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Análisis: Las Generaciones de Guerras. Guerras de Segunda Y Tercera Generación (Ii)
Análisis: Las Generaciones de Guerras. Guerras de Segunda Y Tercera Generación (Ii)
Análisis
59/2015 30 diciembre de 2015
Resumen:
La guerra es un camaleón que se va adaptando al entorno y a su tiempo, como todas las instituciones
humanas. En el capítulo anterior veíamos las guerras premodernas y de primera generación, según el
modelo de William Lind, asumido con algunas modificaciones. En este capítulo veremos, las guerras
de segunda generación, guerras totales desde la Revolución Francesa con la entrada de la sociedad
en guerra y después con la Revolución Industrial y de los Transportes, cuyo epitome sería la Primera
Guerra Mundial; y guerras tecnológicas, o de tercera generación, cuyo principal exponente sería la
Guerra de Kósovo.
Abstract:
War is a chameleon which adapts to the environment and time, like all human institutions. In the
former installment, we analyzed the premodern and the first generation warfare, according to
William Lind´s model. In this installment, we will analyze second generation warfare, total wars from
the French Revolution which would epitome during the First World War; and technological wars, third
generation warfare, whose main exponent would be the Kosovo war.
Palabras clave:
Keywords:
Podía observarse en la entrega anterior como clasificar las guerras siguiendo el modelo
propuesto por William Lind, aceptando, eso sí, que clasificar las guerras es falaz pues supone
destacar unos rasgos y olvidar otros en pro del interés didáctico. En este sentido desde la
Edad Moderna tenemos guerras de príncipes, hechas por profesionales (el soldado es un
hombre del rey en la medida en que porta su chaqueta) en pro de un interés patrimonial y
concreto, en una marcha permanente hacia el orden.
En este capítulo nos ocuparemos del modelo de guerras que denominaremos de segunda y
tercera generación.
Y es que, a partir de la Revolución Francesa, tendrán lugar lo que los Toffler llamarán
“guerras de segunda ola”; éstas son guerras industriales entre Ejércitos burocratizados, que
implican a la nación en su conjunto como materializa, siguiendo la propuesta de Rousseau, la
famosa ley de 23 de agosto de 1793 con la que se implementó la reforma de Carnot.
“Los jóvenes pelearán; los hombres casados forjaran las armas y transportarán abastos; las
mujeres harán tiendas y vestidos y servirán en los hospitales; los niños convertirán telas
viejas en hilos; los ancianos se harán transportar a la plaza pública y encenderán el valor de
los combatientes, predicarán el odio contra los reyes y la unidad de la república”
Esta movilización introdujo por vez primera la guerra de masas y se combinó pronto con
innovaciones en la artillería, la táctica, las comunicaciones y la organización, dándose un
paso hacia un nuevo tipo de guerra.2
1
Fuller, J.F.C. La dirección de la guerra. Ediciones Ejército, Madrid 1984, p. 28.
2
Toffler, Alvin y Heidi. Las guerras del futuro. Ediciones Plaza & Janés, Barcelona, 1994, p 251.
y la soberanía reside en la nación3 a partir de ahora estos van a ser los elementos entre los
que se dirima el enfrentamiento. Además, por primera vez se hace la guerra para cambiar el
régimen político de un país; ideología y guerra van de la mano.
Las guerras del pueblo, el soldado barato, tendrán como consecuencia directa la progresiva
implantación del sufragio universal, la igualación social y la socialización no solo del conflicto
sino de las ideas. Por el contrario, también se producirá su radicalización ideológica.
En las guerras dinásticas se combatía por intereses y sobre ellos cabía un compromiso. Pero
eso ahora ya no es posible porque el combate se sustenta también sobre las ideas y se ha
movilizado al pueblo en torno a ellas. El componente inercial activado hace que tienda a
llegar al límite, máxime cuando se presenta la guerra como una actividad con vocación de
sagrada.5 Puesto en marcha el pueblo, pararlo es complejo en extremo.
3
Aguirre Tortosa, Mariano, “Los Conflictos Armados” en VV.AA. Seminario de Investigación para la
paz. Diputación General De Aragón 1997., p. 28.
4
Rousseau, J.J. Escritos sobre la paz y la guerra. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1982, p
65
5
Fraga Iribarne, Manuel. Guerra y conflicto social. Gráficas Uguina, Madrid, 1962., p 54 y ss.
6
Ibidem, p 54.
7
Sánchez Herráez, Pedro. “Guerras de Cuarta Generación. La solución tecnológica: ¿Tecnología?” en
Revista Ejército, nov. 2008 núm. 282, p. 20.
El fuego, en cualquier caso, tiene por finalidad “quebrantar al enemigo para disminuir su
capacidad combativa y su espíritu de lucha; con él se favorece el movimiento propio y se
entorpece el de aquel.”9 Como reza el dicho “la artillería conquista, la infantería ocupa.”10
Esto modifica la logística de la guerra. Mientras que en 1870, en la guerra franco prusiana, la
munición formaba menos del uno por ciento del total de los suministros; en los primeros
meses de la Primera Guerra Mundial la proporción de la munición con respecto a otros
suministros se ha invertido y al final de la Segunda Guerra Mundial las subsistencias
constituían entre el 8 y el 12%.11
Es característico de la agresión que una vez que se ponen en marcha los dispositivos que la
hacen posible, relegue a un segundo plano su objeto, a favor del objetivo, que es el sujeto
agredido, buscando su destrucción total.
De la rivalidad entre dos personas por un objeto se pasa a la rivalidad de esas dos personas
al margen de ese objeto, con la que se pretende su carácter definitivo, la aniquilación del
otro. Esta actitud que en el ser humano va por fases (el niño nunca se aparta de su objetivo,
8
Aron, Raymond. Pensar la guerra, Clausewitz. T. II. Ministerio de Defensa, Madrid 1996, p. 36.
9
D-0-0-1Empleo táctico y logístico de las armas y los servicios. Estado Mayor del Ejército 1980, p.
30.
10
Sánchez Herráez, Pedro. “Guerras de Cuarta Generación. La solución tecnológica: ¿Tecnología?”
Opus citada, p. 20.
11
Van Creveld, Martin. Los abastecimientos en la guerra. The Free Press, Nueva York 1991, p. 382.
12
Aron, Raymond. Guerra y paz entre las naciones. Revista de Occidente, Madrid 1963, p. 363.
el hombre sí), parece reeditarse a nivel colectividad (guerra limitada primero, total
después).13
La visión clásica de las guerras de Segunda Generación apunta a que entre el principio y la
finalización de la guerra, las autoridades no tenían necesidad de realizar ninguna actividad
de tipo político directamente relacionada con la guerra.14
Si los medios cada día suponen una mayor implicación de la sociedad en la guerra, la guerra
tiende a ser cada día menos limitada. Así pues, la tendencia desde el punto de vista político,
es decir de los fines, y desde el punto de vista tecnológico, de los medios, apunta en la
misma dirección; de este modo ambas tendencias suman a más medios, fines más
ambiciosos; la guerra tiende a ser ilimitada, total, absoluta. Aron apunta de la PGM,
“después de dos años de guerra, seguramente algunos de los dirigentes alemanes y quizá de
los austrohúngaros, se hubiesen alegrado de dejar las “ideologías de guerra” por “objetivos
de guerra”, hacer callar el tumulto de la propaganda y permitir otra vez que los diplomáticos
hablasen. Pero era demasiado tarde”. 15
La batalla, concepto clave de la guerra clásica, definida por espacio (el campo de batalla) y
tiempo (un día) ha ido desapareciendo absorbida por el crecimiento de la guerra. De una
ciudad (Leipzig) o una aldea (Waterloo) se para a una zona (el Marne, el Somme) y abarca
finalmente a todo un país (la batalla de Inglaterra).16
La guerra se expande, deja de ser limitada, cada vez entran en acción mayor volumen de
fuerza ocupando más espacio, más frente. Agincourt se desarrolló en un frente de unos 500
metros, Waterloo de 2500 metros, el Somme en un frente de 25 kilómetros. Es decir en 400
años se multiplico por 5 y en los cien siguientes por 10.17 Como señala Brodie la Primera
Guerra Mundial supuso “una separación sin precedentes de los comandantes principales en
el campo y los hombres en la primera línea de batalla.” 18
13
Castilla del Pino, Carlos Prólogo a Mitscherlich, Alexander. La idea de la paz y la agresividad
humana. Editorial Taurus, pp. XXI y ss.
14
Aron, Raymond. Pensar la guerra , Clausewitz T. II. Opus citada, p 116
15
Aron, Raymond. Un siglo de guerra total. Opus citada, p. 24.
16
Fraga Iribarne, Manuel. Guerra y conflicto social. Opus citada, p. 31.
17
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Conferencia para el XI
Curso de Estado Mayor 2010 .
18
Brodie, Bernard. Guerra y política. Opus citada, p. 28.
Napoleón, un hombre entre dos épocas, fue otro de los que supieron interpretar el
momento y anticiparse a sus adversarios; no hizo grandes aportaciones teóricas, sino que
explotó las ideas que otros habían tenido antes que él buscando la libertad de acción y la
iniciativa. Sus victorias le convirtieron en una especie de dios de la guerra, un modelo de
referencia. 19
Heredero de la tradición militar de Federico II y los pensadores franceses de finales del siglo
XVIII lo suyo fue la conducción de las operaciones, no la doctrina. No aporta elementos
nuevos sino que aplica magistralmente las teorías más avanzadas de su época. Su teoría
giraba en torno a la batalla decisiva.20 De hecho, W Lind21 califica este tipo de guerras como
de Primera Generación, es más, como el culmen de las guerras de Primera Generación en el
“orden” y las formaciones lineales. Se las incluye dentro de esta tipología por la mutación
resultado del Servicio Militar Obligatorio.
Éstas no son ya guerras entre príncipes, sino entre pueblos; es una guerra total en cuanto a
medios, pero limitada aun en lo referente a los fines. En ellas lo que se dirime, no es ya de la
existencia del Estado, sino su fortalecimiento y expansión económica; por ello los principales
factores belígenos serán de sesgo económico y territorial.
Como las partes contemplan la victoria en términos absolutos, rechazan los obstáculos y
convenciones que durante los siglos XVII y XVIII se ponían a las posibilidades de victoria,
incluidas las declaraciones de guerra y los acuerdos, modificables por la mera voluntad. Los
límites de paz y guerra se difuminaron.22
Napoleón consideraba que la guerra debía resolverse en poco tiempo (no podía alejarse
demasiado de París) eso sólo era posible mediante una batalla decisiva, su estratégica de
guerra estaba marcada totalmente por la táctica, la guerra era táctica y la táctica, batalla.23
19
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
20
Ibidem.
21
Lind, Nightingale, Schmitt, Sutton y Wilson. “The Changing Face of War: Into the Fourth
Generation”, Marine Corps Gazette, October 1989.
22
Hobsbawm, Eric. Guerra y paz en el siglo XXI. Editorial crítica, Barcelona 2007, p. 8.
23
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
Con sus ideas expande el dominio de batalla al vincular operación y combate. El aumento de
la extensión del campo de batalla es una aportación a la que se une un incremento de la
entidad de los Ejércitos que pasan de las decenas de miles de hombres a los centenares de
miles de hombres. Y, de esta manera, el reclutamiento cambio los fundamentos del arte
militar. Hasta entonces los soldados habían sido muy costosos, ahora resultaban baratos, las
batallas evitadas hasta aquel momento eran ahora buscadas: por muy elevadas que
pudieran ser las bajas, eran rápidamente compensadas mediante la recluta.25
Conviene señalar que Napoleón pensaba que Rusia caería después de haber destrozado su
Ejército, ignorando la fuerza que la Revolución había conjurado a través de su apelación al
pueblo. Como resultado, no podía ocupar el país ni tampoco someter al zar con tan sólo cien
mil hombres.
24
Mao Tse Tung. Escritos Militares. Editorial Rioplatense, Buenos Aires 1972, p. 169.
25
VV.AA. Napoleón y sus interpretes: Jomini y Clausewitz. Documento de Trabajo del Departamento
de Estrategia.
26
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada
27
VV.AA. Napoleón y sus interpretes: Jomini y Clausewitz. Opus citada.
sociales impulsados por la Revolución Francesa. Jomini, un suizo que se puso a las órdenes
de Napoleón al que luego abandono al no sentir reconocido su mérito; estuvo en España a
las órdenes del Mariscal Ney, su experiencia allí, los horrores de la guerra total le marcaron
profundamente:
Por eso Jomini en su obra Precis de l´art de la guerre se centra en los aspectos operacionales.
Estaba convencido de que el éxito en la guerra estaba relacionado con un acertado manejo
de la distancia, de la geografía, del plano y su relación con el tiempo y el movimiento de la
fuerza. La clave era administrar adecuadamente la fuerza en el espacio geográfico.29
28
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
29
Ibidem.
30
Ibidem.
El General Grant, un hombre heterodoxo, es el intérprete del momento e impone una nueva
forma de guerra, una guerra de desgaste donde el que tenía más medios no debía
preocuparse tanto por maniobrar con más acierto; simplemente debía limitarse a concentrar
la masa en el lugar oportuno.33
31
Díaz de Villegas. La guerra revolucionaria. Ediciones Europa, Madrid 1963, p. 57.
32
VV.AA. Las guerras mundiales. Documento de Trabajo del Departamento de Estrategia. X Curso de
Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, septiembre2008.
33
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
34
Fuller, J.F.C. La dirección de la guerra. Opus citada, pp. 104 y ss.
35
VV.AA. Las guerras mundiales. Opus citada.
36
Ibidem.
En Europa se pensaba que aquella era una guerra de salvajes, se despreció a los militares
americanos y sin embargo allí podían atisbarse muchas de las claves de lo que sería la I
Guerra Mundial. El gran cambio se producirá en la segunda mitad del siglo XIX a partir de la
ruptura del juego de equilibrios en el continente tras la unificación y ascenso de Alemania. Y
sus protagonistas son, en el campo político, Bismarck y, en el militar, Helmuth von Moltke.37
Moltke era un oficial prusiano que descubrió, al igual que el General Grant, los efectos de la
tecnología sobre la guerra, y muy especialmente del ferrocarril. Hasta el siglo XIX se iba a la
guerra con el Ejército de que se disponía; durante las guerras mundiales se irá a la guerra
con el que se movilizará. Pero además los cambios tecnológicos multiplican la potencialidad
de los cambios político-sociales, en el camino hacia una guerra ilimitada en los medios y en
los fines.
Después de las experiencias de las guerras austro prusiana y franco prusiana se descubre
que la movilización es la clave del enfrentamiento armado, una movilización bien preparada
era el éxito o el fracaso en la guerra. La movilización se convertía, por lo tanto, en una
decisión estratégica, aunque su desarrollo tiene un importante componente operacional que
comenzaba a funcionar antes de la declaración de guerra y que debía estar cuidadosamente
preparada. Ello, en la práctica, suponía que se empezaba la guerra antes de su declaración. 38
Moltke también descubrió la gran importancia del Estado Mayor General para diseñar los
planes de guerra y los planes preparatorios de la guerra, y poder afrontar sus complejidades;
consideraba fundamental controlar la movilización, la concentración y la proyección de la
fuerza, aceptando que una vez iniciadas la hostilidades la conducción debe orientarse según
la iniciativa de los jefes aplicada al propósito general y no a un rígido esquema
preestablecido.
37
Ibidem.
38
Ibidem.
Esto supone una apuesta por la iniciativa de los subordinados, muy propia del mando
alemán; con ella se quiere superar la dialéctica de la guerra y contrarrestar la incertidumbre,
el azar y la niebla de la guerra, fundamentales en el pensamiento de Clausewitz. La misión
del jefe militar ya no es sólo cumplir el plan trazado sino alcanzar su propósito. Las Fuerzas
Armadas se amoldan a las condiciones de la batalla como si de un guante se tratara.
Entre 1871 y las guerras balcánicas se produce un rápido desarrollo de los medios técnicos
que condicionan la forma de hacer la guerra al producirse un notable incremento de la
potencia de fuego. Es la “sorpresa técnica.”40La tecnología se transforma en decisiva.
No obstante, Clausewitz atisbó sus peligros y consideraba la guerra total “un medio
revolucionario, un estado de anarquía legalizada, tan peligrosa en el orden social en el
interior como para el enemigo.”42 Y es que el Ejército acaba siendo equiparado con el
pueblo43 y viceversa. Moltke, observó horrorizado la confusión que siguió a la batalla del
Sedán y que trajo a la Comuna señalando que “los rifles son distribuidos rápidamente, pero
son muy difíciles de retirar.”44
39
Ibidem.
40
Aron, Raymond. Un siglo de guerra total. Opus citada, p. 17.
41
VV.AA. Las guerras mundiales. Opus citada.
42
Le Borgne, Claude. La guerra ha muerto. Ediciones Ejército, Madrid, 1988,, p. 214.
43
Ternon, Yves. El Estado criminal. Editorial Península, Barcelona 1995, p.99.
44
Rothenberg, Gunther E., “Moltke, Scheffen y la Doctrina del Envolvimiento Estratégico” en Paret,
Peter (coord). Creadores de la Estrategia Moderna. Ministerio de Defensa, Madrid, 1992, p. 322.
Las guerras mundiales. Tercera ampliación de la guerra: los objetivos políticos. La guerra
total
Escribía Engels
“para Prusia-Alemania no hay posibilidad de hacer otra guerra que no sea la mundial. Y sería
una guerra mundial de amplitud desconocida hasta ahora, de una potencia inusitada. De
ocho a diez millones de soldados se aniquilarían mutuamente y, además engullirían
Europa”45
Con este tipo de guerra, como señala Aron, se seguía una dinámica hacia lo total:
Aron47 apunta a como los generales de la Primera Guerra Mundial habían retenido una idea,
la batalla decisiva. Lenin señaló como la doctrina de clase es la que define el sentido
histórico de la guerra, mientras Mao extrajo la idea del armamento del pueblo como
complemento de la guerra entre Estados y factor decisivo en las guerras civiles.
En la nueva forma de hacer la guerra no son tan importantes las capacidades de las Fuerzas
Armadas como la capacidad industrial del conjunto del país. La Primera Guerra Mundial es el
fracaso de Jomini y el ascenso de Clausewitz, la guerra se hace total.
45
Engels, Federico. Temas militares. Equipo Editorial S.A, San Sebastián 1968, p. 286.
46
Aron, Raymond. Paz y guerra entre las naciones. Opus citada, p. 199.
47
Aron, Raymond. Pensar la guerra , Clausewitz T. II. Opus citada, p. 24.
suficiente para superar las defensas que ésta podía imponer anclada en sus bastiones) que
sólo pudo resolverse tras cuatro años de bloqueo marítimo.48
Aunque se puede ganar la guerra sin una batalla decisiva, la guerra de maniobra es una
guerra limitada con la que sólo puede dar paso a una victoria limitada y, por consiguiente,
contar con efectos políticos también limitados. Imponer plenamente la voluntad de una de
las partes parece exigir desgaste, destrucción, cuanto más se quiere cambiar la paz, como
sostiene Liddell Hart,49 más violencia, más fuerza se percibe como necesaria. Pero cuando
acaba la Primera Guerra Mundial casi nadie cree ya en la batalla decisiva ni en la ofensiva.
Francia apuesta por la línea Maginot, Alemania por la Wewstwall, Grecia por la línea
Metanzas, Rusia por la Stalin, Finlandia por la Mannerheim.50 Si Clausewitz ha creado el
concepto de guerra total, Ludendorffirá un paso más allá y creará la idea de guerra absoluta.
Francia ha ganado la guerra pero se descubre derrotada por sus efectos, se conforma con la
defensa pero Alemania no. Alemania ha perdido la guerra pero se siente obligada a combatir
por sus consecuencias, el Ejército alemán no se siente derrotado, sus victoriosas ofensivas
en la primavera del 1918 son el punto de partida para su reenfoque posterior, al llegar al
armisticio el Ejército alemán todavía pisaba suelo francés y, no pocos, atribuyeron la derrota
a la debilidad política.51
Ludendorff, 15 años después de la firma del Tratado de Versalles describe la futura guerra
como una guerra en la que la profundidad del campo de batalla ha aumentado hasta
englobar al conjunto del territorio de los beligerantes “la población civil… padecerá la acción
directa de la guerra; la guerra total no apunta sólo a los Ejércitos, sino también a los pueblos,
y se trata de una verdad inexorable e indubitable”.53
Y es que la aparición de la aviación hizo vulnerable el conjunto del país sin distingos entre su
población civil, es lo que Giulio Douhet54llamará “guerra integral” en los que se difuminan
48
VV.AA. Las guerras mundiales. Opus citada.
49
Liddell Hart, B.H,. Estrategia de la aproximación indirecta. Opus citada, pp. 339, 340.
50
VV.AA. Las guerras mundiales. Opus citada.
51
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Ministerio de Defensa,
Madrid 1989.
52
Ibidem.
53
Verstrynge, Jorge. Una sociedad para la guerra Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid
1979, p. 128. Erich Ludendorf “Der totale krieg” Munich, Ludendorf, Verlag 1935.
54
Douhet, Giulio. El domino del aire. Ministerio de Defensa, 2007.
hasta desaparecer el frente y la retaguardia. Merece reseñarse que Hitler tenía otra
concepción y propuso en 1936 que se limitaran los bombardeos aéreos a 100 Km. a un lado y
otro del frente.55
Albert Speer, ministro con Hitler diría “la defensa contra los ataques aéreos requería miles
de cañones antiaéreos, el almacenamiento de tremendas cantidades de municiones en todo
el país y la disponibilidad de centenares de miles de soldados... esa fue la mayor batalla que
perdió el bando alemán.”56 Otras juzgaran estos ataques como fútiles, además de un crimen
contra la humanidad.
“Es mi deseo decir a la Cámara, como ya he dicho a los que han formado este gobierno: “Sólo
puedo ofrecer sangre, sudor y lágrimas.” Nos espera una prueba verdaderamente terrible. Se
extienden ante nosotros muchos meses, meses muy largos, de lucha y sufrimiento. Vosotros
preguntaréis: ¿cuál es nuestra política? Y yo respondo: es hacer la guerra, por mar, tierra y
aire, con todo nuestro poder y con todas las fuerzas que Dios pueda darnos; hacer la guerra
contra una monstruosa tiranía, jamás superada en el tenebroso y lamentable catálogo de los
crímenes humanos. Ésta es nuestra política. También preguntaréis: ¿Cuál es nuestro
objetivo? Nuestro objetivo es la victoria; victoria a toda costa; victoria a pesar de todo el
terror; victoria por largo y por duro que sea el camino; pues sin victoria no hay supervivencia
ni salvación. Que quede esto bien claro; no habrá salvación para el Imperio Británico: no
habrá salvación para todo cuanto el Imperio Británico ha representado; no habrá salvación
para el impulso y el anhelo de todas las épocas que han hecho avanzar a la Humanidad hacia
sus más altas finalidades. Pero asumo mi tarea con júbilo y esperanza. Estoy seguro de que
nuestra causa no podrá fracasar entre los hombres. En estos momentos me siento con
derecho a pedir la ayuda de todos, y digo: Vamos, pues, avancemos juntos uniendo todas
nuestras fuerzas.”59
55
Le Borgne, Claude. La guerra ha muerto. Opus citada, p. 41.
56
Glover Jonathan. Humanidad e inhumanidad. Ediciones Cátedra, Madrid 2001, p. 107.
57
Fraga Iribarne, Manuel. Guerra y conflicto social. Opus citada, p. 55.
58
Verstrynge, Jorge. La guerra periférica y el Islam revolucionario. Editorial Viejo Topo 2005, p. 27.
59
Churchill, Winston. Discurso de toma de posesión como primer ministro el 13 de mayo de 1940.
www. profes.net/rep bachillerato.
El nivel de destrucción que alcanza hace que la guerra deje de ser un instrumento de
arbitraje racional (que no justo) para los conflictos. Citando a Bertrand Rusell “la guerra ya
no puede continuar la política de ninguna de las partes”61
Lind62 considera que la Segunda Guerra Mundial, es ya una guerra de Tercera Generación, en
tanto que se caracteriza por la maniobra, con la que se pretende explotar las debilidades del
enemigo y cuya máxima expresión sería la Blitzkrieg, en la que se concentra la fuerza en un
tramo reducido del frente que se rompe sin dar tiempo a la llegada de refuerzos. Pero lo
cierto es que, al final, lo decisivo fue el desgaste. La trasformación estratégica de una guerra
de movimiento en una guerra de posiciones se encuentra en las razones de la derrota
alemana que paso de un tipo de guerra que resultaba sostenible a otra que no podía serlo.
Así, la mecanización de los Ejércitos permite un ritmo de maniobra tan intenso como para
recuperar el poder de la ofensiva. Una pequeña fuerza mecanizada puede en poco tiempo
resolver una guerra siguiendo los dictados del General Fuller, en el que se inspiraría
Guderian. Se rompe el frente por sorpresa en un área pequeña y se penetra con velocidad
destruyendo el dispositivo de defensa y haciendo saltar por los aires el ciclo de decisión del
enemigo atacando a sus cuarteles generales y de abastecimiento, que al replegarse llega
siempre demasiado tarde a su nueva línea.
La masa de carros, sin necesidad de una gran preparación artillera avanza sin descanso hasta
aislar la primera línea de sus puestos de mando y sus reservas, para seguir avanzando a un
ritmo más alto que el de reacción del enemigo; entonces la confusión paraliza al adversario
y, como consecuencia, una amplia porción del frente se derrumba. Es la batalla de
profundidad, eje sobre el que girará la guerra relámpago, una guerra de maniobra. 63
60
Traverso, Enzo. “Entre Behemoth y Leviatán: pensar la guerra civil europea (1914-1945)” en
Sánchez Durá, Nicolás et all. La guerra. Editorial Pre-textos 2006., pp. 126-127.
61
Fraga Iribarne, Manuel. Guerra y conflicto social. Opus citada, p. 104.
62
Lind, Nightingale, Schmitt, Sutton y Wilson. “The Changing Face of War: Into the Fourth
Generation”, Marine Corps Gazette, October de 1989.
63
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
El otro enfoque es el del bombardeo estratégico, el desarrollo teórico es de Dohuet pero los
primeros en aplicarlo son los británicos, el 41% de presupuesto de defensa se dedica a la RAF
en 1936.64 La defensa se encuentra garantizada por el mar, mientras la acción ofensiva es el
bombardeo sobre centros de producción y ciudades.
Alemania, por su parte, es consciente de que, a largo plazo, no puede evitar las desastrosas
consecuencias de un bloqueo al tiempo que la enfrenta al gran dilema estratégico de verse
obligada a responder simultáneamente a dos amenazas todo ello con las reducciones
impuestas al Ejército alemán por el tratado de Versalles, que fijo su entidad en 100.000
hombres. El resultado es que era impensable una defensa estática en dos frentes, siendo su
única opción una victoria rápida, basada en la guerra de maniobra.65
El problema es que los éxitos de la guerra relámpago son el germen de la derrota alemana. Si
no se hubiera tenido tanto éxito al principio es probable que la ambición se hubiese
limitado. El Ejército había creado una táctica para guerras cortas y sin embargo la ambición
política llevó a Europa a la guerra total. La guerra de maniobra se transformó en guerra de
desgaste tras el fracaso del ataque a una Rusia a la que el territorio le confería suficiente
colchón estratégico para resistir.66
Escribía Kant
“una guerra de exterminio, en la que puede producirse la desaparición de ambas partes y,
por tanto, de todo el derecho, sólo posibilitaría la paz perpetua sobre el gran cementerio de
la especie humana y por consiguiente no puede permitirse ni una guerra semejante ni el uso
de los medios conducentes a ella.”67
64
Introducción en Douhet, Giulio. El domino del aire. Opus citada.
65
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
66
Ibidem.
67
Kant Immanuel. La paz perpetua. Tecnos, Madrid 1985., p. 10.
El problema es que, como apunta Verstrynge la “guerra total”, que lo es en cuanto a medios
puede convertirse en “guerra ilimitada”, que lo es en cuanto a fines, bajo principios como el
de “destrucción mutua asegurada”.68 El desarrollo del arma nuclear, en el contexto del
principio de acción recíproca y el alzamiento de los extremos predicho por Clausewitz, hacen
que la guerra sea imposible por la destrucción que lleva aparejada. La consecuencia es que
“la actitud general de que los asuntos exteriores merecen un lugar preponderante en la
preocupaciones de los gobernantes, es un regreso a la época de los reyes, cuando el orden
interno se encontraba sólidamente establecido.”69
En este escenario, lo que sí caben son las guerras por intereses no vitales y, por
consiguiente, limitadas en teatros de operaciones o distantes, como el Presidente
Nixon70sostenía. El propio Liddell Hart afirmaría tras la SGM de la mano de un mayor de la
RAF “la guerra total, tal como la hemos conocido en los últimos 40 años, pertenece al
pasado.”71
Este cambio en las sociedades trajo una modificación en la forma de hacer la guerra que
algunos autores, como los Toffler, denominan “guerras de tercera ola” que son ya las
“guerras del ordenador” llevadas a cabo por tropas altamente especializadas y en las que la
tecnología ocupa un lugar destacado, aunque siempre existe un cierto desajuste entre su
utilización y su asimilación sociocultural.72 Paralelamente, la integración entre Ejércitos es
cada vez mayor, buscando sistemas más eficaces, pero también más eficientes.
68
Verstrynge, Jorge. La guerra periférica y el Islam revolucionario. Opus citada, p. 32.
69
Brodie, Bernard. Guerra y política. Fondo de Cultura Económica, México 1978., p. 341
70
Nixon, Richard M. La verdadera guerra. Editorial Planeta, Barcelona 1980,, p. 114.
71
Liddell Hart, B.H. Estrategia: la aproximación indirecta. Opus citada, p. 18
72
Jaime- Jiménez, Oscar. “Riesgos y respuestas desde la seguridad de un mundo globalizado.”
Editorial Biblioteca Nueva Madrid 2004, p. 147.
73
D-0-0-1Empleo táctico y logístico de las armas y los servicios. Opus citada, p. 29.
sostenida con la que se realizan las acciones y que se verá reforzada con el desarrollo de la
aviación militar. 74
Del paradigma clásico de la guerra, que sobre todo se basa en su dimensión cualitativa, se
pasa a un paradigma posmoderno que privilegia la dimensión cualitativa y del choque frontal
clausewitziano, se pasa a estrategias de aproximación indirecta del tipo preconizado por Sun
Tsu, reemplazando las estrategias de destrucción por las de preclusión que neutralizan a las
fuerzas por medio de un ataque decisivo a distancia.75
Las operaciones se hacen con una “fuerza decisiva o abrumadora” (doctrina Powell) y con
objeto de vencer rápidamente evitando tanto una prolongación innecesaria del conflicto
como la utilización de medios terrestres con claras directivas políticas y el empleo de tiempo
necesario para el logro de los objetivos.76 La operación “Tormenta del desierto” en 1991
costó la vida a 147 estadounidenses, pero a más de 30.000 iraquíes. En las operaciones
“Fuerza deliberada” en 1995 y “Fuerza aliada” en 1999 no murió ningún estadounidense
aunque sí algunas decenas soldados serbios y 500 civiles. En 2001 murieron en Afganistán 30
estadounidenses y cerca de 10.000 talibanes.77
Los sensores proporcionan un cuadro completo y digitalizado del campo de batalla, esta
información – una auténtica avalancha de datos - es transmitida por avanzados sistemas de
telecomunicaciones y es volcada en sistemas adecuados para su tratamiento. Desde los
Cuarteles Generales y en función del teatro y de los objetivos de la guerra se designan los
blancos (targeting) y se les asignan modernos sistemas de armas inteligentes.
74
Van Creveld, Martin. Los abastecimientos en la guerra. Ediciones Ejército, Madrid 1985, p. 383.
75
David, Charles-Philippe. La guerra y la paz. Icaria, Barcelona 2008., pp. 234 y ss.
76
Villalba Fernández. Aníbal. “Evolución del pensamiento estratégico.” Opus citada, p. 130.
77
David, Charles-Philippe. La guerra y la paz. Opus citada, pp. 236 y ss.
78
Colom Piella, 2005
79
David, Charles-Philippe. La guerra y la paz. Opus citada, p. 222.
80
“Cuenta Crocker en su obra Correspondencia y diario que durante un viaje que, durante un viaje que hizo
en compañía de Wellington, el duque y él se entretenían en adivinar que país habrá detrás de las distintas
colinas que iban encontrando y que, como Crocker manifestará su sorpresa al ver que el duque siempre
acertaba, este último le dijo “no le extrañe; me he pasado la vida intentando averiguar lo que había al otro
lado de la colina” (Liddell Hart, Sir Basil Henri. El otro lado de la colina. Ediciones Ejército, Madrid 1983., p.
9)
81
González Martín, Andrés et al. Evolución del pensamiento estratégico. Opus citada.
82
Ibidem.
En una comparativa con la operación “Tormenta del Desierto” señalaba que la guerra debía
afectar a algunas infraestructuras básicas y cortar los flujos de información. Las FAS iraquíes
debían ser inmovilizadas por la destrucción de sus capacidades en una campaña que debía
de durar días. El general Franks añadía a ello la utilización a gran escala de munición guiada
de alta precisión y la aplicación de una fuerza decisiva; además, las operaciones se diseñaron
siguiendo el criterio del “campo de batalla no lineal” que permite batir simultáneamente un
gran número de objetivos, a diferencia de lo que se hacía hasta entonces que era de modo
secuencial.85
Como consecuencia el campo de batalla se amplía nuevamente, con lo que los frentes se
difuminarían aún más de lo que ya lo estaban, y aparecen conceptos como el de “campo de
batalla vacío”, en el que amigos y enemigos se mezclan identificándose los distintos grupos
armados mediante la emisión de señales similares al IFF de los aviones.
Este modo de hacer la guerra supone un retorno a la guerra limitada. La guerra se presenta
como un conflicto de intereses más que una desavenencia entre sociedades. En su desarrollo
las sociedades pueden permitirse un grado menor de implicación por la existencia de un
estamento muy especializado para hacerla, una predisposición moral colectiva de apoyo a
éste y un esfuerzo económico que le dote de una altísima tecnología, que sea la que
realmente marque las diferencias en el campo de batalla.
83
Ullman, Harlan K. y Wade, James P. Shock and awe: Achieving Rapid Dominante. NDU Press Book,
1996.
84
Villalba Fernández. Aníbal. “Evolución del pensamiento estratégico.” en VV.AA. “Fundamentos
para la Estrategia en el siglo XXI”. Monografía del CESEDEN núm 99/2003, pp. 131 y ss.
85
Ibidem, p. 132.
Tal cambio va a suponer, a su vez, la reforma del modelo de Fuerzas Armadas que
abandonarán los patrones clásicos seguidos en las guerras de Segunda Generación, esto es el
servicio militar obligatorio – que supone una mayor implicación de las sociedades que lo
soportan – en beneficio de unas Fuerzas Armadas profesionales, para las que las razones que
conducen a la guerra ceden – en parte - ante el enfoque técnico con que se dota al conflicto;
se necesita un volumen más reducido de personal, pero que por el contrario éste debe
contar con niveles más altos de especialización. Estas guerras son caras.
Una perspectiva comparada entre los Ejércitos de la segunda y tercera ola, a juicio de Sverre
Diesen, plantea diferencias en aspectos esenciales como la fuente de legitimidad (para los
primeros la nación, para los otros el Estado conceptos significativamente distintos), los
intereses (de la nación o del Estado), los modos de la guerra (total o limitada), la existencia
de un rol secundario en los Ejércitos de la segunda ola (la construcción de la nación o de la
sociedad) mientras los de la tercera no tienen ninguno, el personal (reclutamiento de
nacionales o voluntario y profesional) y las limitaciones de desarrollo (fruto del número de
soldados o del recurso económico). 87
Como ya se ha señalado, Lind considera que la Segunda Guerra Mundial pertenece a este
tipo de guerra, no obstante, la primera guerra que obedece a semejante patrón en su
sentido más puro es la guerra de Kosovo, que se presenta como una guerra posheroica,
aunque también se puede ver un precedente en la Segunda Guerra del Golfo, por más que
se produjese la ocupación militar de parte del territorio iraquí.
En Kosovo – una guerra fundamentalmente aérea - no se produjeron bajas entre las fuerzas
de la OTAN y se consiguió el objetivo pretendido, con un costo humano inferior al que
hubiera supuesto con las formas precedentes de guerra y que no hubiera sido aceptado por
las opiniones públicas de las sociedades implicadas en ellas.
86
Aron, Raymond. Pensar la guerra , Clausewitz T II. Opus citada, p. 14.
87
Sverre Diesen, ”Mot et aliansintegret forsvar” i Mot et avnajonalisert forsvar (2005)
Algunos autores, como Lind, Hammes o Van Creveld consideran que las guerras actuales son
guerras de Cuarta Generación, nombre con el que se trata de expresar la existencia de una
modalidad de guerra con características presuntamente diferenciadas de las anteriores, y
que supone parafraseando a Kissinger, reintroducir el elemento político en nuestro concepto
de guerra.
88
David, Charles-Philippe. La guerra y la paz. Opus citada, p. 262.
89
Toffler, Alvin y Heidi. Las guerras del futuro. Opus citada, p. 125.