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INTRODUCCION
1. el cristianismo es esperanza:
Quienes seguimos a Jesús y nos
sentimos movidos por su Espíritu
tenemos mucho que decir y
compartir con nuestros
contemporáneos respecto a la
esperanza. El cristianismo es…
esperanza, mirada y orientación
hacia delante. Es, por ello mismo,
apertura y transformación del
presente. Nuestra fe en el Dios de la
historia se transforma en
esperanza.
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Por Jose Cristo Rey G. Paredes 17 noviembre, 2020
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Retiro marzo 2021
4.objetivo
En este retiro queremos meditar y orar sobre la virtud de la
esperanza para comprender mejor este don divino y para
inmunizarnos contra el virus de la quejosa acedia.
5.pasos
Este retiro seguirá tres pasos: 1) La acedia, el virus de la
desesperanza; 2) Las dos caras de la Esperanza cristiana. 3) En
misión de esperanza.
1. ¿Qué es la Acedia?
Sorprendentemente el tema de la acedia goza de actualidad. Se le
dedican no pocos estudios, porque –según se dice– vivimos en “la
civilización de la acedia” (Horacio Bojorge).
La acedia es denominada “mal oscuro” (Gabriel Bunge),
“morfina espiritual” que nos inyectamos cuando se requiere
demasiado de nosotros (Katheleen Norris)
, “apatía espiritual”, que favorece la combinación tóxica de
la concupiscencia de los ojos con la concupiscencia de la
carne (Reinhardt Hütter),
“vicio de forma del cristianismo” (Lucrèce Luciani-Zidane).
3. manifestaciones
Las manifestaciones de la acedia son: vacío interior, inquietud,
desasosiego, que llevan a desear el cambio y buscar
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compensaciones: ¡cambiar de casa, de trabajo, de amistades, de
compañías, de instituto religioso, de matrimonio, o abandonar la
propia vocación, o entregarse a la concupiscencia de los ojos –uso
de la pornografía–! Otra manifestación es la imposibilidad de
concluir trabajos emprendidos, en el temor a caer enfermo. Las
personas con acedia no se aguantan a sí mismas, y, por eso, se
evaden.
4. disfraz
La acedia se reviste, a veces, de virtud. Se encuentra en personas
adictas al trabajo, a la actividad constante, a la agenda llena, al
móvil o celular siempre en actividad. Ocultan así el propio vacío
interior, huyen del tiempo para establecerse en el instante.
7. algunas preguntas.
¿Detectas en tu organismo espiritual signos de infección?
¿Cómo pudo entrar el virus?
¿Cómo es tu espera?
1. “teo-patía”
La esperanza es una virtud teologal, es decir, es como una “patía”
(dolencia) que se apodera de nosotros y nos determina: nos hace
participar de la hesed de Dios, por la cual Él es fiel a su Alianza con
nosotros y con el mundo. Por la esperanza tenemos la certeza de
que Dios cumplirá todas sus promesas y que el Reino de Dios se
impondrá sobre cualquier fuerza opositora, sea el pecado o la
muerte. El Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones (cf.
Rom 5,1-5), nos concede el don de la esperanza y nos asegura que la
Gloria de Dios se manifestará en nuestros cuerpos y en la creación
entera (Rom 8,18-28).
Como toda “patía”, la teo-patía de la esperanza es sufrimiento: así
la experimentó Jesús en su Viernes Santo. Es la esperanza que grita
a Dios y que se atreve a exclamar: “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me
has abandonado? En la celebración del Viernes Santo la Iglesia se
atreve a cantar: ¡Ave Crux, spes unica! (¡Salve, oh cruz, esperanza
única!). Jesús sufrió la “noche de la esperanza”. Por ella atravesaron
antes Job, el Jeremías de las Lamentaciones, los profetas, los
orantes de los salmos. La esperanza nos armoniza dolorosamente
con los incomprensibles ritmos de Dios.
5. aprender el arte
Vivir en esperanza es un arte que hemos de aprender y ejercitar: es
el arte de superar lo que nos deprime, lo que nos vuelve
desconfiados o susceptibles. Quien confía no se amilana ante las
dificultades, ni se echa para atrás ante la dificultad. El desánimo
que a veces nos sobrecoge no ha de tener la última palabra. Puede
ser un momento de parada que nos hace reflexionar, corregir
errores, fijarnos en lo esencial. Pero después es necesario
entregarse de nuevo a la esperanza. Los obstáculos la estimulan.
Tenemos dentro de nosotros recursos inéditos, insospechados. La
persona esperanzada es como un artista de la vida: de lo que
aparentemente no existe, hace brotar una realidad nueva y bella que
conmueve a quienes la contemplan y les ofrece sentido y razones
para vivir.
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No solo hay que dejarse guiar por la esperanza, sino “ser”
esperanza: En la fortaleza de ánimo está la raíz subjetiva de la
esperanza.
Preguntas
¿vives la teopatía de la esperanza?
¿La esperanza te lleva a la oración?
¿eres esperanza?
¿Qué virtud de la esperanza te acompaña?
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El Evangelio se caracteriza por ser
propuesta de esperanza católica –es decir,
esperanza para todos–. La Alianza de
nuestro Dios con toda la humanidad y con
toda la Creación, ratificada por Jesús, nos
dice que “no estamos dejados de la mano de
Dios” y que de Él podemos esperar todo lo
mejor sin excluir a nadie. Nunca hemos de
dejarnos llevar por el desaliento, sino
esperar contra toda esperanza.
Preguntas