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Impreso en la Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
Prefacio......................................................................................................... 9
Luis Tonelli
Introducción............................................................................................... 15
Andrés Malamud y Miguel De Luca
A. Instituciones de gobierno
C. Actores sociales
Conclusión
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1. Entre los más importantes “partidos provinciales” se destacaban Acción Chaqueña (ACH),
Cruzada Renovadora-San Juan (CR), Fuerza Republicana-Tucumán (FR), Movimiento
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4. Por ejemplo, en los comicios presidenciales de 1989, 1995 y 1999, los postulantes que
obtuvieron el primer y el segundo lugar habían sido gobernadores en algún momento de su
carrera política o se desempeñaban como tales al tiempo de la votación.
5. Desde 1983, el PJ ha controlado ininterrumpidamente la gobernación en seis provincias.
Un desempeño parecido ha logrado en la mayoría de la veintena de municipios del conur-
bano bonaerense.
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como las precedentes (i.e. Ricardo López Murphy, Mauricio Macri, Elisa “Lilita”
Carrió). Varios de los “partidos provinciales” también experimentaron un declive
pronunciado o directamente desaparecieron. Sólo se mantuvo firme el inoxidable
MPN (véase Cortés y De Piero, 2007).
A diferencia de lo sucedido en otros países tras coyunturas similares, los
movimientos de protesta y de cuestionamiento a la dirigencia tradicional no
forjaron fuerzas políticas de tipo qualunquista u orientadas hacia la rebelión
cívica, sino que terminaron disipándose o vinculándose con las organizaciones
partidarias existentes. Y los comicios posteriores a 2001 no registraron fenómenos
análogos al “voto bronca” de ese año.
Sin embargo, en el esquema partidario nacional persistió una tendencia
hacia el desacople, la “desnacionalización” o “territorialización”, a la que se
superpuso una fuerte reconstrucción del liderazgo político encarada por los
Kirchner. Una de las manifestaciones más evidentes de este complejo fenómeno
fue la emergencia de los “radicales K”: gobernadores, legisladores y funcionarios
de la UCR proclives a apoyar las medidas del presidente y a conformar alianzas
electorales y de gobierno con el kirchnerismo.
6. Los Diputados la derogaron casi sin intervenciones por 161 votos favorables, 14 negativos
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5.1. Mujeres
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5.2. “Agrocandidatos”
5.3. Outsiders
Entre 1983 y 2001 la política argentina había registrado unos cuantos outsiders
triunfantes, es decir, personas que sin experiencia partidaria previa se lanzaban
a la contienda electoral y vencían en la carrera por una gobernación u obtenían
un cargo legislativo. Estos casos, entre los que se contaban empresarios, artistas,
deportistas, periodistas, constituían la excepción y no la regla. Y eran claros
ejemplos de cooptación de los outsiders por los partidos políticos –casi siempre
los tradicionales–, antes que de una “conquista partidaria” por parte del outsider.
Mientras que la experiencia de algunos outsiders culminaba tras cumplir con
un único mandato electoral, otros se convertían en líderes partidarios de fuste,
desarrollando carreras políticas según trayectorias clásicas, tal como el corredor
de Fórmula 1 Carlos Reutemann (dos veces gobernador y senador por Santa
Fe) o el motonauta Daniel Scioli (diputado nacional, secretario de Turismo y
Deportes, vicepresidente y gobernador bonaerense).
Tras la crisis de 2001, este fenómeno siguió pautas similares a las del pe-
ríodo precedente, con la notable excepción de los empresarios Mauricio Macri
y Francisco de Narváez. El primero conquistó la jefatura del gobierno porteño
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liderando una fuerza política nueva, PRO; pero, al mismo tiempo, ha manteni-
do vínculos con sectores del PJ no kirchnerista y alimentado la posibilidad de
disputar la candidatura presidencial con el apoyo del peronismo. De Narváez, en
cambio, ha señalado reiteradamente su adscripción al justicialismo; sin embargo,
los recursos económicos a su disposición le han permitido mantener una total
autonomía respecto de la organización partidaria.
6. Conclusión
En 2001 las multitudes coreaban “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno
solo!” en un clima de generalizado repudio a los partidos y a los líderes políticos.
Los procesos sociales, institucionales y electorales desencadenados tras la crisis
desatada entonces no llevaron a la fundación de un nuevo sistema partidario ni
a la renovación completa de la dirigencia política. Tampoco las cosas permane-
cieron tal como estaban.
Tras una década, el panorama resultante es una particular combinación
de continuidades y cambios. El sistema de partidos se mantuvo en pie, aunque
con muestras de desarticulación y desacoples. Entre los partidos, el justicialismo
conservó sus bastiones y extendió los años de su primacía. En los elencos guber-
namentales, los insiders mantuvieron su predominio, tanto entre el oficialismo
como en la oposición. La gran mayoría de los cargos ejecutivos y legislativos
nacionales y provinciales quedaron a cargo de políticos con un cursus honorum
similar a los existentes en las tres décadas pasadas. Los partidos experimentaron
transformaciones en los procesos de selección de candidatos que llevaron a una
reducción significativa de la nominación de postulantes vía “internas” y, a su
vez, fortalecieron los liderazgos (y sobre este terreno es que el gobierno de los
Kirchner ha logrado aprobar las primarias obligatorias que se estrenarán en
agosto de 2011).
Por su parte, la ley de cuotas permitió mejorar la representación en el Con-
greso nacional desde una perspectiva descriptiva (como “espejo de la sociedad”).
La emergencia y éxito relativo de outsiders de nuevo cuño y de los agrocandidatos
evidenciaron la existencia de un sistema de y con partidos con cierto nivel de
estructuración, pero también con capacidad para procesar cambios en las pre-
ferencias del electorado o evoluciones en el escenario político, tal como fue el
conflicto “gobierno vs campo”.
En aquellos días del “voto bronca” y los cacerolazos, la crítica a la “parti-
docracia” era recurrente. En Argentina, sin embargo, los partidos nunca fueron
tan fuertes ni tuvieron tal dominio del escenario político como en los paradig-
máticos ejemplos de la Italia de la segunda posguerra o la Venezuela de adecos
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Bibliografía
Cortés, Hugo y Sergio De Piero (2007): “Allá lejos y hace tiempo: El desarrollo
electoral de los partidos provinciales”, Cuadernos de la Argentina Reciente
N° 5, Buenos Aires, diciembre: 58-69.
De Luca, Miguel (2008): “Political Recruitment and Candidate Selection in
Argentina: Presidents and Governors, 1983 to 2006”, en Siavelis, Peter
y Scott Morgenstern (eds.), Pathways to Power: Political Recruitment and
Candidate Selection in Latin America, University Park, Penn State University
Press, pp. 189-217.
De Luca, Miguel, Mark P. Jones y María Inés Tula (2002): “Back Rooms or
Ballot Boxes? Candidate Nomination in Argentina”, Comparative Political
Studies, 35: 413-436.
— (2009): “De internas, aparatos y punteros. La selección de candidatos a
diputados nacionales en Argentina, 1983-2005”, en Freidenberg, Flavia
y Manuel Alcántara Sáez (eds.), Selección de candidatos, política partidista
y rendimiento democrático, México, Tribunal Electoral (Distrito Federal,
México), UNAM, Instituto de Iberoamérica (USAL), pp. 269-298.
Tula, María Inés (2003): “Los partidos políticos en la Argentina: cambios y
perspectivas”, El politólogo, IV, Buenos Aires, otoño: 17-18.
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LA REFORMA DE LA POLÍTICA EN LOS
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Solá), el Peronismo Federal (Adolfo Rodríguez Saa, Hilda González de Duhalde, Juan Carlos
Romero) y los restantes bloques legislativos.
4. Entre ellas la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), el Centro de Implementa-
ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Poder Ciudadano,
Conciencia, Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES), e Iniciativa para
el Fortalecimiento del Estado y la Democracia (IFED).
5. Ana María Mustapic, Diego Reynoso, María Inés Tula, Jorge Mayer, Marcelo Cavarozzi
e Isidoro Cheresky, entre otros.
6. Incluso la Coalición Cívica, que no participó del Diálogo Político, se había opuesto his-
tóricamente a los aportes empresarios a las campañas electorales, y en su plataforma electoral
de 2007 también figuraba la supresión de la publicidad privada audiovisual en campañas.
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De todas maneras, esto dificulta que los “sellos de goma”, sin representatividad
real en la ciudadanía, sigan contando con personería jurídica.
8. En el caso del peronismo esto había sido visible en los comicios de 2009, y la primaria
era vista por el oficialismo como un mecanismo para contener al interior del partido a los
sectores opositores a su conducción.
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9. Este es otro punto modificado en la discusión legislativa: el proyecto original del Ejecu-
tivo distribuía los espacios en un 30% por igual a todos los partidos y en un 70% según sus
últimos resultados.
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4. La implementación de la reforma
10. El otro aspecto de la ley que recibió mayores críticas fue la no incorporación de la llamada
“boleta única” (ver Straface, 2009).
11. Vale aclarar, a su vez, que la norma sólo autoriza las contribuciones de personas físicas
(entendiendo que esto es parte de la libertad individual de apoyar al candidato que se desee),
pero prohíbe las contribuciones de empresas.
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Estado (como el Ministerio del Interior vis à vis la Justicia Electoral, o incluso
al interior de ésta).
La realización de las primarias para candidaturas presidenciales proba-
blemente no tenga mayor impacto en estos comicios de 2011. La recuperación
de la imagen de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha desalentado
a posibles competidores del peronismo, dejándola como única postulante del
Frente para la Victoria. En el radicalismo, Julio Cobos y Ernesto Sanz también
declinaron sus precandidaturas, por lo cual solamente Ricardo Alfonsín parti-
cipará de la primaria (Elisa Carrió ha desistido de sumarse). Mauricio Macri,
dirigente de PRO y de quien se esperaba una eventual participación en primarias
del Peronismo Federal, resolvió presentarse a su reelección como Jefe de Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, las principales fuerzas políticas no
tendrán primarias competitivas para la candidatura presidencial, aunque sí para
la elección de diputados y senadores nacionales en numerosos distritos. Vale
destacar, además, que algunas provincias (entre ellas la de Buenos Aires) han
aprobado legislación similar a la nacional, utilizando primarias para la selección
de candidaturas provinciales y municipales.
En cuanto a la fragmentación del sistema partidario, el efecto que debería-
mos esperar es una reducción del número de pequeños partidos debido, por una
parte, a los requisitos para la constitución y mantenimiento de la personería, y
por otra, a la exigencia para acceder a la elección general de un umbral de 1,5%
de los votos totales en la primaria. En conjunto, estas medidas desalientan la
fragmentación del sistema partidario, lo cual ya registra una primera verificación:
el número de partidos inscriptos ha descendido de 656 a 523, según datos pre-
liminares de la Justicia Electoral. Los mayores requisitos para la constitución y
mantenimiento de partidos deberían conducir a que los partidos “sobrevivientes”
a la reforma posean mayor arraigo y representatividad social, favoreciendo así
la institucionalización del sistema partidario. De todas formas, en la medida en
que muchos de los partidos que perdieron su personería igualmente no habrían
obtenido representación parlamentaria, no está claro que la reforma (tal como
fue aprobada por el Congreso) alcance para moderar la fragmentación de los
bloques legislativos. Vale notar, por ejemplo, que la mayoría de los países cuenta
con otras disposiciones, en los reglamentos legislativos, que exigen una cantidad
mínima de miembros por bloque, limitando así la proliferación de pequeños
agrupamientos parlamentarios.
El efecto más poderoso de la reforma debería notarse en la publicidad
de campaña. Mientras que tradicionalmente los partidos y los candidatos con
mayores recursos concentraban el grueso de los mensajes televisivos (mientras
que los partidos más pequeños se limitaban a la publicidad de vía pública), la
nueva ley establece una mayor paridad en los anuncios audiovisuales. Se trata
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