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están sujetos a enormes variaciones según las culturas y el curso del
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tiempo. En Gran Bretaña, por ejemplo; Townsend averigud que hasta en
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44 por ciento de las personas que él definía como seriamente desposeídas
-- n
-
no sentían carencia alguna ( 197% pág. 423). Sin embargo, parece por otro
..
-ul
¡ado que existe un consenso acerca de la gama de necesidades que consti—
. u
tuyen ei umbral de pobreza bajo el cual no debería permitirse caer a nadie
-
- .r
(Mack and Lansley, 1985, cap. 3). Una evidencia tan contradictoria como
r
ésta sugiere que los sentimientos subjetivos no constituyen una determina—
u
. -n
ción fidedigna“ de ia necesidad humana, aspecto reforzado por el hecho de
…
-
.
que podernos sentir un deseo muy vivo de cosas que son en extremo
.
¡- .
perjudiciales y, en nuestra ignorancia, -nodesear las cosas que necesitamos
para evitar estos perjuicios. Pero ia inteligibilidad de este hecho parece
depender de la creencia de que hay algo-objetivo y universal en relación a
in necesidad humana: <<objetivo>>, por-cuanto su e5peciiicidad tediica :;
empírica es independiente de las preferencias individuales, y <<unirersai>>,
en tanto su concepto de lo que constituye un perjuicio grave es ei mismo
para todos.
La adeiantada iabor filosófica iievadaºa cabo por varios autores recien——
res, en particular Planr y Lesser (Plant et“ ar…, 1980, caps. 3—5), Braybrooke
(1987) y Thompson (1987) ha encarado'esta cuestión. Nuestra aportación
previa al debate se vio capeciairnente infinida por el primero, del mismo
modo que ¡a que viene a continuación (Doyai y Gongh, 1984). Se ha
liegado en la ética a conclusiones Similares sobre la objetividad de la
necesidad, en especial por parte de Gewirih (1978) en los Estados Unidos,
__77__._
)! Wiggens (1985) en el Reino Unido.… En ei punto de encuentro de la independencia de cuáles sean nuestros objet
ivos públicos y privados, de-
economia del bienestar, la economia del desarrollo y la filosofia, la obra ben alcanzarse siempre sobre-la base de una inter
deSen (1984, 1985, 1987) sobre la noción anega de capacidades humanas
acción satisfactoria,
pasada, presente o futura , con otras perso
nas. Toda nuest ra vida, aun
ha sido también influyente. En este capítulo, acudrrernos a estas diversas cuando estemos solos, estádorninada por lo
que aprendemos de otros, por
perspectivas con el fin de elaborar nuestra propia teoria de las necesrdades cómo valoran lo que creen que hemos aprendido
y como reaccionan a los
humanas. cambios de nuestras acciones sobre la base de dicha
valoración. En otras
palabras, desarrollamos una concepción propia
de quiénes somos a través
del descubrimiento de lo que somos o no capac
es de hacer, un ¡ogro que
"*Las necesidades como condición previa dela accion e interaccion se basa en nuestra participación en la vida socia
i. En este y en sucesivos
* humanas— —- ' capitulos seguiremos investigando el carácter socia
l de ia actividad hu rua——
na y del perjuicio grave que se produce cuan
do se deteriora en lo funda—
Hemos visto que en el discurso ordinario, las necesidades básicas se mental.
vinculan a la prevención de perjuicios graves (como quiera que se concep— Por ahora, es importante reconocer que perju
icio en este sentido no
tualice ia noción de perjuicio). De un modo u otro, todos los autores one significa sólo que los deseos propios se realic
en menos que antes de que
acabamos de citar hacen lo mismo al identificar las necesrdades basrcas se produjera el perjuicio. Consiste en estar incap
acitado en grado tal que
con lo que ellos aducen corno condiciones necesarias para dicha preven— obstruye nuevos logros que en otras circu
nstancias hubieran supuesto
ción… Por perjuicio grave se entiende, expiícrta o implicitaniente, la bus-— posibilidades reales para el individuo en cuest
ión. Miller lo expone de este
queda signiñcativamente dañada de objetivos que los mdwrduos 3uzgan modo:
-vaiiosos. Estar perjudicado gravemente significa por tantoqestar basica—
mente incapacitado en la búsqueda de la visión propia de lo_bueno. Pensada
Constituye perjuicio, para cualquier individuo,
en estos términos, la objetividad del perjuicio queda garantizada por medio todo aquello que directa
o indirectamente interfiere en las actividades esenc
de su no reductibilidad a sentimientos subjetivos contrngentes como la iales de su piso de vida.
Igualmente, ha de entenderse que sus necesidade
ansiedad o la tristeza. Porque se pueden experimentar ambas ———por no s comprenden todo lo que
es preciso para hacer posibie que se ileven a cabo
mencionar un cúmulo de sensaciones desagradabies aparte—… y_no obstante estas actividades. Así
pues, para decidir cuáles son las necesidades de
una persona, tenemos antes
' alcanzar de manera satisfactoria propósitos que setienen por importantes que identificar su plan de vida, estabiecer después
que" actividades son
(Thompson, i987, págs. 35—54). Asi pues, las necesidades hurnanas basicas esenciales para ese plan, e investigar por úitirno las
condiciones que hacen
estipulan lo que las personas deben consegurr sr quieren evitar per;urcros posibie el desarroiio de esas actividades (Miiier, 19%, pág.
134). _
uraves ¡¡ sostenidos en esos términos. _
…. Otra manera de describir ese perjuicio tiene que ver con el impactovde
La definición de Milier es muy digna de encomio
la escasa satisfacción de necesidades sobre el éxito de la. parricipncwu por ei hincapié que
hace en la objetividad de dichas condiciones.
social. A menos que los individuos sean capaces de participar en alguna Sin embargo, al vincular el
contenido de ias necesidades del individuo con
forma de vida sin que se impongan limitaciones arbitrarias y graves a lo su plan de vida, la signifi—
cación moral de la satisfacción de ias necesidad
que se proponen logran no se desarrollará su potencral_de exrto publico y es queda por desgracia
privado, sean cuales sean los pormenores de sus opcrones reales. Con _——_ _—H— u———
_—
…73…
…79….
.
_ _ _ —. ' F —
vpn e l -
r moral de dicho plan. Con humana, lo que sí hizo fue articular'gran número de conceptos y"argunten-
supeditada a nuestra aceptación previa:del valo _ . . _ tos pertinentes para su teorizacidn.- Kant demostró que para que ios indi—
tivismo.
eilo nos zambulle de nuevo en el rela viduos actúen y sean responsables de sus acciones deben poseer ia capa—
aquellas condiciones previas
-— Lo que debe perseguir la indagactda son cidad, tanto física como mental, de hacerlo: como mínimo cuerpo que está
que tragan posrbie una partici-
que sean susceptibles de universalizacron )! vivo y que se rige por todos ios procesos causales pertinentes y competen—
de vida en "las que ios indivi—
pación minimamente deteriorada en forrnas cía mental para meditar y elegir.
os); a ias que, por otro, pue;ia
duos , por un lado, se encuentren a sí mism identifiquemos esta última capacidad de elección con ¡a existencia del
teuc:a que llevan es equivoca a.
optar posteriormente si creen que ia ex_ts_ nivei más elemental de <<autonomfa» personai (Lindley, 1986, cap. 2).
es, seremos incapaces de dar
Sin el descubrimiento de dichas condicion El anáiisis kantiano de ¡a iibertad era precursor de la argumentación
deseamos atribuir a ia satis—
-… cuenta de la significación moral especial que contemporánea según la cual ha de distinguirse_entre el <<comportamieato»
1988, págs. 32—3). Harris
facción de las necesidades básicas (Goodin, del cuerpo y la tracción» que lo <<acompañan. Así, el ñsidiogo )! el bioquí—
de la formulacron de la
resume del siguiente modo ias consecuencias mico darán una explicación causa! del movimiento del cuerpo de ai guien
politica sociai: que vaya corriendo por un camino. Pero por mucha evidencia que obten—
tizar a los ciudadanos _de una
games sobre el movimiento del corredor y por mucho que logremos dar
las potíticas sociaies deben ir dirigidas a garan una expiicacidn mecanicista de ese movimiento, no estaremos más cerca
opciones vrtales. pertinentes
sociedad una gama de opciones vitales. Las
ger ei estatus de los individuos de poder identificar y explicar lo que el corredor está lrrtcz'erzdo. Tratar de
son aquellas que son necesarias para prote
Su finalidad consiste en ofrecer alcanzar un autobús, huir de quien nos atormenta o hacer deporte son sólo
como miembros plenos de ¡a comunidad.
en ia forma de vida de la sociedad. tres de las múltiples interpretacionesposibles compatibies con una misma
oportunidades auténticas de participar
defin en como todo aqueilo ques e
Las necesidades, en consecuencia, se comprensión tisioídgica y bioquímica. Para saber por cuál optar es nece—
esrá <<nee esuad o» a efectos de politica
requiere a tal efecto. Un individuo saria una explicación ulterior de las razones dei agente para correr. Entre
sos necesanos para participar
social en tu medida en que carece de los recur otras cosas, esto supondrá descubrir sus objetivos y creencias, sus fines y
forma de vida (Harrrs, 1987,
como miembro pieno de la sociedad en su las estrategias elegidas para tratar de realizarlos. Así, si lo que hace es
pág-;i01, cf. Weale. 1983, pág- 35). intentar Hogar a un autobús, el agente está manifestando su autonomía
._ ¡haciendo algo que podría no haber hecho… Entre otras cosas —-——-y ésta fue
?
Así'pues, ¿en qué consisten dichos erecursos» la principal razón de la que se sirvió Kant como punto de partida para el
seres irurnanos, y drte—
El debate sobre lo que hace “humanos:—> a los desarrollo de su argumentación… éste es ei motivo por ei que podernos
n y Arrstoteles.¡Ambos
rentes del resto de la naturaleza, se remonta a Plató crrlparle si actúa de manera irracional y elogiarle si logra su objetivo con
segundo pomo de relieve, en
pensaban que la razón resuita'oa crucial y e! imaginación (Doyal y Harris, 1986, cap. 3).
vtrtud,qaigo que, sm razon
particular, la importancia de la búsqueda de la Ser autónomo en este mínimo sentido consiste en ¡roseer la capacidad
a pos¡blemeute persegurr
ni capacidad de elección, ningún anima! podri de elegir opciones ¿informados sobre ¡o que hay que ¡racer y cómo llevarlo
iº_983 , caps. 2—-8). Posterror—
(Macintyre, $985, caps. 1142 , of. Norman, a cabo. Elio entraña ser capaz de formular objetivos y también creencias
forma a esta idea estructu—
mente, en ei siglo XVII, Descartes dio nueva sobre la_forma de aicanaarlos, junto con ¡a capacidad de valorar ¡o acertado
físrcamente ai ser ironia—
rriadoia en un dualismo riguroso que dividía meta de estas ideas a tu luz de la evidencia empírica. Los objetivos _v creencias
todavra de esta trad1cron,
no en cuerpo material y mente inmaterial… Dentro ———<<nuestras propias» razones—»— constituyen ¡o que nos relaciona lógica—
Kant planteaba en términos distintos el proble ma de los componentes de
proceso determr— mente con en uestras propias» acciones. La capacidad de cometer <<nuestros
¡a persona. Con el trasfondo del cuerpo concebido como propios» errores desempeñan el mismo papa! en lo que se refiere a los
se las personas a fin
nista, indaga ba tas condic iones a las que deben ajustar éxitos y fracasos de nuestras acciones. Con arreglo a estos términos eie—
sabrhdad de las
de ser capaces de iniciar acciones y de asumir la respon mentales, ¡a autonomía equivale a ¡a “agencia». Constituye una condición
ad
mismas. Aunque no se interesó directamente por el caracter de tu necesid
_30'_… _…_g¡;;.;
.”
previa ciara para que ei individuo puede considerarse a sí mismo ————o pueda
|
ser considerado por cualquier otro——— capaz de hacer aigo y responsable
para hacerio. Su existencia queda de manifiesto en el repertorio singular
de actividades físicas y mentales, logradas o fallidas, que componen el
historial de como hemos llegado a ser Se que somos. Es este relato el que
|."
individualiza primordiaimente nuestra identidad como personas distintas
¡
de Ens demás (Parñt, 1984, Sección III)…
X
”x
Así expresada, la autonomía tiene poco que ver con nociones más
fuertes de autopropiedad, de poder controlarlos objetivos como las creen—
cias que informan—la accián (Dworkin, 1983, pág. 15; of. Haworth, 1986,
I-
u
cap. 1). Tanto esclavos como amos son autónomos en los términos descri—
-
tos, siempre que éstos úitimos preporc_ionen a los primeros información
h
adecuada acerca de lo que desean que se haga y dejen a su albedrío el
Ú
hacerlo con arreglo a su propio modo individual. Al terminar este capítulo,
-
veremos de que manera puede reforzarse el concepto de autonomía a fin
I
de diferenciar estos dos grupos. su _ . ,
pervrvencra .
al afirmar: <<en crr
V
Una persona de autonomía anulada o mediatizada es, por lo tanto, eunstancias normales la
casi: ' - » .. . . 5 rcºun *- -
—
alguien que de forma temporal y grave está privado de su capacidad de inadeaju1%ZZÍ2;;;ZeYiÁHÍCÚSItBS evitar gravan pÚÚUÍCÍ-03? 5%“ fógi?ímgífe
f
acción al estar constreñida su agencia de alguna manera. Como ejemplos
u
¡¿es ia muerte algosi fata?ºf?rjí
estuviera; segºr Cílteg3r¡a¡ gue entrañan las preguntas
n
21 )_ Parece como OS m;noanaíainrno? » (Thompson, 1987, Pág,
';7
"_'Í"'l
podríamos citar ios de una persona que se vea fisicamente coaccionada a
—
_
hacer algo en contra de su voluntad o a la que se ha embaucado para que Y en cierto senti do, así es. B
_
f 0 Circuliarrnenze_
piense ha hecho una cosa determinada cuando, en realidad, ha hecho otra en la medida en n e ec£º* la supervivencia y la autonomía,
"
i
cosa distinta. En ¡a primera categoría se incluiría, por ejempio, el caso de que se contemplan como estados fijos, constituyen los
¡
una mujer brutalmente violada… La segunda categoría quedaría ilustrada
-
por el caso de alguien que fuera inducido mediante engaños a ejecutar algo
que no tuviera intención de hacer, como cometer un crimen.” Tiene senti—
.
e a u
12. En este caso no queda ciaro que esa acción sea la prr¿m'u. Por una parte, uno sigue a la super,,¡íu&.cwn es 3rºd“º¡Y Sºbfewene con el ¡fempo. En lo relativo
luar teniendo nora, parecernos saber perf
ectamen
actuando de forma intencionai en tanto en cuanto son ias razones de uno ——ai margen de ¡o hacemos 0 en mente el objetivo de ia supe te bien que sinnifica no—
,
mal concebidas que sean——- ias que comportan ¡a decisión que uno toma. ?or otra parte, uno ? r o
rvivencia ¿Quéº0¡ra cosa
. . I
apenas puede ser considerado ei autor, y el responsable, de las acciones que torna. Ya que, de renuncia Ejempfº* cuando animamos 3 Gwen está enfermo a que trate
J
dado ci engaño. uno no hace ¡o que cree que esta haciendo, como lo expresa e! distinto sentido a! Cºn tem pl¿ ¡o aum enta r su e3pe
ranza de vida ? Lo mis mo pued
que le dan otras personas ala que uno hace. Parecería correcto decir que ei autor de una e decirse
ayuda r a qu" P a autonom ia com o necesida' d la ' -
f
acción que uno hace —-—al conrrario de que uno cree que ha hecho—— es la persona que nos ha , . asrca cuand o se ¡rat d
tenes estan deprrmides o
engañado (Faden ;* Beau-champ, 1986 cap. 10, pp. 256-62). Esto. por supuesto. presupone que m
a)g;r_controi de sus propias vidas…
son ex p1m w m a — ¿¡ e
existen buenas razones para pensar que uno conoce o debería conocer ei si gniñcado reui de ir"- que adqu¡eran un
*
la(s) acción(es) en cuestión. Resumiendo, ei lazo intencional entre una y ¡a actuación de uno
E?:
E“; ¡adivid
mayoría de ¡ n o que lucha por segun- con todo . '
—-—cgsa que hacem os la
se ve reducido en la medida que esta controlado por unos, resultando en una disminución Ei os seres hum ano s cua ndo
(
correspondiente de la autonomía a su nivel más básico. menos q no haga ' nuestra vid a está ame naz ada
. .,
me s tom ado una dec rsr . a
on con scr ent e en sen tid o cont
ariO———
.
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¡. .- *-'-.'f- _¿-:3
no nos dará las gracias por informarle de que tiene que estar vivo para señalar, por ahora, que en términos gen
erales, la supervivencia yla auto
conseguirlo. Puede estar al corriente de que nunca estará totalmente sano, norma son las condiciones previas-basicas para evit
ar perjuicios Brave—
pero se propone como fin mejorar su salud. De manera similar, la mujer segun la definición hasta aquí establecid
a: participación profendtiinentS
que trata de enriquecer la comprensión de sus acciones y de sus consecuen- deteriorada en una forma de vida. Por
supuesto, la satisfacción de estas
cias trabajando durante el día ); asistiendo a la escuela por la noche, no nece51dades no garantiza una participa
ción con éxito. Pued e sevu ir frac ;
tendrá en mucho la noticia de que ya posee la autonomía para la cual sand o por miles de razones y, de no sera
si, realmente nos encoiitraríamos
trabaja tan duramente. Su meta está en la capacidad de hacer más cosas, razonando circularmente. Sin embargo
, está claro que la probabilidad
' de entre aquellas que considera importantes, dentro de su cultura, de las emprnca de que un individuo cualquie
ra tenga éxito mejorará nrracias al
. n - .
"due puede realizar en el presente. aum ento de las perspectivas de supe
rvivencia y autonomía jon inde-
" Resumiendo, de ahora en adelante, cuando hablemos de supervivencia pendencia de quién sea y don de viva. Deb
emos examinar ahora lo que estas
y autonomía como necesidades básicas, nos referiremos a las formas con- IHÚJDF&S en potencia significan en la práct
ica…
cretas en que los individuos o las colectividades pueden actuar en la práctica
para mantenero mejorar la satisfacción “de ambos. Aunque estas necesidades
tenían que haber sido ya satisfechas en cierto grado para justificar la posi—
La supervrvenciafsalnd física como
bilidad de acción en general, el éxito de futuras acciones dependerá también necesidad básica
de las perspectivas de supervivencia yldei grado de autonomía que haya(n)
adquirido el (los) actor(s) en el momento de realizarlas. En esta medida, Empecemos por la supervivencia."Í-Pued
e que el lector empiece or
parece razonable seguirreliriéndosealos objetivos de aumentarla esperanza plan tear el reparo de que la necesida
d ddsupervivencia física por si srfla
de vida y la autonomía como necesidades básicas. no hace;ustrcia a lo que significa ser
persona. Una víctima de ¡in accidentd
Dicho esto, el argumento de Thompson acerca de la prevención de de trañ co nue sobreviviera en situació
n de coma profundo ºrac ias a un
perjuicios es aceptable sin reservas. Si el perjuicio es el estado final en equipo clínico de mantenimiento de sus
constantes vitales, si; posibilida—
relación al cual alcanzan su definición las necesidades básicas, no hemos des de! accion independiente, demostr
aría el por qué. No se trata de una
de referirnos a la prevención de perjuicios como necesidad. Puesto que se cuestion filosófica baladf. Que este
""-11:30'Fllfa
tipo de víctimas recu ere o o
trata del ”objetivo final para todos los seres humanos …el que en última capacidad de acción determinara su
destino final. A pesar dije la sugerí—l
venera fisrca, si el mejor de los diag
.,
instancia Y dentro de <cA necesita X para lograr 'in—… es más sensato nósticos clínicos sivu e diciendo no
no exis te esperanza algun a de recupera
describirlo como el más básico de nuestros intereses humanos…”I Baste rla consciencia, cºque tal esperagza
gsimuy remota, puede que en definitiva
haya que desconectar la respiracion
ais—Í;da. Llepara un momento en que
quie nes sufren lesiones cerebrales
13. Thompson define el interés de la siguiente manera: ;d s o estan sumidos en srtuacroncs de
Los bienes primarios de los que nos vemos privados cuando se nos hace daño (al demenc¡a prolongada sean con-
c;nííiííccfííngirirai3capaces de desarroll
(alternos lo imprescindible) son positivos )! merecen la pena ya que se corresponden a nuestros ar cualquier actividad humana
intereses y no a nuestros deseos El concepto de interés define la gama y el tipo de actividades el equÍp0 c¡fn¡co 55€ e personafcuerpo
cuyas constantes vitales mantiene
y experiencias que en parte constituyen un vida significativa y completa, y define el carácter _ . mpre que sea posible determinar con abso
de su validez. Este tipo de actividades son bienes primarios y positivos, por lo que todo lo luta certeza
.______________
que nos prive de ello es negativo ;* dañino (Thompson, 1987. p. 'i'6; cf. cap. 4).
Compnremos esta noción de interés humano con la de Feinberg (l984. p… 45) que misrn ' . _ .:
fines £íiliÍi-TÍZÍ :p;ne¡dro Ian excepcionalmente importante hacia toda
es rnny parecida a nuestro concepto de necesidades básicas: una serie de distintos
valer predomin ºl e ra cosa no es, a su vez, un" "medio en esta dirección, deja de [Em:r ¡…
nuestros intereses ulteriores caracteristicamente se asemejan a lo que C.L. Stevenson ante.» __ __ *
ha denominado los <<objetivos focales», fines (que no el fin) que al mismo tiempo sirven de -
medio hacia muchos otros fines diversos. Nuestros fines más importantes (en este sentido estilo cuí3;"ífgápéfºz) Cºmm"? humo una definición de una cosa indeseable como dañina
<mlteriores») satisfacen la definición formal de Stevenson de un fin focal: aun lin que al cuando ¡ ' . p ' . cra ?5 Suñº'º"º'? cºmº para impedir un interes» o, dicho de otra forma,
mp1de la satisfacción de neesrdades básicas.
…34…
que no tienen posibilidades de recuperación, como sucede en los casos
extremos de enfermedad de Alzheimer, se plantearán las mismas conside- a su . .
consrgnrente .intere, s po r . carácter causa! y
radiones éticas acerca de lo artificial de su supervivencia (Kennedy y las regularid ades nomoldºicas
ció
quenSia ?la c:;a
' ºgnosrs
' y l a terap'ia parece apo º 1
En segundo lugar, los tres individuos pueden referirse _a sus dolencias la recuperaci
ón es bastante segura yen'_cuya conceptualizac
idn ¡no hay
con una serie de términos y explicar su origen y síntomas de diversas muclro en juego, o de enfermedadesfy dolencias crón
icas cuya terapia
cpratrva no se haya demostrado especialmente efectiva, los
formas. Sin embargo, a la luz de nuestro entendimiento técnico del bacilo enfoques atra—
dicionales» encuentran difícil competir con la
de la tuberculosis y de sus consecuencias infecciosas, no está claro lo que medicina basada en el mo—
delo biomédico.dsí se acepta generalmente en
significaría en la práctica negar que los tres padecieran tuberculosis, siem— todo el mundo. Incluso allí
pre y cuando dieran positivo las pruebas practicadas con métodos precisos. donde la medicina tradicional sigue gt52ando de
popularidad, se aplica
szernpreúque es pos¡ble una comprensión biomédica
No más claro, por ejemplo, de lo que supondría que alguien negara que el en el tratamiento y
prevención de enfermedades y dolencias graves (Len
_ helio es un gas, que se dilata-cuando se calienta y que lo hace a causa del Doyal, 1987, pdas.
27—40). Desde luego, en buena parte de la litera
'i'mpacro del calor en su estructura molecular. tura actual sobre mediciiia
y subdesarrollo, se considera ideal el mode lo chino
Y en tercef"lug'añ la mejor comprensión técnica de la que disponemos que consiste en <<ca—
rnmar sobre ias dos piernas», apiicando,…entre los
también dicta los criterios biológicos y ambientales más efectivos para la planteamientos tradicio—
nales y biomédicos de terapia, aquellos que parez
prevención y cura y facilita la esplicaeión más completa de por que can tener mejores resul—
tados as: como la mejor relac ión coste
funcionan. En los tres casos de tuberculosis, serán medidas preventivas —beneficio (OMS., l983a ; cf.
R_'.lernman, 1984). Pero en los casos de enfer
aquellas que tengan como efecto maximizar la resistencia a la"infeccióa medades que suponen un
riesgo vrtai extremo, especialmente en las infec
por medio de una vivienda, dieta alimenticia, atención sanitaria y vacuna-— ciosas, esto significa casi
Siempre recurrir a la tecnología biomédica dispo
ción adecuadas. Las medidas curativas implicarán ciertos tipos de antibió— nible. ,.
l:3n resumen, la salud física puede considerarse
ticos. -transcultural en un
senado negativo. Si una persona desea lleva r una
Por supuesto, las cosas no serán siempre así de sencillas. En el caso de vida activa y satisfactoria
a su modo, ira en su interés objetivo satisfacer
una enfermedad como ei cáncer, las causas son mucho más oscuras y,… sus necesidades básicas a
ño de optimizar su esperanza de vida y de evita
aunque sabemos mucho acerca de su prevención, hay pocas formas de r enfermedades y dolencias
rs¡cas graves conceptualizadas en términos médi
curación. En las críticas radicales de la medicina curativa, se ha con vertido cos. Esto vale para todos,
en tod as partes.¡(¡
en tópico afirmar que las enfermedades de gran mortandad del siglo XIX
———-—la tuberculosis, el cólera y las fiebres tifoideas, entre otras—— retrocedie—
ron anre todo gracias a la mejora del nivel de vida. La evidencia epidemio—
La auto nom ía com o necesidad bási
' lógica pone igualmente de manifiesto que tenemos más oportunidades de ca
prevenir que de curar las enfermedades propias de sociedades opulentas
samíe;o_por muy clara y útil en potencia__ode sea la
en el siglo XX como el cáncer y la cardiopatía. Pero dicha evidencia se definición negativa de
! ¡srca, muchos ia consrderan con razon plagada de
funda realmente sobre la comprensión biomédica. Puesto que rodas las problemas. Porque
d£;íccondrcrones previas para la acción eºin'teraec
enfermedades en cuesrión adquieren su identidad fisiológicdy su capaci— ion huma na mínimamente
¿ npacrtada :mplrcan mucho mas que la ausencia
dad de diagnóstico a partir de los antecedentes de la investigación biomé=— de enfermedad bioló-
gica grave (Salm on, l984, págs. 254—260). La
clica en el pasado.” auton omía del indivi duo
Es cierto, por supuesro, que ¡os crirerios de reoriaaeión de las enferme— —I——_————_—
…3 9…
tb
debe ser asimismo objeto de apoyo y _mejora. Es fácil imaginarse una el. En este sentido, la consciencia
individual es ante todo social
situación en la que un actor ha satisfecho su necesidad primaria de salud ducto de la inieraccicin con los dem b
ás. En la medida en que la con SI?
física, pero sigue siendo capaz de iniciar muy pocas cosas. El término es en parte li ngíiísiica, es entonce P“?—
s ¿videnternente social Como iia
ainiciarn resalta aquí decisivo, puesto que se supone que una persona qee trado Wittgenstein, de la misma 13H 013
manera que es imposible que exi
inicia determinada acción lo hace de rnanera básicamente distinta a como . lenguage priv ado —e s decir, un leng gno s-
uaje creado ab infn'o por el individ
lo haría una máquina. Esta funciona por medio de su propio mecanismo y es ¡rnposrble que exista una persona & un
puramente privada (Doyai nilº—
de sus regularidades nomoidgicas, pero los seres humanos consisten en 1_98d, págs. 80—86). Las mismas con —
sideraciones son aplicabies ¿il ms,
algo más que las relaciones deterrninistas enire sus componentes corpora— draa3e de habilidades motoras indi
viduales. Ei problema que ian£ipre
' -_l_es. Tal corno hemos vis¡o, los individuos expresan su autonomía por ni
¡'
mental. En efecto, hay quienes como Szasz (196l), han discutido hasta su tº. Slí1.uiíiírs; nDo;£rroporcfjona un interesante
fundamento evolurivo para este planzc
misma existencia, lanzando la acusación de que la psiquiatría intenta ejempain, el procesam'm y reud, mantiene que ciertos tipos de procesos mentalesamien —por
—
reemplazar por una falaz pseudociencia el reino propio de los valores ¡Engunjc… varían :€mg pzrcepnvo. la memoria, la inteligencia, ias señaies de doior
:; cl
morales, políticos y religiosos en conflicto. ' evoluiiva tradicion; ;av s & ia capccie humana, Y. 95 han desarrollado según la teoria
naturales de a m [ . or tanto. las enfermedades meniales, se refieren a las (¡animaciºnes
Estas criticas son importantes porque llaman la atención sobre las ,…
1982)_ Fuifonlz wqtuncionís ——:-sea cual sea i'a'espe
ciñcidad culturai de su origen (Bourne,
precauciones que deben tomarse para diagnosticar la enfermedad mental miento de la nc1cir:'mlcf
:? a emaº¡£tue la objetividad a través de culturas surge del reconocí-
en individuos cuyas culturas son diferentes de la nuestra. Sin embargo, disfunci ón física.. se L milºfiicºiºf_l Gbsiruida, que
tales argumentos no descartan la posibilidad de una identificación, por Que “cm a la im ;Ha C:a área el srsierna de valoresnºde puede verse reducida a algún tipo de
ios actores. En este rcconncim
igmg ,:¡
Viºlación d ¡3 aer n e enfermedades mentales en vez de físicas y no simplein
encima del tipo de cultura, de la discapacitación emocional como distinta e una serie de normas sociales (Fulford, enin a la
1989, cap. 3).
._93… _…93.__
d) que los actores advierten que sus acciones las ejecutan ellos mismos
y no otras personas;
e) que los actores sean capaces de entender las constricciones empíricas
..
del buen resultado de sus acciones;
0 que los actores sean capaces de asumir la responsabilidad de lo que
hacen.
-¡-
La autonomía, una vez más, en su grado más elemental ha de enten—
i"s,derse en sentido negativo, alignal que la salud física, por referencia a la
discapacitación objetiva grave a que daría lugar la ausencia de una o más
de estas caractieris'tichasi "Í '
En el caso de que las anteriores características no estén presentes en
los individuos, se les puede considerar discapacitados mentales o emocio—
nales. Dejando aparte la sintomatología e5pecífica, quienes están grave o
permanentemente enfermos en este sentido, o bien han perdido o bien
nunca han poseído un grado de autonomía suficiente para superar niveles
minimamente satisfactorios de interacción social intencional. A buen se—
gure que con ayuda podrán llegar a encontrarse menos disminuidos de lo
que en un principio estaban. Por el momento, nos interesa ocuparnos de
los enfermos mentales graves, aquellos cuya etiología específica está en el
mejor de los casos en discusión, en los que se presenta un deterioro
significativo de la participación social, pero tiene ciertamente sentido
hablar de la recuperacion de sus capacidades cognitivas y emocionales.wr
En enfermedades mentales graves, la ausencia de racionalidad puede
revestir diversas formas: ilusiones visuales y auditivas, alucinaciones o
inconsistencias considerables en los esquemas de pensamiento (Clare, tensiones y la frustracron
— : y adornini0 del entor'“Ínºtalfºs, tolerancra
' ante las
caps. 2—3, 1980). La depresion psicótica, por ejemplo, comporta una pér— . >>.
18, Las condiciones para una racionalidad mínima que hemos presentado están diseña—
das para diferenciar entre aquellos que son capaces de una acción autónoma continuada (según
la hemos definido anteriormente) de aquellas que no lo son. En este sentido, son neutrales en
cuanto al nivel hasta el cual los actores se conforman con las normas y leyes dominantes. En
otras palaiaras, las acciones de los más desviados ruin pueden refiejar altos niveles de
autonomia con tal de que satisfagan estas condiciones. La bibliografía sobre la racionalidad
se divide entre los autores que se centran en la psique y los que se centran en los modelos de
toma de decisiones. Para los anteriores, ver Cuiirer y Gert (¡982 caps. 2—6), para los últimos,
Havvorth (i986, caps. Si… 5).
19. Volviendo a nuestra anterior distinción entre una enfermedad y una dolencia. no
utilizamos la expresión “enfermedad mental» a no ser que se pueda identificar la patología
, la ye 'ndoiea
º que aún están baj'o algcta
fisica de la enfermedad. tranquil
“ iza
' ntes de vez en
'
uncontrol médico (1982. P. en
4 i ' cf Fam
uifjID
ord,para ase
i98 gup.ra: al púbíim
9, ca
…94… ii)
).
————95———
-.- u i - i . w - i . i
En su reciente tentativa de hacer operativo el mismo concepto, Wart
revoinción del entendimiento humano”.—alia-
(l98?, cap. 2) distingue cinco factores integrantes de la salud mental: que dieron lugar el y otros
teoricos del psicoanáiisis… Eiio se debe
bienestar afectivo, competencia, ambición y funcionamiento y autonomía a que el modelo de elección de
alternativas y toma de decisiones que prop
integrados (diferirnos de ello en que consideramos la salud mental como ugnamos sigue en lo básico el
supuesto previo de que ios individuos se
uno de los factores integrantes de ¡a autonomía). Desde luego, nada de esto hacen potencialmente carino de
sus propias vidas, siempre y cuando las varia
ha de inducir a pensar que los enfermos mentales están totalmente despro— bles físicas educativas Emo——
cionales )! sociales se puedan considerar
vistos de autonomía. Todo el mundo ha de poseer'cierto grado de autono— "correctas. Habra muchos dentro
de la tradición psicoanalítica, que disc utan
mía para poder hacer algo, con independencia del grado de desamparo que -esto , argumentando due aun
cuando se juzga autónomos a ios actores grac
” . puedan manifestar o sentir en lo reiati vo a sus actividades cotidianas. Entre ias a su elevada calificación
de acuerdo con estas estimaciones ——inClny
otras cosas, esto queda iiustrado artísticamente por los elevados niveles de endo la ausencia de desórdenes
mentales y depresiones graves—— y pare
creatividad ode e£liiben algunos pacientes psiquiátricos gravemente dis—- cen proyectar niveles altos de
autodeterminacion, la realidad es que el inco
minuidos, ¡; legaimente por el hecho de.que muchos pacientes sometidos nsciente continúa llevando iii
voz cantante. Por desgracia, la forma en-q
a tratamiento psiquiátrico forzoso no ¿son considerados incompetentes para ue ejerce ese predominio conti—
nua siendo objeto de enorme controversia
tomar decisiones informadas acerca de otros aspectos de su vida (Mason "entre los psicoanalistas contro—
versia en la que seria inadecuado que nos
:; Smith, l987, cap. 18). enzamáramos aquí. Lo q'ue sigue
sien do cierto es que con independencia de
Es posible que al razonar como acabamos de hacerlo, podamos dar la influencia que pueda tene—LiÍ el
inconsciente, cuanto más autónomos sean
pábalo a dos malentendidos que debemos intentar disipar de antemano. -los individuos en los términos
que hemos expuesto, más iibres serán de inten
En primer lugar, se podría argumentar que propugnamos valores asociales tar el Icaro de sus objetivos
vitales. Dado que lo que todos ios psico
e individualistas que emitan la independencia a ex;3ensas de la recipro— analistas tratan de conseguir es
premsarnente la minimización de las limit
cidad y de la interdependencia. Una autonomía que persiga intereses aciones psíquicas arbitraiias de
dicha libertad, nuestra teoría debe cons
individuales egoístas apenas si constituye una necesidad humana univer— iderarse compiementaria ): no
mconsrstento, con sus fines.
salizable. De _hecho, varios estudios indican que la autoestima va de la )
Dich o esto, ello no signi fica en mod oºaig
mano con actitudes prosociales, con ei altruismo y la generosidad, que uno argu ment ar por nues tra
parte _que el desa rroll o de la auto nom
son las .-personas que más confían en su propia capacidad de desarrollar ía pers onal aum ente nece saria men te
la felicidad subjetiva. Buena parte de
_ actividades cotidianas quienes están más al tanto de las necesidades de la tradición psicoanalítica se mues—
tra convincente a este respecto y noso
los demás (Lieven, l939).'Asimismo, son casi siempre éstos los que tros lo hemos subravado ya al
distinguir claramente entre necesidades
actúan a favor de la mejora de las condiciones del prójimo sin claudicar y preferencias- Siri embarno
Guntrtplcontintia argumentando: <<Preud
cuando las circunstancias se vueiven adversas. Sabemos, por ejemplo, decía que en ei mejor de ios
casos solo podremos ayudar al paciente
que los jóvenes del norte de los EE.UU. que se habian trasladado al Sur a cambiar su sufrimiento neuro—
trco por un sentimiento corriente de infe
y habían participado aiii en manifestaciones antisegregacionistas durante licidad humana. Esta visión creo
yo, es demasiado pesimista, pues hay
un largo periodo de tiempo ————poniendo a menudo en peligro sus vidas, momentos en que el padiente
vislu mbra posibiiidades de realizarse y llevar una
su carreta :; su bienestar—… demostraban poseer grandes dosis de con- vida de forma mucho
33193233reai y estable» (Guntrip, 2968, pag; 279;
fianza en si mismos (Coles, 1967). En lineas generales, parece pues que cf… Freud, 1974. pdas.
un desafío efectivo frente a órdenes sociaies opresivos es tanto más iQgrar)esE:ieíiíiafiigiifableari—giiri0cfu
a€cidiidbdjeri fº?”;iººiº tºmi iém
probabie cuanto más autónomos son quienes los desafían (Harrington iºº?
Pue dº
de pone
pació r enacues
n pued m tión
infelse
iz forma pde _vida
'd . 2310hech
Moore, 2978, cap. 3). 5 … o¡“du
de que
ºs dº_iº
dichaii¡ºº
a partic
pºi_ri—
_º
en modo a¡su n0 su ¡ ———ct;mo sin ada
En segundo lugar, se podría aducir que, aun fingiendo admitir los sucede a menudo— no niega
puede reducir a; _ , po enero 'de liberac¡on.
valores de Freud, nuestro análisis de la autonomía no toma en cuenta la En efecto, Si hay algo que
minimo esa infelicidad, es probabiemente la
sensacion
—96——
_o7… _
de la propia valia que puede engendrar una participación que tenga …
miSiento
nº d¿: ::sponsab1' hd
' ad
. Si' ¡a lib
' ertad de los oprimido
éxito…“ o ¡era oportunrdad alguno s fuera. ¡"las '
—— no tendría sen tid o
anirnariei»;mírl
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" 'I Muchas gracias a Bernard Borgoyne por destacar este punto.
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13
“_"
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Los-oprimidos tienen que
socia), y tratar de cambiarias, y quienes no. Los-ºprimidos
social, nece
na Dado que estas
ejercer a veces un grado considerabie de deliberación crítica del tipo del hemos hafisd asrcas son las nnsrnas para
todos, diera la impresión de Que
segundo orden de Dworkin -——dentro————dentro del
de! contexto de unas instituciones los º º Un modo de rodea r los ¡3roblemas ci e - -
los que
no ern
o e rn Pezamos:
pe zamos.' un criterio . etnocent rrcrdad
sociaies dadas—— tan solo para mantener incóiurnes alma. Sería
incóiornes cuerpo'y a1rna. . cri'terio ' de
de ddem arc
emarcacronacr"'ón entre
ent re necesidades
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raciones - e pued a - . _ necesidades );v as asp i¡—
elfos que las decisiones angustiosas que a veces se ven
injusto sugerir de ellos a1ea d que pueda utilirza '
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través de las tiendo antropológico. En cuanto se va más allá de las condiciones rev“
ntificación de necesidades a
cultural dado, ¿no será la ide rnas 1nñmas que condicionan la participación en la vida social ardjc ¡a_5
al?
distintas culturas algo artifici — las necesidades humanas quedan irremisiblemente relativizaddf ¿ finº
a cuestión. Es cierto, y también salo
__Investiguemos primero la segund es dist into s en _ ?onsrderese, por ejemplo, el problema de comparar la autonomía ent
an desarrollado tantos enfoqu
dable, que los individuos hay uno de los distintas_cnlturas. Hay evidencias que indican que el éxito personal de fíe
esidades. La alimentación es
relación a la satisfacción de nec d de el analisis transcultural. Ei artesano de una cultura tradicional no ia la
nte notable la inmensa varieda
ejempios más evidentes… Es realme teniendo en gran;eado el respeto de sus iguales puede disfrutar de mucha riiás ííto?rf—
o y ancho de todo el mundo,
tradiciones culinarias a lo larg ar y mia ———-en los términos en que nosotros la entendemos—— que el rofesor
menudo similar. Poder experiment
cuenta que la materia prima es a ndes un:vers¡tarro que se considera a si mismo, y es considerado por lospdem '
ir ent re esa s trad iciones ;—— como puede hacerse en muchas gra
' eleg io casi sin parangón. Lo
conmo pa rnt'itilp fracasado, y esto a pesar de tener mayor esperanza de n?¿
… es un privileg
' ciudades si uno tiene dinero— tores de ic eaívg;macron que el primero. _Además, lo que podría parecer un ejemplo
con un con; nto de otros satisfac
mismo puede decirse en relación de formas & autonomia en determinada cultura -—————la valentía, por ejem lo————
itectnra, oficios—— que tanto y
necesidades básicas ————ropa, rqu anidad. El puede parecer erase estupidez en otra. La autonomía individual Fodr'a
lo largo de la historia de la hum
tan diversas han evolucionado a de pducrrse, tiene demasiado de construcción de entornos cuituraies pírticili—
os necesidad de niveles mínimos
hecho de que todos nosotros tengam era vista, nada que ver con ares como para servir de métrica que contribuya a evaluar el roºres
no tiene, a prim
agua y proteínas, por ejemplo, nzados soc;al con arreglo al modo en que tratamos de hacerlo (Manss 1925 º " 0
culturales son mejores o más ava
la cuestión de si al.—gunos hábitos plo, pre gun tar que 1—21 of. La Fontaine, 1985, págs. 123—140). , siºn-
tido tendria, por ejem
que otros, o al contrario. ¿Qué sen chinos rtrnera vist , '
tipo de cocina es mejor, la chin
a o la india? A no dudarlo, algu
s, como probablemente las tend
nos
rá el lector. ,,,—¿cag……i,íººmíííiiiiiíífííííiííiiíim
_ i º-º — ……
,. as necesidades huma—
e indios tendrán sus preferencia eepeeiii— 231551 palrte de una u otra cultura equivale a' poco más que imperialismo
algo subjetivo y culturalmente
Sin embargo, las preferencias son algu nas personas versaipdt;3 dye t;t¡p;sa;a¿,tComo podemos mantener de forma plausible la uni—
a este reapecto que
co. Tan importante es la cultura cult uraies, ] . corra reconocrcndo al mismo tiempo que los pueblos
con el fin de no violar tabúes
prefieren sufrir graves privaciones rooke, págs. 102—4). y as cultu_ras drfieren, sm duda, en cuanto a sus convicciones acerca de ¡
alimentos (Brayb
relacionados especialmente con los ción 1ue entrena en la práctica la satisfacción adecuada de las necesi“diadesíÍ
considera aceptable en la satisfac
En Segundo lugar, el nivel que se ico. El hec ho de horíazemos este prolalema con ayuda de un experimento mental .
culturalmente específ
de necesidades parece ser también la mis ma Coma;¿zs;oz;g;;íg en] la que no se padezca escasez material ni
ciones autóctonas no tenga
que la gente de muchas civiliza va que la de ¡as habilidades ma ,Ien a que seofrezca una enseñanza sin cortapisas
mo grado de formación educati
esperanza de vida media o el mis participar nas, con amp¡¡as 0 aun es y cognitivas one valoran las culturas indige—
supone que no sean capaces de
de los países industrializados no así suc ede con maiaada tradicéón dportunrdades de eiecc1on vocacional, asi como una
as de vida. Sabemos que
con gran creatividad en sus form proceder, que ;: adaptan & hse proporcionar apego emocronai a todos ios habitantes
ndes dosis de autonomía en su
frecuencia, y que demuestran gra verdad, restante …5¡n queiexgormas y leyes vigentes. Siendo equitativo todo En
vida es mejor que la de otros. En
'Convencidos de que se forma de más atrac—
ales», codicia entre ¡a pºblac¡óa, por; egcmplo, concentracrdn alguna de poder o
re algu nas cult ura s <<tradicion
cua nto más aprendemos sob n con la nuestra, los das, ni catástrofes na; nlen general, sm enfermedades genéticas extendi—
rasgos en comparació
tivos nos parecen algunos de sus hacia la mediº de esa prºs & q;r;r es—-—— no tendremos motivo para pensar que en
las obligaciones dei individuo
que acentúan la importancia de el medio la satisfacción dep“; a_dp3edan emsttr desrgualdadcsde importancia en
a una mayor preocupación por
colecttividad, por ejemplo, junto hab lar de salud habitames habrían d es: a es. En esta medrda, por lo tanto, todos los
puede pretender que
ecológico. En resumen, el relativista las que autonomía en ¡o ' e. gozar de niveles elevados y similares de salud y
del contexto de las culturas en
y autonomía individuales fuera o signi— s termrnos que hemos descrito, con independencia de como
una abstracción filosófica con poc
encuentran expresión es caer en
———103———
-———— lG?.——…
puedan conceptuaiizarlos. Podríamos así suponer que todos los habitantes las características de satisfactores específicos,-con independencia de”s'o
son capaces de participar en su cultura de manera satisfactoria si esto es diversidad cultnrai. (Desarrollamos esta distinción aun más en el Capi tulo
io que desean. Asumarnos pues que es exactamente esto lo que en verdad 8). En resumen, parece que no hay mucha—dificultad a la hora de comparar
hallamos: una forma próspera y rica de vida cultural con un grado elevado los niveles de satisfacción de necesidades básicas, dentro de una misma
de participacion entre sus miembros. cuitura ;* a través de culturas distintas, por encima de los niveles mínimos.
Sepongarnos ahora que en una de las mitades de nuestra isla existe una Se deduce de clio que si las otras islas se ven atacadas por una epidemia
plaga que se caracteriza entre otras cosas por una grave disentería que de disentería, amnesia o depresión, no habrá motivo (en i gnaldad de
incapacita físicamente a la población. Esrá claro que si se trasiadan a la circunstancias) para e5perar diferencia alguna en su impacto discapacita-
“otra mitad de la isla que se mantiene físicamente sana, serán incapaces de dor. Será posible identificar de inmediato individuos con niveies superiores
participar en su forma habitual de vida en la misma medida en que podrian o inferiores de salud física y autonomía, lo mismo que sus habilidades
hacerlo en otras circunstancias, y; que se ¡es considerará incapacitados por diferenciadas de participación en sus cnituras es;3eciñcas. Además, los
esta razón, con independencia de como se conceptuaiicen el mal y la individuos de mayor nivel de salad física y autonomía de determinada isla
enfermedad. De manera análoga, supongamos que uno de los efectos de ia tendrán más posibiiidades de mantener un alto grado de participación en
plaga es una amnesia parcial, q u e provoca que quienes se ven afectados otra, siempre y cuando entiendan las reglas de la cultura ajena. Por supues*
por eiia olvidan muchas de las habilidades intelectnaies y prácticas que to, no hay razón alguna para creer que no sean capaces de participar.incin50
han aprendido. Quedará claro, una vez más, que no podrán ya participar con más éxito que aignnos personas de la población autóctona, siempre
tan bien como podían anteriormente de una serie de maneras, cualquiera que sus niveles de salud 3; autonomia sean superiores, Ei único argumento
que sea ia explicación que puedan ofrecer de la pérdida de memoria. Por en contra consisriria en sostener que, debido a ias limitaciones conceptua-
último, supongamos que en lugar de enfermedad física o amnesia, ia les qne se impone a si misma una persona, le será imposible aprender ias
consecuencia de la plaga consiste en depresión y pérdida de confianza en pautas de una cultura ajena en ana medida que resulte lo bastante satisfac—
la capacidad de ejercer esas habilidades. De nuevo, sin importar como toria como para incorporarse a sus actividades. Si esto fuera verdad,
pueda comprenderse esto, tendrá como resnitado que su participación se resultaría imposibie ilustrar con aigún detalle que significa que las culturas
vea deteriorada en comparación con quienes no han sufrido ia efeccidn. diiieran radicaimente entre si, ¡puesto que toda la antropologia habría de
H
ser considerada como un dísparatei (Doyai )! Harris, 1986, caps. 6-'i'). Pero,
.
Así pues, con independencia de ia cosmología indígena, parece que por
I
hipótesis tenemos una situación dentro de una sola cuitnra en in que de nuevo, este ha de significar que es posible comparar niveies de satis—F
podernos comparar niveles altos y bajos de salud y autonomía.
-.
de una pr05peridad semejante También aiii descubriríamos un alto grado descubrimos de hecho en toda índole de iiteratura epidemioidgica, socio—
_
lógica y psicológica.
|
afectara necesariament e a la saiud fisica y a la autonomía (en los términos hace evidente lo que significaría habiar de niveies óptimos, antes que
en que nosotros la entendernos) de los habitantes de ninguna de las dos. mínimos, de satisfacción de necesidades biisicas,_con independencia de ia
*
En ese caso, por hipótesis, tendriamos una serie de individuos de culturas cultura. El nivel óptimo de salud física conlleva una esperanza de vida tan
.
radicalmente distintas que habrían alcanzado niveles de salud y_autonomia, Prolongada ¿ti una discapacitacidn por enfermedad tan reducida como sea
muy por encima de los mínimos, en un sentido que parece serjustarne ntc Pºsible a la luz del potencial genético de: ima persona. Ei nivel óptimo cie
n
el mismo: la capacidad física y mental continuada de participar en su autonomía puede especificarse de dos maneras que se corresponden con
coitura con gran creatividad. Esto se habría debido a in disponibilidad y a “Uesrra anterior distinción entre autonomía de agencia y autonomía crítica.
.
.
…ÍO—4— _ios——-
—
¡n…
El óptimo inferior supone ia minimizadidn de ias limitaciones sociales a básicas del grupo en cuestión. Por estas razones, queda claro que en toda
la participación de una persona en actividades socialmente significativas, política de necesidades hay lugar para una política de ia diferencia, con
unida a la posibilidad de acceso a una comprensión cognitiva tan amplia grupos particuiares que hacen hincapié y se esfuerzan en la mejora de los
como sea preciso para proceder de manera satisfactoria dentro de ia forma satisfactores específicos disponibles para hacer frente a las necesidades
de vida elegida. El óptimo superior supondrá, además, el acceso al cono—- básicas de sus componente s (Loveíl, 1990, sección 3; cf. Rowbotharn ,
cimiento de otras culturas, junto con capacidad crítica y libertad política 3979). Ellos saben mejor que nadie cuáles son sus necesidades y están más
para evaluar la suya propia y luchar por cambiarla si así lo decide. comprometidos en la ¡echa por lograr un mayor acceso a las mismas.
_ Hemos argumentado en este capitulo que la salud y la autonomía son Pero lo que no hay que olvidar son los peligros que entraña ia cosiñ—
ias necesidades básicas que los humanos han de satisfacer a fin de evitar cación de estas diferencias. Las necesidades básicas y, como "veremos, las
el grave perjdiciddue supone una participación fundamentalmente dete— condiciones necesarias para satisfacerias, son ias mismas para todos los
riorada en su forma de vida. Siempre y cuando no haya nada lógicamente grupos oprimidos. Es precisamente a través de estos conceptos como
inconsistente ni objetivamente improbable en el experimento mental que pueden entenderse y valorarse las experiencias y perjuicios de quienes
acabamos de exponer, habremos asimismo demosnºado que es posible en sufren formas específicas de deficiente satisfacción de sus necesidades por
principio comparar grados de satisfacción básica de necesidades en estos parte de quienes no las comparten. Desde el punto de vista político, con
términos no sólo dentro de una cultura, sino entre culioras distintas. Ai ello se cumplen tres funciones importantes. En primer lugar, ilustra el lazo
proceder así, hemos recaicado siropiemente iajostiñcacidn del mismo tipo común existente entre los grupos oprimidos: el atentado continuo a su salud
de comparaciones realizadas por todos los organismos nacionales e inter— y autonomía por parte de quienes ¡es oprimen. En segundo término, este
nacionales interesados en valorar el grado de gravedad de los perjuicios caracter común sugiere hasta que punto sus diferentes experiencias son de
que padecen las poblaciones a las que representan. hecho simiiares, y mantiene la puerta abierta a grandes dosis de compren—
Con todo, es posible que este enfoque de la cuestión bajo ei punto de sión y simpatía mutuas. Y, en tercer lugar, esta a su vez hace posible la
vista de Ia_univer5aiidad haya inquietado a algunos lectores. Ciertamente, acción política conjunta en aras del objetivo común de que todos alcancen
nos hemos referido muy! poco a las necesidades peculiares de grupos un nivel óptimo de satisfacción de necesidades, cualesquiera que sean las
concretos de personas. Al concentrarnos en las necesidades que todos los diferencias específicas entre ,g—:3,rnposfº1
individuos de la especie humana tienen en común, la discusión, hasta
ahora, no ha tenido en cuenta sexos, razas, clases, edades ni culturas. Desde
iuego, no se trata de que negnemos la idea de que existen grupos particu»
¡ares que tienen necesidades específicas. Ejempios obvios de esto ¡0 cons-—
rituyen ias mujeres, ios grupos sometidos a la opresión racial ): ias personas
que padecen discapacidad. Los miembros de cada grupo están por lo
común expuestos a riesgos adicionales para su salud y autonomía por
encima o en mayor medida que los que hemos descrito. En consecuencia,
requieren de sorisfecrores ndicionaies ;* específicos y de procedimientos
para encararlos y corregirios. Que así sea no implica, no obstante, que ¡an
necesidades básicas de ¡es individuos de tales grupos sean distintas en oigo
de las de otras personas.
En reaiidad, la mayor parte de los nismos» que denotan tipos específi— …
ú._ '