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Comentario de una obra arquitectónica

La obra arquitectónica que se va a comentar a continuación es Santa Sofía de Constantinopla,


mandada a construir por el emperador Justiniano. Sus autores son Antemio de Tralles e
Isidoro de Mileto. Pertenece a la arquitectura bizantina y se construyó en 5 años, entre 532 y
537. Actualmente se encuentra en Estambul, Turquía.

Se trataba de una basílica, aunque en 1453 se convirtió en mezquita, cuya planta es basilical
con tres naves y planta de cruz griega, el espacio central es amplio y se encuentra cubierto
por una cúpula de planta central. Sufrió varias modificaciones hasta el 562, ya que en el 538
se hundió debido a un terremoto y la reconstruyó Isidoro el Joven. El edificio estaba unido al
palacio imperial. Destaca una gran cúpula de 31m de diámetro y 55m de altura, cuyo exterior
sitúa un tambor cuya función es robustecer la cúpula. El sistema arquitectónico utilizado es el
contrarresto. El peso es sostenido por cuatro pechinas y contrarrestado por dos exedras que, a
su vez, descargan su peso en otras menores. El peso está sostenido por dos grandes
contrafuertes en los transversos. En el interior destaca una cúpula gallonada de materiales
ligeros. El tamaño de la cúpula, la disposición de los arcos y las columnas crean un amplio
espacio. El juego de estructuras no se percibe y la luz que filtran las ventanas abiertas en el
tambor produce la sensación de que la cúpula flota en el aire y dota de luminosidad al
interior. Se añadieron los cuatro grandes minaretes del exterior para crear un modelo de
mezquita cuando esta fue convertida. La función del edificio es religiosa.

Tras la caída del imperio de Occidente en 476, el Bizantino heredó la cultura romana, aunque
posteriormente se hacen notar las influencias griegas y orientales. El reinado de mayor
esplendor fue el de Justiniano (primera Edad de oro). El modelo de mezquita con minaretes y
una gigantesca cúpula central fue muy imitado en el arte islámico, como en la Mezquita Azul.

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