Está en la página 1de 536

Créditos

Moderadoras

Mere Malena
Brenda Carpio Smile 18
Lectora Mona

Traductoras Correctoras

Akanet
Mere
Akanet Caamille
Axcia Carosole
Brenda Carpio
Carosole Dennars
Elena Ashb Elena Ashb
Ksteff15 Flor212
Laura Soto
Lectora JesMN
Lililamour
Malu_12
MaryLuna Recopilación y Revisión
Mona
Nayelii Akanet
Nelly Vanessa
Nelshia Diseño
Otravaga
Rihano Jenn
Xhessii
Índice

Sinopsis Capítulo 16

Capítulo 1 Capítulo 17

Capítulo 2 Capítulo 18

Capítulo 3 Capítulo 19

Capítulo 4 Capítulo 20

Capítulo 5 Capítulo 21

Capítulo 6 Capítulo 22

Capítulo 7 Capítulo 23

Capítulo 8 Capítulo 24

Capítulo 9 Capítulo 25

Capítulo 10 Capítulo 26

Capítulo 11 Epilogo

Capítulo 12 Sobre la autora

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15
Sinopsis
Página | 1
Jeremy es un chico de 21 años devastadoramente atractivo con un
secreto, quien sólo tiene que entrar a una habitación y lanzar su sonrisa
ganadora para derretir el corazón de una chica.
Isabelle, “Izzy”, es una artista apenas perceptible, cuya vida en casa
es mejor no desear.
Ella se siente completamente sola en el mundo, eso es hasta el día en
que Jeremy la salva de unos atormentadores de la escuela y cambia las
vidas de ambos para siempre. Isabelle no puede creer su buena suerte
cuando Jeremy forma una amistad con ella porque nada va como ella
quiere. Después de todo, ella es descaradamente atormentada por sus
compañeros, ignorada por su enamoramiento de la escuela, nunca ha
sido besada, y su madre es alcohólica. ¿Cómo podría tener una relación,
incluso una amistad, con cualquiera, y mucho menos con alguien tan
guapo y altruista? Aunque no todo son buen aspecto, buenas obras y
coches rápidos para Jeremy, cuyo pasado aún lo persigue. ¿Puede un
horrible suceso que fuerza a Isabelle a salir de su casa y entrar al dormitorio
de invitados de Jeremy enseñar a estos dos cómo vivir y amar?
Capítulo 1
Abro mi casillero y meto mis libros en el estante superior. Mi mirada
Página | 2
cae sobre el espejo que mi mamá me compró. Sí, lindo regalo mamá, odio
mirarme. Mi cabello es rebelde, rizado, y de un castaño claro y mis ojos son
de un azul apagado. No soy atractiva en lo más mínimo. Mi mamá dice,
“Eres hermosa”, yo digo que es una mentirosa. Ella podría estar en lo cierto,
pero no tengo autoestima, cero, nada. Golpeo la puerta de mi casillero al
cerrarlo, y gruño con frustración.
Es entonces cuando veo la cara detrás de mi casillero. Los ojos de Eric
me miran sin comprender. Mientras su ceja se levanta, mi cara se pone
roja. Genial, absolutamente genial, así que así es como mi día va a ir.
—Hola —murmuro.
Eric simplemente sacude la cabeza y abre su casillero. Vaya, está
ignorándome. ¡Qué sorpresa! Sólo suspiro y me alejo. Mi siguiente clase es
arte. Probablemente la única cosa en la que soy buena. Tomo mi asiento
habitual en la esquina, lejos de todos. Deseo que este día termine, como
cualquier otro día de la escuela secundaria. Miro por la ventana, mientras
espero que suene el timbre.
Cuando un coro de voces burbujeantes entra en la habitación, se me
revuelve el estómago. Grandioso, están aquí. Mis ojos se vuelven hacia las
chicas que hacen de mi vida un infierno. Jessica, la rubia animadora es la
atípica niña bonita, Daniella, es la más baja con el cabello corto de color
negro, pero la líder es Sonya. Es la inmaculada y perfecta morena. Creo
que se ha hecho cirugías. Su papá seguramente le da todo lo que quiere,
así que no me sorprendería.
Por supuesto, toman los asientos en el pasillo opuesto a mí.
Dispárenme ahora, por favor. Mientras, Sonya se sienta, sus ojos rapaces
miran directamente hacia mí. Elijo ignorarla.
—Mi, mi, mi, Isabelle —dice riendo—. No estamos… bonitas…
singulares hoy. Qué buen conjunto.
Mi mente se desplaza instantáneamente a lo que llevo puesto. Bueno,
sí, no tengo absolutamente ningún sentido de la moda y Sonya se asegura
de que lo sepa casi todos los días. Tengo un pantalón capri azul y una
camisa a rayas de color púrpura. Ahora, pensando en ello, no coinciden
en absoluto. Es otro fracaso épico de mi parte, pero por desgracia, es uno
de muchos. Saco mi cuaderno de dibujo y sigo ignorando a Sonya.
—Mira Sonya, está garabateando otra vez —se ríe Daniella—.
Dibujando a su chico soñado.
—¿Te refieres a Eric? —pregunta Sonya sarcásticamente. El lápiz que
acabo de tomar se rompe en mi mano—. Ooohh, me parece haber
tocado una fibra sensible —se inclina—. Está bien, todos sabemos acerca
de tu enamoramiento. Te prometo que no lo diré.

Página | 3 Después de todo este tiempo, se podría pensar que ya no me


molesta, pero todavía lo hace. Mi pecho se aprieta y tengo que mirar
hacia otro lado. Las chicas sólo se ríen. De repente, suena el timbre y tomo
una respiración profunda. El maestro empieza a hablar en la parte de
adelante lo que significa que la atención se aleja de mí, por ahora.
Encuentro un respiro cuando puedo dibujar. Sí, no voy a mentir, he
esbozado a Eric un millón de veces, pero NUNCA en la escuela. No soy tan
estúpida. Hoy, se supone que debemos dibujar una de esas figuras de
madera que están puestas en el escritorio. Es fácil y me lleva muy poco
tiempo, así que cuando termino, saco mi libro de dibujo. Me encantan los
lápices de carbón. Son las mejores cosas para dibujar. La mayor parte del
tiempo dejo que mi imaginación me lleve, pero hoy, bueno, hoy estoy un
poco vengativa. Esbozo una guillotina, con la cabeza de Sonya en ella.
Nunca dije que era súper madura.
Al menos es mi último año y pronto ya no tendré que lidiar con este
lugar nunca más. Cuando suena el timbre para terminar el día, agarro mis
cosas y casi salgo corriendo del salón. Lo bueno es que hoy no tengo que
parar en mi casillero. No creo que pueda soportar ver a Eric, de nuevo.
¿Quién sabe lo que Sonya le ha dicho? Tal vez me olvidaré de todo esto
mañana, probablemente no, pero aquí está la esperanza.
Nuestra secundaria es bastante grande, así que me pierdo en la
multitud dejando la escuela. A diferencia de todos los demás de mi edad,
no tengo una licencia de conducir, podría ser, porque no le importo a mi
mamá. Es alcohólica. Mamá tiene un gran trabajo, pero toma como un
pez. La mayoría de las veces, soy más feliz cuando no está en casa. Me
dirijo por una calle que nadie más toma. De esta manera, no me
encuentro con nadie.
Realmente me gustaría que fuera diferente, pero no he tenido
ninguna ayuda en casa. No creo que mi mamá alguna vez quisiera tener
hijos. Decir que fui un accidente es un eufemismo. Mi mamá nunca me ha
dicho quién es mi papá. No hay un nombre en mi certificado de
nacimiento, por lo que no tengo ni idea. Tal vez, no lo sabe. No me
sorprendería.
Miro mi reloj. Hmm, mamá va a estar en casa pronto, y hoy en
particular no quiero tratar con ella. Voy a la cafetería. Cuando llego allí, la
chica detrás del mostrador sonríe.
—Hola, Isabelle, ¿lo de siempre?
—Sí, gracias Merrisa —respondo. Se da la vuelta y me hace mi bebida.
Tomo dinero de mi bolsillo. Eso es algo que mi mamá siempre me da,
dinero. Oye, eso me permite tomar café y escapar por unas pocas horas.
Rozo mi zapatilla contra el suelo, mientras espero. Finalmente, deja mi café
con leche en el mostrador—. Gracias —digo, mientras le pago y dejo una
Página | 4 gran propina. Me gusta Merrisa. Me habla como un ser humano.

Hoy el clima está agradable, y creo que me sentaré afuera. El sol se


siente bien en mi piel. Me gusta el clima cálido. No me iría bien en Alaska.
Saco los auriculares y los pongo en mis oídos, encendiendo mi música
bastante alta. Dejo mi cuaderno de dibujo en la mesa, y me pongo a
trabajar. Estoy tratando de trabajar más en los paisajes. Las caras y las
personas son mis puntos fuertes, así que estoy tratando de ampliar mis
horizontes.
Cuando bajo mi café vacío, suspiro. Quiero otro. Sacándome mis
auriculares, presiono detener. Es entonces cuando noto la sombra sobre la
mesa. Miro hacia arriba y mi corazón cae. ¿Qué diablos, acaso no puedo
tomar un descanso?
—¿Qué quieres? —gimo.
Sonya cambia su peso a su otra pierna.
—Queremos esta mesa.
Mi atención se dirige a la zona alrededor de mí.
—Hay otras cinco mesas disponibles.
—Sí, pero nosotros queremos ésta —responde.
—¿Cuál es tu problema? —espeto—. ¿No puedes dejarme en paz?
Riendo como una bruja, Sonya dice.
—¿Por qué lo haríamos? Eres un blanco fácil, tan divertido. Mírate.
Eres ridícula.
¿Puedo sólo morir? Uno de estos días, ¿por favor?
—Gracias, ve y siéntate en otro lugar.
Se inclina sobre la mesa.
—Mueve tu patético trasero.
—En realidad estábamos a punto de irnos —dice una voz.
La mirada de todo el mundo se mueve hacia la figura que se desliza
en el asiento junto a mí. Um, hola. ¿Quién en el mundo eres?
Los ojos de la chica se ensanchan, al igual que los míos. Hay un chico
increíblemente caliente sentado a mi lado. Él le da una sonrisa
resplandeciente a Sonya.
—Sigo pidiéndole que me deje llevarla al paseo de su vida y
finalmente ha cedido y dijo que sí. —¿Eh? Creo que mi boca está en
realidad abierta. Sus ojos de un color marrón chocolate están en mí—.
¿Verdad, cariño?

Página | 5 —¿Qué? —susurro.


—Tienes que estar bromeando —se burla Sonya.
Dándole una sonrisa aún más grande, dice.
—Oh, nunca bromeo sobre mi motocicleta. —¿Motocicleta? Mis ojos,
junto con los de las chicas, van a la calle. Hay una motocicleta negra
apoyado en su soporte. Es una preciosidad. Niego con la cabeza en un
tonto estupor. Me doy la vuelta de nuevo hacia al chico a mi lado. La
expresión de mi cara tiene que ser invaluable. Recoge su casco y lo
empuja hacia mí—. Exijo que uses esto, sin embargo.
Incapaz de controlar mi propio impulso, veo como mi mano se
extiende y lo toma.
—Está bien. —Es la única respuesta que puedo reunir.
—Ésta… ¿ésta es tu novia? —tartamudea Sonya.
—Qué grosero de mi parte. —El chico se levanta y extiende su mano—
. Mi nombre es Jeremy.
Sonya vacila y la sacude.
—Hola.
Entonces Jeremy se vuelve hacia mí.
—Empaca tus cosas para que podamos irnos. —Me siento y lo miro
fijamente. Me da una mirada insistente. No sé por qué, pero empiezo a
poner mis cosas en mi mochila.
De repente, alguien se acerca. Mierda, es Eric. Camina
tranquilamente y mira a Jeremy y luego a mí.
—Hola —dice lentamente. Se da la vuelta hacia Sonya y dice—. ¿Qué
está pasando?
—Éste es Jeremy. Supuestamente, es el novio de este fenómeno —
responde, señalándome.
—Oye —espeto—. ¡Tengo un nombre, es Isabelle y muy bien que lo
sabes!
Levantando sus manos, Jeremy exclama.
—¡Esperen! Técnicamente no soy su novio.
Esto es simplemente genial. No tengo idea de quién es este tipo, pero
acaba de hacer mi vida peor.
—No, no lo eres —enfatizo. Por favor, haz que esto acabe.
—Sigo invitándola a salir, una y otra vez y sigue negándose, pero creo
que mi persistencia funcionará pronto, y es exactamente por eso que voy
a darle el… paseo… de su vida —agarra mi mano y dice—. Vamos. Tengo
Página | 6 planes para nosotros.
Sin estar segura de qué hacer, le susurro.
—Está bien. —Cuando miro hacia arriba, mi corazón se hincha. Todo
el mundo se ha conmocionado, se ve en sus rostros. Este tipo es más que
hermoso y está haciendo un espectáculo ayudándome. No puedo evitar
sonreír. Dulce, dulce, reivindicación. Viviré esto, hasta que se acabe. Si no
explota en mi cara en un segundo, resultaría ser una horrible broma de mal
gusto.
—Vamos Izzy —dice Jeremy, dando una impecable sonrisa de dientes
blancos—. Quiero llevarte a dar un paseo. —Levanta las cejas de arriba
hacia abajo. Eso sólo me hace reír y se necesita mucho para hacerme reír.
Se vuelve de nuevo a mis torturadores—. Pueden tener la mesa ahora.
Vamos cariño. —Jeremy empieza a sacarme a la calle. Lo sigo con
vacilación.
Cuando llegamos a la motocicleta, se sube. En cuanto a mí, dice
sonriendo.
—¿No vienes?
Inclinándome, susurro.
—¿Vas a matarme?
Se echa a reír y responde.
—No dejaría tantos testigos. Vamos, sólo sube a la motocicleta. —
¿Qué estoy haciendo? Me pongo el casco de la motocicleta y me
acomodo la mochila en los hombros. Jeremy golpea suavemente el
asiento detrás de él. Me subo y me siento allí. Coge mis manos y las pone a
su alrededor. Sonriendo, pregunta.
—¿Quieres despedirte de tus amigos?
—¿Puedes sólo salir de aquí? —replico.
—Claro —dice Jeremy, girando y mostrándoles el dedo medio. Agarro
su mano, empujándola de nuevo hacia abajo. Siento su cuerpo temblar
con risa. Enciende la motocicleta y acelera el motor.
Mi cabeza se da vuelta y miro a Sonya. Tiene sus brazos cruzados, con
sus ojos mirándome fijamente. Oh, chico, voy a pagarlo mañana. Al menos
esto me hará sonreír por esta noche. De repente, la motocicleta salta
hacia delante y arrancamos. Me aferro firmemente. Esto es una locura. Me
voy a morir. Va a hacerme algo horrible, ocultar mi cuerpo en un tronco y
empujarlo en el lago. ¿Valió la pena? Totalmente, la expresión de su rostro
es suficiente pago.
Vamos por las calles del centro. Al llegar a un semáforo en rojo, me
inclino hacia delante.
Página | 7 —Ahora puedes dejarme bajar en cualquier momento.
Volviendo la cabeza, Jeremy sonríe.
—Vamos a ir a tomarnos algo.
—Sólo tengo 18 años —le grito, cuando arrancamos de nuevo.
Se encoge de hombros. Nos dirigimos a un parque y se detiene en un
punto. Soy rápida para saltar y retroceder.
—¿Quién eres? —pregunto.
—Mi nombre es Jeremy, Jeremy Stoll, para ser exactos y tu nombre es
Isabelle, te escuché gritárselos a esas personas.
Puedo sentir mis mejillas ruborizarse.
—Sí, lo siento por eso. Ésa era Sonya. Ella me trata como…
—Basura. —Jeremy acaba por mí.
Asintiendo, suspiro.
—Sí. Gracias por eso. No tengo idea de por qué lo hiciste, pero
gracias. —Me quito el casco y se lo devuelvo—. Aquí.
Lo toma y lo pone frente a sí mismo.
—¿Cuál es su problema contigo?
—¿Los viste?
—Por supuesto —responde.
Hago un chasquido con mi lengua y digo.
—Míralos y luego mírame. Soy un blanco muy fácil.
—¿Por qué dices eso?
Ahora, ruedo los ojos.
—Soy una tonta si no lo has visto ya. No puedo vestirme bien. Parezco
loca. No tengo muchos amigos, si es que los tengo. Sólo soy una tonta.
Jeremy frunce el ceño.
—No veo a una tonta.
—Eso es muy amable de tu parte —contesto, un poco molesta—. ¿Por
qué hiciste lo que hiciste de todos modos?
—Me recordaste a alguien y no podía soportar la forma en que te
estaba hablando. ¿Por qué la dejas hacer eso?
Cruzo los brazos y miro hacia abajo.
—No lo sé. Sólo lo hago. No puedo ser otra cosa que lo que soy. Por lo
tanto, sólo lo tomo.
—Supongo que todavía estás en la escuela secundaria —pregunta
Página | 8 Jeremy.
Asintiendo, respondo.
—Sí, ¿por qué, tú no?
Con una sonrisa diabólica, Jeremy responde.
—No, fui expulsado. —Mis cejas se levantan y empieza a reírse—. No,
estoy bromeando. Tengo 21 años. Me gradué hace unos años, en realidad
de una ciudad en Texas.
—¿Qué te trajo aquí? —pregunto.
Su sonrisa flaquea un poco.
—Necesitaba un cambio, así que tomé un dardo, lo tiré a un mapa, y
aterricé aquí.
—¿De verdad hiciste eso? —suspiro.
—Sí —responde—. ¿Quieres que te lleve a tu casa?
Mis ojos sólo lo miran.
—¿No crees que sería raro, si realmente te mostrara dónde vivo?
—No voy a matarte —Jeremy se ríe. Inclinándose hacia adelante,
susurra—. Todavía.
La esquina de mi boca tiembla.
—Está bien, llévame a casa. Me limitaré a asegurarme de bloquear las
puertas por la noche.
—Debes hacerlo de todos modos —responde, entregándome el
casco de nuevo—. ¿Cuál es tu dirección?
—1552 Avenida Harmony, si tomas la carretera J y das vuelta por la
ciudad, está justo después de las vías del tren.
Con un gesto brusco, Jeremy dice.
—Sube entonces.
Mis manos tiemblan un poco. Me pongo el casco de nuevo y subo en
la parte trasera.
—Agárrate fuerte —grita por el ruido de la motocicleta. Wow, ¿de
verdad? Aferrarse a un chico caliente que me está dando un paseo a
casa en su motocicleta, aquí hay una decisión difícil.
Hacemos nuestro camino de vuelta por la ciudad. Mi mamá va a
enojarse cuando llegue a casa y me vea en esta motocicleta. Cuando
finalmente llegamos a mi casa, doy un suspiro de alivio. No está en casa.
Jeremy se estaciona en la parte delantera y detiene la motocicleta,
apagándola. De repente estoy muy nerviosa. Le entrego el casco, y digo.
Página | 9
—Gracias, gracias por todo.
—No hay problema —responde. Jeremy me mira pensativo—. No
dejes que te afecten tanto.
—Es más fácil decirlo que hacerlo.
Jeremy suspira.
—No pareces ser tan mala como chica. Date más crédito.
—Trato y fracaso cada vez. Realmente aprecio lo que hiciste. Voy a
pagar por esto mañana, pero al menos fue algo de reivindicación —digo,
en realidad sonriendo un poco.
—Tienes una bonita sonrisa —responde—. Deberías hacerlo más a
menudo.
Nadie me había dicho eso antes. Me sonrojo, una vez más.
—Bueno, gracias por el viaje a casa y gracias por ser mi caballero al
rescate.
—No hay problema, mi señora —replica Jeremy, inclinando la
cabeza—. Ten una buena noche. Espera, ¿cuál es tu nombre completo?
—Isabelle Nimon —respondo.
Guiñándome, dice.
—Fue un placer conocerte Isabelle Nimon. Ten una buena noche. —
Con eso, enciende su motocicleta y se va.
Me quedo ahí por un tiempo, mirando por la calle. ¿Realmente esto
sucedió? Quiero decir, cosas como éstas en realidad no ocurren, ¿cierto?
En las nubes, camino a mi casa. Pongo a preparar la cena y me siento en
la mesa. Agarro mi cuaderno de bocetos y empiezo a dibujar a Jeremy,
con sus grandes ojos marrones, con sus largas pestañas, su gran sonrisa y su
cabello perfecto. Eh, bueno, al menos voy a tener esto como un recuerdo
de que todo puede haber sido real.
De repente, la puerta principal se cierra de golpe. Oh, bien, aquí
vamos. Mi mamá viene entrando en la habitación y tira su bolso en la mesa
a mi lado.
—¿Un día duro? —pregunto.
—No tienes ni idea —responde mi mamá. Sí, claro, apuesto a que tuvo
un día muy duro, y mira, va directamente al whisky. Oh bien, ella es una
maravilla bajo la influencia de esas cosas—. ¿Qué hay para la cena?
—Ravioli —suspiro—. Es todo lo que tenemos para hacer.
Página | 10 Dándose la vuelta me mira.
—¿Estás diciendo que soy una mala madre? ¿Que no tengo comida
en la casa y estás pasando hambre?
—¿Ésas palabras salieron de mi boca? —espeté—. No, sólo tenemos
que ir al supermercado.
Mi mamá se da la vuelta y empieza a escarbar en su bolso. Saca un
montón de dinero en efectivo y lo tira sobre la mesa.
—Ahí tienes, ve al supermercado. No puedo esperar hasta que tengas
21, entonces también podrás ir a comprarle algunas bebidas líquidas a
mami.
—Oh sí —me quejo conmigo misma.
—¿Qué? —gruñe mi mamá.
Respirando profundamente digo.
—Nada. —Se da vuelta y sale enfurecida de la habitación. Cuando la
cena está lista, tomo la mía y como arriba. Mi habitación tiene un cerrojo.
Gracias a Dios.
Para el momento en que en realidad quiero aventurarme a bajar me
encuentro a mi mamá desmayada en el sofá. Suspirando, le sacó los
zapatos y subo sus piernas, como siempre hago. Tomando la pequeña
manta, la cubro. Esto es ridículo. Debería haber sido trasladada y puesta
en un hogar de acogida hace mucho tiempo, pero creo que sería mucho
peor que esto. Una vez que me gradúe de la escuela secundaria,
conseguiré un trabajo de verdad y saldré de aquí. La universidad está
fuera de cuestión por el momento. Tengo la intención de ir, pero salir de
aquí tiene prioridad. Quiero ver lo bien que lo hará, cuando esté sola y no
pueda usarme para cocinar, limpiar y lavar la ropa
A las diez, me tiro en mi cama. Los acontecimientos de hoy siguen
corriendo por mi cabeza. Fue impresionante, pero mañana será eclipsado
todo. Va a ser un infierno. Tal vez debería faltar a la escuela. Sin embargo,
eso no va a resolver nada, se burlarán más de mí al día siguiente. Genial,
amo mi vida.
Capítulo 2
Me las arreglé para pasar el último período sin ver a Sonya o a
Página | 11
cualquiera de sus amigas. Eso es bueno. Podría ser porque comí el
almuerzo en el laboratorio de química. De todos modos, la siguiente
prueba de buena fortuna será la clase de arte en pocos minutos. ¿Por qué
mi clase favorita, también tenía que ser la más temida?
Espero pacientemente a que el último timbre suene. Corro a clase y
rápidamente me dirijo a mi asiento en la esquina. Sonya, Jessica y Daniella
están de nuevo sentadas cruzando el pasillo. La mirada de Sonya está
cavando en un lado de mi cabeza. Hago un gran esfuerzo para
asegurarme de no mirarla.
Hoy, estamos empezando un proyecto de pintura de color de agua.
Genial, eso significa que tengo que salir de mi asiento e ir por los
suministros. Cuando mi maestro da la indicación para empezar, no tengo
más remedio que dirigirme hacia la parte delantera del salón. Puedo sentir
a Sonya caminar rápidamente en mis talones. Cuando llegamos a la zona
de suministros, la oigo decir.
—Fue un pequeño y agradable espectáculo el que hiciste ayer.
¿Cuánto le pagaste al tipo?
—Nada —gimo, agarrando los pinceles.
—Sí, claro —dice entre dientes—. ¿Cuál era su nombre otra vez?
Suspirando, le digo.
—Jeremy, su nombre es Jeremy Stoll.
—Mhmm, apuesto a que no sabes nada más de él. Es difícil hacerlo
cuando le estás pagando para que sea tu novio.
Mi mirada se vuelve hacia ella.
—No hubo dinero pasando por nuestras manos. De todos modos, no
es mi novio.
—Sí, su nombre probablemente ni siquiera es Jeremy —dice riendo.
Enojada, me dirijo a ella.
—Su nombre es Jeremy Stoll. Tiene 21 años y es de Texas. No necesito
contestar ninguna de tus preguntas. No le pagué ni un maldito centavo. Así
que mantén tus comentarios sarcásticos para ti misma.
Sonya levanta una ceja.
—Bueno, bueno, bueno, alguien tiene agallas hoy. Fue un pequeño y
bonito toque el de ayer cuando nos mostró el dedo.
—Bueno, ¿no es ése el típico adiós que ustedes obtienen? —espeto
con dureza.
Página | 12 Ahora, se burla.
—Cuando nunca lo veamos de nuevo, porque todas sabemos que le
pagaste, sólo probará que tengo razón.
Agarro el resto de los suministros y murmuro.
—Lo que sea Sonya.
—¿Hay algún problema aquí? —pregunta nuestro profesor de arte.
—No. —Se ríe Sonya, moviendo las pestañas.
Él se vuelve hacia mí.
—Isabelle, ¿todo está bien?
—Sí —le respondo, girando y caminando de regreso a mi asiento.
Al menos Sonya me ignora el resto de la clase. Pintar aleja un poco de
mi molestia. Cuando la clase termina, rápidamente me dirijo fuera. Casi
corro a mi casillero. La puerta se pega y maldigo en voz baja. De repente,
aparece una mano y tira de ella abriéndola por mí. Mi cabeza se voltea
para ver a Eric.
—Gracias —chillo.
—Estos casilleros son demasiado viejos para ser usados —responde.
—Sí —digo, sólo mirándolo.
Eric vuelve a su casillero y empieza a meter sus libros. Rápidamente
hago lo mismo. Él cierra su puerta de un golpe y se limita a asentir hacia
mí. Ni siquiera puedo moverme. Pasa junto a mí, y puedo oler su colonia.
Eric huele tan bien.
De repente, veo a Sonya venir por el pasillo. Rápidamente tomo mi
libro de ciencia, la mochila y camino por el pasillo. Casi tropezando con
mis pasos. Cuando llego a la acera, camino tan rápidamente como
puedo fuera de la escuela. Me parece oír mi nombre, pero yo, por
supuesto, lo ignoro. Lo oigo de nuevo, y camino más rápido. De repente,
tiran de mi brazo y me veo obligada a detenerme. Dándome la vuelta,
estoy a punto de gritarle a Sonya, pero en lugar de eso chillo.
Jeremy suspira profundamente.
—¿Estás sorda, o ignorándome?
—Pensé que eras Sonya —le respondo.
—¿Sueno como una chica? —dice jadeando.
Sacudo la cabeza.
—No, ni siquiera registré quién me estaba llamando. ¿Qué estás
haciendo aquí?
—Pensaba que te podría llevar a casa —dice, sonriendo.
Página | 13 Lo miro un poco estupefacta.
—¿Por qué demonios querrías hacer eso?
—Bueno, por esa razón… —Se vuelve y apunta a la acera. Sonya está
de pie allí con sus dos secuaces. Jeremy las saluda. La conmocionada
expresión facial de Sonya no cambia. Volviéndose de nuevo hacia mí,
dice—. Quiero ayudarte.
—¿Ayudarme a hacer qué? —pregunto.
—A tener más confianza —responde—. No pareces estar dándote el
crédito suficiente, de todos modos, esto realmente debe hervir la sangre
de esa chica.
Eso me hace reír.
—Si me haces un favor, te prometo que seré tu esclava y limpiaré tu
casa.
—No querrás prometerme eso. Soy un tipo soltero. Mi apartamento es
atroz, pero te haré el favor. ¿Qué es? —pregunta.
Empujo la cabeza en dirección a Sonya.
—Ve y dile que no te pagué, por favor.
Con una mirada horrorizada en su rostro, Jeremy grita.
—¿¡Piensa que me pagaste por lo de ayer!?
—Shhhh —lo callo—. No grites eso.
—Vamos —dice, agarrando mi mano. Jeremy me arrastra de nuevo
por la acera hacia Sonya—. ¿Cuál es tu problema? —espeta.
Los ojos de Sonya se agrandan.
—¿Qué?
Jeremy pone una de esas sonrisas asesinas.
—Ella no me pagó.
Con sus cejas elevándose, ella responde.
—¿Por lo menos la conoces?
—Sí, sé dónde vive, ¿tú lo sabes?
—No —se burla Sonya—. ¿Por qué habría de importarme?
Cruzando sus brazos, Jeremy dice:
—Eso es lo que sigo preguntando. Nos conocemos. Como dije, sigo
invitándola a salir, pero ella dice que no.
—¿Por qué? —Jessica finalmente suelta, mirándome—. Es hermoso.
Eso hace que Jeremy mueva las cejas.
Página | 14 —Gracias.
Jessica le sonríe, tratando de ser seductora. Quiero darle un puñetazo
en la cara. No tanto como a Sonya, pero sin embargo lo deseo. Siento el
brazo de Jeremy envolverse a mi alrededor. Sonya mueve los hombros un
poco.
—¿De dónde eres? —pregunta.
—Texas —responde.
—¿Cuántos años tienes?
Poniendo los ojos en blanco, él suspira.
—21.
—¿Cuántos años tiene ella?
—18 —replica—. Ésas son suficientes preguntas. Nos vamos ahora.
Señoritas que tengan un maravilloso día. —Jeremy agarra mi mano y
caminamos hacia su motocicleta, que está en la calle. Cuando estamos lo
suficientemente lejos, dice—: Esas chicas son realmente molestas.
—Dímelo a mí —suspiro—. Muchas gracias por defenderme de nuevo
allí, pero no tienes que hacer esto.
Jeremy me sonríe.
—Recuerda, dijiste que limpiarías mi apartamento.
Me eché a reír.
—Dije eso, ¿no? Bien, supongo que tengo que limpiar tu lugar.
—No hoy, sin embargo —se ríe Jeremy. Me pasa su casco—. Súbete.
—¿No crees que deberías estar usando uno de estos? —le pregunto.
Se encoge los hombros y dice.
—Sí, hay uno en mi casa. Podemos detenernos y recogerlo. Por
supuesto, no creo que debas ir con algún tipo extraño a su apartamento.
—¿Vas a matarme, ponerme en una bolsa de basura y tirarme en el
basurero?
Chasquea los dedos.
—Mi plan se frustró una vez más. Súbete, puedes esperar afuera.
Con una sonrisa, meto mi libro en mi mochila y me subo. Él da la
vuelta y toma velocidad alejándose por la calle. Espero que sea un buen
conductor. Cuando empezamos a mantener una velocidad normal, me
siento más derecha y descanso mis manos sobre sus lados. Esto es
realmente divertido. Nos abrimos paso por las tranquilas calles y luego se
detiene en una vieja casa de ladrillo. Cuando aparca la motocicleta, me
bajo.
Página | 15
—¿Vives aquí? —le pregunto.
Asiente.
—Síp, en la planta superior. Una anciana vive abajo. La ayudo con
cosas y me sale más barato el alquiler.
—¿Qué haces?
—¿Qué quieres decir? —pregunta.
Agitando la mano, le digo.
—De trabajo, ¿qué haces?
—Trabajo en motocicletas, en Rick’s —responde—. No es a tiempo
completo, pero paga lo suficiente.
Asiento.
—Genial.
—¿Vas a esperar aquí? —pregunta.
Mis ojos se amplían.
—¿Me estás invitando a entrar?
Riendo, sacude la cabeza.
—Bueno, no me importaría, pero para tranquilizarte, puedes quedarte
aquí.
—Está bien —digo torpemente entre dientes.
Salta de la motocicleta, y se acerca a las escaleras que conducen
arriba. Dándose la vuelta, grita.
—No vayas a ninguna parte.
—No estaba pensando hacerlo —le grito en respuesta. Esto es
extraño. Debería encontrar esto raro. Debería encontrarlo raro, pero es
muy agradable. Por supuesto, no sé nada de él. Podría ser una malvada y
peligrosa amenaza para la sociedad. Pensándolo bien, un chico malo
suena divertido.
Cambio de peso en mis pies y miro alrededor del vecindario. Es
agradable, tranquilo. Una chica que conocí en la escuela primaria vivía
cerca de aquí, una de las últimas amigas que tuve. Se fue en la
secundaria. Tengo unas pocas personas en la escuela a las que considero
mis amigos, pero me lo guardo en su mayor parte. Mi mamá es un gran
obstáculo. Se agrega a mis rarezas y tenemos un problema.
—Oye —oigo un grito a mi lado. Salto y veo a Jeremy.
—¡Me asustaste completamente! —le grito.
Página | 16 Él sólo se ríe.
—¡Increíble! —Poniéndose el otro casco, dice—. ¿A dónde quieres ir?
—¿Por qué haces esto? —le pregunto vacilante.
Jeremy se detiene e inclina la cabeza.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir… mírate y luego da una buena mirada hacia mí. Los
tipos como tú, no salen con chicas como yo.
Poniendo los ojos en blanco, gime.
—Súbete a la motocicleta. Quiero llevarte a un lugar.
—No me respondiste —afirmo, poniéndome el casco.
—Responderé a tu pregunta cuando lleguemos a donde vamos —
contesta subiéndose a la motocicleta. Se da la vuelta y le da palmaditas al
asiento en la parte posterior—. Vamos.
En contra de mi mejor juicio, me subo a la motocicleta.
—¿A dónde vamos?
—Ya verás —dice, mientras acelera el motor. Arrancamos
rápidamente, y chillo un poco.
Veo como nos dirigimos hacia una de las antiguas carreteras. Jeremy
gira a la izquierda por un camino de tierra, y ahora estamos en medio de la
nada. Genial, moriré. Acabo de subirme a una motocicleta, con un
extraño, y ahora estoy en el bosque. Voy a morir. Con suerte, será rápido.
Llegamos a un camino sin salida, y Jeremy detiene la motocicleta.
—Tenemos que caminar el resto del camino —se da la vuelta y digo.
—¿Estos serán mis últimos pasos? Quiero decir, ¿tienes un hacha
escondida en el bosque en algún lugar?
Eso hace que se eche a reír.
—Escucha, no planeo lastimarte. Si te sientes incómoda, puedo
llevarte a casa.
Sacudiendo la cabeza, digo.
—No, no, estoy bien. Sigamos.
Pone la motocicleta sobre su pata de soporte y pone el casco en el
asiento.
—Con cuidado, coloca el casco en el suelo y ven conmigo.
—Está bien —le respondo. Pongo el casco con cuidado en el suelo y
camino hacia él. Me anima con su cabeza. Estúpidamente empiezo a
seguirlo por un camino. Caminamos en silencio por un tiempo—. ¿A dónde
Página | 17 vamos?
—Eres impaciente, ¿cierto? —se ríe—. Casi estamos allí.
De repente, el camino conduce a un pequeño claro. El río corre
directamente a través de él. Es precioso, y lo digo.
—Este lugar es hermoso.
—Eso pensé —responde—. Cuando estoy aburrido, manejo al azar por
las carreteras. Te sorprenderías de lo que te encuentras.
—Esto es genial —afirmo. Jeremy se acerca y se sienta en la hierba—.
¿Por qué me trajiste aquí?
Encogiéndose de hombros, dice.
—¿Por qué no?
Me acerco y me siento frente a él. Me quito mi mochila, dejándola en
mi regazo.
—Me siento como si estuviera en una película o algo así.
—¿Por qué dices eso?
Lo miro un minuto.
—¿En serio? ¿Me estás preguntando eso? —Sólo me mira con una
sonrisa perfecta—. Dijiste que responderías a mi pregunta.
—Sí, lo hice, ¿cierto? Quieres saber lo que estoy haciendo.
—Sí, eso estaría bien —le respondo.
Con sus bonitos ojos marrones, me mira.
—Me recuerdas a alguien de quien era realmente cercano, y quiero
ayudarte.
—Creo que estoy más allá de la ayuda —afirmo.
—¿Cuál es el problema contigo misma? Pareces una gran persona.
Gimiendo, digo.
—Tengo problemas más complicados que las personas normales.
—Déjame ayudarte con eso —replica Jeremy.
Mis ojos casi ruedan en la parte posterior de mi cabeza.
—¿Cómo me ayudarás?
—¿Cómo quieres que sea tu vida? —pregunta.
Eso me hace pensar por un minuto. Suspiro.
—Me gustaría tener más amigos. Deseo al menos lucir como una
chica normal. Hay muchas cosas que deseo.
—Bueno, con todas esas cosas te puedo ayudar.
Página | 18 Mirándolo, le pregunto.
—¿Cómo?
—Sólo tendrás que confiar en mí, ¿de acuerdo? —responde Jeremy,
con una gran sonrisa.
—¿Por qué habría de hacerlo? —pregunto.
—¿Qué podrías perder? —replica.
Con un poco de ceño fruncido, digo.
—Nada, en realidad.
—Bien, empezaremos ahora mismo. Háblame de ti.
¿Qué digo a eso?
—Me guardo las cosas para mí. Tengo una vida de mierda en casa,
de la que no voy a entrar en detalles.
—¿Qué te gusta hacer?
—Dibujar, soy una aspirante a ser artista, supongo que se podría decir
eso —susurro. Apartando mi mochila de un tirón, se levanta. Lo sigo
rápidamente.
Se sale del camino y abre mi mochila.
—¡Ajá! Tal como lo sospechaba, un libro de dibujo.
—Dámelo —grito—. ¡Por favor! ¡Nadie nunca ha mirado eso!
Volviéndose de nuevo hacia mí, dice.
—¿Nunca le has mostrado a nadie tu trabajo?
—No —le digo, agarrando mi mochila—. El único arte que alguien ha
visto es en clase, lo que diría que es mi respiro de la escuela, pero Sonya
también está en la clase. Ella presta más atención en hacer de mi vida un
infierno, que a la clase.
—¿A qué hora es? —me pregunta.
Tomo una respiración profunda.
—En el último período, que es donde comienzan mis excelentes
tardes.
Jeremy me mira.
—Haces que suene como que tu vida apesta.
—Así es. Realmente apesta —me quejo, dejándome caer de nuevo
en el suelo—. No tienes idea.
—Te daré este consejo. Aprecia la vida, sólo tienes una.
Mirándolo.
Página | 19 —¿Puedo tener la de alguien más?
Resopla.
—Me aseguraré de que quieras la tuya.
—Soy tan ridículamente patética —suspiro—. Ni siquiera puedo hablar
con los chicos. Por supuesto, nunca he tratado.
—¿Por qué no?
Ahora, tiene que ser estúpido.
—Soy horrible.
—No creo que te veas horrible —responde Jeremy, volviendo a
sentarse delante de mí.
—Entonces no deberías llevarnos a ningún lugar, porque estás ciego.
Jeremy se cae de la risa. Se acuesta y pone sus brazos detrás de su
cabeza.
—La belleza está en el ojo del que mira, y lo que necesitas es darte
más crédito. Si quieres ser diferente, entonces haz algunos cambios.
—Ésa es la cosa —suspiro—. No tengo ni idea de qué hacer. No podría
decirte cómo peinar mi cabello, o cómo vestirme. ¿Ves lo que estoy
usando?
—Sí —dice Jeremy—. Creo que tienes tu propio sentido del estilo.
—Sí, si te gusta la gente que se viste a ciegas en la oscuridad.
Mirando hacia el cielo, Jeremy suspira.
—Serás mucho trabajo.
—No necesito ser tu caso de caridad —espeto.
—No quise decirlo de esa manera, cálmate. Quiero decir, impulsar tu
autoestima. Tienes que ver lo que yo veo.
Cruzando los brazos, pregunto sarcásticamente.
—¿Y qué es lo que ves?
—A esta gran chica que parece ser una buena persona. No creo que
necesites hacer algo contigo misma, pero si quieres, te ayudaré.
—Está bien —refunfuño—. No puedo creer que esté haciendo esto. —
Hay una pausa mientras miramos a lo lejos—. Sinceramente, lo único que
quiero por encima de todo, es dejar de ser molestada. Siempre pensé que
si alejaba todas las cosas malas, ellos sólo me dejarían en paz.
Jeremy se sienta y me mira.
—Te prometo que Sonya nunca más se meterá contigo cuando yo
Página | 20 haya terminado.
—¿Cómo garantizarás eso? —le pregunto.
—Sólo confía en mí. De todos modos, oí un gran consejo una vez. La
secundaria apesta. Es difícil. Sin embargo, son sólo cuatro años de tu vida.
Cuando eres adolescente eso es mucho, pero cuando te gradúes y ya no
estés en la secundaria, rara vez tendrás que ver esas personas alguna vez.
Puedes hacer lo que quieras. Puedes mudarte a otro lugar. Son cuatro
años, sólo cuatro. Una vez que terminan, un nuevo mundo se abre y no
tienes que recordar ni pensar en la secundaria si no quieres.
Tratando de no sonreír, digo.
—Sólo un año más, acabo de cumplir 18. Por lo tanto, creo que no
tendré que esperar tanto.
—¿Cuándo fue tu cumpleaños?
—No el sábado pasado, sino el de antes de ése —suspiro—. Odio mi
cumpleaños sin embargo.
Con una inclinación de cabeza, Jeremy pregunta.
—¿Por qué?
—No he hecho nada para mi cumpleaños desde que tenía 8 años. Mi
mamá a veces lo recuerda, pero en su mayor parte lo olvida, o no le
importa. Así que, este año, ni una sola persona siquiera recordó mi
cumpleaños, a excepción de mi profesor de arte. Él me dio un nuevo
conjunto de lápices de carbón, unos muy bonitos.
—Bueno, entonces, tenemos que seguir —grita Jeremy alegremente,
mientras se levanta.
Extiende su mano y me agarra. Me levanto y pregunto.
—¿A dónde vamos ahora?
—Vamos a celebrar tu cumpleaños.
Empiezo a mover la cabeza, y sigo.
—No, no, no, ¡eso no es por lo que te lo dije!
—Lo sé, pero tengo hambre e iremos para tener una cena de
cumpleaños. Todo el mundo necesita algún tipo de pastel para su
cumpleaños. Nunca cocinaría para ti porque no puedo cocinar ni para
salvar mi vida, pero el restaurante tendrá pastel. Vamos, será divertido —
dice Jeremy, con su grande y hermosa sonrisa.
—Bueno, está bien —respondo—. Puedo pagar por mí, sin embargo.
Jeremy se burla.
—¿Quién paga por su propia cena de cumpleaños?
—Me acabas de conocer, ¡no tienes que hacerlo!
Página | 21
Mirándome con una mirada muy seria, Jeremy dice en voz baja.
—Déjame hacer esto.
La mirada en sus ojos me dice que no discuta.
—Está bien —susurro. Toma mi mano y me empuja hacia el camino.
Cuando llegamos a la motocicleta, dice.
—¿Conducirías?
Jadeante, digo.
—¡No! ¡Ni siquiera tengo mi licencia de conducir! ¡No puedo conducir
una motocicleta!
—¿Por qué no tienes licencia de conducir?
Mi mirada se dispara hacia la distancia.
—Mi mamá nunca me dejó conseguirla. He estudiado y memorizado
el manual, así que en cuanto me gradúe y consiga un verdadero trabajo.
Conseguiré una.
—¿Por qué no tienes trabajo en este momento? Podrías trabajar de
noche o los fines de semana —señala Jeremy, mientras se coloca el casco.
Tomando una respiración profunda, respondo.
—Mi mamá necesita mucha ayuda, y es más o menos mi
responsabilidad cuidar de ella.
—¿Está enferma? —pregunta, vacilante.
Resoplando, replico.
—Se podría decir eso. Realmente no hablo de mi vida en casa con
nadie, sin ofender.
—No me ofendo, te conseguiré tu licencia antes de que terminemos,
también. La necesitarás.
—No tienes un auto en el cual enseñarme —le señalo.
Poniendo una gran sonrisa en su rostro, Jeremy dice.
—¿Quién dice que no tengo auto?
—No lo sé. No vi uno en tu casa. Por supuesto, no estaba realmente
buscando uno.
—Está en el taller en este momento. Arreglando algunos problemas de
funcionamiento. Ahora, súbete a la motocicleta. Tengo mucha hambre.
Me pongo el casco, la mochila y subo en la parte trasera.
—¿A dónde vamos?
Página | 22 —¿Hay algo especial que quieras? —pregunta.
—No, quizás un lugar que no sea tan popular. Me gustan los
restaurantes más tranquilos.
Encendiendo la motocicleta, Jeremy asiente.
—Me parece bien.
Conducimos por la ciudad, serpenteando a través de las calles. Estoy
empezando a pensar que no tiene idea de a dónde vamos. Finalmente,
nos detenemos en un pequeño edificio.
—¿Qué es este lugar?
—Es un pequeño restaurante mexicano. Tienen los mejores burritos.
¡Cómo del tamaño de tu cabeza!
—Oh, bien —me río. Caminamos dentro y el olor de la buena comida
inmediatamente me golpea. Hace que mi estómago gruña. Mamá puede
alimentarse sola esta noche. Esto va a ser grandioso.
Jeremy se desliza dentro de una de las cabinas y me siento frente a él.
Una camarera aparece.
—¿Qué puedo traerles de beber?
—Una cerveza, por favor —dice Jeremy, entregándole su documento
de identidad.
—Cualquier soda de dieta está bien para mí —agrego.
La camarera asiente y se va. Jeremy me mira.
—Así que, mañana es viernes y tengo que trabajar todo el día, pero el
sábado y el domingo, estoy libre. ¿Podemos empezar entonces?
—Claro —le respondo—. No me gusta estar en casa los fines de
semana de todos modos.
—Tengo grandes planes para ti, jovencita. Aunque tenemos que
empezar lentamente. Si lo hacemos todo a la vez, será uno de esos clichés
que transforman las cosas. Oh, mira, ella se operó todo y ahora es una
nueva persona. Haremos las cosas con lentitud, de modo que no seas un
blanco fácil para esa chica.
Riendo, le digo.
—Has estado pensando en esto, ¿no es así?
—Pensé mucho en ello anoche —responde Jeremy, casi en voz baja.
Rápidamente cambia de tema—. ¿Qué tipo de ropa te gustaría usar?
—Ése es el punto. ¡No lo sé! No quiero ser extravagante ni nada.
Con un suspiro de exasperación, Jeremy gime con sarcasmo.
Página | 23 —Bien, sin vestidos ajustados de cuero.
Eso me hace reír.
—No, lo siento, sin nada de ropa ajustada.
—Es una pena, la ropa ajustada es sexy. —Jeremy menea las cejas.
—No creo que pueda ser sexy, pero algo normal es suficiente. Quiero
ser normal.
Jeremy me guiña un ojo.
—Te verás muy sexy. Confía en mí.
Ahora, mi cara tiene que haberse puesto roja.
—Lo dudo.
De repente, la camarera se acerca. Deja la cerveza de Jeremy y mi
bebida.
—¿Qué les sirvo?
—Oh —replico—. Ni siquiera he visto el menú.
—Está bien —exclama Jeremy—. ¿Comes carne? —asiento. Se vuelve
hacia la camarera—. Denos dos números tres.
La camarera sonríe y dice.
—Pediré la orden.
Inclinándome, pregunto.
—¿Qué nos acabas de pedir?
—¡Te va a encantar! Confía en mí. Entonces, háblame de ti. No me
tienes que mostrar tu arte, pero tiene que haber otras cosas.
Me muerdo el labio. ¿Realmente haré esto? Nunca lo he hecho antes.
Tomando una respiración profunda, meto la mano en mi mochila y saco mi
cuaderno de bocetos. Los pongo encima de la mesa.
—Puedes verlos.
—¿En serio?
Cierro los ojos y digo.
—Tómalo antes de que me acobarde.
Arrebata el libro de mi mano. Jeremy lo pone encima de la mesa y
abre la cubierta. Creo que vomitaré sobre la mesa, mi estómago está
hecho nudos.
—Isabelle —susurra—. Estos son increíbles.
Página | 24 —¿En serio? —pregunto vacilante—. ¿No sólo lo estás diciendo?
—¡No! —exclama en voz baja—. Tienes que ir a una escuela de arte.
Son increíbles. Mira los detalles. Capturas a las personas. Quiero decir, es
como si los vieras, sus personalidades. —Lo veo pasar lentamente las
páginas—. Bien, ¡ahora este es el mejor!
Me echo a reír.
—Sí, estaba un poco agitada.
—Pero hiciste la guillotina perfectamente —se ríe Jeremy—. La
expresión en la cara de Sonya es también bastante exacta. —De repente,
voltea la última página. ¡Oh no! Salto sobre la mesa y cierro el libro. Jeremy
sólo se ríe. Da un tirón al libro desde debajo de mis manos.
—Ahora, ahora, ahora, tienes que dejar que me vea a mí mismo.
—No, por favor, apenas lo hice anoche. Por favor, oh, esto es tan
vergonzoso.
Abre el libro de nuevo y mira mi bosquejo de él.
—Me haces ver mucho mejor de lo que realmente soy.
—Jeremy, eres hermoso. No actúes como si no lo supieras —espeto
alegremente.
Como única respuesta a lo que dije levanta las cejas.
—¿Puedo quedarme con éste?
—¿Qué? ¿Por qué querrías eso?
—Porque tú lo dibujaste, y es genial —responde Jeremy.
¿Realmente lo quiere?
—Claro, puedes quedártelo.
—¿Estás segura? Siempre puedes enmarcarlo y ponerlo en tu
habitación y contemplarlo todas las noches cuando te vayas a dormir. —
Estallo en risas. Él tiene una sorprendida expresión en su rostro—. No es
divertido.
—Oh, pobrecito, apuesto a que ya tienes chicas suspirando por ti. No
necesitas otra.
Dándome una sonrisa torcida, Jeremy dice.
—Nunca puedes tener demasiadas fanáticas.
—Oh, Dios —gimo, mirando hacia otro lado.
De repente, se abre la puerta. Me doy la vuelta para mirar. Mi corazón
se cae. Rápidamente me doy la vuelta y miro por la ventana. En serio, ¿por
qué siempre me pasa esto a mí? Puedo ver a Jeremy mirándome. Mira a la
Página | 25 gente que acaba de entrar y luego a mí.
—¿No es ese el chico de ayer? —pregunta.
—Sí —siseo en voz baja—. Su nombre es Eric.
—¿Por qué estamos susurrando? —pregunta Jeremy, inclinándose
hacia adelante.
—Porque —le respondo con dureza—. No quiero que se dé cuenta de
que estoy aquí.
Jeremy tiene una mirada atónita en su rostro. De repente, sus ojos se
centran en mí.
—Te gusta, ¿verdad?
—¡Cállate! —exclamo. Bueno, eso puede haber sido demasiado
fuerte, porque Eric nos mira. Oh, voy a morir ahora.
Tratando de no reír, Jeremy dice en voz baja.
—Sólo actúa normal, o harás que sea muy evidente.
—Eso es más fácil decirlo que hacerlo —replico—. No puedo funcionar
cuando está alrededor.
Levantándose, Jeremy se desliza en la cabina al lado mío. Me muevo.
—Aquí, de esta forma ni siquiera tendrás que verlo.
—Gracias —suspiro.
—¿Por qué no hablas con él? —pregunta Jeremy.
Con un gemido, contesto.
—Lo he hecho. Él no suele responder.
—Bueno, eso es algo estúpido para hacer, ¿y te gusta este tipo?
Puedo sentir el calor subir a mi cara.
—Sí, no me preguntes por qué, pero lo hago.
—Tenemos una nueva meta, entonces. —Jeremy sonríe. Se inclina
hacia atrás y pone su brazo alrededor de mí.
—¿Qué estás haciendo?
Jeremy sonríe.
—Haciendo que se fije en ti.
—No quiero eso —me quejo.
Inclinándose dice.
—Sí, lo quieres. Confía en mí en esto. —En contra de mi mejor juicio,
dejo que mis ojos deambulen sobre Eric. Está mirando hacia nosotros.
Rápidamente miro hacia otro lado.
Página | 26 —Tienes que relajarte. —Jeremy se ríe.
—¡Cállate! —Jeremy se acerca a la mesa y agarra mi cuaderno de
bocetos—. Por favor, deja eso —le espeto.
—¿En serio? ¿Los verá a través de todo el restaurante? R-E-L-Á-J-A-T-E.
—Abre el bloc de dibujos al principio—. Eres genial con los retratos. Me
gustaría tener tu talento. No tengo ningún talento artístico. Puedo
desmantelar una motocicleta y juntarla de nuevo, pero no puedo dibujar
una persona de palo.
Desviándome, digo.
—No es tan difícil para mí. Empecé a dibujar cuando era más joven
para escapar de mi vida. Ya sabes, haciendo mundos a donde las cosas
estaban bien. Mi maestro en la secundaria vio que tenía talento. Iba
donde él después de la escuela y me ayudaba, y me daba consejos.
—Tienes que ir a una escuela de arte —me insta Jeremy—. En serio,
podrías obtener una beca.
—Eso es lo que mi actual profesor de arte sigue diciendo —suspiro—.
Incluso me dio las solicitudes, pero no puedo pensar en la universidad.
Sacudiendo la cabeza, Jeremy pregunta.
—¿Por qué?
—Mi vida no me conduce a la universidad. Planeo ir, pero no ahora.
Con sus ojos mirando directamente hacia mí, Jeremy dice.
—No dejes que nada se interponga en tu camino. Ve por ello. Sólo
tienes una vida, necesitas vivirla.
—Ése es un tema particular para ti, ¿no? —le pregunto.
La camarera aparece de repente, y Jeremy parece ignorarme.
—¡Esto es genial! —grita.
Miro mi plato y luego a él.
—Jeremy, podríamos haber compartido un plato.
—Habla por ti —dice, agarrando sus cubiertos—. Puedo comer todo
esto fácilmente.
—Yo vomitaría —le respondo.
—¿Necesitan algo más? —pregunta la camarera.
Jeremy sonríe.
—Es su cumpleaños. Por favor, traiga su torta.1
Sonriendo, la camarera asiente y se aleja. Miro a Jeremy.
—¿Qué dijiste?
Página | 27
—Nada —responde, tomando un bocado de comida.
—No sabía que hablaras español —le digo, mientras desenvuelvo mis
cubiertos.
Con un bufido, Jeremy se ríe.
—No sabemos mucho acerca del otro todavía.
—Es cierto. —Como algo de mi comida—. Oh, Dios mío —exclamo—.
Esto es tan bueno.
—Te lo dije.
Felizmente como mi comida. Esto es divertido. No he tenido diversión
en un largo, largo tiempo, no con alguien más. Jeremy sigue mirándome
por el rabillo del ojo. Finalmente, me río.
—¿Qué?
—Nada —replica—. Estoy contento de verte pasar un buen rato. Esto
es por tu cumpleaños, después de todo.
Poniendo mi tenedor en el plato, le digo.
—Gracias, realmente aprecio esto.
—Oh, podrías no apreciarlo en unos cinco segundos.
—¿Qué, por qué? —espeto.
De repente, hay una guitarra sonando y gente cantando. ¡NO! ¡NO!
¡NO! El grupo de empleados del restaurante viene y empieza a hacerme
una serenata. Le pego a Jeremy tan duro como puedo en el brazo. Eso
sólo lo envía a la histeria. Pongo mi cara en mis manos. Me quiero morir, por
favor, sólo déjenme morir. Continúan por un tiempo, y entonces finalmente
terminan. La camarera deja un gran pedazo de pastel en la mesa. Está
iluminado sólo con una vela.
—Pide un deseo —susurra Jeremy.
Mis ojos van hacia Eric. Está aplaudiendo con todos los demás.
Cerrando los ojos, apago la vela. Bien, quería celebrar mi cumpleaños,
¿verdad?

1 En español en el original.
Terminamos de comer, lo que implica que Jeremy se comió toda su
comida, después algo de mi comida y luego alrededor del 99% del pastel.
Lo miro.
—¿Cómo demonios puedes comer todo eso, y no estar gordo?
Página | 28 —Corro todas las noches —responde.
—Creo que me caería de cara, si saliera a correr —afirmo como un
hecho.
Poniendo los ojos en blanco, Jeremy dice.
—No lo creo. Vamos, deberíamos llevarte a casa.
—Sí, en realidad tengo tarea que hacer.
Con un gran suspiro Jeremy dice.
—NO extraño la tarea.
—Solo obtengo A y quiero seguir así —le respondo, mientras lo sigo
fuera de la cabina.
Jeremy se acerca, agarra mi mochila y el casco de la motocicleta.
Desliza el casco en mi cabeza.
—Bueno, entonces, vamos a llevarte a casa.
Me río, y me pongo la mochila. Él toma su casco. Dejo que mi mirada
deambule hacia Eric. Me ve mirándolo. Eric me da un pequeño saludo.
Mientras mis ojos se vuelven enormes, Jeremy desliza la visera de mi casco.
Torpemente le devuelvo el saludo. Para alejarme, Jeremy desliza su brazo
alrededor de mí y me lleva afuera.
Cuando salimos, deslizo la visera hacia arriba y exclamo.
—¡Me saludó!
—Sí —dice Jeremy, subiéndose en la motocicleta—. Realmente te
prestó atención. Yuppii.
—Hey —le espeto, subiéndome detrás de él—. Eso es mucho.
Dándose la vuelta para mirarme, Jeremy dice.
—Cuando tenga una conversación normal contigo, entonces puedes
estar feliz.
—Ahora, eso sería increíble —me río.
Jeremy sólo pone los ojos en blanco.
—Vamos a llevarte a casa.
Se detiene en mi casa y veo el auto de mi mamá estacionado en la
calzada. Salto y prácticamente grito.
—Tienes que irte ahora.
—De verdad te preocupa que te vea en la casa, ¿cierto?
—Nadie debe ver mi vida en casa —respondo—. No quiero que vean
mi vida en casa.
Sentándose más derecho, Jeremy dice.
Página | 29 —No me va a asustar.
—Por favor, sólo vete, antes de que esté en problemas. —Le entrego
el casco.
Jeremy levanta su mano.
—Está bien por ahora. Te recogeré el sábado. Digamos al mediodía,
¿está bien?
—Sí, suena bien —le respondo. Señalando a la casa, le digo—.
Debería entrar.
—Está bien, buenas noches chica. Nos vemos este fin de semana.
—Suena bien —le digo, sonriendo.
Me guiña un ojo y luego da la vuelta en su motocicleta, bajando por
la calle. Lo veo irse. Ni siquiera pienso en mi madre cuando entro en la
casa. Me voy directo a mi habitación. Empujo el casco en mi armario, sé
que mi mamá no lo va a ver allí. Después de unos minutos, me arrastro
abajo, esperando que los gritos comiencen.
Encuentro a mi mamá en la cocina.
—¿Dónde has estado? —pregunta, en voz baja.
—Fui a cenar con un amigo —le respondo.
Se da la vuelta y me mira con ojos tristes.
—¿Un amigo? Eso es bueno.
Oh chico, estamos lúcidas y tristes esta noche. Es en momentos como
estos que me siento mal por ella. Me siento.
—¿Estás bien mamá?
—Sólo tengo una mala noche, me voy a la cama ahora. Te veré
mañana.
—Sí, tomaré el autobús e iré al supermercado después de la escuela.
Me mira.
—Está bien, gracias.
—No hay problema —susurro, mientras se pone de pie para
marcharse—. Que duermas bien.
Mi mamá asiente. La veo irse y suspiro. Mi vida es un desastre.
Capítulo 3
No puedo dejar de sonreír todo el día. Decir que estoy deseando que
Página | 30
llegue el fin de semana es un eufemismo. Agarrando mis libros, me preparo
para justo cuando acabe la clase de arte. Me toma un tiempo llegar al
autobús, y luego a la tienda y de regreso a casa de nuevo. Cierro de golpe
la puerta de mi casillero y salto un poco. Eric está de pie allí, mirándome.
—Hola —digo lentamente.
—Hola, tu nombre es Isabelle, ¿verdad?
—Sí —le respondo en estado de shock.
La comisura de su boca se retuerce.
—Sólo pensé en desearte feliz cumpleaños.
—Gracias.
—Entonces, ese chico... —comienza.
De repente, una voz grita.
—¡Eric! —Cierro los ojos en señal de derrota. Sonya se acerca y pone
su mano en su hombro—. ¿Qué estás haciendo?
Con una mirada perpleja, responde.
—Hablando con ummm... Isabelle.
Los ojos de Sonya giran hacia mí. Para ahorrarme un poco de
dignidad, murmuro—: Adiós. —Y me alejo. En serio, esa chica está
crispando mi último nervio. Sólo tengo que superar la clase de arte.
Terminaremos nuestros cuadros y luego estaré libre de mi prisión por un par
de días.
Para evitar otro encuentro con mi endemoniada torturadora, agarro
mi pintura y suministros de arte antes de siquiera sentarme. Cuando llego a
mi asiento, extiendo todo sobre la mesa. Mis ojos miran hacia abajo a mi
pintura. Está bien, sólo una simple escena de un lago. Soy grandiosa
dibujando, pero sólo medio buena en pintura.
De repente, la sombra delatora pasa sobre mi escritorio de nuevo.
—Entonces, Eric me dijo que era tu cumpleaños y que te cantaron
anoche.
—Sí —contesto, sin siquiera mirarla.
Inclinándose hacia delante en el frente de la mesa, Sonya se ríe.
—Qué linda, ¿tienes cinco?
—Todo eso lo hizo Jeremy. Fue su idea.
Golpetea su barbilla y sigue—: Jeremy, Jeremy, Jeremy, oh, tu novio
por pago.
—Debo ser rica, porque paso muchas horas con él —replico, pintando
Página | 31 una línea en la página.
Suena la campana y el profesor me salva al comenzar la clase
inmediatamente. Sonya se ve obligada a sentarse. Bueno, al menos tengo
un tiempo para terminar este proyecto.
Después de que mi profesor deja de hablar, todo el mundo comienza
a trabajar en sus pinturas también. Afortunadamente, Sonya es una artista
horrible y tiene mucho que terminar en la suya.
Después de veinte minutos de clase, hay un golpe en la puerta. Cada
uno por supuesto mira hacia arriba. El profesor se acerca a responderla.
Hay un tipo parado en el pasillo. Cuando miro detenidamente, veo que es
un hombre que sostiene un ramo de flores, rosas para ser exacta. Camina
hacia delante y se las entrega a mi profesor. Mira la tarjeta.
—Isabelle... ummm... tienes flores aquí para ti.
Hay murmullos instantáneos en el aula. Oh no, Jeremy, te voy a matar.
A regañadientes camino hasta el frente del salón. Mi profesor me las da, un
poco con los ojos abiertos.
—Gracias —le susurro.
Mientras regreso a mi puesto, tengo que sonreír. Son unas hermosas
rosas rojas y huelen fantástico. Tratando de no sonreír demasiado, me
vuelvo a sentar. Hay una tarjeta y la saco. Juego con ella un tiempo.
Cuando levanto la vista todo el mundo está mirándome. Extraño.
Finalmente me aparto de todo el mundo y abro la tarjeta. Antes de que
pueda leerla, es arrancada de mi mano.
—¡Sonya! —grito—: ¡Devuélvemela!
Pero es demasiado tarde, ya la abrió.
—Isabelle —empieza con fuerza—. La pasé muy bien anoche y no
puedo esperar para verte el sábado. Espero que esto ayude con la...
guillotina. Guillotina... ¿Qué diablos es una guillotina?
—Algo que de verdad necesitas verificar —grita alguien.
Con una mirada de disgusto, me mira embobada. Agarro la parte
posterior de la tarjeta y digo:
—Me quedaré con esto, muchas gracias. —Sonya sólo sigue
mirándome—. ¿Qué? —suelto—. ¿Nunca te enviaron flores a la escuela
antes?
Daniella y Jessica empiezan a reír. Daniella es la que dice—: No, no lo
ha hecho. —Sonya se da la vuelta y le da una mirada de muerte. Las otras
dos chicas vuelven a sus proyectos.
—Voy a resolver esto —dice furiosa Sonya.
Página | 32 —¿Qué hay que resolver? —Prácticamente grito—. ¿Quieres estás?
Aquí las tienes, si eso te hará callar. —Empujo las flores hacia ella.
Dándose la vuelta, responde:
— Ni siquiera me gustan las rosas.
—¡Claro! ¡Eso es! —grita un chico delante de mí. Me echo a reír con
todos los demás.
Para mi alivio, Sonya me ignora después de clase. Mi cara se pone
roja cuando todas las personas que paso se vuelven para mirarme y luego
a las flores. Hablando acerca de tener todos los ojos en ti. Es como si
tuviera un gran faro rojo en la cabeza. Decido ir a casa primero y dejar
todo.
La casa está vacía. Gracias a Dios por los pequeños favores. Pongo
las flores en mi cama y me quedo allí por un minuto. Ni siquiera creo que
tengamos un jarrón. Sí tenemos una jarra de cristal sin embargo. Voy abajo
y la agarro, llenándola de agua. Con una llamarada artística, arreglo las
flores. Nunca me han mandado flores antes. Esto es grandioso.
Mi mente está aturdida por el resto de la noche. Sé que no me las
envió por razones románticas, pero se siente muy bien. Cuando estoy allí
mirando al techo, tengo una idea. Rodando sobre mi estómago, agarro mi
cuaderno de dibujo. La escena viene a mi mente y empiezo a dibujar.
A las 11:45 del día siguiente, estoy sentada junto a la ventana,
mirando la calle. Tengo el casco listo en mi cama y mi mochila en mi
espalda. Mi madre sigue durmiendo su previa borrachera, pero no quiero
correr el riesgo de que me vea. De repente, oigo el acelerar de la moto.
Cruzo mi habitación, tomo el casco y vuelo a la planta baja.
Jeremy apenas se detiene antes de que corra a su lado.
—Hola.
Se quita su casco y se ríe.
—¿Estamos ansiosos?
—No, quiero irme antes de que mi madre se despierte —afirmo,
apurándolo con mis manos.
—Bien, bien —responde—, sube.
Me pongo rápidamente el casco y subo a la parte posterior.
—¿A dónde vamos? —grito.
—Ya lo verás.
Mientras conducimos ni siquiera puedo registrar a dónde vamos.
Cuando por fin nos detenemos, abro mi visor.
—Tienes que estar bromeando, ¿verdad?
Página | 33 Riendo, Jeremy niega con su cabeza.
—No, dijiste que confiarías en mí.
Me bajo y me quito el casco.
—Dije que iba a confiar en ti, ¡pero no tengo ni idea de qué hacer allí!
Me corto en cabello en el centro comercial, como por doce dólares.
—Yo me encargo —dice, bajando de la moto—. Sé lo que estoy
haciendo.
—Eso espero —me quejo, mientras me empuja hacia adelante.
Entramos en el salón y sé que estoy hasta el cuello. Allí hay una
recepcionista emperifollada y su champú probablemente cuesta más que
mi habitual corte de cabello completo.
—Hola —dice Jeremy—. Estamos aquí para ver a Debbie.
La recepcionista le da una sonrisa muy coqueta y mira hacia abajo.
—Isabelle —dice ella, mirándome. Su ceja se levanta
inmediatamente. Me mira y luego a Jeremy—. ¿Tu hermanita?
Una mirada de asombro cruza mi cara.
—No —afirma Jeremy—. Es mi muy cercana amiga, de todos modos,
estamos aquí para ver a Debbie.
—Sí —responde, mirándome—. Iré por ella de inmediato.
Cuando se va, me dirijo a Jeremy y siseo—: ¡Mira! ¡Tengo eso todos los
días! ¡Tenemos que irnos ya!
—Relájate —enfatiza Jeremy, poniendo su brazo alrededor de mí—.
Nadie te va a morder.
—Sí, claro —murmuro, cruzando los brazos.
De repente, esta perfecta belleza rubia viene alrededor de la esquina.
—¡Jeremy! —grita. Me suelta, para ir a abrazarla. Ella le da un beso en
la mejilla—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Debbie, requiero un poco de tu experiencia. Esta es mi amiga
Isabelle. Ella en cierto modo... bueno... necesita nuestra ayuda. —Jeremy
hace gestos hacia mí.
—Gracias Jeremy —chasqueo.
Debbie me mira pensativa.
—¿Qué es lo que quieres hacerte? —pregunta.
—No tengo idea —respondo—. Esto es terriblemente embarazoso.
—Tonterías —se ríe Debbie—. Me encanta dar cambios de imagen.
La recepcionista salta.
Página | 34
—Ella te tiene reservada durante cuatro horas.
—¡Cuatro horas! —escupo—. ¡Jeremy!
Comienza a retroceder hacia la puerta, con esa increíble sonrisa
matadora.
—Estarás bien.
—¡Rata sucia! ¡Me dejarás aquí sola!
—Debbie será buena contigo, te lo prometo. De todos modos, quiero
que sea una sorpresa, como abrir un regalo de navidad. Mi tarjeta de
crédito ya está registrada para eso, haz lo que quieras.
Ahora, eso me pone loca.
—Jeremy, no puedes pagar por esto. Sé serio.
Mientras su trasero golpea la puerta, se detiene y dice—: No tengo
novia, así que necesito a alguien en quien gastar el dinero que no sea yo.
Esto me hace muy feliz, así que por favor disfrútalo. Explora, descubre quién
quieres ser. No te puedo dar consejos sobre cabello, no puedo enseñarte a
ponerte maquillaje, pero puedo llegar a las personas que hacen que eso
suceda. Este es el comienzo de una nueva tú que pueda mostrar al mundo
cuán maravillosa eres. Veo eso y quiero que todos los demás vean eso
también.
—Gracias Jeremy —suspiro con una sonrisa suave—. Esto significa todo
para mí.
—Bueno —dice riendo—, creo que esto te va a volver loca.
Debbie responde—: Cuando haya terminado con ella, volverá locos a
todos.
Jeremy empuja la puerta abriéndola y me manda un beso. Tengo
muchas ganas de levantarle al dedo del medio en este momento. Hace su
salida y tengo que girar para mirar a Debbie.
—Soy una chica muy torpe que no sabe nada de nada de esto, así
que por favor sé amable.
—Vamos —dice Debbie, animándome con su cabeza—. Empecemos
a trabajar.
La sigo de vuelta a su pequeña área. Le da palmaditas a la silla y me
siento.
Envolviendo la bata alrededor de mí, Debbie comienza a jugar con mi
cabello.
—Entonces, tienes que tener una idea de cómo quieres que se vea tu
cabello.
Página | 35 —Honestamente, no sé ni lo que se vería bien —contesto, un poco
derrotada.
—Regresaré —me dice Debbie, mientras se aleja.
Mi corazón corre con la inquietud que estoy sintiendo. Ruego a Dios
no conocer a nadie que entre mientras estoy haciendo esto. Debbie
finalmente reaparece junto a mí. Tiene un par de libros.
—¿Qué son esos? —le pregunto.
—Elegirás un corte de cabello que te guste —responde. Debbie
comienza a jugar con mi cabello otra vez—. Bueno, tus puntas están un
poco quemadas, así que tendré que cortarlas un poco. ¿Quieres que tu
cabello siga siendo largo?
Encogiéndome de hombros, le digo—: No lo sé. Realmente no me
importa, siempre y cuando se vea bien al final.
—Te verás más que bien —responde Debbie mientras sonríe
ampliamente—. ¿Quieres un consejo?
Casi sin aliento, exclamo—: ¡Sí, por favor!
—Digo que lo lleves corto, no como chico, sino como aquí —dice
llevando sus palmas a mi cuello—. Después te lo pintaremos.
—¿De qué color pintarás mi cabello? —pregunto vacilante.
Debbie golpea su barbilla.
—En realidad, creo que haremos unos reflejos claritos y oscuros. Darle
un poco de contraste a ese cabello tuyo.
—No tengo ni idea de lo que acabas de decir, pero confiaré en ti —
suspiro—. No puede verse mucho peor de lo que ya se ve.
Tomando un libro, Debbie comienza a hojear las páginas.
—Tienes buen cabello. Sólo tienes que aprender cómo trabajarlo. La
mayoría de las mujeres matarían por los rizos que tienes.
—No me gusta que mi cabello sea rizado —replico malhumorada.
Con una carcajada, Debbie dice—: Amarás tu cabello rizado una vez
que sepas qué hacer con él.
—Está bien —murmuro.
—Aquí, éste es el corte de cabello que te haré. —Me entrega el libro.
Miro la foto.
—¿Harás que mi cabello se vea así?
—Conseguiré que tu cabello se vea mejor que eso —susurra,
inclinándose sobre mi hombro—. Confía en mí, señorita Isabelle, serás una
nueva persona cuando haya terminado contigo.
Página | 36 El tiempo pasa como un borrón mientras observo cómo le pone color
a mi cabello.
Me siento incómoda, pero me fascina al mismo tiempo. No puedo
dejar de reír cuando me veo a mí misma en el espejo.
—Luzco como si estuviera usando un sombrero de papel de aluminio
para mantener a los alienígenas fuera de mi cabeza.
—Sí —resopla Debbie—. Es un proceso de miedo a veces. ¿Quieres
algo de beber?
—¿Tienes agua? —le pregunto.
Asintiendo, responde—: Así es. Estaré de vuelta.
El salón está muy ocupado ahora. Medio miro lo que las demás se
están haciendo en el espejo. Una parte de mí quiere que mi mamá esté
aquí. Por supuesto, parte de mí quiere que mi mamá se preocupe por algo
que tenga que ver conmigo.
Finalmente, Debbie se acerca con una botella de agua.
—Aquí tienes cariño.
—Gracias. —Tomo un gran trago porque mi garganta está seca,
probablemente, porque estoy muy nerviosa. Levantando la mirada hacia
Debbie, digo—: ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro —responde, apoyada en el mostrador.
Curiosa, pregunto—: ¿Cómo conoces a Jeremy?
—Solíamos salir —responde, con una sonrisa suave.
—Eso no me sorprende.
Frunciendo el ceño, Debbie responde—: ¿Por qué dices eso?
Muevo mi mano hacia ella.
—Eres hermosa, él es hermoso. Como que van de la mano.
—¿Por qué, estás interesada en él?
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, no, no, no le digas eso.
—Es un tipo muy agradable —responde Debbie—, pero muy cerrado.
En realidad no quiere hablar de su pasado en absoluto. Cuando empecé
a presionar sobre el tema, rompió conmigo.
Una oleada de sorpresa pasa a través de mí.
—¿En serio?
—Así es.
—Sin embargo, sigues siendo amable con él —señalo.
Ella asiente.
Página | 37
—No estuvimos saliendo tanto tiempo, y quisimos ser amigos al final.
—Está bien —digo en voz baja. Me pregunto lo que sucedió en su
pasado que no puede ni hablar de él. Quiero decir, no lo conozco muy
bien, pero aun así, me pregunto qué tipo de persona realmente es. Esa es
una pregunta tonta, Isabelle. Es un gran chico, porque está haciendo todo
esto por una chica que no conoce. Jeremy está haciendo esto por ti.
Después de estar allí por un tiempo, Debbie finalmente dice que mi
cabello está listo y lo lavamos. Me sienta de nuevo en la silla e inicia el
proceso de cortarlo.
Cuanto más corta, más mi estómago comienza a girar. De repente,
suspira.
—Todo terminado. Ahora, te mostraré cómo darle estilo a tu cabello.
—Mirando a su lado exclama—: ¡Perfecto! —Agarrando mi mano, dice—:
Ven aquí.
Caminamos unos puestos abajo. El estilista mira hacia arriba.
—Hola Debbie.
Debbie sonríe.
—Tenemos que enseñarle a darle movimiento a sus rizos.
—Oh, está bien —responde el estilista—. Lo que queremos hacer es
tomar de esta cosa y poner un poco en la mano. —Toma una botella
plateada y aprieta un poco de pegote en la palma de su mano—. Lo
frotas, y luego lo pasas por tu cabello de manera uniforme. —Veo que le
hace eso a la señora en el asiento—. Después necesitas hacer crujir tus
rizos. Esta crema ayuda a evitar que el rizo se esponje.
—Ese es uno de mis mayores problemas —afirmo—. Mi cabello es un
terrible lío muy rizado.
—Eso es para lo que son los productos para peinar —dice Debbie—.
Te daré lo que necesites. Vamos, te mostraré cómo alisar tu cabello.
Mirándola, le respondo—: No creía que eso fuera posible.
—Totalmente posible, vamos.
Vuelvo y me siento en la silla. Debbie me muestra inmediatamente el
gel y lo pone en mi cabello. Entonces me muestra cómo secarlo para
obtener algunos de los rizos. Finalmente, dice—: Ahora, es hora de la
plancha.
—¿Cuál plancha?
Saca un artilugio de apariencia loca.
—Esta es una plancha. Es tu nueva mejor amiga. Lo que haces es
tomar sección por sección y alisarla. Aquí, sólo mira. —Sigo
Página | 38 cuidadosamente observo lo que hace. No parece demasiado difícil.
Cuando lleva la mitad del cabello, aleja la plancha—. Ahora, esto es poco
ortodoxo, pero tendrás que probarlo.
—Oh —exclamo—. ¿En serio?
—Tienes que aprender, ¿no? —replica.
Tomando una respiración profunda, suspiro.
—Sí.
—Levántate y ven aquí —ordena suavemente. Así que, me levanto y
camino hasta el mostrador—. Ahora, así es como debes fijarlo. No lo
pongas demasiado alto. Entonces, estas son las planchas y están muy
calientes, por lo que no te quemes. Jeremy me mataría. Lo más importante
es que querrás mantener en movimiento la plancha. Si lo dejas reposar en
un lugar se te quemará el cabello.
—Oh diosito —murmuro.
Riendo, Debbie dice—: Estarás bien. Entonces, tomas una sección de
cabello, pones la plancha en la parte superior y tiras suavemente hacia
abajo.
Esto es realmente vergonzoso. La gente tiene que estar
observándonos. Por lo tanto, tomo un mechón de cabello, y tomo la
plancha. Hago lo que dice, y lo paso. Mi cabello sale liso al final.
—¡Hey! —grito—. ¡Lo hice!
—Eso hiciste. Ahora, sigue adelante.
Me toma un tiempo, porque lo estoy haciendo muy despacio, pero
finalmente termino. No se ve como la parte de Debbie, pero todavía se ve
mil veces mejor que mi cabello normalmente.
—Creo que puedo manejar eso —me río, totalmente feliz.
—Siéntate y te mostraré cómo voltear los extremos —responde ella,
con una gran sonrisa.
Entonces, lo hago. Cuando finalmente paramos y mi cabello está listo.
Mi pecho se tensa.
—Es muy bonito —prácticamente grito.
—Tú eres muy bonita —dice Debbie detrás de mí.
—Nunca pensé que tendría este aspecto —le digo, tratando muy
duro de evitar las lágrimas.
Debbie sonríe.
—Sólo necesitaba un poco de ayuda. Ahora, ¿quieres que haga tu
Página | 39 maquillaje?
—Nunca he usado ningún maquillaje, como en ningún momento —le
respondo, muy seria.
—Bueno, entonces, tenemos tiempo más que suficiente para
enseñarte eso también. Vamos.
Si mi corazón se hincha más, podría explotar. Caminamos al área de
maquillaje y Debbie me sienta en una silla. Miro el espejo.
—Eso es demasiado abrumador.
—No vamos a volvernos todas locas en ti. Con tu color, debemos
mantenerlo simple y natural. Entonces, nunca te has aplicado maquillaje,
¿nunca has utilizado ningún color?
Mis ojos se abren.
—No, pero soy artista, por lo que no puedo creer que sea muy
diferente.
—No, eso es genial —dice Debbie—. Repasemos los fundamentos que
necesitas. Tienes una buena piel y un buen tono de piel uniforme, por lo
que realmente no necesitas nada fuerte. Si quieres usar algo, puedes
utilizar polvo. Es lo que pones primero. —Saca un color y lo extiende
suavemente en mi cara—. Después, ponemos la sombra de ojos. Desearás
utilizar estos colores por el azul de tus ojos.
Gimiendo, digo—: Odio el color de mis ojos. Es tan aburrido.
—No cuando utilizas el maquillaje adecuado. Sólo ten cuidado. —
Pone los colores y me da instrucciones de cómo hacerlo. Luego me pone
delineador y rímel. Cuando terminamos, Debbie sonríe ampliamente—.
¿Quieres verte?
—Estoy nerviosa —le respondo.
—No, te ves hermosa —afirma—. Ven aquí. —Agarrando mi mano, tira
de mí hacia el espejo.
Cuando me miro en él mi corazón se detiene.
—Esa ni siquiera se parece a mí —jadeo.
—Sí, lo hace —dice suavemente—. Es la adulta de ti.
De hecho, me veo... bien... bonita. Tal vez, no bonita como Debbie,
pero para mí, me veo bonita. Mi cabello enmarca mi cara ahora. Los
extremos van hacia fuera en la parte inferior. Los reflejos hacen que me
vea genial. Finalmente me veo como una chica real.
—Oh —exclama Debbie—. Nos olvidamos de tus labios.
—No creo que me vea bien con alguna cosa en ellos —replico.
Página | 40 Agitando la mano, Debbie dice—: Esa es una tontería. Tienes la boca
perfecta para el lápiz labial y esas cosas. Aquí nos limitaremos a poner un
poco de brillo en ti para comenzar. —Lo saca y lo aplica suavemente.
De repente, la recepcionista viene caminando detrás de nosotros.
—Ese chico guapo está de regreso por la clienta.
—Ya terminamos de todos modos —replica Debbie.
Dándome la vuelta, miro a la recepcionista. Ella hace una doble
comprobación.
—¡Wow, te ves muy bien! —exclama. De repente, dice—: No es que
no lo hicieras antes.
—No —la interrumpo—. Hay una gran diferencia, no te preocupes.
Debbie sólo sonríe.
—Vamos por tus cosas y te llevares con Jeremy.
Ahora, estoy nerviosa. Mientras caminamos hasta la parte delantera
del salón, mi estómago se aprieta y siento que voy a vomitar. Cuando
giramos la esquina, Jeremy está de espaldas a nosotras.
—Terminamos —afirma Debbie.
Jeremy se da la vuelta y se tambalea un poco.
—¡Wow, Isabelle, te ves fantástica!
Me pregunto si puede verme sonrojar a través del maquillaje.
—Gracias —le susurro.
Sonríe y dice—: ¿Te gusta?
—Me encanta —digo—. Ni siquiera puedo creer que sea la misma
persona.
—Definitivamente eres la misma persona —responde—. Ahora, sal a la
calle, para que pueda hacerme cargo de esto.
Dando un paso adelante, declaro—: Puedo conseguir el dinero de mi
madre. No puedo creer que esto no vaya a ser caro.
—Te lo dije —responde él—. Yo pagaré por ello. Confía en mí, está
bien. Ve afuera y espérame.
—Espera —me dirijo a Debbie—. Muchas gracias. No tienes ni idea de
lo que esto significa para mí.
Se acerca y me abraza.
—Tienes que venir a verme de nuevo, ¿está bien?
—Definitivamente —le respondo. Miro a Jeremy—. ¿Estás seguro de
que debería ir afuera?
Página | 41 —Sí —dice—. Ve, ve, ve.
Poniendo los ojos en blanco, me dirijo a la puerta. Cuando camino
fuera, no veo su motocicleta en ningún lugar. Me pregunto dónde la
estacionó. Bueno, espero cerca de la puerta. Un poco después, Jeremy
viene saliendo del salón. Lleva una bolsa.
—Aquí —dice—. Esto es tuyo. Debbie dice que todo lo que necesitas
está aquí.
Tomo la bolsa y miro dentro. Todo el producto para el cabello que me
mostró y el maquillaje que use está en la bolsa.
—Jeremy —grito ahogada—. ¡Esto tuvo que haberte costado una
fortuna!
—Eh —responde encogiéndose de hombros—. Todos estamos bien.
—Tengo que darte algo por esto —demando.
Sacude la cabeza y articula—: No me darás nada por esto. Tenemos
que ir a buscar una plancha ahora. Realmente espero que sepas que en el
mundo es eso.
—Sí —le respondo—. Permíteme detenerme y tratar de conseguir
dinero de mi madre.
Dándome una mirada, Jeremy suspira.
—Eso realmente no es necesario.
—Eres mecánico de motocicletas de medio tiempo, es necesario —le
respondo—. Tienes cosas como alquiler y facturas que pagar.
—Umm —responde, mirando al suelo—. Esas cosas son verdaderas,
pero.... no importa. Si sientes la necesidad, podemos volver a tu casa.
En contra de mi mejor juicio, salto hacia él y le doy un abrazo.
—Gracias, gracias, no tienes idea de lo que esto significa para mí.
Ríe, me recoge del suelo y me devuelve el abrazo.
—Estoy feliz de poder hacerlo. Vamos. Me estoy muriendo de hambre.
—¿Dónde está tu motocicleta? —le pregunto.
—Realmente no haría que te pusiera un casco en tu nueva cabeza.
Por lo tanto, traje mi auto.
—Pensé que estaba en el taller.
Sonriendo, Jeremy responde—: Estaban resolviendo algunos
pequeños problemas. Todo está bien ahora. Está al final de la cuadra.
Vamos.
Caminamos y prácticamente tengo salto en mi paso. De repente, nos
Página | 42 acercamos a un auto más viejo. Lo miro.
—Este es uno de esos... ¿Cómo es que lo llamas, autos potentes?
—Es mi bebé. Es un GTO 1967. No tienes idea de lo que eso significa
¿eh?
—No tengo idea —me río.
Sólo sonríe.
—Confía en mí. Esta cosa es genial. Es deseado por muchos hombres
y sólo es propiedad de unos pocos.
—Bueno, es bonito —le digo.
Dándome una sonrisa, responde—: No es bonito, es precioso, igual
que tú.
—Awww, eso es tan dulce.
—Vamos, entremos. —Jeremy abre la puerta para mí. Lanzo la
mochila y bolso en el asiento y me subo. Es muy hermoso. Incluso puedo
apreciar eso.
Cuando Jeremy enciende el auto, puedo sentir el ruido del motor. Me
río.
—Se puede sentir el poder detrás de esta cosa.
—Oh, sólo espera. No tienes ni idea. —Con eso, salimos a la calle.
Una gran cantidad de cabezas de chicos se giran mientras
conducimos al centro.
—Entonces —le digo—, ¿este es bastante popular?
—Cuando están en esta buena condición, sí, son muy deseados.
Podría poner este en un espectáculo si quiero.
—¿Por qué no lo haces? —le pregunto.
Apartando la mirada durante unos segundos, Jeremy susurra—:
Simplemente no.
Sólo lo miro con cuidado. Por un momento, se ve perdido en su propio
pequeño mundo. Cuando nos detenemos en mi casa, veo que mi madre
todavía está allí.
—Espera aquí —insisto firmemente.
—Quiero conocer a tu mamá —dice Jeremy, saliendo del auto.
—¡Jeremy! ¡No! ¡Por favor, no lo entiendes!
Viene caminando hacia mí y pone sus manos en mis brazos.
—Está bien, Isabelle. Nada me asustará y me hará alejarme. Creo que
necesitas a alguien que realmente vea como es tu vida.
Página | 43 Mi cuerpo está luchando muy duro para no llorar.
—Por favor, Jeremy —susurro—. No sé cuán mal este ella hoy. No
entiendes.
De repente, oigo—: ¿Isabelle?
Mi corazón se cae a mi estómago, veo a mi madre de pie en el
porche.
—Oh no.
Ella se cruza de brazos.
—¿Qué hiciste?
—Hola, soy Jeremy. —Camina hacia mi madre y estira su mano. Corro
rápidamente tras él—. Llevé a Isabelle a arreglarse el cabello hoy. ¿Acaso
no luce bella?
Veo con horror como mi mamá mira a Jeremy. De pronto, tiene una
sonrisa realmente malvada.
—¿No eres delicioso? ¿Dijiste que tu nombre es Jeremy?
—Sí —responde.
—Soy la madre de Isabelle, pero me puedes llamar Deanne. ¿Alguien
alguna vez te dijo que tienes ojos hermosos?
Oh, bien.
—Mamá, vine a preguntarte si me podías dar algo de dinero.
—¿Para qué? —pregunta, volviéndose hacia mí.
Haciendo una mueca, le digo—: Necesito una plancha, y bueno, un
secador de cabello y algunos cepillos. Acabo de aprender cómo
acomodar mi cabello, pero no tengo nada con qué hacerlo.
—¿Tu la llevaste a que se arreglara el cabello? —consulta mi mamá,
mirando a Jeremy.
—Sí, lo hice. Quiero decir, puedo comprarle las cosas. No hay
problema —responde.
Mi madre niega.
—No, le daré algo de dinero. Creo que debería haber sido la que la
llevara.
—Está bien —le digo—. Me divertí mucho.
—Bueno, te ves bonita —suspira mi mamá—. ¿Por qué no sólo te doy
mi tarjeta de débito? Sabes cuál es el pin.
Jeremy se adelanta.
—Eres más que bienvenida a venir.
Página | 44 ¡NO! ¡JEREMY! Rápidamente tartamudeo:
—Está bien.
—Sí... bueno, no, iré al bar... quiero decir, a ver a mis amigos. No estaré
en casa hasta muy tarde —dice mi mamá en voz baja.
—Está bien. Creo que vamos a conseguir algo de comer, también. ¿A
menos que quieras que cocine algo? —le pregunto a Jeremy—. Sólo
tendría que ir al supermercado.
Sonriendo, Jeremy dice—: No, te ves maravillosa. Tenemos que
mostrarte.
—Creo que necesita que la enseñes —mi mamá se ríe—. Tienes un
novio delicioso.
—Oh —le interrumpo—, no es mí...
Deteniéndome, Jeremy dice—: Gracias, pero soy afortunado de tener
una hermosa novia.
—Gracias —le susurro, mirándolo. Sólo me guiña en respuesta.
—Iré por mi tarjeta de débito —murmura mi madre, mientras camina
hacia la puerta principal. Su pie se desliza un poco. Oh no, ya ha estado
tomando.
Corro hacia ella.
—Mamá, umm, ¿Quieres que te lleve con tus... amigos? Tal vez no
debas conducir.
En un instante, su personalidad cambia.
—¿Por qué necesitaría un paseo?
—Mamá —siseo en voz baja—. No puedes manejar así. ¿Qué pasa si
te quedas tirada otra vez?
Al abrir la puerta de un tirón, mi mamá gruñe—: Llamaré un taxi.
Mi corazón se rompe. Miro a Jeremy. Sólo puedo imaginar lo que está
pensando. Sus ojos se quedan fijos en los míos, y me da una sonrisa suave.
Mientras mi mamá entra en la casa, simplemente se acerca a mí.
Envolviendo sus brazos alrededor de mí, susurra—: Mira, no me iré a
ninguna parte.
Envolviendo mis brazos alrededor de él, respondo—: Gracias. —
Mientras lo dejo ir, digo—: Ella está teniendo un buen día. La mayoría de las
veces es mala y desagradable.
—Bueno, sigamos adelante y terminemos de tener un gran día. No
Página | 45 necesitamos pensar en esto.
—Gracias —suspiro—. Vamos, ella se distrae con facilidad, por lo
general por una botella de licor. Es fin de semana. No hay nada que la
detenga.
Al abrir la puerta, paso al interior con Jeremy justo detrás de mí.
—Entonces, esta es mi casa —digo, cerrando la puerta—. Hago toda
la limpieza, así que si algo está desordenado, lo siento.
—Quiero ver tu habitación —afirma Jeremy—. ¿Está arriba? —Empieza
a caminar hacia las escaleras.
—¿Por qué te gustaría ver mi habitación? —pregunto, esquivando
delante de él para cerrarle el paso.
Sigue caminando, empujándome hacia la escalera.
—Porque somos amigos ahora, y los amigos tienen que ver la vida del
otro. Yo te mostraré la mío, si me muestras la tuyo.
—¿¡Qué!? —jadeo.
—Te mostraré mi apartamento, si me muestras tu habitación —dice él
riendo.
Tratando de mantenerlo quieto, le digo:
—No.
De repente, me levanta y me lanza por encima del hombro.
—Sí.
—Jeremy —Trato de no gritar tan fuerte.
Se ríe y sólo sube los escalones. Me va a dejar caer. Me voy a morir.
Voy a caer por las escaleras y a morir.
—¿Qué puerta es? —pregunta Jeremy, mientras por fin llegamos a la
cima.
—¡Suéltame! —exijo.
Entonces, lo hace.
—¿Cuál es?
—Ésta —suspiro, haciendo un gesto hacia la puerta detrás de él—.
Nadie ha estado en mi habitación desde que tenía 13. No esperaba
compañía.
—Está bien —dice Jeremy—. Espera a que veas mi apartamento.
Parece que nadie ha estado allí en 13 años. Tengo que limpiar, pero
siempre parezco desviarme.
Eso me hace sonreír.
Página | 46 —Pero recuerda, te debo una. Entonces, tengo que limpiar.
Poniendo una sonrisa muy retorcida en su rostro, Jeremy ríe.
—Es correcto. Oh, tienes las manos llenas.
Sacudo la cabeza y abro la puerta de mi dormitorio. Un nudo de
nerviosismo se encuentra en mi estómago.
—Así que, este es mi arte.
—Oh… mi... Dios... Isabelle. Esto es... simplemente increíble.
Jeremy se acerca a la primera pared. Todas y cada una de mis
paredes están cubiertas con mi arte. Mis mejores piezas están enmarcadas.
El resto son collages. Con cuidado, mira cada cuadro.
—Te haré una promesa —susurra Jeremy.
—¿Cuál? —pregunto, acercándome a él.
Volviéndose para mirarme, Jeremy dice—: Haré todo lo posible en mi
poder, para asegurarme de que vayas a la escuela por esto. Lo digo en
serio.
—Ojalá —le respondo—. Ese sería un sueño hecho realidad.
—Llegaremos hasta allí, incluso si tengo que vender algunos de mis
órganos.
Eso me hace reír.
—Sólo si son órganos buenos.
Jeremy sonríe. Se vuelve para mirar las piezas enmarcadas.
—Podría pasar el resto de la noche mirando tu trabajo. Diría que
deberíamos conseguir una botella de vino y hacer precisamente eso, pero
por desgracia, sigues siendo sólo una niña.
Le doy una palmada en el hombro.
—¡Soy sólo tres años más joven que tú!
—Sí, lo sé —se ríe—. Todavía tienes mucho que aprender, saltamontes.
Estrechando los ojos, tengo que preguntar.
—¿Es así como me ves? ¿Cómo una niña?
—¿Qué? —responde, volviéndose para mirarme.
—Nada —le digo, sacudiendo la cabeza. Señalando el cuadro junto a
Jeremy, le digo—: Esta es mi pieza favorita. Ella era la viejita con la que era
voluntaria. Bueno, déjame retroceder, hace un año me presenté como
voluntaria en un centro de cuidados paliativos. Se llamaba Rita. Era la
ancianita más dulce, y tenía las mejores historias que contar de su vida. La
cosa es que su familia no tenía nada que ver con ella. Estaba sola y
muriendo. Me rompió el corazón. Nos hicimos muy buenas amigas. Me
Página | 47 quedé con ella y estuve realmente allí cuando murió. De lo contrario,
habría estado sola. No pude ser voluntaria más después de eso. Era lo más
parecido que tuve a una abuela. No fue por tanto tiempo, pero dejó una
gran huella en mí.
Jeremy ve con mucho cuidado el dibujo.
—Es muy difícil ver que alguien muera.
—Lo es —le respondo—. Especialmente cuando es alguien tan
inocente, dulce y una persona buena. Casi parece mal.
De pronto, enderezándose, Jeremy toma una respiración fuerte.
—Sí, la muerte puede ser... muy injusta.
—¿Alguna vez perdiste a alguien? —pregunto.
Pasando esquivándome para ver más de mi arte, Jeremy no dice
nada por un minuto. Finalmente, responde en voz baja—: Creo que todos
hemos perdido a alguien en algún punto.
De repente, la puerta se abre.
—Esta es la primera vez que he tenido que preocuparme por un chico
en tu habitación.
Nos volvemos para ver a mi madre. Tiene una copa en una mano y su
tarjeta de débito en la otra.
—Jeremy sólo está viendo mi trabajo —le digo.
—Bueno, aun así, creo que es hora de que hablemos sobre control de
natalidad.
Oh, Señor, ¡ten misericordia de mí!
—¡Mamá! —grito—. ¡No digas cosas como esa delante de la gente!
Jeremy resopla detrás de mí.
—Señora, no tiene que preocuparse por esas cosas.
—Entonces, ¿le estás proporcionando protección? —Mi mamá difama
un poco—. Será mejor que lo estés haciendo.
Me voy a morir.
—Mamá, no estamos teniendo sexo. No seas ridícula.
—Miro la televisión. ¡Sé lo que pasa en estos días, todas esas personas
de su edad siendo promiscuas!
—Mamá —siseo bruscamente—. Soy virgen, así que no hay nada de lo
que necesites preocuparte.
Empuja hacia adelante la tarjeta de débito.
—Aquí, consigue lo que quieres. Debes comprar ropa nueva, también,
Página | 48 para que acompañen a tu cabello.
—Estamos planeando hacer eso el próximo fin de semana —responde
Jeremy amablemente.
Asintiendo, mi madre murmura—: Bueno, iré al bar ahora.
—¡Diviértete! —digo con sarcasmo, pero pasa completamente
desapercibido para ella. Volviéndome hacia Jeremy, exclamo—: ¡Lo siento
por mi madre!
Jeremy se ríe.
—Está bien.
—No está bien —suelto—. ¿Cuán más horriblemente avergonzada
podría estar?
—Podría habernos dicho que fuéramos a comprar algunos
anticonceptivos.
Mis ojos casi explotan.
—Probablemente me habría muerto.
—Deberías utilizar protección siempre —dice, con una gran sonrisa
—¡Jeremy! ¡Cállate!
Eso lo hace reír aún más.
—Esto hace mi día.
—Me alegro de que te resulte tan gracioso —murmuro.
—Relájate, al menos no nos dio la charla. —Solo lo miro con una
mirada en blanco. Estrechando los ojos, pregunta—: Tuvo esa
conversación contigo ¿no?
Mi cara se calienta de rubor.
—Uf, más o menos, hemos tenido algunas conversaciones extrañas,
mientras está borracha.
Con una enorme sonrisa en su rostro, Jeremy pregunta—: ¿Tengo que
hablar contigo al respecto?
—¡No! —prácticamente grito—. En verdad necesitamos cambiar de
tema.
—¡Pero esto es tan divertido!
Lo miro y articulo fuertemente.
—No, no lo es.
—Bueno, si alguna vez tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla.
Ahora, realmente quiero estar en otra parte.
—¡Nunca te preguntaría acerca de ESO!
Página | 49
Inclinándose hacia adelante, dice.
—Se llama ssseeeexxxxooooo.
Eso hace que me tape la cara con las manos.
—¡Se llama cállate!
Jeremy sigue riendo, pero va a la última pared con mi arte.
—Eres una artista increíble.
—Gracias —digo, agradecida por el cambio de tema—. ¡Oh! Eso me
recuerda. Te hice algo. —Bajo mi mochila y la abro.
—Oh, oh, oh, ¿está hecho de macarrones? —bromea Jeremy
vertiginosamente.
—Ahora no lo tendrás —me río—. Te burlaste de mis macarrones
Acercándose a mí, Jeremy réplica.
—Me encanta el arte con macarrones.
—Bueno, entonces te sentirás decepcionado. —Saco el dibujo—. Lo
diseñe para ti, haces que se vea bien, y bueno, hice la moto lo mejor que
puede. Por lo tanto, no es la mejor. —Con cuidado, se lo entrego a Jeremy.
—Isabelle —susurra en voz baja—, esto es fantástico. ¿Lo hiciste
anoche?
Asiento y le respondo.
—Sí. —Me acerco a mirar por encima del hombro—. ¿Te gusta?
Miro a Jeremy verlo. Es un boceto de él sentado en su moto, junto al
claro.
—Me siento privilegiado de que me hayas dibujado. Lo enmarcaré y
pondré en mi sala de estar.
—Oh, no —suspiro—. Tendrás personas allí y luego la verán.
—¿No es ese el punto del arte? —pregunta, mirándome.
Mis ojos se apartan rápidamente.
—Sí, pero realmente no le he mostrado mi trabajo a las personas.
—¿Este es mío? Me lo darás, ¿verdad?
—Sí —respondo—. ¿Por qué?
Acercándose a mí, él susurra.
—Pondré esto en mi apartamento, y lo mostraré con orgullo. Es
hermoso. Necesitas mostrarle a la gente tu arte.
Levanto la vista hacia él.
—¿Somos amigos, como verdaderos amigos?
Página | 50 —Oh, sí. Totalmente —responde serio.
—Pues bien, estoy feliz de que hayas venido a mi vida. Me haces sentir
mucho mejor conmigo misma, y me alegro de que pueda compartir la
mejor parte de quien soy contigo. Eres la primera persona que realmente
ve mi arte.
Con una sonrisa, Jeremy responde.
—Soy más privilegiado.
Eso me hace feliz. Él me hace feliz.
—Bueno, tenemos que irnos. Estoy comenzando a tener hambre.
—Gracias por el regalo.
Niego.
—No es nada, hiciste tanto por mí. —Mirando hacia él, le digo—:
Todavía no sé por qué.
—Bueno, quería ayudar, pero ahora, me gustaría ser tu amigo.
Jeremy se detiene.
—Eres una chica genial. No entiendo por qué no tienes más amigos.
Me encojo de hombros, y respondo.
—No tengo ninguna autoestima y soy muy tímida.
—Haremos que superes eso. Vamos, vamos, ¿A menos que quieras
hablarle a tu madre más sobre ESO?
—No dejarás ir eso, ¿verdad? —pregunto.
Moviendo las cejas, Jeremy responde.
—¡No!
—Vamos —murmuro, agarrando su mano y tirando de él a través de
la puerta.
—Espera —dice Jeremy, tirando de mí hasta el tope. —Me acabo de
dar cuenta al mirar esta foto. Este tipo en tus bocetos, es Eric.
Mi mano se acerca para cubrir mi cara.
—Tenía la esperanza de que no lo notaras.
—¿Realmente te gusta tanto?
¿Lo hago?
—Es como... el único hombre con el que he tenido un flechazo.
Apenas lo conozco. Es tan lindo y muy bueno por lo que he oído.
Jeremy mira de cerca la foto.
—Tu foto se ve mejor de lo que él se ve en persona.
Página | 51 —¡Jeremy! —lo castigo.
—¿Qué? —ríe—. Si quieres, trato de conseguirle una cita con él.
Cruzando los brazos, pregunto.
—¿Cómo vas a hacer eso?
—Haciéndote algo que él realmente quiera —réplica Jeremy—. Él
debe quererte por quien eres, pero si realmente deseas conseguir una cita
con él, entonces te ayudaré.
—Ahora, eso sería genial. Sería un total cliché.
Con una mirada burlona, Jeremy dice.
—¿Por qué?
—La chica tonta consigue al chico guapo. Estoy en mi propia película.
Una carcajada sale de Jeremy. —¿Soy la hada madrina?
—¡Sí! —le grito, aplaudiendo con las manos—. Mira, ahí es donde no
es una película. Las hadas madrinas no son por lo general chicos calientes
—río.
Arqueando la ceja, Jeremy consigue una sonrisa desviada.
—Entonces, ¿crees que soy caliente?
Al instante, mi cara se pone de color rojo.
—¡Cierra la boca! Dios, qué manera de arruinar un momento.
Jeremy me agarra rápidamente en sus brazos.
—Estoy más que feliz de ser tu dios caliente hada padrino.
—¡Bájame! —me río—. Vamos.
Capítulo 4
Caminamos a través de la tienda burlándonos uno del otro.
Página | 52
—¿Dónde vamos a conseguir estas cosas? —pregunta Jeremy.
—¿Tal vez en salud y belleza? No tengo idea —respondo.
—¡Oh! —dice Jeremy—. ¡Espera, necesitamos ir por este pasillo!
Miro y rápidamente doy un paso atrás.
—¡No!
—¡Sí, tu madre dijo eso! —Jeremy pone sus brazos a mí alrededor y
empieza a empujarme por el pasillo de anticonceptivos.
Riendo grito—: ¡Jeremy, déjame ir!
—No, creo que tenemos que pasar por esto.
Sin poder salirme de su agarre, trato de patear su pie. Y solo me
levanta en el aire.
—¡Déjame ir, idiota!
Finalmente me baja y me sostiene en mi lugar.
—Estoy tratando muy duro de avergonzarte.
—¿No crees que hago un buen trabajo por mi misma? —pregunto.
—Nah, necesitas mi ayuda.
Girando, salgo de su agarre y camino de vuelta por el pasillo.
De pronto, estoy de cara con Eric.
—Oh —tartamudeo—. Hola.
—Hey —responde lentamente. Sus ojos observando a Jeremy. Quien
está, por supuesto, parado al lado de los condones. Lo voy a matar. Eric
me mira.
—Le hiciste algo diferente a tu cabello.
—Oh —digo, poniendo la mano en mi cabeza—. Sí, lo hice hoy.
Jeremy viene detrás de mí.
—Creo que luce preciosa, no es que no fuera bonita antes.
Con un cabeceo, Eric dice—: No, luce bien. —La esquina de su boca
se tuerce en una sonrisa.
—Bueno —interviene Jeremy—. Necesitamos ir por unas cosas.
¿Quieres que agarre algo, Izzy?
Voy a golpearlo. Voy a golpearlo y luego morirá.
—No —siseo.
Se ríe y dice—: Está biiiieeeennnn.
Los ojos de Eric se abren y solo me mira.
Página | 53
—Tu cabello quedo realmente bien.
—Gracias —respondo tímidamente, sonrojándome.
—Vamos, cariño —dice Jeremy, tomando mi mano—. Tenemos que
comprar otras cosas.
Empieza a empujarme pasando a Eric.
—Te veo luego —tartamudeo hacia Eric.
—Adiós —responde, saludando con la mano.
Cuando estamos lo suficientemente lejos, giro hacia Jeremy y susurro
severamente.
—¿Cómo se supone que tendré una cita con él si siempre nos
interrumpes cuando hablamos?
—Quieres lo que no puedes tener —responde Jeremy seriamente—. Si
te arrojas a él, te convertirás en una desesperada. Si piensa que tiene que
trabajar por ti, entonces es un reto. Confía en mí en esto.
—¿Tienes muchas citas? —pregunto.
Una enorme sonrisa aparece en el rostro de Jeremy. Se gira para
mirarme con un brillo en sus ojos.
—¿Depende de lo que quieras decir con muchas?
—Como, ¿qué tanto tienes citas?
Encogiéndose de hombros, responde.
—De una vez a la semana, a veces dos.
—Oh —chillo—. ¿Estoy parándote de tener una cita esta semana?
Puedes ir donde alguien más, si quieres. Quiero decir, hicimos suficiente por
hoy.
—No, no necesito una cita, te tengo a ti. Ha sido un largo tiempo
desde que tengo una chica… bueno, amiga. Es genial.
Eso me hace sonreír.
—Es genial tenerte como amigo, también. Sería bueno tenerte para
que me aconsejes si decido empezar a salir. Nunca he estado en una
antes.
—Bueno, te daré paso por paso entonces —Ríe—. Y te llamaré a
media cita y preguntaré cómo está yendo. Si va mal, puedes pretender
que tu casa se quema e irte.
Me río histéricamente.
Página | 54 —¿Las personas realmente hacen eso?
—Estarías sorprendida por las excusas que he tenido que dar para salir
de una mal cita.
—Jeremy —lo regaño—. ¡Eso es horrible!
Poniendo una mirada de sorpresa, chasquea.
—Las chicas lo hacen todo el tiempo, y está bien. Un chico lo hace y
somos catalogados como idiotas.
Hmmmmm.
—Sí, pero los papeles se invierte en eso, también. Un chico duerme
con un montón de chicas y está bien. Una chica duerme con un montón
de chicos y es catalogada como una puta.
—Ok, si un chico duerme con un montón de chicas, es un puto.
—Así que… —digo lentamente—. ¿Tú no duermes con todo el
mundo?
Jeremy estrecha sus ojos, su expresión no tiene precio.
—¿Realmente quieres hablar acerca de mi vida sexual?
Rápidamente, sacudiendo mi cabeza, digo—: ¡No, lo siento! Olvida
que dije eso. —Cubro mi rostro—. Algunas veces, digo lo que está en mi
cabeza y no lo pienso.
—Te lo dije, si tienes curiosidad acerca del asunto, puedes
preguntarme lo que sea.
Instantáneamente gimo.
—No, por favor, solo olvida que dije algo.
Obviamente, sin ser capaz de mantener la compostura, Jeremy
explota en risas.
—La respuesta es no. Normalmente no duermo con todo el mundo.
—¿Por qué el tema sigue surgiendo? Esto es ridículo. ¡No más charla
de sexo! —articulo fuertemente, gesticulando con mis manos.
Cuando levanto la mirada, veo una señora mayor frunciéndome el
ceño. Oh, genial. Le doy una débil sonrisa. Aparta la mirada y camina con
arrogancia pasándonos.
—Está bien, bueno, creo que tus cosas están al final de este pasillo —
dice Jeremy, señalando el pasillo a la derecha de nosotros. Doblamos y
veo las planchas de inmediatamente.
—Bien, necesito un secador, una plancha y algunos cepillos.
Página | 55 Tomando una plancha del estante, Jeremy grita—: Eso luce peligroso
y posiblemente doloroso.
—Sí, bueno, lo necesito —digo.
—Creo que deberías comprar esta —dice, sosteniendo una plancha—
. Es rosa.
Luciendo molesta, pregunto—: ¿Luzco como una chica rosa?
—Hmmmmm, tal vez no —responde, poniéndola en su lugar—. Oh,
¿qué hay de este?, es un rizador.
—¿Qué es un rizador?
Jeremy apunta a la pintura.
—Eso es, creo.
—Probablemente sería un desastre si lo intento —respondo—. Solo
necesito una plancha normal. —Mirando todas las demás, tomo una y leo
detrás.
—Hey, quiero esta. Seca y alisa. Eso elimina toda una etapa.
Tomándola de mí, Jeremy lo lee con cuidado.
—¿Debbie sugirió está?
—No —respondo—. Pero, vamos. Así no tengo que secar mi cabello.
—Digo…. Tomaremos este, una plancha normal y un secador.
Entonces, tienes todo y algo de respaldo.
Bufo.
—¿Quién iba a saber que arreglar tu pelo requiere todo un arsenal de
artefactos?
—Oh, necesitas tener esta secadora —exclama Jeremy. Él toma una y
me la muestra—. Tiene una calavera en ella.
—Magnifico —respondo—. Mi secador malo.
La risa de Jeremy es hilarante.
—Cada chica debería tener uno de estos.
—Entonces ese es el que compraré. —Mirando de nuevo las planchas,
tomo una que es plana—. Listo, ahora necesito dos cepillos diferentes y
terminamos.
Jeremy se gira y camina por el pasillo. Lo veo y entonces me atrapo a
mi misma mirando su trasero. Sacudiendo mi cabeza mortificada, hago
que mis ojos miren a otro lado. ¡En serio Isabelle! No siendo capaz de
evitarlo. Vuelvo a mirar.

Página | 56 Entonces como si lo sintiera, Jeremy se da la vuelta y me mira.


—¿Vienes?
—Sí —farfullo. Mi rostro caliente y oro para que no me vea sonrojada.
Esta vez me aseguro de que mis ojos miren el suelo. Cuando estoy a su
lado, él solo me mira.
—¿Estás bien?
—Hmmmmm —murmuro—. Consigamos los cepillos.
Se encoge de hombros.
—Está bien.
Después que los tomamos, nos dirigimos hacia la caja.
—¿Estás segura de que no quieres que pague por esto?
—¿Por qué estás tan firme acerca de esto? —pregunto—. ¿No tienes
facturas?
—Solo me estoy asegurando. No quiero repercusiones de tu mamá.
Sacudo mi cabeza.
—Tenemos dinero. Actualmente tiene un buen trabajo. Es una
alcohólica funcional. Durante el día toma un poco, pero en la noche y los
fines de semana, es muy diferente. Sus padres murieron antes de que yo
naciera y le dejaron una herencia. Eso ha ayudado.
—Realmente siento que tengas que lidiar con eso por tu cuenta —
dice Jeremy tranquilamente.
Mi corazón se vuelve pesado.
—Sí, yo también. Solía desear tener hermanos, pero sé que tendrían
que aguantar esto también y no podría hacerle eso a nadie.
Dejamos todo en la cinta transportadora. De repente siento los brazos
de Jeremy a mí alrededor, tira de mí contra él.
—Sé que no me conoces, y entiendo eso, y no quiero espantarte,
pero estoy aquí para ti. No tienes que pasar a través de esto sola.
Levanto la mirada y sonrío.
—Gracias.
Poniendo una sonrisa maliciosa en su rostro, Jeremy susurra—: Debería
asustarte, sabes.
—Todavía estoy esperando a que me mates y me escondas como en
alguna bizarra película tipo Thriller.
—Sí, y no he resuelto todavía que te voy a hacer, así que en este
momento, puedes seguir viva —dice Jeremy, entrecerrando los ojos.
Página | 57 Con una exclamación, grito.
—¡Genial!
Jeremy se ríe y me empuja hacia la línea. La chica en la salida no
puede apartar los ojos encima de él. Veo esto y trato de no sonreír. Jeremy
se da cuenta. Camina hacia la cajera.
—Hola.
—Hola —responde, de forma femenina, en una especie de manera
risueña. Pongo los ojos en blanco—. ¿Encontraste todo lo que necesitabas?
—Sabes, estuvimos un poco colgados en el pasillo de los
anticonceptivos, pero lo resolveremos. —Le doy a Jeremy una patada en
la espinilla. Se inclina y grita—: ¡Ay!
Cruzo los brazos y sonrío.
—No hay necesidad de un método anticonceptivo cuando no
puedes ponerte de pie.
Volviendo su mirada en mí, dice—: Bueno cariño, ahora no vas a
necesitarlos por un tiempo.
—Boohoo —me quejo, como un gesto de que estoy llorando.
—Así que, ¿lo encontró todo, entonces? —pregunta la cajera,
mirándonos.
Asiento con la cabeza.
—Sí, lo siento por él. Solo lo dejo salir fuera de la casa una vez al mes, si
puede ver por qué. —Doblándose de la risa, Jeremy da la vuelta. Me
acerco y le palmeo la espalda—. Está soltero por si estás interesada.
—Oh, cariño —interviene Jeremy—. ¿Me estás dejando?
—Sí —le contesto de forma dramática—. Me voy a mudar a mayores y
mejores cosas.
Dando a la cajera su seductora sonrisa, Jeremy le pregunta:
—¿Cómo te llamas?
La cajera lo mira como si estuviera loco y empieza a registrar los
artículos. No le toma mucho tiempo terminar.
—Su total es de 85.68.
—Ahora, tienes que pagar por tus cosas. Ya no seré quien te
mantenga —dice Jeremy, cruzando los brazos.
—Bien —suspiro—. No sé lo que haré ahora. Oh, espera, se llama una
tarjeta de débito. —Tomo la tarjeta y la paso por la máquina. Me toma un
segundo recordar el pin de mi madre, sin embargo. Rara vez gasto dinero
en algo.

Página | 58 Mientras la cajera me entrega mi recibo, Jeremy se inclina.


—¿Estás segura de que no quieres darme tu nombre?
Empiezo a empujarlo. En cuanto a la cajera, le digo.
—Lo siento, aún no ha comido.
Jeremy carga las bolsas y salimos por la puerta. —¡Eres demasiado
divertida! —grita.
—Para alguien que está dispuesto a cambiar mi vida y librarme de las
malvadas brujas de la escuela, ¿de seguro estás listo para avergonzarme
más de lo que ellas alguna vez pudieron?
—Sí, pero yo puedo hacer eso porque somos amigos. Está en los
principio de la amistad —responde Jeremy.
Riendo, respondo—: ¿Hay principios de amistad?
—Sí —dice con orgullo—. Hablaremos acerca de los principios de la
amistad mientras comemos la cena. Así que, ¿quieres aprender a
conducir?
—¡No en este auto, NO! Tampoco puedo conducir con cambios —le
digo en serio.
Apoyado en su coche, Jeremy exclama.
—¡Qué presumida! No sólo aprendes a conducir en un GTO 1967, sino
que aprendes a conducir con cambios. Eso sería increíble. Si solo hubiera
sido tan privilegiado.
—Estás loco. —Me río—. Podemos hablar más tarde sobre cómo voy a
aprender a conducir. Tengo que obtener mi licencia temporal.
—Haremos todo el lunes después de la escuela —dice Jeremy—.
Debemos conseguir que corras a velocidad y tenerte conduciendo.
Niego con la cabeza.
—En verdad tienes un montón de planes para mí. ¿Cuándo vas a vivir
tu vida? Tener esas citas de las que estabas presumiendo.
—Nunca presumí de mis citas —dice Jeremy—. Por lo general,
terminan mal.
Subimos al auto.
—¿Por qué terminan mal?
—Eh, encuentro a la chica molesta, insípida o poco profunda y me
aburro. Las chicas generalmente van por mí porque soy guapo y tengo un
buen auto y moto. Rara vez es por mí.
—Es triste —le respondo.
Página | 59 Con una gran sonrisa, Jeremy dice—: Sí, lo sé, pero eso es lo que
sucede cuando se tiene una diabólica buena apariencia.
—Oh, vaya —me quejo—. ¿A dónde vamos a comer?
Saliendo del lugar de estacionamiento, Jeremy responde.
—Un pequeño restaurante italiano. Me muero por su lasaña.
—Hago muy buena lasaña —afirmo, mirando a través de mi bolsa.
—Bueno, entonces tendrás que hacerla para mí en algún momento —
dice. Cuando Jeremy se da la vuelta y se desplaza, me mira—. Te ves muy
linda, sabes.
Eso me hace sonreír realmente.
—Gracias. Nunca he oído eso antes en mi vida.
—Eso es muy triste —suspira Jeremy.
—Me lo dices a mí —murmuro.
Estirando la mano Jeremy enciende a todo volumen la radio y canto
junto a ella. Al menos nos gusta la misma música. Lo miro y me río. Me
sonríe. Tiene una sonrisa muy bonita. Mirando por la ventana, tomo una
respiración profunda. Nunca he tenido tanta diversión. Sólo pido para que
no me explote en la cara.
Cuando llegamos al restaurante, Jeremy abre la puerta para mí.
—Eres todo un caballero —le digo.
—Por supuesto —responde—. Alguien fue muy estricto con mis
modales.
—¿Tus padres? —pregunto.
Parece sin embargo, que ignora mi pregunta. Jeremy camina hacia la
anfitriona y dice: —Mesa para dos, por favor.
La anfitriona toma dos menús y dice.
—Síganme.
Sacudo mi cabeza, porque él solo se aleja con la anfitriona. ¿No me
escuchó? Claro que sí, Isabelle, no necesita responder todas tus preguntas.
Debbie dijo que él no hablaría de su pasado, ¿por qué lo haría contigo?
Acabamos de conocernos. Estoy siendo una tonta. Con un suspiro los sigo
hasta la mesa.
Nos sentamos y miro mi menú inmediatamente. El silencio es más bien
incómodo. De pronto Jeremy baja su menú.
—No necesito mirar el menú. Sé lo que quiero. —Inclinándose hacia
delante dice—: Deberías pedir el pollo Alfredo o Pesto Tortellini o el pollo
Página | 60 parmesano. Esos son mis favoritos, o, puedes pedir la lasaña, también. ¡Es
asombrosa!
—¿Y qué si no quiero nada de eso? —pregunto sonriendo.
Dramáticamente cruzando sus brazos, se sienta hacia atrás.
—Pues bien, no me escuches.
Eso me hace reír.
—Bien, voy a querer el Pesto Tortellini.
—Buena elección —responde.
De pronto, una camarera camina hacia nosotros, y mi, oh mi Dios, es
hermosa. Mis ojos se posan en Jeremy y tiene una enorme sonrisa en su
rostro. La camarera sonríe en respuesta.
—Hola, mi nombre es Vicky. ¿Puedo traerles algo para tomar?
—Bueno —Jeremy dice—: Me gustaría una copa de Merlot, por favor.
—¿Puedo ver su identificación? —pregunta.
Sacando su billetera, Jeremy dice—: Definitivamente. —Saca su
licencia y se la pasa.
Mira la licencia y luego a él.
—Bueno, Jeremy, veo que eres mayor de edad.
—Sí —enfatiza—. Vicky. Tengo 21. ¿Luces como de 19?
—Oh, no eres dulce. —Vicky ofrece una risilla—. Tengo 23.
Ruedo mis ojos, pero por suerte, ninguno lo nota. Por supuesto, podría
desaparecer y ninguno de los dos se daría cuenta. Me recuesto y veo el
espectáculo.
Jeremy dice.
—No te había visto aquí antes.
—En realidad acabo de empezar —responde Vicky, poniendo su
cabello detrás de su oreja—. ¿Vienes aquí frecuentemente?
¡Oh caramba!
—En realidad, sí. Tal vez tendré que pedirte como mi camarera desde
ahora.
—Solo si tu propina es buena —Vicky ríe de nuevo.
Inclinándose hacia delante, Jeremy dice—: Muy buena propina.
Esa escena deja a Vicky fascinada, porque ofrece una gran sonrisa
—Suena bien para mí. —Levanto mi ceja y los miro—. Déjame traer tu
bebida.
¿Ahora? Frunzo el ceño. ¿En serio?
Página | 61 —Oh —Jeremy dice—: Probablemente mi amiga quiera algo.
Vicky gira y me mira. Un poco vacilante pregunta.
—¿Qué vas a querer?
—Un té frío —respondo tranquilamente.
—Lo traeré enseguida —dice Vicky, girando para irse. Por supuesto,
tiene que mirar a Jeremy.
Él la mira irse y da la vuelta para mirarme. Mi cara debe de parecer
graciosa.
—¿Qué? —pregunta.
—Nada —bufo—. Necesito usar el baño. Volveré enseguida. Puedes
ordenar por mí.
—Está bien—dice.
Sacudo mi cabeza, tratando de ocultar una sonrisa. Es la primera vez
que lo veo coqueteando tan directamente. No tengo mucha experiencia
en esta área. Tan pronto como hago me dirijo hacia el baño, de repente
escucho.
—¡Oye!
Me giro hacia la voz.
—¡Oh, hola! —chillo.
—Dos veces en un día y fuera para comer otra vez —dice Eric,
caminando hacia mí—. Es una sorpresa.
—Sí —respondo, ya que nunca me has hablado antes.
Eric mira a través de la habitación a Jeremy.
—¿Estás aquí con tu novio?
—Él no es mi novio —digo—. No técnicamente.
Luciendo de alguna manera sorprendido, Eric responde—: ¿En serio?
¡Oh espera! Se supone que haga esto difícil…. Creo.
—Bueno, estamos discutiéndolo.
—Ya veo. —Eric sonríe—. Sabes, nunca hemos realmente hablado.
—Yup, lo sé.
Baja la mirada.
—Eso probablemente es mi culpa.
Es como si una ola de confianza se apoderara de mí.
—Sí, en parte es así. Nuestros casilleros han estado uno al lado del otro
por 4 años, pero hasta ahora, he tratado de estar fuera de tu camino.
Página | 62 —¿Por qué?
—No lo sé —digo tranquilamente, mirando hacia otro lado.
Cambiado su peso, Eric inclina su cabeza.
—Me gusta tu cabello. Luce genial en ti.
—Gracias, así que, ¿con quién estás aquí? —pregunto.
—Mi hermana y cuñado —responde, gesticulando detrás de mí—.
Justamente iba hacia el baño.
Con una sonrisa de nervios, digo—: Yo también.
—Bueno, déjame escoltarte hasta allí. —Eric mueve sus manos hacia
adelante.
Comienzo a caminar con él a mi lado.
—Nunca he estado aquí antes —declaro.
—Nosotros venimos aquí cada sábado, es como una noche de
hermanos. ¿Tienes hermanos o hermanas?
Tratando de no reír, digo.
—No.
—Crecí deseando algunas veces ser hijo único. Mi hermana y yo
nunca nos llevamos hasta que nos hicimos mayores. Mis pobres padres
tenían sus manos llenas.
—Es muy genial que ustedes puedan hacer cosas así.
Eric asiente.
—Sí, es genial. Mi hermana está embarazada, así que seré tío pronto.
—Felicidades —exclamo—. ¡Eso es grandioso!
—Sí, eso creo.
Llegamos al baño, y me giro hacia Eric.
—Bueno, obviamente necesitamos tomar rumbos separados.
Con una sonrisa asiente.
—Probablemente es una buena idea. De seguro puedo conseguir
problemas dentro del baño de chicas.
—Solo un poco —río—. Ha sido genial verte.
—Igualmente —responde, asintiendo.
Entro en el baño y cierro la puerta detrás de mí. Observo que no haya
nadie conmigo, salto. ¡Él habló conmigo! ¡Eric acaba de hablar conmigo!
¡No puedo creerlo! ¡Es genial! Rápidamente, voy al baño. No puedo
evitarlo, pero sonrío mientras lavo mis manos.

Página | 63 Cuando abro la puerta del baño, encuentro a Jeremy recostado


contra la pared.
—Estarías sorprendida de saber a quién acabo de ver —dice.
Silenciándolo digo—: Cállate.
—Está de vuelta en su mesa. No te preocupes —dice Jeremy
agachado—. Eric no puede escucharnos.
—¡Estoy empezando a creer que eres maligno!
Jeremy ríe. Pone sus brazos en mi hombro y me empuja fuera del
baño.
—Así que, ¿palpitó fuerte tu corazón?
—Oh, para —chillo—. Estoy sorprendida de que supieras donde
estaba. Me imaginé que tenías a Vicky en tu regazo.
Poniendo una sonrisa en su rostro, Jeremy dice—: Conseguiré su
número luego.
—¿Es tan fácil para ti? —pregunto.
Su sonrisa se hace más grande.
—Usualmente.
—Eres ridículo —declaro—. Quiero decir, ¿cuántas novias has tenido
este año?
—Bueno —dice Jeremy, mirando hacia arriba—. ¿Quieres decir con
cuántas chicas he tenido citas o cuántas novias he tenido?
Ruedo mis ojos.
—Ambos.
—He tenido dos novias y probablemente he salido con…. No lo sé,
ocho chicas además de eso.
Sorprendida, exclamo.
—¡Jeremy!
Ríe.
—¿Qué?
—¿Y encuentras esto satisfactorio?
Volvemos a la mesa y Jeremy se desliza en la silla.
—Nunca dije eso.
—Entonces, ¿¡por qué sales con tantas chicas!? —indago, curiosa.
—¿Por qué no? —responde, casi de forma brusca.
Agitando mi tenedor, digo.
—Supongo que no hay una razón por la cual no hacerlo.
Página | 64
—Yo… —empieza—. Bueno, me gusta tener alguien alrededor.
—Entonces, ¿por qué no una novia seria? —pregunto.
Jeremy me mira casi sin comprender.
—No he encontrado a nadie para eso.
—Bueno, eres un chico genial, entonces no creo que sea muy difícil
para ti encontrar a alguien.
Me mira y luego sonríe.
—Eres dulce.
—Solo digo la verdad —respondo.
—Serás una grandiosa amiga. ¡Oh! ¡Tenemos que hablar de los
principios de la amistad!
Me burlo y digo.
—¿En serio, principios de la amistad?
—Sí —responde, descasando sus manos en la mesa—. Primero, nunca
debemos mentirnos.
Asintiendo con mi cabeza, respondo.
—Eso parece una buena idea.
—Segundo, se nos permite molestar al otro si está de buen ánimo,
pero como el infierno que no si alguien más se mete contigo.
Una sonrisa cruza mi rostro.
—Gracias, aprecio eso.
—Tercero, debes lidiar con mi constante coqueteo con chicas. Viene
con el territorio.
—¡Oh vaya! —me quejo—. Está bien.
Con un levantamiento de ceja, Jeremy pregunta.
—Bueno, ¿coquetearás conmigo para satisfacer mi necesidad de
coqueteo?
—Jeremy, no podría coquetear aunque mi vida dependiera de ello —
respondo.
Frunciendo el ceño, Jeremy declara.
—Necesitaremos trabajar en eso.
—Oh, está bien —respondo con sarcasmo.
—Cuatro, ¡aprenderás a conducir en mi auto!
Ahora tenía que argumentar acerca de eso.
—¡No! Mataría a alguien o arruinaría tu bello auto.
Página | 65
—Te juro que lo harás bien —contesta, obviamente ignorándome—.
Cinco, confiaré en ti para ser mi amiga. No he tenido una de verdad en un
largo tiempo.
—¿Por qué? —pregunto, buscando algún indicio de su pasado.
Inmediatamente dice.
—Seis, no hablamos de mi pasado. El pasado de alguien es su
pasado, y debe dejarse en paz.
—Está bien —suspiro lentamente.
Observando con sus bellos, pero tristes ojos, dice.
—Siete, y la más importante. Quiero que confiemos uno en el otro. No
confío en las personas, pero siento que puedo confiar en ti.
—Trato. Ocho, confío en ti con mi vida personal. Lo oculto, así que
necesitas ocultarlo.
Jeremy extiende su mano.
—Trato, esos son nuestros principios.
—Suena bien para mí —respondo, sacudiendo su mano.
—Entonces, dime de qué estabas hablando con Eric.
Encojo mi hombro.
—Uh, mencionó nunca haber hablado conmigo antes. Le dije que era
cierto. Mencionó que su hermana está embarazada y que vienen aquí
todas las semanas. Fue una conversación realmente corta, Jeremy.
Jeremy golpetea su barbilla con sus dedos.
—Bueno, habló acerca de su familia. Lo que es una buena señal. Eric
está realmente próximo a la información familiar.
—¿Puedes no decir su nombre, por favor? —gruño en voz baja.
Rodando sus ojos, Jeremy dice.
—Bien. LO QUE SEA, al menos está hablando contigo. Ese es un paso
en la dirección correcta.
De repente, Vicky está detrás de nosotros. Miro hacia arriba. Ella le
sonríe a Jeremy.
—¿Cómo está tu vino?
Él titubea un poco.
—Oh, aún no lo he probado. —Levantando la copa, toma un sorbo—.
Es bueno, gracias.
—Tu copa tiene nuestro mejor vino —susurra Vicky—. No se lo digas a
Página | 66 nadie.
—Será nuestro pequeño secreto —responde Jeremy, guiñándole un
ojo.
La sonrisa de Vicky se hace más grande.
—Su cena estará lista pronto —dice—. Si necesitas algo, solo
pregunta.
—Me aseguraré de hacerlo —responde Jeremy muy suave.
Con los ojos en él, Vicky camina de espalda y luego gira. Jeremy la
observa irse.
—¡Jeremy! —siseo—. Pon tus ojos de vuelta en tu cara.
—¿Por qué? —ríe.
—Eres muy obvio.
Riendo, Jeremy dice.
—Esa es la parte divertida.
Tomo una respiración profunda.
—No puedo coquetear. Bueno, nunca he tratado de hacerlo. En
realidad, nunca he estado en una situación en la que debiera coquetear
—suspiro.
—Coquetea conmigo entonces —murmura, inclinándose hacia
adelante. Sus ojos marrones chocolate solo me miran. Me hace sentir
nerviosa—. Luces hermosa esta noche, lo sabes, ¿cierto?
Sonrojada, miro hacia otro lado.
—No diría eso. Solo me veo mejor
—No —Jeremy dice—. Eres hermosa. —Extiende su mano sobre la
mesa y gentilmente pone mi cabello detrás de mi oreja. Sus dedos
lentamente trazan el camino hacia mi mandíbula. Mi corazón por poco se
sale de mi pecho.
—¿Qué estás haciendo? —apenas susurro.
Sonríe.
—Haciendo que te sonrojes.
—Bueno, para —chasqueo incomoda.
Eso hace que ría.
—¿Por qué?
—¡Me estás poniendo nerviosa!
Jeremy me mira y suspira.
—¿Qué vas hacer cuando un chico realmente lo intente?
Página | 67
—No tengo idea. Probablemente tenga un ataque al corazón,
tartamudear y caer —gimo.
—No tienes fe en ti misma.
Levantando mi ceja, respondo.
—¿Tendrías fe en ti mismo, si fueras yo?
Antes de que pueda responderme, Vicky llega con nuestra comida.
Pone la mía en la mesa sin decir una palabra, pero definitivamente habla
con Jeremy. Eso me irrita.
—Aquí está tu lasaña. Espero que te guste.
—Oh, amo la lasaña de aquí —dice Jeremy suavemente. Estoy en
shock, porque no está mintiendo o eso pienso. Me mira—. Pero también
me encanta lo que tiene Isabelle, espero que le guste también.
Vicky me mira.
—Creo que así será. Si necesitan algo, chicos, déjenme saber.
—Lo haremos, gracias —respondo tranquilamente.
Sigue sonriéndole a Jeremy. El casualmente le guiña un ojo. Vicky
suelta una risita y camina de regreso.
Tomo una pieza de Tortellini y la como. ¿Por qué de pronto me siento
irritada?, no lo sé. Esa chica solo me envía en el camino equivocado. Risita,
risita mi nombre es Vicky. ¿Qué? ¡Luzco como una súper modelo, que bien!
Las chicas como ella lo tienen todo fácil. Me hace sentir enferma. Tomo
otra pieza de Tortellini.
—¿Qué te hizo el Tortellini? —pregunta Jeremy.
Levantando la mirada digo.
—¿Qué?
—Veo que pareces realmente molesta con tu comida. Se buena con
tu comida, y tendrá un mejor sabor.
—Lo siento —murmuro.
Jeremy baja su cubierto.
—¿Qué está mal?
—Nada. —Rápidamente tomo otra porción de comida y miro el
restaurante.
—Algo está mal. ¿Te hice enojar? Solo te estaba probando. Eso es lo
que pasará cuando un chico te coquetee. Nada de lo que dije fue una
mentira si eso es en lo que estás pensando.
Genial.
Página | 68 —No —me quejo—. Sé eso. Es solo que… eh… Nunca he tenido un
chico que me mire de la forma en que la miras a ella. Para algunas chicas
es muy fácil. Mira cuanto esfuerzo tengo que poner en eso. Solo me
parece injusto.
—Ella podría ser una perra total —responde Jeremy.
—¿Qué?
Inclinándose hacia delante susurra.
—Soy un chico atractivo. Sé eso. No es difícil atraer a las chicas. Tengo
una buena moto y un auto aún mejor. Eso lo hace muy fácil, pero cuando
se llega a esto, luego de algunas citas, debes mostrar tu propio color. Ella
puede ser la pintura perfecta, pero no tienes idea de lo que realmente es.
Podría vivir con 50 gatos. No tengo idea. Salir en citas y conseguir números
telefónicos puede ser aterrador y difícil.
—Eso está bien y todo —respondo—. Pero al menos tienes la opción
de conseguir número telefónicos. Este es el primer día en que me siento
incluso la mitad de normal. Conseguir el número telefónico de un chico
está a mil años luz.
Jeremy se estira y saca un lapicero de la mesa detrás de él. Toma su
servilleta y empieza a escribir algo. Solo levanto mi ceja. De pronto, me
pasa la servilleta. La tomo y miro. Jeremy solo sonríe.
—Ahora, tienes el número de un chico.
—Conseguir tu número no cuenta —suspiro, tratando de no reír.
—¿No me encuentras sexy? —pregunta con una enorme sonrisa. Solo
ruedo mis ojos—. Oh vamos, fuiste tú quien me dijo sexy primero.
Cruzando mis brazos, digo.
—Bien, eres muy guapo, pero ya sabes eso.
—Así que, técnicamente un chico sexy te dio su número.
—¡Eso no cuenta! Eres mi amigo. Anula totalmente el efecto.
Luciendo exasperado, Jeremy gruñe.
—Detalles, detalles.
—Come tu lasaña.
Río mientras tomo otro bocado de mi comida. Mis ojos solo miran su
número. ¿Por qué esto me hace sentir mareada? Eso es muy estúpido
Isabelle. ¡Sabes donde vive! Hago una pausa y luego me río.
—¿De qué te estás riendo? —Jeremy curiosea.
Página | 69 No puedo dejar de reír.
—Pensaba para mis adentros que dudo que Sonya alguna vez haya
conseguido el número de teléfono de un chico tan caliente antes. ¡Oh,
espera! ¡OH! ¡Idiota! ¡Me había olvidado por completo de las flores!
—Oh, vamos. ¡Eran hermosas!
—Sí, lo eran, pero ese es el punto. ¡Hablando acerca de ser el centro
de atención! Sonya me quito la tarjeta antes de que siquiera pudiera
leerla.
Jeremy para de masticar y dice—: ¿Fue un problema?
—No, no sabía lo que era una guillotina, sin embargo. Entonces este
chico le dijo que debería comprobar cómo funcionaba, y todo el mundo
lo encontró gracioso. Ella terminó luciendo bastante estúpida, así que al
final fue bueno. Fue simplemente vergonzoso que todos me miraran.
Poniendo una sonrisa bastante maliciosa, Jeremy responde.
—Bueno, lo hice para molestar a Sonya, así que mi plan funcionó.
Además, pensé que te gustarían. Las vi en tu habitación. ¿Las mantienes
ahí para así poder mirarlas y pensar en mí?
—¡Estás muy seguro de ti mismo! —digo juguetonamente—. Caray,
Jeremy, no todas las chicas caen a tus pies.
—Maldición, estoy perdiendo mi toque.
Los dos reímos y luego comemos la cena.

El resto de la conversación es acerca de películas y bandas que nos


gustan. Es bueno saber que tenemos mucho en común. Y al final de la
comida, Vicky trae la cuenta.
—¿Disfrutaron la comida?
—Sí, estaba MUY buena. TENDREMOS que volver —responde Jeremy
amablemente.
—Es bueno escuchar eso. Si necesitas algo más… por favor siéntete
libre y házmelo saberlo.
Jeremy solo le sonríe. Cuando se aleja, levanta la cuenta.
Un pequeño pedazo de papel cae de debajo. Recogiéndolo, Jeremy
sacude la cabeza.
—Ves, conseguir un número no es difícil para mí. Encontrar una chica
en la que esté realmente interesado es otra cosa.
—¿No la llamarás? —pregunto.
Encogiéndose de hombros, Jeremy responde.
Página | 70 —Probablemente lo haga. Solo estoy tratando de decirte que
conseguir un número no siempre significa que tendrás éxito.
—No sé si querría conseguir el número de un extraño —respondo—. Sin
importar que pase, soy tímida. Sería más fácil para mí salir con alguien si lo
conozco de algún tiempo.
—Eso no es algo malo —dice Jeremy—. Es probablemente mejor idea
que lo que yo hago. —Pone algo de dinero dentro de la carpeta de la
factura, y desliza el número en su bolsillo—. Vámonos, cariño.
Salimos de nuestras sillas.
—Gracias por la cena, Jeremy. Gracias por todo.
—Me alegra poder hacerlo. Ahora, te llevaré algún lugar, porque me
gustaría que hicieras un bosquejo para mí.
—Haré un bosquejo de lo que quieras —digo—. Te debo mucho.
Mirándome, Jeremy, enfatiza.
—No me debes nada.
—Bueno, sigo ofreciéndome a hacer lo que quieras.
Eso lo hizo reír.
—Ten cuidado con lo que le dices a la gente, joven dama. Un chico
puede tomarlo por otro lado.
Mis mejillas brillan a fuego de la vergüenza.
—No lo dije en ese sentido.
—Lo sé, solo estoy cuidando de ti. Vamos. —Jeremy gesticula para
que lo siga. Al ir por el pasillo. Se acerca y arroja su brazo sobre mí—. Pon tu
brazo alrededor de mi cintura —susurra.
—¿Por qué? —susurro por lo bajo.
—Solo hazlo. —Así que lo hago. Y tan pronto como caminamos fuera,
miro a nuestra derecha. Eric está sentado ahí. Sonríe y le sonrío en
respuesta. Ahora entiendo por qué estoy tocando a Jeremy. No es que sea
malo tener tus brazos alrededor de un chico caliente. Espero que sea tan
fácil tener a un chico tocándome en realidad. Jeremy lo hace muy
confortable y fácil de llevar.
Nos dirigimos hacia el auto. Jeremy me deja ir para abrirme la puerta.
—¿Por qué? Gracias. —río al entrar.
—Siempre le abres la puerta a una hermosa chica —responde.
—De seguro estas tratando de aumentar mi autoestima.
Recostándose contra la puerta, Jeremy dice—: Estoy tratando de que
veas que eres atractiva y alguien importante.
Página | 71 —Creo que me tomará un tiempo llegar ahí —digo tranquilamente.
Jeremy me da una sonrisa.
—Prometo que te llevaremos ahí.
Con eso, cierra la puerta.
Cuando entra al auto, Jeremy me mira.
—Así que, quiero que me dibujes algo, pero quiere decir, como
profesionalmente. Quiero ser capaz de enmarcarlo, tan grande como tu
libro y colorido.
—Digo que sí, haré lo que quieras.
—Está bien —responde—. Te lo mostraré.
Escuchamos música mientras conduce. Finalmente, llegamos a su
apartamento. Me giro y lo miro.
—¿Quieres que dibuje tu apartamento? ¿En serio?
—No —Jeremy ríe—. Te mostraré. Sal de auto.
Sacudiendo mi cabeza, salgo del auto. Jeremy inclina su cabeza para
que lo siga, así que lo hago. Las escaleras para llegar a su apartamento
son viejas y empinadas.
—Estas cosas son como trampas mortales —digo.
—Sí, ten cuidado. Me caí una vez y tuve suerte de que no rompí mi
cuello. —Cuando llegamos arriba, Jeremy se detiene y se gira—. Mi
apartamento es un desastre. No estés sorprendida. No te preocupes. Soy
limpio, pero soltero.
Bufo.
—Está bien. —Abre la puerta y lo sigo—. Debería preocuparme de
entrar a tu apartamento en la noche… sola.
—Si estás nerviosa, podemos irnos.
—¡No! —exclamo—. Estoy bien. Solo comentaba.
Jeremy asiente con su cabeza y enciende más luces. Mis ojos
escanean el apartamento. La mayoría es espacio abierto. La cocina da al
comedor y sala de estar. Hay un pequeño pasillo con tres puertas. El
mobiliario es sorprendentemente nuevo. Tiene un televisor de pantalla
plana en la pared y sistema estéreo. Bueno, Jeremy debe robar bancos...
un montón de bancos.
—Lindo lugar —digo lentamente.
Jeremy camina hacia la cocina.
—¿Quieres algo de beber?
—Seguro —respondo. Y continúo mirando alrededor. Hay cosas
Página | 72 apiladas en todos lados. Nada está realmente sucio. Solo parece como si
él ubicara todo en cualquier lugar donde está.
—Realmente voy a necesitar tu ayuda limpiando este lugar. No sabría
dónde irían tus cosas.
Cerrando la puerta del refrigerador, Jeremy suspira.
—Sí, Sí, va a ser un esfuerzo de equipo. Creo que una vez me
organice, te ayudará. En cierto modo me mudé, desempaque y
simplemente lo dejé allí.
—Veo eso —digo. Jeremy camina hacia mí y me ofrece una botella
de agua—. Así que, ¿qué quieres que dibuje?
—Esto —responde mientras señala a la mesa de la cocina. Sobre ella
hay un jarrón con lirios.
Entrecerrando los ojos, abro la boca y luego la cierro.
—¿Una chica te las envió?
—No —declara—. Siempre las tengo a mi alrededor. —Rápidamente
agrega—. No voy a entrar en el porqué de eso. Sé que no es una cosa de
chicos, pero son… seguridad para mí. Si le dices a alguien eso, lo negaré.
—Son preciosas —digo, oliéndolas—. ¿Qué clase de lirios son?
Jeremy saca una silla y se sienta.
—Lirios Stargazer, son hermosos. Todos los lirios son hermosos, pero
estos son especiales.
—¿Por qué? —pregunto. Luego rápidamente digo—. No importa.
¿Quieres que dibuje estos? ¿Cómo los quieres, en el jarrón o solo los lirios o
qué?
Hay una pausa mientras Jeremy mira las flores.
—Solo quiero dos de las flores. No me importa lo que hagas con el
resto. Quiero decir, no quiero un unicornio en el fondo, pero confío en tu
gusto. Vi suficiente alma en tu arte. Estas flores significan mucho para mí. Si
lo haces bien, te pagaré suficiente.
—Buscaré una imagen mañana en el Internet y empezaré mañana.
—No —rápidamente interfiere—. Te llevaré mañana a conseguir los
suministros y podrás dibujar estas. Son frescas, las conseguí ayer.
—¿Las compraste con mis flores? —pregunto.
Asiente.
—Esto significa mucho para mí.
—Lo que hiciste por mí también significa mucho. Nos podemos hacer
felices el uno al otro, entonces. Ya tengo los lápices y todo lo que necesito.
Página | 73 Lo único que necesito es el papel y la tela. Podemos conseguirlo mañana.
Tendrás que lidiar conmigo por otro día más.
—¿Quieres quedarte a dormir? —pregunta Jeremy.
Jadeo.
—¿Quieres que haga qué?
—Quédate —repite.
—Como… ¿en tu cama? —pregunto lentamente.
Riéndose entre dientes, Jeremy responde.
—Bueno, dormiría en el sofá y tú en mi cama. Creo que es una
pregunta un poco tonta, no muy apropiada para mí. A tu mamá
seguramente le daría un ataque.
—Mi mamá ni siquiera se daría cuenta, pero no me he quedado a
dormir en ningún lugar desde que soy una niña. Creo que quedarme en la
casa de un chico, incluso si es un amigo, es un gran paso para mí. Y tal vez,
probablemente un poco inapropiado.
—Nunca te toque —afirma Jeremy rápidamente. Mi boca cae abierta
y él extiende sus manos—. No lo tomes a mal. No me refiero a un toque-
toque. Solo estoy diciendo que estás a salvo conmigo.
Trato realmente duro de no reírme, y digo.
—Sé que estoy a salvo contigo. No debería de sentirme de ese modo,
pero lo hago. Podría quedarme, pero aún no estoy preparada. Sonya
probablemente estaría sobre eso y probablemente tú.
—Ella no es mi tipo —responde Jeremy—. Se puede decir que tiene
problemas desde unos cinco kilómetros de distancia. Una chica como ella
necesita ser rebajada unas cuantas muescas. A decir verdad, su equipaje
debe ser bastante grande si la hace atacar a los débiles
—¡No soy débil! —chasqueo. Pero luego pienso en ello—. Está bien, lo
soy, pero aun así. Cuanto más te juntas conmigo, más me haces creer en
mí, y me hago más fuerte. Tal vez un día, no voy a dejar que lo que Sonya
diga llegue a mí.
Jeremy sacude la cabeza.
—Cuando ese día llegue, ella perderá su poder sobre ti y eso es lo que
necesitas. Ella no será capaz de presionarte nunca más y seguirá adelante,
tristemente, a alguien más.
—Deseo que pudiera pararlo completamente. No quiero que se
mueva a otra víctima más débil.
—Con suerte, seré capaz de encontrar algo que la hará pensar dos
veces antes de molestar a alguien más. No quiero decir que la voy a
Página | 74 golpear, sino tal vez burlarme de ella.
—Suena bien para mí. —Con un profundo suspiro, bostezo—. Creo que
debo irme a casa ahora. La tienda de arte solo está abierta de 9 a 1
mañana. Por lo tanto depende de ti cuando vayamos.
—¿Y si te recojo a las 9:30 y vamos a desayunar? Después de eso
vamos a la tienda de arte —sugiere Jeremy.
Eso me hace sonreír.
—Tengo una idea mejor, ¿por qué no me recoges, podemos parar en
la tienda de comestibles y podemos comprar cosas para preparar el
desayuno? Hacer el desayuno es lo mío, hash browns2 reales y tortillas
asesinas, además lo que quieras para acompañar.
—Un verdadero desayuno casero, moriría por eso.
—Entonces ese es el plan. Necesitas por lo menos lavar tus platos esta
noche. Necesito un poco de espacio para cocinar —menciono, señalando
a su cocina.
Jeremy dice—: Puedo hacer eso. Los platos estarán lavados.
—Bueno, quiero ir a casa y a dormir ahora —bostezo.
Jeremy se acerca y agarra mi mano.
—Vamos a llevarte a casa entonces.
Cuando nos detenemos en mi casa, giro y lo miro.
—Muchas gracias por hoy. No tienes idea de lo que significó para mí.
—Estoy feliz cuando puedo hacerte sonreír. —Jeremy se inclina y me
besa en la mejilla—. Buenas noche, cariño, duerme bien.
El roce de sus labios en mi mejilla me hace tartamudear durante un
minuto.
—Lo haré. Tú también, ¿de acuerdo?
—Definitivamente —responde Jeremy—. Te veré en la mañana.
—Está bien —le digo, mientras salgo del auto. Cuando cierro la
puerta, le digo—. Adiós. —Jeremy simplemente me sonríe a través de la
ventana. Saludo con la mano, mientras se aleja. Rápidamente me llevo la

2 Hash Browns: Se llama hash browns o hashed browns a una receta simple de patata en
la que los trozos de patata se fríen en una sartén después de ser cortados en tiras, juliana,
dados o bien triturado.
mano a la mejilla. Sé que no significa nada, pero eso fue lo más parecido a
un beso que he tenido.
Con un salto en mi paso, entro a la casa.

Página | 75
Capítulo 5
Déjame llevar algo digo, mientras Jeremy sube las escaleras hacia
Página | 76
su apartamento.
No contesta. Tú carga los materiales de arte.
Gesticulando con la mano, digo abruptamente.
Esa bolsa no pesa. ¡Tú llevas tres bolsas de supermercado!
Oh, por favor, esto no es nada. Cuando finalmente llegamos
arriba Jeremy se vuelve hacia mí.
Toma las llaves de mi bolsillo. Levanto una ceja y se queja.
¿Bromeas?
Abro la boca.
Eso es demasiado personal para mí se me escapa, y hago una
mueca. No puedo creer que haya dicho eso.
Rodando los ojos Jeremy baja las compras.
Es mi bolsillo no la parte superior de mis pantalones.
Ahora estoy mortificada.
Lo siento murmuro. Nunca he estado realmente con un chico.
Tú eres el primero con el que de verdad he tenido mucho contacto.
Qué gran ejemplar de hombre para que comiences Se ríe
mientras abre la puerta.
Wow ¿un poco engreído? le pregunto agarrando una bolsa y
empujándolo para entrar. ¡Oye, no limpiaste la cocina!
Cerrando la puerta de golpe tras nosotros, Jeremy exclama: ¡Lavé
los platos como me pediste!
Chicos.
¡Sí, pero tus encimeras todavía están llenas de cosas!
Como sea. Ayúdame a despejarlas señorita pantalones
quisquillosos.
Bajo la cabeza.
Por favor, no me pongas apodos. He tratado con eso lo suficiente
en mi vida.
¿En serio? ¿Señorita pantalones quisquillosos es como me burlo de
ti? me pregunta Jeremy con un tono muy sarcástico. Bueno, por
nuestro amigo el credo, escojo llamarte ISABELLE.
Tengo que inventar algún apodo estúpido para ti replico
juguetonamente. Sin embargo no soy muy creativa en esa especialidad.
Jeremy coloca sus bolsas en el suelo de la cocina.
Sé cómo tienes que llamarme.
Página | 77 ¿Y cómo sería? le pregunto poniendo mi bolsa en el suelo al lado
de las otras.
Semental.
Un gemido se me escapa.
No te voy a llamar semental o cualquier cosa por el estilo.
¿Por qué no? se ríe Jeremy, si el nombre encaja.
Jeremy, eres ridículo. Si quieres que alguien te llame eso, llama a
una de tus novias.
Abre la nevera.
Sí, pero la pregunta es ¿a cuál? Hay tantas.
Escogiendo ignorarlo, comencé a mover su correo del mostrador. Veo
algunos sobres escritos con letra manuscrita. Todos ellos son del mismo
remitente. Recojo uno.
¿Vas a abrir estos? Hay como cinco de ellos.
Jeremy me los arrebata.
Sabes que es ilegal leer el correo de otra persona.
¡No el exterior del sobre!
Él los mete en un cajón y lo cierra de golpe. Girando para poner las
botellas en el reciclaje: Lo siento.
Está bien suspira. Simplemente no abro ciertos correos.
¿Una anhelante ex amante?
Eso lo hace reír.
Esa es una pila diferente me dice sonriendo y con mucho más
que un solo remitente.
Sacudo la cabeza con incredulidad.
Después de que terminamos la limpieza de las encimeras, empiezo a
preparar el desayuno. Jeremy se apoya en el mostrador a mi lado.
Entonces ¿cómo aprendiste a cocinar si todo lo que hace tu mamá
es beber?
Montones y montones de ensayo y error, tuve que aprender a
hacerlo a una edad temprana. Tengo muchas cicatrices de quemaduras.
Los botiquines de primeros auxilios vienen con instrucciones.
Tuviste la infancia más horrenda ¿no? pregunta Jeremy con
suavidad.
Mordiéndome el labio me encojo de hombros.
Me sentía sola pero no conocía nada mejor, así que encontré lo
Página | 78 que me hacía más feliz: el arte.
Ya no estarás más tiempo sola. Te lo prometo.
Esbozo una gran sonrisa.
Es muy amable de tu parte decirlo.
Es la verdad replica Jeremy. ¡No, no, no! ¡En la mía
champiñones no! ¡Son repugnantes!
Son buenos le respondo.
Jeremy hace una mueca con arcadas.
¡No me hagas vomitar!
Está bien, no dejaré que toquen cualquier parte de tu comida.
Bien dice cruzando los brazos. Así que dime ¿cuándo
empezaste a enamorarte de Eric?
En octavo grado le respondo.
Pensé que lo habías conocido en la escuela secundaria.
Muevo la cabeza negando.
Se trasladó aquí en el octavo grado. Nunca hablé con él y no creo
que supiera que yo existía. Luego vino el primer año y nuestros casilleros
estaban uno junto al otro. Él todavía apenas si reconocía mi existencia.
Parece que el pensamiento de tener un chico guapo interesado en mí
finalmente ha acaparado su atención.
Eso lo hace un idiota, sabes declara Jeremy en voz baja.
Hay silencio mientras cocino.
Supongo digo finalmente. Sin embargo, yo tampoco me había
hecho notar. Realmente traté de permanecer fuera del radar, pero Sonya
nunca lo permitiría.
¿Por qué la tiene contra ti?
Bueno resoplé cuando estábamos en el séptimo grado estaba
en la pequeña farmacia del centro. Sonya estaba allí con unos amigos y
decidieron robar algo. Pues bien, el farmacéutico me agarró y me exigió
que le dijera quién había robado porque él no podía encontrarlos. Así que
le dije la verdad. Le dije que Sonya lo robó. Llamaron a la policía y bla, bla,
bla. Me ha odiado desde entonces.
Una criminal. Nunca lo habría imaginado. Me refiero a que, un dolor
en el trasero o ser terriblemente malvada sí, pero una ladrona no, nunca lo
hubiera creído dice Jeremy metiéndose un trozo de pimiento verde en la
boca.

Página | 79 No creo que tenga una carrera de criminal porque robó un lápiz
labial cuando estaba en la escuela media replico.
Se encogió de hombros.
Tiene problemas dice. Tiene un esqueleto en su armario que
está tratando desesperadamente de ocultar. Por eso las personas como
ella son malas. En algún tema tienen inseguridades propias y arremeten
contra las cosas que les recuerdan esas inseguridades.
Lanzo el resto de los ingredientes en la sartén.
En serio pareces sabio para alguien que solo tiene 21 años.
Muchas cosas pueden pasar en 21 años susurra alejándose.
Su pasado se cierne sobre nosotros. Lo miro. Está de espaldas a mí
encendiendo el estéreo. Parece tan distante. ¿Qué esconde? Soy tan
curiosa. Es decir, hay algo allí. Es solo que no sé qué es. Esas cartas son
importantes, pero se niega a leerlas. Son de una chica, y si es así, me
pregunto lo importante que era para que él se esté escondiendo de eso.
Me siento un poco perturbada, casi molesta. ¡Basta Isabelle! ¿Qué está mal
contigo? Rápidamente sacudo la cabeza y me concentro en cocinar.
Perdiéndome en mi propio mundo me dedico a escuchar la música.
Cuando la tortilla de Jeremy está casi hecha, de repente siento sus manos
envolverse alrededor de mi cintura, jalándome contra él. Mi pecho se
contrae y mi corazón desciende. Descansa la barbilla en mi hombro.
Huele bien.
Gracias lo digo con un chillido totalmente aterrorizado. ¡Ningún
hombre me ha tocado de esta manera!
Jeremy afloja un poco su agarre.
¿Te estoy poniendo nerviosa?
No le digo demasiado rápido.
Me suelta y retrocede.
Realmente ningún chico te ha tocado antes ¿no?
Dándome la vuelta lo miro.
Nunca he tenido una experiencia con un chico antes. ¡Tú eres eso!
¡Me refiero a que la gente bromea con eso de ser virgen a mi edad, pero
yo ni siquiera he besado a un chico!
¿Nunca te han besado?
Por supuesto que no chasqueo ligeramente. ¿Qué hombre me
besaría?
Jeremy se encoge de hombros.
No lo sé. Pero tal vez Eric te besará.
Página | 80 Sí, eso sería genial, pero actuaría como una idiota. Un primer beso a
los 15 es tierno pero no tanto a los 18. Tan solo es triste.
No creo que sea triste.
Pongo mis ojos en blanco.
Por supuesto que no, es probable que hayas besado a un millón de
chicas. Eso es un montón de experiencia bajo tu cinturón.
Bueno, entonces déjame ayudarte con eso responde mientras da
un paso adelante. En un instante sus labios están sobre los míos.
Todo en mí se detiene. Mi mano realmente suelta la espátula y está
golpea el suelo. Su beso es suave y tierno, no es que tenga mucha
experiencia en esto. En realidad, hace que mis nervios hormigueen. Ahora
sé de lo que todo el mundo habla. Cuando se retira, mis ojos permanecen
cerrados.
Ahí está, ahora tienes experiencia.
¿Eh? Es la única cosa que puedo decir.
Me alegro de haberte quitado el aliento Se ríe ligeramente.
Abriendo los ojos me lo quedo mirando.
¿Por qué hiciste eso?
Porque mereces ser besada responde y ahora no tienes razón
para ser tan tímida.
Está bien Dejo salir el aliento contenido. Jeremy se inclina y
recoge la espátula.
Lanzándola al fregadero, se roza contra mí. Saboreo el contacto y me
recupero rápido. ¿Qué estás haciendo Isabelle?
Gracias por eso digo. Ahora sé lo que se siente. No tenías que
besarme, sabes.
Sí, tenía que hacerlo. Sólo espero no haber robado tu momento del
primer beso.
¿Mi qué? pregunto mirándolo perpleja.
Ya sabes, tu primer beso. Cuando todo cae en su lugar y el corazón
se detiene. Cuando realmente te importa alguien, cuando realmente
conectan. Solo espero no haberte robado eso. Debería ser algo que
recuerdes para siempre responde Jeremy con una sonrisa.
Creo que voy a recordar eso para siempre le respondo dándome
la vuelta.
De repente siento su aliento cálido sobre mi cuello.
Si quieres practicar, estoy más que dispuesto.
Página | 81 ¡Oh Dios mío Jeremy! le grito empujándolo lejos. Él se tambalea
hacia atrás y se ríe. ¡No es divertido!
Asintiendo dice: Oh sí que lo es. ¡Te hago sonrojar!
Todo me hace sonrojar afirmo.
Jeremy abre un cajón de la cocina y me da otra espátula.
Aquí. No vayas a quemar mis huevos.
Con el ceño fruncido, arranco el utensilio de su mano.
No planeo hacerlo.
El resto del desayuno pasa sin novedad aunque sigo recordando la
impresión del beso. Cada momento se repite atravesando mi mente. Trato
de ignorar el recuerdo porque, bueno, es Jeremy, no es como si significara
algo.
Lavaré los platos, si quieres empezar.
Levanto la vista hacia él.
Está bien. Puedo ayudar.
Vas a ayudar replica Jeremy. Haz mi arte.
De acuerdo le respondo. Caminando a través de la habitación,
tomo mis materiales. Me vuelvo a sentar en la mesa y extiendo todo.
Levanto la mirada para estudiar con cuidado las flores. Me gustaría saber
lo que vio en ellas. Ayudaría un poco. Suspirando saco un lápiz y empiezo a
dibujar.
Me toma un tiempo. De acuerdo, horas. Quiero que sea preciso y
perfecto. Jeremy observa cuidadosamente pero en su mayor parte me
deja en paz.
Está quedando genial susurra a mi lado.
Una sonrisa se arrastra a través de mi cara.
Por supuesto que sí. Es la única cosa en la que soy buena.
Creo que serías buena besando si aprendieras a regresar el beso.
Ahora estoy mortificada.
¡De verdad Jeremy, en cierto modo me agarraste por sorpresa!
Lo sé. Me di cuenta por tu reacción dice en mi oído.
Encogiéndome de hombros, lo aparto.
¿Quién necesita un matón cuando te tengo a ti?
No me estoy metiendo tanto contigo ¿o sí? Jeremy jadea.
No digo en tono quejumbroso volviendo a mi arte. Ignorarlo
parece ser la mejor idea. No quiero ruborizarme más de lo necesario.
Página | 82 Podría haberle devuelto el beso, pero estaba demasiado asustada. Sin
embargo nunca se lo diré. Un día voy a devolverle el besó a alguien. Si
tengo la oportunidad.
En la última parte de la tarde finalmente tomo una respiración
profunda. Jeremy se levanta del sofá.
¿Ya terminaste?
Creo que sí le respondo inclinando la cabeza. Mi mano se está
acalambrando y tengo los ojos cansados. Si quieres puedo retocarlo más
tarde.
Jeremy se acerca y se inclina sobre mí.
No susurra. Es perfecto.
Lo recoge y se da la vuelta.
Hiciste un gran trabajo Isabelle. Esto significa mucho.
Me gustaría que... bueno, un día tal vez me puedas decir lo que
significan.
No hay respuesta al principio, luego apenas lo oigo hablar.
Tal vez. Se da la vuelta y me mira. No le he dicho esto a nadie.
Así que estoy confiando en que no vas a decir nada, pero tengo algunas
cosas oscuras en mi pasado. No te preocupes, no soy un criminal y no hice
nada malo pero tengo mis secretos y, sinceramente, nunca me he abierto
a nadie. Pero tú, tú eres diferente Isabelle. Estoy deseando... bueno, un día
sería bueno tener a alguien con quien hablar, pero todavía no estoy listo.
Casi no he tratado con ello lo suficiente por mi cuenta para sacarlo con
otra persona. Tampoco he confiado en nadie en mucho tiempo, no lo
suficiente para decirles.
Me acerco y pongo la mano en un lado de su cara.
Puedes confiar en mí. Yo te confié mi pasado. Me haces sentir
segura. Como si tuviera alguien con quien compartir la carga. Ahora no,
pero tal vez algún día podamos hablar cuando estés listo. Puedes confiar
en mí.
Lo sé dice mientras recarga la cabeza en la mía. Lo sé.
Acabamos de conocernos, pero hay algo fuerte, puedo sentirlo.
¿Es por eso que rompiste con Debbie entonces, porque ella estaba
empujando ese límite? le pregunto.
Bajando rápidamente la mirada hacia mí, Jeremy responde: ¿Qué?
Bueno, tal vez no debí decir nada. Eso está mal de mi parte.
No, no. ¿De qué estás hablando? presiona.
Me dijo que no hablarías sobre tu pasado le digo encogiéndome
Página | 83 de hombros y que cuando te presionó rompiste con ella.

Esa parece divertirlo porque se echa a reír.


¡No es por eso que rompí con ella! No es que ella no estuviera
hurgando en eso, pero esa no fue la razón.
¿Puedo preguntar cuál fue la razón?
La comisura de su boca da un tirón.
¿De verdad quieres saberlo?
No, lo siento. Eso no es asunto mío tartamudeo sacudiendo la
cabeza.
Está bien. Puedo ser honesto contigo. Debbie... bueno... no dejaba
de presionarme para que tuviera relaciones sexuales con ella.
Bueno, eso no es lo que me esperaba.
¿No lo harías?
Ahora que el tema de mi vida sexual ha surgido de nuevo, voy a
repetir lo que te dije. No me acuesto con cualquiera. No es que ella no sea
bonita y la idea sí pasó por mi mente, pero no, elegí por no hacerlo.
Oh Es todo lo que puedo decir pero me recupero. A la mayoría
de los chicos no les importa con quién y quieren eso todo el tiempo.
Jeremy se ríe.
Bueno, soy humano. No puedo negar que pienso en eso y lo quiero,
pero es tu opción si lo haces o no. Creo que debería ser significativo, no
dormir con alguien solo porque sí.
Así que, um… No eres virgen ¿o sí? pregunto en voz baja.
Eso lo hace sonreír aún más.
No, no puedo decir que lo sea.
Lo siento si estoy fisgoneando.
Te lo dije, me puedes preguntar cualquier cosa sobre el tema.
Bueno, hasta cierto punto.
Niego con fuerza.
No. He terminado con las preguntas.
Está bien responde y toma la imagen de nuevo. Esto es
hermoso.
Cuando hago arte, es una expresión de lo que soy, lo que estoy
sintiendo. Muchas veces es como expreso las emociones, la tristeza, la
rabia, la tranquilidad y, a veces la soledad. Por lo tanto es una buena obra
de arte, pero puede que no tenga la emoción detrás, porque no
necesariamente sé lo que significan para ti, cómo te sientes acerca de
Página | 84 ellas.

Jeremy se inclina y me besa la parte superior de la cabeza.


Es perfecto. Esas flores son un símbolo de algo y tú lo capturaste. Se
trata de la belleza en ellas y conseguiste expresarla.
Eso es bueno suspiro. ¿Así que quieres que ponga esto en un
marco y todo eso?
Creo que voy a hacerlo enmarcar profesionalmente porque tu arte
se lo merece.
Mordiéndome el labio, digo: Me pone muy nerviosa que la gente
vea mi arte. Eres la primera persona a quien se lo muestro. Es como si
expusiera por ahí una parte de mí para que todos la vean. Hago arte en la
escuela, pero con discreción. Tengo miedo de dejar que alguien me vea.
Ya he sido acosada lo suficiente.
Tienes que tener la confianza suficiente para exponerte. Realmente
tienes el talento para llevar esto al siguiente nivel. Te lo dije, te prometo que
haré lo que pueda para llevarte a la escuela de arte. Isabelle, realmente
necesitas hablar con el profesor de arte y conseguir esa información.
Hay una parte de mí que quiere llorar.
Quiero ir a la escuela pero no puedo. Mi mamá es algo de tiempo
completo y tendré que ahorrar dinero para mudarme. No hay manera de
que ella vaya a pagar mis estudios y sé que va a hacer todo lo posible por
arruinarlo. Todo para que no me vaya.
Lo resolveremos me tranquiliza.
¿Planeas estar en mi vida tanto tiempo? le pregunto.
Entrecierra un poco los ojos.
Creo que sí. ¿Por qué? ¿Es un problema?
No, en absoluto le respondo.
Un enorme suspiro se le escapa. Tengo hambre y quiero una pizza
¿quieres pizza?
Claro.
Voy a comprarla. ¿Algo que te guste en particular? pregunta.
No.
Está bien, regresaré pronto. Jeremy baja con mucho cuidado la
imagen y recoge las llaves. Me grita mientras se dirige a la puerta.
¡No vayas a ninguna parte!
¿A dónde, por Dios, podría ir?
Página | 85 Se ríe.
No tengo idea.
Cuando cierra la puerta, me doy la vuelta. ¿Qué hago? Ah, limpiaré
la cocina. Así que lo hago. Cuando termino de limpiar los mostradores,
miro al suelo y me doy cuenta de que necesitan desesperadamente una
barrida. ¿Dónde tendrá la escoba?
Hay un armario junto a la puerta y voy allí.
En el interior se encuentran las chaquetas de Jeremy. Empujándolas a
un lado, encuentro la escoba.... y un estuche de violín. Es algo extraño
tenerlo en el armario. En contra de mi mejor juicio lo saco. Lo coloco en el
piso y lo abro. Wow, es un hermoso violín. Parece caro. Cuidadosamente
recorro las cuerdas con los dedos y me pregunto cómo sonará.
De repente, la puerta se abre y Jeremy entra caminando.
Volviéndose, me mira y frunce las cejas.
¿Estás revisando mis cosas?
¡No! exclamo. Estaba buscando la escoba y encontré esto. Oh
Dios mío, oh Dios mío, lo siento mucho. ¡Por favor, no te enojes conmigo!
No estoy... enojado. Es que... bueno... yo no comparto mucho con
la gente.
Rápidamente cierro el estuche y lo regreso.
Por favor, lo siento Jeremy. Te prometo que no estaba revisando tus
cosas.
Isabelle cálmate, está bien. No es como si revisaras mis cajones.
Espera ¿ibas tras mis cajones? me pregunta con una sonrisa.
¡No! respiro. No hago cosas así.
Jeremy baja la pizza.
No creo que alguien haya mirado ese violín, excepto yo, en muchos
años.
Es hermoso le respondo. Con vacilación, le pregunto. ¿Tocas?
Sí responde, solo que no para cualquiera.
Frunzo el ceño.
Ah. Eso es un fastidio. Amo el violín.
Mmm Es la única respuesta que da. Entra en la cocina y coge dos
platos. Cierro la puerta con cuidado.
No estoy molesto contigo Isabelle dice sentándose en la mesa.
Solo me tomó por sorpresa. No estoy acostumbrado a tener compañía en
Página | 86 mi apartamento.
¿No traes amigos, chicas? pregunto.
Hay una pausa mientras Jeremy me mira.
Bueno, en realidad no. Soy una persona muy reservada. Traigo a mis
amigos Joshua y Kent aquí todo el tiempo, pero no hacen preguntas y, en
cuanto a las chicas, no traigo chicas a casa.
¿Por qué no?
Me mira un poco sorprendido.
¿Tengo que responder a eso?
¡NO! Estoy sobrepasando los límites. Lo siento tartamudeo con las
manos en la cara.
Cálmate dice riendo. No tienes que decir que lo sientes por
TODO. Necesitas relajarte. No me importa que me preguntes. Otras
personas me molestan, pero tú no me molestas.
No tienes que responderlas contesto sentándome poco a poco
en una silla.
Algunas preguntas no las responderé, pero la mayoría las
responderé. No traigo chicas a casa porque ninguna de ellas me ha
importado mucho.
Lo miró con curiosidad.
Pero has tenido novias ¿correcto? No solo chicas que estás viendo.
Sí, supongo que se puede decir eso.
Cojo un trozo de pizza.
¿No tienes a ninguna especial?
Jeremy toma un bocado de pizza y se queda mirando la mesa. Traga.
No lo contestaría si fueras alguien más, pero a ti te responderé. No
tengo a nadie especial. No he estado cerca de nadie en mucho, mucho
tiempo.
Comiendo mi propia pizza no digo nada.
Nunca he estado cerca de nadie en toda mi vida susurro por
fin. Por tanto tienes otro punto sobre mí.
Lo siento por eso. Lo harás algún día.
Tal vez será contigo le digo con cautela.
Me mira y la esquina de su boca se retuerce.
Tal vez.
Estamos en silencio un rato mientras comemos. Después de que
Página | 87 termino suspiro.

Mejor me voy a casa. Tengo tarea que hacer. No puedo permitir


que mis calificaciones empiecen a caer porque conocí a un chico lindo.
Jeremy contesta con una gran sonrisa.
Pero soy genial como distracción.
Ese eres tú. Pero todavía estoy en la escuela secundaria. También
tengo que levantarme para ir la escuela, lo cual no es fácil. No soy
madrugadora.
Yo tampoco. Tengo que trabajar mañana pero estaré libre a tiempo
para recogerte de la escuela.
Me da curiosidad.
¿Por qué? No es que no quiera que lo hagas, pero acabamos de
pasar dos días juntos ¿no estás harto de mí?
No contesta con una sonrisa tímida. De todos modos vamos
mañana al DMV3. Definitivamente voy a sacar tu licencia temporal para
poder enseñarte a conducir.
¡Te dije que no! exclamo. Pide prestado el auto de alguien más
para que pueda aprender.
Sacudiendo la cabeza dramáticamente, Jeremy gesticula
despacio: Vas a aprender a conducir en mi GTO.4
Eso es ridículo. ¡Ni siquiera me conoces!
Te he besado. Yo digo que nos conocemos responde con una
enorme sonrisa.
Me cruzo de brazos.
Has dado besos a un montón de chicas que significaron más que el
que me diste, así que ¿que lograron hacer con tu auto?
El beso sí significó algo ¿quién dijo que no? me pregunta con una
mirada perpleja en su rostro.
No me besaste como si fuera una chica que te gusta. Y no
esperaba que lo hicieras.

3DMV: Department of Motor Vehicles. Departamento de vehículos motorizados.


4GTO: Gran Turismo Homologato (en inglés homologato se escribe sin la “h”). Coche
deportivo de gran lujo. También puede referirse al Pontiac GTO.
Jeremy se acerca a mí.
Isabelle, el beso que te di significó algo. Eres una muchacha
hermosa por dentro y por fuera. Me sentí atraído por ti. Creo que vamos a
ser grandes amigos, siempre y cuando yo no estropeé esto.
Página | 88 ¿Por qué lo estropearías? le pregunto un poco confundida.
Tiendo a sabotear inconscientemente las cosas. Me gustas mucho y
no quiero perderte por hacer algo tonto y alejarte.
Me acerco y pongo la mano en su pecho.
Tendrías que presionarme fuerte para alejarme. No planeo dejarte ir
fácilmente.
Bueno, necesito a alguien que luche por mí responde. Soy
como un reto.
Bueno, siempre estoy lista para un desafío replico.
Me agarra y me levanta en un abrazo. Bueno. Vamos a llevarte a
casa entonces.
Cuando llego a casa mi mamá no está, lo que me hace sentir feliz de
alguna manera. Estoy muy cansada de los últimos dos días pero tengo
tarea que necesito hacer. Esa noche cuando me acuesto, me duermo con
una enorme sonrisa en la cara.
Capítulo 6
Al día siguiente en la escuela me siento ligeramente incómoda. Todo
Página | 89
mundo se queda mirándome. Me doy cuenta de que luzco diferente pero
no pensé que me convertiría en un espectáculo. No he visto a Eric en todo
el día pero ni siquiera me había dado cuenta hasta ahora. En lo único que
he estado pensando es en mi fin de semana con Jeremy. Nunca me había
divertido tanto. Es grandioso tener finalmente un amigo de verdad. Sé que
es mi amigo y quisiera que fuera cierto para él también.
Entro al salón de arte imbuida dentro de mi pequeño mundo y me
siento. Todo mundo sigue hablando porque la clase no ha comenzado
aún, así que saco mi libro de bosquejos. Comienzo a dibujar de nuevo las
azucenas preguntándome qué es lo que hay detrás de ellas.
¿Qué significan para él? ¿Qué pasó en su pasado que tiene que
esconderlo tan bien?
—Oh, Dios mío —escucho—. ¿Qué te hiciste en el cabello?
Gimiendo me agarro la cabeza.
—Me lo arreglé. ¿Le pasa algo? —gruño.
—No. ¡Es grandioso! ¿Quién te lo hizo?
Subo la mirada. Veo a Jessica y a Daniela paradas frente a mi
escritorio. Sonya no se ve por ningún lado.
—Me lo hice en el salón de la Quinta Avenida. No recuerdo el
nombre.
—¡¿Salón Sharique?! —jadea Jessica—. Yo también quisiera ir pero es
caro.
Grandioso. Ugh. Jeremy. Sabía que tenía que haber ayudado a
pagarlo.
—Bueno, me lo cortó Debbie —contesto.
—¡Es asombroso! Definitivamente hace una gran diferencia. ¿Qué te
hizo cortártelo? —pregunta Daniella.
Elevando una ceja, respondo—: ¿Y a ti que te importa?
Se encoge los hombros incómodamente.
—Solo curiosidad, creo.
—Tengo mis razones. Pero al parecer he llamado un montón la
atención.
—Es porque se ve muy bien —dijo Jessica—. Tendré que rogarle a mi
mamá que me lleve con tu estilista.
Eso me hace querer reír, pero me contengo.
—Debbie es buena. Debería haber tomado una de sus tarjetas de
Página | 90 presentación. La próxima vez te traeré una.
—Gracias —Jessica suelta una risita.
—Y —suspiro— ¿dónde está su alteza hoy?
—¿Quién? —dice Daniella con una apariencia ligeramente
confundida, que por cierto le sienta bien.
—Sonya, ¿de quién más podría estar hablando? —gimo con
sarcasmo.
Daniella contestó mirando a Jessica.
—Faltará a la escuela por unos días. —Jessica comienza a reírse
tontamente. Daniela está obviamente tratando de no reír. Las miro un
poco desconcertada. Daniella me mira.
—Ella, um, fue a que le arreglaran el tabique desviado.
—¿Se operó la nariz? —jadeo.
—Shhhh —Jessica me calla mientras se ríe—. No, le van a arreglar el
tabique desviado.
Eso me hace saltar con un ataque de risa.
—Oh ¡sí que es grandioso! No puedo esperar para ver la reacción de
la gente.
—No le puedes decir a nadie. ¡Ni siquiera deberíamos de habértelo
dicho a ti!
—A la única persona que a la que podría decirle es a Jeremy —
replico.
Jessica pone una gran sonrisa en su cara.
—Él es hermoso. Oh Dios, tan yummy.
—Si —replico—. También es un gran tipo.
Daniella ríe nerviosa.
—Sonya siente un gran enamoramiento por tu Jeremy.
—¡Ni siquiera lo conoce! Solo lo ha visto un par de veces.
—Creo que es por lo guapo que está, y tú lo lanzaste a las flores —
dice Daniella—. Él tiene toda su atención. Entonces ¿ustedes dos tienen
algo?
¿Qué digo a eso?
—Pasé el fin de semana con él y me recogerá a la salida.
—¡Eres tan suertuda! —chilla Jessica.
Repentinamente suena la campana. Daniela regresa a su asiento.
—Bueno, tu cabello luce bien.
Página | 91
—Gracias —contesto de alguna manera en shock. Esas dos nunca me
habían hablado y ahora habían sido bastante agradables conmigo. Es
muy raro.
Mi maestro de arte camina al frente del salón.
—Muy bien, vamos a comenzar nuestro proyecto del semestre. Todos
necesitan traer una foto de alguien que quieran usar como inspiración.
Puede ser cualquiera, pero la foto necesita ser apropiada. Esos trabajos
serán mostrados en la exposición de arte de la escuela en el baile de
invierno. Pueden seleccionar cualquier forma de arte que deseen, pintura,
escultura. Cualquier especialidad. Hoy vamos a hablar de algunas pistas
que les ayudarán en su proyecto. También les mostraré algunos trabajos
anteriores de los estudiantes.
Me muerdo el labio. La única persona que podría bosquejar es a
Jeremy, pero ¿le parecería raro? No lo sé. El resto de la clase pasa
rápidamente porque la mayor parte de lo que dice ya lo sé, así que
bosquejo en lugar de poner atención.
Cuando la clase termina, salgo de la escuela. El clima es cálido de
nuevo pero se puede sentir la brisa fresca que significa que el otoño va a
comenzar. Llego a la calle y no veo a Jeremy. Hmm, puedo caminar a
casa. Tal vez surgió algo. Dando la vuelta, comienzo a caminar.
—¡Isabelle, espera! —escucho que gritan.
Me vuelvo y veo a Eric trotando hacia mí.
—Ah, hola —digo tímidamente.
—¿Hacia dónde te diriges? —pregunta.
—A casa —contesto.
—¿Y eso dónde sería? —me dice sonriendo.
—Vivo en Harmony. No es tan lejos.
—Yo vivo en Jackson —se ríe— ¿puedo acompañarte?
—Claro —contesto en shock—. ¿No tienes normalmente un auto?
—Sí, pero mi hermana lo necesitaba hoy y no quiso recogerme.
Hormonas de embarazada, creo.
Eso me hace reír.
—De acuerdo. Vámonos. —Comenzamos a caminar y le pregunto
nerviosa—: ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
—Bien ¿qué tal el tuyo? —responde.
—Grandioso, Jeremy y yo hicimos un montón de cosas.
Página | 92 Mirándome, Eric dice—: ¿Ustedes dos hacen todo juntos? Me refiero a
que siempre te veo con él.
—No —replico—. Creo que simplemente lo has notado últimamente.
No te ofendas pero yo no estaba antes en tu radar.
Por un momento hubo un incómodo silencio.
—Siento mucho haber sido un idiota contigo todos estos años. Eres
realmente agradable. No sé por qué no te había hablado.
—Porque estás en una liga diferente a la mía. —Oh Dios mío
¿realmente acabo de decir eso? ¡Isabelle!
Eric voltea la cabeza y me observa.
—¿A qué te refieres con que estoy en una liga diferente a la tuya?
—Bueno —digo lentamente—, tú estás con la gente popular y a todo
el mundo le gustas. Yo soy anodina, tranquila y bastante tonta. Eso
normalmente no encaja bien en la sociedad.
—Guau, me haces sonar superficial —murmura Eric.
—¡No! ¡No! ¡No! —grito—. Eso no es lo que quiero decir. Me refiero a…
¿cómo decirlo?… yo… no sé, yo solo soy yo y no parezco importarle a la
gente en realidad. No tengo muchos amigos y me he mantenido apartada
todos estos años. Nadie me ha notado, pero tampoco me he esforzado
para que lo hicieran.
Eric sonríe con satisfacción.
—Ahora la gente te nota. Hoy tu cabello ha sido el tema.
Me cubro la cara.
—¡Oh! no digas eso. ¿Todo mundo se está burlando de mí?
—No, para nada —me asegura—. Les gusta. Muchas chicas están
hablando de lo genial que se te ve.
—Eso es embarazoso —gimo.
Me mira con incredulidad.
—¿Por qué sería embarazoso?
—No estoy acostumbrada a la atención de la gente. Siempre tengo
miedo de que vaya a explotarme en la cara. La única atención que
obtengo… bueno, no siempre es agradable.
Eso hace que Eric frunza el ceño.
—¿Alguien se está metiendo contigo?
—Sí —le contesto con mofa—, pero no voy a caer en eso.
—Bueno, si tienes algún problema házmelo saber —contesta.
Página | 93
Me quedo impactada.
—Gracias.
De repente oigo el familiar rugido de una motocicleta. Ambos
miramos hacia el lado. Jeremy se detiene y estaciona la moto. Se saca el
casco.
—Siento llegar tarde. Tuve que ir a casa a bañarme. Estaba bastante
sucio, aunque por supuesto que te gusto sucio.
Una malvada sonrisa cruza su cara.
—¡Jeremy! —siseo. Y volviéndome a Eric suspiro—. No tiene remedio.
Lo siento.
—No hay problema —me sonríe en respuesta—. Bueno, si alguna vez
necesitas un aventón a tu casa házmelo saber. Con suerte mi hermana me
regresará el auto.
Me sonrojo.
—Gracias.
Eric me despide con un pequeño movimiento de la mano y dice—:
Adiós.
—¡Adiós! —respondo mientras se aleja.
Volviéndome hacia Jeremy lo miro con furia.
—¿Es en serio? ¿Tenías que hacer ese comentario?
—Por supuesto que sí —responde, con un gran guiño—. Sube.
Tenemos que llegar al DMV antes de que cierren.
—Ya te dije que no quiero aprender en tu auto —enfatizo con dureza.
Jeremy rueda los ojos.
—De todas maneras sube a la moto.
Desabrocho el casco que tiene atado en la parte trasera de la moto y
me lo pongo.
—Eres un mandón.
—Sí, lo soy.
Sacudiendo la cabeza me monto.
La oficina de tránsito no está tan llena así que no nos toma mucho
llegar al frente. La señora me da el examen y voy a sentarme. Jeremy
comienza a hablar con una chica que está llenando unos papeles. Guau,
qué sorpresa.

Página | 94 El examen no me lleva mucho tiempo. Leí y re-leí el manual como cien
veces y por supuesto obtengo una puntuación perfecta. Sonrío
ampliamente cuando la señora me entrega mi permiso temporal. Dando
la vuelta miro a Jeremy.
—Lo hice.
—Sí, lo hiciste —contesta—. Ahora necesitas estudiar este manual.
Agarrando el folleto, bajo la mirada hacia él.
—¡Oh no, no, no! ¡NUNCA!
—No es tan difícil manejar una motocicleta —me asegura Jeremy.
—¿Estás loco? —grito—. No puedes hablar en serio.
Toma mi mano.
—Solo conserva el manual. La motocicleta será otro día. Primero
necesitamos enseñarte a manejar con palanca de cambio.
—No hoy —declaro—. Tengo tarea por hacer.
—Está bien, de todas maneras esta noche tengo planes. Solo quería
asegurarme de que tuvieras el permiso.
—¿Cuáles son tus planes para esta noche? —le pregunto mientras
salimos.
Jeremy chasquea la lengua y dice—: Tengo una cita con esa chica,
Vicky.
—Guau —tartamudeo—. Eso es bueno.
Mi pecho se aprieta un poco no sé por qué. Sé que tiene una vida
aparte de mí. Por supuesto que tiene una vida aparte. Solo porque es mi
único amigo no significa que él no tenga otros.
—Bueno, apuesto que lo pasarás bien. Se ve agradable.
—Ya veremos —responde—. No he tenido una buena cita en mucho
tiempo. Parece que no encajo con algunas de esas chicas.
Jeremy sube a la moto. Lo miro pensativa.
—Encontrarás a alguien con quien congenies. Solo date tiempo.
Sucederá algún día.
—Seguro, eso espero —suspira Jeremy—. De otra manera tendré una
vida solitaria.
En todo en lo que puedo pensar es en que yo ya tengo una vida
solitaria. Sacudiendo la cabeza subo a la moto y Jeremy me lleva a casa.
—Comenzaremos el jueves —dice sonriendo.
—Ah sí —digo sarcásticamente.
Página | 95 —Hey, si quieres obtener tu licencia necesitas aprender a manejar —
me responde Jeremy.
—Ya sé. —Gimiendo abrocho el caso en su moto y le digo—:
Diviértete en tu cita esta noche.
—Planeo hacerlo… con suerte.
—Es bonita —le digo casi forzando una sonrisa.
—Pero eso no lo es todo. Ya veremos cómo va. Te recojo aquí el
jueves a las cinco ¿está bien? —dice Jeremy con un guiño.
—Sí, sí, sí —me rio—. Que tengas una buena noche.
—Tú también.
Después de entrar en casa suelto un profundo respiro. No debería
sentirme de esta manera. ¿Por qué me siento así? Es Jeremy.
Jeremy tiene citas. Sé eso. Tal vez solo estoy celosa de que tenga una
cita. Sí… eso es. Eric me habló hoy, eso es algo por lo que debería sentirme
bien. ¡También obtuve mi permiso temporal! ¡Arriba yo!
Al día siguiente me siento en la clase de arte tratando de decidir qué
hacer. Mi maestro se acerca.
—¿Dónde está tu foto Isabella? —me pregunta.
Tocándome la cabeza contesto.
—Aquí.
—Bueno, normalmente habría tenido un problema si alguien no trajera
su tarea completa, pero conozco tu nivel de habilidad. Creo que lo harás
bien.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —inquiero.
El maestro asiente.
—Por supuesto.
—¿Qué se necesita para entrar a una de las escuelas de arte de San
Luis?
Una sonrisa se desparrama por su cara.
—Estaba esperando que preguntaras. Tengo algunos folletos para ti.
—¿Los tiene? —jadeo.
—Sí, tienes talento y ni siquiera creo que nos hayas mostrado tu mayor
potencial. Utiliza este proyecto. Úsalo para demostrar de qué estás hecha.
Las escuelas de arte querrán ver tus mejores trabajos.
—Está bien —tartamudeo asombrada—, haré mi mejor esfuerzo.
Página | 96 —¿Qué es lo que vas a hacer? —pregunta.
—Creo que voy a hacer mi dibujo a carboncillo. Es mi favorito.
Mi maestro sonríe ampliamente.
—Suena grandioso.
—Mejor me pongo a trabajar —digo levantándome para agarrar un
lienzo.
Cuando me siento de nuevo, solamente puedo ver el espacio vacío.
¿Cómo voy a dibujarlo? Quiero decir, ¿cuál sería la mejor manera? Ladeo
la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro y entonces comienzo.
El miércoles y el jueves pasan volando. Estoy contenta de que Eric me
salude cada vez que me ve. Sonya sigue sin ir a la escuela y eso hace todo
más fácil.
Por supuesto siento que ahora me importa menos.
El jueves después de la escuela me encuentro a Jeremy sentado
frente al volante de su auto. Un montón de tipos están parados alrededor.
Jeremy los ignora moviendo la cabeza al ritmo de su música. Camino
hacia él y me agacho para asomarme por la ventana.
—Hey, semental ¿Me podrías dar un aventón?
Jeremy se echa a reír.
—No lo sé dulzura ¿Qué me ofreces a cambio?
—Absolutamente nada —digo con una sonrisa.
Finge pensarlo un rato.
—Está bien —gruñe.
Abro la puerta y salto dentro. Jeremy se inclina y me besa en la
mejilla.
—Hola cariño.
—Hola —le contesto sorprendida con la guardia baja.
—¿Estás lista? —pregunta con una sonrisa traviesa.
—Sigo sin querer hacer esto —declaro seriamente.
—Que mal —me dice encendiendo el auto.
—Pensé que ibas a recogerme a las cinco.
—¿Estás decepcionada de que te haya recogido antes? —pregunta.
Eso me hace sonreír nerviosa.
—No.
—Bien. —Nos lleva a un gran estacionamiento vacío—. ¡Sal! —
exclama con demasiado entusiasmo. De mala gana hago lo que dice.
Página | 97 Cambiamos de lugar y todo lo que hago es sentarme y verlo
directamente.
Jeremy sonríe más ampliamente aún.
—Bien, ahí hay tres pedales. A partir de la izquierda van: el clutch,
después el freno y después el acelerador. Para encender el auto necesitas
presionar el clutch y el freno.
—No quiero hacer esto.
—Pisa… el… clutch y el freno —enfatiza.
Con el ceño fruncido, presiono los dos pedales.
—¿Ahora qué? —pregunto.
—Enciende el auto.
Cuando logro encender el auto instantáneamente levanto los pies de
los pedales y se apaga.
—Upss —murmuro.
—Está bien. Sé que hay un montón de potencia detrás de este carro.
Al principio va a intimidarte, pero no importa. Estamos en un
estacionamiento vacío. Simplemente puedes soltar los pedales aplastar el
freno y el carro se apagará. Lo que lo hará detenerse.
—Es bueno saberlo —contesto.
Haciendo gestos Jeremy continúa.
—Enciende el auto de nuevo —lo hago—. Ahora pon la mano en la
palanca de cambios —también lo hago y pone la mano encima de la
mía—, primera, segunda, tercera, cuarta. Comienzas en primera, entonces
cambias a segunda y así.
Tomo una respiración profunda y asiento.
—Bien —me dice lentamente—, ahora vamos a quitar el freno de
emergencia.
Se acerca y baja el freno al lado de mi pierna.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —le digo con voz chillona.
Simplemente se ríe.
—Dañarás mi auto si no lo hago. Correcto, ahora cuidadosamente
quita el pie del freno pero mantén el clutch abajo. —Lo hago, realmente
lento pero lo hago—. Ahora presiona el acelerador —también lo hago y al
oír el motor revolucionarse quito los pies de los pedales de nuevo. Jeremy
se agarra la cabeza—. Isabelle, no quites el pie del clutch a menos que te
estés moviendo.
—¡No es tan fácil! —grito.
Página | 98 Jeremy continúa riéndose encontrándolo obviamente divertido.
—Relájate Izzy. Tómalo con calma. Presiona el clutch y el freno y
enciende el auto. —Con un molesto ceño fruncido hago lo que dice.
—Sabes qué, olvídalo. Vamos a hacerlo de la manera fácil para que
puedas sentir el agarre del clutch. Presiona el acelerador tan duro como
quieras pero no hasta el suelo y después suelta el clutch.
—¿Estás loco?
—Oh, tú hazlo. Puedes pisar el freno después de que lo hagas si
quieres. Los frenos son siempre la primera opción si no estás cómoda. Pero
para poder usar el freno tienes que presionar el clutch y el freno al mismo
tiempo.
Ruedo los ojos.
—Bueno. Para hacer que el auto se mueva ¿piso el acelerador y libero
el clutch?
—Sí.
—Entonces para frenar presiono el clutch y el freno al mismo tiempo.
—Síp.
Me quedo mirando a Jeremy.
—¿Qué pasa si no lo hago?
—Lastimas mi auto —replica guiñándome.
Sacudo la cabeza en shock.
—No haré esto.
—Si lo harás. Presiona el acelerador tanto como te sientas cómoda y
deja salir el clutch. Después podemos intentar hacerlo lentamente.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Tomo una respiración profunda y
presiono el acelerador. Siento las revoluciones del motor y hago un mohín.
Veo que Jeremy agita la mano hacia adelante así que levanto mi pie del
pedal y el auto camina. Grito y estampo mis pies sobre los pedales. El
carro chilla hasta detenerse. Jeremy se dobla de la risa.
—¡Cállate idiota! —grito.
—Está bien —me asegura—. Yo ni siquiera pude mover el auto la
primera vez que traté de aprender a manejar con cambios. Es por eso que
quería que sintieras la marcha. ¿Sentiste cuando el clutch cogió la
marcha?
—En realidad sí —contesto.
—¿Ves? —dice con una sonrisa gentil—. Ahora procuraremos que lo
Página | 99 hagas lentamente. Lo que vas a hacer es que mientras presionas el
acelerador vas a ir soltando el clutch al mismo tiempo. Aprenderás el límite
del clutch y posiblemente te tome un tiempo agarrarle el tiro. Así que no te
sientas desanimada.
—No confío en mí misma —le digo—. Me desanimo fácilmente.
—Te saldrá bien —suspira—. Tómalo con calma.
Asintiendo, trato de hacerlo a un ritmo normal. Por supuesto lo arruino.
Decidida, trato de nuevo y esta vez lo logro.
—¡Lo hice! —exclamo.
—Bueno sí, pero vas a 20 km/h y se te va a apagar si no vamos un
poco más rápido. Así que lo que tienes que hacer es presionar un poco
más el acelerador. —Lo hago y escucho el motor acelerar a más
revoluciones mientras ganamos velocidad—. ¿Escuchas el motor? Cuando
escuchas eso necesitas hacer el cambio. Ese pequeño medidor es el
tacómetro, cuando suba a 3,500 revoluciones haces el cambio. Así que
pisas el clutch y cambias. Dame tu mano —se la doy y presiono el clutch.
Mueve la palanca y siento que mete segunda—. Ahora puedes ir más
rápido.
—No quiero ir más rápido —declaro.
Jeremy solo se ríe.
—Bueno entonces detén el auto. Primero pisa el clutch y después el
freno.
Hago eso y el carro se detiene. Gritando me doy la vuelta y envuelvo
a Jeremy en un abrazo.
—¡Lo hice!
—Sí, lo hiciste —dice Jeremy riendo. Me aparto y nuestras caras están
separadas por centímetros. Nos quedamos mirando el uno al otro por un
segundo antes de regresar a mi asiento rápidamente.
—Y ahora ¿quieres intentarlo de nuevo? —pregunta.
—¡Sí! —grito.
Pasamos como dos horas practicando. Lo tenía bastante controlado
al final.
—¿Ahora qué? —pregunto felizmente.
—Manejas en una calle —contesta Jeremy.
Eso me hace fruncir el ceño.
—¿Quieres que haga esto con otra gente alrededor? ¡Me voy a meter
en un accidente o a matar a alguien o a ARRUINAR TU AUTO!
—Entonces ¿arruinar mi auto está por encima de matar a alguien? Es
Página | 100 decir, amo a mi bebé pero prefiero no atropellar a nadie. —Jeremy
golpetea el tablero—. Ella se arriesgará por el bien del equipo.
—¿Por qué corres el riesgo de arruinarlo por mí? ¡Ni siquiera me
conoces bien! Probablemente comenzaré a ser una molestia en algún
momento. No me dejes arruinar algo de lo que estás tan orgulloso.
De repente Jeremy luce molesto.
—Soy tu amigo, y nunca has sido una molestia. Ni una sola vez. Creo
que eres absolutamente adorable. Así que maneja mi auto. Para eso
estamos aquí, para enseñarte a manejar. Nadie más, excepto Josh y Kent,
han manejado mi auto. Entonces el que te esté enseñando en este auto
demuestra lo que significas para mí.
—Awww, eso es tan tierno —digo riendo un poco nerviosa. —Eres mi
primer amigo verdadero. Muchas gracias por tener tanta fe en mí.
—No hay problema. Ahora vamos a conducir en la calle.
Lo tomamos con calma y no lo estoy haciendo tan mal. En los
semáforos tiendo a apagar el auto o a rechinar llantas. Jeremy encuentra
esa última parte muy divertida.
Finalmente el sol comienza a ponerse. Veo a Jeremy.
—Creo que debería ir a casa.
—Bien —contesta—. Maneja hacia allá.
Cuando nos detenemos en casa, pongo el auto en neutral y lo
apago.
—Pon el freno de mano —me dice. Lo hago y respiro profundo—. Lo
hiciste bien hoy. Estoy muy orgulloso de ti. Lo captaste con mucha
facilidad. A mí me costó más tiempo aprender a manejar un auto con
cambios.
—Creo que me tomará algo más dominarlo —suspiro—. Ahora estoy
cansada. Esto fue estresante.
—Muy bien, vete a descansar —contesta Jeremy mientras sale del
auto.
Salgo y no puedo menos que sonreír. Me regresa la sonrisa.
—¿Entonces estás más emocionada que asustada?
—Sí —asiento—. ¿Cuándo podemos hacerlo de nuevo?
—Trabajo mañana en la noche y después tengo planes, así que tal
vez el sábado.
—Ooooh —le digo— ¿tienes otra cita con Vicky?
La cara de Jeremy se vuelve muy expresiva.
Página | 101 —Oh Dios ¡no!
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunto.
—Ella fue… bueno… realmente superficial. Honestamente creo que
estaba interesada en mí por mi apariencia. Entonces inventé una excusa y
me fui. Por supuesto pagué la cena, no solo me fui.
—¿Y qué excusa le diste? —pregunto cruzándome de brazos.
Su boca se mueve en una malvada sonrisa.
—Dije que tenía diarrea.
—¡Jeremy! —grito tratando de no reír—. ¿Cómo pudiste decirle eso a
una chica?
—Oh, muy fácil —contesta—. Fue muy divertido.
—Eres terrible —respondo poniendo los ojos en blanco.
—Querrás decir que soy increíble. —Debió ser realmente divertido
porque sigue riéndose mientras sube al auto.
Agarrando la manija del auto, digo—: Gracias Jeremy. Gracias por ser
tan buen amigo. Esto significa muchísimo para mí.
—¡Ah! pero tendrá un costo —dice—. Todavía tienes que limpiar mi
departamento.
—Felizmente lo haré —dije riéndome.
—Bien. ¿Por qué no te recojo el sábado como a las dos?
Probablemente necesitaré levantarme tarde. Saldré con los chicos el
viernes por la noche, montones de libertinaje e insensatez.
—Libertinaje. Sabes lo que eso significa ¿verdad? —pregunto.
Me mira perplejo.
—No, en realidad no —responde.
—Es como si estuvieras diciendo que vas a tener sexo con un montón
de gente o a tener una orgía y, espero que no sea eso lo que has
planeado.
Repentinamente Jeremy suelta la carcajada.
—Entonces la he estado usando esa palabra completamente mal. Así
que saldremos de juerga, no de libertinaje. Por supuesto hablo por mí. No
tengo control sobre los otros chicos.
Me rio.
—Bien, trata de comportarte. No beses a demasiadas chicas.
—Dónde está la diversión entonces —contesta Jeremy, con un
guiño—. Muy bien cariño, te veré el sábado.
Página | 102 —Buenas noches Jeremy.
—Duerme bien querida. Te veo el sábado. —Cierra la puerta y dice
adiós mientras se aleja.
Capítulo 7
El viernes pasa volando y por suerte Sonya todavía no está en la
Página | 103
escuela. Es un agradable respiro. Me tomo mi tiempo en la clase de arte,
porque necesito hacer un buen trabajo en este proyecto y por supuesto,
no quiero que el retrato de Jeremy se vea ridículo. Me pregunto si él incluso
lo vería.
Esa tarde, camino a casa con una sonrisa en mi rostro. Cuando llevo
unas tres cuadras desde la escuela, oigo el claxon de un auto. Me doy la
vuelta y veo a Eric. Él baja su ventana.
—¿Quieres que te lleve?
—Umm, claro —respondo, vacilante.
—Entra —replica.
Me dirijo al lado del pasajero y abro la puerta. Cuando entro, veo a
un tipo en la parte trasera.
—Oh, hola —tartamudeo.
—Isabelle, este es Jack. Jack, esta es Isabelle.
Jack asiente.
—He tenido algunas clases con ella. No me di cuenta que ustedes dos
eran amigos.
—Bueno. —Eric se ríe incómodo—. Hemos estado hablando
recientemente. Ella no vive tan lejos de mí, así que voy a darle un aventón.
—Como sea —dice Jack, encogiéndose de hombros—. Déjame en
casa de Joanne.
Eric rueda sus ojos, pero Jack no lo ve.
—Así que, ¿dónde está Jeremy hoy?
—Trabajando —respondo—. Es mecánico y trabaja en motos.
—¿Quién trabaja en motos? —pregunta Jack.
Dándome la vuelta, digo:
—Mi amigo Jeremy. ¿Es, cómo lo llaman, una de esas personas que
están muy interesadas en la mecánica de los vehículos, especialmente
motocicletas y mejoran la aceleración?
Con una sonrisa, Jack dice:
—Sí. Eso es genial, si tu auto alguna vez tiene problemas.
—No tengo auto —murmuro—. Ni siquiera tengo mi licencia.
—¿Cuántos años tienes? —pregunta Jack, con una mirada de
sorpresa en su rostro.
Cruzo los brazos.
—Dieciocho, pero mi mamá nunca me llevó a conseguirla. Jeremy me
Página | 104 está enseñando, y escucha esto, quiere que consiga mi licencia de
motociclista.
Hay una fracción de segundo de silencio, antes de que Eric grite.
—¡¿Qué?!
—Sí —digo—. Esa fue mi reacción, también.
—Una chica con licencia de motociclista, eso es TAN caliente. —Se ríe
Jack—. Pero en serio... ¿una chica en una moto? ¡Eso es malditamente
impresionante!
Algo frustrada, suspiro y golpeo mi frente.
—Probablemente no se rendirá hasta que lo haga, también. Apenas
he aprendido a conducir un auto con cambios.
—¿Te enseñó a conducir un auto con cambios? —pregunta Eric.
—¡Sí, en un verdadero auto de poder! Soy tan afortunada de que no
termináramos alrededor de un poste de luz. ¿Tienes alguna idea de cuánto
poder tienen esas cosas? —exclamo con frustración.
Eso pareció captar la atención de Jack.
—¿En serio? ¿Qué tipo de auto?
—Uno anaranjado —respondo—. No recuerdo de qué tipo es. Lo que
sí recuerdo es que es un 1967 algo u otro.
—Bueno, eso deja muchas opciones abiertas —gruñe Jack—.
Necesitas encontrar más información. Me encantan los autos clásicos
coches de poder.
Sacudiendo mi cabeza, digo:
—Está en perfectas condiciones y podría exhibirlo, pero no lo hace. Le
preguntaré que es cuando lo vea mañana.
—¿Te vas a reunir con él mañana? —pregunta Eric, mirando por el
rabillo de su ojo.
—Oh, sí, tengo práctica de manejo —replico—. Lo hice bastante bien
para ser mi primera vez.
Jack asiente.
—Habría matado por aprender a conducir en un auto tan
impresionante como ese. Aprendí en la camioneta de mi mamá,
totalmente nada digno de mención en absoluto.
Ahora quiero sonreír, pero trato de no hacerlo.
—Estuvo bien. Es bueno que Jeremy tenga un auto rápido y una gran
moto, pero hay mucho más de él —afirmo, mientras miro por la ventana—.
Él es un gran chico.
Página | 105 —Realmente te gusta este tipo, ¿eh? —pregunta Jack.
Mis ojos miran a Eric. Él regresa mi mirada.
—Jeremy es una parte importante de mi vida. No sé lo que haría sin él.
—Eso es genial —contesta Jack.
—Así que, ¿ustedes dos son una pareja entonces? —pregunta Eric.
Sonrío y me río.
—Somos un par de chiflados. Eso es lo que somos.
—Amiga —exclama Jack—. Si vas a estar en ese auto mañana, tienes
que llevarlo por donde trabajo. QUIERO ver lo que es.
Dándome la vuelta, sonrío.
—Y ¿dónde trabajas?
—La cafetería en Hickory. Sé que es al otro lado de la ciudad, pero lo
juro que te daré café gratis si apareces.
—Creo que podemos conducir por ahí —respondo—. El apartamento
de Jeremy es justo por allí.
Eso parece escandalizar a Eric.
—¿Tiene su propio apartamento?
—Uh, sí —replico—. Tiene veintiún años y no es del tipo de vivir con sus
padres.
—¿De dónde es? No fue a nuestra escuela secundaria. —Eric me
pregunta sospechosamente.
Después de pensarlo por un momento, lentamente contesto.
—Él es una persona muy reservada, así que no voy a compartir su
información más allá de que es de Texas.
—Eso es un poco lejos —responde Eric.
—Mmmm —tarareo—. Así que, de todos modos, ¿cómo estuvo su día?
Jack gime.
—Tengo un ensayo de 12 páginas que entregar mañana en Literatura
Inglesa.
—Ouch —digo—. ¿No deberías estar yendo a casa, entonces?
Guiñándome, Jack responde.
—Voy a conseguir ayuda.
—Apuesto a que sí. —Eric se ríe—. Bueno, aquí estamos. No sé por qué
necesitabas que te llevara si sólo ibas a casa de Joanne.
Jack abre la puerta,
Página | 106 —Porque soy un adolescente y muy perezoso.
—Camino a casa todos los días —afirmo—. No todos los adolescentes
son perezosos.
—¿Me estás diciendo que si tuvieras un transporte a casa todos los
días, no lo tomarías? —pregunta Jack.
Eso me hace fruncir el ceño.
—Buen punto.
Un resoplido sale como respuesta.
—Los veré más tarde. No te olvides de mañana Isabelle.
—No lo haré. ¡Prometiste café!
Él sonríe.
—Si consigues que me deje conducirlo, voy a darte café gratis de por
vida.
—No creo que tenga tanto poder pero ya veremos. —Me río.
—¡Adiós! —Jack ondea su mano y cierra la puerta.
Me doy vuelta y miro a Eric.
—Está bien, puedes dejarme en la esquina de Harmony y Twelfth
Avenue.
—¿Por qué no en tu casa? —pregunta.
—No dejo que nadie vea donde vivo. Lo siento —murmuro en voz
baja.
Con una mirada burlona, dice—: Está bien. ¿Vives en una caja o algo
así?
—Sí —respondo—. Dos cajas en efecto, que se mantienen juntas con
esa cinta que lo arregla todo.
—Impresionante, espero que al menos tengas una gran vista.
Una risa se me escapa.
—Sí, la cochera de nuestros vecinos.
La esquina de la boca de Eric da una sacudida.
—Así que, ¿tienes planes este fin de semana?
Me está preguntando acerca de este fin de semana. ¿Por qué? ¡Oh,
Dios mío! ¿Qué debo decir? ¿¡Qué digo!?
Juego a la difícil de conseguir.
—Sí, todo el fin de semana, todo lleno.
Página | 107 —Eso es bueno —responde. Entonces, silencio. Me muerdo el labio y
miro por la ventana.
¿Debería haber dicho eso?
—Bueno, si te encuentras libre en algún momento de este fin de
semana. Deberías llamarme. No tengo planes. Quiero decir, reunirnos
como amigos, sin pisotear el territorio de Jeremy.
—Oh. —Chillo—. Por supuesto. No tengo tu número.
Mirándome, dice—: Dame tú celular. Lo pondré en él.
—Umm, sí —replico—. No tengo un teléfono celular.
—Wow, está bien, saca un pedazo de papel entonces. Espero que
tengas eso.
Ahora, lo miro fijamente.
—Divertido, divertido. —Abro mi mochila, saco mi cuaderno de
bocetos—. Muy bien, ¿cuál es tu número?
—5556504. —Mi corazón va a salirse de mi pecho.
¡Seriamente, acabo de conseguir el número de teléfono de un chico!
Y de todos los chicos, tengo el de Eric. Creo que me voy a morir.
—Muy bien, lo tengo. —Esto no puede estar pasando. ¿¡En serio!?
—Ese es mi celular. Diría que me mandaras un mensaje de texto, pero
eso es algo difícil de hacer cuando no tienes un teléfono del cual enviar
mensajes de texto —dice Eric con una sonrisa.
Bromeando ruedo mis ojos.
—En realidad no he necesitado un teléfono celular, pero estoy
empezando a pensar que voy a conseguir uno. Tarde o temprano, voy a
tener que localizar a Jeremy y no quiero hacerlo desde casa.
—¿Por qué?
—Mi mamá probablemente espiaría la conversación. Así que, eso
significa que probablemente no te llamaría desde casa tampoco —
declaro pesadamente.
Eric se ríe.
—Solía escuchar las llamadas de mi hermana. La volvía loca.
—Eso es tan dulce de tu parte.
—Te lo dije, sólo empezamos a llevarnos bien hace poco. Cuando
tenía mi edad, ooooohhhh hombre, NO nos llevábamos bien. Ahora, ella
tiene 23 años y está casada, va a tener un bebé. Es diferente.
A medida que nos detenemos en la esquina, rápidamente agarro mi
Página | 108 mochila.
—Gracias por el paseo.
—¿Deseando salir corriendo tan rápido? —dice Eric, con una ceja
levantada.
—¿Quieres hablar? —pregunto con curiosidad.
Encogiéndose de hombros, responde—: Simplemente estaba
disfrutando de nuestra conversación.
—Oh ―murmuro torpemente. Me recuesto en el asiento—. ¿De qué
quieres que hablemos?
Con una mirada en blanco, Eric dice—: No lo sé. No sé nada de ti.
Nadie lo hace. Sé que no tienes amigos y todo, pero no entiendo ¿por
qué?
—¿Alguna vez has visto esas películas sobre esos personajes, tontos,
nerds que no tienen amigos y son molestados? Bueno, esa soy yo.
Simplemente dejé de ponerme ahí. Jeremy es la primera persona que
realmente me VE. Por eso es tan importante.
—¿Estás enamorada de él? —pregunta Eric.
Jadeando, digo:
—¡NO! ¿Qué te hace pensar eso?
—Sólo tenía curiosidad —responde—. Él parece significar mucho para
ti.
Asiento.
—Lo hace. Él es mi único amigo verdadero. Estoy esperando a que
me explote en la cara, sin embargo.
—¿Por qué?
¿Realmente quiero responder eso?
Vuelvo la cabeza y miro por la ventana.
—Las cosas no suelen ir bien para mí.
—Oye, esa es la forma en que funciona el mundo. No todo funciona
para mí tampoco —señala Eric.
—Sí. —Casi le contesto bruscamente—. Pero tienes todos los amigos y
la popularidad. Tienes una familia amorosa. Jeremy es todo lo que tengo.
Es un mundo escalofriante cuando esa sola cosa puede estallarte en la
cara.
Frunciendo el ceño, Eric pregunta—: ¿No tienes una familia amorosa?
Ahora, completamente arrinconada y temerosa de esta
Página | 109 conversación, digo—: Lo siento Eric, me tengo que ir. —Salto rápidamente
fuera del auto y empiezo a caminar por la acera.
—Isabelle. —Oigo a Eric gritar desde su ventana—. ¡Lo siento! ¡Vuelve
aquí!
Me doy la vuelta, conteniendo las lágrimas.
—Lo siento Eric, pero me tengo que ir. Entiendo si no quieres lidiar con
mi trasero melodramático, pero algunas cosas son difíciles de hablar para
mí.
Eric retrocede el auto y me mira.
—No te presionaré de nuevo. Simplemente toma una respiración
profunda.
Así que, hago lo que dice, respirando profundamente.
—Ves, es por eso que me escondo lejos de la gente. Estoy loca.
—Oh, por favor, ¿has conocido a algunas de las chicas que van a la
escuela? ¡Ahora, ellas están locas! Se apuñalan unas a otras en la espalda
cada vez que pueden. No pareces ser así.
Un suspiro sale de mí y digo—: No, no soy así. Creo que eso es
realmente malicioso y estúpido.
—Ves, no estás loca. Ahora, mi hermana estando embarazada con
todas esas hormonas, ¡ESO ES loco! Cielos, tú enojándote por una cuestión
personal es una cosa. Ella molestándose por cada mirada, cada
respiración que tomas, eso la hace certificada. Por lo tanto, si puedo lidiar
con eso, puedo ciertamente estar bien contigo siendo un poco tímida.
Eso me hace sonreír.
—Gracias. —Muevo mi cabeza—. Aun así, debería irme. Quiero hacer
mi tarea esta noche, para que así mi fin de semana esté disponible. Nunca
pensé que iba a decir eso en realidad.
—Bueno, si tienes tiempo este fin de semana, llámame. Podemos
llegar a conocernos y convertirnos en amigos, que es algo que deberíamos
haber hecho hace años y siento que es mi culpa.
—No completamente tu culpa, pero sí, sería lindo ser… amigos.
Bueno, amigos, no es lo que estaba buscando, pero servirá por ahora.
Eso es mucho más allá de mis expectativas de todos modos.
—Voy a ver lo que Jeremy ha planeado para mí y si puedo, te lo haré
saber.
Eric sonríe, y dice—:
―Me parece bien. Te veo luego Isabelle.
Página | 110 Todo lo que puedo hacer es despedirme ondeando la mano mientras
se aleja. Dándome la vuelta, finalmente sonrío con la mayor sonrisa. Esto no
puede estar pasando. Este tipo de cosas no suceden realmente. No soy
nadie. Los chicos no hablan conmigo, especialmente Eric. Es como si
Jeremy fuera mi amuleto de la buena suerte. Es más que un amuleto de
buena suerte, es mi amigo más cercano, mi mejor amigo. Nunca le diría
eso a él, porque probablemente pensaría que me estoy aferrando a él.
Llego a mi puerta y la abro. Al instante, oigo a mi madre gritar.
—¡Isabelle!
Oh, genial.
—Sí mamá.
—Ven aquí —demanda.
Dejando caer mi mochila en el suelo, suspiro y camino dentro de la
cocina.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—¿Todavía vas a comprar ropa este fin de semana?
Desconcertada, digo—: ¿Eh? ¿De qué estás hablando?
—Tu novio Jarrod dijo que iba a llevarte a comprar ropa nueva. —
Escupe.
—Jeremy, mamá, su nombre es Jeremy y no sé si todavía vamos a
hacer eso. En este momento me está enseñando a conducir. No sé si esa
es una de las cosas que vamos a hacer este fin de semana.
Mi mamá agarra su bolso y empieza a hurgar en él.
—Aquí, tengo esto para ti. —Me entrega un sobre de dinero.
—¿Qué es? —pregunto, abriéndolo. Mis ojos casi se salen de sus
orbitas.
—Son trescientos cincuenta dólares. Quiero que te consigas algo de
ropa. Ni siquiera recuerdo la última vez que te lleve de compras —murmura
mi madre mientras va hacia el refrigerador.
Tartamudeando, sigo.
—Mamá, tú no me has llevado a comprar ropa en años. Lo he hecho
todo yo misma.
Ella me mira.
—Eso es un poco obvio.
Respira profundo, respira profundo, no grites.
—Gustosamente tomare esto e iré de compras.
—Bueno. Me voy el fin de semana con Howard. Estaré de vuelta el
Página | 111 domingo por la noche.

—¿Quién es Howard? —pregunto bruscamente.


Mi madre levanta su ceja.
—Mi nuevo novio, de todos modos vamos a su cabaña. Así que,
asegúrate de bloquear las puertas por la noche.
—¿Me estás dejando aquí sola? ¡Nunca he estado sola en esta casa!
—digo bruscamente.
—Tienes dieciocho. Realmente Isabelle, no deberías tenerle miedo a
la oscuridad.
Furiosamente enojada, lentamente digo—: No le tengo miedo a la
oscuridad. Estaré BIEN sin ti.
—Bien —responde ella—. Diviértete de compras. Voy a ir a empacar
ahora. Me voy en una hora.
—Genial, diviértete. —Gruño, mientras me volteo y salgo de la
habitación.
Cuando entro en mi habitación, cierro la puerta de golpe. ¡Ella es tan
increíblemente molesta! ¡Ugh, sólo quiero estar en otro lugar ahora mismo!
Llamaría a Jeremy, pero salió con los chicos creando un alboroto, y me
vería demasiado desesperada si llamara ya a Eric. Este sería un buen
momento para tener una amiga. Me tiro en la cama, y cubro mi cara.
Bueno, al menos tengo dinero para el fin de semana. Ni siquiera tenemos
comida en la casa. ¿Qué habría hecho si ella no tuviera dinero para mí?
Tengo que salir de aquí, eso es lo que tengo que hacer.
Me levanto y saco mi reproductor de mp3 de mi mochila.
Encendiendo mis auriculares, desaparezco del mundo. No es hasta un
poco más tarde que me despierto. Me incorporo rápidamente en la cama.
El sol ya se ha puesto y mi habitación esta oscura. Enciendo mi lámpara y
froto mis ojos.
—Demonios, iba a hacer mi tarea —murmuro para mis adentros—.
Debo obtener sustento en primer lugar.
Mi casa está vacía, oscura y silenciosa, cuando salgo de mi
habitación.
Bueno, sí, no le tengo miedo a la oscuridad, pero quien no estaría
intimidada por una gigante casa vacía. Mientras camino por las
habitaciones, enciendo cada luz. Mi mamá simplemente puede tratar con
el recibo de la luz. Para enseñarle a dejarme sola. Hago un sándwich y me
siento delante de la televisión. Se trata de repeticiones. Estoy aburrida
después de sólo 15 minutos. Gimiendo, pongo mi plato en la mesa de café.

Página | 112 ¿Qué demonios puedo hacer? Me muerdo el labio y pienso. Tengo
una idea. Comprobando las puertas, quiero asegurarme que estén
bloqueadas, y por supuesto, la puerta principal está abierta. Gracias
mamá. Ahora, tengo que revisar todas las habitaciones de la casa, con un
cuchillo en la mano. Todas las habitaciones están limpias. Tomando una
respiración profunda, voy a mi habitación y cierro la puerta.
Mi computadora está en mi escritorio, y voy y la enciendo. Cuando
ingreso a Internet, escribo moda. Por supuesto, un millón de sitios se
despliegan. Hago clic en uno de los diseñadores de renombre. Mis cejas se
arquean.
—Definitivamente no voy a usar usando eso —murmuro. ¿Y por qué los
chicos en estas fotos se ven sucios? ¿Es que es una nueva tendencia, no
bañarse? Realmente espero que Jeremy sepa lo que está haciendo.
Quiero decir, él siempre se viste muy bien, pero él es tan atractivo, que
apenas miro su ropa. Espera, ¿realmente acabo de pensar eso? Sacudo la
cabeza y miro hacia las imágenes de nuevo.
Me tomo una hora pasando de sitio en sitio. Finalmente, no puedo
hacerlo más. Me siento y miro el reloj. Son las once. Supongo que podría ir
a la cama. Mientras, me vuelvo para dar clic fuera del navegador, un
pensamiento de repente se me ocurre. Podría buscar el nombre de Jeremy
y ver qué aparece. ¿Debería hacerlo? ¿No es eso malo, sin embargo?
Quiero decir, ¿no debería esperar a que me revele su pasado?
Golpeando las teclas, pienso en esto por un minuto. Por último, apago
el ordenador. No puedo hacerlo. Eso sería invadir su privacidad y no es
algo que quiero hacer. Aunque, una parte de mí siente curiosidad por lo
que encontraría. ¿Es un criminal? Dudoso. ¿Dónde está su familia? ¿Qué es
lo que esconde? Sólo sacudo la cabeza mientras me preparo para la
cama.
A la mañana siguiente limpio como una loca. Incluso limpio la
habitación de mi mamá, porque ella nunca lo hará. Mi casa está
finalmente limpia y reluciente. Miro el reloj y me doy cuenta que realmente
necesito entrar en la ducha. Mientras estoy enjuagando el acondicionador
de mi pelo, oigo el timbre de la puerta.
—Demonios —exclamo. Cierro el agua, salto fuera de la ducha.
Mientras estoy secándome, vuelve a sonar el timbre de la puerta. Agarro
mi bata y me la pongo. Casi corro por las escaleras hasta la puerta
principal. La abro de un tirón para encontrar a Jeremy parado allí.
Me mira y frunce el ceño.
—¿Por qué en el mundo abrirías la puerta en bata? No tenías idea de
que era yo. Podría ser un asesino aterrador.
—La próxima vez, abriré la puerta con un cuchillo entonces —replico
Página | 113 con una sonrisa—. Vamos, entra. —Abro más la puerta.
Jeremy entra y mira a su alrededor.
—Wow, tu casa huele tan limpio.
—Eso es lo que pase haciendo toda la mañana —respondo—. Termine
mi tarea y luego estaba muy aburrida.
—Hay algo que se llama ver televisión.
Cerrando la puerta, ruedo mis ojos.
—No veo mucha televisión. De todos modos, es sábado, no hay nada
que ver.
—Bueno, ve a alistarte —ordena Jeremy, animándome con sus
manos—. Tenemos cosas que hacer.
—Está bien, dame un minuto. Mientras tanto, la televisión está ahí y el
control remoto está en la mesa de café. Diviértete.
Con una mueca, Jeremy responde.
—Voy a recostarme. Me duele la cabeza.
—¿Demasiada fiesta anoche? —pregunto, riendo.
—No bebí demasiado, es sólo que no dormí lo suficiente. —Se queja,
caminando hacia mi sala de estar.
Lo sigo y señalo.
—Son las dos de la tarde.
—Sí, los chicos no se fueron hasta las 5 de esta mañana.
Mi mandíbula cae.
—¿Qué diablos estuvieron haciendo hasta las cinco de la mañana?
—Ehh, un montón de cosas. Nos fuimos a los bares por un tiempo,
luego fuimos con la novia de Kent. Ella nos echó a las 2:30. Así que, nos
fuimos a mi casa, donde jugamos videojuegos y buscamos chicas en
internet.
—¿Por qué estaban buscando chicas por internet? —pregunto
lentamente.
Eso parece ser divertido, porque Jeremy ríe.
—Bueno, estábamos jugando este videojuego donde hay esta nena
caliente como un personaje, y estábamos discutiendo sobre quién
interpretaría el personaje de acción en vivo. Así que, fuimos al internet y
miramos a las mujeres que podrían interpretarla. Era una tarea tan difícil.
—Oh por todos los demonios. —Me quejo—. Hombres, te digo, sólo
tienen una cosa en sus mente.
Página | 114 —¡Estaban vestidas! —grita Jeremy, tratando de defenderse—. Salí de
la habitación cuando empezaron a buscar fotos desnudas.
Resoplando, respondo—: Claro que lo hiciste.
—No —enfatiza—. Juro que lo hice.
—Bueno, eso está bien, pero voy a alistarme. Toma una siesta.
Jeremy cae sobre el sofá y dice—: Sin problema.
Sólo niego con la cabeza y voy arriba. Decido usar la plancha que
seca el cabello. Para mi gran entusiasmo, ¡realmente funciona! Voy de un
lado para otro pensando si quiero tratar de maquillarme. No lo he hecho
desde que vi a Debbie. Ningún tiempo como el presente, supongo. Con
mucho cuidado, me lo puse. Después de que he terminado, me miro.
¡Hey, me veo bastante bien, además!
Es cuando llego a mi armario que frunzo el ceño. Mi guardarropa
realmente necesita ayuda. Agarro un par de pantalones vaqueros y una
camisa. El cabello se ve muy bien, la ropa se ve estúpida. Magnifico.
Cuando logro llegar abajo, encuentro a Jeremy durmiendo en el sofá.
Me quedo allí y lo miro. Se ve muy tranquilo y ummm lindo. ¡Tengo que
dejar de pensar en estas cosas! No necesitas babear sobre él, Isabelle. ¡Él
es tu amigo! Acercándome a él, cruzo mis brazos. ¿Cómo lo despierto?
Inclinándome, cuidadosamente toco su hombro.
—Jeremy —susurro.
De repente, me tira encima de él y comienza a hacerme cosquillas en
mis costados.
Grito, porque soy REALMENTE sensible a las cosquillas. Finalmente se
detiene y me sostiene.
—Así que, ahora sé lo que puedo hacer para torturarte.
—Pensé que estabas durmiendo. —Afirmo, tratando de salir de su
agarre, pero él sigue sosteniéndome.
—Lo estaba. Sólo, sentí cuando te inclinaste cerca. Soy rápido como
un ninja.
Riendo, me vuelvo y lo miro hacia abajo.
—¿Vas a dejarme ir ahora?
—¿Huelo mal o algo así?
Inclinándome, huelo su camisa. Oh, Dios mío... huele tan bien.
—No. —Por fin tartamudeo—. No apestas. —Hueles impresionante.
Él me deja ir y nos enderezamos, conmigo cayendo a un lado para
sentarme junto a él.
Página | 115 —Entonces —dice Jeremy—. ¿Cuáles son nuestros planes para hoy?
—No sabía lo que habías planeado —respondo—. Si tenemos tiempo
libre, se supone que llamaré a Eric.
Con una mirada de desconcierto, Jeremy exclama—: ¿¡Qué!?
¿Cuándo ocurrió esto?
—Me trajo a casa ayer y me preguntó qué iba a hacer este fin de
semana —murmuré.
Con una mirada pensativa, Jeremy pregunta.
—¿Prefieres hacer algo con él?
Pienso en eso por un minuto y luego muevo la cabeza.
—En realidad no, mi madre me dio dinero para ir a comprar ropa, así
que quería hacer eso.
—Oh, cariño, sí, podemos ir al centro comercial. Voy a llamar a
Cassandra, sin embargo, si eso es lo que estaremos haciendo.
—¿Quién es Cassandra, otra novia? —pregunto tímidamente.
Una mirada perpleja pasa por encima de la cara de Jeremy y
responde.
—La novia de Kent. ¿Por qué?
—No lo sé —digo rápidamente, encogiéndome de hombros—. Estoy
tratando de mantener a las chicas en orden consecutivo.
—Ouch —dice Jeremy, agarrando su pecho—. No soy tan malo.
Eso me hace reír.
—No he dicho que lo fueras. Si yo tuviera tu aspecto, probablemente
tendría un montón de chicos con quien hablar, también.
—Lo sé —responde Jeremy, sacudiendo la cabeza—. Tengo tantos
chicos con quien hablar.
—Sabes que eso no es lo que quise decir —digo rápidamente,
empujándolo.
Él se vuelve y me empuja hacia abajo, sujetándome en el sofá.
—No puedo evitar que Dios me diera un buen aspecto que sea un
poco demasiado para que la gente lo soporte.
—Oh, vaya. —Me quejo, moviéndome de debajo de él. Yo, por
supuesto, caigo al suelo.
—¿Es tan malo estar tocándome, que te fuerzas a caer al suelo? Estoy
empezando a pensar que te sientes como si pensaras que tengo piojos o
Página | 116 algo así.
Riendo, digo.
—¡Sí, gérmenes de chico, eewww!
—Bueno, entonces —grita Jeremy, mientras sube encima de mí. Él
empieza a besarme por todo el cuello y la cara. Chillo. Finalmente, lame mi
mejilla.
—¡Asqueroso! —grito—. ¡Quítate de mí!
Él se ríe en mi cuello.
—Sabes dulce.
—Repugnante, Jeremy —digo, tratando de empujarlo fuera de mí.
Finalmente, me rindo.
—¿Qué voy a tener que hacer para conseguir que te quites de
encima de mí?
Levantándose sobre mí, Jeremy mira hacia un lado como si estuviera
pensando.
—Bésame.
—¿Qué? —exclamo—. ¿POR QUÉ?
Con una mirada diabólica, Jeremy responde—: ―No he llenado mi
cuota de besos de esta semana.
—¿No pudiste encontrar alguna chica para besar anoche?
—A nadie que besaría —afirma—. Quiero ver lo que haces si regresas
el beso.
Miro hacia él, abro mi boca y luego la cierro, sin saber qué decir.
—¿Sueles ir por ahí besando a tus amigas?
Una mirada triste de repente pasa por la cara de Jeremy.
—No, sólo quería ver si eras buena besando. No importa.
—Creo que me pondría bajo mucha presión si estuvieras como,
bueno, voy a darte un beso en este momento, y quiero que beses en
respuesta. Entonces flaquearía y sería una mala experiencia para ambos.
De repente, los labios de Jeremy están, una vez más, sobre los míos.
Esta vez es un beso diferente. Hace que mi corazón deje de latir. Sin
pensarlo, le devuelvo el beso. Me pierdo en él. Finalmente, él se retira.
—Wow, Izzy, realmente vas a hacer a un chico muy feliz algún día.
—Uh, huh. —Es todo lo que puedo lograr decir después de esto.
Jeremy me mira. Parece que va a decir algo, pero se detiene. Se
levanta de encima mío y se para. Me quedo allí, mirando al espacio vacío.
Página | 117 Jeremy extiende su mano.
—Vámonos.
—Está bien —suspiro feliz. Agarro su mano y él me ayuda a
levantarme.
—Entonces —tartamudeo—. ¿Vas a llamar a esta chica Cassandra?
Chasqueando los dedos, Jeremy dice—: Sí. —Mete la mano en su
bolsillo y saca su teléfono… un teléfono realmente caro. Bien, empiezo a
pensar que realmente roba bancos. De todo el mundo ¿cómo tiene dinero
para estas cosas? Lo veo marcar un número y esperar.
Sus ojos se mueven hacia los míos. Ellos me miran con cuidado. De
repente, su atención es arrastrada lejos.
—Hola Cassandra, es Jeremy. ¿Que estas hacienda ahora? —Hay una
pausa, y luego dice—: Necesito tu ayuda. ¿Puedo tomarte prestada por
unas horas? —Otra pausa—. Realmente, no te voy a pagar. ¿Estás dentro sí
o no? —Me mira y me guiña un ojo—. Bien, bien, te recogeremos en
quince minutos. De acuerdo, adiós.
—Así que, ¿estamos listos? —pregunto.
—Síp —replica Jeremy—. Vámonos. —Gira su cabeza hacia la puerta.
Lo sigo, agarrando mis llaves de la casa mientras salimos. Dándose la
vuelta, Jeremy me lanza las llaves del auto—. ¡Tú conduces!
Con un gemido, digo—: ¡Vamos! ¡Va a haber otra persona en el auto!
¡Alguien que no conozco! ¡Esto va ser vergonzoso!
—Isabelle, relájate y entra al carro.
Suplicando, le grito—: ¡Jeremy!
Se da la vuelta y se burla de mí.
—¡JEREMY!
—Eso no es gracioso. —Chillo, yendo a la puerta del conductor—. No
puedo creer que me estés haciendo hacer esto.
—Necesitas práctica —afirma casualmente sobre el problema. Me
subo al auto y cierro la puerta de golpe—. ¡Oye! ¡Se amable con mi auto!
No es su culpa que estés asustada.
Mis ojos solo lo miran.
—No estoy asustada, solo nerviosa.
—No lo estés —asegura Jeremy—. Sabes cómo hacer esto. Vas a
estar bien.
Ahora, estoy muy enojada. Empujo el clutch y arranco el auto.
Apretando mis manos en el volante, lo saco afuera de la acera. Jeremy
Página | 118 pone toda su atención en mí. Solo sonrío y cambio de segunda a tercera.
—¿Todavía preocupado? —pregunto.
—Reduce la velocidad Isabelle —replica firmemente Jeremy—. No
quieres chocar a propósito.
—¡Pensé que querías que practicara! —exclamo. Poniendo su mano
en mi pierna, Jeremy dice—: Prometo enseñarte a correr rápido en uno de
estos, pero no hoy. Reduce la velocidad.
El toque de su mano grande tan arriba de mi pierna hace que me
tense. Estoy experimentando una gran cantidad de diferentes muestras de
cariño por parte de él hoy. ¿Qué fue ese beso de todos modos? Eso fue
tan raro. ¿Por qué iba a querer besarme de nuevo? Práctica, supongo, y
wow que fue increíble y me sentí tan bien. Ese no era mi primer beso
verdadero, así como Jeremy lo llama. Jeremy solo estaba practicando,
¿cierto?
—Está bien, necesitas girar a la derecha y luego a la izquierda en el
complejo de apartamentos —dice, señalando el camino lateral. La tarea
de conducir lento a través de los edificios de apartamentos está
demostrando ser una tarea desalentadora.
Sigo apagando el motor. Golpeando el volante con mi mano después
de una tercera vez, suspiro.
—Debes manejar ahora. Obviamente, yo no puedo.
—Isabelle, cariño, tienes que practicar. Estás mucho más allá de
conducir este carro. El ir tan lento en mi carro no es fácil. Incluso yo apago
el motor algunas veces. Relájate estamos aquí de todos modos. Ves —dice
Jeremy—. Ahí viene.
Mis ojos ven a una linda chica bajar por las escaleras. Es bonita, pero
es como una de esas chicas que viven al lado. Su sonrisa es hermosa y se
ve realmente feliz. Jeremy baja del auto y mantiene la puerta abierta para
ella. Se sube al asiento de atrás y dice—: Hola, mi nombre es Cassandra.
No creo que nos conozcamos.
—Hola, soy Isabelle. Una de las amigas de Jeremy. Me está ayudando
en este momento.
Jeremy sube de nuevo y dice—: Vamos al centro comercial.
Tomando una respiración profunda, pongo en marcha el auto.
Mientras conduzco, Cassandra se inclina hacia adelante. —Entonces ¿qué
vamos hacer?
—Bueno, Isabelle quiere comprar ropa nueva —afirma Jeremy.
Página | 119 —¡Oh que divertido! —grita Cassandra—. ¡Amo ir a comprar ropa!
Frunciendo el ceño, digo—: Es un poco más que eso. Necesito ayuda.
Nunca he ido de COMPRAS, por así decirlo. He comprado ropa, pero no
tengo sentido de la moda. Por lo tanto, estoy un poco desesperada por
ayuda.
—Cariño, definitivamente puedo hacerlo —replica Cassandra, con
una sonrisa—. Vas a ser una diva cuando termine contigo. —Eso hace que
niegue vigorosamente.
—No quiero ser exagerada, simplemente agradable y normal.
—Entonces, ¿qué usas generalmente? —pregunta Cassandra.
—Lo estas mirando —replico.
Puedo ver a Cassandra por el espejo retrovisor. Se muerde el labio y
mira mi conjunto.
—Está bien —dice finalmente—. ¿Usas alguna falda o vestido?
—No, porque yo no tengo ninguno.
—¿Has usado algo más ajustado que lo que llevas puesto? —
pregunta.
—Mira, no sé qué luce bien en mí, así que no compro nada de eso —
respondo.
Jeremy finalmente saca la pipa de la paz con esto.
—Ella necesita algo más a la moda. Sin ofenderte Izzy.
—Nadie está ofendido, estoy de acuerdo contigo. —Resoplo—.
Chico, estoy de acuerdo contigo.
—Si quieres ser más femenina, necesitas al menos unas faldas y
vestidos —dice Cassandra—. Vamos a conseguir lo que necesitas.
Por el resto del viaje, Jeremy y Cassandra hablan sobre gente que no
conozco. No me molesta porque tengo que concentrarme en conducir.
Cuando llegamos al centro comercial, detengo el auto.
—En serio necesitas estacionarlo Jeremy.
—Sí. —Está de acuerdo conmigo—. No necesito que dañes otro auto.
—Él se baja y pongo el freno de emergencia. Cassandra empuja la silla
hacia adelante y sigue a Jeremy al salir del auto. Viene y abre la puerta
para mí—. Hiciste un gran trabajo.
—Gracias —replico orgullosa.
Después de que entra y comienza a manejarlo, Cassandra viene
hacia mí.
—¿Están saliendo ustedes dos?
Página | 120 —¡No! —exclamo—. ¿Por qué esa es la primera pregunta que a todos
se les ocurre? Míralo a él y mírame a mí, ¿en serio?
—Pero, ¿te gusta? —―pregunta.
Sacudiendo la cabeza, tartamudeo.
—Él es lo más parecido que tengo a un mejor amigo. Así que no, solo
somos amigos.
—Tenía curiosidad porque el hablo solo de ti anoche.
Volví mi cabeza hacia ella.
—¿Qué?
Rápidamente, ella susurra—: Nunca lo había escuchado hablar tanto
sobre una chica.
—Eso es porque hemos estado juntos prácticamente sin parar
recientemente. Él tuvo una cita el otro día.
—Bueno, entonces estoy equivocada. Era evidente que le gustas
mucho como amiga entonces —murmura justo antes de que Jeremy se
acerque. Inclino mi cabeza y lo miro por un segundo. Me sorprende que
realmente hable acerca de mí. Quiero decir, ¿qué diablos dijo? Realmente
espero que no sea nada malo. Dudo que lo fuera. Cassandra diría algo así.
Ella no parece ser el tipo maliciosa.
Jeremy agarra mi mano.
—Vamos cariño.
Entramos en el centro comercial y Cassandra inmediatamente nos
lleva a una de las tiendas más populares. Entro y estoy abrumada de
inmediato. Volviéndose hacia mí, Cassandra pregunta—: ¿Qué te gusta?
Tímidamente encogiéndome de hombros respondo—: No lo sé.
—Bueno, vamos a comenzar por lo básico. ¿Qué talla de pantalón
eres?
Respondo—: Umm, suelo comprar talla ocho.
Cassandra frunce sus cejas. Rápidamente se acerca y levanta un
poco mi camisa. —¡Oye! —grito.
Cassandra me mira. —Eres unas tallas más pequeña que un ocho.
Estás usando un cinturón para sujetar tus pantalones.
—Dios —siseo, halando de vuelta mi camisa hacia abajo—. Solo
compro lo que me queda.
—Eso no te queda Isabelle, solo lo usas. Vamos, tengo que encontrar
unas tallas más pequeñas. —Ella se acerca y mira algunos pantalones
Página | 121 vaqueros—. Aquí, talla cuatro y seis. Vamos a ver cuál te queda, ya que
son mucho, mucho, mucho más pequeños que un ocho.
Jeremy se acerca y también levanta mi camisa, Yo quito su mano.
—¿¡Que estás haciendo!? —grito.
—Isabelle —dice—. Tienes un buen cuerpo.
—¡No levantes mi camisa! ¿¡Estás loco!?
El solo me sonríe.
—Estoy aquí para ayudarte a comprar ropa. Tengo que ver con lo que
estoy trabajando.
—¡Ella puede ver! ¡Tú no! —siseo—. No estoy caminando hacia ti
quitándote tu ropa.
—Eres bienvenida si deseas hacerlo —replica Jeremy, con una sonrisa
retorcida.
Gimiendo, ruedo mis ojos y sigo a Cassandra a los vestidores. Me
entrega uno de los pantalones vaqueros.
—Comenzaremos con esto. Voy a buscarte camisetas.
—Muy bien. —Me lamento, tomando los pantalones. Entro en el
vestidor y me miro en el espejo. Curiosa, levanto mi camisa para
chequearme a mí misma. ¿Tengo un cuerpo bonito? ¿En serio? Hmm, creo
que nunca lo pensé. Nunca me he comparado con nadie, y no uso nada
que muestre algo. Por último, encojo los hombros y me quito mis
pantalones.
Por supuesto, trato con el jean talla seis primero. Realmente me queda
bien. No me probare la talla cuatro. No quiero que luzcan marcados en mi
cuerpo. Me giro y me miro en el espejo. Wow, tener un par de pantalones
que realmente queden bien hace una gran diferencia. Huh, ¿quién lo
habría pensado?
De repente, alguien golpea la puerta.
—¿Te has probado ambos? —pregunta Cassandra.
—No, solo el talla seis. Me queda bien —contesto, abriendo la
puerta—. Ves.
Cassandra me mira de arriba a abajo.
—Probablemente podrías entrar en el talla cuatro.
—No quiero tener pegados mis pantalones, muchas gracias —replico.
—Bueno, cuando se trate de faldas y vestidos tendremos que ir a una
talla más pequeña.
Me muevo incómodamente, murmurando.
Página | 122 —Está bien.
—Bueno, ¿puedo entrar ahí contigo? ¿O eres súper tímida? —
pregunta Cassandra.
—Yo, bien, no, puedes entrar. Solo no te rías, ni nada por el estilo.
Con una mirada de perplejidad, Cassandra jadea. —¿Por qué me
reiría?
—Porque la gente hace eso usualmente —respondo en voz baja.
—Eso es ridículo —chasquea ella—. Vamos. Me asegurare de que
nadie se ría de ti.
La dejo entrar y probarme un montón de tops. Finalmente Jeremy
llega a la puerta del vestidor y golpea.
—Sabes, probablemente debería estar ahí, también.
—No, pervertido —respondo.
—Seria estrictamente objetivo, sin perversión alguna.
—Sí, claro —responde Cassandra. Ella me mira—. Bien, voy a
conseguirte algunas faldas y vestidos. ¿Quieres venir conmigo o confías en
mí? —
Enfatizando, le pido—: ¡Nada rosado por favor!
—Entendido —asegura, mientras sale del vestidor. Me doy vuelta y me
miro en el espejo. Tengo un par de pantalones negros y una camisa roja de
botones que le da forma a mi cuerpo. No me veo tan mal realmente.
Hay un suave golpe en la puerta. Grito—: ¿Si?
—¿Cómo te está yendo? —pregunta Jeremy.
—Bien —contesto felizmente—. ¿Cómo te va a ti?
Todo lo que escucho es un gemido.
—Estoy muy aburrido. Ustedes están teniendo toda la diversión y yo
estoy de pie todo el tiempo sin hacer nada en absoluto.
—Consígueme un conjunto entonces —replico, rodando mis ojos. El
guarda silencio por un minuto y luego contesta—: ¿Prometes probarte lo
que te traiga?
—Claro, ¿por qué no?
—Recuerda que acabas de decir eso. —Oigo decir a Jeremy,
mientras se aleja.
Uh oh. Creo que me voy arrepentir de esto. Un poco más tarde vuelve
Cassandra. Ella trae tres faldas y dos vestidos. Una falda es con paletones,
Página | 123 una a cuadros rojos. Esa hace juego con la camisa que estoy usando.
—Wow. —Es todo lo que digo—. No sabía que tendría este aspecto
en una falda.
—Tienes bonitas piernas y un buen cuerpo. Solo necesitas llevar la
ropa adecuada —dice Cassandra—. Ahora, prueba esa falda con este
top.
Lo hago y no puedo evitar sonreír. De repente, hay otro golpe en la
puerta.
—Tengo lo que quiero que te pruebes —afirma Jeremy, a través de la
puerta.
—Está bien —contesto—. Dámelo
—Ahora, prometiste probártelo, recuerda eso.
Genial, no puedo esperar para ver eso.
—Tíralo. —Un vestido viene volando al vestidor. Cassandra lo agarra y
lo sostiene.
—¡Jeremy! —exclama.
—¿¡Que!? —Se ríe—. ¡Lo prometió!
—¿¡No puedes estar hablando en serio!? —grito.
Cassandra sostiene un vestido negro ajustado. Es sin tirantes y no deja
nada a la imaginación.
—Póntelo Isabelle —dice al otro lado de la puerta.
—Jeremy —articula Cassandra—. Este es un vestido para ir a
discotecas.
—Bueno, entonces voy a tener que llevarla a una discoteca. Póntelo
jovencita. No rompas tu promesa.
Con una gran cantidad de molestia, digo bruscamente—: ¡NO!
—Isabelle, mi amor, lo prometiste —murmura Jeremy a través de la
puerta.
Bien, si esta es la manera en que quiere que sea. Agarro el vestido de
las manos de Cassandra. Siseando, digo—: No tengo puesto un sostén
para esto.
—Umm, no necesariamente tienes que usar uno con eso.
—Genial —murmuro. Me quito la ropa que llevo puesta y me pongo el
vestido. Mis ojos van al instante a Cassandra para obtener una reacción.
Ella sonríe y aplaude con sus manos.
—Te ves increíble.
Página | 124 —No puedes estar hablando en serio —resoplo.
—Mira —responde ella, girándome hacia el espejo.
Mi mandíbula cae. Me veo… bien… sexy, al menos eso es lo que yo
creo. —Creo que esto es un poco demasiado —susurro.
—Así que, ¿te lo pusiste? —pregunta Jeremy.
—Síp —respondo, volviéndome para mirarme en el espejo—.
Realmente luzco muy bien en él, o al menos eso creo yo.
—¡Maravillosos! ¡Déjame ver!
Riendo, respondo—: Nop, me lo probé como prometí. No hice
ninguna promesa de mostrártelo.
Hay un jadeo de sorpresa al otro lado.
—¿Qué? Eso es ridículo e injusto.
—Pienso que está bien. —Me rio alegremente.
—¿Estás haciendo esto a propósito? —pregunta Cassandra.
Desconcertadamente, digo—: ¿Qué? ¿Por qué haría eso?
—¡Porque matas con ese vestido! —exclama ella.
—¿Quién mata en qué? —pregunta Jeremy.
—Nada —contesta Cassandra.
Hay un fuerte golpe en la puerta. Salto.
—¿¡Qué diablos fue eso!?
—Yo, golpeando mi cabeza contra la puerta con frustración —
responde Jeremy de mal humor—. Recuérdame ¿por qué te invite,
Cassandra?
Ella responde riendo.
—Porque ella me necesita. La verás algún día en él… tal vez… si eres
un buen chico.
—¿Podemos al menos ir a una tienda con ropa para chicos? Quiero
decir, puedo ir a empezar a coquetear con chicas para inquietarme, pero
vine aquí para ayudar a mi amiga Isabelle, no para estar mirando la puerta
de un vestidor.
Suspirando me quito el vestido.
—Me pongo mi ropa de nuevo. Creo que tenemos suficiente material.
Tengo que elegir lo que quiero de todos modos.
—Bueno, quiere tener voto ahí —replica Jeremy—. Caray, no soy
simplemente su chofer.
Página | 125 —Wow, debimos pagarle al banco para tener un chofer tan caliente
—grita con una gran sonrisa Cassandra.
Hay una risa de parte de Jeremy.
—Ten cuidado con lo que dices Cassandra. Tu novio tiene un buen
gancho y no quiero estar en el extreme receptor.
—Sabes que soy una de las pocas chicas que puede resistirse a tu
encanto —replica Cassandra.
—Sí, bueno, sé que muy adentro hay una llama ardiendo por mi buen
aspecto.
Eso me hace gemir.
—Caray, Jeremy, ¿te valoras demasiado a ti mismo?
—Siempre. —Se ríe.
Termino de ponerme los zapatos, y abro la puerta del vestidor.
—¿Estás contento ahora? Puedes verme.
—Sí, pero no llevas puesta ninguna de esa ropa. ¿Qué divertido es
eso?
—Bueno, puedes ayudarme a llevar todo esto al mostrador para que
podamos irnos —contesto, girando y agarrando ropa.
Llegamos a la cajera y ponemos todo en el mostrador.
—¿Qué quieres? —pregunta Jeremy.
—Todo —suspiro—. Pero no tengo mucho. Así que, ¿qué crees que
debo comprar?
—Hmm, No sé. Sabes creo que dejaste un vestido en el vestidor.
Confundida, digo—: ¿Qué vestido? ¿El negro? Está aquí. —Lo
sostengo—. Y no dije que fuera a comprar este.
—No, ese otro vestido, simplemente ve a revisar en el vestidor. —
Insiste, empujándome en la dirección de los vestidores.
Sacudiendo mi cabeza, camino de vuelta al vestidor. Por supuesto, no
hay nada allí. Es tan raro a veces. Cuando hago me dirijo de vuelta hacia
la cajera, está empacando cosas.
—Alto, alto, ¡espera un minuto! ¡No separe lo que llevaré!
—Lo sé —replica Jeremy—. Solo vamos a comprarlo todo.
—¡Jeremy! ¡No tengo tanto dinero! ¿¡Que estás haciendo!? —grito.
Cassandra suspira.
—Está comprando todo para ti, porque necesitas desesperadamente
un par de zapatos que vayan con todo esto y el prometió comprarme un
Página | 126 par a mí por ayudarte hoy.
—¿Puedo hablar un momento contigo? —chasqueo hacia Jeremy.
—Claro —responde con una sonrisa.
Lo empujo hacia un lado y pregunto—: ¿Por qué estás gastando tanto
dinero en mí?
—Porque quiero.
—Jeremy, eres un mecánico de motocicletas. ¡No quiero que te
endeudes por ayudarme! ¡Esto es ridículo! —exclamo en voz alta,
probablemente demasiado alta.
Levanta su mano y lentamente pasa sus dedos por mi rostro.
—Tengo el dinero. Digamos que soy bueno ahorrando. ¿Déjame
hacer esto? Me hace feliz verte feliz.
Aww, está bien eso es dulce.
—Bien —murmuro—. Pero voy a pagártelo todo de alguna manera.
—Bien, puedes ayudarme a limpiar mi apartamento.
—Ya voy a hacer eso. —Me quejo—. También necesito hacer algo
más.
Jeremy frunce el ceño.
—No piensas que de verdad iba a hacerte limpiar mi apartamento
por ayudarte con esa chica, ¿cierto?
—Bueno, iba hacerlo para mostrarte mi gratitud.
Niega con la cabeza.
—No espero que hagas nada por mi Isabelle. —Luego Jeremy sonríe—
. Soy el ardiente hada padrino haciéndolo todo pro-bono. Así que en lugar
de varita mágica, tengo una cuenta bancaria.
—Prometimos siempre decirnos la verdad, ¿cierto? —pregunto
vacilante. Jeremy asiente—. ¿Alguna vez has robado un banco?
—No. —Se ríe—. Nunca he violado la ley. Bueno, tal vez haya
excedido la velocidad, pero, ¿quién no lo ha hecho?
Cruzando los brazos, pregunto—: ¿Y qué tan rápido ibas en tu auto?
—Eso lo dejaremos en el pasado —responde, mientras camina de
vuelta hacia la cajera.
Capítulo 8
—Así que, estos son lindos —dice Cassandra, sosteniendo un par de
Página | 127
zapatos bajos.
—Me gustan esos —contesto—. ¿Con qué los usaría?
Ella sonríe.
—Puedes llevarlos con cualquiera de las cosas negras que
conseguiste.
—Está bien —replico, caminando por el pasillo de zapatos. Cassandra
y yo estamos aquí solas, porque Jeremy dice que odia las compras de
zapatos. Ya hemos elegido cinco pares de zapatos. Le dije a Jeremy que
estoy pagando por ellos, y que lo renegaría si él tratara de pagar por ellos.
Él dijo que estaba bien.
Mientras camino, de repente me acerco a un par de botas. Son altas
negras y de cuero de becerro. Las levanto y miro el tacón. Me pregunto si
podría llevar estas y no romper mi cuello.
—Oh, Isabelle, deberías llevar esas —enfatiza Cassandra fuertemente.
—Creo que probablemente me caería —declaro—. Aunque, siempre
he querido un par de estas.
—Ellas se verían geniales con las faldas y sobre todo con aquel vestido
negro que Jeremy eligió para ti.
Mirándola, digo—: El vestido que nunca usaré.
—Oh, tú lo usarás, confía en mí. —Ella se ríe—. Solamente pruébate un
par. ¿Qué daño te hará eso?
Con un encogimiento de hombros, contesto:
—Supongo que nada. —Inclinándome agarro un talla siete. Voy y me
siento sobre la silla. Cuando abro la caja, solamente miro hacia ellos por un
segundo. Son tan bonitos. Me quitó mis zapatillas de deportes sucias, y
saco una de las botas. Mi pie fácilmente se desliza en ella. Jalo la
cremallera sobre el lado y afirmo:
—Bien, encajan.
—Ponte la otra, así podemos ver si puedes caminar con ellas. —
Cassandra me urge. Hago lo que dice. Cuando la otra está puesta,
solamente saco mis pies y los miro—. Levántate y camina alrededor. Quiero
asegurarme de que no te harás daño.
Me levanto y me siento mucho más alta.
—Esto se siente extraño —declaro.
—Sí, tacones, tienes que acostumbrarte a usarlos —contesta
Cassandra—. Lentamente camina un poco alrededor.
Entonces, lo hago, muy despacio. Al principio, vacilo un poco, pero
Página | 128 luego me acostumbro a ellos.
―Oye, esto no es tan malo —digo—. Creo que podría manejarlos.
—Entonces definitivamente deberías adquirirlos —replica Cassandra—.
Después de ésos, creo que estamos listas. Probablemente deberíamos
frenar a Jeremy de todos modos, antes de que rompa demasiados
corazones.
—¿Él seduce a muchas chicas a tu alrededor, también, huh? —
pregunto, sentándome para quitarme las botas.
Cassandra inclina su cabeza hacia un lado.
—Jeremy coquetea mucho, y consigue muchos números de teléfono,
pero nunca lo veo realmente con chicas. Sé que tiene citas, pero no es
que las traiga a nuestro alrededor. Francamente, si me preguntas, creo
que hay algo más.
—¿Qué, él está con chicos? —pregunto lentamente.
—¡Mi Dios! no, él se come demasiado con los ojos a las chicas. No, es
que algo esté mal con eso, pero no creo que Jeremy sea gay. Es casi
como si tuviera problemas de compromiso.
Pongo las botas en su caja.
—Jeremy, bueno, Jeremy es de la manera que Jeremy es y creo que
él tiene sus motivos. No entraré en nada, pero él es un tipo realmente
agradable y pienso que un día encontrará a alguien que lo hará
realmente feliz.
—Él parece muy apegado a ti —señala Cassandra.
—Es porque me está ayudando. Tarde o temprano, él se aburrirá de
mí y querrá alguna verdadera compañía femenina.
Ella encoge sus hombros.
—No sé. Eres la primera chica que él realmente ha traído alrededor de
mí. Quiero decir, ha traído chicas con nosotros, pero nunca algo como
esto, no algo tan personal.
—Confía en mí —acentúo—. Somos solamente amigos.
—Bien —contesta Cassandra, aunque no suena muy convencida.
Llevamos los zapatos hasta la cajera.
—No necesitamos las cajas —dice—. No seríamos capaces de
llevarlas todas.
La cajera solamente asiente. La cajera pasa todo por la registradora,
y luego nos mira—. Serían 242, por favor.
Página | 129 —Yo me encargo —digo, agarrando el dinero—. Los zapatos no son
baratos.
—Sí, las chicas son embaucadas en ese aspecto. Los chicos necesitan
como dos pares de zapatos, los de diario y de vestir. Las chicas necesitan
zapatos para emparejar cada traje, y ¡son tan caros!
De repente, dos manos aprietan mis lados y escucho:
—¡Boo! —Eso me hace saltar en el aire.
Me giro para encontrar a Jeremy que está de pie allí.
—¡Idiota! ¡Me asustaste!
—Ese era el punto. ¿Has terminado ya? Tengo hambre.
—Aquí está su cambio —dice la cajera, entregándome el dinero. Lo
tomo y ella nos da las bolsas.
Jeremy recoge las bolsas de ropa y nos alienta con su cabeza.
—Vamos.
—¿Encontraste algo? —pregunto—. ¿Fuiste a la sección hombres,
verdad?
—Sí, compré una camisa y eso es todo —contesta él—. No estamos
aquí por mí hoy.
Cassandra mira su reloj.
—Tengo una hora antes de que tenga que estar en casa. Kent viene
después del trabajo.
—¡Bien, vamos al patio de comidas! —exclama Jeremy
dramáticamente.
—Jeremy, eres tan extraño a veces —dice Cassandra.
Burlándose, Jeremy contesta con:
—¿A veces? Estoy perdiendo mi toque.
Caminamos hacia fuera del centro comercial. Es entonces que
pasamos la tienda de teléfonos.
—¡Oh! —grito—. ¿Podemos pararnos aquí rápidamente? Quiero
adquirir uno de esos teléfonos de paga lo que consumas. Creo que es hora
de que tenga un teléfono celular.
—No voy a dejar que adquieras uno de esos teléfonos —afirma
Jeremy.
—Perdón —tartamudeo—, ¿no vas a dejarme?
Jeremy suspira.
Página | 130 —No quise decirlo así. Me refería a que esos teléfonos son caros de
usar. Sólo te pondré en mi plan.
—No seas ridículo —espeto—. ¿Por qué harías eso?
—Porque —enfatiza—, puedes pagar un montón de dinero por
minutos o 10 dólares al mes por estar en mi plan. ¿Cuál crees que es mejor?
Con una mirada desconcertada, contesto:
—Sí, pero ¿no tienes que firmar un contrato de dos años?
—Creo que si —contesta Jeremy—. Pero sé dónde vives para
conseguir el dinero cada mes. De todos modos, son diez dólares. Puedo
manejar diez dólares. Nos detendremos en la compañía de teléfono
celular después de dejar a Cassandra.
Gimiendo, digo:
—Jeremy, realmente no me siento cómoda con que hagas eso.
—Isabelle. —Se burla de nuevo—. Está biiieennnnn.
Miro a Cassandra, que está detrás de Jeremy. Ella solamente levanta
su ceja y gesticula con su mano, obviamente, indicando que él está
haciendo incluso más por mí. Eso me hace fruncir el ceño.
—Realmente siento como que me estoy aprovechando de ti —
declaro.
Poniendo una malvada sonrisa en su rostro, Jeremy dice:
—¿Quieres aprovecharte de mí? Estoy a favor de eso.
—¡Eres un idiota! —Me río—. ¡Dios Jeremy, eso NO es lo que quise
decir!
—Oh maldición —suspira—. Estoy tan solo.
Señalando a la multitud alrededor de nosotros, digo:
—Elige a una chica. Hay muchas de donde escoger.
—Eh —replica—. Nada que sorprenda mi imaginación.
Mientras él dice eso, dos chicas realmente bonitas pasan por su lado y
lo miran. Cuando ellas pasan, le susurro:
—Son bonitas y obviamente les gustas.
—Estoy más preocupado en conseguir comida ahora mismo, que en
obtener números. Comida ahora, chicas más tarde.
—Ahora, esa es una cosa típica de chicos —añade Cassandra—.
Aprenderás eso Isabelle. Cuando un hombre tiene hambre, es donde su
mente se encuentra.
Eso me hace sonreír.
Página | 131 —Es bueno saberlo.
Finalmente llegamos al patio de comidas. Jeremy escoge una mesa y
acomoda todo.
—¿Qué quieren comer chicas?
—No me importa, pero yo voy a pagar. ¡No discutas con eso Jeremy!
—articulo fuertemente.
—Bien, bien, bien —replica—. Puedo manejar que compres la comida.
Saco el dinero.
—Ve a conseguirnos algo. Voy a sentarme. Las compras son
agotadoras cuando tienes que probarte un millón de cosas.
—Un millón de cosas que no he podido ver —gruñe Jeremy
juguetonamente.
—No es como que no vayas a verme en ello de todos modos —
replico. Él me da una mirada pensativa.
—Buen punto, será una sorpresa cada día. Bien, voy a traer la comida.
Cuando él se aleja, Cassandra sonríe hacia mí.
—¿Cada día eh? Hmmmm.
—Oh, puedes parar. —Me río—. Eso no es así en absoluto.
—Nunca se sabe. Conozco a Jeremy hace un tiempo.
Teniendo una repentina sensación extraña, digo:
—No, confía en mí, él no está interesado mí. En serio ¿Lo has visto?
Sale con bonitas, chicas geniales; no con chicas tontas tratando de
renovarse.
—No te das suficiente crédito —afirma Cassandra, sentada frente a
mí.
—Jeremy sigue diciendo eso de mí, también. Sólo para que sepan, no
he tenido amigos en mucho tiempo, y Jeremy es la primera persona a la
que alguna vez me he abierto. Soy tímida y no tengo autoestima. Así que,
no, no creo que esté interesado en mí. No creo que jamás pudiera estar
interesado en mí.
—¿Querrías que lo estuviera? —pregunta. No sé qué decir al respecto.
Sólo niego con la cabeza.
—No, no puedo ni siquiera imaginar que eso suceda.
—Bien, creo que eres genial y harás a un hombre realmente feliz
cuando encuentres a uno con el que quieras estar.
Sonriéndole, contesto:
—Gracias. ¿Entonces, cuánto tiempo has estado con Kent?
Página | 132 —Dos años —replica Cassandra—. En realidad nos conocimos a través
de Joshua. Josh y Kent fueron juntos a la preparatoria, y entonces Josh y yo
nos conocimos cuando trabajábamos juntos en un restaurante en el
centro.
—¿Qué edad tienen ustedes? —pregunto.
—Yo tengo 22, Josh y Kent tienen 23. Jeremy es el más joven. Bueno,
no, en realidad lo eres tú.
Tímidamente, sonrío.
—Yo no soy parte de su grupo de amigos. De cualquier manera, es
probable que sea un poco raro para Jeremy estar saliendo conmigo.
—Sería raro si tú tuvieras 12 o incluso 16. Tú estás en el último año de la
preparatoria, ¿verdad?
—Sí —contesto—. Tengo 18.
Moviendo su mano, dice:
—Ves, eres una adulta. Todo está bien. Aunque no creas que te
vamos a dejar beber.
Eso hace que explote en risas.
—No te preocupes, nunca me atraparás bebiendo. Digamos que he
lidiado con lo suficiente de ello en mi vida para no querer beber nunca.
—Eh, te entiendo. Mi abuelo era un alcohólico, y me hizo darme
cuenta que nunca quería estar de esa forma.
Mordí mi labio.
—Sí, yo también tengo tratos con un alcohólico. Te hace pensar las
cosas dos veces.
—Sin duda —responde—. Jeremy y los chicos no se salen de control y
definitivamente no beben y conducen. Una vez que obtengas tu licencia,
que no te sorprenda si tienes una llamada en medio de la noche. Ellos
salen a todas horas, pero si beben más de dos cervezas, no conducen, y
son muy flojos para caminar a alguna parte.
—Bueno, eso será difícil porque no tengo auto —respondo—. Así que
están atrapados con lo de caminar.
Con un suspiro pesado, Cassandra continúa:
—No, eso significa que sigo atascada en recogerlos. Jeremy debería
dejar su auto contigo, así podrías hacerlo.
Riéndome, digo:
—Sí, eso pasará.
Página | 133 Cassandra sonríe.
—Oye, una chica puede desear.
Jeremy viene a nosotras con pizza.
—Bien, esto fue rápido y fácil. Muero de hambre.
—Sí —contesto—. Estás consumiéndote hacia la nada.
—Oye. —Aplaude juguetonamente—. Tengo un asombroso físico y
necesito mantenerlo.
Rodando sus ojos, Cassandra gime.
—Ellos son ridículos. Joshua es cinta negra y tiene a Kent y a Jeremy
peleando en cada oportunidad que tienen. Son absurdos. Me refiero a
que, no me malinterpretes, están en magnífica forma, pero se vuelve
aburrido, cuando los ves luchando todo el tiempo.
—También corro, cada noche —suelta Jeremy como si estuviera
molesto, pero entonces nos da esa asombrosa sonrisa suya.
—Necesitas traerla, quizás entonces yo tenga algo para entretenerme
además de mirarlos a ustedes cabezas de chorlito —dice Cassandra con
una sonrisa. Eso me pone muy nerviosa.
—No, él me ve lo suficiente.
De repente mirándome, Jeremy me pregunta:
—¿Te estás cansando de mí?
—¿¡Qué!? —jadeo—. ¡No! Es solo que… no sé. ¿No te hartarías de
tenerme todo el tiempo alrededor?
Frunciendo sus cejas, Jeremy contesta duramente.
—No. Confía en mí, Isabelle, sabrás cuando ya no te quiera alrededor.
—Está bien —murmuro.
Dado que está sentado junto a mí, me toca con su hombro.
—Me divierto contigo.
—Sí, eres divertida —agrega Cassandra—. Un día tú y yo necesitamos
ir de compras juntas. Necesito conseguirte nuevos sujetadores y cosas.
Jeremy golpea su mano contra la mesa y exclama:
—¡Yo también tengo que asistir a eso!
—Sí —siseo—. No voy a comprar ropa interior contigo.
—¿Por qué? —Él se ríe—. Yo puedo decirte lo que se ve bien.
Me giro hacia Cassandra.
—¿Todos los chicos son así?
Página | 134
—En general —responde ella con un suspiro.
Comemos nuestra pizza y hablamos de cosas al azar. Cuando
terminamos, Cassandra mira su celular.
—Realmente necesito irme.
—Está bien —responde Jeremy—. Entonces vámonos. —Camino hacia
afuera y metemos todo en la cajuela—. Aquí tienes —dice él, dándome las
llaves.
—¡NO voy a dar reversa con tu auto! Eso es peor que estacionar. ¡Ni
siquiera hemos intentado con la reversa! —grito asustada.
Despeinándome, Jeremy agarra las llaves de regreso.
—Está bien, yo conduciré.
—Yo iré atrás —digo, organizando mi cabello—. Tienes que bajarte
primero Cassandra.
—No discutiré con eso —contesta ella.
Cuando me pongo atrás, cierro mis ojos. No había hecho esto en
mucho tiempo. Pasar tiempo contigo misma no es tan estresante. Pasa un
rato, cuando de repente siento un dedo correr por el costado de mi rostro.
Abro mis ojos para encontrar a Jeremy enfrente de mí. Brinco. El auto está
detenido, Cassandra ya se fue y Jeremy movió el asiento hacia adelante.
—¡Oh mi Dios, me dormí! —Cubro mi rostro—. ¡Es tan vergonzoso!
—No, cuando babeas es lindo —dice él con una sonrisa.
—Querido señor, por favor dime que no hice eso.
Jeremy se ríe.
—No, no lo hiciste. Dormiste sin hacer ruido y en realidad fue lindo.
—¿Dónde está Cassandra?
—La dejé hace unos segundos. ¿Quieres ir a casa?
—No —tartamudeo—. Lo siento.
Agachándose, Jeremy sonríe.
—No hay razón para lamentarse. Yo soy bastante narcoléptico. Si
quieres, podemos ir de regreso a mi casa y tomar una siesta.
Tímidamente, digo:
—No, está bien. Si lo necesitas, puedes llevarme a casa.
Con una sonrisa maligna, Jeremy responde:
—Nah, estoy bien. ¿Ahora estás despierta y lista?
—Sí —respondo.
Página | 135
—Bien, porque vas a manejar. —Gimiendo trepo hacia el asiento
delantero y hacia el lugar del conductor—. Oye —grita Jeremy—, sé
cuidadosa al trepar en el interior.
Ups.
—Lo siento.
—Sé linda con mi bebé —contesta Jeremy pasando su mano por el
tablero.
—¿Ustedes dos quieren un momento juntos? —pregunto.
Jeremy se ríe y responde:
—No, ya tenemos mucho tiempo solos.
—Oh. —Enciendo el auto, y lentamente conduzco fuera del
estacionamiento—. ¿A dónde vamos?
—La tienda de celulares está en Lincoln.
De repente, brinco arriba y abajo y grito:
—¡Oh! ¡Oh! ¡Tenemos que detenernos en la cafetería de Hickory!
—¡Querido señor ten piedad! ¿¡Por qué!? ¡Acabas de asustarme
completamente! —exclama Jeremy.
—Hay un chico que se llama Jack. Él es un buen amigo de Eric. No
podía recordar que clase de carro es este, y él quería que lo llevara para
que pudiera verlo. Obtendremos café gratis si lo hacemos, y me haría un
poco más genial con alguien. Así que, ¿POOOOR FAVOOOOR? —ruego.
Un bufido y una risa salen de Jeremy.
—Sí, ve. La próxima vez, bájale algunas rayitas.
—¡Gracias! —digo felizmente, mientras brinco, trato de abrazarlo, y
por alguna razón nuestros labios se tocan. Es rápido y me alejo
rápidamente. Cubro mi boca—. Lo siento. ¡No se suponía que pasara eso!
—Está bien. —Jeremy se ríe, poniendo su brazo en la parte trasera de
mi asiento—. Sé que es difícil resistirse a mí.
Mis ojos probablemente no podían rodar más de lo que estaban
ahora.
—Sí, Jeremy, eres el corazón de mis fantasías más profundas.
Mientras empezaba de nuevo a manejar, Jeremy se apoya contra la
puerta.
—Así que, dime acerca de estas profundas fantasías oscuras.
Exactamente, ¿qué estoy usando? Oh, mejor dime, ¿qué estoy haciendo?
Página | 136 —Para empezar estás completamente vestido.
Burlándose, Jeremy dice:
—¿Fantaseas sobre mí con la ropa puesta? ¿Qué clase de fantasía es
esa? ¿Al menos me quito la ropa?
—¡No lo sé! —Suelto—. Estaba bromeando. ¡No hay tal fantasía y es
mejor que mantengas tu ropa puesta!
—Pero realmente me veo bien cuando no la tengo. —Jeremy me
toma el pelo.
No puedo evitar mirarlo.
—No lo dudo, pero eso no es para que yo lo vea.
—Arruinaría a cualquier otro chico para ti. Soy bastante caliente si lo
dijera yo mismo.
—Bueno, apuesto que lo eres, pero eso es para que otras chicas lo
vean, no yo —digo con severidad. Sin embargo las imágenes de él corren
por mi cabeza, e incluso cuando intento realmente detenerlas, ellas siguen
viniendo.
En realidad estamos algo callados mientras conduzco a la cafetería.
¿Es este un silencio incómodo? Me refiero a que no nos hemos dicho nada
desde esa extraña conversación.
Entramos en el estacionamiento y me estaciono enfrente de la puerta.
Jeremy se gira hacia mí.
—De nuevo, ¿quién es este chico?
—Su nombre es Jack. Él es amigo de Eric. Supongo que le gustan los
autos. No podía recordar cuál era éste cuando me preguntó.
Jeremy sonríe y enfatiza dramáticamente:
—Un Pontiac G-T-O de 1967.
—Sí, sí, sí —murmuro—. Aun así no lo recordaré.
—Bueno, entonces vayamos a mostrar mi bebé —suspira Jeremy,
saliendo del auto. Abro la puerta y salgo.
—No tenemos que hacer esto —digo—. Podemos irnos.
Caminando hacia mí, Jeremy me da un beso en la frente.
—Haré lo que sea que te haga feliz. Hagamos que este chico se
babee. —Él pone su brazo sobre mi hombro y abre la puerta.
Entramos y me detengo en seco. Toda el área de servicio está llena
con estudiantes de preparatoria, la mayoría de ellos son de último año.
—¡Mierda! —digo. Jeremy me jala en un abrazo y murmura en mi
oreja:
Página | 137 —¿Qué está mal?
—La mayoría de mi clase de último año está aquí —murmuro.
Él me jala fuerte contra él.
—Confía en mí, Isabelle. Saliste de un auto matador, con un chico
caliente que está envuelto a tu alrededor. ESTO no es algo malo.
Mirándolo, me río.
—Tienes un punto.
—Démosle algo más a lo que mirar —dice él, justo antes de que me
bese. Me toma con la guardia baja… de nuevo, pero hombre, se siente
tan bien. Después de unos segundos, Jeremy se aleja—. Ahora tenemos la
atención de todos.
—Bien —tartamudeo. Jeremy agarra mi mano y me lleva al mostrador.
Jack está parado ahí con la mandíbula caída—. Hola Jack, este es mi
amigo Jeremy.
Jack sacude su cabeza.
—¡No me dijiste que él conducía un genial GTO de 1967!
—Sí —le contesto—. Ese es. No podía recordarlo ayer.
—Tomaré un descanso —le grita Jack a alguien más detrás del
mostrador—. Necesito revisar tu auto.
Jeremy mueve su mano hacia adelante y seguimos a Jack hacia
afuera. Jack se agacha y mira por las ventanas laterales.
—Es hermoso. —Eso es todo lo que se me ocurrió decir.
—¡Amigo, este auto es maravilloso! ¿Lo reconstruiste tú mismo? —
pregunta Jack.
—Síp —contesta Jeremy—. Lo tuve por tres años antes de que pudiera
reconstruirlo totalmente.
Girándose, Jack pregunta entusiasmado:
—¿Puedo ver debajo el capó?
—Por supuesto. —Jeremy se acerca y tira del pestillo del capó. No
puedo ayudar, así que sólo doy un paso atrás. Obviamente, él sabe lo que
está haciendo. Ahora, algunos otros chicos de la escuela vienen a
comprobar lo que está "bajo el capó".
—Eso es hermoso —dice Jack.
—Mi bebé tiene 450 de bloque grande, todo cromado. Tiene doble
cámara superior y un ventilador. Les enseña a las personas las bases
regulares.
Jack hace unos ruidos extraños que sólo los chicos hacen.
Página | 138 —Tengo que escuchar este motor.
Jeremy me tira las llaves.
—Ponlo en marcha, cariño.
Cojo las llaves y lo miro. Sólo me hace un guiño. Me subo al auto y piso
el embrague. Con un gemido, enciendo el auto. Escucho un montón de
“¡Genial!”. Jeremy se acerca a la ventana.
—Está bien, sigue estas instrucciones: Primero pones el freno de
seguridad. En segundo lugar, pones el auto en neutro. No puede ser en
cualquier marcha. Luego, en tercer lugar, presiona el acelerador. Hará
funcionar el motor.
—Está bien —respondo con nerviosismo. Hago todo lo que dice y, a
continuación, presiono el pedal del acelerador. El motor ruge bastante
fuerte. Hay un montón de gente chillando y gritando desde el frente del
auto. Cuando miro por la ventana, me doy cuenta de que la mayor parte
de la cafetería ha venido afuera. Genial, somos un espectáculo. Por último,
Jeremy ondea su mano para que pare. Hago eso y apago el auto. Me
alegro de no haber matado a nadie.
Salgo del auto y camino hacia Jeremy. Él pone su brazo alrededor de
mí.
—A ellos les gusta.
—Puedo ver eso —respondo.
Jack se inclina sobre el motor.
—No puedo creer que hayas aprendido a conducir en este auto. Eres
genial, Isabelle.
—Gracias —susurro torpemente.
—Mi chica es genial. —Jeremy lo interrumpe besándome en la
cabeza.
Girándome hacia Jeremy, digo:
—Quiero conseguir un poco de café. ¿Quieres algo?
—Seguro —responde, con una sonrisa.
—Oh, yo me haré cargo de eso —responde Jack con alegría. Él se
acerca y abre la puerta—. Olivia, ¡dales lo que quieran por cuenta de la
casa!
Mantiene la puerta abierta mientras camino otra vez hacia allí.
—Gracias —murmuro mientras camino por delante de él. El resto de la
gente en la cafetería ahora está mirándome. Esta es mucha más atención
de lo que esperaba. Me acerco a la barra y las chicas sonríen. Miro el
Página | 139 menú y ordeno—. ¿Puedo tener dos café con leche grandes, por favor?
—Definitivamente —responde la chica. Ella me sonríe y dice—: Tu
novio es muy caliente.
—Sí —suspiro—, y él lo sabe. —La chica sólo se ríe y se va a hacer
nuestros cafés. Me doy vuelta y miro por la ventana. Jack hace gestos con
las manos y Jeremy se está riendo. Los chicos todavía me desconciertan.
Después de unos minutos, la barista trae las bebidas. Digo:
—Gracias. —Y pongo un poco de dinero en el tarro de las propinas.
Cuando llego al exterior, Jack se vuelve hacia mí.
—Él me dijo que no puedo conducir el auto.
—No pensé que te lo permitiría —respondo, entregándole a Jeremy su
café con leche—. Estoy sorprendida de que me deje a MÍ conducirlo.
Jeremy se ríe.
—Por supuesto que sí. Vas a necesitar algo para conducir cuando
obtengas tu licencia. Tengo mi moto, tú te quedas con el auto.
—¡¿QUÉ?! —grito.
—¡De ninguna jodida manera! —exclama Jack aún más fuerte—. Me
recogerás de la escuela todos los días, entonces. Te daré a mi primogénito.
Yo solo miro a Jeremy.
—No voy a llevar tu auto a la escuela.
—¿Por qué no? —replica Jeremy—. Es un buen auto. —Con un
gemido, ruedo los ojos. Riendo, Jeremy me abraza.
—Bebe tu café con leche. Tenemos que irnos pronto de todos modos.
—Isabelle. —Jack comienza seriamente—, si llevas esto a la escuela,
tienes que prometerme que me darás una vuelta.
Eso me hace sonreír.
—Puedo hacer eso.
—¡Oye! —exclama Jack—. ¡Hay una fiesta esta noche! ¡Deberías venir!
¿Hhhhuuuhhhhhh? ¿Acabo de ser invitada a una fiesta? Antes de que
pueda decir algo, Jeremy dice:
—Nos encantaría, pero ya tenemos una fiesta a la que ir, y ya sabes,
tengo 21. Si ustedes hacen algo malo y soy el más viejo allí, tendrán mi
trasero.
—Oh —dice Jack—. No lo sabía.
—Sí, de todas formas, las fiestas de secundaria no son lo mío, y
tampoco lo de Isabelle. Ella puede ser la bebé del grupo, pero todavía
está en el grupo. Sabes, hacemos las cosas de manera diferente. —Jack
Página | 140 asiente como si Jeremy acabara de decir la cosa más sabia alguna vez.
Resoplo y toso para encubrirlo—. Bueno —dice Jeremy—. Tenemos que
seguir adelante. Cosas que hacer, lugares a los que ir… hacerlo.
Mis ojos se cierran y mi cabeza cuelga.
—Jeremy…
—¿Quééé? —replica dramáticamente. Tan sólo lo miro a los ojos—.
Bebe tu café. Yo conduciré.
—¡Gracias a Dios! —grito. La última cosa que quiero hacer es tratar de
retroceder frente a todos. Jeremy cierra el capó. Me acerco a Jack—.
Gracias por el café.
Él sonríe.
—No hay problema. Sólo tienes que darme un paseo en el GTO.
—Puedo hacer eso —respondo, asintiendo—. Te lo prometo, después
de obtener mi licencia y si realmente Jeremy me deja conducirlo.
Jack menea la cabeza.
—Tienes que darte prisa y conseguir tu licencia.
—Tan pronto como ella se sienta cómoda, vamos a ir para que tome
la prueba —dice Jeremy jovialmente—, pero por ahora, tenemos que irnos.
Entra, nena.
Agito una mano hacia Jack y me meto en el auto. Jeremy entra en el
otro lado y le susurro:
—Gracias.
—Oh, espera —responde con una sonrisa desviada—. Lo haré babear
en unos diez segundos. —Jeremy alcanza la parte posterior y tira de una
toalla de debajo del asiento.
—Pon esto en tu regazo y sujeta muy bien nuestros cafés. Estoy a
punto de hacer un lío. Le daremos uso a tu ropa nueva.
—Oh, mierda —me quejo.
Jeremy retrocede y gira hacia la calle.
—Agárrate fuerte, Isabelle. Uno de estos días te mostraré cómo hacer
esto. —Pone primera y el suelo se eleva. Me estrello contra mi asiento y
todo lo que puedo oler es goma quemada. Nos lanza hacia adelante a
una velocidad a la que sé que no deberíamos ir. Se mueve con rapidez y
ahora estamos a cuatro cuadras de distancia.
—¡Más despacio! —Dejo escapar finalmente cuando puedo volver a
respirar. De repente, el auto reduce la velocidad y yo me voy hacia
adelante. Mirando hacia abajo, mi regazo está cubierto de café.
—Es mejor que estés muy agradecido de que había una toalla en mi
Página | 141 regazo. Café caliente sigue siendo café caliente, ¡incluso a través de los
pantalones vaqueros!
—Ellos definitivamente no te olvidarán ahora —replica Jeremy.
Mirándolo, digo:
—Sí, pero ellos también van a oler los neumáticos quemados mientras
beben su café. Esto si aún te quedan neumáticos.
—No he hecho eso en mucho tiempo. —Jeremy ríe—. Increíble, cada
vez.
Levanto las tazas de café y las sacudo un poco. Encogiéndome de
hombros, bebo el resto de uno de ellos.
—¿Qué se supone que debo hacer? —pregunto finalmente—. Mis
brazos y la toalla están completamente cubiertos de café.
—Estamos a sólo unas pocas cuadras de distancia, vamos a ir a mi
casa.
—Gracias —replico—. Estoy asquerosa.
Con una sonrisa, Jeremy dice:
—Vamos, valió la pena ¿no?
Sin ser capaz de evitarlo, sonrío.
—Sí, en cierto modo lo fue.
Cuando finalmente llegamos al apartamento de Jeremy, abre la
puerta para mí, ya que, obviamente, no tengo las manos limpias. Me
levanto y Jeremy agarra la toalla mientras cae. Dándome la vuelta, miro el
asiento.
—¡Hey, no hicimos un lío!
—Oye, todo tiene que ensuciarse de vez en cuando. Es sólo un auto
después de todo, y lo que hice trajo una sonrisa a tu cara. Por lo tanto, un
derrame habría valido la pena.
—Eso es realmente dulce —digo—, pero ¿puedo ir a asearme?
Jeremy cierra la puerta, y responde:
—Por supuesto, querida.
Tiramos los vasos cuando llegamos arriba. Jeremy me conduce al
cuarto de baño donde me entrega un paño.
—Espero que sepas que nunca voy a hacer eso en tu auto. —Hago
resaltar mientras humedezco el paño.
—¿Por qué no? Es TAN divertido —replica Jeremy con una sonrisa.
Levantando una ceja, digo:
Página | 142 —No.
—Date prisa para que podamos ir a la tienda de teléfonos celulares.
O, ¿has tenido suficiente por hoy y quieres ir a casa?
Hago una mueca.
—Prefiero no ir a casa. Mi mamá se fue por el fin de semana y esta es
la primera vez que he estado sola. Recorrí la casa anoche con un cuchillo
revisando que todo estuviera cerrado. Sé que tengo 18, pero sigue siendo
escalofriante estar sola.
—¿¡Por qué demonios no me llamaste!? —Jeremy dice bruscamente—
. Si no estabas cómoda estando sola, habría ido y te habría recogido.
Sólo hay silencio mientras me encojo de hombros.
—Estabas fuera con los chicos. No eres mi novio. No es tu
responsabilidad salvarme cada vez que algo ocurre.
—Yo habría ido y te habría recogido —dice Jeremy, poniendo mi
cabello detrás de mí oreja—. Los chicos y yo podríamos haber ido y salido
contigo.
Eso me hace sonreír.
—Eso hubiera sido aburrido para ustedes.
—Oh, nunca es aburrido con nosotros —afirma Jeremy.
—Apuesto a que no —replico—. No querría molestarte. Sinceramente,
tengo que aprender a estar sola, aunque me dé miedo.
Jeremy se burla.
—Eso es ridículo. O me quedaré contigo o tú te quedarás aquí esta
noche.
—No puedo hacer eso —susurro, más tímidamente.
—Tonterías, te quedarás aquí. Lo último que necesitamos es que tu
mamá vuelva a casa y tenga un berrinche porque yo estoy allí. Puedes
dejar una nota diciendo que te estás quedando en casa de un amigo.
Tienes 18 años, no puede decirte nada. —Antes de que pueda replicar
cualquier cosa, Jeremy se inclina y me besa en la frente—. Alguien tiene
que mantener un ojo en ti. Eres una alborotadora, después de todo.
Mirando hacia él, me río.
—Si ese no es el muerto riéndose del degollado no sé lo que es.
—¿Estás diciendo que soy una mala influencia? —pregunta Jeremy.
—No —contesto, dándole un codazo—. Eres la mejor influencia del
mundo.
Con un guiño, Jeremy dice:
Página | 143 —Eso es lo que pensé. Vamos a conseguirte un teléfono.
En la compañía de celulares, voy rápidamente al más simple y barato
teléfono.
—Esto servirá.
—¿Qué? No —resopla Jeremy—. Tenemos que conseguirte un
teléfono inteligente.
—¿En serio? —respondo—. ¿Para qué voy a necesitar un teléfono
inteligente?
Rodando los ojos, Jeremy dice:
—Para tener Internet, mensajes de textos, juegos… la lista es
interminable, ah, y una lista de canciones.
—Tengo un reproductor de mp3 para eso —articulo—. De todos
modos, mi computador ni siquiera sería capaz de sincronizar con una de
esas cosas, y te juro que si dices que vas a comprarme una computadora,
voy a salir de aquí.
Con un gemido, Jeremy dice:
—Está bien, pero puedes utilizar mi computadora.
—Jeremy —silbo en voz baja, ya que un empleado nos está mirando—
. Realmente no necesito un teléfono de lujo.
—Está bien, iremos con uno de esos teléfonos libres, pero todavía
puedes obtener un teléfono muy agradable por firmar el contrato.
Suspiro.
—Bien, podemos hacer eso. —Así que, lo hacemos. Cuando nos
metemos en el auto, sacudo la cabeza—. Me va a tomar un mes aprender
a utilizar esto. Nunca he tenido un teléfono celular antes.
—Te ayudaré a hacerlo mañana. Tenemos que ir a buscar tus cosas
para esta noche —dice Jeremy, mientras arranca el auto.
—¿Estás seguro de esto? Quiero decir, puedo quedarme en casa. No
quiero tener que ocupar tu sofá.
Con una mirada de disgusto, Jeremy chilla:
—¿Quién dijo que ibas a dormir en el sofá? Puedes dormir en mi
cama y yo me quedaré en el sofá.
Sacudiendo la cabeza con fuerza, tartamudeo:
—No, no, no, no voy a botarte de tu cama. Tomaré el sofá.
—Si te quedas dormida en el sofá, me limitaré a recogerte y ponerte
en mi cama. Por lo tanto, puedes bien dormir allí en primer lugar —replica
Jeremy con total naturalidad.
Página | 144 —Bien —me quejo.
Llegamos a mi casa, y yo empaco una pequeña mochila de cosas.
Jeremy entra mis bolsas mientras lo hago.
—¿Quieres que te ayude a colgar estas cosas? —pregunta.
—No —respondo—. Voy a hacerlo esta semana. Quiero lavar todo
antes de usarlo.
—Yo nunca hago eso —añade Jeremy—. Debería, pero, bueno, soy
un chico y no me importa.
Eso me hace reír. Cierro mi maletín y digo:
—Muy bien, estoy lista. —Hago una pausa y pregunto—: ¿Estás seguro
de esto?
—Oh, sí —responde Jeremy—. Definitivamente estoy seguro.
—¿Esto no va en contra de llevar chicas a tu casa? —Me río.
Jeremy me guiña un ojo.
—Tú eres un caso especial.
—Bueno, te lo agradezco. Es sólo que no me gusta estar sola en casa.
—No hay problema —dice Jeremy, revolviendo mi cabello—. Vamos.
Cuando llegamos a su casa, él me acompaña hasta su habitación. La
miro y rio.
—Eres un cerdo.
—Oye, soy el que tiene que vivir aquí, y estoy bien con eso. Lavé las
sábanas, así que no tienes que preocuparte por los piojos.
Pongo mi maletín en el suelo.
—Piojos gratis, es bueno saberlo.
—¿Tienes hambre? —pregunta.
—Sí —respondo—. ¿Quieres que cocine?
—No, podemos pedir comida china. Dependo mucho de las entregas
a domicilio. Los tengo en marcación rápida.
Resoplo y rio.
—Bueno, ya que estoy aquí, voy a cocinarte y entonces puedes
congelar el resto de la comida.
—Esa es una buena idea. Realmente no tengo a nadie alrededor que
cocine, por lo que nunca ha sido una opción. Ordenaremos comida china
por ahora. Luego podemos configurar tu teléfono —afirma Jeremy,
mientras camina hacia la sala.

Página | 145 Mirando a mí alrededor, sacudo la cabeza. Me va a tomar un día


simplemente organizar este lugar, por no hablar de limpiarlo. Me río y
apago la luz. Pasamos el resto de la noche comiendo, jugando con mi
teléfono y viendo películas.
Por último, me acuesto en el sofá junto a Jeremy. Mis párpados
empiezan a ponerse pesados y bostezo. Él me mira.
—Deberías ir a la cama si estás cansada.
—Sí, creo que me prepararé para dormir. ¿Necesitas usar el baño? —
pregunto mientras me pongo de pie.
—No, es todo tuyo —responde, con una sonrisa.
Asintiendo, entro en su habitación y agarro mi maletín. No me toma
mucho tiempo prepararme. Me pongo el pijama y me lavo los dientes.
Cuando salgo, Jeremy está tendiendo su cama.
—No tenías que hacer eso —digo, caminando detrás de él—. Tan sólo
voy a hacerla un lío de nuevo.
—Sí, pero no hay nada como entrar en una cama tendida, se sentirá
mejor. ¿Vas a estar bien aquí? ¿No necesitas nada? —pregunta.
Sonrío y le digo:
—No, debería estar bien.
—Está bien, buenas noches cariño —susurra Jeremy, mientras me da
un beso en la mejilla—. Voy a estar allí si me necesitas.
—Voy a estar bien y, otra vez, gracias. De verdad, lo digo en serio.
Gracias por… bueno… todo.
Él levanta su mano y pasa los dedos a lo largo de mi mandíbula.
—No hay problema. Estoy feliz de hacerlo. Ahora, a dormir un poco.
—Está bien —susurro. Se da la vuelta y sale de la habitación, cerrando
la puerta tras de sí. Levanto mi mano y toco mi cara. Se siente tan bien
cuando me toca.
¡Basta, Isabelle! Ugh, él es tu amigo, deja de ser ridícula. Voy y me
meto en la cama. Cuando me acuesto, me pongo de lado. Es entonces
cuando olfateo la almohada y huele exactamente igual que él, realmente
bueno. Me pego a mí misma en la frente y gimo. ¡Vete a dormir! Con eso
apago la luz.
Capítulo 9
A la mañana siguiente, me despierto y miro el reloj. ¿Son las diez y
Página | 146
media ya? ¡Vaya! está bien. Me levanto y me doy cuenta de que Jeremy
probablemente ya está levantado. Camino por el apartamento para
encontrarlo vacío. ¿Qué diablos? Vuelvo al pasillo y le doy un vistazo al
baño. Jeremy no está allí. Eso deja una puerta. La abro y me echó a reír.
Hay una cama, creo, y cajas por TODAS PARTES. Oh, mi Dios, no estaba
bromeando acerca de desempacar y dejar todo donde estaba, voy y
miro en algunas de las cajas. Algunas tienen cosas en ellas y algunas están
vacías. Entonces veo una caja en la esquina que parece haber sido
mantenida muy bien cuidada.
Me acerco y tomo el álbum de fotos de la parte superior. Me siento en
el borde de la cama y lo abro. Las dos primeras páginas están llenas de
fotos de una chica más joven, tal vez en el octavo grado. Ella parece ser
una chica torpe, al igual que yo. Paso a la página siguiente. Sentado
solitario en el papel hay una imagen de 5 X 7 de Jeremy y esta chica
tocando el violín. Ambos se visten muy bien. Tal vez se trata de un
concierto.
Cuando estoy a punto de pasar a la página siguiente, escucho un
golpe en la puerta. Rápidamente pongo el álbum de vuelta donde lo
encontré. No quiero que Jeremy me encuentre husmeando entre sus
cosas. Por qué estoy husmeando sus cosas está más allá de mí en primer
lugar. Hola, gran intrusión en su vida privada. Realmente Isabelle, eres
mejor que esto.
Hay otro golpe, esta vez suena más impaciente. Me levanto y voy a la
sala de estar.
De repente oigo:
—¡Jeremy! ¡Amigo, abre la puerta!
Por lo tanto, voy y la abro. De pie en el pasillo hay dos tipos. Ambos
son bastante lindos, y aquí estoy yo de pie en pijama, recién salida de la
cama. Impresionante. El chico rubio me mira un poco desconcertado.
—Es una chica.
El otro chico, que tiene el cabello negro, hace el comentario:
—Umm es una chica... en el apartamento de Jeremy.
—¿Puedo ayudarlos? —pregunto, sintiéndome un poco incómoda.
—¿Quién eres tú? —pregunta el rubio.
Levantando mi ceja, replico:
—¿Quién eres tú?
—Mi nombre es Joshua —responde el rubio—. Este es Kent.
—¡Oh! —exclamo—. Lo siento. Mi nombre es Isabelle. Debería haber
sospechado que eran ustedes.
Página | 147 Kent sonríe.
—La infame Isabelle, Cassandra me contó todo sobre ti. Le gustas.
—Bien, eso es bueno, me gusta, también. —Hago una pausa y luego
tartamudeo—. Jeremy no está aquí.
Joshua se inclina y se queja.
—¡Tengo que ir al baño! Por favor, déjame entrar.
—No lo sé —susurro—. Quiero decir, realmente no los conozco, chicos.
Jeremy puede enojarse.
—Aquí —dice Kent, tirando de mí hacia el pasillo—. Deja la puerta
abierta, quédate acá afuera y yo llamaré a Cassandra. Josh, ve al baño.
Obviamente, realmente teniendo que ir, Josh se lanza al baño. Kent
me sonríe.
—Umm, esto es incómodo —murmuro.
—Espera —replica Kent, levantando su dedo. Toma su teléfono celular
y marca un número. Después de unos segundos, lo oigo decir—: Hola
cariño, ¿me harías un favor? Isabelle está en el apartamento de Jeremy y
está preocupada de que no seamos quienes decimos que somos. ¿Puedes
hablar con ella? —Hay una pausa y luego se me pasa el teléfono—. Aquí,
di hola.
Tímidamente, tomo el teléfono.
—Hola.
—¡Hola! —Oigo gritar a Cassandra con entusiasmo—. Si hubiera
sabido que ibas a estar allí, habría ido con ellos, pero eso no viene al caso.
Ese tipo tonto es mi novio Kent, y el otro cacahuete es Joshua. ¿Dónde
está Jeremy?
—Sabes, no tengo ni idea.
—Eh —responde ella—. Bueno, si ellos se salen de control, dales
bofetadas.
Me río.
—No estoy hecha para la violencia.
—¿Está diciéndote que nos des bofetadas? —pregunta Kent. Solo
asiento.
—¡Gracias cariño! —grita en el teléfono. Cassandra se ríe—. Oye
¿conseguiste un teléfono celular ayer?
—¡Sí! —exclamo—. No tengo ni idea de cómo usarlo de verdad, pero
tengo uno.
Página | 148 —Anota mi número de teléfono entonces. Si alguna vez necesitas
algo, puedes llamarme. Además, podemos ir a comprar la ropa de mujeres
que queríamos conseguir.
Sonriendo, digo:
—Está bien. —Entro en el apartamento y agarro mi teléfono.
Mirándolo, frunzo el ceño.
—No estoy muy segura de cómo guardarlo.
—Si me dejas entrar, puedo hacerlo —dice Kent desde la puerta.
—Oh, sí, adelante —contesto, dándole mi teléfono—. Kent va a
ponerlo.
—Eso es bueno —replica Cassandra—. Podemos ir en algún momento
de la próxima semana o dos.
No puedo evitar sonreír.
—Eso suena bien.
Kent menea la cabeza hacia atrás y adelante y luego me da mi
teléfono.
—Ahora, tienes los números de teléfono de Cassandra, Josh y el mío.
—¿Por qué demonios me diste sus números? —pregunto—. No es que
me importe, pero no me conoces.
—Eh, puede que necesites encontrar a Cassandra o a Jeremy, y
probablemente saber dónde están —responde—. De todos modos, se
necesita más que el número de Jeremy en tu teléfono. No puedes tener un
número.
Extendiendo mi mano, pregunto:
—¿Puedes poner un número allí para mí?
—Sí ¿cuál es? —responde.
—¡Espera! —exijo—. Déjame buscarlo. ¡Oh! Cassandra, voy a
devolverte a tu novio.
—Está bien. —Trina ella en respuesta. Con eso Kent toma el teléfono
de mí. Voy por el pasillo hasta el dormitorio. Al hacerlo, la puerta del baño
se abre y Josh sale. Se detiene.
—Hey, así que nos dejaste entrar, ¿eh?
—Sí —contesto—. Estoy yendo por algo de mi mochila.
Josh me mira ir a la habitación de Jeremy.
—No me había dado cuenta que tú y Jeremy... dormían en la misma
cama. No es por fisgonear o lo que sea.
—Oh. —Suspiro—. No, él durmió en el sofá.
Página | 149 Haciendo una mueca, Josh dice:
—¿Sobreviviste a dormir en la habitación de Jeremy sola? He mirado
allí. Es aterrador.
—Las sábanas estaban limpias e ignoré el resto —respondo. Meto la
mano en mi mochila y saco mi cuaderno de bocetos—. Fue lo
suficientemente bueno para dormir en la sala de estar.
—Como un caballero. —Se ríe Josh—. Debes ser especial, porque ni
siquiera dejó entrar a chicas en su apartamento y mucho menos renunciar
a su cama por ellas.
Trato de no sonreír.
—Está siendo muy agradable conmigo.
—¿Sabes dónde está? —pregunta Josh.
—No —contesto, sacudiendo la cabeza—. Aquí, quiero darle este
número a Kent.
Josh gesticula hacia el pasillo y voy delante de él.
—Tengo el número —le digo a Kent.
—¿Cuál es? —pregunta.
—5556504.
Kent lo pulsa en mi teléfono. Me mira.
—¿Nombre?
—Eric —respondo.
Consiguiendo una sonrisa de satisfacción, pregunta:
—¿Novio?
—¡No! —espeto. Siento que me sonrojo.
—Deja de molestar a la chica. —exige Joshua, a pesar de que está,
obviamente, tratando de no sonreír.
Con un movimiento de cabeza, Kent me entrega mi teléfono.
—Aquí tienes, todo listo.
—Gracias —digo.
Yendo hacia la TV, Josh la enciende junto con uno de los sistemas de
juego de Jeremy.
—Mientras que el gato no está, los ratones deben jugar. —Se ríe.
—¿Crees que deberías estar haciendo eso? —pregunto—. ¿No se
enojará?
—¿Quién, Jeremy? —pregunta Josh—. No, él está acostumbrado a
Página | 150 ello. No tenemos el equipo genial que él tiene.
—Configúralo para dos jugadores. —Kent le instruye a Josh. Él se
acerca y consigue un segundo controlador. Cada uno de ellos tiene un
lado del sofá. Kent se da vuelta y acaricia el asiento del medio—. Ven,
siéntate, no mordemos —Josh se ríe.
—A menos que nos provoques.
Torpemente, voy y me siento. Juegan por una media hora y es
divertido verlos. Finalmente, me dicen que juegue. Soy terrible, pero es
divertido sin embargo.
Por lo tanto, después de una hora de que ellos estén aquí, estoy
encima de Josh, intentando quitarle el control.
—¡Eres un tramposo! —grito
—¡No lo soy! —Él grita.
De repente, oímos.
—¡Isabelle! ¿Estás loca?
Todos nos giramos hacia la puerta. Jeremy está de pie allí con bolsas
en sus manos. Nos detenemos y yo me bajo de encima de Josh.
—Hola —chillo.
—Hola —gruñe un poco—. ¿De verdad eres tan estúpida?
—No especialmente —replico.
Él empieza a frotar su sien.
—Me doy cuenta de que estos dos idiotas son mis amigos, pero ¡no
tenías forma de saber eso! ¡Podrían haberte lastimado o matado!
—Hablé con Cassandra —susurro, evitándolo.
—Hey, déjala en paz. —dice bruscamente Josh—. Somos tan
culpables como ella. Tenía que ir al baño.
Jeremy baja la cabeza.
—Lo siento, sólo... soy un poco protector con ella. Me olvidé de dejar
una nota, pero me imaginé que habría llegado aquí antes de que se
despertara.
—Solo estábamos jugando videojuegos —digo, sintiéndome muy mal.
—Sí, en cierto modo la estábamos matando. —Se ríe Josh.
Con una mueca de sorpresa, exclamo:
—¡Eso es porque haces trampas! Debería tener una ventaja por
discapacidad o algo así.
—No hay tal cosa como una ventaja por discapacidad en los
Página | 151 videojuegos —replica con una sonrisa.
Lo empujo.
—Lo que sea, la próxima vez, tienes que dejar que te mate como diez
veces y luego puedes jugar.
—Oh, diablos. —Gime Jeremy, mientras camina hacia la cocina—.
Conseguí cosas para hacer el almuerzo.
—¡Genial, me muero de hambre! —grita Kent.
Mirándolo, Jeremy dice:
—¿Quién dijo que vas a comer?
Poniendo una mirada de disgusto, Kent responde:
—Eso es simplemente cruel.
—Iba a hacer que Izzy cocinará suficiente para congelar, pero con
ustedes dos aquí, apenas habrá suficiente para todos nosotros —Suspira
Jeremy.
—Somos chicos en crecimiento —afirma Josh.
Un resoplido se me escapa.
—No creo que crezcan más.
—Lo que sea —responde, guiñándome un ojo.
Esto es en realidad divertido. Nunca pensé que iba a ser capaz de
pasar el rato con chicos y no sentirme incómoda. Saltando sobre el
respaldo del sofá, voy hacia Jeremy.
—¿Qué voy a hacer?
—Pensé en pollo y conseguí patatas. Podemos hornearlas o algo así —
dice, sacando todo fuera de las bolsas.
—Haré patatas fritas. Son mucho mejores con pollo.
Jeremy abre el refrigerador.
—Tengo salsa de barbacoa, si quieres usarla.
—Depende de ustedes chicos, ¿qué quieren? —pregunto.
—¡Pollo a la barbacoa, por favor! —grita Josh
—Entonces puedo hacer eso —digo, quitándole la salsa a Jeremy.
Así que, mientras los chicos juegan videojuegos, yo cocino. Jeremy
regresa a la cocina después de un rato.
—Estamos siendo muy groseros. Poniéndote en la cocina y haciendo
que cocines para nosotros.
Página | 152 —¡Entra en esa cocina mujer! ¡Tengo hambre! —grita Kent en tono de
broma.
—Cassandra te golpearía ahora si te oyera decir eso. —Jeremy ríe.
Kent suspira.
—Isabelle no me delatará.
—Eso es lo que crees —respondo—. Las chicas tenemos que
permanecer unidas.
Un grito proviene de la sala de estar.
—¡Que grosera! ¡Traidora!
—Tal vez la próxima vez te lo tomarás con calma conmigo cuando
juguemos videojuegos.
—No lo creo. —resopla Jeremy.
—Sí, bueno, eso me enseñará a jugar con ustedes —digo—. De todos
modos, el almuerzo debería estar listo pronto.
—Apaguen la televisión chicos. Vamos a ser adultos y comer en la
mesa —dice Jeremy.
La respuesta que recibe es un montón de gemidos.
—Vamos, ¿en serio? —dice Kent haciendo pucheros.
—Sí, apágalo.
Josh brinca y se acerca a la mesa del comedor. De repente recoge la
imagen de los lirios que hice.
—¡Esto es impresionante! ¿De dónde has sacado esto?
—¡Oh! —Chillo—. Yo lo hice. No suelo dejar que la gente vea mi
trabajo, pero Jeremy quería que hiciera ese.
—Amiga, Isabelle, eres una gran artista. Kent, mira esto —dice Josh,
sosteniendo la imagen.
Kent se acerca y su boca se abre.
—¿Hiciste esto?
—Sí, el domingo pasado —respondo.
Ampliando un poco más los ojos, Josh dice:
—¡Wow! todo lo que puedo decir es wow.
—Voy a hacerlo enmarcar —dice Jeremy mientras saca los platos.
Mirándome, Kent pregunta:
—¿Te dijo acerca de que se trataban los lirios?
—No —contesto, sacudiendo la cabeza—. Realmente no es de mi
Página | 153 incumbencia.

—Caray, tampoco a nosotros no lo dirá —murmura Kent.


Jeremy le lanza una mirada.
—Sabes que soy una persona reservada.
—Sí, sí, sí. —Kent se ríe—. Bla, bla, bla.
Eso me hace reír. Miro a Jeremy y él rueda los ojos. Nos sentamos y
comemos el almuerzo. A los chicos les encanta, lo que me hace muy feliz.
Hablan a mil por hora de las cosas más aleatorias. Yo solo me siento ahí y
escucho. Jeremy se mantiene empujándome con su rodilla y mirando por
el rabillo del ojo. Sonrío y le empujo en respuesta.
Después de que Jeremy y los chicos limpian, porque Jeremy los
manda a hacerlo, nos sentamos a la mesa.
—Entonces —dice Jeremy—. ¿Qué estaban haciendo aquí de todos
modos? ¿Aparte de comerse toda mi comida?
—Queríamos ver si querías ir a dar un paseo hoy. No sabíamos que
tenías compañía —replica Kent.
Volteándose, Jeremy me pregunta:
—¿Te gustaría ir a dar un paseo hoy? Quiero decir, solemos irnos por
unas horas.
—Claro —respondo con una sonrisa—. Me gustaría ducharme, sin
embargo, si eso está bien.
—¿Necesitas ayuda? —Josh bromea con una sonrisa.
De repente, Jeremy lo golpea en el brazo.
—No le hables de esa manera. Mantén tus lejos Josh.
—Grrr —se burla Josh—. Relájate, me comportaré.
Ruedo los ojos.
—Estaré de vuelta en poco tiempo.
—Sí, horas —dice Jeremy con una sonrisa.
Lo golpeo en la cabeza. Él agarra mi brazo y me arrastra a su regazo.
—No empieces una pelea que no puede ganar.
—Podría ganarte —replico sarcásticamente.
Josh y Kent se ríen.
—Probablemente. —dice Kent
Jeremy tiene una mirada horrorizada en su rostro.
—Tal vez no pueda patearte el trasero, pero estoy seguro de que
Página | 154 puedo ganarle a Josh.

—Oh, vaya. —Gimo.


—Hey, debería enseñarte algunas cosas Isabelle —me dice Kent.
Mis ojos se amplían.
—No creo que pudiera defenderme aunque quisiera.
—Eso no es una buena cosa —responde Jeremy—. Tendremos que
enseñarte lo básico.
Sacudiendo la cabeza, sólo suspiro.
—Muy bien, probablemente solo me lastimaré.
—Tienes que ser capaz de hacerle daño a otra persona, no a ti misma.
—Se ríe Kent.
—Sí, bueno, trataré, eso es todo lo que puedo darte. —Trato de bajar
del regazo de Jeremy, pero él me sostiene en mi lugar.
—¿Puedo ir a tomar una ducha ahora? —digo mirándolo.
—Claro. Diviértete —dice sonriendo.
—Con suerte no morirás por algo dentro de ese baño —grita Josh,
mientras me alejo—. Probablemente hay un monstruo escondido en algún
lugar de ese desastre.
Escucho el puño de Jeremy golpearlo de nuevo. Agarrando mi bolsa,
me dirijo al baño. Es una especie de caos. No necesariamente sucio, pero
tiene cosas por todas partes. Empujo toda su ropa sucia hacia la esquina, y
luego pongo todos mis artículos en la ducha. Quitándome mi pijama, la
pongo cuidadosamente en el mostrador. La ducha no toma mucho
tiempo para calentarse, lo cual es bueno.
Después de lavarme el cabello, me pongo acondicionador en él y
agarro mi gel de baño. De repente, hay golpes en la puerta.
—Uh, ¿sí? —grito.
—¡Tengo que orinar urgentemente! —grita Jeremy.
—¿¡No pensaste en eso ANTES de que me metiera en la ducha!?
Hay un gemido en el otro lado de la puerta.
—No tenía que orinar entonces.
—¿Qué quieres que haga? —digo bruscamente.
—¡Solo quédate en la ducha! —responde.
Oigo la puerta abrirse y grito.
—¡JEREMY!
—Tengo que ir —murmura—. Quédate en la ducha.
Página | 155
Cubriendo mi cara, estoy mortificada.
—No puedo creer que estés haciendo esto.
—Relájate, no puedo verte. —Suspira Jeremy, mientras va al baño.
—¡Voy a matarte cuando salga de aquí! —gruño. Lo escucho bajar el
asiento del inodoro, pero no se oye nada más.
Así que, me paro allí por un minuto. De repente, la cortina da una
sacudida. Yo grito y salto.
Jeremy solo se ríe al otro lado.
—¿Qué tan incómoda estás ahora?
—¿¡Tú qué piensas!? Apenas he estado cerca de los chicos. Ahora,
hay uno en el otro lado de la cortina, mientras estoy en la ducha. En un
nivel de incomodidad, ¡estoy en un diez!
—Simplemente podría quedarme aquí y podríamos hablar —dice,
obviamente apoyándose en el mostrador.
—Jeremy, POR FAVOR, sal del baño —digo suplicando.
—¡Bieeen! —deja salir—. Date prisa. —Lo oigo abrir y cerrar la puerta.
Mi corazón va a mil por hora. Me quedo ahí por un tiempo en estado
de shock. Finalmente, sacudo la cabeza y enjuago mi acondicionador.
Un rato después, estoy vestida y poniendo el producto para rizar en mi
cabello. Hay un ligero golpe en la puerta. Me acerco y la abro. Jeremy se
apoya contra el marco de la puerta con una enorme sonrisa en su rostro.
—Quería venir a comprobarte.
Atraigo mi pie hacia atrás y lo pateó justo en la espinilla. Él agarra su
pierna y empieza a saltar alrededor. —¡No te atrevas a entrar en el cuarto
de baño mientras estoy en la ducha nunca más!
Hay una explosión de risas desde la sala de estar. —¡Increíble disparo!
—Kent grita.
—¡No la animes! —Jeremy réplica.
Cruzando los brazos, le digo—: ¿En serio? ¿Te gustaría que alguna
chica caminara dentro del baño mientras estas en la ducha? —Jeremy me
mira. Pongo mi mano hacia arriba y digo de golpe—: ¡Ni siquiera contestes
eso!
—¿Estás lista finalmente? —grita Josh.
—Sí —le respondo—. Lo siento si me tomé un tiempo.
Kent se pone de pie mientras camino de vuelta a la sala de estar. —
No te preocupes. Cassandra se toma cerca de diez minutos más.
—Aquí —Jeremy gruñe—. Toma tu teléfono.
Página | 156 —Oh —Suspiro sarcásticamente—. ¿Estás enojado conmigo?
Se pone muy cerca de mí y me susurra—: La venganza vendrá, oh
espera, llegará.
Con una mirada de disgusto, le digo—: No puedes patearme. ¡Soy
una chica!
—Nunca te haría daño, cielos —replica—. Pero la venganza viene en
muchas formas.
—¿Qué es peor de lo que hiciste? —pregunto.
Arqueando su ceja, Jeremy murmura—: Podría haber tirado de la
cortina.
—Te habría apuñalado.
—¿¡Te bañas con cuchillos!? —Kent grita—. ¡Genial!
Eso hace que rompa a reír. Jeremy me da un codazo y dice—: Puse
música en tu teléfono. Así que aquí. —Me da unos auriculares—. Puedes
tener alguna melodía mientras paseamos.
—Aww, eso es dulce. Gracias —le digo, con una sonrisa.
—Te hace desear no haberme pateado en la espinilla, ¿eh? ¿Te
sientes mal ahora? —me pregunta.
Burlándome, digo—: ¡No! Todavía fuiste un idiota por entrar.
—Ah, me amas, no lo niegues —dice Jeremy, mientras me da una
palmada en el trasero. Mi mandíbula cae y él se ríe.
Vamos fuera y veo otras dos motos. Una es roja y la otra es una moto
deportiva. —¿Quién tiene la moto azul? —pregunto.
—Esa sería la mía —responde Josh.
—Se siente como que necesita compensar lo que le falta con un
cohete en la entrepierna. —Kent se ríe.
—¡Auch! Hay una chica real aquí. No lastimes su ego demasiado. —
exclama Jeremy.
—Oye, Isabelle, ¿quieres ir a un paseo real? —Josh pregunta con un
tono seductor.
—Umm —digo, mirando a Jeremy.
Poniendo una mirada de asombro en su rostro, Jeremy hace una
mueca—: Estás abandonándome para ir de paseo con Josh. Izzy, estoy
herido.
—Bueno, ya sabes, quieres que tenga más experiencia con los chicos,
Página | 157 y él es un chico, no, espera, un hombre, pero decir eso lo hace sonar sucio.
Kent ríe y Jeremy se ve realmente herido. —Pensé que montar era lo
nuestro.
—Lo es —suspiro, sintiéndome como una estúpida—. Montaré contigo.
Jeremy se echa a reír. —Sólo estaba bromeando, pero no hay otra
chica que me gustaría llevar en mi moto que no seas tú.
—Sí, hasta que una chica caliente que te tenga babeando venga.
Entonces, querrás exhibir tu moto mucho más para ella que para mí —
replico con una sonrisa.
—Izzy, puedo decir esto ahora. Estás por encima de las chicas con las
que he salido. Quiero decir que puede que consiga una novia y que eso
cambie las cosas, pero eres mi amiga y eso significa más de una cita
casual aquí o allá.
—Oh, Dios mío —suspiro—. Esa es la cosa más dulce que he
escuchado.
Josh responde—: Amordázame con tu ternura. ¿Vas a venir en una
moto de verdad, Isabel?
—Creo que lo haré —replico, sacándole la lengua a Jeremy.
Josh enciende su moto y baja de nuevo el pedal para mí. Me subo y
esto una vez más se siente un poco incómodo.
—Tendrás que agarrarte de mí. No quiero arriesgarme a que te sientas
incómoda. Esto es diferente a andar en la moto de Jeremy —dice Josh
volteándose.
—Está bien —le respondo—. No creo que refutaría por colgarme de
un chico lindo durante una hora. —¿Acabo de decir eso?
—Uhmmm, oh, Jeremy, Isabelle me acaba de llamar lindo. Voy a
tener que coquetear con ella.
Jeremy le da a Josh una mirada sucia.
—Trátala gentilmente. No quiero tener que darte un puñetazo en la
cara.
Josh simplemente sonríe. —Vamos nena, ponte el casco.
—Espera —le digo, mientras me pongo mis auriculares y enciendo la
música. Luego me pongo el casco y doy el visto bueno subiendo mis
pulgares. Con eso, Josh sale al camino. Esta moto tiene mucho más tirón
en ella. Me aferro por mi estimada vida, porque es un poco aterrador.
Paseamos por las carreteras antiguas y por los parques. Es muy
divertido. También estoy disfrutando de la selección de música que Jeremy
Página | 158 ha puesto en mi teléfono. Todavía no puedo creer que esto esté pasando.
Este tipo de cosas no suceden realmente. Siempre me he sentido tan
incómoda y fuera de lugar. Esto rasga mi interior, porque he anhelado
compañía durante mucho tiempo. Me sentía vacía todo el tiempo.
El arte era mi único escape. Podía entrar en mundos diferentes y
escapar del mío. Ahora, tengo un chico precioso que parece realmente
ser mi amigo. Esto no parece real. Siento que en cualquier momento él va
a volverse contra mí y reír, pero cuando realmente miro hacia Jeremy,
especialmente a sus ojos, me siento segura. Él me hace sentir querida,
segura y feliz. Nunca pensé que fuera posible. Y ahora, ahora me siento lo
suficientemente cómoda para divertirme con otras personas. Nunca habría
sido capaz de reír y bromear con chicos antes, pero Kent y Josh son tan
divertidos. Esto es increíble y estoy muy feliz. No puedo evitar sonreír.
Una hora y media más tarde, regresamos al apartamento de Jeremy.
Josh aparca su moto y brinco bajándome. —¿Qué piensas? —pregunta.
—Fue increíble, pero estoy un poco dolorida. Es una posición sentada
muy incómoda —le respondo, tratando de estirarme.
—Ves, por qué deberías haberte quedado conmigo —dice Jeremy,
caminando hacia mí—. Siempre deberías estar con mi sexy persona.
Pongo los ojos en blanco. —Oh caramba Jeremy. ¿Podrías no rendirte
a tu atractivo sexual?
—No mencioné nada de atractivo sexual. ¿Así que te estoy atrayendo
sexualmente? —Él pregunta, con una sonrisa diabólica.
—¡No! —Digo riendo al mismo tiempo—. Estoy caminando lejos de ti
ahora.
Kent se ríe. —Crees que eres tan atractivo y, sin embargo, hay una
chica aquí mismo, que puede resistirse a tu encanto.
—Ella simplemente está escondiendo una pasión ardiente por mi buen
aspecto —Jeremy réplica.
—¿Puedo tener las llaves para entrar en el apartamento? —le
pregunto, con mi mano extendida.
Jeremy las saca de su bolsillo y las deja caer en mi mano.
—Aquí tienes chica.
Sonriendo, le digo—: Me he divertido, pero debo llegar a casa. Tengo
ropa que lavar y toda esa ropa con la que tratar.
—Bueno, ve a buscar tu mochila, te llevare a casa.
—Podemos llevarla —interviene Kent—. Tengo que ir donde Casandra
de todos modos.
Hay una pausa, mientras Jeremy casi tartamudea. —Oh, por lo
Página | 159 general soy la única persona que la lleva a su casa.
Pongo mi mano sobre él y digo—: Está bien. Probablemente no ha
vuelto todavía.
—¿Quién no ha vuelto todavía? —pregunta Josh.
Mirándome por el rabillo del ojo, Jeremy simplemente responde
lentamente—: Su madre.
Mis ojos escanean las caras tanto de Josh como de Kent. Tomando
una respiración profunda, les digo todo. —Mi mamá es alcohólica.
Realmente nunca he tenido amigos y nadie sabe de ello. Jeremy ha sido el
único que lo ha visto. Normalmente no comparto esta información con la
gente, pero ambos parecen dignos de confianza.
—No estás sola —dice Josh—. Mi padre fue un alcohólico la mayor
parte de mi infancia. Tuve suerte de que mi madre lo abandonó cuando
éramos pequeños. Eso destruyó su vida y la nuestra de alguna manera. No
tuve un padre cuando se suponía que debía. Mi mamá era genial, pero a
veces un niño necesita un padre y yo no tuve eso.
—No tengo padre y mi madre ha estado bebiendo la mayor parte de
mi vida. No tengo hermanos, primos... nada, ninguna familia. Porque mi
mamá era tan vergonzante y yo era tan socialmente torpe, me encerré en
mi misma y no tenía amigos. Mi mamá puede trabajar y funcionar, pero
cuando está en casa, es otra historia. —Resoplo.
—Bueno, lo entiendo —replica Josh—. Entonces, ¿por qué no te llevo
a casa? Nada de eso me perturbará.
—Me parece bien —le respondo. Me doy vuelta y camino directo
hacia Jeremy.
Baja la mirada y dice—: ¿Estás segura de esto?
Encogiéndome de hombros, le respondo—: Creo que sí. Alguien,
distinto a ti, tiene que ver mi mundo algún día, ¿no? Tus amigos no van a
mi escuela, y no creo que sean del tipo que decir algo.
—No, los patearía en algún lugar más doloroso que su espinilla, si
alguna vez hacen algo para lastimarte.
Eso me hace sonreír. —Tan protector conmigo, y apenas nos
conocemos.
—Creo que nos conocemos ahora —Jeremy responde, mientras sólo
se queda mirándome. Lo miro en respuesta por un breve segundo. Tiene
unos ojos muy bonitos y contienen mucha calidez.
—No es por interrumpirlos —grita Kent grita—.Pero tenemos que
Página | 160 ponernos en marcha.
Girando, sacudo las llaves de Jeremy. —Voy a ir a tomar mi bolsa y mis
cosas. —Por lo tanto, corro escaleras arriba y tiro todo en mi mochila.
Cuando me doy la vuelta, encuentro a Jeremy esperándome en la sala de
estar.
—¿Tienes todo? —pregunta.
—Sí, gracias por el gran fin de semana. No tienes ni idea de lo que ha
significado para mí, sobre todo el dejar que me quede. Me alegro de que
no tuviera que estar en casa por mi cuenta.
Jeremy toma un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja.
—Siempre estoy aquí si me necesitas.
—¿No estás harto de mí? —le pregunto—. Soy como un lastre si
quieres a otras chicas alrededor.
—Todavía puedo ir a citas si quiero —responde Jeremy—.
Simplemente no he encontrado a alguien con quien salir.
Pongo mi mano sobre la suya. —Lo harás, te lo prometo. Eres un gran
tipo, con mucho que ofrecer, y no me refiero a tu auto y moto. Quiero
decir, tú personalmente, tienes mucho que ofrecer a una chica.
—Eres tan malditamente dulce —Se ríe de nuevo—. Un tipo va a ser
muy afortunado de TENERTE. También lo digo en serio. —Agachándose me
besa en la frente—. Será mejor que te pongas en marcha antes de que
Kent tenga un infarto.
—Está bien —le digo—, adiós Jeremy.
—Adiós dulzura —responde. Con eso camino a la puerta y vuelvo a
casa.
Por suerte mi mamá no está ahí cuando vuelvo. Me paso la noche
lavando toda la ropa nueva. Cuelgo todo para que se seque, porque no
quiero arruinarla de inmediato. ¿Debería usar algo mañana? Creo que lo
haré.
Finalmente, estoy haciéndome una taza de té en pijama, y oigo la
puerta abrirse. —¿Mamá? —grito.
─Sí, ¿quién más podría ser? —Se ríe.
Agarrando mi taza de té, entro en la sala de estar. Es entonces
cuando me encuentro cara a cara con un hombre. Él es mucho más joven
que mi madre, eso es seguro. —Uhmm, hola —murmuro.
—Hey —dice arrastrando las palabras—. Mi nombre es Howard.
—Soy Isabelle —digo lentamente. Howard me da escalofríos en
grande—. Es un placer conocerte, pero me voy a la cama.
Mi estómago se revuelve al caminar junto a él y subir las escaleras.
Página | 161 Cuando llego a mi habitación, me encierro. Un espeluznante tipo en mi
sala de estar, un espeluznante tipo en mi sala de estar.
Pongo mi té sobre mi mesita de noche y cojo un libro. Metiéndome en
la cama, abro mi libro y lo leo. De repente, oigo una canción de rock
sonando. En realidad, hace que sobresaltarme en la cama. Me siento allí
por un momento antes de decir—: ¡Oh! —Me lanzo a través de mi
habitación y agarro mi teléfono celular.
Dice que tengo un mensaje de texto. Me toma un minuto, pero
finalmente lo abro.
El texto dice: Estoy aburrido.
¿De verdad Jeremy? Le escribo en respuesta: Estoy bebiendo té,
leyendo y yendo a la cama.
Él responde: Eso es correcto. Alguien tiene ESCUELA por la mañana.
¡Ja, ja!
Mordiéndome el labio, escribo: Así que, hay un tipo espeluznante en
mi casa. Su nombre es Howard. ¿Quién nombra a su niño así?
¿¡Estás bien!? Recibo como respuesta.
Yo digo: Sí, bloquee mi puerta. Voy a beber el resto de mi té e ir a
dormir.
Jeremy responde: Muy bien, hablamos mañana. Buenas noches,
nena.
Yo le escribo: Buenas noches, semental.
Mi té se ha enfriado y sólo bebo el resto. Apagando mi luz, me voy a
dormir. Por supuesto, me quedo dormida con una sonrisa en mi cara.
Capítulo 10
Me preparo para la escuela a la mañana siguiente. Me pongo unos
Página | 162
pantalones vaqueros que en realidad me quedan bien y una camiseta de
moda. Mi mamá está en la cocina cuando bajo a desayunar. Ella me mira
y dice:
—Lindo atuendo.
—Gracias —respondo alegremente. No mucho me podría abatir en
estos momentos—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana mamá?
—Estuvo bien —murmura mi mamá. Evidentemente todavía estaba
sintiendo los efectos del fin de semana.
Agarrando una manzana, digo:
—Bueno, voy retrasada para la escuela. Nos vemos más tarde.
Mi mamá sólo agita su mano. Poniendo los ojos en blanco, agarro mi
mochila y me voy. Conecto mis auriculares en mi teléfono para escuchar
música. El clima es agradable, pero sé que va a empezar a enfriarse
pronto. Lo bueno es que escogí un poco de ropa de otoño. Tendré que
lidiar con el invierno cuando llegue. Probablemente también tendré que
conseguir una nueva chaqueta de invierno. La mía todavía está en buena
condición, salvo que no es muy atractiva, pero voy a donarla a la unidad
de abrigo en noviembre. Sé que eso me hace parecer un poco superficial.
No me gusta mi chaqueta, así que voy a dársela a otra persona, pero
alguien más la apreciará más que yo. Ojalá pudiera comprar un montón
de chaquetas y donarlas. Eso estaría bien.
Los pasillos no son tan ruidosos los lunes como lo son los demás días.
Nadie quiere estar aquí después del fin de semana. Por primera vez, soy
una de esas personas. Agarro mi libro de sociología y cierro la puerta de mi
casillero. Girando me encuentro con Eric.
—Oh, hola —exclamo en voz baja.
—¿Tuviste un buen fin de semana? —pregunta.
—Sí —respondo—. Lamento no haber podido llamarte. Aunque sí
pude conseguir un teléfono celular y estás en él.
Eric sonríe.
—Eso es bueno.
De repente, siento un brazo pasar alrededor de mis hombros. Echo un
vistazo para ver a Jack parado allí.
—Amigo, Eric, su chico Jeremy tiene un GTO de 1967. ¡Esa cosa es
increíble! La Srta. Isabelle aquí me va a recoger para ir a la escuela si él la
deja usarlo.
—Eso es genial —dice Eric.
Página | 163 Miro a Jack.
—Creo que probablemente él debería reemplazar sus neumáticos
después de la acrobacia del sábado.
—¡Esa fue la salida chirriando llantas más épica de todos los tiempos!
—grita Jack—. Eric, deberías haberlo visto. ¡Fue increíble!
Otro chico viene caminando. Su nombre es Rick, creo. Recuerdo
haberlo visto en la cafetería.
—¿Están hablando de ese gran auto?
Jack dice:
—Sí. Dile a Eric lo ridículamente genial que fue.
—Fue hermoso, eso de seguro —responde Rick.
—Estoy un poco celoso de que no llegué a verlo —dice Eric con un
poco de aprensión.
Encogiéndome de hombros, digo:
—Oh, él andará por ahí. Lo verás.
—Entonces, ¿me puedes dar tu número? —pregunta Eric, sacando su
teléfono.
—Claro —respondo, totalmente nerviosa.
Jack saca su teléfono.
—Yo también lo voy a poner en mi teléfono.
—Eh bien —susurro en estado de shock—. ¿Por qué?
Pone una sonrisa torcida:
—Así cuando me llames para recogerme para la escuela, sabré quién
llama. Además, la próxima vez que tengamos una fiesta, puedo invitarte a
venir. ¿Te divertiste en la fiesta a la que fuiste?
Atónita, digo:
—¿Eh? —Entonces recuerdo a Jeremy diciendo eso—. Oh, sí, un
montón, me sentí un poco fuera de lugar siendo la más joven allí, pero ellos
fueron geniales. El domingo fuimos todos a dar un paseo, fue agradable.
Aunque me monté en el “cohete entre las piernas”5 de Josh, y esas cosas
no son tan cómodas como crees que serían.
—¿Josh? ¿Es uno de los amigos de Jeremy? —pregunta Eric.
—Sí —respondo—. Sin embargo hace trampa en los videojuegos. No
Página | 164 me daría una ventaja.
Rick resopla.
—No hay ventajas en los videojuegos.
—Eso me dijeron. —Me río—. Sin embargo debería haberlas.
Eric nos interrumpe.
—Entonces, ¿cuál es tu número, antes de que suene la campana?
—Oh, 5559921 —respondo.
—Deberías poner mi número en tu teléfono —dice Jack.
Saco mi teléfono y se lo doy.
—Puedes ponerlo ahí. No tengo ni idea de cómo hacerlo.
—Aquí —dice Rick, tomándolo—. Mi amigo tiene este teléfono. Bueno,
vas a tus contactos aquí. Luego pulsas este símbolo, ¿ves la cruz? —
Asiento. Él continúa—. Después escribes el nombre y el número aquí. Luego
pulsas “Guardar”. Si quieres que tenga un tono de llamada especial,
entonces te desplazas hasta aquí. ¿Entiendes?
—Sí —respondo—. Gracias. —De repente, suena el timbre—. Oh,
tengo que llegar a sociología.
—Caminaré contigo hasta allá —dice Jack—. Yo voy a física.
Eso me hace sonreír.
—Está bien. —Nunca antes he tenido alguien acompañándome a
clase. Volteo hacia Eric—. Nos vemos luego ¿de acuerdo?
—Definitivamente —responde con una sonrisa. Creo que mi corazón
realmente se me puede salir del pecho. Esto es irreal. Temo que voy a
despertar y darme cuenta de que he estado en coma todo este tiempo, y
esto es sólo un sueño.
Jack y yo caminamos a clase. Me habla de la fiesta y quien estaba
allí. Conozco a algunas de las personas, pero las demás personas, no
tengo ni idea. Al llegar a mi clase, me volteo y digo:
—Gracias por acompañarme a la clase.

5 Crotch Rocket: Tipo específico de motocicleta típicamente distinguible por la posición


aerodinámica “encorvada” de su asiento y su alta relación peso/potencia. Es a menudo
la favorita de los acróbatas, que optan por motocicletas livianas y en las que sea fácil
realizar trucos (como caballitos y frenadas).
—Sí, no hay problema —responde Jack—. Hasta luego.
Me despido y entro a clase. Durante el resto de mis clases de la
mañana, no puedo prestar atención. Mi mente está en todas partes y en
todo lo que ha sucedido este fin de semana.
Página | 165 Al mediodía, agarro mi almuerzo y camino al exterior. Todavía es
bastante agradable sentarse aquí afuera. En realidad no entro a la
cafetería. Sonya usualmente hace mi vida un infierno. Me siento bajo un
árbol y empiezo a separar mi almuerzo.
—¿Por qué estás aquí sola? —Miro hacia arriba para ver a Eric.
—Comiendo. ¿Qué estás haciendo afuera? —contestó—. Siempre
comes en la cafetería.
—Tenía que ir a mi auto a conseguir algo. Sabes que puedes venir a
comer con nosotros, si quieres.
Mi boca se abre y luego se cierra. Entonces tartamudeo:
—Oh, no quiero imponerme. Realmente no paso el rato con tu grupo.
—En serio tienes que dejar de ser tan tímida —dice Eric, con una
sonrisa—. Sólo ven a comer con nosotros.
No me toma mucho tiempo decir:
—Está bien. —Echo todas mis cosas en mi bolsa. Eric me tiende la
mano y se la tomo.
Él me hala hacia arriba y sonríe.
—Sabes, me gusta tu atuendo.
—Oh, sí, fui de compras este fin de semana —contesto, mirando hacia
abajo.
—Bueno, es lindo, buena elección.
Tímidamente, susurro:
—Gracias.
Entramos en la escuela y mi estómago hace volteretas. Estoy
extremadamente nerviosa por esto. Eric abre la puerta de la cafetería.
Entro y me siento aliviada de que nadie deja lo que está haciendo para
mirarme. Eric hace señas hacia una de las mesas centrales. Lo miro con
ojos apagados. Él se ríe y pone su mano en mi espalda. Cuidadosamente
me empuja, dirigiéndonos la mesa.
—Hola chicos —dice—, Isabelle va a comer con nosotros.
Las otras seis personas en la mesa me dan miradas medio extrañas.
Me giro para salir disparada como una flecha, porque esta es mi peor
pesadilla. Eric me agarra antes de que pueda llegar a alguna parte. De
pronto, Jack llega caminando.
—Hola Isabelle, ¿vas a comer con nosotros?
—Sí, lo hará —dice Eric. Saca una silla y me mira.
Página | 166 Me siento en ella. Jack toma asiento a mi lado y Eric a mi otro lado.
Bueno, eso me hace sentir un poco mejor. Nerviosa, separo mi almuerzo.
—Así que, ¿tú eres Isabelle? —pregunta una de las chicas.
—Sí, lo siento si estoy molestando.
La chica se ríe.
—Molestando, ¿por qué estarías molestando? No mordemos. Bueno,
tal vez los chicos lo hacen, pero nosotras las chicas nos comportamos. Soy
Holly. Ellas son Rose y Ashley. Estos tres zopencos son Leo, Jeff y Walt. Creo
que tengo una clase contigo. ¿Física Avanzada?
—Oh, sí, creo que tienes razón —respondo—. Yo como que me
distraigo en esa clase.
—Sí, también se me hace difícil prestar atención en esa clase. Algo
sobre ella es muy increíblemente aburrido —contesta ella.
Leo resopla.
—Tú no puedes prestar atención en ninguna clase.
—Oye —dice Holly bruscamente—. Tengo mejores calificaciones que
tú, ¡así que yo mantendría la boca cerrada! —Le saca la lengua a él.
—Ellos son realmente maduros —susurra Eric. Eso me hace reír.
El resto del almuerzo es bastante agradable. Me sorprende lo mucho
que me involucran en las conversaciones. De repente, oigo mi teléfono
sonar. Rápidamente lo saco de mi bolsillo. Es un texto de Jeremy: ¿Cómo te
va cariño?
No puedo evitar sonreír. Eric me mira:
—¿Jeremy?
Asintiendo, digo:
—Sí, él también debe estar en la hora del almuerzo.
—Ese tipo es tan condenadamente genial —dice Jack, con una
sonrisa—. Quiero ser su mejor amigo.
—Sólo te gusta su auto —replico.
Chasqueando los dedos, Rose dice:
—¡Tú eres la chica!
Sacudo la cabeza con desconcierto.
—¿Soy la chica?
—Sí, tu novio es PRECIOSO.
—¿Jeremy? ¿Lo conoces? —pregunto, confundida.
Ella saca su teléfono.
Página | 167
—No, pero tengo una foto. —Rose lo tiende por encima de la mesa.
Tomo el teléfono y miro la foto. Mi mandíbula cae—. Ese es tu novio, ¿no?
¿Eras la chica de la cafetería?
—¿Alguien tomó una foto de Jeremy? —jadeo.
—Sí, míralo. Alguien tiene que presumirlo —Rose suelta una risita.
Mi mano sube para taparme la boca.
—Oh, Dios mío. Él va a enloquecer.
—¿Se va a enojar? —pregunta Eric, sonando preocupado.
Eso me hace reír.
—No, esto bombeará su ego hasta el próximo año. Jeremy sabe muy
bien lo apuesto que es.
—Bueno, es verdad —suspira Rose.
—Hazme un favor —le digo a ella—, reenvíamela. Quiero enviársela.
—Bueno, ¿cuál es tu número? —pregunta ella.
Me inclino hacia delante:
—5559921.
Unos segundos más tarde, ella exclama:
—¡Enviada!
Recogiendo mi teléfono, espero que llegue. Cuando la tengo me
inclino hacia Jack.
—Está bien, muéstrame cómo reenviarle esto a Jeremy.
—Eso es fácil —dice riendo—. Sólo tienes que ir a aquí y pulsar
“reenviar”. Luego buscar el nombre de Jeremy. Puedes poner un
comentario con ella.
—Dile que es el nuevo fondo de pantalla de la escuela.
Ashley interviene:
—Él puede ser mi fondo de pantalla.
—Él es bonito, lo sé, pero también es un gran sujeto —digo—. ¿Se
envió?
Jack asiente con la cabeza.
—Sí, él debería recibirla en un momento.
Recostándome, me termino de comer mi almuerzo. De repente, suena
mi teléfono. Lo recojo y contesto:
—Sííí.
—¿De dónde rayos salió esa imagen? —Jeremy se ríe histéricamente.
Página | 168 —Alguien la tomó en la cafetería. Ellas piensan que eres sexy. Tan
sexy, que necesitaban tomarte una foto. No entiendo la fascinación.
Hay un grito de “¡Oye!” en el otro extremo. Eso me hace soltar una
risita.
—Soy muy guapo —alardea Jeremy.
—Sí, sí, sí, ¿no lo sabemos todos?
—Ves, SÍ me encuentras atractivo. Eso es bueno, yo también te
encuentro bonita. Así que estamos a mano —responde. Mi corazón cae un
poco y realmente me quedo sentada allí en silencio por un segundo. ¿Él
me encuentra bonita?
Un poco sorprendida, sólo digo:
—Gracias.
—Oh, oh, oh, ¡tengo una gran idea! Espera. Voy a colgar el teléfono y
te enviaré una foto, pero tienes que prometer ponerla como tu fondo de
pantalla.
Encogiéndome de hombros, digo vacilante:
—Está bien. Sin embargo no sé si confío en ti.
—Sólo confía en mí, ¡esto va a ser genial! —exclama—. ¡Adiós cariño!
—Con eso, cuelga el teléfono.
Niego con la cabeza.
—¿Qué dijo? —pregunta Rose.
—Me va a enviar una foto que prometí poner como fondo de
pantalla. Espero que no sea nada tonto. Él me haría eso, y pensaría que es
divertido —suspiro. Todo el mundo medio se sienta aquí, esperando. De
repente, suena mi teléfono y abro el mensaje, y luego chillo.
Jack se inclina.
—¿Qué es? ¡Santa vaca! Jeremy está bien definido.
—¡Yo quiero ver! —chilla Rose con entusiasmo.
Arrebatándome el teléfono, Jack lo tiende sobre la mesa. Yo sólo me
quedo allí, con la imagen todavía grabada en mi cerebro. Ese es Jeremy,
sin camisa, en sus pantalones de trabajo apoyado en su motocicleta. Es
una de esas fotografías de chico malo y pervertido. Es sexy, quiero decir,
tan sexy que me hace babear. No debería estar teniendo estos
sentimientos o pensamientos, pero ¡cómo se supone que no los tenga
después de esa foto!
Rose jadea:
—¡Isabelle! ¡Quiero esta foto!
Página | 169 Mi boca se abre, se cierra y luego tartamudeo:
—Yo... yo no sé si él quiere que alguien la tenga.
—No me importa —murmura Rose mientras tontea con mi teléfono—.
Bien, enviada.
—¡Envíamela a mí también! —grita Ashley.
Mi mente todavía no está procesando bien. Veo cuando el teléfono
pasa a Eric. Él lo mira y sus ojos se ensanchan.
—Creo que él avergüenza a la mayoría de los chicos. Me siento como
si tuviera que ir al gimnasio. Eso no es definido, eso es cincelado. —Eric me
mira—. ¿Qué hace? ¿Se ejercita mientras duerme?
Niego con la cabeza.
—No, él corre, eso lo sé bien. También practica artes marciales.
Aparte de eso, personalmente no lo he visto ejercitarse, pero no estamos
juntos todo el día, todos los días. Así que, quién sabe lo que hace cuando
estamos separados.
—¿No tienes miedo de que una chica mayor te lo quite? —pregunta
Holly.
—Oh —digo rápidamente—. No es así. —¿Qué digo?—. Somos
realmente cercanos. Si quisiera salir con alguien más, él simplemente me lo
diría. Estamos en una situación extraña.
Eric deja su refresco en la mesa.
—Deberías tener cuidado de que él no... se aproveche de ti.
Resoplo y me rio al mismo tiempo.
—¿Jeremy? Él nunca se aprovecharía de mí. En realidad, él quiere
que yo me aproveche de él. Mejor aún, creo que quiere que todas las
chicas se aprovechen de él.
—Entonces, tú y él no... —sonsaca Holly.
—Querido Señor, ten piedad, ¡NO! —digo bruscamente,
sonrojándome con fuerza.
Ella agita sus manos.
—No, sólo tenía curiosidad porque, bueno, él es mayor y todo.
—Jeremy y yo nos besamos, eso es todo —declaro con calma.
Con un suspiro, Ashley pregunta:
—¿Es bueno besando?
Tratando muy duro de no sonreír, respondo:
—Sí, puedo decir que lo es. —Mis ojos vagan de ella a Eric. Lo
Página | 170 sorprendo mirándome, y él rápidamente aparta la mirada—. De todos
modos —comienzo—, él es engreído. Me encanta eso de él, porque lo
hace con humor. Nunca podría verlo realmente creerse mejor que alguien
más. En realidad tiene un lado muy dulce. Negaré haber dicho eso de él,
también.
—¿Estamos hablando de tu Jeremy? —escucho detrás de mí. Dejo
colgar mi cabeza con derrota. Ella ha vuelto—. Escuché hablar de él y del
auto.
—Espera, se pone mejor —dice Ashley con entusiasmo. Obviamente,
ajena al hecho de que Sonya me tortura—. ¡Mira esta foto!
Sonya gime, pero de todos modos toma el teléfono de Ashley. Sus ojos
se ensanchan. Luego al instante su rostro cambia a una expresión bastante
fría.
—Todavía no estoy exactamente segura de lo que estás haciendo
con él.
—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta Eric.
—Nada —dice Sonya, dándome una mirada—. Veo que has hecho
algo con tu... apariencia. Es diferente, eso es seguro.
Eric interviene.
—Creo que ella luce fantástica.
Eso me hace sonrojar y sonreír torpemente al suelo.
—Sí, bueno, fue una gran mejora —ríe disimuladamente Sonya.
Mi teléfono suena y rápidamente lo recojo para contestar. Cualquier
cosa para callar a Sonya.
—Hola.
Jeremy se está riendo:
—Entonces, ¿qué piensa todo el mundo?
—Es probable que estés alrededor de la escuela en un par de horas —
respondo, sin entusiasmo.
—¿Qué pasa Isabelle?
Suspirando, susurro:
—Necesito de nuevo la guillotina.
—Oh nena, lo siento —gime—. ¿Quieres que vaya allí y la ponga en su
lugar?
No puedo evitar soltar una risita.
—Me gustaría, pero voy a estar bien. Me tengo que ir, sin embargo, la
Página | 171 clase empieza pronto.
—Bueno, probablemente hablaré contigo más tarde, si no esta
noche, mañana.
—Está bien —respondo—. Hablamos más tarde.
Susurrando, Jeremy dice:
—Di “Te amo”.
—¡No! —exclamo—. ¿Por qué iba a hacer eso?
—Para meterte bajo su piel, pero ¡NO IMPORTA! Hablaré contigo más
tarde cariño.
Con una risita, digo:
—¡Adiós! —Colgando el teléfono, le sonrío a todos e ignoro a Sonya—.
Gracias por dejarme almorzar con ustedes. Tengo que ir a buscar algunos
de mis libros.
—Deberías comer otra vez con nosotros mañana —dice Jack—. Eres
más que bienvenida.
Vaya.
—Gracias, puede que lo haga.
Eric se levanta conmigo.
—Te acompañaré. Tengo que agarrar mi libro de anatomía.
Empezamos a caminar y rozo a Sonya, empujándola ligeramente. Ella
grita:
—Oye, cuidado. —Yo sólo la miro, encontrando su mirada y sonrío con
superioridad. Eso hace que su mandíbula caiga. Cuando nos movemos
más allá de ella, mi corazón comienza a latir a mil por hora. ¿Realmente
acabo de hacer eso? ¿De dónde en el mundo ha salido eso? Es como
provocar al león. Quién sabe lo que va a hacer ahora. La cosa es, ¿eso va
a molestarme? No lo sé.
Por el resto del día, en todo lo que puedo pensar es en el almuerzo y
también… en esa foto de Jeremy. Quiero decir, sabía que él es atractivo,
pero no de esa manera. No hay duda de que las chicas están en todas
partes sobre él. Y la gente se pregunta si estamos saliendo, pfsh, eso nunca
pasara. Ni siquiera sabría qué hacer.
Agarro mi proyecto de arte y me siento en la clase. Mi dibujo de
Jeremy está casi completo. Me he tomado realmente el tiempo para
hacer este. Si él lo va a ver, quiero que sea perfecto. Estoy
completamente ajena al mundo mí alrededor mientras trabajo.

Página | 172 De repente, escucho ese sonido demasiado irritante.


—Así que, tú cabello… es... bueno, luce bien.
—Que gracioso, tus amigos piensan que es genial. En realidad, eres la
única que dice que está bien. Completos extraños me han dicho que esta
genial —le responde, sin levantar la mirada.
—¿Que estas tratando de hacer, tener un mágico cambio de
imagen? —pregunta Sonya.
Pasando mis dedos por el papel, respondo:
—Decidí que era hora de crecer. Así, que estoy creciendo. Deberías
pensar en hacer lo mismo.
—¡Como te atreves! —responde rápidamente ella.
—Por cierto —digo, mirándola—. Parece que tú también has tenido un
mágico cambio de imagen. Solo que no puedo identificarlo —Toco mi
nariz con mi dedo—. Me pregunto que fue.
Eso obviamente golpea un punto sensible. —Fue por mi tabique
desviado.
—Uh huh, sigue diciéndote eso a ti misma —Rio. ¿¡Qué demonios estoy
haciendo!? Ella va a matarme.
—Sin importar lo que te hagas, seguirás siendo tú —susurra ella en voz
baja—. Eres una perdedora. Siempre lo has sido, siempre lo serás.
Agarro el teléfono y le doy vuelta, mostrándole la foto de Jeremy. —
Una perdedora que puede tener esto
—¡Lo que sea! —exclama Sonya.
—Isabelle, sin teléfonos —dice mi profesor.
Guardándolo, grito—: Lo siento, Señor Billings. Solo le estaba
mostrando a Sonya la persona que estoy dibujando.
—Está bien, solo que sin teléfonos. ¿Señorita Sonya Stewart, no tiene
un proyecto en que trabajar, o está recibiendo consejos de la señorita
Nimon?
—Nunca lo haría —gruñe Sonya.
Mi profesor se acerca a nosotras:
—Bueno, no es una mala idea. Ella es una artista con mucho talento.
Sonya grita en tono bajo y se da la vuelta alejándose. Mi profesor me
da una péquela sonrisa, y eso me hace sonreír ampliamente.
Camino fuera de la escuela más tarde, dando saltos con cada paso.
Nunca me he sentido tan bien. Es como que un ángel guardián ha venido
Página | 173 a cambiarme la vida. Cuando llego a la acera, me detengo en seco.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
—Pensé que podríamos ir de compras —dice Cassandra sentada en
su pequeño escarabajo convertible.
—No tengo absolutamente nada de dinero conmigo —digo,
caminando hacia su carro.
—Me lo puedes pagar después. —Ella solo sonríe.
—No puedo hacer eso Cassandra.
—Bien, Jeremy me dio el dinero. Él quería que fuéramos juntas. Los
chicos y el van hacer cosas de chicos esta noche y quería que nos
entretuviéramos —replica con una sonrisa Cassandra.
Gimiendo, me quejo:
—¿Porque sigue gastando dinero?
—Dijo que si te quejas, quería que supieras que él espera que tú le
pagues… algún día. —Eso hace que ruede los ojos. Ella le da palmaditas al
asiento—. Ven, entra.
Lanzo mi mochila dentro del auto y entro. ¿Cómo si fuera a perderme
esto? ¿En serio? Ella se relaja con algo de música para bailar y nos pone
fuera de la acera. Veo a Sonya y sus amigos. Saludo con la mano y luego
les enseño el dedo medio. Me doy cuenta de que eso no es muy maduro,
pero he soportado toda su basura el tiempo suficiente.
Nos dirigimos al centro comercial una vez más. Esta vez es bueno estar
solo con una chica con quien hablar. Nunca he tenido esto. Nosotras
hablamos de actores lindos y quien nos hace babear. Nuestras
preferencias musicales no son las mismas, pero a mi prácticamente me
gusta todo. Bueno, excepto por el country, no me gusta el country.
Nosotras compramos algunos suéteres que acaban de ser exhibidos.
—Necesitarás estos para el invierno. Está bien, ahora que estamos
aquí tenemos que conseguirte algunos sujetadores de verdad. Iremos a la
tienda de lencería.
—Nunca había pensado en siquiera ir allí. Quiero decir, esas cosas son
realmente…
—Sexis. —Termina Cassandra—. Si, sé eso, pero eso es para que las
chicas se sientan bonitas. Sera mejor que no estés mostrando tus bragas a
ningún muchacho. Creo que los chicos le darían una paliza.
—Dudo que Kent o Josh harían eso. Pero Jeremy, si —resoplo.
—No, en serio, les gustas completamente. Estuvieron hablando el otro
día. Es bueno tener a otra chica alrededor, déjame decirte. Estaba
rodeada de demasiada testosterona. Definitivamente necesitábamos más
Página | 174 estrógeno. Vamos. —Ella me introduce en la tienda de lencería.
Cuando entramos allí, solo me detengo y la miro a ella.
—No tengo ni idea de que hacer aquí.
—Bueno —comienza ella—. ¿Qué te gustaría? ¿Algo femenino? ¿Algo
simple? ¿Algo descarado?
—Las tres cosas —replico, sonriendo.
Ella se ríe. —Buena respuesta, vamos.
Encontramos para mí seis sujetadores. Cassandra me tranquiliza
acerca de que está bien que tenga sujetadores sexis. Es para mí, no para
algún chico.
—Me sentiré incomoda al principio usando estos —digo.
—Una chica tiene que sentirse bonita, y lo siento, me siento bastante
bonita usando cosas bonitas. Necesitamos buscarte varias bragas a juego.
—Eso es algo que necesito, bragas diferentes. Realmente nunca he
usado nada que no fuera de paquete —suspiro.
Agarrando otro sujetador para mí. Cassandra sonríe. —Te
conseguiremos suficientes para que te duren de un día de lavado al otro.
—Bien —contesto.
Cuando terminamos de comprar para mí, Cassandra comienza a
buscar para ella, y Oh mi Dios, ella compra algunas cosas descaradas.
—Así que… ¿Estás comprando estas cosas para usarlas para Kent? —
pregunto suavemente.
Cassandra me sonríe.
—Realmente no, vengo de una familia religiosa y todavía soy virgen.
Tengo la intención de seguir así hasta que me case. Confía en mí, he
pasado tiempos difíciles para mantenerme así, pero creo que es mejor
esperar. Quiero decir, nos manoseamos como locos, pero nunca nada más
que eso.
—Por lo tanto, no es malo que sienta que tengo que esperar.
—¿Con quién estas planeando dormir? —pregunta Cassandra, con los
ojos un poco más abiertos.
Agitando mis manos, exclamo:
—¡Nadie! ¡Oh mi Dios, nadie! Nunca he besado a nadie excepto por
Jeremy.
Su mandíbula cae. —¿Besaste a Jeremy?
—Más bien él me beso —contesto en voz baja—. No es lo que tú
Página | 175 piensas. Nunca había besado a nadie y estaba hablando de que no
quería andar a tientas en mi primera vez y luego de repente me beso.
—¡Así que, él fue tu primer beso! —chilla Cassandra—. ¡Eso es tan
lindo!
Hago una mueca.
—Bueno, no fue realmente mi primer, primer beso. No es que signifique
algo. La primera vez ni siquiera se lo devolví.
—¿La primera vez? ¿Hubo una segunda vez?
—Si —murmuro, de repente tímida—. Él quería ver si yo era una buena
besando, o algo por el estilo.
Chasqueando la lengua, Cassandra sonríe. —Me quedaré con mi
opinión de esto.
—¡No es así! —grito—. Oh por favor, no le digas a Kent o Josh, o
incluso dejes que Jeremy sepa que tú lo sabes.
—No lo haré, no te preocupes. Cuando una chica le dice a una
amiga algo, esa amiga no se lo cuenta a nadie más.
Con un suspiro de alivio, digo:
—Oh, Gracias.
—Déjame ir a la caja y ver cuánto es. —Cassandra se ríe—. Luego
deberíamos conseguir algo de comer.
—En realidad, tengo un ensayo en el que tengo que trabajar. ¿Te
importa si nos saltamos la cena? —pregunto.
Un resoplido sale de Cassandra.
—Hombre, no extraño la escuela secundaria. Si, está bien. Vamos a
pagar por estas cosas.
Cuando salimos de la tienda, me sonrojo un poco porque veo algunos
chicos de mi escuela. Sé que probablemente no saben quién soy, pero soy
una chica caminando fuera de la tienda de lencería. Eso solo me hace
querer reír.
Un rato más tarde, nos detenemos en mi casa.
—Gracias —digo—, la he pasado muy bien. Es bueno tener a una
chica con quien hacer algo.
—No hay problema —contesta Cassandra—. También tuve un buen
rato. Tenemos que ir juntas a comer alguna vez pronto.
—Definitivamente —contesto, con una amplia sonrisa.
Con una mirada pensativa, Cassandra exclama:
Página | 176 —¡Oh! ¡Quiero ver tu arte!
—La próxima vez que mi mamá salga, te invitaré a venir, no dejo que
nadie la vea.
—Está bien, no preguntaré —Cassandra ríe—. Bueno, ten una buena
noche chica.
Asiento. —Tú también.
Mientras corro hacia mi casa, siento la fuerte brisa rozando delante de
mí. Miro hacia arriba para ver las nubes de tormenta que empiezan a
formarse. Oh chico, va a ser una noche fría. Afortunadamente estoy en
casa ahora. Abro la puerta y escucho a mi madre hablando en la cocina.
Genial. Corro escaleras arriba para poner mis cosas en mi habitación
Cuanto menos vea mi mamá mejor.
Me pongo un jersey para protegerme del frio y bajo las escaleras. Me
guste o no, tengo que ir a la cocina y comer algo. Doy la vuelta a la
esquina para ver a mi mamá y a su “novio” Howard sentados en la mesa.
Ellos por supuesto tienen vasos llenos de licor enfrente, vodka para ser
exactos.
—Hola mamá —murmuro.
—¿Dónde has estado? —Ella espeta ligeramente.
—Con una amiga —contesto, abriendo el refrigerador.
Obviamente encontrando gracioso mi comentario, ella solo se ríe.
—De repente tienes un novio y amigos. ¿Qué paso?
—No pasó nada —suspiro—. Solo hice algunos amigos. —Agarro un
yogurt y algo de fruta y digo:
—Me voy arriba.
—Adiós —. Mi mama se ríe.
Rozándola al pasar, corro a mi habitación. Cielos, a veces la odio. Ella
simplemente tiene que presumir frente a los chicos. A quien le importa si soy
su hija. Lo que sea, cierro la puerta de mi habitación de un golpe.
Gruñendo me siento en la cama y saco mi libro de texto.
Por lo menos trabajar en mi ensayo me mantiene distraída. Un rato
más tarde me levanto para ir a mi escritorio. Estoy tratando de encontrar
algunas tarjetas para tomar notas. Empiezo buscando en el cajón de mi
escritorio cuando oigo la puerta abrirse.
—Vete mamá —gruño.
—No soy tu madre.
Me doy la vuelta par a ver a Howard de pie delante de mi puerta y mi
corazón se detiene.
Página | 177 —¿Que estás haciendo?
—Estaba tratando de encontrar el baño —responde lentamente, con
su mirada fija en mí.
—Bueno, este no es —chasqueo—. Está al otro lado del pasillo. Hay
uno en la planta baja, también. Ahora por favor, sal de mi habitación.
El solo sonríe y se adentra en mi habitación. Mi mundo entero se
detiene en este momento. Es uno de esos momentos en que sabes que
algo malo va a suceder, algo muy, pero muy mal. Howard se da la vuelta y
mira mi pared.
—Bonitas pinturas, ¿Tú las hiciste?
—¡Sal de mi habitación! —gruño.
Obviamente ignorándome, sigue caminando por la pared. Poco a
poco me abro paso en la dirección opuesta. Mi teléfono está en mi cama.
Solo tengo que llegar a él. Howard llega a mi armario y baja la mirada a
mis bolsas.
—¿Lencería? ¿Qué hace una chica como tú en una tienda de
lencería?
—¡Sal de mi habitación! —grito, ahora aterrorizada. Mis manos están
sudando y mi cuerpo se queda congelado sin moverme. Sigo avanzado
hacia mi cama. Probablemente no es la mejor idea, pero la puerta está
demasiado cerca de él. Si simplemente puedo llamar, puedo pedir ayuda.
—¿Dónde está mi mamá? —pregunto finalmente.
—Ella fue a la tienda de licores…. así que estamos aquí solos.
Esto no puede estar pasando. Esto no puede estar pasando. Por favor,
Dios.
—¡SAL… DE… Mi… HABITACIÓN! —grito.
Y en un segundo una mirada diabólica para por los ojos de Howard y
sé que estoy en problemas. Salto a mi cama y agarro mi teléfono. Apenas
lo tengo mis manos, antes de que sea enviado lejos de un golpe. Grito con
toda la fuerza de mis pulmones. Siento a Howard dándome vuelta
presionándome en la cama.
—No te muevas —susurra él.
Uno nunca entiende en realidad como va a ser ese momento, el
momento en que todo va acabar. Apenas puedo respirar. Todo lo que me
viene a la mente es Kent diciéndome que tengo que aprender a
defenderme. Ese recuerdo de mí tomándolo en broma grita en mi cabeza.
Howard pone su mano en mi garganta y me sujeta en la cama. Hago
mi mejor esfuerzo para quitármelo, pero él es más fuerte, pero cuando más
Página | 178 lucho más me aprieta.
—¡¡Quédate quieta pequeña perra! —gruñe él. Con la otra mano,
empieza a halar mis pantalones. Ni siquiera sé que hacer. No puedo gritar,
no puedo luchar y no quiero morir. Por favor Dios, ayúdame.
Él logra desabrochar mis pantalones y empieza a halar para abajo. No
puedo respirar. Trato y no puedo. El mundo comienza a oscurecerse por
segundos. Puedo sentir mis pantalones un poco más abajo. Solo pido que
no me vaya a desmayar antes que suceda algo.
De repente, escucho:
—¿¡Qué diablos está pasando aquí!?
Girando para apartarse de mí, Howard dice:
—nada.
Trato de quitar las manos que ya no están en mi garganta y jadeo. Mi
madre entra en la habitación.
—¿¡Quiero saber que estabas haciendo!?
—Tu hija se me ofreció. Ella es un poco ofrecida.
—¡Lárgate! —grita mi mamá.
Ese cabrón me da una última mirada malvada y resopla:
—Como sea, no necesito a ninguna de ustedes. —Avanza y roza a mi
madre.
—Mamá —por fin puedo respirar después de unos segundos—. Mamá.
Con una mirada venenosa, ella dice—: Nada de mamá. ¿Por qué
tenías que ir y hacer eso?
Mi corazón se rompe.
—¿Qué? —apenas susurro.
—Tú piensas que eres tan caliente ahora —escupe ella—. Mírame.
Mira lo joven que soy. Tengo un nuevo corte y ropa nueva. Soy tan
perfecta. ¡No podías dejarme tener algo para mí! Simplemente tenías que
venir y hacer alarde de todo lo tuyo. —Mi mamá baja la mirada— ¿Y qué
es esto? Te preguntas por qué él piensa que eres fácil. Dejando bolsas de
lencería por cualquier lado.
—Yo no hice nada —grito. Las lágrimas finalmente comienzan a caer
por mis mejillas—. Mamá, no hice nada. Él simplemente vino aquí.
—Sí, claro —gruñe ella—. Apuesto a que lamentas que allá entrado
aquí. ¿Qué diría tu novio, si supiera que te estabas lanzando hacia un
hombre mayor? ¿Quién te querría ahora? ¿Quién querría tocarte después
de que te lanzaste a un tipo como ese? ¡Nadie!

Página | 179 Enderezándome, me niego a llorar.


—No he hecho nada.
—Cállate Isabelle. Me voy al bar. Vete a la cama. No quiero verte la
cara. —Ella se da la vuelta y cierra la puerta tras de sí.
Me deslizo de la cama y me agacho en el suelo. Mi cabeza cae en
mis manos y quiero desaparecer. Mi mundo se ha ido. Todo se ha ido. Ella
tiene razón. He sido muy estúpida. Arregle mi cabello, me vestí de manera
diferente y mira a donde ha traído.
Todo el mundo me verá diferente ahora. Ellos sabrán. Tengo que irme.
Necesito alejarme de todo.
Gateando por el piso, agarro mi teléfono. Apenas levantándome, mis
piernas se sienten tambaleantes. Me abrocho el pantalón y lloro. Lanzo mi
teléfono, mi cuaderno de bocetos y la billetera en mi mochila. Mi cuerpo
está temblando por los duros sollozos. Casi me caigo mientras trato de
ponerme los zapatos. Agarro mi sudadera, me dirijo hacia la puerta, salgo
de mi casa, de mi vida y de mi mundo.
Capítulo 11
El sol ya se había puesto y hacía frío afuera. Levanto mis brazos y los
Página | 180
sostengo contra mi cuerpo.
Camino, camino y camino. No tengo ni idea de adónde voy. En
realidad no tengo idea de dónde estoy. No me importa tampoco. Mi
corazón está destrozado y me siento vacía por dentro, tan completamente
vacía. Las palabras de mi mamá resuenan en mi cabeza. Constantemente
siento mi garganta, pensando que sus manos todavía están allí.
Algún tiempo después, el cielo se abre y comienza a llover,
vertiéndose para ser exacta. No me detengo. Continúo. El tiempo pasa. No
sé cuánto tiempo. Algún tiempo después, deja de llover. Realmente no me
doy cuenta. Finalmente, llego hasta una intersección y un auto se acerca,
así que me detengo. Una ráfaga de viento pasa y tiemblo de nuevo.
Por alguna razón, mis ojos van a la deriva por la calle. Un bulto se
forma instantáneamente en mi garganta. El apartamento de Jeremy está
cuatro casas más abajo. Me quedo en la esquina y la miro. Lentamente
me encuentro caminando hasta la casa. Mientras miro hacia sus ventanas,
veo una luz suave que viene de la cocina. Me quedo ahí por un tiempo,
sólo mirando hacia arriba. Una parte de mí quiere ir a llamar a la puerta,
pero sé que no puedo. Es sólo un amigo, un nuevo amigo. Esto es
demasiado para manejar. Es demasiado para que yo lo maneje por no
hablar de los demás.
De todos modos, eso sólo lo espantaría. Jeremy nunca volvería a
verme de la misma manera. Da demasiado miedo para intentarlo. Debería
saberlo, lo estoy viviendo. Así que, con un profundo suspiro, me doy la
vuelta y camino por la calle. Voy a la mitad, cuando veo a alguien correr
alrededor de la esquina. Rápidamente corro hacia el callejón. Está oscuro.
Jalo la capucha para esconder mi rostro.
Un poco de tiempo pasa, y luego escucho un lejano.
—¿Isabelle?
Mi corazón cae. Encorvo mis hombros y sostengo mis brazos apretados
contra mi cuerpo. Tal vez se irá. Tal vez no sepa que soy yo. Los segundos
pasan y siento una oleada de alivio. Jeremy siguió su camino.
De repente, me doy la vuelta y escucho.
—¡Isabelle! —Doy vuelta la cabeza, para no tener que mirarlo—.
Isabelle… ¿qué demonios estás haciendo? —Sólo volteo aún más mi rostro,
porque las lágrimas están a punto de derramarse. De hecho, tengo un
dolor en el pecho, estoy sosteniendo todo adentro con mucha fuerza—.
Izzy, ¡¿qué demonios estás haciendo?! Estás empapada.
Entonces, sucede, una lágrima rueda por mi rostro.
—Déjame en paz —le susurro—. Por favor.
Página | 181 —Isabelle —dice Jeremy con severidad—. ¿Qué sucede? —Niego,
pero más lágrimas vienen—. Isabelle, ¡¿qué pasó?! ¡¿Qué sucede?!
—Yo… yo no puedo —jadeo, el dolor crece en mi pecho.
Él me sacude un poco.
—Isabelle, maldita sea, ¡háblame! ¡¿Qué sucede?!
—No hice nada —jadeo finalmente, ahora derramando lágrimas—.
No lo hice. No hice nada.
—¿Qué no hiciste? Por favor, habla conmigo, me estás asustando.
¿Qué pasó?
Finalmente lo miro, y comienzo a llorar.
—Estaba en mi habitación, y estaba haciendo mi tarea. —Mientras lo
digo, mi cuerpo empieza a temblar—. No lo sabía. No lo sabía. Él entró, y
no lo sabía.
De repente, los brazos de Jeremy se aprietan en los míos.
—¿Quién entró?
—El novio de mi mamá, Howard. Entró, pero no hice nada. Lo juro, no
hice nada.
—¡¿Qué pasó?! —grita Jeremy finalmente con ira.
—Entró y traté, traté de llegar a mi teléfono. Quería llamar en busca
de ayuda, pero golpeó mi mano. La golpeó y mi teléfono desapareció.
Luego, luego… —Ni siquiera puedo conseguir que algo más salga. Me
derrumbo en el suelo.
Jeremy se arrodilla a mi lado, sosteniéndome.
—Isabelle, ¿te lastimó? ¡¿Estás bien?!
—Me empujó, me empujó sobre la cama. —Pongo mi mano en mi
garganta—. Me sujetó y trató de sacarme mis pantalones.
—Querido señor, ¡¿qué pasó?! ¡¿Te hizo daño?!
Niego.
—Mi mamá entró. Él se detuvo.
Envolviendo sus brazos alrededor de mí, Jeremy jadea.
—Gracias a Dios. ¿Llamaste a la policía? ¿Qué pasó?
Mis hombros se sacuden por mi llanto. Pongo mi cara en su cuello.
—Ella me culpó.
—¿Qué? —espeta Jeremy, casi con incredulidad.
—Dijo que era mi culpa. Tal vez lo fue.
Tira de mí con fuerza contra él.
Página | 182
—NO fue tu culpa. ¡No vuelvas a pensar eso!
No puedo evitarlo, mi cuerpo comienza a temblar
incontrolablemente.
—Tengo mucho frío —susurro finalmente.
Él pone su mano en mi mejilla. Jeremy jadea.
—Isabelle, ¡Estás congelada! ¿Cuánto tiempo has estado afuera?
Estás empapada.
—No lo sé —tartamudeo, mientras mis dientes empiezan a sonar.
En un solo movimiento, Jeremy me levanta del suelo. Pongo mi
cabeza en su pecho. Me lleva de vuelta a su casa. Casi ni me doy cuenta.
Tengo tanto frío y estoy drenada. Vacía, eso es todo lo que estoy, vacía.
Cuando llegamos a su apartamento, abre la puerta y me lleva dentro de
la casa.
—¿Puedes mantenerte de pie? —pregunta.
Mi cuerpo se estremece.
—No lo sé.
Con facilidad, me lleva al cuarto de baño. Con cuidado, me pone
sobre mis pies. Estoy allí, pero no me puedo mover.
—Tienes que calentarte. Abriré la ducha, ¿de acuerdo? —Asiento y
hace lo que dice. Cuando está caliente, Jeremy abre la ducha—. Tienes
que desnudarte —dice finalmente—. ¿Puedes hacer eso? —No puedo
hacer nada más que mirar hacia la pared—. Isabelle —susurra finalmente,
pasando su pulgar por mi cara—. Tienes que entrar en la ducha.
—Lo sé —susurro, muy suavemente.
Suspirando, Jeremy gira mi cabeza hacia él.
—Te ayudaré a quitarte la ropa, ¿de acuerdo? —Me estremezco y
asiento. Desliza la mochila de mi espalda y la pone en el suelo—.
Comenzaremos con tu sudadera con capucha. —Lentamente, abre la
cremallera y me la quita—. ¿Estás bien? —pregunta.
Comienzo a llorar.
—No hice nada.
—Lo sé, cariño, lo sé. Tenemos que hacerte entrar en calor, sin
embargo, ¿de acuerdo? —Empieza a tirar de mi suéter y levanto mis
brazos para ayudarle a quitármelo. Por alguna razón, esto es
reconfortante. Pensarías que me importaría, pero no lo hace. Estoy tan
vacía. Siempre cuidadosamente, Jeremy me ayuda a desvestirme. Por
último, susurra—. Vamos a dejar tu sujetador y bragas. Puedes entrar en la
ducha con eso, ¿de acuerdo?
Página | 183
—Sí —susurro. Me ayuda a llegar a la ducha y entro. El agua caliente
se siente bien. Ayuda con los escalofríos. Me quedo allí y dejo que el agua
caiga.
—¿Puedo llamar a Cassandra, Isabelle? ¿Eso está bien? Necesitas a
una chica para que te ayude. —Asiento. Jeremy dice—. Está bien,
quédate en el agua. —Corre la cortina y lo escucho caminar fuera de la
habitación.
Poco a poco, bajo y me siento en el piso de la ducha. Pongo mi
cabeza entre mis rodillas y lloro. Pasa un tiempo. No sé cuánto. Oigo a
Jeremy hablando en el pasillo. Oigo un montón de gritos, y luego lo que
parece ser su puño golpeando la pared. Eso me hace saltar un poco.
Un tiempo más tarde, escucho la puerta abriéndose.
—Isabelle. —Oigo que dice una voz suave—. Cariño, soy Cassandra.
—Mientras la cortina se abre, miro hacia arriba. Está de pie allí, con Jeremy
a su lado—. Hola, cariño —dice en voz baja—. ¿Estás caliente ahora?
Susurro.
—Sí.
—Bien, entonces tenemos que sacarte de la ducha. Vamos. —Agarra
mi brazo y comienza a tirar hacia arriba. Me levanto con su ayuda—.
Jeremy, necesitamos toallas y algo seco para que se ponga.
—Sí —murmura en voz baja. Lo veo girarse y salir de la habitación.
Cassandra sostiene mi mano y me ayuda a salir de la bañera. La miro
y digo.
—¿Te lo dijo?
—Sí —responde lentamente—. Tenemos que llevarte a la cama. Luego
podremos hacerle frente a todo. Es tarde y creo que estás en shock.
¿Necesitas ir al hospital? ¿Estás herida?
Mi mano sube a mi garganta.
—Duele. Él me agarró y duele.
Inclina mi cabeza en alto y al instante estalla en lágrimas silenciosas.
—¡Jeremy!
Él regresa corriendo con la ropa y las toallas.
—¿Qué?
—Oh Dios mío, ¡mira su garganta! —Ella inclina mi cabeza para
mostrarle.
—Lo mataré. Lo juro por Dios, lo mataré.
Quitando el cabello de mi cara, Cassandra dice.
Página | 184 —Tal vez deberíamos llevarla al hospital.
—No —jadeo—. No, por favor, ¡no iré! ¡No quiero ir! No pasó nada. ¡Por
favor! ¡No quiero ir!
—Bien, bien, bien, cálmate —dice Cassandra—. Entonces, él no…
Sacudo la cabeza con fuerza.
—No. Mi mamá entró.
—Sí, lo oí —suspira Cassandra.
Mirándola, pregunto.
—No vas a decirle a nadie, ¿verdad? Ni siquiera a Kent.
Ahoga las lágrimas y dice.
—No, no si tú no quieres.
—No, por favor, no quiero que nadie… no quiero que nadie me vea
diferente. No quería que nada pasara. Tal vez si hubiera hecho algo
diferente, no hubiera sucedido.
Envolviendo una toalla alrededor de mí, Jeremy murmura.
—No puedes pensar de esa forma. No hiciste nada malo.
Levanto la mirada hacia él y estamos entrecortadamente cerca.
—Gracias.
—¡No entiendo por qué no me llamaste! —grita—. ¡Habría ido y te
hubiera recogido!
—En realidad no me conoces —gimo—. No podía dejar que lidiaras
con esto.
Tirando de mí con fuerza contra él en un abrazo, Jeremy respira en mi
cabello.
—Eres mi amiga. Siempre estaré ahí para ti, siempre, no importa lo que
pase.
Eso hace que mi triste corazón se sienta un poco mejor.
—Estoy toda mojada —murmuro finalmente en su hombro—. Te estoy
mojando.
—No me importa. —Se ríe en respuesta—. Tenemos que secarte y
ponerte ropa caliente. Te traje el par más pequeño de pantalones de
pijama que tengo y una camisa térmica. Eso te mantendrá caliente.
También hice la cama para ti. Aunque realmente creo que deberíamos
hacer que te revisen la garganta.
—No —gimo—. No quiero que nadie lo sepa.
Tirando de la toalla para apretarla a mí alrededor, Jeremy dice.
Página | 185 —Bueno, dejaré pasar el tema por ahora. Cassandra hará que te
vistas, porque creo que sería un poco incómodo que yo lo hiciera. Lo haría,
de una manera totalmente no sexual, pero no creo que te haría sentir muy
cómoda.
—No, sé que no significa nada, pero quiero que Cassandra me ayude
—susurro, mirando hacia abajo.
—Bueno nena, te esperaré en el pasillo. —Pasa sus dedos por mi cara.
Me estremezco un poco. No tengo miedo de él, pero todavía siento las
manos de Howard en mí—. Oh, Isabelle, lo siento mucho. No te tocaré.
Jeremy se da la vuelta para alejarse, y le agarro la mano.
—No es tu toque. —Empiezo a llorar de nuevo—. Sólo… lo siento por
todo mi cuerpo. El peso de él, con sus manos en mi garganta, siento todo.
—Te protegeré —declara Jeremy—. Te lo prometo. No llegará a ti otra
vez.
Asiento bruscamente. Cassandra trae la otra toalla y empieza a
secarme el cabello.
—Consigamos meterte en la ropa caliente. —Jeremy sale del baño,
con un profundo suspiro. Cassandra es gentil y me ayuda con mucho
cuidado. Cuando finalmente me pone la camisa, me pregunta—. ¿Estás
bien?
Esas palabras me hacen llorar de nuevo y sacudo la cabeza.
Cassandra me tira a un abrazo.
—Sus manos, todavía siento sus manos por todo mi cuerpo —gimo.
—Vamos, vamos a la cama —dice en voz baja.
Con su brazo alrededor de mí, nos vamos del baño. Jeremy está de
pie en el pasillo. Tiene los brazos cruzados y la cabeza agachada. Cuando
mira hacia arriba, hay una expresión dolorosa en su rostro.
—¿Cómo estás?
—Necesita descansar —dice Cassandra.
Agitando la mano, Jeremy nos dirige hacia el dormitorio. Me meto en
la cama y pongo mi cabeza en la almohada. Las lágrimas comienzan a
derramarse de nuevo.
—No fue mi intención que esto ocurriera. Mi mamá dijo que era mi
culpa. Dijo que era por la forma en que había cambiado.
—No puedes escucharla —dice Jeremy en voz baja, sentándose en el
borde de la cama—. Sabes lo que es, es una borracha. Probablemente ni
siquiera recuerde haberte dicho eso.
—Yo sí. —Suspiro—. Nunca podré olvidarlo.
Página | 186 Cassandra mueve su pie en el suelo.
—Tal vez no deberías, tal vez esto finalmente te distanciará de ella.
Josh puede ser una buena persona para hablar. Su padre era alcohólico.
—No —digo, sacudiendo la cabeza—. No quiero que nadie lo sepa.
—Está bien, cariño —dice Jeremy. Pone cuidadosamente su mano en
mi pierna. Me dan ganas de alejarme, pero no lo hago. Sé que no me hará
daño—. Debes tratar de dormir.
Sacudiendo la cabeza, replico.
—No creo que pudiera hacerlo aunque quisiera.
—Oh, bueno, traje algo para eso —dice Cassandra.
—Ella no debe tomar tus medicinas —espeta Jeremy, un poco
demasiado duro.
Con una ceja levantada, Cassandra responde.
—No le daría nada como eso. Es melatonina. Es algo natural para
ayudar a dormir. Se puede comprar sin receta médica.
—Sí, por favor —susurro—. Sólo quiero dormir.
Asintiendo, Cassandra gira y sale del cuarto. Jeremy me mira.
—Me gustaría que me hubieras llamado. —Una lágrima corre por mi
cara. Él se agacha y me la limpia—. Hubiera ido y te hubiera recogido.
—Mi primer impulso fue llamarte cuando sucedió, pero nunca habría
querido que salieras lastimado.
Jeremy resopla.
—Puedo manejarlo. No me hubiera lastimado, pero el otro tipo,
probablemente estaría muerto.
—Gracias —murmuro, tratando de alcanzar su mano. Él la toma y me
la aprieta—. ¿Por qué ella me odia tanto?
—No creo que te odie —responde—. No creo que pueda ver más allá
de ella misma. Es egoísta.
Tomo una respiración profunda.
—Me gustaría saber lo que es tener una familia. No tengo a nadie,
más que a ella.
—¿Ni abuelos, ni un tío o una tía?
—No, sólo mi mamá y yo —murmuro—. Bastante triste.
Jeremy abre y cierra la boca. Finalmente, comienza.
—Realmente sé cómo te sientes… —Pero no puede terminar porque
Cassandra entra en la habitación.
Página | 187 —Aquí cariño —dice, sosteniendo su mano abierta. — Toma esto.
Me incorporo y tomo la píldora y luego el vaso de agua. Después, le
susurro.
—Gracias.
—Acuéstate ahora, y duerme —me instruye Cassandra.
Hago lo que dice, y tiro de la manta hasta mi barbilla. Jeremy se
levanta. Me estiro para agarrar su mano.
—Por favor.
—¿Quieres que me quede hasta que te duermas? —pregunta.
Asiento. Mirándome, sonríe.
—Acompañaré a Cassandra afuera y después volveré, ¿de acuerdo?
—Sí —le susurro.
Cassandra se inclina y me besa en la cabeza.
—Vendré a verte mañana para ver cómo estás, ¿de acuerdo? —Le
doy una sonrisa muy, muy débil—. Buenas noches cariño. —Frunce el ceño
y se va. Jeremy la sigue.
Mis ojos se cierran y al instante empiezo a ver la cara de Howard.
Sacudo la cabeza y abro los ojos de nuevo. Oigo la puerta del
apartamento cerrándose. Tirando de la manta más cerca, espero a
Jeremy.
Viene caminando de nuevo y apaga la lámpara principal. La única
luz viene desde el pasillo. Hace que mi corazón lata un poco más rápido.
Jeremy se arrodilla junto a mí, y se apoya en la cama.
—¿Cómo estás?
—Veo su cara. No puedo concentrarme en nada, excepto en ver su
rostro, en sentir sus manos sobre mí. Es demasiado. Casi lo hizo Jeremy.
Empecé a ver negro y estuve feliz por eso. No quería sentirlo más. No
quería experimentarlo. Dolía. Me dolió tanto. —Entierro mi cara en la
almohada y lloro.
Se pasa los dedos por el cabello y se ve atrapado en un gruñido.
—Espera —dice, levantándose. Lo veo irse con curiosidad. Jeremy
regresa unos cuantos segundos más tarde con un cepillo—. Siéntate por un
segundo.
Lo hago y se pone detrás de mí. Con cuidado y suavemente
comienza a deshacer los enredos de mi cabello.
—¿Por qué haces eso? —le pregunto en voz baja.
—Porque será una tortura tratar de hacerlo en la mañana —susurra
Página | 188 Jeremy—. De todos modos, dicen que es calmante.
—Eres tan bueno conmigo. No entiendo por qué. Quiero decir, no he
hecho nada por ti. ¿Por qué? ¿Por qué me ayudas? —le pregunto,
dándome la vuelta.
Dándome una sonrisa triste, responde.
—¿Alguna vez alguien ha hecho algo bueno por ti? —Niego y miro
hacia otro lado—. Es tan triste. —Jeremy envuelve sus brazos alrededor de
mí y me abraza—. Lo hago porque me preocupo por ti. No espero nada a
cambio.
Lágrimas silenciosas corren por mi cara. Me agobio.
—Algún día te pagaré.
—Un día tendrás que cuidar de mí y te lo advierto, soy un bebé
grande.
Eso me hace reír un poco. Jeremy continúa cepillándome el cabello.
En realidad, es muy relajante y adormecedor. Tal vez sea la píldora o el
toque suave, pero empiezo a conciliar el sueño. Antes de darme cuenta,
me estoy inclinando contra Jeremy y él me está sosteniendo. Por primera
vez esa noche, me siento segura. Me hace sentir segura, y con eso como
mi último pensamiento, me quedo dormida.
Mis sueños están plagados de pesadillas. Siento que no puedo
respirar. Hay una presión en mi pecho y no me puedo mover. Grito y nada
sale. Estoy atrapada. Estoy atrapada y no puedo moverme.
De repente, me levanto en la cama, muy asustada. Me toma un
segundo darme cuenta de que estoy bien. Miro hacia un lado y veo a
Jeremy dormido en una silla al lado de la cama. ¿Se quedó aquí conmigo?
Eso es tan… dulce. Me siento un rato, simplemente mirándolo dormir. Sus
respiraciones son uniformes y está relajado. Un calor se extiende por mi
pecho mientras lo miro. Me hace sentir un poco mejor.
Miro la ventana y veo que ya es de mañana. En silencio, agarro la
manta pequeña que está al pie de la cama. Con cuidado, me acerco y la
pongo sobre Jeremy.
Muy lentamente, abre los ojos.
—Hola —susurra—. Estás despierta.
—Sí —le respondo—. Te ves tan incómodo allí. ¿Estuviste aquí toda la
noche?
—Sí, pero estoy acostumbrado a dormir en sillas mucho más
incómodas que ésta. —Abriendo los brazos, dice—. Ven aquí.
Ni siquiera pienso en ello, me siento en su regazo y él envuelve la
manta a mí alrededor. Levanto la vista hacia él.
Página | 189 —Gracias por ayudarme.
—Sigues diciendo eso —murmura en respuesta—. No tienes que
agradecérmelo. Es lo que hacen los amigos. Ahora, la pregunta es ¿cómo
te sientes esta mañana?
—Vacía, hueca, asustada —suspiro—. No tuve nada más que
pesadillas toda la noche.
Empujando mi cabello detrás de mi oreja, Jeremy dice.
—Lo siento cariño. ¿Quieres algo? ¿Café o té?
—Té estaría bien —murmuro—. No tengo hambre.
—Tendrás que comer algo hoy. No voy a permitir que te dejes morir
de hambre, incluso si no es a propósito. —Me mira y dice—. Quiero que
hables con la policía.
Vigorosamente, niego.
—No.
—Isabelle, si no dices algo, le podría hacer esto a alguien más —
afirma Jeremy.
Eso me hace detenerme.
—No pensé en eso. Ni siquiera sé quién es, sólo sé que su nombre es
Howard.
—Bueno, la policía probablemente hablará con tu mamá —dice
Jeremy vacilante—. Pero realmente no quiero que tú hables con ella.
Recostando mi cabeza sobre su pecho, le susurro.
—No quiero hablar con ella tampoco. —Entonces, es como si todo
eso viniera de nuevo rápidamente. Al instante me pongo a llorar. Mi pecho
duele mucho.
—No hice nada. ¿Cómo pudo decirme esas cosas? No lo quería en mi
habitación.
—Por supuesto que no —suspira Jeremy, meciéndome ligeramente—.
Simplemente lo tomaremos con calma. Por qué no te hago un poco de té,
y luego podemos llamar a la policía.
Asiento. Él empieza a recogerme y yo jadeo.
—¡Jeremy! ¡No me levantes!
—¿Por qué no? —pregunta—. ¿No puedo cuidar de ti?
—No es necesario que me levantes —le digo, dándole una mirada.
Sonríe.
—Está bien, pero la oferta está sobre la mesa. Sólo estoy tratando de
hacerte sonreír un poco.
Página | 190 —Ojalá pudiera —suspiro—. Simplemente no puedo. Me siento hueca,
vacía. Me siento sucia.
Un gemido viene de Jeremy.
—No eres sucia. No puedes considerar eso. Sólo recuerda, soy el único
que te ha besado. Sostente a ese hecho. Olvídate de su toque y aférrate a
los que significaron algo. Lo que te hizo no afecta en cómo reaccionará la
gente hacia ti. Tocarse y demostrarse afecto es algo bueno. Necesitas
aferrarte a ese hecho.
—Está bien.
—Vamos —dice, bajándome—. Vamos a la sala de estar.
Caminamos hacia allí y nos sentamos en el sofá. Miro a Jeremy ir a la
cocina. Pone agua a hervir y agarra una taza. Sólo lo veo en silencio. ¿Por
qué es tan amable conmigo? Apartando la mirada, las lágrimas empiezan
a correr por mi cara de nuevo. Jalo mis rodillas a mi pecho y pongo mi
cara entre ellas. Un poco después siento a Jeremy sentarse a mi lado.
—Lamento que tengas que hacerle frente a esto —suspiro.
—Deja de decir que lo sientes. Deja de preguntar por qué te estoy
ayudando. Me preocupo por ti. Eres mi amiga. Estoy aquí para protegerte.
Déjame hacer eso, por favor —aboga en respuesta.
—Quiero acurrucarme como una pelota y desaparecer.
Acariciando mi cabello, Jeremy responde.
—No dejaré que lo hagas.
No levanto la cabeza, me quedo sentada con mi cara entre mis
rodillas. Mi cuerpo no se mueve. Mi corazón no quiere que me mueva.
—Estoy tan perdida.
—¿Qué puedo hacer para ayudar? ¿Qué puedo hacer para
ayudarte a liberar tu mente de esto?
—Nada —murmuro.
De repente, chasquea los dedos.
—Sé lo que voy a hacer. Solía hacerle esto a alguien para despejar su
mente de… bien, simplemente para que se distrajera.
Eso me hace mirar hacia arriba. Veo que va al armario. Mis cejas
suben mientras saca su estuche de violín.
—No creí que tocaras para otras personas.
—No he tocado para alguien en cerca de cuatro años, pero quiero
tocar para ti. —Saca el violín y el arco. Sonriendo, Jeremy coloca el
instrumento bajo su barbilla.
Página | 191 En un movimiento fluido empieza a tocar y mi corazón cae. Es
hermoso. Me llevo la mano a la boca con asombro. Toca a la perfección.
Me olvido de todo y simplemente escucho. Los dedos de Jeremy se
mueven rápidamente con el diapasón. Nunca hubiera pensado que podía
tocar así. Cuando alguien menciona que puede tocar un instrumento,
nunca piensas que podrían hacerlo de manera tan precisa. No tengo idea
de lo que está tocando, pero toca durante unos minutos.
Finalmente, termina y lo miro.
—Jeremy, eso es hermoso. ¿Dónde aprendiste a tocar de esa
manera?
Pone el violín en su regazo y no dice nada. Yo no digo nada, porque
de repente hay un silencio muy incómodo. Tomando una respiración
profunda, Jeremy responde.
—Empecé a aprender cuando estaba en la escuela media. Progresé
a partir de ahí y eso es todo lo que te diré.
—Bueno, eres extraordinario —le digo—. Gracias por tocar para mí.
—Quiero tocar algo más. Esta canción significa realmente algo para
mí. —Toma el violín de nuevo y comienza a tocar. Es otra hermosa canción,
pero puedo decir, esta vez, que hay algo de emoción en la misma. Me
siento y lo observo. Hay un aire a su alrededor. Como que aquí es donde
debería estar. Hace que mi corazón se caliente. Se siente como si no
hubiera mostrado este lado de sí mismo a nadie en mucho tiempo.
Cuando Jeremy termina, se detiene y casi aguanta la respiración.
Cierra los ojos con fuerza y se sienta allí, por un minuto.
—¿Estás bien? —pregunto finalmente.
—Sí —suspira finalmente con dureza—. A veces hay heridas que
nunca sanan.
—Sé que prometí no hablar de tu pasado, pero… si alguna vez
necesitas alguien con quien hablar, estoy aquí. Gracias por tocar para mí.
Liberó mi mente de las cosas.
Jeremy se da la vuelta y me mira.
—Me mostraste tu arte y yo te mostré esto, pero por favor, no se lo
digas a nadie.
—Por supuesto, nunca le diría a nadie nada que no quieras —declaro
firmemente.
Con cuidado, coloca la parte posterior del violín en la caja.
—Te haré tu té. —Jeremy se pone de pie y camina hacia mí.
Inclinándose, me besa suavemente en la cabeza. Se siente muy bien
sentirlo tocándome. Cuando se va, me siento allí y miro su violín. Me
Página | 192 pregunto de qué cicatrices estaba hablando. Los dos tenemos cicatrices
ahora. Espero que algún día las mías se curen. Espero que algún día pueda
ayudarlo a sanar las de él, también.
Un poco más tarde, vuelve y me da una taza. La tomo.
—Gracias.
—Llamaré a la policía ahora, ¿de acuerdo? —dice en voz baja.
Vacilo, pero al final asiento. Jeremy toma el teléfono y marca un número—.
Sí —dice finalmente—. Necesito informar de un asalto. —Al final de la
conversación telefónica, le dicen a Jeremy que debemos ir a la estación
de policía—. Muy bien, gracias —dice, antes de colgar el teléfono—.
Llamaré a Cassandra para que te traiga algo de ropa, ¿está bien?
—Está bien —le respondo, con la mirada fija en mi té.
Una hora más tarde, Cassandra aparece en la puerta. Se acerca a mí
y se sienta en el sofá.
—¿Cómo estás?
Mi pecho se aprieta, pero digo.
—Un poco mejor. —Mirando hacia Jeremy, murmuro—. Él me ha
ayudado mucho.
—Eso es bueno —dice en respuesta—. Fui y compré algo de ropa
cómoda para ti. ¿Puedo ver tu garganta? —asiento y levanto la cabeza.
Con mucho cuidado, la mira—. Está muy magullada, Isabelle. Mi tío es
médico, podemos al menos hacer que él te vea.
Me libro de su mano, y entre dientes digo.
—Preferiría que no.
—Por favor —me insta—. Quiero asegurarme de que estás bien y de
que no hay ningún daño. ¿Te duele la garganta? —Asiento de mala
gana—. Entonces, deberíamos hacer que te revise. ¿Lo harás?
—Hazlo por mí —me pide Jeremy, inclinándose sobre el respaldo del
sofá—. Necesito saber que estás bien.
Con un profundo suspiro, le digo.
—Está bien.
—Por qué no te vistes y luego nos dirigiremos a la estación de policía
—me insta Jeremy.
Mi corazón se siente pesado en mi pecho, pero me levanto.
Cassandra se levanta conmigo.
—Te traje un cepillo de dientes y ropa. Aquí tienes. —Me da la bolsa.
—Gracias —murmuro en voz baja. Tomando la bolsa, me dirijo al
Página | 193 baño. Cuando llego allí, me miro en el espejo. Suspiro cuando miro mi
cuello. Hay un gran moretón en la parte central de mi garganta. Puedo ver
en dónde estaban sus dedos. El más oscuro de los hematomas está ahí.
Me hace llorar. Caigo al suelo y lloro. Es demasiado. Es demasiado para
soportarlo. Pongo mi cabeza entre mis rodillas y sollozo.
¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a ocultar eso? No puedo ir a la
escuela con esa marca en el cuello. Todo el mundo la verá. La gente hará
preguntas que no quiero contestar. No puedo volver.
Hay un golpe en la puerta.
—Isabelle —articula Jeremy suavemente a través de la puerta—.
¿Estás bien? Te oigo llorar.
—Sí, sólo vi los moretones. Son tan feos.
—Lo sé, cariño. Necesitamos que te vistas, para que podamos ir a la
estación de policía. Ellos tendrán que tomar fotos. —Eso me hace llorar más
fuerte—. ¿Quieres que Cassandra venga a ayudarte?
Sacudiendo la cabeza, le grito.
—¡No! Estoy bien.
—Está bien —responde Jeremy.
Me levanto del piso y trato de no mirar el espejo. Cassandra me trajo
un par de pantalones de chándal y una camiseta de manga larga. Debe
hacer frío afuera, porque hay una sudadera gruesa con capucha,
también. Poco a poco, me visto. Cuando termino, a regañadientes me
miro en el espejo. Hago una mueca. Mi cabello es una zona de desastre,
incluso aunque Jeremy lo peinó. Me doy cuenta de que mi cabello no es
algo que siquiera debería estar en mi radar, pero me veo un poco loca. Ya
me siento bastante mal.
Cuando abro la puerta, le pregunto a Jeremy.
—¿Tienes un sombrero que pueda usar?
—No, en realidad no —responde—. Odio los sombreros, pero espera,
tengo una banda. Puedes poner eso en tu cabeza. —Jeremy entra en la
habitación y regresa con una negra. La dobla por la mitad.
—Yo puedo hacerlo —le digo, con cuidado tomándola de él. La
envuelvo en mi cabeza y le hago nudo.
Jeremy sonríe.
—En realidad te ves linda.
—Gracias —murmuro sarcásticamente—. Probablemente deberíamos
irnos.
Toma mi mano y dice.
Página | 194 —Bien, estamos listos.
El trayecto hasta la estación de policía es tranquilo. No creo que
nadie tenga ninguna palabra que decir en realidad. La estación está muy
ocupada. Tenemos que esperar un tiempo para que alguien venga a
hablar con nosotros. Finalmente, una señorita se acerca.
—¿Isabelle?
—Sí —le respondo, poniéndome de pie—. Ésa soy yo.
—Puedes pasar ahora —dice, señalando la puerta.
Rápidamente, veo a Jeremy. Él pregunta.
—¿Quieres que te acompañe?
Asiento vigorosamente. Él mira a la oficial de policía.
—¿Está bien?
—Claro —responde—. Lo que haga que la señorita Nimon se sienta
más cómoda.
Jeremy toma mi mano y la aprieta. Con eso andamos con la oficial
de policía. Ella nos introduce en una habitación. Se parece a una sala de
interrogatorios, muy fría.
—Pueden tomar asiento allí. Mi nombre es oficial Detrick. Ahora,
necesito que me digas lo que pasó exactamente.
Con un poco de vacilación, le cuento toda la historia.
—Él me sujetó aquí —digo finalmente, mostrándole mi garganta.
La oficial Detrick la mira.
—Dios mío, niña, lo siento mucho. Entonces, ¿no tienes idea del
apellido de este señor?
—No —susurro, conteniendo las lágrimas—. Mi mamá puede saberlo.
—¿No se lo preguntaste? ¿No has estado en casa?
Miro a Jeremy. Él toma la iniciativa y responde.
—Su madre es una alcohólica y es mentalmente abusiva con Isabelle.
Cuando su madre llegó y detuvo a Howard, en realidad culpó a Isabelle
por ello. Puedo haber sobrepasado mis límites, pero me negué a dejarla
volver allí.
—Ella tiene 18 años y es su elección —responde la oficial Detrick—.
Vamos a tener que hablar con tu madre, sin embargo.
—Ni siquiera sé si se acordará de algo. ¿Eso va a ser un problema? —
le pregunto.
Página | 195 La oficial apunta a mi cuello.
—Tienes los moretones para respaldar tu historia. Sólo tenemos que
averiguar si tu madre va a cooperar y ayudarnos a encontrar a este
Howard.
—Buena suerte con eso —murmuro.
—Bueno, tendremos que tomar una foto de tu cuello. ¿Tienes algunos
otros moretones?
Sacudiendo la cabeza, le respondo.
—No.
—Si no podemos conseguir toda la información de tu madre, es
posible que tengamos que volver y hacer un esbozo del caballero —dice
la oficial.
—Oh —exclamo—. Puedo hacer eso. —La oficial levanta la ceja—.
Puedo dibujar a la gente con mucha precisión. Será más fácil para mí
hacerlo que describírselo a alguien.
Pensando, la Oficial Detrick dice.
—Bueno, es poco ortodoxo, pero si puedes hacer eso, podría ser útil.
—Lo haré —replico, asintiendo dramáticamente.
—Tomaremos algunas fotos entonces. ¿Fuiste evaluada por un
doctor? —pregunta, mientras caminamos.
Tartamudeo.
—Todavía no, pero iremos hoy.
—Bien, si también puedes obtener algo de él, eso ayudará.
Mientras toman las fotos, me siento totalmente expuesta. Aunque
tengo toda la ropa puesta, me siento desnuda. Afortunadamente, Jeremy
está allí todo el tiempo. No sé lo que haría si no estuviera aquí conmigo. No
sé lo que haría sin él, punto.
Cassandra se levanta cuando volvemos a la sala de espera.
—¿Cómo te fue?
—Bien —suspira Jeremy—. Debemos llevarla con el médico sin
embargo.
—Lo tengo todo listo —responde, inclinando su teléfono—. Mi tío está
esperándonos.
Su tío, el Dr. Phillips, no deja a Jeremy entrar conmigo. Quiere darme
un examen completo. Es difícil e incómodo. Gracias a Dios que sólo busca
en mi piel. Me sienta y examina mi garganta.
—¿Dónde te duele?
Página | 196 —Justo aquí —respondo en voz baja, señalando a donde las puntas
de los dedos de Howard estuvieron.
—Bueno, no creo que haya ningún daño permanente —dice el Dr.
Phillips, sentado en su banquito—. Sólo son un montón de magulladuras.
Dolerá por un tiempo.
Jugueteando con mis dedos, murmuro.
—Me lo imagine.
—Creo que deberías ver a alguien más —dice el buen doctor. Saca
una tarjeta—. Su nombre es Ivy Collins. Es terapeuta.
Con una mirada de asombro, tartamudeo.
—No, no necesito ver una terapeuta.
—De lo que has dicho acerca de tu pasado, creo que sería bueno
para ti.
—No lidio bien con hablar con la gente —articulo—. No hablo con
nadie.
El Dr. Phillips extiende su mano.
—Toma la tarjeta y guárdala. Tal vez desees verla en el futuro.
La agarro y murmuro.
—Gracias.
—Puedes vestirte ahora. No te preocupes, no te cobraré.
—No tengo dinero —susurro suavemente. La comprensión de que no
tengo nada ni a nadie sólo rompe mi corazón abriéndolo de nuevo. Estoy
sola, tan absolutamente sola. Pongo la cara entre mis manos y empiezo a
llorar.
El médico sólo se queda ahí. Puedo sentir que me mira.
—¿Quieres que traiga a Cassandra? —Niego con la cabeza—. ¿Al
caballero contigo? —Limpiando mis lágrimas, me encojo de hombros—. Iré
a buscarlo —dice el médico, palmeando mi rodilla.
Durante unos minutos, me siento y lloro. No tengo a dónde ir. No
puedo ir a casa. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo decir?
Hay un golpe en la puerta y luego se abre. Jeremy mira a su alrededor
desde la esquina y pregunta.
—¿Estás bien?
Ahogándome con mis palabras, sollozo.
—No, no en absoluto.
—¿Estás herida? ¿Hay algo seriamente mal? —exclama Jeremy,
cerrando la puerta.
Página | 197 Niego con la cabeza.
—No, solo me acabo de dar cuenta de que no tengo nada. ¿Cómo
voy a volver a casa? ¿Cómo voy a sentirme segura en mi propia casa? ¿En
mi propia cama? ¡No tengo idea de lo que haré!
Jeremy se acerca y toma mi mano.
—Ya pensé en eso. Vas a vivir conmigo.
Espera, ¿qué?
—¿Estás loco? —espeto.
—No puedes ir a tu casa. No dejaré que vayas a tu casa. Necesitas un
lugar para quedarte. Tengo una habitación de invitados y una cama, si
podemos desenterrarla.
—Jeremy —me quejo—. No puedo vivir contigo.
Él levanta una ceja.
—¿Por qué no?
Sintiéndome muy frustrada, gruño.
—Sólo no puedo.
—¿A dónde irás? —pregunta Jeremy, cruzando los brazos.
No estoy segura de qué decir a eso.
—No lo sé —susurro finalmente.
Mirándolo, le digo. —Jeremy, te adoro. Eres mi mejor amigo, pero no
tengo nada que ofrecerte. No tengo dinero, ni trabajo. Todavía estoy en la
escuela. ¿Qué se supone que tengo que hacer, dejar la escuela?
¿Conseguir trabajo? ¡No sé si pueda hacer eso!
—¡Será mejor que no te salgas de la escuela! Te llevaría a una nueva
—responde con una sonrisa—. Isabelle, me haré cargo de ti.
—Jeremy, no tengo nada que ofrecerte. No puedes tomarme como a
alguna niña caprichosa. No quiero ofenderte, pero eres un mecánico de
motocicletas a tiempo parcial. Soy una adolescente. ¿Cómo se supone
que me mantendrás? Quiero decir, conseguiré un trabajo. Puedo hacer
eso. No creo que mi mamá me vaya a darme nada de dinero.
Jeremy levanta su dedo y lo pone contra mis labios.
—Sólo cállate, ¿de acuerdo? Te diré algo, pero tienes que
prometerme dos cosas. Una, no puedes decirle a nadie lo que te diga, dos,
no harás ninguna pregunta. ¿Trato? —Asiento lentamente. Él lleva su mano
hacia atrás y respira profundamente—. Tengo más que suficiente dinero
para mantenerte.
Página | 198
—Jeremy —grito—. Necesito comida y todo eso. ¡No puedes permitirte
el lujo de mantener a otra persona!
—Sí —responde—. En realidad, puedo hacerlo.
Mirándolo fijamente, le pregunto.
—¿Cómo?
—No, lo siento, sin preguntas. Me limitaré a decir esto, tengo dinero. En
realidad, tengo una cantidad obscena de dinero. Nunca lo he usado para
nada. Esto, tú, es para lo que estaba destinado. Por favor, déjame
ayudarte Isabelle.
Mi pecho palpita mientras lo miro. Quiero gritar no. No quiero creerle,
pero cuando miro sus ojos, veo la sinceridad en ellos.
—No puedo hacerte esto Jeremy.
Él levanta sus manos y las pone en los lados de mi cara.
—No me harás nada, Isabelle. Deja que me ocupe de ti. Por una vez
en tu vida, deja que alguien te cuide.
—No me conoces —digo en voz baja.
—En realidad te conozco muy bien. Ven a casa conmigo. Déjame
cuidar de ti.
Cierro los ojos y dos gotas saladas caen por mi mejilla. Él me las limpia
con sus pulgares. Me toma todo mi esfuerzo no romper a llorar.
De repente, siento que levanta mi cabeza. Abro los ojos, justo a
tiempo para verlo venir hacia adelante. Jeremy suavemente me besa en
los labios. Es breve, pero me hace sentir mucho mejor.
—Sí —susurro finalmente.
—Entonces, vamos a casa.
Capítulo 12
El viaje de regreso al apartamento de Jeremy, bueno supongo que
Página | 199
nuestro apartamento, es tranquilo. Tomé el asiento de atrás porque tengo
mucho que pensar. Me quedo mirando por la ventana hacia el mundo
que pasa. ¿Realmente estoy haciendo esto? ¿Puedo vivir con él?
Volteando veo a Jeremy. Se está frotando la sien. ¿No se hartará de mí?
¿Qué haré si de repente ya no me quiere más ahí?
Jeremy me mira por el espejo retrovisor. Rápidamente aparto la
mirada. Estoy muy asustada. Tengo miedo de ver a mi mamá. Tengo miedo
de volver a la escuela. Tengo miedo del mundo. Lo único que me hace
sentir segura es Jeremy. ¿Eso es saludable? ¿Estoy demasiado apegada a
él? ¿Qué haré cuando él consiga una novia? Ya no lo tendré alrededor y
estaré sola de nuevo. Una lágrima cae por mi rostro y rápidamente la
enjuago. Este vacío en mi pecho es abrumador. Sólo quiero desaparecer
de este mundo.
—Izzy, voy a llamar a Josh —dice Jeremy desde el asiento delantero.
Me incorporo al instante.
—¡No le puedes decir! ¡No, por favor! ¡No quiero que nadie lo sepa!
—No voy a decirle cariño. Tenemos que sacar tus cosas de la casa de
tu mamá tan pronto como sea posible. Su hermano tiene una camioneta.
También puede conseguir cajas del trabajo —explica Jeremy suavemente.
—No sé lo que mi mamá me dejará llevarme. Puede enojarse
demasiado —susurro, volviendo a mirar por la ventana.
Cassandra se voltea.
—¿Cuándo trabaja normalmente?
—De 9 a 4 —respondo.
Sacando su teléfono celular, Jeremy dice.
—Entonces lo haremos a las once. Eso nos dará tiempo suficiente, y
ella puede besar mi… trasero. Te llevarás lo que quieras. ¿Qué va a hacer
ella, llamar a la policía? Son tus cosas.
—Probablemente lo hará —refunfuño—. Sólo quiero mi arte, ropa,
reproductor de mp3 y zapatos. Puede quedarse con la computadora y
todo. ¿Tengo que llevarme los muebles?
—No —contesta Jeremy—. Te conseguiremos lo que necesites. Hay un
armario en el dormitorio.
Más de él comprándome cosas, ¿cuánto tiempo durará?
—Jeremy —suspiro—. No tienes que hacer esto. Tarde o temprano te
vas a hartar de mí. Entonces, tendré que regresar.
Puesto que estamos en un semáforo, Jeremy se da la vuelta y me
mira.
Página | 200 —¡¿Podrías parar por favor?! No voy a echarte un día. Si te pones
fastidiosa me limitaré a encerrarte en tu habitación.
Eso me hace sonreír con suficiencia.
—Gracias.
—No hay problema —replica—. Ahora, voy a llamar a Josh. —Se
desplaza por su lista y luego presiona lo que tiene que ser el nombre de
Josh. Hay silencio durante unos segundos—. Oye, soy yo. Necesito tu
ayuda, pero no puedes hacer preguntas. —Hay una pausa y luego Jeremy
dice con severidad—. Josh, estoy hablando muy en serio. Esto no es una
broma. Necesito que mañana consigas la camioneta de tu hermano y
algunas cajas del trabajo. Tenemos que sacar a Isabelle de su casa lo
antes posible. Voy a tener a Cassandra pidiéndole ayuda a Kent, también.
—Le mandaré un mensaje de texto en este momento —susurra
Cassandra.
Jeremy asiente.
—¿Qué? Bueno, está viva, pero eso es todo lo que necesitas saber.
Por favor, no hagas ninguna pregunta. Sólo tenemos que llevar sus cosas a
mi apartamento, y cuando la veas, simplemente déjala ser, ¿está bien? —
Hay silencio mientras Josh habla—. Está bien, encuéntranos en su casa a
las once. ¿Recuerdas dónde es? Bien. Nos vemos luego, adiós.
El vidrio está frío cuando pongo mi cabeza en la ventana. Estoy tan
cansada, tan absolutamente exhausta. Siento lágrimas corriendo por mi
rostro, y ni siquiera me di cuenta de que estaba llorando. ¿Las lágrimas
alguna vez se detendrán? ¿El dolor alguna vez cesará? Mi mente empieza
a quedarse en blanco, mientras el vacío se hace cargo.
Un poco más tarde, siento brazos envolverse a mi alrededor y
levantarme. Mis ojos revolotean al abrirse y veo a Jeremy. Me está
cargando fuera del auto.
—¿Me quedé dormida otra vez? Ya no tengo permitido sentarme en
tu asiento trasero.
—Isabelle, simplemente descansa. Has pasado por mucho. Sólo cierra
los ojos y duerme. Te tengo —susurra suavemente Jeremy. Simplemente
asiento y vuelvo a dormirme. En realidad lo siento acostándome en su
cama. ¿Por qué estoy tan cansada? Ni siquiera puedo abrir los ojos.
Jeremy cuidadosamente me quita los zapatos y desliza mis piernas debajo
de la manta. No pasa mucho tiempo antes de que esté, de nuevo,
profundamente dormida.
Cuando por fin me despierto, veo que el sol casi se ha puesto. Salgo
de la cama y me estremezco. Hace frío. Agarro la manta tirada en la silla y
Página | 201 la envuelvo alrededor de mí. Al salir al pasillo, veo que la única luz
encendida es la que está sobre la mesa. Jeremy está sentado ahí con una
cerveza, dándole vueltas.
—Oye —digo con cautela.
Se voltea y me mira.
—¿Cómo te sientes?
—Un poco mejor ahora que descansé —respondo. Arrastrando parte
de la manta detrás de mí, me acerco a la mesa. Jeremy se levanta y saca
una silla para mí—. Qué caballeroso.
—Oye, tengo excelentes modales —murmura en voz baja.
Me siento y acerco más la manta a mí alrededor.
—Veo que estás bebiendo.
—¿Quieres una? —pregunta Jeremy.
Dándole una mirada, digo bruscamente.
—¿En serio? Uno, soy menor de edad. Dos, ¿por qué iba yo a querer
beber?
—Buen punto —murmura, volviendo a sentarse. Mira fijamente a la
mesa y empieza a toquetear un punto.
—¿Qué pasa? —susurro.
Los ojos de Jeremy me miran y tienen mucha tristeza.
—Me siento muy culpable.
—¿Por qué? —pregunto.
—Eso —comienza. Respirando profundamente, Jeremy susurra—.
Debería haber estado allí para protegerte.
Un resoplido sale de mí.
—¿Se suponía que tenías que estar en mi habitación en ese punto
exacto en el tiempo?
—No, sabía que encontrabas a ese sujeto repugnante. Si me hubiera
asegurado de que estabas bien y me hubieras dicho que él estaba allí,
habría hecho algo. No me gustó desde la primera noche que estuvo ahí.
—Jeremy. —Me acerco y tomo su mano—. No puedes protegerme de
todo. No soy tu responsabilidad.
Me mira pensativo.
—Pero siento como si lo fueras. Tengo esta necesidad de protegerte
del mundo. La he sentido desde la primera vez que nos conocimos.
—El mejor momento de mi vida hasta ahora —suelto una risita—. Eso
Página | 202 fue épico. La expresión en el rostro de Sonya no tenía precio. Me salvaste
aquel día, y muchos días desde entonces, pero no puedes protegerme del
mundo Jeremy, por mucho que quieras hacerlo.
Jeremy deja caer la cabeza.
—Esto no debería haber pasado. Podría haber hecho algo. Debería
haberte sacado antes de ahí. Lo pensé, pero no parecía pertinente en ese
momento.
Con las cejas levantadas, pregunto.
—¿Pensaste en sacarme de mi casa antes?
—Sí —responde—. No eras feliz y tu mamá no era un muy buen
modelo a seguir. Sólo sentía como que necesitabas que te dieran más en
la vida.
Eso me silencia rápidamente. ¿¡Estaba pensando qué!? ¿Quién es él?
¿Por qué iba a querer hacer eso por mí? No puedo hacer otra cosa que
sentarme ahí y mirarlo fijamente. Su cabello ha crecido un poco y está
cayéndole en los ojos. Por alguna razón, todo lo que puedo pensar es en lo
bien que se ve en estos momentos. Sus ojos marrón chocolate levantan la
mirada hacia mí, a través de sus perfectas pestañas. Mi pecho se aprieta
un poco y es como si el mundo se ralentizara. Es como que sólo nos
miramos el uno al otro durante un tiempo. Ninguno de los dos se mueve, o
dice algo.
Finalmente, soy la que mira hacia otro lado. Jeremy suspira y
pregunta.
—¿Tienes hambre?
—No —digo—. La verdad es que tengo frío.
—Encenderé la calefacción —responde Jeremy, poniéndose de pie.
Lo sigo.
—En realidad, ¿puedo tomar un baño? Por lo general eso ayuda
cuando tengo frío. Además, será bueno tener un momento para mí.
—Definitivamente, haré LO QUE SEA que quieras. Si necesitas
CUALQUIER COSA, sólo dime, ¿de acuerdo?
Asintiendo, murmuro.
—Sí.
—Cassandra trajo algunas cosas más para ti. Están en la bolsa por
allá. Hay unos verdaderos pijamas. Y algo de ropa para mañana.
Mi pecho se aprieta y una lágrima corre por mi mejilla.
—Ustedes son demasiado buenos conmigo. No he hecho nada para
Página | 203 merecerlo.
—Isabelle —dice Jeremy, agarrándome por los brazos—. Eres nuestra
amiga. Eso es lo que hacen los amigos. Relájate y permítenos ayudarte.
Nerviosamente, asiento y susurro.
—Está bien.
—Ven, vamos a preparar tu baño. —Agarra mi mano y me hala por el
pasillo. Cuando entramos en el baño, Jeremy sonríe—. Limpié el baño
mientras dormías. Así que, tienes una bañera limpia.
—Aww, eso es tan dulce —digo.
Se inclina y pone el tapón.
—¿Qué tan caliente te gusta?
—Casi hirviendo —respondo.
—Bien, puedo hacer eso —Jeremy se echa a reír. Abre el agua y
luego se pone de pie—. ¡Oh! —exclama—. ¡Tengo una idea! —Lo observo
salir a toda velocidad del baño. Espero con las cejas levantadas. Jeremy
regresa llevando dos velas—. Éstas son para cuando se va la luz.
Riéndome disimuladamente, digo.
—O para cuando invitas a una chica para una cena romántica.
—Lo romántico no es lo mío —replica Jeremy.
—Sí, claro —me río—. Veo lo amable que eres. Eres tan bueno
conmigo y haces tantas cosas dulces. No puedes convencerme de que no
eres un hombre romántico.
Jeremy enciende un fósforo y lo lleva hasta una de las mechas.
—Lo… romántico… no… es… lo… mío —articula.
—Bueno, serías bueno en eso —suspiro—. Sólo espera. Va a llegar una
chica, que te convierta en un montón de sentimentalismo romántico.
—Me gustaría ver a esa chica —resopla Jeremy.
Agarro su mano.
—¿Por qué eres tan cerrado cuando se trata de chicas?
Hay un silencio de muerte, mientras Jeremy se queda mirando mi
mano.
—Isabelle, hay algunas cosas de las que simplemente no hablo. Me
preocupo por ti y siento que puedo confiar en ti, pero hay algunas cosas
que no creo que pueda compartir contigo.
Retirando mi mano rápidamente, murmuro.
Página | 204 —Lo siento.
—No lo sientas —se queja—. Uf, me frustro de mí mismo a veces. —
Jeremy voltea y pone la mano en mi rostro—. Confío en ti Isabelle,
probablemente más que en cualquier otra persona, pero soy una persona
muy, muy reservada. Tengo algunas cosas… que simplemente… duelen.
Algunas cosas que nunca he compartido con nadie, y que puede que
nunca comparta con nadie.
Poniendo mi mano sobre la suya, susurro.
—Lo harás Jeremy. Un día conocerás a la persona que te dará paz
interior. Serás capaz de compartir esa parte de ti mismo con ella. Te lo
prometo.
Da un paso hacia adelante y coloca su frente en la mía.
—Eres una persona increíble. Estoy agradecido de que estés en mi
vida.
Cada centímetro de mí quiere besarlo. Esa súbita comprensión me
hace saltar hacia atrás.
—Oh Dios mío.
—¿¡Qué!? —exclama Jeremy.
—Nada —digo, agitando la mano—. Nada. Un pensamiento al azar
me hizo saltar.
Con una sonrisa maliciosa, Jeremy pregunta.
—¿Cuál era el pensamiento al azar?
—No tengo que contártelo todo —espeto juguetonamente. Comienzo
a empujarlo hacia la puerta.
Jeremy se apoya en el marco de la puerta.
—Quiero saber cuál era el pensamiento.
—¡No! —digo, empujándolo tan fuerte como puedo. Por supuesto, no
se mueve—. Tengo que conseguir más fuerza —finalmente jadeo,
dándome por vencida.
Se da la vuelta y dice.
—Dime cuál era el pensamiento y saldré del cuarto.
Rápidamente lo empujo y se tambalea hacia atrás.
—¡Ja! —exclamo y cierro la puerta de golpe. Por primera vez desde
que sucedió todo, me río. Cuando la bañera finalmente está llena, cierro el
agua. Me quito la ropa y me miro en el espejo. Haciendo una mueca, veo
que el moretón en el cuello ha empeorado. Lo toco y mi cuerpo se
estremece.
Página | 205
Sacudiendo la cabeza, me meto en la bañera. Se siente bien. Me
agacho, de modo que mi cabeza apenas está por encima del agua.
Respirando profundamente trato de relajarme, pero no parece funcionar.
Todo es simplemente demasiado. ¡Estoy tan cansada de llorar! ¿Es que
nunca se detendrá? Ugh, me enjuago las lágrimas.
Entonces, por ninguna razón, o por demasiadas razones, empiezo a
sollozar. Me incorporo y entierro el rostro entre las manos. Todo viene de
golpe. El miedo, el dolor, la tristeza, todo es demasiado abrumador. Sólo
lloro y lloro y lloro.
Hay un golpe en la puerta.
—Isabelle, nena, ¿estás bien?
—No —gimo—. Lo lamento.
—¿Qué es lo que lamentas?
Me encojo de hombros incluso aunque no puede verme.
—No lo sé. Sólo soy un desastre caliente. No puedo dejar de llorar.
—Cierra la cortina —dice Jeremy—. Vuelvo enseguida.
Mirando con furia hacia la puerta, grito.
—¡No te atrevas a entrar aquí!
Unos segundos más tarde, escucho.
—O cierras la cortina o lidias conmigo viéndote desnuda.
Con un chasquido, cierro la cortina.
—Siento que estoy en una tumba ahora —digo.
—Sólo espera —dice Jeremy. Lo oigo cerrar la puerta y una vez más la
única luz es la de las velas—. Está bien, respira hondo y cierra los ojos.
—¿Qué vas a hacer? —digo bruscamente—. ¡No te atrevas a abrir
esta cortina!
Lo escucho sentarse en el suelo junto a la bañera.
—Sólo cierra los ojos y confía en mí.
—Está bien —susurro recelosamente. Echándome hacia atrás, cierro
los ojos y espero. Mi boca se retuerce en una sonrisa cuando lo oigo
empezar a tocar. Esta canción es muy sosegada y serena. Es muy hermosa,
y no pasa mucho tiempo para que mi mente sea consumida por la música.
Cuando la canción termina, sonrío. Abro la cortina, lo suficiente para sacar
la cabeza—. Eso fue hermoso.
—Pensé que te gustaría —responde Jeremy con una sonrisa suave.
Está sentado contra la pared frente a la bañera—. No es por ser
Página | 206 groseramente inadecuado, pero te ves linda. Tu cabello está todo rizado y
húmedo.
Riendo, digo.
—Bueno, tu divina apariencia está sentada en un halo de luz de las
velas. Es como la vaporosa portada de una novela romántica.
Eso hace que Jeremy estalle en una risa histérica.
—Cariño, mi vida ahora está completa.
—Gracias por tocar para mí. Me encanta escuchar tu música. Es
tranquila y hermosa —digo, mientras descanso mi barbilla en la bañera—.
Algún día harás feliz a alguna chica, porque si haces estas cosas por mí,
harás cosas increíbles por una mujer que ames. Dices que lo romántico no
es lo tuyo, pero eres bueno en eso.
Hay un pequeño parpadeo en los ojos de Jeremy. Me mira pensativo.
—Sólo hay una persona con la que he sido así antes.
—Aww, ¿era dulce?
Jeremy sólo se queda mirándome. Puedo ver a través de sus ojos que
está luchando contra algo en su cabeza.
—Sí, era muy dulce.
—¿Cuál era su nombre? —pregunto.
Respirando profundamente, Jeremy dice.
—No iré más lejos en esa conversación.
—Oh, lo siento —murmuro—. No pretendo entrometerme.
—Isabelle, nena, deja de decir que lo sientes por todo. Está bien que
hagas preguntas. Eso no me molesta.
Incorporándome un poco más, digo.
—Pero te molestaba cuando Debbie hacía preguntas.
—Soy más cercano a ti de lo que era con Debbie. Tú eres… bueno…
mi mejor amiga. Siento que puedo ser honesto y auténtico delante de ti, y
que no me juzgarás.
—No —susurro—. Nunca te juzgaré. Nunca te mentiría tampoco, te
prometo eso. —Levanto mis brazos y los doblo sobre la bañera, apoyando
la barbilla en ellos—. Me gusta que seas mi mejor amigo. Yo… me
preocupo mucho por ti.
Con una sonrisa de suficiencia, Jeremy responde.
—También me preocupo mucho por ti. Lo suficiente incluso para
decirte que si subes más, vas a darme un espectáculo gratuito.
Rápidamente me muevo hacia abajo.
Página | 207 —¡Oh Dios mío!
—No vi nada. —Jeremy se ríe—. Aunque creo que te verías muy bien
desnuda. Tengo la teoría de que tienes un cuerpo impresionante bajo toda
esa ropa holgada que te pones.
—Bueno, ahora tengo ropa nueva. Eso ayudará a mostrar mis partes
femeninas. —Mi mente se desvía de la ropa hacia las bolsas de ropa
interior—. Cassandra me llevó a la tienda de lencería. Las bolsas estaban
colocadas afuera anoche. ¿Crees que tuvo algo que ver con eso? Mi
mamá dijo que lo hizo.
—No, ese asqueroso sabía exactamente lo que iba a hacer cuando
entró en tu habitación. Eran sujetadores y ropa interior. No es como si
estuvieras hablando de lencería sexy y panty medias hasta el muslo.
—¿Cómo sabes que no lo hice? —pregunto con una sonrisita de
suficiencia.
—¡Bendito Dios! —exclama Jeremy—. Quiero que me exhibas eso. Eso
puede ser tu alquiler.
Riendo, replico.
—Así que tendré que representar espectáculos pornográficos para
vivir aquí.
—Ya quisiera. Un espectáculo pornográfico y una taza de café para
comenzar el día. Eso estaría bien. Entonces, ¿estás ofreciendo eso?
—Nunca en tu vida —respondo. Mi mano comienza a jugar con el
agua y suspiro—. Me siento desnuda.
Jeremy resopla.
—Estás desnuda.
Eso me hace reír.
—No quise decirlo literalmente. Quiero decir, siento como que estoy
expuesta al mundo. Mi mente sigue yendo a la deriva a lo que podría
haber sucedido.
—Yo habría ido a la cárcel por asesinato —susurra Jeremy—. Te lo
prometo. Incluso ahora, si veo a ese hombre, su trasero es mío.
Niego con la cabeza.
—Espero nunca volverlo a ver. No sé lo que haría.
—Vamos a enseñarte a defenderte. Te daré un par de días para
recuperarte, pero no te voy a tener por ahí sin protección. No podría hacer
frente a esto nuevo.
—Lo siento, no me di cuenta de que fuera semejante carga.
Página | 208 Jeremy se arrastra hacia el lado más alejado de la cortina.
Obviamente, para que no poder ver hacia adentro.
—No es una carga. Literalmente, quiero golpear a alguien en el rostro.
No puedo creer que no estuve ahí para protegerte.
Estirándome, jalo una toalla de la pared. Me cubro y abro la cortina,
por lo que estamos cara a cara.
—No podrías haber estado ahí para protegerme. Ninguno de nosotros
sabía siquiera que iba a estar ahí. Debería haberte enviado un texto, pero
estabas fuera haciendo cosas. He estado sobre tu trasero todos los días. No
quería molestarte.
Con una mirada de dolor en sus ojos, Jeremy se inclina aún más hacia
mí.
—No quiero nada más que protegerte. —Levanta sus dedos y los pasa
por mi cara—. Dijiste antes que ibas a ser mi responsabilidad como si fuera
una cosa mala, pero no lo es. Quiero cuidar de ti. Quiero mostrarte el
mundo que has estado negándote por tanto tiempo. Tienes una hermosa
sonrisa, y me encanta verla.
—Sé que no soy hermosa o preciosa, pero eres la única persona que
me ha hecho sentir bonita, por fuera y por dentro.
Durante unos segundos, sólo permanecemos ahí cara a cara, a pocos
centímetros de distancia. Siento su suave aliento besar mi piel. Eso envía
escalofríos por mi columna mientras lo miro a los ojos.
De repente los pensamientos en mi cabeza son demasiado y los
retraigo.
—Gracias —susurro—. Gracias por todo.
Mira hacia abajo y asiente.
—Me alegra que pueda hacerlo.
—Entonces, ¿puedo pedirte un favor? —pregunto vacilante.
—Claro —responde Jeremy con una sonrisa.
Mordiéndome el labio digo.
—Dime algo sobre ti mismo. Tú sabes demasiado acerca de mí. No
tienes que decirme nada sobre tu pasado. Sólo algo, para así poder llegar
a conocerte mejor.
Jeremy levanta la vista y tararea.
—Hmmm, ¿qué es lo que quiero decirte?
Hay silencio mientras obviamente piensa.
—Vamos a ver, estás en preparatoria. ¿Qué puedo decirte? ¡Ya sé!
Nunca he ido a un baile escolar.
Página | 209 —¿En serio? ¿Por qué? —pregunto.
Sacudiendo la cabeza, Jeremy dice.
—Recibirás un hecho. Sin preguntas.
—¡No es justo! —exclamo riendo—. Está bien. Yo nunca he estado en
uno y dudo que lo haga.
—¿No tienes ninguno este año? —pregunta Jeremy.
Asiento.
—El baile de invierno y el baile de Graduación, a ninguno de los
cuales voy a asistir.
—¿Por qué? Podemos conseguirte un vestido y ponerte toda bonita.
—Sin ánimo de ofender, pero no quiero ir sola —murmuro—. Todo el
mundo va ahí con amigos.
Sólo hay silencio en tanto Jeremy mira hacia otro lado.
—Bueno, tal vez tendrás amigos para entonces con los cuales ir.
¿Cuándo es el baile de invierno?
—Como en un poco menos de dos meses —respondo—. Es tonto.
Se ríe.
—La mayoría de las cosas lo son en la preparatoria. Bueno, debería
dejarte tomar el resto de tu baño. Aunque disfruto verte cubierta con una
toalla, con el cabello todo húmedo sobre tu piel.
—¡Pervertido! ¡Dios Jeremy! —grito.
Riéndose, se pone de pie. Me aseguro de mantenerme muy cubierta.
Sólo toma una profunda respiración y se ríe un poco más.
—Sabes, si alguna vez quieres entrar en el baño mientras yo estoy en
él, eres más que bienvenida.
Me le quedo viendo y se ríe.
—No quiero verte desnudo Jeremy —articulo. Muy bien, estoy
mintiendo. ¡ISABELLE! Ahora estoy luchando por mantener una cara seria.
Con una sonrisa maliciosa, comienza a levantarse la camiseta.
—¡JEREMY! —grito.
—¿Qué? —replica.
Señalando a la puerta, digo.
—¡Sal del baño si vas a quitarte la ropa!
—Entonces, ¿me quieres desnudo en la sala? ¿Qué te sorprenda
cuando salgas de la bañera?
Ruedo los ojos.
Página | 210 —Quiero que te mantengas con tu ropa puesta.
—Mmm —responde—. A la mayoría de las chicas les gusta verme sin
la camiseta.
Mi mano cubre mi cara.
—Sí, eres caliente sin tu camiseta, pero no quiero verlo ahora mismo.
—¡Ves! —Jeremy se ríe—. Te gusta verme sin ropa puesta.
—¿Es así como va a ser el vivir contigo? ¿Tú inflando tu propio ego?
Jeremy agarra su pecho.
—¡Ouch! Bien, no te voy a molestar nunca más.
—¿Lo prometes? —pregunto.
—¡NOPE! —enfatiza—. Lo siento, viene con el territorio de ser mi amiga.
Mis ojos sólo lo miran.
—¿Puedes salir del baño ahora?
—¿Para así poder tener sucios pensamientos sobre mí?
—¡JEREMY!
—Está bien, está bien, me voy —exclama, agarrando su violín—.
Disfruta el resto de tu baño.
Suspirando, le digo.
—Gracias. —Con eso Jeremy sale del baño.
Poniendo la toalla en el suelo, me recuesto en la bañera. Mis manos
instantáneamente, van a mi cara, porque comienzo a tener sucios
pensamientos como dijo. ¡¿Cuál es mi problema?!
Un rato más tarde, salgo de la bañera. Después de secarme,
entreabro la puerta.
—¡¿Jeremy, me puedes traer esa bolsa con el pijama?! Quiero
ponérmela.
—Sí —responde. Unos segundos más tarde, me trae la bolsa.
—Gracias —digo.
—Necesitas comer. ¿Qué quieres? —pregunta.
Encogiéndome de hombros, contesto.
—No tengo ni idea. Escoge algo para nosotros.
—Está bien, voy a correr a la tienda. ¿Quieres venir o estás bien
quedándote aquí? Puedes poner el cerrojo a la puerta. Tengo una llave
para eso.
—No quiero salir en público. Mi cuello se ve hecho un desastre. No
Página | 211 quiero que la gente se me quede viendo —respondo.
Jeremy asiente.
—Cassandra me envió un mensaje antes y me dijo que iba al centro
comercial para conseguirte alguna cosa para poner alrededor de tu
cuello, bufandas y algo así.
—Eso es muy amable de su parte. Ustedes chicos están haciendo
demasiado por mí.
De repente frunciendo el ceño, Jeremy chasquea.
—Si te oigo decir algo como eso de nuevo, realmente voy a
molestarte. Algo así como, que voy a caminar por la casa desnudo todo el
tiempo.
—De acuerdo, lo entiendo, no más comentarios. Me voy a poner esos
pijamas ahora —digo.
—Esperaré hasta que salgas de aquí para irme —afirma Jeremy.
Asiento.
—Está bien. —Cerrando la puerta, tomo un profundo respiro. Voy a
estar sola. ¿Voy a ser capaz de manejar eso?
Cuando salgo a la sala, me doy cuenta de que está lloviendo afuera.
—Eww, un clima horrible para salir.
—Bueno, necesitamos comida y aunque estoy hecho de azúcar, no
me derretiré —replica Jeremy. Eso me hace reír—. Es genial verte
realmente sonreír.
—Sí, se siente bien, también.
Caminando hacia la puerta, Jeremy dice.
—Voy a salir. Cierra ambas cerraduras, ¿de acuerdo? Puedes
llamarme si comienzas a enloquecer. No debería tomar mucho.
—Sí —suspiro—. Voy a tratar de no enloquecer. Si estuviera en casa,
no me sentiría segura, pero me siento segura aquí. Nadie sabe dónde
vives.
—No me importa quién se acerque a la puerta. No la abras. Tengo
una llave. No vas a volver a abrir la puerta a desconocidos, lo
desconocido hace daño.
Me echo a reír.
—No, no creo que tengas que preocuparte por eso nunca más.
—Bien —dice Jeremy abriendo la puerta—. Me apuraré y no tardaré
mucho.
—De acuerdo.
Página | 212 —Ahora, pon el seguro —ordena, cerrando la puerta. Me acerco e
inmediatamente lo hago. Para estar tranquila trato de abrir la puerta y es
segura. Después simplemente permanezco ahí por un rato, viendo la
puerta. Muy bien, en serio no puedo permanecer aquí todo el tiempo.
¿Qué debo hacer? Con un escalofrío, sé lo que necesito hacer. Me toma
un minuto, pero finalmente encuentro mi mochila en la recámara de
Jeremy.
Al abrirla, me siento feliz de encontrar que todo sigue seco. ¡Gracias a
Dios por los materiales a prueba de agua!
Saco mi cuaderno de bocetos, y regreso a la mesa de la cocina.
Después de acomodar todo, me siento ahí durante un tiempo, sólo viendo
fijamente el papel.
Una parte de mí tiene miedo de dibujar a Howard, como si fuera a
saber dónde estoy si lo hago. Honestamente no estoy segura de querer ver
su cara de nuevo, pero lo que dijo Jeremy suena en mi cabeza. Tengo que
asegurarme de que no le haga lo mismo a alguien más. Tomando una
profunda respiración agarro un lápiz.
No es tan difícil como pensé que sería. Lo recuerdo con mucha
exactitud. Aún con mi visión borrosa por él estrangulándome, creo que no
olvidas cómo luce tu agresor.
No pongo mucha atención al tiempo. Cuando voy más o menos a la
mitad, escucho llaves en la cerradura. Eso me hace saltar y meterme a la
cocina. De esa manera puedo agarrar un cuchillo si necesito hacerlo.
Finalmente Jeremy abre la puerta y me mira.
—¿Estás bien?
—Sí —chillo—. Sólo un poco nerviosa.
—Mira, cerraré la puerta detrás de mí —responde. Después de que
hace eso, camina dentro de la cocina y pone las bolsas en la encimera—.
Entonces, tengo leche y cereal, además algo de espagueti para cenar,
porque puedo hacer eso muy bien, y también lo de la cosa de los
sándwiches. Me imagino que mañana podremos conseguir comestibles.
No sé lo que comes.
Empiezo a retorcer mis manos.
—Comeré lo que sea que hayas comprado.
Jeremy instantáneamente deja caer su cabeza.
—Isabelle, estaré manteniéndote, eso está bien, pero necesito saber
algunas cosas, como qué es lo que quieres comer.
—De acuerdo, bien, me encanta la ensalada y la fruta. No me gustan
mucho los vegetales congelados. Puedo vivir de la mantequilla de maní y
Página | 213 la mermelada de fresa. Quiero decir, no hay mucho que no coma. No soy
una gran fan del yogur, pero lo como si no hay nada más. AMO el café.
—Bien, sobrevivo con café, por lo que está bien. Si Cassandra te
consigue una bufanda, ¿podemos ir a comprar comestibles mañana?
Tomando una respiración profunda, asiento.
—Sí.
—¿Estás segura?
Siendo de incapaz de no hacerlo, frunzo el ceño.
—Tengo miedo de verlo.
—Escúchame —Jeremy articula fuertemente—. Si ALGUNA VEZ lo ves,
necesitas llamar a la policía. Si estoy contigo, necesitas decirme. ¿Lo
prometes?
Mirándolo, asiento.
—Sí, sin embargo prométeme que no lo matarás.
—Lo prometo —replica—. Ahora, el verdadero reto viene. ¿Estás lista
para comer mi comida?
Eso me hace resoplar.
—Sí, ¿qué tan malo es?
—Es espagueti, ¿Qué tanto puedo estropear eso? —pregunta.
Levanto una ceja—. De acuerdo, bien, estará comestible, lo prometo.
Sin saber por qué, camino hacia adelante y envuelvo mis brazos a su
alrededor. Jeremy no lo duda en absoluto, y me abraza en respuesta.
—Gracias por todo —susurro.
—No hay problema cariño —responde en voz baja—. Entonces, ¿en
qué estabas trabajando? ¿Algo para distraerte?
Sacudo la cabeza.
—Estaba dibujando a Howard.
—Déjame ver —sisea Jeremy. Me deja ir y camina hacia la mesa—.
¿Esto es exacto?
—Todavía tengo trabajo que hacer en él, pero si, ése es él.
—Necesitas terminar esto y así lo puedo llevar mañana a la policía —
exige Jeremy.
Sentándome en la mesa, digo.
—Lo terminaré mientras cocinas.
—Bien —gruñe—. Si alguna vez llego a verlo, ¡que Dios me ayude!
—Jeremy, hacerle daño no va a resolver nada —susurro suavemente.
Página | 214
Jeremy me mira.
—Isabelle, hay ciertas cosas sobre las que te escucharé, ésta no es
una de ellas.
—Muy bien —suspiro—. ¿Por qué no vas a cocinar? Estoy hambrienta
en realidad.
—Eso es bueno. —Se inclina y me besa en la cabeza—. Iré a preparar
la cena entonces.
Y lo hace. Me siento y esbozo a Howard con mayor precisión. Cuando
he acabado, frunzo el ceño. Es casi demasiado preciso. Lo arranco de mi
cuaderno de bocetos. Quiero arrugarlo y gritarle, pero sé que no ayudará.
Levantándome, camino hacia Jeremy.
—¿Harías algo con esto? No quiero verlo si no tengo que hacerlo.
—Sí —responde, tomándolo de mí—. De todas maneras la cena está
hecha. ¿Por qué no te sirves un plato? Y yo iré a poner esto en alguna
parte.
—De acuerdo, gracias. —Saco dos platos, mientras Jeremy sale de la
cocina. La cena huele bien, así que con suerte no me va a matar. Eso me
hace reír.
Jeremy regresa y pregunta.
—¿De qué te ríes?
—Sólo me preguntaba si íbamos a sobrevivir a esto —replico, con una
sonrisa.
—Hey espera, he vivido todo este tiempo por mi cuenta —me regresa
la sonrisa—. Soy lo suficientemente sano.
Empujándolo con mi cadera, digo.
—Si, tal vez obtendré un cuerpo de muerte como el tuyo si como igual
que tú.
—Eso y tendrás que ir a correr conmigo todas las noches.
Eso me hace resoplar.
—Sí, eso va a suceder.
—Sí, tienes que hacerlo, al menos una vez.
Levanto la ceja.
—Llegaré a cuatro cuadras y moriré.
—¡Dios, necesitas más resistencia que eso! Trabajaremos en ti. Vamos
a iniciarte por comer —dice Jeremy con una sonrisa.
Comemos y hablamos. Acerca de todo menos de lo que sucedió, lo
Página | 215 cual honestamente, es bueno. No sé si puedo pensar en ello y no
enfermarme. Después de que terminamos de comer, limpio la cocina junto
con Jeremy. Es muy cómico y me hace reír.
Más tarde, me acurruco en el sofá debajo de una manta y veo la
televisión junto a él. Agarra mis piernas y las acomoda sobre su regazo. Ese
pequeño contacto es muy reconfortante. Vemos dos películas y las
noticias, las cuales encuentro muy aburridas, pero Jeremy dice que es
bueno saber lo que está pasando en el mundo. Finalmente, es tarde y
bostezo.
—¿Cansada? —pregunta Jeremy.
—Sabes, no debería estarlo. Dormí demasiado esta tarde —respondo
viéndolo.
Frota mi pierna y replica.
—Has pasado por muchas cosas. Debes descansar.
—De acuerdo —suspiro levantándome—. Voy a lavarme los dientes.
—Sí, deberías —dice riendo. Me agacho y le golpeo el brazo. Sólo se
ríe—. Ve, alístate para la cama.
Lo hago. Cuando salgo, Jeremy está poniendo una manta en el sofá.
—Sabes, me siento mal de que tengas que dormir en el sofá.
—¡Hey! Éste es un sofá grande. Me puedo recostar completamente. Es
como una cama doble. Estoy bien —responde.
—Muy bien, buenas noches entonces —suspiro.
Dándome esa sonrisa asesina suya, Jeremy dice.
—Buenas noches cariño.
Se siente bien meterme a la cama. No sé por qué estoy tan cansada.
Tan pronto como mi cabeza golpea la almohada, estoy fuera.
De repente, siento manos alrededor de mi cuello y trato de apartarlas.
Trato de gritar, pero no puedo. Estoy viviendo todo de nuevo. Esta vez es
peor. Trato y trato de escapar, trato de gritar, pero fallo. Finalmente, me
levanto abruptamente en la cama, agarrando mi garganta.
No hay nada ahí y apenas puedo recuperar el aliento. Volteando veo
que es la una de la mañana. Mi corazón va a un millón de kilómetros por
hora y estoy aterrada. Llevo mis rodillas a mi pecho y las aprieto ahí. El
tiempo pasa, pero el miedo no disminuye.
Me siento ahí por un tiempo, antes de que finalmente me levante.
Contra mi mejor juicio, salgo a la sala. Me aseguro de ser realmente
silenciosa. Jeremy está dormido sobre su espalda, con un brazo sobre su
cabeza. Se ve tan tranquilo. Me quedo ahí por un rato, viéndolo. Tomando
un respiro profundo, sé que no debería despertarlo. Así que me vuelvo
Página | 216 para regresar a la habitación.

Antes de que pueda ir a cualquier parte, siento un jalón en mis


pantalones. Volteo para ver a Jeremy entrecerrando los ojos hacia mí.
—¿Qué pasa? —bosteza—. ¿Estás bien?
—Sí —murmuro.
—Eso no es muy convincente.
Envolviendo mis brazos alrededor de mí misma, digo en voz baja.
—No quería despertarte.
—No hay problema. ¿Qué está mal? —pregunta. Me encojo de
hombros. Jeremy rueda sobre su lado—. ¿Pesadillas?
—Sí —susurro.
Para mi sorpresa, se mueve a un lado en el sofá y levanta la sábana.
—Ven, duerme.
—¡¿Qué?! —chasqueo.
—Se llama dormir. Quiero hacerlo, Así que ven.
Sacudiendo mi cabeza vigorosamente digo.
—No puedo dormir a tu lado.
Con un gemido, Jeremy gruñe.
—Isabelle, simplemente acuéstate. Te prometo que mantendrá las
pesadillas lejos. No te voy a manosear ni nada, es completamente una
cosa de consuelo. Vamos.
Muy nerviosa, me siento en el sofá junto a él. Jeremy envuelve su
brazo alrededor y tira de mí hacia abajo. Extendiendo la sábana sobre
nosotros, me aprieta contra él. Me acuesto ahí por un rato, con mis ojos
bien abiertos.
Unos segundos más tarde, lo siento reír contra mi cabeza.
—Te sientes como si fueras a saltar en cualquier momento.
Me doy la vuelta, así que lo estoy enfrentando.
—Esto realmente es territorio NUEVO para mí.
—¿No soy confortante? —respira contra mí. Esto pone mis nervios en
llamas.
—Sí, lo eres. Eres la única cosa que me hace sentir segura.
Acunándome contra él, Jeremy dice.
—Entonces, duérmete cariño. Estoy justo aquí si me necesitas.
—Está bien —apenas susurro. Estoy tan cerca de él que respiro su
Página | 217 esencia. Eso me hace cerrar los ojos. ¡Huele tan bien! Es entonces cuando
me doy cuenta de lo cómodo que es esto. Recuesto mi cabeza cerca de
su pecho y caigo dormida.
Capítulo 13
A la mañana siguiente, estoy despertando con labios besando mi
Página | 218
frente. Abro un ojo y miro a Jeremy.
—Hola.
—Hola rayo de sol —susurra, con una sonrisa—. ¿Dormiste bien?
Asiento y pongo mi cabeza abajo junto a su pecho.
—Eres muy arrullador.
—Bueno, gracias —se ríe—. ¿Quieres dormir más, porque he estado
acostado aquí por un rato, y necesito usar el baño?
—Oh, Dios mío —exclamo, sentándome—. ¡Lo siento!
Jeremy rueda por lo que está apoyado sobre mí.
—Acuéstate, relájate, puedes dormir más tiempo.
—No —murmuro. Tenerlo tan cerca encima de mí está haciendo que
mi pecho se apriete. Me mira con una mirada que no le he visto antes. De
algún modo nos miramos el uno al otro durante unos segundos, antes de
que yo pregunte—: ¿No ibas al baño?
—Sí —responde, levantándose del sofá.
Una parte de mí se siente triste porque solo se levantó. ¿Por qué me
siento así? Probablemente porque es el único consuelo para mí en este
momento. Sí, eso es. Lo veo deambular hacia el cuarto de baño. Me
sorprendo a mí misma comprobándolo y rápidamente niego con la
cabeza.
Para distraerme me levanto para hacer café. Lo encuentro en el
armario. Mi mente aún está despertando cuando Jeremy entra en la
cocina.
—Me gusta mi café fuerte —dice, envolviendo sus brazos alrededor
de mí. De algún modo me salgo de ellos—. ¿Qué pasa? —jadea Jeremy.
—Nada —susurro—. Yo sólo. No estoy acostumbrada a tener a alguien
mostrándome tanto cariño.
Apoyado contra el mostrador, Jeremy pregunta.
—¿Estoy siendo demasiado cariñoso contigo?
—No lo sé, ¿lo estás?
—En lo personal, digo, no, pero es acerca de tu nivel de comodidad,
no del mío —replica Jeremy.
Mis ojos miran al suelo.
—¿Qué pasa si…? —Empiezo y luego hago una pausa—. ¿Qué pasa si
tienes una novia? Entonces, de repente, todo esto sería enormemente
inadecuado y estaré sola otra vez.
Página | 219 —¿Qué pasa si tú consigues un novio antes de que yo consiga una
novia? Entonces el tipo tratará de golpearme, y yo lo noquearé, y
entonces te enfadarás conmigo, lo que me pondrá triste.
—Esa fue la oración más larga del mundo.
—No, ves si consigues un novio, entonces estoy triste. Creo que eso es
lo que significa —afirma Jeremy con una sonrisa—. No tendré a nadie con
quien ser cariñoso entonces. Además, piensa en ello, ¿cuál es la
probabilidad de que voy a encontrar una novia seria a corto plazo? Quiero
decir, es probable que tú consigas un novio antes de que yo me ponga
serio.
Cruzando los brazos, digo.
—¿Con quién diablos voy a salir?
—EERRRRIIIIICCCC —suelta Jeremy con sarcasmo.
Con una burla, respondo.
—Sí, claro.
—Te dije que voy a conseguirte una cita con él —afirma Jeremy con
una mirada extraña en su rostro—. Si eso es todavía lo que quieres.
Mi respuesta debe ser sí, ¿verdad?
—Sí —le contesto lentamente.
—¿Has cambiado de opinión? —pregunta Jeremy, levantando una
ceja.
—No —le contesto, sacudiendo la cabeza—. No, todavía saldría con
él.
Hay un muy breve silencio incómodo. ¿Por qué hay un silencio
incómodo? Miro a Jeremy y él rápidamente mira hacia otro lado.
—Entonces es un plan. Vas a ir a una cita con Eric.
—Antes de que yo vaya a una cita, tengo que arreglar algunas cosas.
Tú siendo cariñoso me haces sentir mejor. Me siento segura contigo.
—Y estás a salvo conmigo —responde en voz baja. Se pone de pie
delante de mí y coloca sus manos a los lados de mi cara—. Siempre te
protegeré de cada cosa mala, grande y fea en este mundo.
Eso me saca sonrisa.
—Tú no puedes protegerme de todo. Un día mi corazón se romperá, y
no puedes protegerme de eso.
—¿Por qué se rompería tu corazón? —pregunta.
—¿No es eso parte de la vida? ¿Te enamoras, no funciona, tu corazón
Página | 220 se rompe?
Con una mirada un poco consternada, Jeremy suelta—: Esa es una
visión horrible de la vida.
—Nunca he tenido una visión de primera mano del amor, en absoluto,
¡ni siquiera un poco! —exclamo—. Todo lo que he conocido es lo que ves
en la televisión, en películas y en los libros. Siempre que alguien se
enamora, algo grande y desastroso sucede y se termina, o es muy
horriblemente ridículo, porque las historias de amor no terminan de esa
manera.
—Isabelle —dice Jeremy en voz baja, siguiendo mis labios con su
pulgar—. Cállate. El amor no es malo. El amor es una cosa buena y puede
significar el mundo para ti. No tengas miedo de él.
Tomando una respiración profunda, lo miro a los ojos.
—¿Alguna vez has estado enamorado?
Jeremy frunce el ceño y se separa de mí.
—He amado a alguien más allá de las palabras.
—Y obviamente ya no estás con ella, ¡así que ahí está! ¡Siempre
termina mal!
—¡Yo la amaba y terminó mal, tan mal que dejé mi vida! —grita
Jeremy. Eso me calla rápidamente. Estira las manos y agarra mis brazos—.
Isabelle, no lamento amarla, ni siquiera un poco.
Estoy quieta.
—Tengo miedo del amor. Mi madre se supone que me ame y me trata
como... bueno como ella lo hace, y no tengo amigos. No tengo a nadie,
nadie que me muestre amor.
—No puedes tener miedo de enamorarte o de ser amada por
alguien. El amor puede cambiar tu mundo.
—Entonces —susurro—. No te arrepientes de amarla.
Sacudiendo la cabeza, Jeremy responde—: No, en absoluto. —Me
mira y toma una respiración rápida—. No puedo hablar de ella Isabelle. Lo
siento. Simplemente no puedo.
—Está bien —le susurro—. No tienes que decirme nada que no desees.
Nunca esperaría eso.
—Lo sé, y cuando te enamores, vas a amar con una pasión ardiente
— declara Jeremy sólidamente—. Vas a amar y ser amada.
Mi cabeza cuelga.
—Eso espero.
Página | 221 Jeremy pone el dedo bajo mi barbilla y levanta mi cabeza.
—Vas a tener a alguien que te ame. Te prometo eso, y si rompe tu
corazón, lo mataré.
Eso me hace echarme a reír.
—¿Vas a estar de pie en la parte inferior de las escaleras esperando
por mí al final de las citas?
—Diablos, si —exclama Jeremy—. Joder, voy a estar observando a tus
citas como un halcón.
—Vaya, eso no va a ser incómodo ¡EN ABSOLUTO!
Me agarra en un abrazo y dice—: Tengo que cuidar de ti. Podría ser
peor. Kent, Josh y yo podríamos estar todos de pie en la parte inferior de la
escalera esperándote.
—Nunca voy a tener una segunda cita —me río en su pecho.
—Sí, bueno, tu cita simplemente no puede ser intimidado fácilmente.
Quiero decir, probablemente tú vas a estar viviendo conmigo. Eso es
intimidante, en sí mismo.
Resoplo.
—¿Vas a ser un chico repelente?
—Noooo, está bien, sí, probablemente.
—¿Qué pasa si quisiera traer a un tipo a casa? —pregunto.
Empujándome hacia atrás, Jeremy suelta—: ¿Con quién planeas
dormir?
—¡Con nadie! Dios mío, me refería a traerlo a casa, como para pasar
el rato. ¿De verdad crees que tendría sexo con un hombre en tu
apartamento? Más aún, ¿me gustaría tener relaciones sexuales con un
hombre?
La mirada que Jeremy me da es seria.
—Esperaría que me dijeras si estuvieras pensando en hacer eso.
Tendríamos que tener una seria conversación sobre control de natalidad.
—¡OH MI DIOS! —grito—. ¿¡Por qué alguna vez tendría esa
conversación contigo!?
—Bueno, entonces, prométeme que vas a hablar con Cassandra al
respecto —me insta Jeremy.
Sacudiendo mi cabeza, jadeo.
—No planeo tener relaciones sexuales por un largo, largo tiempo.
Quiero decir, ni siquiera he tenido un novio. ¿Por qué rayos estamos
teniendo siquiera esta conversación?
Página | 222 —Tú sacaste el tema.
—¡No lo hice! Te dije que quería traer a un tipo a casa... ¡PARA PASAR
EL RATO! De todos modos, ¿debemos tener un cartel o algo si vas a traer
alguna chica a casa? Quiero decir, si consigues una novia eso va a ser
realmente incómodo.
Jeremy solo se ríe.
—Está bien, ni siquiera voy a ir allí.
—Necesito café —gruño, empujándolo hacia atrás—. Esto es
demasiado como para manejarlo antes de la cafeína.
Me agarra por detrás y me tira contra él.
—Creo que voy a disfrutar plenamente tenerte aquí.
—¡Suéltame antes de que alguien salga herido! —río—. Necesito café.
Tomamos café y comemos cereales en la mesa. Casi se me olvida por
qué estoy ahí. Me burlo de él por beber su café, con cerca de dos kilos y
medio de azúcar en este.
—Está bueno.
—¡Ni siquiera sabe a café! —exclamo.
Jeremy recoge un pedazo de cereal y me lo tira. Agarro mi taza de
café y la sostengo.
—No empieces, o voy a detenerte con esto.
—¡Eso es café caliente!
—Está bien —le digo, bajando el café—. Voy a poner mi tazón en el
fregadero.
Rodando los ojos, Jeremy se exaspera—: Está bien. Estás en un estado
de ánimo asesino.
Me dirijo a la cocina. Cuando miro detrás de mí, Jeremy obviamente,
no está prestando atención, así que agarro la caja de cereal. Meto mi
mano dentro y tomo un pedazo de cereal.
—Oye Jeremy —le grito. Cuando se da la vuelta, le tiro el cereal y lo
golpeó de lleno en la cara. Eso me hace irrumpir en risas histéricas—. ¡No
puedo creer que te golpee!
Poniendo una repentina mirada diabólica en su cara, Jeremy dice—:
¡Estás en muchos problemas!
—¡No! —grito, poniendo adelante mis manos—. ¿Qué vas a hacer?
Se levanta de la mesa y sólo me sonríe. Me quedo allí mirándolo. De
repente, salta hacia mí. Giro rápidamente saliendo del camino y arranco
hacia la sala de estar. Está detrás de mí. Pongo la mesa de café entre
Página | 223 nosotros y se ríe.
—Ven aquí Isabelle —se burla.
—¡No! —me río—. ¡No sé qué vas a hacer!
—Bueno, vas a averiguarlo en pocos segundos. —Se dispara
alrededor de la mesa y yo voy para el otro lado, pero no hay realmente
adónde ir. Planeo saltar sobre el sofá, y sin embargo, eso no sucede.
Jeremy me tumba en el sofá, antes de que pueda hacer algo. Me sujeta
abajo y empieza a hacerme cosquillas.
Grito.
—¡ALTO! ¡ESO NO ES JUSTO! —Luego comienza a hacerme más
cosquillas.
—¡Jeremy! —jadeo—, ¡voy a hacerme pis en los pantalones! ¡Basta!
—Qué asco —replica él, todavía sujetándome—. No te hagas pis en el
sofá, tengo que dormir allí. En realidad, si te haces pis en el sofá, ya no voy
a ser caballeroso y vas a dormir en él.
—Bueno —le grito ahogada entre risas—. Si te bajas de mí, no voy a
hacerme pis en mis pantalones. Sólo tengo un conjunto de pijama aquí, y
realmente no me sirve tu ropa. Aunque tu ropa huele como tú, así que eso
es una ventaja. —De repente, me doy cuenta de lo que acabo de decir y
quiero gritar.
Jeremy sonríe y dice—: ¿Mi ropa qué? Huele como yo, ¿por qué eso
es algo bueno Isabelle?
—Cállate Jeremy. No acabo de decir eso.
—Oh, no, sí, lo hiciste —responde él—. Te gusta la forma en que huelo,
lo que significa que estás atraída por la forma en que huelo.
Gimiendo, me rindo.
—Bien, me encanta la forma en que hueles. Me pone toda risueña.
—Te pongo risueña —susurra Jeremy, apretándose sobre mí—. Vaya,
oh Dios, puedo ponerte más que risueña.
—Pervertido —me río—. ¡Suéltame Jeremy!
Finalmente me suelta, y se ríe.
—¿¡Cuán impresionante es eso!? Mi ego definitivamente saltó por los
cielos este día.
—Oh si —digo, tomando un pequeño cojín—. Si pudieran embotellar
tu esencia, se la podrían vender a la gente. La compraría y la olería todo el
tiempo.
Burlándose Jeremy pregunta.
Página | 224 —¿La pondrías en tu almohada?
—Definitivamente —le contesto caminando hacia el—. Eso puede
hacerme dormir.
—¿Eso fue lo que lo logro anoche, mi esencia varonil?
Ruedo mis ojos.
—Déjame ver, estoy yaciendo en los brazos de un magnifico hombre,
que ha jurado protegerme. Huele delicioso y me apretó contra él. Sí, eso
sería lo que me hizo dormir mejor.
—Eso sonó muy sensual, como una novela romántica —dice
dramáticamente Jeremy—. Me miro con fuego en sus ojos. No podía
esperar, tenía que tenerlo aquí. Así que le di un beso con la pasión de mil
soles.
Me rio histéricamente.
—Si Jeremy, eso fue lo que soñé anoche, tórridas escenas de sexo
caliente contigo.
—¿En serio? —pregunta.
—No —chasqueo—. Caray, si tuviera un sueño sexual contigo no te
diría nada al respecto.
Dándome una palmada en mi trasero, Jeremy argumenta.
—Bueno, yo te lo diría en un santiamén. Me gusta verte sonrojar. —
Camina despreocupadamente por el pasillo hacia su dormitorio. Cuando
desaparece, jadeo suavemente. Nunca he actuado de esa manera con
un chico. Me gustaría pensar que podríamos estar coqueteando si
realmente estuviéramos interesados el uno por el otro, pero ¡Oh mi Dios!
Hay un repentino golpe en la puerta y retrocedo.
—Jeremy, hay alguien en la puerta, y no voy a atenderla.
El vuelve a la sala y abre la puerta. Cassandra y Kent están de pie en
el pasillo.
—Oye —dice suavemente Cassandra—. Están muy lejos de estar listos.
—Vamos a trasladar sus cosas. No pienso que necesitemos ducharnos
—contesta Jeremy.
Mi estómago se contrae y da un giro hacia atrás cuando Ken entra.
Agacho mi cabeza y pongo mi mano en mi garganta.
—Entonces —comienza Kent—, Cassandra no dirá lo que está
pasando. Todo lo que sé es que se supone no debo hacer preguntas o
hablar realmente con Isabelle. ¿Qué diablos está pasando? —Me mira y
entrecierra los ojos. Aprieto mi garganta con fuerza. Con una mirada
enojada Kent se acerca y quita de un tirón mi mano.
Página | 225
—¡JEREMY! —grita—. ¿¡Qué es esto!? ¿¡Quién le puso las manos
encima!?
—No hagas preguntas —contesta Jeremy—. No fui yo, es todo lo que
necesitas saber.
Respirando duro Kent se vuelve hacia mí.
—¿Tu madre te hizo esto? —Niego y me escondo—. Personalmente
voy a patear a esa persona. ¡Quiero saber quién fue!
Jeremy se acerca a su amigo y le pone una mano en el brazo.
—Ha pasado por demasiado, por favor, no la presiones.
Con una mueca contrariada, Kent escupe—: Bien.
Cassandra camina con una bolsa.
—Aquí, te he traído algunas coas. Elegí bufandas para combinar con
la ropa que te compramos. Si quieres vestirte, te mostraré lo que puedes
hacer con ellas.
—Está bien —apenas susurro—. Iré a cambiarme. —Me doy la vuelta y
camino por el pasillo. Jeremy viene detrás de mí, y pone su mano en mi
espalda. Girándome hacia él, me pongo a llorar. Me hace entrar en su
habitación y cierra la puerta.
—Ven aquí —suspira. Tirando de mí hacia la cama, Jeremy se sienta y
me pone en su regazo.
Pongo mi cabeza en su hombro, y me atraganto.
—¡Así es como todo el mundo va a reaccionar! ¿Cómo se supone que
vaya a la escuela?
—Hey, no tienes que volver a la escuela hasta que te sientas cómoda.
Ellos entenderán. Creo que deberías llamar a tu consejero. Alguien tiene
que saber, sobre todo si la policía contacta con ellos.
—Sí, pero no en este momento. —Estornudo en su camisa—. Estoy
asustada de volver a casa.
—Esa ya no es tu casa Isabelle —me regaña Jeremy—. Vives aquí.
Vamos a recoger tus cosas de la casa de tu madre y traerlas a casa, y ni la
furia del infierno podrá detenernos, si alguien trata de ponerse en nuestro
camino.
Levanto mi cabeza, estoy cara a cara con Jeremy.
—¿Estás seguro de esto?
—Oh —dice con una sonrisa—. Absolutamente.
Con un impulso, le doy un suave beso en sus labios y susurro—:
Gracias.
Página | 226 —¿Que no haría un hada padrino por ti? —contesta junto a mis labios.
Retrocediendo, dice —: Debemos cambiarnos. ¿Cuál quieres, el baño o el
dormitorio? A menos que, ya sabes, podamos cambiarnos en la misma
habitación. Estoy totalmente de acuerdo con eso.
Me pongo de pie.
—¿Te gustaría eso no es cierto, pervertido?
—¿Qué? —ríe—. Vamos a vivir juntos. Tarde o temprano,
probablemente nos veamos desvistiéndonos. Quiero decir, en lo personal
ando en bóxer después de que salgo de la ducha.
—Bueno, yo no ando caminando por ahí en ropa interior, lo siento.
Jeremy se apoya hacia atrás en sus manos.
—Bueno, eso es un fastidio. Iba a disfrutar viéndote así. ¿Cuál es la
ventaja de tener una chica viviendo contigo entonces?
—Puedo cocinar y limpiar —respondo.
—¿En traje de baño? —bromea.
Con una mirada penetrante, chasqueo—: No, lo siento.
—Bien —se queja—. Anda, vístete. Me cambio aquí.
Mi mente divaga hacia el hecho de que realmente me gustaría ver
eso. Mis ojos se agrandan por el pensamiento. Me doy vuelta y agarro mis
cosas rápidamente, dejando inmediatamente la habitación.
¿¡Cuál es mi problema!? ¿En serio?
Entro en el baño y me cambio. Apoyando mis manos me miro a mi
misma por un tiempo. Luzco como si me hubiera golpeado una tonelada
de ladrillos. Mi garganta esta de color morado oscuro con negro. Tengo los
ojos inyectados de sangre y rojos. Tengo ojeras bajo los ojos. Por Dios,
nunca me he visto tan mal. De repente, golpean la puerta.
—¿Si? —grito.
—¿Puedo lavarme los dientes o te quedaste dormida ahí dentro? —
pregunta Jeremy.
Yendo hasta ahí, abro la puerta y arqueo una ceja. —Eres un dolor en
el trasero. Lo sabes, ¿no?
—Hey, me gusta tener una boca limpia, tenemos que seguir adelante.
¿Estás lista? —Me empuja hacia un lado gentilmente y va a tomar su
cepillo de dientes.
—Tengo que lavarme los dientes, también —contesto. Nos
Página | 227 encontramos y chocamos mientras lo hacemos. No puedo evitar reír.
Jeremy me empuja fuera del camino, mientras estoy enjuagando mi
boca—. ¡Oye! —exclamo.
Escupe la pasta de dientes y sonríe.
—Eres lenta y estás en mi camino.
—Lo que sea —digo, limpiándome la boca—. Tenemos que irnos. No
quiero que mi madre este ahí.
Jeremy asiente.
—Vámonos entonces.
Kent y Cassandra nos siguen en el auto de Kent. Trato de explicarle a
Jeremy que no tengo muchas cosas y el parece ignorarme.
—Tú no sabes. Podríamos llenar varias cajas.
—Está bien —suspiro, mirando por la ventana. Cuando nos detenemos
en la casa de mi mama, me siento y la miro.
—¿Estas lista? —pregunta Jeremy, tomando mi mano.
Tomo una respiración profunda, asiento.
—Sí, hagámoslo. —Salimos para encontrar a Josh apoyado en una
camioneta. Nerviosamente juego con la bufanda alrededor de mi cuello.
Josh nos mira desconcertado.
—¿Puedo preguntar qué está pasando?
—No —dice Jeremy, halándome cuando paso—. Necesitamos poner
en las cajas sus cosas rápidamente y sacarlas de aquí.
Voy y abro la puerta. Tomando una respiración profunda, camino un
centímetro y es como si hubiera pesas de plomo en mis zapatos cuando
camino por la escalera, y cuando llegamos a mi puerta, me congelo. Sólo
me rompo un poco. Una parte de mi quiere correr y gritar. Siento a Jeremy
poner una mano en mi hombro. Mis ojos lo miran y me devuelve la mirada,
y mira inquisitivamente la puerta. Asiento con la cabeza y la abre.
No hay nada realmente fuera de lugar. Pensarías que con semejante
cosa horrible pasando, que todo iba a estar desordenado, pero no es así.
Mis ojos viajan a la cama, y eso es lo único que hace que mi estómago se
revuelva. Puede verla toda arrugada, con la cobija apartada, mi cama
siempre está bien hecha.
Un nudo crece en mi garganta y no puedo moverme. Jeremy se
inclina y me susurra.
—Estás bien. Estás bien, no tienes que estar aquí si no quieres sólo
tienes que decirnos que quieres llevarte.
Página | 228 —No —respondo, tomando su mano y apretándola tan fuerte como
puedo—. Puedo hacer esto. —Con eso, doy un paso en mi dormitorio.
Josh, Kent y Cassandra vienen detrás de nosotros. Josh arroja varias cajas y
empieza a armarlas con cinta adhesiva.
—¿Qué quieres que tomemos? —pregunta suavemente Cassandra.
—Mi arte —digo—. Quiero todo de eso.
Kent va hacia la pared.
—Puedo hacer eso. Necesitamos cajas grandes para poner estos. No
quiero arruinarlo.
—¿Qué más? —consulta Jeremy.
—Mi ropa, supongo —le respondo, poniendo mi mano en la cabeza—
. Oh, y mis libros, quiero esos. —Jeremy mira a Cassandra—. Tú ayúdala con
su ropa. Voy a empacar sus libros.
Cassandra asiente y camina hacia mi armario. Josh trae una caja y la
deja caer junto a nosotras.
—No tienes que doblarla ni nada. Solo tírala —digo.
—Está bien —replica Cassandra, asintiendo con la cabeza. Abre el
armario y empieza a sacar las cosas.
Me doy la vuelta y miro mi cama. Horribles visiones comienzan a
formarse en mi cabeza. Mi pecho se aprieta y no puedo respirar. Empiezo
a retroceder hacia la pared, encogiéndome del miedo. Jeremy se levanta.
—¿Izzy, estás bien?
Sacudiendo la cabeza, me pongo a llorar.
—No, no puedo hacerlo. No puedo sacarlo de mi mente.
—Por qué no esperas abajo —murmura dulcemente Jeremy—.
Podemos hacerlo.
—¿Qué ocurrió exactamente? —pregunta Josh, mirándome con una
expresión desconcertada.
Con una respiración profunda me quedo sin aliento, jadeo.
—El novio de mi mamá… vino a mi cuarto. Me empujo a la cama…
y…
—Oh, Isabelle —dice Kent—. ¿La llevaste a emergencias?
—No llegó hasta ahí —tartamudeo—. Mi mamá entró.
Josh se cruza de brazos.
—¿No es eso algo bueno?
Agacho mi cabeza y me pongo a llorar. Jeremy pone sus brazos
alrededor de mí.
Página | 229 —Su madre dijo que fue culpa de Isabelle. Ella es una malvada y vil
mujer y necesitamos sacar a Isabelle de aquí.
—Por lo tanto, esa marca en tu cuello, ¿te la hizo él? —pregunta Kent.
—Sí —susurro—. Me estaba ahogando. De hecho empecé a ver
negro.
—¿Que marca? —pregunta Josh. Nerviosamente, me deshago de la
bufanda y expongo mi cuello. Gruñendo, Josh chasquea—: ¿Quién es este
tipo?
Jeremy suspira.
—no sabemos exactamente quién es. Fuimos a la estación de policía
y presentamos la denuncia. Iban hablar con su madre. No he dejado que
Isabelle tenga algún contacto con ella. Creo que es lo mejor, al menos por
ahora.
—Estoy de acuerdo —replica Josh—. Bueno, vamos a empacar
rápidamente entonces.
Medio me siento en la silla de mi escritorio mientras todos empacan y
mis cosas. Mis manos no dejan de temblar, así que Jeremy hace que me
siente. Los chicos comienzan a llevar las cosas a la camioneta y los autos.
Jeremy estaba en lo cierto, hay muchas más cajas de lo que pensaba.
Cassandra guarda toda mi ropa, lo cual está bien. Realmente no quiero a
Jeremy revisando mi ropa interior.
Finalmente, solo quedan unas cuantas cajas. Kent lleva una caja y
Jeremy recoge otra.
—Te llevaremos abajo ahora. Josh puede poner las demás cajas en la
camioneta.
—Está bien —susurro.
Salimos de mi habitación, cuando de repente escuchamos.
—Ugh, Jeremy, hay alguien aquí.
Con una velocidad muy rápida, Jeremy vuela por las escaleras. Oigo
a mi madre gritar.
—¿¡Quién diablos son ustedes!? ¿Qué están haciendo aquí? ¡Voy a
llamar a la policía!
—Mamá —le grito—. ¡No lo hagas! —Corro escaleras abajo—. Déjalos
en paz, son mis amigos.
—¿¡Qué piensas que estás haciendo!? —chasquea.
Jeremy se pone en frente de mí, furioso.
—Se está mudando y tú no vas hablar con ella.
—¡Es mi hija! ¡No puedes decirme que hacer! Está en la secundaria, no
Página | 230 puede mudarse.

—Isabelle tiene 18 —grita severamente Jeremy—. Puede hacer lo que


quiera y se está mudando. Y si fuera por mí, no sabría a dónde se va.
Mi madre se cruza de brazos.
—No te vas a mudar. No lo permitiré. ¿No crees que estás siendo un
poco dramática?
—¿¡Dramática!? —grita Jeremy—. Tu hija fue atacada en su
habitación, en su cama y ¿¡piensas que está siendo dramática!? —Da un
paso a un lado y señala mi garganta—. ¡No sé qué creas, pero eso luce
como que probablemente dolió! ¡Tu perra estúpida!
Entrecerrando los ojos, mi madre finalmente me mira. Tan pronto
como ve mi garganta, se lleva la mano a la boca.
—Isabelle —Es todo lo que puede decir.
—No hablarás con ella —gruñe Jeremy—. Josh, llévate a Isabelle
afuera. Buscaré el resto de sus cosas.
Josh pone su brazo alrededor de mí y me saca afuera. Mi mamá viene
detrás de nosotros.
—Isabelle, no puedes mudarte. ¡Te amo! ¡Soy tu mamá!
Dándome la vuelta, solo grito.
—¡No me amas! ¡No sabes que es amar! ¡Tal vez te darás cuenta de lo
que has perdido cuando no esté alrededor tuyo para cuidar de ti nunca
más!
Es obvio que eso enfada a mi mamá. Gruñe.
—Bueno, múdate con un chico a la edad de 18 años. No vengas
corriendo devuelta cuando estés embarazada.
—Tú eres una… —grito, saltando hacia adelante. Josh me agarra y
me levanta del suelo. Trato de retorcerme fuera de su agarre. Porque
realmente quiero ir a darle un golpe a mi mamá—. ¡Suéltame! —ordeno.
—No —contesta Josh—. No necesito un derramamiento de sangre.
Pateando y gritando, me arrastra hacia el auto, Kent abre la puerta y
Josh me empuja dentro. Hago pucheros y lo miro furiosa.
—No me mires así —demanda Josh—. Nos vamos antes que pase
cualquier otra cosa.
—Tengo muchas ganas de darle una patada —chasqueo.
—Lo sé —ríe—. Y por mucho que quiero que pase, necesito
asegurarme que eso no va a ocurrir.
Cassandra aparece al lado del auto.
Página | 231 —Vayan, ayuden a Jeremy. —Josh asiente y se va.
Miro a Cassandra.
—Es un traidor.
—No, sólo te estaba cuidando —replica ella—. Todos nosotros. Eres
una de nosotros, te guste o no.
Las lágrimas comienzan a nublar mi visión.
—La odio, de verdad lo hago. ¿Qué le he hecho al mundo para
merecer una madre como esa?
Más gritos se escuchan desde el porche. Miro por la ventana para ver
a Jeremy y mi mama gritándose el uno al otro. Kent y Josh trayendo las
últimas cajas.
—¡Jeremy! —grita Kent—. ¡Vámonos!
El mira a mi madre una última vez antes de venir al auto. Observo con
los ojos abiertos. Jeremy se mete en el auto y cierra la puerta de golpe.
Solamente mira a través del parabrisas, apretando el volante.
—No vas a regresar aquí.
—No estaba planeando hacerlo —suspiro. Extendiendo mi mano,
quito una de sus manos del volante y la halo a mi regazo—. Gracias por
defenderme.
Jeremy frota su pulgar en mi mano.
—Tengo que hacerlo.
—¿Tienes que hacer qué?
—No —susurra—. Quiero hacerlo. —Jeremy hala mi mano a su cara y
la besa—. Déjame llevarte a casa. Tenemos un serio proceso de
desempacar y organizarlo todo por delante.
Resoplo.
—Tenemos que atacar la habitación de invitados y sacar tus cosas
primero.
—Déjame entrar ahí primero. Hay algunas cosas de las que necesito
encargarme —dice tranquilamente Jeremy.
Por supuesto sé de lo que está hablando, del álbum de fotos. Un
momento, la chica de las fotos, me pregunto si es de la que estaba
enamorado. Sin embargo parecen tan jóvenes. ¿Quién es ella, si no la
persona que amó tanto? Hmmm, tal vez nunca lo sepa.

Página | 232
Capítulo 14
Llevar arriba las cajas es agotador. Después de todo esto, necesito
Página | 233
una siesta. Amontonamos todo contra la pared del comedor, para
mantenerlo fuera del camino. Cassandra, Kent y Josh se van después de
un tiempo. Jeremy cree que necesito un poco de tiempo para relajarme.
Me siento en el sofá y pongo mi cabeza entre mis piernas.
Jeremy se acerca y se sienta junto a mí. Frotando mi espalda, él
dice—: Sólo respira. Ya terminamos. No tienes que verla de nuevo si no
quieres.
—Ella es mi madre, y la única familia que tengo —suspiro—. Tan
horrible como ella es.
—A veces, los amigos son mejores que la familia —responde él,
tomando mi mano—. Puedes escoger a tus amigos, pero no puedes
escoger a tu familia.
Respiro profundamente y miro a Jeremy.
—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te enojes?
—Uh oh —dice riendo—. Adelante.
—¿Tienes familia?
Hay silencio mientras Jeremy me mira pensativo.
—Un día, prometo que responderé esa pregunta, pero por ahora diré
que puedo simpatizar con cómo te sientes.
—Todo lo que siempre he querido era una familia amorosa —
murmuro—. No creo que alguna vez tendré eso.
Apretando mi mano, Jeremy dice—: Lo harás. Serás una gran y
amorosa madre y esposa. Le darás todo tu corazón a alguien.
Simplemente lo sé.
—No quiero terminar siendo mi madre —le susurro—. Nunca podría
hacer eso.
—Izzy, no te vas a volver una alcohólica. No creo que alguna vez
vayas a tocar el alcohol, y si lo haces, no va a ser así. Además, yo no te
dejaré llegar allí.
Eso me hace sentir un poco mejor. Apoyo mi cabeza en su hombro.
—¿Cuándo quieres hacer frente a ese dormitorio, porque no creo que
quieras dormir en el sofá por más tiempo?
—Pensé que podría dormir en la cama ahora —Jeremy se ríe.
—Oh, ¿una noche dormimos uno junto al otro y de repente estamos
durmiendo en la misma cama? —le pregunto, tratando de no reírme,
también—. ¿Por qué limpiar el otro dormitorio, entonces? Quiero decir,
caramba, puedo simplemente poner todas mis cosas en tu habitación.

Página | 234 Jeremy se ríe disimuladamente y dice—: No, no creo que podamos
poner todas nuestras cosas en una habitación. De todos modos, ¿no eres
una chica, no necesitas un espacio privado para hacer todas tus cosas de
chicas?
—Cosas de chicas, ¿qué tipo de cosas de chicas se supone que debo
hacer?
—No lo sé. Soy un chico, ¿por qué sabría eso? —pregunta Jeremy,
mirándome con una sonrisa—. Puedes invitar a Cassandra y pueden reírse
nerviosamente de los chicos en tu cama.
Un resoplido sale de mí.
—Tenemos mejores cosas que hacer que hablar de chicos. No
tenemos 12 años.
—Sí, pero vas a tener que hablar con alguien acerca de mí. Quiero
decir, ya dijiste cómo te gusta la forma en que huelo. Imagina qué más
encontrarás que te gusta de mí. Como, que puedes disfrutar de mí
caminando en calzoncillos.
Lo apartó.
—Realmente crees que todas las chicas te quieren, ¿no?
Sólo sonríe.
—Oh, vamos, si yo fuera una chica, estaría por completo sobre mí.
¡Soy IMPRESIONANTE!
—Sí —suspiro—. Eres tan impresionante, que ni siquiera sé si puedo
contener mis impulsos de saltar sobre ti.
—¿Saltar sobre mí? Vaya, no me di cuenta de que la atracción era
tan grande. Puede que tenga que encerrarme en mi habitación por la
noche.
Mis ojos ruedan hasta la parte de atrás de mi cabeza y gimo.
—Jeremy no voy a entrar en tu habitación sin ser invitada.
—Oye, no me importa si lo haces —dice, empujando mi cabello
detrás de mí oreja.
—Si me necesitas, entra.
—Si tengo pesadillas otra vez —murmuro con tristeza.
Jeremy pasa los dedos por mi cabello.
—Sí, si alguna vez me necesitas.
—Gracias.
—Bueno —exhala—. Déjame ir a sacar unas cuantas cajas de esa
habitación y entonces podemos empezar.
Página | 235 Asintiendo con la cabeza, le respondo—: Está bien. —Jeremy se
levanta y me giro para verlo ir hacia la habitación de invitados, o mi
habitación. No estoy sorprendida de verlo sacando la caja con el álbum
de fotos. Rápidamente aparto la vista, por lo que no parece que estoy
viéndolo. Vuelve a la habitación y recupera una segunda caja, ésta más
pequeña. Estoy sorprendida al ver una caja de joyería de terciopelo en la
parte superior. Eso pone al máximo mi interés. ¿Qué estaría él haciendo
con joyería?
Cuando regresa de su cuarto, aparto la vista y actúo como si
estuviera mirando al suelo.
—Bien —dice Jeremy—. Vamos a empezar.
—Está bien —exclamo. Vaya, Isabelle, eso no es sospechoso—. ¿Qué
vas a hacer con todo esto?
—Mucho de esto es basura —replica Jeremy—. Conseguiré algunas
bolsas de basura.
Con una carcajada, le digo—: Deberíamos hacer frente a tu
habitación con una bolsa de basura.
—Lo que sea —Jeremy dice arrastrando las palabras—. Podemos
limpiar mi habitación después... supongo.
—Ve, consigue lo que necesitamos. Agarraré la aspiradora.
Hay una gran cantidad de polvo y estornudo por, lo juro, quince
minutos seguidos. Jeremy destruye las cajas, mientras limpio. Más de dos
horas más tarde, en realidad puedes ver la cama y el suelo.
—Oye, esta es en realidad una habitación muy bonita —dice
Jeremy—, poniendo sus manos sobre sus caderas—. Tal vez quiero está en
cambio.
—¿En serio? —digo bruscamente.
—No —se ríe—. Hombre, eres una crédula a veces.
Trato de no sonreír.
—Eres malvado. No soy crédula.
—¿En serio? ¿Estás segura de eso?
—Cállate —me río—. Ingenua, no crédula.
Jeremy se encoge de hombros—: Aprenderás que no puedes
tomarme en serio.
—Creo que ya me he dado cuenta de eso. Quiero decir, realmente,
¿quién podría tomarte en serio?
Página | 236 Con una sonrisa maliciosa, Jeremy me agarra y me tira en la cama.
Grito y trato de retorcerme fuera de su agarre. Él sólo se sienta en mí.
—Deberías ser agradable cuando tu mejor amigo es mucho más
fuerte que tú.
—¡Encontraré tu debilidad un día de estos! —le grito, riendo—. De
todos modos, tenemos que lavar estas sábanas y otras cosas. Quién sabe
cuánto tiempo han estado ubicadas debajo de estas cajas.
Tocando su barbilla, Jeremy dice—: Bueno, desde que me mude
hace un año y medio.
—¡Oh! —exclamo—. ¡Asqueroso! ¡Suéltame! Eso es repugnante.
—Wah, wah, wah —replica Jeremy—. Ooohh, soy Isabelle, no puedo
tocar suciedad. Me marchitaré y moriré.
Cruzo los brazos.
—No puedo tocar suciedad, ¿de verdad? ¿Qué he estado haciendo
por las últimas dos horas? Este lugar estaba muy sucio.
—Nunca necesité esta habitación. Así que, apilé basura en ella.
—Bueno, ahora es MI habitación. No más apilar nada en ella —
replico, empujándolo para que se baje de encima de mí.
—No le haré nada a TU habitación. Ni siquiera entraré aquí en lo
absoluto —dice Jeremy, dejándose caer en la cama. Pone sus manos
detrás de su cabeza y sólo se queda mirándome fijamente.
Rodando los ojos, le digo—: No tienes que permanecer fuera de aquí.
Si yo puedo entrar en tu habitación, tú puedes entrar aquí.
—No —replica Jeremy—. Necesitas tu privacidad.
—¿Qué pasa si tienes pesadillas? —río.
Una repentina expresión seria pasa por su cara. Jeremy susurra—: Esas
se detuvieron hace un año.
—Bueno —digo en voz baja—. Si TU alguna vez me necesitas, sabes
dónde estoy.
—Gracias —responde Jeremy, sonriendo—. Quién sabe, puede que te
tome la palabra en eso algún día.
El repentino silencio es abrumador. Prácticamente solo nos quedamos
quietos, mirándonos el uno al otro. Finalmente, estiro la mano y empiezo a
tirar de la manta.
—Tienes que bajarte, si vamos a lavar esto. Apuesto a que quieres
Página | 237 dormir en tu propia cama esta noche.
—No lo sé. Fue agradable dormir contigo en el sofá.
Eso hace que la comisura de mis labios se levante.
—Sí, bueno, todavía apuesto a que extrañas tu cama.
—Sí, en cierto modo, aunque esta cama es bastante cómoda. Me
refiero a que la combinación de un cuerpo caliente y un colchón suave
son una gran tentación.
—¿Tengo que preocuparme por qué te metas en mi cama por la
noche? —le pregunto, sonriendo.
Jeremy se para y arranca la sabana.
—No lo sé. Supongo que tendrás que dormir con un ojo abierto.
—Increíble —afirmo sarcásticamente.
—Oye, recuerda que quieres rociar mi olor en tu almohada. ¿Qué es
mejor que tener la cosa real a tu lado?
Me quejo y digo—: No lo sé. Tiendo a envolver las mantas a mí
alrededor como capullo.
—Ah, un burrito de Isabelle, qué lindo. Suficiente réplica, vamos a
dejar lista tu habitación.
Lo hacemos. Las sábanas son en realidad muy agradables... una vez
que están limpias. Jeremy me ayuda a colgar mi ropa en el armario.
Cuando abrimos la caja con mi ropa interior y cosas así en ella, Jeremy
levanta uno de mis sujetadores de la tienda de lencería.
—Mi, mi, mi Isabelle, ¿qué tenemos aquí?
—Dame eso —digo bruscamente, tomándolo de él.
Sólo levanta una ceja.
—¿Para quién te estás vistiendo toda sexy?
—Para nadie, excepto yo misma. Una chica necesita sentirse bien,
incluso debajo de su ropa.
—Volviendo al tema de la convivencia, si quieres caminar por la casa
en tu ropa interior, estoy totalmente de acuerdo. Especialmente con esos
sujetadores y bragas, esos sin duda puedo verlos todos los días —Jeremy
enfatiza con una gran sonrisa.
Mi mano retrocede y le doy un puñetazo en el brazo.
—No desfilaré alrededor en nada. Caray, apenas he estado alrededor
de chicos. ¿Qué te hace pensar que voy a estar toda desnuda alrededor
de uno?
—Bueno, probablemente voy a caminar por ahí medio vestido.
Página | 238 Simplemente tendrás que acostumbrarte.
Las imágenes de eso empiezan a correr por mi cabeza. Dice eso
como si fuera una cosa mala. ¡Oh, Dios mío! ¡No puedo estar teniendo
estos pensamientos! Él es tu mejor amigo Isabelle, TU MEJOR AMIGO. Deja
de estar boquiabierta por él.
—Necesitaré conseguir una cómoda para algunas de estas cosas —le
digo, tratando de cambiar de tema.
—Sí, tengo la intención de comprarte una y un escritorio, para que
puedas hacer tus tareas y otras cosas. Podemos ir mañana. ¿Tienes alguna
idea de cuándo quieres volver a la escuela?
Eso me hace tratar de alcanzar mi garganta.
—No hasta que esto se cure un poco más.
—Probablemente deberíamos llamar a tu consejero. Ellos van a
preguntarse dónde estás y si contactan a tu madre, puede convertirse en
un gran desastre —Jeremy señala.
—Está bien, llamaré ahora. Ella por lo general se queda un rato
después de la escuela. —Girando voy a la sala de estar y agarro mi
teléfono. Marco el número de la escuela, suena por un tiempo.
—Hola, Secundaria Jeffrey, ¿en qué puedo ayudarle?
—¿Puedo hablar con la señorita Cunningham, por favor? —pregunto
amablemente.
La recepcionista responde—: Espere un momento por favor.
Escucho un pitido durante un momento y luego señorita Cunningham
contesta.
—Hola, esta es la señorita Cunningham.
—Hola, umm, esta es Isabelle Nimon, necesito hablar con usted.
—Sí, Isabelle, nos estábamos preguntando qué estaba pasando. No
has venido a la escuela y no hemos tenido ninguna llamada telefónica.
Sentándome en el sofá, me paso los dedos por el cabello.
—Bueno, hay algunas cosas que tengo que explicarle.
—Está bien —responde ella—. Adelante.
—Para empezar, me fui de la casa de mi mamá. Mire, ella es una
alcohólica. Ha sido así toda mi vida. Aprendí como lidiar con ello cuando
era una niña, y honestamente, fue horrible, pero logre salir adelante, pero
la otra noche fui atacada.
—¿Perdón? —dice la señorita Cunningham, obviamente preocupada.
Tomando una respiración profunda, trato muy duro de no empezar a
Página | 239 llorar.
—Mi mamá tiene, o tenía, este nuevo novio llamado Howard. Hace
dos noches, estaba en casa y ellos estaban allí. Creo que mi mamá se fue
para ir a la tienda de licores y me quedé sola con Howard. Yo... yo no lo
sabía. De todos modos, él entró en mi habitación y... me atacó.
—¿Llamaste a la policía? ¿Fue arrestado? ¿Fuiste a la sala de
emergencia del hospital?
—No llegó lo suficientemente lejos para en realidad... bueno, no llegó
tan lejos. Mi madre entró y él se detuvo y se fue.
Hay un evidente suspiro de alivio en el otro extremo.
—Eso es bueno.
—Bueno, sí, lo fue, pero la cosa es, que a mi mamá realmente no le
importa. En realidad me culpó y dijo que era mi culpa.
—¿Sabes que eso no fue correcto?
Me muerdo el labio y luego respondo—: Sí, lo sé. Simplemente no
puedo vivir más allí, no después de eso. Me mude con mi amigo Jeremy.
—¿Tienes 18 años? —pregunta la señorita Cunningham.
—Sí, los tengo.
—Mi preocupación es si vas a ser capaz de cuidar de ti misma.
Mis ojos se desvían hacia Jeremy.
—También estoy preocupada por eso, pero Jeremy dice que me
puede apoyar.
—¿Él puede? ¿Estás segura de esto?
—Eso es lo que dice —replico.
Jeremy extiende su mano—: Déjame hablar con ella.
—Espere señorita Cunningham —digo, entregándole el teléfono.
—Hola —dice—, mi nombre es Jeremy Stoll. Sólo quería asegurarle que
puedo ser responsable de Isabelle. Tengo más que suficiente dinero y los
medios para hacerlo. Estará mejor cuidada conmigo que con su madre.
Puedo prometerle eso. —Hay silencio mientras la señorita Cunningham
habla con él—. Le llevaré registros financieros si los necesita. —Eso me hace
levantar mis cejas—. Bueno, si es necesario, lo haré. —Él asiente con la
cabeza—. Sí, con mucho gusto iré con ella. Bueno, espere un momento. —
Jeremy me pasa el teléfono.
Llevándolo a mi oído, digo—: Hola.
—Me gustaría que vinieras mañana, así podemos analizar todo.
Página | 240 —Umm —murmuro—. Preferiría no hacerlo, todavía no. Tengo algunas
lesiones que son muy visibles, que no quiero que nadie vea.
—Puede ser bueno si voy a dónde estás viviendo de todos modos.
Para comprobarlo y asegurarme de que todo está bien. Tienes 18 años,
pero habrá preocupación porque todavía estás en la escuela —articula la
señorita Cunningham.
Levanto la mirada hacia Jeremy.
—¿Está bien si ella viene aquí?
—Sí —responde Jeremy—. Eso está bien.
—¿Cuándo podría venir? —le pregunto a la señorita Cunningham.
Responde—: Mañana. Puedo ir después del almuerzo. No tengo nada
hasta las 2.
—Está bien —le digo.
—¿Tengo que ir a la policía contigo? —pregunta con calma.
—¡Oh! —exclamo—: No, fui a la estación ayer y presenté un informe.
La señorita Cunningham dice—: Eso está bien. Por qué no me das la
dirección de Jeremy. ¿Necesitas tu tarea? ¿Te gustaría que la recolecte
para ti?
—Eso sería genial. Mis libros están en mi casillero, sin embargo —le
respondo—. ¿Puede Jeremy ir a recogerlos?
—Los recogeré y los llevaré conmigo. ¿Puedo explicar lo que pasó a
tus profesores, para que sepan?
Frunciendo el ceño, le pregunto—: ¿Tiene que hacerlo?
—No, en realidad no tengo que hacerlo. Esto es algo que podemos
mantener en privado entre nosotros. Me limitaré a decir que vas a tener
una ausencia prolongada —responde la señorita Cunningham.
—Gracias —suspiro—. En realidad no quiero que nadie lo sepa.
—Eso es comprensible —replica la señorita Cunningham—. Bueno,
¿puedes darme la dirección de Jeremy y yo iré mañana?
Miro a Jeremy.
—¿Cuál es tu dirección?
—1864 Mariner Drive, dile que es el apartamento de arriba —
responde.
—Señorita Cunningham, es 1864 Mariner Drive. Las escaleras laterales
conducen al apartamento de arriba. Ahí es donde estamos.
Página | 241 Hay una pausa, mientras la señorita Cunningham escribe.
—Está bien Isabelle, estaré allí, probablemente alrededor de 1. ¿Eso
suena bien?
—Sí.
—Está bien, te veré mañana entonces. Trata de tomarlo con calma.
Superaremos esto —la señorita Cunningham me asegura.
—Gracias —le respondo.
Con un suspiro, dice—: Adiós Isabelle.
—Adiós —le respondo, y cuelgo el teléfono. Mis manos están
temblando un poco.
Bajo mi teléfono y empiezo a retorcerlas.
—Ugh —me quejo—. No debería estar así de molesta. Es simplemente
demasiado.
—Estás manejándolo muy bien —afirma Jeremy, sentándose a mi
lado. Pone su brazo alrededor de mí—. Estoy orgulloso de ti.
Girando envuelvo mis brazos alrededor de él.
—Gracias por todo lo que estás haciendo.
—Isabelle, deja de darme las gracias. Me hace feliz ayudarte. Aprecio
que estés agradecida, pero no lo digas más, ¿de acuerdo?
Asiento con la cabeza.
—Está bien.
—No sé tú, pero yo tengo hambre —murmura—. Vamos a ordenar
pizza, porque realmente quiero algunos palitos de pan.
Eso me hace reír.
—Está bien, suena bien para mí.
Así que, Jeremy ordena la pizza, y yo empiezo a colgar mi obra
artística en mi habitación. Es mucho tiempo, porque tengo que hacerlo de
manera muy específica. Jeremy pasa el rato en la sala de estar, para ver
las noticias. No me importa, es bueno tener un momento para mí.
Más tarde, después de haber comido y visto suficiente televisión para
hacerme sentir enferma, bostezo.
—Voy a ir a dormir.
—Está bien —responde Jeremy—. Voy a dejar la puerta de mi
habitación abierta esta noche. Si es necesario, entra.
—Gracias —contesto. Me inclino y lo beso en la mejilla—. Eres
demasiado bueno para mí.
Página | 242 Agarra mi mano y la aprieta.
—Si me necesitas, estoy aquí.
Una sonrisa se arrastra a través de mi cara, y susurro—: Gracias. —
Girando, voy a mi habitación para prepararme para dormir.
Esa noche, tengo pesadillas de nuevo. Me levanto de repente en la
cama con un sudor frío. Estar en una habitación diferente me da algo a lo
que aferrarme. Me paso los dedos por el cabello y suspiro. Por mucho que
quiero ir a meterme en la cama de Jeremy, no creo que deba.
Levantándome, voy a la cocina a buscar un poco de agua. Después de
eso, apago la luz y voy de vuelta por el pasillo. De repente, Jeremy está de
pie allí, y gritó.
Riendo, Jeremy toma mis brazos.
—Relájate, soy yo. ¿Estás bien?
—Sí —jadeo, sosteniendo mi pecho—. Me asustaste completamente.
—Veo eso. ¿No puedes dormir?
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, pesadillas. ¿Qué estás haciendo
levantado?
—De hecho, realmente no he dormido mucho esta noche. Tengo
muchas cosas en mi mente —responde.
—Oh —gimo—. Lo siento.
Jeremy frota mi brazo.
—No es necesariamente todo acerca de ti. Sí, estoy muy preocupado
por ti. En realidad, antes de que te levantaras, estaba a punto de venir a
ver como estabas. Solo... bueno, hay muchas cosas en mi pasado que me
quitan el sueño. Es sólo una combinación de cosas.
—Pensé que te había despertado —murmuro—. No puedo hacer que
las pesadillas se detengan.
—¿Quieres venir a dormir conmigo? —pregunta.
Me encojo de hombros.
—Sí y no. Eres realmente reconfortante, y eso me hace sentir mucho
mejor, pero no creo que debería acostumbrarme a dormir en tu cama.
—Podemos dormir en tu cama —Jeremy bromea en respuesta.
Eso me hace reír.
—No, quiero decir, tengo que acostumbrarme a tener pesadillas. No
puedo correr a ti cada vez que tenga una.
—Poco a poco empezaran a detenerse a medida que pase el tiempo
—dice—. Confía en mí, sé esto.
Página | 243 —Eso espero. Estoy tan cansada y cada vez que cierro los ojos, lo veo.
Jeremy tira de mí hacia sus brazos.
—Vamos, simplemente ven a la cama. No es nada sexual. El solo
hecho de tener a alguien cerca puede ayudar.
—Bien —suspiro en su camisa.
—Podemos dormir en tu cama. Eso colchón es realmente cómodo.
Me olvidé de que compré uno tan bueno. —Agarra mi mano y tira de mí
hacia mi habitación. Jeremy salta sobre la cama y se acuesta en el lado
opuesto—. Vamos cariño.
Me meto en la cama y me acuesto ahí mirando al techo. Sabes,
dormimos uno al lado del otro anoche, pero esta noche es igual de
incómodo. Se da la vuelta hacia su lado y me mira.
—¿Qué? —le pregunto, girando para mirarlo.
—Nada —Jeremy se ríe—. Estás actuando como si fueras a saltar lejos
de mí otra vez.
Tomando una respiración profunda, exhalo.
—Solo estoy abrumada.
—Cariño, soy irresistible —dice con una sonrisa.
—De verdad, ¿alguna vez eres serio? —le pregunto.
Esa parece alentar a Jeremy. Se arrastra para acercarse y se levanta
a sí mismo sobre mí. Sólo levanto una ceja.
—Puedo ser muy serio cuando es necesario —murmura.
—¿Puedes por favor dejar de hacer eso? —digo bruscamente.
—¿Hacer qué? —responde Jeremy.
Agitando mi mano, digo—: Ser todo seductor. Soy inmune a ello.
Se inclina y susurra—: ¿De verdad? —Contra mis labios. Todo mi
cuerpo se tensa y mis nervios hormiguean—. Me parece que causo cierta
reacción en ti.
—Bueno —tartamudeo—. Sí, por supuesto que lo haces, pero
simplemente detenlo.
—¿Por qué? —pregunta Jeremy. Apenas lo puedo ver, pero
definitivamente lo veo sonriendo.
—Porque yo lo digo, se supone que vamos a dormir. Si no piensas
hacerlo, iré a dormir en tu cama y tú te puedes quedar aquí.
Con un gemido, Jeremy cae a mi lado.
—Está bien.
Página | 244 Ruedo y lo enfrento.
—Puede que no quiera saltar sobre ti, pero no me importaría tenerte
tocándome mientras duermo.
Jeremy levanta su brazo.
—Ven aquí, señorita soy inmune a mi gran atractivo.
—Eres ridículo —murmuro, mientras me deslizo a su lado.
Jalándome fuerte contra él, Jeremy dice—: A la mayoría de las
personas les gusta dormir en posición de cuchara. ¿Estás segura de que
quieres quedar de frente a mí?
—Entonces no tengo que despertar hacia un espacio vacío. Eso me
asusta. Como si él fuera a salir y atraparme.
—Bueno, él no llegará a ningún lugar cerca de ti. Oye, y de esta
manera, puedes olerme toda la noche —bromea Jeremy.
Eso me hace resoplar.
—Esa es una ventaja añadida. —Pongo mi cabeza contra su pecho y
cierro los ojos. Bueno, huele bien y esto se siente muy bien—. Buenas
noches Jeremy —susurro.
—Buenas noches Isabelle —responde, besando mi cabeza. No me
toma mucho tiempo conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, me despierto todavía en los brazos de Jeremy.
Su respiración es constante, lo que me dice que está profundamente
dormido. Una parte de mí sólo quiere quedarse así para siempre. Se siente
muy bien. Sabiendo muy bien que no puedo, empiezo a apartarme de él.
Estoy casi libre, cuando sus brazos se tensan y me devuelve a donde
estaba.
—¿A dónde vas? —murmura Jeremy, sin siquiera abrir los ojos.
—Voy a ir a hacer café y a usar el baño —le susurro.
Resopla, situado al lado de mí.
—¿Vas a hacer el café en el baño?
Río.
—Sí, le da sabor extra.
—Es repugnante, Isabelle. No quiero que te vayas. Quiero seguir
durmiendo.
—Entonces duerme —le respondo—. ¿Por qué tengo que estar aquí?
Jeremy abre un ojo y responde.
—Porque esto se siente bien.
—Lo hace, lo sé, pero estoy completamente despierta.
Página | 245
Encogiéndose de hombros, dice—: No me importa. Puedes ser mi osito
de felpa humano.
—Este osito de felpa va a mojar la cama muy pronto —manifiesto,
apartando de él.
Con un gemido, Jeremy me suelta. Salgo de la cama y me pongo de
pie. Él se da la vuelta sobre su estómago y se vuelve a dormir. Con una
sonrisa, me vuelvo y camino fuera de la habitación.
Cuando el café se está haciendo, voy y uso el baño. Compruebo mi
cuello y hago una mueca. Desearía que hubiera una manera de hacer
que sane más rápido. Cepillo mis dientes mientras estoy allí. Estoy viviendo
con un chico ahora. No hay necesidad del mal aliento mañanero. Un
poco más tarde, estoy sentada en la mesa con una taza de café caliente.
Fui y conseguí mi cuaderno de bocetos, porque me acordé de que no he
hecho nada más que la imagen de ese idiota. Saco un lápiz, y empiezo a
dibujar.
Se convierte en un sauce. Me dejo llevar más y más mientras dibujo.
De repente, siento una mano sobre mi hombro, pero no salto.
—Desearía tener tanta paciencia a esta hora de la mañana —
bosteza Jeremy.
—Es relajante para mí —suspiro, dejando mi lápiz—. No quería que te
despertaras.
—Habría dormido más tiempo si alguien no se hubiera ido de la cama
—rezonga sarcásticamente.
Levantándome digo—: Ya era hora de que me levantara. Tengo que
volver a la escuela pronto. Espera, ¿no tienes que trabajar? Han pasado
unos días.
—Llamé a mi jefe —responde Jeremy—. Le dije que tenía una
emergencia familiar y que iba a estar ausente hasta el jueves. Si no vas a la
escuela mañana, Kent va a venir a pasar el rato contigo.
—Eso es amable de su parte —murmuro—. Diría que no quiero ser una
carga, pero tengo la sensación de que te enojarías conmigo.
Jeremy asiente con la cabeza.
—Tu suposición sería correcta. De todos modos, quiere enseñarte
cómo defenderte y no hay nadie mejor para hacerlo.
—Pensé en eso cuando Howard me estaba atacando. En cómo lo
tome en broma. Me gustaría que más chicas aprendieran a defenderse.
Eso habría ayudado.
—Bueno, aprenderás a patear traseros y luego, si ves a Howard otra
Página | 246 vez, tendré que detenerte de matarlo —bromea con una sonrisa.
Sacudiendo la cabeza, le digo—: La violencia no resuelve nada.
—Sí, bueno, a veces siento que está justificada, pero probablemente
tengas razón —responde Jeremy—. Por eso último, necesito un poco de
café.
Nos hago el desayuno y luego nos preparamos. Mi consejera va a
venir, tenemos que lucir bien. Me doy una ducha primero, ya que me va a
tomar más tiempo por mi cabello.
Mientras Jeremy está en la ducha, me pongo uno de los vestidos que
Cassandra me ayudó a elegir. Es bonito pero informal a la vez. Me siento
un poco incómoda con vestido, pero tengo que acostumbrarme tarde o
temprano. Después de un tiempo, noto que Jeremy se toma duchas
obscenamente largas. Voy a tomarme un vaso de jugo, si tengo que
esperar para maquillarme.
Cuando llevo la bebida a mi habitación, se abre la puerta del baño.
Jeremy sale campantemente.... sólo con una toalla alrededor de su
cintura. Uuuhhhh. Creo que mi mandíbula cayó el suelo. Rápidamente, me
tapo los ojos.
—¡Oh, Dios mío Jeremy! No me di cuenta que ibas a salir.
—Sí, eso es lo que haces cuando terminas de usar el baño. ¿Por qué
demonios estás cubriéndote los ojos? —pregunta.
—¡Estás desnudo! —grito.
Riendo, responde—: ¡No, no lo estoy! Estoy completamente cubierto.
No puedes ver nada.
—Jeremy —chillo—. Estar en una toalla es lo suficientemente desnudo
para mí.
—¿Tienes miedo de que la toalla se caiga o algo así?
Gimo.
—¡Jeremy, por favor, ve a ponerte ropa!
—¿Cuál es la diferencia entre que este caminando en bóxer y esto?
—dice—. Quiero decir, ¿de verdad Isabelle?
Mi mente está corriendo con un manojo de pensamientos sucios y
sacudo cabeza.
—Jeremy —ruego—. Por favor, sólo ve a ponerte algo de ropa.
—Me encanta hacerte sonrojar —se ríe—. Está bien, voy a ir a
ponerme algo de ropa. No más toallas, pero te vas a tener que
acostumbrar a mí sin ropa. Ando en mucho en bóxer. No voy a renunciar a
eso.

Página | 247 —Está bien —me quejo—. No tengo que preocuparme por qué se
caigan.
Se acerca y lo siento besarme la frente.
—Eres demasiado divertida.
Manteniendo mi mano fuertemente en mis ojos, digo—: Ve a ponerte
ropa, por favor.
—Estoy yendo. Por cierto, te ves muy linda hoy. Bonito vestido. La
bufanda hace que sea muy bonito.
—Gracias —murmuro. Cuando escucho la puerta cerrarse, finalmente
bajo mi mano. Mi corazón corre a mil por hora. ¡Eres ridícula Isabelle! ¡Deja
de babear por él! ¡Sólo porque es extremadamente atractivo, y te hace
derretir, no significa que está bien estar embobada! Suspiro, porque es muy
difícil vivir con esas reglas.
Quejándome de mí misma, voy al baño para terminar de arreglarme.
Cuando la puerta de Jeremy se abre de nuevo, no miro. No quiero ni saber
lo que está usando ahora. Entra al baño. Lo puedo ver cruzado de brazos
por el rabillo del ojo.
—¿Esto es mejor? —pregunta.
Me doy vuelta y miro. Lleva una bonita camisa de botones y
pantalones negros.
—Sí —le respondo—. Eso no me hace poner toda... bueno, es
simplemente mejor.
—Bueno, no quiero que estés incomoda por más divertido que sea. Así
que, te prometo, no más toallas. —Jeremy pone sus brazos alrededor de
mí—. ¿Me perdonas?
—No hay nada que perdonar —suspiro—.Todavía soy realmente
tímida. No estoy acostumbrada a estar con chicos, y sé que tú eres mi
mejor amigo, pero sigues siendo un chico. Me hace tener mariposas en el
estómago.
Jeremy besa la parte superior de mi cabeza.
—Es bueno que todavía seas modesta. Debe ser de esa manera. Te
prometo que no me descontrolaré.
—Está bien —le respondo—. ¿Qué quieres hacer ahora mismo?
Tenemos como tres horas y media antes de que la señorita Cunningham
esté aquí.
—Vamos a comprarte una cómoda y un escritorio —responde
Jeremy—. La tienda de muebles no está tan lejos.
Asiento con la cabeza.
—De acuerdo.
Página | 248 Salimos y Jeremy nos lleva allí. Cuando llegamos a la tienda, salgo y lo
miro.
—¿De verdad, Jeremy? ¿Por qué no vamos simplemente a una tienda
barata?
—¿Por qué? Así los muebles pueden caerse a pedazos en dos años.
No, prefiero comprar algo que va a durar —responde.
—Lo que sea —me quejo. Se acerca y toma mi mano. Levanto la
mirada hacia él—. Esto es realmente innecesario.
—¿Podrías parar? —gruñe—. Esto es lo que voy a hacer. Si no quieres
poner tu granito de arena, espera en el auto.
Eso me calla, pero lo miro. Me saca la lengua y luego me lleva a la
tienda. Caminamos por un tiempo. Todo es muy caro y sigo diciendo eso.
La única respuesta que obtengo es a Jeremy mirándome. Así que,
finalmente solo cierro la boca.
Mientras miramos dos escritorios, una chica se acerca. La miro y noto
que es realmente bonita. Oh, chico, aquí vamos.
—¿Puedo ayudarlos en algo? —ella pregunta.
—Sí —Jeremy responde seriamente. Me toma un poco fuera de
guardia. No está haciendo sus generalmente torpe movimientos
coquetos—. Tenemos que comprarle un escritorio y una cómoda.
—Bueno, mi nombre es Hillary. Definitivamente puedo ayudarte. ¿Qué
estabas buscando en tus muebles? —le pregunta.
Yo respondo—: Sencillo y barato.
Jeremy me lanza una mirada.
—No le hagas caso.
—¡Hey! —exclamo.
—Nos gustaría algo que dure, pero también que cumpla con todas
sus necesidades —explica Jeremy.
Hillary asiente.
—Bueno, estos dos escritorios son los más populares. Hemos tenido
grandes comentarios sobre ellos. —Eso envía Jeremy a hacer miles de
preguntas. Yo simplemente ruedo los ojos. No debería ser tan difícil.
Arrastrándome, Jeremy y Hillary camina alrededor de la tienda,
mostrándome un montón de cosas. Cada vez que dice un precio, aprieto
fuertemente la mano de Jeremy. Él no responde en absoluto. Finalmente,
elegimos un escritorio. Es mucho más elegante que algo que normalmente
necesitaría. Jeremy por lo menos me deja elegir la cómoda que quiero. Me
Página | 249 rindo y escojo una realmente muy bonita, con un espejo en la parte
superior.
Mientras nos están cobrando, me vuelvo hacia Jeremy.
—Gracias.
Sonríe en respuesta.
—No hay problema cariño. Quiero que te sientas cómoda y como en
casa.
—Entonces, ¿cuánto tiempo llevan juntos? —pregunta Hillary.
—Oh —chillo—. No somos novios. Jeremy es mi mejor amigo, nada
más.
Agarrándose el pecho, Jeremy jadea—: Lo dijiste muy rápidamente.
Ouch, hieres el ego de un hombre.
Hillary se ríe.
—Es sólo manera en que están alrededor. Claramente hay una
conexión. Es bueno tener amigos de verdad así.
—Sí, él es bueno conmigo —afirmo, mirándolo. Jeremy me da una
sonrisa muy dulce.
—Bueno, ya está todo listo. La entrega será el viernes alrededor de 4.
Si hay cualquier problema, no duden en llamarme. —Hillary le entrega una
tarjeta a Jeremy.
La toma y asiente.
—Gracias. —Volviéndose hacia mí, Jeremy pregunta—: ¿Todo listo
cariño?
—Sí —le respondo. Pone su mano en mi espalda y se despide con la
mando de Hillary.
—Adiós.
—Adiós —dice ella, sonriendo.
Jeremy me hace conducir de vuelta al apartamento. Hago un trabajo
perfectamente bueno, si se me permite decirlo. Hacemos sándwich para el
almuerzo, mientras esperamos a la señorita Cunningham. Estoy nerviosa.
No voy a mentir. Estoy muy nerviosa.
Finalmente, casi a la una en punto, hay un golpe en la puerta. Jeremy
va y la abre.
—Hola —dice él.
—Hola, ¿eres Jeremy? Estoy aquí para ver a Isabelle Nimon.
—Sí —le digo, saliendo del otro lado de la puerta—. Hola, señorita
Cunningham. Puede entrar si quiere.
Página | 250 Jeremy se hace a un lado y la señorita Cunningham camina dentro.
Mira a su alrededor. Afortunadamente, hemos limpiado un poco. Lo
siguiente que hace es mirar hacia Jeremy. Él sólo le da esa sonrisa brillante.
Ella sonríe en respuesta. Sí, es un poco difícil no hacerlo con Jeremy. Hace
un gesto hacia el sofá y la silla.
—¿Le gustaría tomar asiento? —pregunta.
—Sí, gracias —responde ella. La señorita Cunningham camina y se
sienta en la silla. Jeremy y yo tomamos el sofá. Trato de sentarme lejos de
él, pero se mueve más a mi lado, y toma mi mano. La señorita
Cunningham ve eso, y poco a poco dice—. No pensé que ustedes fueran
una pareja.
—No lo somos —responde Jeremy—. Ella ha pasado por mucho y está
realmente asustada ahora. Me gustaría que alguien sostenga mi mano en
la misma situación.
Aprieto suavemente la mano de Jeremy y él hace lo mismo.
—Él es mi mejor amigo, señorita Cunningham —digo finalmente.
—Bien, eso es muy bueno —responde. Llevando hacia adelante una
bolsa de libros, la señorita Cunningham se la da a Jeremy—. Estos son tus
libros y asignaciones. Tu profesor de arte dijo que puedes terminar su
proyecto cuando regreses. No te hará hacer los que te estás perdiendo.
—Eso es amable de su parte —susurro torpemente. ¿Qué digo?—.
Entonces —murmuro, jugueteando con mi bufanda—. ¿Sobre qué quería
hablar?
La señorita Cunningham dobla sus manos y dice—: Me gustaría hablar
de lo que ocurrió, de nuevo, ¿si eso está bien contigo?
Mis uñas se clavan en Jeremy e interviene—: Es un poco tímida
hablando de eso.
—Entiendo —dice la señorita Cunningham en voz baja—, pero
necesito saber qué está pasando.
Estirando su mano detrás de mí, Jeremy frota mi espalda.
—Se lo puedes contar, nena.
Con una respiración profunda, me quito la bufanda.
—El novio de mi madre hizo esto. —La señorita Cunningham jadea un
poco—. Sí, es por eso que no estoy en la escuela. Si alguien viera esto,
haría mi vida un desastre.
—Entiendo completamente Isabelle —afirma—. ¿Tuvo éxito?
Página | 251 —No —le respondo—. Howard, ese es su nombre, me sujetó—. Cuento
la historia otra vez, respirando profundamente de vez en cuando. Después
de lo que pasó donde mi madre, le cuento cómo llegué a donde Jeremy,
y que luego de eso fuimos a la comisaria y al médico, y luego cómo me
mudé y lo que sucedió—. Así que, eso es de eso de lo que se trata —
murmuro finalmente.
—Entonces, Jeremy. —Comienza la señorita Cunningham—. ¿Crees
que puedes ocuparte de Isabelle?
Él asiente con la cabeza.
—Sí, estoy muy seguro de eso.
—Sabes que es una adolescente. Necesita comida, ropa, cosas para
la escuela. Isabelle puede tener que ir al médico. Puedo ayudarle a que
esté en el seguro médico del estado.
Jeremy se burla y dice—: No, la haré asegurar. —Mis ojos se mueven y
lo miro como si fuera estúpido. Me mira y luego mira a la señorita
Cunningham—. Sé muy bien lo que se necesita para mantenerla. Soy más
que capaz de hacer eso.
—¿Puedo preguntar en qué trabajas? —pregunta.
—Soy mecánico.
Asintiendo, la señorita Cunningham replica—: A tiempo completo,
¿supongo?
—No, medio tiempo —responde Jeremy.
Una mirada un poco perpleja aparece en la cara de la señorita
Cunningham.
—¿Cómo piensas ayudarla? Quiero decir, ¿cómo te mantienes a ti
mismo? ¿Haces tanto dinero? Sin ofender.
—Puedo hacer lo suficiente para mantenerme a mí mismo, pero tengo
los medios para cuidar de ella —afirma Jeremy severamente.
Eso hace que la señorita Cunningham se reacomode en el asiento.
—No estoy haciendo del abogado del diablo, pero no creo que
entiendas a lo que te estás enfrentando.
Obviamente, no muy feliz, Jeremy contesta—: Voy a tener que
mostrarle entonces. —Se levanta y camina de vuelta a su habitación. Me
doy la vuelta para mirarlo. No quiero mirar a la señorita Cunningham en
estos momentos. Jeremy regresa trayendo dos papeles. Se acerca y se los
entrega a la señorita Cunningham.
—Apreciaría que mantenga esto entre nosotros dos. El primero es mi
balance y el otro son mis ahorros. Leerá que estoy más que bien.
Página | 252 Bien, ahora mi interés aparece. Tengo muchas ganas de ver esos
papeles. Cuando trato de leer la parte de atrás, Jeremy se pone delante
de mí. Tengo una mirada paralizada en mi cara.
—Oye —digo.
—Isabelle —gruñe Jeremy—. Déjalo.
Me siento y me cruzo de brazos.
—Bien.
No ser capaz de ver a la señorita Cunningham es un poco frustrante.
De repente oigo—: Bueno, entonces, veo que estás en lo correcto. Tengo
un par de preguntas, pero creo que las mantendré para mí. Muy bien,
sugiero que consigas algún tipo de seguro. Es una adolescente y necesita
ver a los médicos y eso.
—Lo haré tan pronto como pueda —responde Jeremy, saliendo de mí
camino. Toma los papeles de la señorita Cunningham, los dobla, y los
mantiene en la otra mano. Claramente, no los puedo ver. Bien, ahora mi
curiosidad se disparó hacia el cielo. Jeremy se vuelve a sentar y me mira
por el rabillo de su ojo.
Completamente madura, le saco la lengua. Su boca se crispa. Toma
mi mano, y besa la parte posterior.
—No quiero ver esos papeles estúpidos de todos modos —escupo
juguetonamente.
Él sonríe.
—Sólo te darás cuenta de que estarás bien atendida.
—Gracias —le susurro, poniendo mi cabeza en su hombro.
—Me gustaría que veas a un terapeuta —dice la señorita
Cunningham—. Puedo sugerir algunos.
Levantándome, le respondo—: El médico que vi, me dio la tarjeta de
alguien.
—Bueno, creo que realmente te beneficiaría —responde.
Jeremy se vuelve y me mira.
—¿Por qué no me lo que dijiste?
—Porque —gruño—. No quiero ir a ver a un psiquiatra.
—Te guste o no, irás —afirma con naturalidad.
Arqueo una ceja.
—Veré uno si tú lo haces.
Un gran ceño fruncido pasa por la cara de Jeremy. —No le encuentro
humor a eso.
Página | 253 —No se supone que sea gracioso —le susurro duramente—. Lo digo en
serio. Iré si tú vas.
—¿Quieres decir que vaya a tu cita?
La expresión de mi no tiene precio.
—No, eso no es lo que quiero decir, y lo sabes, pero... este no es el
momento ni el lugar para tener esta conversación.
—No —replica con dureza—. No lo es. —Jeremy mira de nuevo a la
señorita Cunningham—. Me aseguraré de que ella vea a alguien.
—Muy bien —dice la señorita Cunningham—. Isabelle, ¿tienes alguna
idea de cuando quieres volver?
Me encojo de hombros y le respondo.
—No tengo ni idea. Creo que, tal vez, ¿el lunes? No puedo esperar
hasta que el hematoma se haya ido. Reprobaré la escuela, pero necesito
unos días más para mí.
—Eso suena bien. Tienes 18 años, por lo que puedes excusarte de la
escuela. Sólo necesito que llenes este papeleo. —La señorita Cunningham
agarra un papel de su maletín—. Esto es un formulario legal. Como si tus
padres te autorizaran.
—Está bien. —Lo tomo y lo miro—. ¿Tiene un lapicero? —pregunto.
Ella sonríe y saca uno.
—Aquí.
—Gracias —suspiro. Mi cabeza comienza a doler mientras lleno los
espacios en blanco. Froto mi sien cuando termino.
—¿Estás bien? —pregunta Jeremy.
Hago una mueca.
—Estoy teniendo un fuerte dolor de cabeza.
—Voy a conseguirte algo —dice, poniéndose de pie.
Cuando entra al cuarto de baño, la señorita Cunningham se inclina
hacia adelante.
—¿Estás segura de que estás bien aquí, Isabelle?
—Sí —respondo, con una sonrisa—. Estoy más segura aquí que en
cualquier otro lugar. Él no dejará que nada malo me suceda.
—Muy bien —responde.
Jeremy regresa y me da dos aspirinas. Las tomo y digo—: Gracias. —Él
se ríe y frota la parte superior de mi cabeza. Me juguetonamente digo—:
¡Hey! —reímos.
Página | 254 La señorita Cunningham se pone de pie.
—Bueno, debo irme. Fue muy un placer conocerte Jeremy e Isabelle,
si necesitas algo, llámame, ¿de acuerdo?
—Sí —le respondo.
—Gracias por venir —dice Jeremy, caminando junto a la señorita
Cunningham a la puerta.
Ella se da vuelta y lo mira.
—Cuida bien de ella. Si no puedes, por favor háznoslo saber.
—Eso no será un problema —afirma Jeremy—. Gracias, sin embargo.
Al abrir la puerta, la señorita Cunningham suspira—: Sólo mantennos al
tanto.
—Lo haré —declaro en voz alta, probablemente demasiado alto.
—Está bien, adiós entonces.
—Cuídese —dice Jeremy, mientras cierra la puerta detrás de ella. Se
da la vuelta y me da una mirada de muerte— No me dijiste que el doctor
te dijo que vieras a un terapeuta.
Con un giro de ojos exasperado, me quejo.
—No quiero ver a uno, así que no había nada que decir.
—Tienes que hablar con alguien Isabelle.
Imitándolo, me cruzo de brazos.
—Creo que deberías hacerlo, también.
—Oh, piensas eso —se burla, avanzando.
Río nerviosamente y retroceso.
—Yup. —Salta hacia mí y grito. Corremos por el pasillo. Entro en mi
habitación y cierro la puerta, pero él la empuja para abrirla. Levanto mis
manos y río.
—¿¡Qué vas a hacer!?
—Voy a hacerte cosquillas hasta que sucumbas a ver a un terapeuta.
—¡Eso no es justo! —exclamo—. ¡No puedo hacerte nada para que
vayas!
Una risa juguetona sale de él. —Esa es la mejor parte. —Jeremy me
empuja hacia abajo en la cama y salta hasta sentarse sobre mi estómago.
Sujetándome, suspira—. Sólo di que vas a ir. Entonces no tendré que
torturarte.
Siendo incapaz de evitarlo, resoplo—: No —Jeremy instantáneamente
comienza a hacerme cosquillas y le grito—: ¡Detente!
Página | 255 —¿Vas a ir? —me pregunta, sin detenerse.
Tratando con todas mis fuerzas, lo empujo.
—¡No!
Eso hace que me haga más cosquillas. Grito en protesta.
—Sólo di que irás —gruñe con una sonrisa.
—¡Muy bien! —jadeo finalmente—. ¡Voy a ir!
—Bien —se regodea, sentándose.
Mirándolo, le digo—: Iré si tú vas.
—¡Ugh! —exclama Jeremy—. Isabelle, no necesito ver a un terapeuta.
—Está bien, voy a ir, pero no estoy feliz por eso.
Jeremy se inclina y me mira a los ojos.
—Gracias.
—No hay problema —respondo. Jeremy se inclina y me besa
suavemente en la frente. Cierro los ojos y disfruto del contacto.
Capítulo 15
Esa noche estoy despierta otra vez. ¿Se detendrá esto alguna vez?
Página | 256
Ahora tengo una lucha interna ¿voy con él o me quedo aquí? Me dejo
caer en la almohada y hago una mueca. Pongo el brazo sobre mis ojos y
trato de volver a dormirme pero no sucede. Finalmente golpeo la cama
con el puño. Lanzando la manta a un lado, me levanto.
Caminando por el pasillo, llego a la puerta de Jeremy. Está abierta y
él está dormido en la cama. Me quedo parada allí por un rato, tomo una
respiración profunda y entro. Preferiblemente, me gustaría no despertarlo.
Levanto la manta y me meto lentamente en su cama. No se mueve. Eso es
bueno. Me acuesto y vuelvo a mirarlo. Quiero reír cuando observo lo
hermoso que se ve durmiendo. Se ve tan tranquilo. Sonriendo me doy la
vuelta y cierro los ojos.
De repente el brazo de Jeremy me rodeó y me jala hacia él.
—Realmente no piensas que puedes sorprenderme ¿cierto? —
murmura en mi oreja.
—Lo siento —susurro—. Prometo que esta será la última noche.
Descansa la mejilla en mi cabeza.
—Está bien Isabelle. De hecho me gusta. Ahora duérmete, tengo
trabajo en la mañana.
—De acuerdo. —Suspiro disfrutando de su toque. No pasa mucho
antes de que Jeremy se duerma de nuevo y después yo lo sigo.
A la mañana siguiente, me despierto en un cama vacía. Entierro mi
cara en la almohada porque huele a él. Está bien, soy una idiota.
Suspirando me levanto de la cama. Camino por el pasillo a la sala. De
repente, escucho,
—¡Buenos días Luz de Sol!
Salto como veinte centímetros en el aire y volteo hacia la cocina. Kent
está parado allí sirviéndose café en una taza.
—¡Me asustaste! —le grito.
—No es mi culpa que no sientas nada. ¿Quieres café? —pregunta
jovialmente.
—Claro. —Bostezo, caminando hacia él.
Kent me sirve una taza.
—¿Crema, azúcar?
—Crema y un poquito de azúcar —contesto—, pero nada parecido a
lo que toma Jeremy.
Kent ríe.
—Sí, es un poco repugnante.
Página | 257 —Así que, ¿no trabajas hoy? —pregunto sentándome en la mesa.
—No —responde Kent—. Soy gerente de un restaurante. Los fines de
semana por lo general son ocupados. Me turno con los subgerentes.
Trabajo este fin de semana así que hoy estoy libre, puedo pasármelo
felizmente contigo.
Con una inclinación de cabeza, bebo un trago de café.
—Jeremy dijo que querías enseñarme algunos movimientos de
defensa personal o como se llame.
—Sí, algunas técnicas básicas, así tendrás la oportunidad de pelear la
próxima vez. Es fácil para un hombre dominar a una chica, pero algunos
movimientos pueden detenerlo.
—Como darle una patada en las bolas —contesto.
Kent se ríe.
—Sí, eso definitivamente duele.
—Debí haberlo hecho —digo suspirando—. Es que pasó tan rápido.
No tuve tiempo para pensar y ya me estaba asfixiando. Y no tenía ni idea
de qué hacer.
—Sacarle los ojos también funciona —contesta Kent—. Cegarlo te
dará una salida.
—En serio Kent, eso es asqueroso —jadeo—. Ugh.
—Sí —se ríe—, por eso te lo digo, podrá darte asco pero funciona.
—Creo que ya no tengo hambre —me quejo.
—Consigue un estómago más fuerte —dice bufando—. Eres tan
nenita. Cassandra es igual.
—¡Somos chicas! —exclamo riendo.
—Sí, sí, sí, lo sé —replica rodando sus ojos—. Voy hacerte el desayuno y
luego vamos a empezar.
Kent me hace panqueques. ¡Los mejores que he probado!
—¡Son impresionantes! —gimo entre bocado y bocado—. ¡Oh, Dios
mío!
—Trabajo en un restaurante —contesta—. En realidad uno bueno, así
que aprendes una o dos cosas.
—Necesito vivir contigo. Jeremy no sabe cocinar.
Eso hace reír a Kent.
—No, no sabe. Pero puede aprender. De lo contrario, van a tener una
relación conflictiva.
Página | 258 —Voy a enseñarle a hacer cosas simples —replico—. Bueno, terminé.
Voy a lavar los platos.
—Suena bien —dice Kent—, yo cocino pero odio lavar los platos.
Me rio con él y me levanto a limpiar. Hablamos y nos llegamos a
conocer un poco mejor. Es muy chistoso.
—Ustedes chicos me hacen reír. —Rio suavemente.
—Tienes que salir con nosotros cuando estemos todos juntos. Somos
muy ¡DIVERTIDOS! Cassandra solo se queja un montón. Ella en realidad
está esperando con ansías que vengas con nosotros. Queremos ir a Luke’s
en algún momento pronto.
—¿¡El Club Nocturno!? —jadeo.
—Sssíííí —dice Kent con una mirada tonta—, vamos allí regularmente.
—¡No tengo 21! ¡Tengo 18! ¡Nunca he ido a un club nocturno!
—Sí, pero todos los sábados tienen algo que llamamos, noche para
menores. La planta baja es para personas menores de 21 y la galería
superior, donde está la barra, es para adultos.
Abro la boca y le doy un golpe en el brazo.
—Soy un adulto.
—Uh huh —dice Kent resoplando—. Cuando te gradúes te
consideraré un adulto. De todos modos, el hermano mayor de Josh es el
Luke del club nocturno Luke’s, así que podemos colarte a la parte de
arriba.
—No voy a dejar que lo multen por algo tan estúpido —digo
bruscamente.
—No vamos a dejarte beber. Solo diremos que estabas ahí paseando.
Estará bien. Hay maneras de sacarte. O ¿prefieres estar en la planta baja
con gente de tu edad?
—No, eso probablemente también es estúpido —digo sacudiendo la
cabeza—. Está bien. Iré.
—¡Genial! —exclama alegremente Kent—. Cassandra estará súper
emocionada. De hecho le voy a mandar un mensaje de texto ahora.
Levantando mi mano para detenerlo, digo—: ¡No hasta que mi
garganta se cure!
—Por supuesto —se queja Kent—. Nunca te haría eso.
—Está bien —suspiro agradecida—. Por lo pronto ¿vamos a empezar a
golpea algunos traseros?
Una repentina sonrisa malvada se extiende por el rostro de Kent.
Página | 259 —Ah, definitivamente. Vamos, levántate.
Lo sigo. Mueve la mesa de café, así tenemos un área abierta.
—Ahora te voy a enseñar a romper brazos y dar patadas en la cara.
—¿¡Qué!? ¿Por qué? ¡No hay nada divertido en eso!
—Isabelle ¿Lo dudarías si fueras atacada de nuevo? ¿Recuerda lo
asustada que estabas? Fuiste presionada a huir o responder peleando.
Incluso los chicos grandes tienen la misma reacción. Necesitamos que
aprendas cómo ganar la pelea. Eso no significa necesariamente que
decapites a tu oponente.
—Sí —contesto levantando una ceja—. Eso hubiera sido genial esta
vez.
—Genial pero desastroso. —Rió Kent—. Vamos a comenzar. Te
explicaré las cosas primero. En una pelea, aún mano a mano, ganar
terreno y obligar a retroceder al oponente lo es todo. La persona que
avanza es la que gana la pelea. Las mujeres que enfrentan a un hombre
casi siempre están en desventaja con respecto al peso y la altura. El centro
del pecho de un hombre es demasiado duro para empujarlo o golpearlo
ahí, así que lo ideal son las zonas por debajo del ombligo o por encima de
la clavícula. ¿Me sigues?
—Sí. —Asiento.
—Bien. Cuando el hombre se mueve para atacar, sin importar el
motivo o la técnica, su meta es avanzar para tener el control. El primer
paso es nunca atacar solo por atacar.
—¿Que quieres decir con eso? —pregunto desconcertada.
—No quieres atacarlo cuando esté avanzando hacia ti —me
contesta—. Quieres hacerlo detenerse y luego atacar.
—Ah, está bien.
Él continúa. —El primer movimiento debe ser para detener el avance
del atacante. La forma más sencilla es hacer un movimiento muy simple y
muy natural que no requiere ni pensar ni técnica. En pocas palabras, solo
necesitas levantar el brazo con los dedos extendidos y ponerlos en la cara
del hombre. Este movimiento lo tienes que hacer a una distancia cercana
del atacante y no necesitas fuerza para hacerlo.
Poner la mano en el rostro del tipo mientras avanza básicamente lo
hace caminar directo a tus dedos lo que entonces resulta en que golpeas
todas las partes blandas del rostro, ya sean los ojos o la nariz. Esto detiene
su avance porque es inesperado y necesita una parte de su cerebro para
procesar lo que acaba de pasar. Este movimiento algunas veces es
Página | 260 llamado dedos de dardo o golpe de dedos, a pesar de que no ejerces
ningún tipo de fuerza o técnica. Es solo poner la mano en la cara de una
persona.
Así que, ahora vas a tratar de hacerlo. Obviamente no me voy a
abalanzar sobre ti pero voy acercarme y entonces tú haces lo que te dije.
—¿Correcto?
Asiento. Kent comienza a caminar hacia mí y pongo la mano sobre su
rostro. Aterriza exactamente como dijo que pasaría.
—¡Lo hice! —exclamo.
—Sí, lo hiciste. Vamos a continuar practicando todo esto porque
quiero que se convierta en tu primer movimiento instintivo. Quiero que
venga a ti sin pensar. Por lo tanto vamos a hacerlo de nuevo.
Lo hacemos.
Finalmente, dice—: Bien, el segundo paso es la patada de empeine.
Esto se hace después de que detuviste el avance de tu oponente. Este es
otro movimiento simple, básico y natural que no implica ni tiempo ni pensar
ni técnica. Solo tienes que levantar la pierna y dirigirla hacia la espinilla de
tu oponente mientras te mueves hacia él y arrastras el empeine de tu
zapato hacia abajo de su espinilla, en el mismo movimiento.
—Ouch —digo.
—Sí —responde Kent—, vamos a tratar con ese ahora. Pones la planta
del pie hacia arriba y golpeas mi espinilla. No estás usando zapatos así
que está bien.
Camino hacia adelante y llevo mi pie hacia arriba y luego lo bajo.
—¿Así?
—Sí, muy bien. Trata de nuevo. —Lo hago y me sonríe.
—Ahora, el tercer movimiento se llama garra de tigre o palma de
tigre. Después de golpear al oponente con la patada de empeine usas el
propio impulso para volver a poner la mano en el rostro del atacante y
empujar su cabeza hasta atrás, más allá de sus talones. Esto hace que
retroceda porque le es imposible continuar cuando su cuerpo está
luchando por recuperar el equilibrio. Este movimiento se realiza sin ninguna
técnica, pensamiento o planificación. Es solo empujar la mano abierta en
el rostro del atacante para hacerlo perder el equilibrio.
—Déjame adivinar —Me río—, voy a intentar ese también.
Kent mueve sus cejas.
—Síp. Ahora los tres juntos. —Viene hacia mí y pongo la mano en su
cara, golpeo su espinilla y le empujo el rostro hacia atrás. Kent se tambalea
Página | 261 un poco, pero se mantiene firme—. Si hubieras usado toda tu fuerza me
habrías hecho perder el equilibrio.
—¡Grandioso! —grito.
—El cuarto movimiento es el filo de la mano o el golpe de cuchillo. Se
trata solamente de impulsar el brazo y golpear cualquier lugar de la
persona del cuello para arriba. No necesita ser un movimiento de mano
sólido y tieso como lo ves en las películas y ni siquiera tiene que ser la mano
la que golpea al oponente. Puede ser cualquier parte del brazo desde el
dedo meñique hasta el codo. Tampoco importa dónde porque siempre
golpeas algún lugar que le causa dolor al oponente. Es como un corte de
karate, pero sin la compleja técnica. Es impulsar tu brazo contra su rostro,
cuello, oreja o lo que sea. Puede ser hecho desde cualquier posición y no
necesitas verdadera fuerza para hacerlo, ya que el oponente se está
haciendo para atrás en el momento en que des en el blanco. Así que
¿adivina qué? —bromea. Yo ruedo los ojos—. Correcto. Pruébalo en mí,
ahora. —Balanceo el brazo y le golpeo un lado del rostro. Kent se agarra la
cabeza.
—¡Isabelle! No dije que con toda tu fuerza.
—Uups, lo lamento —me disculpo a pesar de que estoy sonriendo.
Me mira y se ríe.
—Si fueras Josh o Jeremy, te derribaría en un santiamén.
—¡Ni lo intentes! —resoplo todavía sonriendo.
—Nunca lo haría —dice rodando los ojos—. Está bien, el último y
quinto movimiento y el que usualmente es fatal es el golpe en la barbilla.
En realidad fue prohibido por la policía de Shangai en la segunda guerra
mundial. Básicamente es un golpe con la mano abierta bajo la mandíbula
del oponente mientras los dedos se hunden y empujan la cabeza hacia
arriba y hacia atrás hasta el suelo. Es como el golpe de la palma de la
mano, pero con la mano relajada y los dedos abiertos golpeas bajo la
barbilla empujando la cabeza hacia atrás y al piso. No hagas esto a menos
que sea absolutamente necesario. No lo intentes en las personas para ver
si funciona. Te patearé el trasero si lo haces, si no estás en la cárcel por
haber herido a alguien seriamente. Solo quiero que lo sepas en caso de
que peligre tu vida de nuevo. Nunca quiero escuchar que alguien casi te
ahorca hasta matarte.
—Yo tampoco quiero que pase otra vez —dije sofocada.
—Bueno, sí, eso es probablemente cierto. Ahora, dame tu mano para
poder mostrarte. Obviamente no voy hacer que lo intentes. No quiero
maltratar el piso con mi cabeza. —Kent lleva mi mano hacia arriba y la
coloca bajo su barbilla—. ¿Lo captas?

Página | 262 Asintiendo con la cabeza, respondo—: Sí.


—Está bien. Cualquiera de los movimientos que mencioné puedes
hacerlos al inicio para detener el avance del atacante y pueden ser
ejecutados en cualquier orden o combinación, excepto el golpe en la
barbilla, porque ese, cuando lo aplicas, es el final de la pelea. Estas
técnicas son de las que no requieren complejos movimientos motores o el
uso de grandes músculos. También son movimientos que pueden ser
hechos de forma automática durante una pelea o mientras huyes. Así
que, ¿cuánto de esto tengo que repasar otra vez?
Pongo las manos en mis caderas. —Creo que entiendo lo suficiente.
Vamos a practicar.
—Adelante hermana —Kent me reta con una sonrisa.
Practicamos una hora. Me ataca de diferentes maneras para que me
acostumbre a los movimientos. Finalmente nos detenemos y pregunto—:
¿Qué hago si alguien está encima de mí otra vez?
—Acuéstate y te lo mostraré —ordena Kent.
Mi pecho se aprieta y me quedo mirándolo.
—No estoy segura…
—No voy a herirte Isabelle —suspira—, pero si quieres esperar a que
llegue Jeremy, podemos hacerlo. No me importa quedarme.
—Es solo que… aún puedo sentirlo encima de mí y no quiero sentir ese
miedo otra vez.
—Entiendo. Quiero enseñarte a no tener ese temor todo el tiempo. No
deberías sentirte asustada de tener a alguien encima de ti, eso hará que
evites ser cariñosa con alguien. No queremos eso. Digo, Jeremy le va a
disparar a cualquier tipo que este desnudo encima de ti, pero no deberías
sentirte así de asustada. Así que, podemos esperar a Jeremy si quieres.
—No. —Respiro profundo—. No, vamos hacerlo.
Me acuesto en el piso.
—¿Y ahora qué?
Kent se baja al piso y se sienta a horcajadas sobre mí.
—De acuerdo. Se aplican las mismas reglas. Quieres empujar al
atacante lejos de ti. Golpéalo en el rostro o en la barbilla con la mano
abierta y los dedos relajados. Después gira las caderas, con suerte hará
que se caiga tu atacante. Entonces, ¿quieres intentarlo?
—¿Vas a ponerme las manos encima? —pregunto.
—Eso sería lo ideal —me dice con una mirada gentil—, pero entiendo
Página | 263 si es demasiado pronto... como dije, podemos esperar a Jeremy si quieres.
Niego con un suspiro,
—No, tenemos que hacer esto.
—Bien —susurra. Se inclina y pone las manos en mi garganta—. Ahora
inténtalo.
Rápidamente subo la mano y la meto bajo su barbilla empujándole la
cabeza hacia atrás y giro las caderas. Kent se tambalea y después rueda
completamente. Eso me hace soltar un grito.
—¡Lo hice!
—Síp, ahora quiero que lo intentes con toda tu fuerza.
Lo miro impactada.
—¡No puedo hacer eso!
—Sí, puedes. Puedo soportarlo. Quiero que estés a salvo Isabelle.
—De acuerdo —murmuro. Lo hacemos de nuevo. Y otra vez. Y otra
vez. Cada vez me siento mejor, más controlada.
Cuando Jeremy finalmente viene a casa, estoy sentada a horcajadas
sobre Kent en el suelo. Solo levanta las cejas.
—¿Saben que Cassandra y yo podríamos tener un problema con que
ustedes dos pasen el rato juntos?
Antes de que pueda responder Kent se recupera rápidamente y me
voltea. —Nunca pierdas el enfoque jovencita.
—Quítate de encima —dice Jeremy—, o te voy a patear el culo.
—Sííí, me gustaría que lo intentaras —resopla Kent bajándose de
encima de mí. Extiende la mano y yo la tomo.
Jeremy solo rueda los ojos.
—Yo no tengo tus años de experiencia.
—He estado aprendiendo desde los 10 años, esa es la razón por la
que puedo contigo —replica Kent.
—Lo que sea, sigue inflando tu ego —gruñe Jeremy—. ¿Tuviste un
buen día Isabelle?
Asiento con fuerza.
—Ha sido increíble. Aprendí a defenderme y, tal vez, posiblemente a
golpear. Además, ¡Kent me hizo los mejores panqueques del mundo!
—Bueno, me alegro de que te hayas divertido. ¿Qué quieren hacer
para comer? —pregunta Jeremy.
Página | 264 —Tengo muchas ganas de salir de la casa —exclamo realmente de
buen humor—. ¿Podemos salir a comer?
Jeremy asiente.
—Definitivamente. ¿Algo en particular?
—Ese pequeño restaurante mexicano al que me llevaste. ¡La comida
fue fantástica!
Mira a Kent.
—¿Cassandra y tú quieren ir?
—Claro —contesta Kent—. Le enviaré un mensaje de texto.
—Ah, será divertido una cita doble —ríe Jeremy.
Eso me hace reír.
—Wow ¿Tú vas a ser mi cita?
—Pero por supuesto dama mía. Será mi más grande honor.
Poniéndome de puntillas lo beso en la mejilla.
—Voy a arreglarme.
—Yo también tengo tomar una ducha así que no uses toda el agua
caliente —contesta Jeremy—. Huelo mal, pero claro que eso no es un
problema para ti.
Me lanza una sonrisa malévola. Pongo una mirada de asombro en mi
rostro y le doy un puñetazo en el brazo. Jeremy en realidad se lo agarra y
grita—: Auch.
—Sigue hasta el final con un puño —declaro—. Golpea como si fueras
a pasar al otro lado. Reúne más fuerza.
Kent simplemente se echa a reír.
—Isabelle exigió que al menos le enseñara como dar puñetazos. Y
aprende rápido.
—Recuérdame no hacerte enojar —se queja Jeremy—. Pero todavía
soy más fuerte que tú y probablemente te bloquearía.
Sonrío.
—¿Quieres intentarlo?
—Si gano, te voy a hacer cosquillas hasta que te orines en los
pantalones —replica Jeremy.
—Está bien. Entonces no, porque probablemente vas a ganar. No te
lastimaría de verdad —me quejo.
Jeremy se inclina y me besa en la cabeza.
—Con mucho gusto entrenaré contigo otro día. Será bueno para ti
Página | 265 seguir aprendiendo movimientos.
—Bueno, voy a arreglarme —afirmo, dando la vuelta para ir al baño.
De repente siento una palmada en el trasero. Me doy la vuelta.
—¡Jeremy!
Él solo sonríe.
—¿Qué? El desquite no es agradable
Le saco la lengua y me doy la vuelta. Cuando me visto y abro la
puerta del baño, Jeremy está parado allí.
—¿Ya terminaste?
—Tengo que secarme el cabello —le digo—, de otra forma sabes que
será un desastre.
—Bueno, tengo muchas ganas de tomar esa ducha. Sal del baño, yo
entro y tú puedes entrar a arreglarte el cabello —me instruye.
Se me cae la mandíbula.
—¿¡Quieres que haga que!?
—Oh vamos ¡no se ve nada! ¡Kent y yo estamos muertos de hambre y
Cassandra ya viene para acá! —dice Jeremy con voz quejumbrosa.
Abro la boca de nuevo y la cierro. Finalmente hablo.
—¡Bien! No puedo creer que vaya a hacer esto.
—Necesitas aprender a RELAJARTE —dice Jeremy—. Ahora sal de aquí
y te gritaré cuando puedas entrar. TE PROMETO que no verás nada.
—Está bien —murmuro saliendo al pasillo.
Jeremy cierra la puerta y yo solo dejo que mi cabeza cuelgue.
—¿Qué estoy haciendo? —susurro bajito.
Un momento después lo escucho gritar. Tomando una respiración
profunda abro la puerta y camino dentro del baño. Saco mi secadora y
comienzo a secarme el cabello.
—Así que —se burla Jeremy— ¿qué tan nerviosa estás ahora?
—Cállate —disparo—, estoy tratando de arreglarme.
—Mmhmm —canturrea en respuesta—tu champú huele bien. ¿Qué
es?
Ruedo los ojos.
—Eucalipto y menta.
—Lo voy a usar.
—Haz lo que quieras —gimo—, simplemente báñate.
Suavemente canta para sí mismo mientras se baña.
Página | 266
—Estoy frotando con jabón todo mi maravilloso cuerpo —declara
Jeremy.
—¡Jeremy! —grito—. ¡Cállate!
Está riéndose al otro lado de la cortina.
—¿Qué? ¿No te gusta pensar en eso? ¿En lo ardiente que soy?
—¿Por qué me molestas? —pregunto.
—Es parte de mi trabajo —contesta—. Lavando, lavando, lavando.
Bajo el secador.
—Juro que si te sigues burlando de mí ¡voy a devolvértela!
—¿Qué? ¿Te gustaría ayudarme? —Él se ríe.
—Te lo advertí. —Camino hacia el sanitario y jalo la cadena.
Eso lo hace gritar dos segundos. Abre la cortina.
Ahora, soy yo la que chillo y me volteo.
—¡Gracias a Dios no vi nada!
Lo siento allí de pie. No tengo ni idea de lo que va a hacer.
—Tú… señorita... ¡estás en SERIOS problemas!
—Lo siento, ¡pero me estabas tomando el pelo! ¡Por favor, cierra la
cortina!
—¡N-O-P! Vamos a tener un enfrentamiento. ¿Vas a alcanzar la salida
del baño a trompicones antes de que llegue a ti?
¿¡Qué!?
—¡Jeremy, no te atrevas! Te lo juro, voy a hacerte daño.
—Discúlpate entonces —dice con firmeza.
—Lo siento, de verdad ¡de verdad lo siento! ¡Por favor, cierra la
cortina!
—Bueno —contesta con burla—, tengo que esperar a que el agua
baje de 1.000 grados. Por lo tanto, nos limitaremos a quedarnos aquí y
esperar.
Eso hacemos. ¿¡Por qué tarda tanto tiempo el sanitario en llenarse!?
—Listo, el agua ha vuelto a la normalidad —dice finalmente, se mete y
corre la cortina.
Pasan unos segundos antes de que quite la mano de mis ojos. Gracias
a Dios está de vuelta en la ducha.
—¡A veces TE DETESTO! —grito.
—Me amas. No mientas. De todos modos tú comenzaste. No
Página | 267 comiences cosas que no puedes terminar y, siempre gano porque sé
cómo hacerte sonrojar.
Eso me enloquece. Puedo terminar después con el cabello. Me lanzo
de nuevo al sanitario, tiro de la cadena y corro hacia la puerta. Jeremy
solo grita de nuevo y cierro la puerta detrás de mí. Kent me mira desde la
mesa del comedor.
—¿Qué demonios estaban haciendo ahí?
—Nada, absolutamente nada —me río, danzando hacia mi
habitación.
Unos minutos más tarde se abre la puerta del baño. Rápidamente
cierro la puerta de mi dormitorio. Oigo un ligero golpe.
—Isabelle... cariño... necesitamos tener una charla.
—¡No! —me río.
—Abre la puerta o me las arreglaré para entrar —declara.
Voy y me pongo contra la puerta.
—¡Vete!
Él trata de abrirla y yo empujo en respuesta. Jeremy suspira.
—Isabelle, no quiero que te hagas daño.
Trato de mantener la puerta cerrada.
—Entonces deja de empujar —gruño.
—Te lo advertí. —Jeremy empuja y yo derrapo por todo el suelo.
Está de pie envuelto en una toalla.
—Como comprenderás, has sido una niña traviesa.
—¡Hey! —le grito—, dijiste que no más toallas.
Jeremy se cruza de brazos.
—Eso fue antes de tu pequeño truco. Ahora es tiempo de que recibas
lo que te has ganado. —Camina hacia mí y se dobla. De repente, me
carga encima de un hombro.
—¡Suéltame! —grito.
—No —contesta Jeremy. Se vuelve y nos lleva hacia el baño.
Le pego en la espalda.
—¡Bájame Jeremy! —No hay respuesta, solo más risas. Le hablo con
brusquedad—. ¿Qué estás haciendo?
—Te estoy proporcionando una nueva experiencia —responde. Trato
de zafarme de su control y no lo logro. Aparte, realmente no quiero
Página | 268 caerme. Jeremy cierra la puerta del baño.
—¿Qué demonios estás haciendo? —pregunto acalorada.
La única respuesta que obtengo es la risa. Jeremy nos mete en la
ducha.
—La venganza es una perra. —Me deja en el suelo. Al instante trato
de salir de la ducha, pero él me alcanza y me abraza por la cintura con un
brazo—. No, no vas a ninguna parte.
—¿¡Qué estás haciendo!? —le grito—. ¡Déjame salir!
—Nop. Ahora podrás decir que tomaste una ducha con un hombre.
Retorciéndome, le digo—: ¡No voy a tomar una ducha contigo!
—Sí que lo harás —asegura Jeremy—. Mi hombría te tiene toda
caliente y mojada, ahora necesitas una buena... ducha… FRÍA. —Después
de decirlo nos mete al agua y ¡está helada!
La sorpresa me quita el aliento. Jeremy me empuja bajo el agua más
profundamente. Entonces grito.
—¡JEREMY!
Envuelve más sus brazos alrededor de mí.
—Sí Isabelle —me susurra.
—¡Cierra el agua! ¡Cierra el agua! ¡Está congelada! ¡Cierra el agua! —
Jeremy se inclina y gira la otra perilla. El agua empieza a calentarse.
—Ahora —murmura en mi oído—. ¿Quién ganó?
—¡Eres un idiota! —suspiro. Jeremy me agarra y me da la vuelta—. Mi
ropa está toda mojada. ¡Muchas gracias!
—¿Quién es el rey de las venganzas? —pregunta con su sonrisa
impresionante.
Sacándole la lengua, me burlo.
—Tú lo eres, pero espera un tiempo. Voy a pensar en algo.
Inclinándose me contesta.
—No puedo esperar.
Nos quedamos ahí un rato mirándonos el uno al otro. Cualquiera
pensaría que estando de pie en la ducha con la ropa puesta nos haría
reaccionar, pero por alguna razón que no es clara nos quedarnos donde
estamos. Jeremy parece a punto de decir algo cuando oímos un gran
estruendo en la puerta del baño.
—Sí —dice en voz alta.
—¿Pueden ustedes dos, por favor, dejar de hacer LO QUE SEA que
Página | 269 estén haciendo y arreglarse? Cassandra está aquí y tenemos hambre —
grita Kent a través de la puerta.
—Sí —dice Jeremy. Me mira—. ¿Estás enojada?
Mi boca se abre y se cierra. La tensión en el aire es espesa.
Es como si no pudiera encontrar mi voz.
—No —susurro finalmente.
—Bien —murmura. Se estira más allá de mí y cierra el agua. Girándose
agarra mi toalla de la pared. La tomo y nuestras manos se tocan. Eso hace
que sienta escalofríos.
Me seco la cara.
—Gracias —le digo.
—Ven —dice Jeremy dando un paso fuera de la ducha—, vamos a
sacarte.
Tomo su mano y salgo. De repente me resbalo. Extiendo las manos
para aferrarme a él. Caemos golpeando el suelo con fuerza. Aterrizo sobre
Jeremy. Nos quedamos así por un segundo sin movernos, sin decir nada.
De repente nos ponemos histéricos.
—¡Ay! —exclama Jeremy.
De repente la puerta del baño se abre. Kent y Cassandra están de pie
allí, mirándonos. Jeremy y yo los miramos. Cassandra comienza a reír,
mientras que Kent levanta las cejas.
—¿Están bien? —pregunta.
—No lo sé. —Me rio con nerviosismo. Miro a Jeremy—. ¿Te has hecho
daño?
—No, estoy bien. ¿Estás bien?
Asintiendo, le respondo.
—Sí, te interpusiste en mi caída.
—Está bien, ustedes son muy raros —enfatiza Kent—. Primero estaban
en el baño juntos y entonces escuché a Jeremy gritar como una niña, dos
veces. Tú señorita, saliste prácticamente saltando a tu cuarto. Entonces
este estúpido sale y te secuestra. Se van al cuarto de baño. Escucho un
montón de gritos y luego a Isabelle volviendo a gritar, así que vengo a la
puerta a decirles que se den prisa. En ese momento Cassandra y yo oímos
el BANG más fuerte que he escuchado en mi vida. Abrimos y los
encontramos tirados juntos en el suelo. Jeremy lleva solo una toalla pero
Isabelle está completamente vestida y, sin embargo, empapada. ¿Hay
una remota posibilidad de que puedan explicar esto?

Página | 270 —Extraño ritual de apareamiento —resopla Jeremy.


Pongo mi cabeza en su pecho y me rio hasta las lágrimas.
—Tengo que ponerme ropa seca —digo finalmente sin aliento—. Y tú
tienes que ponerte algo de ropa. Punto.
—Aww —se queja Jeremy— ¿No te gusta estar encima de mí cuando
estoy casi desnudo?
—Jeremy —lo reprendo—, no delante de la gente, Diooos. —Con eso
me pongo de pie y salgo. Al entrar en el pasillo me cruzo con Cassandra y,
diablos, puedo sentir su mirada.
Jeremy y yo nos alistamos con bastante rapidez. Me dejo el cabello
rizado. No me importa. Cuando salimos Jeremy me toma de la mano y
bajamos las escaleras.
El restaurante no está muy concurrido. Todos estamos hablando y
riendo, principalmente molestando a Jeremy mientras nos sentamos en un
apartado. Después de que la camarera toma nota de las bebidas, me
inclino sobre la mesa y recargo la cabeza en una mano. Mi mirada se
desplaza a través del restaurante.
Para mi horror, encuentro a Sonya ahí sentada. Me está mirando. Mi
mano busca inmediatamente la de Jeremy por debajo de la mesa. La
agarro con fuerza. Se vuelve y me mira.
—¿Qué pasa?
—La hija de Satanás está sentada al otro lado del restaurante —siseo.
Todos en la mesa se vuelven y miran a Sonya. Ella cruza los brazos.
—Esa chica es una pequeña cosa cojonuda ¿verdad?—dice Jeremy.
—¿Quién es esa? —pregunta Cassandra.
—La que ha hecho de mi vida un infierno por cinco años. —Suspiro—.
Es mi atormentadora.
Cassandra levanta una ceja.
—¿Esa chica se mete contigo?
—Sí —le digo gruñendo.
—Wow —comienza Cassandra—, bueno, tenemos que enojarla tanto
como sea posible.
—¿Y cómo vamos a hacer eso? —le pregunto.
Ella se endereza y se inclina sobre la mesa. Me encuentro con ella en
mitad de la mesa y la oigo.
—Vamos a volverla loca —susurra.
Me enderezo de nuevo un poco desconcertada. Le echo un vistazo a
Página | 271 Jeremy. Él pone su brazo alrededor de mí y me tira contra él.
—Vamos a darle celos —susurra en mis labios.
Después de eso me besa. Esta es la primera vez que me está besando
en público y estamos en frente de sus amigos. Al principio vacilo, pero
luego me entrego. Se siente tan bien. Finalmente, Jeremy se endereza.
—Ya está. Eso es algo que ella no tiene.
Mi mente está un poco confusa como para poder pensar con
claridad. Me muevo un poco en mi asiento y miro a la mesa.
—Bueno —murmura Kent—, eso pareció irritarla.
—Ahora —se ríe Cassandra—, vamos a mirarla todos y nos reírnos. Va
a pensar que estamos hablando de ella.
—Eso es un poco retorcido —le digo.
Cassandra me guiña.
—Esa es la parte divertida. Ven aquí. —Nos apoyamos todos en la
mesa y Cassandra susurra—: Bien, ahora todos nos volvemos y la miraremos
fijamente, nos miraremos el uno al otro y nos reiremos. Eso la volverá
completamente loca.
En el momento justo hacemos lo que dijo. Cuando nos miramos de
nuevo todos nos reímos histéricamente, probablemente a causa de lo que
estamos haciendo. Yo me río aún más fuerte por el nerviosismo.
—¡Me va a matar! —siseo.
—Hey, ahora sabes algunos movimientos defensivos —me dice Kent—.
Puedes patearle el trasero.
—La violencia no resuelve nada —lo regaña Cassandra.
—Amén a eso —agrego.
Jeremy se agacha y toma mi mano. La lleva hacia arriba para
besarla.
—No dejes que te afecte.
—Por su expresión, en este momento está furiosa y loca —susurra Kent.
—No me importa—le respondo a Jeremy.
—Esa es mi chica —enfatiza Jeremy. Pone su brazo a mí alrededor y
me jala más cerca. Recargo la cabeza en su hombro y así nos quedamos.
Cassandra y Kent parece que no tienen nada que opinar. Sin embargo,
Cassandra es bastante atrevida. No habla de Sonya, pero de vez en
cuando la mira y se ríe.
—Eres malvada —me río mientras comemos.
Cassandra sonríe.
Página | 272 —Odio a las chicas como ella. No sirven para nada. Solo le estamos
dando una cucharada de su propia medicina.
—¿Ya terminaste? —me pregunta Jeremy.
—¿Con qué?
Sonríe.
—Con tu comida.
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunto con curiosidad.
Frunce el ceño.
—Me comí todo y todavía tengo hambre.
Suelto un resoplido y empujo mi plato entre nosotros.
—Aquí está, podemos compartir.
—¡Increíble! —exclama Jeremy apuñalando parte de mi burrito.
A partir de ahí nos peleamos por la comida. Un montón de arrebatos y
empujones hasta hacer un desastre con las cosas. Para el momento de
irnos todos estamos riendo bastante. Mientras caminamos hacia la puerta,
Sonya viene detrás de nosotros.
—Linda bufanda —me dice.
—¿Qué estás haciendo? —dice Jeremy bruscamente.
—Voy por mi auto —Sonya se desliza, dándole una sonrisa seductora.
Jeremy la mira como si estuviera loca.
—De todos modos —sigue Sonya—, solo quería felicitar a Isabelle por
su bufanda.
Mi mano va al instante a mi cuello y se me revuelve el estómago. Todo
lo puedo hacer es susurrar.
—Jeremy.
—Sí. Bueno, ya nos íbamos —gruñe Jeremy, pone un brazo alrededor
de mi espalda y me lleva afuera.
Empiezo a ahogarme. Mi pecho se aprieta y las lágrimas llenan mis
ojos.
—¿Lo vio? —jadeo—. ¿¡Lo vio!?
—No —dice Cassandra, acercándose a mi lado—. No se puede ver
nada. Lo prometo.
Llegamos al auto y me subo en la parte trasera. Recargo la cabeza y
me pongo a llorar. Jeremy se sube por el otro lado del auto y se sienta a mi
Página | 273 lado. Me envuelve en sus brazos. Pongo la cabeza en su hombro mientras
las lágrimas salen.
—Ella es una... —Jeremy gruñe.
—Isabelle —dice Kent—. Te prometemos que no vio nada. No es
visible. El pañuelo lo cubre por completo. No te hubiéramos dejado salir si
no fuera así.
Miro hacia arriba y sorbo por la nariz.
—Yo... simplemente no quiero que nadie lo vea, especialmente ella. Es
decir, si lo vio se pondrá todo muy mal. Toda la escuela lo sabrá y quién
sabe lo que ella dirá al respecto. —Me vuelvo hacia Jeremy—. Temo que la
gente vaya a pensar que fuiste tú porque no saben nada de mi vida en
casa.
Jeremy hace una mueca.
—Diablos, nunca se me ocurrió eso, pero no me importa lo que la
gente piense. Mientras la policía sepa la verdad todos estamos bien. Los
demás pueden besarme el trasero. Las personas que importan saben que
nunca, nunca, nunca te haría daño.
—Lo sé —le susurro. Nos miramos a los ojos y acaricia con los dedos
cada lado de mi rostro.
—Bueno, esa niña no me gusta para nada —declara Cassandra
desde el asiento delantero—. La estábamos pasando bien y ella lo arruinó.
—No, creo que ya lo saqué fuera de mi sistema. Estoy con ustedes
ahora y sé que no pasará nada. Simplemente me asustó. Si ella lo ve... sería
el final de un montón de cosas.
—Bueno ¿Qué quieres hacer ahora? —me pregunta Jeremy.
Pienso un momento.
—Ir al supermercado —contesto—. Hay una té que quiero conseguir.
Me ayuda a dormir en las noches. Si te parece bien.
—Definitivamente —afirma Jeremy—. ¿Chicos quieren que les deje mi
auto?
—No —dice Kent—. Tengo que conseguir algunas cosas también, así
que iremos con ustedes.
Recostándome en mi asiento sonrío. Tengo que aprender a no dejar
que Sonya llegue a mí. Estas son las personas que se preocupan por mí.
Tengo que concentrarme en eso.
Vamos al supermercado y es absolutamente ridículo. Cassandra y yo
Página | 274 nos dedicamos a regresar comida a su lugar. Los chicos quieren comprar
cada artículo de comida chatarra que vemos. Cuando llegamos a casa,
Cassandra y Kent nos dejan enseguida.
Antes de irse, Cassandra se vuelve hacia mí.
—Vendré mañana a pasar un rato contigo mientras Jeremy está en el
trabajo. Planeo que tengamos un día de diversión.
—¿Qué haremos? —pregunto.
—Es una sorpresa —responde Cassandra—. Solo está lista a las diez.
—Está bien —jadeo, entre risas.
Se despiden y se van. Jeremy y yo vamos a la cocina y empezamos a
acomodar las cosas de inmediato.
—Si te parece bien, voy a ir a correr esta noche. No lo he hecho en
días y estoy empezando a sentirme vago —dice Jeremy, poniendo todas
las bolsas de plástico juntas.
—Está bien —respondo—. Debería estar bien. Simplemente le pondré
seguro a todas las puertas.
—¿Estás segura?
Asiento.
—Sí, positivo.
—Muy bien —responde—. Voy a ir a prepararme entonces. No quiero
salir cuando haga demasiado frío.
—Oky doky —replico.
Jeremy va a cambiarse. Entro en mi habitación y tomo el libro que he
estado leyendo. Dejándome caer en la cama lo abro. Unos minutos más
tarde Jeremy llega a mi puerta.
—Me voy. Pondré el seguro cuando salga.
—Gracias —le digo dejando mi libro por un segundo.
—¿Quieres venir conmigo? —pregunta.
Le contesto con voz burlona.
—Uf ¡NO!
—Uno de estos días vas a tener que correr conmigo —se ríe Jeremy.
Sacudo la cabeza.
—No en esta vida —declaro.
—Ya lo veremos. Voy a bloquear la puerta, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Viene caminando y me besa en la cabeza.
Página | 275
—Volveré pronto.
—Que te diviertas —le susurro.
Me revuelve el cabello y luego se gira para salir. Escucho la puerta
abrirse. El sonido de la cerradura me hace sentir mejor. Abriendo el libro de
nuevo me pongo a leer. Un rato más tarde empiezo a sentirme atontada
así que cierro los ojos.
Cuando mi luz se apaga abro los ojos. Jeremy está de pie en la
puerta.
—Hey, vuelve a dormir —murmura.
Me incorporo.
—Tengo que lavarme los dientes.
—Está bien, voy a dejarte el baño primero.
Sonriendo me levanto y me preparo para ir a la cama. Cuando salgo
del baño Jeremy sigue de pie en la sala de estar. Tiene solo los pantalones
de correr, sin camisa. Me quedo allí un segundo, mirándolo fijamente. Se
ve muy bien. No puedo mentir. Pareciendo sentirme, se vuelve.
—Quería darte las buenas noches —declaro tímidamente.
—Está bien, cariño. Cassandra estará aquí mañana. Me aseguraré
doblemente de poner seguro a la puerta al salir en la mañana —responde
Jeremy.
—Gracias y buenas noches —le digo.
—Que duermas bien.
Sonriendo me doy vuelta y me voy a la cama.
Capítulo 16
Me despierto a la mañana siguiente y me enderezo rápidamente en
Página | 276
la cama. ¡No tuve pesadillas! ¡No tuve pesadillas! Aplaudo con emoción y
de repente me detengo. ¿En serio estoy aplaudiendo? Salgo feliz de la
cama. El reloj dice que son las ocho y media. Bien, tengo tiempo para
estar lista y desayunar.
Entro en la cocina y encuentro el café ya listo. Hay una nota puesta
contra la jarra. Dice: Izzy, algo bueno, algo malo. Lo bueno es que no
parecías tener pesadillas anoche, lo malo es que te extrañé. Diviértete con
Cassandra hoy. Probablemente te envíe un mensaje de texto en el
almuerzo. No te metas en problemas. Jeremy.
Aww, eso hace que mi corazón se expanda. ¿Me extrañó? ¿En serio?
Wow, muy bien. Dejo la nota en el mostrador y la miro. ¿Por qué una parte
de mí quiere conservarla? ¿Ponerla en un lugar seguro y guardarla?
Sacudo la cabeza. Eso es tonto. Tomo la nota y la arrugo. Me volteo y la
lanzo a la basura. Parte de mí se siente desgarrada. Respirando hondo sigo
con mi mañana.
Un rato después, oigo un golpe en la puerta. Camino hacia ella.
—¿Sí?
—Isabelle, es Cassandra. ¿Estás lista?
Abriendo la puerta respondo—: Sí.
Cassandra está de pie allí, con una enorme sonrisa en la cara.
—¿Jeremy te dejó una llave?
—No tengo idea. Entra. Revisaré. —Abro más la puerta y Cassandra
entra—. Dejó una nota pero no menciona una llave.
—Bueno, no le dije precisamente que saldríamos —responde
Cassandra—. Podemos detenernos en su trabajo y recogerlas de regreso.
Asiento.
—¿A dónde vamos?
—Es una sorpresa. —Se ríe—. Necesitas más experiencia en cosas de
chicas. Así queee vamos a estar ocupadas por las próximas horas.
Buscamos pero no parece haber llaves por ningún lado.
—Jeremy dijo que probablemente me envíe un mensaje de texto hoy,
así que le preguntaré por la llave.
—Suena bien, necesitamos irnos para no llegar tarde.
Agarro mi chaqueta.
—Vamos —respondo.
Conducimos a través de la ciudad.
—¿A dónde vamos? —pregunto finalmente.
Página | 277
—Ya verás —responde Cassandra con una sonrisa. Cuando entramos
a un edificio, solo me quedo mirándola.
—¿En serio?
—Sí, sal del auto —ordena. Mientras entramos al edificio, estoy
abrumada.
—Esto es demasiado de chicas para mí.
—No tiene sentido. En la vida, a veces una chica debe experimentar
la manicura y la pedicura.
Mirando a Cassandra gimo.
—Acabo de aprender a luchar ayer. ¡El próximo paso no puede ser ir
a hacerme las uñas!
—Sí, lo es. Y cállate que llegamos unos minutos tarde a nuestra cita.
A disgusto camino hacia la recepcionista con ella.
—Sí. Dos citas bajo el nombre de Cassandra Voight.
La recepcionista asiente y gesticula para que la sigamos.
—Te odio —siseo por lo bajo sin aliento. Cassandra solo sonríe y me
ignora. Dos chicas nos encuentran en las sillas de pedicura.
—Mi nombre es Kelli —dice una de ellas— y esta es Jasmine. Nos
ocuparemos de ustedes.
—Mi nombre es Cassandra y ella es Isabelle —responde Cassandra.
Jasmine sonríe.
—Bueno Isabelle, si quieres tomar asiento podemos comenzar.
Miro a Cassandra apuñalándola con los ojos. Esto parece hacerla
sonreír incluso más. Me quito los zapatos y me subo en la silla. Jasmine llena
la tina de pedicura y pone mis pies dentro.
—¿Qué tipo de esmalte te gustaría? —pregunta.
—¿Esmalte? —digo—. ¿Quién dijo algo de esmalte?
—Vas a salir de aquí con las uñas pintadas —aclaró juguetonamente
Cassandra—. Diles un color que te guste. Ellas te dejarán elegir entre un
montón.
Inclino la cabeza pensativa.
—No lo sé. Elige tú y ¡QUE NO SEA ROSA!
Cassandra se ríe.
—¿Cuál es tu color favorito?
—Azul —respondo.
Página | 278
Jasmine interviene.
—Oh, tenemos algunos azules realmente divertidos. Iré por ellos
mientras remojas tus pies.
Ella y Kelli se van y tomo una respiración profunda. Está bien, la tina de
pies de hecho se siente bien.
—Así que, déjame hacerte una pregunta —empieza Cassandra. La
miro—. Me muero por preguntar. ¿Qué está pasando entre Jeremy y tú?
—¿Qué quieres decir? —pregunto.
—En serio Isabelle, ustedes chicos hacen la pareja más ridículamente
hermosa. Amo a Kent, pero él nunca me ha mirado de la manera en que
Jeremy te mira.
Mi boca cae abierta.
—Jeremy NO me mira de ninguna forma. Somos AMIGOS.
—Sí claro. Escucha como suena: amigos que están en el baño juntos,
amigos que terminan en el suelo juntos, amigos que se besan como si nada
y, confía en mí, ese no es Jeremy besando a una chica, ese fue un beso
que tenía algún sentimiento detrás —declara Cassandra.
Me pongo a balbucear.
—¿Qué? No. Eso es ridículo. Somos amigos, así que sí hay emoción
detrás, nos preocupamos el uno por el otro, pero no así. No con Jeremy —
tartamudeo.
Cassandra solo levanta una ceja.
—¿No ha pasado nada más? ¿No ha hecho NADA más afectuoso?
Muerdo mi labio.
—Está bien, me abraza mientras dormimos cuando tengo pesadillas.
Cassandra estalla en carcajadas.
—¡Vamos! —exclama—. Eso es lo que los amigos hacen. He vivido
engañada todos estos años. Habría amado ser AMIGA de un chico súper
caliente cuando tenía tu edad y tenerlo abrazándome toda la noche.
—Cállate —me río—. En serio, te lo prometo, no es nada. Él es muy
protector conmigo, por alguna razón.
—Está bien —suspira Cassandra, obviamente no creyéndome—. Así
que, si no estás interesada en Jeremy, tiene que haber alguien más.
Avergonzada miro al suelo.
—Eric, su nombre es Eric.
Página | 279 —¿Un chico de la escuela? —pregunta ella.
—Sí, nunca me hizo caso pero desde que Jeremy entró en mi vida, él
ha mostrado interés.
—Los chicos son así. Si este chico no te pone atención ¿por qué estás
tan enamorada de él?
Me encojo de hombros.
—No lo sé. Él ha tenido su casillero junto al mío toda la preparatoria.
Todos siempre dicen lo lindo que es y eso parece ser verdad. Él no ha sido
nada, salvo genuinamente amable conmigo. Jeremy dice que me
conseguirá una cita con él.
—Bueno, Jeremy sería el único que podría conseguirte una cita con
alguien más —asegura Cassandra.
—¿Él sale mucho? ¿huh? Es decir, eso es lo que dice, pero no ha
tenido una cita últimamente.
Cassandra me mira pensativamente.
—Honestamente, has sido el centro de su atención. No me
malentiendas, esto no es una cosa mala, pero no creo que él haya
NECESITADO una cita. Tú llenas ese vacío.
—Sí, pero algún día él querrá algo… bueno, algo más, y no podré
llenar esa necesidad —susurro incómodamente.
Una maliciosa sonrisa pasa sobre la cara de Cassandra.
—Podrías si quisieras.
Pongo cara de sorpresa y me río.
—¡Cassandra! ¡Oh Dios!
—Olvida que lo dije. —Ríe—. Pero la mirada en tu cara no tuvo precio.
—Nunca he hecho nada más que besar a alguien y fue a Jeremy. No
creo que él quisiera que yo llenara esa NECESIDAD. Querido Señor, ten
piedad de mí. Me has avergonzado casi tanto como Jeremy.
Ella solo se río en respuesta.
—Olvidé que tenemos algunos años más que tú. Si estás lo suficiente
con chicos alrededor, aprenderás a no ser tan fácilmente avergonzada.
Ellos son una vergüenza para sí mismos pero les importa poco.
—Me gusta tenerlos alrededor. Nunca tuve amigos, me hacen sentir
muy bien. No creía que ese tipo de amistad pudiera existir —murmuro.
—Oh, te adoramos. Eres como una explosión que expande nuestro
alrededor. No entiendo qué problema ven los demás —asegura
Página | 280 Cassandra—. Cuando seas mayor toda esa superficialidad de la
preparatoria comenzará a desaparecer.
Respiro hondo.
—Eso sería agradable.
De repente las chicas vuelven.
—Mira, estos son los azules más originales e inusuales que tenemos —
dice Jasmine—. ¿Te gusta alguno?
Me enderezo y los observo con cuidado.
—¡Oh! El azul eléctrico, ese color está increíble.
—¿Ves? —interviene Cassandra—. Te dije que te gustaría.
Acomodándome otra vez pienso que, de hecho, puede tener razón.
Miro con algo de fascinación mientras Jasmine hace mis uñas. Nunca me
imaginé lo bonitos que pueden lucir los pies. Cuando termina levanto los
pies.
—Muy bonitos —declara Cassandra.
—Me encantaron —declaro muy feliz—. ¿Y ahora qué?
—Ahora haremos tus manos —responde Jasmine—. ¿Quieres solo una
manicura o quieres uñas postizas?
Me vuelvo para mirar a Cassandra.
—No lo sé. ¿Qué te harás tú?
Ella levanta una mano.
—Tengo postizas. Duran algún tiempo pero tienes que arreglártelas
regularmente.
—No lo sé —digo dudando—. No quiero que interfiera con mi trabajo
de arte.
—Entonces no lo hagas por ahora —replica Cassandra—. Una
manicura también hará que tus dedos luzcan increíbles.
Sonrío.
—Está bien.
Así que terminamos las pedicuras y comenzamos las manicuras. Justo
antes de que me pongan el esmalte mi teléfono suena. Jasmine sonríe.
—¿Quieres contestar?
—Sí, un minuto por favor —digo agarrando mi teléfono.
Es Jeremy. El mensaje de texto dice:
Hora de almuerzo ¿qué estás haciendo?
Respondo:
Página | 281
Ocupada. Haciendo cosas de chicas. ¿Puedo ir por una llave? Nos
fuimos y tuvimos que cerrar la puerta.
Unos pocos segundos después, el texto dice:
¿Cosa de chicas? Está bien. Sí, ven y te daré la llave. Necesitamos
hacerte una copia. Ven por la llave y un beso.
—Oh, diablos —digo en voz alta.
—¿Qué? —pregunta.
—Nada, Jeremy a veces es ridículo.
Le contesto diciendo:
Lo que quieras, eres muy raro. Me detendré y conseguiré una LLAVE.
Jajaja está bien. Es la única respuesta que consigo.
—¿Qué dijo? —pregunta Cassandra.
—Que nos podemos detener ahí y recoger la llave —respondo—. Dijo
que fuera y consiguiera la llave… y un beso.
—Ajá. NADA está pasando —dice riendo.
—¡Estaba bromeando! —exclamo con una sonrisa—. Voy a mantener
mi boca cerrada la próxima vez.
Cassandra solo se ríe más.
Las chicas ponen nuestras manos bajo esas pequeñas lámparas.
Supuestamente esto las seca. Cuando terminamos, las miro. Lindo.
—¿Tienes hambre? —pregunta Cassandra.
—Sí —respondo—. Puedo hacer algo en el apartamento si quieres.
—Tonterías, vamos a ir a almorzar. Iremos a molestar a Kent al trabajo
—dice con una sonrisa—. Si batimos nuestras pestañas y coqueteamos con
él, nos comprará el almuerzo.
Eso me hace reír.
—Increíble.
Cassandra paga nuestras uñas y nos vamos. Le agradezco y le digo
que no hacía falta, pero solo me calla. Entramos al auto y conduce hasta
el restaurante. Cuando entramos la anfitriona obviamente conoce a
Cassandra y le sonríe.
—Kent está atrás.
—Lo imaginé —dice Cassandra—. ¿Podemos tener una mesa para
dos, por favor?
—No hay problema —responde la anfitriona. Nos lleva y nos sienta en
Página | 282 un reservado—. Courtney estará aquí en un momento.
Cuando la anfitriona se aleja, Cassandra hace cara de asco.
—Courtney me vuelve loca. Quiere demasiado a Kent, pero él no lo
ve. Cuando traigo a colación el tema, lo evade.
—¿No estás preocupada? —pregunto—. Trabajan juntos.
Estallando en carcajadas, Cassandra responde.
—No, confío en Kent completamente. Su última novia lo engañó y le
rompió el corazón. Nunca haría algo así. Y después de todo él me tiene
¿por qué necesitaría algo más?
—Cierto —respondo—. Así que ¿qué hay bueno aquí?
—Nada. —Escuchamos a nuestro lado. Levanto la mirada y veo a
Kent. Él sonríe.
—¿Qué están haciendo chicas?
—Estamos aquí para deleitarnos nuestros ojos con algo muy lindo —
declara Cassandra con una enorme sonrisa. Kent sonríe.
—Aww, gracias.
Con una astuta mirada ella lo desinfla.
—Quién dijo que eras tú.
—¡Auch! —exclama Kent agarrándose el pecho—. Bueno, en ese
caso puedes comprar tu propio almuerzo.
—Cassandra dijo que si coqueteamos contigo y batimos nuestras
pestañas te ganaríamos —digo sonriendo. Kent se desliza en la banca a mi
lado.
—Sí, puede que sí, si TÚ coqueteas conmigo. —Él se recuesta hasta
atrás y pone su brazo alrededor de mí—. Verás, no te necesito Cassandra.
Tengo a Isabelle ahora.
—Hey, ¡whoa, whoa, whoa! —río—. Lo siento Kent, ya tengo que lidiar
con Jeremy. No necesito lidiar contigo también.
Cassandra interviene.
—Sí, eso es lo que tienes que hacer, lidiar con Kent.
—Oh, me amas. No lo niegues —replica Kent.
—Sí, es cierto. ¿Por qué? No tengo ni idea —responde Cassandra.
Tirándome hacia él, Kent dice:
—A propósito ¿Qué están haciendo, chicas locas?
Le enseño mis manos.
—Cassandra consiguió que me hiciera las uñas.
Página | 283
—Bueno, lucen muy bien. Me gusta el color —responde Kent—.
¿Entonces de qué tienen hambre?
—No lo sé —digo—. ¿Qué es bueno aquí?
Kent se ríe.
—Bueno, soy el gerente así que tengo que decir que todo, pero
nuestras hamburguesas son asesinas.
—¡Su ensalada César también es muuuuuyy buena! —dice Cassandra.
—Cariño, ¿vas alguna vez a pedir otra cosa? Cada vez que vienes
pides la misma cosa —reclama Kent. Ella solo le saca la lengua.
—No importa lo que digas Kent, comeré lo que me gusta.
Él rueda los ojos y me mira.
—Pide una hamburguesa, son geniales.
—¿Tan buenas como tus panqueques? —pregunto.
—Mejores. —Ríe.
De repente, una chica viene caminando. Es una rubia con demasiado
maquillaje.
—Hola Cassandra. —dice ligeramente aunque un poco brusco.
—Hola —responde Cassandra—. Nos gustaría ordenar algo para
almorzar.
—Seguro —contesta—. ¿Qué les gustaría beber?
Cassandra responde.
—Té helado para mí. ¿Qué hay de ti Isabelle?
Incómodamente respondo.
—Lo mismo.
—Los traeré enseguida.
Cuando se aleja, Kent mira a Cassandra.
—En verdad deseo que ustedes dos lo dejen. Se hace incómodo.
Cassandra se ve infeliz.
—Ella siente algo por ti Kent. ¿Por qué no lo notas?
—Incluso si lo tuviera no me importa. Primero, te amo y nadie va a
cambiar eso, y segundo, ella es mi empleada. Además no la encuentro
atractiva. Preferiría salir con Josh.
—Bueno, Josh es lindo —bromeo.
Página | 284 Ambos, Kent y Cassandra se echan a reír.
—No dejes que Josh te escuche decir eso —dice Kent—. Él tiene un
ego tan grande como el de Jeremy.
—Sí, pero ustedes chicos son muy atractivos. Estoy sorprendida de que
su ego no sea más grande.
Con un resoplido Cassandra responde.
—El suyo lo es, solo que lo esconde muy bien.
Eso me hace reír.
—¿Cómo le pediste a Cassandra salir la primera vez?
Kent entra en histeria.
—Está bien, Jeremy, Joshua y yo hacemos esta cosa…
—No se lo arruines. En resumen, vino a mí y dijo: “me estaba
preguntando si tenías un corazón extra porque el mío parece que ha sido
robado”.
Mi mirada se centra en Kent.
—¿En serio?
Él se ríe.
—Síp. Pero ¡oye, funcionó!
—Fue tan patético que me hizo reír. Ya sentía una cosa por él, así que
podría haber dicho cualquier cosa y yo habría dicho algo como… ESTÁ
BIEN —declara Cassandra.
—Bueno, habría dicho algo más cursi si lo hubiera sabido —responde
Kent.
Cassandra rueda los ojos.
—¡Oh Dios!
Mientras se levanta para sentarse con Cassandra, Kent dice—: ¿Tienes
frío? porque puedes usarme de manta.
—¡Por Dios Kent! —exclama Cassandra empujándolo.
Los tres estallamos en risas. Nos calmamos cuando Courtney vuelve.
Ella pone nuestras bebidas en la mesa.
—¿Qué puedo traerles de comer?
—Voy a querer una ensalada César —responde complacida
Cassandra. Courtney asiente y luego me mira.
—Yo quiero una hamburguesa de queso —digo, entregándole el
menú.
Página | 285 —No, no, no —dice Kent—. No puedes pedir solo la hamburguesa de
queso; necesitas algo especial.
—Entonces ordena por mí.
Kent sonríe.
—¿Te gusta la cebolla? —Asiento. Se voltea hacia Courtney—. Apunta
una hamburguesa Patty Melt para la señorita.
—Muy bien —dice Courtney—. Pondré la orden.
Se voltea y se va.
—Bueno —suspira Kent—. Necesito ir a trabajar. Señorita que tengan
un buen almuerzo. Volveré tan rápido como pueda.
—Te amo —afirma Casandra con una gran sonrisa.
Él le guiña un ojo.
—Yo también te amo nena. —Y volviéndose hacia mí, dice—: Te veo
luego, Izzy.
—Adiós —respondo despidiéndolo con la mano.
Cuando él ya se ha ido. Cassandra sonríe.
—Él es genial.
—Realmente lo es. —Estoy de acuerdo—. Los tres parecen ser buenas
personas.
—Lo son —me responde—. Ahora, dime más de tu vida en la escuela.
Con un suspiro le comienzo a contar.
Comemos el almuerzo y está MUY bueno. Cassandra me pide que
pruebe su ensalada así que como un poco y definitivamente veo por qué
ordenó esto. Antes de irnos, Kent regresa para decir adiós. Dice que no
tenemos que pagar por nada y Cassandra declara que ya lo sabía.
No recuerdo dónde está Rick´s, pero Cassandra sí. Nos detenemos y
una de las puertas del garaje está abierta. No veo a Jeremy, sin embargo.
—Tú ve —susurro.
—¿Por qué iría? —contesta—. Es tu compañero.
Le suplico.
—¿Por favor?
—No —Cassandra se ríe—. Ve tú. Recuerda que quiere darte un beso.
Ahora la fulmino con la mirada.
—Traidora. —Sonríe con satisfacción. Yo gimoteo—. Bien. Allá voy.
Salgo del auto y me detengo un minuto. Finalmente respiro profundo y
camino al edificio.
Página | 286 Hay unos chicos trabajando en un auto justamente frente a mí. Uno
de ellos levanta la mirada.
—¿Podemos ayudarte?
Los miro cambiando mi peso de una pierna a la otra con
incomodidad.
—Estoy buscando a Jeremy.
El mismo chico se levanta y grita—: ¡JEREMY!
—¿QUÉ? —lo escucho responder.
—Aquí hay una chica muy persuasiva que quiere verte —le grita el
chico.
Unos segundos más tarde aparece Jeremy. Instantáneamente sonríe.
—Hola cariño.
—Hola —mascullo caminando hacia él—. Vine por la llave.
—Seguro —dice Jeremy buscando en su bolsillo. Saca la llave del
anillo diciendo—: Aquí está.
Extiendo la mano.
—Gracias.
Pero no la suelta.
—No, uh, hay un precio.
—¿Qué? —pregunto desconcertada.
—Te dije que quería un beso. Me besas o me quedo con la llave.
Mis ojos se estrechan.
—No te besaré —siseo despacio.
—Entonces tendrás que esperar en las escaleras porque no podrás
entrar al apartamento sin la llave —declara pestañeando.
—¿Por qué me haces esto? —me quejo.
Jeremy da un paso hacia adelante.
—Porque me encanta que te sonrojes, además, aún no he llenado mi
cuota de besos.
—¡No tienes ninguna cuota de besos!
Sonríe satisfecho.
—Sí, la tengo y no está llena.
—¡Eres tremendo! Hay otras personas aquí —gimo.
—Sí, un montón de chicos. ¿No lo hace más incómodo? —Jeremy ríe.
—¡Esto no es divertido! —digo con el ceño fruncido.
Página | 287
—Solo bésame —contestas, dando un paso más cerca—. ¿Qué hay
de malo?
—Te odio —le gruño.
Las llaves tintinean en el aire mientras las sostiene.
—Vamos Isabelle. Solo un beso.
Suspiro y me levanto de puntillas. Nuestros labios se unen. Sus brazos
me rodean instantáneamente y me empuja contra él. Eso hace que mi
pecho se apriete. Cuando nos separamos, de pronto hay silbidos detrás de
nosotros. Fulmino con la mirada a Jeremy y piso fuerte su pie. Deja caer las
llaves mientras grita. Me doblo y las recojo.
—Gracias por las llaves y el beso.
Me mira de forma pícara.
—Oh, estoy en eso.
—Suéltalo —declaro contemplándolo.
—Tendrás mi venganza y será mala, mala, mala, mala —suspira
Jeremy juguetonamente.
Mi sonrisa desaparece y digo—: ¡Sé bueno!
—No —responde—. Creerás que había sido bueno hasta ahora.
—Jeremy —lo reprendo nerviosamente.
Con una enorme sonrisa, se burla.
—Isabelle. —Me guiña un ojo—. Ve a casa. Te veré en dos horas. Los
de la mudanza irán con tus cosas.
—¿Qué me harás? —pregunto con ligereza y sin nervios.
—¡Aún no lo sé! pero será ¡ESPECTACULAR!
Suelto un gemido.
—Genial —digo suspirando.
Jeremy da un paso hacia delante y me da un beso en la cabeza.
—Te prometo que no será hoy. Ve a casa. Necesito terminar unas
cosas.
—Está bien. Adiós —digo dando la vuelta. Tan pronto como estoy
caminando, siento un golpe en mi trasero. Me giro y Jeremy tiene una
toalla en sus manos—. ¡Dijiste que no sería hoy!
—¿Eso? Eso no es una venganza. Lo que te espera será ENORME.
Página | 288 ¡ENORME!
—Genial —mascullo.
—Ve a casa nena. Estaré pronto allá —sonríe. Lo veo darse la vuelta e
irse. Inclino la cabeza y pienso que luce realmente bien en uniforme. El
darme cuenta me hace sonrojar. Me muevo de prisa y salgo del edificio.
Por supuesto que Cassandra me pregunta qué pasó y todo lo que
respondo es—: Nada.
Viajamos hacia el apartamento escuchando música. Mi mente corre
con temor, pensando qué va a hacer para vengarse. Cuando llegamos al
apartamento aumento la calefacción porque está un poco frío.
Cassandra y yo hacemos té y nos sentamos hablar.
Hora y media más tarde, escucho la puerta abrirse. Nos volvemos y
vemos a Jeremy entrando. Está sosteniendo unas flores. Por supuesto la
primera pila es de lirios, pero las otras son rosas y púrpuras. Lo miro con
extrañeza.
Camina hacia adelante y me arroja las flores.
—Esto es para ti querida.
—¿Esto es por? —pregunto oliéndolas.
—Oh, me gusta comprar flores así que probablemente tendrás
muchas —bromea Jeremy. Se detiene y me besa la cabeza—. Tienes que
decirme cuál es tu flor favorita.
—Tulipanes —respondo sin dudar.
—Bonitos —declara—. ¿Puedes poner las flores en un jarrón? Hay
algunos arriba del estante. Iré a tomar una ducha.
—Sí. —Lo veo caminar por el pasillo y dejo salir un suspiro. Observo que
Cassandra estrecha los ojos. Le siseo—. ¿Qué?
—Nada, absolutamente nada —responde. Cassandra se queda por
un tiempo. Cuando la mudanza llega me ayuda a decidir dónde va todo.
Jeremy se apoya contra la pared y se ríe de nosotras. Le saco la lengua. Él
me dedica esa maravillosa sonrisa que me hace sonrojar por alguna razón.
Paso la tarde organizando mi habitación. Finalmente Jeremy se
tumba en mi cama el resto del tiempo y habla conmigo. Se entretiene
haciendo comentarios sobre la ropa interior que estoy guardando. Lo
fulmino con la mirada y él sonríe.
Más tarde estamos en el sofá viendo una horrible película acerca de
un cazador de demonios. Jeremy pidió que la viéramos en la oscuridad.
Me estoy controlando para no matarlo. Desde media película me paso la
mayor parte del tiempo escondiendo el rostro en la camisa de Jeremy.

Página | 289 —¡Tienes que verla! —me reclama.


—Lo estoy haciendo —mascullo en su pecho.
—La película no está en mi camiseta —se ríe—. MIRA la película.
Temerosa lo hago. Jeremy sostiene mi mano y la aprieto tan fuerte
como puedo. Cuando la película termina, solo me quedo ahí sentada. Él
me mira y sonríe.
—Entonces dime ¿qué te pareció?
—Duermo en tu cama hoy —declaro mirándolo fijamente.
—Pero ¿por qué? —Se acerca.
Ruedo los ojos.
—¡Porque no seré capaz de dormir sola! ¡Muchas gracias!
—Cobarde.
Lo golpeo en el brazo con las dos manos.
—Bien. ¡Dormiré sola!
Jeremy se ríe más fuerte.
—Te daré media hora antes de ir a mi habitación.
—Bien, ¡tú eres el que me hizo ver esa ridícula película!
—No es real —responde dramáticamente.
Frunciendo el ceño, chasqueo.
—Sí bueno, creo en apariciones y todo eso. Así que sí me asusta.
—Bien, es media noche. Preparémonos para ir a la cama. Puedes
dormir en mi habitación SUPONGO. —Se queja sarcásticamente.
Lo empujo.
—Lo que digas. Iré a ponerme mi pijama.
Entro en mi habitación. Me aseguro de encender la luz. Es realmente
brillante. No hay sombras en la habitación. Me pongo un pijama cálido.
Hace frío esta noche. Además, es muy cómoda.
Caminando fuera de la habitación encuentro a Jeremy cepillándose
los dientes. Está en pantalón de pijama sin camiseta. Cerrando la pasta de
dientes Jeremy me mira.
—Lindo pijama.
—No tienes camiseta —contesto y me quedo mirándolo.
Él se mira.
—Que astuta. Estoy planeando ponerme una. A menos —sonríe—,
que me prefieras sin ella.
Página | 290 —¡Eres un tonto! —digo con un poco de brusquedad. Camino y lo
empujo apartándolo del lavamanos.
—Déjame cepillarme los dientes.
De pronto, estoy en los brazos de Jeremy.
—Oh, oh, uh, oh, estás tocando mi piel desnuda otra vez, uh oh. ¿No
te hace eso sentir caliente y molesta Isabelle?
Me río histéricamente.
—Bájame tonto.
Muy suavemente me baja al piso.
—Eres muy tímida conmigo aún. Soy yo. Me has visto más piel que
muchas chicas. Vivimos juntos. Te prometí que nunca me verías desnudo.
Bueno, a menos que quieras.
—¡Oh Dios mío! —grito—. ¡Supérate!
—¿Qué si te quiero sobre mí? —bromea.
Con toda mi fuerza lo empujo fuera del baño.
—¡Sal!
Él ríe y camina hacia su habitación. Ruedo los ojos dramáticamente,
aunque no pueda verme. Luego me cepillo los dientes y apago la luz del
baño.
Ahora queda un suave resplandor que viene de la lámpara de
Jeremy. Prácticamente corro por el pasillo y salto sobre su cama. Él abre los
brazos.
—¿La película te asustó tanto?
Jalo el cobertor de mi lado hasta arriba.
—Sí. Te dije que creo en fantasmas.
—Bueno, de ningún modo te atraparán —me asegura apagando la
luz. Me muevo para estar tan cerca de él como es posible. Pero con la
cara vuelta hacia el otro lado.
—Usualmente duermes dándome la cara, ¿por qué el cambio?
—Así puedo ver cuando vengan por mí —digo con nerviosismo.
Jeremy se voltea y me pone contra él.
—Te mantendré segura de esas cosas que aparecen en la noche.
—Más te vale —suspiro. Nos quedamos quietos por un tiempo,
entonces pregunto—: ¿Estás despierto?
Hay una risa detrás de mí.
—Si no lo estuviera, acabarías de despertarme.
Página | 291 —Cierto —respondo—. ¿Crees en fantasma?
—No sé si hay fantasmas, pero creo que hay cosas que no podemos
ver.
Me doy la vuelta y lo miro.
—¿Alguna vez has visto uno?
—No, pero viví en una casa donde ese tipo de cosas pasaban. Por
suerte, no viví ahí mucho tiempo. Era pequeño y estaba asustado de que
algo en esa casa viniera por mí —declara Jeremy.
—¿Qué clase de cosas pasaban? —pregunto
—Déjame ver —comienza—. Podías escuchar personas hablando
cuando no había nadie en casa. Una noche estaba en el baño y escuché
a un niño susurrándome cosas al oído. Confía en mí, no había nadie
alrededor. Otra noche, unos chicos y yo estábamos usando la tabla Ouija.
Éramos otros dos chicos y yo. Uno de ellos se salió diciendo que eso era
una falsedad y blah, blah, blah, blah. Bueno, fue al baño, el otro chico y yo
decidimos hacerlo durante su ausencia. Mi espalda estaba casi contra la
puerta del closet y este otro chico estaba contra la pared. Estábamos
diciendo cosas sin sentido, cuando de pronto él preguntó. ¨Muéstranos una
señal de que estás aquí¨ y la vela que estaba entre nosotros se disparó
hacia arriba por el aire.
Me estremecí haciendo una mueca.
—¡Eso es terrorífico!
—Oh no. Miedo fue cuando vi la cara del otro chico. Él estaba
mirando detrás de mí y estaba blanco, más allá del color blanco. Cuando
me volví para ver lo que lo había asustado la puerta del closet se cerró de
golpe. Nos levantamos y corrimos lo más rápido que pudimos. Cuando
pregunté qué pasó. Él dijo ¨la vela se levantó y luego la puerta del closet
empezó a abrirse despacio”.
—No estás diciéndolo en serio ¿verdad? —pregunto.
Jeremy me mira.
—Oh no, lo estoy diciendo mortalmente en serio.
—¿Lo prometes?
Él asiente.
—Te lo prometo. Más tarde entramos en la habitación.
Necesitábamos ver lo que había en el closet. Así que caminamos hacia el
closet y tomé la manija de la puerta —Jeremy hace un pausa por un
segundo y mi corazón golpetea—. Abrimos la puerta lentamente y de
pronto…
Página | 292
Jeremy grita y me agarra.
Grito deseándole un asesinato sangriento. Me detiene y me pone
sobre él.
—¡Te odio! —le grito golpeándolo.
Se ríe tan fuerte que se le salen las lágrimas.
—Oh Dios mío, eso fue increíble.
—Prometiste que era cierto —lo regaño sentándome sobre él.
Pone las manos detrás de su cabeza.
—Lo que te prometí que había pasado, pasó. La última parte no pasó.
Tratamos de no volver allí si no teníamos que hacerlo.
—¿Cómo diablos voy a dormir? —pregunto cruzada de brazos.
—En mis brazos —dice Jeremy.
—Oh sí, ahora tengo más miedo de ti que del fantasma.
Jeremy cruza los dedos sobre el corazón.
—Cruz en mi corazón, no te asustaré más.
Mis ojos se estrechan.
—¿Lo prometes?
—Sí, lo prometo. Ven y recuéstate.
Me tumbo en la cama a su lado. Él se da la vuelta y me mira. Suspiro.
—¿Por qué me quedo contigo?
Saca su mejor sonrisa malvada,
—Porque me amas, no lo niegues.
Gimo y me muevo lejos de él. Me jala y me pone de vuelta contra él.
—Buenas noches Jeremy —suspiro.
—Buenas noches, Izzy.
Capítulo 17
El sábado y el domingo pasan volando. Solo pasamos el rato en el
Página | 293
apartamento. Trato de enseñarle a Jeremy cómo cocinar y eso termina
siendo un desastre. Podría ser porque tenemos una guerra de comida. En
el momento en que se termina, tenemos que limpiar el piso, los armarios, los
mostradores y parte de la nevera. Terminamos ordenando comida, porque
la cena está por toda la pared.
Honestamente, al menos para mí, es como si Jeremy y yo nos
hubiéramos conocido toda nuestra vida. Estoy tan acostumbrada a estar
cerca de él. Nos reímos, bromeamos, todavía lloro de vez en cuando, sin
embargo, eso es cada vez menos frecuente. Por último, estoy sentada en
el sofá con él. Ya es tarde y estamos viendo las noticias. Jeremy se vuelve
hacia mí.
—¿Estás lista para mañana?
—Sí. —Suspiro.
—¿Estás segura de que quieres volver? —pregunta.
Encogiéndome de hombros, respondo—: Tengo que volver tarde o
temprano. No quiero atrasarme demasiado en la escuela. Planeo
graduarme con honores si puedo llevarlo a cabo.
—Está bien, bueno, te llevaré a la escuela en la mañana, entonces.
Probablemente debemos alistarnos para dormir.
—Sí —murmuro, totalmente asustada—. Veremos cómo va.
A la mañana siguiente estoy de pie en el baño. No puedo dejar de
juguetear con la bufanda alrededor de mi cuello. Tengo tanto miedo de
que los moretones se vean a través de ella. No importa cómo me coloque
la bufanda, el hematoma no se ve, así que eso me hace sentir un poco
mejor.
Jeremy llega a la puerta.
—¿Estás lista?
—Creo que sí —Suspiro—. No quiero llegar tarde.
Es muy silencioso mientras nos dirigimos a mi escuela. Cuando nos
detenemos, solo me siento allí y me quedo mirando.
—No tienes que ir allí Izzy. Puedo llevarte a casa.
—No —susurro—. Tengo que hacer esto. —Miro a Jeremy y le doy una
débil sonrisa—. Estaré bien.
—Si necesitas irte, llámame. Vendré a recogerte —afirma seriamente.
Agarro su mano y la aprieto.
—Creo que estaré bien. Debería entrar, sin embargo, antes de que se
me haga tarde.
—Está bien cariño, te veré cuando llegue a casa del trabajo. ¿Tienes
Página | 294 tu llave? ―pregunta.
Sacándola, la hago sonar.
—Justo aquí.
—Bueno, ten un gran día —murmura Jeremy mientras se inclina hacia
adelante. Él me da un suave beso en la frente.
—Adiós —digo, mientras salgo del auto. Cierro la puerta detrás de mí y
permanezco allí por un segundo. Respirando profundamente, avanzo.
Tengo este miedo abrumador de que todo el mundo va a detenerse y
mirarme. Como si tuviera una gran señal sobre mí diciendo que algo pasó.
Pero nadie mira, nadie dice nada.
La ansiedad comienza a disminuir y puedo respirar mejor.
Los pasillos son un hervidero de gente y me siento mejor perdiéndome
en la multitud. Voy a mi casillero y la abro. Pongo todos mis libros a
excepción de los que necesito. De repente, oigo:
—Isabelle.
Me volteo para ver a Eric.
—Hola ―susurro.
—¿Dónde has estado? Iba a enviarte un mensaje de texto hoy si no
estabas aquí. Todos nos preguntábamos dónde estabas.
¿Se dieron cuenta de que no estaba aquí?
—Tuve una emergencia —respondo finalmente.
—¿Todo bien? ―pregunta Eric.
¿Qué debo decir a eso?
—Las cosas han estado mejor, pero estoy bien.
—Bueno —dice Eric, sonriendo—. ¿Vas a almorzar con nosotros hoy?
Mi estómago se tuerce un poco.
—Umm —murmuro—. No lo sé.
Eric frunce el ceño.
—¿Segura de que estás bien?
—Sí —contesto en voz baja—. Simplemente han sido unos largos siete
días. No me estoy sintiendo completamente social en estos momentos.
—¿Por qué tú y yo no almorzamos, entonces? Podemos ir a uno de los
salones de ciencias. —Ofrece.
Arqueo una ceja.
—¿Quieres almorzar conmigo?
Página | 295 —Por supuesto —responde—. No necesitas comer sola, si no quieres
estar en torno a un grupo de personas.
—Eso estaría bien. Gracias. —Tímidamente alejo la mirada—. Bueno,
debería ir a clase —digo—. ¿Te veré en el almuerzo?
—Sí —contesta—. Nos encontraremos aquí.
Sonrío.
—Bueno, te veo entonces. —Con eso me volteo y voy a clase. Incluso
estando asustada de estar aquí, no puedo evitar sonreír. Perdí el
equivalente a una semana de escuela, pero por suerte no estoy tan
atrasada.
Cuando llega la hora del almuerzo, Eric está inclinado contra nuestros
armarios. Él sonríe.
—¿Estás lista?
—Sí, déjame tomar mi almuerzo —digo. Él se aleja de nuestros
casilleros. Abro el mío y agarro mi bolsa—. ¿En qué salón quieres comer?
—El Sr. Berd deja que las personas coman en los salones de biología.
Así que, podemos ir allí.
Eric se dirige por el pasillo y comenzamos a caminar.
—Entonces, ¿puedo preguntar cuál era tu emergencia? No hablas
mucho acerca de tu vida privada. ¿Le pasó algo a Jeremy?
Sacudiendo mi cabeza, respondo:
—No, él está bien. Si no fuera por él, no sé dónde estaría ahora.
Hay silencio mientras caminamos hacia el aula de clase de ciencia.
No hay nadie más allí, lo cual es agradable. Tomamos asiento en una de
las mesas.
—Estoy contento de escuchar que Jeremy está bien.
Un dolor comienza a formarse en mi pecho. Aprieto mis manos con
fuerza.
—Yo también —susurro.
—Así que, de todos modos —comienza Eric—. ¿De qué puedes
hablar? ¿Qué hiciste esta semana pasada?
La opresión en mi pecho crece y las lágrimas empiezan a brotar de
mis ojos. ¡No, no, no, esto no puede suceder! Agarrando mis cosas, me
pongo de pie.
—Lo siento Eric, no puedo hacer esto. Tengo que ir a casa.
Página | 296 —Isabelle —dice él, agarrando mi brazo, obligándome a detenerme—
. Espera, quédate, no voy a forzarte. Lo que sea que pasó, está bien.
Nosotros no tenemos que hablar de ello.
Las lágrimas gotean por mi cara y las limpio.
—No debería estar cerca de alguien en este momento —murmuro.
—Oye, relájate y siéntate. Somos los únicos aquí. Incluso iré a cerrar la
puerta. Sólo siéntate y come.
Me volteo hacia él y me da una mirada gentil.
—Está bien —susurro.
Torpemente, me vuelvo a sentar.
Eric se levanta y hace lo que dijo que haría, cierra la puerta.
Cuando regresa, Eric dice:
—Mira, ahí, nadie más alrededor.
—Gracias. —Nos sentamos en silencio durante un rato. Jugueteo con
la bolsa de mi almuerzo—. Algo malo pasó —susurro—. Algo muy malo.
—Está bien —responde Eric—. Puedes decirme si lo deseas. No voy a
juzgar.
Mis ojos se desvían a un lado.
—No lo sé. Apenas nos conocemos. Quiero decir, no sé si puedo
confiar en ti... sin ánimo de ofender.
—No me ofendo —dice Eric—. Estoy aquí si quieres hablar. De lo
contrario, podemos comer el almuerzo. ¿Te gustaría una bolita de queso?
—Me da la bolsa.
Eso me hace reír.
—Sí, gracias. ―Estiro la mano y tomo uno.
—Sabes que probablemente estaríamos muy disgustados si
averiguáramos que era esta cosa de queso en polvo.
—¿¡Qué!? —jadea Eric—. ¿¡No es auténtico queso!? Di que no es así.
Resoplando, digo:
—Sí, los elfos hacen polvo mágico de queso.
—Lo hacen, mi mamá lo dijo. —Eric sonríe mordiendo una.
Solo niego con la cabeza.
—Voy a tener que averiguar lo que está en esas cosas y te lo haré
saber.
Eric voltea la bolsa y mira a un lado.
—Pues bien, en las primeras veinte cosas que están etiquetadas,
Página | 297 ninguna de ellas es queso.
—Asco —me quejo—. ¡Eso es horrible!
Él lanza otro en su boca y gime.
—Pero son taaaan buenas. —Empujando la bolsa, Eric sonríe.
—Sabes que quieres disfrutarlas.
Sonriendo, estiro la mano y tomo una.
—Gracias.
—De nada.
Saco mi almuerzo.
—Jeremy exigió que comiera sano, así que no tengo nada divertido,
como bolitas de queso. No quería conseguir más que papas fritas y
galletas para comer en el apartamento. Le dije que no podíamos sobrevivir
con eso, así que ahora está en una onda saludable. Nada de comida
basura para mis almuerzos.
—Espera, ¿qué? ¿Él vive contigo? —pregunta Eric con escepticismo.
—Oh —susurro—. Umm, no... en realidad... yo vivo con él. Me acabo
de mudar allí la semana pasada.
Con una expresión atónita, Eric dice:
—Entonces, ¿vives con él? ¿Cómo sin tus padres?
—Sí, por favor, Eric, no puedes decirle nada a nadie. Por favor, por
favor, no digas nada —ruego.
Sacudiendo su cabeza, asegura:
—No, te prometo que no voy a decir nada, pero Isabelle, crees que es
una buena idea. Quiero decir ¿cuánto tiempo has estado saliendo con
este tipo? Es decir, sólo eres de último año.
—No estamos saliendo, por decirlo de alguna manera. Somos
compañeros de cuarto —afirmo.
—¿Por qué te mudarías con un tipo con el que no estás saliendo?
Estoy muy confundido.
Poco a poco, bajo mi almuerzo.
—Está bien, voy a explicarlo, pero estoy confiando en que no digas
nada. Me arruinarías si lo hicieras.
—Está bien, no voy a repetir nada ―responde Eric, bajando sus
cosas—. Ahora, dime.
—Bueno, la razón por la que soy tan tímida sobre mi vida en casa es
porque mi mamá es una alcohólica. En realidad, no es ni siquiera una
Página | 298 madre; ella solo me dio a luz. De todos modos, la otra noche su novio
estaba en casa... y algo sucedió. —Me detengo y miro a Eric.
Él frunce las cejas.
—¿Él le hizo algo a tu mamá? —Respiro profundamente y niego. Es
entonces cuando una lágrima cae por mi mejilla. Yo la limpio. Eric me mira
y luego tiene una mirada de horror—. ¿¡Te hizo algo a ti!?
Ahogando mis palabras, respondo:
—Sí. —Cuidadosamente, quito la bufanda de alrededor de mi cuello.
La mano de Eric se dirige rápidamente a su boca—. Él me sujetó e intentó...
pero no lo logró. Jeremy no me dejaría volver. No quiero volver. Así que, es
por eso que me mudé con él. —Rápidamente, envuelvo de nuevo la
bufanda alrededor de mi cuello.
—Lo siento mucho Isabelle —dice Eric en voz baja—. ¿Estás bien?
—He estado mejor —me rio con nerviosismo—. Jeremy está cuidando
bien de mí y sentí que podría lograr pasar por un día de escuela.
Eric se estira a través de la mesa y pone su mano sobre la mía.
—No le diré nada a nadie, lo prometo. Los chicos de por aquí pueden
ser despiadados. Puedo entender por qué estás tan asustada. No hiciste
nada malo, Isabelle.
—Es difícil pensar de esa manera. —Suspiro—. A veces, es como que
no pasó, como si fuera tan irreal, que no podría haber sucedido.
—Me alegra que Jeremy estuviera, bueno, que este ahí para ti. Si
necesitas algo, puedes pedírmelo. Me doy cuenta de que sólo tengo 18 y
todavía vivo con mis padres, pero estoy aquí, si me necesitas.
Eso me hace sonreír.
—Gracias. No me importaría tener una bolita de queso.
Sonriendo, Eric dice:
—Puedo hacer eso.
Nos sentamos por el resto del almuerzo hablando en voz baja. El no
trae a colación de nuevo lo que le dije. Es agradable no tener a alguien
fisgoneando al respecto. En realidad, hay unas pocas veces en las que me
río. Mientras caminamos fuera del salón, le digo:
—Gracias Eric. Esto fue agradable.
—Oye, voy a conseguirte tu propia bolsa de bolitas de queso
mañana. Solo no le digas a Jeremy. Tengo la sensación de que no estaría
muy feliz conmigo. Estoy siendo una mala influencia, tratando de conseguir
engancharte en una merienda con carbohidratos de queso falso.

Página | 299 Con una risita respondo:


—Vas a ser mi distribuidor de queso falso.
—Sí, voy a conseguir engancharte con ellos y luego te cobro el doble.
Un dólar noventa y nueve contra noventa y nueve centavos.
—No sé si pueda manejar un recargo tan exagerado. ―Suspiro
sarcásticamente—. Jeremy puede preguntarse a dónde va todo el dinero.
Eric se ríe.
—Oh, Dios mío, ahora te traeré una bolsa todos los días, solo porque
es divertido.
—Increíble ―replico—. Bueno, mi clase es por el otro lado. Así que, te
veré más tarde. Gracias por pasar el rato conmigo.
—No hay problema señorita. Que te diviertas en tus clases, o al menos,
inténtalo. Sé que las mías son bastante aburridas.
Encogiéndome de hombros, digo:
—De hecho, me gustan mis últimas clases.
—Bueno, ahora estoy celoso. ―Eric suspira—. Bueno, entonces puedes
divertirte. Hasta luego. ―Él se despide con la mano y se da la vuelta para
irse.
Lo veo alejarse y entonces voy a clase. Mi mente, en realidad, se
mantiene en sintonía con la clase. Cuando el último periodo llega, me
estoy sintiendo muy bien. Entro en clase y le sonrío a mi profesor de arte.
—Hola.
—¡Señorita Nimon está de vuelta! Excelente. Acaba de perderse un
proyecto pequeño, pero puedo darte un día o dos para terminar tu
proyecto mientras tanto —comenta.
Asintiendo, le respondo:
—Gracias. Creo que puedo terminarlo hoy.
—Maravilloso —exclama mi maestro.
Sonriendo, voy a buscar mi proyecto y suministros. Sentándome,
respiro profundamente. Ahora esto, esto es lo que me hace sentir
completa. Levantando un lápiz me pongo a trabajar.
No sé si es porque he conocido a Jeremy desde hace tiempo, pero
hay ciertas cosas que ahora sé de él, que me perdí antes. Eso lo hace
mucho más fácil de dibujar.
Un rato más tarde, escucho:
Página | 300 —Linda bufanda.
Bajo con cuidado mi lápiz y miro hacia arriba. Sonya está de pie allí.
Con una sonrisa, replico:
—Cállate.
—¿Perdón? —suelta ella.
—CALLATE —digo con énfasis—. Ve a molestar a alguien más, estoy
ocupada.
Recogiendo mi lápiz, vuelvo al trabajo.
Da pasos acercándose a mi escritorio y furiosa dice:
—No creo que puedas hablarme de esa manera y salirte con la tuya.
—Discúlpame —gruño—. Estás en mi luz. Tu gran cabeza está en mi
camino.
La mandíbula de Sonya cae.
—¡No la tengo!
—Por lo que he oído, la tienes... grande —contesto, sonriendo. ¿Qué
demonios estoy haciendo? Ella va a saltar a través de la mesa y
ahogarme. Bueno, mal pensamiento—. Sonya, sólo ve a sentarte y déjame
en paz.
—Escúchame —susurra, agachándose—. Ahora has abierto una
puerta que no se puede cerrar. Si pensabas que yo era mala antes, sólo
espera.
Oh, mierda.
—Lo que sea —refunfuño—. Sólo vete.
Con una última mirada, ella se voltea y camina de vuelta a su
escritorio. Solo cierro mis ojos. ¿Qué diablos acabo de hacer? ¿Por qué
demonios siquiera haría eso? Si ella se entera, mi vida terminará
repentinamente. Tal vez podría ser educada en casa.
Jeremy parece inteligente. Uf. Mirando hacia abajo vuelvo a mi
trabajo.
Al final del día, agarro mis libros y suspiro. Una parte de mí se siente
muy cansada. Sé que no hice mucho hoy, pero aun así, estoy prevenida.
Arrojando mi mochila sobre mi hombro, salgo por las puertas. No estoy
prestando mucha atención, pero cuando levanto la mirada, me detengo
en seco. Riendo, pongo los ojos en blanco. Josh está de pie junto a su
moto, y hay un montón de chicas de la escuela paradas a su alrededor.
Me dirijo hacia él y levanto una ceja. Josh me ve y exclama:
—¡Isabelle! —Viene y envuelve sus brazos a mí alrededor. Susurrando
Página | 301 en mi oído, dice:
—Ayúdame, hay un montón de niñas menores de edad cayendo
sobre mí. Me niego a ser el sucio hombre mayor.
Eso me hace reír.
—¿Qué? ¿No quieres a una chica mucho más joven que tú?
—El tiempo encarcelado no es un buen tiempo —dice Josh con una
sonrisa—. Tú tienes 18, así que si coqueteo contigo, es diferente.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto.
Él pone su brazo a mí alrededor y me jala hacia la moto.
—Jeremy quería que uno de nosotros te recogiera de la escuela, y yo
felizmente dije que lo haría. Supuse que podríamos pasar algún tiempo
juntos, y te puedo mostrar cómo jugar correctamente un juego de video.
—Sin hacer trampa esta vez —respondo.
Exasperado, Josh grita:
—¡No hice trampa! —Me deja ir. Mirando a la pandilla de chicas,
hace un guiño—. Las veo después damas. —Todas se ríen. Josh se sube a la
moto y la enciende. Tomo el casco y me lo pongo.
Montando atrás, digo:
—Tú no las quieres sobre ti, pero ¿les guiñas un ojo?
—Oh vamos, eso fue sólo por diversión. Ahora sostente nena. —Con
eso, él acelera.
Cuando llegamos al apartamento, hacemos un poco de palomitas y
luego nos sentamos en el sofá. Josh me da un control y procede a decirme
todos los impresionantes movimientos que puedo hacer. Él en realidad nos
deja tomarnos nuestro tiempo, así sé lo que estoy haciendo. Es muy
divertido y nos reímos mucho.
Alrededor de las 5, Jeremy llega a casa. Entra, nos mira y rueda los
ojos.
—¿Por qué no estoy sorprendido de encontrarlos haciendo eso?
—¡Hola! —exclama Josh—. Alguien tiene que enseñarle.
—Lo que sea. —Gime Jeremy. Él se acerca y me besa en la cabeza—.
¿Cómo estuvo tu día cariño?
Encogiéndome de hombros, digo:
—Muy bien, almorcé con Eric y Sonya va a matarme ahora. En
general, un día lleno de pocos acontecimientos.
—Está bien, explícamelos ambos —dice Jeremy, mirando su correo.
—Bueno, Eric preguntó dónde había estado y yo dije que surgió una
Página | 302 emergencia. Entonces me preguntó si iba a almorzar con ellos y me rehusé,
por lo que sugirió que comiéramos en uno de los salones de ciencias.
Entonces, bueno, yo le dije lo que pasó —digo, alejando mi mirada de
Jeremy.
—¿Hiciste qué? —Suelta Jeremy en voz baja.
—Bueno, sin pensar de alguna forma deje salir que vivíamos juntos. Así
que, tuve que explicar el por qué, porque, obviamente, vivir con un tipo es
una gran cosa. Fue muy comprensivo —respondo con nerviosismo.
Jeremy suspira profundamente.
—Es tu vida, cariño. Sólo quiero mantenerte segura. Es tu vida para
decirle a quien sea que sientas la necesidad. ¡Por favor, sólo mantenme
fuera de lo que digas!
—¡Jeremy! Nunca le diría a nadie de tus asuntos. ¡Lo siento si estás
enojado conmigo!
Levantándose, Josh dice torpemente:
—Está bien, me voy a casa ahora. Ustedes dos tengan una buena
noche. —Él camina hacia la puerta.
—Gracias por recogerme Josh —murmuro.
—No hay problema, los veré luego —contesta Josh mientras se va.
Me giro hacia Jeremy.
—¡Te das cuenta de que acabas de asustarlo!
Volteándose, Jeremy parece ignorarme. Genial. Él coloca el correo
en la mesa y respira profundamente.
—Isabelle, es solo que soy muy reservado. Fácilmente le dijiste a Eric
cuál es tu secreto, lo que me inquieta.
Rápidamente, salto del sofá.
—Jeremy. —Gruño—. Nunca le diría a nadie lo que me dices. Puedes
confiar en mí. Te lo juro, sólo le dije que estamos viviendo juntos y que eres
súper protector conmigo. Lo siento.
Él se vuelve hacia mí y me pone los ojos tristes.
—No digas que lo sientes. Es tu vida Isabelle, no estoy aquí para decir
lo que puedes y no puedes hacer. Es simplemente difícil para mí confiar en
la gente, y quiero confiar en ti.
—No fui a decirle a Sonya. Le dije a Eric y él es un buen tipo.
—Isabelle, parece un buen tipo, pero no lo sabemos a ciencia cierta.
—Jeremy hace una pausa—. Soy súper protector contigo, tal vez
demasiado protector. Sólo quiero mantenerte a salvo del mundo y no
Página | 303 tengo ningún control sobre otras personas. Por lo tanto, me preocupa.
Caminando, envuelvo mis brazos alrededor de él.
—Gracias por ser protector conmigo. No pienso decírselo a nadie
más.
—Creo que es lo mejor por ahora —responde Jeremy, abrazándome.
Él besa la parte superior de mi cabeza—. No quiero que te lastimen.
—Yo tampoco —susurro. Estamos allí parados por un tiempo, sólo
abrazándonos el uno al otro.
Finalmente, Jeremy me deja ir.
—Tengo que ir a tomar una ducha.
—Está bien —digo—. Voy a hacer mi tarea. Por suerte, sólo tengo una
asignación. Me mantuve al día con el resto.
—Bueno, bien, voy a ir a limpiarme.
Jeremy va hacia el baño y yo voy a mi cuarto. Me siento y hago mi
tarea. No me toma mucho tiempo terminar. Cuando la estoy guardando,
Jeremy entra a mi habitación. Está metiendo una camisa en un par de
pantalones de vestir negros. Lo miro.
—¿Vas a alguna parte?
Él abotona su bonita camisa hasta arriba y se baja los puños.
—Sí, tengo una cita. Vamos a este muy buen restaurante de carnes. Es
un poco exclusivo.
—Oh —digo en tono agudo. Mi corazón cae un poco, lo cual es una
estupidez—. Bueno, que se diviertan.
Jeremy suspira y dice:
—Estoy preocupado de que no vaya a conseguir llegar a tiempo para
la reservación.
—¿Por qué? —pregunto.
—Debido a que mi cita ni siquiera ha entrado al cuarto de baño
todavía.
Inclinando la cabeza, sigo.
—¿Eh?
Dándome esa gran sonrisa, Jeremy explica.
—Estoy ESPERANDO a que mi cita esté lista, pero justo ahora, me está
dando una mirada realmente estupefacta, lo que no está ayudando.
—¿Yo? —Jadeo.
—Sí. —Se ríe Jeremy—. Anda, prepárate.
Página | 304 Desconcertada, pregunto:
—¿Por qué me estás llevando? Quiero decir, ¿no quieres llevar a una
cita de verdad a ese agradable restaurante?
—Tú eres mi cita para la noche. Ahora, ve a alistarte —dice, mientras
toma mi mano y me pone de pie—. Voy a elegir un vestido, ve a hacer las
cosas femeninas que tengas que hacer.
Con un ligero tartamudeo, susurro:
—Um, está bien. —Jeremy va a mi armario y yo me voy al baño. No
tengo que hacer mucho. Vuelvo a alisar mi cabello rebelde y me pongo
un poco de maquillaje. Cuando camino de vuelta a mi habitación, Jeremy
está sosteniendo un vestido... y un sujetador.
—¡Jeremy! ―grito.
—Oh, no, si estoy llevándote a una cita, vas a usar esto. Te hará
sonrojar toda la noche.
Caminando, lo arranco de él.
—Eres un idiota.
—Un idiota que te quiere. —Bromea en respuesta.
—Bueno, entonces, hay una braga a juego, si eso dispara tu
motivación.
Eso envía a Jeremy a rugir.
—¡Eso es impresionante! Oh, Dios mío, eres genial. Ahora, vístete. —
Sale de la habitación, y cierro la puerta de golpe detrás de él. Incluso con
sus comentarios, sonrío. Me pongo el sujetador y la braga. ¿Por qué?, no lo
sé.
Cuando entro en la sala de estar, Jeremy sonríe.
—Te ves muy bonita jovencita.
—Todavía no sé por qué me estás llevando y no a una cita verdadera.
Quiero decir... ¿no quieres a una chica de verdad?
Jeremy se detiene y me mira.
—Te he visto con apenas ropa puesta. No recuerdo que luzcas como
un chico.
—Eso no es lo que quise decir. —Me río, caminando hacia él. Arreglo
su camisa un poco—. Nunca he ido a un restaurante bonito, como
siempre. Probablemente sólo te avergonzaré.
—Isabelle, no vas a avergonzarme, deja de ser tan tonta. Nosotros
Página | 305 vamos a disfrutar de una buena comida y una buena conversación, como
una cita debe ser —replica Jeremy.
Mis mejillas se sonrojan.
—Deja de llamarlo una cita. Me estás sacando para cenar. Eso es
todo. Decir que es una cita es hacerlo que suene como que algo está
pasando.
—Tonterías —murmura—. Estoy llevándote a una cita, aunque sea una
de práctica. ¿No quieres ser asociada con ser mi cita? ¿Es algo malo?
—Dios no. —Suspiro—. Por favor, ¿en serio? Ir a una cita contigo, eh
está bien, me presiona.
Las cejas de Jeremy suben.
—Vaya, no sabía que fuera una mercancía tan ardiente. ¿No soy
especial?
—Eres un chico caliente, que tiene un gran sentido del humor y una
personalidad estelar. ¿A qué chica no le gustaría salir contigo?
—Bueno, la que está parada delante de mí de seguro está poniendo
un infierno de dificultades. No dije que iba a tocarte por debajo de la
mesa. Sólo quiero llevarte a una cita —afirma Jeremy con una sonrisa.
Ahora, mis mejillas están ardiendo.
—Apuñalaría tu mano con un cuchillo para carne.
—No, no lo harías —susurra Jeremy, acercándose a mí—. Sabes que te
encantaría el toque de mi mano en tu piel.
Jugando con su botón, le respondo:
—¿Sabes el toque de que realmente me gustaría?
—¿Qué es eso?
Lo golpeo en la frente.
—¡Me encantaría la sensación de mi rodilla entre tus piernas!
¿Tocarme? ¡Voy a romper tu mano!
Riendo a carcajadas, Jeremy me besa en la frente.
—Eso es lo que quiero que tu reacción sea hacia otros chicos.
—Sí, bueno, será un largo tiempo antes de que un hombre trate de
tocarme. No veo a Eric siendo de ese tipo —articulo con aire de
suficiencia.
—Lo partiría en dos si lo hiciera —dice Jeremy, yendo a buscar mi
chaqueta.
Con una ceja levantada, me doy la vuelta y lo miro.
—Algún día, voy a querer que un tipo me toque. Tienes que darte
Página | 306 cuenta de eso. ¿Y si fuera Eric?
Jeremy agarra mi abrigo y lo mantiene abierto.
—Bien entonces, no soy tu guardián. No puedo esperar a que
permanezcas virgen para siempre. Si fuera mi decisión lo serías.
Eso me hace reír.
—No pienso tener relaciones sexuales con nadie en el corto PLAZO.
Creo que quiero esperar. Me refiero a realmente esperar, hasta que
encuentre a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Sé que
los chicos piensan que es tonto, y tal vez esto me hace anticuada, pero
realmente siento que sólo quiero estar con una persona.
—Recuerdas cuando dijiste que no hablarías de sexo conmigo. —Se
ríe Jeremy.
Deslizando mis brazos en mi chaqueta, respondo:
—En realidad, no estamos hablando de ESO, como en detalle.
—Alguien debería probablemente hablarlo contigo. —Suspira
Jeremy—. No creo que tengas los mejores ejemplos de tu madre.
—Jeremy, ¿de qué hay que hablar? Sé lo que pasa. Está cubierto en
la clase de salud. ¿Alguien tuvo que hablar contigo? —pregunto con
vehemencia.
Él resopla.
—Bueno, no, así que buen punto. Sólo te quiero preparada.
Dejo caer mi cabeza. —Jeremy, no tengo planes de tener relaciones
sexuales en algún momento pronto. NO soy mercancía caliente, así que no
es que tengamos que preocuparnos por eso de todos modos.
Sus brazos me envuelven y susurra:
—Eres hermosa y el chico para el que te guardas va a ser muy
afortunado. Guardarte no te hace anticuada y los chicos no te van a mirar
como si fueras tonta. Te van a tener respeto.
—Es bueno escuchar eso. —Exhalo—. Tal vez, cuando llegue ese día
voy a hablar contigo, pero te juro que si lo vuelves sucio y tratas de darme
consejos, te voy a lastimar.
Jeremy se inclina.
—Nunca lo haría. Isabelle, oh Dios mío, ¿por quién me tomas?
—Por un hombre —respondo, tratando de no sonreír—. Vamos a irnos
antes de que lleguemos tarde.
Nos dirigimos al restaurante sólo riendo. Jeremy hace su esfuerzo más
duro para avergonzarme. Solo me decido a ignorarlo. Eso lo hace tratar
Página | 307 aún más. Cuando llegamos al restaurante, hay un servicio de valet real. Eso
me pone nerviosa. Un chico, no mucho mayor que yo, viene y me abre la
puerta. Torpemente salgo.
Volviéndome, me quedo parada ahí esperando por Jeremy.
Una ráfaga de viento pasa y me hace temblar. Jalo mi abrigo más
apretado a mí alrededor. Jeremy se acerca.
—¿Tienes frío cariño?
—Sí, esta no es la mejor chaqueta de invierno —respondo. Una mujer
nos pasa en un chaquetón de lana—. Ahora, esa es una linda chaqueta
para tenerla. Lástima que son muy caras.
—Lista para una gran noche —dice Jeremy, abriendo la puerta para
mí.
Sonrío mientras camino por delante de él.
—Sí.
Toma mi mano y caminamos hasta el puesto de la anfitriona. Puedes
decir que hay un aire de sofisticación aquí. La anfitriona nos mira y
pregunta:
—Su nombre por favor.
—Stoll —responde Jeremy—. Reserva para dos.
Ella asiente y dice:
—Por aquí.
Cuando llegamos a la mesa, Jeremy saca la silla para mí.
—Gracias —susurro—. Siempre tan caballeroso.
—Me enseñaron modales estrictos. Abres una puerta para una dama.
Sacas su silla. La tratas con respeto. Hay muchas más cosas que me
enseñaron. Los modales en la mesa eran una cosa importante.
—Bueno, a mí nunca me enseñaron esos, así que lo siento si te
avergüenzo. Sólo patéame por debajo la mesa cuando haga algo
estúpido.
Inclinándose sobre mi hombro, Jeremy dice:
—Quiero que te relajes y disfrutes. Estamos aquí para pasar un buen
rato.
—Eso no me pone menos nerviosa —susurro en respuesta.
Jeremy saca su silla y se sienta. Un camarero vestido con un esmoquin
llega.
—Buenas noches —dice—. ¿Puedo conseguirles algo para beber para
empezar su comida? —Jeremy asiente hacia mí.
Página | 308 —Oh, voy a tomar cualquier soda blanca que tenga —respondo.
—¿Y para usted, señor? —pregunta el camarero.
Cogiendo un pequeño menú, Jeremy responde:
—Voy a tomar una copa de Riesling por favor.
—Muy bien, estaré de vuelta enseguida.
Recojo el muy elegante y pesado menú. Al abrirlo, mis ojos viajan a las
opciones. No las registra de inmediato y luego jadeo. Inclinándome hacia
él, siseo:
—¡Jeremy! ¡Podrías alimentar a un niño muerto de hambre durante un
mes con una sola comida!
Él se ríe.
—¿Quieres relajarte? Quiero que disfrutes esto.
—Pediré una ensalada —afirmo, mirándolo con incredulidad.
Jeremy baja su menú.
—Voy a pedirte algo si haces eso, y no hago ninguna promesa de lo
que será.
—Bien —murmuro, levantando mi menú—. La mayoría de estas cosas
ni siquiera las he probado antes. Quiero decir, en verdad, ni siquiera he
probado un bistec. Entonces, ¿qué elijo?
—Bueno, para no asustarte por completo, te sugiero empezar con un
bistec, o podrías probar con escargot. —Señala Jeremy.
Frunciendo el ceño, pregunto:
—¿Qué es escargot?
—Caracoles —responde Jeremy, sin siquiera mirarme. Mi mandíbula
cae y tengo una mirada horrorizada en mi cara. Me mira con el rabillo del
ojo, y sonríe—. Yo me iría con la carne, o podrías pedir la langosta.
—Nunca he comido mariscos. No estoy segura de sí me gustarían, y
no quiero pedir algo que no voy a comer.
Con un asentimiento, Jeremy dice:
—Bueno, voy a pedir carne y langosta, así que insistiré en que lo
pruebes.
—Está bien. —Suspiro—. ¿Qué tal si pides mi comida por mí? Confío en
ti.
Una sonrisa diabólica pasa por su cara.
—¿Está segura de eso?
Página | 309 —Sí —afirmo.
De repente, siento una mano sobre mi rodilla. Lo miro y estiro la mano
por debajo de la mesa. Aprieto su mano lo más fuerte posible. Eso parece
solo hacerlo reír.
—Oh, eres tan divertida. —Se ríe. Sus dedos hacen cosquillas en mi
rodilla y luego retira su mano.
—¿No puedes portarte bien? —pregunto, tratando de no sonreír.
—Nunca —responde Jeremy.
El camarero aparece junto a nosotros, y comienza a servir nuestras
bebidas. Cuando ha terminado, nos mira.
—¿Han decidido sus platos de esta noche?
—Sí —responde Jeremy—. Ella va a pedir el filet mignon, casi cocido,
por favor.
Mirándome, el camarero pregunta:
—¿Sopa o ensalada?
—Ensalada —respondo—. Con aderezo italiano, por favor.
Él asiente y mira a Jeremy.
—¿Y para usted, señor?
—Voy a pedir el bistec y la langosta, por favor. Me gustaría que mi
carne sea término medio, por favor y aderezo ranchero para mí responde
Jeremy.
—Muy bien —dice el camarero, tomando nuestros menús—. Voy a
pedir su orden de inmediato.
—Gracias —replica Jeremy.
Cuando el camarero se aleja, digo:
—Gracias por haber ordenado por mí.
—No hay problema. Vas a disfrutar de esto, lo sé —afirma Jeremy.
Nos sonreímos el uno al otro y luego no quedamos callados. Mis ojos
viajan a través del restaurante.
—Ni siquiera sabía que todavía habían restaurantes donde la gente
bailaba.
—¿Te gustaría bailar? —pregunta Jeremy.
Mis ojos casi se salen de las órbitas en mi cabeza.
—¡No! —Jadeo—. Nunca he bailado con un hombre en toda mi vida.
¡Lo último que voy a hacer es bailar frente a gente!
—Oh, vamos, no voy a bailar el vals contigo, solo es un baile simple.
Página | 310 Niego con la cabeza enérgicamente.
—No, estaría demasiado avergonzada.
—Muy bien. —Jeremy ríe suavemente.
—¿Sabes bailar el vals? —pregunto.
Él sonríe y asiente.
—Sí, lo sé.
—Eso sería divertido de aprender —digo—. Probablemente tropezaría
con mis propios pies.
—Creo que podría hacerlo bien. ¿Alguna vez has bailado algo?
Tratando de no reír, respondo:
—Solo en mi cuarto, conmigo misma.
—Bueno, entonces tendré que llevarte a bailar —señala Jeremy.
Pongo la servilleta en mi regazo.
—Kent dijo que quiere llevarme al club.
—Sí, habíamos hablado de eso. Una vez que estés cómoda con las
salidas, vamos a hacer eso.
Jugando con la bufanda en mi cuello, le digo:
—Cuando esto se cure. Creo que va a ser divertido.
—Lo será —afirma Jeremy. Estira su mano a través de la mesa y toma
mi mano—. Me comprometo a mostrarte tantas cosas como pueda.
Necesitas que se te muestren las cosas que te has perdido.
—¿Es por eso que estamos aquí? —pregunto.
Él asiente y luego sonríe.
—Sí y no. Sí, quería que experimentaras esto y no, realmente quería
bistec y langosta, pero de cualquier manera, eres a la única que quería
traer.
—Eso es dulce —murmuro, mirando hacia la mesa. Él simplemente
frota su pulgar en mi mano. Después de eso, nos limitamos a hablar de
cosas normales. Le digo que pienso que acabo de abrir la caja de
Pandora con Sonya, pero él dice lo orgulloso que está de que estoy
empezando a hacerle frente.
La cena es muy tan impresionante. Nunca he tenido comida así de
buena antes. Jeremy me hace probar su langosta.
—Oh, Dios mío. —Gimo—. Eso es realmente bueno.
—Aquí —responde—. Toma un poco. —Me corta una parte y la
Página | 311 coloca en mi plato.
—Gracias —susurro. Es tan bueno conmigo. Todavía no entiendo por
qué.
Terminamos la cena y el camarero trae la cuenta. Jeremy pone su
tarjeta de crédito en la carpeta. El camarero vuelve y se la lleva.
—¿Lo disfrutaste? —pregunta Jeremy.
—Oh, sí, muchas gracias. ¿Me atrevo a preguntar por cuánto era la
factura?
Sacudiendo la cabeza, Jeremy responde:
—Eso no es algo de lo que tienes que preocuparte. Estoy feliz de que
hayas tenido un buen momento. Tenemos que llegar a casa, sin embargo.
No quiero que estés demasiado cansada para la escuela en la mañana.
—Sí, eso es probablemente una buena idea —respondo.
Poco después de eso nos vamos. El regreso a casa es tranquilo, pero
agradable. Cuando salimos del auto, está aún más frío que cuando nos
fuimos. Rápidamente me dirijo a los escalones del apartamento. Odio
tener frío. Jeremy viene paseando detrás de mí.
—¿Helada?
—Sólo un poco —tartamudeo.
—Entonces vamos a llevarte dentro. —Abre la puerta y entramos. Es
agradable y cálido. Suspiro feliz.
Quitándome la chaqueta, digo:
—Voy a ir a alistarme para dormir.
—Suena bien —responde Jeremy.
Me dirijo a mi habitación. Quiero desesperadamente ponerme un tibio
pijama. Rápidamente lo hago y suspiro.
—Mucho mejor. —Un poco más tarde, camino de regreso hacia el
pasillo, escucho música, música clásica, para ser exactos. Entro en la sala
de estar, para encontrar a Jeremy parado allí—. ¿Qué estás haciendo? —
pregunto.
—Tenemos un poco de tiempo antes de que tengas que ir a dormir,
así que voy a darte una experiencia.
—Umm, está bien —respondo—. ¿Qué es?
Extiende su mano y dice:
—Ven aquí. —Con cautela, me acerco a él. Jeremy me agarra y me
tira contra él—. Vas a bailar.
—¿En mi pijama? —Me río.
Página | 312 —Sí, estás muy atractiva en tu pijama de franela. —Se burla Jeremy.
No puedo dejar de sonrojarme. Realmente tengo que aprender a dejar de
hacer eso—. Vamos a mantenerlo sencillo. Sólo tienes que seguirme.
Levanto la vista hacia él.
—No el vals, ¿verdad?
—No, no esta noche. Vamos a mantener la sencillez. —Jeremy
comienza a moverse y voy con él. Tímidamente, aparto la vista. Estamos el
uno contra el otro, y a pesar de que estamos tocándonos uno al otro todo
el tiempo, por alguna razón esto se siente diferente.
Bailamos alrededor durante bastante tiempo. Jeremy me toca muy
suavemente.
Vamos a la deriva aún más cerca el uno al otro. No lo hago a
propósito, pero muy pronto, estamos pegados. Jeremy toma mis brazos y
los pone alrededor de su cuello.
Esto se siente mucho más íntimo de lo que pensaba que iba a ser.
Presiona su cara en mi pelo y me besa suavemente.
Mi corazón está latiendo fuerte y rápido. Cierro los ojos y pongo mi
cara contra él. Aspiro su olor. Esto envía escalofríos por mi espina dorsal. De
repente, es un poco abrumador. Me aparto de él.
—¿Qué pasa? —susurra.
—Nada —murmuro—. Probablemente debería ir a la cama.
Jeremy se detiene y me mira.
—Mmm, ¿estás bien?
—Sí —respondo, alejándome completamente de él—. Es sólo que no
quiero estar cansada por la mañana.
Sus ojos me miran tiernamente. Poniendo su mano en el lado de mi
cara, Jeremy se inclina y me besa suavemente.
—Gracias por ser una gran cita esta noche.
Con mi aliento atrapado en mi garganta, digo en voz baja.
—Gracias por todo.
—Dulces sueños Isabelle —responde Jeremy, quitando su mano.
—Buenas noches —respondo. Girando camino de vuelta a mi
habitación. Cuando cierro la puerta, inclino mi espalda contra esta.
Extrañamente, me siento un poco diferente. Hago una pausa y
simplemente miro por delante de mí. Este sentimiento en mi pecho, no sé lo
que es. Finalmente, sacudo la cabeza y voy a la cama.

Página | 313
Capítulo 18
El siguiente par de semanas pasan rápidamente. Jeremy, Kent,
Página | 314
Cassandra o Josh me recogen de la escuela todos los días. Creo que es un
poco tonto, pero Jeremy insiste. Vive demasiado lejos para caminar, pero
yo le digo que hay una cosa llamada autobús. Ni siquiera obtengo una
respuesta de él. Vamos a través de nuestra rutina diaria sin meternos en el
camino del otro. Vivir con él no es tan raro como pensé que sería. En
realidad es bueno tener a alguien alrededor que esté en su sano juicio.
Entonces un día me despierto. Es viernes, así que estoy emocionada
de tener libre el fin de semana. Salgo de la cama y voy a tomar una taza
de café. Entro a la cocina para encontrar a Jeremy apoyado contra la
encimera.
—¡Buenos días! —digo alegremente.
Ni siquiera me mira y canturrea:
—Mmmm.
—¿Hay algo mal? —pregunto.
—Nop —articula bruscamente.
Permanezco ahí, mirándolo fijamente. Despacio me acerco y tomo
una taza de café. No se mueve. Sólo sigue mirando hacia el suelo. Es
realmente incómodo. Revuelvo el azúcar y lo veo.
—¿Estás seguro de que no hay nada mal?
—No Isabelle, estoy bien —afirma con total naturalidad.
—¿Hice algo mal? —pregunto vacilantemente.
Los ojos de Jeremy me miran.
—No, no hiciste nada malo. Voy a alistarme para el trabajo. —Con eso
se aleja.
Mi corazón cae en mi pecho. ¿Qué hice? ¿Por qué está tan enojado?
Nunca lo había visto enojado. El resto de la mañana es muy tensa. El aire
es denso entre nosotros. No digo nada. Solo me mantengo tranquila. El
viaje en auto es aún peor. No me dice una sola palabra.
Cuando llegamos a mi escuela, susurro:
—Te veo más tarde.
—Voy a salir esta noche. —Es toda la respuesta que recibo—. ¿Estarás
bien por tu cuenta, o quieres que alguien esté contigo?
—Creo que estaré bien por mi cuenta —contesto en voz baja—. Ha
pasado el tiempo suficiente.
Asiente bruscamente.
—Te veré en algún momento en la mañana. Voy a dejar dinero sobre
Página | 315 la encimera por si necesitas algo.
—Debería estar bien —murmuro—. Te veo mañana.
Sus ojos se vuelven hacia mí y parecen perdidos. Frunzo el ceño, pero
aun así salgo del auto. Cuando se aleja, permanezco ahí por un rato con
la mirada perdida en la distancia. ¿Qué demonios hice?
El día pasa sin novedad. Jeremy no me manda mensajes de texto o
me llama en absoluto, lo cual es extraño, porque normalmente lo hace
todos los días. Una pesadez se asienta en mi pecho porque siento que algo
está terriblemente mal. Cuando llego a casa esa noche, no está por
ningún lado. Encuentro dinero en el mostrador, pero ninguna nota. Paso la
noche haciendo mis tareas, aunque apenas puedo concentrarme. Parte
de mí quiere permanecer levantada hasta que llegue a casa, pero creo
que se podría molestar por eso, por lo que en algún momento antes de las
once, me voy a dormir.
En algún momento de la noche, soy despertada por un fuerte golpe.
Me hace saltar de la cama. Ya que estoy sola en casa, eso me asusta. Hay
algo de ruido viniendo de la sala. Me siento en la cama por un momento,
tratando de pensar en lo que voy a hacer. La estúpida de mí dejó el
celular en la mesa de la cocina. Escuchando aún más ruido, finalmente
me levanto. Si voy a morir, prefiero ver cómo va a suceder.
Tomando una profunda respiración, abro la puerta de mi dormitorio.
Todas las luces están apagadas, así que realmente no puedo ver nada.
Avanzando lentamente por el pasillo, repentinamente enciendo la luz de la
sala. Entonces chillo. Jeremy y una chica están besándose junto a la
puerta.
—¡OH DIOS MIO! —grito—. ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! —
Rápidamente apago la luz.
Con mi corazón latiendo fuera de mi pecho, me lanzo a mi habitación
y cierro de golpe la puerta. Pongo mi mano sobre mi cara con
mortificación. ¡No acabo de ver eso! Una parte de mí me duele. Al igual
que hay dolor en mi pecho. ¿Estoy teniendo un ataque cardiaco? Voy y
me siento en mi cama. Lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y dejo
caer mi cabeza. ¿Qué diablos está mal conmigo? En serio Isabelle, ¿qué
pensaste que iba a suceder? Tarde o temprano esto iba a suceder. Sin
embargo no pensé que tendría que verlo. Mi pecho se levanta con
esfuerzo como si se apretara aún más.
De repente, hay un golpe en la puerta. No contesto. Solo me siento
ahí, mirándola. Unos segundos después, hay otro golpe, esta vez más
fuerte.
—¿Qué? —exclamo—. ¡Voy a volver a dormir!
Página | 316 Jeremy abre mi puerta y deja que se balancee abierta. Está apoyado
en la entrada con las manos sobre el marco.
—No estás en la cama —articula—. Es difícil ir a dormir, cuando no
estás en la cama.
—Lo siento tanto —susurro, poniéndome de pie—. ¡No lo sabía!
Escuché un ruido y tenía que revisar. Quiero decir, después de todo lo que
he pasado, ¡no puedes culparme!
—No —dice en voz baja—. Tenías todo el derecho de salir. Siento que
hayas tenido que ver eso.
El dolor que siento es insoportable.
—Regresa ahí —siseo—. Prometo solo ir a dormir. Ve, haz… lo que sea
que ibas a hacer.
—Ella se ha ido —dice Jeremy en voz baja.
Eso me hace gemir.
—¡Lo siento mucho Jeremy! ¡No quise que eso sucediera! No tenía
idea. A partir de ahora, voy a permanecer en mi habitación. Incluso si voy
a morir, permaneceré en mi habitación.
Resopla y se ríe.
—La envié a casa.
—¿Por qué? —pregunto—. ¡Olvídalo! ¡No es asunto mío!
Está oscuro, pero veo sus ojos observándome. Se ven tan tristes.
—¿Alguna vez sólo has necesitado el toque de alguien Isabelle?
Está bien, ahora eso me molesta.
—Jeremy —chasqueo—. ¿En serio? ¿ME estás preguntando eso?
—¿Sólo la sensación de alguien?
—Jeremy —grito—. ¡Nunca he sentido el toque de nadie! ¡Nunca, en
mi vida entera! ¡La única persona que me ha mostrado algún cariño eres
tú! Así que, sí, he anhelado mucho el toque de alguien, pero yo no tengo
esa opción. Así que lo siento, no te comprendo. ¿Por qué la enviaste a su
casa si eso es lo que necesitabas? No me importa lo que haces.
Hay silencio mientras me mira fijamente. El aire es muy pesado y tenso.
—Ella estaba vacía. Su toque estaba vacío.
—¿Estás borracho? —pregunto.
—Tal vez —dice—, sólo un poco.
Rodando mis ojos, solo digo:
—Oh Jesús.
Página | 317
—Isabelle, NECESITO tener el toque de alguien. Alguien que me
importe. —Jeremy se ve muerto para mí.
Mi corazón se detiene y ni siquiera sé qué decir. Mi boca se abre y se
cierra.
—¿Qué soy yo... —Empiezo.
Antes de darme cuenta, Jeremy se precipita hacia mí. Planta sus
labios en los míos y me besa. Me toma un segundo porque soy tomada
muy fuera de guardia. Jeremy empieza suave pero tan pronto como le
devuelvo el beso, me encuentra con impaciencia. Los besos se vuelven
apasionados. Ahora, nunca he experimentado esto antes, así que me
pongo tensa.
Levanta sus manos y sostiene mi cara con ellas. De alguna manera mis
manos se encuentran envueltas a su alrededor. Nos apretamos el uno
contra el otro. Mi cuerpo está sintiendo cosas que NUNCA ha sentido
antes. Una parte de mí siente como si mis piernas se fueran a rendir.
Jeremy separa mis labios con los suyos y me besa de una manera que
nunca lo ha hecho antes. De hecho tomo una rápida respiración. Bien, no
esperaba esto. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo?
Es como un fuego que comienza a construirse dentro de mí. Jalo a
Jeremy fuerte contra mí. Finalmente retira sus manos y me aleja. Jadeo
ligeramente. Caminando conmigo, me regresa a la cama. No siendo
capaz de no hacerlo, me siento. Alcanzándola, Jeremy se quita la camisa.
En serio, bien, en esta situación, eso no me ayuda a calmarme.
—Jeremy. —Apenas susurro.
—Hmmm —tararea, empujándome hacia abajo. Sus labios
encuentran los míos de nuevo. No puedo evitarlo, me pierdo y le devuelvo
el beso. Jeremy me agarra por la cintura y me empuja más hacia arriba en
la cama.
Cuando retrocede y comienza a besar mi cuello tartamudeo:
—Jeremy, ¿qué estás haciendo?
Juguetonamente me muerde.
—Estoy disfrutando. ¿No lo estás tú?
—Oh si —gimo—. Lo estoy.
—Bien. —Respira contra mi piel.
Para ser exactos mis ojos ruedan hasta la parte de atrás de mi
cabeza, pero cuando su mano comienza a tirar de mi ropa, se abren de
golpe.
—Jeremy —grito.
Página | 318 Se sostiene a sí mismo sobre mí.
—¿Sí?
—¡No voy a hacer eso contigo! —grito.
Levantando sus cejas, Jeremy pregunta:
—¿Qué no vas a hacer conmigo?
—Tener sexo —siseo.
Dejando caer su cabeza, Jeremy suspira.
—Isabelle, puedo estar borracho pero no soy estúpido. No tendría
sexo contigo justo ahora. Esa no era mi intención.
—Oh, perdón.
—¿Quieres parar? —me pregunta, mirándome a los ojos.
No sé qué decir con respecto a eso, pero la palabra “No” sale de mi
boca.
Jeremy se inclina de nuevo y me besa. Instantáneamente, es como si
mi cuerpo tuviera mente propia. Nos empujamos y jalamos el uno al otro
desesperadamente, como si estuviéramos tratando de llevar al uno a
través del otro. El mundo desaparece y todo en lo que puedo
concentrarme es en Jeremy, el contacto de él en mis dedos, el calor de su
cuerpo sobre el mío, el increíble impulso que siento de permanecer
conectada a él.
Minutos, una hora, o un momento después, finalmente nos separamos.
Jeremy solo respira pesadamente contra mis labios.
—Tenemos que parar.
Asintiendo, chillo:
—Sí, eso es probablemente una buena idea.
Hay un momento de silencio y luego dice:
—No quiero.
—NECESITAMOS hacerlo —enfatizo—. Vamos, deberías dormir.
Sin moverse, Jeremy permanece mirándome. Finalmente susurra:
—Bien. —Se recuesta a mi lado en la cama y rueda sobre su espalda.
Nos quedamos allí en silencio durante unos minutos.
—¿Estás enojado conmigo? —Finalmente pregunto.
Volteando a verme, Jeremy responde:
—¿Por qué estaría enojado contigo?
—Porque quise parar —respondo.
—No —murmura—. Nunca podría estar enojado contigo por algo
Página | 319 como eso.

Nerviosamente, sonrío.
—Está bien.
—Ven aquí —dice Jeremy, abriendo sus brazos. Me acerco y me
acurruco en ellos—. Vamos a dormir.
—Muy bien —susurro. Nos tumbamos allí, pero no mucho tiempo
después siento a Jeremy respirando rítmicamente.
Entonces mi pregunta es, ¿se quedó dormido o se desmayó? No
entiendo la bebida. Espera, ¿es por eso que esto sucedió? ¿Porque estaba
borracho? Si lo fue... ¿cómo me voy a sentir acerca de eso? Presiono mi
cara en el pecho de Jeremy y cierro mis ojos. Debería saber que esto es
sólo lo que es. Jeremy necesitaba el toque de alguien y yo estaba aquí.
Creo que prefiero ser yo a una extraña al azar. Creo que eso es lo que él
quería también. Tomando una respiración profunda, cierro mis ojos y trato
de dormir.
Cuando llega la mañana, nos encuentro a Jeremy y a mí separados
en la cama. Sentándome, veo que todavía está muerto para el mundo.
Tratando duro de no sonreír, sacudo la cabeza. Va a estar dormido por un
rato. Cuidadosamente salgo de la cama y me escapo de la habitación.
Suavemente, cierro la puerta, no queriendo despertarlo.
Me voy a la cocina a hacer algo de café. Mientras se está
preparando, me quedo ahí con mi mano sobre mis labios. Cada segundo
de la noche anterior corre a través de mi cabeza.
En realidad mi corazón comienza a agitarse de nuevo. Es como si
todavía pudiera sentir su toque. Sacudiendo la cabeza, espero por mi
café.
Después de haber terminado con él, me siento en la mesa de la
cocina viendo a la puerta de mi habitación. Ni siquiera estoy segura de
qué decirle cuando se levante. ¿Qué dices en esta situación? Hola,
buenos días, gracias por lo de anoche. No creo que así sea como debería
de manejarlo. Finalmente, gimo y decido tomar un baño.
Es tranquilizante. Lavo mi cabello y todo. Después de que he
terminado, giro y dejo correr el agua por mi cara. Imágenes y sensaciones
siguen corriendo por mi mente. De pronto, con un golpe, la puerta del
baño se abre. Eso me hace saltar. Entonces unos segundos después,
escucho a alguien vomitando.
—¿Jeremy? —jadeo.
No hay respuesta. Cierro el agua en la ducha y estiro la mano en
Página | 320 busca de mi bata. Después de habérmela puesto, abro la cortina. Jeremy,
por supuesto, está en el piso, vomitando en el inodoro. Suspiro
pesadamente y salgo de la ducha. Acuclillándome junto a él, pongo mis
manos en su frente para ayudarlo a sostener su cabeza. Vomita durante un
tiempo. Pensarías que esto me molestaría, pero he lidiado con esto lo
suficiente con mi mamá. Esto no es nada. Da arcadas por un rato y
entonces finalmente se detiene.
—¿Ya terminaste? —pregunto.
—Sí, eso creo —gruñe. Jeremy se desliza y se sienta junto al inodoro.
Voy y agarro una toalla. Después de mojarla, regreso y se la entrego a
Jeremy—. Gracias —murmura, limpiándose a sí mismo—. No tienes que
ayudarme.
—Oh, Dios —gruño—. Sí, tengo que hacerlo. Relájate. —Girando, lleno
una pequeña taza con agua y se la paso también—. Enjuágate la boca.
Lo hace y escupe en el inodoro.
—Siento como si me fuera a morir.
—No vas a morir —digo, cruzando mis brazos—. Tienes resaca.
Desearías estar muriendo. ¿Cuánto tomaste anoche?
—Sabes —responde Jeremy—. No me acuerdo. Oh mierda. —Se
inclina y comienza a vomitar de nuevo.
Me arrodillo junto a él y froto su espalda. Cuando termina, Jeremy
apoya su cabeza en el inodoro.
—Me gustaría poder hacer más para ayudarte, pero créeme, no hay
nada que pueda hacer. Tienes que esperar a que esto salga.
—Sí —refunfuña—. He pasado por esto antes.
Poniéndome incómoda, me siento en el piso. Arreglo mi bata así no
muestro nada. Sabes que lo que pasó anoche no es importante ahora.
Jeremy gruñe y se desploma, descansando su cabeza en mi regazo.
Eso me hace reír.
—¿Por qué no te pones cómodo?
—Shh. —Me calla—. No tan fuerte.
—Lo siento —susurro, sin dejar de reír—. Lo siento, pero esto es un poco
divertido.
Cierra los ojos y gime.
—No es gracioso.
—Sí, lo es. Tal vez te enseñará a no beber tanto.
Jeremy deja caer su brazo sobre su cara.
—La luz del sol es tan malditamente brillante. ¡Ugh! —Solo me rio y
Página | 321 sacudo mi cabeza. Suspirando, Jeremy finalmente dice:

—Entonces, ¿cómo llegué a casa anoche?


—¿Qué? —pregunto.
—Bueno, recuerdo haber estado en el bar y... entonces me desperté
en tu cama —responde Jeremy.
Mi corazón se rompe en mil pedazos. Ni siquiera sé si puedo encontrar
las palabras.
—¿No te acuerdas de anoche?
—Nop.
—¿Alguna cosa? —digo en voz baja.
Jeremy quita su brazo y me mira.
—No, ¿por qué? ¿Hice algo estúpido? ¿Cómo llegué a tu cama?
Creo que en realidad podría llorar… encima de él. La mirada en sus
ojos es una de confusión. No le puedo decir, simplemente no puedo. ¿Qué
diría? Sólo sería incómodo. No lo habría hecho si no hubiera estado
borracho.
—No —digo finalmente, tratando de poner una sonrisa—. Sólo
trepaste a mi cama y te desmayaste. No quería molestarte.
—Oh bien —suspira—. Sé que no manejé. Me dieron un aventón hacia
el bar donde estábamos.
—Mmm —canturreo. Mis ojos están empezando a llenarse de lágrimas.
Clavo mis uñas en la palma de mi mano para tratar de distraerme. Aparto
la mirada, esperando que Jeremy no lo vea.
Cuando pone de nuevo su brazo sobre sus ojos, doy un suspiro de
alivio. Una lágrima cae por mi mejilla y rápidamente la elimino. Hay solo
silencio por un momento. Mi mano está probablemente sangrando por
excavar tan duro.
—Entonces —digo finalmente, algo ruda—. ¿Qué podría animarte a
beber tanto maldito licor?
No hay movimiento de Jeremy. ¿En serio se quedó dormido encima
de mí?
De pronto, dice:
—Tiendo a emborracharme cada año en ese día.
—¿A propósito? —pregunto, estupefacta.
—No empiezo con eso siendo mi meta, pero normalmente termina de
esa manera —contesta Jeremy. Lentamente, articula—: Para ahogar mis
penas.
Página | 322 Mi mano alcanza la parte superior de su cabeza, y mis dedos
comienzan a enrollar los claros rulos de su cabello.
Vacilante, pregunto—: ¿Por qué estabas triste?
Tomando una respiración profunda Jeremy dice:
—Ayer, bueno, ayer fue el aniversario.
—¿El aniversario de?
—Es el día en que Kaitlin murió. —El dolor en mi pecho decae por un
segundo. Me está diciendo algo acerca de su pasado. ¿Qué digo? ¿Qué
hago? Solo sigo enrollando su cabello y lo dejo para que hable al
respecto. Jeremy quita los brazos de su cara y me ve—. ¿No hay
preguntas?
—No, quiero saber quién es Kaitlin, pero prometí no hablar acerca de
tu pasado, así que no voy a hacer ninguna pregunta.
—Bueno —dice en voz baja mirándome—. Creo que estoy listo para
hablar de ello, pero tienes que prometer que no le dirás a nadie lo que te
diga. —Asiento en respuesta.
Jeremy toma una respiración profunda y luego comienza:
—Para empezar, soy de Texas, pero tú ya sabías eso. Lo que no sabías
es que... bueno... soy huérfano, supongo que se podría decir eso. —Me
mira mientras mis cejas salen disparadas hacia arriba—. Ves, esa es la
razón por la que no se lo digo a nadie, porque odio la simpatía por eso.
Sacudiendo la cabeza, replico:
—No lo estaba haciendo por simpatía, solo estaba sorprendida.
—Bien, bueno, estuve cambiando de casa de acogida a casa de
acogida. Era bastante retraído y nunca realmente apegado a alguien. Era
bastante parecido a ti. Nunca hubo muestras de cariño o el toque
reconfortante de la familia. Entonces, así es como crecí. Durante el verano
antes de mi año de octavo grado, finalmente llegué a mi último hogar de
acogida. Eran personas muy agradables, pero yo era tan cerrado y tan
cauteloso que mantuve mi distancia. La esposa era profesora de música y
dijo que sería bueno para mí empezar a tocar un instrumento. Yo, por
supuesto, me burlé de la idea, excepto que ella dijo que así era como me
iba a ganarme mi mesada.
Interrumpo:
—Entonces ¿elegiste el violín?
—Sí, para mí era uno de los más bellos instrumentos de sonido que
conocía. Entonces, comenzó a enseñarme cómo tocar y por lo maravilloso
que soy, lo capté rápidamente. —Jeremy me sonríe y río suavemente—.
Página | 323 Hacia el final de ese verano, Henrietta, mi madre adoptiva, decidió que
iba a enviarme a un campamento de música por una semana. Yo estaba
horrorizado. No quería ir, pero al final no había opción. Así que, fui al
campamento de música.
Por decir lo menos, no encajé muy bien. Era el chico que jugaba
deportes y actuaba todo alocado. No era del tipo de sentarme y tocar
música todo el día, pero me rendí y traté. Estaba detrás de todos los
demás, así que me quedaba más tarde que el resto de los chicos y
practicaba. Me frustré bastante conmigo mismo. Quería ser el mejor en
todo.
Bien, una noche, realmente me molesté y comencé a maldecir como
un marinero, lo cual no es sorprendente viniendo de mí. De repente, ahí
estaba esta suave voz diciendo:
—¿No te dijeron tus padres que no es bueno maldecir? —Miré hacia
arriba y vi a esta chica. Era de mi edad. Tenía el cabello negro corto y
anteojos. Lo que todo el mundo llamaría tonta. Tartamudeé y balbuceé, y
dije—: Lo siento, no me di cuenta de que alguien más estaba aquí.
—Te escuché tocando. Has mejorado mucho en estos pocos días —
contestó.
—¿Has estado observándome? —pregunté. Se sonrojó y asintió.
—Mi nombre es Kaitlin.
—Soy Jeremy —respondí—. Entonces, ¿por qué me has estado
observando? —Encogiéndose de hombros tímidamente miró hacia otro
lado.
—No lo sé. Sin embargo te puedo ayudar.
—¿Cómo? —pregunté.
—Te enseñaré cómo colocar tus dedos correctamente, ahí es donde
te equivocas. Aquí, te mostraré. —Kaitlin se acercó y empezó a mover mis
dedos. Su toque era gentil y suave, recuerdo mucho eso. Pasamos el resto
de la noche con ella ayudándome y para el final, yo era mejor.
Por el resto del campamento, fuimos inseparables. Kaitlin era tan
inocente y dulce. La hacía reír, y dijo que no lo hacía muy a menudo. En
realidad no hablamos mucho acerca de nuestras vidas. No había
necesidad de preguntas. Cuando el campamento llegó a su fin, nos
quedamos allí esperando que nos recogieran. Kaitlin extendió su mano y
me dio un pedazo de papel.
—¿Qué es esto? —pregunté.
—Es mi dirección y número de teléfono —susurró. Kaitlin no podía
mirarme a los ojos—. No tengo muchos amigos, pero apuesto que tu si
tienes un montón de ellos, así que entenderé si no te pones en contacto
Página | 324 conmigo.
Sonreí y le dije:
—No, definitivamente estaré en contacto. —Eso la hizo sonreír.
—¡Genial! Voy a empezar en una nueva escuela este año y estoy
nerviosa por no tener amigo.
—¿Qué escuela? —pregunté.
—Secundaria Riverwood —respondió.
Exclamando dije:
—¡Ahí es a donde voy!
Kaitlin sonrió ampliamente.
—¿Me hablarás?
Un poco sorprendido dije:
—Por supuesto que lo haré. ¿Por qué no lo haría?
—No lo sé —susurró, mirando a otro lado.
Entonces, de repente, un muy elegante auto negro se detuvo frente a
nosotros. Un chofer salió del auto y miró a Kaitlin.
Asintió y dijo:
—Señorita Billings ¿está lista?
Ella inclinó su cabeza.
—Sí, Phillip, lo estoy.
Él se agachó y recogió su bolso. Caminando, abrió la puerta trasera
para ella. Para ese momento, estaba un poco en estado de shock. Kaitlin
solo sonrió y dijo:
—Me tengo que ir. Mis padres estarán esperándome para cenar.
—Sí —dije lentamente—. Te llamaré esta semana.
—Adiós Jeremy. —Se puso de puntitas y suavemente me besó en la
mejilla. Con eso, Kaitlin se fue.
Regresé a mi casa de acogida y todo regreso a la normalidad. Traté
de llamarla el día siguiente y me contestó un… mayordomo. Dijo que ella
se había ido, pero tan pronto como regresara, le diría que me llamara. Así
que pacientemente esperé. A la mañana siguiente, finalmente me llamó.
Hicimos planes para que fuera a su casa el fin de semana.
Hablábamos todos los días por horas. Nunca había sido capaz de
mantener una conversación con alguien, como lo hice con ella. Entonces,
el sábado llegó y ella dijo que alguien vendría y me recogería.

Página | 325 Cuando una limosina se estacionó para recogerme, mis padres
adoptivos y yo nos quedamos inmóviles viéndola. El chofer se limitó a
esperar pacientemente con la puerta abierta. Sintiéndome bastante
incómodo, fui y me metí en el auto. No para mi sorpresa, nos dirigimos al
barrio más rico de los que yo conocía. Cuando nos detuvimos en la casa
de Kaitlin, miré por la ventana y vi una mansión. En realidad no había visto
una antes, así que estaba un poco deslumbrado.
Kaitlin por supuesto llegó corriendo por la puerta principal. Salí para
encontrarla. Brincó a mis brazos y me dio el abrazo más grande que
alguna vez había recibido.
—Estoy tan feliz de que estás aquí —chilló—. Vamos, tengo mucho
que enseñarte. Mis padres se mueren por conocerte.
La seguí por las escaleras de piedra y hacia la sólida puerta principal.
Entramos en una recepción tan grande como la casa en la que yo estaba
viviendo. Kaitlin agarró mi mano y me jaló a través de la casa. Me mostró la
sala de estar, la biblioteca, el salón de baile, su cocina gigante y
finalmente la sala de estar. Sus padres estaban sentados ahí. Eran el
epítome de la clase alta. Ella estaba vestida con un vestido de moda,
simplista y él vestía traje y chaleco.
Corriendo hacia su padre, Kaitlin dijo:
—Papá, este es Jeremy.
Su padre me sonrió.
—No hemos escuchado de otra cosa más que de ti durante la última
semana. Es un placer conocerte, Jeremy. Mi nombre es Richard y esta es
mi esposa Lillian.
Nerviosamente murmuré:
—Hola.
Déjame decirte, que eran las personas más agradables que he
conocido. Me llevaron dentro y me hicieron sentir como en casa. Kaitlin me
enseñó su habitación, con su madre escoltándonos, por supuesto. Eran
extremadamente anticuados y no era adecuado que un muchacho
estuviera en su cuarto sin vigilancia. No me importó. En realidad, pensé que
era genial. Nos pasamos el día hablando y caminando alrededor del
patio. Cuando caminamos alrededor de la cochera, vi lo que se
convertiría en mi nueva fascinación. Había una hilera de viejos autos
deportivos.
—¡Qué genial! —exclamé.
—Son de mi padre —replicó Kaitlin—. Le gusta reconstruirlos a él
mismo.
De repente, escuchamos:
Página | 326 —Sí, me gusta hacerlo. ¿Estás interesado en los autos? —Me di la
vuelta para ver al papá de Kaitlin.
—Nunca he estado alrededor de algo tan genial como esos —
respondí.
—Pues bien, déjame mostrártelos —declaró Richard, y lo hizo.
Estaban más allá de cualquier cosa que podría haber experimentado
normalmente. Su padre abrió el capó y me explicó el motor. Devoré cada
palabra.
Finalmente, Kaitlin se aburrió y se quejó:
—Papá, quiero hacer algo.
Su padre solo se rió. Me miró, y dijo:
—Si estás interesado, puedo enseñarte todo acerca de los autos. Eso,
si Kaitlin me lo permitiera.
Ansiosamente le dije que quería, por supuesto, pero Kaitlin me arrastró
lejos y nos fuimos y creamos un alboroto.
Después de eso, pasé casi todos los días en su casa. Sus padres nos
dejaron acampar en el patio trasero y me llevaron a los lugares más
maravillosos.
La escuela comenzó y seguíamos siendo inseparables. Creo que eso
la ayudó. Las personas se metían con ella y yo tenía que defenderla. De
hecho le pegué a un tipo en la cara porque la estaba molestando
duramente. Fui suspendido de la escuela y castigado por dos meses. Me
permitían hablar con Kaitlin por teléfono, pero no tenía permitido dejar la
casa.
De repente interrumpí a Jeremy.
—Así que, es a ella a quien te recuerdo porque yo era tonta y la
agarraban contra mí.
—Sí. —Suspiró Jeremy—. Es por eso que hice lo que hice. —Eso me
hace callar.
—Así que, podemos avanzar rápidamente a través de los años.
Empecé a tomar clases de violín con Kaitlin y los dos nos volvimos buenos,
excepcionalmente talentosos. Su padre también me explicó sobre los
autos, cómo reconstruir motores. Richard me enseñó todo lo que sé.
Para ese punto estábamos en la preparatoria. Ambos comenzamos a
cambiar. Llegue a tener... bueno... mejor aspecto y repentinamente recibí
un montón de atención de las chicas. Kaitlin sólo se hizo más tímida. Para
mí, era hermosa, pero no se veía sí misma de esa manera. Entonces, al
inicio de nuestro penúltimo año de la escuela, comenzó a no sentirse bien.
Página | 327 Se volvió letárgica y se enfermaba mucho. Empezaron a aparecerle esos
moretones de la nada.
Sus padres rápidamente la llevaron al médico. Ella... descubrieron...
Kaitlin tenía cáncer. Era etapa tres. Todos estábamos devastados. La
iniciaron en la quimioterapia y radiación. Permanecí con ella a cada paso.
Iba a sus citas con ella, sus tratamientos. Mientras más tiempo pasaba, más
débil se ponía. Sus padres comenzaron a enseñarle en casa.
Eso fue duro. Yo seguía yendo a nuestra preparatoria, pero todo en lo
que podía pensar era en ella. Mis calificaciones empezaron a sufrir. Kaitlin
se enteró y me dio una meticulosa patada verbal en el trasero. Por lo tanto,
debía llevar mi tarea a su casa y la haríamos juntos. Hacia el final de
nuestro penúltimo año, se puso muy débil. Sin embargo era una luchadora.
El baile de graduación se acercaba y le dije que iríamos juntos. Kaitlin dijo
que no quería ir. Perdió todo su cabello y en realidad nunca dejaba la
casa, pero al final, fue a buscar un vestido.
Estaba emocionado, pero el día antes del baile, se puso muy
enferma. Sus padres estaban preocupados de que saliera de la casa.
Kaitlin estaba devastada. Creo que realmente tenía muchas ganas de ir.
Por lo tanto, esa noche hablé con sus padres, y al día siguiente, le
dimos su propio baile de graduación. Me presenté en mi esmoquin. Su
madre la alistó con su vestido. Tenían a su chef haciéndonos una gran y
extravagante cena. En realidad Kaitlin no podía comer, pero era la
experiencia que queríamos que tuviera. Más tarde, la llevé a su salón de
baile y bailamos. Todo era baile lento porque estaba demasiado débil,
pero bailamos. Fue grandioso. Estaba tan feliz.
Después, nos sentamos afuera en el porche. Hablamos y ella brillaba.
Mientras hablábamos, Kaitlin gentilmente tomó mi mano. Le sonreí.
Nerviosamente se mordió el labio y luego me miró. Le pregunté qué estaba
mal. Inmediatamente se sonrojó y apartó la mirada.
Finalmente susurró:
—Estoy muriendo.
Chasqueé y dije:
—No, no lo estás, vas a superar esto.
—Sabemos que no lo haré —susurró Kaitlin en voz baja—. No es de eso
de lo que quiero hablar.
Ligeramente irritado dije:
—¿De qué quieres hablar?
—Tú eres mi mejor amigo y te amo —suspiró.
—Me siento de la misma manera —contesté.
Página | 328
Con sus hermosos ojos sólo me miró. Kaitlin susurró:
—Quiero pedirte el favor más grande del mundo, y puedes decir no.
Entenderé si dices que no.
—Haré cualquier cosa por ti, sabes eso —le aseguré.
Kaitlin miró hacia el horizonte.
—Hay algo que quiero hacer antes de morir.
—¿Qué? Podemos hacer cualquier cosa. —La animé.
Respirando profundamente, rápidamente escupió:
—Quiero estar con alguien antes de morir. —Sus ojos se volvieron
hacia mí—. Y quiero que seas tú.
Me quedé viéndola por un momento porque no tenía idea de a qué
se refería. Entonces me di cuenta.
—¡Oh! —Jadeé—. ¿Quieres que ESTEMOS juntos?
—Ya me he perdido demasiado, y si muero, habrán aún más cosas
que nunca voy a llegar a hacer. Quiero experimentar esa cosa.
Obviamente, dije:
—Por supuesto. Estaré encantado de hacer eso contigo. —Ahora,
para este punto yo todavía era virgen también, y ella lo sabía.
Incómodamente permanecimos sentados por un tiempo. Ella solo
sosteniendo mi mano. Suavemente yo frotaba su parte de atrás de su
mano con el pulgar.
—¿Cuando quieres hacer esto?
—Pronto —respondió—. Quiero hacerlo antes de empeorar. —Kaitlin
comenzó a reír—. Me gustaría disfrutarlo, si vamos a hacerlo.
Eso nos hizo reír a los dos, a pesar de que era realmente triste.
—Quiero que sea especial —dije finalmente—. No esta noche.
Se rió de nuevo.
—No con mis padres al rededor.
Así que, lo planeamos para más adelante. Sus padres iban a estar
fuera por una noche y les dije que me quedaría en la habitación de
invitados y cuidaría de ella. Los dos teníamos 17 para ese entonces. Así que
dejarnos por nuestra cuenta no era gran cosa. Kaitlin se había estado
sintiendo mejor. Todos estábamos realmente esperanzados. Esa noche nos
sentamos en su cama y sólo nos sostuvimos la mano el uno del otro. Hasta
ahora, nunca nos habíamos besado, nunca habíamos hecho nada, pero
no obstante yo la amaba. Así que, cuidadosamente puse mi mano en su
cara y suavemente coloqué mis labios sobre los de ella.
Página | 329
No entraré en detalles porque eso es obviamente una cosa privada,
pero fue perfecto. Aunque tenía miedo de lastimarla. Entonces, solo fue
suave e íntimo. Esa noche nos quedamos dormidos en los brazos del otro.
Al día siguiente, estábamos muy contentos.
—Fue algo realmente especial que nosotros hubiéramos... —Jeremy
hace una pausa y toma un profundo respiro.
—¿Estás bien? —pregunto—. No tienes que decirme nada más.
Me mira y sacude la cabeza.
—Estoy bien.
—Kaitlin suena maravillosa —susurro.
—Lo era. Era todo para mí, la única familia que tenía. En realidad, su
familia era la única familia que tenía. Éramos adolescentes, así que esa no
fue la única noche que estuvimos juntos. Creo que sus padres lo sabían,
pero no creo que les importara. Ella se estaba sintiendo mucho mejor.
Nuestro último año llegó, y pensamos que Kaitlin lo iba vencer. Para mi
cumpleaños ese año, ella y su familia me regalaron el GTO. Kaitlin sabía
que yo había querido uno. Necesitaba ser reparado, pero su papá había
planeado que lo hiciéramos juntos. Richard era como un padre para mí.
Kaitlin estaba tan feliz de verme emocionado. Pasamos las siguientes
semanas, planeando nuestros futuros.
Entonces, un día, ella solo se cayó. La levanté en mis brazos y Kaitlin
solo yació ahí. Puso su mano en mi cara y susurró:
—Te amo.
Rápidamente respondí:
—También te amo. —Entonces ella se deslizó en un coma justo en mis
brazos. Apresuradamente la llevamos al hospital y fue puesta en terapia
intensiva. Dijeron que no sabían por qué dio un giro tan drástico.
Permanecí con ella. Dormí en las sillas del hospital junto a su cama. Ese es
por qué la noche que dormí en la silla a tu lado, hice el comentario de que
estaba acostumbrado.
Kaitlin resistió por tres meses. Nunca despertó de nuevo. Le hablaba y
le decía de la escuela. Estuve ahí cada día. Diligentemente hacía mi tarea,
porque sabía que eso es lo que ella hubiera querido. Entonces una noche,
besé su mano suavemente, y oré a Dios. Le pedí que no la dejara sufrir
más. Estaba listo para dejarla ir, y unas pocas horas después, falleció. —
Jeremy se detiene y mira fijamente a la pared.
De manera inconsciente, siento lágrimas correr por mis mejillas.
Rápidamente las elimino.
Página | 330 —Lo siento tanto Jeremy.
Respira profundamente y contiene las lágrimas.
—Su funeral fue duro. Sabía que era su tiempo de partir, pero aun así
fue difícil. Para mi sorpresa, un montón de chicos de la escuela se
presentaron. Una parte de mí estaba feliz de que la recordaran, y otra
parte estaba furiosa, porque a ninguno de ellos les había importado lo
suficiente para ir a verla cuando estaba enferma.
Una semana o algo así pasó, cuando sus padres me llamaron y me
preguntaron si quería ir a la casa. Así que lo hice. Hicimos lo de siempre, la
conversación del ¿cómo estás? Luego me sentaron y dijeron:
—Kaitlin nos pidió que hiciéramos algo si alguna vez fallecía.
Vacilante, pregunté:
—¿Qué fue?
Su madre extendió la mano y tomó la mía.
—Nos pidió que te dejarnos su fideicomiso. Kaitlin quería que lo
tuvieras.
Mi boca cayó y negué con la cabeza.
—No puedo aceptar eso.
—Queremos que lo tengas —dijo su padre—. Ella quería que fueras a
la escuela, que fueras capaz de hacer las cosas que ella no sería capaz de
hacer. Kaitlin nos dio un mensaje para ti, que tú deberías vivir la vida por
ambos.
Inmediatamente me puse a llorar. Al final, el fideicomiso me fue
transferido.
Fueron cinco millones y medio de dólares, pero en realidad nunca lo
había tocado. Terminé mi último año y me gradué. El día después de
graduarme, me senté y pensé en ella. No sabía qué hacer. Todo lo que
sabía era que no podía permanecer alrededor de ahí nunca más. Todo
me lo recordaba a ella. Así que, como te dije, tomé un dardo y lo lancé a
un mapa de los Estados Unidos. Aterrizó aquí.
Al día siguiente fui a la casa de sus padres. Les dije que me iba, que
no me podía quedar aquí. Su madre me suplicó que no me fuera, pero le
dije que tenía que hacerlo. Me exigió que le escribiera y le dijera dónde
estaba, y lo hice cuando llegué aquí.
Eso me hace jadear.
—¡Esas cartas que he visto, eran de sus padres!
—Sí. —Suspira Jeremy—. Al principio les escribí y les dije lo que estaba
haciendo. Cuando su mamá me escribía en respuesta, me destrozaba
Página | 331 cada vez. Así que un día, dejé de escribir y dejé de leer. Las cartas siguen
llegando cada semana. Tengo una pila de no sé cuántas. No puedo
pensar en eso, pero sigo pensando en ella todos los días.
—Lo siento tanto Jeremy. No deberías estar usando ese dinero para
ayudarme. ¡Ella dejó eso para ti!
Rápidamente se sienta y me mira.
—No, ella hubiera querido que te ayudara Isabelle. Kaitlin te hubiera
adorado. Creo que probablemente se hubieran convertido en mejores
amigas y me hubieran hecho a un lado. Me recuerdas mucho a ella.
Mi mente hace un tipo de parada ante eso.
—¿Estás... estoy... reemplazándola? ¿Es por eso que eres mi amigo,
porque te la recuerdo?
Jeremy tiene esta mirada de asombro en su rostro.
—¡No, Isabelle, no! Al principio, sí, me la recordabas. Es por eso que
quería ayudarte, ¡pero no es por eso por lo que soy tu amigo! Son
parecidas, pero también muy diferentes. Ella era tímida. Tú estás llena de
chispa cuando lo quieres ser. Tienen diferentes sentidos del humor. Pero,
ambas son talentosas más allá del reconocimiento. Tú eres mi mejor amiga,
¡pero no es así! ¡No estoy tratando de reemplazarla a ella contigo! Por
favor, nunca pienses eso. —Coloca su mano en el lado de mi cara—. Por
favor, tienes que entender.
Pongo mi mano sobre la suya.
—Sí, lo hago. Gracias por compartir eso conmigo.
—Gracias por escucharlo. Entonces, es por eso que es tan importante
que ames, porque es una gran cosa. No me arrepiento de amar a Kaitlin ni
por un segundo.
—Un día, espero poder estar enamorada —suspiro, solo mirándolo.
Encogiéndose de hombros, Jeremy dice:
—No creo que estuviera enamorado de ella. Era un tipo diferente de
amor. No como algo sacado de una tórrida novela de romance.
—Sí —murmuro, mi mente desviándose a la noche anterior. ¿Qué se
supone que debo pensar de eso ahora? ¿Qué estábamos haciendo?
¿Incluso importa? Él no se acuerda. Tal vez eso es una buena cosa.
—¿Quieres saber algo más acerca de mí? —pregunta Jeremy.
Con una sonrisa, le respondo:
—Seguro.
—Una de las primeras cosas que me preguntaste fue si duermo con
cualquiera y la respuesta es no, porque nunca he estado con nadie, a
Página | 332 excepción de Kaitlin.
Mi mandíbula cae.
—¿¡Qué!?
—Nop, nadie —afirma Jeremy—. Nunca he querido. —Se detiene, me
mira y luego mira hacia otro lado—. Es decir, la situación nunca se ha
presentado. ¿Sabes qué? necesito un poco de café.
—Probablemente sólo lo vomitarías —respondo—. Tal vez deberías
recostarte.
Jeremy se pone sobre sus rodillas y hace una mueca.
—Está bien, creo que estoy de acuerdo contigo, sin café. Una cama
suena bien.
—¿De verdad crees que Kaitlin querría que te emborraches en el
aniversario de su muerte? ¿Querría ella que esa fuera la forma en que
celebras su existencia? —pregunto severamente.
Deteniéndose, Jeremy voltea y me mira.
—Nunca he pensado en ello de esa manera.
—Bueno, tal vez deberías empezar —replico.
Canturreando Jeremy dice:
—Hmmm, sí. Ves, es bueno tenerte alrededor, tienes mucho sentido.
—Gracias —respondo levantándome. Lo agarro por las axilas y lo
pongo de pie—. Necesitas ir a acostarte.
—A la orden, capitán —dice Jeremy saludándome.
Ruedo mis ojos.
—Ve a la cama.
Entra en su habitación y cae sobre su cama. Me acerco y cierro su
puerta. Silenciosamente, camino a mi habitación y cierro mi propia puerta.
Sin saber qué hacer, me siento en mi cama. Es entonces que las lágrimas
vienen, lágrimas por lo de anoche, lágrimas por Jeremy y Kaitlin. Pongo mi
cara en mis manos y lloro.
Capítulo 19
Después de que dejo de llorar, me siento y miro fijamente a la pared.
Página | 333
Sabía que la noche anterior no significo nada, pero saber que él lo olvido
por completo. Eso hace que sea doloroso. No debería estar molesta,
¿verdad? Fue divertido y tal vez solo debería tomarlo como eso. Solo que
no puedo deshacerme de este sentimiento persistente.
Y entonces añades a Kaitlin. Me duele saber que él está sufriendo
tanto con esto, pero además una parte de mi se siente inquieta. El me
llama su mejor amiga, pero, obviamente, nunca estaré a la altura de
Kaitlin. ¿Está mal de mi parte sentirme de esta forma? Parte de mi se siente
enojada o celosa acerca de lo cercanos que eran. Me hace sentir
inadecuada. ¿Solo me está ayudando por ella? Cuanto de nuestra
amistad es un recuerdo de ella y no acerca de nosotros o siquiera acerca
de mí. Y la peor parte es que no puedo hablar de ello con nadie. Iría a
Cassandra, pero no puedo decir nada sobre ello. Tal vez acerca de
anoche, pero aun así, ¿quiero admitir eso? ¿¡Y qué pasa si Jeremy lo
recordara!? No puedo, simplemente no puedo hablar sobre eso. Entonces,
me siento y lloro un poco más.
Unas pocas horas después, reviso mis ojos una vez más para ver si
siguen estando rojos. Finalmente, no lo están. Salgo a la cocina, tomo la
tetera y la pongo en la estufa.
De repente, escucho mi teléfono. Camino hacia la mesa de la
cocina. Mis cejas se disparan hacia arriba cuando veo que es Eric.
Respondo rápidamente.
—¿Hola?
—¿Isabelle?
—Sí, hola Eric. ¿Cómo te va? —le pregunto, un poco torpe.
—Lo estoy haciendo bien y ¿tu?
Rodando mis ojos por el agotamiento, digo—: Bastante bien.
—Genial —responde—. De todos modos, Jack y muchos de nosotros
vamos a Legend’s por pizza y a jugar mini golf. Nos preguntábamos si
querías venir. Y Jeremy también, claro, si no lo encuentra aburrido.
Pienso sobre ello por un momento. Sabes que, necesito esto. —Está
bien, Jeremy no se está sintiendo muy bien hoy, pero me encantaría ir. El
único problema es que Jeremy está durmiendo y él es mi fuente de dinero.
No se está sintiendo bien, entonces no quiero despertarlo, y me niego a
hurgar en su billetera. Entonces, síp, no sé SI pueda ir.
—Oh, yo puedo pagar por ti. No es gran cosa en absoluto. Nos
encontraremos en una hora y media. Si Jeremy está durmiendo necesitaras
un aventón, ¿verdad?
—Si —me quejo—. Todavía no tengo mi licencia. Tengo que aprender
Página | 334 a estacionar en paralelo y eso es todo.
—Bueno yo puedo recogerte. ¿Dónde viven?
Tratando de recordar, le doy indicaciones. —Si te pierdes —digo
finalmente—, solo llámame.
—Tocare la bocina cuando llegue —Eric dice muy felizmente—.
Entonces… ¿te veré en un rato?
—Definitivamente —contesto, sonriendo—. Nos vemos en un rato.
Decimos adiós y cuelgo. Me quedo allí por un momento, en estado de
shock. Sé que esto no es una cita, pero Eric me llamo para hacer algo
conmigo. Eso es bueno. Esto es grande. ¡Esto es épico! Voy rápido a mi
cuarto. Abriendo mi closet, miro mi ropa. No tengo idea de que ponerme.
¡Cassandra! Inmediatamente marco su número.
Suena y suena y finalmente escucho su voz. —Hola, señorita Isabelle.
—Hola —digo—. Necesito tu ayuda.
Sonando preocupada, Cassandra pregunta—: ¿Qué está mal?
—Nada está mal —suspiro—. Eric acaba de llamarme y me pidió que
hiciéramos algo. No es una cita, van haber otras personas allí.
—Eso todavía puede ser considerado una cita —Cassandra
contesta—. Pero eso es irrelevante. ¿Necesitas mi ayuda para qué?
Con un gemido, le digo—: ¡No sé qué usar!
—¿Qué van hacer en esta no cita?
—Mini golf y pizza —le respondo.
Hay un momento de silencio y luego ella dice—: La falda de cuadros
negros y la blusa de botones roja. Usa las botas con ello.
—¡No voy a usar esas botas para jugar mini golf!
—Bien —dice riendo—. Usa los zapatos negros bajos. Tienes que
llamarme más tarde y decirme como va.
Con un suspiro feliz, le digo—: Lo haré, pero voy a ir a prepararme.
Gracias por la ayuda.
—En cualquier momento, ¡diviértete!
—Lo haré, gracias. —Con eso, cuelgo. Me desvisto rápidamente.
Cuando saco un sujetador, agarro uno de los lindos. Si, no hay manera en
el infierno en que él lo vea, pero hace que me sienta un poco más
atrevida. Me pongo la falda y la camisa y me miro al espejo. Usando uno
de los pequeños pañuelos, cubro mi cuello. Voy a ser muy feliz cuando
deje de usar estos.
Cuando voy al baño para arreglar mi cabello y maquillaje. La puerta
Página | 335 de Jeremy se abre. Mi corazón cae un poco. Continúo aplicándome
maquillaje. Él camina a mi lado.
—¿A dónde vas?
—Voy a salir con Eric —respondo sin emoción.
Hay una pausa incomoda, y luego Jeremy pregunta—: ¿Cómo en
una cita?
—No lo sé —respondo—. Van a haber más personas allí, pero él me
recogerá y pagara por mí. Por lo tanto no sé lo que eso sugiere.
Cruzando sus brazos, Jeremy de repente tiene un aire diferente a su
alrededor. —Puedo darte dinero si lo necesitas. Él no tiene que pagar por ti.
—Jeremy —replico—. Tú estabas desmayado y con resaca, no iba a
despertarte. Eric se ofreció a pagar y creo que es amable de su parte. Es
un buen chico.
—Sera mejor que te trate bien —gruñe.
Lo miro. —Pórtate bien y cálmate.
Jeremy da un paso adelante y pone sus brazos a mí alrededor. Lleva
sus labios a mi mejilla y me besa suavemente. —Me preocupo por ti. —Ese
beso envía escalofríos por mi espalda. De repente lo empujo y me alejo de
él. Jeremy me mira preocupado—: ¿Qué está mal Izzy?
—Nada —balbuceo—. Solo necesito prepararme.
Mi pecho se aprieta con la idea de él olvidándolo. Siempre recordaré
que paso. Los toques y como se sintieron, pero eso no es ni siquiera una
preocupación para él. ¿Entonces, que hago ahora?
—Hay algo mal —Jeremy declara—. Prometimos siempre ser honestos
el uno con el otro.
Nerviosamente, saco mi brillo de labios y empiezo a colocármelo. Mi
mano está temblando un poco. —No hay nada mal.
—Es por Kaitlin —gime y se aparta de mí—. No debí habértelo dicho.
—¡No! —exclamo—. Es bueno que me hayas dicho sobre Kaitlin. ¡No es
eso! Bueno, está bien, tal vez un poco de eso, pero no de la manera que
crees.
Apoyándose en el mostrador junto a mí, Jeremy pregunta—: Entonces
¿Qué es? ¿Qué está mal?
—Simplemente… me siento un poco incómoda. Como… no lo sé.
Olvídalo, no es gran cosa. Nada de esto es gran cosa. Me alegra que me
lo dijeras. Es algo bueno para ti.
—Isabelle —Jeremy dice, dando un paso al frente—. Eres mi amiga y
Página | 336 eso no tiene que ver con Kaitlin. Si, los primeros días, te ayude por ella, pero
luego, bueno, empecé a preocuparme por ti. Eres muy diferente a ella, y
eso no es algo malo. Te adoro. Eres una increíble persona y amiga. No
quiero que pienses menos de nuestra relación. Como dije, ustedes dos se
hubieran AMADO. Honestamente pienso que se hubieran olvidado de mí.
Resoplo—: Jeremy no creo que haya una persona en este planeta
que pueda olvidarse de ti.
—Debido a mi diabólico buen aspecto —bromea.
Ahora, ruedo mis ojos. —No. Estoy hablando sobre tu personalidad.
Eres muy carismático y divertido. Das una buena impresión a la gente.
—Ah, eres tan linda —suspira, obviamente contento con mi
comentario—. Así que, ¿necesito tener una conversación con Eric antes de
que salgan hoy?
Mis ojos giran y lo miro. —Te juro, que si haces eso, me convertiré en tu
peor pesadilla.
—¿Vamos a eso de nuevo? Recuerda, Todavía me debes una por
golpearme el pie en el trabajo. Oh si, pequeña, ¡no me olvidé de eso! Solo
estoy esperando el momento más oportuno. Vendrá, te lo prometo, y será
magistral.
Gimoteando, me quejo—: ¡Jeremy! Eso es totalmente injusto. ¡No me
avergüences!
—¡Tú me avergonzaste! Delante de mis compañeros de trabajo nada
menos. Bese a una chica y luego ella me hirió. ¿Qué dice eso acerca de
mis habilidades seduciendo mujeres? —Jeremy pregunta dramáticamente.
—Oh cállate —chasqueo—. ¡No te avergüenzas!
Con una enorme sonrisa, Jeremy dice—: Tienes razón. No me
avergüenzo, pero habrá venganza.
—Como sea, necesito prepararme. Eric estará aquí pronto. —Vuelvo a
seguir poniéndome mi maquillaje.
—¿Me prometerías algo? —Jeremy pregunta.
Titubeando, digo—: ¿Qué?
—Solo di que me prometerás algo.
—Está bien, lo prometo. ¿Ahora que estoy prometiendo? —pregunto
con vehemencia.
Jeremy solo sonríe. —Qué le dirás a Eric que si algo te sucede, tendrá
que responder ante mí.
—¡Jeremy, no voy a decirle eso!
Él cruza sus brazos. —Lo prometiste.
Página | 337 Estrechando mis ojos, replico—: Te detesto.
—Me amas, no te mientas a ti misma —Jeremy se ríe.
—¿Vas a dejar que termine? ¡¿POR FAVOR!?
Dándome una mirada, Jeremy replica—: NO, voy hacer cualquier
cosa para sabotear tu C-I-T-A.
—¿Qué? ¿Por qué harías eso? —Suspiro—. ¡Yo nunca te haría eso! —
Entonces el recuerdo de anoche pasa por mi cabeza. Rápidamente giro
mi cara y miro hacia otra parte.
—Quiero mantenerte toda para mí —Jeremy dice—. Nada de chicos.
Ahora, lo voy a ignorar. —Como sea Jeremy —Arreglo mi brillo labial y
luego guardo todo. Él solo continúa mirándome fijamente. Saco mi
plancha para pasarla de nuevo por mi cabello. Puedo sentir el peso de su
mirada. Es como si estuviéramos en un duelo. ¿Quién va a ceder primero?
Finalmente, el cruza sus brazos. No puedo más y empiezo a reír—. ¡Eres
ridículo! —grito.
Él solo sonríe. —Realmente soy un imbécil, ¿no?
—¡SI! Gracias por admitirlo. —exclamo.
—Solo no quiero renunciar a ti. No me entusiasma que vayas a una
cita.
—No es una cita, por así decirlo. Vamos todos juntos como amigos.
Ellos también te invitaron, obviamente no es una cita —insisto.
Jeremy aplaude. —Voy a ir a prepararme.
—¡No! Por favor. Quiero hacer esto por mi cuenta.
El agarra su pecho y jadea. —¿No me quieres contigo?
—No es eso, pero pienso que serías un poco intimidante para Eric, y si
quiero tener una cita con él, que tu estés asustándolo, no es una buena
manera de hacerlo —le respondo.
—¿Qué cosa divertida me estoy perdiendo, entonces? —pregunta
Jeremy haciendo pucheros.
Sonrió. —Pizza y mini golf.
Eso parece ser gracioso para Jeremy. —¿En serio?
—Síp, será divertido, así que mantén tu boca cerrada.
Él sonríe.
—Siempre y cuando te diviertas, no importa lo que hagas. Pienso que
esto será bueno para ti, sin embargo, quiero darle una severa charla a Eric.
—Podrías por favor dejarlo en paz —gimoteo.
Página | 338 —Nop, lo siento, ¿cómo se supone que voy a protegerte si dejo que
algún chico deambule por tu vida, sin acribillarlo con preguntas?
Dejando mi plancha, me vuelvo hacia Jeremy. —Por favor, no arruines
esto para mí.
Jeremy me mira fijamente durante un minuto. —No quiero que te
hagan daño, y una parte de mi no quiere ser apartada por un nuevo chico
en tu vida.
—Estoy más preocupada acerca de cuándo consigas novia —
declaro—. Tendrás ciertos impulsos que no puedo llenar. —Mientras esas
palabras salen, mi corazón cae—. Quiero decir —tartamudeo—. Sería
diferente.
Hay una pausa y luego Jeremy aparta la vista rápidamente. —Puedo
prometerte, que no cambiará las cosas entre nosotros.
—Es bueno saberlo —susurro nerviosamente.
Es un poco incómodo por unos minutos. Digo, si él no lo recuerda, ¿Por
qué está actuando tan raro? Finalmente, dice—: Luces muy linda por
cierto.
—Gracias —respondo, mirando hacia abajo—. Cassandra me dijo
que ponerme.
—¿Llamaste a Cassandra para pedirle ayuda? —Jeremy pregunta,
luciendo sorprendido.
Me congelo. —Por supuesto, no sé cómo vestirme para estas cosas.
Ella es mi amiga ahora y una chica, su consejo fue apreciado.
—Yo habría ayudado —dice Jeremy, casi haciendo pucheros.
—Tú estabas desmayado debido a la resaca. No iba a despertarte
para que me ayudaras a escoger conjunto.
Él se acerca a mí y susurra:
—Me gusta saber qué es lo que está sucediendo en tu cuerpo.
Girando mis ojos, lo empujo lejos. No quiero pensar en que le guste
algo de mi cuerpo en este momento. —Solo cállate, quiero que otros
chicos quieran saber qué pasa con mi cuerpo.
Jeremy se detiene y dice con rudeza—: Oh… Supongo que es verdad.
Pues bien, no quiero meterme en el camino. —Se voltea y se va.
—¡Jeremy! —exclamo. El camina por el pasillo fuera de mi vista. Gimo
y agarro mi plancha. Cuando he terminado, debo admitir, que me veo
bien, hasta linda. Enderezó mi falda y camino hacia la sala de estar.
Jeremy está bebiendo un vaso de agua—. ¿Estás seguro de que deberías
estar bebiendo tan rápido? —le pregunto.
Página | 339
El prácticamente golpea el vaso al bajarlo. —Pienso que sé cómo
beber.
—¡Bueno, lo siento! —chasqueo—. ¿No eres un idiota con resaca? Me
alegro de que vaya a salir, puedes hacer un berrinche cuando me vaya.
—Oh Dios mío, NO acabo de decir eso.
Lentamente, él se voltea y gruñe:
—¿Qué es lo que acabas de decir?
—Nada, lo siento —susurro.
—Oh no, estás en muchos problemas —Jeremy grita. Viene corriendo
hacia mí y yo me muevo rápido fuera del camino. Salto sobre el sofá y él
me sigue. Siendo bastante rápida, corro a mi habitación saltando sobre las
cosas. No muy lejos de mi cama, me agarra. Caemos al suelo y Jeremy me
atrae hacia él.
Lanza una pierna por encima, sentándose encima de mí. —Ahora,
¿Qué voy hacer?
Riendo, respondo—: Un berrinche.
Inmediatamente, empieza hacerme cosquillas y grito. —¿Estoy
comportándome como un qué?
—¡Idiota! —jadeo. El solo me hace más cosquillas—. ¡Alto! —grito.
Inclinándose, Jeremy susurra—: ¡Nunca!
Con un poco de fuerza, hago lo que Kent me enseño y empujo a
Jeremy fuera de mi estómago. Invierto posiciones sentándome encima de
él. Agarro sus muñecas, trato con fuerza de mantenerlas en su pecho. —
Dije alto. Ahora juega justo.
—Tú fuiste la atrevida. Tan imprudente de repente, ¿qué pasa
contigo? —Jeremy pregunta, con una enorme sonrisa.
—Tal vez estas sacando mi lado travieso —respondo, riendo.
Sus cejas se alzan. —Lado travieso, ¿de verdad? No sabía que tuvieras
un lado travieso. ¿Esto va con alguna lencería traviesa?
Mi estado de ánimo cambia de repente. Estoy encima de Jeremy y
estamos en una especie de lucha libre. Los recuerdos vienen hacía mí,
especialmente, la sensación de su tacto en mi piel. Quiero inclinarme y
besarlo. Besarlo con pasión como nunca ha visto antes. Eso me hace
vacilar. Me levanto rápido y salgo de encima de él. —No hay lencería
traviesa. Nunca he estado en una situación donde necesite tener lencería.
Necesito ponerme mi abrigo.
Apoyándose en sus codos, Jeremy pregunta—: ¿Que está mal? Has
Página | 340 estado actuando rara y diferente todo el día. Realmente pienso que algo
está mal. Es sobre Kaitlin ¿no es así?
—¡No! —exclamo—. ¡Ella no tiene nada que ver con esto!
—¡Ves, hay algo! ¿Qué está mal contigo? Estas actuando muy
peculiar.
Me doy la vuelta. —Tú estás actuando igual de raro. Un minuto estas
bromeando y al siguiente estas cabreado.
—Tengo resaca, ¿Cuál es tu excusa? —Jeremy replica.
Poniéndome de pie, aliso mi falda. —Nada está mal. Solo estoy
nerviosa por salir con Eric.
Jeremy me mira pensativo. —No te creo.
—Por favor… déjalo. Estoy bien. No hay nada malo ente tú y yo.
—Pienso que estas mintiendo —Jeremy murmura, mientras se da la
vuelta para levantarse—, pero te dejare en paz.
De repente hay un bocinazo desde afuera. —¡Oh! —chillo—.¡Ese es
Eric! ¡¿Cómo luzco?!
Con un profundo suspiro, responde—: Fabulosa. Diviértete, pero se
cuidadosa ¿está bien?
—Si —digo, voy hacía a él. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura
y lo abrazo. El me atrae más cerca. Gentilmente besa mi cabeza—. Está
bien —retrocedo—. Te veré más tarde.
—Aquí estaré. No voy a salir esta noche, necesito… descanso…
mucho descanso. Aquí en realidad se ve bien —murmura, cayendo sobre
mi cama.
Me rio y salgo del cuarto. Con rapidez, corro y agarro mi abrigo.
Grito—: ¡ADIOS! —La única respuesta que obtengo son algunas quejas.
Abro la puerta y bajo la escaleras. Cuando llego abajo, me detengo no
quiero parecer idiota.
Eric está sentado en su carro tamborileando sus dedos en el volante al
ritmo de la música. Me acerco al auto y abro la puerta. El me mira y
sonríe—: Hola Isabelle.
—Hola —respondo sentándome. Cierro la puerta y respiro profundo—.
¿Seremos los únicos en tu auto?
—Síp, le dije a Jack que tenía que ir con alguien más. Tenía miedo de
que él no se fuera hasta que consiguiera hablar con Jeremy sobre ese
estúpido auto.
Eso me hace reír.
Página | 341 —Él está despierto ahora. Sin sentirse muy bien, pero está vivo.
—¿Gripe? —Eric pregunta, mientras se aleja de la acera.
Resoplando, le digo—: Más o menos.
—Entonces, ¿has estado en Legend’s antes? —Eric pregunta.
—Umm, tal vez cuando tenía siete… eso creo —respondo, dándole
una mirada tímida.
Con una sonrisa, Eric dice—: Nosotros en cierto modo hacemos esto
bastante. Suena cursi, lo sé, pero es realmente divertido.
—No, suena bien. Nunca he jugado mini golf sin embargo.
Probablemente soy terrible en ello.
—Todo el mundo es malo, excepto por Jack. Él es solo ridículo. Puedes
ser mi pareja. Así si nos avergonzamos a nosotros mismo, lo hacemos juntos.
Jack no tiene piedad —declara Eric.
Ruedo mis ojos. —Tal vez debería juntarse con Jeremy. —De repente,
mi teléfono suena—. ¿Qué demonios? —murmuro, tirando de él para
sacarlo.
Hay un mensaje de texto. Dice: Recuerda tu promesa. Dile a Eric mi
mensaje.
—¡¿En serio Jeremy?! —susurro.
Mirándome por el rabillo del ojo, Eric dice:
—¿Qué pasa?
—Voy a matarlo —me quejo. Mis ojos van a Eric y él me da una
mirada confundía. Queriendo llorar, susurro—: Jeremy quiere que te
advierta que si algo me pasa, tendrás que responder ante él. Por favor,
solo ignóralo. Yo lo hago.
Eric solo ríe.
—Me aseguraré de que estés a salvo jugando mini golf esta noche.
—Él es ridículo a veces. No hay excusas para él.
—Jeremy es protector contigo. Eso es bueno. Todo el mundo necesita
alguien que vele por ellos —señala Eric.
Estamos en silencio por un rato. Hasta que finalmente digo—: No soy
realmente cercana a nadie. Soy cercana a Jeremy. De eso se trata.
—Es como tener un hermano mayor —Eric replica con cautela.
—Eek —chillo—. De seguro espero que no. Yo lo beso. Eww, raro y una
cantidad de tonos de desagradable.
Asintiendo, Eric dice—: Eso es probablemente cierto. Entonces…
ustedes… ¿se besan mucho? Digo, realmente no es mi problema.
Página | 342 —En realidad lo hacemos. —Me río—. Somos extremadamente
afectuosos pero no es lo que piensas. Nosotros no estamos involucrados o
algo así. Jeremy y yo solo somos cercanos.
—Yo no ando por ahí besando a mis amigos —dice Eric suavemente—
. Aunque si abrazo, pero besar suena mucho más divertido. Bueno, tal vez
no con Jack.
Riendo, le respondo—: No, no creo que Jack sea tu tipo.
—¿Pero Jeremy es el tuyo?
—¿Jeremy? ¿Mi tipo de qué? ¿Novio? No lo sé. Nunca he tenido un
novio, así que ni siquiera sé cuál sería mi tipo. ¿Cuál es tu tipo de chica? —
pregunto.
Eric se encoje de hombros.
—TIENE que tener sentido del humor. Ese es definitivamente un atributo
que debe de tener. He salido con chicas que no se reirían de nada. Fue
horrible.
—¿Puedo preguntar cuántas novias has tenido, o eso sobrepasa mis
límites? Soy nueva en esta cosa de tener amigos. Jeremy y yo nos decimos
todo, eso es un poco diferente.
—He salido con mi parte de chicas, he tenido dos novias serias. No
este año, todavía. Algunas chicas con las que vamos a la escuela son
poco profundas, lo que encuentro no atractivo. Tal vez estoy creciendo y
están un poco detrás de mí.
Mirando por la ventana, digo—: Yo tuve que crecer hace tiempo. Mi
mamá no se hacía cargo de mí. No tenía a nadie. Por lo tanto he
aprendido por mi cuenta. Luego, cuando fui creciendo, mi mama empezó
a confiar en mí. Tuve que limpiar su vómito. Hice todo lo de la cocina y
limpieza. Quizás tú no puedas comprender porque me escondo del
mundo.
—Mi familia es una locura. —Eric sonríe—, pero nos amamos los unos a
los otros. Acción de gracias y navidad son una locura.
—Nosotras celebrábamos eso cuando era pequeña. Mi mamá ahora
me da dinero para navidad, para comprarme cosas. Que suele ser el valor
de los suministros de arte para un año. Honestamente solía soñar con tener
una mágica mañana de navidad: bajando con regalos hermosamente
envueltos debajo del árbol, haciendo chocolate, y todo el mundo riendo.
Con una sonrisa, Eric responde—: Puede ser de esa manera, también
puede ser: niños peleando por los regalos, papel por todas partes, el nivel
de ruido tan fuerte que no se oye a nadie. Después de terminar con los
regalos, tienes que seguir adelante con la locura del día de Navidad. No es
exactamente lo que te has imaginado.
Página | 343
—Eso sería mejor que nada —respondo—. Le voy a dar a mis hijos las
mejores fiestas de sus vidas. No quiero decir que los voy a malcriar, pero
haremos todas esas cosas divertidas.
—Eres más que bienvenida a pasar las fiestas con nosotros. Mi mamá
ama tener más gente. Ella cocina como un alma en pena y entre más
gente, más comida.
Mi mandíbula cae un poco. ¿Acaba de decir lo que creo que dijo y
no estoy hablando de la parte de cocinar?
—Bueno, gracias por invitarme, pero probablemente la pasaré con
Jeremy.
—¿Iras a Texas a visitar a su familia? —Eric pregunta.
—No creo —respondo. ¿Qué digo?— Probablemente seremos
nosotros dos. Creo que lo voy a hacer comprar un árbol sin embargo. No
he tenido un árbol desde que era una niña.
Eric sonríe. —Amo el olor de los pinos pero mi mamá es alérgica, por
eso tenemos uno falso.
—Eso en cierto modo apesta —replico—. Yo quiero uno real. Aunque
dudo que Jeremy tenga algún adorno. Puede ser una costosa inversión. —
Mi mente vuelve a lo que me dijo acerca del fidecomiso. Supongo que no
será nada para él, pero no sé si aún me siento cómoda con que este
gastando dinero en mi. Digo, es el dinero de Kaitlin. No sé cómo me siento.
Es muy confuso.
Un poco después, entramos al estacionamiento. Estaba bastante
lleno. — Parece que todos los demás ya están aquí —dice Eric.
—¿Quiénes son todos los demás? —pregunto.
—Holly y su novio Greg, Ashley, Rose, Jeff, Walt y Jack —Eric
responde—. Los conoces a todos excepto a Greg.
Sonriendo, exhalo. —Bien, estaría nerviosa si fuera un montón de
gente que no conociera.
—Nop, solo un grupo pequeño, nadie a quien debas temerle. —Eric
me tranquiliza.
Salimos del auto, y hace un poco frio. Me estremezco. Quizás la
próxima vez no escuchare a Cassandra sobre que debería ponerme. ¡Frío!
Sigo a Eric hasta el edificio. Es un poco raro. Me doy cuenta de lo mucho
que Jeremy y yo nos tocamos. El agarra mi mano o pone su mano en mi
espalda, cuando caminamos a algún lugar. No estoy diciendo que Eric
debería hacerlo, es solo que caí en cuenta de que es lo que Jeremy hace.
Es lindo y caliente adentro en el edificio, así que me quito la
Página | 344 chaqueta. Eric me mira y sonríe. Me sonrojo. Encontramos a los demás
sentados en una mesa larga. —Hola chicos —Eric dice alegremente—.
¿Recuerdan a Isabelle?
—Claro —Holly dice—. Amo tu atuendo, ¡totalmente adorable!
—Gracias —susurro.
Jack exclama sarcásticamente—: No me dejaron ir a recogerte.
—Sí, me dijeron —e rio.
—Bueno, ustedes necesitan ir a conseguir unos palos de golf y bolas,
así podremos empezar. Estoy listo para patear algunos traseros —Jack dice,
frotándose sus manos
Eric inclina su cabeza.
—Vamos. —Caminamos hacia la cabina de juegos—. Mini-golf para
dos, por favor —le dice a la encargada.
—Serian doce dólares —dice ella.
El saca el dinero y se lo entrega. —Gracias —digo—, de verdad lo
aprecio.
—No hay problema —Eric replica. La encargada nos entrega nuestras
cosas.
Cuando volvemos al grupo, Jack se levanta rápido. —Isabelle es mi
pareja.
—Oh —empiezo, mirando a Eric—. Creía que Eric iba a ser mi pareja.
Así, cuando los dos lo hagamos horrible, al menos estaremos juntos.
—Eric no es horrible en esto —Jack dice, obviamente confundido.
Mis ojos se vuelven hacia Eric. Él se queja.
—Está bien, iba a enseñarle cómo hacerlo, sin hacerla sentir
incómoda. Vaya, Jack, ¿no piensas?
Él sonríe.
—No, es sábado. Bien sé su pareja. Me limitaré a vencerlos a los dos.
Deberías ser mi compañera Izzy, podrías haber ganado en realidad.
Eso me hace reír. Eric rueda sus ojos y caminamos por pasillo.
—Porque no todo el mundo va primero —Eric siguiere—. Me tomare
mi tiempo con Isabelle.
—¡Estoy de acuerdo! —exclama Jack. Él va primero y lo logra en dos
golpes.
Miro a Eric y él se encoge de hombros. Todo el mundo pasa, y estoy
feliz de que no todos sean tan buenos como Jack. Finalmente, es mi turno.
Página | 345 Eric me muestra cómo pararme.
—Ahora, dale un golpecito.
Llevando mi palo hacia atrás, golpeo la pelota. Se va navegando,
rebotando en uno de los pequeños edificios, y hacia el siguiente tramo.
Jack está de pie allí y mi bola rueda por delante de él y entra en el agujero
del otro tramo. Él lanza sus manos al aire y grita:
—¡Anotación!
Todo el mundo comienza a animarme. Cubro mi cara con
mortificación. Eric se dobla de la risa.
—¡Eso es increíble!
—Cállate —murmuro.
—Amigo, ¡eso es como puntos por trucos de tiro! —grita Jack.
Eric agarra mis manos, alejándolas de mi cara.
—No hay necesidad de que te sientas avergonzada. Esa fue la mejor
cosa que he visto en mucho tiempo. Creo que vamos a contarlo como un
solo golpe para los dos primeros tramos. Quiero decir, como una forma de
simplemente sacarlo del camino.
—Me siento humillada —me quejo.
—No, mira, todo el mundo está animándote porque fue una buena
cosa. Nadie se está riendo de ti, Isabelle. ¿Qué diría Jeremy ahora mismo
para que no estés avergonzada?
Mis ojos ruedan hasta casi alcanzar la parte posterior de mi cabeza.
—¿Me estás tomando el pelo? Él haría su mejor esfuerzo para
avergonzarme aún más. Es lo que hace, pero me ayuda a superar mi
timidez.
—Bueno, yo no voy a hacer eso, pero iré yo así no caemos demasiado
lejos. —Él pone su bola abajo—. Ahora, la golpeo LIGERAMENTE.
Lo hace y la pelota baja por la pequeña rampa. El resto de los tramos
de mini golf van sin más golpes disparados. En realidad, no soy tan mala en
ello. Nos reímos y pasamos un muy, muy buen momento. Es diferente que
estar con Jeremy. No puedo poner mi dedo en la llaga. Todavía soy súper
tímida alrededor de Eric, pero eso no es una sorpresa. Cuando nos
sentamos a comer pizza, Eric trae su asiento a mi lado. Nerviosa jugueteo
con mis dedos.
—¿Quién quiere qué? —Jack pregunta—. Yo comeré cualquier cosa.
—Ya lo sabemos —replica Holly—. He visto algunas de las cosas que
comes en el almuerzo.
—Lo que sea —gime Jack con sarcasmo.
Página | 346 Eric me mira.
—¿Qué te gustaría en tu pizza?
—Cualquier cosa, en realidad —le respondo.
—Entonces deberíamos pedir una suprema, una de pepperoni y una
con salchicha —dice Ashley con decisión.
Asiento.
—Me parece bien. —Todo el mundo habla a mil por hora. Soy un
poco reservada y tranquila. Es diferente con estos chicos. Estoy volviendo a
ser súper tímida. No entiendo por qué.
Eric finalmente me mira y susurra:
—¿Te estás divirtiendo?
—Sí —respondo—. Simplemente me gusta escuchar a los demás.
—Te hablarán hasta que te aburran si los dejas —afirma—. Jack es el
peor.
Eso me hace reír.
—Todos son geniales.
—¿Qué es lo que haces con Jeremy? —pregunta Eric.
Encogiéndome de hombros, le respondo—: Vamos a comer, ver
películas, entrenamos…
—¿Entrenan? —Eric pregunta con una expresión un poco confundida.
—Umm, me está enseñando algunos movimientos de artes marciales
para protegerme mejor a mí misma.
—¿En serio? —dice Eric, viéndose sorprendido—. Eso es impresionante.
Jack interrumpe.
—¿Qué es impresionante?
—Jeremy le está enseñando a Isabelle artes marciales —responde
Eric.
—¡Oh! Jeremy no, Kent, nuestro amigo Kent. Quiero decir, Jeremy
sabe mucho, pero Kent es como un cinturón negro. Él me está enseñando.
Jeremy sólo entrena conmigo. En realidad, por lo general termino con
Jeremy sujetándome en el suelo, haciéndome cosquillas hasta que grito. —
Suspiro.
Ashley me mira con nostalgia.
—Él me puede inmovilizar en cualquier momento que quiera. —Me río
y niego con la cabeza—. ¿Qué? Él es precioso.
—Él es ridículamente guapo —agrega Rose.
Página | 347 Resoplando, digo:
—Y lo sabe, también. No, en serio, las chicas con las que sale son muy
bonitas, hermosas, incluso.
—Por lo tanto, ¿ustedes no están juntos? —pregunta Ashley—. Como,
¿no van a citas o algo así?
—Bueno, hemos tenido citas. Él me llevó a una fantástica cena en un
caro asadero. Fue muy agradable. Nos vestimos elegantemente. El
camarero llevaba un esmoquin. Había baile real allí. Todo fue genial.
Todos en la mesa se sientan y me miran. Finalmente, Eric dice:
—Wow, creo que pone a esto en vergüenza.
—¿Qué? —dejo salir—. No, esto es impresionante. Por favor, no, no
quiero que pienses eso.
—Tienen una excelente pizza aquí —dice Jack, tomando otro
bocado.
—Basta de hablar de Jeremy —afirmo—. Vamos a hablar de otra
cosa.
Así que eso hacemos. Es una gran noche y tengo un montón de
diversión. En el camino a casa, estoy un poco nerviosa de nuevo. Pasé un
gran rato con Eric, y ahora llega a su fin. Interactuar con Jeremy es muy
diferente a interactuar con otros chicos. No estoy segura de qué hacer.
Llegamos a la casa y Eric parquea el auto. Se vuelve hacia mí—: Entonces,
¿lo has pasado bien?
—Sí, fue muy divertido. Muchas gracias por invitarme y llevarme y,
además, pagar por mí. Eso fue muy amable de tu parte. Tal vez la próxima
vez yo invitaré —digo—. Quiero decir, si quieres salir de nuevo. No tienes
que hacerlo. Estaba asumiendo que lo harías. —Mi cara está en llamas,
estoy sonrojándome muy duramente.
Él se ríe y niega con la cabeza.
—Eres tan linda. Hemos tenido un montón de diversión contigo. Creo
que sin duda nos reuniremos de nuevo.
—Eso suena bien —le susurro con timidez y miro hacia otro lado.
Hay un silencio y luego lo oigo decir—: ¿Es ese Jeremy?
Miro hacia arriba para ver a alguien corriendo por la cuadra. Mis ojos
ruedan y luego se cierran.
—Sí —es todo lo que puedo decir. Cuando miro de nuevo por la
ventana, Jeremy se detiene al lado del auto. Voy a matarlo. Me mira e
inclina la cabeza. Yo articulo con la boca un “vete”. Con una sonrisa
diabólica, se acerca al auto y abre la puerta.

Página | 348 —Hola, niños —bromea.


—Hola —Eric responde, vacilante.
Jeremy sonríe.
—¿Te divertiste?
No hay nada divertido sobre esto.
—Sí —siseo—. Sólo le estaba diciendo adiós a Eric.
—Bueno, no dejen que los interrumpa —Jeremy dice, con una sonrisa
aún más grande. Él cierra la puerta, y lo vemos caminar de regreso a la
casa. Luego, sin razón aparente, se quita la camiseta y la pone por encima
de su hombro.
—Me siento muy inadecuado de repente —Eric se ríe.
Yo solo pongo mi cara en mis manos.
—No hay excusa para él. Lo siento.
—No, quiero decir, debería entrenar con él algún día. Conseguiría más
citas si luciera de esa manera.
Alejando mis manos, miro a Eric.
—Por favor, no tienes muchos problemas para conseguir citas. Yo
tengo problemas para conseguir citas, en realidad nunca he tenido una.
—Cuando las palabras salen de mi boca, el horror se hace cargo—. Quiero
decir… me tengo que ir —le digo bruscamente, agarrando la manilla de la
puerta.
—Oye —Eric dice, agarrando mi brazo—. ¿Por qué estás huyendo?
Está bien. No tienes por qué ser tímida conmigo, Isabelle.
—Yo sólo… no estoy acostumbrada a estar alrededor de los chicos. La
única experiencia que tengo es con Jeremy y sus amigos. Kent y Josh son
como hermanos mayores y Jeremy... es Jeremy. Así que supongo que lo
que estoy diciendo es que no sé cómo actuar a tu alrededor.
Eric me da una sonrisa suave.
—Sólo tienes que actuar como tú misma. No seas alguien que no eres.
—Lo sé —susurro—. Me divertí mucho. Gracias. —Me sonríe en
respuesta.
—Ha sido un placer. Tendremos que volver a hacerlo en algún
momento.
—Definitivamente —contesto, devolviéndole la sonrisa—. Mejor entro
antes de que Jeremy salga a espiarme. Él es un poco protector y odioso.
Asintiendo, Eric dice—: Está bien, pero ¿qué vas a hacer mañana?
Mi corazón se detiene.
Página | 349 —No tengo idea. ¿Por qué?
—Vamos a una exhibición de autos en el acantilado. ¿Quieres venir?
—Claro —respondo—. Aunque si se trata de una exhibición de autos,
Jeremy probablemente querrá ir.
Con una leve sonrisa, Eric replica—: Pensé lo mismo. Él es más que
bienvenido a unírsenos. En realidad, Jack realmente puede mojar sus
pantalones si Jeremy lo recoge en su GTO.
—Ugh. —Poco a poco salgo—. En realidad él no es demasiado
entusiasta con la idea de llevarlo a un espectáculo de automóviles, pero
se lo preguntaré.
Una mirada un poco confundida pasa por la cara de Eric.
—Está bien, envíame un mensaje de texto y házmelo saber. Vamos a ir
allí a las 11. Se supone que debo recoger a Jack a las 10:30.
—Bueno, si Jeremy conduce lo tendré recogiéndolos alrededor de esa
hora.
—Me parece bien —afirma Eric—. Sólo házmelo saber esta noche o
por la mañana. No le digas a Jack, sin embargo, si es que lleva su auto.
Eso me hace reír.
—No lo haré. Gracias de nuevo por esta noche.
—No hay problema. Hablamos más tarde —dice.
—Buenas noches —le respondo, saliendo del auto. Mientras camino
hacia la casa, no puedo hacer nada para evitar reír. Cuando me doy la
vuelta al llegar a la escalera, Eric saluda y luego se aleja.
Casi corro por las escaleras. Cuando abro la puerta, grito—: ¡Jeremy!
No hay respuesta, pero escucho la ducha. Me acerco a la puerta y
llamo.
—¿Sí? —Recibo como respuesta.
—¿Estás en la ducha, como, DENTRO de la ducha? —grito.
—Sí, ¿por qué?
Abriendo la puerta, camino dentro.
—¡Oh, Dios mío! Podría matarte. ¿Por qué te quitaste la camiseta?
¿Era realmente necesario?
—¿Qué? Tenía calor —se ríe Jeremy.
—¡No lo tenías! —gruño—. Estabas tratando de mostrarte y hacerlo
sentir incómodo.
Da una risita.
Página | 350 —¿Funcionó?
—¡Sí, idiota! De todos modos, eso no es de lo que venía a hablarte.
Jeremy suspira—: Me sorprende que incluso vinieras aquí. Es bueno
saber que te sientes más cómoda. Ahora, sólo queda que te acostumbres
a verme desnudo.
—¡Cállate! ¡Ni se te ocurra! —digo bruscamente.
—Biiiiieeeennn —deja salir—. ¿De qué quieres que hablemos?
Arrastrando los pies, le respondo—: Eric me invitó a que hiciéramos
algo mañana.
Después de una pausa, Jeremy dice—: Está bien, ¿como una cita?
—A menos que tú y Jack sean nuestros acompañantes, no.
—¿Qué haremos mañana, entonces? —pregunta Jeremy. Me muerdo
el labio.
—Eric quiere llevarme a una exhibición de autos y... se preguntaba si
podíamos llevar... tú... auto. —Sólo hay silencio mientras oigo correr el
agua—. Le dije que no lo llevabas a exhibiciones de autos, por lo que no
creo que él vaya a estar sorprendido por tu respuesta.
—Mmmm, bueno, no, no lo llevo a exhibiciones de autos, pero... si te
ayuda lo haré.
Mi mandíbula cae un poco.
—No sé si me va a ayudar, pero eso probablemente haría de su día
algo genial.
Con un profundo suspiro, Jeremy murmura—: Pensé mucho cuando
estaba corriendo. Lo que dijiste sobre Kaitlin antes, que no querría que
recordara su vida emborrachándome. Has hecho un muy buen punto. Ella
querría que yo viva mi vida por nosotros dos, y no he estado haciendo eso.
He estado escondiéndome en un agujero.
—No has estado escondido en un agujero, pero no has estado
realmente poniéndote allí fuera tampoco. Quiero decir, soy la única a la
que has sido remotamente cercano desde su muerte, ¿no?
—Más o menos —replica—. Tú eres buena para mí, Isabelle. Creo
respiraras un poco de vida de vuelta dentro de mí.
Poniendo mi mano sobre mi pecho, me quedo mirando la cortina.
—Eso es muy dulce.
—Bueno, es verdad —afirma. Oigo el agua cerrarse y veo su mano
agarrar su toalla—. Ahora, tengo que salir de aquí. Tengo una toalla, pero
eso por lo general te hace enloquecer.
Página | 351 Mi corazón salta un poco.
—Está bien.
Él tira de la cortina y dice—: Mira, todo cubierto, no hay necesidad de
preocuparse.
—Gracias —le susurró, sonrojándome duramente—. De todos modos,
tienes todo lo necesario para vivir una vida fabulosa. Debes hacer todo lo
posible.
—Sí, una vez que termine la escuela, vamos a seguir nuestro camino —
Jeremy responde con una sonrisa—. Y me refiero a la universidad.
Rodando los ojos, me quejo—: No seas ridículo, es probable que
tengas una esposa para entonces.
—Bueno, ya veremos eso —se ríe en voz baja—. Así pues, ¿quieres
llevar el GTO a la exhibición entonces?
—Probablemente me daría algunos puntos más de genialidad. —Me
río—. ¿Poooorrr faaavvooorrr?
Jeremy se inclina y me besa en la frente.
—Cualquier cosa por ti, nena.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres hacer el resto de la noche?
—Ve a hacernos un poco de té y nos vemos en mi habitación —
responde. Mis ojos no se apartan de él—. Sólo hazlo.
Está bien. Me vuelvo y salgo del baño. Mientras espero a que el agua
se caliente, jugueteo con mis dedos. La última cosa que quiero hacer es
entrar en la cama con Jeremy. Quiero decir, está bien, eso es una mentira.
El impulso de entrar en la cama con él es demasiado fuerte para ignorarlo,
pero no puedo hacerme eso a mí misma. No más. Simplemente no puedo.
Finalmente, camino por el pasillo, llevando cuidadosamente nuestras
tazas de té. Encuentro a Jeremy con una amplia gama de cosas
esparcidas por la cama. Dejando de una de las tazas a su lado, le
pregunto—: ¿Qué es todo esto?
—Ven, siéntate, y te mostraré.
Voy al otro lado de la cama y me siento.
—Está bien, ¿qué estoy viendo?
Jeremy respira hondo y dice—: Esto es todo lo que tengo de Kaitlin.
Quería mostrarte quién era. No he sido capaz de compartir esto con nadie
y creo que es mejor si tan sólo lo hago. Algo así como arrancar una curita.
—Suena bien —le digo, inclinándome más cerca de él—. Muéstrame.
Página | 352 Vamos a través de las fotos primero. En realidad, me hace reír un
poco.
—Fuiste muy bonito toda tu vida, Jeremy.
—No tan fabuloso como ahora —dice, empujándome—, pero estaba
muy bien. Yo pensaba que Kaitlin era bonita, pero ella nunca, nunca lo vio.
Eso siempre me rompió el corazón.
Agarrando una imagen de ella, le digo—: Honestamente, ella era muy
bonita. Tal vez no tú típica chica bonita, pero ella era definitivamente
linda.
—Ahora, si pudiera conseguir a alguien más para ver lo bonitas que
son en realidad, eso sería genial. —Jeremy se vuelve y me mira.
—Cállate —siseo. Cojo otra foto—. ¿Son estos sus padres?
Con un profundo suspiro, Jeremy responde:
—Sí. —Él hace una pausa y luego susurra—: Los extraño.
—Entonces escríbeles una carta, ¡o mejor aún, hazles una llamada
telefónica!
—Ni siquiera he leído una carta de ellos en seis meses —responde.
Le pego en la rodilla y digo—: Vuelvo enseguida.
Salto de la cama y me disparo por el pasillo. Un minuto más tarde,
vengo caminando de vuelta con la pila de sobres del cajón de la cocina.
—Vamos a leer esto.
—Isabelle —Jeremy gruñe con severidad—. No quiero leerlas.
Apoyándome en la pared, declaro—: Está bien, entonces yo las leeré.
Y con eso rompo uno para abrirlo.
—Querido Jeremy —empiezo.
—¡ISABELLE!
—Esperamos que te encuentres bien. Nos preocupa no haber sabido
nada de ti. Sé que es duro. Pensamos en ella todos los días. —De repente,
Jeremy salta de la cama. Me doy la vuelta y sostengo la carta contra mi
pecho—. ¡Tienes que leer esto! —le grito—. ¡Maldita sea, Jeremy,
escúchame!
Se detiene en seco.
—¿Acabas de maldecirme? —dice jadeando.
—Sí —digo bruscamente—. Tienes que leer esto y o bien lo haces o las
voy a leer en voz alta.
Extendiendo su mano, se queja—: Está bien.
Página | 353 —No, prométeme que las leerás. Júralo por mi vida.
—Eso no es gracioso —gruñe.
—Jeremy, no estoy tratando de ser graciosa. Tienes que hacer esto.
¡Estoy manteniéndome fuertemente firme con esto! —digo.
Rápidamente, estoy en el piso. Jeremy se ríe y se sienta encima de mí.
—¿Estás manteniéndote qué?
—Firme —contesto con aire de suficiencia—. Está en pie y deberías
tener miedo.
—Temerle al pie. —Jeremy toma una respiración profunda y me mira a
los ojos—. Está bien, prometo por tu vida que voy a leerlos, pero sólo si estás
en mis brazos mientras lo hago. Necesito que hagas eso, Isabelle.
En ese momento, sé que tengo que poner todo lo que me ha pasado
a un lado.
—Está bien. —Él extiende su mano y la tomo. Llegamos a la cama y
Jeremy abre sus brazos. Me meto en ellos y pongo mi cabeza sobre su
pecho. Le entrego la carta.
Siento que toma una respiración profunda, y luego empieza—:
Querido Jeremy...
Nos quedamos allí y leemos siete cartas. Son todas muy
conmovedoras. Me hacen de llorar, porque no sabía que existía esa clase
de amor. Puedes sentir lo mucho que se preocupan por él tan solo por sus
palabras. Finalmente, deja la carta sobre la mesa. Lo miro, y él se da vuelta
para mirarme.
—Los echo de menos.
Apoyándome para poder enfrentarlo, digo en voz baja—: Entonces
ponte en contacto con ellos. No es demasiado tarde. Llama. Estarían muy
contentos de saber de ti.
Jeremy levanta su mano y empuja mi cabello detrás de mi oreja.
—Me estás salvando, lo sabes, ¿verdad?
—No —me quejo, sacudiendo la cabeza—. Solo estoy siendo tu
amiga.
De repente, Jeremy me tira hacia abajo y me besa muy suavemente.
Debería alejarme, pero se siente muy bien. Cuando nos separamos,
Jeremy dice—: No, solo puedo agradecer a Dios por ti. Me estás trayendo
de vuelta a la vida.
—Llámalos —le ordeno—. Te traeré tu teléfono.
—Está bien —suspira en respuesta. Salto de la cama para ir a buscarlo.
Página | 354 Cuando vuelvo, Jeremy está sentado en la cama—. Quiero hacer esto
solo.
Una parte de mí se siente triste por eso.
—Entiendo. Aquí, toma el teléfono. Cerraré la puerta. —Él asiente. Se
lo doy y vuelvo a salir—. Estoy aquí si me necesitas —le digo mientras cierro
la puerta.
Sin estar segura de qué hacer, voy y me acuesto en mi cama. Hay
demasiado arremolinándose en mi cabeza. Tanto que quiero gritar. La
noche anterior todavía pesa mucho sobre mí. Tener tanta diversión con
Eric me hace sentir mejor, pero ahora todo esto, me entristece de nuevo.
Sólo quiero estar allí cuanto pueda por Jeremy.
Un largo tiempo pasa, y no hay indicios de Jeremy. Me levanto y hago
un sándwich. Creo que de los nervios. Finalmente, escucho la puerta
abrirse. Rápidamente me pongo a lavar los platos, así no creerá que
simplemente estaba aquí de pie esperando. Cuando llega a la esquina,
pregunto en voz baja:
—¿Cómo te fue?
—Bien —responde—. Iremos allí para Navidad.
—Oh —digo—.Bueno, Eric me invitó a su casa para las fiestas, así que
no te sientas mal por mí. Voy a tener un lugar al que ir.
Jeremy se ríe.
—Isabelle, dije iremos allí para Navidad. Como, tú y yo.
Rápidamente me doy la vuelta.
—¿Por qué me llevarías?
—Ellos quieren conocerte —responde, abriendo la nevera.
—¿Les dijiste de mí? —le pregunto, totalmente sorprendida.
Me sonríe.
—Por supuesto, si no hubieras entrado en mi vida no habría hablado
con ellos. Piensan que debería casarme contigo, a lo que les dije que el
que llegue a casarse contigo va a ser el hombre más afortunado del
mundo.
—Eso es dulce —susurro—. ¿Ellos saben que no somos una pareja de
verdad?
—Bueno, traté de explicar lo que somos y fue un desastre, por lo que
simplemente dije que tú eres lo más cercano que tengo a alguien
significativo ahora mismo.
Mi mandíbula cae abierta.
Página | 355 —¿Qué van a decir cuando encuentres una novia real?
—Mmmm —tararea—. No he pensado en eso. Lo abordaremos si se
da. No me arruines el momento. Una parte de mí está realmente feliz y una
parte de mí está muy triste. Echo de menos a sus padres, pero son un
recordatorio de que ella se ha ido. Por lo tanto, no estoy seguro de lo que
siento.
—Hombre, entiendo ese sentimiento —murmuro para mí misma.
—¿Qué has dicho? —pregunta Jeremy, con una mirada confusa.
Sacudiendo la cabeza, respondo:
—Nada. Estoy alegre de que estés por lo menos de algún modo feliz.
Esa es una buena cosa.
—Y tengo que darte las gracias a ti por ello —dice mientras se acerca
y envuelve sus brazos alrededor de mí. Aprieto los ojos, cerrándolos. Mi
cuerpo lucha por alejarse. No puedo evitarlo. El dolor de la noche anterior
está todavía muy reciente.
—¿Vas a dormir a mi lado esta noche? Te necesito cerca.
—No lo sé —digo en voz baja.
Jeremy me mira.
—¿Qué está mal?
Las palabras no salen de mi boca. Finalmente, suspiro—: Nada, nada
está mal. Por supuesto que me quedaré contigo esta noche.
—Gracias —dice Jeremy, besándome en la cabeza.
Esta va a ser una noche interesante.
Capítulo 20
La noche no es realmente tan dura. Sólo cae en su lugar. Me arrastro
Página | 356
hacia los brazos de Jeremy y nos vamos a dormir. Tal vez pueda superar
esto, tal vez.
Por la mañana, estoy luchando para prepararme. Quiero lucir
perfecta.
Jeremy solo me mira con diversión. —¿Qué estás haciendo?
—Quiero verme bien —afirmo—. Habrá un montón de chicas bonitas
allí y quiero al menos que Eric me note.
—Si está interesado, te notará —dice Jeremy en voz baja—.
Definitivamente yo te noto.
Volviéndome, digo—: Aww, eso es dulce.
Él me guiña el ojo y luego se ríe. —Sabes que es una exhibición de
autos ¿no? Irás con un grupo de chicos, verás autos... probablemente
nuestra atención esté en los autos. Es una cosa de hombres.
—Genial —me quejo—. ¿Hay un punto en que vaya?
—Sí, porque te quiero allí. No me importan los otros dos. Debes
aprender sobre autos.
—Oh Dios —suspiro sarcásticamente—. De todos modos, ¿cómo me
veo? —Mis ojos miran hacia abajo a mi traje. Tengo puesto unos
pantalones muy bien ajustados y un top de seda—. Creo que me veo bien.
Jeremy responde—: Siempre te ves bien para mí. Así que, creo que te
ves maravillosa.
—Harás sonrojar a una chica —me río—. Quiero que Eric también
piense que me veo maravillosa.
Aunque mi mente está más centrada en el hecho de que Jeremy
piensa que me veo bien. ¡Basta Isabelle! Te gusta Eric, Eric, no Jeremy, Eric.
Preocuparse por lo que Jeremy piensa es estúpido. No te llevará a ninguna
parte.
—Estás poniendo demasiado en impresionar a Eric —dice Jeremy, sólo
mirándome—. De verdad te gusta, ¿eh?
Mi boca se abre, pero no sé qué decir. —Me tiene que gustar alguien,
¿no? —Finalmente pregunto.
Estamos allí por un minuto mirándonos fijamente el uno al otro. —Sí —
Jeremy responde en voz baja—. Supongo que sí. —Rápidamente mira
hacia otro lado—. Si estás intranquila con Eric, tal vez pueda conseguir un
par de números.
Con esas palabras, el pecho se me aprieta en un nudo. Mi respiración
está en realidad atrapada en mi garganta. Me doy la vuelta y chillo—: Sí,
Página | 357 eso sería bueno para ti. No has tenido una cita en mucho tiempo. —Hago
una pausa por un segundo y luego digo—: Y probablemente no has
llenado esa cuota de besos de la que siempre hablas. Ahora, tengo que
terminar de prepararme.
Entro a mi habitación y cierro la puerta. Mis rodillas empiezan a ceder
y me arrugo en el suelo. —Basta ya Isabelle —apenas susurro para mí
misma—. Esto es una estupidez.
Mi mente sólo está corriendo. Suspirando, decido levantarme y miro el
arte en mi pared. Siempre me ha calmado. Un poco más tarde hay un
golpe en la puerta. —¿Isabelle?
—Sí —respondo.
—¿Puedo entrar?, O estás desnuda, y entonces ¿puedo entrar de
todas formas? —dice Jeremy desde fuera en el pasillo.
Cruzando los brazos, le contesto—: Tengo la ropa puesta, para
empezar, ¿por qué habría de estar desnuda?
—Tal vez estabas cambiándote de ropa, no lo sé. Estaba bromeando.
¿Puedo entrar o estás enojada conmigo?
—No estoy enojada —Suspiro—. Sólo necesitaba tiempo para mí.
Puedes entrar si quieres.
Jeremy abre la puerta. —¿Qué pasa?
—Nada —le digo, tratando de poner una sonrisa—. Sólo estoy
nerviosa.
—No hay nada de qué preocuparse, simplemente sé tú misma.
Aparto la mirada—: Eso es lo que dijo Eric.
Hay sólo silencio mientras Jeremy me mira. —¿Qué es lo que miras?
—Una libélula que traje —le respondo—. La hice después de un muy
mal día en la escuela. Es una creación muy hermosa y quería ser como
ella. Quería ser bonita, ser querida por alguien.
—Eres querida... Quiero decir serás querida. Sabes lo que quiero decir.
Eres hermosa y tienes que ver eso —tartamudea Jeremy torpemente.
Mis ojos se vuelven y lo miro fijamente. —¿Estás bien?
—Sí —responde—: Por supuesto que sí. Soy yo. ¿Cuándo no estoy
bien?
Sacudiendo la cabeza, miro mi reloj. —Deberíamos ir a buscar a Eric y
a Jack.
—Está bien, ¿conducirás? —Jeremy pregunta.
—Oh, no —le respondo—. Eso NO va a ocurrir.
Página | 358 Él pone los ojos en blanco y contesta—: Vamos, entonces.
Salimos y yo sonrío. Es un día precioso. Tengo que seguir las
direcciones que Eric me envió en un mensaje de texto. Cuando finalmente
nos detenemos en una bonita casa azul, Eric está de pie afuera. Lo saludo
con la mano, mientras salgo del auto. —Hola —le digo, tal vez un poco
demasiado feliz.
—Hola —responde, con una gran sonrisa—. Te ves muy bonita hoy.
Al instante, me sonrojo. —Gracias. —Lo miro y le pregunto—: ¿Le
dijiste a Jack que vendríamos?
—No —Eric se ríe—. Va a enloquecer. Será increíble.
—Aquí, iré en la parte de atrás —afirmo, tirando el asiento hacia
adelante.
Eric me agarra del brazo. —No, no irás en la parte de atrás. Si te
sientas en la parte trasera, tendrás que lidiar con Jack.
—Será mejor que Jack no haga nada con lo que ella tenga que lidiar
—dice Jeremy desde el interior del auto.
Me agacho y lo miro. —Cállate Jeremy. —Él sólo sonríe en respuesta.
Enderezándome de nuevo, miro a Eric. —Lo siento.
—¡Oh! —exclama—. Tengo algo para ti. —Eric saca una bolsa de
bolitas de queso de su chaqueta—. Para tu adicción, ya que soy tu
distribuidor y todo eso.
—¡SÍ! —grito—. ¡Increíble! ¡Gracias! —Salto hacia él y le doy un abrazo.
Rápidamente me doy cuenta de lo que acabo de hacer, y retrocedo—.
Oops lo siento.
—No lo sientas —Eric responde—. Ese fue un gran agradecimiento.
Sonriendo, tímidamente aparto la mirada. —Bueno, deberíamos ir por
Jack.
—Está bien —Con mis mejillas en llamas por el rubor, Eric pasa junto a
mí y entra en el auto—. Hola —lo oigo decirle a Jeremy.
Jeremy responde—: No creo que se nos hayan presentado como es
debido, soy Jeremy.
—Eric —afirma él, extendiendo su mano hacia Jeremy.
Con una sonrisa retorcida, Jeremy la sacude. —Entonces, ¿qué pasa
con la bolsa de comida chatarra?
—Nada —digo con aire de suficiencia—. Es una broma interna.
Eso hace que Jeremy pare y me mire. —Pues bien —bromea—, no me
Página | 359 dejes meterme en tu camino.
—Cállate —gruño por lo bajo.
—¿Dónde vive Jack? —pregunta Jeremy.
Eric responde—: Sobre Cleveland, justo al lado de la tienda de
herramientas.
Jeremy asiente y arrancamos por la calle. Hay un aire de silencio
incómodo, mientras conduce. Finalmente, Eric pregunta—: Entonces, ¿Le
dijiste a Jeremy sobre tu increíble truco?
—Nooo —responde Jeremy—. Ella no lo hizo. Por favor explícate.
—Eso fue genial. Ella golpeó la bola desde el inicio del primer tramo e
hizo un hoyo en uno del siguiente tramo. Fue genial. Le dimos un solo
golpe, porque fue muy increíble.
Mirándome por el rabillo del ojo, Jeremy sonríe. —Esa es mi chica,
siempre presumiendo. Deberías ver las otras cosas que puede hacer.
—¡JEREMY! —le grito—. ¡Eso suena horrible! Dile que no fue nada sucio.
—No fue nada sucio —Jeremy se ríe—. ¿O lo fue?
Me giro y miro a Eric. —Está siendo un idiota, no fue nada sucio.
Con una sonrisa, Eric responde—: Está tratando de avergonzarte.
Capto eso.
—Oh, esto no es ni siquiera que lo esté intentando. Puedo realmente
avergonzarla si quisiera —comenta Jeremy sarcásticamente.
—¿Tenemos que ir a casa? —pregunto ardientemente.
Jeremy se acerca y me aprieta la mano. —Te lo prometo, seré un
buen chico. —No suelta mi mano, así que tengo que tirar de ella. Lo veo
darme una mirada. Rápidamente arrastra su mano lejos y se desplaza
hacia el otro lado, más lejos de mí. Suspiro y niego con la cabeza.
Cuando nos detenemos en la casa de Jack, Eric dice—: Le doy diez
segundos antes de que salga de la casa, gritando como una niña —. Eso
nos hace reír a todos.
Y un poco más tarde, Jack se acerca corriendo hacia el auto. Salgo a
su encuentro. —¡De ninguna manera! ¡Eric no me dijo que vendrías! ¡Esto es
malditamente genial! ¿Puedo conducir?
Resoplando, Jeremy responde—: No. Isabelle te puede mostrar sus
locas habilidades de conducción sin embargo.
—No —siseo—. ¡Tú conducirás!
Jack suspira—: Yo conduciría si tuviera la oportunidad.
Página | 360 —Basta, ¡no lo haré! Sube al auto por favor, Jack. —Suspiro.
Los chicos hablan todo sobre el GTO en el camino a la exhibición de
autos. Me hacen reír. Cuando llegamos allí el chico de la entrada se
agacha en la ventana. —Deberías haber estado aquí antes para
acomodarte. ¿Cuál es tu nombre?
—Estamos aquí sólo para mirar los autos. Mi bebé no está en la
exhibición —responde Jeremy.
—¿Por qué no? Es una preciosidad.
Con una leve sonrisa, Jeremy responde—: Me gusta mantener a mis
mujeres para mí mismo.
Eso me hace rodar los ojos—: Jeremy.
Ignorándome, Jeremy dice—: Sólo queremos ver la exhibición.
—Bueno, aquí está un pase para el estacionamiento VIP, tienen que
estacionarse allí, así la gente podrán verlo —dice el encargado.
—Supongo —Jeremy suspira, sacudiendo la cabeza—. Gracias.
El chico le entrega el pase. —Diviértanse.
Jeremy asiente y pone el pase en el tablero. Me mira. —Me gusta
mantener las cosas para mí mismo, ¿verdad Isabelle?
Si pudiera disparar dagas con mis ojos, estaría haciendo eso justo
ahora. Jeremy se ríe y se mueve hacia adelante. Paso los dedos por mi
cabello con molestia. —Entonces, ¿qué puedo esperar de esta cosa? —
pregunto.
Jack se inclina hacia adelante. —¡Como de TODO! Desde el modelo
original A, a algo moderno. No cabe duda de que te educaremos.
—Veré cuánto sabes —dice Jeremy, parqueando el auto—.
Podríamos hacer un concurso para ver quién sabe más.
—Ese serías tú —responde Jack—. De eso estoy seguro.
Cuando Jeremy se baja del auto, me doy la vuelta. —Realmente lo
siento por algo de lo que él diga hoy.
Ambos Jack y Eric ríen. —Todo está bien —contesta Eric.
Jeremy me abre la puerta y salgo. Apoyándome en él, siseo—:
Compórtate.
Él solo me mira, hace un guiño y dice—: No —En un segundo, está
besándome rápidamente. Retrocedo y mi mandíbula cae—. ¿Lista? —
Jeremy bromea con una enorme sonrisa.
Oh, ahora estoy enojada. Mantengo mi distancia de él cuando
Página | 361 caminamos al espectáculo. Jack se acerca a mi lado. —¿Qué es lo que
quieres ver primero?
Mi ceja se levanta—: No tengo idea. Ustedes vean lo que deseen y yo
los seguiré.
—Oh, ¿cuál es la gracia en eso? Bien, vamos. —Se estira, agarrando
mi mano. Me doy vuelta y miro a Jeremy y a Eric. Ambos sonríen.
Jack tira de mí hacia la izquierda. —Bien, entonces este es un Ford
Roadster —explica Jack alegremente.
—De 1932 para ser exactos —interviene Jeremy—. Si vamos a ser
específicos.
Ni siquiera lo miro. Jack y Jeremy van y vienen hablando los detalles.
Suspiro y miro alrededor. Eric sonríe, mientras camina junto a mí. —No te
meterás en esto en absoluto ¿verdad?
—No —respondo—. Lo haré. Sólo es un poco abrumador, y no me
gusta ese auto.
—¿Qué pasa con ese? —Eric pregunta, señalando hacia un lado.
Sonriendo, digo—: Sí, me gusta ese. ¿Qué es?
—Umm, sé que es un Camaro SS, pero no estoy seguro sobre el año.
¿Tal vez un 1964 o el 65? —Pone su mano en mi espalda y nos acerca a
él—. No soy un tipo de Chevys, pero aun así aprecio un buen auto.
Sin estar segura de qué hacer, cruzo mis brazos. —Es muy bonito.
Eric se ríe y explica las cosas para mí. Juro que casi puedo sentir a
Jeremy mirándonos. Cuando miro hacia él, confirmo mis sospechas. Le doy
una mirada y me él se da la vuelta. Hoy será un desastre.
Jeremy y Jack encuentran su camino de regreso a nosotros. Jack se
está digiriendo cada palabra que dice Jeremy. No puedo evitar reír.
Continuamos por la exhibición de autos. Estoy intrigada por el Modelo A y
por el Modelo T. Es una locura que estos sean los primeros autos.
Nos fijamos en las viejas camionetas a continuación. No estoy muy
impresionada con ésas. A Jack le gusta el GMC 1952. Yo digo que es linda,
porque es de color amarillo. Los tres chicos se golpean la frente. Cuando
me muestran El Camino, en realidad hago cara de náuseas.
Mientras caminamos hacia otro auto, una chica muy ligera de ropa
camina nos pasa. Es decir, con una muy, muy corta falda y un top muy
pegado al cuerpo. Mi corazón casi se cae, porque los tres chicos se
vuelven para verla pasar. Lo que me llega es que estoy más molesta por
Jeremy que por Eric. —¿Por qué no vas a conseguir su número? —
pregunto, mirando a Jeremy.
Él se vuelve y me mira. —¿Yo?
Página | 362 —Si tú, no has tenido una cita en mucho tiempo. Ella es de tu gusto.
Con una mirada perpleja, Jeremy dice—: ¿Quieres que vaya a
conseguir su número?
Jack enfatiza—: Si pensara que tendría una maldita oportunidad, lo
haría.
—¿Por qué no lo hace Eric? —responde Jeremy, mirándome.
—Ella es mucho mayor de 18 —respondo bruscamente, sintiéndome
de repente muy avergonzada.
Inclinando una ceja, Jeremy dice—: ¿Qué? ¿Alguien de mi edad no
puede salir con una joven de 18 años?
—Eso no es lo que estoy diciendo —me quejo—. Ugh. —Me dirijo a
Eric—. ¿Quieres ir a conseguir el número de esa chica?
—No estoy interesado en ella —Eric responde, simplemente
mirándome.
Eso instantáneamente me calla. —Isabelle —Jeremy dice
fuertemente—. No necesito que me digas que debo ir a conseguir el
número de una chica. —Él viene caminando hacia mí—. Eres la única
chica por la que me permitiré preocuparme hoy.
Bueno, eso es dulce. Espera, no, maldita sea. Estoy aquí por la
atención de Eric.
—Lo que sea Jeremy —me quejo, pasando junto a él.
—Oye —exclama, agarrándome por la cintura—. Ven aquí. —Incluso
conmigo luchando un poco, Jeremy me tira a un lado—. ¿Cuál es tu
problema?
—Nada —le susurro, totalmente sin mirarlo.
Él me pone el cabello detrás de la oreja. —Estás actuando un poco
raro.
—¿Yo? Se supone que me ayudarías, no que me entorpecerías.
Con una mirada un poco horrorizada, él pregunta—: ¿Cómo te estoy
entorpeciendo?
—No lo sé —murmuro—. Me siento totalmente poco atractiva con
todas estas chicas alrededor.
Suspirando, Jeremy sostiene mi cabeza con sus manos. —Eres
hermosa, ni una sola vez pienses menos. De todos modos... Eric parece
estar completamente enganchado contigo. —Hay una punzada en su voz
que no acabo de ubicar.

Página | 363 —¿Estoy siendo muy rara? —le pregunto.


—No, estás bien. Relájate, vamos. —Toma mi mano y me conduce de
vuelta a mis amigos—. Hemos decidido que tenemos que comer.
Jack dice—: ¡SÍ! La horrible comida de la exhibición de autos,
hamburguesas grasientas y todas esas cosas buenas. Genial, mi mamá solo
me hace comida sana.
—Tal vez necesitas llevarle a él las bolitas de queso —me río, mirando
a Eric.
—Creo que tienes razón —responde—. ¿Es por eso que comes tanta
comida basura cuando estamos fuera, Jack?
Asintiendo, Jack responde—. Así es. Esta noche mi familia comerá
hamburguesas de tofu. Preferiría comer una hamburguesa de carne.
—Bueno, entonces —Jeremy se ríe—, vamos a comer.
Llegamos al puesto de comida y Eric saca su billetera. —Yo me
encargo de lo tuyo Isabelle.
—No —afirma Jeremy—. Yo lo haré.
Eric lo mira. —En serio, está bien.
—No, yo pago —Jeremy vuelve a enfatizar—. ¿Qué quieres Izzy?
Le daría una patada a Jeremy en la espinilla ahora si pudiera. —No
me importa —gruño—. ¿Por qué no escoges por mí?
Totalmente, ignorando mi tono, Jeremy responde—: No seas tonta. Si
voy a ordenar por ti, será algo que odies.
—¿Y qué crees que odio? —le pregunto.
—Bueno, me he dado cuenta de que no comes salsa de tomate. Por
lo tanto, me aseguraría de cubrirlo todo con ella —dice él, sonriendo.
Bueno, tal vez él había estado prestándome atención. —Bien, sólo
quiero un sándwich de pollo. No estoy tan hambrienta.
—Muy bien —Jeremy hace una mueca—. Es tu vida si comes pollo en
la exhibición de autos.
Levantando las manos, digo—: ¡Entonces consígueme una
hamburguesa!
Jeremy envuelve sus brazos a mí alrededor y besa la parte superior de
mi cabeza. —Cariño, cálmate. Sólo estaba metiéndome contigo.
Pongo mi cara en su pecho. —Te odio. No, mejor te detesto.
—Me amas —dice él—. No lo niegues.
Estamos ahí por unos segundos, conmigo en sus brazos, cuando de
repente caigo en la cuenta de lo que estamos haciendo. Me apartó
Página | 364 rápidamente. —Así que, sí, será pollo entonces.
—Me parece bien —murmura, mirándome a los ojos. Sonríe y luego
camina hasta el puesto de comida.
Cuando conseguimos nuestra comida, en realidad encontramos una
mesa para sentarnos. Por suerte, es una mesa cuadrada, así que no tengo
que elegir al lado de quien me siento. Los chicos hablan de autos y trato
de prestar atención. Realmente son sólo Jack y Jeremy los que hablan. Eric
y yo medio nos miramos el uno al otro por las comisuras de los ojos.
Finalmente, tomo una papa francesa y se la tiro a Jeremy. Él me mira y me
fulmina con la mirada. —¿Te acuerdas de la última vez que nos metimos en
una pelea de comida?
—Sí, tuvimos que pedir comida, lo sé. Dejaste caer el espagueti en la
parte superior de mi cabeza, y luego me retuviste para que no pudiera
devolverte el favor —sarcásticamente le recuerdo.
—¿Ustedes se meten en peleas de comida? —pregunta Jack—.
Como, ¿qué es lo que sus padres dicen?
Jeremy tose. —Vivo solo. Por lo tanto, si destruimos la cocina, está
bien. Isabelle y yo tendemos a meternos en problemas cuando estamos
juntos.
—Eso es porque eres una influencia horrible —replico.
De pronto, con una sonrisa maliciosa, Jeremy me mira. —Tú lo pediste.
—¡No, no, no! —le grito, levantándome muy rápido. Me muevo
rápidamente detrás de Eric, por lo que la mesa queda entre Jeremy y yo—.
No tengo idea de lo que harás, pero no te atrevas a hacerlo.
—De lo que sea que estés hablando Isabelle. —Jeremy se ríe de una
manera muy mala—. Soy inocente.
Burlándome, digo—: Oh, esa es una mentira. Si tú eres inocente, yo soy
la Reina de Inglaterra.
—Bueno, su alteza, venga aquí un segundo.
—No —me río—. No te atrevas a hacer nada.
Con eso Jeremy se pone de pie. —Ven aquí, Isabelle.
—¡NO! —le grito, alejándome. No soy lo suficientemente rápida. En un
segundo, estoy en los brazos de Jeremy. Él me recoge y me lleva de nuevo
a la mesa por la cintura.
—¡Bájame! —me río.
—Claro —Jeremy responde, sentándose, tirando de mí hacia su
regazo. Me sostiene con fuerza contra él—. ¿Les dijiste a los chicos cuántas
cosquillas tienes?
Página | 365 Mi mandíbula cae. —¿¡No te atreverías!?
—¿Vas a pedirme disculpas?
—¡Si haces algo te garantizo que estarás durmiendo solo durante el
próximo mes! —grito. Entonces es como si todo el mundo se callara.
Me pego en la frente. —Eso sonó horrible.
Riendo histéricamente, Jeremy niega. —No, eso fue impresionante.
Ella no quiso decirlo de la forma en que salió. Isabelle y yo nunca hemos
tenido sexo.
Las miradas en las caras de Eric y Jack no tienen precio. Jack dice—:
Es bueno saberlo... creo.
—Jeremy y yo hemos dormido en la misma cama, pero de verdad
dormimos —suspiro—. Él me hizo ver esa horrible película de terror y tuve
pesadillas.
—Así que... ¿te quedas en su casa? —Jack pregunta, luciendo
perplejo.
Eric de repente interfiere—: Sí, la mamá de Isabelle está mucho fuera
de la ciudad por trabajo e Isabelle se queda donde Jeremy para que no
se meta en problemas. Su mamá la mataría si hiciéramos una fiesta en su
casa.
Miro a Eric y le doy la mirada más agradecida que puedo. Jeremy me
agarra aún más fuerte y dice—: Cuido de ella. Es mi chica, no puedo dejar
que nada le pase a mi Isabelle.
—Ah —digo—, eres tan lindo.
—Lo sé —responde Jeremy, moviendo sus cejas—. Así que, ¿ya
terminaron de comer, chicos?
Jack apunta a mis papás fritas—: Vas a comerte esas.
—No —respondo—. Pero Jeremy por lo general se como lo que queda
de la mayoría de mis comidas, por lo que puede quererlas.
De repente, Jeremy empieza a hacerme cosquillas. Grito y trato de
retorcerme fuera de su alcance. Se ríe en mi oreja—: Te lo advertí.
—Para —jadeo—. O te juro que voy a hacer algo horrible, como rallar
tu auto con una llave.
Eso hace que todos se detengan. —En realidad podría enojarme
contigo si hicieras eso —declara Jeremy—. Me tomaría mucho estar
enojado contigo, pero creo que eso lo lograría.
—O si repruebo la escuela secundaria, estarías enojado conmigo
Página | 366 entonces —comento.
—Sí, bueno, eres una buena estudiante y siempre puedo ayudar
cuando sea necesario —responde.
Eric lo mira. —¿Eras un buen estudiante?
—Me gradué con un promedio de 3.95 —dice Jeremy—. Así que, sí,
era un buen estudiante.
—¿Fuiste a la universidad? —pregunta Eric.
Jeremy afloja un poco su agarre sobre mí. —No, pero creo que vamos
a ir juntos —respondo—. Jeremy quiere que vaya a una escuela de arte.
Eso es si logro entrar y puedo conseguir una muy buena beca.
—Ya tienes una beca —murmura Jeremy—. Solo necesitas encontrar
una universidad.
—¿Cómo conseguiste tal beca sin que hayas ingresado a una
universidad? —pregunta Jack.
Aclarando su garganta, Jeremy dice—: Mi familia tiene un fideicomiso
para becas y creemos que Isabelle es una buena candidata.
—Jeremy —susurro—. No hagas eso.
—No vamos a hablar de eso ahora mismo, cariño. Cuando lleguemos
a casa. Comete sus papás fritas, así puedo enseñarle a mi chica acerca
de algunos autos —Jeremy articula hacia Jack. Jack ansiosamente se
come el resto de mi comida y volvemos a la exhibición.
Hay algunos autos que me gustan. El Barracuda se ve bastante bien.
Jeremy amo ese. Incluso dijo que quería uno algún día, para ponerlo en su
colección. El otro que quería es un Mustang de 1964. Eric dice—: Demonios
sí, quiero un Mustang Shelby… en mis sueños por su puesto.
—Me gustan estos Mustang —digo, mirando uno—. Solo me gustan los
autos más nuevos.
—Creo que deberíamos conseguirte un Mustang más viejo, todo
personalizado sólo para ti —afirma Jeremy, mirándome.
Mis ojos se mueven hacia la derecha y luego se abren enormemente.
—¡Me gusta ese auto! ¡Es increíble!
Las miradas de los tres giran y miran. Jack en realidad se agarra el
corazón.
—Isabelle, ¡eso es simplemente incorrecto!
—¿Qué? —le pregunto confundida—. ¿Qué tiene de malo ?
—Es una importación, bebé. Hay una ligera rivalidad entre los grupos
—responde Jeremy.
Ignorándolos me acerco al auto. —¿Es rápido ?
Página | 367 —Oh sí, son súper rápidos —responde Eric—.Puedes ponerle óxido
nitroso. Eso es como ponerle un motor de jet a tu auto.
—¿Por qué querrías hacer eso? —le pregunto.
—Por las carreras callejeras —responde Jack.
Finalmente me doy cuenta. —Oh como en esa película.
—Hay un montón de películas sobre carreras callejeras. ¿Esto es lo que
te gusta? —pregunta Jack—. Eso me hiere el corazón. Jeremy, dile que
está equivocada en su manera de pensar.
—Nunca le diría qué hacer. Si ella está interesada en las
importaciones, entonces le enseñaré acerca de ellas. Ven aquí cariño. —
Me agarra la mano y me lleva hacia el auto que me gusta—. Mira, éstos
suelen estar equipados con una gran cantidad de aparatos electrónicos.
Tal como un magnifico equipo de sonido, iluminación ambiental en
diferentes colores, un montón de campanas y silbatos por así decirlo, y
motores que ponen a un montón de autos en vergüenza.
Me siento en uno. —Ahora, este soy yo. Tal vez pueda pedirle a Santa
que ponga uno en mi calcetín. No creo que mi mamá vaya a dármelo, sin
embargo —Me río—. Este es impresionante.
—¿Te gusta eh? —pregunta Jeremy .
Sonriendo, le digo—: Sí, tal vez un día, si me convierto en un artista
famosa, conseguiré uno."
—Será una artista famosa —Jeremy me asegura.
—Quiero ver tu arte —declara Eric.
—Sí, yo también —interfiere Jack.
Mis ojos se mueven hacia Jeremy. Ligeramente hace una mueca. —A
su mamá no le gusta la gente en su casa.
Eric añade—: Sí, ella es una persona muy reservada.
—Tengo una gran pieza que se va a estar en el baile de invierno —
digo—. Verán esa.
—Muy bien —responde Jack—. Ugh, ¿podemos por favor alejarnos de
las importaciones?
Jeremy niega con la cabeza. —A Isabelle le gustan estos, así que voy
a explicárselos. Si mi chica está en realidad mostrando interés por un auto,
voy a tomar ventaja de eso.
Medio ruedo mis ojos. Él me sigue llamando suya. ¿Cómo es que eso
Página | 368 no va a intimidar a Eric? Salgo del auto. —Está bien, enséñeme entonces
señor.
Caminamos a través de los autos y me explica la diferencia entre los
motores. Repasa todo lo que las cosas hacen y son. En realidad, es
interesante.
Finalmente, cuando hemos terminado. Me giro hacia los chicos. —
¿Todos se divierten?
—Sí —responde Eric—. Jeremy me enseñó un par de cosas.
—Hago lo que puedo —añade Jeremy—. ¿Qué es lo que ustedes
quieren hacer ahora, o quieren ir a casa?
Jack niega con la cabeza. —No quiero ir a casa, recuerda,
hamburguesas de tofu. ¿Qué quieren hacer?
—¿Juegan billar? —pregunta Jeremy.
Levantando su mano, Eric responde—: Lo hago, muy bien. Tenemos
una mesa de billar en mi sótano.
—Sin ánimo de ofender, pero no quiero pasar el rato con tus padres —
Jeremy réplica.
—¡Jeremy! —siseo.
Él sólo me sonríe. —Iremos al Side Pocket. Tengo mi taco6 de billar allí.
—¿Tienes tu propio taco de billar? —le pregunto.
—Sí —Jeremy responde—.Así que, ¿quieres conducir?
Exasperada, exclamo—: ¡No!
—No estaba hablando contigo, bebé —dice Jeremy, con una sonrisa.
—Oh, por favor, ¡dime que estabas hablando de mí! —grita Jack.
Jeremy asiente con la cabeza. —Lo sacaré del estacionamiento, pero
luego puedes conducir hasta el Side Pocket.
—¡GENIAL! —grita Jack.
—Tendrás que sentarte en la parte trasera con Eric —Jeremy me
instruye—. Quiero mantener un ojo en al menos uno de mis niños.

6 Taco: Vara de madera con la que se impulsan las bolas.


No puedo evitar sonreír. Llegamos al auto y Jeremy abre la puerta. Eric
entra primero y Jack va al otro lado del auto. —Gracias —le susurro a
Jeremy.
—No digo que te lo dificulto, nena. Sólo quiero que seas feliz, por lo
Página | 369 que vas a sentarte en la parte trasera, mientras me estremezco al frente.
Levantándome de puntillas, lo beso rápido en los labios. Él sonríe, y me
subo en la parte de atrás. Eric me mira raro. —Lo siento. —Suspiro—. Él y yo
hacemos eso. Sé que parece raro.
—¿Por qué sería raro? Demonios, yo sería feliz si tuviera a mis lindas
amigas viniendo y besándome todo el tiempo. Necesito conseguir la
apariencia y el cuerpo de Jeremy... y un auto... y una moto... y mi propio
lugar, y luego puedo conseguir chicas para hacer eso —dice Eric, con una
mirada de diversión.
—Tú podrías conseguir chicas que te besen. Apuesto que todo lo que
tendrías que hacer es preguntar —susurro torpemente.
Eric me mira. —¿De verdad, te parece?
—Tienes muchas cosas que atraen a las chicas. Creo que si eso es lo
que quisieras, muchas chicas aceptarían —Mis ojos sólo miran hacia abajo
al asiento entre nosotros.
Hay silencio durante un minuto, y luego Eric dice—: Si todo lo que
necesito hacer es preguntar, entonces...
De repente, Jeremy entra al auto y grita—: ¿Todo el mundo listo?
Cierro los ojos y suspiro—: Así es. —Cuando miro de nuevo a Eric está
sonriéndome. Al instante me sonrojo y giro la cabeza.
Jeremy nos conduce fuera de la zona de parqueadero y hacia la
calle. Después de un rato, él se detiene y mira a Jack. —Sabes cómo
conducir con palanca de cambios, ¿verdad?
—Totalmente —responde Jack con impaciencia—. El auto de mi
mamá es de cambios y lo uso todo el tiempo.
—Bueno, mi bebé aquí tiene una gran cantidad de caballos de fuerza
así que tómalo con calma al principio, pero vamos, sal del auto.
Los vemos cambiar de lado. Jack parece que va a tener un ataque al
corazón. —Está bien —dice—, ¿están listos?
—Sí, si te estrellas en ella, te daré un muy grande moretón en la cara
—dice Jeremy, dándole palmaditas a Jack en la espalda.
—Tendré mucho cuidado, lo prometo —Jack responde.
Él flaquea un poco al principio, pero luego lo hace bien. No puedo
dejar de reír. Nunca he visto a nadie tan entusiasmado con conducir un
auto antes. Debe haber molestado a Jeremy un poco, porque él hace
muecas un par de veces. Espero que sepa cuánto aprecio esto.
Cuando llegamos al salón de billar, Jeremy sale a parquear el auto.
No confía en Jack lo suficiente para hacer eso. Todos caminamos hasta
Página | 370 Side Pocket hablando de lo bien que conduce Jack.
Ahora, nunca he estado en Side Pocket antes y estoy gratamente
sorprendida. Es oscuro en la forma en que pensé que sería, pero
sorprendentemente limpio. Hay una bruma de humo de cigarrillo, sin
embargo, que me hace estornudar. Jeremy se acerca a la barra.
—Hola Bubba, ¿puedo tener mi taco? Habrá cuatro de nosotros
jugando.
Me giro hacia a Eric y articulo—: ¿Bubba?
El gran hombre detrás de la barra, entrega un cuadro y luego un
estante de las bolas.
—Pueden tener la mesa 12. No les compres cerveza Jeremy.
—Nunca lo haría —jadea con sarcasmo—. Trataré de emborrachar a
Isabelle más tarde.
—Jeremy, ¡cállate! —digo bruscamente. Él solo mueve sus cejas hacia
mí y empieza a caminar hacia una mesa. Cuando llegamos a la mesa 12,
Jeremy baja las bolas y la caja. Es una caja larga y delgada. La recojo y la
abro. Hay un hermoso taco de color azul oscuro en el interior. Frunciendo
las cejas, pregunto—: ¿Por qué es de dos piezas?
—Porque —Jeremy responde—: Las atornillas para juntarlas. —Toma
las dos piezas fuera y hace precisamente eso—. Aquí, sujeta esto—. Lo
tomo de él. Jeremy mira a Jack y Eric—, ustedes dos deben elegir tacos.
Están en esa pared.
Frunciendo el ceño, le pregunto—: ¿Qué hay de mí?
—Levanta mi palo —indica Jeremy.
—Eso sonó sucio —me río.
Ahora, la mirada de asombro pasa por la cara de Jeremy. —ISABELLE,
tienes una mente pícara, ¡muchacha traviesa! —Le doy una enorme
sonrisa. Sacudiendo la cabeza, Jeremy se ríe—, mi taco, recoge eso. ¿Es
pesado?
Lo levanto en el aire y respondo—: No, ¿por qué?
—Entonces, usarás mi palo —Jeremy declara guiñándome un ojo al
mismo tiempo.
Eso hace que me ruborice y miro al suelo. Cuando miro hacia arriba,
Eric está mirándome, así que me sonrojo aún más. Él y Jack caminan a
recoger sus tacos. Yo veo como Jeremy acomoda las bolas. Él se está
inclinando delante de mí y no puedo dejar de comprobarlo. Entonces
aprieto los ojos cerrándolos. ¡Tengo que dejar de hacer eso! Él es
simplemente muy... caliente. No, no, no, no puedo pensar de esa manera.
¡Basta!
Página | 371
—¿Qué demonios estás pensando ? —De repente oigo.
Al abrir los ojos, veo a Jeremy mirándome. —¿Qué quieres decir? —
chillo.
—Tienes el aspecto más peculiar en tu rostro. Quiero saber lo que
estaba pasando en tu cabeza.
—Nada, absolutamente nada —murmuro—. Aquí está tu palo de
billar.
Lo toma de mí, pero me observa con atención. Finalmente, Jack y Eric
hacen su camino de regreso. —¿Estamos haciendo los equipos ? —Eric le
pregunta.
—Yo nunca he siquiera intentado esto, así que voy a ver —afirmo,
dando un paso atrás.
—Uh, uh —Jeremy dice, tirando de mí hacia adelante—. Primero te
enseñaremos a jugar. Luego Les patearé el trasero de forma individual.
Jack interviene—: Amigo, Eric es realmente bueno en esto.
—Crecí jugando casi todas las noches —afirma Eric con mucha
calma.
La mirada que pasa por la cara de Jeremy es de repente muy seria.
—Bueno, entonces, tendremos que enfrentarnos cara a cara y ver
quién queda de primero, pero primero, MI Isabelle tiene que aprender a
jugar. Voy a organizar y romper para ti y después te dejaremos dar un tiro
en ello.
—Está bien —me quejo—. Sólo voy a avergonzarme a mí misma.
—No, no lo harás —dice Eric en respuesta—. Es como geometría.
Frunciendo el ceño, le digo—: Odiaba la geometría.
—Confía en mí, no te estreses por ello, o te confundirás. Sólo relájate,
estamos aquí para divertirnos.
Le sonrío. —Gracias por el consejo. —Pacientemente esperamos
mientras Jeremy prepara la mesa para mí. Cuando rompe las bolas, me
quejo—. Ahora, ¿que se supone que haga?
—Ven aquí —dice Eric—. Me acerco a la mesa con él. —Esta es la
bola blanca. Es necesario golpear está contra otra bola y tratar de meterla
en una buchaca.
—Oh, Dios, suena fácil. —Suspiro.
—Aquí, sólo mirarme. Primero, si eres diestra pones tu pierna derecha
hacia atrás y doblas la izquierda. Luego, colocas tu mano izquierda sobre
la mesa y es donde pones tu taco. Tu mano derecha controla el impulso
Página | 372 del palo. Así que, ven a intentarlo.
A regañadientes, me acerco a él. —¿Y ahora qué hago?
—Aquí —oigo que Jeremy dice con vehemencia—.Yo te mostraré. —
Se acerca justo detrás de mí—. Alguien tiene que mostrártelo.
Presionándonos hacia la mesa, agarra mi pierna y la lleva hacia atrás.
—Ahora, dobla la cintura. —Mientras lo hago, él me sigue, así que nuestros
cuerpos están apretados uno contra el otro. Estimado Señor, ten
misericordia de mí.
—Ahora, déjame mostrarte dónde van los brazos. —Después de esas
palabras, no le prestó mucha atención a lo que está diciendo, porque lo
siento por todo mi cuerpo. El calor de sus manos en las mías envían fuego a
mis nervios. Por último, apenas susurra en mi oído—. ¿Estás siquiera
prestando atención a algo de lo que estoy diciendo en este momento?
Tragando saliva, susurro—: En realidad no.
—Eso es lo que pensé —Su aliento caliente barre junto a mi oreja. Mis
ojos están en realidad se cierran—. Isabelle, ¿por qué no te estás
concentrando en este momento?
—¿Por qué crees? —Resoplo—. Estamos en una posición muy
comprometedora, presionados uno contra el otro, sobre el lado de una
mesa. Es un poco… distractor.
Él pone sus labios en mi cuello. —Ni siquiera voy a comentar en
respuesta a eso.
—Cállate, y enséñame cómo hacer esto —gruño juguetonamente.
—Te puedo enseñar un par de cosas —responde.
Eso me hace atragantar y reír. —Oh, Dios mío, tenemos que parar,
¡esto es ridículo!
Jeremy me agarra y me presiona hacia abajo en posición.
—No, tú vas a aprender. Ahora, realmente escúchame, o voy a estar
tan encima de ti el resto de la noche, tu chico no creo que tenga
oportunidad alguna.
—¡Jeremy! —siseo en voz baja.
—Ahora, escúchame jovencita —se ríe.
Esta vez lo hago. Golpeamos la bola y en realidad la metemos en una
buchaca7. Me levanto de un salto y envuelvo mis brazos alrededor de
Jeremy. Él sólo me recoge.
Cuando me dejo llevar, veo a Eric mirándome. Sonrío y él sonríe en
Página | 373 respuesta. Miro a Jeremy. —Está bien, lo hice una vez, ahora ustedes
jueguen.
—¡Eso es! —exclama—. Lo vas a hacer una vez.
—Creo que una vez es suficiente —murmuro, con los ojos muy
abiertos.
Riendo, Jeremy camina delante de mí y me susurra—: Amo hacerte
sonrojar. —Se detiene frente a Eric—. ¿Estás listo para la acción real?
—Estoy listo —Eric responde—. Tú arma y yo voy a romper. O a menos
que quieras un turno, puedes romper.
Mi mandíbula se cae al suelo. Jeremy gira lentamente y lo mira. —Eres
un bocazas para ser un adolescente. ¿Quieres poner dinero en ello?
—¡Jeremy! —le digo—. ¡Basta!
—Claro, ¿de cuánto estamos hablando? —Eric réplica.
—Eric —le grito—. Paren los dos.
Jeremy abre sus manos. —Mi flujo de efectivo es ilimitado en su mayor
parte, así que todo lo que un estudiante de secundaria pueda manejar.
—De verdad Jeremy, ¡no seas grosero! —grito.
—Está bien —Eric interviene—. Cincuenta.
Una vez más, mi mandíbula cae. Jeremy asiente con la cabeza. —Está
arreglado entonces. Puedes romper si quieres.
—Creo que lo haré —dice Eric en respuesta. Miro a Jack y me mira
como estamos todos locos. Eric se inclina y pone en movimiento la bola
blanca. Esparce el resto de las bolas y una bola en realidad va a una
buchaca—. Tienes las sin raya —le dice a Jeremy. Inclinándose, tira otra
vez, enviando otra bola a una buchaca lateral.
Este será un juego rápido. Poco a poco muevo mi mirada hacia
Jeremy. Está en realidad mirando a la mesa. ¿Por qué está tan serio
acerca de vencer a Eric? Cuando Eric en realidad falla un tiro, Jeremy
dice—: Excelente. —Se acerca a mí y me dice—: Un beso para la buena
suerte.
Sus labios están inmediatamente en los míos, y no es sólo un beso. Me
hace vacilar un poco. Cuando Jeremy se aleja, él sólo me sonríe. Estoy un

7Buchaca: Agujero en las esquinas y lados de la mesa de billar donde deben caer las
bolas.
poco aturdida, mientras da su tiro. Él, por supuesto, hace que la bola entre
en la buchaca, y luego las de los tres disparos después de ese.
Me muerdo el labio porque no sé quién quiero que gane. ¿No está
mal de mi parte? ¿No debería querer que Eric gane? Veo mientras ellos
Página | 374 van y vienen, poniéndose más y más serios mientras el juego progresa.
Entonces me doy cuenta. Esto es en realidad tiene un fondo atractivo. No
tengo ni idea de por qué, pero es algo sexy.
Finalmente, ambos están a una bola y la bola 8. Se toman un minuto y
estudian la mesa. Jeremy mira a Eric. —Tienes una oportunidad de hacer
esto. Recuerda que hay 50 dólares como apuesta.
—El dinero no es un problema —Eric replica.
—Hay que subir la apuesta entonces —responde Jeremy. Se vuelve y
me mira—. Isabelle, ¿qué podríamos posiblemente poner en la apuesta?
Mi ira se dispara instantáneamente. —No tengo ni idea —siseo.
—Bueno, eres una chica hermosa. Digo que apuesto a que el
ganador puede llevar fuera a Isabelle en la noche, con lo que le gane al
otro jugador —dice Jeremy.
Oh Dios mío, voy a matarlo.
Eric asiente con la cabeza. —Hecho.
Mi boca se abre. —¿Eh?
—Continua mi muchacho —suspira Jeremy—. Isabelle y yo queremos
salir en la noche.
Tomando una respiración profunda, Eric se inclina. Se queda mirando
la bola mientras mueve su palo de billar adelante y atrás y da el disparo.
Mete su bola en la buchaca. —¿Y ahora qué ? —pregunto.
—Él tiene que meter la bola 8 en la misma buchaca —responde
Jack—. Es un tiro duro.
Con un aspecto muy serio, Eric da el disparo... y falla. Jeremy se
acerca a él y le da una palmadita en la espalda. —Buen intento. Espero
que no haya malos sentimientos.
Jeremy se inclina y da un tiro y mete la bola. De pie, él se acerca a mí.
—¿Qué quieres hacer esta noche, cariño?
—Jeremy —me quejo—. No lo hagas.
Él sólo sonríe. —Bola 8, buchaca de la esquina. —Él se inclina y clava
totalmente la bola en la buchaca derecha—. Lo siento, Eric.
Eric sólo lo mira y luego sonríe. —Está todo bien, sólo es un juego. —
Alcanza su billetera y saca el dinero—. Aquí tienes.
Se lo arrebato y lo meto de nuevo en su billetera. —No vamos a tomar
eso. ¡Esto es una tontería!
—No, él ganó —dice Eric—, recibe el dinero.
Sacudiendo la cabeza, Jeremy dice—: En realidad no voy a tomar tu
Página | 375 dinero. Fue por diversión. Tendré que sacarte más a menudo.
De repente, soy levantada desde atrás y oigo—: ¡MY ISABELLE! —
gritado en mi oído.
Al instante me congelo. Cuando me vuelven a bajar, doy la vuelta
para ver...
—¡JOSH! —Salto a sus brazos y le doy un abrazo—.¿Qué estás
haciendo aquí?
—De hecho, acabamos de llegar. Estos son Sam y mi hermano Lucas
—Josh explica, señalando a otros dos chicos.
—Hola —los saludo moviendo mi mano—. Fuimos a la exhibición de
autos hoy, y aprendí que me gustan las importaciones.
Josh choca los cinco conmigo. —Increíble, me gustas más cada día.
—Oh, estos son mis amigos, Eric y Jack. También fueron a la exhibición
de autos.
Jack y Eric dicen—: Hola.
—Oye, tú eres el hermano que posee el club nocturno —le digo—.
Kent me hablo acerca de ti.
—Sí, soy dueño del club nocturno. ¿Has estado allí? —pregunta Lucas.
Niego con la cabeza. —No, todavía no. Esperemos que pronto, sin
embargo.
—Ella no tiene 21 —exclama Jack.
Jeremy cierra los ojos. —Lo sabemos Jack.
Eric mira a su amigo—: Hay una noche en que dejan que la gente
entre las edades de 18 a 21 ingresen a la parte inferior del club.
—Eres publicidad gratuita —Lucas se ríe—. Deberían venir. Podrían
pasar un buen rato.
—Tengo la intención de bailar con Isabelle —Josh exclama y me
recoge del suelo.
Riendo, lo golpeo. —Déjame en el suelo.
—No —se ríe—. ¿Terminaron de jugar o qué?
—Deberíamos hacer equipos —dice Jeremy—. Tomaré a Eric.
Eric lo mira y le da la sonrisa más pícara. Pongo los ojos en blanco, y
paso el resto de la noche viendo un montón de lazos masculinos. Todos
ellos me compran la suficiente gaseosa y luego pizza para hacerme
enfermar. Finalmente, es tarde y bostezo.

Página | 376 Jeremy viene caminando hacia mí. —¿Está cansada, nena?
—Mmmhmmm —le respondo, adormilada—. Quiero ir a casa y
meterme en la cama.
—Me parece bien —Jeremy sonríe en respuesta.
—SOLA —subrayo.
Jeremy se agarra el pecho. —Ay, ¿por qué el repentino cambio de
corazón?
Aparto la mirada. —No lo ha habido, pero... no estamos juntos... no
deberíamos estar haciendo eso. Eric se lo ha tomado en broma todo este
tiempo, pero ¿qué pasa si quiere salir en una cita? —le susurro—. No podría
hacer eso después de pasar dos noches durmiendo en tu cama.
—¿Desde cuándo nos importa lo que piensen los demás? —Jeremy
pregunta en voz baja—. Somos tú y yo, nena.
La tensión se forma en mi pecho. —No somos tú y yo Jeremy. —
Suspiro, mirándolo a los ojos—. No estamos juntos.
Él está allí por un segundo con la mirada fija en mí. Luego lleva sus
dedos hacia arriba por el lado de mi cara y poco a poco los lleva hacia
abajo. La boca de Jeremy se abre para decir algo, pero de repente Jack
está a nuestro lado. —Tío, me doy cuenta de que tengo 18, pero es
domingo y tengo que estar en casa pronto.
—Podemos irnos —dice Jeremy rápidamente, dejando caer su mano.
Quiero de todo corazón que la mantenga allí—. Vamos, nena. —Bajo
desde mi taburete y lo sigo hacia el grupo.
Luego decimos nuestras buenas noches a Eric y Jack cuando los
dejamos en sus casas. Ambos dijeron que tuvieron un rato estupendo y que
me verían mañana. Eso me hizo feliz.
Cuando Jeremy y yo llegamos a casa, estamos silenciosos. Entro en mi
habitación y me cambio al pijama. A continuación, voy al baño y empiezo
a lavarme el maquillaje. Jeremy llega caminando a mi lado. Está sin
camisa de nuevo. ¿Por qué me hace esto a mí? Enjuago mi cara y me
seco con una toalla. —¿Necesitas cepillarte los dientes? —pregunto.
Él asiente con la cabeza, estirando su mano para tomar su cepillo de
dientes. Tomo el mío también y nos cepillamos los dientes en silencio.
Cuando termino, lo miro. —Muchas gracias por hoy. Estuvo muy divertido y
fue genial pasar el rato con Eric y Jack.
—Especialmente con Eric —Jeremy añade en voz baja.
—Sí —le respondo—. Tuve un buen tiempo contigo también. —Lo
empujo con mi cadera—. Mi día no habría estado completo sin ti.
Esa parece hacerlo sonreír. —Mientras que yo sepa que no voy a
Página | 377 perderte totalmente.
—¿De qué estás hablando? —le pregunto.
—Tú y Eric. Veo la forma en que te mira Isabelle. No se necesita
mucho para conseguir que salga contigo en una cita. Solo me sentí
incómodo. Tuve que contenerme demasiado.
Cruzando los brazos, le digo—: No te contuviste mucho.
—Oh, confía en mí, lo hice, y mucho. Quiero lo que sea que quieras y
si deseas a Eric, entonces te conseguiré a Eric —Jeremy declara en voz
baja, sin encontrarse con mis ojos.
Vacilante, le digo—: Y si quisiera algo más...
—Te ayudaría a obtener eso también —susurra Jeremy—. Tenemos
que ir a dormir. Tengo trabajo y tú tienes escuela.
—Está bien. —Suspiro. De repente, tengo un montón de sentimientos
extraños arremolinándose a mí alrededor. Nos detenemos en las entradas
a nuestras habitaciones y nos miramos el uno al otro—. Buenas noches —le
susurro.
Jeremy se inclina y me besa muy suavemente en los labios. —Buenas
noches Isabelle. Sabes dónde encontrarme si me necesitas. —Me deja ir y
entra en su habitación.
Doy la vuelta y entro en la mía. Cuando me meto en la cama, como
que me quedo allí, mirando al techo. Me voy a dormir luchando contra el
impulso de ir donde Jeremy.
Capítulo 21
La siguiente semana de escuela es genial. Almuerzo con Eric y sus
Página | 378
amigos todos los días. Jeremy finalmente me enseña a estacionar en
paralelo. Incluso sacamos el auto de Cassandra, por lo que puedo
aprender a conducir un automático. Es un poco raro, cuando sólo he
conducido un manual.
Llega el sábado por la mañana y entro al cuarto de baño.
Bostezando, enciendo la luz. De repente, chillo. Jeremy viene corriendo. —
¿¡Qué está mal!?
—Mis moretones, ¡se han ido! —grito.
Jeremy pone una mano sobre su pecho
—Isabelle, querido Señor, vas a matarme.
—Se han ido, se han ido, se han ido —vitoreo de alegría, saltando de
arriba a abajo.
—Es bueno, bebé. ¿Eso quiere decir que podemos ir a celebrarlo esta
noche? —me pregunta, con una sonrisa maliciosa.
Estrechando los ojos, digo—: ¿Qué tienes en mente?
—Ir al club… tu…. yo, la pista de baile —Jeremy murmura
presionándose contra mí.
—Tú y un montón de chicas en minifalda —replico—. No voy a ser,
incluso, un punto en el radar.
Envuelve sus brazos a mí alrededor. —Siempre serás más que un
punto.
—¿Es noche de MENORES8, como ustedes la llaman?
—Lo es —Jeremy responde alegremente—. ¡Y nosotros iremos!
Con una carcajada, digo—: Me parece bien.
Pasamos el día siendo perezosos, pero alrededor de las cinco,
Cassandra me llama.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—Entonces, ¿vamos al club esta noche? —me interroga rápidamente.
—Sí —contesto, con la misma alegría—. ¿Qué me pongo?

8MENOR (Minor en inglés): Es un término utilizado para referirse a personas menores de 21


años que no pueden hacer las mismas cosas que una persona de más edad.
Suelta risitas. —Dile a Jeremy que te traiga a mi casa. Pon las botas y
ese pequeño vestido negro en una bolsa, pero no lo dejes ver.
—No —siseo en voz baja.
—SSSIIII —suelta—. O se lo dices o lo voy a llamar.
Página | 379 Suspiro y miro a Jeremy. —Cassandra quiere que me lleves a su casa.
—¿Por qué? —replica.
—No sé, para arreglarnos, supongo.
Jeremy gime. —Muy bien, vamos.
—Llegaré dentro de un momento —exclamo, probablemente
demasiado entusiasmada.
—¡GENIAL! —responde Cassandra—. Trae el vestido.
Rodando los ojos, le digo—: Bien, como sea, nos vemos pronto.
Cuando me levanto para ir a mi cuarto, Jeremy me pregunta—: ¿Qué
estás haciendo?
—Recogiendo mis cosas —le respondo—. Tengo que llevar algo esta
noche, no puede ir desnuda.
—¡Oh, yo voto por desnuda!
Eso me hace reír. —Lo harías. —Voy a mi habitación y cojo mi bolsa
de lona. Coloco con cuidado el vestido en el interior con las botas. Nunca
las he usado, por lo que nada se va a ensuciar.
Unos veinte minutos más tarde, llegamos a donde Cassandra. Mientras
abro la puerta para salir del auto, digo—: Te veo en un rato.
—No sé... ustedes dos juntas pueden significar problemas —dice
Jeremy.
—Sí, lo seremos, nos vemos más tarde —enfatizo.
Jeremy se inclina sobre el asiento. —Dime que me
aaaamaaaaassssssssssss.
Echándome hacia atrás, le respondo—: NNNOOOOO. —Y cierro la
puerta. Él pone una mirada horrorizada y me doy la vuelta alejándome.
Cuando llamo a la puerta de Cassandra, abre casi de inmediato.
—¡Esto va a ser EPICO! —grita.
Me río. —¿Por qué?
—Vamos a hacer a los muchachos babear, excesivamente —
responde Cassandra, tirando de mí hacia su apartamento.
—¿Dónde está Kent? —pregunto.
Ella cierra la puerta y dice—: Vendrá después. Kent va a hablar con
Jeremy y se pondrán de acuerdo acerca de si alguien va a conducir o no.
Eso no es ni aquí ni ahora, tenemos que prepararte. ¿Trajiste el vestido?
Levantando la bolsa, articulo—: Está justo aquí. No me siento cómoda
Página | 380 llevándolo.
—Confía en mí, te verás fenomenal cuando termine contigo. —
Subimos las escaleras y me lleva a su dormitorio. Nunca he estado aquí, así
que solo la sigo.
Cuando entramos, exclamo—: ¡Oh! Un tocador, es tan genial. Siempre
he querido uno de esos.
—Pídeselo a Jeremy, lo conseguirá para ti, porque él siempre consigue
lo que quieres —Cassandra se burla juguetonamente—. Ahora, saca el
vestido.
Pongo la bolsa en su cama y la abro. —No puedo creer que voy a
hacer esto.
—Quítate la ropa y deslízate en ese cachorro —dice Cassandra—.
Entonces voy arreglarte el cabello y maquillarte.
—No lo sé —le susurro.
Cassandra se acerca a mí. —Vas a estar impresionante. Ahora
póntelo. —Suspirando, empiezo a quitarme la ropa—. ¿Estás segura de que
no necesito un sujetador? —murmuro.
—Sí —responde Cassandra—. Vas a estar bien.
Me deslizo en el vestido, tirando de él. —Vaya —finalmente jadeo—.
Está cosa esta muy pegada a mi cuerpo.
—Ese es el punto —afirma Cassandra—. Ahora, ven aquí. —Agarra mi
mano y me sienta—. Voy a recogerte el cabello.
—Voy a sobresalir como un pulgar hinchado —murmuro—. Con el
vestido o no, parezco de doce.
Cassandra ríe. —No cuando haya terminado contigo. Ahora, date la
vuelta, quiero que sea una sorpresa.
Poco a poco, me doy la vuelta en el taburete. —No me hagas ver
estúpida —gruño.
Cassandra sonríe y alcanza el tocador. Alisa mi cabello para rizarlo, lo
que no entiendo, pero ella dice que va a darle un rizado diferente.
Cuando termina, inclina su cabeza. —Perfecto. Ahora, el maquillaje.
Llega detrás de mí y agarra la sombra de ojos que no es más que
carbón y negro. —¡Whoa! —exclamo—. ¿Qué estás haciendo?
—Hacerte parecer una zorra —responde— Ahora cierra los ojos. —
Estrecho mis ojos hacia ella, y simplemente me mira. Suspiro y los cierro.
Siento como me pone cuidadosamente la sombra y el delineador de ojos.
Me hace ver hacia el techo mientras me pone la máscara de pestañas.
Por último, Cassandra saca un lápiz labial.
Página | 381
Lo miro y mis ojos se ensanchan. —Eso es rojo, como ¡ROJO, ROJO!
—Shhh —responde Cassandra—. Abre la boca un poco. —Lo hago y
me aplica suavemente el lápiz labial. Tirando el envase, dice—: Sin duda
puedes pasar como una de veintiuno. Ven aquí, ponte las botas y luego
mírate en el espejo de cuerpo entero.
Levantándome, hago lo que ella dice. Cuando camino hacia el
espejo, mi corazón salta. Soy algo que nunca pensé que sería, sexy. Mi
cabello está asegurado en la parte superior en una espiral de rizos. Mis ojos
son oscuros y mis labios de un brillante rojo sangre. Girándome, veo mis
piernas parecer más largas con las botas. —Oh, Dios mío —Es todo lo que
puedo susurrar.
—Te ves hermosa —dice Cassandra, sonriéndome—. Ahora es mi turno
para prepararme. ¿Qué ropa uso, que ropa uso?
Mientras comienza a sacar ropa de su armario, me quedo allí
mirándome. Me siento tan... hermosa, sexy. Esta es la primera vez en mi
vida que siento que debo ser deseada. Ni siquiera sé qué decir.
—¿Qué piensas de esto? —pregunta Cassandra.
Me vuelvo para verla sosteniendo una falda de cuero negro y una
camisa de seda de un hombro. —Creo que eso se vería lindo.
Comienza a vestirse. —No puedo esperar a que los chicos nos vean
esta noche. Van a perder la cabeza, y no me refiero a nuestros
muchachos. Pobre Jeremy va a tener un ataque al corazón, con toda la
atención que vas a conseguir.
—Oh, para —dije tímidamente.
—Lo digo en serio —declara Cassandra—. Espera y veras. —A
diferencia de mí, no le toma mucho tiempo prepararse. Ella, obviamente,
tiene una gran cantidad de práctica peinándose y maquillándose.
Finalmente, se desliza sobre sus tacones. —También, he terminado. Los
chicos llegaran en cualquier momento. —De repente, ella chasquea los
dedos—. Necesitas algo más.
Confundida, pregunto—: ¿Qué es?
—Esto —responde y va a su vestidor. Observo mientras saca una
gargantilla negra de su joyero—. Esto va a completar el atuendo. —Abro
la boca para decir algo, pero no puedo. Cassandra se acerca y la coloca
en mí. —Ahora estamos bien.
El timbre de la puerta suena de repente. —Espera aquí —dice
riendo—. ¡Quiero que sea una sorpresa!
—Ummm, bien —contesto suavemente.
Con un casi salto en su paso, Cassandra baja. Me doy una mirada
Página | 382 más en el espejo y niego con la cabeza. No puedo creer que sea yo.
Oigo murmullos abajo, y luego Cassandra grita—: Está bien, puedes
venir Isabelle. —Nerviosa, camino a la cima de las escaleras. Agita su mano
para que vaya hacia ella. Tomando una respiración profunda, doy el
primer paso—. Y me gustaría presentarles, a la muy adulta, Srta. Isabelle.
Cuando llego a la parte inferior de las escaleras, apenas puedo mirar
hacia arriba, pero cuando no hay nada más que silencio, tengo que
levantar los ojos. Josh, Kent y Jeremy están allí simplemente mirándome. Mis
mejillas se ruborizan como si estuvieran en llamas. Finalmente, Jeremy es el
primero en hablar. —Tú no vas a usar eso.
Con el corazón roto, miro hacia abajo. —¿Me veo tan mal?
—¡NO! —grita Josh—. Estas caliente como el infierno. Oh, Dios mío, si
Jeremy tiene un problema, yo te llevaré.
Mis ojos se dirigen hacia Jeremy, la mirada de sus ojos es feroz. —Lo
elegiste para mí —finalmente murmuro.
—¡Olvídalo! —dice Josh. Él se acerca y envuelve sus brazos alrededor
de mí—. Tú eres mía esta noche.
Eso me hace reír.
—No, no lo es —Jeremy dice con dureza, casi perdiendo su voz —.
¡Quítale las manos de encima Josh!
Él mueve sus cejas. —¿La escoltas, porque si no es así, lo hare yo?
Jeremy lo mira y entrecierra los ojos. —Por supuesto, yo la he invitado
a salir esta noche. Yo solo... quiero decir... voy a tener que PELEAR con los
chicos para alejarlos. ¡No quiero que la miren de esa manera!
Cruzo los brazos. —¿Por qué no? ¡En realidad me siento sexy por
primera vez en mi vida! Me niego a dejar que lo eches a perder.
—Malditamente claro —interviene Cassandra—. Vamos. —Ella camina
pasando a Jeremy—. ¿La llevas o vas a tener un infarto?
—No —contesta, sacudiendo la cabeza—. Te seguiremos.
Josh suspira sarcásticamente—: Está bien.
Me quedo parada allí mientras todo el mundo camina hacia la
puerta. Jeremy se acerca y desliza su mano en la mía. Entrelazo los dedos
con los suyos, a pesar de que sé que no debería. Con eso, caminamos
fuera. Por alguna razón extraña, está muy cálido y no necesitamos
chaquetas. Hablan acerca de un verano indio, o... el calentamiento
global.
Nos abrimos paso lentamente hacia el auto. Jeremy abre la puerta
para mí. Justo antes de sentarme, me giro hacia él. —Prométeme que no
Página | 383 me veo mal. No quiero salir y estar... ridícula.
Inmediatamente los ojos de Jeremy se suavizan. —No, Isabelle, no es
eso. Estas magnifica, yo solo... no quiero compartirte esta noche.
—Entonces no lo hagas —le susurro, mirándolo. Estamos allí
mirándonos el uno al otro durante unos segundos.
Finalmente, escuchamos a Josh gritar—: ¡ENTREN AL AUTO! ¡Vamos!
Al subirme, trato de tirar de mi vestido hacia abajo un poco. No, eso
no va a suceder. Me siento un poco incómoda, pero también un poco...
atrevida. Jeremy entra y enciende el auto. Sus ojos bajan hacia mis
piernas. Me hace sonrojar. Lo veo tomar una respiración profunda, mientras
da marcha atrás.
El paseo hacia el club es tranquilo, pero el aire está lleno de una
tensión inexplicable. Es extraño, ya que no es una mala tensión. Solo que
no puedo describirla. Aparcamos en los únicos lugares del
estacionamiento. El letrero dice VIP. Bueno, ¿no somos especiales? Jeremy
me toma de la mano y me lleva a la entrada. Hay una enorme fila, pero
Josh camina directo hacia el frente. Haciendo un golpe de puño con el
portero, Josh dice—: Hola Jimmy. Somos cinco esta noche.
Jimmy me mira y levanta las cejas. —¿Quién es la chica nueva?
—Isabelle —responde Josh—. Pero mantén las manos fuera, ella es
de Jeremy.
—Qué suerte —le dice Jimmy a Jeremy.
Jeremy sólo pone su brazo alrededor de mí y me jala apretándome
contra él. Jimmy se ríe y tira de la cuerda hacia atrás. Entramos en el lugar
y es ensordecedor. Nunca he estado en un club antes, pero esto es algo
sacado de una película. Las luces son una locura y hay gente por todas
partes. Cuando entras, hay tres escalones. Conducen a la planta baja.
Veo que está lleno de adolescentes. Después de caminar por delante de
ellos y pasar la pista de baile, se llega a las escaleras que conducen al
segundo piso. Ahí es donde vamos.
Un hombre en el fondo se limita a asentir con la cabeza hacia
nosotros, lo que me hace suspirar de alivio. No pienso beber, pero si quiero
estar en el segundo piso. Subimos las escaleras, y soy cuidadosa debido a
los tacones de mis botas. Además de eso, soy un poco tímida, porque
Jeremy está justo detrás de mí, y el final de mi vestido no baja mucho.
Cuando llegamos a la segunda planta, veo que es aún más genial. El
DJ en realidad, está aquí. El bar está a la derecha, la segunda pista a la
izquierda y las mesas en el medio. Josh empieza a empujar a través de la
multitud y lo seguimos. Es entonces cuando me doy cuenta de que hay
otro nivel a unos pocos metros. Cerrada con barricadas de cuerdas. Sólo
Página | 384 hay unas pocas personas al lado de una mesa. Josh se acerca a esta
pequeña área y se dirige a una de las mesas del bar. —Así que, ¿qué van
a beber? —refunfuñó.
—Cerveza —dicen Jeremy y Kent al mismo tiempo.
—Ron con cola para mí —responde Cassandra.
Josh me mira. Ruedo los ojos. —Voy a beber agua.
Él tose y dice a la vez—: Menor de edad.
—Cállate —me río.
Josh sólo sonríe en respuesta. —Voy a ir a buscar la primera ronda. —Él
se aleja y yo sólo miro alrededor a todas las personas. Es un poco
abrumador.
De repente, Jeremy se presiona contra mi espalda y lleva sus manos a
cada lado de mí en la mesa. —Así que —en voz baja susurra en mi oído—,
¿qué piensas?
Su aliento caliente en mi piel me hace estremecer. —Está bien.
—¿Vas a bailar conmigo? —me pregunta.
Me doy la vuelta y lo miro. Estamos muy cerca, cara a cara. —Nunca
he bailado en público.
—Hay un montón de gente allí —responde Jeremy—. Yo diría que
nadie se daría cuenta, pero estás muy atractiva esta noche. Tengo la
sensación de que muchos ojos estarán puestos en ti.
—Entonces no voy a bailar —afirmo. Jeremy pone una mirada
malvada en su rostro y me agarra. Llevándome por las escaleras y hacia la
pista de baile. Riendo, chasqueo—: ¡Jeremy, no voy a bailar!
Me agarra por la cintura y me jala hacia la multitud moviéndose. Se
presiona contra mí y dice—: Sólo sígueme. —Al principio me siento
incómoda, pero luego el ritmo de la música toma el control. Bailamos
alrededor el uno del otro. En realidad, es muy divertido. Un poco más
tarde, unas manos me agarran. Me giro para encontrar a Cassandra y a
Josh.
—¿Dónde está Kent? —le grito.
Cassandra niega con la cabeza. —Él no baila, Josh satisface esa
necesidad, así Kent no tiene que golpear a otro hombre.
Eso hace que me eché a reír. Por lo tanto, todos bailamos. Nunca
supe lo liberador que se siente. El ambiente es contagioso. Jeremy me
sigue presionando contra él, y lo dejo, pero me río al mismo tiempo. En un
baile tienes que bajar hasta el suelo, y lo hacemos. Es genial. Por último,
Cassandra me agarra del codo. —Deberíamos volver con Kent. Él va a
Página | 385 enloquecer pronto.

Inclinándome hacia ella, digo—: Tenemos que arrastrarlo aquí,


entonces.
—Si le consigo un par de cervezas, lo hará —responde Cassandra,
guiñando un ojo. Toma mi mano y me lleva de nuevo a través de la
multitud. Kent nos saluda con la mano, obviamente aburrido. Cassandra
salta hacia él. —Gracias por dejarme bailar nene.
—No hay problema cariño —responde Kent—. Ustedes dos necesitan
beber su cerveza antes de que se caliente y sea desagradable.
Jeremy levanta la suya en el aire. Lo sigo abriendo mi agua
embotellada. Hay una pausa y luego Josh saca una hoja de papel. —
Entonces, ¿quién va primero esta noche?
Frunciendo las cejas, le digo—: ¿Eh?
—¡OH! Isabelle es nueva y nunca lo ha visto antes —exclama Josh—.
Mira esto es lo que hacemos, esta es una lista de frases seductoras. —Me
muestra y lo miro como si estuviera balbuceando un idioma diferente—. Así
que, en esta lista se encuentran un montón de malas de frases seductoras
que busque. Lo que hacemos es ver cuántas podemos usar y no conseguir
una bofetada.
—Ellos no son tan malos como para conseguir una bofetada —gime
Cassandra—. Obtienes miradas horrorizadas la mayor parte del tiempo.
Josh tiene una enorme sonrisa en su rostro. —Lo sé, ¡es increíble!
Entonces, vamos a la mesa y hacemos esto.
—Yo no voy a hacer eso —declaro firmemente.
—No, sólo los chicos —interviene Cassandra—. Me niego a hacerlo
también.
Curiosa, pregunto—: ¿Dejas que Kent lo haga?
—Claro, siempre y cuando se comporte y en realidad no haga nada
—responde Cassandra—. Confío en mi bebé.
Kent la besa y ella sonríe. Josh cierra la hoja de papel y lo empuja
hacia mí. —Voy a ir primero, tienes que elegir Izzy.
—¿Yo? —chillo.
Jeremy se pone a mí alrededor y mira la hoja de papel. —Sólo tienes
que elegir una que sea realmente humillante. A Josh no le importa.
Miro hacia la lista. —Son horribles. ¿Vas a decir esto realmente?
—Oh, sí —responde Josh, frotándose las manos.
—Está bien —señalo. Leyendo, analizo las líneas. Me echo a reír—. Son
muy divertidas, oh Dios mío. Bueno, tienes que hacer cualquiera de estas:
Página | 386 Tú eres de Tennessee, porque eres la única diez que veo, eres un terremoto
o simplemente mueves mi mundo.
—Tennessee —dice Kent.
—Terremoto —replica Cassandra.
Jeremy sonríe. —Tennessee gana.
—Excelente —dice Josh, con una sonrisa ENORME—. Ahora Isabelle,
elige a la víctima.
—¿Tengo que escoger a la chica? —le pregunto, estupefacta. Josh se
limita a asentir con la cabeza. Girando miro entre la multitud de mesas—.
No tengo ni idea de a quién elegir —murmuro.
Poniendo sus labios en mi oído, Jeremy murmura—: Elige a la chica
más bonita... quiero decir, aparte de ti.
Mis mejillas arden de rubor. Escaneo la multitud, apuntando a una
chica. —Esa chica del horrible vestido de leopardo.
—Fácil —grita Josh. Toma un gran trago de su cerveza y se acerca a
la chica. Como que estoy allí con mi boca abierta viendo eso.
Casualmente se pavonea por detrás. Con la sonrisa más graciosa, se
inclina y susurra en su oído. La chica se vuelve rápidamente con una
mirada de disgusto. Josh sólo mueve sus cejas y ella lo empuja lejos.
Todos reímos a carcajadas. Josh se agarra del pecho y
dramáticamente se aleja. Me doy la vuelta hacia Jeremy. —Eso fue muy
gracioso.
—Lo es —responde—. Esto es lo que hacemos. ¿Te avergüenzas de
nosotros?
—No —le digo, alegremente—. Es tu turno.
Jeremy me da una mirada sorprendida. —¿Quieres que seduzca a
una chica?
—Sólo porque te voy a dar una frase seductora horrible —bromeo—.
Vamos a ver, cuál será, cuál será. Oh, la tengo, mi mamá no estará en
casa durante horas.
Con una sonrisa, Jeremy está como—: ¿Esa es lo que quieres que
haga? —Asiento con la cabeza—. Muy bien, ¿a quién?
Cassandra salta arriba y abajo. —Quiero escoger. —Ella golpea su
barbilla y mira hacia la multitud. Por último, apunta a una morena. Jeremy
sacude su cabeza y se dirige hacia allí. Todos miramos con mucha
diversión mientras habla. Inclinándose, es obvio que dice la línea. La chica
se ve confundida. Jeremy acaba guiñándole el ojo. Esta chica sólo se
encuentra en estado de shock. Tiene la misma reacción que la otra,
empuja a Jeremy lejos de ella.
Página | 387
Me rio con fuerza. Pasamos por muchas más frases seductoras. Como,
“¿Sabes karate? Porque tu cuerpo realmente me está pateando” “No
estoy borracho, estoy intoxicado por tu belleza” “Lo sé, lo sé, soy
malditamente fabuloso” y mi favorita “Hey, ¿tienes alguna bandita? ¿No,
por qué? Porque lastime mis rodillas cayendo por ti”.
Finalmente, casi completamos la lista. Ni siquiera puedo respirar, me
estoy riendo muy duro. De repente Josh golpea con su mano sobre la
mesa. —Se me olvidó una, pero es específicamente para Jeremy. Apuesto
dinero a que realmente puedes conseguir que esta funcione.
—¿Eh? —pregunto.
—Tiene que decir, tus labios se ven solos, ¿les gustaría encontrarse con
los míos? —exclama Josh—. La leí y fue como, ¡Jeremy puede lograr eso!
Mi pecho se aprieta y ni siquiera digo algo. Jeremy está de pie junto a
mí. Veo que su cara como que se congela. Sus ojos se mueven en mi
dirección y luego dice—: No sé Josh, es bastante tonta.
—¡No, no lo es! ¡Vamos, sabes que puedes hacerlo!
Jeremy se queda mirando a su amigo y no dice nada. —Vamos —
comienza Kent—. Tienes que hacer esa.
—Kent —dice Cassandra entre dientes.
—¿Qué? —Se ríe—. Puede totalmente lograrlo. Invertiría dinero en él,
también. Estoy seguro de que no puedo hacerlo, me abofetearías.
—Eso es cierto —Cassandra responde. Sus ojos me miran y parecen
preocupados.
Nadie dice nada, así que finalmente susurro—: Deberías hacerlo.
—¿Qué? —Jeremy dice bruscamente mirándome.
Mi corazón se hunde, pero trato de simular una sonrisa. —Esto es lo
que haces ¿cierto? —Hago una pausa y casi me ahogo con mis
palabras—. ¿Por qué no querrías besar a una chica? ¿No tienes una cuota
de besos?
—Isabelle —responde suavemente—. No necesito hacer esto.
—¡Sí, lo necesitas! —exclama Josh—. Vamos. Isabelle puede escoger a
la chica.
Cassandra y Jeremy gritan al mismo tiempo—: ¡No!
Josh les da una mirada desconcertada. —¿Por qué no?
—No sabría a quién elegir —le respondo—. Sabes, sería como él
escogiendo a un chico para que yo besara.
—Apuesto a que obtendrías un beso de un chico. ¡Deberíamos
Página | 388 hacerlo en su lugar! —Josh dice alegremente.
Jeremy se pone de pie inmediatamente. —No, yo voy a hacerlo.
Será divertido. Elige a la chica.
Escaneando la multitud, Josh apunta a una chica. —La rubia.
Me doy vuelta y miro. Ella es preciosa, pelo perfecto, cuerpo perfecto,
hermosos ojos azules. Jeremy suspira y me mira. Desvió mi mirada, mirando
hacia la multitud. Se vuelve y se acerca a la chica.
Con cada paso que da, mi corazón cae cada vez más a mi
estómago. Finalmente, Jeremy se acerca al bar. Se apoya contra él frente
a ella. Ella alza lo ojos y luego sonríe. Conversan un poco y luego Jeremy
se inclina y le susurra la línea. Ella vacila, lo que me hace suspirar de alivio,
pero como una patada en el estómago, se inclina y lo besa. Creo que voy
a vomitar, porque no es sólo un pequeño beso.
Se puede escuchar a Josh y a Kent empezar a animar en el fondo.
Tengo que mirar hacia otro lado. Agarro la mesa para no perder el
equilibrio. ¡No puedes reaccionar de esta manera! ¡NO PUEDES! Tienes que
respirar, sólo respira. Mirando a Josh pregunto—: ¿Dónde está el baño?
—Abajo —responde—. ¿Necesitas ir?
—Sí —le respondo un poco temblorosa.
Cassandra da un paso hacia delante y dice—: Yo la llevaré.
—¡No! —le digo, probablemente con demasiada dureza—. Puedo
encontrarlo.
—Tonterías —interviene Josh—. Nosotros usamos el baño privado, no
uno del club. Iré contigo. Parece que Jeremy estará ocupado por un
tiempo. —Ni siquiera puedo mirar allí. Las imágenes corriendo a través de
mi cabeza son bastante malas. —Vamos entonces —declaro, tratando de
estar alegre.
Josh viene alrededor de la mesa y toma mi mano. Tira de mí a través
de la multitud. No sabía que caminaríamos justo al lado de Jeremy y esta
chica. Me aseguro de que no me vea, así que me presiono contra Josh, y
caminamos por las escaleras.
Cuando bajamos al primer piso, nos empujamos a través de la
multitud en la pista de baile. Me aferro a Josh como a un salvavidas. Sólo
necesito el toque de alguien en este momento. Llegamos al otro extremo
del club y me detengo. Hay una cola muy, muy larga, fuera del baño de
chicas. —No tengo que esperar por eso, ¿verdad? —le pregunto.
—Pffff, no —responde Josh—. Por el mismo corredor está la puerta que
lleva a las oficinas auxiliares. Hay un cuarto de baño realmente agradable
Página | 389 atrás en el área de la oficina de mi hermano.
—Oh, bueno —suspiro.
Empezamos a caminar adelantándonos. Al pasar la fila, de repente
escucho—: ¡Oye! No te coles.
Me doy vuelta y gimo. Sonya está de pie allí con Jessica y Daniella.
Los ojos de Sonya de repente se ponen enormes. —¡ISABELLE!
—Sí —respondo, parándome derecha. Sí, me veo bien, ¿qué vas a
decir ahora?
Josh se da la vuelta. —¿Amigas tuyas?
—No —articulo con dureza.
—Ese no es Jeremy —dice Jessica.
Ruedo los ojos—: Que astuta observación.
—¡Mi nombre es Josh! —mi amigo interviene.
—Eres tan lindo como Jeremy —afirma Daniella.
Poniendo una gran sonrisa, Josh responde—: Gracias, eso es un
cumplido. —Se inclina en mi oreja—. ¿Quiénes son estas chicas?
Dándome la vuelta, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y le
susurro: —Ellas son mis verdugos. Hacen de mi vida un infierno.
—Entendido —murmura en respuesta. Me giro, pero Josh mantiene sus
brazos en mí—. Bueno, Isabelle y yo vamos a ir al baño.
—No se pueden adelantar en la fila —gruñe Sonya.
Jessica se queja—: Sí, tengo que ir y no voy a dejar que NADIE se nos
adelante.
—Umm, no necesitamos estos baños —responde Josh—. Tenemos un
cuarto de baño privado, que vamos a ir a usar ahora. —Él tira de mí contra
él y me muerde el cuello. Eso me hace reír y chillar.
—¿Qué baño privado? —gruñe Sonya.
Josh rueda los ojos. —Mi hermano es dueño del lugar, por lo que
estaremos usando su baño.
—¿Tu hermano es dueño del lugar? —pregunta Sonya, luciendo
estupefacta.
—Sí —Josh réplica—. Sin embargo, TENEMOS algunas cosas que ir a
hacer.
—Oh, Dios mío, ¿puedo ir contigo? —jadea Jessica—. Realmente
necesito ir al baño.
Josh se burla—: No
—Sí. —Suspiro—. No voy a ser mezquina.
Página | 390 —¡Gracias! —grita Jessica. Josh inclina su cabeza y lo seguimos por el
pasillo. El ruido casi al instante termina cuando entramos a la parte de
atrás.
Caminamos por unos pasillos y luego llegamos a una oficina enorme.
—Está ahí —dice Josh, señalando el cuarto de baño.
Jessica ni siquiera dice algo, pero entra rápidamente. Ahora, solo me
quedo torpemente de pie allí con Josh. Él tira de mí contra él y me siento
un poco aliviada. Esto es algo tenso para mí. Prácticamente puedo sentir a
Sonya mirándome. —Por lo tanto, ¿los dos vinieron aquí juntos?
—Obviamente —Josh replica en tono molesto.
—Bueno, estoy sorprendida de verte con otro chico —me dice Sonya.
Me encojo de hombros. —Yo no tengo que explicarte nada. Estamos
aquí sólo para ir al baño.
—Mmmhmmm —dice Josh, tirando de mí firmemente contra él.
Riendo, me alejo de él. —Basta, pervertido.
—Sabes que no puedo evitarlo cuando estoy contigo —bromea en
respuesta.
—De este modo, es como consigues a los chicos —corta Sonya.
Confundida, le digo—: ¿EH?
—No te tomaste tu tiempo para saltar entre ellos, pero ¿por qué no
me sorprende? Un blanco fácil es un blanco fácil —responde con picardía.
Eso hace que me eché a reír. —Si estas sugiriendo lo que creo que
estás sugiriendo, estas fuera del camino, ¡soy virgen, idiota! No hay salto
entre camas aquí.
—Bien, ahora ESO no me sorprende en absoluto —replica Sonya—.
¿Por qué podría haber pensado que alguien podría tener sexo contigo?
—¡Oye! —espeto, dando un paso hacia adelante, pero Josh me
agarra.
—Espera, espera, espera, vamos a tomarnos un respiro. ¿Estás
insinuando que ser virgen es algo malo, que ella no haya estado con un
chico es algo malo? Es gracioso. Déjame explicarte algo, una chica que se
acuesta con chicos es pasarla bien, claro. Una que se guarda, significa
algo, sabes, si ella te elige a ti significa algo. Si yo fuera TAN afortunado de
que Isabelle me amara y me eligiera a mí, seria hermoso. A ella los chicos
la eligen para una cita, no sólo para perder el tiempo. —Josh declara
bruscamente.
Sonya se queda allí por un segundo, solo mirándonos. Jessica abre la
puerta unos segundos más tarde. —Gracias —dice, saliendo. Se detiene y
Página | 391 mira a su alrededor—. ¿Qué está pasando?
—Ahora que tú amiga uso el baño, voy a acompañarte fuera de aquí.
Izzy, puedes usar el baño ahora —Josh dice con firmeza.
—Yo no he ido todavía —chillo Daniella.
Con una mirada muy enojada en su cara, Josh responde—: No me
importa.
—Deja que lo utilice —Suspiro—. Están aquí. Yo no voy a ser tan
superficial como ellas.
—Tú eres una persona mucho mejor que yo —responde Josh.
Todos estamos en silencio mientras Daniella usa el baño. Josh mira a
Sonya y sacude la cabeza. —Yo no tengo que ir. —Con un dedo mordaz,
Josh señala el pasillo. Girando hacia mí, dice—: Ya vuelvo.
Entro en el cuarto de baño y cierro la puerta. Esto es demasiado. Todo
esto es demasiado. Tal vez debería haber dejado a Cassandra traerme
hasta aquí. Me doy la vuelta y me miro en el espejo. Oye, al menos todavía
me veo bien.
Cuando termino, abro la puerta. Josh está de pie allí. —Oh, Dios mío
—exclama—. ¿Eso es lo que tienes que soportar?
—Eso, oh eso no fue nada —le respondo—. Se pone mucho peor que
eso. Me llaman fenómeno y perdedora. Y ustedes se preguntan por qué
me veo a mí misma de la manera en que lo hago.
—Te digo esto como un tipo y no como tu amigo. Isabelle, eres
hermosa. Es decir, un chico tendría mucha suerte de tenerte como su
novia. Las chicas como esas, las vemos por lo que son. Se darán cuenta de
que actuando de esa manera no conseguirán salir con chicos. Es muy
poco atractivo.
Envolviendo mis brazos alrededor de él, le digo—: Gracias Josh.
—Ahora —dice, moviendo sus caderas de lado a lado—. Tú y yo
vamos a la pista de baile. Vamos. —Agarra mi mano y me lleva de vuelta
al club.
Estoy sonriendo porque Josh me hizo sentir mucho mejor acerca de mí
misma. Estamos pasando por delante de las mesas, cuando escucho de
nuevo—: Isabelle —Me quejo y doy la vuelta. Entonces sonrío rápidamente.
—¡Hola!
Holly me sonríe. —No sabíamos que estarías aquí.
—Estoy aquí con Josh —contesto, señalando hacia él—. Josh estos son
mis amigos Holly, Rose, Walt y, por supuesto, Jack.
—¿Se están divirtiendo? —pregunta Josh.
—Sí —responde Rose—. ¿Dónde está Jeremy?
Página | 392 Indicando, digo—: Arriba.
—Justo allí, en realidad —replica Josh.
Todos miramos y vemos a Jeremy en la pista de baile con la rubia.
Bueno, voy a vomitar en frente de mis nuevos amigos.
Hay un momento de silencio y luego Rose explica—: Pensé que él y tu
estaban juntos.
—¿Qué? —Josh dice, luciendo bastante confuso.
—¿No es tu novio? —Rose pregunta.
Estirando mi mano detrás de Josh, lo pellizco realmente duro. —Yo en
realidad nunca dije eso. Nosotros no somos exclusivos. Puede bailar con
quien quiera.
Josh lo capta. —Sí, se está preocupando porque me escabullí con
Isabelle. ¿Cierto, nena?
—Sí —me río, sintiéndome un poco aliviada.
—Wow, puedes besar a Jeremy y salir con otro chico lindo, ahora eres
mi ídolo. —Rose suspira.
De repente, Josh tira de mí contra él. —En realidad, ya que Jeremy
está absorto, voy a mantenernos ocupados.
—¿Eh? —respondo confundida, volviéndome hacia él. De pronto, sus
labios están en los míos. Me coge tan por sorpresa, que me congelo, pero
¿sabes qué? Se siente bien, y Jeremy obviamente está teniendo su propia
diversión. Nos besamos durante un minuto y luego se aparta.
—Wow, Isabelle —balbucea Josh—. Eres fenomenal besando.
Ruborizándome, digo—: Gracias.
Con una sonrisa, Josh mira a mis amigos. —Muy bien, eso fue divertido.
—¿No se enojara Jeremy? —Jack dice lentamente—. ¿Todos se besan
entre sí?
—Dios, no, ¡yo no beso a Jeremy! —exclama Josh, y luego se ríe—. Este
fue nuestro primer beso. Ella es muy tímida en realidad, y Jeremy
probablemente me va a cortar mi hombría.
Niego con la cabeza. —Eres ridículo. —Josh simplemente me sonríe.
La canción cambia y Rose grita—: ¡Me encanta esta canción! Vamos
a bailar.
—Definitivamente, vamos —responde Josh. Agarra mi mano y tira de
mí hacia la pista de baile. El ritmo es rápido y muy divertido. Josh me
sostiene y me hace reír incontrolablemente.
Cassandra y Kent están de repente junto a nosotros. —¿Qué están
Página | 393 haciendo aquí? —grito.
—Queríamos saber dónde estaban —responde ella—. En realidad,
saque a Kent a la pista de baile. —Sonrío y lo saludo.
Por toda una canción, me olvido de Jeremy. A quién le importa
¿cierto? En un momento, Josh y Kent me tienen entre ellos bailando.
Empujo a uno con las manos y al otro con la espalda tratando de
separarlos, pero fallo. Así que, me rindo y río. Cassandra finalmente me
saca y bailamos juntas. Se siente increíble estar con tanta gente que
realmente puedo llamar mis amigos.
Cuando la siguiente canción llega, siento unas manos que se
envuelven a mí alrededor. Me doy la vuelta para encontrar a Jeremy. Un
poco perturbada, lo miro. —¿Qué? Ya no estás entretenido por la rubia.
—No quería hacer eso —responde Jeremy.
—Tonterías —chasqueo, probablemente con demasiada dureza—.
Pero está bien, yo tenía mi propia diversión. Josh es muy entretenido.
Una mirada de enojo pasa sobre el rostro de Jeremy. —Sí, lo vi. —Él me
mira por un segundo y luego dice—: Lo siento.
Eso me toma un poco desprevenida. —¿Por qué? —pregunto, un
poco nerviosa.
Abre la boca y luego la cierra. —Sólo quería bailar contigo esta
noche, y dejar eso pasar, fue estúpido de mi parte. Lo siento. No significo
nada.
—Así como lo fue besar a Josh —afirmo, mirándolo a los ojos.
Jeremy se inclina y susurra en mi oído. —Baila conmigo —Su aliento
caliente envía escalofríos por mi columna vertebral. Envuelvo mis brazos
alrededor de su cuello y me presiona contra él, poniendo las piernas entre
las del otro. En ese momento, como que me olvido del resto del mundo.
Bailamos por un rato. Tiene una sensación diferente esta vez. Un poco
más tarde, una canción muy caliente suena. Quiero decir, realmente
caliente. Doy un paso atrás alejándome de Jeremy, y estoy a punto de
caminar hacia la mesa, porque... sí... pero no llego a ninguna parte.
Jeremy me agarra de la cintura y tira de mí contra él. Con mi espalda está
hacia él, y desliza sus manos a mí alrededor. Mientras bailamos, me acerca
más. Eso me quita el aliento. No sabía que bailar se podía sentir de esta
manera. En algún punto, toma mis brazos y los lleva alrededor de su cuello.
Jeremy desliza suavemente sus manos hacia abajo por ellos y por mis
costados. Mi aliento realmente queda atrapado en mi garganta.
Lleva sus labios a mi oído y susurra—: Isabelle... —Es entonces cuando
todo vuelve hacia atrás, a la noche que pasamos en los brazos del otro. Es
Página | 394 como un puñetazo en el estómago. No puedo, no puedo hacer esto otra
vez. Me alejo y empiezo a empujar a abrirme paso a través de la multitud.
Oigo a Jeremy gritar—: ¡Isabelle!
Solo sigo alejándome, de repente golpeo a alguien. —Lo siento —
chasqueo.
Se da la vuelta y siento como si mi mundo se detuviera. Howard me
sonríe. —Por qué si no eres tú, veo que te disfrazaste esta noche.
De repente, no puedo respirar y mis ojos comienzan a llenarse de
lágrimas. Instintivamente me agarro la garganta. —No, no, no, no —Es todo
lo que sale. Me doy la vuelta para correr y volar a los brazos de Jeremy.
Él me ve. —Isabelle, ¿por qué huyes? —Jeremy se detiene y me mira—
. Isabelle, ¿qué está mal?
—No, no, no, me tengo que ir, tenemos que irnos —chillo.
—Isabelle, ¿qué está mal? —grita Jeremy.
Todo lo que puedo decir es—: Howard, no puedo, no puedo verlo.
¡Por favor!
Una mirada de furia pasa por su rostro. —¿Dónde? —Girándome,
señalo directamente hacia él. Jeremy me empuja hacia un lado y en un
instante tiene a Howard por la camiseta—. Pedazo de basura, piensas que
está bien agredir a las chicas, ¿por qué no te metes con alguien de tu
tamaño?
Howard se burla de él. —Lo que sea que dijo la pequeña bruja es
mentira. Ella se lanzó hacia mí.
—Eres mío —gruñe Jeremy. Empuja de repente a Howard hacia atrás.
Hay una pared allí. Impacta en ella con toda su fuerza. Jeremy lo agarra
por el cuello y lo levanta del suelo—. ¿Cómo se siente no tener ningún
control, teniendo unas manos que te asfixian? ¿Se siente bien? Te reto,
dame un golpe. Quiero que lo hagas. Golpéame, un golpe. Te doy eso.
Después de eso eres mío.
—¡Jeremy! —le grito—. ¡Detente!
Me ignora. Jeremy prácticamente grita—: ¡Vamos vándalo,
golpéame! ¡Te reto!
Vuelvo a retroceder hacia la multitud donde está Kent. Me encuentra
a mitad de camino con Josh. —¿Qué diablos está pasando? —grita Kent.
—¡Es Howard! —grito—. ¡Agarren a Jeremy antes de que lo mate!
—¿Quién? —Josh pregunta.
—El tipo que me atacó —chillo.
Josh dice—: ¡Oh, no, vamos Kent!
Volvemos corriendo a donde Jeremy. Todos en el club se han
Página | 395 detenido y están mirándonos. Cuando volvemos a la pared, Jeremy sigue
gritando—: ¡Vamos, golpéame, vamos! ¿Crees que puedes agredir a las
mujeres? ¡Trata de elegir a alguien que pueda defenderse! ¡Vamos, TE
RETO!
Rápidamente, Josh agarra a Jeremy y tira de él hacia atrás, y Kent se
acerca a Howard. Jeremy sólo grita y lucha contra el agarre de Josh. En un
segundo, Howard da un paso adelante para golpear a Jeremy, pero Kent
es demasiado rápido. Agarra a Howard de su brazo, y lo voltea
completamente de cabeza, impactándolo contra el suelo. Seguridad
viene detrás de nosotros. Josh mira y gruñe—: ¡Llamen a la policía!
El portero saca un radio. Empieza a hablar en través de él. Jeremy
sigue luchando contra Josh, pero Josh tiene un férreo control sobre él.
Empujo y doy un paso hacia él. —Jeremy, Jeremy, cálmate —susurro.
Poniéndole las manos en la cara, digo—: Jeremy, mírame. Vamos, mírame.
—Finalmente lo hace—. Nene, déjalo estar. La policía está en camino. Te
necesito, te necesito conmigo. Si le haces daño, te detendrán, y te
necesito. Quédate conmigo.
Jeremy deja de luchar y me mira. —Quiero matarlo —afirma con
dureza.
—Lo sé, por favor, te necesito conmigo, ¿de acuerdo?
Él asiente con la cabeza y deja de luchar. Josh lo deja ir. Jeremy se
acerca y envuelve sus brazos alrededor de mí. Lo dejo, porque las lágrimas
están a punto de llegar.
Kent recoge a Howard del piso, con su brazo atrapado detrás de él.
—Deberíamos llevarlo a la parte de atrás. Este es un espectáculo lo
suficientemente grande.
Josh sacude la cabeza. —Lo llevaremos a la oficina de mi hermano.
Nos abrimos paso entre la multitud. Es como la separación del mar
rojo. Jeremy no me suelta en todo el tiempo, por lo que estoy muy
agradecida. Cuando llegamos a la oficina, Josh abre uno de los cajones
de su hermano. No estoy segura lo que saca de él, pero Kent gira a
Howard. Josh envuelve algo alrededor de sus muñecas y tira con fuerza.
—¿Qué son? —le pregunto.
—Esposas de cuerda con cierre —Josh responde—, las utilizamos para
someter a las personas. —Asiento con la cabeza en comprensión.
Observo mientras Kent empuja a Howard al suelo. —Siéntate pedazo
de...
—Kent —chasquea Cassandra—, ¡No!
Repentinamente siento frio y me froto los brazos. Jeremy me mira. —
Página | 396 ¿Tienes frío?
—Sí, está bien —le susurro. Jeremy se desabrocha la camisa y se la
quita. Con cuidado, la desliza sobre mí. Paso los brazos a través de ella y la
aprieto fuerte contra mí—. Gracias. —Él simplemente envuelve sus brazos
alrededor de mí, abrazándome suavemente.
—¡Esto es ridículo, no puedes hacer esto! ¡Te demandaré! ¡Déjame ir!
¡Ella es una perra mentirosa! —grita Howard—. ¡No hice nada!
—¡Tenía moretones idiota! —grito—. La policía lo sabe. ¡Tomaron fotos!
Kent da unos pasos hacia Howard. —Yo que tu aprendería a callarme
bastante rápido, o sacaré a todo el mundo de la habitación, y tú y yo
vamos a pasar algún tiempo a solas.
—No puedes tocarme —gruñe Howard.
—Hasta donde cualquiera sabe te caíste y te golpeaste la cara
contra suelo de camino aquí —gruñe Kent.
Howard se calla rápidamente. Todos nos quedamos ahí por un
tiempo, sólo en silencio. De repente, hay una conmoción detrás de
nosotros. Nos volvemos para ver a los policías que vienen hacia nosotros. —
Aquí vamos —Jeremy susurra.
Inmediatamente hacen un millón de preguntas. Jeremy explica quién
es Howard y lo que estaba pasando. Una mujer policía me retira a un lado
y me pregunta. Tengo que decirles como sé que es él, que estoy segura.
Ellos hablan por la radio y obtienen la información que necesitan de la
estación. Es un montón de ruido y empiezo a sintonizar todo. Howard grita
que estoy mintiendo. Por último, un oficial de policía le quita la cuerda y le
pone las esposas reales. Cuando Howard camina junto a mí, lo miro.
Escupe hacia mí, pero por suerte no me alcanza.
Jeremy salta hacia él, pero Kent lo agarra.
Después de un rato un oficial dice—: Muy bien, estaremos en
contacto con la señorita Nimon. Traten de tener una buena noche.
—Sí —murmuro. Observamos al oficial irse.
Mirando hacia mí, Jeremy dice—: Vamos a llevarte a casa.
—Aquí —le digo, quitándome la camisa—. Debes ponerte esto de
nuevo.
—No, quédatela, estoy bien —responde. Yo asiento con la cabeza.
Jeremy mira a todos los demás—. Vamos a salir.
Josh va hacia la esquina. —Puedes usar la salida trasera. Está en
dirección a tu auto.
Página | 397 —Gracias —suspira Jeremy—. ¿Lista, Isabelle?
—Sí, adiós muchachos. —Todos se despiden con la mano.
Jeremy me toma de la mano y salimos. El viaje a casa es tranquilo. Él
sostiene mi mano cada vez que puede, que no es mucho cuando
conduces con cambios manuales. Sostengo su camisa a mí alrededor,
porque es reconfortante. Huele a él, y eso me tranquiliza.
Cuando entramos en el apartamento, Jeremy sólo enciende una luz.
Voy directamente a mi habitación y cierro la puerta. Deslizándome fuera
de la camisa de Jeremy, la pongo en mi cama. Entonces me quito todo lo
demás, y me pongo el pijama. Ahora me siento mejor. Cuando abro la
puerta, Jeremy está de pie allí. —Quería asegurarme de que estabas bien.
Asiento con la cabeza. —Sí, la verdad es que estoy bien, casi
aliviada. Lo atrapamos, ellos lo tienen, y si todo va bien, no va a hacerlo de
nuevo. Eso me hace feliz.
Apoyado contra la pared, Jeremy suspira. —Siento que esta noche
fue un horrible desastre. Soy culpable de muchas cosas.
—¿Por qué fue un desastre, debido a Howard? Es una buena cosa
que lo atraparan. Aparte de eso, me divertí.
Sus ojos miran hacia mí. —Sí, pero te he hecho daño.
Ahora, aparto la mirada rápidamente. —No sé lo que quieres decir.
Estaba bien.
—Isabelle, nunca debí haber ido y besado a esa chica o bailar con
ella. Solo que... cuando me dijiste que lo hiciera, estabas tan seria. Se sintió
como… que no te importaba. Lamento haberte abandonado así.
—Está bien Jeremy —susurro, mirando al suelo.
—¿Puedes prometerme algo? —pregunta.
Mirando hacia él, le pregunto—: ¿Qué?
—No vuelvas a besar a Josh de nuevo. Quiero decir, puede que en
realidad tenga que hacerle daño la próxima vez.
Eso me hace reír. —Todo fue por diversión. De todas formas, él me
confirmó que era muy buena besando. Así que, me siento orgullosa de mí
misma.
—Eres muy buena besando —Jeremy responde—. Ya te lo dije.
—Lo sé —gruño—. Pero eres tú. Es probable que no me lo dijeras
aunque fuera horrible.
—Me encanta besarte —afirma, y tan pronto como esas palabras
salen, se congela. Ni siquiera sé qué decir. Es como si mi lengua estuviera
Página | 398 pegada a mi paladar. Nos quedamos ahí un rato, mirándonos fijamente el
uno al otro, cuando Jeremy finalmente dice—: Tenemos que ir a la cama.
—Juntos —le susurro.
No aparta su mirada de mí. —Eso depende de ti. —Hago una pausa y
no digo nada. Jeremy mira hacia otro lado y dice—: Probablemente no
deberías, en caso de que un chico te invite a salir.
—Pero nadie lo ha hecho —le respondo—. Así que… ¿qué más da?
—Isabelle —dice—. Tú eres la que tiene que responder a eso. Me voy
a meter en mi cama. Si te unes a mí, eso es genial. Si no, te veré en la
mañana. —Se pone de pie y camina hacia mí. Suavemente me besa en la
frente, pero permanece ahí durante un minuto. Cuando se aleja, es como
si algo de repente faltara. Lo veo caminar a su habitación.
Me quedo ahí por un tiempo, mirando fijamente a su puerta. No tengo
ni idea de qué hacer. Poco a poco, me doy la vuelta y entro en mi
habitación. No me meto en la cama, solo me siento en ella. La camisa de
Jeremy está en el extremo. Me inclino a recogerla. La llevo a mi cara, y la
huelo, huele tan bien.
—¿En serio estas sentada allí, oliendo mi camisa? —Oigo que dicen
desde mi puerta.
Tirándola, grito—: ¡No! ¿Qué demonios estás haciendo aquí? Pensé
que ibas a la cama.
—Decidí que no quería dormir solo, y ya que te metes en mi cama
todo el tiempo. Vengo a la tuya esta noche.
—Umm —digo, mientras camina dentro de mi habitación—. ¿Crees
que es una buena idea?
Jeremy salta al otro lado de la cama y me mira. —¿Por qué sería una
mala?
—No lo sé —le susurro. Acaricia la cama junto a él. Contra todo mi
mejor juicio, me acuesto. Tiramos de las colchas sobre nosotros, pero no
ruedo hacia él.
—¿Te repelo de repente? —pregunta.
Dando la vuelta hacia él, le digo—: No, ¿por qué?
—Por lo general, te abrazas a mí, pero esta noche estas como a un
metro de distancia.
—Lo siento —le respondo—. Yo sólo...
Jeremy suspira. —Realmente te hice daño esta noche, ¿no? —No
digo nada, pero aparto la mirada—. Isabelle, me siento horrible.
—¿Te gustó? —pregunto en voz baja.
Página | 399 —¿Besarla a ella? —pregunta. Asiento con la cabeza. Tomando una
respiración profunda, Jeremy responde—: En realidad no. Es muy hueco
cuando besas a una extraña. Mi lado masculino estaba emocionado, pero
mi parte emocional no estaba muy feliz.
Vuelvo a mirarlo. —Eso suena realmente estúpido.
—Sólo confía en mí Isabelle, no significo nada. Al menos cuando te
beso significa algo. Debí haberme quedado contigo esta noche, y aprendí
mi lección. Besaste a otro chico.
—Sin embargo, voy a besar a otros chicos y tú besaras a otras chicas.
¿No deberíamos estar de acuerdo con eso? —pregunto.
Mirando al techo, Jeremy dice—: Supongo que tienes razón. No creo
que esté de acuerdo alguna vez contigo besando chicos, pero creo que
es mi parte territorial y protectora.
—Ah. —Es la única respuesta que doy. Con eso me giro y pongo mi
cabeza en su pecho—. No quiero verte besar a las chicas. Me hace sentir
rara.
—Tu lado protector y territorial, ¿eh?
—Supongo —murmuro—. Vamos a dormir, y hacer frente a todo esto
más tarde. Estoy cansada.
Jeremy besa la parte superior de mi cabeza. —Está bien.
—Quiero volver a salir —Suspiro—. Sólo que la próxima vez, vamos a
estar pegados el uno al otro.
Jeremy ríe suavemente —Creo que es una buena idea. Buenas
noches Isabelle.
—Buenas noches, Jeremy —respondo, acurrucándome contra él.
Capítulo 22
A la mañana siguiente me despierto mirando el pecho de Jeremy.
Página | 400
Cierro los ojos y a continuación los abro súbitamente. Estamos yaciendo
aquí, con las piernas completamente entrelazadas, y mi mano derecha
sosteniendo su izquierda. Nuestros dedos están apretados firmemente
juntos, y Jeremy los tiene presionados contra su pecho. Cuando muevo mi
cabeza, nuestras caras están a escasas pulgadas de distancia. Mi
agitación parece despertarlo. Jeremy inclina la cabeza hacia abajo para
que estemos cara a cara. —Buenos días.
—Buenos días —le susurro.
Jeremy coloca su frente en la mía y cierra los ojos. No estoy segura de
qué hacer. Esto se siente muy bien, tan increíblemente bueno, pero sé que
tiene que ser malo, ¿verdad? Empiezo a tirar de mi mano y Jeremy parece
reacio a dejarla ir. Sin querer dar un tirón, tan sólo giro la mano. Me suelta y
gira para ponerse sobre su espalda. —Lo siento —murmura—. No quiero
que estés incómoda.
—No es eso —le digo, moviéndome a su lado—. Sólo quería
levantarme.
Se vuelve y me mira. —Estas muy bonita esta mañana. Tu cabello son
rizos desordenados colgando sobre tu cara.
—Ewwww —me quejo, poniendo mi cara en su pecho.
—No —me tranquiliza—. Es lindo.
Levanto la vista hacia él y nuestras caras están muy cerca. —Tú eres
lindo cada momento de cada día, así que no creo que necesite decírtelo.
—Hey, todavía es agradable escucharlo de vez en cuando, sobre
todo viniendo de ti —dice Jeremy.
—Bueno, entonces —comienzo—. Te ves caliente esta mañana. —Voy
a rodar encima de él, y rápidamente me aparte y se sienta. Sorprendida, le
digo—. ¿Qué he hecho?
Resoplando Jeremy responde—: Um, nada en particular. ¿Puedes ir a
preparar nuestro café?
—Sí, claro, pero ¿por qué estás actuando tan gracioso?
Apartando la mirada, Jeremy presiona ligeramente—: Solo vete a
hacer algo de café Isabelle.
Eso me hace sentir un poco triste y rechazada. Me levanto y voy a la
cocina. Mientras preparo el café, Jeremy sale y se une a mí. —Lo siento.
Me aparto de él. —No entiendo lo que hice mal.
—Confía en mí, no hiciste nada malo —Jeremy sonríe y suspira al
mismo tiempo—. Isabelle, si piensas en ello, creo que podrías entenderlo.
Girando, sólo lo miro. —¿Qué podría entender?
Página | 401 Jeremy gime y se frota la cara con las manos. —Un chico que se
despierta con una chica apretada contra él en una manera tan íntima,
hace que ciertas cosas sucedan.
Mi mente queda en blanco por un rato y luego mis ojos se abren
enormes. —Oh... ¡OH! Oh, Dios mío, lo siento.
—¿Por qué demonios pedirías disculpas? —Jeremy ríe—. Yo soy el que
se avergüenza.
—¿Estás avergonzado? —le pregunto.
Toma una respiración profunda. —Sí, sólo un poco.
—¡ANOTACIÓN! —exclamo, levantando las manos en el aire—.
Encontré la única cosa que te avergüenza.
Sus ojos casi ruedan hacia la parte posterior de su cabeza. —¿Qué vas
a tratar de hacer, excitarme en público ahora? De lo contrario, no estoy
seguro de cómo te vas a beneficiar de esta vergüenza.
—Podría tratar de hacer eso —le respondo, tocando mi barbilla—. Eso
podría hacer las cosas interesantes.
—Sabes una parte de mi dice va a decirte que no, pero entonces la
parte del chico en mí es como... yo juego.
—Pervertido —me río—. No voy a hacer eso.
Poniendo una sonrisa muy pícara en su rostro, Jeremy dice—: Pero
podría ser divertido.
—¿Qué? —Me río—, ¿deslizar mi pie por tu pierna debajo de la mesa?
—¡Dulce bondad, sí!
Con una mirada de muerte, digo—: No.
Chasqueando los dedos, Jeremy suspira. —Maldición.
—El café debería estar listo pronto —gimo, dándome la vuelta.
Jeremy viene detrás de mí y envuelve sus brazos alrededor de mi
cintura. —Fue agradable despertarme contigo esta mañana.
—Obviamente —Me río.
—Oh demonios —Jeremy gime de nuevo—. ¿Te vas a divertir con eso
todo el día no es así?
Asintiendo con la cabeza, respondo—: Más o menos. —De repente,
empieza a morder mi cuello y me hace cosquillas—. ¡Basta! —chillo.
—¡Nunca! —grita, pasando a mis costados para hacerme cosquillas.
Me giro para salir de su alcance, pero sólo terminamos en el suelo. Jeremy
Página | 402 se sienta encima de mí—. ¿Vas a dejar de traer el tema de mi torpeza de
esta mañana?
—Hablando sobre mencionarlo —grito, porque me hace más
cosquillas. Después de unos segundos, finalmente me grito—: ¡Lo dejo, lo
dejo, no más!
Se detiene y me mira. —Siempre voy a ganar.
—Sí, sí, sí —replico—. Ahora sal de encima de mí.
Poniéndose de pie, Jeremy extiende su mano y la tomo. —¿Qué
quieres hacer hoy? —me pregunta.
—No tengo ni idea. ¿Tienes algo en mente?
—Quiero pasar el día contigo y quiero conseguir algo de ropa más
cálida para el invierno, por lo que tú y yo vamos de compras. No con
Cassandra esta vez —afirma.
—Ir de compras para ti suena divertido —comento—. Verte vestido
todo sexy.
Eso hace que Jeremy levante una ceja. —¿Verme vestido todo qué?
Mis mejillas se ponen en llamas. —No lo quise decirlo en la forma en
que ha sonado.
—Mmmm —tararea en respuesta—. Sé que mi atracción animal sexual
es fuerte.
—Sí, llenas mis noches con los sueños más tentadores —Suspiro
sarcásticamente.
Jeremy replica—: ¿En serio?
—No —le respondo, tratando de no reírme.
Tomamos nuestro café y luego nos preparamos. Jeremy me hace
conducir, pero no es tan horripilante, como generalmente es. Estoy
bastante cómoda haciéndolo. Incluso puedo aparcar el auto sin ningún
problema. —Estas mejorando —señala.
—Lo sé —le digo—. Estoy muy orgullosa de mí misma.
Él sonríe y toma mi mano. Entramos y el centro comercial está
realmente lleno. Es un domingo por la tarde después de todo. Lo primero
que hacemos es ir a la tienda de chicos. Vago por detrás de Jeremy
mientras él mira cosas. Sonrío y recojo una camisa. —Me gusta esta. —Es
de color purpura oscuro y de botones.
—Estoy de acuerdo, es un bonito color —responde Jeremy—.
Selecciónala de mi tamaño.
Vamos a través de la ropa y escojo unos suéteres. Tengo que decir
que todos le quedan perfectamente y lucirán muy bien en su cuerpo. Un
Página | 403 adicional para mí, está bien, realmente necesito dejar de pensar en eso.
Quiero decir, está bien si yo lo admiro, ¿verdad? Él se prueba algunas
camisas, pero al ser el típico chico, se queda parado allí con la puerta del
probador abierta. Por lo tanto, me veo OBLIGADA a verlo poniéndose y
quitándose camisas. Suspiro, este es un trabajo muy duro.
Finalmente, Jeremy parece estar satisfecho con lo que compramos.
Le hice comprar un impresionante pantalón a rayas que se veía muy bien
en él. Mientras estamos caminando por el centro comercial, de pronto me
detengo en una ventana. —¡Estos son tan bonitos!
Jeremy se detiene a mi lado, y dice—: ¿Los pijamas?
—Sí, oh, Dios mío, se ve como un kimono, más o menos. Es como algo
que puedes ver en la televisión, muy bonito.
—Bueno, entonces, vamos. —Jeremy agarra mi mano y tira de mi
dentro de la tienda, y es la tienda de lencería... debería ser interesante.
Cuando llegamos a los pijamas, busco a través de los bastidores—. Son
todos tan bonitos. Muy sexis y como para adultos, no como los pijamas de
franela que suelo llevar.
—Consigue lo que quieras Isabelle —responde Jeremy—. No tienes
que usar pijamas de franela si no quieres.
Siendo un poco atrevida, digo—: ¿En serio? ¿Puedo usar algo más
adulto?
—Puedes usar lo que quieras, no me importa —Jeremy responde, sin ni
siquiera mirarme.
Recojo algo de un estante y me giro, sosteniéndolo contra mí. —
Bueno, entonces, ¿qué hay de esto? ¿Preferirías que durmiera con esto
esta noche?
Dando la vuelta para mirarme, los ojos de Jeremy sobresalen de su
cabeza. —Isabelle —es todo lo que puede decir.
—¿Qué? —chillo—. Tú fuiste el que dijo que no te importaría que
estuviera andando alrededor de la casa en bragas y sujetador, no veo
como esto sea muy diferente. —Me acerco a él con el camisón de
encaje—. Quiero decir, ¿esto causaría un problema... para ti? No me
gustaría que te sintieras de repente... —y subrayo—, INCÓMODO.
Jeremy me mira directo a los ojos. Hay una pizca de vacilación, y
luego dice—: ¿Por qué crees que estaría incómodo?
Suspirando dramáticamente, digo—: Supongo que no lo estarías.
Debería haber sabido mejor que tendrías la misma reacción que si otras
chicas lo llevaran. —La mirada en el rostro de Jeremy no tiene precio—.
¿Qué? —le pregunto—. ¿Me equivoco?

Página | 404 Incapaz de encontrarse con mi mirada, Jeremy mira al suelo. —Yo... —
empieza—. Necesito alejarme. —Con esto se vuelve y hace exactamente
eso.
Mi mandíbula se cae al suelo. Rápidamente dejo el camisón y me
precipito detrás de él. —Jeremy —grito, cuando me acerco a él—. Para. —
Le agarró del brazo y tiro de él parándolo—. No era mi intención hacerte
sentir incómodo.
Se vuelve y me mira. —No es eso. Solo. ¿Qué se supone que debo
decirte? ¿Qué sería inapropiado? Quiero decir, hacemos bromas, pero si te
dijera... no puedo... bien, sí, que te verías caliente como el infierno en eso, y
que probablemente haría que un montón de pensamientos pasen por mi
cabeza, pero ¿eso está mal?
Me quedo mirándolo. Finalmente, le susurro—: No, no creo que esté
mal. Yo digo que eres sexy todo el tiempo. Sabes que te veo de esa
manera, pero nunca haría nada... —Mierda, sí me gustaría hacerlo—.
Vamos a dejar el tema está bien. Comprare pijamas normales y vamos a
dejar de hablar de lencería.
Él abre la boca y la cierra. —Muy bien —él finalmente suspira—.
Escoge lo que quieras.
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, solo debemos irnos.
Burlándose ahora, Jeremy resopla—: No seas ridícula. Si deseas
pijamas más adultas, los obtendremos para ti. Vamos, no me siento
avergonzado con esto. —Me agarra la mano y tira de mí de nuevo a
través de la tienda.
Cuando llegamos al apartamento, lavo toda la ropa de Jeremy y la
cuelgo. Me dijo que simplemente las pusiera en la secadora y rodé los ojos.
—Lavaré la ropa a partir de ahora —declaro—. No se ponen esas cosas en
la secadora.
—Por lo tanto, vamos a ver si lo entiendo, si me equivoco en las tareas,
¿Simplemente las harás tú? Hmm, creo que me va a gustar eso —se burla
Jeremy.
—Limpiare después de ti. No me importa —le digo—- Estoy
acostumbrada a cuidar de la casa y de todos modos, tengo que hacer
algo para recompensarte. —Abro la puerta del armario y saco la escoba.
Cuando la cierro, Jeremy está de pie allí. Él me quita la escoba—. ¡Oye! —
exclamo—. Voy a barrer.
Sosteniendo la escoba, Jeremy dice—: Tú no eres la sirvienta Isabelle.
No me debes nada. Nunca voy a dejar que hagas ni una sola tarea si
tienes esa actitud.
—Este lugar se convertirá en una pocilga si vivimos con esa regla —
Página | 405 declaro en serio—. Ahora, dame la escoba.
—No —afirma sosteniéndola aún más lejos. Salto hacia ella y él gira.
Empieza un juego de mantenerse alejado durante unos diez minutos.
Finalmente, la mantiene por encima de mi cabeza por completo—. Soy un
poco más alto que tú. Nunca vas a conseguirla.
Cruzo los brazos. —Entonces barre el suelo. Está sucio.
—Bien —dice juguetonamente. Lo veo empezar a barrer el piso—. Ves,
yo puedo limpiar.
—Veo eso, muy bien, conseguiste una galleta por hoy —replico.
Se ríe. Pasamos el resto del día sin hacer casi nada. Hay algunas
películas que vemos y hago pollo parmesano para la cena. Sólo somos
nosotros y eso me hace muy feliz.
A la mañana siguiente nos preparamos como lo hacemos todos los
días y me lleva a la escuela como todos los días de la semana. Jeremy me
da un beso en la mejilla, lo que me hace sonreír. Entro a la escuela y veo a
mis… amigos. Hablamos y así sucesivamente. Entonces, mientras me dirijo
hacia mi casillero para el almuerzo, me cogen con la guardia baja.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —grito de felicidad.
Josh se levanta de estar apoyado en mi casillero. —Estoy siendo el
viejo tipo sucio en la escuela secundaria.
Me acerco a él y lo abrazo. —Eso está muy bien, pero en serio, ¿qué
estás haciendo aquí?
—Tuve un almuerzo temprano con Kent en el restaurante y me dijo
que te trajera algo porque dije que no tenía nada que hacer —responde
Josh, que saca una bolsa de detrás de su espalda—. Así que, aquí está el
almuerzo.
—¡Alucinante! —le grito, quitándole la bolsa—. ¿Qué es?
Josh sonríe. —Una ensalada y una hamburguesa de tocino. Pensé que
las papas fritas no serían buenas recalentadas. ¿Dónde podemos comer?
—Probablemente fuera, no creo que se suponga que debas estar en
la escuela secundaria. Por lo tanto, vamos a salir en el jardín de enfrente —
le digo, señalando el pasillo.
Caminamos y todas las chicas que pasamos giran la cabeza y miran a
Josh. No importa lo que él diga, sé que eso le aumenta el ego.
Encontramos un lugar en el césped y nos sentamos. Bueno, yo me siento,
Josh se acuesta sobre su espalda apoyándose en los codos.
—Así que, he decidido que no echo de menos la escuela secundaria.
Extraño un poco tener chicas alrededor todo el tiempo. Muchas para
Página | 406 coquetear, con tan poco tiempo.
—Ustedes chicos son ridículos —le digo, abriendo mi ensalada—. Me
pregunto cómo se meten en una habitación sin golpear sus cabezas
siendo tan grandes.
Josh simplemente ríe a carcajadas. —Voy a mantener mi pervertida
boca cerrada ante eso.
—Sí, guárdalo para ti. Jeremy no sería feliz contigo si estas siendo una
mala influencia para mí.
—Oh, si fuera a ser una mala influencia, te llevaría a la tienda de
tatuajes y te harías un tatuaje conmigo esta noche. Voy a hacerme algo
más en el del costado —afirma Josh.
Inclinándome, le digo—: Quiero ver.
Josh levanta su camisa. Veo un dragón entero en su lado. Solo la
mitad esta coloreado. —Bastante bueno, ¿eh?
—Totalmente, los tatuajes son geniales. Quiero algunos tulipanes
cuando me haga uno. Cuando sea que eso suceda —le digo, tomando un
bocado de mi ensalada.
—¿Qué te detiene? —me pregunta Josh.
Burlándome, respondo—: No sé nada de esas cosas. Y tampoco
tengo dinero.
—¿Eso es lo único que te detiene? —Josh me pregunta con una
sonrisa.
—Más o menos —le respondo—. ¿Por qué?
Una sonrisa diabólica pasa por la cara de Josh. —Si yo pago por ello,
¿te pondrías tu tatuaje esta tarde cuando yo siga con el mío?
Mi mandíbula cae. —¿Es una broma?
—No, en absoluto —dice Josh emocionado—. Vamos, hazlo, no seas
una gallina. Yo soy el que te recoge la escuela hoy de todos modos.
Podemos hacerlo y puede quedar entre nosotros. Vamos Isabelle, sabes
que quieres.
Tomando una respiración profunda, lo pienso. —Muy bien, lo haré.
¿Puede ser mi propio dibujo?
—Totalmente —dice Josh—. Dibuja algo, del tamaño que quieras, y
entonces tienes que pensar en donde lo deseas.
—En algún lugar oculto, tal vez aquí en mi cadera y justo debajo de
mi cintura.
La ceja de Josh sube. —Vas a tener que bajarte un poco los
pantalones para eso.
Página | 407 Pienso en ello durante un minuto. —Tengo ropa interior linda puesta,
así que está bien. Vamos a hacer esto. ¡Oh! ¡Estoy tan emocionada!
—¡Alucinante! —Ríe Josh—. Solo no dejes que Jeremy lo vea, ooohh
¿él ve esa zona de ti?
Sonrojándome realmente, le digo—: No, él no ve esa área.
—Bueno, entonces está todo listo. Llamaré a la tienda de tatuajes
cuando me vaya. Ahora, acaba de comer —me insta Josh.
Cuando termino, doy a Josh un abrazo y un beso en la mejilla. Él se
despide y se aleja. Camino de vuelta a la escuela para ir a mi casillero. Me
encuentro a Eric parado allí. —Hola —le digo.
—Hola —dice, pero con una mirada de preocupación—. ¿Está todo
bien?
—Sí —le respondo, un poco perpleja—. ¿Por qué?
—Jack me habló sobre la noche del sábado, y quería asegurarme de
que estabas bien. Jack dijo que Jeremy parecía como si fuera a matar al
tipo.
Mis ojos se hacen grandes y silenciosamente exclamo—: ¡Oh, no! ¡Fue
una buena cosa! Era Howard, el tipo que me agredió.
—¿Lo atraparon? ¡Eso es genial!
Asiento con la cabeza y sonrío. —Sí —le susurro—. Finalmente se
terminó. Me siento mucho mejor.
—¡Isabelle! —Oigo que gritan junto a nosotros. Doy la vuelta para ver
a Jack—. ¿Está todo bien?
—Sí —le contesto, mirando a Eric por el rabillo de mí ojo.
Jack sólo se ve anonadado. —Parecía que Jeremy iba a meter a ese
tipo a través de la pared.
—Sí, obviamente, alguien tiene problemas de ira —Oigo que otra
persona dice. Me vuelvo para ver a Sonya. Ella sonríe—. Es un poco
bárbaro, ¿no crees, o estaba borracho?
—No saben de lo que estás hablando —Eric interviene, dando un
paso hacia adelante—. Solo déjenlo pasar chicos.
Sonya rueda los ojos. —¿Ahora ella te ha envuelto alrededor de su
dedo, también?
—¿Qué? —Eric dice bruscamente, luciendo un poco confundido—.
No, Sonya, no tienes ni idea de lo que estás hablando.
—Sí —agrego—. Solo tienes que mantener la boca cerrada esta vez.
Jeremy no estaba borracho, ni es un BÁRBARO.
Página | 408 Ella se cruza de brazos y me mira con condescendencia. —Sabía que
él tendría problemas. Todo el mundo pensaba que era tan perfecto. Mejor
ten cuidado Isabelle, a veces los chicos pueden volverse contra las chicas.
—Estúpida... —le grito, saltando hacia ella.
Eric me agarra y dice—: Isabelle, no tienes que hacer esto.
El pasillo ahora se ha calmado y todo el mundo está mirándome.
Sonya se ríe—: ¿Qué, estás tomando el lugar de Jeremy ahora? ¿Es que
ambos tienen problemas de ira, es lo que los atrae el uno del otro?
—¿¡Quieres saber lo que pasó!? ¿¡Eh!? —grito—. ¿¡Quieres saber quién
era ese tipo!?
—Isabelle, no tienes que hacer esto —dice Eric en susurros.
Inclinando la ceja, Sonya replica sarcásticamente—: Quién era
Isabelle, ¿alguien más al que te le lanzaste?
—¡NO, BRUJA ESTÚPIDA! Él era el tipo que me agredió —le grito a todo
pulmón. Sonya calla rápidamente. Retorciéndome salgo del agarre de
Eric. Me acerco a la cara de Sonya—. Sí Sonia, te voy a dar un poco de
munición real, vamos a sacar mis trapos sucios para que todos escuchen.
¿Está todo el mundo escuchando? —grito—. Porque si no se los digo,
Sonya lo hará, porque ese es el modo en que ella es. Hace unas semanas,
estaba en casa, en mi habitación, haciendo mi tarea. Cuando el novio de
mi madre alcohólica entró, y me tiró en la cama. Sí Sonya, ¡en mi cama!
¿¡Están siguiendo esto!? Él trató de violarme, pero mi mamá entró y lo
detuvo. ¿Pero deseas aún MÁS munición para tu arsenal contra mí? ¡Mi
estúpida madre borracha, me culpo a mí!
Sí, ella me dijo lo mismo que tú dijiste, que me arrojé a él. Así que, ¿es
eso lo que piensas? ¿Eh? ¿¡Quiero ser asaltada en mi propia cama, en mi
habitación, en mi casa!? Hablas mierda de Jeremy, pero ¿sabes lo que ha
hecho por mí? Él me ha acogido, me ha dado un verdadero hogar. Él se
preocupa por mí como nadie lo ha hecho antes. Siento que tú hayas
crecido con la imagen de la vida perfecta, ¡pero yo no la he tenido! Por lo
tanto, ¿quieres burlarte de mí un poco más por ello? Adelante. ¡Aquí está
todo mi equipaje para que el mundo lo vea!
Tomo una respiración profunda y luego gruño—: Estoy cansada de
que me molestes. Te burlaste de esos pañuelos que llevaba, pero ¿sabes
qué?, ¡tuve que llevarlos! Tenía que ocultar los moretones que ese idiota
me dejo cuando me ahogaba. Sí, he dicho AHOGARME. Casi me
desmayé. No quería que nadie los viera, así que los cubrí. ¡No quería que
nadie lo supiera, pero, obviamente, tuve que decírselo a todo el mundo
para proteger a mi amigo! Jeremy es la persona más amorosa y amable
que conozco, y ¡no voy a tolerar que hables mal de él! Tu serias muy
afortunada de tener a alguien como él en tu vida, ¿pero ese es el
Página | 409 problema no, Sonya? Te gusta Jeremy y estás celosa, lo que te impulsa a
meterte conmigo aún más. Así que, ADELANTE, metete conmigo, pero
tengo a Jeremy y tú no. Así que ¡BESA MI TRASERO!
De repente, todo el pasillo estalla en aplausos. No me perturba. Miro a
Sonya fijamente a los ojos y no me inmuto. No puedo entender
completamente la mirada en su cara. Es como la ira y la vergüenza, todo
en uno, con un poco de lágrimas en la cara. Ella niega con la cabeza y
dice—: Eres tan dramática.
Jack se adelanta y dice—: ¿No sabes cuándo callar? ¿Eres realmente
tan estúpida?
—Nunca —dice Sonya, obviamente nerviosa.
—Escúchame, Sonya —gruño con rabia—. Puedes meterte conmigo
todo lo que quieras. Estoy acostumbrada a ello, pero que Dios te ayude, si
me entero de que empiezas a meterte con alguien más, voy a arruinar tu
vida. ¿Me entiendes?
Su mandíbula cae. —¿Me estás amenazando?
—No, sólo te advierto, las amenazas vendrán después —replico.
Sonya resopla y se da la vuelta para irse. Me toma unos segundos,
pero finalmente vuelvo a respirar. Me doy la vuelta para hacer frente a mi
casillero. Eric envuelve sus brazos alrededor de mí y se queda allí. Jack sale
por el otro lado y dice—: ¿Estás bien?
—Creo que voy a vomitar —le susurro.
—Tal vez deberías salir de aquí —Eric responde—. Te puedo llevar a
alguna parte.
Niego con la cabeza, —No, tengo que pasar a través de esto. Si no lo
hago, todo esto no habrá valido la pena. Tengo que mantenerme firme
con ella.
—Lo siento —murmura Jack—. Siento que hayas tenido que pasar por
eso.
Volviéndome para mirarlo, le respondo—: Gracias.
De repente, suena el timbre. —Tenemos que ir a clase —dice Eric—. A
menos que quieras irte.
—No —le digo—. Estoy bien, mejor que bien de hecho.
—Está bien —responde—. Vamos entonces.
Al caminar por el pasillo, la gente sonríe y asiente hacia mí. Bueno, esa
no es la reacción que esperaba. Es difícil no sonreír. El resto del día pasa
volando. No sé si estoy en un subidón de adrenalina o qué. Cuando llega
la clase de arte, me muero por ver a Sonya, pero ella no se encuentra en
ninguna parte. Suena el timbre para la clase y nunca aparece. Sus dos
Página | 410 compinches están en clase. Me siguen mirando.

Así que, finalmente, me dirijo a ellas y suelto—: ¿Qué?


Nerviosa, Daniella dice—: Sabes, no estamos de acuerdo con ella
todo el tiempo, y sabemos que está súper celosa por Jeremy. Te pedimos
disculpas por lo sucedido. Ella fue a su casa porque no quería enfrentarse a
ti, si eso te hace sentir mejor.
Resoplo y rio. —Eso es medio gracioso.
Daniella me devuelve la sonrisa. —Pensamos que podrías sacar
partido de ello. No dejes que te afecte. Ella se mete con nosotras, también.
Es lo que hace. No sé porque la toleramos. Supongo que entre más viejas
nos hacemos más viejo se pone. Lo sentimos si alguna vez herimos tus
sentimientos.
—Gracias —le digo. Ellas sonríen y vuelven a lo que estaban
haciendo. Saco mi cuaderno de bocetos y con una nueva inspiración, me
pongo a dibujar.
Al final del día, hago una carrera hacia afuera. Josh está de pie junto
a su auto, sonriendo a las chicas de nuevo. Corro hacia él y salto a sus
brazos. Él dice—: Vaya, hola, también estoy feliz de verte.
—NO, hoy fue EPICO, ¡regañe a Sonya! —exclamo regocijándome.
—¡Genial! —grita Josh—. Cuéntamelo en el auto. Tenemos citas a las
que llegar.
Así que, en nuestro camino a la tienda de tatuajes, le digo todo. Al
final, Josh sonríe y dice—: Muy bien. Jeremy se sentirá orgulloso.
—No puedo esperar para decirle. —Suspiro mirando por la ventana.
—Sí, dile de eso, no de esto —responde Josh, mientras se detiene en la
tienda.
Tomo una respiración profunda. —Estoy nerviosa. ¿Esto va a doler?
—Oh sí, probablemente —se ríe—. Sin embargo, sostendré tu mano. Le
dije a Jeremy que te llevaría a donde mis padres para cenar, y dijo que
estaba bien. Por lo tanto, tenemos tiempo.
Mi corazón está casi golpeando fuera de mi pecho. —Está bien —
chillo—, aquí vamos.
Cuando entramos a la tienda de tatuajes, no es lo que esperaba. Me
imaginaba a algún motociclista grande, las paredes oscuras y gente
extraña sentada en la esquina. No este lugar, todo está cubierto de
baldosas blancas y negras. Todo está muy limpio. Una chica con tatuajes
cubriendo todos sus brazos está sentada detrás del mostrador. Ella sonríe—:
Hola Josh. ¿Estás listo para que te lo termine?

Página | 411 —Sí —responde—. Y tengo a una nueva recluta.


Ella levanta la mirada hacia mí. —¿Tienes 18 años?
—Sí —le respondo.
—Voy a tener que ver y hacer una copia de tu identificación —afirma.
Bajo mi mochila y saco mi cartera. —Aquí —le digo, entregándole mi
identificación.
—Isabelle... Hmm, de acuerdo Isabelle, ¿qué quieres hacerte?
—Esto —le digo, sacando mi cuaderno de dibujo. Arranco la imagen y
se la doy.
Los ojos de la chica se agrandan. —¿Calcaste esto?
—No, lo dibujé yo misma —me río.
—Esto es increíble —replica—. ¿Tienes algo más que pueda ver?
Eso me pone un poco nerviosa. Miro a Josh. Él sonríe. —Renee no va a
burlarse de ti. Si piensas en ello, ella también es una artista.
Con un profundo suspiro, le entrego mi cuaderno de bocetos. Renee
sonríe y lo pone en el mostrador. Josh se inclina hacia delante para mirar
también. Lo abre y parece mirar con cuidado cada dibujo. —Estos son
geniales —dice Renee finalmente—. Me encantaría que hagas algún
trabajo para mí. Es decir, la forma en que capturas a las personas. A mis
clientes les encantaría eso. Yo te pagaría.
—¿En serio? —le pregunto, probablemente demasiado entusiasmada.
—Si esto es realmente tu trabajo, sí —responde Renee—. ¿Quién es el
chico caliente?
Josh gime—: Ese es Jeremy, su pareja.
—Él no es mi novio —replico.
Resoplando Josh dice—: Sí, pero él sigue siendo su pareja. Maldición,
es como si los dos estuvieran casados.
—Dices eso como si fuera algo malo —murmuro.
—No, no —exclama—. No, en absoluto Isabelle, no es así. Quien
quiera que venga va a tener una competencia feroz con ustedes dos.
—Sea quien sea —Renee bromea—: Él es caliente.
Sonrío. —Sí, lo es.
—Basta de hablar de mi amigo, vamos a entintarnos —dice Josh,
frotándose las manos.
Renee me devuelve mi cuaderno de dibujo. —¿Quién va primero? —
pregunta.
Página | 412 Por el rabillo de mi ojo, veo a Josh señalándome. —Ella.
Mi corazón empieza a golpear de nuevo. Renee toma mi dibujo y
dice—: Está bien, déjame calcar esto. Llévala a la parte posterior a que use
el baño, y luego que se acueste en la mesa.
Apuntando con su cabeza hacia la parte de atrás, Josh dice—:
Vamos nena.
Vamos hacia allí y voy al baño. Me tiemblan las manos. Estoy muy
nerviosa. ¿Realmente voy a hacer esto? Sí, sí que lo voy a hacer. Cuando
salgo del baño, Renee está sentada junto a la mesa. —¿Qué colores
quieres?
—Morado —le digo—, un muy bonito morado.
—Está bien, acuéstate —me instruye Renee.
Es incómodo, pero lo hago. —Así que, ¿qué tanto me va a doler? —le
pregunto.
—Es diferente para todos —responde Renee—. ¿Dónde lo quieres?
—Aquí —le digo, señalando en mis pantalones.
Ella se ríe. —Hay que tirar de tus pantalones hacia abajo entonces.
Necesito tener esa área despejada.
—¿Otras personas van a venir aquí? —Le pregunto.
—Nadie entra aquí a menos que yo lo diga —afirma Renee—. Estás
bien.
Josh me mira. —¿Quieres que me vaya?
—¡NO! —le grito—. ¡Ni se te ocurra! No voy a hacer esto sin ti.
Jala un taburete y dice—: Está bien, me comprometo a no mirar
como un hombre, sólo como tu amigo.
Eso me hace reír. —Sí, claro, lo que sea. —Desabrocho mis pantalones
y tirar de ellos hacia abajo en el lado—. Esto se siente incómodo —
murmuro para mí misma.
—Confía en mí, cuando me ponga a trabajar en ti, será la última cosa
que tendrás en mente —dice Renee. Mis ojos sobresalen y ella se ríe. Le
lleva un rato preparar todo. Poniéndome más y más nerviosa. Finalmente,
después de haber limpiado la piel y poner la plantilla. Renee sonríe—. Está
bien cariño, voy a empezar ahora. Recuerda, es mejor respirar, que
sostener la respiración.
Al instante, tomo la mano de Josh. Él pone la otra en la parte superior.
—Estarás bien. Grita si es necesario.
Con eso, Renee comienza y jadeo. Ella se detiene—: ¿Estás bien?
—Sí —le respondo—, sigue adelante.
Página | 413 Se demora un tiempo, y es una experiencia muy extraña. Algunas
partes me dolieron como no nada que haya experimentado antes y
después otras partes no estaban tan mal. Josh sigue hablando a través de
todo el asunto. Finalmente, Renee se detiene y dice—: Hemos terminado.
Trato de mirar hacia abajo y digo—: Quiero ver.
—Déjame limpiarlo —responde ella, y lo hace—: Ahora, ve a mirarte
en el espejo.
Rápidamente, me pongo de pie y luego me doy cuenta, bueno, de
que me duele. Medio sosteniendo mi pantalón, camino hacia el espejo y
miro. —Oh, Dios mío —susurro—. Es impresionante. —Miro los tres tulipanes
morados que están ahora en mi cadera. Están rodeados por espirales
delicadas y diminutas estrellas.
—Se ve bien —declara Josh, viniendo detrás mío—. Ahora, tienes que
seguir sus instrucciones sobre la manera de mantenerlo limpio e hidratado
hasta que sane. Haremos una parada en la tienda y te conseguiremos
todo.
—Gracias —le digo, dándome la vuelta—. Esto significa mucho. Es
como si, por fin hubiera llegado a la edad adulta. Puedo dejar ir a mi
madre y a mi pasado y tomar ahora mis propias decisiones.
—Esa es una gran manera de ver las cosas —responde Josh—. Ahora
—dice—, es mi turno. —Me hace reír.
Renee pone un poco de pomada sobre mi tatuaje y luego lo cubre
con una gasa. —Mantén eso por un tiempo.
—Está bien —chillo, poniendo mis pantalones de vuelta sobre él.
Ella limpia todo y luego Josh se pone de costado. Es interesante ver su
trabajo en él. Ni siquiera se inmuta. Le saco la lengua.
Cuando termina con él, está realmente impresionante. Josh se levanta
y mira. —¡Genial!
De repente, suena mi teléfono celular. Busco en mi bolso para
cogerlo. Es Jeremy. Respondo—: ¿Hola?
—Hola, ¿ya cenaron? —me pregunta Jeremy.
—No —le digo, mirando a Josh. Articulo Jeremy y él hace una mueca.
Jeremy dice—: Pregúntale a Josh si puedo ir.
—Espe… ra —lentamente le contesto. Cubro mi teléfono—. ¡Él quiere
venir a cenar! —siseo.
Josh frunce el ceño. —Dile que a mi mamá le dio gripa y que vamos a
ir a buscarlo.
Página | 414 —Yo no le miento — me quejo—. Nos lo hemos prometido.
—Bueno, entonces, no sé. Dile, que decidí no ir allí, cosa que hice.
Hablando de nuevo en el teléfono, trato de no dejar que me tiemble
la voz. —Josh decidió que no quería ir allí.
Hay una pausa, y luego Jeremy pregunta—: ¿Qué han estado
haciendo todo este tiempo?
—No lo sé —le digo.
Gruñendo, Jeremy comenta sarcásticamente—: ¿Te puso sus manos
encima en cualquier forma de modo afectiva?
—No, no lo ha hecho.
Eso parece aligerar el humor de Jeremy. —Entonces, ¿qué han estado
haciendo?
—Sólo cosas, nada en particular. Josh tiene que parar en una tienda.
Necesitamos recoger algunas cosas.
—¿Tengo que ir? No recuerdo haberte dado dinero... ¿te di dinero?
Con una risita, le digo—: No.
—Tengo que hacer eso. Te conseguiré una tarjeta de débito —afirma
Jeremy.
—¿Una tarjeta débito para qué? —le pregunto, un poco confundida.
Hay una pequeña pausa y luego en forma sarcástica dice—: Para mi
cuenta bancaria, ¡duh!
—¿¡Qué!? —digo bruscamente—. No voy a hacer eso.
—Se necesita dinero para vivir —afirma Jeremy tratando el asunto con
total naturalidad.
Gruñendo digo—: No, no voy a ceder en eso. Me puedes dar una
mesada.
—¿Qué tienes, 12? —responde—. Nada de eso importa. ¿Cuándo
vienes a casa?
—Muy pronto, te lo prometo. Me voy a ir ahora.
Con un profundo suspiro, Jeremy dice—: Está bien, nos vemos pronto.
—Adiós —le respondo y cuelgo—. Él va a saber que algo está
pasando.
Josh hace muecas mientras baja su camisa de nuevo. —Yo no voy a ir
hasta el apartamento. Si me estremezco, sabrá que algo está pasando.
—¿Y qué se supone que debo hacer? —le pregunto.
—Ponte algo que sea holgado y con una banda elástica —dice
Página | 415 Renee—. Diría que ir sin pantalones, pero obviamente eso no es astuto. Yo
iría sin ropa interior.
Una sonrisa retorcida pasa por encima de la cara de Josh. —Tal vez
vaya.
Ruedo los ojos. —Cállate Josh. —Él se ríe en respuesta. Cuando ella
nos da el total de los tatuajes mi corazón se detiene—. ¡Josh! No puedo
permitir que pagues eso.
—Umm, es tu regalo de graduación, solo que REALMENTE temprano.
Es impresionante, simplemente deja las cosas así —Josh me tranquiliza.
—Está bien. —Suspiro. Paga y salimos. No nos toma mucho tiempo ir a
la tienda. Josh me dice que ponga las cosas en mi mochila, para que
Jeremy no las vea. Cuando nos detenemos en el apartamento, me dirijo a
él—. Gracias, Josh. Esto significa mucho.
—No hay problema nena —replica—. Ten una buena noche y
mantenlo limpio.
Inclinándome lo beso en la mejilla. —Lo haré. Nos vemos luego.
—Adiós —dice Josh, despidiéndose.
El paseo a la puerta se siente muy largo. ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo
voy a ocultarle esto? Cuando llego arriba, y abro la puerta, Jeremy no está
por ningún lado. Aprovechando la oportunidad, salgo disparada hacia mi
habitación. Cierro la puerta y suspiro. Rápidamente me quito los
pantalones, lo que es un gran descanso. Luego viene la ropa interior, y
luego me pongo los pantalones del pijama. Realmente suspiro.
De repente suena un golpe en mi puerta—: ¿Isabelle?
—Sí —le respondo.
—¿Estás bien? Ni siquiera viniste y dijiste hola —dice Jeremy.
Quitándome rápidamente mi sudadera con capucha, voy a abrir la
puerta. —Estoy bien —le contesto, poniendo la mano en la cadera no
tatuada—. ¿Cómo estás?
Luciendo un poco escéptico, Jeremy responde—: Hambriento.
¿Dónde está Josh?
—Tenía que ir a hacer algo. No tengo ni idea de a dónde iba. —
Suspiro. Bueno, esa es la verdad—. ¿Qué quieres para cenar?
—Estaba pensando en sándwiches de queso a la parrilla y sopa de
tomate —chilla Jeremy, feliz—. Hace frío. Luego, cuando termines tu tarea,
podemos acurrucarnos en el sofá y ver las noticias.
Ruedo los ojos. —¡Yupi!
Página | 416 —Calla, te encanta. Ahora, vamos. —Sigo a Jeremy hacia la cocina.
¡Esto duele! El roce sobre él no está ayudando. Jeremy se vuelve hacia
mí—. ¿Quieres sacar la sopa? Empezaré con los sándwiches.
Mi mirada se vuelve hacia el armario, la sopa está en el estante alto.
Oh chico. —Claro —le susurro. Con cuidado, pongo mi rodilla en el
mostrador.
Jeremy me mira y dice—: Consigue una silla Isabelle. Sabes que odio
cuando te subes en los mostradores.
—Lo siento papá —me río.
Sacudiendo la cabeza Jeremy responde—: No vuelvas a llamarme
papá otra vez. Nos besamos en los labios. Desagradable. —Eso me hace
reír. Abro el armario cogiendo la sopa y hago una mueca por el tirón en mi
piel. De repente, Jeremy me grita—: ¡Isabelle!
—¿Qué? —exclamo, mirándolo. Él está mirando directamente a mi
cintura. Cuando miro hacia donde está mirando, mi corazón se cae.
Mierda, mi vendaje se está mostrando.
—¿¡Qué demonios es eso!?
Bajo del mostrador con bastante rapidez, murmuro—: Nada.
—¿Te has hecho daño? —me pregunta, dando un paso más cerca,
luciendo realmente preocupado.
—No exactamente —le respondo.
Ahora, él está justo frente a mí, agachándose para mirar. —¿En la
escuela?
—No —chillo.
—¿¡Esto pasó con Josh!? —dice bruscamente Jeremy.
—No estoy herida, exactamente. Déjalo pasar. Estoy bien.
Jeremy me da una mirada muy severa. —Isabelle, no me mientas.
Prometimos no mentirnos.
—Técnicamente en este caso, omitir no es mentir —le digo, tirando de
mi camisa más abajo.
—Isabelle Nimon —gruñe Jeremy—: ¿Para qué tienes puesta esa
venda?
Frunciendo el ceño, le susurro—: Me hice un... —Y luego me detengo.
—¿Un qué? Una herida bastante grande, porque eso es lo que
parece.
Tomo una respiración profunda. —Está bien, te lo diré, SOLO si me
prometes no gritar o lastimar a Josh de ninguna manera.
Página | 417 —¿¡Él hizo esto!? ¿¡Él te hizo daño!? —Jeremy grita.
—No —insisto, agitando las manos—. Él no me toco, aparte de
sostener mi mano. Tienes que PROMETERME que no vas a gritarle o hacerle
daño. Si vas a gritar a alguien, entonces será a mí. ¿Me lo prometes? —
Jeremy se queda mirándome y luego asiente con la cabeza—. Me hice
un… tatuaje.
Hay un silencio de muerte, y luego Jeremy dice en voz baja—: Dime
eso otra vez.
—Me hice un tatuaje, ¿quieres verlo?
Jeremy levanta su dedo—: ¿JOSH te llevó a hacerte un tatuaje?
—Sí, él fue a que terminaran el resto de su tatuaje.
—¿Cuánto tiempo llevaban planeando esto? —Jeremy me pregunta
con vehemencia.
Frunciendo el ceño, le digo—: Desde la hora del almuerzo.
—Por lo tanto, en tres horas, tomaste la decisión de ir a hacerte un
tatuaje —gruñe Jeremy.
Cruzo los brazos—: Sí, lo hice. Jeremy, por favor, no puedes arruinarme
esto. No te involucra. Es mi cuerpo y soy una adulta. Esto significa mucho
para mí. Puedo tomar las decisiones acerca de mi vida ahora.
—¿Cómo pagaste por ello?
—Josh pagó por ello. Fue mi regalo de graduación —digo lo más
alegremente posible.
Alejándose de mí Jeremy se frota las sienes. —No me molesta que
hicieras esta elección por tu cuenta, pero me gustaría que lo hubieras
pensado más.
—¿No te gustan los tatuajes? ¿Me encuentras repulsiva ahora?
—Oh no Isabelle —responde, volviéndose hacia mí—. Me encantan
los tatuajes. Mi plan es hacerme uno. Siempre he querido un tatuaje en
memoria de Kaitlin, y no, los tatuajes son sexys en una chica. Siempre y
cuando no se encuentren en la zona lumbar, sabemos cómo llama todo el
mundo a esos.
Tirando de mis pantalones hacia abajo un poco, y le digo—: No, en mi
cadera. ¿Quieres ver? —Con un profundo suspiro, Jeremy asiente con la
cabeza. Poco a poco despego el vendaje, haciendo muecas—. Todavía
me duele.
—Es hermoso —susurra Jeremy—. ¿Lo has dibujado tú?
—Sí, y Renee, la artista del tatuaje, dijo que mi trabajo era tan bueno,
Página | 418 que tal vez quiera utilizar mis habilidades. ¿No es increíble? Mi primera
actuación como artista.
Sonríe—: Sí, eso es bueno. Ugh Isabelle, de verdad me mantienes
atento sobre ti.
Eso me hace sonreír. —Alguien tiene que hacerlo.
—Por cierto, voy a hablarle con severidad a Josh —afirma Jeremy,
tomando su móvil.
—¡No! —exclamo—. ¡Me lo prometiste!
Jeremy me mira. —Por lo tanto, ¿no estoy autorizado a decirle nada a
él?
—No —le respondo—. Déjalo pasar.
De repente, suena mi teléfono celular. Con una mirada burlona, le
digo—: Me pregunto quién es. —Me acerco a recogerlo y sonrío—. Es
Cassandra. —Rápidamente contesto—. Hola.
Luego sólo hay agudo chillido en el otro extremo. —¿¡Adivina qué!? —
Ella grita.
—¿Qué? —le pregunto, un poco estupefacta.
—¿¡Adivina quién está comprometida!?
Mi mandíbula cae. —¡De ninguna manera! ¿Kent te lo propuso?
Hay más chillidos. —¡Yup! Él me llevó a un parque para un picnic y
luego me lo preguntó. ¡Fue genial!
Sosteniendo el teléfono a un lado, le digo a Jeremy, —Kent se lo
propuso a Cassandra.
—Lo sé —Jeremy me responde con una sonrisa—. Me dijo que iba a
hacerlo.
—¡Y no me lo dijiste! —Jadeo.
Niega con la cabeza. —No sabía si podrías guardar el secreto, y
RECUERDA que podemos omitir cosas.
—Gracioso —replico. Poniendo el teléfono de nuevo en mi cara,
digo—: ¡Estoy increíblemente feliz por ustedes dos!
—¡Gracias! —responde ella—. Ahora, la pregunta surge, ¿Jeremy y tú
quieren ser testigos en mi boda?
El silencio es ensordecedor, porque no puedo hablar. —¿Yo? De
Jeremy lo entiendo, ¿pero yo?
—Sí, eres como una hermana pequeña para nosotros, y necesitamos
a alguien que esté con Jeremy ese día. ¿Lo harás?
Página | 419 —Por supuesto que lo haré —le respondo—. Quiero decir, sí, es un gran
honor. —Mis ojos se mueven hacia Jeremy—. Cassandra NOS quiere como
testigos en la boda.
Con una sonrisa, Jeremy dice—: Me parece bien.
Cassandra suspira en el otro extremo. —Muy bien, tengo más gente
que llamar. ¿Me ayudarás a buscar en las revistas esta semana? Quiero
empezar.
—Claro —le respondo—. Sólo déjame saber cuándo.
—¡Muy bien! —Ella chilla—. Hablamos luego.
Otra vez digo—: Felicidades.
—¡Gracias, adiós!
—Adiós. —Cuelgo y miro a Jeremy—. ¡Eso increíble para ellos! Wow,
ella suena tan feliz.
Jeremy se acerca y me desordena el cabello. —Tú también lo estarás
cuando tu futuro esposo te lo proponga.
—Eso espero —le respondo.
—Por ciiiieeeerrrto —Jeremy dice alargando las palabras—. Tienes el
examen de conducir el miércoles.
—¿¡¿Qué?!? —grito.
Una sonrisa terriblemente tortuosa pasa por la cara de Jeremy. —Sí,
estas más que lista. Lo programe.
—¡Oh, Dios mío, oh Dios mío, estoy tan nerviosa!
—Vas a estar bien —Jeremy me tranquiliza—. Ahora, vamos a hacer la
cena mi pequeña reina del tatuaje, me muero de hambre.
Con una gran sonrisa, le digo—: ¿Quieres más buenas noticias?
Déjame que te cuente lo que he hecho hoy en la escuela...
Capítulo 23
—Creo que voy a vomitar...
Página | 420
Jeremy toma mi mano.
—Vas a estar bien. Sólo recuerda, respirar y pensar.
Me volteo y lo miro.
—Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Y si fallo?
—Isabelle, no vas a fallar. Esto es fácil. Has estado manejando muy
bien y te puedes estacionar en paralelo como una maestra. Simplemente
tómalo con calma. No pienses demasiado las cosas.
Sin apartar la mirada de él, sólo asiento.
—Está bien.
—Ahora, el instructor de prueba necesita entrar. Lo harás bien. Buena
suerte. —Con eso Jeremy sale del auto.
El instructor se mete en el auto. Es un hombre.
—Eres una chica afortunada por estar tomando el examen de
conducir en este. Sin embargo asegúrate de no salir chirriando neumáticos,
eso te descuenta puntos. —Tomo una respiración profunda y asiento—.
Está bien —dice él—, vamos a empezar.
No es tan difícil, la prueba de conducir. Después de un rato, me
calmo y creo que va bien. Cuando hemos hecho todo, el instructor me
mira.
—Bueno, Srta. Nimon, ahora eres una conductora con licencia.
Eso me hace chillar y saltar arriba y abajo. Salimos rápidamente del
auto y corro hasta Jeremy, saltando a sus brazos.
—¡Lo hice!
—¡Buen trabajo! —exclama—. Estoy orgulloso de ti. —Saltando,
simplemente sonrío. Jeremy se echa a reír—. Ve a terminar el papeleo.
Vamos a reunirnos con Cassandra y Josh en el restaurante y Kent va a
tratar de comer con nosotros.
—¡Genial! —grito. Por el rabillo de mi ojo, veo al instructor de prueba
esperándome—. ¡Ahora vuelvo!
Después de eso, salimos y todo el mundo me felicita. Incluso me dan
un pastel, al que sólo niego con mi cabeza. Cuando llegamos a casa,
hago los pocos deberes que tengo. Jeremy se acerca a la puerta cuando
estoy terminando.
—Oye, ¿quieres que vayamos a almorzar mañana?
—Tengo clases —replico.
—Quiero decir en la escuela. Llevaré algo.
Encogiéndome de hombros, digo:
Página | 421
—Seguro.
Jeremy sonríe.
—No seas tan entusiasta al respecto, es posible que te hagas daño.
—No —me río—. Me ENCANTARÍA que vinieras a almorzar conmigo.
—Bien —responde. Hay una contracción repentina en su sonrisa.
Estrechando mis ojos:
—¿Qué pasa con la sonrisa tonta?
—Ninguna sonrisa tonta —Suspira Jeremy—. Ninguna en absoluto. —
Con eso, se da la vuelta y se aleja. Lo veo irse con escepticismo.
Al día siguiente, estoy en el séptimo cielo durante toda la mañana. La
vida no podría ir mejor. Mientras estoy apartando mis libros al principio del
almuerzo, Holly viene corriendo hacia mí.
—¡Jeremy está aquí!
—Lo sé —digo lentamente—. Vamos a almorzar.
—Sí... quiero decir... sólo tienes que ir afuera —afirma con una sonrisa
tonta en su rostro.
Mis ojos se cierran y tomo una respiración profunda. Una parte de mí
no quiere saber lo que está afuera. Sé que será mejor acabar de una vez.
Hay un torrente de personas saliendo a la calle. Creo que voy a terminar
asesinando a alguien. Cuando llego allí, miro hacia la calle y simplemente
me detengo. Jeremy está allí... sin camisa, apoyado en un auto que está
cubierto por una sábana. Se ve extremadamente ardiente. Sus pantalones
están cayendo bajos en su cintura, alardeando de su estómago
cincelado. Miro y veo que no soy la única chica reconociéndolo.
Con un montón de titubeo, me acerco a él.
—¿Qué estás haciendo? —siseo ruidosamente.
—Desquite —trina Jeremy, cruzando los brazos—. Me avergüenzas
delante de mis compañeros de trabajo, regreso el favor.
—¿No crees que tengo suficientes problemas en la escuela? —digo
bruscamente.
Con una ceja levantada, Jeremy replica:
—No creo que esto te esté trayendo una mala atención.
—¿Por qué está cubierto tu auto? —pregunto, mirando a su lado.
Entonces miro cuidadosamente—. Este no es tu auto. Este es demasiado
pequeño para ser tu auto.
—No es mi auto —dice Jeremy—. Mira, esta es la cosa. Los autos
Página | 422 atractivos suelen tener chicas atractivas sentadas en ellos. Bueno, en este
caso, la chica no tendría ningún sentido, así que aquí estoy.
Le doy la mirada más perpleja.
—¿De qué estás balbuceando?
—Necesitas un chico atractivo... que vaya junto con tu nuevo auto
atractivo. —Jeremy rasga la cubierta del auto, y mi mundo se detiene.
—Estás bromeando cierto —susurro.
—Nop, felicidades por tu licencia, cariño —trina Jeremy.
Yaciendo frente a nosotros está un auto de importación muy
engalanado.
—¿Qué es? —pregunto.
—Un Jetta. Tiene un motor asesino en él. No lo compararé con mi
bebé, pero te llevará del punto A al B deprisa. Ahora, es de día por lo que
no lo puedes ver, pero tiene iluminación debajo del auto, púrpura, para ser
exactos. Entra y te mostraré el resto —indica—. Del lado del conductor.
Me quedo de pie y lo miro fijamente.
—Jeremy... ¿te has vuelto loco?
—¿Qué? —dice, con la sonrisa más grande—. No puedo venir
conduciendo mi moto con mal tiempo, por lo que necesitamos dos autos.
—Jeremy —digo de nuevo—. Podría tomar el autobús.
Poniendo los ojos en blanco dramáticamente, Jeremy gime:
—Sólo métete en el auto. Es tuyo, así que o bien lo utilizas o va a
quedarse en la calle durante todo el invierno.
Volviendo a mirar el auto, murmuro:
—Entonces, ¿este es mío?
—Sí —responde Jeremy seriamente. Con eso salto y pongo mis brazos
alrededor de su cuello—. Bueno, ese es el mejor agradecimiento que
podría conseguir —se ríe en mi cuello. Retrocediendo, lo miro. Luego,
lentamente, me inclino hacia delante y lo beso muy suavemente. Me besa
en respuesta. Cuando nos separamos, suspira—: No, sin duda ese fue el
mejor agradecimiento.
—Esto es demasiado —susurro—. Ni siquiera puedo demostrarte lo
agradecida que estoy.
Un destello se forma en los ojos de Jeremy.
—Creo que podrías hacerlo si quisieras.
Eso hace que mi mandíbula caiga y lo golpeo en el hombro.
—Eres horrible.
Página | 423
—Sólo métete en el auto Isabelle.
Entonces, rápidamente corro hacia el otro lado. Cuando abro la
puerta para entrar, en realidad le doy un vistazo a la calcomanía en el
lateral. Estrechando los ojos, susurro:
—Oh Dios mío. Esa es mi libélula. ¡Jeremy! Mi libélula está en el lateral
del auto.
—Sí —replica—. Iba a ver cuánto tiempo te llevaba darte cuenta de
eso.
Me inclino para pasar mi mano a lo largo de ella.
—¿Cómo es que siquiera pudiste hacer esto?
—Tomé tu imagen e hice que la escanearan y luego la pusieron en el
lateral del auto.
Mi mano se posa encima de mi corazón y lucho por contener las
lágrimas.
—Esto es increíble.
—Entra en el auto y te mostraré más cosas increíbles —indica él.
Todavía asombrada, me meto en el lado del conductor, y Jeremy se
sienta en el asiento del pasajero.
—Muy bien, tienes un equipo de música de primera clase, ya que te
gusta escuchar tu música a niveles ensordecedores.
—No lo hago —jadeo.
—Isabelle, me he puesto tus auriculares en numerosas ocasiones y
creo que mis oídos sangraron cada vez. Así que, o te gusta la música a
todo volumen o eres sorda, de cualquier manera, el equipo de música
funcionará. Ahora, para ir a juego con la iluminación de neón tienes
iluminación ambiental, pero puedes cambiarle el color a eso. Tienes vidrios
polarizados obviamente. ¿Quieres que continúe con en el motor?
Frunciendo el ceño, digo:
—No particularmente.
Jeremy suspira:
—Me lo imaginé. Hablaré con los chicos al respecto. Entonces, ¿qué
te parece?
—Es increíble —Sorbo ruidosamente y luego comienzo a llorar.
—¿Por qué diantres estás llorando? —grita Jeremy.
Agitando las manos, tartamudeo:
—No, no, no, lágrimas de felicidad, nunca nadie ha hecho algo tan
Página | 424 lindo por mí. Siento que no debería aceptarlo, pero... EN REALIDAD lo
quiero.
—Bueno, eso es bueno, porque es tuyo —afirma Jeremy—. Ahora,
tienes que llevar este cachorro a una prueba de manejo. Es de cambios
manuales porque cualquier cosa con un motor poderoso tiene que ser de
cambios manuales.
—De todos modos en realidad no me gustan los automáticos —
replico. Con una gran sonrisa, pregunto—: ¿Estás listo? —Jeremy me
devuelve la sonrisa.
Es de lejos la cosa más maravillosa de mi vida. Nosotros como que...
salimos volando de la escuela. Sinceramente, no me importa. Es un día.
Jeremy me hace salir en una vieja carretera y me muestra lo que el auto
realmente puede hacer. Sí, me doy cuenta de que no deberíamos estar
haciendo eso, pero...
Finalmente, Jeremy conduce a un parque y se detiene en un puesto
de estacionamiento.
—Entonces, ¿estás contenta?
—Sí —contesto, apoyando mi cabeza en el respaldo del asiento—. No
tienes ni idea. Siento que te pasaste un poco de la raya. Podrías haberme
conseguido una chatarra de auto y yo habría sido feliz.
Mirándome con una sonrisa muy suave, Jeremy dice:
—Isabelle, tengo toneladas de dinero. Nunca lo he utilizado para
nada, y QUIERO usarla en ti. Haría cualquier cosa por ti. —Cuando esas
palabras salen, mira de nuevo por la ventana frontal.
—Gracias Jeremy —susurro, tomando su mano. Él la aprieta y luego la
frota con el pulgar. Nos quedamos allí por un tiempo, simplemente
tomados de la mano—. ¿Qué quieres hacer ahora?
—Vamos a casa.
Me inclino hacia él:
—Está bien, pero échate para allá. Yo conduzco.

El día siguiente, estoy súper emocionada por conducir a la escuela.


¿Quién no lo estaría? Cuando me estaciono en el parqueadero de
estudiantes, obtengo un montón de miradas. Así que, estoy un poco
cohibida. Cuando me bajo del auto, Eric y Jack se acercan para reunirse
conmigo. —¡Isabelle! ¡Esto es fuerte! ¡Mejor aún, es malditamente genial!
—Si —dice Eric sonriendo—. Este fue un gran… regalo, un muy costoso
Página | 425 regalo si vamos a ello. ¿Te gusta?
—Me encanta —chillo felizmente—. Es asombroso. Tiene luces purpura
en movimiento bajo el auto. Hay iluminación en el interior a la que le
puedo cambiar el color de diferentes maneras con solo tocar un botón.
¡Tiene el mejor sistema de sonido que existe! Me quedaré sorda en unos
pocos días, pero que manera de perder tu audición. Jeremy dice que les
explicará el motor luego. Es un auto increíblemente fluido. Estoy totalmente
enamorada.
—¿De Jeremy?
Confundida, digo—: No, del auto. Estoy enamorada del auto —Eric
solo asiente con la cabeza—. Quien quiere conducirlo a la hora del
almuerzo —bromeo, sacudiendo mis llaves.
Jack levanta su mano. —Oh vamos, ¿estás sorprendida?
—No —Me rio—. Me imagine que lo querrías.
—Ventaja —dice Jack, frotando sus manos.
El timbre de advertencia de 10 minutos suena, así que empezamos a
caminar hacia la clase. De repente, Holly se acerca caminando hacia
nosotros. —Lindo auto.
—Gracias —respondo.
—Así que, le estoy preguntado a todos, ¿qué vas a usar para el baile
de invierno?
Aminorando el paso, solo la miro. ¿El baile de invierno?
—Sí, es en dos semanas. ¿No vas a ir? —pregunta.
—No voy a bailes escolares —respondo incómodamente.
Girando, Jack dice—: Vamos, tienes que venir. ¡Oh Dios Mío! Si vienes,
¡vendré contigo! Eso es mejor que una limosina.
—Ummm, no estoy segura de si siquiera vendré al baile —murmuro.
—¿Por qué no? —pregunta Jack.
Aprieto aún más la chaqueta a mí alrededor. —No lo sé.
—Mmm, quiero ver a Jeremy vestido elegante —Holly suspira.
Mis ojos se amplían. —Oh, él en realidad no viene a bailes. ¡El infierno
se congelaría antes de que eso sucediera.
—Así que, ¿No tendrás una cita? —pregunta Holly.
—Algo así —respondo—. Así que, no habrá baile para mí.
Eric interrumpe—: En realidad, ninguno de nosotros en realidad tiene
una cita. Jack no la tiene, yo no la tengo, un par de otras personas
tampoco. Solo seremos nuestro grupo. Deberías venir. Sería divertido.
Página | 426 —Ya veremos —susurro.
Cuando llegamos a nuestros casilleros, Holly y Jack se van. Tan pronto
como se alejan, Eric gira hacia mí. —De verdad deberías venir al baile.
Con un poco de vacilación, digo—: Tal vez.
—Será divertido —dice, sonriéndome.
—Pensaré en ello.
Se mueve y me golpea suavemente con su cadera. —Vamos, sabes
que vas a ir. Tengo que tener al menos unos cuantos bailes contigo.
Esas palabras hacen que mi corazón caiga. —¿Quieres bailar
conmigo?
—Por supuesto —responde Eric—. Oí que eras una buena bailarina.
—Yo no diría eso —susurro, sonrojándome completamente—. Pensaré
en ello. ¿Cuándo tenemos que comprar las entradas?
—El viernes —responde Eric—. Qué te parece esto, te compraré una
entrada y será una invitación abierta. Puedes venir, puedes no venir,
depende de ti. Cenamos de antemano, así que te anotaré para que te
sientes en nuestra mesa.
Asiento con la cabeza. —Gracias, te haré saber lo que decida —El
segundo timbre suena y sonrío—. Te veo después Eric.
—Adiós Isabelle —responde, mientras me alejo.

Mi cabeza gira por el resto del día. Cuando llego a casa esa noche,
Jeremy no está, pero en realidad no pienso nada de ello. Me siento en mi
escritorio y suspiro. ¿Qué hago? ¿Voy? Estaré por mi cuenta en este. Sin
Jeremy para que me sostenga. ¿Estoy lista para eso? Vamos Isabelle, te
hiciste un tatuaje, puedes hacerlo. Tienes que aprender a ser
independiente de Jeremy. Asintiendo con mi cabeza, tomo mi teléfono
celular, y le escribo un mensaje de texto a Eric: Voy a ir.
La respuesta que obtengo es: ¡Excelente!
Unos minutos después, mi celular suena. —¿Hola? —respondo.
—Hola chica —se ríe Cassandra—. Los chicos salieron a jugar billar
está noche, dejándonos a nosotras para que nos las arregláramos por
nosotras mismas y me estaba preguntando si querías tener una noche de
chicas. Y por noche de chicas quiero decir mirar revistas de novias
conmigo.
—En realidad, me estaba preguntando si me harías un favor —digo
lentamente.
Página | 427 —¿Qué es? —trina Cassandra.
Tomando una respiración profunda, respondo—: Necesito encontrar
un vestido para ir al baile de invierno.
Hay una pausa. —¿Jeremy va a ir a un baile de escuela secundaria?
—No —la corrijo—. Solo mis amigos y yo, pero no sé ni siquiera lo
mínimo acerca de comprar un vestido.
—Ohhhh, vamos a tener una noche divertida. Conozco está
magnifica página web de ropa formal. Tendrás que pedirle dinero a
Jeremy. No tengo dinero extra ahora mismo.
Sonriendo, digo—: No creo que ese vaya a ser un problema.
—Está bien, bueno, compraré comida china y estaré allí en un rato.
¡Esto va a ser genial!
—Está bien, te veo pronto —respondo. Colgamos y rápidamente
marco el número de Jeremy.
—Hola nena —responde—. Salí con los chicos y Cassandra va a
llamarte.
Sacudo mi cabeza aunque él no puede verme. —Lo sé, ya hable con
ella. Tengo un favor que pedirte, uno grande.
—¿Qué es? —pregunta.
—Sé que ya has hecho un montón por mí, pero de verdad quiero ir al
baile de invierno y necesito un vestido, pero obviamente no tengo dinero
para eso.
Hay una pausa. —Sabes… lo siento… pero no me gustan esas cosas.
—Oh —chillo—. Lo sé. Vamos a ir todos como un grupo. No todos
tienen citas, especialmente Eric. Él es en realidad el que está
presionándome para ir, así que quiero lucir realmente bien, porque él
quiere bailar conmigo.
Un suave tarareo viene del teléfono. —Mmmm, ya veo. Bueno,
¿Cuándo vas a ir a comprar el vestido?
—Cassandra y yo vamos a mirar una página web hoy y elegiremos
algo.
—Está bien, si vas a mi armario. Hay una caja de piedra en el estante
superior debajo de mis suéteres. Dentro hay una de mis tarjetas de crédito.
Usa esa y consigue lo que quieras —declara Jeremy.
Levantándome y yendo hacia su cuarto, pregunto—: ¿Estás seguro?
—Positivo cariño, consigue lo que quieras. Quiero que esto sea
perfecto para ti.
El único pensamiento que viene a mi cabeza es: si tú fueras a ir sería
Página | 428 perfecto. Rápidamente sacudo mi cabeza, y me agradezco a mi misma
por no decir eso en voz alta. —Está bien, tengo la tarjeta de crédito.
—Bien, bueno es mi turno de tirar, así que tengo que irme, pero
probablemente te vea más tarde, a menos que los chicos y yo salgamos a
tomarnos algo. ¿Cuándo es el baile?
—En dos semanas a partir de mañana —respondo.
Jeremy contesta—: Entonces tienes suficiente tiempo. Está bien,
diviértete con Cassandra. No se metan en muchos problemas.
—Está bien.
—Adiós cariño.
Susurro—: Adiós —Y cuelgo el teléfono.

Cassandra aparece media hora después. Está cargando una bolsa


de revistas de novias en una mano y comida china en la otra. —Oh, esto es
pesado —dice.
Agarrando las bolsas, digo—: Déjame ayudar entonces.
—¡Oh! —dice Cassandra felizmente—. Mira el anillo.
Es hermoso, y digo justamente eso—: Es precioso.
—Lo sé. —Suspira en respuesta—. No puedo creer que me vaya a
casar, pero no podría estar más feliz.
—Kent es un buen chico —declaro seriamente—. Tendrás un
grandioso matrimonio.
Cassandra aplaude. Bueno, podemos seguir hablando, pero estoy
muriéndome de hambre, así que comamos.
Nos sentamos y comemos de inmediato. Empiezo a mirar las revistas y
a señalarle a Cassandra lo que me gusta. Parecemos estar de acuerdo en
muchos de los estilos y colores. Ella quiere un vestido muy simple. Después
de un par de horas de mirar cosas de matrimonio, decidimos mirar vestidos
formales.
El portátil de Jeremy está en su cuarto, así que voy y lo agarro. Nos
sentamos en mi cama y lo encendemos. Cassandra me mira. —¿No estás
un poco preocupada de que puedas encontrarte algo que no quieras
aquí?
—¿Cómo qué? —pregunto.
—Ugh, cosas que los chicos tienen en sus computadoras. Estoy
sorprendida de que Jeremy al ser tan reservado te permita usar esto.
No puedo evitar resoplar. —En realidad no hay nada que Jeremy y yo
Página | 429 no sepamos del otro. Ya no nos ocultamos cosas.
Lentamente, ella se gira y me mira. —Así que, ¿Sabes acerca de su
pasado? Como el misterio que es Jeremy, ¿lo sabes?
—Síp —articulo—. Pero nunca lo diré.
—No te estaba pidiendo que lo hicieras. Solo estoy sorprendida, eso es
todo. Es bueno que él finalmente tengo alguien con quien pueda
conectarse. Esto no quiere decir que haya algo sucediendo entre ustedes,
¿verdad? —pregunta Cassandra curiosamente.
Eso me hace mirar a un lado. —No hay nada sucediendo. Créeme, no
habrá nada sucediendo de nuevo. No si puedo evitarlo.
—Vaya, despacio, ¿de nuevo? ¿Qué quieres decir con de nuevo? —
dice Cassandra.
—Oh, nada, no importa —tartamudeo—. ¿Cuál es la página web?
Ella pone su mano sobre la mía. —No, escupe chica, ¿qué paso?
—No quiero hablar de eso —murmuro—. Todavía duele.
—¿Qué hizo ese idiota? —dice bruscamente Cassandra.
Vigorosamente, sacudo mi cabeza. —No hizo nada. No es algo que
hizo a propósito. Fue solo un error.
—Isabelle, suenas molesta. De verdad creo que deberías hablar de
ello.
Tomo una respiración profunda. —Hace unas semanas, Jeremy vino a
casa borracho. Estaba con otra chica en la salsa y los interrumpí
accidentalmente. Así que entré a mi habitación para darle privacidad.
Unos minutos después él estaba en mi puerta. Envió a la chica a casa,
porque, él dijo, su toque era vacío, o algo por el estilo. Preguntó si alguna
vez simplemente necesitaba el toque de alguien, alguien que importara.
Me enoje, porque obviamente eso nunca me había pasado. Lo siguiente
que supe fue que me estaba besando.
—Se habían besado antes, sin embargo —indico Cassandra.
—Umm, no con nuestras lenguas —replico—. Pasamos la noche juntos.
Prácticamente gritando, Cassandra grita—: ¡TUVIERON SEXO!
—¡No! —exclamo—. No, no, no. Creo que él quería, pero le dije que
necesitábamos detenernos. Quiero decir, teníamos toda la ropa puesta,
excepto por su camisa, lo cual, déjame decirte, hacía muy difícil que
mantuviera mi cabeza en orden. De todos modos, estábamos totalmente
vestidos pero no fue completamente inocente. No había experimentado
nada antes, así que es difícil describirlo.
—Está bien, pero obviamente él dijo algo estúpido para herir tus
Página | 430 sentimientos con respecto a eso.
Eso me hace chasquear la lengua. —No exactamente, es peor que
eso, él no lo recuerda.
Hay una pausa realmente larga. —Déjame adivinar, nunca le dijiste lo
que paso.
Lentamente, sacudo mi cabeza. —¿Qué le diría? Eso simplemente
haría las cosas extrañas.
—Isabelle, debes decirle.
—No —declaro duramente—. Él no necesita saberlo, pero me voy a
asegurar de que no suceda de nuevo.
Estamos en silencio por un minuto y entonces Cassandra pregunta—:
¿Esto fue antes de la noche en el club?
—Sí —susurro.
—Así que, la mirada en tu rostro cuando él fue y beso a esa chica,
¿fue por todo eso? —dice Cassandra suavemente.
Limpiándome una lágrima que ni siquiera sabía que estaba allí,
susurro—: Supongo.
—Te preocupas por él, ¿verdad? Como más que amigos.
Me muerdo el labio y entonces sacudo mi cabeza. —No, no, no es de
esa manera. Fue solo una estúpida noche.
—Mmmhmmmm —canturrea Cassandra—. Bueno, creo que deberías
decirle. No deberías aferrarte a esto. No es saludable.
—No —Me ahogo—. No puedo decirle. Él no puede saberlo.
Prométemelo, júrame, que no se lo dirás.
Suspirando, Cassandra asiente con su cabeza. —Está bien, lo
prometo.
—Preferiría que él no lo supiera, a que… se arrepienta —apenas
susurro.
—¿Qué pasa si no se arrepintiera? ¿Has pensado en eso? —pregunta
Cassandra.
El pensamiento nunca ha cruzado mi mente en realidad. —No creo
que siquiera haya registrado esa idea alguna vez.
—Dile —me insta Cassandra—. Él se preocupa mucho por ti. Nada lo
ha espantado aún. No creo que esto lo haga —Asiento lentamente—.
Respóndeme una pregunta.
—¿Qué? —pregunto.
Página | 431 —¿Qué tan frecuentemente piensas en ello?
Mi boca se abre, pero no puedo hablar. —No entiendo…
—Mantenlo para ti misma, pero quiero que pienses realmente acerca
de cómo te hace sentir cuando piensas en lo que sucedió. No su
respuesta, no lo que has pensado de más, sino que te hizo sentir. Creo que
te estás mintiendo a ti misma Isabelle —Cassandra suspira.
No parecen haber palabras después de eso. Solo nos sentamos en
silencio mirando la pared. Finalmente, murmuro—: ¿Cuál es la página
web?
—Aquí —dice Cassandra, tomando la computadora—. Déjame
mostrarte como se hace.
Vamos de vestido en vestido. Algunos de ellos son tan malos que nos
reímos hasta llorar, pero entonces es como una luz disparándose.
Encontramos el vestido. Exclamo—: ¡Oh, oh, oh, ese es!
—¡Es precioso! —Cassandra está de acuerdo.
Es un vestido largo purpura. La parte superior es un corsé cubierto de
cristales y la falda son unas delgadas capas que llegan hasta el piso. Es de
un profundo mármol, ricos purpuras y violetas. —¿Es demasiado?
—Es un baile formal ¿verdad? —pregunta Cassandra.
—Sí, hay una cena de antemano —le respondo.
Sonriendo, Cassandra dice:
—Entonces, este es el vestido.
Da clic en él y entonces mis ojos se agrandan.
—¡Querido Señor, ese vestido vale 600 dólares! ¡Jeremy me mataría!
—No, no lo haría.
Estoy a punto de discutir y luego me detengo.
—Sí, estas probablemente en lo cierto, pero él acaba de gastarse un
montón de dinero en un auto para mí.
—Sí —Cassandra está de acuerdo. —¿De dónde diablos saco en el
dinero para eso?
—Él es muy bueno ahorrando —le respondo—. Estamos haciendo
pagos. Aun así voy a llamarlo acerca del vestido. —Recogiendo mi
teléfono, marco su número. Suena y suena y luego oigo que responden.
Solo hay un montón de ruido de fondo. —¿Jeremy?
Hay algunas risas de fondo y luego—: Sí, ¿qué pasa?
—Umm, no es por molestarte, pero encontré un vestido.
Página | 432 —Ajá —él responde, mientras hay más risas.
Eso hace que me detenga porque es como que no me está
prestando atención.
—Y he sido secuestrada por extraterrestres.
Después de un arranque fuerte de ruido, Jeremy dice:
—¿Qué?
¿Por qué está esto exasperándome?
—Encontré un vestido —enfatizo.
—¿Un vestido? OH, sí, está bien... ¿por qué me llamas entonces? —
pregunta.
—Dios, no sabía que necesitaba una razón para llamarte —replico
con dureza, probablemente con demasiada dureza.
—Espera nena —lo oigo decir. Hay un montón de ruido de fondo y
entonces escucho silencio—. Ahora, ¿qué está pasando?
Casi haciendo pucheros contesto:
—No quise molestarte.
Jeremy se ríe.
—No me estás molestando. No podía oír y un millón de personas
estaban hablando a la vez.
—Oh —le digo en voz baja—. ¿Dónde estás?
—En un club de desnudistas —afirma Jeremy.
Casi dejando caer el teléfono, le grito:
—¿¡Estás en un club de desnudistas!?
Cassandra se endereza.
—¿¡Están DONDE!?
—Sí —dice Jeremy—. ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en eso?
—¿Qué quieres decir con ¿qué tiene eso de malo ? ¡Hay un millón de
cosas malas en ello!
Sacando de un tirón su teléfono celular, Cassandra sisea.
—Voy a matar a mi prometido.
—Uh oh —articulo—. Cassandra está llamando a Kent.
De repente, Jeremy exclama:
—¡No, no, no! ¡Detenla! ¡Estaba bromeando!
Agarro su mano.
—Estaba bromeando.
Página | 433
Ella me arrebata el teléfono.
—¡Eso no es divertido Jeremy! —Hay una pausa—. Sí, no pensé que
Kent lo haría, pero ¡no sé sobre ti y Josh! —Ella mira la pared—. No lo
encuentro gracioso. Bien. —Cassandra empuja el teléfono hacia mí.
Tomándolo, me río.
—Estas en un gran problema Jeremy.
—Sí, creo que sí, pero ¿qué necesitabas cariño? —Jeremy pregunta
amablemente.
Cariño, me gusta el sonido de eso. ¡Para Isabelle!
—Encontré un vestido, que es muy bonito y no me emociono sobre los
vestidos, no como con este.
—Pues bien, cómpralo —afirma Jeremy fácilmente.
—Hay un problema —murmuro.
—¿Qué es?
Mordiéndome el labio, le digo:
—Cuesta 600 dólares.
—¿¡Por un vestido!? —exclama Jeremy.
Con un profundo suspiro, respondo:
—Sí, está bien. Voy a encontrar algo más barato.
—No sabía que los vestidos cuestan tanto, pero si lo quieres, lo
entiendo, Isabelle. Sólo llegas a hacer esto una vez, bueno aparte del
baile de graduación.
—Esto es mucho más formal que la fiesta de graduación —le
respondo—. ¡Pero vale 600 dólares!
Jeremy se ríe.
—Hay un límite de gasto de 5 millones de dólares. No le des vueltas.
—¡JEREMY! —siseo—. ¡No se pueden decir cosas como esa!
—¿Por qué no? ¿Quién lo va a tomar en serio? Solo compra el vestido.
Apuesto a que es hermoso.
Suspirando feliz, digo:
—Lo es.
—Bueno, creo que será mejor vuelva al bar. Hay un grupo de chicas
alrededor y tengo que mantener a Josh bajo control, antes de que se
meta en problemas —afirma Jeremy.
Un grupo de chicas, oh, hmmmm.
Página | 434 —Está bien —le susurro—. Hasta luego.
—Adiós nena —Y cuelga.
—Jeremy cree que es muy divertido —gime Cassandra—. Casi me da
un ataque al corazón. Así que, ¿qué dijo?
Le entrego la tarjeta de crédito.
—Comprémoslo.
Unas horas más tarde, Cassandra se ha ido y yo tengo mi pijama
puesta. Estoy sentada en el sofá, hojeando una revista de bodas. Hay un
sonido de llaves y la puerta se abre.
—Hola —le digo, sin siquiera levantar la vista.
Jeremy viene detrás de mí, se inclina y me besa en la mejilla.
—¿Cómo estás cariño?
—Bien, ¿lo has pasado bien? —le pregunto, sin querer oír de las
chicas.
—Sí, hemos educado a esos chicos en el billar y luego fuimos a un bar
y sólo nos relajamos. —Jeremy se acerca y se deja caer a mi lado—. ¿Qué
estás haciendo?
Levantando la revista, le digo:
—Mirando esto.
—¿Planificando tu boda de ensueño? —Jeremy trina.
—No lo sé —murmuro—. Hay mucho aquí.
Se inclina y recoge otra de las revistas de novia.
—Esta cosa es como un libro. ¿Cuánto puede haber sobre bodas?
—Te sorprenderías de cuánto entra en bodas y otras cosas. Es loco. —
Jeremy simplemente sacude la cabeza y pasa las páginas de la revista. De
repente, va a una página.
Le digo—: Oye, detente.
—¿Qué? —Jeremy pregunta.
Tomo la revista de él.
—Eso es muy bonito.
—¿El anillo?
—No, la mano, SI, el anillo, tonto. Es hermoso.
—Lo es —Jeremy responde. Me siento y miro el anillo por un rato.
—¿Es eso es lo que quisieras cuando un hombre pida tu mano?
Burlándome, digo:
Página | 435
—Sí, si el tipo fuera un millonario. —Luego hay un profundo silencio—.
Eso no salió como quería —afirmo, cerrando los ojos.
—No me considero un millonario —Jeremy replica—. Así que no te
preocupes. —Puedes casarte con un rico anciano con una enfermedad
del corazón.
—Ewwww, Jeremy, eso es desagradable —me río.
Suspirando, le susurro—: No, no importa con lo que pida mi mano,
mientras que él me ame para siempre.
Jeremy se vuelve y me mira.
—No creo que le tomaría mucho a un hombre amarte para siempre.
Mis ojos se mueven hacia él.
—Eso es dulce.
—Mejor que pida mi permiso primero —articula Jeremy.
—¿En serio? —Me río—. ¿Por qué es eso?
Sus ojos obtienen un brillo en ellos.
—¿Por qué te parece?
Sacudo la cabeza y miro de nuevo la revista.
—Es lindo, sin embargo.
—¿Quieres una gran boda? —pregunta Jeremy.
—No tengo a nadie para invitar a una boda, por lo que sería un no —
contesto.
Él pone su brazo a mí alrededor.
—Para el momento en que te cases, tendrás montones de personas
para invitar. No te casaras mañana.
—Es cierto —Suspiro.
—Por lo tanto, una boda pequeña entonces —afirma Jeremy.
Mirando hacia él, le digo:
—No, una gran boda.
—¿En serio? —Él contesta, luciendo un poco sorprendido.
Eso me hace sonreír.
—Sorprendido, ¿eh?
—Un poco —responde Jeremy—. Dime.
—Quiero que sea en una iglesia grande, blanca, con hermosos
vitrales. Quiero cientos de flores, todas blancas. Tulipanes en el ramo.
Página | 436 Quiero que mis padrinos de boda utilicen esmoquin con cola. Mis damas
de honor estarán en elegantes vestidos largos hasta el piso. Quiero que
sean de cuento de hadas el vestido y las decoraciones. Quiero que sea
perfecto.
Hay una risa suave de parte de Jeremy.
—Nunca me hubiera imaginado nada de eso. Tendrás una boda
hermosa, y serás una impresionante novia.
—¿Estarás allí? —Susurro, poniendo mi cabeza en su hombro.
Hay una repentina tensión en sus músculos, pero rápidamente
desaparece.
—Por supuesto, estaré donde quieras que esté.
Estamos justo en silencio durante un rato. Finalmente, le digo:
—Debería ir a dormir. Es tarde y estoy cansada.
—¿Quieres un poco de compañía? —susurra Jeremy.
Vuelvo la cara hacia él.
—¿Vas a tener pesadillas esta noche?
—Tal vez —murmura en respuesta, con una sonrisa.
—Mmmhmmm, lo apuesto —replico—. Sí, vamos semental. Prepárate
para ir a la cama.
Jeremy sonríe y se inclina para darme un beso en la nariz.

Las siguientes dos semanas son un poco raras. Todas las chicas hablan
sin parar sobre el baile.
Me preguntan cómo luce mi vestido, y les digo que ya lo verán.
Quiero que sea un tipo de sorpresa para Eric. Él compra mi boleto y sigue
mencionando que tenemos que bailar juntos. Le digo a Jack que él va a
conducir mi auto, porque no creo que mi vestido sirva para eso. Eso
parece mejorar su semana.
Luego viene el sábado del baile. Me despierto con un impresionante
estado de ánimo. Prácticamente salto, voy a la cocina a hacer café. Estoy
gratamente sorprendida al encontrar a Jeremy allí.
—¿Sabes qué día es hoy? —chillo.
—¿Cómo podría olvidarlo? —dice Jeremy—. ¿A qué hora te recoge
Cassandra?
—A la una —le respondo—. ¿Qué pasa?
Jeremy me mira y realmente no da una expresión facial.
Página | 437 —Nada está mal.
—Está bien —articulo vacilante—. ¿Vas a venir a verme antes de que
vayamos al baile? Por supuesto que sí, pregunta estúpida.
—No, en realidad no. Tengo una cita.
Mi corazón no podía caer más allá en mi estómago.
—Oh —chillo—. Está bien, bueno, entonces...
—Sácate una foto y envíamela —dice.
Me doy vuelta y miro hacia otro lado. No quiero que él vea las
lágrimas en mis ojos.
—Por supuesto.
Sólo hay silencio durante un minuto.
—No me necesitas allí de todos modos. Esto es una cosa de chicas y
tendrás a Cassandra.
—Sí, por supuesto, espero que te diviertas en tu cita. —Me quedo allí
por unos segundos y luego salgo.
—¿A dónde vas ? —grita Jeremy.
Sin dar la vuelta le digo:
—A la ducha.
Por supuesto, lloro desconsolada en la ducha. No debería estar tan
afectada por él no estando allí. El agua caliente me calma y la dejó caer
sobre mí. Después entro en mi habitación y permanezco allí. Jeremy llama
a mi puerta después y pregunta:
—¿Estás bien?
—Sí —le respondo—. Sólo hago cosas de chicas.
—Está bien —suspira. Cuando la una llega, por fin dejo mi habitación.
Jeremy está de pie en la sala de estar.
—¿Tienes todo?
—Cassandra lo tiene todo —le susurro. Hicimos que enviaran el vestido
a su casa. De esa manera nada le pasaría. Mi armario aquí no es lo
suficientemente grande.
—Aquí —dice Jeremy, estirando su mano—. Esto es para ti.
Me acerco y la tomo. Se trata de una tarjeta de crédito.
—¿Para qué es esto?
—Es una tarjeta de crédito prepaga, desde que tuviste tal infarto
acerca de tener una tarjeta de débito para mi cuenta. Es así como
tendrás dinero. Puedes sacar dinero en efectivo de ella o usarla como
Página | 438 tarjeta de crédito. Hay 500 dólares en ella. Por lo tanto, puedes pagar para
que te arreglen el cabello y esas cosas con esto.
—Gracias —murmuro.
Él se acerca y pone sus manos en mis brazos.
—¿Qué está mal?
Forzando una sonrisa en mi cara, respondo:
—Nada. Sólo nerviosa, supongo. No he hecho esto antes.
—Estarás hermosa —Jeremy me tranquiliza—. Y tendrás mucha la
diversión.
—Lo sé —murmuro, asintiendo con la cabeza—. Diviértete en tu cita
¿de acuerdo?
Jeremy asiente.
—Lo haré.
—¿Puedo preguntar en dónde conociste a esta chica? —le
pregunto—. No has dicho nada.
—La última noche en que los chicos y yo salimos —responde—. No te
dije nada porque realmente no era nada.
Mi pecho se aprieta y quiero vomitar.
—Bueno, será agradable. No has tenido una cita en mucho tiempo.
Tal vez puedas llenar esa cuota de besos.
Hay una mirada casi triste en los ojos de Jeremy.
—Sí, quizás.
De repente, hay un golpe en la puerta. Nos quedamos ahí por un
segundo y entonces me muevo para ir a abrirla. Cassandra está del otro
lado.
—¿Estás lista? ¡Probablemente estoy más emocionada por esto que
tú!
Eso me hace reír:
—Probablemente.
—Isabelle —Jeremy dice—. Tengo algo para ti.
Me doy la vuelta.
—¿Qué es? —Me doy la vuelta.
—Espera un segundo —me pide. Vemos que va a su cuarto.
Cassandra levanta sus cejas hacia mí. Me encojo de hombros. Jeremy
viene caminando de vuelta unos segundos más tarde, con una bolsa de
ropa. —Esto es para ti. Va a ser una noche fría.
Página | 439 —Qué es —Enarco mis cejas.
—Ábrelo más tarde —Jeremy responde—. Prométeme, que no lo
abrirás hasta después.
—Está bien, lo prometo —le digo.
Cassandra señala a la puerta.
—Deberíamos irnos Isabelle. Tu cita para el cabello es a las 1:30.
—Muy bien —Suspiro. Volviéndome hacia Jeremy, sonrío—. Nos vemos
más tarde. Permanece alejado de los problemas.
—Nunca —Sonríe él.
Me pongo de puntillas y lo beso suavemente en la mejilla. Jeremy me
agarra rápidamente en sus brazos y me abraza con fuerza. Devuelvo el
afecto. Cuando me alejo, susurra:
—Diviértete.
Asiento con la cabeza. Con eso, Cassandra y yo nos vamos. Vamos a
donde Debbie para organizar mi cabello. Mientras, ella está
escandalizándose con mi cabello, Cassandra aplaude.
—Tengo una sorpresa para ti.
—¿Qué es? —le pregunto.
Ella agarra su bolso y busca dentro. Miro en confusión. De repente,
ella saca un clip hermoso de flores.
—Esto va muy bien con tu vestido. Ya lo comprobé.
—Eso va a ser perfecto —dice Debbie—. Voy a ponerlo de lado, justo
aquí.
—Gracias Cassandra —Rio alegremente—. ¡Es perfecto!
Una hora y media más tarde, mi cabello y maquillaje están listos.
Cuando miro en el espejo, se me llenan los ojos de lágrimas.
—No puedo creer que soy yo.
—No te atrevas a empezar a llorar —me ordena Debbie—. No puedes
tener tu maquillaje corriéndose.
Rápidamente, me tomo un respiro y asiento.
—Muchas gracias Debbie.
—No hay problema —responde ella—. Ten un montón de diversión.
—Lo haré, ¡gracias! —exclamo, mientras nos vamos.
Es un poco angustiante ponerme el vestido. Cassandra ata el corsé en
la espalda. Me siento como si pudiera vomitar de estar tan nerviosa. Por
último, estoy completamente vestida y me miro en el espejo. No puedo
Página | 440 dejar de jadear.
—Estoy muy bonita.
—Estas magnífica —chilla Cassandra detrás mío—. Tenemos que
tomar una foto y enviársela a Jeremy.
—No quiero molestarlo —le digo—. Él puede ver las fotos más tarde.
Cassandra se queda mirándome.
—¿En serio ?
—Él va a salir en una cita. Tal vez ya está en ella —le respondo—. No
quiero interrumpirlo.
Dándome una mirada burlona, Cassandra pregunta:
—¿Jeremy tiene una cita esta noche? ¿Ahí es donde está?
—Sí, está bien. Todo esto sería aburrido para él. —Tengo que mirar
para otro lado.
—¿Estás segura de que estas bien con eso?
—Sí —insisto—. Tenemos que bajar las escaleras. Jack llegará en
cualquier minuto.
Y unos minutos más tarde, aparece en la puerta.
—Awww —Rio. —Te ves muy guapo en tu esmoquin.
Jack tira del cuello.
—Estas cosas son muy incómodas, pero te ves increíble Isabelle.
Realmente lo haces. Oh —chilla—. Esto es para ti. —Él empuja hacia
adelante una caja.
Dentro hay un ramillete.
—¿Para qué es esto? —Lo miro.
—Mi madre pensó que era una buena idea. Ella sabía que
técnicamente no estamos saliendo juntos, pero pensó que deberías tener
un ramillete. Yo pensé que era un gesto dulce —responde.
—Gracias —le digo. Cassandra lo saca de la caja y lo coloca en mi
muñeca—. Bueno, ¿estás listo? —le pregunto a Jack.
—Sí. —Él asiente.
—¡Espera Isabelle! —grita Cassandra—. El regalo de Jeremy.
—Oh, sí —le digo, girando hacia la bolsa de ropa—. Casi me olvidé. —
Camino hacia él y deslizo la cremallera abriéndola—. Oh, Dios mío —
Susurro. En el interior hay una preciosa chaqueta de piloto.
Cassandra lo saca de la bolsa."
Página | 441 —Esto es parte cachemira. Wow, es hermosa.
—No puedo creer que recordara que quería uno. —Pongo mi mano
en el pecho.
—Bueno, mejor te lo pones y te vas. La cena empieza pronto —me
insta Cassandra.
Me lo pongo y se siente como el cielo. —Está bien, ustedes dos
manténganse fuera de problemas.
—¿Qué hay de divertido en eso? —Jack ríe. Cassandra sólo pone los
ojos en blanco y nos indica la puerta.
Jack tiene un poco demasiada diversión conduciendo mi auto.
Cuando llegamos al hotel, él es un caballero y me abre la puerta.
—Gracias —me río.
Él sólo sonríe y me da su brazo.
—Vamos mi señora. —Nos reímos y entramos al hotel. Es muy
extravagante y Jack y yo solo miramos alrededor por un minuto.
El guardarropa está a la derecha cuando caminamos y le
entregamos nuestras cosas. Pocos minutos más tarde, nos encontramos
con nuestros compañeros que esperaban en el gran pasillo. Nos lleva un
tiempo, mientras que decimos hola a todos. Por supuesto, me mantengo
buscando a Eric. Finalmente, llegamos al pequeño grupo. Veo a Eric y
sonrió. Sus ojos parecen iluminarse y hace que me sonroje.
Me acerco a él.
—Te ves muy guapo —le digo, sonriendo.
—Te ves deslumbrante —responde.
De repente, veo un brazo a través del suyo.
—Sí, veo que te vestiste muy bien. —En un instante mi mundo se viene
abajo. Sonya está de pie allí.
—¿Dónde está Jeremy?
—No está aquí —le susurro en estado de shock.
Sonya pone su mano sobre Eric.
—Mi cita fallo y Eric fue lo suficientemente agradable para traerme.
—Bueno, yo... —él empieza, mirándome.
—Eso es amable de tu parte —Me ahogo.
—Él es dulce, ¿verdad? —Sonya suspira, mirándome directamente a
los ojos.
Mi corazón está en mi estómago y siento como que me quiero morir.
Página | 442
Capítulo 24
Eric me mira y dice:
Página | 443
—Sólo la traje…
—Lo sé, eres tan dulce —se ríe Sonya.
No puedo respirar. No puedo respirar. Voy a vomitar y no puedo
respirar.
De repente escucho:
—Lo siento, llego tarde.
Con mi pecho inflamado, mi mundo comienza a girar de nuevo. Me
vuelvo para encontrar a Jeremy de pie junto a mí. Mi corazón estalla y
salto a sus brazos. Me jala dentro del abrazo más apretado que me ha
dado.
Finalmente, me alejo y susurro:
—Estás aquí. ¿Qué hay de...?
—Estoy donde se supone que esté —responde, acariciando mi cara
con sus dedos. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, y Jeremy
murmura:
—No, no, no, no llores.
—Son lágrimas de felicidad —susurro en voz baja.
Se inclina y me besa suavemente, y entonces respira.
—Esas tampoco.
—No pensamos que fueras a venir —dice Jack.
—Bueno, en realidad, llego tarde —dice en respuesta—. Tuve que
correr y conseguir el regalo de Isabelle.
Mirándolo con curiosidad, digo:
—¿Mi regalo? Ya me lo diste.
—No, no ése regalo, éste regalo. —Mete la mano en su bolsillo interior
y saca un collar—. La caja no cabría en mi chaqueta, así que lo siento por
que le falta eso.
Es un MUY brillante collar.
—Es hermoso.
Se pone detrás de mí y lo coloca en mi cuello.
—Es una reliquia de familia.
Eso hace mi corazón caer.
—Jeremy, no deberías.
—Es donde debe estar —declara en mi oído.
—Es bonito para una zirconita cúbica —replica sarcásticamente
Página | 444 Sonya. Suspirando, Jeremy dice:

—No, lo siento, es real.


—¡¿Qué?! —todos jadeamos a la vez.
Sonya comienza a tartamudear.
—Si eso es real, vale como…
—Alrededor de treinta y cinco mil dólares, sí, lo sé —afirma Jeremy
con una enorme sonrisa—. Lo tengo asegurado. —Sólo hay estupefacto
silencio mientras lo vemos.
Finalmente murmuro:
—Uhmm, creo que has perdido la cabeza.
—Nunca lo he tenido más claro —responde—. Ella querría que lo
tuvieras.
—Amigo, eso es impresionante —dice Jack—. Necesito una novia
como tú. —Eso me hace reír—. En lo personal, quiero saber dónde
alquilaste tu esmoquin.
Es entonces cuando realmente veo a Jeremy. Oh Dios, querido Señor
ten misericordia de mí. Está vestido con un esmoquin negro. Todo es negro
sobre negro, y la forma se ajusta... a su perfecto cuerpo. Muy bien, tengo
que comprobar si estoy babeando. Levanto la vista hacia él y se da
cuenta de mi expresión facial, la cual le hace sonreír ampliamente.
—No lo renté. Es mío.
—¿Eres dueño de un esmoquin? —pregunta Eric.
—Sí —responde Jeremy—. He ido a bailes antes y estaba cansado de
rentar. Cada hombre debería poseer un esmoquin. —Asiente y dice— Si no
les importa me voy a robar a Isabelle por un minuto. Tal vez encuentre un
pequeño rincón para apreciarla en él.
Mi mandíbula cae.
—¡Jeremy!
—Estoy bromeando —se acerca—, ¿o lo haré? —Con eso, toma mi
mano y me aleja.
Cuando llegamos a un pasillo, digo sin aliento:
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Decidí que necesitaba estar contigo. Nunca he ido a un baile de
escuela. ¿No me quieres aquí?
—No, no, no, gracias, ¡gracias! ¡Eric trajo a Sonya! —chillo.
Jeremy tiene una apariencia de shock en su cara.
Página | 445 —¿Él hizo qué?
—Es horrible, pero nada de eso importa —digo—. Estás aquí. ¡Estoy tan
feliz!
—Quería traer una sonrisa a tu cara —dice—. No estaba seguro de si
me querrías aquí.
Salto y envuelvo mis brazos a su alrededor.
—No, te amo, por supuesto que te quiero aquí. —Y mientras las
palabras salen de mi boca, mi cuerpo entero se tensa. Me alejo de él y lo
miro. Tiene el aspecto más reflexivo en su rostro. Apenas susurro— Quiero
decir, te amo... como en, eres mi mejor amigo... —Mi boca de repente
deja de funcionar—. Quiero decir...
Subiendo su dedo, Jeremy lo pone sobre mis labios.
—Shhh, te amo también.
—Como tu mejor amiga —susurro—, así como yo te amo como mi
mejor amigo.
Hay ahí una mirada pensativa de nuevo.
—Sí, te amo porque eres mi mejor amiga.
Con un gesto de alivio, suspiro.
—Muy bien, nunca le había dicho a nadie que lo amo. A mi mamá
cuando era pequeña, pero eso se detuvo tan pronto como me di cuenta
de que no le importaba.
—Puedes decir te amo cuando quieras —contesta—. Es bueno
escucharlo.
—Lo mismo va para ti —replico.
Sonríe y se inclina para besar mi frente.
—Te amo.
—Gracias por venir —digo—. Esto significa mucho.
Apartándose sonríe.
—Sabes que luces exquisita esta noche, más allá de hermosa.
Me doy una vuelta.
—¿Te gusta el vestido?
—Sí, es muy bonito —ríe—. Vale totalmente el dinero. No me enviaste
una foto por lo cual en realidad estoy molesto.
Eso me hace detener.
—Hablando de eso, pensé que estabas en una cita esta noche.
Página | 446 Frunce el ceño.
—Bien, tal vez mentí acerca de eso.
Mi mano retrocede y lo golpeo en el brazo.
—¡Se suponía que no nos mentiríamos el uno al otro!
—Fue una pequeña mentira blanca, pero lo prometo, nunca mentiré
de nuevo, después de este momento.
—Más te vale que no —chasqueo juguetonamente, empujando su
pecho con mi dedo—. Tengo que decir, eres probablemente el chico más
caliente de aquí esta noche.
Con un brillo en sus ojos, bromea:
—Sí, lo sé.
—Vamos semental —río, tirando de su mano—. La cena comenzará
pronto. ¡Espera! No tienes boleto.
—Te sorprenderá con lo que puedes sobornar a la gente estos días.
Confía en mí, no fue difícil conseguir un asiento en tu mesa.
—Entonces vamos a buscar a mis amigos —digo—. Tal vez Sonya haya
sido atropellada por un camión.
Riendo, Jeremy comenta:
—¿Un camión en el centro del caro hotel o alguien la empujó fuera
de la acera?
—Lo que sea que prefieras —respondo—. Vamos, no queremos ser los
últimos ahí.
Envuelve su brazo alrededor de mi cintura mientras caminamos.
—¿Por qué? Seremos la pareja más caliente en pasar a través de esas
puertas.
—Aww —suspiro—. Eso es dulce. —Me jala cerca y caminamos de
regreso al comedor.
Todo mundo ha comenzado a entrar. Jeremy y yo nos movemos
casualmente hacia la puerta y me detengo a ver las mesas. Finalmente
detecto a Jack y Eric. Tomando la mano de Jeremy, lo jalo a través de las
mesas.
—Hola, chicos —digo finalmente cuando lleguemos allí.
Jack grita:
—¡Oye! ¡Ahí estás!
Veo a Jeremy sacar una silla para mí, sonrío y me siento. Empuja con
gracia mi silla mientras lo hago. Eso me hace querer reír. Tomando el
Página | 447 asiento de al lado, Jeremy me guiña. Compartimos una sonrisa y luego
miro hacia mis amigos. Eric me está viendo y encuentro sus ojos. Luce
como si fuera a decir algo cuando veo a mi archienemiga parada detrás
de él. Sonya se sienta en la silla junto a Eric.
—Buenas noticias, me puedo sentar aquí.
—¿Esas son buenas noticias? —me susurra Jeremy en voz baja.
Resoplo y cubro mi boca, para que nadie vea mi sonrisa. Se inclina y me
besa en el cuello—. Hueles bien.
—Gracias —murmuro. Se acerca y toma mi mano debajo de la mesa,
y la jala hacia su regazo. Apretamos juntos nuestros dedos. Mis ojos se
levantan y Sonya está viendo nuestros brazos.
—¿Qué? —pregunto.
—Nada, sólo estaba viendo la colocación de tu mano —replica.
Eso me hace explotar en histeria.
—Sí, Sonya, le estoy demostrando a Jeremy lo feliz que estoy de que
haya venido “por debajo de la mesa”. Tal vez tú hagas eso, pero yo no.
La mesa completa empieza a reír. Jeremy se inclina sobre mí.
—Estoy dispuesto si tú lo estás.
—Pervertido —chasqueo tratando de no reír. Me inclino más hacia él y
susurro—, Recuerda, sé cómo avergonzarte.
Encuentra mi mirada.
—Oh, te reto doblemente.
—Apuesto a que lo harías —bromeo mirándolo juguetonamente.
Comenzamos a reír y tenemos que apartar la vista de todos.
—¿Qué es tan gracioso? —chasquea Sonya.
Sacudo la cabeza y suspiro.
—Nada. Chiste interno.
Todo el mundo está sentado: son Eric, después Satán, Holly, su cita
Greg, Jack, Jeremy, yo, y Ashley. Me gusta que esté sentada junto a
Ashley. Nos reímos y hablamos acerca de los vestidos que la gente está
usando. Jack y Jeremy se sientan ahí y hablan de autos.
Unos minutos antes de que la cena sea servida, me inclino hacia
Jeremy.
—Voy a ir a lavarme las manos antes de comer.
—Muy bien —responde. Me pongo de pie y se levanta junto conmigo.
Sonya se ríe.
—¿Qué, no puedes ir al baño por su cuenta?
Página | 448
—No, estricta etiqueta, un hombre siempre se levanta cuando una
dama deja o vuelve a la mesa —responde Jeremy.
—He visto eso en las películas —suspira Ashley—. Eso es tan romántico.
Jeremy se inclina y me besa en la mejilla.
—No te metas en problemas.
—Regresaré rápido —me río. El hotel es precioso y en cierto modo
quedo impactada por su belleza. Cuando salgo del baño, me topo con
Sonya. Ugh, dispárame.
—Bien, ¿no es Jeremy un gran partido? —comenta maliciosamente.
Cruzando los brazos, digo:
—Es la persona más amable que conozco y lo amo por eso.
—Yo también lo amaría si me diera un auto y un collar más caro que
dicho auto.
—Nada de eso me importa —respondo—. Esto podría ser vidrio y
significaría lo mismo.
Prácticamente gruñendo, pregunta—: ¿De dónde sacó todo este
dinero de todos modos? ¿Maneja drogas?
—Sí —gruño sarcásticamente—. Es un señor de la droga. ¿Alguien te
ha dicho, que eres una idiota?
Su mandíbula se cae.
—¡¿Cómo te atreves?!
—Voy a volver a mi agradable y para babear, cita caliente —susurro
mientras camino por delante de ella.
—Sí, pero apuesto que te molesta que estoy aquí con Eric —dice
detrás de mí.
Simplemente sigo caminando, a pesar de que quiero cortarla en
pedazos. Cuando vuelvo a la mesa, Jeremy se pone de pie, y el resto de
los chicos lo imitan. Saca la silla para mí.
—Gracias —digo.
Mientras nos sentamos, se inclina hacia mí.
—¿Estás bien? Sonya se levantó y yo iba a ir detrás de ti, pero me
pareció que era un poco obvio.
—Estoy bien —susurro en respuesta.
Resopla.
—Se levantó para dejar la mesa y parte de mí no quería levantarse. Si
hubiera hecho un lío de eso yo diría que sería útil si ella fuera una dama.
Página | 449 Eso me hace reír y replico:
—Eres horrible.
—Lo sé —murmura antes de sentarse.
Sonya vuelve un poco más tarde, y se puede decir que Jeremy a
regañadientes se pone de pie. La cena es exquisita y muy agradable.
Todos hablamos y reímos. Es muy divertido. Jeremy es el centro de
atención y mantiene la conversación todo el tiempo. Sostiene mucho mi
mano. Eso en realidad me hace parar y pausar un poco. Por alguna razón,
se siente un poco diferente.
Cuando nos sentamos después de comer, se pone silencioso por un
segundo. Sonya, obviamente, tiene que hablar.
—No puedo esperar por la fiesta de después —suspira.
—¿Fiesta de después? —pregunta Jeremy.
—Sí —responde Sonya—. Mi papá nos consiguió una habitación de
hotel.
Alzando las cejas, Jeremy dice:
—¡Qué agradable!
—Sí —añade arrogantemente—, sin padres, será impresionante. —
Tanto Jeremy como yo comenzamos a reír y tengo que mirar hacia otro
lado—. ¿Qué? —dice enojada.
Con una enorme sonrisa, Jeremy contesta:
—Nada, sólo que es lindo… nosotros NUNCA tenemos que
preocuparnos por los padres, tenemos mi departamento, con dos amplios
dormitorios, una sala de estar, comedor, cocina y... el baño. Un montón de
espacio para ponerse travieso, pero… —se vuelve hacia mí—, si quieres
conseguir una habitación de hotel, yo digo que tomaremos la suite de luna
de miel.
—Pero cariño, no trajimos un cambio de ropa —respondo.
—No veo por qué eso sería un problema —dice.
Estallo en risas.
—Ya quisieras.
—Siempre —remarca. Nos sentamos y nos miramos el uno al otro
durante un minuto.
—Ese no es el punto —replica Sonya—. Todos nos estamos quedando
en la habitación juntos, Eric incluido.
Jeremy se ríe de nuevo, y me mira.
—Isabelle, ¿te gustaría quedarte a dormir?
Página | 450 —Dado que vivimos juntos, digo que eso es un hecho —afirmo—. Así
que ¿en la cama de quién esta vez, la tuya o la mía?
Hay un repentino silencio ensordecedor en la mesa.
—¿Viven juntos? —pregunta Sonya.
—Mmhmm —responde Jeremy—. ¿Por qué? ¿Es eso un problema?
—No, estoy celoso. Me encantaría vivir lejos de mis padres —dice
Jack.
Ashley interviene:
—Yo también.
—Así que... ¿duermen en la misma cama? —pregunta Eric
mirándome.
Abro la boca y luego respondo:
—A veces, tengo pesadillas y es realmente muy reconfortante tener a
alguien a tu lado.
—Totalmente nada sexual en absoluto —interviene Jeremy—. Bueno,
tal vez en mis sueños.
—¡Jeremy! —siseo. Sonríe. Pongo los ojos en blanco y se inclina para
besarme en la mejilla.
Sonya nos mira fijamente.
—Entonces, ¿por qué viven juntos?
—Porque ella es la mejor compañera de habitación del planeta —
responde Jeremy—. Cocina como una experta. Entonces bebé, ¿rentar
una habitación de hotel o no rentar una habitación de hotel?
—Tienen servicio a la habitación —señalo.
Jeremy levanta su dedo.
—Puedo llevarte el desayuno a la cama.
Mi cabeza se vuelve y lo veo.
—¿Vas a cocinar? ¿Debería escribir mi testamento primero?
—Puede ser cereal y café, pero yo te los llevaré a la cama —dice.
—Aww, eso es dulce —digo—. No, preferiría dormir en mi propia cama
esta noche.
—Yo también preferiría dormir en tu cama esta noche —contesta.
Estrecho mis ojos.
—Dormirás en tu propia cama esta noche.
—Ya veremos —suspira.
Página | 451
Todo el mundo empieza a hablar de lo que harían si vivieran por su
cuenta. Es en realidad muy gracioso.
Finalmente, es la parte de baile de la noche. Todos caminamos al
salón, conmigo del brazo de Jeremy. La habitación tiene candelabros
gigantes y pisos de mármol. Sería como un cuento de hadas, pero hay un
DJ instalado en la esquina. Algo así quita los efectos. Nos congregamos en
la esquina y estamos allí como lo hacen los adolescentes incómodos.
Aunque no Jeremy, él luce totalmente como si estuviera en casa.
Charlamos por un rato y entonces el DJ comienza a tocar música.
Bien, nunca había estado en un baile antes, pero no hay nadie
bailando en realidad. Jeremy me ve observando la pista de baile, y sonríe.
—Vamos. —Agarra mis manos y empieza a tirar de mí.
—No, no, no —jadeo—. ¡No hay nadie más ahí!
—No hay nada como comenzar la fiesta —bromea en respuesta.
Riendo, trato de retroceder.
—¡Jeremy! —Es obviamente mucho más fuerte que yo y en vez de
hacer un espectáculo lo sigo hacia allí. Me da vueltas y luego me tira
contra él.
—Nada escandaloso —susurra y luego sonríe—, todavía. —Me río y
sacudo la cabeza—. Lo mantendremos agradable y simple, hasta que
haya otras personas aquí y entonces esté encendido.
—¿Vas a avergonzarme? —pregunto.
—Tal vez... sólo un poco —responde. Me hace girar hacia fuera y
viceversa. Yo sólo río. Literalmente bailamos dos canciones antes de que la
gente entre a la pista de baile. Eso lo hace sentir un poco menos
incómodo. Cuando hay una buena cantidad por aquí con nosotros,
finalmente me relajo. Es como si Jeremy y yo estuviéramos en nuestro
propio pequeño mundo. Nos reímos un montón.
Después de un rato, jadeo.
—Necesitamos parar. Me estoy muriendo de sed.
—Está bien —responde agarrando mi mano. Me jala contra él y
caminamos hacia las bebidas. Jack y todo el mundo están de pie ahí.
Jack sonríe.
—Ustedes chicos están realmente desquitándose ahí.
—Le debía muchos bailes —responde Jeremy—. No hemos terminado
todavía.
—Necesitaba respirar y tomar algo —digo, agarrando un poco de
Página | 452 agua.
Eric dice:
—Te veías bien ahí afuera.
—Gracias —digo.
—Eric me ha prometido muchos bailes —afirma Sonya sujetándose de
su brazo. La mirada que le da Eric no tiene precio. Trato de no reírme.
Ashley suspira.
—Desearía haber traído una cita.
Jeremy me mira y asiento. Extiende su mano.
—Entonces permíteme llevarte a dar una vuelta.
—¿En serio? —canturrea mirándome. Asiento con entusiasmo. Toma su
mano y salen a bailar.
—Ella podría haberme invitado a bailar —se queja Jack.
—¿Por qué Jack, quieres bailar? —pregunto.
Sonríe ampliamente.
—Porque sí quiero.
—Entonces vamos a bailar —declaro, extendiendo mi mano esta vez.
Salimos a la pista de baile, y no es tan bueno como bailarín, pero
sigue siendo divertido. Todos se juntan en un grupo, y es un montón de
locura. Mantengo un ojo en Eric, pero se encuentra en la periferia con la
gente. Sonya lo arrastra por algunos bailes, pero por alguna razón no
parece tan divertido. Nuestros ojos se encuentran un par de veces. Jeremy
de repente me jala hacia un lado y contra él.
—Te quiero para mí mismo.
—¿Te estás divirtiendo? —pregunto. Una canción de amor empieza
así que reducimos la velocidad.
—Es grandioso —responde—. ¿Te lo estás pasando bien?
Asiento y sonrío.
—Oh, sí.
—Bien —susurra. Me jala realmente cerca y nos balanceamos al ritmo
de la música—. Te ves hermosa esta noche.
—Gracias —digo mirándolo. Bailamos lentamente y nos vemos el uno
al otro. Finalmente entrecierro los ojos—. Esta es una horrible canción de
amor cliché de baile de escuela.
Asintiendo responde:
Página | 453 —Lo es. —Coloca mis brazos alrededor de su cuello, y me jala
apretado contra él. Bajando la mirada dice:
—Creo que ésta debería ser nuestra canción.
Eso me hace reír.
—Oh, ¿en serio? ¿Por qué deberíamos tener una canción?
—Oh vamos —susurra—. ¿Qué seríamos sin una canción?
—Entonces, ¿necesitamos una horrible canción de amor cliché para
ser mejores amigos?
Sólo me mira a los ojos.
—¿No quieres una canción de amor conmigo?
Mi respiración se queda atrapada en mi garganta.
—Sí, esta puede ser nuestra canción.
—Bien, entonces cada vez que la escuche, pensaré en ti —murmura—
. Yo siempre pienso en ti. —Bailamos lentamente, sin apartar los ojos el uno
del otro.
—Tú significas el mundo para mí. ¿Sabes eso cierto?
Susurrando digo:
—Me siento de la misma manera. —Me mira por un segundo, luego
lentamente comienza a bajar su cabeza. Cierro los ojos y levanto la mía.
De repente, escuchamos:
—¿Podemos interrumpir?
Es como un chorro de aire frío. Siento a Jeremy retirarse y ver a un
lado. Sonya y Eric están parados ahí.
—¿Qué? —apenas exhalo.
—Queríamos saber si podríamos interrumpir —dice Eric en voz baja.
Jeremy se tensa y se aleja de mí.
—Sí, puedes bailar con Isabelle. Tengo que ir al baño.
Sonya tiene una mirada horrorizada en su rostro.
—¿No vas a bailar conmigo?
Con una expresión muy seria, Jeremy responde:
—No.
Mira a Eric.
—Trátala con suavidad, o tendrás que responder ante mí. —Los ojos
de Eric se amplían. Trato de no reír—. Estoy bromeando Eric —dice Jeremy.
Antes de irse, me mira. Nos vemos el uno al otro. Quiero decir quédate
Página | 454 pero sé que no debería. Quiero bailar con Eric, ¿cierto? Jeremy finalmente
se da vuelta y se aleja. Me dirijo a Eric y sonrío incómodamente. Extiende su
mano. La tomo y me jala hacia él. Empezamos a bailar, lo que parece
cabrear a Sonya.
—Supongo que puedes tenerlo para un baile —comenta
maliciosamente.
—¿De qué estás hablando? —Casi dice con molestia Eric—. ¿Qué te
pasa esta noche Sonya?
Me mira y gruñe:
—Nada. —Yo sólo levanto mis cejas. En un arrebato, se gira y se aleja.
Mi mirada vuelve hacia Eric. Me da la mirada más perpleja.
—NO tengo idea de se le ha metido. Está actuando muy raro.
Bailamos lentamente. Finalmente susurro:
—Está tratando de llegar a mí.
—¿Qué? ¿A qué te refieres? —pregunta.
—Sonya me odia y trata de atormentarme en cualquier oportunidad
que tiene. Es implacable.
Eric me da una mirada de preocupación.
—¿Es ella la que te molesta todo el tiempo? —Asiento—. No sé cuál es
su problema esta noche. ¿Por qué está toda sobre mí, entonces? Es casi
irreal.
—Lo está haciendo para molestarme —murmuro, apartando la
mirada de él.
—¿Por qué el estar toda sobre mí molestarte? —pregunta. Después de
un momento de vacilación, lo veo a los ojos. Se toma un segundo y
después es una epifanía—. ¡Oooohhhhh! —mis mejillas se prenden en
llamas, y no puedo ni siquiera mirarlo—. Isabelle —dice Eric en voz baja—.
¿Quieres salir en una cita conmigo?
Asiento.
—Sí, pero no es nada de lo que necesitemos hablar de nuevo. Lo
siento.
—No, Isabelle, mírame —dice. Vuelvo mi mirada hacia él. Sonríe—. Me
estaba preguntando si querrías salir en una cita conmigo. Algo así como,
Isabelle, ¿quieres salir conmigo alguna vez, tal vez esta semana?
Dejo de bailar.
Página | 455 —¿Quieres salir en una cita conmigo?
—Claro, será divertido —responde—. Pero soy curioso, ¿qué pasa con
Jeremy?
—¿Qué quieres decir? —pregunto confundida—. No lo quiero en la
cita.
Dándome una mirada extraña, Eric responde:
—No... Quiero decir, ¿qué son el uno para el otro? Actúan como si
estuvieran saliendo, pero dicen que no lo hacen…
—No estamos saliendo. En serio, no somos así. Nos amamos, pero... no
así —respondo—. Es mi mejor amigo.
—Muy bien entonces, saldremos en una cita. Ya sabes, sólo traje a
Sonya. En realidad no es mi cita. Quería decirte eso, pero pensé que sería
una grosería simplemente soltarlo.
Resoplando, digo:
—En realidad, te hubiera pagado para que gritaras eso. Hubiera
pagado un buen dinero.
—Yo TENÍA planeado bailar contigo durante la noche, pero Jeremy
vino, por lo cual estaba sorprendido.
—Yo también lo estaba —afirmo—. Aunque seré honesta, cuando
Sonya estaba contigo, estuve feliz de que él apareciera.
Eric asiente.
—Puedo entender por qué. Parece un gran tipo.
—Lo es —replico—. El mejor, de ahí el por qué es mi mejor amigo.
Hay una risa ligera de parte de Eric.
—Sólo espero que sepas que yo no puedo gastar miles de dólares en
ti como él lo hace. Tengo que mantener las cosas simples.
—Puedes llevarme a un restaurante de comida rápida. Estoy bien con
eso.
—Creo que lo haré un poco mejor que un restaurante de comida
rápida. ¿Es eso lo que quieres hacer, ir a comer? —pregunta Eric.
Me encojo de hombros.
—No lo sé. Depende de ti. Sorpréndeme.
—Puedo sorprenderte. ¿Cuándo quieres hacer algo?
—Más temprano que tarde —respondo.
Eric pregunta—: ¿Por qué dices eso?
Mis ojos se apartan.
Página | 456
—Temo que puedas cambiar de opinión.
—Isabelle, te invité a salir. No voy a plantarte. Esa es una cosa horrible
de hacer. No lo haría en primer lugar, pero en segundo lugar, Jeremy me
cazaría y me asesinaría si hago eso.
—Eso es verdad —le respondo—. Y sabe cómo pelear.
Se ríe.
—Ya lo noté. Entonces, ¿quieres hacer algo durante la semana o el fin
de semana?
—Depende de ti, yo no tengo ningún plan a corto plazo.
—¿Qué tal el lunes? Probablemente necesitemos un día para
recuperarnos de esta noche. Bueno, al menos yo lo necesitaré. ¿Quieres
unirte a nosotros para la fiesta de después?
Mis cejas se elevan y digo:
—Uno, Sonya nunca dejaría que eso pasara a menos que yo estuviera
sirviendo a Jeremy en una bandeja de plata. Dos, no andaría por voluntad
propia a su alrededor.
—Sabes, siento como si tampoco yo debiera ir. Si ella es tan horrible
contigo, entonces no quiero estar asociado con eso.
Sonrío.
—Eso es dulce, pero no, quiero que te diviertas. Tal vez en el Baile de
Graduación nos limitaremos a hacer una fiesta en nuestro apartamento.
Todo el mundo puede traer sacos de dormir. Podemos tener un tiempo
salvaje y loco. Josh y nuestros otros amigos pueden venir. Son muy
divertidos.
—Eso estaría bien —responde—. Todos en verdad lo pasamos muy
bien contigo. Me hubiera gustado haber hecho amistad el uno con el otro
antes de este año. Lamento mucho nunca haber dicho “hola”. Me siento
como un estúpido.
—Está bien —murmuro—. No es como si hubiera puesto visible para
que dijeras “hola”. —Asiente pero sonríe.
Bailamos por un rato sólo haciendo una pequeña charla. Finalmente,
Jeremy aparece de nuevo a nuestro lado.
—¿Me la prestas por un minuto? —le pregunta a Eric.
Asintiendo Eric dice:
—Claro.
Jeremy toma mi mano y me jala hacia un lado. Nos detenemos y
susurra:
Página | 457 —¿Quieres que me vaya?
—¡¿Qué?! No, ¿por qué? ¿Por qué te irías? —prácticamente jadeo.
—Para dejarte con Eric —murmura en respuesta. En realidad no
encuentra mis ojos—. Eso es lo que quieres ¿no?
Me acerco y tomo su mano.
—No quiero que te vayas. Tú eres mi cita. Quédate, nos estamos
divirtiendo. Te quiero aquí. Te necesito aquí.
Sus ojos se mantienen sobre los míos.
—No quiero estorbar entre tú y Eric.
—En realidad… vamos a salir en… una cita —afirmo lentamente.
Por un breve segundo, una mirada de dolor pasa por su cara. Estoy a
punto de decir algo, pero entonces la expresión se ha ido y sonríe.
—Eso es bueno ¿cierto?, quiero decir, estoy feliz por ti. Tal vez debería
irme entonces. Quiero decir… —hace una pausa y me mira—. Él es lo que
quieres.
No hay palabras que puedan salir de mi boca. Respiro y trato de
hablar.
—Sí —susurro—. Quiero decir, eso es lo que se supone que quiero,
¿cierto?
Permanecemos ahí viéndonos el uno al otro. Levanta sus dedos y
acaricia el lado de mi cara.
—Haz lo que te haga feliz. Sigue tu corazón. Es un buen corazón y te
guiará en la dirección correcta.
Mi primer impulso es saltar sobre él, pero rápidamente empujo eso
lejos.
—Sí, bueno, Eric es un buen tipo y he querido esto por un tiempo.
—Entonces hazlo —dice en voz baja—. Me voy a ir.
—¡No! —exclamo agarrándolo—. Quédate aquí conmigo. No te
vayas. ¡Te quiero aquí!
Se detiene.
—¿Es eso lo que realmente quieres?
—Sí —respondo antes de pensar—. Te quiero aquí conmigo. Sólo baila
conmigo.
Hace una pausa y luego toma mi mano y me guía hacia la pista de
baile. Eric está esperando.
Página | 458 —¿Te importaría si la robo de vuelta durante algunas canciones? —le
pregunta Jeremy.
Eric lo mira y luego a mí.
—Claro, siempre y cuando me prometa al menos un baile más.
—Puedo hacer eso —respondo tímidamente. Para mi sorpresa, Eric se
inclina y me besa en la mejilla. Me pregunto si puede sentir el calor de mi
rubor. La mano de Jeremy se aprieta sobre la mía por un momento. Eso me
desconcierta pero lo tomo como él siendo sobreprotector.
Cuando Eric se aleja, Jeremy me hace girar hacia fuera y de regreso.
Me río y bailamos… mucho. Es tan increíblemente divertido. Voy a dormir
bien esta noche.
Eric y yo bailamos por dos canciones. Jeremy lleva a Ashley hacia la
pista de baile. Bailo con Jack de nuevo, y entonces es finalmente el fin de
la noche. Mientras vamos caminando hacia afuera, pasamos la exhibición
de arte. Hay una pequeña multitud viendo la exposición. Jeremy me jala
hasta detenerme.
—¿Qué es esto?
—Oh —chillo—, los retratos que nosotros hicimos. Déjame mostrarte el
mío.
Caminamos hacia el otro lado.
—Ahí, mira.
Es un retrato de Jeremy. Se está inclinando sobre una silla, sosteniendo
un lirio, viendo fijamente hacia él.
—Isabelle —susurra—. Eso es increíble.
—Trabajé en él con mucho cuidado. Quería que fuera perfecto.
—Ni siquiera hay palabras. ¿Llegas a quedarte con esto? —pregunta.
Asintiendo respondo—: Sí, necesito enseñarlo y algo de mi demás arte
para tratar de entrar en la escuela.
—¿Puedo tenerlo?
—Claro —respondo—. Es tu retrato después de todo.
Se vuelve hacia mí y suavemente me besa en los labios.
—Eres extraordinaria.
Eso me hace sonrojar mucho.
—Gracias.
Pasamos más tiempo viendo las otras piezas de arte. Jeremy no deja ir
mi mano en todo el tiempo. Eric y todos nos encuentran viendo el arte.
Todos hablan con entusiasmo sobre mi pieza y sólo sacudo la cabeza. No
Página | 459 estoy acostumbrado a toda la atención. Por último, todos caminamos
afuera. Me dirijo a Jeremy.
—¿Qué vamos a hacer? Tengo mi auto aquí.
—Vendremos a buscarlo en la mañana —responde—. Debido a que
ambos sabemos que no voy a cocinar tu desayuno, te llevaré a desayunar
fuera.
Me cuelgo de su brazo.
—¿Puedo al menos usar mi pijama?
—Sólo si es una bonita pijama, como la de seda que compramos.
—Muy bien —gruño sarcásticamente.
Cuando nuestro grupo llega al estacionamiento, todos paramos. Es
entonces que veo a Eric. Sonríe.
—Quería venir y darte las buenas noches, ya que nos quedaremos.
—Oh —canturreo—. Gracias. Espero que te diviertas esta noche. Sólo
espero que no con Sonya. No te estoy diciendo que no puedas, sólo que
estaría más contenta de que no lo hicieras, pero sólo soy yo.
Eric frunce el ceño.
—Sí, creo que han estado bebiendo. Trató de besarme y literalmente
tuve que empujarla.
—Vez, así de popular eres, teniendo que ahuyentar mujeres.
—Sólo hay unas cuantas chicas por ahí que no ahuyentaría. Serías una
de ellas —me dice.
Mi cara prende fuego debido al sonrojo.
—Gracias, lo mantendré en mente la próxima vez que trate de
lanzarme sobre ti.
—Digo que abordemos eso el lunes.
—Huh… —comienzo a decir con mi mandíbula caída.
Riendo, frota mi brazo.
—Estaba bromeando.
—Eso espero —dice Jeremy en voz baja.
Me doy vuelta y lo veo.
—¡Cállate Jeremy!
Mueve su mirada de mí a Eric y luego de nuevo a mí.
—Estaré en el auto.
Eso me hace suspirar. Miro de vuelta hacia Eric.
—Va a estar irritable. Te lo advierto justo ahora, muy, muy irritable. Eres
Página | 460 mi primera cita real.

—¿Lo soy en verdad? —contesta casi sorprendido—. Muy bien


entonces, siento que debo hacer algo especial.
—¡No! —exclamo—. Normal, simplemente agradable y normal. No
tienes que hacer nada exagerado.
Con una sonrisa poco convencional asiente.
—Pensaré en algo. Que tengas una buena noche.
—Tú también —respondo—. No dejes a Sonya atacarte demasiado.
Dándome un toque en la nariz con su dedo, dice:
—Puedo garantizar que entenderá el no.
—Está bien —me río, aunque estoy tratando de no hacerlo—.
Hablamos luego. —Se despide mientras voy al auto de Jeremy. Éste se
apresura en salir y abrir la puerta para mí.
—Gracias —susurro. Sólo me mira y cierra la puerta. Cuando entra,
digo bruscamente—. ¿Qué está pasando contigo?
Hay silencio, mientras va en reversa.
—No tengo ni idea de lo que está hablando Isabelle.
—Todo ese comentario a Eric. ¿Era necesario?
—Ya está hablando de meter su lengua hasta tu garganta —gruñe.
Con una mirada de disgusto digo:
—¡No, no lo hizo! De todos modos, sólo ha sido una vez que… —me
doy cuenta de lo que estoy a punto de decir y callo.
—¿Una vez qué? —pregunta en voz baja.
—Nada —murmuro—. ¿Qué si un chico quiere besarme? ¿Qué tiene
que ver contigo?
Me mira por el rabillo del ojo.
—Yo… no lo sé. Tal vez no quiero compartirte.
Un exasperado suspiro sale de mí.
—¡A menos que vayas a ser mi novio, creo que vas a tener que
aprender a compartir!
Ese silencio está de regreso de nuevo. Aprieta su agarre sobre el
volante y yo sólo lo miro.
—Bien —susurra finalmente—. Me callaré.
Bien, ahora sólo estoy frustrada. Sé que es infantil, pero cruzo mis
Página | 461 brazos para demostrar eso.
—A veces eres imposible.
—Imposible de no amar —bromea en respuesta.
Me echo a reír.
—Estás tan convencido de ti mismo.
—Voy a mantener mis comentarios para mí mismo y conducir —
responde. Estamos en silencio la mayor parte del viaje. Vacilante se acerca
y frota su pulgar en mi mano. Agarro sus dedos y los aprieto. Estamos bien
ahora. Cuando finalmente entramos en el departamento, me estremezco.
—Está frio.
—Encenderé la calefacción —dice yendo al termostato. Cuelgo mi
nuevo abrigo en el armario. Paso la mano por el suave material antes de
cerrar la puerta. Jeremy se pone detrás de mí.
—Entonces, ¿te gustó?
Dando la vuelta sonrío.
—Por supuesto que sí. No puedo creer que lo recordaras. Lo dije al
pasar.
—Recuerdo todo lo que dices —responde—. No podrías usar tu abrigo
de diario con un vestido de fiesta.
—Probablemente tengas razón en eso —digo—. Gracias Jeremy.
Gracias por todo. Sé que lo digo mucho, pero lo digo en serio.
Se acerca y pone sus manos en mis brazos.
—No necesitas dar las gracias.
Mi mano alcanza mi cuello.
—Necesitas tomar esto de regreso. No puedo tomar el collar de
Kaitlin.
—Eso no está en discusión —afirma—. Sus padres me lo dieron a mí
para que se lo diera a una chica que haría a Kaitlin feliz. Creo que
pensaron en mi futura esposa… pero siento como si tú deberías tenerlo.
Con un momento de vacilación, pregunto—: Soy más merecedora
que tu futura esposa. ¿Cómo averiguaste eso?
—Porque por mucho que tú y Kaitlin son diferentes, y sí que son muy
diferentes, también son muy parecidas. Ella querría que lo tuvieras. Sé esto
en mi corazón.
—Pero vale mucho dinero. ¿Qué voy a hacer con él? No lo puedo
Página | 462 meter en mi cajón de los calcetines —declaro seriamente.
Una sonrisa pasa sobre su cara.
—Ahí es donde yo lo he guardado, pero tienes razón, deberíamos
ponerlo en un lugar seguro. Vamos a conseguirte una caja de seguridad el
lunes o el martes, debido a tu cita.
—Mmmm —canturreo—. ¿Puedo hacerte una pregunta sería?
—Por supuesto —responde.
Mordiendo mi labio pregunto—: ¿No debería yo estar más
emocionada?
—¿Sobre qué, tu cita? —pregunta. Asiento. Tomando una respiración
profunda, suspira—. No puedo responder eso por ti. —Se acerca y toma mi
mano—. Quiero que seas feliz. Te mereces a alguien… que te hará feliz.
—Y ese podría ser Eric —susurro.
Asiente.
—Podría ser. —Hay silencio entre nosotros una vez más. Me acerco y
empiezo a deshacer su corbata. Me mira—. ¿Qué estás haciendo?
—Estoy cansada. Es tiempo de prepararse para la cama.
Agarra mi mano.
—Isabelle, ahora necesitas dormir sola.
Levanto la vista hacia él.
—Eso no parece justo. Debería ser capaz de tomar esa decisión.
—Si tengo que darme por vencido y empezar a compartirte, entonces
tengo que tomar la decisión de dormir solo. Tenemos que dormir solos.
Tampoco voy a besarte en los labios o en tu cuerpo nunca más. Seré
cuidadoso con mis manos. Esa es la manera en que necesita ser —declara
viendo hacia un lado.
—Jeremy detente —digo, agarrando una de las solapas de su
abrigo—. Nada tiene que cambiar. Él no es mi novio. He sido honesta con
él. No hagas esto.
Sus ojos bajan hacia los míos y tiene una mirada triste en su cara.
—Necesitamos tener algunos límites. Es diferente ahora. No quiero
arruinar tus posibilidades con Eric.
—Eric no necesita saberlo —susurro.
Ahora obtengo una mirada severa.
—Isabelle, eso no está bien.
—¿Qué pasa si tengo pesadillas? —pregunto.
—Vienes y me despiertas. Me sentaré contigo hasta que te duermas
Página | 463 —responde.

Con el corazón encogido, lo jalo contra mí.


—No quiero renunciar a ti.
Estamos ahí, viéndonos el uno al otro. Inhala fuertemente y mira hacia
otro lado.
—Isabelle, mereces enamorarte de alguien. No puedo entorpecer
eso.
—Tú no… —murmuro. De repente, hay una opresión en mi pecho—.
No quiero hacer esto. No quiero perder lo que somos.
—NUNCA me perderás —articula fuertemente—. No importa qué
pase, estoy justo aquí, cuando sea que me necesites.
Me pongo de puntitas y lo beso suavemente en los labios. Me besa en
respuesta por un brevísimo instante y me aleja.
—Por favor Jeremy, no hagas esto.
—Tenemos que hacerlo. Te amo Isabelle, pero… las cosas tienen que
cambiar.
Lágrimas empiezan a brotar de mis ojos y me veo obligado a apartar
la mirada.
—Está bien. —Dejándolo ir susurro—: Debería alistarme para ir a la
cama.
—Muy bien —contesta en voz baja.
Dándome la vuelta pregunto:
—¿Puedes desabrochar mi vestido? De otra manera dormiré en él.
Sus dedos rozan delicadamente contra mi piel mientras desabrocha
las cintas y baja el cierre del vestido. Por un segundo, siento sus dedos
trazar mi espalda. Eso envía escalofríos por mi espina dorsal.
Jeremy se atraganta.
—Voy a usar el baño primero.
Con eso, se da la vuelta y se aleja.
Esa noche, duermo sola. No duermo bien porque sigo viendo el lado
vacío junto a mí. Finalmente, ruedo hacia el otro lado, cierro mis ojos y dos
lágrimas corren por el lado de mi cara. ¿Qué está mal conmigo?
Capítulo 25
Soy despertada a la mañana siguiente, por el movimiento junto a mí.
Página | 464
Abro los ojos para encontrar a Jeremy sentado allí con una bandeja. Él
sonríe.
—Te dije que te traería el desayuno.
—¿Qué? —digo, sentándome.
Sostiene la bandeja hacia adelante.
—Es el desayuno. —Miro hacia la comida.
Hay panqueques y huevos, todo. Mis ojos se vuelven hacia él.
Encogiéndose de hombros, Jeremy dice:
—Fui y conseguí la comida, ya que no conseguimos una habitación
de hotel ayer por la noche, y te prometí el desayuno en la cama.
—Gracias —susurro—. ¿Vas a comer conmigo?
Resoplando, Jeremy responde:
—Eh, sí, conseguí desayuno para mí, también. Empieza a comer.
Volveré en un momento. —Se levanta y se inclina. Sus labios vienen a
centímetros de mi frente, y se detiene—. Lo siento, los viejos hábitos son
duros de matar.
—¿Vamos a pasar por esto otra vez? Bésame en la maldita frente
Jeremy. Eso está muy bien.
—Está bien —murmura. El beso es rápido y suave—. Volveré en un
momento.
Comemos el desayuno en mi cama, lo cual es muy divertido. Grito a
Jeremy por dejar migajas por toda mi manta, y él solo saca la lengua. El
resto del día es bastante tranquilo. Nos ocupamos de todo como es
normal, excepto que puedo decir que él está luchando por tocarme. Trato
de mostrar afecto, pero él solo se aleja. Es un poco irritante.
A la mañana siguiente no es mucho mejor. Lo único que me da es un
abrazo, pero es un abrazo prolongado. Simplemente nos sostenemos el
uno al otro durante un minuto. Finalmente, susurra:
—Ten un buen día. —Devuelvo el comentario y me voy.
Estoy nerviosa acerca de la escuela, sin saber qué decirle a Eric, pero
no lo veo hasta el almuerzo. Él está inclinado contra nuestros casilleros.
Cuando me acerco, sonríe.
—Hola, pensé que caminaría contigo a la cafetería.
—Está bien —respondo—. Déjame conseguir mi almuerzo. —Eric se
aleja de los casilleros y hago precisamente eso. A medida que caminamos
a la cafetería, pregunto:
—¿Cómo estuvo la fiesta de después?
Página | 465 —Bueno, divertida, supongo —responde Eric—. No bebo y había
bebidas allí. Sonya estaba borracho como una cuba y un poco
desagradable. Intentó besarme otra vez y literalmente tuve que sostenerla
lejos, y declarar, no quiero besarte. Creo que finalmente entendió el punto.
Sonya es de otro planeta, creo, porque ella nunca me ha prestado
ninguna atención, que no sea de paso, y de repente quiere... bueno, sí.
Frunciendo el ceño, digo:
—No es que todo gire alrededor de mí, pero ella realmente me odia.
Por lo que sé, realmente le gusta Jeremy y él no la tocaría si su vida
dependiera de ello. Es posible que lo hiciera si MI vida dependiera de ello,
pero preferiría morir. —Eric me mira. Ruedo los ojos—. Estoy bromeando,
pero no, creo que quiere tomar lo que pueda.
―Diría que estás equivocada, pero es bastante obvio que ella sabe
que... te… gusto.
—Sí —susurro—. Realmente no me gusta. No soy de las que odia a la
gente, así que solo me disgusta. ¿Sabes que me llamó un fenómeno el día
que ustedes conocieron a Jeremy?
Eric me da una mirada perpleja.
—¿En serio? ¿Cuando estábamos en la cafetería?
Asintiendo, digo:
—Sí, ella dijo algo como, que este es el novio de este fenómeno.
—Caray Isabelle, soy un idiota. Debí darme cuenta, pero estaba un
poco ocupado notándote. En serio, he sido un idiota. Has estado a mi lado
durante años y nunca presté atención. Honestamente, no estoy muy
seguro de por qué incluso te gusto.
—Pareces un buen chico. Hay chicos atractivos aquí de los que todas
las chicas se enamoran, pero son tan superficiales, que no pueden ver más
allá de sí mismos. No eres como esos —respondo—. Por lo menos no creo
que lo seas. Podrías ser un estúpido a escondidas.
Eso parece ser gracioso para Eric.
—No, no creo que lo sea. No sé, sin embargo, tendrás que decirme.
—Está bien, voy a mantener mi radar en alto. —Me río. Eric se ríe
conmigo y abre la puerta de la cafetería para mí.
El almuerzo es agradable. Todos hablamos del baile. Las chicas
hablan a borbotones sobre Jeremy y el collar. Trato de cambiar de tema,
pero no funciona muy bien. Eric sigue mirándome por el rabillo del ojo.
Suspiro pesadamente y le devuelvo la mirada. Él sonríe y me da un golpe
con su rodilla. Ese gesto me recuerda a Jeremy. Rápidamente sacudo mi
Página | 466 cabeza y trato de no pensar en él.

Al final de la jornada escolar, Eric me acompaña a mi auto.


—¿Y si te recojo a las seis?
—Claro, eso está bien —respondo—. ¿Qué debería ponerme?
—La ropa estaría bien —replica Eric. Lo empujo y sigo caminando. Él
trota para volver a mi lado—. Nada exagerado, estamos manteniendo la
cita simple, por lo que mantén la ropa simple.
Asiento.
—Está bien. —Cuando llegamos a mi auto, Eric y yo nos quedamos de
pie torpemente por un minuto—. Te veré más tarde entonces —digo
finalmente.
—Sí —responde—. A las seis.
—Suena bien, adiós —digo, mientras me meto en mi auto. Él se
despide y se aleja.
Mi estómago está haciendo volteretas todo el camino a casa. Estoy
súper nerviosa.
Jeremy no está en casa cuando llego al apartamento, lo cual es
bueno, supongo. Salto a la ducha, para comenzar a prepararme. Sí, lo sé,
me di una ducha esta mañana, pero me siento con necesidad de otra.
Mientras estoy secándome el cabello, Jeremy aparece en la puerta.
—Hola cariño.
Apagando el secador de pelo, digo:
—Hola.
Nos miramos el uno al otro durante un minuto.
—Así que, ¿estás preparándote para tu cita, eh?
—Sí —contesto en voz baja—. ¿Cómo estuvo tu día?
—Largo, tenía una gran cantidad de pequeños proyectos para hacer.
Me encanta mi trabajo y todo, pero a veces puede ser agotador. ¿Dónde
van a ir esta noche?
Con un encogimiento de hombros, replico:
—No tengo ni idea.
—Nada de besos en la primera cita —afirma Jeremy.
—¡Jeremy! No empieces. Si queremos besarnos, vamos a besarnos. No
pienso saltar en el asiento trasero con él.
Jeremy apunta con su dedo hacia mí.
—Voy a encerrarte si eso sucede.
Página | 467 —Cállate. —Me río—. ¡No lo haré!
Sonríe de nuevo.
—Sólo tienes que esperar y ver.
—No hay nada que ver. No voy a hacer nada con Eric. No preocupes
a tu cabecita. Voy a ser tan inocente cuando llegue a casa como cuando
me vaya.
—Espero que sí, y no lo estoy diciendo como una amenaza. Lo digo
en serio. Espero que mantengas tu sentido. Puede ser difícil cuando se
empieza a encariñarse a alguien, no saltes a ellos en cada momento que
tienes.
Vuelvo la cabeza y lo miro.
—¿Cuándo tuviste ese problema, o hablas de Kaitlin?
De repente, Jeremy se endereza y mira al suelo.
—Tengo impulsos al igual que cualquier otro chico. Sólo ten cuidado
bien. —Con eso se da vuelta y se aleja.
Mi mandíbula tiene que estar en el suelo. ¿Qué DEMONIOS fue eso?
¿A quién estaba enganchado? Jeremy está ocultando algo de mí, pero...
¿por qué? Pensé que habíamos pasado por esto. Me doy vuelta y miro
hacia abajo al mostrador. ¿Pregunto? ¿Debo decir algo? Pensé que
estábamos siendo honestos sobre todo. Pues bien, supongo que eso
significa que no tengo que decirle todo. Recojo el secador de cabello y
termino de arreglarme.
Mirándome en el espejo, respiro profundamente. Yo escogí el
conjunto. Tengo un vestido de jersey y leggings. Mi cabello está lacio,
además tengo un poco de maquillaje. ¿Cómo me veo?
—¿Jeremy? —grito.
Unos segundos más tarde, se acerca a la puerta.
—¿Sí?
—¿Cómo me veo? ¿Me veo bien? ¿Debería cambiarme?
—¿Qué tal si te calmas? Te ves muy bien, pero siempre creo que te
ves muy bien —afirma Jeremy con una sonrisa.
Gimoteando, digo:
—¡Eso no me ayuda! Necesito saber si Eric pensará que me veo bien.
—Si él tiene algún sentido en él lo hará. Necesitas relajarte, Isabelle. Se
supone que debes estar haciendo esto porque estás emocionada.
—Lo estoy —digo, tratando de convencerme a mí mismo—. Estoy muy
emocionada, realmente nerviosa.
Página | 468 Un golpe en la puerta me sobresalta. Jeremy levanta la ceja.
—¿Quieres que vaya yo?
—No. —Jadeo—. No lo sé. ¿Sí? ¿Qué debo hacer?
Resoplando, Jeremy dice:
—Voy a abrirle. —Me quedo de pie torpemente, mientras Jeremy abre
la puerta.
—Hola Eric —articula Jeremy, sonando un poco brusco en su
nombre—. Entra.
—¿Está Isabelle lista? —pregunta Eric.
Mientras oigo:
—Vamos a tener una charla en primer lugar. —Giro en la esquina.
—Nada de charla Jeremy. —gruño con una sonrisa—. Déjalo en paz.
Eric me devuelve la sonrisa.
—Te ves maravillosa.
—Gracias —respondo tímidamente—. Te ves apuesto como siempre.
—Veo a Jeremy rodar los ojos y quiero darle un puñetazo—. Jeremy, basta.
—¿Quééé? —replica—. No estoy haciendo nada... todavía. —Él
vuelve su atención hacia Eric—. Trátala bien o tendrás a tres aterradores
tipos buscándote.
Obviamente, sin estar molesto por el comentario, Eric dice:
—Pensé lo mismo. No esperaba nada menos de ti, así que ella estará
segura.
—Es un poco sobre protector —murmuro, agarrando mi chaqueta
nueva. Creo que no voy a usar la vieja nunca más—. ¿A dónde vamos de
todos modos?
—Te lo haré saber cuándo estemos dentro del auto —responde Eric
con una sonrisa.
Jeremy me quita la chaqueta y me ayuda a ponérmela.
—Gracias —susurro—. Bueno estoy lista.
—¿Tienes tu tarjeta de crédito e identificación? —pregunta Jeremy.
—Sí, Dios, estoy bien. No estaré fuera tanto tiempo. Es una noche de
escuela.
Cruza sus brazos.
—Sólo quiero que estés a salvo. Te quiero, he jurado protegerte.
—¿Cómo mi caballero? —Me río.
Asintiendo, responde:
Página | 469
—Sí, porque yo soy tu caballero. Desde el primer día, ¿recuerdas?
—Por supuesto que me acuerdo, y te quiero por eso, pero tenemos
que irnos.
—¿Qué vas a hacer esta noche? —Eric le pregunta a Jeremy.
Estirando sus brazos dice—: Voy a correr 16 kilómetros.
—Vaya, eso es correr mucho —comenta Eric.
—Despeja mi cabeza, y necesito eso hoy.
Abro la boca para preguntar por qué, pero luego me detengo.
—Está bien, diviértete —digo finalmente. Miro a Eric—. Está bien,
vamos.
Él abre la puerta y salimos. Me despido con la mano de Jeremy y me
devuelve el gesto. Cuando nos metemos en el auto de Eric, jugueteo con
mi abrigo.
—¿Estás bien ? —pregunta Eric.
—Sí —respondo—. ¿Qué vamos a hacer?
—Vamos a ir a pasear alrededor del área de la vieja casa del molino
histórico en el campo.
Sonriendo, digo—: ¡Siempre he querido ir allí! Tienen las más lindas
tienditas y restaurantes. Además, los edificios antiguos, ¡suena muy
divertido!
—Pensé que te gustaría, y es diferente —dice Eric respondiendo.
—Lo es —suspiro felizmente. Es un viaje un poco largo, así que
hablamos todo el camino.
Hablamos de música y películas. Le hablo de la horrible película de
miedo que Jeremy me hizo ver y luego también de otras películas que
hemos visto.
Cuando llegamos a la pequeña zona histórica, nos estacionamos en
un extremo.
—De esta manera, podemos caminar hasta abajo por un lado y
volver por el otro —afirma Eric.
—Me parece bien —respondo.
Salimos y empezamos a caminar.
—Así que, ¿nunca has estado aquí antes?
Niego con la cabeza.
—No, mi mamá nunca me llevó a ninguna parte, y esto es demasiado
lejos para que yo viniera por mi cuenta.
Página | 470 —No pretendo que esto suene mal, pero lo siento por tu madre. Tiene
que ser duro.
—Lo es —murmuro—. Pienso mucho en ella. No he tenido contacto
con ella, pero creo que es una buena cosa.
Eric se ríe.
—Puedes pedir prestada a mi familia siempre que lo desees. Son
absolutamente una locura, pero buenas personas.
—Voy a tener eso en mente. —Me río—. Tengo a Jeremy ahora y él es
probablemente cerca de diez veces más loco que tu familia.
—Eres muy cercana a él ¿no?
Asintiendo, respondo:
—Sí, no sé lo que haría sin él, y no me refiero sólo a financieramente. Él
cuida de mí, en todas las maneras. Estaría en casa atrapado en el infierno
de mi madre si no fuera por él. Él lo es todo. —Mientras digo eso,
tartamudeo—. Quiero decir... no lo es todo, pero es una gran parte de mi
pequeño mundo.
—Esa es una buena cosa que lo tengas —afirma Eric. —Por lo tanto, lo
amas, ¿eh?
—Sí, lo hago —afirmo—. Él es mi mejor amigo. —Eric asiente y camina.
Vamos a través de uno de los primeros edificios históricos. Tengo que
parar y leer cada placa, ya que es la manera en la que soy. Eric sólo sigue
riéndose de mí. Finalmente saco mi lengua y en broma lo empujo. Él
vuelve, me recoge y me hace girar en el aire. Me rio y le grito para que me
baje. Nos reímos y caminamos por el resto del edificio.
El siguiente lugar al que vamos es una pequeña tienda. Tiene un
montón de divertidos adornos. Hay muchas señales que nos hacen estallar
de risa. Tomo fotos de algunos de ellos y se los envió a Jeremy y Cassandra.
Jeremy no responde, pero Cassandra me pregunta dónde estoy. Me alejo
de Eric un poco y le envío una respuesta. Ella inmediatamente me dice
que tengo que llamarla más tarde.
Nos pasamos mucho tiempo paseando y hablando. Estoy teniendo un
buen momento, pero siento como que hay algo que falta. Algo no está
bien y no puedo ubicar lo que es. No es nada malo, simplemente... no se
siente como se supone que debería. ¿Qué estoy haciendo mal?
Eric me lleva a este restaurante estilo antiguo. La gente realmente
está caminando con ropa de época. Nos reímos un poco más. La cena es
muy agradable. Hablamos. Eric me hace reír mucho.
Cuando estamos caminando hacia el auto más tarde, Eric me mira.
Página | 471 —Así que, ¿te has divertido?
—Sí —respondo.
—Tenemos mucho camino por recorrer antes de llegar al auto, y
hemos hablado toda la noche, pero todavía no sé lo que te hace vibrar —
dice Eric.
Me encojo de hombros.
—No estoy segura de lo que quieres saber.
—Dime como es tu día. Honestamente, de principio a fin. Quiero saber
cómo funciona tu mundo —afirma Eric.
Asintiendo, respondo:
—Está bien. Jeremy normalmente me despierta, ya sea saltando
encima de mí o me besa en la frente, en función de cómo esté su estado
de ánimo. Hacemos café y nos preparamos para la escuela y él para el
trabajo. Por lo general, nos metemos en una especie de guerra de comida.
Él hace comentarios acerca de entrar en la ducha. Realmente, nunca es
en serio. Jeremy solía llevarme a la escuela. Ahora, él me da un beso de
despedida y nos vamos por caminos separados. Obviamente voy a la
escuela durante la semana. Los fines de semana, Jeremy y yo por lo
general simplemente pasamos el rato en la casa. A veces, Casandra y
Kent vienen. A Josh sólo le gusta jugar a los videojuegos.
—¿Y por la noche? —comenta Eric—. ¿Qué haces después de la
escuela, cuando no te veo?
—La tarea, dibujar, acosar a Jeremy, depende del día. Jeremy me
hace mirar las noticias de la noche, y quiero sacarme los ojos. Yo hago la
cena para nosotros por lo general, pero a él le gusta sacarme a comer,
también. En serio, somos sólo Jeremy y yo.
De pronto, Eric se detiene. —Tú y Jeremy son realmente cercanos ¿no
es así?
—Sí —respondo, deteniéndome—. Lo quiero. Él es más o menos mi
mundo.
Con una ligera vacilación, Eric entorna los ojos.
—Voy a decir algo y no quiero que lo tomes a mal o te enojes
conmigo.
Muy nerviosa, digo:
—¿Qué ?
—Bueno, esto es lo último que un hombre quiere decir en una cita con
una chica, pero... creo que no estás realmente interesada en mí. Creo que
estás enamorada de Jeremy. —Mi mandíbula cae.
Página | 472 —¿Eh?
—No me entiendas mal, ¡porque me estoy divirtiendo contigo! Creo
que eres genial, pero no sientes lo mismo —afirma Eric torpemente—. Dime
que estoy equivocado. Me encantaría oír eso.
Sacudiendo la cabeza, tartamudeo:
—No... me estoy divirtiendo... por supuesto que estoy interesada en ti,
y no estoy enamorado de Jeremy.
—¿Está segura de eso? —pregunta.
—Yo... no entiendo por qué estás diciendo eso —digo un poco
acalorada.
Eric muestra sus manos—. No estoy tratando de hacerte enojar, pero
te iluminas cuando hablas de Jeremy. Hay un poco de brillo en tus ojos.
Quiero decir, no quiero que sea verdad, confía en mí.
—Bueno, no lo es —murmuro, cruzando los brazos.
Dando un paso adelante, Eric susurra:
—¿Puedo probar algo ? ¿Hacer un pequeño experimento?
—¿Qué es? —pregunto. Eric pone la mano en el lado de mi cara y
luego se inclina y me besa.
Mi mente se congela por un segundo. El beso es dulce, no es
exactamente lo que pensé que sería. Jeremy es tan... diferente. Hace que
mi pulso se acelere, ¿no es eso lo que se supone que debe pasar? Eric
continúa besándome suavemente. Devuelvo el beso, pero... no es lo
mismo.
Cuando Eric finalmente se aleja, dice:
—Tengo miedo de preguntar, pero ¿en qué estabas pensando?
—¿Qué quieres decir? —pregunto.
—Una mejor pregunta, ¿en quién estabas pensando?
Entonces es como un rayo. Mi mano sube para taparme la boca.
—No, quiero decir... no quise. No, no, no, esto no puede ser verdad.
Bésame otra vez, tal vez estaba siendo estúpida.
Eric se ríe.
—Con mucho gusto te besaré toda la noche, pero eso no va a
cambiar nada. Tu corazón le pertenece a otra persona.
—Pero... no puedo... no puedo... —susurro, sentándome en un
banco—. No estoy enamorada de él... ¿lo estoy?
—Creo que lo estás —responde Eric y se sienta a mi lado—. No hay
nada de malo en ello. Creo que él está enamorado de ti también.
Página | 473 Volviéndome, exclamo:
—¡No! ¡No hay manera! ¿Lo has visto? Conozco a Jeremy. Él no sale
con chicas como yo. Él va por bellas chicas que se ríen mucho.
—Eres hermosa, Isabelle. Él te ama. Es muy obvio.
Me siento y miro a Eric.
—Estoy enamorada de Jeremy, ¿no?
Él asiente.
—Sí.
Inclinándome, pongo mi cabeza en mis manos.
—Esto va a cambiar todo. Nunca podría decirle. ¿Qué haría? No
puedo mudarme.
—Jeremy no va a hacer que te mudes. —Suspira Eric—. Tienes que ser
honesta con él. Él es tu mejor amigo.
Vigorosamente, Niego con la cabeza.
—No, no puedo decírselo. Simplemente no puedo. Nunca puede
saberlo.
—¿Qué vas a hacer, desenamorarte de él? No funciona de esa
manera. No se puede apagar como un interruptor.
Respirando profundamente, digo:
—Puedo enamorarme de alguien más sin embargo, si le doy el
tiempo. —Eric se ríe—. No es gracioso —digo bruscamente.
Eric simplemente niega con la cabeza.
—No me estoy riendo de ti, pero estás realmente luchando contra
esto. ¿Por qué no te das por vencida con esto? Sólo amalo Isabelle, ve a
dónde va.
Nos miramos el uno al otro durante un tiempo.
—¿Qué hago?
—Eso depende de ti. Puedes ir a casa y exclamar: Te amo, o puedes
hacer algo romántico. Tienes que hacerlo de una manera en que te
sientas cómoda.
—No me siento cómoda haciendo esto en absoluto. —me quejo—. No
creo que tendría el coraje de decirlo. Tal vez alguien pueda decirle.
Riendo de nuevo, Eric dice:
—Me doy cuenta de que estamos en la escuela secundaria, pero eso
es realmente de escuela secundaria y él es mayor. Él tiene que escucharlo
de ti. Si él siente lo mismo por ti, entonces es muy bueno que lo escuche de
Página | 474 tus labios.
—Estoy muy asustada —susurro—. No lo puedo perder.
Con una suave sonrisa, Eric toma mi mano.
—No vas a perderlo. No creo que Jeremy vaya a ninguna parte.
Exhalo y miro a lo lejos. Nos sentamos allí por un tiempo, sólo
hablando, pero sé que tengo que ir a casa. No quiero, pero tengo que
hacerlo. Por fin nos vamos y mi estómago está dando volteretas. Cuando
Eric se detiene en mi casa, me vuelvo y lo miro.
—Tuve un muy, muy buen rato esta noche, lo siento...
—No, me lo pasé genial, también. ¿Estoy decepcionado? Sí, pero aun
así me gustaría ser tu amigo. Estaré aquí si me necesitas para pasar a través
de todo esto —dice Eric, tomando mi mano una vez más—. ¿Hay alguien
más con quien puedas hablar de esto?
Entonces es como si una bombilla se encendiera.
—¡Cassandra! —Saco mi teléfono y miro a Eric—. ¿Puedo llamarla
rápidamente?
—Por supuesto —responde.
Marco a su número y espero. Finalmente, ella responde:
—¿Qué tal la cita?
—Necesito hablar contigo, como “lo antes posible” —exclamo—. Es
realmente importante.
—¿Qué pasa? —pregunta.
Mirando a Eric, simplemente declaro:
—Necesito hablar contigo en persona. ¿Trabajas mañana?
—No hasta la tarde, pero tiene la escuela.
—Está bien, vamos a ver un video en el primer periodo que vi el año
pasado y luego tengo sala de estudio. Podemos reunirnos en la mañana.
—Escupo dramáticamente.
Cassandra se ríe.
—¿Vas a decirme qué está pasando?
Eso me hace respirar profundamente.
—Acabo de llegar a la conclusión de que estoy enamorada de
Jeremy.
Y luego hay silencio.
—Está bien, dime algo que no sepa.
Página | 475 —¿Qué se supone que significa eso? —chasqueo.
—He sabido que ustedes están enamorados el uno del otro por un
tiempo. Es un poco obvio —declara Cassandra con un poco de humor—.
Por lo tanto, la pregunta es, ¿cuándo vas a decirle a Jeremy?
Suspirando, digo:
—De eso es de lo que quiero hablar contigo, pero no por teléfono.
—Está bien, nos vemos en la cafetería en la esquina de Lincoln y
Madison a las 8 en punto. ¿Suena bien?
—Sí —exhalo—. Realmente necesito hablar de esto.
Ella se ríe en el otro extremo del teléfono.
—Estará bien, sólo no actúes divertida esta noche. Si no quieres que
sepa, solo se tu misma. Si comienzas a ser rara, él sentirá que algo está mal.
—Eso es más fácil decirlo que hacerlo —respondo—. Ni siquiera sé qué
decirle.
—Sólo sé tú misma, o escóndete en tu habitación.
Buena idea. Asiento.
—Si me voy a la cama, entonces no necesito verlo.
—Sí, así que nos vemos en la mañana entonces —dice Cassandra.
—Sí —respondo—. Voy a estar allí. Puedes contar con eso.
—Trata de tener una buena noche Isabelle —afirma—. Estará bien.
Mis cejas se levantan.
—Sí, seguro que sí.
—Lo estará. Nos vemos mañana, ¿de acuerdo?
—Sí —replico sin ningún entusiasmo.
Cassandra se ríe.
—Adiós. —Y cuelga.
Guardo mi teléfono y luego miro a Eric.
—Voy a desayunar con ella mañana.
Sonríe.
—Eso es bueno. Tendrás a alguien con quien hablar que conoce a
Jeremy.
—Sí. —Exhalo—. Gracias por todo Eric. Lo digo en serio. Eres un gran
tipo.
—Gracias —responde—. Debo llegar a casa sin embargo. Puede que
tenga 18 años, pero mi madre sigue siendo exigente con las noches de
Página | 476 escuela y quedarse hasta tarde.
Moviéndome, le doy un beso en la mejilla.
—Gracias.
—No hay de qué. Ten una buena noche. Si necesitas hablar, llámame
—afirma Eric muy dulcemente.
Sonrío y salgo del auto. Durante unos segundos, me quedo allí,
mirando hacia las ventanas. Bueno, no puedo esperar aquí para siempre.
Se siente como que hay pesas de plomo en mis zapatos. Camino hasta el
apartamento. Cuando llego a la puerta, la encuentro bloqueado. Raro.
Saco mi llave y abro.
El apartamento está en completa oscuridad. Jeremy aún debe estar
afuera. Bueno, me lanzo rápidamente a mi habitación. Cierro la puerta y
respiro. ¿Qué demonios voy a hacer? Ir a dormir, eso es lo que voy a hacer.
Con mucha prisa, me quito mi ropa y me pongo el pijama. Después de eso
me lanzo al cuarto de baño, me lavo los dientes. Casi lo logro, casi.
Mientras estoy escupiendo la pasta de dientes, escucho la puerta abrirse.
—¿Isabelle? —Oigo el grito de Jeremy. Sin querer decir nada, sólo me
quedo ahí, dejando correr el agua. Unos segundos más tarde, Jeremy
aparece en la puerta del baño—. ¿No me escuchaste?
—Oh, ¿qué? —tartamudeo—. No, sólo estoy preparándome para ir a
la cama.
Jeremy me da una mirada extraña.
—¿La cita fue tan mal que estás apresurándote a la cama?
Bueno, no puedo mentir, pero puedo ser vaga.
—Tuve un montón de diversión. Tuvimos un montón de diversión. Fue
genial.
Él sólo asiente y mira al suelo.
—Eso es bueno. ¿Van a salir de nuevo?
—No tengo ningún plan a partir de ahora, ¡pero me voy a la cama! —
exclamo un poco demasiado rápido. Caminando hacia adelante, rozo a
Jeremy al pasarlo.
—Alto, ¿qué está pasando? ¿Paso algo? Estás actuando como si
hubiera un cohete en el trasero impulsándote para entrar en tu habitación.
¿Hizo algo? —pregunta Jeremy con vehemencia.
Sacudiendo la cabeza, respondo:
—No, él fue un perfecto caballero.
Con los ojos muy atentos, Jeremy me mira.
—Hay algo diferente.
Página | 477
—No hay nada diferente —chillo. Respirando profundamente, me
calmo—. Solo estoy cansada y tengo escuela mañana. Por lo tanto, me
voy a la cama.
—Está bien —responde Jeremy, sonando totalmente convencido. Se
inclina para darme un beso en la frente y me alejo de él. Eso puede haber
sido un poco obvio. Jeremy se endereza—. Veo que la cita fue muy bien.
Lo siento. Sé que necesito mantener mi distancia.
Mi boca se abre para hablar y no sale nada.
—Puedes besarme —susurro finalmente.
—Te alejaste de mí. Estás interesada en Eric, no debería hacer eso
nunca más —señala Jeremy.
—No —digo, agarrándolo de su camisa—. Puedes besarme.
Se ríe.
—Bueno, si eso no es una señal de que está bien. —Jeremy se agacha
y pone sus labios en mi frente, y se siente muy bien. No sé cómo no me di
cuenta antes, porque ahora es muy evidente. Estoy enamorada de él.
Cuando Jeremy se separa, sólo quiero acercarlo de nuevo a mí. Bueno,
esto va a ser más difícil de lo que pensaba.
—Voy a dormir —murmuro, saboreando su tacto.
—Tengo que ducharme. Apesto —dice Jeremy—. 16 kilómetros es
mucho incluso para mí.
—Hueles muy bien —susurro silenciosamente.
Jeremy baja su cabeza.
—¿Qué dijiste?
—Nada —respondo en voz alta—. Voy a dormir. —Con eso me vuelvo
y voy a mi habitación.
—No —dice Jeremy, siguiéndome—. Quiero saber lo que dijiste.
Me doy la vuelta y enfatizo—: No dije nada.
Dando un paso más cerca, insiste—: No, lo hiciste y quiero saber que
fue.
—Nada —me río, empujándolo fuera de mi habitación—. Ve a
ducharte.
—¿Quieres venir conmigo? —Se burla Jeremy—. Eric no tiene por qué
saberlo. —Mi corazón comienza a latir rápidamente. La expresión de mi
cara debe haber cambiado, porque Jeremy me mira divertido—. ¿Qué
estás pensando ahora mismo?

Página | 478 Gimiendo, le empujo aún más duro. —Ve, vete a la ducha. Me voy a
la cama.
—¿Puedo unirme a ti cuando haya terminado? —pregunta.
Eso me hace reír nerviosamente. —Estás presionando la situación esta
noche.
—Estás poniéndote nerviosa. ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Qué paso
esta noche?
—No pasó nada —gruño—. Ve a la ducha, necesito ir a la cama.
Jeremy se agacha y me besa suavemente en los labios. Apartándose,
él frunce el entrecejo. —No debería haber hecho eso.
—Está bien —respondo, sonrojándose mucho.
—Así que, no es por sobrepasar mis límites, pero ¿él te beso esta
noche? —Jeremy pregunta en voz baja.
Asiento con la cabeza. —Sí.
—Y, ¿cómo fue el momento de tu primer beso? —Sin poder encontrar
palabras, solo sigo en silencio—. ¿Fue malo?
—No —digo, y luego hago una pausa—. Fue dulce.
Resoplando, Jeremy responde—: ¿No hizo que se acelerara tu
corazón?
Frunciendo el ceño, no sé ni qué decir. No puedo mentirle. —No, no lo
hizo, pero fue dulce y agradable. ¿No es eso lo que se supone que es?
Obviamente, luchando contra una sonrisa, Jeremy responde—:
Depende de lo que quieras de alguien. Si ese es el caso, no necesito
preocuparme por ti saltando a la cama con él.
—¡Jeremy! —Jadeo—. ¡Sólo ha sido una vez!
De repente, la sonrisa ha desaparecido de su rostro. —Una vez, ¿qué?
—Nada —me apresuro a decir—. Buenas noches. —Cierro la puerta
de golpe y cubro mi boca. No acabo de decir eso. ¿En qué estabas
pensando Isabelle?
Hay un golpe lento en la puerta. —Isabelle, querida, ¿sobre qué
estabas hablando?
—VE.... A… TOMAR... TU... DUCHA —exclamo en voz alta.
—Tú y yo no hemos terminado jovencita, pero buenas noches —dice
Jeremy a través de la puerta.
—Buenas noches —murmuro, yendo a sentarme en mi cama. Pongo
mi mano en mi cara y me caigo hacia atrás. Esto es un caos, que
Página | 479 terminará en desastre.
No puedo dormir. Es una meta imposible, y ¿qué hago cuando no
puedo dormir? Ir a donde Jeremy, y obviamente eso no va a ayudar a la
situación. Finalmente, son las cinco de la mañana y he dormido unas tres
horas de a pocos. Apartando mis sabanas me levanto. Esto es ridículo.
Abro la puerta y camino por el pasillo.
Jeremy está dormido en su cama. Cierro la puerta silenciosamente.
Tomando una respiración profunda, voy y hago una taza de café.
Estoy tan cansada. Ugh. Pongo mi cabeza en mis brazos por encima de la
barra. Mi mente no dejará de correr, pero estoy taaaan cansada. De
repente, siento manos envolverse alrededor de mis caderas.
—Debes tener cuidado acerca de quién se acerca sigilosamente
detrás de ti.
Saltando, doy la vuelta para encontrar a Jeremy parado allí. —¡Me
asustaste!
—Ese era el punto. ¿Qué demonios estás haciendo? Son las cinco de
la mañana. No tienes que estar levantada hasta dentro de otra hora y
media. ¡Yo no quiero estar levantado hasta dentro de una hora y media!
—Vuelve a la cama —susurro—. Solo no podía dormir.
Jeremy lleva su mano a mi cara. —¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes
conmigo si no puedes dormir, o es sobre Eric?
Lo miro y digo—: No puedo hablar de ello Jeremy.
Con una mirada dolida, Jeremy responde—: No puedes hablar de
ello... ¿conmigo? ¿Hice algo mal?
—No —enfatizo—. Ese definitivamente no es el problema.
—Háblame Isabelle. Vamos, soy yo. Nada me va a ahuyentar.
Eso me hace resoplar. —Lo sé Jeremy, pero no creo que pueda
hablarte sobre esto.
—Ouch —dice, pasando junto a mí. Nos apoyamos en el mostrador
uno al lado del otro—. ¿Es una cosa de sexo?
—¿!Qué¡? —Jadeo—. ¡NO!
Él lanza sus manos hacia arriba. —Entonces, ¿¡por qué no puedes
hablarme de ello?
—Jeremy, por favor —suplico—. Simplemente déjalo en paz. Estoy
bien.
Poniendo los ojos en blanco, gruñe—: Estás despierta a las cinco de la
mañana. ESTAMOS despiertos a las cinco de la mañana. Algo anda mal.
Página | 480 Incapaz de evitarlo, bostezo en voz alta. —Lo siento —digo—. Estoy
agotada. Dormí tres horas.
—Oh, esto es estúpido —afirma Jeremy. Agarra mi mano y tira de mí
hacia su dormitorio. Yo como que me resisto, pero por otro lado, es lo que
quiero—. Vamos. —Suspira. Jeremy me agarra y me empuja sobre la
cama. Me jala cerca y susurra—: Duerme. —No hace falta sino un minuto
antes de que yo lo haga.
A las 06:30 ruedo, no me quiero levantar. Agarro la manta de Jeremy
y la tiro por encima de mi cabeza. Él empieza apartarla de un tirón. —
Déjame dormir —murmuro.
—¡Tienes que ir a la escuela! —responde—. Me di una ducha anoche.
Por lo tanto, no necesito el baño.
Tiro de la manta hacia arriba. —Dormir, necesito dormir —gimo.
Jeremy salta encima de mí. —No me hagas empezar con las
cosquillas. —Sólo gruño en respuesta—. Tengo que vvvveeesssttiirrmmeee.
Así que necesitas salir de la cama o cerrar tus ojos, o si quieres ver, puedes
hacer eso, también.
Ahora, hay una opción. Aparto la manta y gimoteo—: Está bien, me
levantaré. Muy soñolienta.
—Hice una nueva jarra de café. La que hiciste antes estaba un poco
fuerte.
—Eran las cinco de la mañana y estaba medio dormida —respondo—
. Ahora, bájate de mí, para que pueda ir a tomar una ducha.
Sonriendo maliciosamente, Jeremy dice—: No me lo pides muy bien.
—POR FAVOR, bájate de mí, antes de que me orine en tu cama.
—Eww —exclama Jeremy, rodando fuera de mí. Me levanto y voy al
baño. Obviamente, a Jeremy no le importa. Grita a través de la puerta—.
Ahora, ¿qué está pasando contigo? Hay algo que pasa y no me dices lo
que es. Recuerda, prometimos no mentir sobre las cosas.
Con un profundo suspiro, grito—: No estoy mintiendo. Es sólo que no
quiero hablar de ello. ¡Tú no me lo dices todo!
—Sí, lo hago —grita en respuesta.
—¿En serio? Lo dudo —digo—. Jeremy, prométeme que vas a dejar
esto en paz. Estoy bien. No estoy herida. No hay nada de qué
preocuparse.
Hay un dramático suspiro desde el otro lado de la puerta. —Está bien.
Página | 481 Cierro los ojos y respiro profundamente. Esto va a ser realmente difícil.
Hora de poner cara de jugadora. Durante el resto de la mañana, me
contengo. Jeremy no parece notarlo, porque él continua hablándome, sin
importar dónde estoy. Respondo lo más normal que puedo lograrlo.
Finalmente, estoy lista para irme. —Está bien, ¡nos vemos más tarde! —
grito, al abrir la puerta.
—¡Espera! —Jeremy replica. Me doy vuelta y lo miro—. ¿Qué pasa con
mi beso de despedida? —Mis mejillas se sonrojan. Él me da una mirada
burlona—. ¿Por qué te estás sonrojando?
—¡No lo estoy haciendo! Estoy simplemente acalorada —chasqueo,
tratando de encontrar una excusa.
Jeremy niega con la cabeza y se inclina para besarme en la mejilla.
—Que tengas un buen día en la escuela.
—Gracias, ten un buen día en el trabajo —respondo. Él sonríe y me
guiña un ojo. Me doy vuelta y salgo rápidamente. ¿Por qué está siendo tan
ridículo? ¿Puede sentir que estoy repentinamente atraída por él? ¿Es
obvio? Oh, Dios mío, ¡tengo que hablar con Cassandra!
Cuando llego a la cafetería, está bastante concurrida. Nunca he
estado aquí antes, así que ando un poco perdida. Mientras estoy de pie
junto al mostrador de la entrada, escucho un fuerte silbido. La mitad del
restaurante mira en esa dirección. Cassandra está sentado en una cabina
agitando su mano. Riendo, sacudo la cabeza y camino hacia ella. —Estás
loca —digo, mientras me siento.
—Sabes eso —responde ella con alegría—. AASSII QUE, vamos al
grano. ¿Cómo finalmente averiguarte que estabas enamorada del
semental que llamamos Jeremy?
Gruño y pongo mi cara entre mis manos. —Eric es el que me lo
indico... en nuestra cita, y luego me dio un beso para probar su teoría. Si
ese no es el final más horrible de una cita, no sé lo que es.
—OUCH por Eric —exclama Cassandra—. Odio tener que decírtelo
chica, pero ha sido muy evidente.
—¿Lo saben Kent y Josh? —pregunto, un poco preocupada.
Cassandra niega con la cabeza. —No, no me han dicho nada a mí al
menos. Josh mencionó que eras linda cuando Jeremy no estaba, pero eso
fue todo.
—¿Josh dijo qué? —Jadeo.
—Él piensa que eres adorable —responde Cassandra—. Sí, si no fuera
por Jeremy, creo que a Josh le gustarías, excepto que hay una diferencia
de edad importante y él sería el chico mayor más sucio.
Página | 482 Frotándome las sienes, me quejo—: Nunca he tenido un chico al que
le guste, y de repente Eric y Josh quieren salir conmigo.
—Pero no están ni siquiera en la carrera, es Jeremy. Sabes que está
enamorado de ti, también —afirma seria Cassandra.
—¿Él dijo eso? —grito.
Ella niega con la cabeza. —No, pero por la forma en que actúa a tu
alrededor, es realmente obvio.
—No creo que lo esté —resoplo—. A Jeremy le gustan las chicas
magníficas, que se ríen y coquetean. Él me ve todas las mañanas con el
cabello desordenado y con el pijama arrugado. No es algo que sea
atractivo.
—Me gustaría señalar, que te vio vestida como una
impresionantemente hermosa princesa, la noche que fuiste al baile.
¿Cómo actuó en el baile?
Pienso en ello por un segundo. —Él fue realmente delicado. Mientras
sostuvo mi mano debajo de la mesa y bailó conmigo. Jeremy dijo que
teníamos que tener una canción y fue una canción de amor horriblemente
cursi. Espera, —dije, haciendo una pausa—. Él iba a besarme. Al menos
creo que él lo iba hacer.
—¡Ves! ¡Te lo dije! ¿Cómo ha estado reaccionando ante Eric? —
pregunta Cassandra con una sonrisa.
—Mucho más protector, ¡pero Josh y Kent se comportarían de la
misma manera! Josh y Kent son como los hermanos mayores que nunca
tuve. Jeremy podía verse a sí mismo de la misma manera... aunque eso
sería asqueroso porque me besa en los labios. Espera, Josh me besó en los
labios, también. No más análogos de hermanos mayores —declaro
firmemente, haciendo una mueca.
—Deja de sobre pensar las cosas —dice Cassandra—. Mira la forma
en que Jeremy está a tu alrededor. Nunca lo he visto actuar tan
íntimamente con una chica antes, y lo he visto con un montón de chicas.
Él NUNCA está tan abierto o cariñoso con NADIE.
Frunció el ceño, suspiro, —Sí, pero nosotros dijimos que nos
amábamos, pero fue específicamente como amigos.
—¿Él dijo eso o tu dijiste eso?
Eso me hace pensar por un segundo. —No me acuerdo. Creo que tal
vez yo.
—Isabelle, tienes que decírselo. Tienes que aclarar todo este asunto.
Debes decirle sobre esa noche y que lo amas. Si él es tu mejor amigo,
Página | 483 entenderá. Si él te ama, entonces REALMENTE entenderá —afirma
Cassandra.
Con un gemido, articulo:
—¡Él no está enamorado de mí! No soy para nada alguien de quien él
se enamoraría. ¡Mírame! Le recuerdo demasiado a... bueno, sólo le
recuerdo a alguien y ¡no creo que eso vaya a ayudar a ponerme en la
carrera de material de novia.
—Esa es la otra cosa, te dijo acerca de sí mismo. Por lo que yo sé,
nunca le ha contado a nadie nada sobre su pasado —señala Cassandra.
Niego con la cabeza.
—No, él nunca le ha dicho nada a nadie. Soy la primera, pero eso no
quiere decir que él está enamorado de mí.
—Dile Isabelle. Necesitas por lo menos ser honesta con él. Jeremy se
merece eso.
—Estoy demasiado asustada. Tengo tanto miedo al rechazo. Si no se
siente de la misma manera, eso va a ser difícil. Probablemente voy a tener
que volver a casa de mi madre —murmuro, colgando mi cabeza.
Con un gemido, Cassandra rueda sus ojos.
—Él no va a hacer que te mudes y sin duda no de nuevo donde tu
mamá y si él es un idiota, por alguna razón, puedes vivir conmigo. Tendrías
que conseguir un trabajo, pero haríamos que funcione. No me puedo
imaginar a Jeremy haciéndote eso a ti.
Hay silencio por un tiempo más mientras jugueteo con mi servilleta.
Una camarera aparece de repente:
—¿Puedo ofrecerte algo?
—¿Tiene vodka? —pregunto.
—Isabelle —grita Cassandra, riéndose a carcajadas. Se vuelve a la
camarera—. Vamos a pedir dos cafés y dos bollos, por favor.
La camarera asiente y me mira raro. Sólo sonrío.
Mirando de nuevo a Cassandra, pregunto:
—¿Qué debo hacer?
—Dile —responde ella—. Dile a Jeremy la verdad.
—¿Cómo?
Cassandra mira a un lado y le da golpecitos a su barbilla.
—Haz algo bueno, pero no genial, o excesivamente romántico. Haz
una buena cena.
—Prepararé lasaña. Le encanta —digo, asintiendo—. Puedo hacer
Página | 484 eso. Luego él puede comer y yo simplemente me desplomaré por el
nerviosismo.
—Estarás bien. Así que respira profundamente y dile. ¿Cuándo crees
que deberías hacer esto? —inquiere Cassandra vacilante.
Mis ojos se amplían:
—No tengo ni idea. Supongo que hoy. Quiero decir, ¿por qué
aplazarlo, verdad?
—Probablemente lo antes posible sea lo mejor —responde ella.
—Así que esta noche —susurro, tratando de animarme—. Esta noche
será. —Hago una pausa y luego digo—: Si no me muero de un ataque al
corazón, esta noche voy a decirle Jeremy que estoy enamorada de él.
Con un gesto brusco, Cassandra replica:
—Bueno.
Comemos y repasamos lo que voy a decirle, y cómo debo decirlo.
Finalmente tengo un plan listo, mientras Jeremy esté de acuerdo con él.
Con suerte, él no trate de cambiar de tema.
Cuando llego a la escuela, soy un manojo de nervios. No puedo
prestar atención en ninguna de mis clases. Entre el cuarto y quinto periodo,
mi teléfono suena. Es un mensaje de texto de Jeremy.
¿Tienes planes para esta noche?
Frunzo el ceño, y respondo:
Medio tengo en mente, ¿por qué?
Sólo por curiosidad. Es su mensaje de texto en respuesta. El texto
siguiente dice:
Nos vemos más tarde entonces.
Confundida, le escribo: Muy bien.
Y ese es el final de la conversación. Eso fue un poco extraño. Bueno, si
él piensa que tengo planes y no está en casa, entonces puedo hacer la
cena y tener todo listo cuando finalmente llegue. Ahora, eso es una buena
idea.
Así que, después de la escuela, voy a la tienda y consigo todos los
ingredientes. Como sospechaba, Jeremy no está en casa cuando llego allí.
Por lo tanto, empiezo a trabajar de inmediato. Hacer una lasaña no es una
cosa rápida. Cuando finalmente la pongo en el horno, voy al cuarto de
baño para comprobarme. No voy a ir en exceso, pero en realidad quiero
lucir algo deseable.
Después de que todo está listo, voy a la cocina a ver la lasaña.
Página | 485 Mientras estoy cerrando el horno, escucho la puerta abrirse. Me doy la
vuelta y sonrío y luego me congelo.
Jeremy está caminando con... con una chica. Por favor señor,
mátame ahora.
Jeremy me mira un poco sorprendido.
—No estaba seguro de si ibas a estar en casa.
No puedo decir nada. Finalmente último, susurro:
—Sí, lo estoy.
Él mira a la cocina.
—Wow… estás haciendo una gran cena. ¿Me olvidé de algo?
—No —contesto, tratando de no ahogarme con mis palabras.
—¿Estás bien ? —pregunta Jeremy, mirándome con una cara seria.
Asintiendo con fuerza, respondo:
—Sí. —Mis manos comienzan a temblar, así que las agarro
firmemente—. Umm, no sabía... que... tenías compañía otra vez.
Señalando el horno, tartamudeo:
—Yo, eh, sólo quería esto para la cena, así que lo hice. —Mi pecho se
está apretando cada vez más mientras los segundos pasan—. Ustedes son
más que bienvenidos a comer conmigo.
—Oh —dice Jeremy lentamente—. Umm, nosotros...
—Sí —exclamo—. Qué estúpida soy. Por supuesto que tienes planes.
Sabes qué, esto tiene que cocinarse durante media hora y después de eso
se tiene que enfriarse. —Empiezo a ahogarme en mis palabras, así que
empiezo a hablar rápidamente—. Voy a ir a mi habitación, así que puedes
tener privacidad. Si sales antes de que la lasaña esté lista, me lo haces
saber, pero si el temporizador se apaga, simplemente sácalo. —Las
lágrimas comienzan a brotar—. Así que, voy a darte un poco de
privacidad. Discúlpame. —Rozo a Jeremy al pasar y me voy a mi
habitación, cerrando la puerta.
Inmediatamente, la opresión en mi pecho se rompe y empiezo a
llorar.
¿Cómo pude haber sido tan estúpida? ¿En qué estaba pensando?
Tenía razón. ¿Cómo podría Jeremy alguna vez estar interesado en mí?
¿Cómo podría estar enamorado de mí?
Hay un golpe en la puerta y oigo a Jeremy.
—¿Isabelle?
—¿Qué? —suspiro, tratando de sonar bien.
—¿Puedo pasar? —pregunta.
Página | 486
Niego con la cabeza, aunque él no puede verme.
—No, por favor, simplemente ve a hacer lo tuyo. Necesito tiempo
para mí.
—Isabelle —dice seriamente—. Abre la puerta.
—No, Jeremy, por favor, sólo vete —suplico.
Ignorándome, abre la puerta y entra. Cuando cierra la puerta de
nuevo, Jeremy pregunta:
—¿Qué está mal? —Cuando mira hacia arriba y me ve, su expresión
facial de repente se ve preocupada—. Izzy, ¿qué está mal? ¿Por qué estás
llorando?
—Por favor, Jeremy, solo déjame. No puedo hacer esto, por favor,
vete. Necesito estar sola, ¿de acuerdo?
Me mira pensativo.
—¿Qué has estado escondiendo de mí?
—Nada —digo entre respiraciones—. ¡Por favor, Jeremy, sólo vuelve
allí!
—¿Pasó algo con Eric?
Medio riéndome y asfixiándome al mismo tiempo digo:
—No tiene nada que ver con Eric. Me di cuenta de algo, pero al final
solo me he dado cuenta de que soy una estúpida.
Jeremy me mira seriamente.
—Isabelle, habla conmigo. Dime lo que está mal.
—Jeremy. —Lloro—. No puedo hacer esto. No te puedo decir esto.
Por favor, solo déjame sola.
Su expresión facial cambia de nuevo.
—Isabelle —dice en voz baja—. Sólo dímelo. ¡Tienes que decírmelo!
—Yo... —empiezo—. Yo... solo. —Sacudiendo la cabeza,
tartamudeo—: Lo siento, pero esto, esto nunca puedo decirte. Nunca lo
dejaré salir. Solo por favor, déjame sola.
—No, Isabelle —articula , dando un paso adelante—. Dilo.
Con mi corazón roto, exclamo:
—¡No puedo! ¡No puedo! ¡Por favor, solo déjame en paz! —Empujo
rápidamente pasando por delante de él y salgo corriendo de mi
habitación. Entro en el cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de mí.
Ahora sollozando, pongo mi cara entre mis manos y lloro. Un minuto pasa y
entonces la puerta del baño se abre.
Página | 487
—Jeremy —suspiro—. ¿Qué estás haciendo?
—Viniendo aquí —responde, cerrando la puerta.
Sacudo mi cabeza y limpio mis lágrimas.
—¿Qué pasa si hubiera estado usando el baño?
—Bueno, no lo estabas. Sabía eso.
—Tienes una cita allí afuera. ¡No puedes estar en el baño conmigo! —
siseo.
Él inclina su cabeza hacia un lado.
—Ella es un invitado y un invitado debe ser entretenido. El televisor
está encendido, así que está bien.
Llorando, le digo:
—¿Qué estás haciendo aquí?
De pronto, sus ojos están muy serios.
—TUVE que venir, porque... hay algo que quiero mucho aquí.
—Oh Dios mío —grito, cubriendo mi rostro—. Por favor, en este
momento, no digas eso. En este mismo momento, no digas eso.
—Isabelle —susurra. Quito mi mano y lo miro, con lágrimas en la cara—
. Escúchame. —Jeremy da un paso para que estar justo frente a mí.
Jadeantemente cerca, susurra—: Hay algo en el baño que amo.
Rápidamente, retrocedo y golpeo el mostrador.
—Jeremy, por favor, detente.
Él se ríe y da un paso adelante de nuevo. Nuestros cuerpos se están
tocando ahora y puedo sentir el calor de su aliento en mi piel. Empiezo a
decir algo, y él pone sus dedos en mis labios.
—Shhhh, escúchame. Hay algo en este cuarto de baño que amo
mucho. —De hecho gimo ante esas palabras. Jeremy me mira
directamente a los ojos y dice—: Estoy… enamorado... de algo en este
baño.
Con esas palabras, dejo de respirar.
—¿Qué? —susurro.
Jeremy me da una sonrisa suave.
—Estoy enamorado… —murmura, bajando su rostro hacia el mío—.
Estoy enamorado... de esta pasta de dientes —dice, estirando su mano
detrás de mí.
Eso no es lo que yo esperaba. En estado de shock, me vuelvo para
Página | 488 mirar donde está la mano de Jeremy. Cuando no veo nada ahí y veo la
planta de su mano en el mostrador, miro de nuevo hacia él y en ese
segundo, sus labios están sobre los míos. Es perfecto y como debería ser,
todo cae en su lugar. Cada segundo que nuestros labios están tocándose,
mi corazón se hace más grande. Me presiono contra él, lo más fuerte que
puedo.
El tiempo se siente como minutos, pero son probablemente sólo
segundos. Cuando Jeremy finalmente se aleja, susurra:
—Isabelle, estoy enamorado de ti.
Como si fuera la cosa más fácil de decir, respondo:
—Estoy enamorada de ti, también.
Él sonríe y me besa muy suavemente.
—Tengo que ir a hacer algo —murmura—. Espera aquí, no te muevas.
—Con eso, me da otro beso y luego se va del baño.
Me quedo ahí en estado de shock, con los dedos presionados en mis
labios. Feliz, lágrimas de alivio ahora corren por mi rostro. No puedo dejar
de reír. Paso unos minutos solamente esperando allí. Entonces empiezo a
preguntarme dónde está Jeremy. Otro minuto pasa y ahora estoy
frustrada. Finalmente, voy a la puerta del baño, y la abro de un jalón.
Jeremy está apoyado en la puerta, con una enorme sonrisa en su rostro.
—No escuchas muy bien.
—No, no, no lo hago —respondo.
—Ven aquí —gruñe, mientras tira de mí con fuerza contra él.
Capítulo 26
Jeremy me saca del baño sin despegar sus labios de los míos. Nos
Página | 489
besamos con una ciega furia. Es igual a la noche que pasamos juntos a la
décima potencia. Me da una vuelta y me empuja contra la pared. De
repente, la única foto que tiene, se cae y se hace añicos. Empezamos a
reírnos contra los labios del otro. Jeremy comienza a besarme de nuevo. —
Jeremy. —Rio—. Necesitamos limpiar los vidrios rotos.
—Uh-huh —responde, antes de besarme de nuevo. Mientras le
devuelvo el beso. Muevo un poco mi pie y escucho el vidrio deslizarse. Un
instante después estoy en los brazos de Jeremy—. No puedo dejar que te
cortes los pies.
—¿Que estás haciendo? —pregunto, cuando me lleva cargada hasta
su habitación.
Pone una gran sonrisa en su rostro. —Nada.
—¿Jeremy… donde está tu cita?
Dándome una mirada incrédula, contesta—: ¿Quien dijo que ella era
una cita?
Lo miro y respondo—: ¿Ella no era tu cita?
—No —dice Jeremy, sacudiendo su cabeza—. Su nombre es Rita. Es
nuestra recepcionista en donde trabajo. Su novio acaba de terminar con
ella. Así que pensé en traerla a casa para pasar el rato.
Con una mirada horrorizada, digo—: ¡Me enfade porque pensé que
era tu cita!
—Sin ofender, pero pienso que ambos estamos contentos de que te
enfadaras. Ahora, shhhh —Me calla, poniéndome en el piso. Jeremy lleva
sus labios a los míos y me da el beso más sensual que he experimentado.
Realmente me hace gemir. Me presiono contra él, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello. Estamos así por un minuto, solo besándonos. De
repente, siento la mano de Jeremy bajo mi camisa. El comienza a
quítamela y digo—: ¿Que estás haciendo?
Todo lo que él hace es sonreír. —Nada. —Su mano se mueve hacia mi
pantalón y desabrocha el botón. Le doy una palmada en la mano—.
¿Quééé? —se queja Jeremy.
—¿Qué piensas que estás haciendo? —pregunto, abrochándome el
pantalón.
Jeremy tira de ellos de nuevo. —Quitándote tu ropa. —Eso hace que
me ponga a reír—. ¡No, tú no lo harás!
—¿En serio? —pregunta—. ¿Ni siquiera un poquito?
Dándole una mirada severa, digo—: No hemos siquiera hablado de lo
que está pasando. No vamos a quitarnos la ropa.
—Solo estaba haciendo una suposición acerca de nosotros ahora. Me
Página | 490 imagine… tu estas enamorada de mi... yo estoy enamorado de ti. Pensé
que el siguiente paso era obvio.
Estoy tratando muy duro de no sonreír. —¿Y cuál sería el siguiente
paso?
—Uno de nosotros se muda a la habitación del otro —murmura,
empujándome de vuelta en la cama.
—¡Jeremy Stoll, no nos vamos a mudar juntos!
Se detiene y me mira. —Isabelle, odio tener que decírtelo, pero
nosotros ya vivimos juntos. Ahora —dice, empujándome hacia abajo en la
cama—. Estamos ocupados. —Jeremy se sube encima de mí y pone sus
labios en mi cuello. Hace que me estremezca.
Me da besos ligeros como plumas. Empiezo a moverme con él, pero
de repente se detiene. —Espera, tengo una confesión.
—¿Qué? —suspiro.
Apoyándose sobre mí, Jeremy mira hacia abajo. —Tengo una
confesión. Te he mentido dos veces.
—¿Que quieres decir? —pregunto vacilantemente.
—De la segunda vez ya sabes, lo de tener una cita la noche de tu
baile. La primera de ellas, sin embargo, la primera mentira te la dije la
mañana que te conté todo sobre Kaitlin.
Mi mente está en blanco. —¿Inventaste a Kaitlin?
—No. —Ríe—. No quiero que te enojes, solo escucha, ¿de acuerdo? —
Asiento con la cabeza. Él toma una respiración profunda—. Lo recuerdo.
Lo recuerdo… todo.
Con esas palabras mi mandíbula cae. —Antes de que te enojes,
escúchame. Estaba devastado por Kaitlin. Ella era mi mejor amiga y luego
se había ido. Cada año en ese día, era solo un recordatorio. Sí, estaba
borracho, pero esa noche, en lo único que podía pensar era en ti.
—Trajiste a casa otra chica, Jeremy —afirmo, sin rastros de diversión.
Jeremy inclina la cabeza. —No quería reconocer como me sentía. Me
había negado a abrirme a alguien de nuevo. Así que, hice lo que mi ego
masculino me dicto, pensé que debía traer una chica a casa. Está bien,
estaba borracho como una cuba, pero cuando encendiste la luz y vi tu
rostro, mi estómago se apretó. No parecías enojada, solo sorprendida y un
poco herida. Podrías bien haberme arrancado el corazón. Me sentí muy
mal. Le pedí a la chica que se fuera a casa… de muy buena manera.
Luego camine hacia tu puerta. De hecho me detuve un minuto a deliberar
sobre lo que debía hacer, pero déjame decirte, cuando estas borracho,
tus inhibiciones salen por la ventana. Y bueno, tú ya conoces el resto.
Página | 491
—¡Conozco el resto! —chasqueo—. ¿Porque me mentiste? Sabes lo
mucho que me heriste, ¡idiota!
Con sus ojos muy suplicantes, Jeremy exclama—: ¡Isabelle! No quería
que pensaras que me aproveche de ti. ¡Nunca pensé ni en un millón de
años que tendrías sentimientos por mí!
—¿¡Que!? ¿¡Que no tendría sentimientos por ti!? ¿Te has visto o
conocido a ti mismo?
Levantando una ceja, Jeremy responde—: ¿Cuando te distes cuentas
de que estabas enamorada de mí? —Cierro la boca rápidamente. Él
entrecierra sus ojos—. Isabelle, ¿cuándo te diste cuenta de que estabas
enamorada de mí?
—He estado enamorada de ti desde el principio, creo —susurro.
—¿Y porque nunca dijiste nada? —pregunta con una sonrisa.
Haciendo pucheros, contesto—: No lo sé. Ni siquiera me di cuenta
hasta ayer por la noche.
—¿Espera… en tu cita? ¡WHOA! Necesitas explicármelo
detalladamente —exclama Jeremy, rodando hacia un lado y acostándose
a mi lado. Me mira con una sonrisa muy maliciosa—. Necesito escucharlo
todo.
—¡Fue horrible! Pobre Eric, ¡él es el que me hizo darme cuenta!
Por supuesto, Jeremy piensa que es divertido. —¿Fue tan mala la cita?
—No, para nada —contestó.
Con el ceño fruncido, Jeremy contesta—: Bien, no necesitaba
escuchar eso.
—Termino mal, sin embargo. Me detuvo, dijo “sabes que estás
enamorada de Jeremy. Lo negué, discutimos sobre ello. Entonces, ¿quieres
saber cómo me lo probó?
—¿Cómo? —pregunta Jeremy.
—Me beso y luego me pregunto en quien estaba pensando —digo en
voz baja.
Resoplando Jeremy intenta contener su sonrisa. —Honestamente,
pensaste en mí mientras besabas a otro chico.
Lo miro fijamente. —No es gracioso. Lo siento si no soy en lo que
piensas cuando besas a otras chicas.
—Tú eres en realidad en lo que pienso cuando beso a otras chicas —
susurra Jeremy—. Especialmente en el club, me desgarro que hayas tenido
Página | 492 que ver eso. Por eso baile con ella. Eras tan insistente en que lo hiciera, que
pensé que no te importaba en lo absoluto.
—Ese fue probablemente uno de los peores momentos de mi vida —
admito.
Jeremy mueve su dedo y traza pequeños círculos en mi brazo—. Pero
yo estaba enamorado de ti, locamente enamorado.
—¿Entonces, que significa esto para nosotros? —pregunto en voz
baja.
—Me gustaría pensar que la opción más obvia es que estemos juntos,
¿pero si no quieres estar conmigo?
Dando la vuelta para mirarlo, susurro—: Por supuesto que quiero estar
contigo, pero… me preocupa que no estés tan enamorado de mí, como
yo de ti. Mírame. Hay muchas chicas más bonitas haya afuera. Es posible
que te canses de mi después de un tiempo y entonces ¿que seremos
nosotros? No quiero perderte como amigo o… novio.
Jeremy me gira y se apoya sobre mí. —No hay una chica en este
planeta que me haga cambiar de opinión. No me abro a cualquiera, pero
a ti, Isabelle, me abrí completamente. Tú tienes mi corazón entero en las
palmas de tus manos. Voy a confiar en que no me lo rompas.
—Nunca lo haría —susurro—, pero espero lo mismo de ti.
—Prometo siempre proteger el tuyo y estar allí para ti. Estoy
enamorado de ti y nunca haría nada para herirte. Ahora, que estamos más
allá de todo eso y tú eres mi novia, hay algo que he pensado
prácticamente todos los días, varias veces al día.
—¿Qué es eso? —pregunto.
Él se inclina por lo que nuestros labios están a unos centímetros de
distancia.
—Recuerdo cada caricia y beso de esa noche, me gustaría volver a
revivirlo, o mucho mejor superarlo.
Envuelvo mis brazos en su cuello y susurro—: Pienso que podemos
hacerlo.
Con una sonrisa, Jeremy me besa. Es muy suave y delicado al
principio, pero luego se vuelve muy ardiente. Tiempo después se detiene y
retrocede. —¿Qué demonios es ese ruido?
De repente, lo empujo. —¡La lasaña! —Me levanto de un sato y corro
a la cocina. Cuando me acerco al vidrio, salto. Llego a la cocina, abro la
puerta del horno y reviso la lasaña. —Gracias a Dios, está bien.
—Eso luce realmente bueno —afirma Jeremy, mientras la saco del
Página | 493 horno. Cuando pongo la lasaña en el mostrador, se acerca y envuelve sus
brazos alrededor de mi cintura. Su aliento caliente en mi cuello—. Hay algo
mucho más apetitoso sin embargo.
—¡Eres horrible! —Rio, dando la vuelta. Él solo me sonríe. Me empuja a
la parte libre del mostrador—. ¿Qué estás haciendo? —pregunto.
Me agarra por los muslos y me levanta, sentándome. —Estoy
disfrutando de tu compañía. —Se inclina y me besa de nuevo. Nos
quedamos así, presionándonos desesperadamente el uno contra el otro.
No tengo idea de cuánto tiempo pasa, finalmente, me alejo—. Jeremy,
necesitamos parar y comer. Se hace tarde y tengo escuela en la mañana.
—Bien, podemos comer, pero pienso que podríamos reportarnos
enfermos mañana —murmura.
Esto me hace estallar a carcajadas. —Debería perder un día de
escuela para manosearme contigo.
—No puedo pensar en una mejor razón —contesta, viniendo por otro
beso.
—Jeremy —reprendo—. Por mucho que quiera saltar sobre ti,
necesitamos ser serios.
Gruñe. —Quieres saltar sobre mí, ¿huh? —Su mano encuentra la parte
superior de mis pantalones de nuevo—. Yo puedo con eso.
Todo en mi grita que lo detenga, pero no lo hago. Jeremy se inclina y
me besa de nuevo. Aunque mientras baja el cierre, lo aparto. —Aun así no
voy a tener sexo contigo.
—Mmmm —Jeremy tararea contra mis labios—. Apuesto que puedo
hacerte cambiar de opinión.
Salto del mostrador. —Oh, apuesto que puedes, pero eso no es lo que
quiero. Te amo. Desesperadamente. Pero quiero esperar.
—Lo sé —suspira Jeremy—. Lo siento, soy un chico y han pasado años,
y no lo he querido con nadie, pero tengo esta necesidad contigo ahora.
Tendré que mantenerme bajo control.
Tomando una respiración profunda, digo—: Necesitamos enfriarnos un
poco. Creo que nuestras mentes están algo nubladas en este momento.
Quiero decir, solo he experimentado este sentimiento una vez. Es como un
subidón de adrenalina.
—Es un buen subidón de adrenalina —contesta Jeremy, volviendo de
nuevo por mí—. Yo digo que nos saltemos la cena. —Me agarra y me jala
hacia él—. Creo que es hora de dormir.
—¡Oh no! —exclamo—. No vamos a dormir en la misma cama hoy. No
Página | 494 confió en mí misma lo suficiente.
Con el ceño fruncido, Jeremy gime—: Bien, entonces vamos a comer.
Sonrió, lo beso y luego corto la lasaña. Mientras preparo la cena,
Jeremy va a limpiar los vidrios rotos. Unos minutos más tarde comemos y
hablamos como si nada fuera diferente, tal vez ese es el punto, que no hay
nada diferente. Hemos estado actuando de esta manera todo el tiempo
porque nos amamos. Ahora, ahora, todo esto tiene sentido.
La tenemos difícil limpiando y preparándonos para la cama. Bueno,
debo decir que tengo un momento difícil, porque Jeremy está sobre mí
todo el tiempo. No me malinterpreten yo estoy sobre el también. Se siente
muy bien, pero la voz de la razón en la parte de atrás de mi cabeza se está
volviendo más y más distante.
Un poco después, nos encontramos en el pasillo diciendo buenas
noches. Me pongo de puntillas y lo beso. —Te veo en la mañana.
—Mmm —tararea—. Voy a tener muy buenos sueños, creo.
—Pervertido —Rio—. Ahora, vete a dormir.
Jeremy se inclina y me besa en la frente. —Duerme bien mi amor.
Retrocediendo, le sonrío. Se da la vuelta con esa cálida expresión. Mi
corazón late a dos mil kilómetros por hora mientras entro en mi habitación.
Apago la luz y me acuesto. Mi cabeza es un hervidero de ideas, por lo que
me doy vuelta y tiro la cobija sobre mi cabeza. Unos minutos pasan,
cuando de repente siento que las mantas se retiran. Me doy la vuelta y rio.
—Te dije que durmieras en tu propia cama.
—¿Desde cuándo escucho? —contesta Jeremy. Se desliza bajo la
sabana y nos cubre con ella—. No puedo dormir otra noche sin ti. Lo
siento.
—No creo estar siendo realista. Probablemente hubiera ido a tu cama
en algunos minutos —replico—. Realmente necesitamos ser serios. Tú tienes
trabajo y yo escuela.
El me jala de nuevo junto a él. —Mmmhmmm —contesta Jeremy—.
Solo bésame. —Así que, lo hago.
A la mañana siguiente mantengo a Jeremy un poco lejos de mí.
Estamos muy cansados. Le dije que esto confirma mi idea de dormir en
habitaciones separadas. Contesta que eso no tiene sentido. Conduzco a
la escuela con una gran sonrisa en mi rostro. Hasta mis pasos son más
ligeros ahora. Cuando llego a mi casillero Eric y Jack están parados allí. —
Buenos días —expreso audiblemente.
—Buenos días —dice en respuesta Jack.
Eric sonríe. —¿Cómo te fue ayer?
Página | 495 —Muy bien, gracias —contesto—. Tenías razón.
Con una mirada confusa, Jack pregunta—: ¿Razón en qué?
—Nada —contesta Eric.
Nos quedamos así por un minuto, y luego Jack me mira. Se echa a
reír. —¿Qué? —digo, torpemente.
—Tienes un chupetón en tu cuello —señala Jack—. Alguien se divirtió
ayer.
—¡No lo tengo! —exclamo. Rápidamente, abro mi casillero y me miro
en el espejo—. Voy a matar a Jeremy.
Jack solo resopla. —Oh, es divertido.
—¿Que es divertido? —Escucho detrás de nosotros. Oh, genial. Me
doy la vuelta para encontrar a Sonya ahí de pie.
Suspiro. —Nada.
Ella entrecierra sus ojos y dice—: Si, claro.
—Isabelle tiene un chupetón. —Se ríe Jack.
—¡Jack! —Eric y yo gritamos al unísono. Él nos da una mirada
perpleja.
Sonya cruza sus brazos. —Así, que finalmente cediste y mostraste tus
verdaderos colores.
—Si, Jeremy y yo finalmente lo aceptamos y confesamos nuestro amor
el uno al otro. No, todavía no he dormido con él, y no tengo planeado
hacerlo en un futuro próximo. Es mi novio y lo que nosotros hagamos no es
asunto tuyo. Realmente, nada en mi vida lo es, pero sabes que ya no me
importa. Di lo que quieras, haz lo que quieras, ya no me importa. Tengo un
novio que es demasiado guapísimo, más divertido que el infierno,
inteligente, talentoso que me ama hasta la muerte. ¿Puedes tu decir lo
mismo? No, no lo creo. Soy bonita, inteligente y una gran artista y tengo
mucho más talento en mi dedo meñique del que tú tienes en todo tu
cuerpo. Te encanta lastimar a las personas para sentirte mejor debido a
todas tus inseguridades. Bueno sabes que eso no es atractivo para los
chicos.
—No, no lo es —confirma Eric.
Mirándome fijamente, Sonya resopla. —Lo que sea.
Una ola de confianza me cubre. Doy un paso hacia ella. —No te
atrevas a pensar que puedes molestarme más. Bien puedes hablar con la
pared, porque no me vas a molestar. No significas nada para mí. Solía
pensar que lo tenías todo y acabo de darme cuenta de que no tienes
nada. Es por eso que tú te la agarras con todo el mundo, pero cuando
Página | 496 salgas de la escuela secundaria, vas a tener un terrible despertar. Esa
personalidad no te llevara a ninguna parte. Créeme, mis amigos están en
sus veintes. Ellos son los que me lo enseñaron. Mi mejor consejo, crece
Sonya. —Retrocediendo, tomo una respiración profunda—. Ahora,
discúlpame, tengo que ir a clases. —Me dirijo a Eric y Jack—. Los veo luego
chicos. —Eric en realidad choca los cinco conmigo, lo que me hace reír.
El resto del día es normal. En realidad tenía una de mis bufandas en mi
casillero, así que me la puse. Todavía voy a matar a Jeremy. Esa noche
llego a casa y huele delicioso. Jeremy está de pie en la cocina. Entro y veo
un gran florero de tulipanes. —Awww. —Suspiro—. Esos son muy bonitos.
—Quería darte algo —replica Jeremy. Camina hacia mí y me besa.
Envuelvo mis brazos en su cuello y se lo devuelvo con cariño. Cuando nos
apartamos, Jeremy ríe—. Fui a ese lugar donde compras comida, está
preparada pero tienes que cocinarlo. Es increíble y delicioso.
—Genial —contesto, dejando caer mi mochila. Entonces miro la
mesa—. ¿Dónde están los lirios?
Jeremy se da la vuelta. —Pensé que era momento de dejarlos ir.
—Oh Jeremy —digo en voz baja—. No, los amo. Son hermosos. No me
molestan.
—De vez en cuando entonces —contesta él—. Por ahora, se trata de
ti. —Sonrío.
Tenemos una velada romántica increíble. Es genial y no podría estar
más feliz. Más tarde, después de ponerme mi pijama, Jeremy exige que
bailemos en la sala. Hace que ría, pero estoy de acuerdo. Cuando
estamos sosteniéndonos con fuerza, susurra—: ¿Entonces, que vamos hacer
por mi cumpleaños?
Confundida, pregunto—: ¿Cuando es tu cumpleaños?
—El sábado —responde Jeremy—. ¿Qué es lo que vamos hacer?
Suavemente sonrió y digo—: Es tu cumpleaños. ¿Qué quieres hacer?
—Puedo pensar en algo —maliciosamente contesta. Ruedo mis ojos—
. No lo sé. Salgamos a divertirnos. Vamos a bailar. Cenar y bailar, eso suena
genial. Esta vez solo disfrutaremos de la compañía del otro como debe ser.
—¿Invitamos a los chicos y a Cassandra?
Asiente. —Sí, será divertido.
—Suena bien.
Entonces, el sábado llega y nos estamos alistando. Jeremy quiere ir al
Steak House para la cena. Así que, Cassanda y yo fuimos a comprar ropa
nueva, porque… bueno… somos chicas. Compré un bonito y suelto,
Página | 497 vestido rojo sin espalda ni mangas y un par de zapatos de tacón.
Cassandra me hizo practicar unos días en casa, así no me tropezaría y
rompería el cuello después. Jeremy dijo que eran muy seductores. Me reí
de él.
La cena es muy agradable. Nos reímos mucho. Jeremy desliza su
mano por mi pierna, y yo se la aparto. Le dije a Cassandra que estamos
juntos, pero no creo que los chicos tengan idea. No sé quién está más
emocionada, Cassandra o yo.
Mucho más tarde, nos encontramos sentados en una mesa del club.
Estoy dando tragos de una botella de agua. Jeremy y yo hemos estado en
la pista de baile toda la noche. Estamos tratando de no ser obvios, pero
tuvimos un montón de bailes calientes, aunque no nos hemos besado
desde que salimos de la casa, y creo que puedo explotar. Finalmente, dejo
la botella vacía en la mesa. —Necesito usar el baño.
—Voy a llevarla —replica inmediatamente Jeremy. Josh solo se
encoge de hombros como si nada. Rápidamente bajamos las escaleras.
Cuando nos metemos en la parte de atrás, instantáneamente nos
lanzamos sobre el otro. Dando tras pies en el camino hacia el baño.
Después de un minuto, tomo aliento. —Necesito usar el baño.
—Apúrate entonces —contesta. Me doy la vuelta y cierro la puerta
tras de mí. Cuando salgo, no veo a Jeremy. Frunzo mi ceño. De repente
me hacen cosquillas a los lados—. ¡Boo!
Gruñendo, le doy una palmada. —Eso no es divertido.
—Oye, puedes ser mi novia ahora, pero todavía tienes que
aguantarme.
Estrecho mis ojos y sonrió. Rápidamente, lo empujo a la pared y lo
beso. Jeremy me da la vuelta y nos abrazamos. Un rato más tarde,
escuchamos una tos desde el otro lado. Nos soltamos y miramos. Josh,
Kent y Cassandra están parados allí. Josh luce un poco estupefacto. Kent
simplemente se echa a reír. —Vinimos a ver porque se tardaban tanto,
pero puedo que los estaba deteniendo.
Cuando miro a Jeremy, tengo que quitar el lápiz labial de su rostro. —
Oops —es todo lo que puedo susurrar.
—¿Así que… hacen esto a menudo? —pregunta Kent.
—Solo desde que empezamos a salir —contesta Jeremy con una
sonrisa—. Lo siento, tendemos a distraernos.
Josh levanta sus manos. —¡Por fin! Querido Dios, nos preguntábamos
cuando iban a entrar en razón.
Todos reímos. —Trate de detenerlos, lo siento —declara Cassandra.
La mandíbula de Kent cae. —¡Tú lo sabías!
Página | 498 —Por supuesto que lo sabía —contesta Cassandra. Ella se mofa—.
Nosotras las chicas tenemos tendencia a contarnos todo. Aprenderás eso.
—Oh, por todos los demonios —gime Kent. Ahora que todos lo saben,
Jeremy y yo finalmente mostramos nuestro afecto. Y lo hacemos,
demasiado.
El tiempo pasa volando y se acerca la navidad. Cuando más se
acerca, más se revuelve mi estómago. Mientras hacemos las maletas para
ir a Texas, pregunto—: ¿Estás seguro de que quieres que vaya?
—Por supuesto —contesta Jeremy, como si fuera la pregunta más
estúpida de todas—. Ellos te amarán.
—Sí —murmuro—, pero no conocí a Kaitlin. Tal vez, a ellos no les
gustaré. Quiero decir, no tengo ni idea de cómo comportarme.
Jeremy se acerca y lleva sus manos a los lados de mi rostro. —Solo
actúa como tú misma. Estarás. —Se inclina y me besa.
La navidad no es tan mala. Ellos son las personas más amables que he
conocido. Por supuesto, hacen que Jeremy y yo nos quedemos en
habitaciones separadas, ya que no estamos casados. Pienso que es
gracioso. Jeremy solo rueda sus ojos. Hacen que monte uno de sus
caballos pura sangre. Eso es lo más genial de todo.
Estoy muy emocionada de que tengan un árbol de navidad. Lo
decoramos mientras estoy allí. Les contamos de mi vida familiar, a la falta
de ella. Nos hacen sentir más que bienvenidos en su casa. Los Billings harán
una fiesta con baile en el salón. Así que Jeremy pasa el día enseñándome
a bailar el vals, así estaré lista.
Durante la fiesta, el padre de Kaitlin, Richard se me acerca. —¿Me
permite este baile? —Mis ojos se dirigen a Jeremy, y el agita su mano hacia
la pista de baile. Le doy una mirada rápida y tomo la mano de Richard.
Vamos hacia la multitud, y Richard sonríe. —Voy a tomar las cosas con
calma. —Con eso, comenzamos a bailar.
Sonrojándome realmente duro no lo miro. Él ríe y pregunto—: ¿Qué?
—Tú me recuerdas a Kaitlin de alguna manera. La única persona con
la que se sentía cómoda bailando era Jeremy, también —contesta.
—¿En serio? Usted era su padre —digo.
Richard ríe y niega con la cabeza, —Si, pero no soy Jeremy. Él era
todo para ella. —Eso hace que rápidamente baje la mirada—. No lo dije
para hacerte sentir incomoda. Mi esposa y yo queríamos darte las gracias.
Jeremy es como un hijo para nosotros. Después de que Kaitlin muriera, una
parte de él murió. No era el mismo. Estaba cambiado.
Página | 499
—Lo sé —susurro.
Con una sonrisa, Richard dice—: Tú lo trajiste de vuelta a la vida. Él es
el mismo de siempre y muy increíblemente feliz. Solo queríamos darte las
gracias, gracias por traerlo de vuelta con nosotros.
—Él es todo para mí, también. Así que supongo que Kaitlin y yo
tenemos eso en común. —Eso hace reír a Richard.
La noche de la víspera de navidad es maravillosa. Hacemos
chocolate caliente y nos sentamos alrededor del fuego. Me cuentan
historias terriblemente divertidas de Jeremy. Hay un par de veces que él
gruñe—: Ella va a terminar conmigo muy pronto conmigo.
—Lo siento, no puedes deshacerte de mi tan fácilmente —contesto,
acurrucándome a su lado. Él solo me besa en la frente.
En la mañana, despierto con Jeremy metiéndose en la cama
conmigo. —¡Jeremy! —siseo en un susurro—. Se van a enojar si te
encuentran aquí.
—Somos adultos —responde—. De todas maneras, solo vine a
despertarte, para darte tu gran regalo de navidad.
Eso hace que me siente rápidamente. —¿Qué es? Espero, que nada
pervertido si es por eso que estás aquí.
—No —Ríe—. Es esto. —Jeremy me entrega un sobre.
—¿Que en este mundo cabria aquí? —pregunto.
Rodando sus ojos, Jeremy dice—: Ábrelo Isabelle.
Rápidamente lo abro. Dentro hay extracto bancario. —¿Qué es esto?
—Tu cuenta de banco —dice, sentándose conmigo. Abro mi boca
para protestar y Jeremy rápidamente pone un dedo en mis labios—.
Escucha, este dinero no es para que lo gastes. Es un fondo para la
universidad. Quiero que vayas, y no quiero que lo que nos pueda pasar
afecte eso.
—¿Que nos podría pasar? —pregunto, asustada.
Sus ojos se abren. —Nada por mi parte. Es solo por si acaso.
—No puedo aceptar esto —digo.
Jeremy toma el sobre de vuelta y me mira a los ojos. —Vas aceptarlo.
Por favor, por mí, en este mismo segundo. Esto es lo que quiero para ti más
que nada en el mundo. Basta con tomarlo, pero te juro que si lo usas para
otra cosa que no sea la escuela, voy a gritarte hasta quedar afónico.
Saltando hacia él, Lo tumbo y lo beso tan fuerte como puedo. Me
devuelve el afecto. Cuando finalmente me alejo, susurro—: Gracias.
Página | 500 Quitando gentilmente mi cabello, Jeremy responde—: No hay de que,
ahora. Vamos, están haciendo panqueques.
El día de navidad es maravilloso. Ellos les dieron a todos sus
empleados el día libre, así que somos Lillian y yo en la cocina. Ella es muy
dulce, y todo lo que siempre pensé que una madre debería ser. Todo el día
es increíble. Los Billings me compraron una computadora portátil. Le doy
una mirada rápida a Jeremy y él me la devuelve como diciendo que no
diga nada. Les doy las gracias y un gran abrazo a los dos. Es una
computadora genial. Cuando es mi turno de darles su regalo hago que
Jeremy se los de.
—Esto es de parte casi exclusivamente de Isabelle —declara Jeremy—
. Aunque es mi idea. —Pone en sus manos, un gran paquete.
Lillian nos da una mirada inquisitiva. —¿Qué es?
—Solo ábrelo cariño —dice Richard. Miro nerviosamente a Lillian
abriendo el regalo. Sus manos van instantáneamente a su rostro cuando
ella ve el retrato—. Es Kaitlin —Richard afirma con una sonrisa.
—Es hermoso —susurra Lillian—. Gracias.
Esto me hace sentir orgullosa. —De nada.
Estoy un poco triste cuando tenemos que irnos. Los Billings dicen que
tenemos que volver pronto. Estamos de acuerdo y nos abrazamos. Cuando
llegamos a casa más tarde ese mismo día, me siento en el sofá… y
comienzo a llorar. Jeremy rápidamente se acerca. —¿Qué ocurre?
—Eso fue maravilloso, muy maravilloso, y ellos son geniales. Es solo
que… no puedo dejar de pensar en mi madre. ¿Qué hubiera pasado si las
cosas hubieran sido un poco diferentes? ¿Y si ella fuera un poco más como
Lillian? No sabía qué días de fiesta como ese existían.
Jeremy pone su brazo alrededor de mis hombros y me acerca a él.
—Sé exactamente como te sientes. Sigo pensando que para ti fue un
poco más fuerte que para mí, pero aun así, sigo como te sientes. Nos
tenemos uno al otro ahora, y siempre haré de la Navidad algo especial.
Puede ser nuestro día de fiesta especial.
—Tuve un buen momento —sollozo—. Puedo imaginar que Kaitlin era
igual de amable.
—Ella lo era —susurra Jeremy—. Richard y Lillian te adoran, sin
embargo. Ellos dijeron lo mismo de ti.
Poniendo mi rostro en su pecho, susurro—: Pienso que extraño a mi
mamá, de una manera bizarra y sádica.
—Bueno, ella es tu mamá. ¿Quieres ir a verla? —pregunta él
amablemente.
Página | 501 Pensando en ello por un segundo, contesto—: No, no realmente.
¿Cuál sería el punto?
Nos sentamos por un momento en silencio. Luego Jeremy gira mi
cabeza y nos besamos, después de eso, el mundo desaparece. Comienza
de nuevo la escuela, la vida es genial. Unas semanas pasan, cuando voy a
mi casillero al final de la escuela. Cuando levanto la mirada, mi estómago
cae porque mi madre está parada allí. —Hablando de la mujer del diablo
—murmuro. Caminando hacia ella, pregunto—: ¿Que quieres?
—Vine aquí a hablar contigo —afirma ella—. ¿Podemos ir a algún
lugar privado?
—No tengo mucho que decirte —replico, abriendo mi casillero.
Mi madre mira los anillos en su mano. —Por favor Isabelle, solo dame
diez minutos.
Pienso por un minuto y luego cierro de golpe la puerta de mi casillero.
—Bien —gruño—. Podemos ir hablar a mi auto.
—¿Tienes un auto? —mi mamá pregunta.
—Hay un montón de cosas que tengo de las que no sabes —digo,
comenzando a caminar por el pasillo. Mi mamá me sigue en silencio.
Cuando llegamos, mi mama se detiene. —Este auto es realmente
genial.
—Tengo un novio que me ama desesperadamente y se asegura de
cuidarme —contesto—. Alguien que me cuida para un cambio. —
Abriendo la puerta, digo—: Entra.
Después de eso hay un silencio sepulcral por el primer minuto cuando
nos sentamos en el auto. Finalmente mi mamá susurra—: Quería decir que
lo siento.
—¿Por qué?
—Tu vida —contesta—. He sido una madre horrible.
Eso me hace resoplar. —En serio, eso no es una noticia nueva.
—Solo déjame hablar… por favor —dice, así que me callo—. Cuando
paso lo de Howard, te falle de forma colosal. La policía vino a hablar
conmigo. Me mostraron las fotos y en ese momento estaba sobria. Eso hizo
que me viniera abajo.
Ahora enojada, grito—: ¡Te viniste abajo! ¿Cómo piensas que me
sentí? ¡No tenía nada! Si Jeremy no hubiera estado en el cuadro, ¿a
dónde habría ido? ¡Ya no podía quedarme contigo! ¡No era seguro!
—Lo sé, Isabelle, al día siguiente fui a buscar ayuda.
Página | 502 —¿Qué clase de ayuda? —pregunto sarcásticamente.
—Comencé a ver un consejero y nos hemos estado encontrando dos
veces por semana. Tengo un patrocinador. He estado sobria desde ese
día, ni una gota de alcohol —dice orgullosa mi mamá.
Un tanto estupefacta, me quedo mirándola. —¿En serio?
—Sí, sé que no estoy curada. Estoy lejos de estarlo, pero lo estoy
tratando. Es duro, pero me lo tomo día a día. Tengo un diario ahora. De
todo lo que escribo es de ti. Como me gustaría poder hacer las cosas
diferentes. Poder compensarte por todos mis errores. Te extraño. Te amo
Isabelle, incluso si nunca te lo demostré.
Seco las lágrimas que caen por mis mejillas. —Mamá… no sé qué
decir. Hay tantas heridas en el pasado. Sabes, pase una maravillosa
navidad con las personas más amables que he conocido. Son lo que debe
ser una familia. No la mierda que nosotras tenemos.
—Quiero darte eso Isabelle. Todo lo que pido es una oportunidad y
esa es una gran cosa para pedirte, lo sé.
Mirando fijamente el parabrisas, finalmente susurro—: Jeremy y yo
estamos muy enamorados, y soy extremadamente feliz. Más feliz de lo que
he sido alguna vez. Tengo geniales y sinceros amigos. Por fin tengo
autoestima. Las cosas son maravillosas en este momento. No quiero
echarlo a perder.
—Tienes todo el derecho a decir que no —dice mi mamá—. Entiendo.
Puede que no haya vuelta atrás.
Sin saber qué pensar, solo me froto la cabeza. —¿Puedes darme un
poco de tiempo? ¿Darme tiempo para pensarlo y hablar con Jeremy?
—¿Él es tan importante? —pregunta ella.
—Sí —murmuro—. Lo es.
Mi madre mueve nerviosamente sus dedos. —¿Por qué no hacemos
esto, por qué no hago la cena del domingo, y si vienes, está bien? Te daré
la elección.
—Va a ser realmente horrible si no voy, mamá. Quiero decir, no quiero
que empieces a beber de nuevo.
Ella pone sus manos al frente. —Puedo manejar esto. Necesito ser
capaz de hacerle frente a las cosas. Hay una reunión esa noche, así que si
lo necesito, puedo ir a buscar un poco de apoyo.
Tomando una respiración profunda, contesto—: Iremos. Lo juro mamá,
tienes una oportunidad. Eso es todo.
—Voy a tratar de hacer lo mejor posible para no decepcionarte otra
vez —afirma—. Así que, ¿el domingo como a las 5:30?
Página | 503 Lentamente, asiento con la cabeza. —Síp, Jeremy y yo estaremos ahí.
—Gracias —exclama mi madre—. No estarás decepcionada.
—Espero que no.
Se queda sentada torpemente por un segundo. —Está bien, te veré
entonces.
—Adiós —digo, agitando mi mano. No voy a abrazarla. Mi madre
sonríe y se baja del auto. Cuando se va, me echo a llorar. Gracias a Dios,
mis ventanas son polarizadas. Me siento y lloro por un rato. Cuando
termino, el estacionamiento de la escuela está casi vacío. De repente, mi
teléfono suena. Respondo—: Hola.
—¿Dónde diablos estas cariño? —pregunta Jeremy. Eso hace que
empiece de nuevo a llorar.
—¡Isabelle! —grita desesperadamente Jeremy— ¿Qué pasa?
Sollozando, tartamudeo—: Mi mamá… mi mamá vino a la escuela.
—¿¡Que!?¿Estás bien? ¿Qué paso?
—Ella está sobria… supuestamente, y vamos a ir allí para cenar el
domingo —suspiro.
Solo se escucha un silencio de muerte al otro lado. —Di eso de nuevo.
—Bien, supongo que ella dejo de beber, y me dio este muy buen
argumento sobre cómo va a cambiar. No lo sé… quisiera que ella lo
hiciera. Quisiera que fuera cierto. ¿Y si puede estar sobria?
Después de otra larga pausa, Jeremy dice—: Bueno, ella es tu madre.
¿Cómo te sientes sobre todo esto, realmente?
—No lo sé —susurro—. Y si es cierto… tal vez podría llegar a conocer a
mi verdadera madre. Ya sabes, la persona más allá del alcohol.
—Eso me haría muy feliz Isabelle. Realmente lo haría. Solo uno de
nosotros tiene a su verdadera madre, y seria grandioso si actuara como
una.
Asiento con la cabeza. —Sí, lo seria. Estoy muy asustada de salir
herida.
—No voy a dejar que eso pase —me tranquiliza Jeremy.
—No creo que puedas protegerme de algo como esto —señalo—,
pero esta es mi decisión y la estoy tomando. Tengo que cargar con las
consecuencias.
Jeremy suspira. —Está bien, ¿vienes a casa?
Página | 504 —Sí, voy ahora mismo —contesto—. Te veo en un rato.
—Está bien, adiós, cariño. —Con eso colgamos. Manejando a casa,
mi cabeza es un enjambre de pensamientos. La esperanza y el temor se
mezclan en mi cerebro. Esto puede ser grandioso o un fracaso épico.
Tendremos que esperar y verlo.

Viene el domingo y siento que voy a vomitar. Jeremy trata de


calmarme, lo que me ayuda. Manejamos a casa de mi mamá en silencio.
Cuando caminamos hacia la puerta, nos detenemos por un segundo,
finalmente abro y entramos.
—¿¡Mamá!?
—Aquí —grita desde la cocina. Caminamos hasta allí y vemos una
comida completa preparada, ensalada y todo. Ni siquiera sabía que mi
madre realmente supiera cocinar—. Espero que te guste la carne asada.
Escéptica, digo—: Si, no lo has hecho desde que era muy pequeña.
Su rostro se vuelve serio. —Lo sé, siempre te gustaba cuando lo hacía,
así que pensé que era una apuesta segura. Porque no te sientas. ¿Quieren
un refresco o jugo?
—Tomare un refresco —contesta Jeremy.
Mi mamá asiente con la cabeza y va al refrigerador—. Entonces,
¿cómo estuvo tu semana?
—Bien —digo, sentándome. Jeremy toma el asiento junto a mí—. ¿Y la
tuya?
—Quieres una respuesta vacía o la verdad —pregunta mi madre.
Encogiéndome de hombros, suspiro—: La verdadera.
—Ha sido una semana dura. Aunque no recaí. Creo que estaba
nerviosa hasta el día de hoy, pero fui a las reuniones y llame a mi
patrocinador. Lo hice bastante bien y ¡ahora que estás aquí!
Hay un extraño silencio y luego digo—: Eso es bueno.
—Así que, Jeremy, quiero disculparme. Nunca tuvimos un buen
comienzo. Lo siento por la forma en que me comporte. No hay excusa
para ello. Te debo todo por cuidar de mi hija. Si hay alguna manera de
pagarte, por favor házmelo saber. Puedo darte dinero. No debes ser el
único responsable de ella —afirma mi mamá.
Jeremy niega con la cabeza. —No, no necesito que me des dinero. Si
quieres dar dinero, dáselo a Isabelle. Ella puede tenerlo.
Página | 505 —Cierto —contesta—. Puedo hacer eso. —Parece muy nerviosa, ella
comienza a inquietarse por la falta de alcohol—. Bien, podemos comer
entonces.
La cena no es terriblemente mala. Mi mamá definitivamente no es la
misma mujer. Está intentando ser alguien que no es. Es genial y realmente
divertida. Jeremy es bastante frío en toda la comida. Finalmente, estiro mi
mano debajo de la mesa y aprieto su mano. Trato de decirle que estoy
bien con mis ojos. Él me da una pequeña sonrisa e intensifica el apretón en
mi mano.
Al final de la noche, le decimos que ayudaremos a limpiar, pero mi
madre se niega a permitírnoslo. Así que, al final, solo nos limitamos a decir
buenas noches. Miro a mi madre. —Gracias mamá, esto fue agradable.
—¿Podemos hacerlo de nuevo alguna vez? —pregunta ella.
Sonrió, y contesto—: Si, definitivamente.
—¿Que tal el próximo domingo?
Le echo un vistazo a Jeremy. Él asiente con la cabeza. —Seguro, eso
estaría bien.
—¡Genial! —exclama mi madre—. Estoy tan emocionada.
—Yo, también —contesto. Vaya, realmente quise decir eso—. Pero
necesitamos irnos. Tenemos que levantarnos temprano.
Mi madre se queda ahí torpemente por un segundo. Finalmente,
camina hacia mí y me abraza. No me ha abrazado en años.
Vacilantemente envuelvo mis brazos su alrededor. Tardo un poco pero
finalmente la abrazo plenamente devolviéndoselo. —Gracias por darme
una oportunidad —susurra.
—Realmente espero que esto funcione —digo—. Mantente en el
camino. Si necesitas hablar, puedes llamarme.
—Está bien —suspira ella. En cuanto a Jeremy, ella extiende su mano.
—Fue agradable por fin poder conocerte. Pareces un maravilloso
muchacho, del que mi hija está muy enamorada.
Jeremy toma su mano. —Sí, fue bueno empezar con el pie derecho
esta vez. Gracias por la cena.
Sonriendo, mi mamá aprieta su mano. —Es con gusto. Los veré el
próximo domingo chicos.
—Si —contesto—. Adiós mama.
—Adiós —nos grita, mientras caminamos hacia la puerta.
Nos metemos en el auto de Jeremy y nos sentamos en silencio por un
momento. Jeremy finalmente pregunta—: ¿Cómo te sientes?
Página | 506 Haciendo una pausa por un segundo, respondo—: Esperanzada. ¿Eso
es algo malo?
—En absoluto —contesta—. Creo que sería genial si tu mamá cambia.
Te lo mereces.
—Sí, seria genial. Gracias por tu apoyo —digo—. Realmente lo
aprecio.
—Siempre estaré aquí para ti —susurra él. Inclinándose hacia adelante
me besa gentilmente en los labios. Le devuelvo el gesto y hace que la
noche sea mucho mejor.
Así que, el siguiente domingo todo va bien, y luego el domingo
después de ese, y el siguiente también, y el que sigue. Mi mamá y yo
incluso nos reunimos solo nosotras. Hay días que son más difíciles para ella,
y algunas veces voy a sentarme con ella. Es agradable tenerla en mi vida.
Las semanas se convierten en meses, y de repente estoy en mi
graduación. No puedo creerlo. Es como si estuviéramos en un millón de
grados afuera, y por supuesto estamos usando togas pesadas. Creo que
podría desmayarme de agotamiento por el calor. Nuestra mejor estudiante
da un discurso pero mi mente está en otra parte. Tengo dos cartas de
aceptación de dos escuelas de arte diferentes. Jeremy dice que nos
mudaremos al lugar a donde quiera ir. Me gusta cómo él dice, “nos”. Amo
la forma en que somos nosotros.
No me malinterpreten, peleamos. Sobre cosas sin importancia, pero es
normal que viva discutiendo con él. Usualmente, dura como diez minutos y
luego lo sacamos de nuestro sistema. Ninguna relación es perfecta. Nunca
hay una historia con un final feliz, lleno de arcoíris y mariposas, pero nos
amamos y somos muy felices, y eso es lo que cuenta.
Cuando finalmente lanzamos nuestros birretes al aire, es estimulante.
Mi vida ha cambiado mucho este último año. Y me sorprende que puede
que extrañe ir a mi escuela secundaria. Creo que la mejor parte es que
Sonya me ha dejado tranquila desde ese día. Ni siquiera me mira.
Sinceramente, no me importa si no lo hace. Ya supere esto. Solo le deseo lo
mejor.
Mientras mis compañeros de graduación se dispersan entre la
multitud, voy a buscar a la única persona que importa. Cuando lo veo,
corro y salto a sus brazos. —Lo hiciste —susurra Jeremy—. Estoy muy
orgulloso de ti.
—Te amo —susurro.
—Te amo, también —contesta.
De repente, soy apartada de él y levantada en el aire. —Felicidades
joven dama —dice Kent—. ¿Qué es lo primero que vas hacer ahora que
Página | 507 eres un adulto?
—Ya h sido un adulto, pero no lo sé. No levantarme temprano
mañana, seria genial.
—Felicitaciones cariño. —Escucho decir a mi madre. Kent se aparta y
voy abrazarla—. Eres una increíble jovencita.
—Gracias mamá —contesto.
Josh aplaude. —Ahora, a la fiesta.
—¡Josh! —todos gritan.
Gimiendo, él dice—: ¿Quééé?
Confundida, miro a Jeremy. —¿Cuál fiesta?
—Bueno, se suponía que era una sorpresa, pero estábamos
preparando a tu clase una fiesta de graduación en el club. Eric y Jack han
planeado todo —contesta—. El bocazas aquí arruino la sorpresa.
Totalmente emocionada, salto de arriba abajo—. ¿¡En serio!?
—Si, en serio —dice Jeremy, sonriendo—. Así que, vámonos. Va a
haber comida allí y todo, y me muero de hambre.
La fiesta es I-N-C-R-E-I-B-L-E. Es una locura la cantidad de personas que
aparecen. Hay música, baile, y un montón de cosas locas. Más tarde esa
noche. Jeremy me lleva a un lado.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—Necesito llevarte a un sitio. ¿Puedo alejarte de tu fiesta?
—Claro —respondo, apoyándome en él—. Por un precio. —Jeremy
sonríe y luego se inclina para besarme. Es muy emocionante sentir el roce
de sus labios sobre los míos. Decimos adiós a todo el mundo y nos vamos
del club. Me acurruco junto a él en el viaje.
Al llegar a un hotel, le doy una mirada inquisitiva. —¿Qué estamos
haciendo aquí?
—Ya verás —responde.
Dejamos el auto en el estacionamiento y entramos. Solo puedo
seguirlo. El lugar es muy, muy, muy agradable. Miro alrededor a medida
que caminamos. El ascensor nos lleva al último piso. —¿Qué diablos
estamos haciendo? —pregunto.
—Solo ven —dice, jalándome por el pasillo. Cuando llegamos a un par
de puertas dobles, Jeremy susurra—: Cierra tus ojos.
Le doy una mirada pero luego hago lo que me pide. Hay un sonido
de una llave deslizándose y luego escucho la puerta abrirse. —¿Puedo
Página | 508 abrir mis ojos? —pregunto.
Riendo, contesta—: No, solo espera. —Lo siento tomar mi mano y
jalarme dentro de la habitación. Hay un fuerte aroma a flores y eso pica mi
curiosidad. Nos detenemos y luego susurra—: Abre tus ojos.
Cuando lo hago, me quedo sin aliento. La habitación está cubierta
de pared a pared por tulipanes… —Jeremy —digo—. ¿Qué diablos es
esto?
—Isabelle —murmura —. Te amo más que a nada en este mundo.
Trajiste luz de vuelta a mi vida y nunca podré pagarte por ello. Eres tan
hermosa, amable, inteligente, talentosa y divertida. Nunca podría pedir
nada más. Así que, ahora tengo algo para ti. No hay un gran discurso con
ello, todavía no, solo una muestra de mi amor. —Lo observo sacar algo de
su bolsillo. Jeremy me agarra la mano y coloca la caja de un anillo en ella.
—Jeremy —suspiro—. ¿Qué es esto?
Él tiene una mirada muy seria—. Solo ábrelo Isabelle.
Muy nerviosa lo hago. Cuando levanto la tapa. Las lágrimas empiezan
a correr por mi rostro. Adentro está el anillo de la revista. —Jeremy, somos
muy jóvenes. Me acabo de graduar de la escuela secundaria hoy.
—No me estoy declarando —afirma enérgicamente él.
Mirando hacia él, digo—: ¿Huh?
—Esto es una anillo de promesa. Es una promesa de que cuando
estés lista me arrodillaré y te pediré que te cases conmigo. Quiero que lo
lleves en tu mano derecha para que tengas un recordatorio de esta
promesa todos los días. Te amo Isabelle. La muerte de Kaitlin me enseño
que uno nunca sabe lo que va a suceder. Tienes que vivir tu vida al
máximo. Por lo tanto, esa es mi promesa. Si son dos días, dos semanas o
dos años a partir de hoy, cuando estés lista, te pediré que te cases
conmigo. Así que, ¿lo usarás?
—Por supuesto. —Me atraganto entre respiraciones.
Jeremy toma el anillo de la caja y lo desliza en mi dedo—. Te amo
cariño.
—También te amo —susurro—. Ahora, bésame. —Jeremy envuelve sus
brazos alrededor de mí y hace lo que le pido. Esto es perfecto. Todo es
simplemente perfecto.
Epílogo
Tres Años Después…
Página | 509
—¡Despierta!
Me levanto de repente y agarro mi pecho por la sorpresa. —¿Estás
tratando de matarme hoy? —pregunto.
Cassandra sonríe. —No, hoy es un día importante. ¡Ya es hora de que
te levantes!
—Hmm —me quejo, cayendo de nuevo sobre la almohada—. Casi no
dormí anoche.
—¿Nerviosa? —pregunta con una sonrisa.
Dándole una mirada, digo—: ¿Tú qué crees?
—Oh, vamos, no es tan malo. Confía en mí, ya atravesé esto. Ahora,
levántate.
Con un gruñido, hago lo que dice. —Sí, pero fue más fácil estar al
margen cuando tú pasaste por esto.
—Ayudaste mucho ese día. DE CUALQUIER MODO, vamos. ¡Tenemos
un montón de cosas que hacer! ¡Levántate!
—Café, necesito café —murmuro.
Cassandra rueda los ojos y ruedo los míos en respuesta. Cassandra ríe.
—¿¡Cómo puedes estar somnolienta!? Sabes qué día es hoy, ¿verdad?
—Por supuesto que sí —resoplo y sonrío. Levantando la mano
izquierda, contoneo mis dedos—. No creo que pueda olvidarlo.
—Hay un chico completamente caliente esperando por ti —bromea
Cassandra.
Me río. —¿Qué diría tu marido si te oyera decir eso acerca de
Jeremy?
—Ohhhhh, él sabe que mis ojos son sólo para él. De todos modos, hoy
es el último día en que cualquier chica debería poner sus ojos en Jeremy.
Me río. —¡No voy a poner una bolsa de papel sobre su cabeza!
—Cierto, pero ahora puedes golpear a una chica por coquetearle.
Doblándome, me río en un ataque. —¡Nunca lo haría! De todos
modos, me siento orgullosa al tener otras chicas que lo admiren. Es muy,
muy, muy guapo.
—Y es todo tuyo.
—Y es todo mío.
—Seriamente, iré a buscar tú café, y tú salta a la ducha —Cassandra
me instruye.
Saltando de la cama, digo—: ¡Suena bien para mí!
Página | 510 Fue raro no dormir al lado de Jeremy. No hacemos eso muy a
menudo. Entro en el cuarto de baño de nuestra habitación. Debería decir
que estoy caminando a MI cuarto de baño. Jeremy rara vez llega a usarlo.
Dice que tiene demasiadas cosas de chica en él. Ya conoces a los chicos,
podrían contagiarse de piojos. Entro en el cuarto de baño y miro hacia el
suelo. Obviamente, él ha estado aquí. Recojo su ropa sucia y la pongo en
la canasta. Volviéndome, cierro las cortinas en la pequeña ventana que
da al patio trasero. Cuando compramos una casa, exigí tres cosas. Quería
un enorme porche al frente, así podíamos tener un columpio. Quise, pero
nunca tuve un gran patio trasero, de modo que eso también era
imprescindible. Y por último, no podía ser nada extremo.
Así que, él me compró está perfectamente linda casa victoriana. La
puso a mi nombre, lo que me pareció ridículo, pero me dijo que quería que
tuviera lo que necesitara en caso de que algo le pasara. También tomó un
seguro de vida a su nombre y me hizo su beneficiaria complementaría de
TODO. Podrías pensar que estábamos casados… le dije que iba a
deshacerme de él y tomar todo el botín. Él me dijo que mejor me
asegurará de que se viera bien, así no me atraparan. Romántico, lo sé.
La ducha caliente me tranquiliza un poco. Mis nervios están un poco
agotados en estos momentos. Cuando salgo, Cassandra está sosteniendo
una taza de café. —Aquí tienes querida, esto ayudará.
—Gracias —Suspiro.
—Entonces —comienza Cassandra—. Nos reuniremos con Holly en el
salón en dos horas.
Sonrío. Holly y yo hemos seguido siendo amigas desde la secundaria.
Terminamos yendo a la misma universidad, por una gran coincidencia.
Ahora, está aquí hoy. —Bien, ¿has hablado con Kent?
—Sí, dice que Jeremy está rebotando en las paredes, lo que no me
sorprende.
—No, a mí tampoco —le respondo—. Bien, supongo que debería
vestirme.
—Todo está en el hotel. Lo comprobé tres veces antes de venir aquí
esta mañana.
Con una mirada perpleja, pregunto—: ¿A qué hora te levantaste?
Ella sonríe. —A las seis a.m.
—¡Vas a caer dormida esta noche!
Agitando la mano, Cassandra ríe. —¡Dormir! ¿¡Quién necesita dormir!?
Resoplo. —Tú me haces reír. Vamos a comer. Tengo que comer. Me
enfermaré si no lo hago. —Bajamos a la cocina y saco los panecillos—. Sólo
Página | 511 estoy feliz de que esto no sea nada grande.
—¿Me estás tomando el pelo? ¿Cuánto has invertido en el día de
hoy?
—Bueno, sí, supongo que tienes razón —murmuro.
Cassandra se apoya contra el mostrador. —Podría deberse a que
Jeremy es un millonario.
—Oye —chasqueo ligeramente—. Él se los dijo chicos en secreto. Odia
ser etiquetado así.
Sonriendo, ella dice—: Lo sé, pero lo que me deja pasmada es que no
te perturba en absoluto. Eres como, eh, no es nada.
—Hay tanto detrás del dinero. Su amor por el otro era muy fuerte y ella
quería asegurarse de que fuera cuidado. Me gustaría haber tenido el
privilegio de conocer a Kaitlin. Ella y yo habríamos sido amigas
rápidamente, lo que Jeremy me señala todo el tiempo. Ese dinero es una
cosa hermosa y honesta. Lo tratamos con respeto.
—Te has vuelto muy cercana a los padres de ella —Cassandra indica.
Sonrío. —Richard y Lillian son familia. Vamos a visitarlos cada pocos
meses y pasamos al menos de Acción de Gracias o Navidad con ellos. Ellos
son la familia de Jeremy. Es por eso que Richard va a ayudarnos hoy. Creo
que eso significará mucho para Jeremy.
—Ellos son súper agradables.
Suspirando, me quejo—: También están pagando por la mayor parte
de lo de hoy. Discutí hasta que estaba con la cara azul, pero dijeron que
ellos lo querían. No es como si Jeremy y yo no pudiéramos costearlo.
—Sí, bueno, Kent y yo apreciamos nuestro regalo de bodas. Pensamos
que era un poco ridículo, pero no es como si no fuera impresionante. Una
luna de miel en París, fue como salido de un sueño.
Mi sonrisa se ensancha. —Valió totalmente la pena entonces. —Como
mi panecillo, mientras Cassandra habla y habla sobre hoy. Por último,
estamos de camino a la peluquería. Cuando llegamos allí, somos recibidas
con mucha exuberancia. Supongo que es normal en un día como hoy. Me
ofrecen un poco de champán. Me niego. No es que no beba. Es sólo que
no bebo mucho. Los chicos estuvieron terriblemente decepcionados por
mi cumpleaños 21. Me hicieron probar algunos tragos y eso es todo lo que
haría. Sabían horrible y no tengo ni idea de cómo mi madre bebió licor
puro todos esos años. Ahora, LOS CHICOS por otro lado estuvieron un poco
fuera de control en mi cumpleaños. Creo que estaban tratando de revivir
su juventud.
Diez minutos más tarde, Holly llega corriendo por detrás de nosotras. —
Página | 512 ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡El tráfico era horrible y luego me olvidé de mis
zapatos y tuve que regresar!
Incapaz de controlarme, empiezo a reír. —Está bien. Estás aquí, y en
una sola pieza. Eso es todo lo que necesito.
Holly resopla y se sienta en una de las sillas. De repente, salta de
golpe. —¡Oh! ¡Tengo la cosa que necesitas!
—¿Eh? —pregunto.
—Aquí —dice Holly, sosteniendo en sus manos una caja—. Ábrelo.
Poco a poco, levanto la tapa. En el interior hay un pequeño pedazo
de seda azul. —¿Esto es lo que se te ocurrió? —Me río.
—¿Qué? —Holly dice juguetonamente—. ¡Es algo azul!
—Veo eso —replico—. ¿Qué se supone que debo hacer con ello?
Cassandra se da golpecitos en su barbilla. —Guárdalo en tu sostén.
—Así Jeremy puede encontrarlo más tarde —exclama Holly. Palmeó
mi frente. Ella me mira desconcertada—. ¿Qué?
Sacudiendo mi cabeza, le digo—: Nada.
—Está bien —la estilista interviene—. ¿Está lista señorita Nimon?
—Señorita Nimon —suspira Holly—. No vas a ser la señorita Nimon por
mucho más tiempo.
Lanzo la revista hacia ella. Todas nos reímos mientras me pongo de pie
y me voy a sentar en la silla de la esteticista. —Esto es lo que me gustaría,
—declaro a la estilista, sosteniendo una imagen—. ¡Me dejé crecer el
cabello para esto y mañana, no me importa donde esté, será cortado de
nuevo!
—Todavía no puedo creer lo bien que te ves con el cabello rojo.
Quiero decir, es una preciosidad —Cassandra dice efusivamente—. ¿A
Jeremy le gustó?
—Sí, me dijo que siempre tuvo debilidad por las pelirrojas, lo que no es
totalmente cierto. Él prefiere a las rubias, pero no iré allí.
Sacudiendo la cabeza, Cassandra dice—: Él te ama Isabelle. Así que
él ama cualquier color de cabello que tengas.
—Ojalá que pueda conocer a alguien como Jeremy. Tan dulce,
divertido, inteligente, talentoso y más caliente que la mayoría de los
hombres en este planeta. Tienes suerte de contar con él, Isabelle —Holly
dice entusiasmada.
Cassandra la golpea con la otra revista. —Jeremy tiene suerte de
tenerla. No tienes ni idea de lo que significa para él. Él habla de ello todo el
Página | 513 tiempo. Isabelle es la mejor en esto y me encanta cuando hace eso. Bla,
bla, bla, barf. No, en serio, tienen un amor muy profundo, muy fuerte. ¡Van
a durar toda la vida y ahora lo harán!
—Lo supe con mi primer beso —suspiro feliz.
—¿En serio? —Cassandra chilla—. ¿Cuándo te beso y dejaste caer la
espátula?
Estallando en carcajadas, le respondo—: No, el que tuvimos justo
después de que él me dijo que me amaba. Él estaba a mi nivel, contra mí y
su aliento cálido en mis labios. Y para ser un idiota, me dijo que estaba
enamorado de la pasta de dientes detrás de mí. Pero cuando me di la
vuelta, sus labios estaban en los míos. Fue mi primer beso REAL. Cuando
todo tu mundo entero se detiene y sabes que has encontrado al hombre
que amas. Ese fue mi primer beso. Fue perfecto. Y así fue el beso después
de eso, y el beso después de eso, y el beso después de eso.
—Oh para —Holly gime juguetonamente—. Ya estoy celosa. Tienes el
hombre perfecto.
—Oh, no es tan perfecto. —La corrijo con una sonrisa—. Todavía no
sabe cocinar o lavar la ropa adecuadamente. Deja su ropa por todas
partes, pero lo amo y no me importa recoger su ropa, porque huele a él y
él huele tannn bien. Si tan sólo pudiera embotellarlo y conservarlo.
Interrumpiendo, Cassandra dice—: Pero, sí llegaste a conservarlo y
olerlo cuando lo desees.
—Es verdad —argumento.
Hablamos mientras nos arreglan el cabello a todas. Cuanto más
tiempo pasa, más nerviosa me pongo. Es estúpido, lo sé. Jeremy estará allí.
No estoy preocupada por eso. Sólo quiero que sea perfecto, como la
mayoría de las chicas. Finalmente, mi cabello está listo y el estilista desliza
el peine en la parte de atrás de mi cabeza. Cassandra viene detrás de mí.
—Perfecto, luces hermosa.
—Gracias —suspiro nerviosa—. Ahora el maquillaje y luego nos vamos
al hotel.
No quiero nada drástico para el maquillaje. Suave y natural, eso es
todo. Cassandra sugirió pestañas postizas y le dije que estaba loca. La dejé
ponerme esas cosas para el Halloween pasado y me volvieron demente
toda la noche. Jeremy estaba emocionado porque los chicos se vistieron
como policías y Cassandra y yo nos vestimos como… ladronas ligeras de
ropa. Eso hizo que su noche fuera genial. La de Kent también, creo.
De camino al hotel, me retuerzo las manos. —Puedo hacer esto.
Puedo hacer esto —susurro.
Página | 514 —Estarás bien —Cassandra me tranquiliza.
—Es fácil decirlo —exhalo fuertemente—. Está bien. Una vez que lo
vea, estaré bien. ¿Estás segura de que no me dejaras verlo antes de que
me organice?
Dándome una mirada, Cassandra exclama—: ¡No! ¡No debes verlo! Tú
y Jeremy pueden estar separados por un día y no morir.
—Él me calma. Jeremy siempre lo hace. Es lo que hace.
Cassandra agarra mi mano y la aprieta. —Él está allí. Eso es todo lo
que importa.
Llegamos al hotel y las chicas me escoltan a la habitación de
Cassandra. Hay cosas por todas partes. —Bueno, ¿por dónde empiezo? —
pregunto.
Recogiendo una bolsa, Cassandra sonríe. —Necesitas ponerte esto.
—¿No se supone que me ponga eso más tarde?
—Nooooo, tienes que ponértelo ahora. Luego, puedes provocarlo y
mencionarle que hay una bonita sorpresa reservada para él.
Tomo la bolsa. —Ni siquiera estoy segura de cómo ponerme esto.
—Te ayudaré. ¡Para eso estoy aquí! —Casandra grita alegremente.
Bueno, déjenme decirles. Vestirse en lencería es más trabajo del
necesario. Digo que ya es mucho y Cassandra me hace callar. Cuando he
terminado de ponérmelo, tengo que admitir que me siento bastante sexy.
—Está bien —suspiro—. ¿Me puedo vestir ahora?
—No, debes tratar de comer algo pequeño —responde Holly—. Sólo
para que no te desmayes ni nada.
—Eso suena como una buena idea —le digo, apretando la bata a mi
alrededor.
Comemos unos pequeños bocadillos que son entregados a la
habitación. Mientras estamos terminando, hay un golpe en la puerta. Voy y
la abro. Sonriendo, digo—: ¡Hola!
Lillian me da una respuesta brillante. —Hola querida. Te traje algo.
—Adelante —le digo, señalando dentro de la habitación. Ella entra y
asiente con la cabeza a las chicas. Tiene un hermoso vestido rosa. Le sienta
muy bien—. No es que no esté feliz de verte, pero ¿qué pasa?
—Te traje tu collar —Lillian responde, sosteniendo una caja—. Jeremy
dijo que querías usar el collar de Kaitlin hoy. Lo sacó de tu caja de
seguridad. Es un collar muy antiguo, por lo que va a servir como tu algo
viejo. También hay una pulsera de diamantes sólo de piedras de allí que te
estoy dando para tu algo prestado. Además las peinetas en tu cabello son
Página | 515 verdaderas joyas así que ten cuidado con eso, pero eso es nuevo. Así que
eso cubre esas bases.
Asintiendo, digo—: Muchas gracias. No puedo decirlo lo suficiente.
Has hecho mucho por nosotros. Realmente lo apreciamos.
—Oh por favor, querida —Lillian suspira con una sonrisa—. Ustedes son
familia. Sólo tenemos una oportunidad de hacer esto. Te lo prometo, nos
hace muy felices.
—Sabes que ella está aquí hoy. Apuesto a que ella está mirando —
afirmo suavemente.
Inclinando la cabeza, Lillian responde—: Sé que Kaitlin lo está. Ella
amaba mucho a Jeremy. Estaría muy feliz.
Sin ser capaz de detenerme, me río entre dientes—: Si Kaitlin no se
hubiera puesto enferma, probablemente estaría aquí de pie en mi lugar.
Con una expresión apacible, Lillian niega con la cabeza. —No, mi
querida, no era esa clase de amor. —Mirando hacia el lado, se ríe
ligeramente—. Sabíamos de la relación de Jeremy y Kaitlin. No somos unos
viejos tontos, pero no eran lo que tú y Jeremy son. Tú eres a quien ama. No
vuelvas nunca a suponer eso por un segundo.
—Gracias —le susurro, un poco avergonzada—. ¿Richard todavía
caminará conmigo?
—Sí —Lillian responde con una gran sonrisa—. Él está MUY
emocionado.
Asiento con la cabeza nerviosamente. —Él está emocionado y estoy
nerviosa. Tal vez no me deje tropezar entonces.
—Vas a estar bien querida. Creo que Jeremy está más nervioso de lo
que tú lo estas.
Niego con la cabeza. —Lo dudo. Tengo muchas ganas de verlo, pero
Cassandra no me deja.
—No, no debes verlo. Él ya trató de averiguar dónde te encuentras —
afirma Lillian—. Ustedes dos estarán juntos muy pronto.
—Bueno, es hora de que nos vistamos —dice Cassandra, poniéndose
de pie—. ¿Deberíamos vestirte primero o a nosotras?
Mis cejas se levantan. —A mi primero. Creo que eso es más
importante. Sin ánimo de ofender.
Cassandra sonríe. —Vamos chica, es tu momento de brillar.
Hacer esto es mucho más complicado de lo que pensaba. Sabes, me
pobre esto antes y nunca me sentí tan involucrada. Finalmente, estoy lista.
Me miro en el espejo y mi corazón se detiene. Me veo hermosa, y nunca
Página | 516 dije eso sobre mí. Ahora, sólo espero Jeremy crea que lo mismo.
Las chicas son las siguientes. Cada una tiene un color diferente,
púrpura y azul. Las deje escoger los vestidos. Los chicos querían usar
pantalones vaqueros y les dije que no. Son tan extraños a veces.
Cuando todo está listo, Cassandra me mira. —Muy bien, es hora del
espectáculo. ¿Estás lista?
—Síp, si no vomito sobre mí, me desmayo, o tropiezo. Estaré bien.
Las chicas me escoltan a la planta baja. Encontramos a Richard de
pie allí con mi madre y Lillian. Me gustaría señalar que mi madre se ha
abstenido de consumir alcohol y se ha vuelto más hermosa. Mi mamá se ve
mucho más saludable ahora. Me sonríe y dice—: ¡Oh, cariño, estás
hermosa!
—Sí, estas absolutamente radiante —añade Richard.
Tomo una respiración profunda. —Gracias, creo que tendré un
ataque al corazón en un segundo, sin embargo.
—Estarás bien —Richard me tranquiliza—. Yo te sostendré si lo
necesitas.
—Está bien, es tu momento de brillar —dice Cassandra.
De repente oímos—: ¡Ahí está! ¡La chica más hermosa en el mundo!
Todos nos volvemos para ver a Josh y Kent caminando hacia nosotros.
—Gracias Josh —digo con una sonrisa.
Kent se acerca y besa a Cassandra en la mejilla. —Sé que es mejor no
intentar besarte en los labios —declara—. ¡No arruines mi lápiz labial Kent!
—Condenadamente correcto —replica Cassandra.
Richard extiende su brazo. —¿Estás lista jovencita?
—Sí —le susurro—. No hay tiempo como el presente.
Mi mamá se inclina y me abraza. —Eres hermosa. Trataré de no llorar
demasiado.
—Está bien —me río. Ella asiente y se va al salón.
Un minuto más tarde, la música comienza. Cassandra toma el brazo
de Kent, y Holly toma el de Josh. Todos caminamos hacia la puerta doble.
Las dos parejas entran en la puerta y Cassandra me sonríe, antes de
empezar a hacer su recorrido. —Bueno, querida, este es el momento.
Simplemente toma respiraciones profundas —Richard dice en un tono
paternal.
Yo asiento con la cabeza. Caminamos hacia la puerta y la música
cambia. Bueno, aquí voy. Tiempo de casarme. Aspiro y empezamos a
Página | 517 caminar. Mis ojos van a la deriva y veo a Jeremy de pie al final del pasillo.
Al instante, mis nervios se calman y no puedo evitar sonreír. Él regresa la
cálida expresión. Espero que le guste lo que ve. Llevo un vestido de boda
de un solo hombro. Tiene un corpiño de cuentas que se extiende en la
falda. Me encantó en el momento en que lo vi.
Él está usando un esmoquin normal. Me dijo que podía hacer
cualquier cosa que yo quisiera para la boda, siempre y cuando no tuviera
que usar colas. Le dije bien de un modo muy sarcástico. Él luce caliente
con un esmoquin y en unos minutos será todo mío.
Mientras caminamos más allá de la pequeña multitud, veo a mis
amigos de la escuela secundaria. Le sonrío a Eric y Jack. Se han convertido
en parte de nuestro pequeño grupo. Jack y Jeremy están en realidad
reconstruyendo un auto juntos, por lo que Jack está muy emocionado.
Mi corazón se expande hasta un tamaño inimaginable cuando
llegamos hasta Jeremy. Sus ojos están realmente llorosos. Eso me hace
empezar a llorar. La música se detiene y el ministro comienza. —
Bienvenidos a la jubilosa unión de Isabelle y Jeremy en este hermoso día.
Pueden sentarse. —El ministro nos mira a Richard y a mí—. ¿Quién entrega
a la novia hoy?
—Yo lo hago —Richard responde—. Estoy muy feliz por ustedes dos —
dice mientras le da a Jeremy mi mano.
Ambos decimos—: Gracias —Y giramos hacia el ministro. Jeremy me
aprieta la mano con fuerza y la aprieto en respuesta. La ceremonia no es
muy larga. No queríamos uno de esos largos servicios de una hora, en los
que todo el mundo no está prestando atención o está a punto de caerse
dormido. Yo nunca sería capaz de caer dormida porque mi rápido ritmo
cardíaco me mantendría despierta.
Cuando llega el momento de nuestros votos, Jeremy y yo nos giramos
hacia el otro. Decidimos escribir nuestros propios votos, lo que debería ser
interesante, ya que ni Jeremy ni yo somos escritores. Me tomó un tiempo,
porque quería que fuera perfecto, pero luego me di cuenta de que era
analizar de más las cosas. Así que, finalmente, sólo me senté y escribí lo
que sentía acerca de estar casada con Jeremy.
El ministro me mira para que vaya primero. Nerviosa, agarro las manos
de Jeremy con fuerza. —Jeremy, hoy te doy mi corazón y mi alma.
Irrumpiste en mi vida y todo cambió… para mejor. No he olvidado un solo
momento o toque que hemos compartido, y sólo espero ansiosa hacer
más recuerdos. Tú eres mi luz y mi vida. Voy a estar allí cuando estés feliz,
triste e incluso cuando estés enfermo, porque eres como un bebe cuando
estás enfermo. —Hay carcajadas entre la multitud. Jeremy me sonríe—. Te
amo y no puedo decirlo lo suficiente. Tú eres mi mundo Jeremy y hoy he
recibido mi mayor deseo, y ese es tenerte como mi esposo.
Página | 518
Jeremy respira hondo y dice—: Isabelle, mi razón de ser, hoy te doy
todo, porque eso es lo que me has dado. Tú derribaste los muros que había
construido. Me enseñaste a vivir y a amar de nuevo. Me trajiste de vuelta a
la vida y por eso te debo el mundo, y mi plan es hacer mi mejor esfuerzo
para darte eso. Te quiero más y más cada día. Tu sonrisa ilumina mi vida y
derrite mi corazón. Mi promesa para ti es siempre amarte, siempre
protegerte, y siempre darme por completo a ti. Hoy doy gracias a Dios por
qué serás mi esposa. Con estas palabras, prometo ser siempre tuyo, incluso
cuando probablemente no me quieras porque estoy siendo un tonto.
Eso me hace y a todo el público estallar en carcajadas. Jeremy sólo
contonea sus cejas. El ministro dice—: ¿Isabelle Nimon tomas a Jeremy
para ser tu legítimo esposo?
—Sí —declaro con entusiasmo, deslizando el anillo en su dedo.
El ministro se vuelve a Jeremy. —¿Tú Jeremy Stoll tomas a Isabelle
como tu legítima esposa?
—Definitivamente sí, al millonésimo grado —Jeremy responde,
mientras nerviosamente desliza mi anillo de bodas en mi dedo.
—Entonces, con esas palabras, los declaro marido y mujer. Que se
amen toda la vida. Puede besar a la novia.
Jeremy se inclina y susurra. —Te amo.
—Yo también te amo —dejo salir antes de él presione sus labios contra
los míos. Es más de lo que alguna vez espere. Jeremy se resiste a alejarse
por un minuto, pero finalmente se aparta riendo.
—¡Les presento al señor y la señora Stoll! —exclama el ministro.
Todos en el salón se ponen de pie y comienzan a aplaudir. Jeremy me
abraza y me besa de nuevo. Regreso el abrazo con una sonrisa.
Finalmente, me ofrece su brazo y paso el mío través del suyo. Con esto
damos nuestros primeros pasos como marido y mujer. Todo el mundo nos
da un enorme aplauso mientras pasamos. Me río de alegría.
Cuando salimos al vestíbulo, Jeremy me hace girar hacia fuera y
hacia adentro. Me jala apretada contra él, y me besa apasionadamente.
Envuelvo mis brazos su alrededor suyo y me presiono contra él. De repente,
oímos—: ¡CONSIGAN UNA HABITACION!
Nos alejamos y nos reímos. Josh se acerca y golpea Jeremy en la
espalda. —Felicidades hombre. —Se vuelve hacia mí y dice—: Y a ti te doy
mis condolencias —Jeremy se acerca y le da a Josh un puñetazo en el
brazo.
—¡Eres tan hermosa! —dice efusivamente Holly—. ¡La ceremonia fue
muy bonita, especialmente con todos los tulipanes! Quiero decir, es una
Página | 519 flor inusual pero funcionó a la perfección. Tu ramo fue tan bonito. Los
tulipanes eran muy blancos y perfectos. Le dieron un suave toque
elegante.
—Así que, pregunta estúpida de chico —comienza Josh—. Pero, ¿por
qué ustedes tienen tulipanes, pero nosotros tenemos lirios?
Jeremy suspira y dice—: Es en memoria de Kaitlin. Isabelle pensó que
sería bueno tener parte de ella aquí.
—Eso es dulce —afirma Josh.
De repente, todos los invitados empiezan a salir a raudales. Todos nos
colocamos en nuestras posiciones para la línea de recepción. Cassandra
dijo que teníamos que hacer esto. Ni Jeremy ni yo queríamos. Sólo
queremos festejar, pero todavía tenemos que tomar las tradicionales
fotografías de boda.
Muchos de los invitados son personas que hemos conocido en los
últimos tres años. Jeremy empezó a ir al conservatorio de música y yo voy a
una escuela de arte. Hemos conocido a mucha gente nueva, lo cual es
divertido, si se piensa en lo tímida que solía ser. Cuando llegué a la
universidad, por fin pude ser yo misma. Estaba rodeada de otras personas
que comían, vivían y respiraban arte.
Holly y yo simplemente chocamos contra la otra en el pasillo un día.
No la había visto desde la graduación. Nos reímos y preguntamos lo que la
otra estaba haciendo allí. Holly me explicó que era una estudiante de
fotografía, y yo le explique sobre mis ilustraciones. Estábamos muy
contentas de vernos y empezamos a pasar el rato juntas muy seguido.
Creo que parte de ella tiene un enamoramiento con Josh, pero traté de
explicarle lo muy mayor que él es. Eso no pareció desconcertarla. Creo
que somos más maduras de lo que fuimos cuando teníamos 18, así que tal
vez podría haber algo ahí.
Josh puede ser inconsciente acerca de las chicas, sin embargo.
Como que una chica tiene que golpear prácticamente un lado de su
cabeza para que él entienda que a ella le gusta. Tratamos de señalarle
esto, pero nunca nos cree. Él es un buen tipo y hará a una chica muy feliz
algún día.
Mi mente no puede concentrarse en todas las personas que pasan
por la línea. Estoy feliz de que no tenemos cientos de invitados. Nuestros
amigos más cercanos hacen que sea más personal. Muchos de nuestros
conocidos universitarios llegarán a la recepción después de la cena. Un
bar abierto probablemente significa un caos masivo. Kent prometió
asegurarse de que todo transcurriera sin problemas. Él es un buen amigo.
—Está bien —dice Jeremy finalmente—. Es tiempo para las fotos.
Uno de las compañeras de clase de Holly es nuestra fotógrafa de
Página | 520 bodas. Su nombre es Annie. He visto su trabajo y ella es muy talentosa.
Camina hacia adelante y pregunta—: ¿Dónde les gustaría que se tomen
sus fotos?
—Afuera, en los jardines —responde Jeremy. Esa es la razón por la que
él eligió este hotel, sólo por los hermosos jardines donde vamos a ofrecer la
recepción—. Por lo tanto, debemos salir. El personal del hotel se está
preparando para la cena, pero el lugar donde tenemos que ir está lejos de
todo. Así que deberíamos estar bien.
—Ves —le digo, abrazándolo—. Si me ayudaste con la boda.
El resopla. —Esta es la única cosa en la que me dejaste contribuir.
Me muerdo el labio. —Soy una chica. Ya sabias que quería cosas
concretas para mi boda.
Jeremy levanta su mano y traza con su dedo un lado de mi rostro. —
Quería lo que fuera que te hiciera feliz. Esta sonrisa en tu rostro ahora
mismo es lo más importante en este mundo.
—Te amo, señor Stoll —susurro.
—Te amo más, señora Stoll —contesta él, antes de inclinarse para
besarme. Cada beso que nos damos se siente mejor que el anterior.
Simplemente parece diferente ahora.
De repente alguien tose—: ¿Podemos ir a tomar esas fotos antes de la
cena?
Volteando hacia Josh, Jeremy frunce el ceño bromeando. —
Acabamos de casarnos.
—¿En serio? —Josh bromea sarcásticamente—. ¿De eso se trata todo
esto?
Eso hace que ría. —Vamos. —Suspiro feliz—, vamos cariño. —
Entrelazamos nuestros dedos firmemente y caminamos a los jardines.
Tomar las fotos es bastante divertido. Tomamos más fotos torpes y con
poses informales que de las serias. Finalmente, Richard se acerca y nos
dice—: ¿Pueden tomarse una buena foto, por favor? Nos gustaría una foto
normal para colgarla en la pared.
—¿Qué hay de divertido en eso? —ríe Jeremy. No puedo borrar la
sonrisa de mi rostro todo el tiempo. Parece que Jeremy tampoco. Nos
besamos a cada oportunidad que tenemos. Creo que hay muchas fotos
de nuestros besos.
Finalmente, es hora de la cena. Tomamos nuestros asientos en la
mesa principal. Jeremy hala la silla para mí… por supuesto. Cuando toma
asiento a mi lado, agarro su mano y la aprieto con fuerza. Nos sentamos allí
por un minuto observándonos. Nunca hubiera pensado que estaríamos
aquí hoy.
Página | 521
Mi mente va de nuevo al día en que él entro en mi vida. Si me
hubieran dicho, cuando me desperté esa mañana, que este chico de
ensueño entraría en mi vida y la cambiaria para siempre, habría pensado
que estaban locos, pero es verdad. Es como si Dios nos hubiera guiñado
ese día. A medida que sus bellos ojos marrones me miran, todo en lo que
puedo pensar es en cada beso que hemos compartido, especialmente
esos explosivos que me toman por sorpresa. Como cuando Jeremy se
escabulle detrás de mí y guía sus manos alrededor de mi cadera, eso se
siente muy bien... Pienso en nuestra noche de bodas y me sonrojo. Jeremy
me mira curioso. Me muerdo el labio y continúo mirándolo. De repente sus
ojos brillan y sonríe. Inclinándose, Jeremy susurra—: Estas contando las
horas, porque yo lo estoy.
Ahora, mis mejillas arden. Tengo que apartar mi mirada de él y reír. Él
toma mi mano y besa el dorso. Mis ojos se mueven a mi lado para
encontrar a Cassandra sentada allí con una gran sonrisa en su rostro. —
¿Porque estás tan sonrojada Isabelle?
—¡Cállate! —chasqueo juguetonamente. Ella menea sus pestañas
como respuesta. Uchú, esta será una larga noche.
El personal aparece y comienza a llenar las copas de todos con
champán. Me tomo un gran trago del mío. Estar aquí, delante de todo el
mundo me pone un poco tensa de los nervios. Un camarero
inmediatamente se acerca y me llena la copa de nuevo. Sonrío. Jeremy
ríe—: Sabes que eres delgada. Ten cuidado de no beber mucho.
—Cállate —interviene Josh—. Deja a la mujer beber. Ella puede
hacerlo esta noche. Ella tiene un marido fuerte para llevarla cargada a su
habitación más tarde.
Todos reímos fuertemente por eso. La cena es genial. Cuando todos
terminamos de comer, Kent se levanta. El misteriosamente tiene un
micrófono en su mano.
—Está bien —comienza—. Como el padrino, se supone que debo dar
un discurso. Soy terrible con los discurso, así que sean pacientes conmigo.
Esto será breve, lo prometo. —Kent sonríe y dice—: Jeremy… Isabelle,
como sus amigos no podemos decirles lo feliz que estamos de que
finalmente sean marido y mujer. Hemos observado como crecían juntos.
Su amor no es algo que se ve muy a menudo. Bueno, a no ser por mí y mi
bella esposa, Cassandra. Lo siento, nunca nos igualarán. —Todo el muncho
se echa a reír—. No, pero en serio, no encontramos un amor como el de
ustedes a menudo. Todos vemos la forma en que se ven el uno al otro, es
como si miraran el alma del otro, no solamente sus ojos. Cuando Isabelle
apareció por primera vez en nuestras vidas, Josh y yo supimos que ella era
algo especial. Era terrible en los videojuegos, pero ha mejorado después
Página | 522 de una gran cantidad de entrenamiento con Josh. Ese no es el punto.
Isabelle, Jeremy te amó desde el principio. Todos lo notamos. Él te protegía
entonces y sé que te protegerá desde este día en adelante. Si no lo hace,
Josh y yo lo haremos. Así que, si todos levantan sus copas, me gustaría
hacer un brindis. —Por nuestros amigos, que su amor dure para siempre y
que Isabelle pueda tener la fuerza para aguantar a Jeremy. ¡Por la novia y
el novio!
Todos toman un trago y luego ríen. Kent se acerca y le entrega el
micrófono a Cassandra. Ella enciende el micrófono y empieza hablar. —
Voy a tratar de hacer esto sin llorar. —Lleva su mano sobre su corazón—.
Isabelle, solo quería decirte lo hermosa que estás hoy. Eres hermosa todos
los días, pero hoy estas radiante, y Jeremy ha estado viéndolo desde el
comienzo. Incluso cuando pensabas lo peor de ti misma, Jeremy ha estado
allí para mostrarte la verdad. Eres una maravillosa persona. Todos te
amamos mucho, especialmente Jeremy. No puedo expresar lo feliz que
estoy de verlos a los dos hoy. Veras, en mi primer encuentro con Jeremy, él
era muy cerrado. Se rodeaba de gente, pero nunca dejaba a nadie
acercarse a él, pero Isabelle... tú viniste y rompiste esas paredes. Sacaste
un lado de Jeremy que ni siquiera sabía que existía, un lado maravilloso.
Son el uno para el otro. Complemente la belleza en sus interiores, y dan y
reciben por igual. Su amor es lo que hace a los matrimonios durar, y es por
eso que sé que estarán juntos para siempre. Y quería darle las gracias a
Jeremy por traer a Isabelle a nuestro mundo. Ella es una de mis mejores
amigas y no puedo agradecerte lo suficiente por presentarnos.
—¡A todos nosotros! —grita Josh. Eso me hace sonreírle.
—Así que —dice ella, levantando su copa—. Por dos de mis amigos
más cercanos, los amo con todo mí ser. Hoy me hace muy feliz verlos
juntos. Espero que su vida este llena de mucha alegría y felicidad. Que su
amor sea para toda la vida.
Me levanto y la abrazo. —Te amo —susurro.
—Yo también te amo, chica —Cassandra murmura en respuesta.
Jeremy se levanta y toma el micrófono de Cassandra. —Ahora —dice
él, con una gran sonrisa—. Tienes que aguantarme por un minuto.
—Yo no voy a dar un discurso —gruño juguetonamente.
—No lo espero de ti —contesta—. Ahora siéntate. Tengo algo que
decir.
Me siento y lo miro curiosa. El todavía hace que mi corazón lata muy
rápido. —Isabelle —comienza—. Mi amor, me has hecho el hombre más
feliz el día de hoy. Has completado mi mundo con tus votos y amor. Un
hombre no puede pedir más. Cassandra estaba en lo cierto con lo que
dijo. —Jeremy se da la vuelta hacia los invitados—. Cuando estaba
Página | 523 creciendo tuve una mejor amiga llamada Kaitlin.

Con esas palabras, mi mandíbula cae. —Ella era la cosa más dulce
que alguna vez hubieras imaginado. Kaitlin era la única persona que a la
dejaba entrar en mi pequeño mundo. Era un niño de acogida, no tenía
familia. Kaitlin, Richard y Lillian eran todo lo que tenía. Luego en la
secundaria a Kaitlin le dio cáncer. Ella peleo y peleo, pero un día, mientras
estaba sosteniendo su mano, dejo esta vida. Huí de todo un poco después
de eso, y si, como dijo Cassandra, me aislé del mundo hasta el día en que
conocí a Isabelle. Ella despertó algo muerto en mí por años. Al principio
éramos solo amigos, pero eso creció y se convirtió en algo más y ahora,
ahora es mi esposa. No podría ser más feliz. No solo derribaste mis paredes,
pusiste vida de nuevo en mi interior. Nunca podré pagarle por eso. Haré
cualquier cosa por ti. Cuidaré de ti cuando estés enferma, porque eres aún
más como un bebe crecido cuando no te sientes bien.
—¡Ooooyeeeee! —grito y rio al mismo tiempo.
—Te llevaré el desayuno a la cama… después de levantarme
temprano y comprarlo, ¡porque todos sabemos que no puedo cocinar!
Haré mi mejor esfuerzo por darte la vida que mereces. No puedo esperar
para vivir nuestras vidas y ver lo geniales que somos juntos. Además, darnos
algunos años y podrían haber algunos niños, y todas esas cosas. Solo
quería decir te amo Isabelle. Tu eres mi mundo, mi luz, mi todo.
Rápidamente me pongo de pie y envuelvo mis brazos alrededor de su
cuello. Inclinándose Jeremy coloca sus labios suavemente sobre los míos.
Un estruendoso aplauso suena a nuestro alrededor. Estamos besándonos
por un tiempo. Finalmente, me alejo y sonrió. Estiro la mano y tomo el
micrófono. Tomo una respiración profunda y luego digo—: Bueno, en
realidad no puedo dejarlo así. Así que, solo diré algunas cosas, porque
hablar enfrente de la gente me da escalofríos. Señor Stoll solo quería darte
las gracias. Tú me enseñaste a creer que soy hermosa. Me enseñaste que
está bien ser yo misma y mostrar mi arte al mundo. Me enseñaste como
vivir. Nunca podré pagarte por eso. Así que, gracias por todo. Gracias por
hacerme mejor. Gracias por mostrarme la belleza del mundo. Planeo
amarte por siempre y un día más, y comenzar una familia suena como una
gran idea en unos años a partir de hoy. Serás un gran padre. Te amo. —
Jeremy me agarra y me besa de nuevo. Cuando nos apartamos, digo—:
¡Oh! —En el micrófono—. También quería darles las gracias por las
donaciones al hospital de niños con cáncer en lugar de regalos. Es una
maravillosa causa. —Hay muchos aplausos después de eso.
Cassandra se acerca y dice alegremente—: ¡Es hora de cortar el
pastel!
Página | 524 Girando hacia Jeremy, digo—: Ahora, no me lo arrojes a la cara.
¿Prometido?
—Sí, sí, sí —contesta.
Caminamos y miramos el pastel. Es uno de esos pasteles muy
elegantes que requiere de cinco personas para hacerlo. Hay flores en
realidad comestibles en el mismo. Sí, está bien, tal vez me excedí con el
pastel, pero se veían muy bien en televisión.
Jeremy me entrega el pequeño cuchillo para pastel. Sonrió y lo pongo
en el pastel. Él pone su mano sobre la mía y procedemos a cortar una
rebanada. Luego, cada uno toma un pedazo. Pongo el mío en un
pequeño plato, pero por supuesto Jeremy no lo hace. —No pongas eso en
mi vestido —afirmo con fuerza. Jeremy rueda los ojos y agarra una
servilleta. Sostenemos en alto el pastel para que todos lo vean y luego nos
damos de comer el uno al otro. Es agradable y dulce. Luego, tan pronto
como me doy cuenta de que Jeremy no me está prestando atención, le
tiro el pastel en el rostro.
El deja su pastel y comienza a reír. —¡Oh, con que estas tenemos!
—No, no, no —digo con fuerza—. ¡Lo prometiste!
—¡Tú lo hiciste! —Jeremy grita con una sonrisa.
Con una sonrisa, respondo—: No me hiciste prometerlo.
Toma una servilleta y empieza a limpiar su rostro, negando con su
cabeza todo el tiempo. Me acerco y agarro una servilleta para ayudarle.
Cuando me acerco a él, rápidamente me agarra y me besa, consiguiendo
tener pastel por todo el rostro. Cuando nos alejamos. Sonríe. —No dijiste
nada acerca de no tener pastel en tu rostro.
—Bastante justo —rio en respuesta. Nos besamos otra vez, hay más
pastel en todas partes.
Durante la siguiente media hora caminamos y visitamos a los invitados
en la cena. Es un poco abrumador, incluso al tener una boda pequeña.
Cuando las mesas finalmente están limpias, se mueven para el baile. Ahora
esto es lo que estamos deseando. Todavía vamos a bailar mucho sobre
todo desde que cumplí 21, cuando todo está listo, es hora de mi primer
baile con Jeremy.
Nosotros por supuesto tenemos que bailar la canción de amor cursi
que Jeremy eligió como nuestra canción en mi baile formal de la escuela
secundaria. Todavía me hace reír. Cuando el DJ nos anuncia, tomamos la
mano del otro y salimos a la pista de baile. Jeremy me hace girar hacia
fuera y luego me hala contra sí. La música comienza y empezamos a
bailar.

Página | 525 A medida que nos desplazamos por la pista de baile, Jeremy sonríe. —
Estás muy hermosa.
—Tu tampoco estas mal —contesto con una sonrisa—. Esto ha sido
maravilloso.
—Lo ha sido ¿no? Hiciste un gran trabajo planificando esto. No podría
pedir más —afirma Jeremy—. Te amo demasiado.
Subo mis brazos y los envuelvo alrededor de su cuello y lo halo cerca.
—Te amo también. Estoy orgullosa de ti.
—¿Por qué? —pregunta.
—Te abriste acerca de Kaitlin. Eso requiere mucha fuerza.
Jeremy inclina la cabeza y me mira. —¿Te molesta que sacara el
tema de ella? Es nuestro día después de todo. Esto debió ser sobre ti. Lo
pensé después de decirlo.
—Jeremy —susurro—. Ella fue tu mejor amiga. Kaitlin no podía estar
aquí hoy. Eso no quiere decir que te hayas olvidado de ella. No me
molesta.
Gentilmente besa mi frente. —El resto del día y el resto de nuestras
vidas son sobre ti. Tú eres el amor de mi vida y no renunciaría a eso por
nada de este mundo.
—Yo tampoco renunciaría a ti. —Con eso sonreímos y Jeremy me
hace girar.
Un poco más tarde, estamos en la mesa principal, estoy bebiendo un
poco más de champán. He tomado dos copas y esta es mi tercera. Me
siento un poco mareada. De repente, hay una mano en mi espalda. Giro y
veo a Richard. —¡Hola! —chillo.
—Iba a pedirte que bailemos. Sé que no llegaste a hacer el baile
tradicional de padre e hija, pero me estaba preguntando si me dejarías
tomar ese lugar.
—¡Sí! —exclamo.
Él extiende su brazo y lo tomo. Salimos a la pista de baile. Richard
levanta la mano y la música cambia de repente. Ahora es clásica.
¿Querrías bailar un vals querida?
—Sonriendo, digo—: Pero por supuesto. Creo que hemos practicado
lo suficiente todos estos años.
Richard me toma en sus brazos y comenzamos a bailar. —Jeremy va
estar muy celoso si sigues eligiéndome para bailar el vals.
—Bueno… sin embargo, me gusta bailar contigo —declaro. Nos
reímos y bailamos. No sabía que podía ser graciosa.
Página | 526 Después de que terminé de bailar con Richard, Jeremy baila con mi
mamá y luego con Lillian. Lo observo alegremente. Realmente es un buen
bailarín. Después de que terminan todos los bailes tradicionales, la
verdadera música comienza y todo el mundo está en la pista. Nuestros
amigos de la universidad comienzan a llegar en este momento. Estoy un
poco perdida tratando de saludar a todo el mundo, poniendo atención a
mi marido y al baile.
Todo es increíblemente divertido. Me paso todo el tiempo que puedo
en brazos de Jeremy. Sinceramente no quiero volver a dejarlo. Cuando
llega el momento de lanzar el ramo y la liga, estoy un poco nerviosa. Tengo
una sensación abrumadora de que esto será difícil. Ellos me dijeron que
debía sentarme en las rodillas de Kent, pero no iba hacer eso, así que estoy
sentada en una silla. Todo el mundo se reúne a nuestro alrededor, y hace
que me sonroje. Jeremy viene y se arrodilla junto a mí. Nerviosamente
sonrío. —Vas a estar bien —dice Jeremy—. Prometo no avergonzarte.
—¿Tienes que usar tus dientes? —siseo.
—No si no quieres —contesta él, hacienda un mohín con los labios.
Pongo mi mano en mi rostro. De repente oímos a Josh gritar—: Vamos,
¡hazlo! ¡hazlo! ¡hazlo!
—Vamos hazlo —murmuro a través de mis dedos.
Jeremy desliza su mano bajo mi vestido. Siento sus dedos deslizarse
hacia arriba por mi muslo. Me estremezco un poco y luego lo miro. Su
mano recorre la parte superior de mis medias hasta el muslo. Las cejas de
Jeremy suben cuando sus dedos rozan el liguero. No puedo evitar sonreír.
Con una sonrisa diabólica, se agacha y va debajo de mi vestido. De
repente un montón de gente gritando desde todos lados. Honestamente
no puedo dejar de reír histéricamente, porque me hace muchas cosquillas.
Finalmente Jeremy regresa con mi liga entre sus dientes. Niego con la
cabeza y me inclino para besarlo. El rápidamente aparta la liga y nos
encontramos a la mitad. El beso es diferente esta vez. Hay una gran
cantidad de pasión detrás de él. Anticipación, anticipación, tengo
demasiado de ello. Jeremy se levanta y me hala con él. Levantándome,
damos la vuelta en círculos. Entierro mi rostro en su cuello y rio.
Por supuesto, Josh es el que atrapa la liga, estoy sorprendida de eso.
Así que cuando llega lo hora de lanzar el ramo, me mantengo atenta
hacia donde está Holly. Cuando me doy la vuelta, hago hasta lo imposible
por lanzar bien hacia ella. Cuando me giro de nuevo hacia la multitud, veo
que ella lo atrapo. Salto hacia arriba y abajo porque pienso que puedo
estar tan emocionada como ella.
Rápidamente, voy hacia Josh, empujándolo a la pista de baile. —
Página | 527 Ustedes chicos tienen que bailan ahora.
—Está bien, está bien —ríe Josh—. ¿Qué descarada?
Lo miro fijamente. —Holly realmente quiere bailar contigo Josh. —Él
me da su mirada despistada habitual. Rodando mis ojos hacia la parte de
atrás de mi cabeza tan lejos como pueden llegar, me quejo—: Solo ve a
bailar con ella.
—Así lo hace. Mientras bailan, Jeremy viene hacia mí. ¿Piensas que él
tiene idea alguna?
—¿De qué? —pregunto.
—De que a Holly le gusta —responde Jeremy.
Mi mandíbula cae. —¿¡Como lo sabes!?
Levantando una ceja, se inclina hacia mí. —Es realmente obvio,
parecido a como tú lo eras.
—¡Tú no tenías ni idea! —exclamo—. No vayamos por ese camino.
Agarrándome entre sus brazos, Jeremy dice—: Pienso que muy en el
fondo lo sabía. De seguro soñaba contigo todas las noches.
—Oh, ¿en serio? —digo con una sonrisa graciosa—, ¿y acerca que
eran esos sueños?
Jeremy trae su rostro junto al mío y respira junto a mis labios. —Te lo
mostraré más tarde. —Eso me hace sonreír. Él me besa muy sensualmente.
Me alejo de él. —¿Cuándo será adecuado que nos vayamos de
aquí?
—No tengo ni idea —responde el, aun sobre mis labios—, pero es
mejor que sea pronto.
—Mmmmmmm, estoy de acuerdo contigo —murmuro.
Hay mucho más baile y conversaciones con las personas, pero
finalmente tuve mi parte y solo quiero tener a Jeremy a solas. Me acerco a
él y lo halo hacia abajo para susurrarle al oído. —Necesitamos irnos ahora,
antes de que me vuelva loca.
El me da una sonrisa malvada. —Está bien. —Jeremy camina hacia el
DJ, y le dice algo. El DJ detiene la música y sobre su micrófono grita—: La
novia y el novio se van ahora. ¡Dicen buenas noches a todos!
Nuestros amigos más cercanos se acercan y nos dicen buenas
noches, y nuestra familia también. Jeremy finalmente agarra mi mano y
empezamos a salir por los jardines… bastante rápido. Nos dieron la suite del
pent-house por esta noche. Cuando por fin entramos en el ascensor y las
puertas se cierran, Jeremy me empuja contra la pared y empieza a
besarme. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lo halo más cerca.

Página | 528 Cuando llegamos a nuestro piso, Jeremy se inclina y me levanta en sus
brazos. Empiezo a reír. —¿Me vas a cargar a través del umbral?
—Si —responde el, con una sonrisa—. Te cargare hasta que este
demasiado viejo y débil para volver a hacerlo.
—Aww, eso es dulce —replico.
Llegamos a la habitación y saco la llave del bolsillo de Jeremy. —
Recuerdo cuando tú ni siquiera te acercabas a mi bolsillo. Si solo estuvieras
en realidad yendo por mis pantalones —Jeremy suspira, mientras abre la
puesta.
Levantando mi ceja, digo—: Oye, ahora puedo ir por tus pantalones
cada vez que quiera.
Jeremy se ríe. —Dulce y bondadosa mujer, estas tomándome el pelo.
—¿Quien dice que te estoy tomando el pelo? —respondo
seductoramente.
—Isabelle, tú tienes un lado perverso —Jeremy dice, mientras me baja.
Sonriendo, comienzo a quitarle la chaqueta. —No tienes ni idea.
Él levanta una ceja. —¿Entusiasmada?
—¿Qué piensas? —pregunto.
Con una sonrisa, Jeremy se inclina y me besa. Estamos así por un
tiempo, solo besándonos. Finalmente Jeremy se aleja y me susurra—: Te
amo Isabelle.
—También te amo —murmuro.
—¿Estas lista? —pregunta.
Asiento con la cabeza. —Sí, creo que hemos esperado lo suficiente.
—Eso pienso también —contesta el, mientras se dirige a la parte de
atrás de mi vestido.
Mis manos comienzan a sudar cuando Jeremy deshace las cintas.
Luego poco a poco baja la cremallera y sostengo el vestugo contra mi
pecho. Sus dedos trazan mi espalda. Dándome la vuelta, me encuentro
con su ardiente mirada. —Estoy nerviosa.
Jeremy agarra mi mano y la besa. —Por favor no lo estés. Podemos
esperar un poco más. Tenemos el resto de nuestras vidas.
Inclinando la cabeza hacia un lado, exclamo—: ¡Te hecho esperar
durante más de tres años!
—Lo sé —Jeremy ríe de nuevo—. He sido muy difícil a veces. Te lo
prometo, pero soy tu esposo. Nunca te hare hace nada que no quieras.
Página | 529 —¿Estás enojado porque quisiera esperar? —pregunto suavemente.
—No —dice Jeremy—. Te amo cariño. Quiero que seas mí para
siempre. —Pone sus manos a los lados de mi rostro—. Haré todo lo que me
sea posible hacer para hacerte feliz. Por lo tanto, si hay que esperar,
entonces esperamos.
—No más espera —exhalo y dejo caer el vestido. Jeremy sonríe
ampliamente—. Cassandra me ayudo a elegir la lencería.
—¿¡Puedo tomarte una foto por favor!? —enfatiza Jeremy—. No
quiero olvidarme nunca de esto.
—Cállate —susurro. Lo halo hacia mí, presionando mi cuerpo contra
el suyo—. Es hora de abrir tu regalo de bodas. —Jeremy me da una mirada
inquisitiva—. Yo soy tu regalo de bodas —digo tímidamente—. Hora de
quitarlo todo.
Un rato después, estamos tumbados en los brazos del otro. —Wow —Es
todo lo que puedo decir.
—Definitivamente vales la pena la espera —suspira feliz Jeremy.
—Sonriendo, digo—: Gracias.
Me doy la vuelta para estar encima de él. —Recuerdo la primera vez
que te vi. Mi corazón casi se detiene. Nunca habría imaginado que
acabaríamos aquí hoy.
—Recuerdo el momento en que supe que estaba enamorado de ti —
dice Jeremy.
—¿En serio? —digo—. Nunca me lo dijiste en todos estos años.
Con una mirada muy cariñosa, Jeremy dice—: Supe que sentía algo el
día que te encontré en el callejón porque quería matar a ese bastardo.
Finalmente me di cuenta de que estaba enamorado de ti cuando
pasamos la noche juntos. Cuando te beso, no es algo que haya sentido
antes. Esa noche algo fue muy diferente. Fue mucho más allá de lo que
había experimentado con Kaitlin. Solo lo supe. No quería que parara.
Quería estar contigo muy desesperadamente.
—Awww. Debí hacerme dado cuenta que te amaba todo el tiempo.
Cada vez que me tocabas, hacías que mis nervios hormiguearan. Cada
vez que me besabas quería más, cuando yacíamos juntos por la noche, no
quería estar en ningún otro lugar. Pienso que seguía diciéndome a mi
misma que nunca querrías estar conmigo. Nunca pensé que fuera lo
suficientemente buena.
—Eres más que suficientemente buena. Nunca querría nada más.
Descansando mi barbilla en su pecho, digo—: ¿Realmente quieres
Página | 530 tener hijos?
—Si —contesta—. Tres.
—Eso suena bien para mí.
Sonriendo, Jeremy dice—: Digo que debemos practicar para ello.
—Eso suena aún mejor —replico, mientras me inclino para besarlo.

Fin.
Acerca de la Autora
Página | 531

Sarah Kay Carter es una autora de auto-publicación por primera vez.


Sarah escribe ciencia ficción para jóvenes adultos, romance y novelas
románticas de ciencia ficción. Sarah es apoyada por su esposo, dos
hermanos, padre, madre, sus suegros, 2 Heathers y sus 3 perros. A ella le
gusta escuchar a sus fans. ¡No tenga miedo de enviarle un mensaje!
Siempre puede ser contactada por su página de facebook.
Sarah espera publicar dos libros este año. Dale me gusta a su página
de Facebook para obtener vistas previas de sus futuros libros y ¡capítulos de
bonificación!
Página | 532

También podría gustarte