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García Jurado, M.A., Trípodi, M. y Arenas, M.

, “El arte de
enseñar a hablar: antecedentes históricos y realidades actuales”.
Conceptos, Año 83: 71-81, 2008.

El arte de enseñar a hablar: antecedentes históricos


y realidades actuales

Dra.María Amalia García Jurado (UBA/CONICET)


Profesora Titular Cátedra de Fonética UMSA
Dra. Mónica Trípodi, Jefa de Trabajos Prácticos
Lic. Mónica Arenas, Profesora Adjunta

1. Introducción

En la comunicación oral, la señal de habla -básicamente un continuo acústico


que varía en frecuencia, tiempo e intensidad- juega un rol fundamental porque refleja
las consecuencias de la producción de habla y constituye la principal fuente de
información para el oyente. La implicancia de este triple aspecto nos está indicando que
se trata de un código complejo y que por ello y por su intrínseco dinamismo, enseñar a
usarlo puede considerarse todo un arte. Lo sabemos como fonetistas y lo rescatamos en
diversos estudios que pueden apreciarse, además, como antecedentes históricos. En este
sentido destacamos el un hecho concreto e inspirador de este trabajo: el haber tomado
contacto con un material del siglo XVII. Se trata de la obra Reducción de las letras y
arte para enseñar a hablar a los mudos escrita por Juan Pablo Bonet en 1620 que
aporta una serie de observaciones metodológicas que aún hoy merecen nuestra atención.
En principio, refleja una preocupación por la relación oralidad/escritura que sigue
despertando interés tanto en los académicos de las diversas lenguas, como en los
especialistas de disciplinas de desarrollo más reciente: Psicolingüística, Pragmática,
Estadística Lingüística y también Enseñanza/Aprendizaje de primeras y segundas
Lenguas (L1 y L2). Pero se trata además de un texto que bien puede perfilarse como
uno de los antecedentes más importantes en la historia de la Fonética.
Recordemos que ésta es un área incompleta porque los acontecimientos
pertinentes suelen “desperdigarse” en libros de Fonética General, y/o en artículos de
revistas extranjeras dedicados a algún hecho concreto o época. Pueden encontrarse
rastros importantes en obras como la Historia de la Lingüística de G. Mounin (1968)
en la que los aspectos fonéticos aparecen enmarcados en una línea de acontecimientos
lingüísticos que se van desarrollando hasta el siglo XX. En este sentido, insistimos en
que el libro de Bonet debería considerarse un aporte especial.
Nuestro objetivo es replantear lineamientos generales y específicos sobre las
cuestiones mencionadas y que en tanto cuestiones, persisten en las investigaciones
acerca del lenguaje hablado y el modo en que se reflejan en la escritura.

2. Lenguaje y comunicación: el punto de partida

Las tesis biológicas plantean que el lenguaje ha surgido lentamente de la


evolución de los movimientos y de los sonidos relacionados con las emociones que se
dan en el animal y en el hombre, o bien que es el producto de la imitación de los gritos y
ruidos animales. En realidad, el lenguaje procede de la tendencia fundamental e innata -
observada en los seres que viven en comunidad- a relacionarse y a comprenderse
recíprocamente. Pero es difícil reconstruir los porqué y los cómo de la evolución de
todas las formas específicas de contacto y de comunicación.
Sin embargo, y a pesar de estas dificultades la lingüística histórica, mediante
procedimientos cada vez más rigurosos de reconstrucción, ha podido determinar que
existió una lengua desconocida 3.000 años antes de Cristo, pero sólo atestiguada en
formas evolucionadas (griego homérico, sánscrito védico, etc) alrededor del primer
milenio a. de C. Una de las tesis sobre el origen del lenguaje dice que en un mundo en el
que el hombre se comunicaba únicamente mediante gestos, cada tribu originaria poseía
una única palabra, grito de contraseña para reconocerse, nombre, marca étnica, todo a la
vez. A medida que las tribus se amalgamaban sus hechiceros, únicos que poseían el
privilegio de la articulación de la palabra sagrada, iban desarrollando poco a poco una
lengua hablada, por adición de estas palabras tribales. Mounin (1968) menciona el
jafético, lengua primitiva constituida por cuatro palabras: sal-ber-jon-ros.1
Por otra parte esta instancia histórica de comunicación también se relaciona con el
estudio de la escritura con lo cual entramos en otro terreno diferente. La primera prueba
arqueológica del lenguaje que puede ubicarse hacia el 30.000 a. de C. surge asociada
con tres momentos diferentes: 1) estadio de pictogramas, dibujos que cuentan una
historia; 2) un estadio de ideogramas o jeroglíficos, dibujos de formas generalmente
reconocibles, cada una de las cuales corresponde a una unidad semántica de un

1
- Los estudios antropológicos de África del Sur retrotraen el origen del lenguaje a fines
la era terciaria (fines). Y
esto hace que nuevas pistas se tengan en cuenta: estructuras del cerebro, relaciones entre utensilios técnicos y
lenguaje. El enfoque es otro, evidentemente, porque se basa sobre todo en todas las cadenas operatorias que
constituyen el aprendizaje y que implican siempre una transmisión por medio del lenguaje.
enunciado hablado; 3) un estadio de fonogramas o signos escritos, cada uno de los
cuales corresponde a un sonido mínimo del lenguaje, vocal o consonante.

Figura 1. Adaptada de Firth (1966)

2. 1. Antecedentes históricos de la relación sonidos de habla/ grafías

Vamos a consignar a continuación todos aquellos datos históricos que de un


modo u otro representan intentos de acercamiento a descripciones y distinciones
fonéticas. El hilo temporal refleja también que en muchos momentos de la historia del
hombre, sonido y letra no se han podido despegar. Y que en consecuencia los caminos
de ambos códigos, el de la oralidad y el de la escritura en lugar de reflejarse en la
dimensión correcta, esto es, el segundo subsidiario del primero, emergen juntos
indicando un grado de dependencia alto sobre todo a la hora de enseñar a leer y
escribir2. Recordemos que mediante el código de la escritura convertimos las secuencias
temporales de fonemas en secuencias espaciales de grafemas y viceversa. Podemos usar
un alfabeto posible o inventar uno nuevo si por cualquier razón esto pareciera deseable3

2
Véase por ejemploel análisis reciente realizado por C.Borzi y M.A.García Jurado (2006) sobre el modo en que los
sujetos (alumnos en general) cuando no tienen presión de la norma ortográfica, asignan acento gráfico en el
segmento del mensaje que lleva la intención de manifestar énfasis.
3
. Cfr. Por ejemplo Mosterín La ortografía fonémica del español , o los comentarios sobre reformas posibles en
Signorini, García Jurado y Borzone (2000) “La cuestión de la ortografía: una mirada desde la Psicología
Cognitiva”.
2.2. Los hindúes
Coincidimos con Mounin (1968), en que la primera reflexión manifiesta que han tenido
los hombres sobre el lenguaje, y la primera caracterización de una lengua como tal se
encuentran probablemente en la India antigua. En efecto, los hindúes enfatizan la gran
diferencia entre habla y conocimiento de habla o lenguaje analizado. Se trata de una
descripción que asombra por su precisión y calidad. Cualidades que debían alcanzarse
porque el objetivo de base era religioso, es decir que la oralidad debía servir de plegaria
efectiva ante la divinidad..
La lengua es el sánscrito 4, vehículo de la literatura védica cuyos himnos debían
ser recitados conservando la pronunciación correcta. Y si bien no puede precisarse su
fecha de antigüedad, podría ubicarse entre los siglos IV y V a. de C. Por lo indicado
previamente, estamos frente a una fonética mágico-religiosa.

Figura 2: Fragmento del Ramayama escrito en sánscrito por el poeta Valmiki hacia el
año 300 A.C.

Por otra parte los hindúes presentan ocho sistemas principales de escritura y una
gran cantidad de sistemas secundarios. Dentro de este esquema general, el sistema
alfabético tomado del sánscrito, sigue siendo el más fonético, si bien su análisis
lingüístico no ha distinguido las vocales de las consonantes porque su escritura silábica
los llevaba a percibir esta diferencia, por ejemplo ka [ka], ba [ba]5.
La tradición gramatical que proviene del estudio del sánscrito se basa en un
conjunto de reglas de tipo fonético y de formación morfológica más una lista de raíces.
Es una tradición muy antigua que tiene en el gramático Panini su antecedente más
conocido6. Recordemos que para los gramáticos hindúes se trataba de asegurar la
conservación de la lengua sagrada, lengua de los dioses, lengua perfecta (sánscrito=

4
. En el siglo XX, y de acuerdo con el censo de 1961, hay 1625 lenguas en la India de las cuales el sánscrito es la
lengua materna. Antiguamente estaba permitido escribirla de diferentes maneras en distintas partes del país. De
ahí proviene precisamente su destacada influencia sobre el resto de las lenguas
5
El análisis de sus componentes silábicos era diferente al de Egipto que no anota las vocales, y al de Sumeria que
las anota pero siempre en el cuerpo de sílabas indisolubles. Para un desarrollo más completo de los tipos de
escritura, véase Teoría de la escritura de J.Mosterín.
6
El conocimiento del sánscrito y de los escritos de Panini se investigaron a partir del siglo XIX, cuando los
gramáticos históricos intentaron rescatar todos los antecedentes de estudios fonéticos.
perfecto). Y la creencia en que el menor error o defecto en la pronunciación de las
fórmulas rituales anulaba por completo el valor de las ceremonias, los llevó a una
descripción esmerada de los sonidos desde el punto de vista articulatorio. En efecto, se
trata de una gramática que asombra por su análisis de la segunda articulación del
lenguaje (fonemas y alófonos, unidades distintivas)7. La manifestación más visible de
este análisis fonético es la clasificación de los caracteres en el alfabeto silábico hindú.
En la Tabla 1 se observa el orden de las consonantes, agrupadas, según modo y punto de
articulación de atrás hacia adelante.

Velares Palatales Retroflejas Dentales Labiales


ka [ka] ca [ta] ta [ta] ta [ta] pa [pa]
kha [k’a] cha [t’a] tha [t’a] tha [t’a] pha [p’a]
ga [ga] ja [da] da [da] da [da] ba [ba]
gha [g’a] jha [d’a] dha [d’a] dha [d’a] bha [b’a]
na a] ña ña] na na] na na] ma ma]
ya ja] ra ra] la la] va va]
sa a] sa sa] sa sa]

Tabla 1: Clasificación articulatoria de las unidades del alfabeto silábico hindú.

Estas cinco series tienen, como señala Mounin, una correlación completa. Y
verticalmente hay oposición clara entre las correspondientes sordas y sonoras, nasales y
aspiradas. Además distingue articulaciones intraorales y extraorales. Entre las primeras,
las producidas con cierre (oclusivas) y por abertura (vocales). Entre las segundas se
separaban las glotales, las pulmonares (aspiradas) y las nasales. Se tenía en cuenta
además del modo, el punto del articulador que intervenía. Podría afirmarse que son los
gramáticos hindúes quienes determinan por primera vez el funcionamiento de los
principales órganos en la producción de los sonidos.
La escritura como ya dijimos quedó en ellos bajo el dominio de la sílaba.
También presentan hasta 250 grupos consonánticos variados del tipo rpi, kta, nkra,
ktva, etc. Pensemos que en el español registramos sólo 12 grupos consonánticos que
pueden iniciar sílabas, unos 35 o más que pueden considerarse intervocálicos y algunos
otros finales de sílaba como en las palabras inscripción, substancia, etc (García Jurado,
1985, Guirao y García Jurado, 1993).
7
Europa sólo ha podido alcanzar tal análisis de la segunda articulación ( Cfr. A. Martinet, “La doble articulación
del lenguaje”. En La Lingüística Sincrónica. Madrid, Gredos, 1968, pág.9-41.) dos milenios más tarde, y en gran
parte por influencia del descubrimiento del sánscrito.
Por otra parte, desde el punto de vista morfológico distinguieron raíces de afijos
y desinencias. Según Mounin (1968), debido a la transparencia estructural que presenta
esta lengua, los hindúes desarrollaron un análisis de la palabra en monemas que no
tendrá paralelo en Europa hasta el siglo XIX8.

2.3. El aporte de los fenicios


El alfabeto fenicio que es la invención capital en la historia de la escritura,
refleja un conocimiento previo de las articulaciones. No se trata de un problema gráfico,
ni un problema de préstamo o invención, para la forma de los signos, como tanto se ha
discutido; era una cuestión mucho más difícil y profunda, era la solución y en primer
lugar el planteamiento de un problema de análisis fonético científico, completamente
inédito y difícil de resolver por los antiguos. Ellos anotan las consonantes, no hay
caracteres para anotar las vocales. Y en total suman de 22 a 25 caracteres.
Evidentemente a grandes rasgos hay conocimiento de tales fonemas, puesto que
la cadena hablada no es otra cosa que la alternancia de ambos elementos en distintas
unidades y básicamente en la sílaba. Cuando se habla de alfabeto a partir de los griegos
se piensa en una escritura que presupone estos conocimientos (de la segunda
articulación).
Si bien la escritura fenicia, como ya dijimos, no presenta vocales, es valiosa por
ser fonética. Es una escritura alfabética consonántica, o escritura consonántica. Esto se
debía según Meillet (1968) a que el mundo egeo se había limitado a anotar la sílaba, una
realidad siempre pronunciable y fácil de aislar. Gracias al hecho de que en las lenguas
semíticas9 las vocales son elementos variables, que sirven para formar palabras y para
caracterizar las formas gramaticales, el fenicio sólo ha anotado la consonante de la
sílaba, elemento esencial para indicar el sentido, dejando que el lector repusiera las
vocales. Esta característica implica una simplificación importante de la escritura
silábica. Por otra parte, el hecho de que los alfabetos silábicos (por ej.: el persa, el

8
La escritura silábica en la que solo se escriben los caracteres consonánticos se daba en las lenguas semíticas tales
como el acadio, el árabe y el arameo que se transforma en lengua franca de todo el Oriente, durante los últimos 4000
años. En cuanto al hebreo, la necesidad de diferenciar significados léxicos, los llevó a reflejar las vocales por medio
de puntos ubicados en distinta posición. Esta característica permanece aun hoy en la escritura de la Biblia y de los
libros infantiles. Estos últimos destinatarios presentarían dificultades para reponer los elementos vocálicos en una
cadena exclusivamente consonántica.

9
Tres son las ramas de las lenguas semíticas: 1) la oriental (lengua acadia y sus sucesoras, la babilonia y la asuria);
2) la occidental (el fenicio, el hebreo, el arameo y el árabe) y 3) la meridional (el amárico y otras lenguas de
Etiopía)
hindú) que derivan del fenicio, anoten una consonante “+ a”, parece indicar que la
escritura fenicia también realizaba esta representación.

2.4. Griegos y romanos


Si se acepta que no hay verdadero alfabeto hasta que una escritura finalmente
anota las consonantes y las vocales, entonces tenemos que ubicarnos en Grecia. Allí
comprobamos que las vocales se escriben desde un principio. El griego en realidad ha
constituido su sistema a partir de una simplificación atribuida a los fenicios. La
diferencia está en que de la escritura silábica fenicia pasan a una de tipo alfabético. Esta
evolución fue necesaria porque los timbres vocálicos del griego eran más variados, y en
consecuencia el conocimiento morfológico no bastaba para inferirlos, por lo tanto había
que anotar las vocales. Los sonidos del lenguaje se agrupan para ellos en audibles
(tα Φωνηενtα) e inaudibles (tα αΦωνα), esto es vocales y consonantes respectivamente.
Estas últimas se dividían en dos grupos: las inaudibles propiamente dichas (p, t, k, ph,
th, kh, b, d, g) que más tarde se las denomina mudas, y las medias (semivocales para
Platón, y l, r, m, n, s, para Aristóteles). Más tarde epicúreos y estoicos pensaron en la
función silábica y léxica de estos sonidos y si bien conservaron tα Φωνηενtα,
reemplazaron tα αΦωνα, dejándola para las mudas, por tα σύνφωνα (“que suena con”
=consonante). Como dice Meillet, es la estructura de cada lengua la que siempre ha
condicionado los cambios en el desarrollo de la escritura.
Desde Eurípides (480-406 a. de C.) se conoce la distinción de las vocales y de
las consonantes. También Platón (386-385) analiza estos fonemas en el Cratilo.
En la Poética de Aristóteles se habla de la vocal como la letra que tiene un
sonido audible sin que haya aproximación de la lengua o de los labios. Se trata de una
fonética imperfecta pero punto de partida no despreciable para investigaciones
posteriores. En general la fonética griega está regida por la métrica que desarrollaban
músicos, actores y maestros de dicción. Es acústica frente a la hindú que es articulatoria.
Se esboza la clasificación formal o funcional de las palabras como partes de la oración.
Es Aristóteles el que pone las bases para un análisis sintáctico con una teoría de la
estructura de la frase con dos polos: sujeto y predicado. Todas estas nociones
desembocarán en la primera gramática griega escrita por Dionisio de Tracia (170 a 90 a.
de C.) que pasará luego al armenio y de allí a judíos y árabes.10
10
El interés ya científico dirigido por los griegos a su lenguaje acentúa por contraste su falta casi total de curiosidad
frente a las lenguas extranjeras. La palabra “bárbaros” es elocuente: nacida por armonía imitativa para indicar
gritos de pájaros, aplicada luego peyorativamente a los que no hablan el griego, evoca la actitud frecuente de los
Pero otro tema interesante observados en el mundo lingüístico de los griegos
está relacionado con la confrontación entre los que creían que las palabras significan de
modo necesario, la realidad que nombran, sea por su origen expresivo, o por su
etimología, por ejemplo: chirrido, y los que sostenían que las palabras significan por
convención, por acuerdo, o por consenso entre los hombres. Una cuestión aún abierta
que estuvo durante años sintetizada en las posiciones teóricas de Platón versus
Aristóteles, y que se ha visto reflejada de modo continuo en todas las reflexiones
realizadas sobre el lenguaje por filósofos y lingüistas occidentales hasta Saussure.
Por otra parte, sabemos que griegos y romanos escribían todo seguido sin
separación de palabras.11 En este contexto, la identificación de las palabras era posible
en tanto eran percibidas auditivamente. Leían en voz alta, y este era precisamente, el
modo de entender lo que leían. Es recién en plena época romana, hacia el siglo VII de
nuestra era se empezó a separar las palabras con espacios y a emplear mayúsculas y
minúsculas, con lo que la lectura se hizo más fácil. (Mosterin, 1981: 166-174).
En cuanto a los romanos y como es sabido, ellos interesan en tanto transmisores
de la cultura griega. Recordemos en este sentido, que aprenden el griego, repiten y
transcriben la enseñanza griega. No le añaden nada en cuanto a la descripción de los
sonidos del lenguaje12.

3. Siglo XVII
Vamos a observar un bache en este hilo temporal con el que hemos presentado
los antecedentes históricos de los estudios fonéticos, y es el que se da entre el siglo III y
el XVI, en el que los interesados en este tipo de descripción continúan con las
propuestas de análisis sobre vocales y consonantes heredadas de los períodos anteriores.
En relación con el siglo XVII, destacamos sobre todo los trabajos de Bonet, Helmont y
Wilkins.

3.1. Los lineamientos fonéticos de J.P.Bonet

pueblos primitivos para quienes únicamente su lengua merece el nombre de tal, siendo comparadas las demás
lenguas casi siempre con las emisiones animales o patológicas.(el nombre de los alemanes en ruso es “nemetz”=
mudo).
11
Si bien tenemos intuición natural sobre lo que es una palabra, se trata de una unidad de difícil definición. De ahí
que se recurra a la escritura para su reconocimiento completo: los espacios entre una y otra ofician de marcadores
limítrofes que las identifican como tal.
12
Si queremos a su vez completar el desarrollo gramatical alcanzado, no podemos dejar de mencionar a Varrón (s.
I a. de C.) como el gramático latino más original.
En principio hay que aclarar que esta es una época en la que el interés por los
sonidos y por sus características articulatorias está ligado a la patología de la
comunicación. Entre 1620 y 1668 tres estudios son los estudios dignos de mención.
Nos referimos en primer lugar a la Reducción de las letras y arte para enseñar a
hablar los mudos. Bonet, como autor que ejercía la función de secretario del
condestable de Castilla, transmite una idea práctica del lenguaje que resulta primordial
en la aplicación de su método de enseñanza: la “voz” y su escritura deben estar
conectadas de un modo simple. El proyecta su análisis de los sonidos españoles después
de demostrar que los nombres de las letras eran inadecuados para la enseñanza práctica
del español a sordomudos. Ejemplifica en la página 133 con la letra F que se denomina
“efe” y que Bonet aconseja reducir en varias etapas, cada e por separado hasta la
pronunciación del sonido simple f. El paso siguiente era describir articulatoriamente
este sonido para determinar las posiciones de los articuladores en la producción que
cada letra/sonido conlleva y que el alumno con discapacidad auditiva debía aprender.
De este propósito inicial surge precisamente la siguiente recomendación del autor: “Para
que el mudo forme el nombre de esta letra, ha de arrojar la respiración teniendo los
dientes superiores sobre el labio inferior, y la lengua se está queda”.
En este sentido, se podría decir que la denominación del abecedario 13 es el
fundamento de su doctrina porque considera que es el punto de partida para que tanto
los mudos como los niños sin dificultades, aprendan a hablar y leer en poco tiempo14.
Entre los numerosos antecedentes históricos de los aspectos fonéticos el ejemplo
de Bonet (1620/1930) llama la atención de Navarro Tomás (1920) porque presenta una
teoría fonética sustentada por una parte experimental15. El reconocido lingüista hace
hincapié en la ruptura con la línea de estudios gramaticales que se imponían en ese
13
La denominación de las letras era entonces confusa. Las consonantes f, l, m, n, s, por ejemplo, junto a sus
nombres actuales solían también recibir por un lado, los de fe, le, me, ne, se, y por otro, ef, el, em, en, es . En
cuanto a la g era llamada ge, gi y ga ( recordemos los problemas en la ortografia que niños y adultos aun hoy
presentan con esta grafía por la enorme divergencia asociada al sonido.)
Ya en el siglo I, Quintiliano estaba en desacuerdo con la enseñanza de los nombres de las letras y el orden
preestablecido antes de que todas fueran aprendidas. El sostenía que los nombres memorizados distraían a los niños
evitando que su atención estuviera en las nuevas formas de las letras .
14
Durante milenios los educadores sostuvieron que el aprendizaje del nombre de las letras era un prerrequisito para
aprender a leer. Es decir que el aprendizaje del abecedario pasó a ser sinónimo de aprender a leer. Sin embargo
actualmente no todos los educadores coinciden en esta afirmación. Hay quienes dicen que se trata de una ayuda en
el proceso de identificación de letras y palabras. Otros, en cambio, se inclinan por asociarlo con la relación sonido-
letra. Y un tercer grupo, observa que en realidad interfiere en ambas tareas. Por otra parte, tanto la evidencia
pedagógica como la experimental señalan que los beneficios de esta hipótesis no son significativos; si bien la
utilidad de este conocimiento es un elemento simple e imprescindible en la concepción que la gente común tiene
sobre las instrucciones básicas en el aprendizaje de la lectura
15
Bonet adquiere una visión clara de los aspectos articulatorios porque durante un breve tiempo el estuvo
observando los esfuerzos que Ramírez de Carrión hizo para enseñar a hablar al hijo menor de la Duquesa de Frías,
sordomudo a raíz de una enfermedad.
momento, debido no sólo a su metodología de enseñanza innovadora sino también a la
concepción de los fonemas, las letras que los representan y sus nombres.
El valor más práctico de la tarea emprendida por Bonet estaría relacionado con
la asociación sonidos-letras. Porque la habilidad para nombrar las letras ayudaba, como
ya lo dijimos, a establecer relaciones entre los fonemas de la palabra hablada y la forma
escrita de esta palabra16.
El hecho de destacar la necesidad de encontrar caminos didácticos más simples,
que llevaran a mejorar la ortografía, se sustentaba a su vez, y como tantas veces se ha
dicho, en el reconocimiento de que la escritura lleva implícita la representación de la
lengua hablada. Como vemos se trata de una teoría que sostiene un ida y vuelta entre
Fonética y Gramática con descripciones articulatorias que permiten al hablante
inexperto seguir una serie de instrucciones para producir cada sonido de habla. En
realidad este autor demuestra conocimientos de los gestos articulatorios coincidentes
con los que describe la Fonética moderna. Porque cada una de sus descripciones
tienden a considerar cada sonido como el resultado articulatorio en el que colaboran no
sólo lengua y labios, sino también el conjunto de articuladores.
Al distinguir entre vocales y consonantes, Bonet agrupa a las primeras como
sonidos simples, y a las segundas, como sonidos compuestos. Y si bien las describe
exhaustivamente a lo largo de veintitrés capítulos (Primera parte del texto) como letras,
sin embargo, indica cuáles son las articulaciones necesarias para pronunciarlas. Esta es
una descripción que retoma y profundiza en el capítulo VI (Segunda parte) con el fin de
vincularla con su enseñanza al mudo.
Quienes hemos tenido- como ya se dijo- acceso directo a la edición española de
1930 de este libro del siglo XVII, quedamos sorprendidos por las descripciones.
Coincidimos con Navarro Tomás en el asombro y nos detenemos en este punto tal como
él lo hace, brindando ejemplos del texto original y comentarios entre los que incluye
comparaciones con la pronunciación contemporánea a su tiempo (1920:159-176) Es
posible que todas estas descripciones hayan sido el resultado tanto del equilibrio entre
experimentación y fundamentación teórica, como de la consideración de estudios
anteriores realizados por los gramáticos Antonio de Nebrija y Mateo Alemán y a
16
Dos son los procesos que podrían explicar este efecto facilitador en dicha asociación. En el primero, el nombre de
la letra es mediador entre la salida del proceso de reconocimiento visual y el patrón fonético (o articulatorio). Esto
supone un nexo fuerte entre almacenamiento de nombre y almacenamiento visual, y entre el almacenamiento de
nombre y el fonológico. En el segundo, el sonido correspondiente a la letra es extraído del propio nombre. En este
caso el proceso es más natural en aquellos alfabetos (como el hebreo, el griego y el arábigo) que se basan en el
principio acrofónico, es decir cuando el sonido de la letra coincide con el primer sonido del nombre.
quienes Bonet ha leído y considera de gran importancia. Su concepción de “cómo” y
“qué” enseñar nunca se apartó de su objetivo final: el aprendizaje de la lectura. En la
Figura 3, por ejemplo se observa la representación de la letra A que aparece en la página
119 del libro.

Figura 3: Representación de la letra A (Bonet 1620/1930).


Esto por una parte, pero por otra, en páginas sucesivas realiza la siguiente
descripción articulatoria de esta vocal:
“ Para que el mudo pronuncie el nombre de esta letra ha de tener la boca
abierta y dejar salir la respiración libre sin hacer con la lengua ni labios
moción alguna, y se le tomará la mano al mudo y en la palma de ella le
alentarán para que entienda con esto que no cumple con estarse boquiabierto,
sino que ha de expeler la respiración para pronunciar las letras, y en acertando
el sonido de la que se le fuere enseñando, se le dará a entender con una acción
de aplauso, y en tanto que no acertare le dirá que no meneando la cabeza y el
segundo dedo de la mano derecha, que son acciones que significan el no”

Consideraba que la mayor dificultad para aprender a leer consistía en la


nomenclatura asignada a las consonantes, puesto que individualmente su nombre está
compuesto por más de un sonido. Y el niño debía primero aprender a nombrar las letras,
es decir, conocerlas por su nombre; luego aprender a “deletrear”, a juntarlas y leer
palabra por palabra. Una tarea difícil porque implicaba en cierto modo que este niño
debía olvidar lo aprendido inicialmente para cumplimentar su práctica de lectura
corrida. Su trabajo es original en cuanto responde a su análisis personal y no a las
influencias previas de fonetistas y/o educadores.
Cualquiera puede preguntarse en qué consistía su método de enseñanza de la
pronunciación justamente a personas que no podían escucharlo. En primer lugar
utilizaba una lengua de cuero para mostrar la posición y los movimientos de este
articulador, y una lengua de papel flexible le servía además para representar el
movimiento articulatorio en la pronunciación de la vibrante múltiple rr.
En segundo lugar, la palma de la mano a distintas distancias delante de la boca,
era un medio útil para medir el mayor o menor alcance e intensidad de la corriente
espiratoria empleada en ciertos sonidos. La presión de los dedos permitía, a su vez,
apreciar el esfuerzo con que los labios debían apretarse en las consonantes bilabiales.
Para su “puesta en escena” como educador de sordomudos, aconsejaba con buen
criterio que la enseñanza debía hacerse en un lugar muy claro para que el alumno viese
la disposición de la boca del maestro.

3.2. Helmont
Este investigador publicó un libro en latín Alphabeti veri naturales Hebraici
brevissima delineatio en 1667 en el que argumentaba que el alfabeto hebreo era un
alfabeto natural porque las letras representaban las posiciones reales de la lengua y por
ese motivo serían útiles para enseñar a hablar a los sordos17.
En treinta y tres láminas nos muestra cómo lengua, paladar, úvula o glotis
generan los gestos articulatorios necesarios para producir un determinado sonido de tal
modo que reproducen también la forma de las letras hebreas correspondientes.

3.3. Wilkins

En el mismo siglo pero un año más tarde, Wilkins (1668) publica otro libro en
inglés18 con una representación más completa de los caracteres alfabéticos y su relación
con los símbolos fonéticos retratando las posiciones del tracto vocal. En este texto se
representan las posiciones vocálicas de 34 sonidos ingleses: 8 vocales y 13 pares de
consonantes (sonoras y sordas) como se ve en la Figura 5 en la que observamos gestos

17
La Torá el libro sagrado de los judíos que coincide con los cinco primeros de la Biblia Pentateuco, tiene 300.000
letras todas consonantes, sin vocales ni comas ni puntos. Las letras en hebreo tienen un valor numérico y este libro
sagrado empieza con la letra Bet equivalente a 2 .
articulatorios como el redondeamiento labial para /o/ y diferencias entre /b/ y /p/ por
activación o no de las cuerdas vocales (ver dibujo en el rincón superior derecho de los
perfiles correspondientes.) El autor también considera el accionar la garganta y la
relación del tracto vocal con la corriente de aire espiratoria. En otra página del mismo
libro presenta una especie de silabario en donde las consonantes están seguidas de una
vocal dentro del formato silábico e incluye símbolos especiales.
En un marco más general de análisis de su obra puede afirmarse que este autor
se propone a fines de este siglo un sistema de lengua artificial filosófica de uso
universal más completo de los realizados hasta ese momento, y que pudiera ser leída por
todos los pueblos en su propia lengua. En realidad, esta lengua se divide en dos: una
escrita basada en ideogramas de aspecto semejante al chino pero impronunciables, y
otra destinada a la pronunciación. Como comenta Eco (1994:205) esta dualidad se debe
al hecho de que la notación alfabética destinada a la pronunciación, aunque sigue los
mismos criterios combinatorios de la ideográfica es diferente, e incluso, más clara en su
transcripción de caracteres reales.

18
La Figura tomada del trabajo de Dudley y Tarnoczy(1950) es una copia de la página 378 del libro
Essay towards a Real Carácter and Philosophical Language de J.Wilkins.
Figura 4: Representaciones del alfabeto fisiológico propuesto por Wilkins.

3.4. Relaciones fonéticas y ortográficas en gramáticos españoles


En el trabajo de Albert Galera (1999) se sintetizan los trabajos de Bartolomé
Jiménez de Patón (Epítome de la ortografía latina y castellana. Instituciones de la
gramática española) y de Gonzalo Correas (Arte de la lengua española castellana),
ambos del siglo XVII19. Estos autores explican y describen en forma muy clara los
sonidos de la lengua en esa época sin tener conocimientos de fonética. En efecto, sus
descripciones y comentarios son lo suficientemente explícitos y atinados como para
establecer con seguridad el sistema fonético del español del primer tercio del siglo
XVII. Correas, por ejemplo, describe articulatoriamente cada uno de los sonidos
vocálicos, estableciendo acertadamente los tres grados de abertura que caracterizan las
vocales españolas:
“La orden que tienen de prezederse las zinco vocales a, e, i, o, u, pareze
se la dio el sitio ò órgano, ò instrumento de la boca donde se pronunzian; la a en
medio de la boca un poco abierta, la e un grado mas afuera menos abierta, la i
otro mas afuera xunto à los dientes un poco abiertos (la y grande ò Griega suena
lo mesmo que la pequeña), la o mas afuera con los labios en redondo, mas afuera
la u con los labios estendidos para fuera como en zinco pasos afuera desde el
medio de la boca” (Fol. 19.v.,p.43).

Estos autores nos permiten reconstruir con certeza no sólo el sistema fonético
sino también el fonológico de la lengua española de la época.

4. Siglo XVIII

19
En estos autores se observa su finalidad pedagógica basada sobre todo en aprender las letras “ no sólo
para escrebir con rectitud , mas para sauer pronunciar”, según Patón (Fol. 2r, p. 19) y/o “letras
nuevas, para escribir pura i limpiamente, komo se pronuncia, korforme a la dicha rregla, que se a de
escribir komo se pronuncia, i pronunziar komo se eskrive, ke no ai otra en el mundo …” como afirma
Correas (Fol.51 r,p.116)
Según Bolinger (1975:506) “hablar sobre el lenguaje es casi tan viejo como el
lenguaje”. Y sin embargo, la bibliografía de este tipo de trabajos ha sido escasa hasta
este siglo en el que la situación cambia. Todos (Rousseau, Diderot, etc.) escriben sobre
el lenguaje. Los filósofos (Condillac) construyen gramáticas; los economistas como
Adam Smith, producen ensayos sobre el origen de las lenguas, y los políticos (Turgot),
teorías de la traducción.
Los estudios fonéticos y fonológicos demuestran que hay algunos intereses
específicos. En Inglaterra, por ejemplo, la dedicación a la taquigrafía lleva a Tiffin al
análisis de los sonidos del inglés para obtener signos fonéticos unívocos, en tanto que
Steele observa la fonética del ritmo y de la entonación para fijar la recitación del gran
actor shakesperiano Garrik.20 La teoría métrica tiene sus orígenes en este tipo de análisis
rítmicos de poesía en idioma inglés que se relaciona íntimamente con la literatura y la
gramática y demuestra la preocupación por enseñar a leer correctamente en voz alta.
Steele, en 1775, presenta y discute la relación entre gramática, actitudes y entonación.
Por medio de su método empírico (la viola como herramienta de investigación)
determinó la existencia de cinco propiedades del lenguaje oral: acento, cantidad, énfasis,
pausa y fuerza. Cristal (1969) rescata la importancia de los estudios de Steele porque
son pioneros en indicar que la misma oración puede tener significados diferentes si el
hablante utiliza diferentes entonaciones, y por lo tanto es el primero que subraya la
importante relación entre estructura gramatical y tono y altura de la voz, prestando
atención a la función actitudinal. El uso de la transcripción fonética se relaciona con los
diccionarios por sugerencia de Tucker. Por su parte, Hellwag da una descripción de las
vocales /i a u/ en un esquema triangular. Se trata de una descripción que se inscribe en
el modelo del arco de la lengua, de gran influencia entre gramáticos, filólogos,
lingüistas, profesores de dicción y fonetistas en general, hasta el siglo XX 21, cuando aun
no se había estudiado lo suficiente todo el conjunto de músculos internos y externos de
la lengua. Avicena en el año 1000 intentó una descripción de ellos pero sin relacionarlos
con las vocales. Es en 1781 cuando Hellwag representa un acuerdo virtual sobre el rol
de los músculos extrínsecos de la lengua en los gestos articulatorios relacionados con la
constricción del tracto vocal pero el modelo si bien ha contribuido a la descripción
inicial de las vocales cualquiera sea la lengua, presenta un lazo muy débil entre la
actividad neuromotora y la articulación.
20
Para más información sobre Steele y Garrick, véase. D.Abercrombie (1965), págs. 35-44.
21
Es a partir de los estudios experimentales de S.Wood (1975, 1979) que este modelo es reemplazado
con la evidencia correspondiente por la nueva teoría articulatoria para vocales.
En este siglo surge también la idea de producir habla artificial y construir
máquinas parlantes. Kratzenstein en 1779 construye, por ejemplo, resonadores acústicos
-similares por su forma al tracto vocal humano- que activa mediante lengüetas
vibrantes. Estas a la manera de los pliegues vocálicos interrumpen en forma periódica
una corriente de aire que actúa sobre esos resonadores.

Figura 5: Representación esquemática de las formas utilizadas por Kratzenstein para


sintetizar sonidos vocálicos.

A fines del siglo XVIII, la investigación experimental sobre la fisiología del


habla permitió la construcción de una máquina parlante. En efecto, von Kempelen
desarrolló una máquina que producía sonidos de habla. Estos se formaban mediante la
manipulación de elementos mecánicos que simulaban las partes esenciales y los
procesos del sistema fonatorio. En 1791 publicó un libro donde describe sus
observaciones sobre la producción de habla y los experimentos que realizó durante las
dos décadas en que trabaja en la máquina parlante. La obra de este autor revela que no
sólo fue un experto mecánico sino que tenía un oído agudo para el habla y muchísimo
sentido común22.
Su máquina parlante equivale en fuerza, tenacidad y búsqueda de herramientas
de enseñanza y análisis, a las manos como representación más pronunciación de las
letras en Bonet y su desafío de enseñar a hablar a los mudos.

5. Siglo XIX
El contacto de los primeros lingüistas de Europa con la excelente descripción
articulatoria de los gramáticos hindúes es el hecho principal de este siglo. Se produce en
este período una gran revisión del sánscrito

22
Como parte del interés por el habla que se observa en los investigadores en el siglo XX, está precisamente el
trabajo ya mencionado (por los materiales históricos que presenta y de los que hemos tomado algunas ilustraciones
para el presente trabajo) de H.W.Dudley y T.H. Tarnóczy “The speaking machine of W.von Kempelen” en 1950 .
Hay una toma de conciencia de la necesidad de estudios basados en la fonética.
De ahí que se sitúe el advenimiento de la fonética en la segunda mitad del siglo XIX,
entre 1850 y 1875. Es en el terreno anglosajón donde se percibe un esfuerzo por
elaborar una historia específica de la fonética, con los trabajos de Abercrombie o Firth.
También las descripciones sobre vocales y consonantes heredadas de los griegos se
mantienen. Y punto, modo y sonoridad son los tres aspectos considerados en las
descripciones generales de los sonidos del lenguaje. Es una época en la que se combinan
los términos de origen articulatorio y auditivo como una proyección de los puntos de
vista grecolatino (matiz auditivo) e hindú( matiz articulatorio).
Además del sánscrito influyen en este momento el desarrollo alcanzado por la
ciencias físicas y naturales. El cantante Manuel V. García inventa en 1855 el
laringoscopio. Por su parte, Brücke, fisiólogo alemán, publica en 1856 su Fondements
de la physiologie des sons du langage que va a servir de manual de fonética a toda una
generación, interesada en la realidad fisiológica del habla. Estos adelantos se proyectan
a su vez, en estudios más específicos como el realizado por el médico checo Czermak
quien usa el laringoscopio para observar el funcionamiento de las cuerdas vocales y el
del velo del paladar en la emisión de las nasales (1860).
A la minuciosa perspectiva fisiológica se le suma una marcada intención de
justificar una categorización auditiva y funcional de vocales y consonantes. En este
sentido, Rousselot y von Essen presentan una escala de audibilidad en la que algunas
consonantes resultan más audibles que ciertas vocales. Observación que también Straka
(1963) corroboró para el francés. Luego los investigadores buscan una justificación
fisicoacústica, encontrando que las vocales son equivalentes a sonidos musicales puros,
y las consonantes, ruidos acompañados o no de sonoridad. 23
Es también la época en la que Alexander Melville Bell, profesor de dicción,
padre del inventor del teléfono, propone con el nombre de Visible Speech24 una
transcripción fonética que presenta gráficamente los componentes articulatorios
relacionados con cada uno de los sonidos del lenguaje. Es un avance importante en la
descripción fonética. Los signos a los que llama habla visible constituían un alfabeto
básico universal.

23
En su análisis de la sílaba Hala afirma que se pueden caracterizar las vocales como sonidos que resuenan en las
cavidades supraglóticas y las consonantes como sonidos que se originan en los puntos en que hay cierre.
24
En 1947 Potter, Koop y Green escriben un manual Visible Speech en el que proponen lecciones tanto para
el lector normal como para el lector sordo, con registros espectrográficos de los sonidos del inglés en
sílabas y palabras. Es un material pionero en fonética acústica porque describe las principales
características acústicas que permiten identificar a los sonidos en los espectrogramas.
Se puede decir que a partir de esta época la fonética se integra totalmente como
ciencia auxiliar de toda investigación lingüística. Su desarrollo en Francia, Inglaterra y
Suecia o Dinamarca, es el de una ciencia autónoma cada vez más floreciente en el
desarrollo de técnicas experimentales. En 1886 se funda el IPA en ingles o AFI en
español que dos años más tarde provee símbolos para todos los sonidos del habla sin
connotación fisiológica especial.
El alfabeto fonético internacional se publica en 1888 y ha estado en continua
revisión y modificación. Comprende las letras ordinarias del alfabeto romano que
corresponde a cada sonido y está complementado por una serie de símbolos tomados del
alfabeto griego o los diseñados especialmente para este propósito. Hay signos
diacríticos que se agregan a los básicos para dar una versión más precisa de cada
transcripción. Permite transcribir fonéticamente cualquier lengua. El IPA indica
identidad de sonidos entre todos los hablantes.

Tabla 2: El Alfabeto Fonético Internacional

Y si destacamos en siglos anteriores el rol de los docentes de sordos, no


podemos dejar de mencionar en esta instancia a Alexander Graham Bell. Este médico
norteamericano sabía que la razón por la que los niños con problemas auditivos no
podían hablar era simplemente porque no se les enseñaba a hablar. Su interés por la
disminución auditiva se mantuvo vivo gracias a la organización que él mismo fundó en
1890. Tanto sus publicaciones, como sus conferencias y programas de defensa e
investigación, permitieron y aún permiten que los niños con estas dificultades tengan
mejores oportunidades para vencer su pérdida auditiva

6. Perspectivas actuales: Siglos XX y XXI


En el siglo XX se presentan dos hechos relacionados con la comunicación por
habla Por un lado la tendencia a describir este proceso como parte de las ciencias
naturales, y por otro lado, y quizás por la misma razón, la resistencia a considerar a la
Fonética como parte de los análisis lingüísticos. Es recién en 1932, cuando en el I
Congreso de Ciencias Fonéticas se la erige como una disciplina que está relacionada
con los sonidos que usamos para comunicarnos, y que requiere del auxilio de otras
disciplinas igualmente importantes con las que conforma la denominación de Ciencias
Fonéticas emanada de este mismo Congreso. Por otro lado, a partir de la década del 40,
se da un desarrollo sostenido tanto de equipos electrónicos como de técnicas muy
precisas, no sólo para el análisis acústico sino también para el estudio de los
mecanismos de producción de los sonidos del habla. Se trata de un panorama nuevo que
amplía el campo de acción de la Fonética, y acentúa su carácter experimental e
interdisciplinario (García Jurado y Arenas)25.
En el siglo XXI el estudio de los sonidos de habla es cada vez más exhaustivo y
completo. Esto se debe fundamentalmente a que la ductilidad proporcionada por la
tecnología y los nuevos programas digitales de análisis permiten a los investigadores
diseñar modelos que muestran con mayor claridad el modo en que interactúan los
procesos fisiológicos y psicológicos que emplean los hablantes para producir y percibir
un mensaje. A tal fin se han desarrollado modelos teóricos de estos procesos (algunos
ya desarrollados durante el siglo XX) que incorporan con rigor y valor explicativo, los
datos provenientes de los trabajos experimentales (García Jurado, 2007).26

7. Conclusiones

25
En 1914 se organizó el Primer Congreso Internacional de Fonética Experimental.
26
Un grupo de investigadores ingleses y alemanes descubrieron la presencia del gen FOXP2 que permite la
regulación de algunos de los movimientos faciales y de la mandíbula productores de ciertos gestos articulatorios de
habla. Este gen lo poseen también los monos, pero en los humanos hace 200 mil años sufrió alteraciones mínimas
en dos de sus aminoácidos, un hecho químico que nos permitió regular la producción de vocales y consonantes en
silabas, palabras y discursos enteros. Extraído del artículo periodístico “Descubren el origen del habla” Clarín,
Buenos Aires, jueves 15 de agosto del 2002, Información general, pág.35.
Quienes nos dedicamos al arte de enseñar a hablar sabemos que el camino a
recorrer es extenso porque la primera estación es el balbuceo inicial y la última abarca
el empeño actual por adquirir las habilidades lingüísticas para la oratoria. Recordemos
que el proceso general de adquisición consiste en graduales diferenciaciones: sonido de
silencio, voz de sonido, voz de la madre de la de extraños, entonación de monotonía,
pulsos silábicos de melodía entonada, consonante de vocal y quizás rasgo de fonema.27
La amplitud de aspectos implican amplitud de criterios en la enseñanza, y parte de ellos
pasan necesariamente por el conocimiento fonético y por las preocupaciones de los
actores que participan en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los antecedentes históricos que hemos reunido ponen de manifiesto que las
preocupaciones son reales y permanecen a lo largo de la historia del hombre, y que los
análisis científicos de los sonidos de habla se perfeccionan a medida que los diseños
computacionales abren sus puertas al “público” para compartir sus hallazgos. Sucedió
por ejemplo con las máquinas parlantes, y sigue sucediendo ahora cuando grupos
interdisciplinarios siguen intentando lograr que las máquinas “hablen” y también
“reconozcan” la voz humana para aprender a hablar. El circuito abarca los dos aspectos
y actualmente es todo lo que viene después del conjunto de las máquinas parlantes
mencionadas en los antecedentes. Como dice J.Lienard (1991) el hecho de tener una
máquina que pronuncie sólo palabras u oraciones conocidas por adelantado puede
parecer una especie de mistificación que en algún sentido se asemeja al mundo fonético-
religioso de los hindúes o a las invenciones de hombres de otros siglos.
En la actualidad los resultados científicos de investigaciones realizadas en los
distintos laboratorios del mundo sobre cualquiera de los temas fonéticos y fonológicos
tienen una proyección directa o indirecta sobre la vida en general. Estamos pensando,
por ejemplo, en sistemas automatizados de reconocimiento de voz que permiten que un
usuario encienda luces solo con emitir la orden, o que mensajes transmitidos por un
teléfono sean el resultado de habla sintetizada y no voz humana real.
En síntesis tenemos que reconocer que desde la enseñanza de la fonética a
hablantes de lengua primera (L1) y segundas lenguas (L2), al reconocimiento
automático digital y el entrenamiento de implantados cocleares, todos son terrenos que
dan cuenta de la relevancia y aplicación que tiene la investigación en este campo, el de

27
26. Cfr. M.Studdert-Kennedy “The beginnings of speech”. Status Report on Speech Research, Haskins
Laboratories SR/58: 36-74, 1979
enseñar a usar los sonidos de habla cualquiera sea la situación comunicativa en la que
estamos inmersos.

8. Referencias bibliográficas
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