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FOLCLOR:

“Arte típico nacido del alma popular, empírico, profundamente insertado en sus
tradiciones, y por lo mismo permanece estable, es de lenta evolución y siempre
conserva sus características fundamentales, afinadas en el transcurso del tiempo,
la educación y el progreso. Es decir, no es un arte estancado, pero sí
eminentemente tradicional, no se transforma, pero sí se embellece y utiliza”
(Gonzalez,2015)

Incluye, por lo tanto, las leyendas, los cuentos, las danzas, las tradiciones, la música
y multitud de expresiones artísticas diversas.

HECHO FOLCLÓRICO:

El hecho folclórico es absolutamente irreductible a cualquier otro patrimonio popular.


Es más, en cuanto generación expresiva de una constante tradicional, no podríamos
hoy hablar de "neo-folclore", aunque en realidad estemos asistiendo a nuevos tipos
de generaciones folclóricas (sería interesante relacionar la posible huella a
posteriori en la asimilación popular -si bien urbana- de fenómenos como los
acontecimientos deportivos, las concentraciones masivas intencionales, las
prácticas culinarias, incluso la huida vacacional al campo, etc.). Estas nuevas
formas, aún sin tradición, pueden estar sometidas históricamente al mismo proceso
de generación folclórica: deformación mítica, advenimiento de una leyenda,
transposición acrítica, y expresión distintiva según los grupos actores. Sin embargo,
existe un impedimento para tal generación: el hecho folclórico, en tanto expresión
de la tradición de un sentido y dentro de unos límites muy concretos
(fundamentalmente étnicos y sociológicos) no es un "hecho", sino una "voz".

Así podríamos decir, aunque tal vez fuera gratuito, que actualmente no asistimos a
nuevas generaciones folclóricas y esto, sencillamente, porque no existe el
transporte verbal dentro de unos tipos sociológicos eminentemente urbanos. El
folclore (entendiendo aquí, habrá de decirlo, por folclore su más aceptado sentido:
el aspecto verbal de la cultura que institucionaliza los mitos, las leyendas, la

ANA JULIA SALGADO HORTA. Docente danza EFAC. Septiembre 2020


literatura y los proverbios, así como todos los gestos y usos de una comunidad
racial) es un lenguaje rudimentario, preindustrial, en el que basándose en unos
significantes poco articulados -si bien, su preconcepción debería ser sometida a un
estudio de los orígenes-, escenifica unos significados inamovibles, de sentido
horizontal y absolutos. Por tanto, el signo folclórico, en cuanto voz transferida, no
posee ambigüedades: su valor es la transmisión concretizada en un hecho (festivo
o cotidiano) por medio de un gesto ancestral.

A través del estudio de las tradiciones populares, consideradas como producto de


una agrupación étnica, los hechos folclóricos, constantemente asimilables a una voz
incierta y descolocada, parecen estar configurados por un movimiento de
causalidad. Efectivamente, esa voz que se traslada de generación en generación y
que va germinando dentro de las costumbres (ya sean festivas o no) una expresión,
no tiene su origen en la masa -la masa es infecunda-, sino que arrancan de un
anonimato virtuoso, especial, que luego deviene popular y cuya traslación por las
diferentes carencias de sentido de las cosas y los efectos va a dar como único fruto
eso que se ha venido a llamar "tradición". La tradición, por tanto, no es el gesto
aleatorio y repetitivo de un grupo. Es la sucesiva compaginación causal de unos
hechos "importantes" para la comunidad a partir de los siguientes criterios
selectivos: el código primitivo de lo útil contra lo innecesario (el arabesco, por
ejemplo, y aunque parezca lo contrario, es antinómico al folclore), unas fórmulas de
lenguaje no sólo hablado -el vestir, los trajes, sugieren unas formas de lenguaje, en
cuanto significan, estereotipadas, pero cuyo origen es la utilidad concreta: una
festividad, o el uso cotidiano de un tipo social -lavandera, panadera, segadora...-.
He aquí un lugar desde el que se explican los orígenes ("el folclore es un 'topos'",
decía Barthes): la magia y la brujería, una sabiduría y una ciencia, e incluso una
literatura del amor, el divertimento, o la muerte. Pero es quizá en la artesanía
ceramista donde este fenómeno de dialéctica natural que rodea al folclore se
cristaliza mejor: los rasgos distintivos que se van transmitiendo de mano en mano
en la realización de útiles necesarios al grupo, de uso común o festivo, no son fruto
de una concepción artística a priori, sino de una especificidad étnica basada en la
climatología, las necesidades, los usos y las palabras. El lenguaje no nace de la
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cosa, por el contrario, la cosa, al ser nombrada, o mejor aún, desde que es
nombrada, existe.

En conclusión, podemos afirmar que para que un hecho sea considerado folclórico,
debe llenar una serie de condiciones, entre las que hay dos muy importantes: que
haya sido del pueblo, por el aporte colectivo de la gente; que haya arraigado en el
pueblo sufriendo la prueba del tiempo.

TRADICIÓN: Todos los conocimientos del pueblo, el saber popular, las creencias
colectivas. La palabra tradición se deriva del verbo latino “trado” que significa “yo
entrego”, es por ello que tradición es todo lo que una generación entrega a otra.
(Abadía, 1970)

El folclor para ser estudiado comprende cuatro ramas: folclor literario, folclor
musical, folclor coreográfico y folclor Demosófico.

El folclor coreográfico estudia solamente las danzas, ya sean tradicionales, nativas


o mestizas.

INFLUENCIAS DE LAS DANZAS FOLCLÓRICAS COLOMBIANAS

El hombre colombiano es producto de la mezcla de tres razas: blanco, indio y negro


(afro-hispánico-indio) y por consecuencia lógica, de estas tres razas ha recibido
aportes biológicos y culturales.

Debido a esta mezcla y a las condiciones geográficas nuestro país es uno de los
más ricos en su aspecto folclórico. Claro está que no todo acervo cultural popular
lleva estos tres sellos; habrá algunos en que la mezcla no es sino de dos razas; y
habrá otro en los cuales la pureza de la raza se conserva íntegramente.

En cuanto a las danzas, tenemos entonces: danzas triétnica – danzas resultantes


de dos configuraciones humanas y danzas uni-raciales. El primer elemento que
integra las danzas nacionales es el étnico.

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Desde los primeros tiempos de la colonización, los españoles trajeron al Nuevo
Continente sus danzas, junto con otras europeas que conocían; entre ellas pueden
mencionarse: el pasillo, la polca, la contradanza, las cuadrillas, la mazurca, el
fandango y el bolero.

Con el correr del tiempo, a medica que el elemento social se iba modificando por el
incremento de los nativos que tenían gustos y caracteres diferentes a los de los
peninsulares, las danzas españolas y europeas fueron sufriendo un proceso lento
de adaptación, de “acriollamiento”, comenzando a bailarse a la manera del país.

Según varios autores, está probado que el siglo XVII se bailaban en la América
hispana, danzas que no eran ni españolas ni indígenas.

Ya entrado el siglo XIX, a partir de la época de la independencia, los criollos,


basados en elementos musicales, coreográficos, poéticos y arguméntales, de las
antiguas danzas españolas y europeas, crearon otras de neto saber vernáculo,
dándole nuevos nombres y especiales características.

Así nacieron en nuestro país y en los vecinos muchas de nuestras danzas


tradicionales, colectiva y anónimamente, sin autor o autores determinados.

Los otros pueblos de nuestro territorio americano, como los indígenas, tuvieron muy
escasa o ninguna influencia sobre nuestras danzas. Más bien los negros tuvieron
gran influencia en la formación de nuestros bailes costeños; practicaron siempre sus
bailes de tambor y la herencia mayor que nos dejaron es la forma de tocar el bombo
y el tambor criollo.

Danzas nativas y tradicionales son las que pertenecen al acervo vernáculo


colombiano, las que se crearon en el país; pero como no es tan fácil especificarlo
siempre, se ha generalizado el concepto de que también son nativas las que, de
origen incierto o extranjero, fueron practicadas por nuestros antepasados sufriendo
un proceso de adaptación en su música, su coreografía, su texto, su argumento;
fueron asimiladas por el pueblo y recibieron carta de ciudadanía.

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Las danzas nativas y tradicionales no tienen autor o autores en particular, se llaman
DANZAS FOLCLORICAS, porque su estudio compete a la ciencia que estudia todas
las manifestaciones y creaciones colectivas del pueblo.

Pocas danzas en la actualidad y en contadas regiones aún conservan su vigencia


natural y se practican espontáneamente entre la población, sin mediar la acción de
maestros, folcloristas o tradicionalistas; estas son las que pertenecen al folclor vivo;
la mayor parte ya no se practican naturalmente, han caído en desuso o en el olvido
y forman el folclor extinto, que los cultores de la tradición tratan de revivir.

MAPEO DANZAS AIRES Y DANZAS FOLCLÓRICAS REGIÓN ANDINA


COLOMBIANA:

NORTE DE SANTANDER:

Bailes como el pasillo, el merengue campesino, la mazurca, machetilla, torbellino,


torbellino redondo, polka, porro andino, vals criollo, danza, guacas

SANTANDER:

Torbellino arranca paja, torbellino del moño, el tres, el baile del chulo, el corpus
cristi, la labranza, los matachines, diablos, guabina, matrimonio campesino, rumba
jalada, rumba del norte.

BOYACÁ:

Guabina, torbellino, bambuco, La Manta redonda, la Manta Hilada, El tres, la rumba


criolla (rumba campesina y rumba guasca), Danza de las cintas (danza de la trenza,

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danza del cordón), el moño, el baile de la copa, el baile de la perdiz, el baile de la
botella.

CUNDINAMARCA:

Bambuco, rumba criolla, danza del trigo, pasillo, torbellino, guabina, merengue
campesino

ANTIOQUIA

Bambuco, pasillo, chottis, las vueltas antioqueñas, la redova, porro antioqueño, el


baile bravo, las vueltas sabaneras, contradanza, vals, danzón.

CALDAS:

Pasillo, bambuco, guabina, bunde, torbellino, contradanza, la caña, gallinacitos, el


sapo, el guatín, los toritos, vals andino, pasillo arria´o, polka, danzón.

RISARALDA:

Pasillo, polvero, baile bravo, bambuco, baile de los sopingueros, porro, polka, caña.

QUINDIO

Bambuco, pasillo, macheteros, guabina, polka, danzón.

CAUCA

Pasillo, bambuco sotareño, bambuco rioblanqueño, la fuga, el currulao, bambuco


patiano.

NARIÑO

Danza del carnaval, danza del castillero y sus guaguas, danza de la siembra o la
cosecha, danza del chigualo, la guaneña, las mojigangas, son sureño, sanjuanito,
bambuco

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HUILA

Bambuco, sanjuanero, rajaleña, rumba, guabina, caña,

TOLIMA

Bambuco, caña, sanjuanero, rajaleña, guabina, rumba criolla, pasillo ( Caña de los
trapiches, cañabrava, las lanzas, sanjuanero tolimense, la siembra, ofrendas,
estandartes, los monos, la jilada, carramplanes, matachines

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