de Queja de Derecho formulado por la señora
Procuradora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, en la instrucción seguida
contra Víctor Juan De La Cruz Riega Quintana y Carolina Lizette Gayoso Benavides (R.Q. N° 224-
2003).

3.7.) Siendo esto así, por estar demostrado en autos que en la vía penal los cargos que me
imputaron para resolver mi Contrato de Trabajo han sido considerados infundados; también por
esta razón el Recurso de Casación debió desestimarse y declararlo IMPROCEDENTE o en su
caso INFUNDADO.

IV.- DICTAMEN FISCAL.


Con fecha 09.12.2003 me notifican el Dictamen Fiscal N° 2445-2003-MP-FN-FSCA del 20.11.2003,
donde el Fiscal Supremo Titular en lo Contencioso Administrativo, Dr. Percy Peñaranda Portugal,
opina por que se DECLARE INFUNDADO EL RECURSO DE CASACION por la causal prevista en
el inciso 1 del Art. 386° del Código Procesal Civil, concordado con el inciso a) del Art. 56° de la Ley
Procesal de Trabajo, sustentando tal posición, entre otros argumentos, en los siguientes:

"Que, al respecto es de valorar el supuesto que en esta instancia no corresponde valorar las
pruebas actuadas en autos (...); habiendo las instancias inferiores determinado, en base a la
valoración de las pruebas actuadas en autos, que la demandante no ha incurrido en falta
grave que justifique su despido, dicho supuesto no está en cuestión (...)".

"... que los denunciados por la demandante, lo fueron en su calidad de funcionarios de la


entidad demandada, ello importa que dicha denuncia se vincule con la labor que como
funcionarios de la demandada ejercían los denunciados, por tanto, al proceder a despedir a
la demandante, dicho acto no lo realizan como personas naturales, sino como funcionarios
de la entidad demandada, (...) siendo ello así, es coherente el criterio de la instancia inferior
en considerar que la decisión del despido tuvo como motivo la denuncia formulada por la
demandante contra funcionarios de la demandada".

Este Dictamen Fiscal no hace otra cosa que corroborar lo discernido en discordia por los señores
Vocales Supremos Drs. JAVIER ROMAN SANTISTEBAN y EDMUNDO VILLCORTA RAMIREZ,
que consideran que el Recurso de Casación es IMPROCEDENTE.

V.- A MANERA DE RESUMEN.


1°) No está probado que haya incurrido en falta grave laboral, contemplada en el literal a) del
artículo 25° del Decreto Supremo N° 003-97-TR (“Ley de Productividad y Competitividad Laboral”).

2°) Mi despido se ha producido por haber presentado una denuncia en la vía administrativa y,
ulteriormente, en la vía penal contra los actos irregulares y dolosos del señor Carlos Ayllón Muller y
otros funcionarios del Poder Judicial, en salvaguarda de mi condición de Coordinadora y Jefa del
Registro Nacional de Condenas y del patrimonio del Estado, entre otras cosas.

3°) La causal invocada para sustentar mi demanda de nulidad de despido, está claramente
regulada por el inciso c) del artículo 29° del Decreto Supremo N° 003-97-TR., y totalmente
amparada por uniformes y reiterados pronunciamientos jurisdiccionales.

4°) Los fallos emitidos por el a quo y ad quem, se han producido conforme a los hechos y al
derecho.
5°) El Dictamen del Señor Fiscal Supremo en lo Contencioso Administrativo opina por que se
declare Infundado el Recurso de Casación.

6°) El Recurso de Casación se debe desestimar, por que los fallos producidos en las instancias
inferiores están arreglados a Ley.

Lima, 09 de enero del 2004.

CAROLINA LIZETTE GAYOSO BENAVIDES

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