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(Apocalipsis 2:2-4)
“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que
no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se
dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has
trabajado
arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.
Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”.
INTRO
Una de las razones por las cuales nuestro amor por
Dios puede menguar es tener pecados ocultos. Salomón fue
una persona a
quien Dios bendijo en gran manera y tuvo su respaldo para
hacer grandes maravillas, pero su amor comenzó a decaer
cuando su amor por las mujeres extranjeras fue más grande
a tal punto que lo arrastraron a la idolatría. Muchos
cristianos hoy en día han permitido que el pecado ingrese
sigilosamente en su vida destruyendo su pasión por Cristo.
Como creyentes
debemos ser celosos con nuestra vida piadosa no
permitiendo que nada dañe nuestra relación con Dios, razón
por la cual Pablo decía: “Así que, el que piensa estar firme,
mire que no caiga”, (1 Corintios 10:12).
Otra de las razones por las cuales nuestro amor por
Dios puede menguar es el efecto negativo de las pruebas en
nuestra vida. A Israel le paso esto. Después que volvieron
del cautiverio y comenzaron a reconstruir la ciudad de
Jerusalén y sus muros las cosas no volvieron a ser las
mismas. Con gran dificultad
reconstruyeron el Templo, pero la opresión de sus enemigos
no paro y no obtuvieron su completa independencia del
imperio Medo-Persa, por lo que las duras pruebas
endurecieron tanto su corazón que le dijeron a Dios: ¿En qué
nos amaste? Como cristianos debemos tener cuidado que
las duras pruebas no nos impulsen a dudar del amor de Dios,
por el contrario, es
el tiempo en cual debemos estar más cerca. El apóstol Pedro
exhorta a los cristianos a no perder su gloria al momento de
padecer por causa de la justicia y a considerar la actitud que
hubo en Jesús al momento de enfrentarse a la muerte.
“Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo
soportáis? Más si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis,
esto
ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto
fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”.
1 Pedro 2:20-21