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CONSIDERACIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE DESARROLLO.

Moisés Hidalgo Moratal.


Universidad de Alicante.

Presentación.

Previo al debate sobre la mejor forma de alcanzar el desarrollo, o incluso antes


de considerar si una sociedad está o no desarrollada, debemos entrar a definir el
concepto al que nos referimos. No es éste un tema baladí, antes al contrario, la
definición del desarrollo ha sido realizada en términos muy diferentes según diferentes
escuelas, y a partir de cada una de ellas se definen distintas estrategias. Si consideramos
el desarrollo como crecimiento económico, exclusivamente (acepción errónea, como se
verá a continuación) podríamos suponer que basta con impulsar la producción para
obtener el desarrollo de un país, y al mismo tiempo consideraríamos –erróneamente-
que el crecimiento del producto es un índice de desarrollo. Presentamos a continuación
una crítica a esta posición (punto 1), y posteriormente teorías que se centran en otros
conceptos de desarrollo (satisfacción de las necesidades humanas, potenciación de las
capacidades, y teorías alternativas al desarrollo capitalista) en el punto dos, para acabar
con un apéndice en torno a la medición de lo que se ha denominado “desarrollo
humano”.

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1.- El desarrollo como crecimiento.

1.1.- Desarrollo no es crecimiento.

Confundir los conceptos de desarrollo y crecimiento es un error muy frecuente,


incluso entre los grandes economistas de las corrientes más extendidas en los últimos
años. Olvidan la distinción entre estos conceptos en sus declaraciones en el día a dí ,
aun cuando ellos mismos la conocen y explican en sus publicaciones. Así, los éxitos o
fracasos de la economía de un país o región, en un período determinado, se identifican
habitualmente con la tasa de crecimiento del PIB como si éste fuera un indicador
perfecto de bienestar o de desarrollo.

Aunque los países más empobrecidos necesitan crecer para desarrollarse, esto no
implica que la relación crecimiento-desarrollo sea lineal y automática: deben darse
determinadas condiciones para que el crecimiento genere desarrollo, incluso algunas
teorías nos dirán que determinado crecimiento, especialmente en los países ricos,
provoca insostenibilidad del desarrollo.

En realidad puede haber muchas situaciones de crecimiento sin desarrollo, o


incluso con un fuerte retroceso en el desarrollo, especialmente en temas vinculados con
ecología y con distribución desigual de la renta y de los efectos del crecimiento sobre la
población. En muchas ocasiones las ventajas obtenidas por el aumento de producción
son más que compensadas por los desequilibrios ecológicos generados para aumentar la
producción, que provocan problemas de salud, de bienestar o incluso de crecimiento en
el futuro, al agotar los recursos.

También los desequilibrios distributivos son un factor que distancia los


conceptos de crecimiento y desarrollo: si todo el crecimiento se transforma en mejoras
de ingresos de los más ricos (cosa tanto más frecuente en la sociedad actual, que tiende
a reducir la importancia de los servicios sociales), aumenta disparidad en la distribución
de la renta. Hasta el punto de que puede suceder que crezca el PIB, incluso el PIB per
capita o la renta per capita, pero aumente simultáneamente el número de pobres. Así a
ocurrido en el Reino Unido o en USA, y en algunos países del sur, al aplicar políticas de
liberalización de mercados en perjuicio de las capas más desfavorecidas. Las políticas

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de reducción de gastos sociales, flexibilización del mercado de trabajo (facilidad de
despido y flexibilidad de los salarios a la baja) y liberalización de flujos de capitales
han provocado frecuentemente esta triste situación, a pesar de que hayan ido
acompañada de crecimiento del PIB (aun así, el PIB crecía más deprisa en la época
keynesiana, cuando la distribución de la renta era también más equitativa).

Podríamos pensar que el error de identificación de la tasa de crecimiento del PIB


con el desarrollo se debe a comodidad (es una cifra conocida y muy divulgada, de tal
manera que se convierte en un indicador más o menos universalmente disponible) pero
hay que hacer otras consideraciones de mayor profundidad. Así, identificar el PIB y su
crecimiento desarrollo nos lleva a pensar que no estamos trabajando en la orientación de
estudiar la economía desde los seres humanos, sus necesidades materiales y sus
capacidades, sino desde la mercancía y su producción. Aún cuando parece evidente que
hay una correlación sólida entre la satisfacción de las necesidades y la producción de
bienes y servicios, es obvio que nada nos dice la producción total sobre la distribución y
por tanto la satisfacción de necesidades en la población. Fijar como objetivo exclusivo
de la actividad económica la producción de bienes y servicios no es más que poner la
mercancía en el lugar predominante, cuando debiera postergarse a mero instrumento
para el desarrollo. Todas las corrientes del denominado “desarrollo humano” (que
incluyen no sólo al PNUD, sino otras vertientes más críticas de desarrollo alternativo,
como veremos a continuación) incorporan este razonamiento proponiendo devolver al
ser humano el protagonismo en el objeto último de la actividad económica. Lo mismo
ocurre con las vertientes más críticas del postdesarrollo y del desarrollo alternativo. En
éstas se pone énfasis en la crítica a la fuerte correlación entre el crecimiento del PIB y el
incremento de los beneficios del capital. Dicho con otras palabras, esta forma de medir
la economía, se identifica con los intereses de las grandes empresas y del capital
financiero. Efectivamente, el capitalismo es un sistema en el que los beneficios
empresariales deben crecer continuamente, y el sistema entero funciona en torno a esta
norma (como ya sabemos, lo que identifica al capitalismo no es la existencia del
mercado de bienes, común con otros sistemas, sino de un mercado de capitales con
propiedad privada de éste, y de mercado de trabajo para que las empresas puedan
contratar trabajadores y obtener beneficios en el proceso).

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Produciendo más, facilitamos que los propietarios del capital ganen más, pero
esto no está vinculado directamente con el bienestar de todas las personas. Aún así, en
determinadas condiciones se puede conseguir que las mayores ganancias del capital
coincidan con mayor bienestar social, al provenir aquéllas del buen funcionamiento de
la provisión de bienes y servicios y generar empleo; pero eso no es, ni mucho menos,
automático, y por tanto no hay posibilidad de identificar directamente ganancias del
capital con bienestar social. En el límite de esta contradicción, se considera
erróneamente que la evolución de la bolsa de valores es un buen indicador de la
economía en general, cuando en realidad es un índice de los beneficios obtenidos por
los propietarios de las sociedades anónimas y del capital financiero. Apenas son una
parte de la renta nacional, aun cuando es la más importante para los grandes propietarios
de capital, y contiene también una pequeña y volátil porción de los ingresos de aquéllos
asalariados o pequeños propietarios que destinan una parte de sus ingresos a invertir.
Que no son, ni mucho menos, todos los asalariados, y menos aún los parados. Pero
olvidemos la medición del desarrollo a través de índices bursátiles (es evidente que
estos índices no miden desarrollo, más bien nos sirven para conocer la situación de las
empresas más importantes, y en concreto, la percepción que hacen los mercados
financieros de la capacidad de estas empresas de distribuir beneficios a sus
propietarios).

Con demasiada frecuencia vemos, por otro lado, estimaciones del desarrollo a través de
la renta media percibida por la población, es decir, la renta per capita, que no considera
la distribución de la renta ni otros asuntos que trataremos más adelante. Midiendo el
desarrollo -erróneamente, por las razones antes apuntadas- a través de la renta per
capita, el Banco Mundial considera que la extrema pobreza puede delimitarse en los
países del sur como la situación en la que la población gana menos de 1,25 dólares al
día en términos de paridad de poder adquisitivo en los Estados Unidos1. Se trata, por
tanto, a la capacidad para comprar en cada país las mismas cosas que en Estados Unidos
compraríamos con 1,25 dólares, como sabemos por la definición de PPA. Se construyó
a mediados de los ochenta en términos de 1 dólar al día, de manera que el valor actual
(1,25) incluye una estimación de la pérdida de poder adquisitivo en Estados Unidos
desde entonces. Como puede suponer el lector, es un umbral realmente bajo para definir
el concepto de extrema pobreza.

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Algunos autores, partiendo de este criterio, han tratado de delimitar si en el
mundo aumenta o disminuye el número de personas en extrema pobreza. Con diferentes
criterios, encontramos en torno a 1.300 millones de personas por debajo de esta cifra. El
valor tiende a crecer en saltos escalonados, como la crisis del sureste asiático en 1.997-
98 y la presente crisis mundial: desde 2006 se vienen produciendo fuertes desequilibrios
en los mercados mundiales de alimentos, y en 2007 se inicia una crisis financiera que
estalla en 2008 y cuyos efectos se arrastran con mucha fuerza como mínimo hasta el
presente año 2010, con crecimientos de la desnutrición y la pobreza extrema del orden
de 100 millones de personas en un solo año.
Aun así, si consideramos que el número de pobres se mantiene en el mundo, al
desagregar el resultado geográficamente vemos que durante los últimos 25 ó 30 años se
reduce bastante en China, país que, si bien ha abierto su economía al exterior, establece
muchos controles a la entrada y salida de capitales y otras medidas de intervención que
no responden fielmente a las medidas liberalizadoras propias del modelo de
globalización defendido por los neoliberales, por el FMI y otros grupos e instituciones.
Parece que en China una apertura controlada y regulada ha ofrecido resultados positivos
en términos de reducción de la cantidad de personas que ganan menos de 1,25 dólares al
día, pero ni es esa la mejor definición de umbral de pobreza, ni el modelo chino es
representativo del modelo neoliberal, además de producirse el proceso en un contexto
político claramente dictatorial, en términos de libertades, derechos de los trabajadores,
libertad de expresión, derechos humanos, etc. Lo mismo sucede en India, país que
también ha liberalizado su economía sin atenerse estrictamente al modelo neoliberal,
manteniendo fuertes dosis de regulación, de tal manera que si miramos los valores del
resto del mundo, la cantidad de personas que pueden consumir menos de 1,25 dólares
día no ha retrocedido, incluso en muchos países ha avanzado.

1.2.- Algunas teorías del desarrollo vinculadas al crecimiento.

Pero volvamos a nuestra distinción entre crecimiento y desarrollo. El concepto


de crecimiento es unidimensional -crecimiento del PIB o de la renta per capita- el
concepto de desarrollo es multidimensional, incluyendo cosas tan variadas como:

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1.- La distribución de la renta entre las personas, como hemos visto en el párrafo
anterior.
2.- La distribución de la producción entre los sectores productivos - no es un buen
desarrollo aquél que se basa sólo en potenciar un único sector, que no tenga
interrelaciones con los demás sectores productivos, y, por tanto, no fomente efectos
arrastre sobre ellos a través de las compras a proveedores de bienes intermedios.
Además, puede generar un grave peligro si el único sector potente entra en crisis,
hundiendo el conjunto de la economía., Por eso algunos países con renta per capita muy
elevada no se consideran desarrollados, al depender de un único sector, y al mismo
tiempo mantener grandes distancias de ingresos en la distribución de la renta (Kuwait o
Qatar son ejemplos de países con rentas pc que han sido las más altas del mundo en
distintas épocas, sin ser considerados, en según qué aspectos, los más desarrollados del
mundo).
3.- Aspectos medioambientales: si el crecimiento genera destrucción del medio,
podemos decir que los países que más producen son, con frecuencia, los más
"subdesarrollados" desde el punto de vista ecológico. Aquí debemos considerar que los
países que más producen tienden a ser los más contaminantes, por razones obvias (pese
a reducir la contaminación por unidad de producto, contaminan mucho en el total de
producción, o importan productos cuya producción es altamente contaminante en otros
países)
4.- Otros muchos aspectos vinculados a la idea del ser humano como destinatario final
del desarrollo. Se trata en definitiva de considerar que la actividad económica debe
redundar en beneficio de toda la población, y, por tanto, ésta debe ser destinataria del
desarrollo. Así, deberemos considerar el nivel educativo, cultural, sanitario, o la
capacidad de decisión de los pueblos sobre su propio destino, que incluye a su vez la
participación en la toma de decisiones, el respeto de los derechos humanos, etc.
Volveremos sobre todo esto en los apartados 2 y 3, y que se convierten en la esencia del
desarrollo.

Aún así, hay muchas teorías, ya históricas, que analizan la necesidad de establecer un
mínimo nivel de crecimiento para iniciar el proceso de desarrollo, puesto que si la renta
per capita es muy baja, es evidente que será necesario crecer para desarrollarse

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(condición necesaria, pero no suficiente; incluso a niveles de renta elevada no es
condiciòn siquiera necesaria).

Entre estas teorías, encontramos el crecimiento por etapas de Rostow. Marca cinco
etapas de crecimiento, la tercera de las cuales -el despegue- produce la industrialización
del país, pero para llegar a ella se considera necesario que haya un nivel de ahorro
suficientemente elevado (garantizando así la financiación necesaria de la inversión).
Dado que el punto de partida es de rentas muy bajas, se concluye que será necesario que
unos pocos tengan rentas muy altas, puesto que sólo esta condición permite una
propensión al ahorro elevada que financiará la inversión. Lo cierto es que en un mundo
globalizado, con libre circulación de capitales, los ahorros de los ricos irán a inversiones
en el exterior, si el país no es desarrollado, y, por tanto, sólo conseguirán descapitalizar
aún más el país. Esta teoría, por tanto, sirve para justificar las diferencias entre ricos y
pobres, en beneficio de unos pocos, pero no lanza un proceso de desarrollo. Antes al
contrario, los datos nos muestran que los países del sur que han crecido más en los
últimos años no son precisamente los de distribución más desigual, sino aquéllos que
han tenido una intervención fuerte para fomentar la inversión interior, impidiendo que
los flujos de capitales se muevan con total libertad hacia el exterior.

No sólo Rostow, sino otros muchos autores de la economía del desarrollo han estudiado
en el siglo XX este problema del ahorro como factor inicial para financiar la
acumulación de capital. Así lo hacen también A. Lewis, a quien muchos consideran el
padre de la economía del desarrollo (en un modelo en el que estudia la interacción entre
un sector dinámico abierto al exterior y capitalista con otro sector rural, precapitalista,
que provee de mano de obra, entre otras cosas, al primero) o también Myrdal o
Nurkse, con los llamados círculos viciosos de pobreza, (que en el lenguaje de Myrdal
se llamará teoría de causación acumulativa). Si la renta es baja, el ahorro, que es la
fuente de financiación de la inversión, será bajo, habrá poca o ninguna inversión, y por
tanto no mejorará la productividad de los factores productivos -capital y trabajo-.
Obviamente, esto supone baja producción, y por tanto baja renta y bajos ingresos para la
población. Con bajos ingresos, la propensión al ahorro es reducida, con lo cual
volvemos al punto inicial, y, por tanto, a una situación de estancamiento. Esas rentas
bajas percibidas por la población generan de nuevo ahorro bajo......

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Sólo rompiendo el círculo por algún sitio (por ejemplo, ahorro forzoso de los
asalariados -como se hizo en Taiwan en la segunda mitad del siglo XX-, o entrada de
inversión extranjera, aunque ésta en muchas situaciones provoca otros problemas, como
vimos en el tema I) podría convertirse en círculo virtuoso: mayor inversión genera
mayor productividad, generando más producción, y, por tanto, rentas más altas... y
mayor ahorro, que permitirá financiar más inversión, iniciando así la industrialización
del país.
Muchas circunstancias (institucionales, factores externos, niveles educativos...) influyen
en los círculos viciosos dificultando la solución del problema. Así, debemos considerar
que los factores externos son determinantes, en un mundo en el que las grandes
empresas transnacionales y los capitales financieros influyen para que las economías de
los países empobrecidos trabajen al servicio de sus intereses, frecuentemente en contra
del bienestar de la población del país, y con el apoyo de gobiernos que trabajan a su
servicio y de las instituciones internacionales que organizan la globalización.

Podemos estudiar otros círculos viciosos de pobreza, que no son excluyentes


entre sí. Por ejemplo, el de la educación (a menor nivel educativo, menor productividad,
lo que lleva a menores niveles de ingresos, y por tanto incapacidad de financiar la
educación. O lo problemas de salud (a menor salud, menor capacidad para trabajar, y
por tanto menos ingresos, con lo cual no se puede financiar la curación) o de
alimentación (con mala nutrición no se puede trabajar bien, y por tanto se ingresa poco
impidiendo la alimentación básica). Obsérvese que estos círculos interactúan entre sí.

2.- Desarrollo, necesidades, y capacidades.

2.1.- La satisfacción de las necesidades básicas.

Si nos acercamos más a las necesidades humanas que a la capacidad de producir o


comprar mercancías (es decir, si consideramos que nuestro objetivo es estudiar el
desarrollo de las personas, y no de las cosas) encontramos otras definiciones de
desarrollo en el ámbito de la satisfacción de las necesidades básicas, como han hecho
Streeten, Seers, Doyal, Gough y otros autores.

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Aunque es muy difícil delimitar necesidades objetivas para toda la humanidad (Doyal y
Gough han planteado un interesante debate sobre la subjetividad del concepto de
necesidades, que varía en diferentes pueblos y culturas, también cambia con el nivel de
desarrollo, o cambia en el tiempo) podemos establecer algunos criterios más o menos
objetivos, considerando algunas necesidades, como por ejemplo las siguientes:

1.- Nutrición mínima necesaria para la supervivencia.


2.- Disponibilidad de agua potable.
3.- Existencia de saneamiento de aguas residuales.
4.- Accesibilidad a servicios básicos sanitarios.
5.- Educación básica.

(Existen otras clasificaciones, ésta es sólo una de ellas, utilizada con cierta frecuencia en
Latinoamérica por diversas instituciones. Por ejemplo, muchos critican la ausencia de
vivienda en ésta)

De acuerdo con estos criterios, y según diferentes métodos de definición de


insatisfacción, encontramos, para cada una de estas necesidades, aproximadamente
entre 1.000 y 2.000 millones de personas con problemas, siendo las cifras más elevadas
(incluso por encima de 2.000 millones) para agua potable y saneamiento de aguas
residuales, y las más bajas para nutrición (cerca de 850 millones). Al agregar,
encontraríamos, según diferentes criterios, bastante más de la mitad de la población del
planeta (incluso hasta más de un 80%, en según qué mediciones) con alguna de las
necesidades insatisfechas. En general, se considera pobreza a la situación de
insatisfacción de alguna de estas necesidades, y extrema pobreza si la necesidad
insatisfecha es alimentación o si es más de una de ellas.

Este tipo de análisis nos permite concretar mucho más en las estrategias de lucha contra
la pobreza, al determinar aspectos muy específicos que deben ser abordados, más allá de
la abstracción de la renta per capita. En realidad, el listado de variables puede hacerse
mucho más largo, y podemos encontrar, en diversos informes como los del Banco
Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, diversos indicadores de
bienestar de este tipo (ver el apéndice estadístico de los respectivos informes anuales:

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"Informe sobre Desarrollo Mundial", Banco Mundial, e "Informe sobre Desarrollo
Humano", del P.N.U.D.).

2.2.- El desarrollo de los derechos y las capacidades.

Por último, podemos plantear un paso más en la definición de desarrollo, y


considerar que éste no debe identificarse tan sólo con la satisfacción de las necesidades
sino más bien con la construcción de las capacidades de los pueblos para ser dueños de
su destino. Podemos entender la diferencia entre satisfacción de necesidades básicas y el
enfoque de las capacidades con el siguiente ejemplo: si alguien no satisface sus
necesidades básicas, y obtiene en un momento determinado la entrada en un centro de
beneficiencia donde se le ofrece agua, comida, cuarto de baño.... ¿ya no se encuentra en
situación de pobreza?. ¿Ha alcanzado el desarrollo? Casi nadie se atrevería a afirmar
que una persona, o un colectivo, en estas circunstancias, se encuentra en situación de
desarrollo. No es lo mismo satisfacer las necesidades que tener capacidad propia para
satisfacción de sus necesidades. Dicho con otras palabras, del objetivo del desarrollo
debe ser construir la posibilidad de que los pueblos sean dueños de su destino.
Algunas de las necesidades básicas, como alimentación, educación y sanidad,
son condición imprescindible para ser dueños de su destino, de tal manera que ambos
enfoques -necesidades y capacidades- se interrelacionan. Igualmente, podemos entender
la renta como una capacidad de conseguir las provisiones necesarias, así que este
enfoque integraría los anteriores, pero desde una perspectiva, ahora sí, centrada en las
capacidades de la población, y no en las mercancías producidas. Estas teorías han sido
desarrolladas, entre otros, por el P.N.U.D y su concepto del desarrollo humano, y por A.
Sen, premio nóbel de 1.998 que ha trabajado también con el PNUD. Obsérvese que el
enfoque de las capacidades centra la atención en los resultados del desarrollo sobre los
seres humanos, y no sobre las mercancías, como ocurría en el enfoque sobre la
producción y el PIB, siendo el enfoque de las necesidades un paso intermedio entre
ambos.

Amartya Sen, por ejemplo, nos plantea un razonamiento tan sencillo como claro:
si bien es cierto que sin satisfacer las necesidades alimenticias (al igual que sin un
mínimo nivel educativo) es difícil que haya democracia, también es cierta la inversa: no
hay ningún caso de hambruna que se haya dado en situaciones de democracia y libertad

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de expresión. Y ello ocurre porque todas las hambrunas son técnicamente evitables, de
tal manera que en situaciones de democracia y libertad de expresión los gobiernos se
verán obligados a solucionar las hambrunas para garantizar su supervivencia. De ahí se
deduce que la lucha por un buen ordenamiento político (democracia) facilita la
satisfacción de la necesidad nutrición: quizá la mejor política para luchar contra el
hambre sea, por tanto, defender la democracia y la libertad de expresión, antes que
enviar alimentos a zonas en las que nunca llegan a sus destinatarios..... En todo caso,
otros autores plantean que el vínculo entre democracia y desaparición de las hambrunas
sólo se da cuando se ha construido un buen contrato social que consolida la democracia
formal como democracia real, y cuando las distintas fuerzas de la sociedad civil
impulsan el proceso participativo. Por otro lado, el mismo Sen incorpora un matiz
importante: aunque la democracia, parece decir, es condición necesaria y suficiente
para luchar contra las hambrunas, no lo es para garantizar la eliminación del hambre
crónica, entendida como situación en la que se obtienen niveles de nutrición suficientes
para sobrevivir pero por debajo de la satisfacción de las necesidades vitales,
manteniendo tal situación a largo plazo.
Para solucionar tal problema, se exige que la población tenga capacidad para
acceder a su derecho de alimentación (“Entitlement”, traducido libremente como
“titularidad” del derecho a nutrición), cosa que, de acuerdo con Sen, exige no sólo
democracia, sino la construcción de un sistema socioeconómico que garantice la
titularidad en nutrición por tres caminos alternativos: mediante venta del trabajo por
cuenta ajena (asalariados), venta del producto producido (pequeños productores) o
autoconsumo (cultivo y producción de los bienes consumidos por la propia familia
productora). Es importante constatar que de acuerdo con esta visión, el fracaso posible
en la venta de productos por posibles caídas de precio (en especial en los mercados
internacionales, donde la relación entre los precios de las mercancías exportadas y
mercancías importadas con frecuencia perjudica a los países del sur), aconseja que se
mantengan ciertos niveles de autoconsumo a modo de seguro frente a desequilibrios en
los otros dos caminos.

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2.3.- El enfoque alternativo al sistema capitalista

Pero este enfoque de las capacidades y los derechos no es una patente exclusiva
del PNUD o de Amarrita Sen. Se encuentra en otros centros de investigación y
universidades que realizan estudios alternativos desde un punto de vista más crítico con
el sistema capitalista (en esta línea resulta interesante la lectura de los textos –nos
limitamos al castellano- de Angel Martínez González-Tablas, Carlos Taibo o Vilairiño-.
De estos enfoques surgen también movimientos sociales de carácter internacional, como
el Foro Social Mundial, Vía Campesina y otros ("Otro mundo es posible" es uno de sus
lemas). Entre el PNUD y estos movimientos alternativos existen algunos nexos, pero a
la vez hay una gran distancia, en lo que se refiere a la necesidad de realizar profundas
modificaciones en el sistema existente: El enfoque alternativo centra su diagnóstico en
la maximización de beneficios como motor del sistema económico, y a la vez generador
de profundos desequilibrios sociales y ambientales (la explotación del hombre por el
hombre y la sobreexplotación de la naturaleza a corto plazo con un carácter depredador
y por tanto destructiva del futuro). En lo referente a las soluciones, propone centrar más
la atención en la toma de decisiones de la población, junto con la potenciación de los
servicios públicos a través de la movilización de presiones popular para que se realicen
las políticas más adecuadas, y también en la denuncia del papel predominante de las
empresas transnacionales, a través de la liberalización de los movimientos de capitales
que dan carta blanca al proceso de explotación a nivel internacional. Proceso que a su
vez está apoyado no sólo por los Estados, sino también por las instituciones
internacionales que gobiernan la globalización (ver tema III), siempre al servicio de la
maximización de los beneficios de las mencionadas empresas.

En el mismo movimiento (en origen, aunque con importantes discusiones en la


actualidad) se defiende la necesidad de gestionar los presupuestos con la participación
directa de la población, invitada a tomar decisiones en asambleas de barrios que
después llevan sus conclusiones a reuniones de delegados que deciden cómo gestionar
los dineros públicos. A nivel municipal esto se enmarca en lo que se llama
"presupuestos participativos".

Todo ello se encuentra vinculado a los movimientos de lucha contra la


globalización neoliberal, que arranca de los movimientos que cuestionan la

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globalización impuesta por las instituciones internacionales como OMC; Banco
Mundial, FMI, etc. (ver tema III). En todo caso, no podemos olvidar que este
movimiento, erróneamente denominado "antiglobalización" defiende la globalización
de los derechos humanos, y ha tenido como lemas de acción frases como pensemos
global y localmente, actúemos local y globalmente… por ello prefieren denominarse
altermundistas antes que antiglobalización.

Este movimiento, que hunde sus raíces en movimientos históricos


internacionalistas (como el movimiento obrero, el movimiento ecologista, o el
movimiento cristiano denominado teología de la liberación, y otros similares) se define
con fuerza desde la denuncia de la reunión de la OMC en Seattle en noviembre de
1.999, y ha vivido dos transformaciones importantes desde entonces: la potenciación
del Foro Social Mundial de Porto Alegre (reunión anual que pasa incorpora no sólo
críticas y denuncias al sistema, sino propuestas participativas alternativas, como ya
hemos indicado), y las luchas mundiales contra la guerra de Irak en 2.003, iniciadas el
15 de febrero de 2.003 en todo el mundo a propuesta del Foro Social Mundial, y que por
primera vez se ha extendido por todo el planeta de forma masiva, siempre en contra de
la nueva orientación belicista de la globalización (la doctrina de guerra preventiva y
guerra global permanente en defensa de los intereses del gran capital, propia de la
administración Bush y modificada sólo parcialmente por la actual administración
Obama).

Apéndice: El Indice de desarrollo humano.

Este apéndice se ha actualizado con los nuevos criterios de medición que pueden
encontrarse en la web del PNUD, organismo que ha elaborado el índice. Concretamente,
en las siguientes direcciones URL, asociadas a su vez a otras notas técnicas que se
encuentran en links en su interior:

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http://hdr.undp.org/es/estadisticas/idh/
http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2011_ES_TechNotes.pdf
Asimismo, en la web del PNUD el lector puede encontrar otros indicadores de
desarrollo diferentes, como el Indice de Desarrollo Humano ajustado por Desigualdad,
el Indice de Desigualdades de Género, o el Indice de Pobreza Multidimensional, todos
ellos pueden estudiarse en la misma web, en
http://hdr.undp.org/es/estadisticas

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Existen muchos debates sobre los métodos de medición de las necesidades básicas, así
como de la oportunidad o no de establecer un indicador sintético que agrupe a todos
ellos. Uno de estos indicadores sintéticos es el Indice de Desarrollo Humano, elaborado
por el PNUD a base de combinar tres valores inspirados en los criterios de capacidades,
sin abandonar la necesidad de valorar la renta per capita como un componente de esas
capacidades. El PNUD calcula otros indicadores, como el Indice de Desigualdades de
Género o el Indice de Pobreza Multidimensional, que el lector puede encontrar en en
http://hdr.undp.org/es/estadisticas
Centrémonos en el IDH, el más conocido de ellos, que es a su vez el que nos ofrece una
serie más larga en el espacio y el tiempo para poder realizar comparaciones sobre el
nivel de desarrollo de los países. Tiene, por tanto, mayor utilidad para la comparación
entre países, y para conocer la evolución en el tiempo de un país. Aunque no es
indicador perfecto de Desarrollo, mejora con mucho la información que nos ofrecen
otros indicadores mucho más imprecisos, como la renta per capita o el porcentaje de
población que gana menos de uno o dos dólares al día.

El IDH utiliza tres indicadores que reflejan los niveles de capacidad de compra de la
población, de salud, y de educación, todos ellos índices de desarrollo. Se construye
elaborando esos tres indicadores de la siguiente manera:

1.- Indicador de renta: Logaritmo neperiano de la renta per capita de cada país,
medida en valores PPP (ln rpc PPP). La renta per capita de cada país, incorpora, en
esta medición, dos ajustes: por un lado, se corrige para hacer comparables países

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distintos con niveles de precios distintos, obteniendo así un valor que llamamos Paridad
de Poder Adquisitivo o Paridad de Poder de Compra (PPA o PPC, dos nombres para el
mismo concepto, que en inglés es PPP, Purchase Power Parity). Cuando decimos un
dólar PPP quiere decir el valor de renta, en el país analizado, que permite comprar lo
mismo que en Estados Unidos se compraría con un dólar. Estamos así eliminando las
diferencias de precios entre los países, y encontrando un valor tal que, cuando se
compara entre dos países, indica con claridad cuál de ellos tiene más capacidad de
compra, aunque los precios en ambos sean distintos (es similar a deflactar, pero en
lugar de hacerlo en el tiempo, entre diferentes años, aquí lo hacemos entre diferentes
países. Las notas técnicas mencionadas ilustran con detalle cómo se realiza este cálculo.

Se modifica también aplicando logaritmos neperianos al resultado, para recoger la


tendencia decreciente de la utilidad marginal de los ingresos personales. Esto tiene
cierto sentido, porque efectivamente el último dólar recibido por alguien que gane
30.000 dólares le reporta una utilidad marginal ridículamente pequeña, casi nula,
mientras que el último dólar recibido por alguien que sólo gane 30 dólares le reporta
una utilidad marginal mucho mayor, y eso se refleja matemáticamente aplicando
logaritmos neperianos. Pero la medición con aplicación de logaritmos muestra unos
resultados en los que se reduce la distancias entre países ricos y países pobres, distancia
que, como es sabido, es infinitamente menor en valores logarítmicos. Hay, pues, un
efecto maquillaje en esta forma de medir, muy criticada por muchos economistas.
Es un indicador, por tanto, de la capacidad que tiene la población para comprar cosas.
Aún así, tiene varias críticas. Destaquemos dos de ellas. Por un lado, el uso de la renta
per cápita no refleja la distancia entre ricos y pobres dentro del país (la renta per capita
es la media, y no considera la distribución de la renta, que podría incorporarse con
medidas de dispersión, y también mejoraría sustancialmente si utilizamos la mediana en
lugar de la media y al aplicar logaritmos la distancia entre los más ricos y los más
pobres se reduce mucho en el indicador (como hemos visto, sus defensores lo justifican
por el rendimiento decreciente de la Utilidad de la renta, o lo que es lo mismo, por
existencia de Utilidad Marginal decreciente de la renta de cada individuo, y los
rendimientos decrecientes se captan a través de la aplicación de logaritmos, por razones
matemáticas obvias).
2.- Indicador de salud: Esperanza de vida al nacer. Es indicador aproximado
(aunque discutible) de salud: algunos autores consideran que debiera ser la esperanza

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años de vida en condiciones favorables, no en cualquier condición de vida. Hay debates
al respecto. Es un cálculo estadístico que calcula la probabilidad media de años de vida
para un niño que nazca en el año mencionado (eso es la Esperanza de Vida al Nacer: ver
notas técnicas del PNUD para más detalles. También la Organización Mundial de la
Salud ha realizado muchos debates al respecto).

3.- Indicador de nivel educativo, formado por la media geométrica de otros dos
indicadores: años de escolarización previstos para la población en edad escolar y años
de estudios ya realizados para la población adulta (mayores de 25 años).
Se reconvierten cada uno de los tres indicadores en valores que oscilan entre
cero y la unidad, de la siguiente manera. Si, para cada indicador restamos el valor
mínimo del mundo del valor del país analizado, y dividimos el resultado por la
diferencia entre el valor máximo y el mínimo para todos los países del mundo,
obtenemos un valor que oscila entre cero y la unidad para cada uno de los componentes.
Por ejemplo, imaginemos que la esperanza de vida (podría explicarse igualmente con el
indicador de rpc PPP –antes de aplicar logaritmos- o cada uno de los dos indicadores
que forman el índice de educación, siguen la misma regla). La esperanza de vida,
digamos, de un país A es de 66 años. Consideramos valor máximo, por ser el más alto
alcanzado por un país, 83,4 años, mientras que el país con valor más bajo tiene un
resultado de 20. El resultado para el país A será:
I de vida A= (EV país A-EV min)/(EV max-EV min).
I de vida A=(66-20)/(83,4-20)=0,725.
Es fácil demostrar que el I de vida del país con EV máxima es igual a la unidad,
y el de un país con EV mínima es igual a cero, hágalo como ejercicio para entender esta
fórmula. Los valores máximo y mínimo de 83,4 y 20 se han encontrado en una larga
serie entre los años 1980 y 2010. Después obtenemos la media geométrica de los tres,
construyendo así el índice de desarrollo humano, cuyo valor estará entre cero y la
unidad, y puede servir para estudiar la evolución de un país en el tiempo, o compararlo
con otros países.
En todo caso, se utilizan valores máximos y mínimos de un largo período de
tiempo (1980-2012), porque si fueren diferentes cada año los valores no admitirían
comparación intertemporal.

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Aunque hay dosis de arbitrariedad en este índice (¿por qué debe ponderar
igualmente cada una de las tres variables?) puede servir como algo más preciso que la
renta per capita. Por ejemplo, Guinea Ecuatorial tiene una renta per capita altísima pero
Un IDH tremendamente bajo. Superando, con creces, la renta per capita de España, en
realidad tiene un IDH de 0,53 en 2011, el puesto 136 del planeta, y España, 0,878, en el
puesto número 23. Es evidente que es una herramienta más precisa y más fiable que la
rpc, si nuestro objetivo es medir el bienestar. Aún así, no es, en absoluto, una
herramienta perfecta.

Este indicador en realidad es un índice que mide no sólo el grado en que se satisfacen
las necesidades de la población (como la salud y la educación) sino también hasta qué
punto la población tiene capacidad para ser dueña de su destino. Efectivamente, existe
un concepto distinto al de satisfacción de necesidades básicas, aunque cercano en cierta
medida a él. Y siempre nos quedará la duda respecto a las diferentes definiciones de
desarrollo, que obviamente llevan a diferentes indicadores. Este indicador se adapta,
entre todas las definiciones estudiadas anteriormente, a la del desarrollo de las
capacidades, pero aún así no es el único indicador, siquiera el más adecuado, para medir
las capacidades. En todo caso, es el más extendido para ello, especialmente porque
tenemos ya una larga serie de países (casi todos los del mundo) con datos disponibles
desde hace más de dos décadas, y eso facilita las comparaciones, aun cuando no sea una
herramienta perfecta.

BIBLIOGRAFIA

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BANCO MUNDIAL (Anual): "Informe sobre el desarrollo mundial".

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