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EL JOVEN REY TIERNO DE EDAD

(Actividad con los Jóvenes)


Por William Soto Santiago
Lunes, 20 de noviembre de 2000 A.M.
Asunción, Paraguay

Muy buenas tardes, jóvenes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en
esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor
del Programa de Dios para este tiempo final, y la parte que nosotros tenemos en el
Programa de Dios; y cada uno de ustedes como jóvenes, la parte que tienen en el
Programa de Dios.
Para poder comprender mejor lo que Dios tiene para los jóvenes, siendo que Dios
dice en Eclesiastés, capítulo 12, que es algo dirigido a los jóvenes, dice:
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y
lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se
oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia...”
Y sigue ahí hablando de la vida de la persona, y de sus diferentes etapas por las
cuales pasa, hasta que termina sus días aquí en la Tierra.
Y ahora, leemos en Crónicas, capítulo... Primera de Crónicas, capítulo 29, donde dice:
“Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha
elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para
hombre, sino para Jehová Dios.”
Luego que David le da a conocer al pueblo acerca de esta casa, o le habla de esta
casa (pues ya le había informado antes), ya el rey tiene los planos y todo, luego ora por
su hijo Salomón, luego de ya estar Salomón como rey; todo esto ocurre ya cuando
Salomón está como rey. Y al orar por el pueblo y por Salomón en el verso 19, de este
capítulo 29, dice:
“Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te
edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. “EL
JOVEN TIERNO DE EDAD.”

Salomón era un joven tierno en edad, digamos que no había cumplido todavía 21
años, y fue el elegido por Dios para ser rey, sucesor del rey David. El rey David era un
rey conforme al corazón de Dios, se mantuvo guardando los mandamientos de Dios, no
adoró ídolos, no adoró dioses ajenos, sino que adoró al Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob.
Y ahora, el rey David llega a su etapa de despedida, y hablando con el pueblo, dice...
y orando por el pueblo a Dios, dice en este mismo capítulo 29, luego que el pueblo
ofrendó a Dios para la construcción del templo. Veamos, versos 3 en adelante... aquí
hay que comenzar un poquito antes, dice: “Yo...” verso 2:
“Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas
de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de
hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras
negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de
mármol en abundancia. Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi
Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que
he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios: tres mil
talentos de oro, de oro de Ofir (o sea, que cuando dice ‘de oro de ofir,’ es el mejor), y
siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas; oro, pues, para
las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de
los artífices. ¿Y quién quiere (o sea, y quien quiera)... ¿Y quién quiere hacer hoy
ofrenda voluntaria a Jehová?”
Luego que el rey había dado oro, plata, y todo para la casa de Dios que iba a ser
construida por el rey Salomón, la casa para nuestro Dios, un templo, ahora le da la
oportunidad al pueblo, para que el que así como David de todo corazón quiso hacer lo
que hizo: poner para la casa de Dios ofrenda voluntaria de todo su corazón, porque su
afecto está en la casa de Dios, ama la casa de Dios, y quiere que sea construida esa casa
para nuestro Dios.
Y ahora, David no se conforma él, en él solo hacerlo todo, y recibir la bendición de
Dios para él solo, sino que también le da la oportunidad al pueblo, para que el pueblo
también pueda hacer como hizo el rey David, todos aquellos que de todo corazón lo
quieran hacer; tiene que ser algo de todo corazón. Ninguno podía sentirse obligado, sino
que de todo corazón querían hacer como hizo el rey David: una ofrenda para nuestro
Dios, para la construcción de la casa de Dios.
Hay algunos que cuando les toca ofrendar algo para Dios, se están quejando, esa
ofrenda no es agradable ante Dios. Pero aquellos que lo hacen de todo corazón, esa
ofrenda es agradable a Dios, y Dios bendice a la persona, ha agradado a Dios, porque lo
ha hecho de todo corazón. David hizo esto de todo corazón, y ahora le da la oportunidad
al pueblo para que toda persona pueda hacer lo mismo. Dice:
“¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová? Entonces los jefes de
familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los
administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. Y dieron para el
servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil
talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro.”
Vamos a hacer una comparación aquí: diez mil talentos de oro dieron, dio el
pueblo, dieron los príncipes (los príncipes). David había dado para Dios cantidades
grandes, había dado tres mil talentos de oro (el rey David); y ahora ellos dan diez mil
talentos, ¿cuántos? Diez mil dracmas de oro. Hay que buscar a ver si las dracmas, la
diferencia que hay entre dracmas...
Vamos a ver, cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro; o sea, habían dado cinco
mil talentos. Es como decimos nosotros: “Una libra con tantas onzas.”
Ahora, dieron cinco mil, y David había dando ¿cuántos? Tres mil. O sea, que David dio
más de la mitad que todos ellos dieron juntos. Pero Dios puso en el corazón de David
darle la oportunidad a todos, para que todos tengan la oportunidad.
“...dieron cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata,
dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. Y todo el que tenía
piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel
gersonita. Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo
corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente.”
Para que sucediera esto, pues tuvo que David darle la oportunidad al pueblo, y los
jefes de familias y los príncipes de las tribus, jefes de millares y de centenares, y los
administradores de la hacienda del rey, entonces moverse a la escena, para ofrecer
voluntariamente, y también el pueblo ofrecer voluntariamente. O sea, que los príncipes,
príncipes y jefes de millares de centenares, y así por el estilo enseguida se movieron, y
dijeron: “Presente,” y contribuyeron, contribuyeron con ofrendas de parte de ellos y de
todas las administraciones que ellos tenían a su cargo, y también el pueblo vino y
ofrendó para Dios también. O sea, que se llevó a cabo un movimiento para este
propósito, para lo más grande que el pueblo hebreo podía hacer: la casa de Dios. Porque
no hay cosa más grande que la Casa de Dios.
Y ahora, un joven es el que va a estar a cargo de la construcción de esa casa, un
joven tierno en edad, o sea, que no había cumplido los 21 años (podía ser de 15 a 21
años), y le tocaba esa gran misión: la construcción de la casa de Dios; por lo tanto
necesitaba sabiduría de parte de Dios y prudencia para la construcción de esa casa.
Su padre David oró por Salomón, para que Dios le diera sabiduría y prudencia, y le
diera corazón bueno. Dice:
“Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos, tus testimonios y tus estatutos (lo principal es un corazón perfecto, para
guardar los mandamientos, estatutos, testimonios y estatutos de Dios), y para que haga
todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos.”
Y luego en este mismo capítulo, o sea, en este mismo libro de Crónicas, como también
en el libro de Reyes, encontramos a Dios apareciéndole a Salomón, y dándole sabiduría
para la gran obra que tenía que llevar a cabo.
Veamos... vamos a ver cómo Dios dio sabiduría al rey Salomón. Primera de Reyes,
capítulo 3, verso 5 en adelante, dice... Primera de Reyes, capítulo 3, verso 5 en adelante,
dice... y aun podemos leer un poquito antes, para, si quieren tener el cuadro claro, dónde
se encontraba Salomón. Dice, verso 2 en adelante, del capítulo 3 de Primera de Reyes:
“Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa
edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos.”
Por esa causa Salomón fue a sacrificar a Dios, a hacer sacrificios, y dice:
“Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David;
solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. E iba el rey a Gabaón,
porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba
Salomón sobre aquel altar (mil holocaustos; o sea, que mil animalitos sacrificaba
cuando iba a ese lugar)... mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.
Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios:
Pide lo que quieras que yo te dé.”
Dios dándole la oportunidad a Salomón que él pida: “Pide lo que tú quieras.” Aquí
Salomón al ser coronado como rey, ha sido adoptado en el reino como rey. Y cuando un
rey está adoptado, miren cómo Dios lo trata y porqué. Vamos a ver porqué... Salomón
se había sentado en el trono de David, pero ese Trono de David es muy importante en el
Programa Divino, porque ese es el Trono de Dios aquí en la Tierra; por eso es tan
importante ese trono.
Ahora veamos, dice... vamos a ver aquí cuando Salomón se sentó en el Trono -
cuando Salomón se sentó en el Trono, estaba sentándose en el trono más importante del
planeta Tierra. No hay otro trono más importante en el planeta Tierra, sino el Trono de
David, porque ese Trono es el Trono de Dios aquí en la Tierra. Por eso es que cuando
Dios le habla por medio del Arcángel Gabriel a la virgen María, en el capítulo 1 de San
Lucas, le dice que va a tener un hijo... vamos a San Lucas, verso 30 en adelante, dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de
Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre
JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el
trono de David su padre;y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin.”
Siendo que ese Trono es el Trono de Dios en la Tierra, miren ustedes, el Trono de
Dios en la Tierra gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Y ahora, hemos visto que este es un misterio grande del Reino de Dios, es tan grande
que la humanidad todavía no lo ha podido comprender; pero cuando esté restaurado el
gobierno de Dios desde ese Trono, en donde Cristo se sentará, y se sentará con El, el
Vencedor, veremos, comprenderemos la bendición tan grande que hay en ese Trono, y
la bendición tan grande que saldrá de ese Trono. Cristo es el heredero a ese Trono, y por
eso Cristo es el que se sentará, y dice:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono.”
Y por eso para el Día Postrero habrá uno que obtendrá la gran Victoria en el Amor
Divino y sentará con Cristo en Su Trono, y la Iglesia completa del Señor Jesucristo
recibirá también la Adopción, y gobernará con Cristo. O sea, que el Reino Milenial de
Cristo con Su Iglesia será desde ese Trono. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo
es el gabinete de ese Reino, y eso es lo más grande que puede haber en un reino: el
gabinete de ese reino.
Y Cristo es el más grande de ese Reino, Cristo, y El estará con Su Iglesia, Sus
Ángeles Mensajeros, Su Apóstoles, y así por el estilo, y los patriarcas del Antiguo
Testamento. Todos tendrán su parte, su posición en ese Reino, conforme a la posición
que ocuparon aquí en la Tierra en la Obra de Dios para el tiempo que les tocó vivir.
O sea, que es imposible que en una edad... o sea, es imposible que el Reino de
Jesucristo, de gente de una edad ocupen la posición más alta, del grupo de esa edad, una
persona que no sea el Mensajero de esa edad. Dios tiene diferentes niveles para ser
ocupados en ese Reino. Pero el nivel más alto para el grupo de cada edad, lo tendrá el
Mensajero de cada edad.
Así como los Apóstoles, encontramos que se sentarán sobre 12 tronos, y los
patriarcas, los hijos de Jacob, se sentarán sobre 12 tronos también; por eso aparecen 24
tronos ahí en el libro del Apocalipsis, capítulo 4, y el capítulo 5 también. Por eso Cristo
le pudo ofrecer a Sus Apóstoles 12 tronos.
Y ahora, cuando aparentemente no hay más tronos, Cristo dice:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono.”
Y el que obtenga la gran victoria en el Amor Divino en el Día Postrero, el que
obtenga esa gran victoria, se sentará con Cristo en Su Trono. Ahora, ahí hay un misterio
muy grande, el cual es paralelo a lo que sucedió cuando Cristo venció, ascendió al Cielo
y se sentó con el Padre en Su Trono; es paralelo, porque Cristo así lo muestra, cuando
dice: “Así como Yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” ¿Ven? Es
paralelo. Como cuando Él dice: “Como en los días de Noé, así será la Venida del Hijo
del Hombre.” Y cuando dice: “Y como en los días de Lot, así también será la Venida
del Hijo del Hombre, son cosas paralelas, por lo tanto, tenemos que entender ese
paralelismo.
Por eso también dice: “Al que venciere y guardare mis obras (¿hasta cuándo?)
hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y
serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi
Padre.” ¿Ven? Cristo se sentó en el Trono de Dios y recibió de Su Padre toda la
autoridad y poder de los Cielos y de la Tierra. Y para el Reino Milenial la voluntad de
Dios se hará en este planeta Tierra. “Venga Tu Reino, hágase tu voluntad, así como en
el Cielo aquí en la Tierra.” Será establecida la voluntad de Dios desde el Trono de
David, el cual es heredado por Cristo, en donde Cristo se sentará y se sentará con El, el
Vencedor. Ese es el Trono de Dios en la Tierra. El Trono de Dios en el Cielo es el
Trono Celestial. Y el Trono de David estará fusionado con el Trono de Dios Celestial.
Ahora, podemos ver que esto es un misterio grande, pero lo vamos a entender; y si
no lo entendemos mientras estemos en nuestros cuerpos mortales, cuando tengamos el
nuevo cuerpo lo entenderemos; por lo tanto, lo vamos a entender antes de comenzar el
Reino Milenial; porque ya cuando tengamos el nuevo cuerpo, ya todas las cosas las
comprenderemos completamente.
Ahora, así como Dios en Su Programa y conforme a Su Programa tenía el tener
aquí en la Tierra un Templo, vean cómo comenzó todo: Dios al colocar a Adán en la
Tierra, ese era el templo humano de Dios en la Tierra. Y está hecho el ser humano en el
mismo orden, o con el mismo orden del Templo Celestial: Atrio, Lugar Santo y Lugar
Santísimo. El atrio es el cuerpo, el lugar santo es el espíritu y el lugar santísimo es el
alma. Y ahora, encontramos que luego de la caída del ser humano, perdió el ser humano
el derecho a tener la Gloria de Dios manifestada en él. “Por cuanto todos pecaron, todos
están destituidos de la gloria de Dios.”
Así como la gloria de Dios estaba en el tabernáculo que construyó Moisés y el
templo que construyó Salomón, y como está en el Cielo en Su Templo, en el Lugar
Santísimo en Su Trono, así la gloria de Dios tiene que estar en la persona. Pero por
causa de la caída del ser humano, encontramos que perdió el ser humano la bendición de
tener la gloria de Dios dentro de él, y perdió el ser humano entonces el derecho a tener
un espíritu teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico, igual al cuerpo
teofánico de Dios. Y el cuerpo teofánico de Dios es llamado: el Angel del Pacto o Angel
de Jehová, es ese cuerpo angelical.
Y ahora, las almas de los seres humanos perdieron el derecho a tener un cuerpo
teofánico, en donde la gloria de Dios es manifestada allá en el interior de la persona.
Luego, por medio del Programa de Redención, el ser humano es restaurado a la gloria
de Dios, y la gloria de Dios es restaurada al ser humano, recibiendo a Cristo como su
Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y
recibiendo Su Espíritu Santo. Y para el Día Postrero en adición recibiremos también el
cuerpo glorificado, y entonces la gloria de Dios estará en toda Su plenitud en nosotros,
en nuestro interior y en nuestro exterior también.
Recuerden que somos un templo de Dios, y Cristo es el que obra esa construcción
del Templo, pero nosotros somos sus colaboradores, somos nosotros obreros en esa
construcción de ese Templo. Y ahora, somos jóvenes de tierna edad, ninguno tiene más
de 100 años. Y Dios hizo al ser humano para vivir eternamente; por lo tanto, un hombre
con 100 años, comparado con la eternidad es un niño. Y un hombre... Miren, en Isaías,
dice que para el milenio el niño morirá de 100 años. Comparado con un milenio, 100
años es una décima parte. Y ahora, veamos algo: una persona que tenga de 7 a 10 años
de edad, y usted lo llama y no sabe cómo se llama, y le va a preguntar a una persona:
“¿Cómo se llama aquél que está allí?” Preguntaría usted:
“¿Cómo se llama aquél caballero? ¿Cómo se llama aquél hombre que está allí? ¿O cómo
se llama aquél Joven?” ¿Cómo diría?: “¿Cómo se llama aquél niño?” Pues el que tiene
de 7, o de 5 a 10 años, es un niño todavía.
Digamos que el ser humano puede vivir de 70 a 100 años. ¿Cuánta es la décima
parte de 70? 7. ¿Cuánto es la décima parte de 100? 10. ¿Ve? De 7 a 10 es la décima
parte de 70 a 100 años. ¿Y la décima parte de 1.000 cuánto es? 100. ¿Ve? Todavía es un
niño en el milenio una persona que tenga 100 años. “El niño morirá a los 100 años.” Eso
significa que habrá muerte en el milenio. Pero cuando se muere una persona a los 100
años en el Milenio, murió un niño; pudo haber vivido 1.000 años.
Ahora, ¿por qué se murió? Tiene que haber alguna causa: Durante el Milenio los
que entren, que no sean de los escogidos de Dios, serán mortales. Los únicos que
estarán como inmortales serán los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo, y también
los ciento cuarenta y cuatro mil van a resucitar. No sabemos cómo será el cuerpo que
ellos tendrán; pero ellos estarán durante el Reino Milenial sirviéndole a la Iglesia del
Señor Jesucristo. Y los que sobrevivan, de los que viven en la Tierra en este tiempo, los
que sobrevivan a los juicios de la gran tribulación entrarán al Reino Milenial, y los
santos del Antiguo Testamento que resucitaron con Cristo, también entrarán al Reino
Milenial. Ahora, dice la Escritura que en ese tiempo el niño morirá de 100 años, y el
pecador será maldito a los 100 años. Esto es así, porque durante el Reino Milenial la
Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Habacuc, capítulo 2, verso 14, y también Isaías, capítulo 11, verso 9.
Ahora, podemos ver que ese conocimiento de la gloria de Jehová que será dado en
ese tiempo, es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de
Cristo, que será dada a conocer por medio de la predicación del Evangelio del Reino.
El Evangelio del Reino es el que estará siendo esparcido durante el Reino Milenial, en
ese glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Y con la predicación del
Evangelio del Reino, será lleno de conocimiento el mundo entero; toda la Tierra será
llena, todos los seres humanos serán llenos del conocimiento de la gloria de Jehová,
manifestada en Su Segunda Venida y Su Obra de Reclamo. Así como la Tierra ha
estado siendo llena del conocimiento de la gloria de Dios, manifestada en la Primera
Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para salvación de
todo aquel que cree en nuestro amado Señor Jesucristo, lava sus pecados en Su Sangre,
es bautizado en Su Nombre, y recibe el Don del Espíritu Santo, y obtiene así el nuevo
nacimiento, y obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Ahora, durante el Reino Milenial, así como se predica la Palabra y se enseña en
diferentes formas por los diferentes medios de comunicación, y también en vivo (o sea,
en persona), durante el Reino Milenial habrá la forma de predicar el Mensaje en ese
Reino Milenial; y esa será la principal enseñanza para el Reino Milenial. Y bajo esa
enseñanza es que todos los misterios de Dios serán dados a conocer, a los que vivirán en
el Reino Milenial.
Dice, hablando de ese tiempo, capítulo 65, verso 17 en adelante, aun un poquito
antes, dice: “El que se bendijere en la tierra...” Verso 16:
“El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá (si buscamos en los
originales, es: ‘en el Dios del Amén.’); y el que jurare en la tierra, por el Dios de
verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis
ojos.”
Ahora, para el Reino Milenial, el que jurare, el que se bendijere en la Tierra y el
que jurare en la Tierra, en el Dios de verdad se bendecirá, y en el Dios de verdad jurará;
o sea, que es el Dios del Amén. Hay diferentes... aquí hicieron la traducción:
“En el Dios de verdad.” Y también la más acertada es: “En el Dios del Amén.”
Ahora, vean, sigue diciendo:
“...porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.
Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá
memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre
en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su
pueblo gozo.
Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en
ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni
viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien
años será maldito.”
O sea, que una persona que llega a 100 años y continua siendo un pecador, será maldito,
con esa maldición le llegará su final; el pecador morirá jovencito porque no podrá pasar
de 100 años, vean, lo máximo serán 100 años. Como también aquí en la Tierra, vean
ustedes, Dios le ha dado al ser humano un lapso de tiempo para vivir, y si no aprovecha
ese tiempo para servir a Cristo, para recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus
pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y
obtener el nuevo nacimiento; si se le pasa ese tiempo que Dios le ha dado, muere
pecador.
Ahora, podemos ver que en esta temporada en que vivimos, o en este tiempo en
que vivimos —digamos— de los últimos dos mil años. Es menos el tiempo que las
personas tienen normalmente, la mayor parte de las personas mueren antes de los 60
años, o de los 70 años, y tienen menos oportunidad de llegar a los 100 años. Pero en el
Reino Milenial habrá la oportunidad para los que no estarán transformados, de llegar a
100 años, y aun de pasar de 100 años. Eso es para los que no estarán transformados,
para las personas sobrevivientes de este tiempo final, que sobrevivirán a los juicios de la
gran tribulación.
Ahora, podemos ver que hay un Programa ya determinado por Dios para ser
desarrollado durante el Reino Milenial. Pero antes de eso tiene que estar la Casa de
Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, ya construida. Y ahora, nosotros como individuos
somos miembros de ese Cuerpo Místico de creyentes, de ese Templo Espiritual que
Jesucristo está construyendo, y va creciendo de etapa en etapa, de edad en edad, cuando
Dios envía un Mensajero, lo envía con un Mensaje, y él comienza a predicar ese
Mensaje, y comienza así la construcción de esa etapa del Templo Espiritual de Cristo. Y
son llamados y juntados los escogidos de Dios de esa edad, y son colocados en unión
con Cristo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
El Rvdo. William Branham en la página 265 del libro de “Las Edades,” dice:
“Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad.”
Muchas personas pueden decir, muchos predicadores decir, que son Mensajeros, o el
Mensajero; pero con quien Jesucristo se identifica, ese es el Mensajero para esa edad.
Jesucristo, el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, se identifica en cada edad con el
Mensajero de cada edad, con ése es que está Cristo, el Ángel del Pacto, la Columna de
Fuego en cada edad.
“Ellos reciben de El la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de
la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios (los saca del reino de las tinieblas,
¿los coloca dónde?) Y los coloca en unión completa con Cristo Jesús (los coloca en el
Cuerpo Místico de Cristo, los coloca en el Reino de Jesucristo). Estos mensajeros son
llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo,
Jesús (la Luz del Hijo de Dios, que es Jesucristo). También son llamados estrellas
porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos
traen la Luz de Dios a Su pueblo.”
Hemos visto cómo viene también la Luz de Dios para Su pueblo, para Su Iglesia,
de edad en edad: por medio de esa manifestación de Cristo, a través del Mensajero de
cada edad. Y ahora, San Pablo hablándonos de la construcción de ese Templo, en
Primera de Corintios, capítulo 3, verso 5 en adelante, dice:
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis
creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero
el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino
Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque
cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.”
¿Ven que Dios tiene recompensas? La recompensa será de acuerdo a la labor que
haya llevado a cabo cada Mensajero de Dios, y para cada individuo, de acuerdo a su
labor que haya realizado en la Obra de Dios.
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,
edificio de Dios (ese Edificio de Dios es como Templo Espiritual, como Iglesia el
Templo Espiritual de Jesucristo).
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse
el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”
Ahora, podemos ver que se está construyendo un Nuevo Templo; así como a Salomón
le tocó construir un templo para Dios, un nuevo templo; ellos tenían el Arca del Pacto,
pero ahora se iba a construir un nuevo templo, en donde luego colocarían el arca del
pacto. Ellos tenían también el tabernáculo que Moisés les había construido, pero ahora
sería construido un nuevo templo.
Y ahora, ya no está el tabernáculo que construyó Moisés, ni el templo que
construyó el rey Salomón. Pero ahora, Jesucristo nuestro Salvador, el cual se sentó en el
Trono de Dios en el Cielo, y se sentará en el Trono de David, al cual Él es heredero, está
construyendo un Templo para Dios con seres humanos. De lo cual nos habla también
San Pedro, en su Primera carta, capítulo 2, verso 4 en adelante, donde dice:
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios
escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual...”
Estamos siendo edificados como casa espiritual como individuos, y en la
construcción del Templo Espiritual de Cristo somos piedras vivas, somos parte de esa
construcción. Y es necesario saber en qué parte de esa construcción estamos nosotros
colocados.
¿Dónde estamos colocados en la construcción del Templo Espiritual de Cristo?
En la parte del Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular. La Obra se está
llevando a cabo ¿dónde? En el Lugar Santísimo. Así como en cada edad se llevó a cabo
la Obra de Dios en la edad correspondiente, donde envió al Mensajero de cada edad, y
colocó al lado de ese Mensajero, obreros, colaboradores maravillosos que trabajaron
con él, y todo el pueblo también trabajó con él, con el Mensajero de cada edad, en la
construcción de esa parte del Templo.
Siendo que es el Templo Espiritual de Cristo y se construye con seres humanos, por
medio de llevar el Mensaje y la gente recibir el Mensaje, y ser traídas, ¿qué estamos
haciendo? Estamos trayendo las piedras, el material de construcción al lugar donde se
está construyendo el Templo, que es la Iglesia de Jesucristo; y la subimos a la parte
donde se está construyendo. Por ejemplo, se está construyendo un edificio, se construye
la primera planta, se trajo todo el material ahí, luego se va a construir la segunda planta;
¿qué sucede con el material, con el cemento y los bloques? Pues hay que subirlo a la
segunda planta. No van a decir: “No, aquí se está construyendo el edificio, hay que
dejarlos aquí abajo en la primera planta.
¿Y quién va a construir ahí en la primera planta una segunda planta? Hay que
construirla sobre la segunda planta.
“Por lo tanto, muchachos, hay que subir esos bloques para la segunda planta, hay
que subir esas piedras, hay que subir ese acero, hay que subir esos tubos para la luz
eléctrica; hay que subir todo el material a la segunda planta.”
Y cuando colocan el cemento sobre el techo, no lo colocan sobre el techo de la primera
planta, lo colocan sobre el techo de la segunda planta. Y así es en la construcción del
Cuerpo Místico de Cristo.
De edad en edad encontramos que no se traen las piedras vivas a una edad
que ya pasó, se trae en la edad que está vigente, porque esa es la edad donde se está
trabajando, donde se está construyendo esa parte del Edificio de Dios, del Templo
de Dios. Y eso le toca dirigirlo al Espíritu Santo, a través del Mensajero que Él envía
para cada edad. Los que se quedan resacados en una edad que ya pasó, dicen: “No, no,
todo ese material, toda esa gente que se está convirtiendo hay que traerlos para acá
abajo.”
Pero el Mensajero enviado para esa nueva edad, siempre dice: “No, es acá arriba,
acá arriba es donde está la construcción; ya allá abajo se terminó de construir.” Por lo
tanto, hay que estar donde está la acción del Espíritu Santo, porque ahí es donde
nosotros podemos estar en acción en la perfecta voluntad de Dios. Y aunque sean
jóvenes, no hay ningún problema, con jóvenes se trabaja mucho mejor.
Recuerden que en los... principalmente en construcciones no hay muchas personas
ancianas. Si ven a un anciano por allí, o es el maestro de obra, o es el ingeniero, o es el
arquitecto o el dueño de la compañía; porque es que en una construcción hay que
trabajar duro, y no pueden estar diciendo: “Estoy cansado.” Es desde el horario
establecido para comenzar, con su receso, y luego continuar hasta cumplir las horas de
labor. Si no, no puede trabajar en esa construcción.
O sea, que no se puede quejar ninguna persona que trabaje en construcción. Por eso
es que las personas más fuertes son las que trabajan en construcción, siempre están en
buena salud, no tienen tiempo para quejarse ni estar descansando cuando están
trabajando. El pueblo hebreo estando en Egipto, como estaba siempre trabajando como
esclavos, era un pueblo fuerte, saludable, y hasta las mujeres eran saludables. Vieron las
parteras que las mujeres hebreas no eran como las mujeres egipcias, y eran mujeres
fuertes las hebreas, y cuando les tocaba dar a luz, |cuando mandaban a buscar la partera
y llegaba la partera, ya el niño había nacido. No como las mujeres egipcias, que si no
llegaba la partera no nacía el niño, tenían que estarlas ayudando, porque no hacían el
ejercicio que hacían las hebreas.
Así que, les ayudó en esa parte a los hebreos para ser personas fuertes; y a todo el
que trabaja le ayuda el trabajo para su salud, porque el cuerpo tiene que estar en acción
siempre, si no se afecta todo el sistema del cuerpo y se enferma y se muere más
rápidamente; y aunque no se muera, estará con muchos achaques, muchos problemas, y
es porque no le ha dado el uso que le debe dar, no le ha dado el ejercicio que tiene que
darle a su cuerpo.
Ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo tenemos que estar ejercitados, como
individuos, ejercitados en la fe en Cristo, obteniendo cada día más conocimiento de
parte Dios. Cada día usted debe saber más de lo que sabía el día pasado; y eso
solamente lo puede obtener por medio de Cristo, dándonos Su Palabra de edad en edad.
No solamente necesitamos, o no solamente tenemos que estar leyendo acerca de este
tiempo, sino que podemos leer la historia de la Iglesia, y todas las situaciones por las
cuales pasó, y eso nos enseña a nosotros que en nuestras vidas pasaremos por diferentes
situaciones; pero ya otros pasaron por esas situaciones también.
Y nos enseña que la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico ha estado
perseverando, y obtendrá la gran Victoria en el Amor Divino, en la Edad de Oro, que es
la Edad de la Piedra Angular. Y cada uno de nosotros como individuos obtendremos la
gran Victoria en el Amor Divino, y obtendremos nuestra transformación.
Ahora, continuando acerca de la construcción, la construcción del Edificio más
importante del planeta Tierra, que es la construcción del Templo de Jesucristo, la Iglesia
del Señor Jesucristo. Recuerde que cuando Salomón construyó aquél templo, aquélla
fue la construcción más importante de Jerusalén, de todo Israel, y del mundo entero,
¿por qué? Porque fue un templo construido para Dios, y Dios moró en ese templo.
Ahora, la construcción más importante es la construcción del Templo Espiritual de
Jesucristo, como Cuerpo Místico de creyentes, el cual es Su Iglesia, la cual está
compuesta por piedras vivas, llamadas y juntadas en la construcción de ese Templo
Espiritual, y colocadas en la edad que les corresponde. En otra edad (la persona), en una
edad pasada, la persona no cuadraría con las cosas de esa edad, ni las cosas de esa edad
ni las personas de esa edad, tampoco cuadrarían con usted, lo mirarían como un pájaro
raro (como dicen).
Pero sepan una cosa: Cada piedra viva, cada alma de Dios, escrita en el Cielo, en el
Libro de la Vida del Cordero, donde cuadra bien es en la edad que le toca vivir, ahí es
donde ocupa su lugar en el Templo Espiritual de Cristo, y en donde se ve bien; y en
donde puede comprender las cosas correspondientes a esa edad. Estando en una edad
pasada no puede comprender las cosas que se llevan a cabo en la edad que está vigente.
Ahora, todos somos colaboradores de Dios en esta gran labor, porque es una labor
que es hecha con nosotros y para nosotros, para así Dios morar en este Templo
Espiritual en toda Su plenitud. Continuemos leyendo aquí lo que Pedro, San Pedro,
dice:
“Acercándoos a él, piedra viva (o sea, Él es esa Piedra viva, Cristo, la Piedra que
los edificadores desecharon), desechada ciertamente por los hombres, más para Dios
escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios
por medio de Jesucristo.”
Por medio de Jesucristo, porque Él es el Sumo Sacerdote.
“Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que
creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso;
pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser
la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en
la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
Y ahora, hemos sido escogidos para anunciar las virtudes de Aquél que nos llamó,
nos llamó de las tinieblas a Su Luz admirable, nos llamó del reino de tinieblas, del reino
del diablo, a Su Reino, que es el Reino de Luz. Y ahora, nos ha dado el privilegio de
anunciar las virtudes Suyas, las virtudes de Jesucristo. Y ahora, nosotros estando en Su
Cuerpo Místico de creyentes, llevamos el Mensaje, para que llegue al corazón de todas
las personas; y los que faltan por ser llamados y juntados, sean llamados y juntados y
colocados en el lugar que les corresponde en el Templo Espiritual de Jesucristo.
No estamos trabajando y llevando el Mensaje, para que la gente venga a la
primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, o sexta, o séptima edad; estamos
trabajando para que Cristo llame y traiga las piedras vivas correspondientes a este
tiempo final, y las coloque en la Edad de la Piedra Angular, las coloque en el Lugar
Santísimo de Su Templo Espiritual.
O sea, que sabemos en qué etapa de la Iglesia estamos trabajando, en qué etapa de
ese Templo Espiritual; por lo tanto sabemos a qué etapa y qué edad, a qué parte del
Templo Espiritual de Cristo, traer las piedras vivas, para colocarlas ahí, ser colocadas
ahí en el Templo Espiritual de Cristo. Y cuando se complete, entonces es que será
dedicado a Dios, para morada de Dios en toda Su plenitud, y entonces vendrá la
resurrección de los muertos en Cristo, y la transformación de nosotros los que vivimos.
Ahora, tenemos la herramienta para trabajar, que es la Palabra, el Mensaje de
Dios para la Edad de la Piedra Angular, y Dispensación del Reino; ese es el
Mensaje para el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo. Llevando ese
Mensaje por todos los lugares, Dios habla directamente al alma de las personas, porque
es un Mensaje correspondiente al Lugar Santísimo, y el Lugar Santísimo es el Alma del
Templo, es la parte más importante. El lugar santísimo es *el que representa el alma
nuestra. Y el Lugar Santísimo es el que representa a Dios, porque ese es el lugar de
morada de Dios.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es Su Cuerpo Místico de creyentes,
está siendo edificado, construido ese Templo; y nosotros como individuos estamos
siendo edificados también. Y ahora, encontramos que el Mensaje de este tiempo final es
un Mensaje que va directamente al alma, para que ahí Dios obre, y de ahí la gloria de
Dios ser manifestada, y de ahí salir por, del alma al espíritu, y del espíritu al cuerpo.
¿Ve? Es una obra de adentro hacia afuera.
Y pronto veremos que esa Palabra que ha sido colocada ahí, producirá aquello para
lo cual ha sido enviado, y obtendremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y
glorificado. Pero recuerden que Dios está trabajando de adentro hacia afuera. Por eso
dice el Rvdo. William Branham que la Palabra que hemos recibido, alrededor de esa
Palabra será que se materializará el nuevo cuerpo. Como la palabra que Abraham y Sara
habían recibido de parte de Dios, del Ángel del Pacto, de Jesucristo en Su cuerpo
teofánico, alrededor de esa Palabra, porque es la Palabra creativa o creadora, alrededor
de esa Palabra, fueron rejuvenecidos Sara y Abraham, se materializó ese
rejuvenecimiento en ellos, para tener al hijo prometido.
En la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, miren ustedes
lo que ha estado pasando: Con la Palabra prometida para este tiempo final, se ha
rejuvenecido como Cuerpo Místico de creyentes la Iglesia del Señor Jesucristo, para
recibir al hijo prometido. Esto es en términos espirituales.
Y ahora, tenemos una Iglesia joven, rejuvenecida por la Palabra prometida para este
tiempo final, siendo dada esa Palabra a la Iglesia, ¿qué ha sucedido? Ahora no es una
iglesia vieja, no es una iglesia que puede decir: “Nosotros somos de la segunda o tercera
edad. Nosotros somos Irenianos (serían de Ireneo); o de Martín, o de Colombo, o de
Lutero. Nosotros...” Martín, serían martinos o martianos, o luteranos o wesleyanos.
Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es una Iglesia jovencita, una Iglesia Novia
jovencita; para por medio de esa Palabra creadora traer el hijo prometido. El hijo
prometido como Mensajero, y el hijo prometido como individuos, que seremos
transformados y entonces estaremos inmortales para toda la eternidad, y será una Iglesia
físicamente también joven, con cuerpos jovencitos, representando de 18 a 21 años de
edad. Vean lo que es el Templo Nuevo, el Templo que Jesucristo está construyendo. Y
nosotros somos colaboradores de Él, trabajando en la Obra de Cristo para nuestro
tiempo, estamos trabajando brazo a brazo con Jesucristo en nuestro tiempo. Y Cristo ha
dado colaboradores maravillosos a cada Ángel Mensajero, y aquí también en este
tiempo final, para trabajar con el Ángel del Señor Jesucristo, brazo a brazo en la Obra
de la construcción del Templo Espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo.
Cada Mensajero de cada etapa, de cada edad, cuando estemos con Cristo, El dirá:
“Estos son los que Dios me dio, para mi edad, y estos son los que han trabajado
conmigo en la edad en que yo estuve en la Tierra.” Y Cristo recompensará a cada uno
según haya sido su obra. San Pablo decía: “El que siembra escasamente, escasamente
cosechará. Pero el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.”
¿Y cómo sembramos? Llevando el Mensaje, trabajando en la Obra de Cristo, porque
vuestro trabajo en el Señor no es en vano, dice San Pablo. Y el mismo Cristo lo dice en
diferentes lugares, dice: “Porque el Hijo del Hombre viene, vendrá con Sus Ángeles, y
entonces pagará a cada uno conforme a Sus Obras.” San Mateo, capítulo 16, verso 26
al 28. Y también en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno
según sea su obra.”
¿Ve que El recompensará a cada persona?
Y ahora, todos los que han trabajado en la construcción del Templo Espiritual de Cristo,
desde su comienzo hasta su final. ¿Y quiénes han trabajado? Los del Antiguo
Testamento han trabajado en la construcción de ese Templo Espiritual de Cristo. ¿Pero
no comenzó el Día de Pentecostés? El Templo Espiritual tiene Atrio, tiene Lugar Santo
y tiene Lugar Santísimo.
Todos los que sirvieron a Dios y trabajaron en la Obra de Dios, los Profetas
dispensacionales, y los ministros que estuvieron brazo a brazo con ellos, y los
Mensajeros de cada etapa, de esas dispensaciones, y los que trabajaron con ellos,
pertenecen al Atrio de la Casa de Dios. Y los que de Cristo hacía acá; o sea, del Día de
Pentecostés hacia acá, han trabajado en la Obra de Cristo durante el tiempo de los
Apóstoles, y durante las siete edades de la Iglesia, pertenecen al Lugar Santo.
Y los que están trabajando en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular,
con el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, corresponden al Lugar Santísimo.
Nos ha tocado la mejor parte del Templo de Dios, la parte del Lugar Santísimo. Ese es
el Templo que será dedicado en este tiempo final a Dios, para morada de Dios en toda
Su plenitud. Seremos transformados y entonces Dios estará morando en nosotros en
toda Su plenitud. Ya no cometeremos errores ni faltas, ni pecaremos, ni nos
enfermaremos, ni nos pondremos viejos tampoco; sino que seremos jovencitos, de 18 a
21 años de edad en apariencia. No habrá niños, porque ya estarán en un cuerpo perfecto.
Ya no habrá niños en el Cuerpo Místico de Cristo, ni ancianos tampoco, ni
personas de edad, de 30 ó 40 ó 50 años de edad tampoco, porque todos serán con una
apariencia de 18 a 21 años de edad; o sea, en la flor de la juventud. Ahora, es muy
importante que nosotros estemos conscientes de que Cristo está en la construcción de
ese Templo Espiritual, y está en la etapa más importante de todas las etapas de la Iglesia
de Jesucristo. Es la etapa más importante, es la etapa más delicada, es la etapa más
misteriosa de todas; pero es la etapa más gloriosa para los hijos e hijas de Dios, que les
toca en el Cuerpo Místico de Cristo la parte del Lugar Santísimo, para ser piedras vivas
en esa parte del Templo Espiritual de Cristo.
Y ahí todos trabajamos también en la Obra de Cristo, para que se complete pronto
esa parte del Templo Espiritual de Cristo; porque ya las demás partes, ya tuvieron su
tiempo y fueron construidas esas partes del Templo del Señor Jesucristo, del Atrio y del
Lugar Santo. Y ahora, la mirada de Cristo y la labor de Cristo es en la Edad de la Piedra
Angular, donde nos ha tocado por la Gracia de Dios a nosotros vivir. No ha sido porque
usted sea muy inteligente, o porque sea ignorante, o porque sea bonito o feo, sino por
elección divina, desde antes de la fundación del mundo.
El Arquitecto y Constructor, e Ingeniero de esa Casa es Dios; pero ha colocado
personas de etapa en etapa, como San Pablo y otros Mensajeros, y también a los
Apóstoles, frente a la construcción correspondiente a cada edad. Y ahora, nos ha tocado
a nosotros la etapa más gloriosa de todas las etapas. Es la Edad de Oro, la Etapa de Oro.
Por eso el lugar santísimo estaba cubierto ¿de qué? De oro por dentro; y el arca del
pacto cubierta de oro, y el lugar del trono de Dios en el lugar santísimo, era el
propiciatorio, que era la tapa del arca, y era de oro puro, con dos querubines de oro. Y
en el lugar santísimo estaba también (en el que construyó Salomón), los dos querubines
de madera de olivo, pero cubiertos de oro.
Todo eso es tipo y figura de lo que Cristo estará construyendo en este tiempo final
en Su Iglesia. Por eso es que El llama y junta a Sus escogidos en este tiempo final en Su
Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo, la Edad del
Trono, es la Edad donde Cristo coloca Su Trono. Y ahí si comenzamos a explicar el
misterio del Trono de Cristo nos tomaría bastante tiempo. Pero ahí tiene que estar todo
lo que estaba en el templo, en el lugar santísimo, tiene que Cristo materializarlo en Su
Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, lo que estaba en el lugar santísimo, tiene que
estar ahí materializado.
La representación está en el tabernáculo que construyó Moisés, allí en el lugar
santísimo, y en el lugar santísimo del templo que construyó Salomón, la representación
de lo que Cristo tendrá en el Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. Todo eso es
hecho conforme al modelo del Templo que está en el Cielo. Y ahora, nosotros somos
colaboradores de Jesucristo en esa construcción, y nos ha tocado la parte más
importante de la construcción del Templo Espiritual de Cristo. Es una construcción de
terminación; las terminaciones en una construcción es lo que hace que sea de valor o no
sea de valor esa construcción, que se vea bien esa construcción. Una construcción —
digamos— con una laminería mal hecha, pierde mucho valor; una construcción bien
terminada obtiene el valor que debe tener, el máximo valor que pueda obtener.
Y ahora, la etapa de la Edad de la Piedra Angular es una edad de terminación.
Y vean ustedes, las terminaciones ahí son en oro, Dios mandó a cubrir con oro todo el
lugar santísimo por dentro. Por lo tanto, la Obra de Jesucristo en Espíritu Santo, en el
Lugar Santísimo, es una Obra de Oro. Y por eso es que así como nos da un cuerpo
teofánico, nos dará un cuerpo glorificado, eterno, inmortal e incorruptible; y así quedará
la Iglesia del Señor Jesucristo con la gloria de Dios dentro manifestada, y cada uno de
nosotros como individuos también.
Tenemos que ocuparnos de la Obra de Jesucristo, trabajando en la Obra de
Jesucristo en la Edad que nos corresponde, y tenemos que ocuparnos también de la Obra
de Cristo en nuestros tiempo; porque El así como está edificando Su Iglesia como
Cuerpo Místico de creyentes, como un Templo, está edificándonos a nosotros como
individuos. Es una Obra que Cristo está haciendo directamente en nuestra alma, para
pronto transformarnos y llevarnos con El a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como Cristo siendo el Templo humano de Dios, obtuvo la victoria y ascendió
al Cielo victorioso y se sentó con el Padre en Su Trono, ahora Cristo al terminar la
construcción de Su Templo Espiritual de Su Iglesia y de nosotros como individuos, nos
llevará también al Cielo. Así como el Padre llevó al Cielo a Su templo humano,
Jesucristo llevará a Su templo humano, que somos todos nosotros, nos llevará al Cielo;
y Su Templo humano, Su Templo de carne, que es Su Iglesia, tiene las diferentes partes
del Templo que construyó Moisés y del Templo que construyó Salomón; o sea, tiene
atrio, lugar santo y lugar santísimo.
Así que, podemos ver este misterio de la construcción del Templo. Y de que
aunque somos jóvenes, la bendición de Dios está con nosotros. Y así como pidió David
sabiduría y prudencia para su hijo Salomón, le pidió esa bendición a Dios, después Dios
le apareció en sueños a Salomón y le dijo: “Pídeme todo lo que tú quieras.” Y fue en
sueños, fue en sueños porque Salomón no era Profeta. David era Profeta y por eso
algunas veces le aparecía el Ángel de Jehová en forma de un hombre, cuerpo angelical;
lo vio; y algunas veces, pues, cuando lo vio se asustó, porque lo vio con la espada en la
mano. Eso nos habla de guerra, de batalla, de juicio.
Y ahora, Salomón en sueños vio a Dios, Dios lo visitó, le apareció, le habló, y
Salomón dijo: “Yo lo que quiero es sabiduría, sabiduría para guiar al pueblo.” Eso está
en Primera de Reyes, por el 5, por ahí debe estar... 4, verso 29 en adelante, dice que
Dios le dio sabiduría. Pero ahora vamos a ver el 3, 5 en adelante, dice:
“Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo
Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a
tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con
rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en
que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de
David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio
de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar
por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para
discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan
grande?
Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has
demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste
la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he
aquí lo he hecho conforme a tus palabras (o sea, ‘ya –Dios dijo– lo he hecho.’ Ya
estaba hecho); he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha
habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera
que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis
caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre,
yo alargaré tus días. Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén,
y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció
sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos.”
Estaba muy contento, y agradecido a Dios, ofreció sacrificios a Dios, adoró a Dios e
hizo banquete para todos sus siervos, y se gozaron; tenía una bendición muy grande el
rey Salomón, al pedir a Dios sabiduría, inteligencia, para gobernar el pueblo. Y Dios le
dio sabiduría y también le dio riquezas, y le dio honra, y le dio todo lo otro que no había
pedido. Y Dios le dice que se mantuviera guardando los estatutos y leyes, el rey David
también se lo recomendó, se lo dijo, para que así Dios estuviera siempre con él; y así las
tribus de Israel, las cuales Dios había unido por medio del reinado que tuvo a través del
rey David, no fuesen separadas si pecaba ante Dios y adoraba ídolos, y servía a dioses
ajenos, entonces Dios lo desecharía.
Ahora, eso lo vamos a dejar quietecito. Salomón es tipo y figura de Jesucristo, de
Jesucristo en Su Primera Venida, y de Jesucristo en Su Segunda Venida. Por eso el
Señor Jesucristo pudo decir: “He aquí uno mayor que Salomón.” Y también pudo decir:
“He aquí uno mayor que el templo.” O sea, que Salomón, el rey, y que el templo que
construyó Salomón; porque ahora Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, el que
sentaría en el Trono de Dios, entonces edificaría un Templo, Su Iglesia, y sería un
Templo mayor; porque uno mayor que Salomón y uno mayor que el Templo, Cristo
siendo también el Templo de Dios es mayor que el templo de piedra. Y la Iglesia del
Señor Jesucristo como Templo Espiritual es mayor que un templo de piedras que hizo
Salomón, o cualquier otro templo aquí en la Tierra.
En palabras más claras: cada uno de ustedes como individuos, siendo templo de
Jesucristo, es mayor que cualquier templo que haya sobre el planeta Tierra, y cualquier
templo de piedras y de cosas así. Ahora, podemos ver que Cristo está construyendo ese
Templo, está sentado en el Trono de Dios y está construyendo el Templo de Dios, que
es la Casa de Dios, la Familia de Dios. Y está siendo construido con la Sabiduría de
Dios; porque Jesucristo es Sabiduría de Dios, es la Sabiduría de Dios con la cual, y con
quien El, Dios, construyó el universo completo. Y ahora está construyendo algo más
grande que el universo. Decir que está construyendo algo más grande que el universo,
suena un poco ilógico quizás.
¿Pero que es más grande: una construcción que sea hecha, un planeta que sea
hecho, o el que lo construyó? Pues Jesucristo es el que construyó, y nosotros somos
hijos de Dios por medio de Jesucristo., estábamos en Cristo; por lo tanto, lo más grande
es Jesucristo y los hijos e hijas de Dios, que es ese Templo Espiritual de Jesucristo;
porque dice San Pablo en Romanos: “Todo es nuestro. Todo es nuestro.” Somos
herederos de Dios y coherederos con Cristo.
¿Qué es más grande: la herencia o el que recibe la herencia? El que recibe la
herencia es más grande que la herencia. ¿Y qué es más grande: la herencia o el dueño de
la herencia? El Dueño de la herencia, que es Dios.
Ahora, podemos ver que algo más grande que el universo completo, Cristo está
construyendo. Como en medio del pueblo hebreo, en medio de todas las construcciones
y en medio de todas las ciudades, lo más grande no eran las ciudades, ni lo más grande
eran los edificios que tenían; sino que lo más grande era el templo que construyó
Salomón allí. Por eso Jerusalén vino a ser la ciudad más importante, la ciudad de Dios,
¿por qué? Porque tenía lo más grande: el templo de Dios, y por consiguiente tenía la
Presencia de Dios en la Columna de Fuego, en el Lugar Santísimo de Su Templo.
Todos los que trabajaron en la construcción de ese templo de todo corazón, fueron
bienaventurados, y el rey Salomón también. Y todos los que construyen con Cristo,
trabajan con Cristo en la construcción de Su Templo Espiritual son bienaventurados,
pues son también parte de ese Templo Espiritual. No importa que seamos jóvenes, eso
no importa. Al que no tenga sabiduría, dice San Pablo que la demande de Dios. Si
alguno no tiene sabiduría demándela de Dios, pídale a Dios, el cual le dará sabiduría.
Así dice la Escritura.
Y Salomón siendo un rey joven, y somos nosotros Reyes y Sacerdotes, aunque
estamos jovencitos; entonces Salomón pidió sabiduría a Dios y Dios se la dio; y
nosotros pedimos sabiduría a Dios, y Dios nos da sabiduría. En una ocasión un Profeta
de Dios estuvo investigando en las Escrituras y no comprendía algunas cosas, pero
descubrió que faltaba poco para el pueblo ser restaurado a su tierra, le faltaban dos años;
conforme a la profecía de Jeremías, eran 70 años de cautiverio en Egipto, en Babilonia,
conforme a como Dios había hablado al Profeta Jeremías y él había dado esa profecía.
Y luego el Profeta Daniel estando en Babilonia, revisó las profecías, ya había
vivido en Babilonia muchos años y era gobernador de la capital de Babilonia, y leyendo
las profecías de Jeremías, vio que la profecía era que estarían 70 años en cautiverio en
Babilonia; pero luego el cautiverio terminaría. Y cuando está revisando esas profecías,
saca cuentas y descubre que ya llevan 68 años en Babilonia, 68 años el cautiverio, y ya
le faltan solamente 2 años. Eso causó un despertamiento espiritual, un avivamiento en el
Profeta Daniel.
Y buscó a Dios, y oró y pidió por el pueblo, y Dios le envía un Mensajero, le envía
un Mensajero a Daniel, el cual le dice al Profeta Daniel, le dijo algo muy, pero que muy,
importante, le dice en el capítulo 9, versos 20 en adelante, dice:
“Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo
Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;
aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la
visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la
tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para
darte sabiduría y entendimiento.”
Para darle sabiduría y entendimiento a Daniel Dios le envió un Arcángel.
“Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque
tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.”
Y ahí le habla de setenta semanas que están determinadas para el pueblo hebreo. Y
ahora, veamos en el capítulo 10, dónde el Arcángel Gabriel saca todas esas cosas que le
da a conocer al Profeta Daniel. Capítulo 10, versos 11 en adelante (para no leer mucho),
dice:
“Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y
ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me
puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día
que dispusiste tu corazón a entender (vean, el corazón de la persona tiene que estar
colocado, bien dispuesto para entender, y desear en su alma, en su corazón, entender las
cosas que Dios ha prometido para el tiempo en que uno está viviendo)... porque desde el
primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu
Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.”
A causa de las palabras de Daniel, orando a Dios, Dios le envió en respuesta a un
Arcángel.
“Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí
Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes
de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros
días; porque la visión es para esos días.”
Si ha venido para hacerle saber a Daniel lo que le ha de acontecer al pueblo hebreo
en los postreros días, sabe, conoce, esos misterios de Dios.
“Mientras me decía (porque la visión es para esos días)... Mientras me decía estas
palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con
semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al
que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me
queda fuerza.
¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante
me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me
tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo;
esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi
señor, porque me has fortalecido. Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues
ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el
príncipe de Grecia vendrá.”
O sea, que este Arcángel tiene que ver con los entrelaces de ese reino de los
gentiles: cambio del reino de Nabucodonosor al reino Medo-persa, cambio del reino
Medo-persa al reino de Grecia, cambio del reino de Grecia al reino de Roma, o romano,
y así por el estilo. Y cambio del reino de los gentiles, del reino representado en la
estatua que vio Nabucodonosor, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido;
cambio de ese reino al Reino de Jesucristo. El también tendrá que ver con ese cambio.
Sigue diciendo:
“Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad (de ahí es de donde
saca toda esa revelación que le da al Profeta Daniel); y ninguno me ayuda contra ellos,
sino Miguel vuestro príncipe.”
El Arcángel Miguel es el Príncipe, el Ángel Guardián del pueblo hebreo. Ese es el
que libertó al pueblo hebreo, ése es el poderoso Príncipe de generales, con Su poderoso
ejército en favor del pueblo hebreo. Ese es el Príncipe también que derrotó al diablo en
el Cielo. Ahora, podemos ver que para el tiempo final le ayudará a Gabriel, al Arcángel
Gabriel, le ayudará el Arcángel Miguel con Su Ejército. Y vamos a dejar eso quietecito
ahí.
Veamos ahora lo que dice el Rvdo. William Branham en la página 102 del Libro de
“Las Setenta Semanas de Daniel...” 101, párrafo 68, en el Libro de “Las Setenta
Semanas de Daniel,” en español.
“El espíritu de sabiduría viene a la iglesia para hacer conocer a la Iglesia por la
revelación de Espíritu Santo —introduciéndole a la Iglesia y revelándole en qué día
estamos viviendo.—”
Es el Espíritu de Sabiduría manifestado por el Espíritu Santo, el que le da a
conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad, en qué edad está viviendo, y
ahí se construye la parte del Templo.
Y ahora, para el Día Postrero: “...Es el Espíritu de Sabiduría que viene a la Iglesia para
hacer conocer a la Iglesia por la revelación de Espíritu Santo e introduciéndole a la
Iglesia y revelándole en qué día estamos viviendo. Lo mismo como Gabriel vino a
Daniel, el Espíritu Santo viene a la Iglesia en estos últimos días para revelar estas
grandes, profundas, y secretas cosas.”
Es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo manifiesta ese Espíritu de Sabiduría,
porque Él es el que tiene la Sabiduría, Él es la Sabiduría de Dios, Jesucristo nuestro
Salvador. Y ahora, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto,
las cuales han deseado conocer todos los teólogos y todos los líderes religiosos de todas
las religiones, y todos los miembros del Cuerpo de Cristo en las edades que han vivido,
y todos los que vivimos en este tiempo.
Ahora, para conocer estas cosas que han de suceder pronto, se necesita que Dios
envíe el Espíritu de Sabiduría. Y así como sucedió con Daniel, el cual para obtener
sabiduría de las cosas que iban a suceder, el Arcángel Gabriel fue enviado para darle
Sabiduría a Daniel, de todas estas cosas. Y para este tiempo final Cristo dice en el
capítulo 4 de Apocalipsis, verso 1:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz
que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas
que sucederán después de estas.”
La promesa es que nos va a dar conocimiento, sabiduría de todas estas cosas que han de
suceder después de las que ya han sucedido en las siete edades o etapas de la Iglesia de
Cristo. Y para darnos a conocer estas cosas que han de suceder, tiene que darnos
sabiduría de estas cosas, tiene que enviar el Espíritu de Sabiduría, para darnos sabiduría
de estas cosas que han de suceder.
Y ahora, vamos a ver cómo viene ese Espíritu de Sabiduría para este tiempo final:
“Y me dijo: Estas palabras...” Capítulo 22, verso 6: “Y me dijo: Estas palabras son
fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su
ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y así es como le da sabiduría a la Iglesia nuestro amado Señor Jesucristo: enviando Su
Ángel Mensajero, para manifestar todas estas cosas que deben suceder pronto en este
tiempo final. Y por medio de ese Espíritu de Sabiduría enviado a la Iglesia, la Iglesia
obtendrá el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y glorificará a
Cristo, y se completará el número de los escogidos en el Cuerpo Místico de Cristo, y
seremos transformados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Así es como viene el Espíritu de Sabiduría a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día
Postrero, porque viene el Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, manifestando,
revelando estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; viene el Espíritu
Santo en Su Ángel Mensajero manifestado, para darnos sabiduría de todas estas cosas
que deben suceder pronto en este tiempo final, las cuales están contenidas en el Libro de
la Verdad, están contenidas en el Libro de los Siete Sellos.
El Espíritu Santo en cada edad dio sabiduría para comprender lo que tenían que
comprender en cada edad; esa sabiduría fue manifestada por el Espíritu Santo en el
Ángel Mensajero de cada edad, y a través de ese Ángel les dio conocimiento de lo que
debían conocer en cada edad. Pero ahora debemos conocer más de lo que ellos
conocieron en su tiempo, para ser preparados y ser transformados en este tiempo final.
Hemos visto cómo viene para la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, la sabiduría: es
por medio del Espíritu Santo manifestado en medio de Su Iglesia, en cada edad, a través
del Mensajero de cada edad; para nuestra edad también es así. No es sabiduría humana
sino Celestial, sabiduría de Dios.
Por eso San Pablo decía: “Hablamos sabiduría, no de este mundo, sino de Dios,
en misterios,” revelando los misterios correspondientes a aquél tiempo, revelando el
misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención, mostrándole al pueblo
para qué había venido Cristo y había muerto en la Cruz del Calvario, y abriendo así y
estableciendo así al pueblo en una nueva dispensación.
Ahora, hemos visto este gran misterio. Y ahora, todos queremos tener sabiduría,
no de este mundo, sino de Dios. Y hemos visto cómo viene esa sabiduría para la Iglesia
del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico, y para cada uno de nosotros como
individuos, es la Sabiduría de Dios.
Ha sido para mí una bendición grande jóvenes, estar con ustedes en esta ocasión,
dándoles testimonio de: “EL JOVEN TIERNO DE EDAD,” el joven tierno de edad que
se sentó en el trono y recibió sabiduría de parte de Dios. Y nosotros somos Reyes,
aunque jóvenes pero Reyes. Miren, la edad no tiene que ver para una persona ser o no
ser un Rey, como tampoco tiene que ver la edad para una persona ser un ser humano o
no ser un ser humano; desde que nace ya es un ser humano; y un rey desde que nació ya
es un rey; pero tiene que pasar por sus diferentes etapas, hasta que llega a la etapa en
que se sienta en el Trono; mientras tanto tiene que estar aprendiendo todas las cosas que
tienen que ver con ese reino y con ese trono, y sus labores que ha de llevar a cabo.
Por lo tanto, estemos al tanto de las cosas del Reino de Jesucristo, y de nuestras
labores y nuestra posición en ese Reino. Crezcamos en el conocimiento de las cosas del
Reino de Jesucristo. Bueno, y también del Rey, Jesucristo.
Bueno, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes jóvenes, dándoles
testimonio de: “EL JOVEN REY TIERNO DE EDAD.” “EL JOVEN REY
TIERNO DE EDAD.”
Bueno, que las bendiciones del Señor Jesucristo sean sobre todos ustedes, Reyes tiernos
en edad, jóvenes Reyes tiernos en edad, y que nos llene del conocimiento de Sabiduría
del Cielo. Así como Salomón pidió sabiduría y dijo: “Yo Soy tierno, soy joven, y quiero
sabiduría.” Y ahora nosotros queremos sabiduría de Dios, del Cielo. Que las
bendiciones de Jesucristo se derramen sobre ustedes, y les dé a ustedes y a mí
Sabiduría del Cielo, para ser Reyes conforme al corazón de Dios, conociendo toda la
voluntad de Dios y caminando en la voluntad del Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, que es nuestro Dios. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, vamos a dejar por aquí ya a nuestro hermano Tilleria, Rvdo. Tilleria, para
que así el Rvdo. Porfirio Ramón Tilleria, continúe y finalice, o le pase a los jóvenes,
que son los que... le pase a los jóvenes para que ya terminen a la hora que deseen
terminar. Y ya tendremos la próxima actividad de niños, y en la noche para todos. Ahí
veremos todo lo que Dios nos tenga ahí, porque el tema es: “LA ENCARNACIÓN DE
LA PALABRA.”
Ese tema era para, ya para Encarnación; pero no hay problema, Miguel se llevó
también los apuntes, y los apuntes, pues me los da Miguel. Yo le he pedido que siempre
me prepare para todos los lugares el tema, y algunas notas, y yo lo estudio, y ahí, pues
les hablo acerca del tema que tengan colocado. En esa parte, pues, Miguel me ha estado
ayudando mucho. Y así avanzo más, para darles todo lo que Dios me dé para ustedes, y
lo colocamos todo alrededor de algún tema; y así, pues, Dios nos ayuda y nos da todo lo
que nosotros necesitamos para este tiempo final.
Bueno, vamos a... ¿no tienen el cántico? Mientras escuchamos el cántico y
cantamos también, pasa nuestro Hno, el Rvdo, Porfirio Tilleria, para finalizar su parte y
mi parte también, y pasar a los jóvenes de nuevo, para que se encarguen del resto que
tengan aquí en esta actividad los jóvenes.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL JOVEN REY TIERNO DE EDAD.”

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