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El evento clave en la formación del 

Antiguo Testamento fue la invasión del reino de Judá por


el Imperio de Babilonia en el 586 a. C. (según Dawes, pág. 13).1
Los babilonios destruyeron la ciudad y el Templo de Salomón, ejecutaron a los hijos del rey
delante de él y lo cegaron, y se lo llevaron a él y a muchos otros al exilio en Babilonia (Dawes,
pág. 14).1Estos eventos deben de haber representado una gran crisis religiosa: ¿por qué el
dios Yahvé había permitido que esto sucediera? ¿Qué había pasado con la promesa de que
los descendientes de David reinarían para siempre? Las respuestas están registradas en
el Libro de Ezequiel, el Libro de Jeremías y el Libro de Isaías, y en la historia deuteronomista,
la colección de obras históricas desde el Libro de Josué al Libro Primero de los Reyes: Yahvé
no había abandonado a Israel, sino que Israel había abandonado a Yahvé, y el exilio en
Babilonia era un castigo de Yahvé por la falta de fe de Israel (según Dawes, págs. 14-16).1
El exilio en Babilonia duró aproximadamente 48 años: empezó en 586 a. C. y terminó cuando
los persas conquistaron Babilonia en 538 a. C. El nuevo gobernante persa, Ciro II el Grande,
decidió permitir que los exiliados de distintos pueblos regresaran a sus patrias. De acuerdo
con el Libro de Esdras y el Libro de Nehemías, los judíos regresaron a Palestina bajo la
dirección conjunta de un descendiente del último rey y del último sumo sacerdote.
Reconstruyeron el templo y reconstituyeron Judá (ahora se llama Yehud) como una
comunidad santa gobernada por sacerdotes.
Fue en este periodo cuando se compuso la Torá (o el Pentateuco ―‘los cinco libros’― para
dar su posterior nombre griego), separando el Deuteronomio de la historia deuteronomista y
agregando los libros del Génesis, el Éxodo, el Levítico y los Números (Dawes, pág. 16).1

Origen del nombre[editar]


El nombre original del Libro de los Números es ‫במדבר‬, /bamidbar/ (‘[libro de] en el desierto’)
en hebreo. En el siglo III a. C. el Bamibdar fue traducido al griego por los Setenta, con el
nombre de Αριθμοί, /arithmoí/ (‘números’).
Todo el libro está poblado de números, que consigna con minuciosidad extrema: la cantidad
de jefes de las tribus (cap. 7); número de las poblaciones y libaciones necesarias (13); cuenta
de la cantidad de hombres sublevados (16:2); cabezas de ganado que han de ser destinadas
al sacrificio ritual (28-29); cantidad de botín y su reparto exacto (31); agrimensura y
dimensiones del territorio (35); incluso recuentos minuciosos de las leyes y los relatos
contados.
Es posible que el libro exagere o idealice algo la cantidad de hebreos, pero es innegable que,
más allá de ello, pinta un cuadro de la vida y la sociedad de aquellos tiempos con una fuerza
incomparable, describiendo incluso con gran vivacidad el desierto del Néguev y la manera de
vivir en él.
Más de una vez se expresa que Moisés se dedicó a registrar cada sitio donde los hebreos se
detenían, cada oasis y cada campamento.

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