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Vicerrectorado de Infraestructura

Universidad Nacional Experimental Y Procesos Industriales


de los Llanos Occidentales Programa Ciencias Básicas y Aplicadas

“EZEQUIEL ZAMORA”
La Universidad que siembra

MUROS

Integrante:

Mena, Luis C.I. 12.770.402

San Carlos, Diciembre 2020


MUROS DE CONCRETO.

Los muros estructurales o pantallas de concreto armado, pueden ser


macizos o perforados, en cuyo caso se conocen como muros acoplados. Su
diseño depende del tipo y magnitud de las cargas exteriores actuantes. Estas
cargas se consideran en todos los casos aplicadas en el plano del muro, en el cual
éste ofrece su máxima rigidez lateral y axial (Fratelli, 1980).

Alguno de los muros que se pueden construir bajo la norma covenin


1753,1987 son: muros macizos uniformes, muros macizos discontinuos, muros
acoplado con fila de vanos, muros acoplados con 2 filas de vanos.

Básicamente éstos muros deben resistir las cargas gravitacionales de


compresión (centradas o excéntricas) y las cargas laterales de viento o sismo,
siendo capaces de transferir dichas cargas actuantes a las fundaciones donde
serán disipadas, manteniendo el estado tensional en régimen elástico, sin
incursiones en el rango inelástico ni superar los esfuerzos máximos permitidos por
la norma.

Según la forma en planta, los muros pueden ser uniformes o con alas.

Las pantallas o muros pueden combinarse para formar núcleos abiertos o


cerrados y según el caso pueden darle otra funcionalidad como por ejemplo
usarse su espacio interior para ascensores o permitir el paso de tuberías si fuere
el caso. También pueden combinarse con pórticos y crear sistemas duales,
incrementando asi la eficiencia del conjunto para resistir las cargas gravitacionales
conjuntamente con las cargas laterales de viento o sismo.

El diseño constructivo dual de edificaciones (pantallas-pórtico), controla de


manera eficaz los desplazamientos laterales de os mismos, además proporcionan
seguridad estructural adecuada evitando también el daño no estructural resultante
de la acción de sismos de moderada magnitud.
GENERALIDADDES DE LOS MUROS.

1. Los Muros estructurales se diseñaran para las cargas excéntricas, para las
cargas laterales o de cualquier o tipo a los que estén sometidos. Todos las
fuerzas y momentos que actúan en los muros se transferirán a las
fundaciones de acuerdo con el artículo 15.8 (Norma Covenin 1753-1987,
capítulo 14, apartado 2.1).
2. Los muros estructurales sometidos a cargas axiales se diseñarán según el
método general del Artículo 14.4 o el método simplificado del Artículo 14.5,
y cumplirán las disposiciones generales de los Artículos 14.2 y 14.3.
3. El diseño para resistencia al corte de los muros estructurales estará de
acuerdo con el Artículo 11.9.
4. La longitud horizontal del muro estructural que se considerará efectiva para
las cargas concentradas que lo solicitan, no excederá la distancia centro a
centro entre las cargas, ni el ancho del apoyo más 4 veces el espesor del
muro, a menos que se demuestre por un análisis detallado que es
adecuada a una longitud efectiva mayor.
5. Los miembros comprimidos que se construyen monolíticamente con los
muros estructurales cumplirán con lo dispuesto en la sección 10.8.2. de la
nombrada norma.
6. Los muros estructurales se anclarán a los elementos que los intersectan
tales como: columnas, contrafuertes, muros transversales y fundaciones.
7. No es necesario considerar, a los efectos de diseño, las cuantías mínimas
de armaduras y los límites de espesor que se requieran por los Artículos
14.3 y 14.5 cuando el análisis estructural demuestra una resistencia y
estabilidad adecuada.
TIPOS DE FALLAS EN MUROS DE CONCRETO.

Debe mencionarse que el momento flector, la carga axial y la


fuerza cortante, actúan de manera simultánea durante el sismo, y que sus
valores máximos tienen lugar en los primeros pisos del edificio, por lo que es
allí donde tienden a presentarse las fallas, que inclusive pueden darse por una
combinación de las tres fuerzas de sección mencionada (Silva, Quiun, San
Bartolomé, 2011).

1. Fallas por flexión.


2. Fallas por fuerza cortante
3. Fallas por deslizamiento (corte-cizalle).

Evaluación de muros método de Coulomb.

Un aspecto esencial para la comprobación de un muro, con sus condiciones de


contorno, es la estimación de los empujes (activos y pasivos) en función de la
configuración del propio muro, de las características y condiciones del terreno y de
las acciones que le afecten según el caso.

Hacia 1776, el ingeniero militar francés Charles-Augustin de Coulomb observó


que en los muros reventados por la artillería, el trasdós se derrumbaba siguiendo
siempre una forma inclinada más bien plana en base a esto propuso un modelo de
estimación de los empujes del terreno (empujes activos) planteando el equilibrio
de la masa del mismo derramado en el trasdós (cuña de rotura). Dicho modelo
supone que los movimientos del muro son suficientes como para que se forme en
el terreno una cuña de empuje que está limitada por una superficie de
deslizamiento plana (la curvatura real es despreciable). Por su parte, la dirección
del empuje depende del movimiento relativo entre el terreno y el trasdós del muro
durante el proceso de colapso (ascenso o descenso relativo de una parte respecto
a la otra, según el caso). Una vez definida la cuña de rotura):
 El lado BC corresponde a la superficie de rotura.
 Se conoce el peso (W) en magnitud, posición (centro de gravedad de
la cuña) y dirección (vertical).

Dado que en el caso de colapso la cuña se mueve (desliza sobre el


segmento BC) y que además existe rozamiento en la superficie de rotura, R
no puede ser ortogonal a la misma. Aplicando el criterio de rotura de Mohr-
Coulomb (τ = c + σh tan Ø) y si se supone por el momento nula la
cohesión (que nos deja del lado de la seguridad), R resulta tener una
dirección que forma un ángulo Ø respecto al plano de rotura.

Si suponemos el caso de un muro bien cimentado (asientos mínimos), el


muro tenderá a subir, volcando, al girar en el colapso respecto al punto B. La
orientación que define la dirección del empuje activo Ea dependerá del movimiento
que tenga el muro en el proceso de colapso. Dicha orientación, definida según δ
(siendo δ el ángulo de contacto tierras-muro), se opondrá al movimiento del muro
mejorando en este caso el equilibrio (reduciendo el momento de vuelco). Lo
contrario ocurre en muros cimentados sobre terrenos más blandos que puedan
asentar. En este caso el muro desciende respecto a la cuña de rotura, δ va en
sentido contrario al caso anterior (se considera en este caso negativo) y el
momento de vuelco aumenta.

δ nunca va a ser mayor que el ángulo de rozamiento interno del terreno;


típicamente adoptará valores entre Ø/3 y 2Ø/3. En casos extremos tenemos que
en terrenos muy húmedos y superficies de muro muy lisas δ tenderá a valores casi
nulos (δ=0), mientras que en condiciones bien drenadas y superficies de muro
muy rugosas δ resultará igual a Ø, que será su valor máximo posible. Sin
embargo, en situaciones especiales como por ejemplo el caso de que el terreno de
apoyo del muro sea muy blando o en presencia de empujes muy fuertes δ puede
llegar a ser negativo, como se ha indicado anteriormente (hasta -Ø).

Ea se puede obtener por equilibrio de fuerzas en la cuña de rotura al


conocer completamente el vector peso (W) y la dirección de la reacción en el
segmento BC (al ser plano) y de Ea. Sin embargo se desconoce todavía cuál es la
cuña de rotura que se produce. Cuñas de rotura pequeñas (segmento BC muy
vertical) darán lugar a empujes bajos (poco peso de terreno) mientras que cuñas
de rotura grandes (segmento BC muy horizontal) darán lugar también a empujes
bajos ya que casi todo el peso lo absorbe la reacción en el segmento BC. En
consecuencia, habrá una cuña intermedia que produzca un empuje máximo y que
es la que deberemos considerar. Esta cuña puede obtenerse gráficamente
(antiguamente se hacía así de manera habitual) o analíticamente. En este último
caso se obtienen las siguientes expresiones para el caso básico planteado:

donde Eah y Eav son, respectivamente, las componentes horizontal y vertical


del empuje y z la profundidad desde superficie.
Falta todavía el punto de aplicación del empuje. Teniendo en cuenta que el
mismo es en este caso (superficie plana, sin cargas exteriores, …) proporcional,
cuadráticamente, a la altura del muro, esto significa que las leyes de empujes
deben aumentar linealmente formando un triángulo, por lo que la resultante estará
aplicada en su centro de gravedad, es decir, a 1/3 de
dicha altura. Con este proceso es posible encontrar Ea en magnitud, posición y
dirección (ángulo δ).
Efecto de la cohesión.
Si suponemos la existencia de cohesión (c≠0), ésta contribuye a
través de la adherencia en el trasdós y el incremento de las tensiones
tangenciales resistentes de la superficie de deslizamiento BC (Figura
abajo), todo lo cual reduce el valor de Ea.

Debido a la cohesión puede ocurrir que aparezcan fisuras de tracción en la


parte más superior del terreno del trasdós debido a posibles tensiones negativas
que en realidad no se desarrollan ya que se separa el terreno. El método de
Coulomb permite analizar este problema (estimar, por ejemplo, la profundidad de
terreno afectada), pero es más fácil plantearlo mediante el método de Rankine que
se presenta más adelante (más abajo explicado).

La cohesión es, pues, un factor de mejora del comportamiento del terreno,


pero si al final no se acaba desarrollando nos deja del lado de la inseguridad.
Dado que con frecuencia es difícil estimar su efecto de forma adecuada, es
habitual despreciarla, quedando del lado de la seguridad.

Efecto de cargas en superficie del terreno.


Caso de cargas uniformemente repartidas.

Si existen sobrecargas uniformemente distribuidas (Figura) se puede aplicar


sin problemas, y con una ligera variación, la teoría de Coulomb. Puede
considerarse que las sobrecargas afectan generando un incremento ficticio del
peso W de la cuña de rotura (ver la figura para el desarrollo que sigue).

donde es un factor constante que no depende de la


cuña escogida.

Luego se puede entender el problema como si la sobrecarga tuviera un efecto


sobre el peso específico del terreno, transformándolo:

Considerando el plano de deslizamiento invariable y teniendo en cuenta la relación


Figura. Sobrecarga uniformemente repartida en la superficie del trasdós.

Figura. Cuña de rotura con sobrecarga uniformemente repartida.

Se puede pues, aplicar el método gráfico con γ* o el método analítico con


las expresiones indicadas. Los empujes evolucionarán con la profundidad según la
ley de empujes deducida (Figura que sigue abajo).
El empuje resultante pasará por el centro de gravedad del trapecio; calculándolo
queda:

Figura. Ley de empujes para el caso de sobrecargas uniformemente repartidas.

aunque resulta más cómodo trabajar con ambas componentes, cada una de ellas
aplicada en un punto de aplicación diferente.

Es frecuente el uso del concepto sobrecarga reducida de tierras para definir


las sobrecargas a través de una altura representativa del mismo terreno del
trasdós, esto es, encontrando la altura de tierras h 0, con γ, que produce la
sobrecarga q:
Carga arbitraria.

Si la carga aplicada en la superficie del terreno no es uniforme (carga


variable, carga puntual, etc.; Figura abajo), la ley de empujes no resulta lineal. A
pesar de ello, el método de Coulomb, que es de una potencia significativa, puede
aplicarse para estimar los empujes producidos dividiendo el trasdós en subtramos
(más exactitud a mayor número de divisiones) y obteniendo de este modo las
cuñas de rotura de los submuros definidos y los diferentes centros de gravedad de
las distintas distribuciones de empuje resultantes.

Este procedimiento es largo de realizar y por ello resulta más sencillo


utilizar las distribuciones semi empíricas que se presentan más adelante para
estimar los sobre empujes producidos por cargas exteriores arbitrarias.

Figura. Cargas variables en la superficie del trasdós.


Figura. Esquema del método para el cálculo de empujes en el caso de carga
arbitraria.

Acción del agua.

El agua, y concretamente las presiones intersticiales que genera, tiene una


gran importancia en la estabilidad de las estructuras de contención. El efecto del
agua, en particular tras periodos de fuertes lluvias, puede generar incrementos
significativos de los empujes e inestabilizar a las estructuras de contención.

En general, puede considerarse tres estrategias distintas en relación con


este tema:

 Asegurar un buen drenaje en el trasdós a lo largo de la vida útil de la


estructura de contención de forma que las presiones intersticiales no
lleguen a generarse.
 Impermeabilizar en superficie en la zona de afección de la estructura de
contención y reconducir al agua de forma que no llegue a introducirse en el
terreno.
 Calcular la estructura de contención teniendo en cuenta el posible efecto
del agua en el trasdós.
Para calcular la estructura teniendo en cuenta el efecto del agua se debe
encontrar el empuje que genera y componerlo (vectorialmente) con el empuje
debido al peso de las tierras y posibles acciones exteriores. Si se supone la
existencia de una cierta altura de agua en el trasdós del muro (Figura abajo), para
considerarla se suman los empujes del agua a los del terreno teniendo en cuenta
el peso específico sumergido del suelo bajo el NF El empuje debido
al agua siempre actúa ortogonal al trasdós y con coeficiente de empuje
unidad (Kwa = 1), lo cual es desfavorable a la estabilidad. En conjunto, la acción
directa del agua y la reducción de empujes de tierras (acciones efectivas) inducen
unos empujes mayores que en el caso de terreno seco.

Figura. Existencia de agua en el trasdós

En un caso general habría que estimar la red de flujo (por ejemplo con
lluvia) y la ley general de presiones de agua en el trasdós, y a partir de ella
obtener los empujes de las tierras y del agua en el trasdós (suponer una cierta
altura de agua en el trasdós es una simplificación del caso real).
Evaluación de muros método de Rankine.

Pese a las limitaciones de aplicación que se verán seguidamente, el método


de Rankine (1857) es, desde un punto de vista matemático, más elaborado que el
de Coulomb. Este método obtiene los empujes del terreno partiendo de un estado
de equilibrio en rotura en el que la estructura de contención no produce ninguna
perturbación.

En una masa de terreno en estado de Rankine todos sus puntos están en


situación de rotura (plastificados), es decir, que en cada punto el círculo de Mohr
correspondiente a su estado tensional es tangente a la línea de resistencia (Figura
abajo siguiente).

Figura. Representación de los estados activo y pasivo de Rankine en un


punto de un terreno con superficie libre horizontal con tensión vertical σz.

En estas condiciones, con terreno homogéneo en estado de Rankine, sin


acciones exteriores y con superficie libre horizontal (sin variación de tensiones
verticales en los puntos de cualquier plano paralelo a la superficie), la tensión
horizontal resulta:

Y en suelos no cohesivos (c=0):

Mediante este procedimiento se puede obtener las leyes de empuje


(también en el caso de superficie del terreno en el trasdós inclinada y con trasdós
no vertical, obteniendo los empujes sobre éste último a través de los círculos de
Mohr correspondientes), pero aun siendo más teórico que el método de Coulomb,
es también más difícil de aplicar con geometrías mínimamente complejas (trasdós
quebrado, superficies del terreno en el trasdós no planas, cargas arbitrarias sobre
éste último) y no es mucho más preciso. Es por ello que el método de Rankine se
suele usar cuando es fácil de utilizar y, en particular, con superficie del terreno
horizontal (β=0), muro con trasdós vertical (α=0), y δ=0, mediante las expresiones
anteriormente indicadas. Si las superficies libres no son horizontales estas
expresiones se complican (con c≠0 las líneas de rotura no resultan rectas). En lo
que se denominará método americano, los muros se pueden aproximar al caso
con superficie del terreno horizontal (β=0), muro con trasdós vertical (α=0), y δ=0 y
usar las expresiones indicadas.
Sin cohesión se tiene pues:

Si se aplica una sobrecarga uniforme de valor q, se puede substituir la altura h por


h+ h0, siendo h0 (como ya se ha visto en el apartado anterior) la altura de tierras
que produciría q (sobrecarga reducida de tierras; (Figura siguiente), o utilizarse
directamente el valor de q

Figura. Sobrecarga reducida de tierras.

Con cohesión, los empujes pueden resultar negativos cerca de la superficie


(Figura que sigue).

La ley de empujes (sin cargas exteriores) es la siguiente:


Figura. Aparición de empujes negativos (grietas) debidos a la cohesión

En esta última expresión (empuje total) está también integrada la parte con
empujes negativos, lo cual no es correcto, como se comenta a continuación.
Considerando nulas las sobrecargas, el terreno puede estar traccionado con la
consecuente aparición de fisuras (Figura arriba) hasta una profundidad zc de
valor:

que cambia si hay acciones exteriores (la ley se va hacia la derecha). Estos
empujes negativos, que significarían que el terreno tira del muro para estabilizarlo
(son favorables a la estabilidad), no se producen en realidad, sino que el terreno
se separa. En consecuencia debe anularse esta parte negativa, aunque teniendo
en cuenta que las acciones en superficie trasladan la ley de empujes hacia valores
positivos, por lo que los valores negativos (si se producen) sólo se deben anular
en la configuración final de empujes. Para el cálculo de la ley de empujes en esta
situación se supondrá inexistentes los valores negativos en la parte superior del
trasdós, integrando a partir de la profundidad en que empiezan las compresiones
debidas al peso y cargas exteriores, es decir, considerando el empuje resultante
según:

Como se ha indicado, los valores negativos deben anularse una vez se ha


tenido en cuenta los sobre empujes debidos a otras acciones (por ejemplo las
cargas en superficie del trasdós). Con sobrecarga uniforme, en el caso de existir
cohesión, el procedimiento es análogo al ya planteado con el caso sin cohesión:
REFERENCIAS CONSULTADAS

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-
30112011000200004

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