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INTRODUCCION
La búsqueda de un crecimiento equilibrado y una mejor distribución geográfica de la riqueza y la
producción nacional ha llevado al gobierno a implementar políticas económicas tendientes a favorecer la
radicación de industrias en determinadas regiones.
El primer antecedente del régimen de promoción industrial en Argentina nace en la década del 40 y se
basaba en la protección arancelaria para sustituir importaciones. Desde entonces y hasta la actualidad, la
promoción industrial ha formado parte de políticas sectoriales orientada al desarrollo de determinadas
regiones del país, beneficiadas por el sistema.
Con la promulgación de la ley 22.021 del año 1979, se instaura para la provincia de La Rioja y luego se
extiende a San Luis, Catamarca y San Juan, un régimen de promoción Industrial, a través del cual la
empresa beneficiada por el mismo obtendría desgravaciones impositivas.
A través de esta ley se otorgaban ciertas franquicias impositivas para que nuevas empresas se radicasen
en la provincia de La Rioja. Estas franquicias impositivas consistían en la exención del pago del impuesto
a las ganancias, de derechos de importación y la liberación del IVA para la nueva empresa, y si la dueña
de esta nueva empresa era otra empresa, esta gozaba de la exención del impuesto a los capitales,
deducción del impuesto a las ganancias, y para financiar las inversiones de la nueva empresa se utilizaba
los impuestos a las ganancias, IVA, capitales y patrimonio neto que debía pagar la empresa principal y
esta se comprometía a devolver estos impuestos en el futuro (diferir el pago de impuesto).
Todas estas franquicias favorecían a los proyectos presentados hasta 31/09/93, pero a través de distintos
decretos y leyes se fue prorrogando el beneficio de diferir impuestos a cambio de invertir en proyectos no
industriales.
El monto del impuesto a diferir será igual al 75% de la aportación directa de capital o, en su caso, del
monto integrado por los accionistas, y podrá ser imputado a cualquiera de los impuestos indicados en el
primer párrafo, a opción del contribuyente. La autoridad de aplicación, previa consulta a la Dirección
General Impositivas determinará las garantías a exigir para preservar el crédito fiscal.
En resumen, la ley de promoción industrial exime del pago de IVA y de ganancias a las empresas
radicadas en las provincias beneficiadas, rige desde 1979 y culminaba en el 2012 pero a partir del decreto
presidencial 699, por el que Cristina Fernández de Kirchner amplió 15 años más la promoción industrial
para San Juan, Catamarca, La Rioja y San Luis.
DESARROLLO
La palabra “diferir” significa dilatar, retardar o aplazar. Los diferimientos impositivos son simplemente una
forma de dilatar o retardar el plazo de pago de una obligación fiscal (impuesto).
Los diferimientos forman parte del régimen especial de promoción industrial, turístico y agrícola –
ganadero promulgado en la ley 22021, considerado en el artículo 11 de la mencionada ley.
El diferimiento impositivo es un crédito inmediato, sin costo financiero (intereses) que otorga el Estado a un
inversor de un proyecto promovido, pero en lugar de darle dinero le permite quedarse con el importe de un
impuesto (impuesto a las ganancias) que debía pagar en ese momento y devolverlo recién después que su
inversión (empresa promovida) se encuentre en la etapa de plena actividad productiva o puesta en
marcha. Es decir, que el impuesto diferido se comienza a devolver a partir de la puesta en marcha de la
nueva empresa o también llamada empresa promovida. Este inicio de actividades o puesta en marcha está
definido por el Estado según la actividad a desarrollar y que se explica a continuación.
DESEMPLEO
La tasa de desempleo es el porcentaje de la mano de obra que no está empleada y que busca una
ocupación, como proporción de la fuerza de trabajo total en un momento determinado. En términos
generales la tasa de desempleo está relacionada con las fluctuaciones del ciclo económico, atento a que
las caídas en la producción se relacionan con incrementos del desempleo y los aumentos de la producción
están ligados con una declinación de la tasa de desempleo. Cuando el desempleo se encuentra en su tasa
natural, se dice que la economía está funcionando en pleno empleo. El aumento de la tasa de desempleo
provee una señal que la economía puede no estar usando algunos de sus recursos de manera eficiente.
Dos conceptos muy importantes a tener en cuenta son el PBI potencial y pleno empleo de los recursos.
Cualquier país del mundo tiene un límite máximo de producción, que está sujeta a la disponibilidad de
recursos, llamado producción potencial o PBI potencial. Asimismo cuando un país se encuentra
produciendo al máximo de su capacidad, es decir, en el PBI potencial, está usando a pleno sus recursos,
en otras palabras, hay pleno empleo de los factores de la producción.
Con posterioridad en el tiempo, y como consecuencia del paro masivo generado por la crisis de los años
setenta, el término pleno empleo desaparece de los programas de política económica de los países
occidentales, dado el gravísimo deterioro que la citada crisis ocasiona en los mercados de trabajo desde
mediados de los años setenta hasta finales de los ochenta, pero con una continuidad del problema que
alcanza hasta la crisis financiera y real que desde 2007 padecen las economías occidentales. hace
relativamente poco tiempo, en los países hoy industrializados y aún en buena parte de los
subdesarrollado, el trabajo estaba ligado a la actividad agrícola y a otras actividades, como las
artesanales, manufactureras y los servicios más tradicionales. Esto proporcionó a la humanidad, durante
siglos, una situación de estancamiento económico en la que no inquietaban tanto las fluctuaciones en el
empleo como la aparición de catástrofes que afectaran a los niveles de bienestar de los individuos. La
preocupación se centraba entonces más en analizar el crecimiento económico para evitar las situaciones
de miseria que en el análisis del empleo.
En el mundo pre capitalista, el hombre nacía vinculado a algún tipo de actividad relacionada con la que
ejercía su propia familia. Pero con la aparición del capitalismo se pierde la seguridad en el trabajo. Por
primera vez en la historia, la asignación del factor trabajo no quedaba establecida de forma institucional,
sino a través de su propio mercado. La oferta y la demanda de dicho mercado va a determinar el salario y
los niveles de empleo y desempleo.
Por tanto, el comienzo de la era moderna va a marcar la aparición de una demanda de mano de obra por
parte de las empresas y la existencia de cierta cantidad de población que no encuentra un puesto de
trabajo y queda en situación de desempleo.
Tras la crisis de 1929, el problema del paro se convirtió en un problema social extraordinariamente grave.
La salida a estos altísimos volúmenes de desempleo, que alcanzaron sus mayores cotas en los Estados
Unidos y Alemania, surge con la militarización de la economía alemana, unos años después de la llegada
de los nazis al poder, y con la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la
pregunta que se hacía la mayor parte de los economistas era acerca de si cuando se acabara la guerra se
volvería otra vez al paro masivo, es en este período cuando surge una serie de hechos que van a ser
trascendentales para el tratamiento del empleo como objetivo de la política económica. Entre ellos, cabe
señalar como más significativos los siguientes:
-El New Deal. Programa de política económica promulgado en Estados Unidos en 1933 como medio para
hacer frente a la denominada Gran Depresión. Consistió, básicamente, en: a) desarrollar un amplio plan de
obras públicas, uno de cuyos objetivos básicos era incrementar la actividad económica y reducir el
desempleo,
-La aparición de la Teoría General de Keynes, en 1936, contenía un análisis de las causas de dicha crisis
y un tratado de medidas para salir de ella. El eje principal de la obra lo constituía el intento de demostrar
que el paro era un problema macroeconómico y como tal debería ser considerado.
• Que cuando millones de personas están en situación de desempleo, no es por sus características
individuales. No es que sean vagos, improductivos o incapacitados. Lo que ocurre es tan sólo que no
existen los suficientes puestos de trabajo para absorber toda la oferta laboral.
• El paro masivo no significa que exista escasez de capital, de recursos naturales u otros factores
productivos, ya que en las épocas de crisis económica están subocupados, en términos generales, los
factores de la producción.
• La desocupación masiva no tiene su origen en el avance tecnológico. El cambio tecnológico
desplaza a determinados trabajadores de sus antiguas ocupaciones, pero históricamente no ha cumplido
un papel negativo. Por el contrario, ha posibilitado la mejora de la calidad de vida de la población.
A los puntos anteriores hay que añadir sin duda que el paro es un auténtico problema social.
-El Informe William Beveridge, de corte keynesiano, intenta convertir al pleno empleo en el objetivo
fundamental de la política económica.
-El pleno empleo comienza a ser recogido por las constituciones de la mayor parte de los países
democráticos, como el derecho de todos los ciudadanos al trabajo.
Con posterioridad en el tiempo, y como consecuencia del paro masivo generado por la crisis de los años
setenta, el término pleno empleo desaparece de los programas de política económica de los países
occidentales, dado el gravísimo deterioro que la citada crisis ocasiona en los mercados de trabajo desde
mediados de los años setenta hasta finales de los ochenta, pero con una continuidad del problema que
alcanza hasta la crisis financiera y real que desde 2007 padecen las economías occidentales.
Tipos de desempleo
Tipos de desempleos involuntarios
Una persona puede estar desocupada o sin trabajar porque quiere o porque no quiere y no consigue
trabajo. Esto último es el desempleo involuntario.
Se define como desempleo involuntario cuando una persona al salario vigente en la economía busca
trabajo pero no lo consigue a pesar de estar capacitada para ello.
El desempleo voluntario es el desempleo que se genera cuando una persona al salario vigente, no quiere
trabajar.
Desempleo Temporal: es el causado por los cambios estacionales de las actividades. Ejemplo de ello son
las actividades como la agricultura o el turismo, pues durante las épocas de cosechas o las temporadas de
vacaciones aumenta la cantidad de personas contratadas.
Desempleo Cíclico: depende de la marcha de la economía. Está estrechamente relacionado con las
oscilaciones a corto plazo de la actividad económica. Así, cuando el PBI se expande, aumenta la demanda
de trabajo, por lo que el desempleo disminuye; en cambio en las recesiones, al disminuir el gasto total se
despiden trabajadores; en este caso, el desempleo aumenta.
Características del desempleo cíclico.
- Brecha entre el desempleo efectivo y la tasa natural.
- Tipo de desempleo que depende de la marcha de la economía.
- Aumento del PBI, entonces, se contratan más trabajadores, por lo tanto, disminuye El desempleo.
Las fuentes primarias de donde procede la información estadística utilizada para el estudio del mercado de
trabajo son muy diversas. En principio, pueden ser clasificadas en tres grupos:
• Las fuentes censales. • Los registros administrativos. • Las encuestas
•Población económicamente activa. Está integrada por la población de 16 y más años que durante la
semana de referencia está trabajando o bien busca activamente un puesto de trabajo.
• Población ocupada. Está configurada por aquellas personas que en la semana de referencia
desempeñan una actividad laboral, ya sea por cuenta ajena (asalariados) o por cuenta propia (no
asalariados). Los ocupados se pueden considerar y clasificar desde distintos puntos de vista: — Según su
situación profesional. No asalariados o trabajadores por cuenta propia (empleadores, empresarios sin
asalariados y trabajadores independientes, miembros de cooperativas, y ayudas familiares) y asalariados o
trabajadores por cuenta ajena.
Los asalariados pueden ordenarse atendiendo al sector donde trabajan (asalariados del sector público y
asalariados del sector privado) y según el contrato o relación laboral (indefinidos y temporales). —
Según la duración de la jornada laboral, con respecto a este criterio, los ocupados pueden dividirse en
ocupados a tiempo completo (cuando la actividad laboral supera las 30 horas a la semana) y ocupados a
tiempo parcial (cuando la duración de la jornada habitual semanal es inferior a las 30 horas).
• Parados. Aquellas personas de 16 y más años que en la semana de referencia han estado disponibles
para trabajar pero que, buscándolo activamente, no han encontrado un puesto de trabajo. Los parados
pueden subdividirse en dos grupos: los que buscan su primer empleo y los que han trabajado con
anterioridad.
• Población económicamente inactiva. Todas aquellas personas que teniendo 16 y más años no están
ocupadas ni paradas. Dentro de este amplio colectivo estarían comprendidos: estudiantes, jubilados,
labores del hogar, pensionistas, incapacitados para trabajar, etc
CRECIMIENTO
La pobreza y la desigualdad son dos dimensiones ampliamente estudiadas de la problemática distributiva.
Una de las características distintivas de la Argentina hasta hace varias décadas era su relativa elevada
equidad en la distribución del ingreso. Sin embargo, este rasgo fue alterado por las políticas económicas
emprendidas, así como por las crisis por ellas desencadenadas a lo largo del período comprendido entre
1976 y la actualidad.
Durante los años 2010-2011, la economía argentina recuperó el crecimiento con base en el aumento del
consumo interno y mejoras sustantivas en el nivel de bienestar de la población. Algunas características de
este proceso económico en estos años fueron:
● Recuperación de la inversión, (tanto privada como pública),
● Crecimiento de los salarios en términos reales y
● Ampliación de los programas sociales dirigidos a los más pobres.
Todos estos factores generaron los siguientes efectos:
● Se incrementaron la demanda de empleo,
● Se reactivaron el consumo y
● Se generaron una nueva caída en las tasas de indigencia y de pobreza. Ambos indicadores llegaron a
los niveles más bajos de toda la década.
En este marco, disminuyó la brecha de ingresos entre los sectores medios y los estratos más
pobres –al menos en términos de ingresos monetarios–, y mejoró el clima social y la confianza en
las instituciones de la República.
Sin embargo, este ciclo de bonanza no tardó en perder fuerza como resultado de un es-
tancamiento económico. La creciente inflación y una acumulación de medidas reguladoras
agravaron los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios, retrayendo la inversión y la
demanda de empleo. Entre 2012 y 2014, algunas de las características que asumió el proceso
económico fueron:
● el retraso del tipo de cambio,
● las presiones especulativas y
● la falta de financiamiento internacional
Ellos aumentaron la incertidumbre y obligaron a una devaluación, con nuevos efectos
inflacionarios que fueron parcialmente controlados a través de sistemas de precios regulados. La
creciente recesión deterioró el clima social y retrajo la confianza.
Sin duda, después de la crisis 2001-2002, el crecimiento económico tuvo un papel fundamental
en el incremento del empleo formal, la reducción de la pobreza, la normalización institucional y la
recuperación de la cohesión social, también gracias a un importante esfuerzo en materia de gasto
social por parte del Estado. Sin embargo, no todos los sectores sociales lograron beneficiarse de
la misma manera, ni dicha política logró, una plena incorporación de la población “sobrante” al
nuevo esquema productivo.
En este contexto, a pesar del crecimiento económico, las mejoras en las condiciones materiales
de vida, la caída del desempleo y la reducción de la pobreza, la desigualdad no cedió terreno en
materia de capacidades de desarrollo humano. En efecto, esta etapa de importante recuperación
económica y de fortalecimiento institucional mostró sus primeros signos problemáticos en el año
2007, cuando se aceleró el proceso inflacionario y se frenó la creación de empleos productivos.
Ese proceso fue seguido, durante principios y hasta mediados de 2008, por una primera
retracción económica y un reflujo en las expectativas sociales. A fines de 2008 y durante buena
parte de 2009, los efectos internos de la crisis financiera internacional afectaron directamente la
actividad económica e impusieron mayores barreras a la movilidad de los sectores más pobres.
Pero a fines de 2009 se inició un nuevo proceso de recuperación económica, con fuerte
crecimiento del consumo interno, el cual tuvo sus mejores momentos en 2010 y 2011.
En este marco, si bien creció la inflación:
● mejoraron las remuneraciones reales de los sectores asalariados,
● se extendieron las pensiones hacia los desocupados, la infancia y las personas mayores, y
● creció la inversión pública en infraestructura social.
Sin embargo, a partir de 2012 y durante casi todo 2013 y 2014:
● el crecimiento se detuvo,
● la generación de empleo productivo se estancó,
● la inflación continuó en ascenso y
● creció el déficit fiscal.
A pesar de algunas medidas de ajustes, se mantuvo la política de subsidios y otras medidas orientadas a
la protección social. En ese contexto, aun cuando continuó creciendo el gasto social, volvieron a aumentar
la marginalidad laboral y la pobreza por ingresos, y casi no registró cambios la pobreza estructural medida
por necesidades básicas insatisfechas u otros indicadores.
Aún dentro del contexto de inflación persistente, las tasas de indigencia –tanto a nivel de hogares como de
población– cayeron durante el período, aunque se estancaron e incluso crecieron en 2015. Por su parte,
las tasas de pobreza experimentaron una importante reducción entre 2010 y 2011, para crecer entre 2012
y 2014. Tanto el nivel de ingresos como las tasas de indigencia y pobreza se encuentran
significativamente vinculados con la estratificación socioeconómica, ocupacional y residencial.
A su vez en el mercado laboral se produjo un leve descenso de la proporción de empleo registrado. Las
políticas anticíclicas llevadas a cabo en ese momento lograron reducir la tasa de desocupación, pero
aumentaron en términos relativos el subempleo inestable. Las cifras evidencian en este aspecto algunos
déficits serios: persistencia de un sector informal, heterogeneidad de la estructura productiva y
posibilidades limitadas de acceso a un trabajo pleno de derechos.
ANÁLISIS DE LOS PRINCIPALES INDICADORES ECONÓMICOS ARGENTINOS. SU EVOLUCIÓN EN
LOS ÚLTIMOS AÑOS.
En la evolución de la economía argentina de los últimos años podemos distinguir tres períodos claramente
diferenciados, car acterizados por el siguiente punteo de variables macroeconómicas:
La política industrial es un instrumento del que se dota el Estado para fomentar el progreso y el
bienestar de los ciudadanos, por lo que ha de estar al servicio de los objetivos globales del país. Una
vez decidido el orden de prioridades entre los objetivos generales del sistema económico, la política
industrial buscará la promoción del crecimiento y la eficacia del sistema industrial, creando unas
condiciones favorables a la expansión, estimulando la adaptación y movilidad de la mano de obra, y
por encima de todo fomentando la reconversión tecnológica y la innovación en búsqueda del
incremento de la productividad y la competitividad.
Las medidas a tomar para dar contenido a la política industrial pueden ser en ciertos casos de carácter
imperativo y por tanto de obligado cumplimiento. Generalmente se recurre a estímulos fiscales y
financieros, a la concesión de asistencia económica y técnica, a la difusión de la información a las
actividades de consejo y orientación.
INSTRUMENTOS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA DETERMINANTES EN EL PROCESO DE
INDUSTRIALIZACIÓN
A falta de una política industrial propiamente concebida como tal, varios instrumentos de política
económica fueron dando forma a nuestro patrón de industrialización; algunos de corto plazo y de índole
fiscal, como son las cuotas de importación o los aranceles, y otros de más largo alcance, como la
legislación de promoción industrial, las leyes de atracción y regulación del capital extranjero, los
mecanismos de financiamiento y la promoción de las exportaciones, etc. Veremos a continuación el
papel que tuvo individualmente cada uno de estos instrumentos.
El arancel más común es el arancel a las importaciones. Este consiste en poner un impuesto a un bien o
servicio vendido dentro del país por alguien desde el exterior de la frontera. Es decir, cuando ponen un
arancel a un producto significa que tendrá un precio de venta más caro que en su país de origen.
Los gobiernos imponen aranceles a las importaciones principalmente por dos motivos:
La principal razón que impulsa a los consumidores a consumir bienes producidos en el extranjero es que
son más baratos. Por ello, un aumento de precio desincentivará el consumo de bienes extranjeros.
La implantación de cierto arancel puede verse como una acción de naturaleza fiscal y de regulación de
demanda en determinada situación histórica, como un instrumento de promoción industrial, en otro
contexto. Aunque no cabe duda de que la política arancelaria jugara un papel importante en la
conformación de nuestra estructura industrial, es mucho lo que aún se desconoce sobre el papel último
que ésta tuvo. El arancel se utilizó más como instrumento de recaudación fiscal que como herramienta de
promoción industrial de largo plazo.
En otros términos, cuando se intentó poner cierto orden en el caos arancelario vigente se lo hizo en el
marco de un programa macroeconómico global determinado por la lucha antiinflacionaria que
prácticamente restó importancia al intento de re-ordenamiento tarifario. La falta de una clara política
arancelaria sigue siendo un rasgo de la situación presente y constituye uno de los problemas centrales que
la política industrial doméstica deberá enfrentar en un futuro no muy lejano.
Antes del quiebre del modelo agroexportador en 1930, la inversión extranjera fue central en el desarrollo y
expansión de la infraestructura física y de transporte -ferrocarriles, puertos, electricidad, gas, servicios,
etc.- que garantizaba la articulación de la economía argentina con el mercado mundial. Pero dicha
inversión también fue decisiva en la compra de títulos públicos y en la instalación de la industria frigorífica
que, junto con la de los granos, centralizó la oferta exportadora del país.
Hasta 1948 no existió en el país un conjunto de disposiciones jurídicas que regularan la entrada y el
funcionamiento del capital extranjero. Entre 1955 y 1958, el capital extranjero fue regulado por un conjunto
de circulares del Banco Central. En 1958 se sanciona la ley 14.780 sobre Inversión Extranjera; ésta y la ley
14.781 sobre Promoción Industrial fueron los instrumentos claves de la estrategia desarrollista en materia
de política industrial. A diferencia de la ley 14.222, esta legislación facilitó y promovió con amplias
concesiones la radicación del capital extranjero. El impacto de la ley 14.222 fue muy pequeño e involucró
nuevas inversiones en la explotación petrolera y en el campo automotriz.
PROMOCIÓN DE EXPORTACIONES
La sanción de la ley 23.101 en el año 1985 y sus decretos reglamentarios Establecen Programas
Especiales de Exportaciones (PEEX), que acuerdan con empresas del sector privado reembolsos
adicionales como contrapartida a exportaciones increméntales; el proyecto ARGEX -desgravaciones
impositivas y arancelarias para proyectos de inversión que generen tres dólares de exportación por dólar
importado-; la ampliación de los sistemas de admisión temporaria y del draw-back\ las plantas llave
en mano; el intercambio compensado y facilidades de prefinanciación de los proveedores internos
para la exportación (Carta de Crédito Doméstico).
Observamos pues que los mecanismos de promoción de exportaciones industriales cubren un amplio
espectro de instrumentos de política pública.
Los regímenes promocionales empleados por nuestro país en el período comprendido a mediados de la
década del sesenta, se puede diferenciar principalmente, por un lado, la legislación del gobierno peronista
y, por otro, la implementada posteriormente durante el programa desarrollista en 1958.
El decreto ley 14.630/44 fue un régimen de promoción y protección a las industrias consideradas de
“interés nacional" considerándose cómo tales a aquéllas que utilizaban materias primas locales, que
elaboraban bienes de primera necesidad o que producían rubros de interés para la Defensa Nacional.
La ley 14.781 de promoción industrial reemplazó al decreto ley 14.630. El objetivo de esta política
industrial fue el aprovechamiento de los recursos naturales y el equilibrio del balance de pagos a través
de la sustitución de importaciones, en el marco de un esquema de autoabastecimiento nacional en
rubros como petróleo, acero, pulpa y papel, etcétera. Este régimen tuvo sus efectos más importantes
en el desarrollo interno de los sectores metalmecánico -en particular las industrias automotriz y
siderúrgica- y petroquímico. Por un lado, se destaca una mayor incidencia sobre las pequeñas y
medianas empresas así como la promoción a las regiones más deprimidas; por otro lado, en el terreno
de las empresas de mayor tamaño, se verifica su reequipamiento mediante el otorgamiento de
exenciones arancelarias a la importación de maquinaria y equipos.
La ley 20.560 da inicio a un largo período caracterizado por la vigencia de distintos regímenes
promocionales “superpuestos” cuyos efectos, son positivos y negativos, en muchos casos de difícil
interpretación. Porque la ley 21.608 de 1977 vuelve a cambiar las disposiciones vigentes. Así, la ley
20560 orienta a la promoción a firmas de capital nacional -en particular las pequeñas y medianas
empresas-, a propender a la independencia tecnológica, a favorecer el pleno empleo y profundizar el
proceso sustitutivo. En su instrumentación se destaca el otorgamiento de aportes directos por parte del
Estado. En contraposición, la ley 21.608 engloba sus objetivos en el plano de la eficiencia, acota los
beneficios fiscales a un cupo, plantea derechos de importación decrecientes y no excluye la promoción
al capital extranjero.
En el plano macroeconómico es importante señalar que, durante los catorce años de funcionamiento,
este marco legal aprobó inversiones por 9.000 millones de dólares -de las cuales sólo se habría
concretado algo más de la mitad- y generó la creación de alrededor de 90.000 puestos de trabajo.
Estas cifras no constituyen un gran impacto sobre el sector, pero su importancia aumenta
significativamente si pensamos que gran parte del lento proceso de acumulación industrial que registra
nuestra sociedad en el curso de la última década fue inducido por los regímenes de promoción
industrial.
TECNOLOGIA Y EXTERNALIDADES