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NRC: 2048
Facultad de Ingeniería
En segundo lugar están los valores instrumentales, son los valores que se van a
utilizar como medio para lograr alcanzar los valores terminales, funcionaran como
un puente entre la persona en formación y el ideal de persona éticamente perfecta.
Entre ellos se encuentran la obediencia, la lógica, el sentido servicial, el autocuidado,
la independencia, y el ser imaginativo.
Ajuste entre la personalidad y el trabajo. Todos los oficios tienen unos rasgos de
personalidad o personalidades identificables que pueden lograr que sean eficientes
en ese oficio. De ahí la importancia de la personalidad y los valores en relación con
el puesto de trabajo.
Una persona no puede cambiar su personalidad a voluntad a tal grado de que tenga
una totalmente distinta a la inicial. Por lo general la personalidad se compone de una
gran cantidad de rasgos en su mayoría involuntarios. Lo que una persona puede
hacer es gestionar sus emociones y actuar hacia las necesidades y valores de una
empresa. El ambiente laboral puede cambiar la forma en la que un empleado se
siente y percibe las cosas, pero jamás su personalidad.
Resolución de casos
Claro que si, una empresa debe disponer de ambos recursos. Además las
organizaciones disponen de puestos para ambos tipos de persona, por lo general
una persona que es afable es ideal para el trato con personas de manera directa
como servicio al cliente o ventas, inclusive para cargos altos que requieren un trato
directo con clientes o aquellos que requieren buscar y convencer a inversores para la
compañía. Así mismo los individuos con un alto desempeño impulsan la
competitividad de la empresa por lo que no es coherente prescindir de ellos.
● A menudo, los efectos de la personalidad dependen de la situación. ¿Podría
pensar en algunas situaciones laborales en las cuales la afabilidad sea una
virtud importante y otras en las que socave el desempeño laboral?
Es posible que suceda esto ya que en la cultura popular se tiene la idea de que una
mujer por naturaleza es delicada y servicial, (nótese los puestos de azafatas,
aseadoras y enfermeras) por lo que es “natural” que una mujer sea afable, por otro
lado, en un hombre esto podría ser un indicativo de debilidad, ya que popularmente
el hombre es concebido como rudo e intimidante, un hombre afable puede ser objeto
de molestias o burlas por ser considerado más débil. Esto es inconcebible, pero
demuestra que el mundo aún debe evolucionar a nivel personal y humano para hacer
estas brechas cada vez más pequeñas.
Caso 2:
Soy una mujer introvertida, no siento mucha pasión por llamar la atención, me gusta
mantener un perfil bajo en la mayoría de los casos aunque eso no quiere decir que
no me pueda divertir o tenga conversaciones de manera fluida con algunas
personas, pero no me considero extrovertida, pero en mis círculos sociales y
familiares es posible que sea considerada como una persona extrovertida, alegre y
que no se queda quieta jamás.
Por supuesto, como ya mencioné siempre he creído que soy una persona
introvertida, pero eso nunca ha sido un problema y tampoco considero que las
personas totalmente contrarias a mí están mal. Considero que todos deben aspirar a
ser la mejor versión de sí mismos, pero sin dejar de ser uno. He sido testigo de
personas que van a fiestas o eventos que les son supremamente aburridos para
encajar en algún círculo social, lo paradójico del asunto es que suelen ser personas
supremamente interesantes una vez que los conoces, al no ser ellos mismo se
pierden y privan al mundo de mostrar su máximo potencial.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS