Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Moderadoras
Mere Malena
Brenda Carpio Smile 18
Lectora Mona
Traductoras Correctoras
Akanet
Mere
Akanet Caamille
Axcia Carosole
Brenda Carpio
Carosole Dennars
Elena Ashb Elena Ashb
Ksteff15 Flor212
Laura Soto
Lectora JesMN
Lililamour
Malu_12
MaryLuna Recopilación y Revisión
Mona
Nayelii Akanet
Nelly Vanessa
Nelshia Diseño
Otravaga
Rihano Jenn
Xhessii
Índice
Sinopsis Capítulo 16
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20
Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Epilogo
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Sinopsis
Página | 1
Jeremy es un chico de 21 años devastadoramente atractivo con un
secreto, quien sólo tiene que entrar a una habitación y lanzar su sonrisa
ganadora para derretir el corazón de una chica.
Isabelle, “Izzy”, es una artista apenas perceptible, cuya vida en casa
es mejor no desear.
Ella se siente completamente sola en el mundo, eso es hasta el día en
que Jeremy la salva de unos atormentadores de la escuela y cambia las
vidas de ambos para siempre. Isabelle no puede creer su buena suerte
cuando Jeremy forma una amistad con ella porque nada va como ella
quiere. Después de todo, ella es descaradamente atormentada por sus
compañeros, ignorada por su enamoramiento de la escuela, nunca ha
sido besada, y su madre es alcohólica. ¿Cómo podría tener una relación,
incluso una amistad, con cualquiera, y mucho menos con alguien tan
guapo y altruista? Aunque no todo son buen aspecto, buenas obras y
coches rápidos para Jeremy, cuyo pasado aún lo persigue. ¿Puede un
horrible suceso que fuerza a Isabelle a salir de su casa y entrar al dormitorio
de invitados de Jeremy enseñar a estos dos cómo vivir y amar?
Capítulo 1
Abro mi casillero y meto mis libros en el estante superior. Mi mirada
Página | 2
cae sobre el espejo que mi mamá me compró. Sí, lindo regalo mamá, odio
mirarme. Mi cabello es rebelde, rizado, y de un castaño claro y mis ojos son
de un azul apagado. No soy atractiva en lo más mínimo. Mi mamá dice,
“Eres hermosa”, yo digo que es una mentirosa. Ella podría estar en lo cierto,
pero no tengo autoestima, cero, nada. Golpeo la puerta de mi casillero al
cerrarlo, y gruño con frustración.
Es entonces cuando veo la cara detrás de mi casillero. Los ojos de Eric
me miran sin comprender. Mientras su ceja se levanta, mi cara se pone
roja. Genial, absolutamente genial, así que así es como mi día va a ir.
—Hola —murmuro.
Eric simplemente sacude la cabeza y abre su casillero. Vaya, está
ignorándome. ¡Qué sorpresa! Sólo suspiro y me alejo. Mi siguiente clase es
arte. Probablemente la única cosa en la que soy buena. Tomo mi asiento
habitual en la esquina, lejos de todos. Deseo que este día termine, como
cualquier otro día de la escuela secundaria. Miro por la ventana, mientras
espero que suene el timbre.
Cuando un coro de voces burbujeantes entra en la habitación, se me
revuelve el estómago. Grandioso, están aquí. Mis ojos se vuelven hacia las
chicas que hacen de mi vida un infierno. Jessica, la rubia animadora es la
atípica niña bonita, Daniella, es la más baja con el cabello corto de color
negro, pero la líder es Sonya. Es la inmaculada y perfecta morena. Creo
que se ha hecho cirugías. Su papá seguramente le da todo lo que quiere,
así que no me sorprendería.
Por supuesto, toman los asientos en el pasillo opuesto a mí.
Dispárenme ahora, por favor. Mientras, Sonya se sienta, sus ojos rapaces
miran directamente hacia mí. Elijo ignorarla.
—Mi, mi, mi, Isabelle —dice riendo—. No estamos… bonitas…
singulares hoy. Qué buen conjunto.
Mi mente se desplaza instantáneamente a lo que llevo puesto. Bueno,
sí, no tengo absolutamente ningún sentido de la moda y Sonya se asegura
de que lo sepa casi todos los días. Tengo un pantalón capri azul y una
camisa a rayas de color púrpura. Ahora, pensando en ello, no coinciden
en absoluto. Es otro fracaso épico de mi parte, pero por desgracia, es uno
de muchos. Saco mi cuaderno de dibujo y sigo ignorando a Sonya.
—Mira Sonya, está garabateando otra vez —se ríe Daniella—.
Dibujando a su chico soñado.
—¿Te refieres a Eric? —pregunta Sonya sarcásticamente. El lápiz que
acabo de tomar se rompe en mi mano—. Ooohh, me parece haber
tocado una fibra sensible —se inclina—. Está bien, todos sabemos acerca
de tu enamoramiento. Te prometo que no lo diré.
1 En español en el original.
Terminamos de comer, lo que implica que Jeremy se comió toda su
comida, después algo de mi comida y luego alrededor del 99% del pastel.
Lo miro.
—¿Cómo demonios puedes comer todo eso, y no estar gordo?
Página | 28 —Corro todas las noches —responde.
—Creo que me caería de cara, si saliera a correr —afirmo como un
hecho.
Poniendo los ojos en blanco, Jeremy dice.
—No lo creo. Vamos, deberíamos llevarte a casa.
—Sí, en realidad tengo tarea que hacer.
Con un gran suspiro Jeremy dice.
—NO extraño la tarea.
—Solo obtengo A y quiero seguir así —le respondo, mientras lo sigo
fuera de la cabina.
Jeremy se acerca, agarra mi mochila y el casco de la motocicleta.
Desliza el casco en mi cabeza.
—Bueno, entonces, vamos a llevarte a casa.
Me río, y me pongo la mochila. Él toma su casco. Dejo que mi mirada
deambule hacia Eric. Me ve mirándolo. Eric me da un pequeño saludo.
Mientras mis ojos se vuelven enormes, Jeremy desliza la visera de mi casco.
Torpemente le devuelvo el saludo. Para alejarme, Jeremy desliza su brazo
alrededor de mí y me lleva afuera.
Cuando salimos, deslizo la visera hacia arriba y exclamo.
—¡Me saludó!
—Sí —dice Jeremy, subiéndose en la motocicleta—. Realmente te
prestó atención. Yuppii.
—Hey —le espeto, subiéndome detrás de él—. Eso es mucho.
Dándose la vuelta para mirarme, Jeremy dice.
—Cuando tenga una conversación normal contigo, entonces puedes
estar feliz.
—Ahora, eso sería increíble —me río.
Jeremy sólo pone los ojos en blanco.
—Vamos a llevarte a casa.
Se detiene en mi casa y veo el auto de mi mamá estacionado en la
calzada. Salto y prácticamente grito.
—Tienes que irte ahora.
—De verdad te preocupa que te vea en la casa, ¿cierto?
—Nadie debe ver mi vida en casa —respondo—. No quiero que vean
mi vida en casa.
Sentándose más derecho, Jeremy dice.
Página | 29 —No me va a asustar.
—Por favor, sólo vete, antes de que esté en problemas. —Le entrego
el casco.
Jeremy levanta su mano.
—Está bien por ahora. Te recogeré el sábado. Digamos al mediodía,
¿está bien?
—Sí, suena bien —le respondo. Señalando a la casa, le digo—.
Debería entrar.
—Está bien, buenas noches chica. Nos vemos este fin de semana.
—Suena bien —le digo, sonriendo.
Me guiña un ojo y luego da la vuelta en su motocicleta, bajando por
la calle. Lo veo irse. Ni siquiera pienso en mi madre cuando entro en la
casa. Me voy directo a mi habitación. Empujo el casco en mi armario, sé
que mi mamá no lo va a ver allí. Después de unos minutos, me arrastro
abajo, esperando que los gritos comiencen.
Encuentro a mi mamá en la cocina.
—¿Dónde has estado? —pregunta, en voz baja.
—Fui a cenar con un amigo —le respondo.
Se da la vuelta y me mira con ojos tristes.
—¿Un amigo? Eso es bueno.
Oh chico, estamos lúcidas y tristes esta noche. Es en momentos como
estos que me siento mal por ella. Me siento.
—¿Estás bien mamá?
—Sólo tengo una mala noche, me voy a la cama ahora. Te veré
mañana.
—Sí, tomaré el autobús e iré al supermercado después de la escuela.
Me mira.
—Está bien, gracias.
—No hay problema —susurro, mientras se pone de pie para
marcharse—. Que duermas bien.
Mi mamá asiente. La veo irse y suspiro. Mi vida es un desastre.
Capítulo 3
No puedo dejar de sonreír todo el día. Decir que estoy deseando que
Página | 30
llegue el fin de semana es un eufemismo. Agarrando mis libros, me preparo
para justo cuando acabe la clase de arte. Me toma un tiempo llegar al
autobús, y luego a la tienda y de regreso a casa de nuevo. Cierro de golpe
la puerta de mi casillero y salto un poco. Eric está de pie allí, mirándome.
—Hola —digo lentamente.
—Hola, tu nombre es Isabelle, ¿verdad?
—Sí —le respondo en estado de shock.
La comisura de su boca se retuerce.
—Sólo pensé en desearte feliz cumpleaños.
—Gracias.
—Entonces, ese chico... —comienza.
De repente, una voz grita.
—¡Eric! —Cierro los ojos en señal de derrota. Sonya se acerca y pone
su mano en su hombro—. ¿Qué estás haciendo?
Con una mirada perpleja, responde.
—Hablando con ummm... Isabelle.
Los ojos de Sonya giran hacia mí. Para ahorrarme un poco de
dignidad, murmuro—: Adiós. —Y me alejo. En serio, esa chica está
crispando mi último nervio. Sólo tengo que superar la clase de arte.
Terminaremos nuestros cuadros y luego estaré libre de mi prisión por un par
de días.
Para evitar otro encuentro con mi endemoniada torturadora, agarro
mi pintura y suministros de arte antes de siquiera sentarme. Cuando llego a
mi asiento, extiendo todo sobre la mesa. Mis ojos miran hacia abajo a mi
pintura. Está bien, sólo una simple escena de un lago. Soy grandiosa
dibujando, pero sólo medio buena en pintura.
De repente, la sombra delatora pasa sobre mi escritorio de nuevo.
—Entonces, Eric me dijo que era tu cumpleaños y que te cantaron
anoche.
—Sí —contesto, sin siquiera mirarla.
Inclinándose hacia delante en el frente de la mesa, Sonya se ríe.
—Qué linda, ¿tienes cinco?
—Todo eso lo hizo Jeremy. Fue su idea.
Golpetea su barbilla y sigue—: Jeremy, Jeremy, Jeremy, oh, tu novio
por pago.
—Debo ser rica, porque paso muchas horas con él —replico, pintando
Página | 31 una línea en la página.
Suena la campana y el profesor me salva al comenzar la clase
inmediatamente. Sonya se ve obligada a sentarse. Bueno, al menos tengo
un tiempo para terminar este proyecto.
Después de que mi profesor deja de hablar, todo el mundo comienza
a trabajar en sus pinturas también. Afortunadamente, Sonya es una artista
horrible y tiene mucho que terminar en la suya.
Después de veinte minutos de clase, hay un golpe en la puerta. Cada
uno por supuesto mira hacia arriba. El profesor se acerca a responderla.
Hay un tipo parado en el pasillo. Cuando miro detenidamente, veo que es
un hombre que sostiene un ramo de flores, rosas para ser exacta. Camina
hacia delante y se las entrega a mi profesor. Mira la tarjeta.
—Isabelle... ummm... tienes flores aquí para ti.
Hay murmullos instantáneos en el aula. Oh no, Jeremy, te voy a matar.
A regañadientes camino hasta el frente del salón. Mi profesor me las da, un
poco con los ojos abiertos.
—Gracias —le susurro.
Mientras regreso a mi puesto, tengo que sonreír. Son unas hermosas
rosas rojas y huelen fantástico. Tratando de no sonreír demasiado, me
vuelvo a sentar. Hay una tarjeta y la saco. Juego con ella un tiempo.
Cuando levanto la vista todo el mundo está mirándome. Extraño.
Finalmente me aparto de todo el mundo y abro la tarjeta. Antes de que
pueda leerla, es arrancada de mi mano.
—¡Sonya! —grito—: ¡Devuélvemela!
Pero es demasiado tarde, ya la abrió.
—Isabelle —empieza con fuerza—. La pasé muy bien anoche y no
puedo esperar para verte el sábado. Espero que esto ayude con la...
guillotina. Guillotina... ¿Qué diablos es una guillotina?
—Algo que de verdad necesitas verificar —grita alguien.
Con una mirada de disgusto, me mira embobada. Agarro la parte
posterior de la tarjeta y digo:
—Me quedaré con esto, muchas gracias. —Sonya sólo sigue
mirándome—. ¿Qué? —suelto—. ¿Nunca te enviaron flores a la escuela
antes?
Daniella y Jessica empiezan a reír. Daniella es la que dice—: No, no lo
ha hecho. —Sonya se da la vuelta y le da una mirada de muerte. Las otras
dos chicas vuelven a sus proyectos.
—Voy a resolver esto —dice furiosa Sonya.
Página | 32 —¿Qué hay que resolver? —Prácticamente grito—. ¿Quieres estás?
Aquí las tienes, si eso te hará callar. —Empujo las flores hacia ella.
Dándose la vuelta, responde:
— Ni siquiera me gustan las rosas.
—¡Claro! ¡Eso es! —grita un chico delante de mí. Me echo a reír con
todos los demás.
Para mi alivio, Sonya me ignora después de clase. Mi cara se pone
roja cuando todas las personas que paso se vuelven para mirarme y luego
a las flores. Hablando acerca de tener todos los ojos en ti. Es como si
tuviera un gran faro rojo en la cabeza. Decido ir a casa primero y dejar
todo.
La casa está vacía. Gracias a Dios por los pequeños favores. Pongo
las flores en mi cama y me quedo allí por un minuto. Ni siquiera creo que
tengamos un jarrón. Sí tenemos una jarra de cristal sin embargo. Voy abajo
y la agarro, llenándola de agua. Con una llamarada artística, arreglo las
flores. Nunca me han mandado flores antes. Esto es grandioso.
Mi mente está aturdida por el resto de la noche. Sé que no me las
envió por razones románticas, pero se siente muy bien. Cuando estoy allí
mirando al techo, tengo una idea. Rodando sobre mi estómago, agarro mi
cuaderno de dibujo. La escena viene a mi mente y empiezo a dibujar.
A las 11:45 del día siguiente, estoy sentada junto a la ventana,
mirando la calle. Tengo el casco listo en mi cama y mi mochila en mi
espalda. Mi madre sigue durmiendo su previa borrachera, pero no quiero
correr el riesgo de que me vea. De repente, oigo el acelerar de la moto.
Cruzo mi habitación, tomo el casco y vuelo a la planta baja.
Jeremy apenas se detiene antes de que corra a su lado.
—Hola.
Se quita su casco y se ríe.
—¿Estamos ansiosos?
—No, quiero irme antes de que mi madre se despierte —afirmo,
apurándolo con mis manos.
—Bien, bien —responde—, sube.
Me pongo rápidamente el casco y subo a la parte posterior.
—¿A dónde vamos? —grito.
—Ya lo verás.
Mientras conducimos ni siquiera puedo registrar a dónde vamos.
Cuando por fin nos detenemos, abro mi visor.
—Tienes que estar bromeando, ¿verdad?
Página | 33 Riendo, Jeremy niega con su cabeza.
—No, dijiste que confiarías en mí.
Me bajo y me quito el casco.
—Dije que iba a confiar en ti, ¡pero no tengo ni idea de qué hacer allí!
Me corto en cabello en el centro comercial, como por doce dólares.
—Yo me encargo —dice, bajando de la moto—. Sé lo que estoy
haciendo.
—Eso espero —me quejo, mientras me empuja hacia adelante.
Entramos en el salón y sé que estoy hasta el cuello. Allí hay una
recepcionista emperifollada y su champú probablemente cuesta más que
mi habitual corte de cabello completo.
—Hola —dice Jeremy—. Estamos aquí para ver a Debbie.
La recepcionista le da una sonrisa muy coqueta y mira hacia abajo.
—Isabelle —dice ella, mirándome. Su ceja se levanta
inmediatamente. Me mira y luego a Jeremy—. ¿Tu hermanita?
Una mirada de asombro cruza mi cara.
—No —afirma Jeremy—. Es mi muy cercana amiga, de todos modos,
estamos aquí para ver a Debbie.
—Sí —responde, mirándome—. Iré por ella de inmediato.
Cuando se va, me dirijo a Jeremy y siseo—: ¡Mira! ¡Tengo eso todos los
días! ¡Tenemos que irnos ya!
—Relájate —enfatiza Jeremy, poniendo su brazo alrededor de mí—.
Nadie te va a morder.
—Sí, claro —murmuro, cruzando los brazos.
De repente, esta perfecta belleza rubia viene alrededor de la esquina.
—¡Jeremy! —grita. Me suelta, para ir a abrazarla. Ella le da un beso en
la mejilla—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Debbie, requiero un poco de tu experiencia. Esta es mi amiga
Isabelle. Ella en cierto modo... bueno... necesita nuestra ayuda. —Jeremy
hace gestos hacia mí.
—Gracias Jeremy —chasqueo.
Debbie me mira pensativa.
—¿Qué es lo que quieres hacerte? —pregunta.
—No tengo idea —respondo—. Esto es terriblemente embarazoso.
—Tonterías —se ríe Debbie—. Me encanta dar cambios de imagen.
La recepcionista salta.
Página | 34
—Ella te tiene reservada durante cuatro horas.
—¡Cuatro horas! —escupo—. ¡Jeremy!
Comienza a retroceder hacia la puerta, con esa increíble sonrisa
matadora.
—Estarás bien.
—¡Rata sucia! ¡Me dejarás aquí sola!
—Debbie será buena contigo, te lo prometo. De todos modos, quiero
que sea una sorpresa, como abrir un regalo de navidad. Mi tarjeta de
crédito ya está registrada para eso, haz lo que quieras.
Ahora, eso me pone loca.
—Jeremy, no puedes pagar por esto. Sé serio.
Mientras su trasero golpea la puerta, se detiene y dice—: No tengo
novia, así que necesito a alguien en quien gastar el dinero que no sea yo.
Esto me hace muy feliz, así que por favor disfrútalo. Explora, descubre quién
quieres ser. No te puedo dar consejos sobre cabello, no puedo enseñarte a
ponerte maquillaje, pero puedo llegar a las personas que hacen que eso
suceda. Este es el comienzo de una nueva tú que pueda mostrar al mundo
cuán maravillosa eres. Veo eso y quiero que todos los demás vean eso
también.
—Gracias Jeremy —suspiro con una sonrisa suave—. Esto significa todo
para mí.
—Bueno —dice riendo—, creo que esto te va a volver loca.
Debbie responde—: Cuando haya terminado con ella, volverá locos a
todos.
Jeremy empuja la puerta abriéndola y me manda un beso. Tengo
muchas ganas de levantarle al dedo del medio en este momento. Hace su
salida y tengo que girar para mirar a Debbie.
—Soy una chica muy torpe que no sabe nada de nada de esto, así
que por favor sé amable.
—Vamos —dice Debbie, animándome con su cabeza—. Empecemos
a trabajar.
La sigo de vuelta a su pequeña área. Le da palmaditas a la silla y me
siento.
Envolviendo la bata alrededor de mí, Debbie comienza a jugar con mi
cabello.
—Entonces, tienes que tener una idea de cómo quieres que se vea tu
cabello.
Página | 35 —Honestamente, no sé ni lo que se vería bien —contesto, un poco
derrotada.
—Regresaré —me dice Debbie, mientras se aleja.
Mi corazón corre con la inquietud que estoy sintiendo. Ruego a Dios
no conocer a nadie que entre mientras estoy haciendo esto. Debbie
finalmente reaparece junto a mí. Tiene un par de libros.
—¿Qué son esos? —le pregunto.
—Elegirás un corte de cabello que te guste —responde. Debbie
comienza a jugar con mi cabello otra vez—. Bueno, tus puntas están un
poco quemadas, así que tendré que cortarlas un poco. ¿Quieres que tu
cabello siga siendo largo?
Encogiéndome de hombros, le digo—: No lo sé. Realmente no me
importa, siempre y cuando se vea bien al final.
—Te verás más que bien —responde Debbie mientras sonríe
ampliamente—. ¿Quieres un consejo?
Casi sin aliento, exclamo—: ¡Sí, por favor!
—Digo que lo lleves corto, no como chico, sino como aquí —dice
llevando sus palmas a mi cuello—. Después te lo pintaremos.
—¿De qué color pintarás mi cabello? —pregunto vacilante.
Debbie golpea su barbilla.
—En realidad, creo que haremos unos reflejos claritos y oscuros. Darle
un poco de contraste a ese cabello tuyo.
—No tengo ni idea de lo que acabas de decir, pero confiaré en ti —
suspiro—. No puede verse mucho peor de lo que ya se ve.
Tomando un libro, Debbie comienza a hojear las páginas.
—Tienes buen cabello. Sólo tienes que aprender cómo trabajarlo. La
mayoría de las mujeres matarían por los rizos que tienes.
—No me gusta que mi cabello sea rizado —replico malhumorada.
Con una carcajada, Debbie dice—: Amarás tu cabello rizado una vez
que sepas qué hacer con él.
—Está bien —murmuro.
—Aquí, éste es el corte de cabello que te haré. —Me entrega el libro.
Miro la foto.
—¿Harás que mi cabello se vea así?
—Conseguiré que tu cabello se vea mejor que eso —susurra,
inclinándose sobre mi hombro—. Confía en mí, señorita Isabelle, serás una
nueva persona cuando haya terminado contigo.
Página | 36 El tiempo pasa como un borrón mientras observo cómo le pone color
a mi cabello.
Me siento incómoda, pero me fascina al mismo tiempo. No puedo
dejar de reír cuando me veo a mí misma en el espejo.
—Luzco como si estuviera usando un sombrero de papel de aluminio
para mantener a los alienígenas fuera de mi cabeza.
—Sí —resopla Debbie—. Es un proceso de miedo a veces. ¿Quieres
algo de beber?
—¿Tienes agua? —le pregunto.
Asintiendo, responde—: Así es. Estaré de vuelta.
El salón está muy ocupado ahora. Medio miro lo que las demás se
están haciendo en el espejo. Una parte de mí quiere que mi mamá esté
aquí. Por supuesto, parte de mí quiere que mi mamá se preocupe por algo
que tenga que ver conmigo.
Finalmente, Debbie se acerca con una botella de agua.
—Aquí tienes cariño.
—Gracias. —Tomo un gran trago porque mi garganta está seca,
probablemente, porque estoy muy nerviosa. Levantando la mirada hacia
Debbie, digo—: ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro —responde, apoyada en el mostrador.
Curiosa, pregunto—: ¿Cómo conoces a Jeremy?
—Solíamos salir —responde, con una sonrisa suave.
—Eso no me sorprende.
Frunciendo el ceño, Debbie responde—: ¿Por qué dices eso?
Muevo mi mano hacia ella.
—Eres hermosa, él es hermoso. Como que van de la mano.
—¿Por qué, estás interesada en él?
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, no, no, no le digas eso.
—Es un tipo muy agradable —responde Debbie—, pero muy cerrado.
En realidad no quiere hablar de su pasado en absoluto. Cuando empecé
a presionar sobre el tema, rompió conmigo.
Una oleada de sorpresa pasa a través de mí.
—¿En serio?
—Así es.
—Sin embargo, sigues siendo amable con él —señalo.
Ella asiente.
Página | 37
—No estuvimos saliendo tanto tiempo, y quisimos ser amigos al final.
—Está bien —digo en voz baja. Me pregunto lo que sucedió en su
pasado que no puede ni hablar de él. Quiero decir, no lo conozco muy
bien, pero aun así, me pregunto qué tipo de persona realmente es. Esa es
una pregunta tonta, Isabelle. Es un gran chico, porque está haciendo todo
esto por una chica que no conoce. Jeremy está haciendo esto por ti.
Después de estar allí por un tiempo, Debbie finalmente dice que mi
cabello está listo y lo lavamos. Me sienta de nuevo en la silla e inicia el
proceso de cortarlo.
Cuanto más corta, más mi estómago comienza a girar. De repente,
suspira.
—Todo terminado. Ahora, te mostraré cómo darle estilo a tu cabello.
—Mirando a su lado exclama—: ¡Perfecto! —Agarrando mi mano, dice—:
Ven aquí.
Caminamos unos puestos abajo. El estilista mira hacia arriba.
—Hola Debbie.
Debbie sonríe.
—Tenemos que enseñarle a darle movimiento a sus rizos.
—Oh, está bien —responde el estilista—. Lo que queremos hacer es
tomar de esta cosa y poner un poco en la mano. —Toma una botella
plateada y aprieta un poco de pegote en la palma de su mano—. Lo
frotas, y luego lo pasas por tu cabello de manera uniforme. —Veo que le
hace eso a la señora en el asiento—. Después necesitas hacer crujir tus
rizos. Esta crema ayuda a evitar que el rizo se esponje.
—Ese es uno de mis mayores problemas —afirmo—. Mi cabello es un
terrible lío muy rizado.
—Eso es para lo que son los productos para peinar —dice Debbie—.
Te daré lo que necesites. Vamos, te mostraré cómo alisar tu cabello.
Mirándola, le respondo—: No creía que eso fuera posible.
—Totalmente posible, vamos.
Vuelvo y me siento en la silla. Debbie me muestra inmediatamente el
gel y lo pone en mi cabello. Entonces me muestra cómo secarlo para
obtener algunos de los rizos. Finalmente, dice—: Ahora, es hora de la
plancha.
—¿Cuál plancha?
Saca un artilugio de apariencia loca.
—Esta es una plancha. Es tu nueva mejor amiga. Lo que haces es
tomar sección por sección y alisarla. Aquí, sólo mira. —Sigo
Página | 38 cuidadosamente observo lo que hace. No parece demasiado difícil.
Cuando lleva la mitad del cabello, aleja la plancha—. Ahora, esto es poco
ortodoxo, pero tendrás que probarlo.
—Oh —exclamo—. ¿En serio?
—Tienes que aprender, ¿no? —replica.
Tomando una respiración profunda, suspiro.
—Sí.
—Levántate y ven aquí —ordena suavemente. Así que, me levanto y
camino hasta el mostrador—. Ahora, así es como debes fijarlo. No lo
pongas demasiado alto. Entonces, estas son las planchas y están muy
calientes, por lo que no te quemes. Jeremy me mataría. Lo más importante
es que querrás mantener en movimiento la plancha. Si lo dejas reposar en
un lugar se te quemará el cabello.
—Oh diosito —murmuro.
Riendo, Debbie dice—: Estarás bien. Entonces, tomas una sección de
cabello, pones la plancha en la parte superior y tiras suavemente hacia
abajo.
Esto es realmente vergonzoso. La gente tiene que estar
observándonos. Por lo tanto, tomo un mechón de cabello, y tomo la
plancha. Hago lo que dice, y lo paso. Mi cabello sale liso al final.
—¡Hey! —grito—. ¡Lo hice!
—Eso hiciste. Ahora, sigue adelante.
Me toma un tiempo, porque lo estoy haciendo muy despacio, pero
finalmente termino. No se ve como la parte de Debbie, pero todavía se ve
mil veces mejor que mi cabello normalmente.
—Creo que puedo manejar eso —me río, totalmente feliz.
—Siéntate y te mostraré cómo voltear los extremos —responde ella,
con una gran sonrisa.
Entonces, lo hago. Cuando finalmente paramos y mi cabello está listo.
Mi pecho se tensa.
—Es muy bonito —prácticamente grito.
—Tú eres muy bonita —dice Debbie detrás de mí.
—Nunca pensé que tendría este aspecto —le digo, tratando muy
duro de evitar las lágrimas.
Debbie sonríe.
—Sólo necesitaba un poco de ayuda. Ahora, ¿quieres que haga tu
Página | 39 maquillaje?
—Nunca he usado ningún maquillaje, como en ningún momento —le
respondo, muy seria.
—Bueno, entonces, tenemos tiempo más que suficiente para
enseñarte eso también. Vamos.
Si mi corazón se hincha más, podría explotar. Caminamos al área de
maquillaje y Debbie me sienta en una silla. Miro el espejo.
—Eso es demasiado abrumador.
—No vamos a volvernos todas locas en ti. Con tu color, debemos
mantenerlo simple y natural. Entonces, nunca te has aplicado maquillaje,
¿nunca has utilizado ningún color?
Mis ojos se abren.
—No, pero soy artista, por lo que no puedo creer que sea muy
diferente.
—No, eso es genial —dice Debbie—. Repasemos los fundamentos que
necesitas. Tienes una buena piel y un buen tono de piel uniforme, por lo
que realmente no necesitas nada fuerte. Si quieres usar algo, puedes
utilizar polvo. Es lo que pones primero. —Saca un color y lo extiende
suavemente en mi cara—. Después, ponemos la sombra de ojos. Desearás
utilizar estos colores por el azul de tus ojos.
Gimiendo, digo—: Odio el color de mis ojos. Es tan aburrido.
—No cuando utilizas el maquillaje adecuado. Sólo ten cuidado. —
Pone los colores y me da instrucciones de cómo hacerlo. Luego me pone
delineador y rímel. Cuando terminamos, Debbie sonríe ampliamente—.
¿Quieres verte?
—Estoy nerviosa —le respondo.
—No, te ves hermosa —afirma—. Ven aquí. —Agarrando mi mano, tira
de mí hacia el espejo.
Cuando me miro en él mi corazón se detiene.
—Esa ni siquiera se parece a mí —jadeo.
—Sí, lo hace —dice suavemente—. Es la adulta de ti.
De hecho, me veo... bien... bonita. Tal vez, no bonita como Debbie,
pero para mí, me veo bonita. Mi cabello enmarca mi cara ahora. Los
extremos van hacia fuera en la parte inferior. Los reflejos hacen que me
vea genial. Finalmente me veo como una chica real.
—Oh —exclama Debbie—. Nos olvidamos de tus labios.
—No creo que me vea bien con alguna cosa en ellos —replico.
Página | 40 Agitando la mano, Debbie dice—: Esa es una tontería. Tienes la boca
perfecta para el lápiz labial y esas cosas. Aquí nos limitaremos a poner un
poco de brillo en ti para comenzar. —Lo saca y lo aplica suavemente.
De repente, la recepcionista viene caminando detrás de nosotros.
—Ese chico guapo está de regreso por la clienta.
—Ya terminamos de todos modos —replica Debbie.
Dándome la vuelta, miro a la recepcionista. Ella hace una doble
comprobación.
—¡Wow, te ves muy bien! —exclama. De repente, dice—: No es que
no lo hicieras antes.
—No —la interrumpo—. Hay una gran diferencia, no te preocupes.
Debbie sólo sonríe.
—Vamos por tus cosas y te llevares con Jeremy.
Ahora, estoy nerviosa. Mientras caminamos hasta la parte delantera
del salón, mi estómago se aprieta y siento que voy a vomitar. Cuando
giramos la esquina, Jeremy está de espaldas a nosotras.
—Terminamos —afirma Debbie.
Jeremy se da la vuelta y se tambalea un poco.
—¡Wow, Isabelle, te ves fantástica!
Me pregunto si puede verme sonrojar a través del maquillaje.
—Gracias —le susurro.
Sonríe y dice—: ¿Te gusta?
—Me encanta —digo—. Ni siquiera puedo creer que sea la misma
persona.
—Definitivamente eres la misma persona —responde—. Ahora, sal a la
calle, para que pueda hacerme cargo de esto.
Dando un paso adelante, declaro—: Puedo conseguir el dinero de mi
madre. No puedo creer que esto no vaya a ser caro.
—Te lo dije —responde él—. Yo pagaré por ello. Confía en mí, está
bien. Ve afuera y espérame.
—Espera —me dirijo a Debbie—. Muchas gracias. No tienes ni idea de
lo que esto significa para mí.
Se acerca y me abraza.
—Tienes que venir a verme de nuevo, ¿está bien?
—Definitivamente —le respondo. Miro a Jeremy—. ¿Estás seguro de
que debería ir afuera?
Página | 41 —Sí —dice—. Ve, ve, ve.
Poniendo los ojos en blanco, me dirijo a la puerta. Cuando camino
fuera, no veo su motocicleta en ningún lugar. Me pregunto dónde la
estacionó. Bueno, espero cerca de la puerta. Un poco después, Jeremy
viene saliendo del salón. Lleva una bolsa.
—Aquí —dice—. Esto es tuyo. Debbie dice que todo lo que necesitas
está aquí.
Tomo la bolsa y miro dentro. Todo el producto para el cabello que me
mostró y el maquillaje que use está en la bolsa.
—Jeremy —grito ahogada—. ¡Esto tuvo que haberte costado una
fortuna!
—Eh —responde encogiéndose de hombros—. Todos estamos bien.
—Tengo que darte algo por esto —demando.
Sacude la cabeza y articula—: No me darás nada por esto. Tenemos
que ir a buscar una plancha ahora. Realmente espero que sepas que en el
mundo es eso.
—Sí —le respondo—. Permíteme detenerme y tratar de conseguir
dinero de mi madre.
Dándome una mirada, Jeremy suspira.
—Eso realmente no es necesario.
—Eres mecánico de motocicletas de medio tiempo, es necesario —le
respondo—. Tienes cosas como alquiler y facturas que pagar.
—Umm —responde, mirando al suelo—. Esas cosas son verdaderas,
pero.... no importa. Si sientes la necesidad, podemos volver a tu casa.
En contra de mi mejor juicio, salto hacia él y le doy un abrazo.
—Gracias, gracias, no tienes idea de lo que esto significa para mí.
Ríe, me recoge del suelo y me devuelve el abrazo.
—Estoy feliz de poder hacerlo. Vamos. Me estoy muriendo de hambre.
—¿Dónde está tu motocicleta? —le pregunto.
—Realmente no haría que te pusiera un casco en tu nueva cabeza.
Por lo tanto, traje mi auto.
—Pensé que estaba en el taller.
Sonriendo, Jeremy responde—: Estaban resolviendo algunos
pequeños problemas. Todo está bien ahora. Está al final de la cuadra.
Vamos.
Caminamos y prácticamente tengo salto en mi paso. De repente, nos
Página | 42 acercamos a un auto más viejo. Lo miro.
—Este es uno de esos... ¿Cómo es que lo llamas, autos potentes?
—Es mi bebé. Es un GTO 1967. No tienes idea de lo que eso significa
¿eh?
—No tengo idea —me río.
Sólo sonríe.
—Confía en mí. Esta cosa es genial. Es deseado por muchos hombres
y sólo es propiedad de unos pocos.
—Bueno, es bonito —le digo.
Dándome una sonrisa, responde—: No es bonito, es precioso, igual
que tú.
—Awww, eso es tan dulce.
—Vamos, entremos. —Jeremy abre la puerta para mí. Lanzo la
mochila y bolso en el asiento y me subo. Es muy hermoso. Incluso puedo
apreciar eso.
Cuando Jeremy enciende el auto, puedo sentir el ruido del motor. Me
río.
—Se puede sentir el poder detrás de esta cosa.
—Oh, sólo espera. No tienes ni idea. —Con eso, salimos a la calle.
Una gran cantidad de cabezas de chicos se giran mientras
conducimos al centro.
—Entonces —le digo—, ¿este es bastante popular?
—Cuando están en esta buena condición, sí, son muy deseados.
Podría poner este en un espectáculo si quiero.
—¿Por qué no lo haces? —le pregunto.
Apartando la mirada durante unos segundos, Jeremy susurra—:
Simplemente no.
Sólo lo miro con cuidado. Por un momento, se ve perdido en su propio
pequeño mundo. Cuando nos detenemos en mi casa, veo que mi madre
todavía está allí.
—Espera aquí —insisto firmemente.
—Quiero conocer a tu mamá —dice Jeremy, saliendo del auto.
—¡Jeremy! ¡No! ¡Por favor, no lo entiendes!
Viene caminando hacia mí y pone sus manos en mis brazos.
—Está bien, Isabelle. Nada me asustará y me hará alejarme. Creo que
necesitas a alguien que realmente vea como es tu vida.
Página | 43 Mi cuerpo está luchando muy duro para no llorar.
—Por favor, Jeremy —susurro—. No sé cuán mal este ella hoy. No
entiendes.
De repente, oigo—: ¿Isabelle?
Mi corazón se cae a mi estómago, veo a mi madre de pie en el
porche.
—Oh no.
Ella se cruza de brazos.
—¿Qué hiciste?
—Hola, soy Jeremy. —Camina hacia mi madre y estira su mano. Corro
rápidamente tras él—. Llevé a Isabelle a arreglarse el cabello hoy. ¿Acaso
no luce bella?
Veo con horror como mi mamá mira a Jeremy. De pronto, tiene una
sonrisa realmente malvada.
—¿No eres delicioso? ¿Dijiste que tu nombre es Jeremy?
—Sí —responde.
—Soy la madre de Isabelle, pero me puedes llamar Deanne. ¿Alguien
alguna vez te dijo que tienes ojos hermosos?
Oh, bien.
—Mamá, vine a preguntarte si me podías dar algo de dinero.
—¿Para qué? —pregunta, volviéndose hacia mí.
Haciendo una mueca, le digo—: Necesito una plancha, y bueno, un
secador de cabello y algunos cepillos. Acabo de aprender cómo
acomodar mi cabello, pero no tengo nada con qué hacerlo.
—¿Tu la llevaste a que se arreglara el cabello? —consulta mi mamá,
mirando a Jeremy.
—Sí, lo hice. Quiero decir, puedo comprarle las cosas. No hay
problema —responde.
Mi madre niega.
—No, le daré algo de dinero. Creo que debería haber sido la que la
llevara.
—Está bien —le digo—. Me divertí mucho.
—Bueno, te ves bonita —suspira mi mamá—. ¿Por qué no sólo te doy
mi tarjeta de débito? Sabes cuál es el pin.
Jeremy se adelanta.
—Eres más que bienvenida a venir.
Página | 44 ¡NO! ¡JEREMY! Rápidamente tartamudeo:
—Está bien.
—Sí... bueno, no, iré al bar... quiero decir, a ver a mis amigos. No estaré
en casa hasta muy tarde —dice mi mamá en voz baja.
—Está bien. Creo que vamos a conseguir algo de comer, también. ¿A
menos que quieras que cocine algo? —le pregunto a Jeremy—. Sólo
tendría que ir al supermercado.
Sonriendo, Jeremy dice—: No, te ves maravillosa. Tenemos que
mostrarte.
—Creo que necesita que la enseñes —mi mamá se ríe—. Tienes un
novio delicioso.
—Oh —le interrumpo—, no es mí...
Deteniéndome, Jeremy dice—: Gracias, pero soy afortunado de tener
una hermosa novia.
—Gracias —le susurro, mirándolo. Sólo me guiña en respuesta.
—Iré por mi tarjeta de débito —murmura mi madre, mientras camina
hacia la puerta principal. Su pie se desliza un poco. Oh no, ya ha estado
tomando.
Corro hacia ella.
—Mamá, umm, ¿Quieres que te lleve con tus... amigos? Tal vez no
debas conducir.
En un instante, su personalidad cambia.
—¿Por qué necesitaría un paseo?
—Mamá —siseo en voz baja—. No puedes manejar así. ¿Qué pasa si
te quedas tirada otra vez?
Al abrir la puerta de un tirón, mi mamá gruñe—: Llamaré un taxi.
Mi corazón se rompe. Miro a Jeremy. Sólo puedo imaginar lo que está
pensando. Sus ojos se quedan fijos en los míos, y me da una sonrisa suave.
Mientras mi mamá entra en la casa, simplemente se acerca a mí.
Envolviendo sus brazos alrededor de mí, susurra—: Mira, no me iré a
ninguna parte.
Envolviendo mis brazos alrededor de él, respondo—: Gracias. —
Mientras lo dejo ir, digo—: Ella está teniendo un buen día. La mayoría de las
veces es mala y desagradable.
—Bueno, sigamos adelante y terminemos de tener un gran día. No
Página | 45 necesitamos pensar en esto.
—Gracias —suspiro—. Vamos, ella se distrae con facilidad, por lo
general por una botella de licor. Es fin de semana. No hay nada que la
detenga.
Al abrir la puerta, paso al interior con Jeremy justo detrás de mí.
—Entonces, esta es mi casa —digo, cerrando la puerta—. Hago toda
la limpieza, así que si algo está desordenado, lo siento.
—Quiero ver tu habitación —afirma Jeremy—. ¿Está arriba? —Empieza
a caminar hacia las escaleras.
—¿Por qué te gustaría ver mi habitación? —pregunto, esquivando
delante de él para cerrarle el paso.
Sigue caminando, empujándome hacia la escalera.
—Porque somos amigos ahora, y los amigos tienen que ver la vida del
otro. Yo te mostraré la mío, si me muestras la tuyo.
—¿¡Qué!? —jadeo.
—Te mostraré mi apartamento, si me muestras tu habitación —dice él
riendo.
Tratando de mantenerlo quieto, le digo:
—No.
De repente, me levanta y me lanza por encima del hombro.
—Sí.
—Jeremy —Trato de no gritar tan fuerte.
Se ríe y sólo sube los escalones. Me va a dejar caer. Me voy a morir.
Voy a caer por las escaleras y a morir.
—¿Qué puerta es? —pregunta Jeremy, mientras por fin llegamos a la
cima.
—¡Suéltame! —exijo.
Entonces, lo hace.
—¿Cuál es?
—Ésta —suspiro, haciendo un gesto hacia la puerta detrás de él—.
Nadie ha estado en mi habitación desde que tenía 13. No esperaba
compañía.
—Está bien —dice Jeremy—. Espera a que veas mi apartamento.
Parece que nadie ha estado allí en 13 años. Tengo que limpiar, pero
siempre parezco desviarme.
Eso me hace sonreír.
Página | 46 —Pero recuerda, te debo una. Entonces, tengo que limpiar.
Poniendo una sonrisa muy retorcida en su rostro, Jeremy ríe.
—Es correcto. Oh, tienes las manos llenas.
Sacudo la cabeza y abro la puerta de mi dormitorio. Un nudo de
nerviosismo se encuentra en mi estómago.
—Así que, este es mi arte.
—Oh… mi... Dios... Isabelle. Esto es... simplemente increíble.
Jeremy se acerca a la primera pared. Todas y cada una de mis
paredes están cubiertas con mi arte. Mis mejores piezas están enmarcadas.
El resto son collages. Con cuidado, mira cada cuadro.
—Te haré una promesa —susurra Jeremy.
—¿Cuál? —pregunto, acercándome a él.
Volviéndose para mirarme, Jeremy dice—: Haré todo lo posible en mi
poder, para asegurarme de que vayas a la escuela por esto. Lo digo en
serio.
—Ojalá —le respondo—. Ese sería un sueño hecho realidad.
—Llegaremos hasta allí, incluso si tengo que vender algunos de mis
órganos.
Eso me hace reír.
—Sólo si son órganos buenos.
Jeremy sonríe. Se vuelve para mirar las piezas enmarcadas.
—Podría pasar el resto de la noche mirando tu trabajo. Diría que
deberíamos conseguir una botella de vino y hacer precisamente eso, pero
por desgracia, sigues siendo sólo una niña.
Le doy una palmada en el hombro.
—¡Soy sólo tres años más joven que tú!
—Sí, lo sé —se ríe—. Todavía tienes mucho que aprender, saltamontes.
Estrechando los ojos, tengo que preguntar.
—¿Es así como me ves? ¿Cómo una niña?
—¿Qué? —responde, volviéndose para mirarme.
—Nada —le digo, sacudiendo la cabeza. Señalando el cuadro junto a
Jeremy, le digo—: Esta es mi pieza favorita. Ella era la viejita con la que era
voluntaria. Bueno, déjame retroceder, hace un año me presenté como
voluntaria en un centro de cuidados paliativos. Se llamaba Rita. Era la
ancianita más dulce, y tenía las mejores historias que contar de su vida. La
cosa es que su familia no tenía nada que ver con ella. Estaba sola y
muriendo. Me rompió el corazón. Nos hicimos muy buenas amigas. Me
Página | 47 quedé con ella y estuve realmente allí cuando murió. De lo contrario,
habría estado sola. No pude ser voluntaria más después de eso. Era lo más
parecido que tuve a una abuela. No fue por tanto tiempo, pero dejó una
gran huella en mí.
Jeremy ve con mucho cuidado el dibujo.
—Es muy difícil ver que alguien muera.
—Lo es —le respondo—. Especialmente cuando es alguien tan
inocente, dulce y una persona buena. Casi parece mal.
De pronto, enderezándose, Jeremy toma una respiración fuerte.
—Sí, la muerte puede ser... muy injusta.
—¿Alguna vez perdiste a alguien? —pregunto.
Pasando esquivándome para ver más de mi arte, Jeremy no dice
nada por un minuto. Finalmente, responde en voz baja—: Creo que todos
hemos perdido a alguien en algún punto.
De repente, la puerta se abre.
—Esta es la primera vez que he tenido que preocuparme por un chico
en tu habitación.
Nos volvemos para ver a mi madre. Tiene una copa en una mano y su
tarjeta de débito en la otra.
—Jeremy sólo está viendo mi trabajo —le digo.
—Bueno, aun así, creo que es hora de que hablemos sobre control de
natalidad.
Oh, Señor, ¡ten misericordia de mí!
—¡Mamá! —grito—. ¡No digas cosas como esa delante de la gente!
Jeremy resopla detrás de mí.
—Señora, no tiene que preocuparse por esas cosas.
—Entonces, ¿le estás proporcionando protección? —Mi mamá difama
un poco—. Será mejor que lo estés haciendo.
Me voy a morir.
—Mamá, no estamos teniendo sexo. No seas ridícula.
—Miro la televisión. ¡Sé lo que pasa en estos días, todas esas personas
de su edad siendo promiscuas!
—Mamá —siseo bruscamente—. Soy virgen, así que no hay nada de lo
que necesites preocuparte.
Empuja hacia adelante la tarjeta de débito.
—Aquí, consigue lo que quieres. Debes comprar ropa nueva, también,
Página | 48 para que acompañen a tu cabello.
—Estamos planeando hacer eso el próximo fin de semana —responde
Jeremy amablemente.
Asintiendo, mi madre murmura—: Bueno, iré al bar ahora.
—¡Diviértete! —digo con sarcasmo, pero pasa completamente
desapercibido para ella. Volviéndome hacia Jeremy, exclamo—: ¡Lo siento
por mi madre!
Jeremy se ríe.
—Está bien.
—No está bien —suelto—. ¿Cuán más horriblemente avergonzada
podría estar?
—Podría habernos dicho que fuéramos a comprar algunos
anticonceptivos.
Mis ojos casi explotan.
—Probablemente me habría muerto.
—Deberías utilizar protección siempre —dice, con una gran sonrisa
—¡Jeremy! ¡Cállate!
Eso lo hace reír aún más.
—Esto hace mi día.
—Me alegro de que te resulte tan gracioso —murmuro.
—Relájate, al menos no nos dio la charla. —Solo lo miro con una
mirada en blanco. Estrechando los ojos, pregunta—: Tuvo esa
conversación contigo ¿no?
Mi cara se calienta de rubor.
—Uf, más o menos, hemos tenido algunas conversaciones extrañas,
mientras está borracha.
Con una enorme sonrisa en su rostro, Jeremy pregunta—: ¿Tengo que
hablar contigo al respecto?
—¡No! —prácticamente grito—. En verdad necesitamos cambiar de
tema.
—¡Pero esto es tan divertido!
Lo miro y articulo fuertemente.
—No, no lo es.
—Bueno, si alguna vez tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla.
Ahora, realmente quiero estar en otra parte.
—¡Nunca te preguntaría acerca de ESO!
Página | 49
Inclinándose hacia adelante, dice.
—Se llama ssseeeexxxxooooo.
Eso hace que me tape la cara con las manos.
—¡Se llama cállate!
Jeremy sigue riendo, pero va a la última pared con mi arte.
—Eres una artista increíble.
—Gracias —digo, agradecida por el cambio de tema—. ¡Oh! Eso me
recuerda. Te hice algo. —Bajo mi mochila y la abro.
—Oh, oh, oh, ¿está hecho de macarrones? —bromea Jeremy
vertiginosamente.
—Ahora no lo tendrás —me río—. Te burlaste de mis macarrones
Acercándose a mí, Jeremy réplica.
—Me encanta el arte con macarrones.
—Bueno, entonces te sentirás decepcionado. —Saco el dibujo—. Lo
diseñe para ti, haces que se vea bien, y bueno, hice la moto lo mejor que
puede. Por lo tanto, no es la mejor. —Con cuidado, se lo entrego a Jeremy.
—Isabelle —susurra en voz baja—, esto es fantástico. ¿Lo hiciste
anoche?
Asiento y le respondo.
—Sí. —Me acerco a mirar por encima del hombro—. ¿Te gusta?
Miro a Jeremy verlo. Es un boceto de él sentado en su moto, junto al
claro.
—Me siento privilegiado de que me hayas dibujado. Lo enmarcaré y
pondré en mi sala de estar.
—Oh, no —suspiro—. Tendrás personas allí y luego la verán.
—¿No es ese el punto del arte? —pregunta, mirándome.
Mis ojos se apartan rápidamente.
—Sí, pero realmente no le he mostrado mi trabajo a las personas.
—¿Este es mío? Me lo darás, ¿verdad?
—Sí —respondo—. ¿Por qué?
Acercándose a mí, él susurra.
—Pondré esto en mi apartamento, y lo mostraré con orgullo. Es
hermoso. Necesitas mostrarle a la gente tu arte.
Levanto la vista hacia él.
—¿Somos amigos, como verdaderos amigos?
Página | 50 —Oh, sí. Totalmente —responde serio.
—Pues bien, estoy feliz de que hayas venido a mi vida. Me haces sentir
mucho mejor conmigo misma, y me alegro de que pueda compartir la
mejor parte de quien soy contigo. Eres la primera persona que realmente
ve mi arte.
Con una sonrisa, Jeremy responde.
—Soy más privilegiado.
Eso me hace feliz. Él me hace feliz.
—Bueno, tenemos que irnos. Estoy comenzando a tener hambre.
—Gracias por el regalo.
Niego.
—No es nada, hiciste tanto por mí. —Mirando hacia él, le digo—:
Todavía no sé por qué.
—Bueno, quería ayudar, pero ahora, me gustaría ser tu amigo.
Jeremy se detiene.
—Eres una chica genial. No entiendo por qué no tienes más amigos.
Me encojo de hombros, y respondo.
—No tengo ninguna autoestima y soy muy tímida.
—Haremos que superes eso. Vamos, vamos, ¿A menos que quieras
hablarle a tu madre más sobre ESO?
—No dejarás ir eso, ¿verdad? —pregunto.
Moviendo las cejas, Jeremy responde.
—¡No!
—Vamos —murmuro, agarrando su mano y tirando de él a través de
la puerta.
—Espera —dice Jeremy, tirando de mí hasta el tope. —Me acabo de
dar cuenta al mirar esta foto. Este tipo en tus bocetos, es Eric.
Mi mano se acerca para cubrir mi cara.
—Tenía la esperanza de que no lo notaras.
—¿Realmente te gusta tanto?
¿Lo hago?
—Es como... el único hombre con el que he tenido un flechazo.
Apenas lo conozco. Es tan lindo y muy bueno por lo que he oído.
Jeremy mira de cerca la foto.
—Tu foto se ve mejor de lo que él se ve en persona.
Página | 51 —¡Jeremy! —lo castigo.
—¿Qué? —ríe—. Si quieres, trato de conseguirle una cita con él.
Cruzando los brazos, pregunto.
—¿Cómo vas a hacer eso?
—Haciéndote algo que él realmente quiera —réplica Jeremy—. Él
debe quererte por quien eres, pero si realmente deseas conseguir una cita
con él, entonces te ayudaré.
—Ahora, eso sería genial. Sería un total cliché.
Con una mirada burlona, Jeremy dice.
—¿Por qué?
—La chica tonta consigue al chico guapo. Estoy en mi propia película.
Una carcajada sale de Jeremy. —¿Soy la hada madrina?
—¡Sí! —le grito, aplaudiendo con las manos—. Mira, ahí es donde no
es una película. Las hadas madrinas no son por lo general chicos calientes
—río.
Arqueando la ceja, Jeremy consigue una sonrisa desviada.
—Entonces, ¿crees que soy caliente?
Al instante, mi cara se pone de color rojo.
—¡Cierra la boca! Dios, qué manera de arruinar un momento.
Jeremy me agarra rápidamente en sus brazos.
—Estoy más que feliz de ser tu dios caliente hada padrino.
—¡Bájame! —me río—. Vamos.
Capítulo 4
Caminamos a través de la tienda burlándonos uno del otro.
Página | 52
—¿Dónde vamos a conseguir estas cosas? —pregunta Jeremy.
—¿Tal vez en salud y belleza? No tengo idea —respondo.
—¡Oh! —dice Jeremy—. ¡Espera, necesitamos ir por este pasillo!
Miro y rápidamente doy un paso atrás.
—¡No!
—¡Sí, tu madre dijo eso! —Jeremy pone sus brazos a mí alrededor y
empieza a empujarme por el pasillo de anticonceptivos.
Riendo grito—: ¡Jeremy, déjame ir!
—No, creo que tenemos que pasar por esto.
Sin poder salirme de su agarre, trato de patear su pie. Y solo me
levanta en el aire.
—¡Déjame ir, idiota!
Finalmente me baja y me sostiene en mi lugar.
—Estoy tratando muy duro de avergonzarte.
—¿No crees que hago un buen trabajo por mi misma? —pregunto.
—Nah, necesitas mi ayuda.
Girando, salgo de su agarre y camino de vuelta por el pasillo.
De pronto, estoy de cara con Eric.
—Oh —tartamudeo—. Hola.
—Hey —responde lentamente. Sus ojos observando a Jeremy. Quien
está, por supuesto, parado al lado de los condones. Lo voy a matar. Eric
me mira.
—Le hiciste algo diferente a tu cabello.
—Oh —digo, poniendo la mano en mi cabeza—. Sí, lo hice hoy.
Jeremy viene detrás de mí.
—Creo que luce preciosa, no es que no fuera bonita antes.
Con un cabeceo, Eric dice—: No, luce bien. —La esquina de su boca
se tuerce en una sonrisa.
—Bueno —interviene Jeremy—. Necesitamos ir por unas cosas.
¿Quieres que agarre algo, Izzy?
Voy a golpearlo. Voy a golpearlo y luego morirá.
—No —siseo.
Se ríe y dice—: Está biiiieeeennnn.
Los ojos de Eric se abren y solo me mira.
Página | 53
—Tu cabello quedo realmente bien.
—Gracias —respondo tímidamente, sonrojándome.
—Vamos, cariño —dice Jeremy, tomando mi mano—. Tenemos que
comprar otras cosas.
Empieza a empujarme pasando a Eric.
—Te veo luego —tartamudeo hacia Eric.
—Adiós —responde, saludando con la mano.
Cuando estamos lo suficientemente lejos, giro hacia Jeremy y susurro
severamente.
—¿Cómo se supone que tendré una cita con él si siempre nos
interrumpes cuando hablamos?
—Quieres lo que no puedes tener —responde Jeremy seriamente—. Si
te arrojas a él, te convertirás en una desesperada. Si piensa que tiene que
trabajar por ti, entonces es un reto. Confía en mí en esto.
—¿Tienes muchas citas? —pregunto.
Una enorme sonrisa aparece en el rostro de Jeremy. Se gira para
mirarme con un brillo en sus ojos.
—¿Depende de lo que quieras decir con muchas?
—Como, ¿qué tanto tienes citas?
Encogiéndose de hombros, responde.
—De una vez a la semana, a veces dos.
—Oh —chillo—. ¿Estoy parándote de tener una cita esta semana?
Puedes ir donde alguien más, si quieres. Quiero decir, hicimos suficiente por
hoy.
—No, no necesito una cita, te tengo a ti. Ha sido un largo tiempo
desde que tengo una chica… bueno, amiga. Es genial.
Eso me hace sonreír.
—Es genial tenerte como amigo, también. Sería bueno tenerte para
que me aconsejes si decido empezar a salir. Nunca he estado en una
antes.
—Bueno, te daré paso por paso entonces —Ríe—. Y te llamaré a
media cita y preguntaré cómo está yendo. Si va mal, puedes pretender
que tu casa se quema e irte.
Me río histéricamente.
Página | 54 —¿Las personas realmente hacen eso?
—Estarías sorprendida por las excusas que he tenido que dar para salir
de una mal cita.
—Jeremy —lo regaño—. ¡Eso es horrible!
Poniendo una mirada de sorpresa, chasquea.
—Las chicas lo hacen todo el tiempo, y está bien. Un chico lo hace y
somos catalogados como idiotas.
Hmmmmm.
—Sí, pero los papeles se invierte en eso, también. Un chico duerme
con un montón de chicas y está bien. Una chica duerme con un montón
de chicos y es catalogada como una puta.
—Ok, si un chico duerme con un montón de chicas, es un puto.
—Así que… —digo lentamente—. ¿Tú no duermes con todo el
mundo?
Jeremy estrecha sus ojos, su expresión no tiene precio.
—¿Realmente quieres hablar acerca de mi vida sexual?
Rápidamente, sacudiendo mi cabeza, digo—: ¡No, lo siento! Olvida
que dije eso. —Cubro mi rostro—. Algunas veces, digo lo que está en mi
cabeza y no lo pienso.
—Te lo dije, si tienes curiosidad acerca del asunto, puedes
preguntarme lo que sea.
Instantáneamente gimo.
—No, por favor, solo olvida que dije algo.
Obviamente, sin ser capaz de mantener la compostura, Jeremy
explota en risas.
—La respuesta es no. Normalmente no duermo con todo el mundo.
—¿Por qué el tema sigue surgiendo? Esto es ridículo. ¡No más charla
de sexo! —articulo fuertemente, gesticulando con mis manos.
Cuando levanto la mirada, veo una señora mayor frunciéndome el
ceño. Oh, genial. Le doy una débil sonrisa. Aparta la mirada y camina con
arrogancia pasándonos.
—Está bien, bueno, creo que tus cosas están al final de este pasillo —
dice Jeremy, señalando el pasillo a la derecha de nosotros. Doblamos y
veo las planchas de inmediatamente.
—Bien, necesito un secador, una plancha y algunos cepillos.
Página | 55 Tomando una plancha del estante, Jeremy grita—: Eso luce peligroso
y posiblemente doloroso.
—Sí, bueno, lo necesito —digo.
—Creo que deberías comprar esta —dice, sosteniendo una plancha—
. Es rosa.
Luciendo molesta, pregunto—: ¿Luzco como una chica rosa?
—Hmmmmm, tal vez no —responde, poniéndola en su lugar—. Oh,
¿qué hay de este?, es un rizador.
—¿Qué es un rizador?
Jeremy apunta a la pintura.
—Eso es, creo.
—Probablemente sería un desastre si lo intento —respondo—. Solo
necesito una plancha normal. —Mirando todas las demás, tomo una y leo
detrás.
—Hey, quiero esta. Seca y alisa. Eso elimina toda una etapa.
Tomándola de mí, Jeremy lo lee con cuidado.
—¿Debbie sugirió está?
—No —respondo—. Pero, vamos. Así no tengo que secar mi cabello.
—Digo…. Tomaremos este, una plancha normal y un secador.
Entonces, tienes todo y algo de respaldo.
Bufo.
—¿Quién iba a saber que arreglar tu pelo requiere todo un arsenal de
artefactos?
—Oh, necesitas tener esta secadora —exclama Jeremy. Él toma una y
me la muestra—. Tiene una calavera en ella.
—Magnifico —respondo—. Mi secador malo.
La risa de Jeremy es hilarante.
—Cada chica debería tener uno de estos.
—Entonces ese es el que compraré. —Mirando de nuevo las planchas,
tomo una que es plana—. Listo, ahora necesito dos cepillos diferentes y
terminamos.
Jeremy se gira y camina por el pasillo. Lo veo y entonces me atrapo a
mi misma mirando su trasero. Sacudiendo mi cabeza mortificada, hago
que mis ojos miren a otro lado. ¡En serio Isabelle! No siendo capaz de
evitarlo. Vuelvo a mirar.
2 Hash Browns: Se llama hash browns o hashed browns a una receta simple de patata en
la que los trozos de patata se fríen en una sartén después de ser cortados en tiras, juliana,
dados o bien triturado.
mano a la mejilla. Sé que no significa nada, pero eso fue lo más parecido a
un beso que he tenido.
Con un salto en mi paso, entro a la casa.
Página | 75
Capítulo 5
Déjame llevar algo digo, mientras Jeremy sube las escaleras hacia
Página | 76
su apartamento.
No contesta. Tú carga los materiales de arte.
Gesticulando con la mano, digo abruptamente.
Esa bolsa no pesa. ¡Tú llevas tres bolsas de supermercado!
Oh, por favor, esto no es nada. Cuando finalmente llegamos
arriba Jeremy se vuelve hacia mí.
Toma las llaves de mi bolsillo. Levanto una ceja y se queja.
¿Bromeas?
Abro la boca.
Eso es demasiado personal para mí se me escapa, y hago una
mueca. No puedo creer que haya dicho eso.
Rodando los ojos Jeremy baja las compras.
Es mi bolsillo no la parte superior de mis pantalones.
Ahora estoy mortificada.
Lo siento murmuro. Nunca he estado realmente con un chico.
Tú eres el primero con el que de verdad he tenido mucho contacto.
Qué gran ejemplar de hombre para que comiences Se ríe
mientras abre la puerta.
Wow ¿un poco engreído? le pregunto agarrando una bolsa y
empujándolo para entrar. ¡Oye, no limpiaste la cocina!
Cerrando la puerta de golpe tras nosotros, Jeremy exclama: ¡Lavé
los platos como me pediste!
Chicos.
¡Sí, pero tus encimeras todavía están llenas de cosas!
Como sea. Ayúdame a despejarlas señorita pantalones
quisquillosos.
Bajo la cabeza.
Por favor, no me pongas apodos. He tratado con eso lo suficiente
en mi vida.
¿En serio? ¿Señorita pantalones quisquillosos es como me burlo de
ti? me pregunta Jeremy con un tono muy sarcástico. Bueno, por
nuestro amigo el credo, escojo llamarte ISABELLE.
Tengo que inventar algún apodo estúpido para ti replico
juguetonamente. Sin embargo no soy muy creativa en esa especialidad.
Jeremy coloca sus bolsas en el suelo de la cocina.
Sé cómo tienes que llamarme.
Página | 77 ¿Y cómo sería? le pregunto poniendo mi bolsa en el suelo al lado
de las otras.
Semental.
Un gemido se me escapa.
No te voy a llamar semental o cualquier cosa por el estilo.
¿Por qué no? se ríe Jeremy, si el nombre encaja.
Jeremy, eres ridículo. Si quieres que alguien te llame eso, llama a
una de tus novias.
Abre la nevera.
Sí, pero la pregunta es ¿a cuál? Hay tantas.
Escogiendo ignorarlo, comencé a mover su correo del mostrador. Veo
algunos sobres escritos con letra manuscrita. Todos ellos son del mismo
remitente. Recojo uno.
¿Vas a abrir estos? Hay como cinco de ellos.
Jeremy me los arrebata.
Sabes que es ilegal leer el correo de otra persona.
¡No el exterior del sobre!
Él los mete en un cajón y lo cierra de golpe. Girando para poner las
botellas en el reciclaje: Lo siento.
Está bien suspira. Simplemente no abro ciertos correos.
¿Una anhelante ex amante?
Eso lo hace reír.
Esa es una pila diferente me dice sonriendo y con mucho más
que un solo remitente.
Sacudo la cabeza con incredulidad.
Después de que terminamos la limpieza de las encimeras, empiezo a
preparar el desayuno. Jeremy se apoya en el mostrador a mi lado.
Entonces ¿cómo aprendiste a cocinar si todo lo que hace tu mamá
es beber?
Montones y montones de ensayo y error, tuve que aprender a
hacerlo a una edad temprana. Tengo muchas cicatrices de quemaduras.
Los botiquines de primeros auxilios vienen con instrucciones.
Tuviste la infancia más horrenda ¿no? pregunta Jeremy con
suavidad.
Mordiéndome el labio me encojo de hombros.
Me sentía sola pero no conocía nada mejor, así que encontré lo
Página | 78 que me hacía más feliz: el arte.
Ya no estarás más tiempo sola. Te lo prometo.
Esbozo una gran sonrisa.
Es muy amable de tu parte decirlo.
Es la verdad replica Jeremy. ¡No, no, no! ¡En la mía
champiñones no! ¡Son repugnantes!
Son buenos le respondo.
Jeremy hace una mueca con arcadas.
¡No me hagas vomitar!
Está bien, no dejaré que toquen cualquier parte de tu comida.
Bien dice cruzando los brazos. Así que dime ¿cuándo
empezaste a enamorarte de Eric?
En octavo grado le respondo.
Pensé que lo habías conocido en la escuela secundaria.
Muevo la cabeza negando.
Se trasladó aquí en el octavo grado. Nunca hablé con él y no creo
que supiera que yo existía. Luego vino el primer año y nuestros casilleros
estaban uno junto al otro. Él todavía apenas si reconocía mi existencia.
Parece que el pensamiento de tener un chico guapo interesado en mí
finalmente ha acaparado su atención.
Eso lo hace un idiota, sabes declara Jeremy en voz baja.
Hay silencio mientras cocino.
Supongo digo finalmente. Sin embargo, yo tampoco me había
hecho notar. Realmente traté de permanecer fuera del radar, pero Sonya
nunca lo permitiría.
¿Por qué la tiene contra ti?
Bueno resoplé cuando estábamos en el séptimo grado estaba
en la pequeña farmacia del centro. Sonya estaba allí con unos amigos y
decidieron robar algo. Pues bien, el farmacéutico me agarró y me exigió
que le dijera quién había robado porque él no podía encontrarlos. Así que
le dije la verdad. Le dije que Sonya lo robó. Llamaron a la policía y bla, bla,
bla. Me ha odiado desde entonces.
Una criminal. Nunca lo habría imaginado. Me refiero a que, un dolor
en el trasero o ser terriblemente malvada sí, pero una ladrona no, nunca lo
hubiera creído dice Jeremy metiéndose un trozo de pimiento verde en la
boca.
Página | 79 No creo que tenga una carrera de criminal porque robó un lápiz
labial cuando estaba en la escuela media replico.
Se encogió de hombros.
Tiene problemas dice. Tiene un esqueleto en su armario que
está tratando desesperadamente de ocultar. Por eso las personas como
ella son malas. En algún tema tienen inseguridades propias y arremeten
contra las cosas que les recuerdan esas inseguridades.
Lanzo el resto de los ingredientes en la sartén.
En serio pareces sabio para alguien que solo tiene 21 años.
Muchas cosas pueden pasar en 21 años susurra alejándose.
Su pasado se cierne sobre nosotros. Lo miro. Está de espaldas a mí
encendiendo el estéreo. Parece tan distante. ¿Qué esconde? Soy tan
curiosa. Es decir, hay algo allí. Es solo que no sé qué es. Esas cartas son
importantes, pero se niega a leerlas. Son de una chica, y si es así, me
pregunto lo importante que era para que él se esté escondiendo de eso.
Me siento un poco perturbada, casi molesta. ¡Basta Isabelle! ¿Qué está mal
contigo? Rápidamente sacudo la cabeza y me concentro en cocinar.
Perdiéndome en mi propio mundo me dedico a escuchar la música.
Cuando la tortilla de Jeremy está casi hecha, de repente siento sus manos
envolverse alrededor de mi cintura, jalándome contra él. Mi pecho se
contrae y mi corazón desciende. Descansa la barbilla en mi hombro.
Huele bien.
Gracias lo digo con un chillido totalmente aterrorizado. ¡Ningún
hombre me ha tocado de esta manera!
Jeremy afloja un poco su agarre.
¿Te estoy poniendo nerviosa?
No le digo demasiado rápido.
Me suelta y retrocede.
Realmente ningún chico te ha tocado antes ¿no?
Dándome la vuelta lo miro.
Nunca he tenido una experiencia con un chico antes. ¡Tú eres eso!
¡Me refiero a que la gente bromea con eso de ser virgen a mi edad, pero
yo ni siquiera he besado a un chico!
¿Nunca te han besado?
Por supuesto que no chasqueo ligeramente. ¿Qué hombre me
besaría?
Jeremy se encoge de hombros.
No lo sé. Pero tal vez Eric te besará.
Página | 80 Sí, eso sería genial, pero actuaría como una idiota. Un primer beso a
los 15 es tierno pero no tanto a los 18. Tan solo es triste.
No creo que sea triste.
Pongo mis ojos en blanco.
Por supuesto que no, es probable que hayas besado a un millón de
chicas. Eso es un montón de experiencia bajo tu cinturón.
Bueno, entonces déjame ayudarte con eso responde mientras da
un paso adelante. En un instante sus labios están sobre los míos.
Todo en mí se detiene. Mi mano realmente suelta la espátula y está
golpea el suelo. Su beso es suave y tierno, no es que tenga mucha
experiencia en esto. En realidad, hace que mis nervios hormigueen. Ahora
sé de lo que todo el mundo habla. Cuando se retira, mis ojos permanecen
cerrados.
Ahí está, ahora tienes experiencia.
¿Eh? Es la única cosa que puedo decir.
Me alegro de haberte quitado el aliento Se ríe ligeramente.
Abriendo los ojos me lo quedo mirando.
¿Por qué hiciste eso?
Porque mereces ser besada responde y ahora no tienes razón
para ser tan tímida.
Está bien Dejo salir el aliento contenido. Jeremy se inclina y
recoge la espátula.
Lanzándola al fregadero, se roza contra mí. Saboreo el contacto y me
recupero rápido. ¿Qué estás haciendo Isabelle?
Gracias por eso digo. Ahora sé lo que se siente. No tenías que
besarme, sabes.
Sí, tenía que hacerlo. Sólo espero no haber robado tu momento del
primer beso.
¿Mi qué? pregunto mirándolo perpleja.
Ya sabes, tu primer beso. Cuando todo cae en su lugar y el corazón
se detiene. Cuando realmente te importa alguien, cuando realmente
conectan. Solo espero no haberte robado eso. Debería ser algo que
recuerdes para siempre responde Jeremy con una sonrisa.
Creo que voy a recordar eso para siempre le respondo dándome
la vuelta.
De repente siento su aliento cálido sobre mi cuello.
Si quieres practicar, estoy más que dispuesto.
Página | 81 ¡Oh Dios mío Jeremy! le grito empujándolo lejos. Él se tambalea
hacia atrás y se ríe. ¡No es divertido!
Asintiendo dice: Oh sí que lo es. ¡Te hago sonrojar!
Todo me hace sonrojar afirmo.
Jeremy abre un cajón de la cocina y me da otra espátula.
Aquí. No vayas a quemar mis huevos.
Con el ceño fruncido, arranco el utensilio de su mano.
No planeo hacerlo.
El resto del desayuno pasa sin novedad aunque sigo recordando la
impresión del beso. Cada momento se repite atravesando mi mente. Trato
de ignorar el recuerdo porque, bueno, es Jeremy, no es como si significara
algo.
Lavaré los platos, si quieres empezar.
Levanto la vista hacia él.
Está bien. Puedo ayudar.
Vas a ayudar replica Jeremy. Haz mi arte.
De acuerdo le respondo. Caminando a través de la habitación,
tomo mis materiales. Me vuelvo a sentar en la mesa y extiendo todo.
Levanto la mirada para estudiar con cuidado las flores. Me gustaría saber
lo que vio en ellas. Ayudaría un poco. Suspirando saco un lápiz y empiezo a
dibujar.
Me toma un tiempo. De acuerdo, horas. Quiero que sea preciso y
perfecto. Jeremy observa cuidadosamente pero en su mayor parte me
deja en paz.
Está quedando genial susurra a mi lado.
Una sonrisa se arrastra a través de mi cara.
Por supuesto que sí. Es la única cosa en la que soy buena.
Creo que serías buena besando si aprendieras a regresar el beso.
Ahora estoy mortificada.
¡De verdad Jeremy, en cierto modo me agarraste por sorpresa!
Lo sé. Me di cuenta por tu reacción dice en mi oído.
Encogiéndome de hombros, lo aparto.
¿Quién necesita un matón cuando te tengo a ti?
No me estoy metiendo tanto contigo ¿o sí? Jeremy jadea.
No digo en tono quejumbroso volviendo a mi arte. Ignorarlo
parece ser la mejor idea. No quiero ruborizarme más de lo necesario.
Página | 82 Podría haberle devuelto el beso, pero estaba demasiado asustada. Sin
embargo nunca se lo diré. Un día voy a devolverle el besó a alguien. Si
tengo la oportunidad.
En la última parte de la tarde finalmente tomo una respiración
profunda. Jeremy se levanta del sofá.
¿Ya terminaste?
Creo que sí le respondo inclinando la cabeza. Mi mano se está
acalambrando y tengo los ojos cansados. Si quieres puedo retocarlo más
tarde.
Jeremy se acerca y se inclina sobre mí.
No susurra. Es perfecto.
Lo recoge y se da la vuelta.
Hiciste un gran trabajo Isabelle. Esto significa mucho.
Me gustaría que... bueno, un día tal vez me puedas decir lo que
significan.
No hay respuesta al principio, luego apenas lo oigo hablar.
Tal vez. Se da la vuelta y me mira. No le he dicho esto a nadie.
Así que estoy confiando en que no vas a decir nada, pero tengo algunas
cosas oscuras en mi pasado. No te preocupes, no soy un criminal y no hice
nada malo pero tengo mis secretos y, sinceramente, nunca me he abierto
a nadie. Pero tú, tú eres diferente Isabelle. Estoy deseando... bueno, un día
sería bueno tener a alguien con quien hablar, pero todavía no estoy listo.
Casi no he tratado con ello lo suficiente por mi cuenta para sacarlo con
otra persona. Tampoco he confiado en nadie en mucho tiempo, no lo
suficiente para decirles.
Me acerco y pongo la mano en un lado de su cara.
Puedes confiar en mí. Yo te confié mi pasado. Me haces sentir
segura. Como si tuviera alguien con quien compartir la carga. Ahora no,
pero tal vez algún día podamos hablar cuando estés listo. Puedes confiar
en mí.
Lo sé dice mientras recarga la cabeza en la mía. Lo sé.
Acabamos de conocernos, pero hay algo fuerte, puedo sentirlo.
¿Es por eso que rompiste con Debbie entonces, porque ella estaba
empujando ese límite? le pregunto.
Bajando rápidamente la mirada hacia mí, Jeremy responde: ¿Qué?
Bueno, tal vez no debí decir nada. Eso está mal de mi parte.
No, no. ¿De qué estás hablando? presiona.
Me dijo que no hablarías sobre tu pasado le digo encogiéndome
Página | 83 de hombros y que cuando te presionó rompiste con ella.
Página | 94 El examen no me lleva mucho tiempo. Leí y re-leí el manual como cien
veces y por supuesto obtengo una puntuación perfecta. Sonrío
ampliamente cuando la señora me entrega mi permiso temporal. Dando
la vuelta miro a Jeremy.
—Lo hice.
—Sí, lo hiciste —contesta—. Ahora necesitas estudiar este manual.
Agarrando el folleto, bajo la mirada hacia él.
—¡Oh no, no, no! ¡NUNCA!
—No es tan difícil manejar una motocicleta —me asegura Jeremy.
—¿Estás loco? —grito—. No puedes hablar en serio.
Toma mi mano.
—Solo conserva el manual. La motocicleta será otro día. Primero
necesitamos enseñarte a manejar con palanca de cambio.
—No hoy —declaro—. Tengo tarea por hacer.
—Está bien, de todas maneras esta noche tengo planes. Solo quería
asegurarme de que tuvieras el permiso.
—¿Cuáles son tus planes para esta noche? —le pregunto mientras
salimos.
Jeremy chasquea la lengua y dice—: Tengo una cita con esa chica,
Vicky.
—Guau —tartamudeo—. Eso es bueno.
Mi pecho se aprieta un poco no sé por qué. Sé que tiene una vida
aparte de mí. Por supuesto que tiene una vida aparte. Solo porque es mi
único amigo no significa que él no tenga otros.
—Bueno, apuesto que lo pasarás bien. Se ve agradable.
—Ya veremos —responde—. No he tenido una buena cita en mucho
tiempo. Parece que no encajo con algunas de esas chicas.
Jeremy sube a la moto. Lo miro pensativa.
—Encontrarás a alguien con quien congenies. Solo date tiempo.
Sucederá algún día.
—Seguro, eso espero —suspira Jeremy—. De otra manera tendré una
vida solitaria.
En todo en lo que puedo pensar es en que yo ya tengo una vida
solitaria. Sacudiendo la cabeza subo a la moto y Jeremy me lleva a casa.
—Comenzaremos el jueves —dice sonriendo.
—Ah sí —digo sarcásticamente.
Página | 95 —Hey, si quieres obtener tu licencia necesitas aprender a manejar —
me responde Jeremy.
—Ya sé. —Gimiendo abrocho el caso en su moto y le digo—:
Diviértete en tu cita esta noche.
—Planeo hacerlo… con suerte.
—Es bonita —le digo casi forzando una sonrisa.
—Pero eso no lo es todo. Ya veremos cómo va. Te recojo aquí el
jueves a las cinco ¿está bien? —dice Jeremy con un guiño.
—Sí, sí, sí —me rio—. Que tengas una buena noche.
—Tú también.
Después de entrar en casa suelto un profundo respiro. No debería
sentirme de esta manera. ¿Por qué me siento así? Es Jeremy.
Jeremy tiene citas. Sé eso. Tal vez solo estoy celosa de que tenga una
cita. Sí… eso es. Eric me habló hoy, eso es algo por lo que debería sentirme
bien. ¡También obtuve mi permiso temporal! ¡Arriba yo!
Al día siguiente me siento en la clase de arte tratando de decidir qué
hacer. Mi maestro se acerca.
—¿Dónde está tu foto Isabella? —me pregunta.
Tocándome la cabeza contesto.
—Aquí.
—Bueno, normalmente habría tenido un problema si alguien no trajera
su tarea completa, pero conozco tu nivel de habilidad. Creo que lo harás
bien.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —inquiero.
El maestro asiente.
—Por supuesto.
—¿Qué se necesita para entrar a una de las escuelas de arte de San
Luis?
Una sonrisa se desparrama por su cara.
—Estaba esperando que preguntaras. Tengo algunos folletos para ti.
—¿Los tiene? —jadeo.
—Sí, tienes talento y ni siquiera creo que nos hayas mostrado tu mayor
potencial. Utiliza este proyecto. Úsalo para demostrar de qué estás hecha.
Las escuelas de arte querrán ver tus mejores trabajos.
—Está bien —tartamudeo asombrada—, haré mi mejor esfuerzo.
Página | 96 —¿Qué es lo que vas a hacer? —pregunta.
—Creo que voy a hacer mi dibujo a carboncillo. Es mi favorito.
Mi maestro sonríe ampliamente.
—Suena grandioso.
—Mejor me pongo a trabajar —digo levantándome para agarrar un
lienzo.
Cuando me siento de nuevo, solamente puedo ver el espacio vacío.
¿Cómo voy a dibujarlo? Quiero decir, ¿cuál sería la mejor manera? Ladeo
la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro y entonces comienzo.
El miércoles y el jueves pasan volando. Estoy contenta de que Eric me
salude cada vez que me ve. Sonya sigue sin ir a la escuela y eso hace todo
más fácil.
Por supuesto siento que ahora me importa menos.
El jueves después de la escuela me encuentro a Jeremy sentado
frente al volante de su auto. Un montón de tipos están parados alrededor.
Jeremy los ignora moviendo la cabeza al ritmo de su música. Camino
hacia él y me agacho para asomarme por la ventana.
—Hey, semental ¿Me podrías dar un aventón?
Jeremy se echa a reír.
—No lo sé dulzura ¿Qué me ofreces a cambio?
—Absolutamente nada —digo con una sonrisa.
Finge pensarlo un rato.
—Está bien —gruñe.
Abro la puerta y salto dentro. Jeremy se inclina y me besa en la
mejilla.
—Hola cariño.
—Hola —le contesto sorprendida con la guardia baja.
—¿Estás lista? —pregunta con una sonrisa traviesa.
—Sigo sin querer hacer esto —declaro seriamente.
—Que mal —me dice encendiendo el auto.
—Pensé que ibas a recogerme a las cinco.
—¿Estás decepcionada de que te haya recogido antes? —pregunta.
Eso me hace sonreír nerviosa.
—No.
—Bien. —Nos lleva a un gran estacionamiento vacío—. ¡Sal! —
exclama con demasiado entusiasmo. De mala gana hago lo que dice.
Página | 97 Cambiamos de lugar y todo lo que hago es sentarme y verlo
directamente.
Jeremy sonríe más ampliamente aún.
—Bien, ahí hay tres pedales. A partir de la izquierda van: el clutch,
después el freno y después el acelerador. Para encender el auto necesitas
presionar el clutch y el freno.
—No quiero hacer esto.
—Pisa… el… clutch y el freno —enfatiza.
Con el ceño fruncido, presiono los dos pedales.
—¿Ahora qué? —pregunto.
—Enciende el auto.
Cuando logro encender el auto instantáneamente levanto los pies de
los pedales y se apaga.
—Upss —murmuro.
—Está bien. Sé que hay un montón de potencia detrás de este carro.
Al principio va a intimidarte, pero no importa. Estamos en un
estacionamiento vacío. Simplemente puedes soltar los pedales aplastar el
freno y el carro se apagará. Lo que lo hará detenerse.
—Es bueno saberlo —contesto.
Haciendo gestos Jeremy continúa.
—Enciende el auto de nuevo —lo hago—. Ahora pon la mano en la
palanca de cambios —también lo hago y pone la mano encima de la
mía—, primera, segunda, tercera, cuarta. Comienzas en primera, entonces
cambias a segunda y así.
Tomo una respiración profunda y asiento.
—Bien —me dice lentamente—, ahora vamos a quitar el freno de
emergencia.
Se acerca y baja el freno al lado de mi pierna.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —le digo con voz chillona.
Simplemente se ríe.
—Dañarás mi auto si no lo hago. Correcto, ahora cuidadosamente
quita el pie del freno pero mantén el clutch abajo. —Lo hago, realmente
lento pero lo hago—. Ahora presiona el acelerador —también lo hago y al
oír el motor revolucionarse quito los pies de los pedales de nuevo. Jeremy
se agarra la cabeza—. Isabelle, no quites el pie del clutch a menos que te
estés moviendo.
—¡No es tan fácil! —grito.
Página | 98 Jeremy continúa riéndose encontrándolo obviamente divertido.
—Relájate Izzy. Tómalo con calma. Presiona el clutch y el freno y
enciende el auto. —Con un molesto ceño fruncido hago lo que dice.
—Sabes qué, olvídalo. Vamos a hacerlo de la manera fácil para que
puedas sentir el agarre del clutch. Presiona el acelerador tan duro como
quieras pero no hasta el suelo y después suelta el clutch.
—¿Estás loco?
—Oh, tú hazlo. Puedes pisar el freno después de que lo hagas si
quieres. Los frenos son siempre la primera opción si no estás cómoda. Pero
para poder usar el freno tienes que presionar el clutch y el freno al mismo
tiempo.
Ruedo los ojos.
—Bueno. Para hacer que el auto se mueva ¿piso el acelerador y libero
el clutch?
—Sí.
—Entonces para frenar presiono el clutch y el freno al mismo tiempo.
—Síp.
Me quedo mirando a Jeremy.
—¿Qué pasa si no lo hago?
—Lastimas mi auto —replica guiñándome.
Sacudo la cabeza en shock.
—No haré esto.
—Si lo harás. Presiona el acelerador tanto como te sientas cómoda y
deja salir el clutch. Después podemos intentar hacerlo lentamente.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Tomo una respiración profunda y
presiono el acelerador. Siento las revoluciones del motor y hago un mohín.
Veo que Jeremy agita la mano hacia adelante así que levanto mi pie del
pedal y el auto camina. Grito y estampo mis pies sobre los pedales. El
carro chilla hasta detenerse. Jeremy se dobla de la risa.
—¡Cállate idiota! —grito.
—Está bien —me asegura—. Yo ni siquiera pude mover el auto la
primera vez que traté de aprender a manejar con cambios. Es por eso que
quería que sintieras la marcha. ¿Sentiste cuando el clutch cogió la
marcha?
—En realidad sí —contesto.
—¿Ves? —dice con una sonrisa gentil—. Ahora procuraremos que lo
Página | 99 hagas lentamente. Lo que vas a hacer es que mientras presionas el
acelerador vas a ir soltando el clutch al mismo tiempo. Aprenderás el límite
del clutch y posiblemente te tome un tiempo agarrarle el tiro. Así que no te
sientas desanimada.
—No confío en mí misma —le digo—. Me desanimo fácilmente.
—Te saldrá bien —suspira—. Tómalo con calma.
Asintiendo, trato de hacerlo a un ritmo normal. Por supuesto lo arruino.
Decidida, trato de nuevo y esta vez lo logro.
—¡Lo hice! —exclamo.
—Bueno sí, pero vas a 20 km/h y se te va a apagar si no vamos un
poco más rápido. Así que lo que tienes que hacer es presionar un poco
más el acelerador. —Lo hago y escucho el motor acelerar a más
revoluciones mientras ganamos velocidad—. ¿Escuchas el motor? Cuando
escuchas eso necesitas hacer el cambio. Ese pequeño medidor es el
tacómetro, cuando suba a 3,500 revoluciones haces el cambio. Así que
pisas el clutch y cambias. Dame tu mano —se la doy y presiono el clutch.
Mueve la palanca y siento que mete segunda—. Ahora puedes ir más
rápido.
—No quiero ir más rápido —declaro.
Jeremy solo se ríe.
—Bueno entonces detén el auto. Primero pisa el clutch y después el
freno.
Hago eso y el carro se detiene. Gritando me doy la vuelta y envuelvo
a Jeremy en un abrazo.
—¡Lo hice!
—Sí, lo hiciste —dice Jeremy riendo. Me aparto y nuestras caras están
separadas por centímetros. Nos quedamos mirando el uno al otro por un
segundo antes de regresar a mi asiento rápidamente.
—Y ahora ¿quieres intentarlo de nuevo? —pregunta.
—¡Sí! —grito.
Pasamos como dos horas practicando. Lo tenía bastante controlado
al final.
—¿Ahora qué? —pregunto felizmente.
—Manejas en una calle —contesta Jeremy.
Eso me hace fruncir el ceño.
—¿Quieres que haga esto con otra gente alrededor? ¡Me voy a meter
en un accidente o a matar a alguien o a ARRUINAR TU AUTO!
—Entonces ¿arruinar mi auto está por encima de matar a alguien? Es
Página | 100 decir, amo a mi bebé pero prefiero no atropellar a nadie. —Jeremy
golpetea el tablero—. Ella se arriesgará por el bien del equipo.
—¿Por qué corres el riesgo de arruinarlo por mí? ¡Ni siquiera me
conoces bien! Probablemente comenzaré a ser una molestia en algún
momento. No me dejes arruinar algo de lo que estás tan orgulloso.
De repente Jeremy luce molesto.
—Soy tu amigo, y nunca has sido una molestia. Ni una sola vez. Creo
que eres absolutamente adorable. Así que maneja mi auto. Para eso
estamos aquí, para enseñarte a manejar. Nadie más, excepto Josh y Kent,
han manejado mi auto. Entonces el que te esté enseñando en este auto
demuestra lo que significas para mí.
—Awww, eso es tan tierno —digo riendo un poco nerviosa. —Eres mi
primer amigo verdadero. Muchas gracias por tener tanta fe en mí.
—No hay problema. Ahora vamos a conducir en la calle.
Lo tomamos con calma y no lo estoy haciendo tan mal. En los
semáforos tiendo a apagar el auto o a rechinar llantas. Jeremy encuentra
esa última parte muy divertida.
Finalmente el sol comienza a ponerse. Veo a Jeremy.
—Creo que debería ir a casa.
—Bien —contesta—. Maneja hacia allá.
Cuando nos detenemos en casa, pongo el auto en neutral y lo
apago.
—Pon el freno de mano —me dice. Lo hago y respiro profundo—. Lo
hiciste bien hoy. Estoy muy orgulloso de ti. Lo captaste con mucha
facilidad. A mí me costó más tiempo aprender a manejar un auto con
cambios.
—Creo que me tomará algo más dominarlo —suspiro—. Ahora estoy
cansada. Esto fue estresante.
—Muy bien, vete a descansar —contesta Jeremy mientras sale del
auto.
Salgo y no puedo menos que sonreír. Me regresa la sonrisa.
—¿Entonces estás más emocionada que asustada?
—Sí —asiento—. ¿Cuándo podemos hacerlo de nuevo?
—Trabajo mañana en la noche y después tengo planes, así que tal
vez el sábado.
—Ooooh —le digo— ¿tienes otra cita con Vicky?
La cara de Jeremy se vuelve muy expresiva.
Página | 101 —Oh Dios ¡no!
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunto.
—Ella fue… bueno… realmente superficial. Honestamente creo que
estaba interesada en mí por mi apariencia. Entonces inventé una excusa y
me fui. Por supuesto pagué la cena, no solo me fui.
—¿Y qué excusa le diste? —pregunto cruzándome de brazos.
Su boca se mueve en una malvada sonrisa.
—Dije que tenía diarrea.
—¡Jeremy! —grito tratando de no reír—. ¿Cómo pudiste decirle eso a
una chica?
—Oh, muy fácil —contesta—. Fue muy divertido.
—Eres terrible —respondo poniendo los ojos en blanco.
—Querrás decir que soy increíble. —Debió ser realmente divertido
porque sigue riéndose mientras sube al auto.
Agarrando la manija del auto, digo—: Gracias Jeremy. Gracias por ser
tan buen amigo. Esto significa muchísimo para mí.
—¡Ah! pero tendrá un costo —dice—. Todavía tienes que limpiar mi
departamento.
—Felizmente lo haré —dije riéndome.
—Bien. ¿Por qué no te recojo el sábado como a las dos?
Probablemente necesitaré levantarme tarde. Saldré con los chicos el
viernes por la noche, montones de libertinaje e insensatez.
—Libertinaje. Sabes lo que eso significa ¿verdad? —pregunto.
Me mira perplejo.
—No, en realidad no —responde.
—Es como si estuvieras diciendo que vas a tener sexo con un montón
de gente o a tener una orgía y, espero que no sea eso lo que has
planeado.
Repentinamente Jeremy suelta la carcajada.
—Entonces la he estado usando esa palabra completamente mal. Así
que saldremos de juerga, no de libertinaje. Por supuesto hablo por mí. No
tengo control sobre los otros chicos.
Me rio.
—Bien, trata de comportarte. No beses a demasiadas chicas.
—Dónde está la diversión entonces —contesta Jeremy, con un
guiño—. Muy bien cariño, te veré el sábado.
Página | 102 —Buenas noches Jeremy.
—Duerme bien querida. Te veo el sábado. —Cierra la puerta y dice
adiós mientras se aleja.
Capítulo 7
El viernes pasa volando y por suerte Sonya todavía no está en la
Página | 103
escuela. Es un agradable respiro. Me tomo mi tiempo en la clase de arte,
porque necesito hacer un buen trabajo en este proyecto y por supuesto,
no quiero que el retrato de Jeremy se vea ridículo. Me pregunto si él incluso
lo vería.
Esa tarde, camino a casa con una sonrisa en mi rostro. Cuando llevo
unas tres cuadras desde la escuela, oigo el claxon de un auto. Me doy la
vuelta y veo a Eric. Él baja su ventana.
—¿Quieres que te lleve?
—Umm, claro —respondo, vacilante.
—Entra —replica.
Me dirijo al lado del pasajero y abro la puerta. Cuando entro, veo a
un tipo en la parte trasera.
—Oh, hola —tartamudeo.
—Isabelle, este es Jack. Jack, esta es Isabelle.
Jack asiente.
—He tenido algunas clases con ella. No me di cuenta que ustedes dos
eran amigos.
—Bueno. —Eric se ríe incómodo—. Hemos estado hablando
recientemente. Ella no vive tan lejos de mí, así que voy a darle un aventón.
—Como sea —dice Jack, encogiéndose de hombros—. Déjame en
casa de Joanne.
Eric rueda sus ojos, pero Jack no lo ve.
—Así que, ¿dónde está Jeremy hoy?
—Trabajando —respondo—. Es mecánico y trabaja en motos.
—¿Quién trabaja en motos? —pregunta Jack.
Dándome la vuelta, digo:
—Mi amigo Jeremy. ¿Es, cómo lo llaman, una de esas personas que
están muy interesadas en la mecánica de los vehículos, especialmente
motocicletas y mejoran la aceleración?
Con una sonrisa, Jack dice:
—Sí. Eso es genial, si tu auto alguna vez tiene problemas.
—No tengo auto —murmuro—. Ni siquiera tengo mi licencia.
—¿Cuántos años tienes? —pregunta Jack, con una mirada de
sorpresa en su rostro.
Cruzo los brazos.
—Dieciocho, pero mi mamá nunca me llevó a conseguirla. Jeremy me
Página | 104 está enseñando, y escucha esto, quiere que consiga mi licencia de
motociclista.
Hay una fracción de segundo de silencio, antes de que Eric grite.
—¡¿Qué?!
—Sí —digo—. Esa fue mi reacción, también.
—Una chica con licencia de motociclista, eso es TAN caliente. —Se ríe
Jack—. Pero en serio... ¿una chica en una moto? ¡Eso es malditamente
impresionante!
Algo frustrada, suspiro y golpeo mi frente.
—Probablemente no se rendirá hasta que lo haga, también. Apenas
he aprendido a conducir un auto con cambios.
—¿Te enseñó a conducir un auto con cambios? —pregunta Eric.
—¡Sí, en un verdadero auto de poder! Soy tan afortunada de que no
termináramos alrededor de un poste de luz. ¿Tienes alguna idea de cuánto
poder tienen esas cosas? —exclamo con frustración.
Eso pareció captar la atención de Jack.
—¿En serio? ¿Qué tipo de auto?
—Uno anaranjado —respondo—. No recuerdo de qué tipo es. Lo que
sí recuerdo es que es un 1967 algo u otro.
—Bueno, eso deja muchas opciones abiertas —gruñe Jack—.
Necesitas encontrar más información. Me encantan los autos clásicos
coches de poder.
Sacudiendo mi cabeza, digo:
—Está en perfectas condiciones y podría exhibirlo, pero no lo hace. Le
preguntaré que es cuando lo vea mañana.
—¿Te vas a reunir con él mañana? —pregunta Eric, mirando por el
rabillo de su ojo.
—Oh, sí, tengo práctica de manejo —replico—. Lo hice bastante bien
para ser mi primera vez.
Jack asiente.
—Habría matado por aprender a conducir en un auto tan
impresionante como ese. Aprendí en la camioneta de mi mamá,
totalmente nada digno de mención en absoluto.
Ahora quiero sonreír, pero trato de no hacerlo.
—Estuvo bien. Es bueno que Jeremy tenga un auto rápido y una gran
moto, pero hay mucho más de él —afirmo, mientras miro por la ventana—.
Él es un gran chico.
Página | 105 —Realmente te gusta este tipo, ¿eh? —pregunta Jack.
Mis ojos miran a Eric. Él regresa mi mirada.
—Jeremy es una parte importante de mi vida. No sé lo que haría sin él.
—Eso es genial —contesta Jack.
—Así que, ¿ustedes dos son una pareja entonces? —pregunta Eric.
Sonrío y me río.
—Somos un par de chiflados. Eso es lo que somos.
—Amiga —exclama Jack—. Si vas a estar en ese auto mañana, tienes
que llevarlo por donde trabajo. QUIERO ver lo que es.
Dándome la vuelta, sonrío.
—Y ¿dónde trabajas?
—La cafetería en Hickory. Sé que es al otro lado de la ciudad, pero lo
juro que te daré café gratis si apareces.
—Creo que podemos conducir por ahí —respondo—. El apartamento
de Jeremy es justo por allí.
Eso parece escandalizar a Eric.
—¿Tiene su propio apartamento?
—Uh, sí —replico—. Tiene veintiún años y no es del tipo de vivir con sus
padres.
—¿De dónde es? No fue a nuestra escuela secundaria. —Eric me
pregunta sospechosamente.
Después de pensarlo por un momento, lentamente contesto.
—Él es una persona muy reservada, así que no voy a compartir su
información más allá de que es de Texas.
—Eso es un poco lejos —responde Eric.
—Mmmm —tarareo—. Así que, de todos modos, ¿cómo estuvo su día?
Jack gime.
—Tengo un ensayo de 12 páginas que entregar mañana en Literatura
Inglesa.
—Ouch —digo—. ¿No deberías estar yendo a casa, entonces?
Guiñándome, Jack responde.
—Voy a conseguir ayuda.
—Apuesto a que sí. —Eric se ríe—. Bueno, aquí estamos. No sé por qué
necesitabas que te llevara si sólo ibas a casa de Joanne.
Jack abre la puerta,
Página | 106 —Porque soy un adolescente y muy perezoso.
—Camino a casa todos los días —afirmo—. No todos los adolescentes
son perezosos.
—¿Me estás diciendo que si tuvieras un transporte a casa todos los
días, no lo tomarías? —pregunta Jack.
Eso me hace fruncir el ceño.
—Buen punto.
Un resoplido sale como respuesta.
—Los veré más tarde. No te olvides de mañana Isabelle.
—No lo haré. ¡Prometiste café!
Él sonríe.
—Si consigues que me deje conducirlo, voy a darte café gratis de por
vida.
—No creo que tenga tanto poder pero ya veremos. —Me río.
—¡Adiós! —Jack ondea su mano y cierra la puerta.
Me doy vuelta y miro a Eric.
—Está bien, puedes dejarme en la esquina de Harmony y Twelfth
Avenue.
—¿Por qué no en tu casa? —pregunta.
—No dejo que nadie vea donde vivo. Lo siento —murmuro en voz
baja.
Con una mirada burlona, dice—: Está bien. ¿Vives en una caja o algo
así?
—Sí —respondo—. Dos cajas en efecto, que se mantienen juntas con
esa cinta que lo arregla todo.
—Impresionante, espero que al menos tengas una gran vista.
Una risa se me escapa.
—Sí, la cochera de nuestros vecinos.
La esquina de la boca de Eric da una sacudida.
—Así que, ¿tienes planes este fin de semana?
Me está preguntando acerca de este fin de semana. ¿Por qué? ¡Oh,
Dios mío! ¿Qué debo decir? ¿¡Qué digo!?
Juego a la difícil de conseguir.
—Sí, todo el fin de semana, todo lleno.
Página | 107 —Eso es bueno —responde. Entonces, silencio. Me muerdo el labio y
miro por la ventana.
¿Debería haber dicho eso?
—Bueno, si te encuentras libre en algún momento de este fin de
semana. Deberías llamarme. No tengo planes. Quiero decir, reunirnos
como amigos, sin pisotear el territorio de Jeremy.
—Oh. —Chillo—. Por supuesto. No tengo tu número.
Mirándome, dice—: Dame tú celular. Lo pondré en él.
—Umm, sí —replico—. No tengo un teléfono celular.
—Wow, está bien, saca un pedazo de papel entonces. Espero que
tengas eso.
Ahora, lo miro fijamente.
—Divertido, divertido. —Abro mi mochila, saco mi cuaderno de
bocetos—. Muy bien, ¿cuál es tu número?
—5556504. —Mi corazón va a salirse de mi pecho.
¡Seriamente, acabo de conseguir el número de teléfono de un chico!
Y de todos los chicos, tengo el de Eric. Creo que me voy a morir.
—Muy bien, lo tengo. —Esto no puede estar pasando. ¿¡En serio!?
—Ese es mi celular. Diría que me mandaras un mensaje de texto, pero
eso es algo difícil de hacer cuando no tienes un teléfono del cual enviar
mensajes de texto —dice Eric con una sonrisa.
Bromeando ruedo mis ojos.
—En realidad no he necesitado un teléfono celular, pero estoy
empezando a pensar que voy a conseguir uno. Tarde o temprano, voy a
tener que localizar a Jeremy y no quiero hacerlo desde casa.
—¿Por qué?
—Mi mamá probablemente espiaría la conversación. Así que, eso
significa que probablemente no te llamaría desde casa tampoco —
declaro pesadamente.
Eric se ríe.
—Solía escuchar las llamadas de mi hermana. La volvía loca.
—Eso es tan dulce de tu parte.
—Te lo dije, sólo empezamos a llevarnos bien hace poco. Cuando
tenía mi edad, ooooohhhh hombre, NO nos llevábamos bien. Ahora, ella
tiene 23 años y está casada, va a tener un bebé. Es diferente.
A medida que nos detenemos en la esquina, rápidamente agarro mi
Página | 108 mochila.
—Gracias por el paseo.
—¿Deseando salir corriendo tan rápido? —dice Eric, con una ceja
levantada.
—¿Quieres hablar? —pregunto con curiosidad.
Encogiéndose de hombros, responde—: Simplemente estaba
disfrutando de nuestra conversación.
—Oh ―murmuro torpemente. Me recuesto en el asiento—. ¿De qué
quieres que hablemos?
Con una mirada en blanco, Eric dice—: No lo sé. No sé nada de ti.
Nadie lo hace. Sé que no tienes amigos y todo, pero no entiendo ¿por
qué?
—¿Alguna vez has visto esas películas sobre esos personajes, tontos,
nerds que no tienen amigos y son molestados? Bueno, esa soy yo.
Simplemente dejé de ponerme ahí. Jeremy es la primera persona que
realmente me VE. Por eso es tan importante.
—¿Estás enamorada de él? —pregunta Eric.
Jadeando, digo:
—¡NO! ¿Qué te hace pensar eso?
—Sólo tenía curiosidad —responde—. Él parece significar mucho para
ti.
Asiento.
—Lo hace. Él es mi único amigo verdadero. Estoy esperando a que
me explote en la cara, sin embargo.
—¿Por qué?
¿Realmente quiero responder eso?
Vuelvo la cabeza y miro por la ventana.
—Las cosas no suelen ir bien para mí.
—Oye, esa es la forma en que funciona el mundo. No todo funciona
para mí tampoco —señala Eric.
—Sí. —Casi le contesto bruscamente—. Pero tienes todos los amigos y
la popularidad. Tienes una familia amorosa. Jeremy es todo lo que tengo.
Es un mundo escalofriante cuando esa sola cosa puede estallarte en la
cara.
Frunciendo el ceño, Eric pregunta—: ¿No tienes una familia amorosa?
Ahora, completamente arrinconada y temerosa de esta
Página | 109 conversación, digo—: Lo siento Eric, me tengo que ir. —Salto rápidamente
fuera del auto y empiezo a caminar por la acera.
—Isabelle. —Oigo a Eric gritar desde su ventana—. ¡Lo siento! ¡Vuelve
aquí!
Me doy la vuelta, conteniendo las lágrimas.
—Lo siento Eric, pero me tengo que ir. Entiendo si no quieres lidiar con
mi trasero melodramático, pero algunas cosas son difíciles de hablar para
mí.
Eric retrocede el auto y me mira.
—No te presionaré de nuevo. Simplemente toma una respiración
profunda.
Así que, hago lo que dice, respirando profundamente.
—Ves, es por eso que me escondo lejos de la gente. Estoy loca.
—Oh, por favor, ¿has conocido a algunas de las chicas que van a la
escuela? ¡Ahora, ellas están locas! Se apuñalan unas a otras en la espalda
cada vez que pueden. No pareces ser así.
Un suspiro sale de mí y digo—: No, no soy así. Creo que eso es
realmente malicioso y estúpido.
—Ves, no estás loca. Ahora, mi hermana estando embarazada con
todas esas hormonas, ¡ESO ES loco! Cielos, tú enojándote por una cuestión
personal es una cosa. Ella molestándose por cada mirada, cada
respiración que tomas, eso la hace certificada. Por lo tanto, si puedo lidiar
con eso, puedo ciertamente estar bien contigo siendo un poco tímida.
Eso me hace sonreír.
—Gracias. —Muevo mi cabeza—. Aun así, debería irme. Quiero hacer
mi tarea esta noche, para que así mi fin de semana esté disponible. Nunca
pensé que iba a decir eso en realidad.
—Bueno, si tienes tiempo este fin de semana, llámame. Podemos
llegar a conocernos y convertirnos en amigos, que es algo que deberíamos
haber hecho hace años y siento que es mi culpa.
—No completamente tu culpa, pero sí, sería lindo ser… amigos.
Bueno, amigos, no es lo que estaba buscando, pero servirá por ahora.
Eso es mucho más allá de mis expectativas de todos modos.
—Voy a ver lo que Jeremy ha planeado para mí y si puedo, te lo haré
saber.
Eric sonríe, y dice—:
―Me parece bien. Te veo luego Isabelle.
Página | 110 Todo lo que puedo hacer es despedirme ondeando la mano mientras
se aleja. Dándome la vuelta, finalmente sonrío con la mayor sonrisa. Esto no
puede estar pasando. Este tipo de cosas no suceden realmente. No soy
nadie. Los chicos no hablan conmigo, especialmente Eric. Es como si
Jeremy fuera mi amuleto de la buena suerte. Es más que un amuleto de
buena suerte, es mi amigo más cercano, mi mejor amigo. Nunca le diría
eso a él, porque probablemente pensaría que me estoy aferrando a él.
Llego a mi puerta y la abro. Al instante, oigo a mi madre gritar.
—¡Isabelle!
Oh, genial.
—Sí mamá.
—Ven aquí —demanda.
Dejando caer mi mochila en el suelo, suspiro y camino dentro de la
cocina.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—¿Todavía vas a comprar ropa este fin de semana?
Desconcertada, digo—: ¿Eh? ¿De qué estás hablando?
—Tu novio Jarrod dijo que iba a llevarte a comprar ropa nueva. —
Escupe.
—Jeremy, mamá, su nombre es Jeremy y no sé si todavía vamos a
hacer eso. En este momento me está enseñando a conducir. No sé si esa
es una de las cosas que vamos a hacer este fin de semana.
Mi mamá agarra su bolso y empieza a hurgar en él.
—Aquí, tengo esto para ti. —Me entrega un sobre de dinero.
—¿Qué es? —pregunto, abriéndolo. Mis ojos casi se salen de sus
orbitas.
—Son trescientos cincuenta dólares. Quiero que te consigas algo de
ropa. Ni siquiera recuerdo la última vez que te lleve de compras —murmura
mi madre mientras va hacia el refrigerador.
Tartamudeando, sigo.
—Mamá, tú no me has llevado a comprar ropa en años. Lo he hecho
todo yo misma.
Ella me mira.
—Eso es un poco obvio.
Respira profundo, respira profundo, no grites.
—Gustosamente tomare esto e iré de compras.
—Bueno. Me voy el fin de semana con Howard. Estaré de vuelta el
Página | 111 domingo por la noche.
Página | 112 ¿Qué demonios puedo hacer? Me muerdo el labio y pienso. Tengo
una idea. Comprobando las puertas, quiero asegurarme que estén
bloqueadas, y por supuesto, la puerta principal está abierta. Gracias
mamá. Ahora, tengo que revisar todas las habitaciones de la casa, con un
cuchillo en la mano. Todas las habitaciones están limpias. Tomando una
respiración profunda, voy a mi habitación y cierro la puerta.
Mi computadora está en mi escritorio, y voy y la enciendo. Cuando
ingreso a Internet, escribo moda. Por supuesto, un millón de sitios se
despliegan. Hago clic en uno de los diseñadores de renombre. Mis cejas se
arquean.
—Definitivamente no voy a usar usando eso —murmuro. ¿Y por qué los
chicos en estas fotos se ven sucios? ¿Es que es una nueva tendencia, no
bañarse? Realmente espero que Jeremy sepa lo que está haciendo.
Quiero decir, él siempre se viste muy bien, pero él es tan atractivo, que
apenas miro su ropa. Espera, ¿realmente acabo de pensar eso? Sacudo la
cabeza y miro hacia las imágenes de nuevo.
Me tomo una hora pasando de sitio en sitio. Finalmente, no puedo
hacerlo más. Me siento y miro el reloj. Son las once. Supongo que podría ir
a la cama. Mientras, me vuelvo para dar clic fuera del navegador, un
pensamiento de repente se me ocurre. Podría buscar el nombre de Jeremy
y ver qué aparece. ¿Debería hacerlo? ¿No es eso malo, sin embargo?
Quiero decir, ¿no debería esperar a que me revele su pasado?
Golpeando las teclas, pienso en esto por un minuto. Por último, apago
el ordenador. No puedo hacerlo. Eso sería invadir su privacidad y no es
algo que quiero hacer. Aunque, una parte de mí siente curiosidad por lo
que encontraría. ¿Es un criminal? Dudoso. ¿Dónde está su familia? ¿Qué es
lo que esconde? Sólo sacudo la cabeza mientras me preparo para la
cama.
A la mañana siguiente limpio como una loca. Incluso limpio la
habitación de mi mamá, porque ella nunca lo hará. Mi casa está
finalmente limpia y reluciente. Miro el reloj y me doy cuenta que realmente
necesito entrar en la ducha. Mientras estoy enjuagando el acondicionador
de mi pelo, oigo el timbre de la puerta.
—Demonios —exclamo. Cierro el agua, salto fuera de la ducha.
Mientras estoy secándome, vuelve a sonar el timbre de la puerta. Agarro
mi bata y me la pongo. Casi corro por las escaleras hasta la puerta
principal. La abro de un tirón para encontrar a Jeremy parado allí.
Me mira y frunce el ceño.
—¿Por qué en el mundo abrirías la puerta en bata? No tenías idea de
que era yo. Podría ser un asesino aterrador.
—La próxima vez, abriré la puerta con un cuchillo entonces —replico
Página | 113 con una sonrisa—. Vamos, entra. —Abro más la puerta.
Jeremy entra y mira a su alrededor.
—Wow, tu casa huele tan limpio.
—Eso es lo que pase haciendo toda la mañana —respondo—. Termine
mi tarea y luego estaba muy aburrida.
—Hay algo que se llama ver televisión.
Cerrando la puerta, ruedo mis ojos.
—No veo mucha televisión. De todos modos, es sábado, no hay nada
que ver.
—Bueno, ve a alistarte —ordena Jeremy, animándome con sus
manos—. Tenemos cosas que hacer.
—Está bien, dame un minuto. Mientras tanto, la televisión está ahí y el
control remoto está en la mesa de café. Diviértete.
Con una mueca, Jeremy responde.
—Voy a recostarme. Me duele la cabeza.
—¿Demasiada fiesta anoche? —pregunto, riendo.
—No bebí demasiado, es sólo que no dormí lo suficiente. —Se queja,
caminando hacia mi sala de estar.
Lo sigo y señalo.
—Son las dos de la tarde.
—Sí, los chicos no se fueron hasta las 5 de esta mañana.
Mi mandíbula cae.
—¿Qué diablos estuvieron haciendo hasta las cinco de la mañana?
—Ehh, un montón de cosas. Nos fuimos a los bares por un tiempo,
luego fuimos con la novia de Kent. Ella nos echó a las 2:30. Así que, nos
fuimos a mi casa, donde jugamos videojuegos y buscamos chicas en
internet.
—¿Por qué estaban buscando chicas por internet? —pregunto
lentamente.
Eso parece ser divertido, porque Jeremy ríe.
—Bueno, estábamos jugando este videojuego donde hay esta nena
caliente como un personaje, y estábamos discutiendo sobre quién
interpretaría el personaje de acción en vivo. Así que, fuimos al internet y
miramos a las mujeres que podrían interpretarla. Era una tarea tan difícil.
—Oh por todos los demonios. —Me quejo—. Hombres, te digo, sólo
tienen una cosa en sus mente.
Página | 114 —¡Estaban vestidas! —grita Jeremy, tratando de defenderse—. Salí de
la habitación cuando empezaron a buscar fotos desnudas.
Resoplando, respondo—: Claro que lo hiciste.
—No —enfatiza—. Juro que lo hice.
—Bueno, eso está bien, pero voy a alistarme. Toma una siesta.
Jeremy cae sobre el sofá y dice—: Sin problema.
Sólo niego con la cabeza y voy arriba. Decido usar la plancha que
seca el cabello. Para mi gran entusiasmo, ¡realmente funciona! Voy de un
lado para otro pensando si quiero tratar de maquillarme. No lo he hecho
desde que vi a Debbie. Ningún tiempo como el presente, supongo. Con
mucho cuidado, me lo puse. Después de que he terminado, me miro.
¡Hey, me veo bastante bien, además!
Es cuando llego a mi armario que frunzo el ceño. Mi guardarropa
realmente necesita ayuda. Agarro un par de pantalones vaqueros y una
camisa. El cabello se ve muy bien, la ropa se ve estúpida. Magnifico.
Cuando logro llegar abajo, encuentro a Jeremy durmiendo en el sofá.
Me quedo allí y lo miro. Se ve muy tranquilo y ummm lindo. ¡Tengo que
dejar de pensar en estas cosas! No necesitas babear sobre él, Isabelle. ¡Él
es tu amigo! Acercándome a él, cruzo mis brazos. ¿Cómo lo despierto?
Inclinándome, cuidadosamente toco su hombro.
—Jeremy —susurro.
De repente, me tira encima de él y comienza a hacerme cosquillas en
mis costados.
Grito, porque soy REALMENTE sensible a las cosquillas. Finalmente se
detiene y me sostiene.
—Así que, ahora sé lo que puedo hacer para torturarte.
—Pensé que estabas durmiendo. —Afirmo, tratando de salir de su
agarre, pero él sigue sosteniéndome.
—Lo estaba. Sólo, sentí cuando te inclinaste cerca. Soy rápido como
un ninja.
Riendo, me vuelvo y lo miro hacia abajo.
—¿Vas a dejarme ir ahora?
—¿Huelo mal o algo así?
Inclinándome, huelo su camisa. Oh, Dios mío... huele tan bien.
—No. —Por fin tartamudeo—. No apestas. —Hueles impresionante.
Él me deja ir y nos enderezamos, conmigo cayendo a un lado para
sentarme junto a él.
Página | 115 —Entonces —dice Jeremy—. ¿Cuáles son nuestros planes para hoy?
—No sabía lo que habías planeado —respondo—. Si tenemos tiempo
libre, se supone que llamaré a Eric.
Con una mirada de desconcierto, Jeremy exclama—: ¿¡Qué!?
¿Cuándo ocurrió esto?
—Me trajo a casa ayer y me preguntó qué iba a hacer este fin de
semana —murmuré.
Con una mirada pensativa, Jeremy pregunta.
—¿Prefieres hacer algo con él?
Pienso en eso por un minuto y luego muevo la cabeza.
—En realidad no, mi madre me dio dinero para ir a comprar ropa, así
que quería hacer eso.
—Oh, cariño, sí, podemos ir al centro comercial. Voy a llamar a
Cassandra, sin embargo, si eso es lo que estaremos haciendo.
—¿Quién es Cassandra, otra novia? —pregunto tímidamente.
Una mirada perpleja pasa por encima de la cara de Jeremy y
responde.
—La novia de Kent. ¿Por qué?
—No lo sé —digo rápidamente, encogiéndome de hombros—. Estoy
tratando de mantener a las chicas en orden consecutivo.
—Ouch —dice Jeremy, agarrando su pecho—. No soy tan malo.
Eso me hace reír.
—No he dicho que lo fueras. Si yo tuviera tu aspecto, probablemente
tendría un montón de chicos con quien hablar, también.
—Lo sé —responde Jeremy, sacudiendo la cabeza—. Tengo tantos
chicos con quien hablar.
—Sabes que eso no es lo que quise decir —digo rápidamente,
empujándolo.
Él se vuelve y me empuja hacia abajo, sujetándome en el sofá.
—No puedo evitar que Dios me diera un buen aspecto que sea un
poco demasiado para que la gente lo soporte.
—Oh, vaya. —Me quejo, moviéndome de debajo de él. Yo, por
supuesto, caigo al suelo.
—¿Es tan malo estar tocándome, que te fuerzas a caer al suelo? Estoy
empezando a pensar que te sientes como si pensaras que tengo piojos o
Página | 116 algo así.
Riendo, digo.
—¡Sí, gérmenes de chico, eewww!
—Bueno, entonces —grita Jeremy, mientras sube encima de mí. Él
empieza a besarme por todo el cuello y la cara. Chillo. Finalmente, lame mi
mejilla.
—¡Asqueroso! —grito—. ¡Quítate de mí!
Él se ríe en mi cuello.
—Sabes dulce.
—Repugnante, Jeremy —digo, tratando de empujarlo fuera de mí.
Finalmente, me rindo.
—¿Qué voy a tener que hacer para conseguir que te quites de
encima de mí?
Levantándose sobre mí, Jeremy mira hacia un lado como si estuviera
pensando.
—Bésame.
—¿Qué? —exclamo—. ¿POR QUÉ?
Con una mirada diabólica, Jeremy responde—: ―No he llenado mi
cuota de besos de esta semana.
—¿No pudiste encontrar alguna chica para besar anoche?
—A nadie que besaría —afirma—. Quiero ver lo que haces si regresas
el beso.
Miro hacia él, abro mi boca y luego la cierro, sin saber qué decir.
—¿Sueles ir por ahí besando a tus amigas?
Una mirada triste de repente pasa por la cara de Jeremy.
—No, sólo quería ver si eras buena besando. No importa.
—Creo que me pondría bajo mucha presión si estuvieras como,
bueno, voy a darte un beso en este momento, y quiero que beses en
respuesta. Entonces flaquearía y sería una mala experiencia para ambos.
De repente, los labios de Jeremy están, una vez más, sobre los míos.
Esta vez es un beso diferente. Hace que mi corazón deje de latir. Sin
pensarlo, le devuelvo el beso. Me pierdo en él. Finalmente, él se retira.
—Wow, Izzy, realmente vas a hacer a un chico muy feliz algún día.
—Uh, huh. —Es todo lo que puedo lograr decir después de esto.
Jeremy me mira. Parece que va a decir algo, pero se detiene. Se
levanta de encima mío y se para. Me quedo allí, mirando al espacio vacío.
Página | 117 Jeremy extiende su mano.
—Vámonos.
—Está bien —suspiro feliz. Agarro su mano y él me ayuda a
levantarme.
—Entonces —tartamudeo—. ¿Vas a llamar a esta chica Cassandra?
Chasqueando los dedos, Jeremy dice—: Sí. —Mete la mano en su
bolsillo y saca su teléfono… un teléfono realmente caro. Bien, empiezo a
pensar que realmente roba bancos. De todo el mundo ¿cómo tiene dinero
para estas cosas? Lo veo marcar un número y esperar.
Sus ojos se mueven hacia los míos. Ellos me miran con cuidado. De
repente, su atención es arrastrada lejos.
—Hola Cassandra, es Jeremy. ¿Que estas hacienda ahora? —Hay una
pausa, y luego dice—: Necesito tu ayuda. ¿Puedo tomarte prestada por
unas horas? —Otra pausa—. Realmente, no te voy a pagar. ¿Estás dentro sí
o no? —Me mira y me guiña un ojo—. Bien, bien, te recogeremos en
quince minutos. De acuerdo, adiós.
—Así que, ¿estamos listos? —pregunto.
—Síp —replica Jeremy—. Vámonos. —Gira su cabeza hacia la puerta.
Lo sigo, agarrando mis llaves de la casa mientras salimos. Dándose la
vuelta, Jeremy me lanza las llaves del auto—. ¡Tú conduces!
Con un gemido, digo—: ¡Vamos! ¡Va a haber otra persona en el auto!
¡Alguien que no conozco! ¡Esto va ser vergonzoso!
—Isabelle, relájate y entra al carro.
Suplicando, le grito—: ¡Jeremy!
Se da la vuelta y se burla de mí.
—¡JEREMY!
—Eso no es gracioso. —Chillo, yendo a la puerta del conductor—. No
puedo creer que me estés haciendo hacer esto.
—Necesitas práctica —afirma casualmente sobre el problema. Me
subo al auto y cierro la puerta de golpe—. ¡Oye! ¡Se amable con mi auto!
No es su culpa que estés asustada.
Mis ojos solo lo miran.
—No estoy asustada, solo nerviosa.
—No lo estés —asegura Jeremy—. Sabes cómo hacer esto. Vas a
estar bien.
Ahora, estoy muy enojada. Empujo el clutch y arranco el auto.
Apretando mis manos en el volante, lo saco afuera de la acera. Jeremy
Página | 118 pone toda su atención en mí. Solo sonrío y cambio de segunda a tercera.
—¿Todavía preocupado? —pregunto.
—Reduce la velocidad Isabelle —replica firmemente Jeremy—. No
quieres chocar a propósito.
—¡Pensé que querías que practicara! —exclamo. Poniendo su mano
en mi pierna, Jeremy dice—: Prometo enseñarte a correr rápido en uno de
estos, pero no hoy. Reduce la velocidad.
El toque de su mano grande tan arriba de mi pierna hace que me
tense. Estoy experimentando una gran cantidad de diferentes muestras de
cariño por parte de él hoy. ¿Qué fue ese beso de todos modos? Eso fue
tan raro. ¿Por qué iba a querer besarme de nuevo? Práctica, supongo, y
wow que fue increíble y me sentí tan bien. Ese no era mi primer beso
verdadero, así como Jeremy lo llama. Jeremy solo estaba practicando,
¿cierto?
—Está bien, necesitas girar a la derecha y luego a la izquierda en el
complejo de apartamentos —dice, señalando el camino lateral. La tarea
de conducir lento a través de los edificios de apartamentos está
demostrando ser una tarea desalentadora.
Sigo apagando el motor. Golpeando el volante con mi mano después
de una tercera vez, suspiro.
—Debes manejar ahora. Obviamente, yo no puedo.
—Isabelle, cariño, tienes que practicar. Estás mucho más allá de
conducir este carro. El ir tan lento en mi carro no es fácil. Incluso yo apago
el motor algunas veces. Relájate estamos aquí de todos modos. Ves —dice
Jeremy—. Ahí viene.
Mis ojos ven a una linda chica bajar por las escaleras. Es bonita, pero
es como una de esas chicas que viven al lado. Su sonrisa es hermosa y se
ve realmente feliz. Jeremy baja del auto y mantiene la puerta abierta para
ella. Se sube al asiento de atrás y dice—: Hola, mi nombre es Cassandra.
No creo que nos conozcamos.
—Hola, soy Isabelle. Una de las amigas de Jeremy. Me está ayudando
en este momento.
Jeremy sube de nuevo y dice—: Vamos al centro comercial.
Tomando una respiración profunda, pongo en marcha el auto.
Mientras conduzco, Cassandra se inclina hacia adelante. —Entonces ¿qué
vamos hacer?
—Bueno, Isabelle quiere comprar ropa nueva —afirma Jeremy.
Página | 119 —¡Oh que divertido! —grita Cassandra—. ¡Amo ir a comprar ropa!
Frunciendo el ceño, digo—: Es un poco más que eso. Necesito ayuda.
Nunca he ido de COMPRAS, por así decirlo. He comprado ropa, pero no
tengo sentido de la moda. Por lo tanto, estoy un poco desesperada por
ayuda.
—Cariño, definitivamente puedo hacerlo —replica Cassandra, con
una sonrisa—. Vas a ser una diva cuando termine contigo. —Eso hace que
niegue vigorosamente.
—No quiero ser exagerada, simplemente agradable y normal.
—Entonces, ¿qué usas generalmente? —pregunta Cassandra.
—Lo estas mirando —replico.
Puedo ver a Cassandra por el espejo retrovisor. Se muerde el labio y
mira mi conjunto.
—Está bien —dice finalmente—. ¿Usas alguna falda o vestido?
—No, porque yo no tengo ninguno.
—¿Has usado algo más ajustado que lo que llevas puesto? —
pregunta.
—Mira, no sé qué luce bien en mí, así que no compro nada de eso —
respondo.
Jeremy finalmente saca la pipa de la paz con esto.
—Ella necesita algo más a la moda. Sin ofenderte Izzy.
—Nadie está ofendido, estoy de acuerdo contigo. —Resoplo—.
Chico, estoy de acuerdo contigo.
—Si quieres ser más femenina, necesitas al menos unas faldas y
vestidos —dice Cassandra—. Vamos a conseguir lo que necesitas.
Por el resto del viaje, Jeremy y Cassandra hablan sobre gente que no
conozco. No me molesta porque tengo que concentrarme en conducir.
Cuando llegamos al centro comercial, detengo el auto.
—En serio necesitas estacionarlo Jeremy.
—Sí. —Está de acuerdo conmigo—. No necesito que dañes otro auto.
—Él se baja y pongo el freno de emergencia. Cassandra empuja la silla
hacia adelante y sigue a Jeremy al salir del auto. Viene y abre la puerta
para mí—. Hiciste un gran trabajo.
—Gracias —replico orgullosa.
Después de que entra y comienza a manejarlo, Cassandra viene
hacia mí.
—¿Están saliendo ustedes dos?
Página | 120 —¡No! —exclamo—. ¿Por qué esa es la primera pregunta que a todos
se les ocurre? Míralo a él y mírame a mí, ¿en serio?
—Pero, ¿te gusta? —―pregunta.
Sacudiendo la cabeza, tartamudeo.
—Él es lo más parecido que tengo a un mejor amigo. Así que no, solo
somos amigos.
—Tenía curiosidad porque el hablo solo de ti anoche.
Volví mi cabeza hacia ella.
—¿Qué?
Rápidamente, ella susurra—: Nunca lo había escuchado hablar tanto
sobre una chica.
—Eso es porque hemos estado juntos prácticamente sin parar
recientemente. Él tuvo una cita el otro día.
—Bueno, entonces estoy equivocada. Era evidente que le gustas
mucho como amiga entonces —murmura justo antes de que Jeremy se
acerque. Inclino mi cabeza y lo miro por un segundo. Me sorprende que
realmente hable acerca de mí. Quiero decir, ¿qué diablos dijo? Realmente
espero que no sea nada malo. Dudo que lo fuera. Cassandra diría algo así.
Ella no parece ser el tipo maliciosa.
Jeremy agarra mi mano.
—Vamos cariño.
Entramos en el centro comercial y Cassandra inmediatamente nos
lleva a una de las tiendas más populares. Entro y estoy abrumada de
inmediato. Volviéndose hacia mí, Cassandra pregunta—: ¿Qué te gusta?
Tímidamente encogiéndome de hombros respondo—: No lo sé.
—Bueno, vamos a comenzar por lo básico. ¿Qué talla de pantalón
eres?
Respondo—: Umm, suelo comprar talla ocho.
Cassandra frunce sus cejas. Rápidamente se acerca y levanta un
poco mi camisa. —¡Oye! —grito.
Cassandra me mira. —Eres unas tallas más pequeña que un ocho.
Estás usando un cinturón para sujetar tus pantalones.
—Dios —siseo, halando de vuelta mi camisa hacia abajo—. Solo
compro lo que me queda.
—Eso no te queda Isabelle, solo lo usas. Vamos, tengo que encontrar
unas tallas más pequeñas. —Ella se acerca y mira algunos pantalones
Página | 121 vaqueros—. Aquí, talla cuatro y seis. Vamos a ver cuál te queda, ya que
son mucho, mucho, mucho más pequeños que un ocho.
Jeremy se acerca y también levanta mi camisa, Yo quito su mano.
—¿¡Que estás haciendo!? —grito.
—Isabelle —dice—. Tienes un buen cuerpo.
—¡No levantes mi camisa! ¿¡Estás loco!?
El solo me sonríe.
—Estoy aquí para ayudarte a comprar ropa. Tengo que ver con lo que
estoy trabajando.
—¡Ella puede ver! ¡Tú no! —siseo—. No estoy caminando hacia ti
quitándote tu ropa.
—Eres bienvenida si deseas hacerlo —replica Jeremy, con una sonrisa
retorcida.
Gimiendo, ruedo mis ojos y sigo a Cassandra a los vestidores. Me
entrega uno de los pantalones vaqueros.
—Comenzaremos con esto. Voy a buscarte camisetas.
—Muy bien. —Me lamento, tomando los pantalones. Entro en el
vestidor y me miro en el espejo. Curiosa, levanto mi camisa para
chequearme a mí misma. ¿Tengo un cuerpo bonito? ¿En serio? Hmm, creo
que nunca lo pensé. Nunca me he comparado con nadie, y no uso nada
que muestre algo. Por último, encojo los hombros y me quito mis
pantalones.
Por supuesto, trato con el jean talla seis primero. Realmente me queda
bien. No me probare la talla cuatro. No quiero que luzcan marcados en mi
cuerpo. Me giro y me miro en el espejo. Wow, tener un par de pantalones
que realmente queden bien hace una gran diferencia. Huh, ¿quién lo
habría pensado?
De repente, alguien golpea la puerta.
—¿Te has probado ambos? —pregunta Cassandra.
—No, solo el talla seis. Me queda bien —contesto, abriendo la
puerta—. Ves.
Cassandra me mira de arriba a abajo.
—Probablemente podrías entrar en el talla cuatro.
—No quiero tener pegados mis pantalones, muchas gracias —replico.
—Bueno, cuando se trate de faldas y vestidos tendremos que ir a una
talla más pequeña.
Me muevo incómodamente, murmurando.
Página | 122 —Está bien.
—Bueno, ¿puedo entrar ahí contigo? ¿O eres súper tímida? —
pregunta Cassandra.
—Yo, bien, no, puedes entrar. Solo no te rías, ni nada por el estilo.
Con una mirada de perplejidad, Cassandra jadea. —¿Por qué me
reiría?
—Porque la gente hace eso usualmente —respondo en voz baja.
—Eso es ridículo —chasquea ella—. Vamos. Me asegurare de que
nadie se ría de ti.
La dejo entrar y probarme un montón de tops. Finalmente Jeremy
llega a la puerta del vestidor y golpea.
—Sabes, probablemente debería estar ahí, también.
—No, pervertido —respondo.
—Seria estrictamente objetivo, sin perversión alguna.
—Sí, claro —responde Cassandra. Ella me mira—. Bien, voy a
conseguirte algunas faldas y vestidos. ¿Quieres venir conmigo o confías en
mí? —
Enfatizando, le pido—: ¡Nada rosado por favor!
—Entendido —asegura, mientras sale del vestidor. Me doy vuelta y me
miro en el espejo. Tengo un par de pantalones negros y una camisa roja de
botones que le da forma a mi cuerpo. No me veo tan mal realmente.
Hay un suave golpe en la puerta. Grito—: ¿Si?
—¿Cómo te está yendo? —pregunta Jeremy.
—Bien —contesto felizmente—. ¿Cómo te va a ti?
Todo lo que escucho es un gemido.
—Estoy muy aburrido. Ustedes están teniendo toda la diversión y yo
estoy de pie todo el tiempo sin hacer nada en absoluto.
—Consígueme un conjunto entonces —replico, rodando mis ojos. El
guarda silencio por un minuto y luego contesta—: ¿Prometes probarte lo
que te traiga?
—Claro, ¿por qué no?
—Recuerda que acabas de decir eso. —Oigo decir a Jeremy,
mientras se aleja.
Uh oh. Creo que me voy arrepentir de esto. Un poco más tarde vuelve
Cassandra. Ella trae tres faldas y dos vestidos. Una falda es con paletones,
Página | 123 una a cuadros rojos. Esa hace juego con la camisa que estoy usando.
—Wow. —Es todo lo que digo—. No sabía que tendría este aspecto
en una falda.
—Tienes bonitas piernas y un buen cuerpo. Solo necesitas llevar la
ropa adecuada —dice Cassandra—. Ahora, prueba esa falda con este
top.
Lo hago y no puedo evitar sonreír. De repente, hay otro golpe en la
puerta.
—Tengo lo que quiero que te pruebes —afirma Jeremy, a través de la
puerta.
—Está bien —contesto—. Dámelo
—Ahora, prometiste probártelo, recuerda eso.
Genial, no puedo esperar para ver eso.
—Tíralo. —Un vestido viene volando al vestidor. Cassandra lo agarra y
lo sostiene.
—¡Jeremy! —exclama.
—¿¡Que!? —Se ríe—. ¡Lo prometió!
—¿¡No puedes estar hablando en serio!? —grito.
Cassandra sostiene un vestido negro ajustado. Es sin tirantes y no deja
nada a la imaginación.
—Póntelo Isabelle —dice al otro lado de la puerta.
—Jeremy —articula Cassandra—. Este es un vestido para ir a
discotecas.
—Bueno, entonces voy a tener que llevarla a una discoteca. Póntelo
jovencita. No rompas tu promesa.
Con una gran cantidad de molestia, digo bruscamente—: ¡NO!
—Isabelle, mi amor, lo prometiste —murmura Jeremy a través de la
puerta.
Bien, si esta es la manera en que quiere que sea. Agarro el vestido de
las manos de Cassandra. Siseando, digo—: No tengo puesto un sostén
para esto.
—Umm, no necesariamente tienes que usar uno con eso.
—Genial —murmuro. Me quito la ropa que llevo puesta y me pongo el
vestido. Mis ojos van al instante a Cassandra para obtener una reacción.
Ella sonríe y aplaude con sus manos.
—Te ves increíble.
Página | 124 —No puedes estar hablando en serio —resoplo.
—Mira —responde ella, girándome hacia el espejo.
Mi mandíbula cae. Me veo… bien… sexy, al menos eso es lo que yo
creo. —Creo que esto es un poco demasiado —susurro.
—Así que, ¿te lo pusiste? —pregunta Jeremy.
—Síp —respondo, volviéndome para mirarme en el espejo—.
Realmente luzco muy bien en él, o al menos eso creo yo.
—¡Maravillosos! ¡Déjame ver!
Riendo, respondo—: Nop, me lo probé como prometí. No hice
ninguna promesa de mostrártelo.
Hay un jadeo de sorpresa al otro lado.
—¿Qué? Eso es ridículo e injusto.
—Pienso que está bien. —Me rio alegremente.
—¿Estás haciendo esto a propósito? —pregunta Cassandra.
Desconcertadamente, digo—: ¿Qué? ¿Por qué haría eso?
—¡Porque matas con ese vestido! —exclama ella.
—¿Quién mata en qué? —pregunta Jeremy.
—Nada —contesta Cassandra.
Hay un fuerte golpe en la puerta. Salto.
—¿¡Qué diablos fue eso!?
—Yo, golpeando mi cabeza contra la puerta con frustración —
responde Jeremy de mal humor—. Recuérdame ¿por qué te invite,
Cassandra?
Ella responde riendo.
—Porque ella me necesita. La verás algún día en él… tal vez… si eres
un buen chico.
—¿Podemos al menos ir a una tienda con ropa para chicos? Quiero
decir, puedo ir a empezar a coquetear con chicas para inquietarme, pero
vine aquí para ayudar a mi amiga Isabelle, no para estar mirando la puerta
de un vestidor.
Suspirando me quito el vestido.
—Me pongo mi ropa de nuevo. Creo que tenemos suficiente material.
Tengo que elegir lo que quiero de todos modos.
—Bueno, quiere tener voto ahí —replica Jeremy—. Caray, no soy
simplemente su chofer.
Página | 125 —Wow, debimos pagarle al banco para tener un chofer tan caliente
—grita con una gran sonrisa Cassandra.
Hay una risa de parte de Jeremy.
—Ten cuidado con lo que dices Cassandra. Tu novio tiene un buen
gancho y no quiero estar en el extreme receptor.
—Sabes que soy una de las pocas chicas que puede resistirse a tu
encanto —replica Cassandra.
—Sí, bueno, sé que muy adentro hay una llama ardiendo por mi buen
aspecto.
Eso me hace gemir.
—Caray, Jeremy, ¿te valoras demasiado a ti mismo?
—Siempre. —Se ríe.
Termino de ponerme los zapatos, y abro la puerta del vestidor.
—¿Estás contento ahora? Puedes verme.
—Sí, pero no llevas puesta ninguna de esa ropa. ¿Qué divertido es
eso?
—Bueno, puedes ayudarme a llevar todo esto al mostrador para que
podamos irnos —contesto, girando y agarrando ropa.
Llegamos a la cajera y ponemos todo en el mostrador.
—¿Qué quieres? —pregunta Jeremy.
—Todo —suspiro—. Pero no tengo mucho. Así que, ¿qué crees que
debo comprar?
—Hmm, No sé. Sabes creo que dejaste un vestido en el vestidor.
Confundida, digo—: ¿Qué vestido? ¿El negro? Está aquí. —Lo
sostengo—. Y no dije que fuera a comprar este.
—No, ese otro vestido, simplemente ve a revisar en el vestidor. —
Insiste, empujándome en la dirección de los vestidores.
Sacudiendo mi cabeza, camino de vuelta al vestidor. Por supuesto, no
hay nada allí. Es tan raro a veces. Cuando hago me dirijo de vuelta hacia
la cajera, está empacando cosas.
—Alto, alto, ¡espera un minuto! ¡No separe lo que llevaré!
—Lo sé —replica Jeremy—. Solo vamos a comprarlo todo.
—¡Jeremy! ¡No tengo tanto dinero! ¿¡Que estás haciendo!? —grito.
Cassandra suspira.
—Está comprando todo para ti, porque necesitas desesperadamente
un par de zapatos que vayan con todo esto y el prometió comprarme un
Página | 126 par a mí por ayudarte hoy.
—¿Puedo hablar un momento contigo? —chasqueo hacia Jeremy.
—Claro —responde con una sonrisa.
Lo empujo hacia un lado y pregunto—: ¿Por qué estás gastando tanto
dinero en mí?
—Porque quiero.
—Jeremy, eres un mecánico de motocicletas. ¡No quiero que te
endeudes por ayudarme! ¡Esto es ridículo! —exclamo en voz alta,
probablemente demasiado alta.
Levanta su mano y lentamente pasa sus dedos por mi rostro.
—Tengo el dinero. Digamos que soy bueno ahorrando. ¿Déjame
hacer esto? Me hace feliz verte feliz.
Aww, está bien eso es dulce.
—Bien —murmuro—. Pero voy a pagártelo todo de alguna manera.
—Bien, puedes ayudarme a limpiar mi apartamento.
—Ya voy a hacer eso. —Me quejo—. También necesito hacer algo
más.
Jeremy frunce el ceño.
—No piensas que de verdad iba a hacerte limpiar mi apartamento
por ayudarte con esa chica, ¿cierto?
—Bueno, iba hacerlo para mostrarte mi gratitud.
Niega con la cabeza.
—No espero que hagas nada por mi Isabelle. —Luego Jeremy sonríe—
. Soy el ardiente hada padrino haciéndolo todo pro-bono. Así que en lugar
de varita mágica, tengo una cuenta bancaria.
—Prometimos siempre decirnos la verdad, ¿cierto? —pregunto
vacilante. Jeremy asiente—. ¿Alguna vez has robado un banco?
—No. —Se ríe—. Nunca he violado la ley. Bueno, tal vez haya
excedido la velocidad, pero, ¿quién no lo ha hecho?
Cruzando los brazos, pregunto—: ¿Y qué tan rápido ibas en tu auto?
—Eso lo dejaremos en el pasado —responde, mientras camina de
vuelta hacia la cajera.
Capítulo 8
—Así que, estos son lindos —dice Cassandra, sosteniendo un par de
Página | 127
zapatos bajos.
—Me gustan esos —contesto—. ¿Con qué los usaría?
Ella sonríe.
—Puedes llevarlos con cualquiera de las cosas negras que
conseguiste.
—Está bien —replico, caminando por el pasillo de zapatos. Cassandra
y yo estamos aquí solas, porque Jeremy dice que odia las compras de
zapatos. Ya hemos elegido cinco pares de zapatos. Le dije a Jeremy que
estoy pagando por ellos, y que lo renegaría si él tratara de pagar por ellos.
Él dijo que estaba bien.
Mientras camino, de repente me acerco a un par de botas. Son altas
negras y de cuero de becerro. Las levanto y miro el tacón. Me pregunto si
podría llevar estas y no romper mi cuello.
—Oh, Isabelle, deberías llevar esas —enfatiza Cassandra fuertemente.
—Creo que probablemente me caería —declaro—. Aunque, siempre
he querido un par de estas.
—Ellas se verían geniales con las faldas y sobre todo con aquel vestido
negro que Jeremy eligió para ti.
Mirándola, digo—: El vestido que nunca usaré.
—Oh, tú lo usarás, confía en mí. —Ella se ríe—. Solamente pruébate un
par. ¿Qué daño te hará eso?
Con un encogimiento de hombros, contesto:
—Supongo que nada. —Inclinándome agarro un talla siete. Voy y me
siento sobre la silla. Cuando abro la caja, solamente miro hacia ellos por un
segundo. Son tan bonitos. Me quitó mis zapatillas de deportes sucias, y
saco una de las botas. Mi pie fácilmente se desliza en ella. Jalo la
cremallera sobre el lado y afirmo:
—Bien, encajan.
—Ponte la otra, así podemos ver si puedes caminar con ellas. —
Cassandra me urge. Hago lo que dice. Cuando la otra está puesta,
solamente saco mis pies y los miro—. Levántate y camina alrededor. Quiero
asegurarme de que no te harás daño.
Me levanto y me siento mucho más alta.
—Esto se siente extraño —declaro.
—Sí, tacones, tienes que acostumbrarte a usarlos —contesta
Cassandra—. Lentamente camina un poco alrededor.
Entonces, lo hago, muy despacio. Al principio, vacilo un poco, pero
Página | 128 luego me acostumbro a ellos.
―Oye, esto no es tan malo —digo—. Creo que podría manejarlos.
—Entonces definitivamente deberías adquirirlos —replica Cassandra—.
Después de ésos, creo que estamos listas. Probablemente deberíamos
frenar a Jeremy de todos modos, antes de que rompa demasiados
corazones.
—¿Él seduce a muchas chicas a tu alrededor, también, huh? —
pregunto, sentándome para quitarme las botas.
Cassandra inclina su cabeza hacia un lado.
—Jeremy coquetea mucho, y consigue muchos números de teléfono,
pero nunca lo veo realmente con chicas. Sé que tiene citas, pero no es
que las traiga a nuestro alrededor. Francamente, si me preguntas, creo
que hay algo más.
—¿Qué, él está con chicos? —pregunto lentamente.
—¡Mi Dios! no, él se come demasiado con los ojos a las chicas. No, es
que algo esté mal con eso, pero no creo que Jeremy sea gay. Es casi
como si tuviera problemas de compromiso.
Pongo las botas en su caja.
—Jeremy, bueno, Jeremy es de la manera que Jeremy es y creo que
él tiene sus motivos. No entraré en nada, pero él es un tipo realmente
agradable y pienso que un día encontrará a alguien que lo hará
realmente feliz.
—Él parece muy apegado a ti —señala Cassandra.
—Es porque me está ayudando. Tarde o temprano, él se aburrirá de
mí y querrá alguna verdadera compañía femenina.
Ella encoge sus hombros.
—No sé. Eres la primera chica que él realmente ha traído alrededor de
mí. Quiero decir, ha traído chicas con nosotros, pero nunca algo como
esto, no algo tan personal.
—Confía en mí —acentúo—. Somos solamente amigos.
—Bien —contesta Cassandra, aunque no suena muy convencida.
Llevamos los zapatos hasta la cajera.
—No necesitamos las cajas —dice—. No seríamos capaces de
llevarlas todas.
La cajera solamente asiente. La cajera pasa todo por la registradora,
y luego nos mira—. Serían 242, por favor.
Página | 129 —Yo me encargo —digo, agarrando el dinero—. Los zapatos no son
baratos.
—Sí, las chicas son embaucadas en ese aspecto. Los chicos necesitan
como dos pares de zapatos, los de diario y de vestir. Las chicas necesitan
zapatos para emparejar cada traje, y ¡son tan caros!
De repente, dos manos aprietan mis lados y escucho:
—¡Boo! —Eso me hace saltar en el aire.
Me giro para encontrar a Jeremy que está de pie allí.
—¡Idiota! ¡Me asustaste!
—Ese era el punto. ¿Has terminado ya? Tengo hambre.
—Aquí está su cambio —dice la cajera, entregándome el dinero. Lo
tomo y ella nos da las bolsas.
Jeremy recoge las bolsas de ropa y nos alienta con su cabeza.
—Vamos.
—¿Encontraste algo? —pregunto—. ¿Fuiste a la sección hombres,
verdad?
—Sí, compré una camisa y eso es todo —contesta él—. No estamos
aquí por mí hoy.
Cassandra mira su reloj.
—Tengo una hora antes de que tenga que estar en casa. Kent viene
después del trabajo.
—¡Bien, vamos al patio de comidas! —exclama Jeremy
dramáticamente.
—Jeremy, eres tan extraño a veces —dice Cassandra.
Burlándose, Jeremy contesta con:
—¿A veces? Estoy perdiendo mi toque.
Caminamos hacia fuera del centro comercial. Es entonces que
pasamos la tienda de teléfonos.
—¡Oh! —grito—. ¿Podemos pararnos aquí rápidamente? Quiero
adquirir uno de esos teléfonos de paga lo que consumas. Creo que es hora
de que tenga un teléfono celular.
—No voy a dejar que adquieras uno de esos teléfonos —afirma
Jeremy.
—Perdón —tartamudeo—, ¿no vas a dejarme?
Jeremy suspira.
Página | 130 —No quise decirlo así. Me refería a que esos teléfonos son caros de
usar. Sólo te pondré en mi plan.
—No seas ridículo —espeto—. ¿Por qué harías eso?
—Porque —enfatiza—, puedes pagar un montón de dinero por
minutos o 10 dólares al mes por estar en mi plan. ¿Cuál crees que es mejor?
Con una mirada desconcertada, contesto:
—Sí, pero ¿no tienes que firmar un contrato de dos años?
—Creo que si —contesta Jeremy—. Pero sé dónde vives para
conseguir el dinero cada mes. De todos modos, son diez dólares. Puedo
manejar diez dólares. Nos detendremos en la compañía de teléfono
celular después de dejar a Cassandra.
Gimiendo, digo:
—Jeremy, realmente no me siento cómoda con que hagas eso.
—Isabelle. —Se burla de nuevo—. Está biiieennnnn.
Miro a Cassandra, que está detrás de Jeremy. Ella solamente levanta
su ceja y gesticula con su mano, obviamente, indicando que él está
haciendo incluso más por mí. Eso me hace fruncir el ceño.
—Realmente siento como que me estoy aprovechando de ti —
declaro.
Poniendo una malvada sonrisa en su rostro, Jeremy dice:
—¿Quieres aprovecharte de mí? Estoy a favor de eso.
—¡Eres un idiota! —Me río—. ¡Dios Jeremy, eso NO es lo que quise
decir!
—Oh maldición —suspira—. Estoy tan solo.
Señalando a la multitud alrededor de nosotros, digo:
—Elige a una chica. Hay muchas de donde escoger.
—Eh —replica—. Nada que sorprenda mi imaginación.
Mientras él dice eso, dos chicas realmente bonitas pasan por su lado y
lo miran. Cuando ellas pasan, le susurro:
—Son bonitas y obviamente les gustas.
—Estoy más preocupado en conseguir comida ahora mismo, que en
obtener números. Comida ahora, chicas más tarde.
—Ahora, esa es una cosa típica de chicos —añade Cassandra—.
Aprenderás eso Isabelle. Cuando un hombre tiene hambre, es donde su
mente se encuentra.
Eso me hace sonreír.
Página | 131 —Es bueno saberlo.
Finalmente llegamos al patio de comidas. Jeremy escoge una mesa y
acomoda todo.
—¿Qué quieren comer chicas?
—No me importa, pero yo voy a pagar. ¡No discutas con eso Jeremy!
—articulo fuertemente.
—Bien, bien, bien —replica—. Puedo manejar que compres la comida.
Saco el dinero.
—Ve a conseguirnos algo. Voy a sentarme. Las compras son
agotadoras cuando tienes que probarte un millón de cosas.
—Un millón de cosas que no he podido ver —gruñe Jeremy
juguetonamente.
—No es como que no vayas a verme en ello de todos modos —
replico. Él me da una mirada pensativa.
—Buen punto, será una sorpresa cada día. Bien, voy a traer la comida.
Cuando él se aleja, Cassandra sonríe hacia mí.
—¿Cada día eh? Hmmmm.
—Oh, puedes parar. —Me río—. Eso no es así en absoluto.
—Nunca se sabe. Conozco a Jeremy hace un tiempo.
Teniendo una repentina sensación extraña, digo:
—No, confía en mí, él no está interesado mí. En serio ¿Lo has visto?
Sale con bonitas, chicas geniales; no con chicas tontas tratando de
renovarse.
—No te das suficiente crédito —afirma Cassandra, sentada frente a
mí.
—Jeremy sigue diciendo eso de mí, también. Sólo para que sepan, no
he tenido amigos en mucho tiempo, y Jeremy es la primera persona a la
que alguna vez me he abierto. Soy tímida y no tengo autoestima. Así que,
no, no creo que esté interesado en mí. No creo que jamás pudiera estar
interesado en mí.
—¿Querrías que lo estuviera? —pregunta. No sé qué decir al respecto.
Sólo niego con la cabeza.
—No, no puedo ni siquiera imaginar que eso suceda.
—Bien, creo que eres genial y harás a un hombre realmente feliz
cuando encuentres a uno con el que quieras estar.
Sonriéndole, contesto:
—Gracias. ¿Entonces, cuánto tiempo has estado con Kent?
Página | 132 —Dos años —replica Cassandra—. En realidad nos conocimos a través
de Joshua. Josh y Kent fueron juntos a la preparatoria, y entonces Josh y yo
nos conocimos cuando trabajábamos juntos en un restaurante en el
centro.
—¿Qué edad tienen ustedes? —pregunto.
—Yo tengo 22, Josh y Kent tienen 23. Jeremy es el más joven. Bueno,
no, en realidad lo eres tú.
Tímidamente, sonrío.
—Yo no soy parte de su grupo de amigos. De cualquier manera, es
probable que sea un poco raro para Jeremy estar saliendo conmigo.
—Sería raro si tú tuvieras 12 o incluso 16. Tú estás en el último año de la
preparatoria, ¿verdad?
—Sí —contesto—. Tengo 18.
Moviendo su mano, dice:
—Ves, eres una adulta. Todo está bien. Aunque no creas que te
vamos a dejar beber.
Eso hace que explote en risas.
—No te preocupes, nunca me atraparás bebiendo. Digamos que he
lidiado con lo suficiente de ello en mi vida para no querer beber nunca.
—Eh, te entiendo. Mi abuelo era un alcohólico, y me hizo darme
cuenta que nunca quería estar de esa forma.
Mordí mi labio.
—Sí, yo también tengo tratos con un alcohólico. Te hace pensar las
cosas dos veces.
—Sin duda —responde—. Jeremy y los chicos no se salen de control y
definitivamente no beben y conducen. Una vez que obtengas tu licencia,
que no te sorprenda si tienes una llamada en medio de la noche. Ellos
salen a todas horas, pero si beben más de dos cervezas, no conducen, y
son muy flojos para caminar a alguna parte.
—Bueno, eso será difícil porque no tengo auto —respondo—. Así que
están atrapados con lo de caminar.
Con un suspiro pesado, Cassandra continúa:
—No, eso significa que sigo atascada en recogerlos. Jeremy debería
dejar su auto contigo, así podrías hacerlo.
Riéndome, digo:
—Sí, eso pasará.
Página | 133 Cassandra sonríe.
—Oye, una chica puede desear.
Jeremy viene a nosotras con pizza.
—Bien, esto fue rápido y fácil. Muero de hambre.
—Sí —contesto—. Estás consumiéndote hacia la nada.
—Oye. —Aplaude juguetonamente—. Tengo un asombroso físico y
necesito mantenerlo.
Rodando sus ojos, Cassandra gime.
—Ellos son ridículos. Joshua es cinta negra y tiene a Kent y a Jeremy
peleando en cada oportunidad que tienen. Son absurdos. Me refiero a
que, no me malinterpretes, están en magnífica forma, pero se vuelve
aburrido, cuando los ves luchando todo el tiempo.
—También corro, cada noche —suelta Jeremy como si estuviera
molesto, pero entonces nos da esa asombrosa sonrisa suya.
—Necesitas traerla, quizás entonces yo tenga algo para entretenerme
además de mirarlos a ustedes cabezas de chorlito —dice Cassandra con
una sonrisa. Eso me pone muy nerviosa.
—No, él me ve lo suficiente.
De repente mirándome, Jeremy me pregunta:
—¿Te estás cansando de mí?
—¿¡Qué!? —jadeo—. ¡No! Es solo que… no sé. ¿No te hartarías de
tenerme todo el tiempo alrededor?
Frunciendo sus cejas, Jeremy contesta duramente.
—No. Confía en mí, Isabelle, sabrás cuando ya no te quiera alrededor.
—Está bien —murmuro.
Dado que está sentado junto a mí, me toca con su hombro.
—Me divierto contigo.
—Sí, eres divertida —agrega Cassandra—. Un día tú y yo necesitamos
ir de compras juntas. Necesito conseguirte nuevos sujetadores y cosas.
Jeremy golpea su mano contra la mesa y exclama:
—¡Yo también tengo que asistir a eso!
—Sí —siseo—. No voy a comprar ropa interior contigo.
—¿Por qué? —Él se ríe—. Yo puedo decirte lo que se ve bien.
Me giro hacia Cassandra.
—¿Todos los chicos son así?
Página | 134
—En general —responde ella con un suspiro.
Comemos nuestra pizza y hablamos de cosas al azar. Cuando
terminamos, Cassandra mira su celular.
—Realmente necesito irme.
—Está bien —responde Jeremy—. Entonces vámonos. —Camino hacia
afuera y metemos todo en la cajuela—. Aquí tienes —dice él, dándome las
llaves.
—¡NO voy a dar reversa con tu auto! Eso es peor que estacionar. ¡Ni
siquiera hemos intentado con la reversa! —grito asustada.
Despeinándome, Jeremy agarra las llaves de regreso.
—Está bien, yo conduciré.
—Yo iré atrás —digo, organizando mi cabello—. Tienes que bajarte
primero Cassandra.
—No discutiré con eso —contesta ella.
Cuando me pongo atrás, cierro mis ojos. No había hecho esto en
mucho tiempo. Pasar tiempo contigo misma no es tan estresante. Pasa un
rato, cuando de repente siento un dedo correr por el costado de mi rostro.
Abro mis ojos para encontrar a Jeremy enfrente de mí. Brinco. El auto está
detenido, Cassandra ya se fue y Jeremy movió el asiento hacia adelante.
—¡Oh mi Dios, me dormí! —Cubro mi rostro—. ¡Es tan vergonzoso!
—No, cuando babeas es lindo —dice él con una sonrisa.
—Querido señor, por favor dime que no hice eso.
Jeremy se ríe.
—No, no lo hiciste. Dormiste sin hacer ruido y en realidad fue lindo.
—¿Dónde está Cassandra?
—La dejé hace unos segundos. ¿Quieres ir a casa?
—No —tartamudeo—. Lo siento.
Agachándose, Jeremy sonríe.
—No hay razón para lamentarse. Yo soy bastante narcoléptico. Si
quieres, podemos ir de regreso a mi casa y tomar una siesta.
Tímidamente, digo:
—No, está bien. Si lo necesitas, puedes llevarme a casa.
Con una sonrisa maligna, Jeremy responde:
—Nah, estoy bien. ¿Ahora estás despierta y lista?
—Sí —respondo.
Página | 135
—Bien, porque vas a manejar. —Gimiendo trepo hacia el asiento
delantero y hacia el lugar del conductor—. Oye —grita Jeremy—, sé
cuidadosa al trepar en el interior.
Ups.
—Lo siento.
—Sé linda con mi bebé —contesta Jeremy pasando su mano por el
tablero.
—¿Ustedes dos quieren un momento juntos? —pregunto.
Jeremy se ríe y responde:
—No, ya tenemos mucho tiempo solos.
—Oh. —Enciendo el auto, y lentamente conduzco fuera del
estacionamiento—. ¿A dónde vamos?
—La tienda de celulares está en Lincoln.
De repente, brinco arriba y abajo y grito:
—¡Oh! ¡Oh! ¡Tenemos que detenernos en la cafetería de Hickory!
—¡Querido señor ten piedad! ¿¡Por qué!? ¡Acabas de asustarme
completamente! —exclama Jeremy.
—Hay un chico que se llama Jack. Él es un buen amigo de Eric. No
podía recordar que clase de carro es este, y él quería que lo llevara para
que pudiera verlo. Obtendremos café gratis si lo hacemos, y me haría un
poco más genial con alguien. Así que, ¿POOOOR FAVOOOOR? —ruego.
Un bufido y una risa salen de Jeremy.
—Sí, ve. La próxima vez, bájale algunas rayitas.
—¡Gracias! —digo felizmente, mientras brinco, trato de abrazarlo, y
por alguna razón nuestros labios se tocan. Es rápido y me alejo
rápidamente. Cubro mi boca—. Lo siento. ¡No se suponía que pasara eso!
—Está bien. —Jeremy se ríe, poniendo su brazo en la parte trasera de
mi asiento—. Sé que es difícil resistirse a mí.
Mis ojos probablemente no podían rodar más de lo que estaban
ahora.
—Sí, Jeremy, eres el corazón de mis fantasías más profundas.
Mientras empezaba de nuevo a manejar, Jeremy se apoya contra la
puerta.
—Así que, dime acerca de estas profundas fantasías oscuras.
Exactamente, ¿qué estoy usando? Oh, mejor dime, ¿qué estoy haciendo?
Página | 136 —Para empezar estás completamente vestido.
Burlándose, Jeremy dice:
—¿Fantaseas sobre mí con la ropa puesta? ¿Qué clase de fantasía es
esa? ¿Al menos me quito la ropa?
—¡No lo sé! —Suelto—. Estaba bromeando. ¡No hay tal fantasía y es
mejor que mantengas tu ropa puesta!
—Pero realmente me veo bien cuando no la tengo. —Jeremy me
toma el pelo.
No puedo evitar mirarlo.
—No lo dudo, pero eso no es para que yo lo vea.
—Arruinaría a cualquier otro chico para ti. Soy bastante caliente si lo
dijera yo mismo.
—Bueno, apuesto que lo eres, pero eso es para que otras chicas lo
vean, no yo —digo con severidad. Sin embargo las imágenes de él corren
por mi cabeza, e incluso cuando intento realmente detenerlas, ellas siguen
viniendo.
En realidad estamos algo callados mientras conduzco a la cafetería.
¿Es este un silencio incómodo? Me refiero a que no nos hemos dicho nada
desde esa extraña conversación.
Entramos en el estacionamiento y me estaciono enfrente de la puerta.
Jeremy se gira hacia mí.
—De nuevo, ¿quién es este chico?
—Su nombre es Jack. Él es amigo de Eric. Supongo que le gustan los
autos. No podía recordar cuál era éste cuando me preguntó.
Jeremy sonríe y enfatiza dramáticamente:
—Un Pontiac G-T-O de 1967.
—Sí, sí, sí —murmuro—. Aun así no lo recordaré.
—Bueno, entonces vayamos a mostrar mi bebé —suspira Jeremy,
saliendo del auto. Abro la puerta y salgo.
—No tenemos que hacer esto —digo—. Podemos irnos.
Caminando hacia mí, Jeremy me da un beso en la frente.
—Haré lo que sea que te haga feliz. Hagamos que este chico se
babee. —Él pone su brazo sobre mi hombro y abre la puerta.
Entramos y me detengo en seco. Toda el área de servicio está llena
con estudiantes de preparatoria, la mayoría de ellos son de último año.
—¡Mierda! —digo. Jeremy me jala en un abrazo y murmura en mi
oreja:
Página | 137 —¿Qué está mal?
—La mayoría de mi clase de último año está aquí —murmuro.
Él me jala fuerte contra él.
—Confía en mí, Isabelle. Saliste de un auto matador, con un chico
caliente que está envuelto a tu alrededor. ESTO no es algo malo.
Mirándolo, me río.
—Tienes un punto.
—Démosle algo más a lo que mirar —dice él, justo antes de que me
bese. Me toma con la guardia baja… de nuevo, pero hombre, se siente
tan bien. Después de unos segundos, Jeremy se aleja—. Ahora tenemos la
atención de todos.
—Bien —tartamudeo. Jeremy agarra mi mano y me lleva al mostrador.
Jack está parado ahí con la mandíbula caída—. Hola Jack, este es mi
amigo Jeremy.
Jack sacude su cabeza.
—¡No me dijiste que él conducía un genial GTO de 1967!
—Sí —le contesto—. Ese es. No podía recordarlo ayer.
—Tomaré un descanso —le grita Jack a alguien más detrás del
mostrador—. Necesito revisar tu auto.
Jeremy mueve su mano hacia adelante y seguimos a Jack hacia
afuera. Jack se agacha y mira por las ventanas laterales.
—Es hermoso. —Eso es todo lo que se me ocurrió decir.
—¡Amigo, este auto es maravilloso! ¿Lo reconstruiste tú mismo? —
pregunta Jack.
—Síp —contesta Jeremy—. Lo tuve por tres años antes de que pudiera
reconstruirlo totalmente.
Girándose, Jack pregunta entusiasmado:
—¿Puedo ver debajo el capó?
—Por supuesto. —Jeremy se acerca y tira del pestillo del capó. No
puedo ayudar, así que sólo doy un paso atrás. Obviamente, él sabe lo que
está haciendo. Ahora, algunos otros chicos de la escuela vienen a
comprobar lo que está "bajo el capó".
—Eso es hermoso —dice Jack.
—Mi bebé tiene 450 de bloque grande, todo cromado. Tiene doble
cámara superior y un ventilador. Les enseña a las personas las bases
regulares.
Jack hace unos ruidos extraños que sólo los chicos hacen.
Página | 138 —Tengo que escuchar este motor.
Jeremy me tira las llaves.
—Ponlo en marcha, cariño.
Cojo las llaves y lo miro. Sólo me hace un guiño. Me subo al auto y piso
el embrague. Con un gemido, enciendo el auto. Escucho un montón de
“¡Genial!”. Jeremy se acerca a la ventana.
—Está bien, sigue estas instrucciones: Primero pones el freno de
seguridad. En segundo lugar, pones el auto en neutro. No puede ser en
cualquier marcha. Luego, en tercer lugar, presiona el acelerador. Hará
funcionar el motor.
—Está bien —respondo con nerviosismo. Hago todo lo que dice y, a
continuación, presiono el pedal del acelerador. El motor ruge bastante
fuerte. Hay un montón de gente chillando y gritando desde el frente del
auto. Cuando miro por la ventana, me doy cuenta de que la mayor parte
de la cafetería ha venido afuera. Genial, somos un espectáculo. Por último,
Jeremy ondea su mano para que pare. Hago eso y apago el auto. Me
alegro de no haber matado a nadie.
Salgo del auto y camino hacia Jeremy. Él pone su brazo alrededor de
mí.
—A ellos les gusta.
—Puedo ver eso —respondo.
Jack se inclina sobre el motor.
—No puedo creer que hayas aprendido a conducir en este auto. Eres
genial, Isabelle.
—Gracias —susurro torpemente.
—Mi chica es genial. —Jeremy lo interrumpe besándome en la
cabeza.
Girándome hacia Jeremy, digo:
—Quiero conseguir un poco de café. ¿Quieres algo?
—Seguro —responde, con una sonrisa.
—Oh, yo me haré cargo de eso —responde Jack con alegría. Él se
acerca y abre la puerta—. Olivia, ¡dales lo que quieran por cuenta de la
casa!
Mantiene la puerta abierta mientras camino otra vez hacia allí.
—Gracias —murmuro mientras camino por delante de él. El resto de la
gente en la cafetería ahora está mirándome. Esta es mucha más atención
de lo que esperaba. Me acerco a la barra y las chicas sonríen. Miro el
Página | 139 menú y ordeno—. ¿Puedo tener dos café con leche grandes, por favor?
—Definitivamente —responde la chica. Ella me sonríe y dice—: Tu
novio es muy caliente.
—Sí —suspiro—, y él lo sabe. —La chica sólo se ríe y se va a hacer
nuestros cafés. Me doy vuelta y miro por la ventana. Jack hace gestos con
las manos y Jeremy se está riendo. Los chicos todavía me desconciertan.
Después de unos minutos, la barista trae las bebidas. Digo:
—Gracias. —Y pongo un poco de dinero en el tarro de las propinas.
Cuando llego al exterior, Jack se vuelve hacia mí.
—Él me dijo que no puedo conducir el auto.
—No pensé que te lo permitiría —respondo, entregándole a Jeremy su
café con leche—. Estoy sorprendida de que me deje a MÍ conducirlo.
Jeremy se ríe.
—Por supuesto que sí. Vas a necesitar algo para conducir cuando
obtengas tu licencia. Tengo mi moto, tú te quedas con el auto.
—¡¿QUÉ?! —grito.
—¡De ninguna jodida manera! —exclama Jack aún más fuerte—. Me
recogerás de la escuela todos los días, entonces. Te daré a mi primogénito.
Yo solo miro a Jeremy.
—No voy a llevar tu auto a la escuela.
—¿Por qué no? —replica Jeremy—. Es un buen auto. —Con un
gemido, ruedo los ojos. Riendo, Jeremy me abraza.
—Bebe tu café con leche. Tenemos que irnos pronto de todos modos.
—Isabelle. —Jack comienza seriamente—, si llevas esto a la escuela,
tienes que prometerme que me darás una vuelta.
Eso me hace sonreír.
—Puedo hacer eso.
—¡Oye! —exclama Jack—. ¡Hay una fiesta esta noche! ¡Deberías venir!
¿Hhhhuuuhhhhhh? ¿Acabo de ser invitada a una fiesta? Antes de que
pueda decir algo, Jeremy dice:
—Nos encantaría, pero ya tenemos una fiesta a la que ir, y ya sabes,
tengo 21. Si ustedes hacen algo malo y soy el más viejo allí, tendrán mi
trasero.
—Oh —dice Jack—. No lo sabía.
—Sí, de todas formas, las fiestas de secundaria no son lo mío, y
tampoco lo de Isabelle. Ella puede ser la bebé del grupo, pero todavía
está en el grupo. Sabes, hacemos las cosas de manera diferente. —Jack
Página | 140 asiente como si Jeremy acabara de decir la cosa más sabia alguna vez.
Resoplo y toso para encubrirlo—. Bueno —dice Jeremy—. Tenemos que
seguir adelante. Cosas que hacer, lugares a los que ir… hacerlo.
Mis ojos se cierran y mi cabeza cuelga.
—Jeremy…
—¿Quééé? —replica dramáticamente. Tan sólo lo miro a los ojos—.
Bebe tu café. Yo conduciré.
—¡Gracias a Dios! —grito. La última cosa que quiero hacer es tratar de
retroceder frente a todos. Jeremy cierra el capó. Me acerco a Jack—.
Gracias por el café.
Él sonríe.
—No hay problema. Sólo tienes que darme un paseo en el GTO.
—Puedo hacer eso —respondo, asintiendo—. Te lo prometo, después
de obtener mi licencia y si realmente Jeremy me deja conducirlo.
Jack menea la cabeza.
—Tienes que darte prisa y conseguir tu licencia.
—Tan pronto como ella se sienta cómoda, vamos a ir para que tome
la prueba —dice Jeremy jovialmente—, pero por ahora, tenemos que irnos.
Entra, nena.
Agito una mano hacia Jack y me meto en el auto. Jeremy entra en el
otro lado y le susurro:
—Gracias.
—Oh, espera —responde con una sonrisa desviada—. Lo haré babear
en unos diez segundos. —Jeremy alcanza la parte posterior y tira de una
toalla de debajo del asiento.
—Pon esto en tu regazo y sujeta muy bien nuestros cafés. Estoy a
punto de hacer un lío. Le daremos uso a tu ropa nueva.
—Oh, mierda —me quejo.
Jeremy retrocede y gira hacia la calle.
—Agárrate fuerte, Isabelle. Uno de estos días te mostraré cómo hacer
esto. —Pone primera y el suelo se eleva. Me estrello contra mi asiento y
todo lo que puedo oler es goma quemada. Nos lanza hacia adelante a
una velocidad a la que sé que no deberíamos ir. Se mueve con rapidez y
ahora estamos a cuatro cuadras de distancia.
—¡Más despacio! —Dejo escapar finalmente cuando puedo volver a
respirar. De repente, el auto reduce la velocidad y yo me voy hacia
adelante. Mirando hacia abajo, mi regazo está cubierto de café.
—Es mejor que estés muy agradecido de que había una toalla en mi
Página | 141 regazo. Café caliente sigue siendo café caliente, ¡incluso a través de los
pantalones vaqueros!
—Ellos definitivamente no te olvidarán ahora —replica Jeremy.
Mirándolo, digo:
—Sí, pero ellos también van a oler los neumáticos quemados mientras
beben su café. Esto si aún te quedan neumáticos.
—No he hecho eso en mucho tiempo. —Jeremy ríe—. Increíble, cada
vez.
Levanto las tazas de café y las sacudo un poco. Encogiéndome de
hombros, bebo el resto de uno de ellos.
—¿Qué se supone que debo hacer? —pregunto finalmente—. Mis
brazos y la toalla están completamente cubiertos de café.
—Estamos a sólo unas pocas cuadras de distancia, vamos a ir a mi
casa.
—Gracias —replico—. Estoy asquerosa.
Con una sonrisa, Jeremy dice:
—Vamos, valió la pena ¿no?
Sin ser capaz de evitarlo, sonrío.
—Sí, en cierto modo lo fue.
Cuando finalmente llegamos al apartamento de Jeremy, abre la
puerta para mí, ya que, obviamente, no tengo las manos limpias. Me
levanto y Jeremy agarra la toalla mientras cae. Dándome la vuelta, miro el
asiento.
—¡Hey, no hicimos un lío!
—Oye, todo tiene que ensuciarse de vez en cuando. Es sólo un auto
después de todo, y lo que hice trajo una sonrisa a tu cara. Por lo tanto, un
derrame habría valido la pena.
—Eso es realmente dulce —digo—, pero ¿puedo ir a asearme?
Jeremy cierra la puerta, y responde:
—Por supuesto, querida.
Tiramos los vasos cuando llegamos arriba. Jeremy me conduce al
cuarto de baño donde me entrega un paño.
—Espero que sepas que nunca voy a hacer eso en tu auto. —Hago
resaltar mientras humedezco el paño.
—¿Por qué no? Es TAN divertido —replica Jeremy con una sonrisa.
Levantando una ceja, digo:
Página | 142 —No.
—Date prisa para que podamos ir a la tienda de teléfonos celulares.
O, ¿has tenido suficiente por hoy y quieres ir a casa?
Hago una mueca.
—Prefiero no ir a casa. Mi mamá se fue por el fin de semana y esta es
la primera vez que he estado sola. Recorrí la casa anoche con un cuchillo
revisando que todo estuviera cerrado. Sé que tengo 18, pero sigue siendo
escalofriante estar sola.
—¿¡Por qué demonios no me llamaste!? —Jeremy dice bruscamente—
. Si no estabas cómoda estando sola, habría ido y te habría recogido.
Sólo hay silencio mientras me encojo de hombros.
—Estabas fuera con los chicos. No eres mi novio. No es tu
responsabilidad salvarme cada vez que algo ocurre.
—Yo habría ido y te habría recogido —dice Jeremy, poniendo mi
cabello detrás de mí oreja—. Los chicos y yo podríamos haber ido y salido
contigo.
Eso me hace sonreír.
—Eso hubiera sido aburrido para ustedes.
—Oh, nunca es aburrido con nosotros —afirma Jeremy.
—Apuesto a que no —replico—. No querría molestarte. Sinceramente,
tengo que aprender a estar sola, aunque me dé miedo.
Jeremy se burla.
—Eso es ridículo. O me quedaré contigo o tú te quedarás aquí esta
noche.
—No puedo hacer eso —susurro, más tímidamente.
—Tonterías, te quedarás aquí. Lo último que necesitamos es que tu
mamá vuelva a casa y tenga un berrinche porque yo estoy allí. Puedes
dejar una nota diciendo que te estás quedando en casa de un amigo.
Tienes 18 años, no puede decirte nada. —Antes de que pueda replicar
cualquier cosa, Jeremy se inclina y me besa en la frente—. Alguien tiene
que mantener un ojo en ti. Eres una alborotadora, después de todo.
Mirando hacia él, me río.
—Si ese no es el muerto riéndose del degollado no sé lo que es.
—¿Estás diciendo que soy una mala influencia? —pregunta Jeremy.
—No —contesto, dándole un codazo—. Eres la mejor influencia del
mundo.
Con un guiño, Jeremy dice:
Página | 143 —Eso es lo que pensé. Vamos a conseguirte un teléfono.
En la compañía de celulares, voy rápidamente al más simple y barato
teléfono.
—Esto servirá.
—¿Qué? No —resopla Jeremy—. Tenemos que conseguirte un
teléfono inteligente.
—¿En serio? —respondo—. ¿Para qué voy a necesitar un teléfono
inteligente?
Rodando los ojos, Jeremy dice:
—Para tener Internet, mensajes de textos, juegos… la lista es
interminable, ah, y una lista de canciones.
—Tengo un reproductor de mp3 para eso —articulo—. De todos
modos, mi computador ni siquiera sería capaz de sincronizar con una de
esas cosas, y te juro que si dices que vas a comprarme una computadora,
voy a salir de aquí.
Con un gemido, Jeremy dice:
—Está bien, pero puedes utilizar mi computadora.
—Jeremy —silbo en voz baja, ya que un empleado nos está mirando—
. Realmente no necesito un teléfono de lujo.
—Está bien, iremos con uno de esos teléfonos libres, pero todavía
puedes obtener un teléfono muy agradable por firmar el contrato.
Suspiro.
—Bien, podemos hacer eso. —Así que, lo hacemos. Cuando nos
metemos en el auto, sacudo la cabeza—. Me va a tomar un mes aprender
a utilizar esto. Nunca he tenido un teléfono celular antes.
—Te ayudaré a hacerlo mañana. Tenemos que ir a buscar tus cosas
para esta noche —dice Jeremy, mientras arranca el auto.
—¿Estás seguro de esto? Quiero decir, puedo quedarme en casa. No
quiero tener que ocupar tu sofá.
Con una mirada de disgusto, Jeremy chilla:
—¿Quién dijo que ibas a dormir en el sofá? Puedes dormir en mi
cama y yo me quedaré en el sofá.
Sacudiendo la cabeza con fuerza, tartamudeo:
—No, no, no, no voy a botarte de tu cama. Tomaré el sofá.
—Si te quedas dormida en el sofá, me limitaré a recogerte y ponerte
en mi cama. Por lo tanto, puedes bien dormir allí en primer lugar —replica
Jeremy con total naturalidad.
Página | 144 —Bien —me quejo.
Llegamos a mi casa, y yo empaco una pequeña mochila de cosas.
Jeremy entra mis bolsas mientras lo hago.
—¿Quieres que te ayude a colgar estas cosas? —pregunta.
—No —respondo—. Voy a hacerlo esta semana. Quiero lavar todo
antes de usarlo.
—Yo nunca hago eso —añade Jeremy—. Debería, pero, bueno, soy
un chico y no me importa.
Eso me hace reír. Cierro mi maletín y digo:
—Muy bien, estoy lista. —Hago una pausa y pregunto—: ¿Estás seguro
de esto?
—Oh, sí —responde Jeremy—. Definitivamente estoy seguro.
—¿Esto no va en contra de llevar chicas a tu casa? —Me río.
Jeremy me guiña un ojo.
—Tú eres un caso especial.
—Bueno, te lo agradezco. Es sólo que no me gusta estar sola en casa.
—No hay problema —dice Jeremy, revolviendo mi cabello—. Vamos.
Cuando llegamos a su casa, él me acompaña hasta su habitación. La
miro y rio.
—Eres un cerdo.
—Oye, soy el que tiene que vivir aquí, y estoy bien con eso. Lavé las
sábanas, así que no tienes que preocuparte por los piojos.
Pongo mi maletín en el suelo.
—Piojos gratis, es bueno saberlo.
—¿Tienes hambre? —pregunta.
—Sí —respondo—. ¿Quieres que cocine?
—No, podemos pedir comida china. Dependo mucho de las entregas
a domicilio. Los tengo en marcación rápida.
Resoplo y rio.
—Bueno, ya que estoy aquí, voy a cocinarte y entonces puedes
congelar el resto de la comida.
—Esa es una buena idea. Realmente no tengo a nadie alrededor que
cocine, por lo que nunca ha sido una opción. Ordenaremos comida china
por ahora. Luego podemos configurar tu teléfono —afirma Jeremy,
mientras camina hacia la sala.
Página | 232
Capítulo 14
Llevar arriba las cajas es agotador. Después de todo esto, necesito
Página | 233
una siesta. Amontonamos todo contra la pared del comedor, para
mantenerlo fuera del camino. Cassandra, Kent y Josh se van después de
un tiempo. Jeremy cree que necesito un poco de tiempo para relajarme.
Me siento en el sofá y pongo mi cabeza entre mis piernas.
Jeremy se acerca y se sienta junto a mí. Frotando mi espalda, él
dice—: Sólo respira. Ya terminamos. No tienes que verla de nuevo si no
quieres.
—Ella es mi madre, y la única familia que tengo —suspiro—. Tan
horrible como ella es.
—A veces, los amigos son mejores que la familia —responde él,
tomando mi mano—. Puedes escoger a tus amigos, pero no puedes
escoger a tu familia.
Respiro profundamente y miro a Jeremy.
—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te enojes?
—Uh oh —dice riendo—. Adelante.
—¿Tienes familia?
Hay silencio mientras Jeremy me mira pensativo.
—Un día, prometo que responderé esa pregunta, pero por ahora diré
que puedo simpatizar con cómo te sientes.
—Todo lo que siempre he querido era una familia amorosa —
murmuro—. No creo que alguna vez tendré eso.
Apretando mi mano, Jeremy dice—: Lo harás. Serás una gran y
amorosa madre y esposa. Le darás todo tu corazón a alguien.
Simplemente lo sé.
—No quiero terminar siendo mi madre —le susurro—. Nunca podría
hacer eso.
—Izzy, no te vas a volver una alcohólica. No creo que alguna vez
vayas a tocar el alcohol, y si lo haces, no va a ser así. Además, yo no te
dejaré llegar allí.
Eso me hace sentir un poco mejor. Apoyo mi cabeza en su hombro.
—¿Cuándo quieres hacer frente a ese dormitorio, porque no creo que
quieras dormir en el sofá por más tiempo?
—Pensé que podría dormir en la cama ahora —Jeremy se ríe.
—Oh, ¿una noche dormimos uno junto al otro y de repente estamos
durmiendo en la misma cama? —le pregunto, tratando de no reírme,
también—. ¿Por qué limpiar el otro dormitorio, entonces? Quiero decir,
caramba, puedo simplemente poner todas mis cosas en tu habitación.
Página | 234 Jeremy se ríe disimuladamente y dice—: No, no creo que podamos
poner todas nuestras cosas en una habitación. De todos modos, ¿no eres
una chica, no necesitas un espacio privado para hacer todas tus cosas de
chicas?
—Cosas de chicas, ¿qué tipo de cosas de chicas se supone que debo
hacer?
—No lo sé. Soy un chico, ¿por qué sabría eso? —pregunta Jeremy,
mirándome con una sonrisa—. Puedes invitar a Cassandra y pueden reírse
nerviosamente de los chicos en tu cama.
Un resoplido sale de mí.
—Tenemos mejores cosas que hacer que hablar de chicos. No
tenemos 12 años.
—Sí, pero vas a tener que hablar con alguien acerca de mí. Quiero
decir, ya dijiste cómo te gusta la forma en que huelo. Imagina qué más
encontrarás que te gusta de mí. Como, que puedes disfrutar de mí
caminando en calzoncillos.
Lo apartó.
—Realmente crees que todas las chicas te quieren, ¿no?
Sólo sonríe.
—Oh, vamos, si yo fuera una chica, estaría por completo sobre mí.
¡Soy IMPRESIONANTE!
—Sí —suspiro—. Eres tan impresionante, que ni siquiera sé si puedo
contener mis impulsos de saltar sobre ti.
—¿Saltar sobre mí? Vaya, no me di cuenta de que la atracción era
tan grande. Puede que tenga que encerrarme en mi habitación por la
noche.
Mis ojos ruedan hasta la parte de atrás de mi cabeza y gimo.
—Jeremy no voy a entrar en tu habitación sin ser invitada.
—Oye, no me importa si lo haces —dice, empujando mi cabello
detrás de mí oreja.
—Si me necesitas, entra.
—Si tengo pesadillas otra vez —murmuro con tristeza.
Jeremy pasa los dedos por mi cabello.
—Sí, si alguna vez me necesitas.
—Gracias.
—Bueno —exhala—. Déjame ir a sacar unas cuantas cajas de esa
habitación y entonces podemos empezar.
Página | 235 Asintiendo con la cabeza, le respondo—: Está bien. —Jeremy se
levanta y me giro para verlo ir hacia la habitación de invitados, o mi
habitación. No estoy sorprendida de verlo sacando la caja con el álbum
de fotos. Rápidamente aparto la vista, por lo que no parece que estoy
viéndolo. Vuelve a la habitación y recupera una segunda caja, ésta más
pequeña. Estoy sorprendida al ver una caja de joyería de terciopelo en la
parte superior. Eso pone al máximo mi interés. ¿Qué estaría él haciendo
con joyería?
Cuando regresa de su cuarto, aparto la vista y actúo como si
estuviera mirando al suelo.
—Bien —dice Jeremy—. Vamos a empezar.
—Está bien —exclamo. Vaya, Isabelle, eso no es sospechoso—. ¿Qué
vas a hacer con todo esto?
—Mucho de esto es basura —replica Jeremy—. Conseguiré algunas
bolsas de basura.
Con una carcajada, le digo—: Deberíamos hacer frente a tu
habitación con una bolsa de basura.
—Lo que sea —Jeremy dice arrastrando las palabras—. Podemos
limpiar mi habitación después... supongo.
—Ve, consigue lo que necesitamos. Agarraré la aspiradora.
Hay una gran cantidad de polvo y estornudo por, lo juro, quince
minutos seguidos. Jeremy destruye las cajas, mientras limpio. Más de dos
horas más tarde, en realidad puedes ver la cama y el suelo.
—Oye, esta es en realidad una habitación muy bonita —dice
Jeremy—, poniendo sus manos sobre sus caderas—. Tal vez quiero está en
cambio.
—¿En serio? —digo bruscamente.
—No —se ríe—. Hombre, eres una crédula a veces.
Trato de no sonreír.
—Eres malvado. No soy crédula.
—¿En serio? ¿Estás segura de eso?
—Cállate —me río—. Ingenua, no crédula.
Jeremy se encoge de hombros—: Aprenderás que no puedes
tomarme en serio.
—Creo que ya me he dado cuenta de eso. Quiero decir, realmente,
¿quién podría tomarte en serio?
Página | 236 Con una sonrisa maliciosa, Jeremy me agarra y me tira en la cama.
Grito y trato de retorcerme fuera de su agarre. Él sólo se sienta en mí.
—Deberías ser agradable cuando tu mejor amigo es mucho más
fuerte que tú.
—¡Encontraré tu debilidad un día de estos! —le grito, riendo—. De
todos modos, tenemos que lavar estas sábanas y otras cosas. Quién sabe
cuánto tiempo han estado ubicadas debajo de estas cajas.
Tocando su barbilla, Jeremy dice—: Bueno, desde que me mude
hace un año y medio.
—¡Oh! —exclamo—. ¡Asqueroso! ¡Suéltame! Eso es repugnante.
—Wah, wah, wah —replica Jeremy—. Ooohh, soy Isabelle, no puedo
tocar suciedad. Me marchitaré y moriré.
Cruzo los brazos.
—No puedo tocar suciedad, ¿de verdad? ¿Qué he estado haciendo
por las últimas dos horas? Este lugar estaba muy sucio.
—Nunca necesité esta habitación. Así que, apilé basura en ella.
—Bueno, ahora es MI habitación. No más apilar nada en ella —
replico, empujándolo para que se baje de encima de mí.
—No le haré nada a TU habitación. Ni siquiera entraré aquí en lo
absoluto —dice Jeremy, dejándose caer en la cama. Pone sus manos
detrás de su cabeza y sólo se queda mirándome fijamente.
Rodando los ojos, le digo—: No tienes que permanecer fuera de aquí.
Si yo puedo entrar en tu habitación, tú puedes entrar aquí.
—No —replica Jeremy—. Necesitas tu privacidad.
—¿Qué pasa si tienes pesadillas? —río.
Una repentina expresión seria pasa por su cara. Jeremy susurra—: Esas
se detuvieron hace un año.
—Bueno —digo en voz baja—. Si TU alguna vez me necesitas, sabes
dónde estoy.
—Gracias —responde Jeremy, sonriendo—. Quién sabe, puede que te
tome la palabra en eso algún día.
El repentino silencio es abrumador. Prácticamente solo nos quedamos
quietos, mirándonos el uno al otro. Finalmente, estiro la mano y empiezo a
tirar de la manta.
—Tienes que bajarte, si vamos a lavar esto. Apuesto a que quieres
Página | 237 dormir en tu propia cama esta noche.
—No lo sé. Fue agradable dormir contigo en el sofá.
Eso hace que la comisura de mis labios se levante.
—Sí, bueno, todavía apuesto a que extrañas tu cama.
—Sí, en cierto modo, aunque esta cama es bastante cómoda. Me
refiero a que la combinación de un cuerpo caliente y un colchón suave
son una gran tentación.
—¿Tengo que preocuparme por qué te metas en mi cama por la
noche? —le pregunto, sonriendo.
Jeremy se para y arranca la sabana.
—No lo sé. Supongo que tendrás que dormir con un ojo abierto.
—Increíble —afirmo sarcásticamente.
—Oye, recuerda que quieres rociar mi olor en tu almohada. ¿Qué es
mejor que tener la cosa real a tu lado?
Me quejo y digo—: No lo sé. Tiendo a envolver las mantas a mí
alrededor como capullo.
—Ah, un burrito de Isabelle, qué lindo. Suficiente réplica, vamos a
dejar lista tu habitación.
Lo hacemos. Las sábanas son en realidad muy agradables... una vez
que están limpias. Jeremy me ayuda a colgar mi ropa en el armario.
Cuando abrimos la caja con mi ropa interior y cosas así en ella, Jeremy
levanta uno de mis sujetadores de la tienda de lencería.
—Mi, mi, mi Isabelle, ¿qué tenemos aquí?
—Dame eso —digo bruscamente, tomándolo de él.
Sólo levanta una ceja.
—¿Para quién te estás vistiendo toda sexy?
—Para nadie, excepto yo misma. Una chica necesita sentirse bien,
incluso debajo de su ropa.
—Volviendo al tema de la convivencia, si quieres caminar por la casa
en tu ropa interior, estoy totalmente de acuerdo. Especialmente con esos
sujetadores y bragas, esos sin duda puedo verlos todos los días —Jeremy
enfatiza con una gran sonrisa.
Mi mano retrocede y le doy un puñetazo en el brazo.
—No desfilaré alrededor en nada. Caray, apenas he estado alrededor
de chicos. ¿Qué te hace pensar que voy a estar toda desnuda alrededor
de uno?
—Bueno, probablemente voy a caminar por ahí medio vestido.
Página | 238 Simplemente tendrás que acostumbrarte.
Las imágenes de eso empiezan a correr por mi cabeza. Dice eso
como si fuera una cosa mala. ¡Oh, Dios mío! ¡No puedo estar teniendo
estos pensamientos! Él es tu mejor amigo Isabelle, TU MEJOR AMIGO. Deja
de estar boquiabierta por él.
—Necesitaré conseguir una cómoda para algunas de estas cosas —le
digo, tratando de cambiar de tema.
—Sí, tengo la intención de comprarte una y un escritorio, para que
puedas hacer tus tareas y otras cosas. Podemos ir mañana. ¿Tienes alguna
idea de cuándo quieres volver a la escuela?
Eso me hace tratar de alcanzar mi garganta.
—No hasta que esto se cure un poco más.
—Probablemente deberíamos llamar a tu consejero. Ellos van a
preguntarse dónde estás y si contactan a tu madre, puede convertirse en
un gran desastre —Jeremy señala.
—Está bien, llamaré ahora. Ella por lo general se queda un rato
después de la escuela. —Girando voy a la sala de estar y agarro mi
teléfono. Marco el número de la escuela, suena por un tiempo.
—Hola, Secundaria Jeffrey, ¿en qué puedo ayudarle?
—¿Puedo hablar con la señorita Cunningham, por favor? —pregunto
amablemente.
La recepcionista responde—: Espere un momento por favor.
Escucho un pitido durante un momento y luego señorita Cunningham
contesta.
—Hola, esta es la señorita Cunningham.
—Hola, umm, esta es Isabelle Nimon, necesito hablar con usted.
—Sí, Isabelle, nos estábamos preguntando qué estaba pasando. No
has venido a la escuela y no hemos tenido ninguna llamada telefónica.
Sentándome en el sofá, me paso los dedos por el cabello.
—Bueno, hay algunas cosas que tengo que explicarle.
—Está bien —responde ella—. Adelante.
—Para empezar, me fui de la casa de mi mamá. Mire, ella es una
alcohólica. Ha sido así toda mi vida. Aprendí como lidiar con ello cuando
era una niña, y honestamente, fue horrible, pero logre salir adelante, pero
la otra noche fui atacada.
—¿Perdón? —dice la señorita Cunningham, obviamente preocupada.
Tomando una respiración profunda, trato muy duro de no empezar a
Página | 239 llorar.
—Mi mamá tiene, o tenía, este nuevo novio llamado Howard. Hace
dos noches, estaba en casa y ellos estaban allí. Creo que mi mamá se fue
para ir a la tienda de licores y me quedé sola con Howard. Yo... yo no lo
sabía. De todos modos, él entró en mi habitación y... me atacó.
—¿Llamaste a la policía? ¿Fue arrestado? ¿Fuiste a la sala de
emergencia del hospital?
—No llegó lo suficientemente lejos para en realidad... bueno, no llegó
tan lejos. Mi madre entró y él se detuvo y se fue.
Hay un evidente suspiro de alivio en el otro extremo.
—Eso es bueno.
—Bueno, sí, lo fue, pero la cosa es, que a mi mamá realmente no le
importa. En realidad me culpó y dijo que era mi culpa.
—¿Sabes que eso no fue correcto?
Me muerdo el labio y luego respondo—: Sí, lo sé. Simplemente no
puedo vivir más allí, no después de eso. Me mude con mi amigo Jeremy.
—¿Tienes 18 años? —pregunta la señorita Cunningham.
—Sí, los tengo.
—Mi preocupación es si vas a ser capaz de cuidar de ti misma.
Mis ojos se desvían hacia Jeremy.
—También estoy preocupada por eso, pero Jeremy dice que me
puede apoyar.
—¿Él puede? ¿Estás segura de esto?
—Eso es lo que dice —replico.
Jeremy extiende su mano—: Déjame hablar con ella.
—Espere señorita Cunningham —digo, entregándole el teléfono.
—Hola —dice—, mi nombre es Jeremy Stoll. Sólo quería asegurarle que
puedo ser responsable de Isabelle. Tengo más que suficiente dinero y los
medios para hacerlo. Estará mejor cuidada conmigo que con su madre.
Puedo prometerle eso. —Hay silencio mientras la señorita Cunningham
habla con él—. Le llevaré registros financieros si los necesita. —Eso me hace
levantar mis cejas—. Bueno, si es necesario, lo haré. —Él asiente con la
cabeza—. Sí, con mucho gusto iré con ella. Bueno, espere un momento. —
Jeremy me pasa el teléfono.
Llevándolo a mi oído, digo—: Hola.
—Me gustaría que vinieras mañana, así podemos analizar todo.
Página | 240 —Umm —murmuro—. Preferiría no hacerlo, todavía no. Tengo algunas
lesiones que son muy visibles, que no quiero que nadie vea.
—Puede ser bueno si voy a dónde estás viviendo de todos modos.
Para comprobarlo y asegurarme de que todo está bien. Tienes 18 años,
pero habrá preocupación porque todavía estás en la escuela —articula la
señorita Cunningham.
Levanto la mirada hacia Jeremy.
—¿Está bien si ella viene aquí?
—Sí —responde Jeremy—. Eso está bien.
—¿Cuándo podría venir? —le pregunto a la señorita Cunningham.
Responde—: Mañana. Puedo ir después del almuerzo. No tengo nada
hasta las 2.
—Está bien —le digo.
—¿Tengo que ir a la policía contigo? —pregunta con calma.
—¡Oh! —exclamo—: No, fui a la estación ayer y presenté un informe.
La señorita Cunningham dice—: Eso está bien. Por qué no me das la
dirección de Jeremy. ¿Necesitas tu tarea? ¿Te gustaría que la recolecte
para ti?
—Eso sería genial. Mis libros están en mi casillero, sin embargo —le
respondo—. ¿Puede Jeremy ir a recogerlos?
—Los recogeré y los llevaré conmigo. ¿Puedo explicar lo que pasó a
tus profesores, para que sepan?
Frunciendo el ceño, le pregunto—: ¿Tiene que hacerlo?
—No, en realidad no tengo que hacerlo. Esto es algo que podemos
mantener en privado entre nosotros. Me limitaré a decir que vas a tener
una ausencia prolongada —responde la señorita Cunningham.
—Gracias —suspiro—. En realidad no quiero que nadie lo sepa.
—Eso es comprensible —replica la señorita Cunningham—. Bueno,
¿puedes darme la dirección de Jeremy y yo iré mañana?
Miro a Jeremy.
—¿Cuál es tu dirección?
—1864 Mariner Drive, dile que es el apartamento de arriba —
responde.
—Señorita Cunningham, es 1864 Mariner Drive. Las escaleras laterales
conducen al apartamento de arriba. Ahí es donde estamos.
Página | 241 Hay una pausa, mientras la señorita Cunningham escribe.
—Está bien Isabelle, estaré allí, probablemente alrededor de 1. ¿Eso
suena bien?
—Sí.
—Está bien, te veré mañana entonces. Trata de tomarlo con calma.
Superaremos esto —la señorita Cunningham me asegura.
—Gracias —le respondo.
Con un suspiro, dice—: Adiós Isabelle.
—Adiós —le respondo, y cuelgo el teléfono. Mis manos están
temblando un poco.
Bajo mi teléfono y empiezo a retorcerlas.
—Ugh —me quejo—. No debería estar así de molesta. Es simplemente
demasiado.
—Estás manejándolo muy bien —afirma Jeremy, sentándose a mi
lado. Pone su brazo alrededor de mí—. Estoy orgulloso de ti.
Girando envuelvo mis brazos alrededor de él.
—Gracias por todo lo que estás haciendo.
—Isabelle, deja de darme las gracias. Me hace feliz ayudarte. Aprecio
que estés agradecida, pero no lo digas más, ¿de acuerdo?
Asiento con la cabeza.
—Está bien.
—No sé tú, pero yo tengo hambre —murmura—. Vamos a ordenar
pizza, porque realmente quiero algunos palitos de pan.
Eso me hace reír.
—Está bien, suena bien para mí.
Así que, Jeremy ordena la pizza, y yo empiezo a colgar mi obra
artística en mi habitación. Es mucho tiempo, porque tengo que hacerlo de
manera muy específica. Jeremy pasa el rato en la sala de estar, para ver
las noticias. No me importa, es bueno tener un momento para mí.
Más tarde, después de haber comido y visto suficiente televisión para
hacerme sentir enferma, bostezo.
—Voy a ir a dormir.
—Está bien —responde Jeremy—. Voy a dejar la puerta de mi
habitación abierta esta noche. Si es necesario, entra.
—Gracias —contesto. Me inclino y lo beso en la mejilla—. Eres
demasiado bueno para mí.
Página | 242 Agarra mi mano y la aprieta.
—Si me necesitas, estoy aquí.
Una sonrisa se arrastra a través de mi cara, y susurro—: Gracias. —
Girando, voy a mi habitación para prepararme para dormir.
Esa noche, tengo pesadillas de nuevo. Me levanto de repente en la
cama con un sudor frío. Estar en una habitación diferente me da algo a lo
que aferrarme. Me paso los dedos por el cabello y suspiro. Por mucho que
quiero ir a meterme en la cama de Jeremy, no creo que deba.
Levantándome, voy a la cocina a buscar un poco de agua. Después de
eso, apago la luz y voy de vuelta por el pasillo. De repente, Jeremy está de
pie allí, y gritó.
Riendo, Jeremy toma mis brazos.
—Relájate, soy yo. ¿Estás bien?
—Sí —jadeo, sosteniendo mi pecho—. Me asustaste completamente.
—Veo eso. ¿No puedes dormir?
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, pesadillas. ¿Qué estás haciendo
levantado?
—De hecho, realmente no he dormido mucho esta noche. Tengo
muchas cosas en mi mente —responde.
—Oh —gimo—. Lo siento.
Jeremy frota mi brazo.
—No es necesariamente todo acerca de ti. Sí, estoy muy preocupado
por ti. En realidad, antes de que te levantaras, estaba a punto de venir a
ver como estabas. Solo... bueno, hay muchas cosas en mi pasado que me
quitan el sueño. Es sólo una combinación de cosas.
—Pensé que te había despertado —murmuro—. No puedo hacer que
las pesadillas se detengan.
—¿Quieres venir a dormir conmigo? —pregunta.
Me encojo de hombros.
—Sí y no. Eres realmente reconfortante, y eso me hace sentir mucho
mejor, pero no creo que debería acostumbrarme a dormir en tu cama.
—Podemos dormir en tu cama —Jeremy bromea en respuesta.
Eso me hace reír.
—No, quiero decir, tengo que acostumbrarme a tener pesadillas. No
puedo correr a ti cada vez que tenga una.
—Poco a poco empezaran a detenerse a medida que pase el tiempo
—dice—. Confía en mí, sé esto.
Página | 243 —Eso espero. Estoy tan cansada y cada vez que cierro los ojos, lo veo.
Jeremy tira de mí hacia sus brazos.
—Vamos, simplemente ven a la cama. No es nada sexual. El solo
hecho de tener a alguien cerca puede ayudar.
—Bien —suspiro en su camisa.
—Podemos dormir en tu cama. Eso colchón es realmente cómodo.
Me olvidé de que compré uno tan bueno. —Agarra mi mano y tira de mí
hacia mi habitación. Jeremy salta sobre la cama y se acuesta en el lado
opuesto—. Vamos cariño.
Me meto en la cama y me acuesto ahí mirando al techo. Sabes,
dormimos uno al lado del otro anoche, pero esta noche es igual de
incómodo. Se da la vuelta hacia su lado y me mira.
—¿Qué? —le pregunto, girando para mirarlo.
—Nada —Jeremy se ríe—. Estás actuando como si fueras a saltar lejos
de mí otra vez.
Tomando una respiración profunda, exhalo.
—Solo estoy abrumada.
—Cariño, soy irresistible —dice con una sonrisa.
—De verdad, ¿alguna vez eres serio? —le pregunto.
Esa parece alentar a Jeremy. Se arrastra para acercarse y se levanta
a sí mismo sobre mí. Sólo levanto una ceja.
—Puedo ser muy serio cuando es necesario —murmura.
—¿Puedes por favor dejar de hacer eso? —digo bruscamente.
—¿Hacer qué? —responde Jeremy.
Agitando mi mano, digo—: Ser todo seductor. Soy inmune a ello.
Se inclina y susurra—: ¿De verdad? —Contra mis labios. Todo mi
cuerpo se tensa y mis nervios hormiguean—. Me parece que causo cierta
reacción en ti.
—Bueno —tartamudeo—. Sí, por supuesto que lo haces, pero
simplemente detenlo.
—¿Por qué? —pregunta Jeremy. Apenas lo puedo ver, pero
definitivamente lo veo sonriendo.
—Porque yo lo digo, se supone que vamos a dormir. Si no piensas
hacerlo, iré a dormir en tu cama y tú te puedes quedar aquí.
Con un gemido, Jeremy cae a mi lado.
—Está bien.
Página | 244 Ruedo y lo enfrento.
—Puede que no quiera saltar sobre ti, pero no me importaría tenerte
tocándome mientras duermo.
Jeremy levanta su brazo.
—Ven aquí, señorita soy inmune a mi gran atractivo.
—Eres ridículo —murmuro, mientras me deslizo a su lado.
Jalándome fuerte contra él, Jeremy dice—: A la mayoría de las
personas les gusta dormir en posición de cuchara. ¿Estás segura de que
quieres quedar de frente a mí?
—Entonces no tengo que despertar hacia un espacio vacío. Eso me
asusta. Como si él fuera a salir y atraparme.
—Bueno, él no llegará a ningún lugar cerca de ti. Oye, y de esta
manera, puedes olerme toda la noche —bromea Jeremy.
Eso me hace resoplar.
—Esa es una ventaja añadida. —Pongo mi cabeza contra su pecho y
cierro los ojos. Bueno, huele bien y esto se siente muy bien—. Buenas
noches Jeremy —susurro.
—Buenas noches Isabelle —responde, besando mi cabeza. No me
toma mucho tiempo conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, me despierto todavía en los brazos de Jeremy.
Su respiración es constante, lo que me dice que está profundamente
dormido. Una parte de mí sólo quiere quedarse así para siempre. Se siente
muy bien. Sabiendo muy bien que no puedo, empiezo a apartarme de él.
Estoy casi libre, cuando sus brazos se tensan y me devuelve a donde
estaba.
—¿A dónde vas? —murmura Jeremy, sin siquiera abrir los ojos.
—Voy a ir a hacer café y a usar el baño —le susurro.
Resopla, situado al lado de mí.
—¿Vas a hacer el café en el baño?
Río.
—Sí, le da sabor extra.
—Es repugnante, Isabelle. No quiero que te vayas. Quiero seguir
durmiendo.
—Entonces duerme —le respondo—. ¿Por qué tengo que estar aquí?
Jeremy abre un ojo y responde.
—Porque esto se siente bien.
—Lo hace, lo sé, pero estoy completamente despierta.
Página | 245
Encogiéndose de hombros, dice—: No me importa. Puedes ser mi osito
de felpa humano.
—Este osito de felpa va a mojar la cama muy pronto —manifiesto,
apartando de él.
Con un gemido, Jeremy me suelta. Salgo de la cama y me pongo de
pie. Él se da la vuelta sobre su estómago y se vuelve a dormir. Con una
sonrisa, me vuelvo y camino fuera de la habitación.
Cuando el café se está haciendo, voy y uso el baño. Compruebo mi
cuello y hago una mueca. Desearía que hubiera una manera de hacer
que sane más rápido. Cepillo mis dientes mientras estoy allí. Estoy viviendo
con un chico ahora. No hay necesidad del mal aliento mañanero. Un
poco más tarde, estoy sentada en la mesa con una taza de café caliente.
Fui y conseguí mi cuaderno de bocetos, porque me acordé de que no he
hecho nada más que la imagen de ese idiota. Saco un lápiz, y empiezo a
dibujar.
Se convierte en un sauce. Me dejo llevar más y más mientras dibujo.
De repente, siento una mano sobre mi hombro, pero no salto.
—Desearía tener tanta paciencia a esta hora de la mañana —
bosteza Jeremy.
—Es relajante para mí —suspiro, dejando mi lápiz—. No quería que te
despertaras.
—Habría dormido más tiempo si alguien no se hubiera ido de la cama
—rezonga sarcásticamente.
Levantándome digo—: Ya era hora de que me levantara. Tengo que
volver a la escuela pronto. Espera, ¿no tienes que trabajar? Han pasado
unos días.
—Llamé a mi jefe —responde Jeremy—. Le dije que tenía una
emergencia familiar y que iba a estar ausente hasta el jueves. Si no vas a la
escuela mañana, Kent va a venir a pasar el rato contigo.
—Eso es amable de su parte —murmuro—. Diría que no quiero ser una
carga, pero tengo la sensación de que te enojarías conmigo.
Jeremy asiente con la cabeza.
—Tu suposición sería correcta. De todos modos, quiere enseñarte
cómo defenderte y no hay nadie mejor para hacerlo.
—Pensé en eso cuando Howard me estaba atacando. En cómo lo
tome en broma. Me gustaría que más chicas aprendieran a defenderse.
Eso habría ayudado.
—Bueno, aprenderás a patear traseros y luego, si ves a Howard otra
Página | 246 vez, tendré que detenerte de matarlo —bromea con una sonrisa.
Sacudiendo la cabeza, le digo—: La violencia no resuelve nada.
—Sí, bueno, a veces siento que está justificada, pero probablemente
tengas razón —responde Jeremy—. Por eso último, necesito un poco de
café.
Nos hago el desayuno y luego nos preparamos. Mi consejera va a
venir, tenemos que lucir bien. Me doy una ducha primero, ya que me va a
tomar más tiempo por mi cabello.
Mientras Jeremy está en la ducha, me pongo uno de los vestidos que
Cassandra me ayudó a elegir. Es bonito pero informal a la vez. Me siento
un poco incómoda con vestido, pero tengo que acostumbrarme tarde o
temprano. Después de un tiempo, noto que Jeremy se toma duchas
obscenamente largas. Voy a tomarme un vaso de jugo, si tengo que
esperar para maquillarme.
Cuando llevo la bebida a mi habitación, se abre la puerta del baño.
Jeremy sale campantemente.... sólo con una toalla alrededor de su
cintura. Uuuhhhh. Creo que mi mandíbula cayó el suelo. Rápidamente, me
tapo los ojos.
—¡Oh, Dios mío Jeremy! No me di cuenta que ibas a salir.
—Sí, eso es lo que haces cuando terminas de usar el baño. ¿Por qué
demonios estás cubriéndote los ojos? —pregunta.
—¡Estás desnudo! —grito.
Riendo, responde—: ¡No, no lo estoy! Estoy completamente cubierto.
No puedes ver nada.
—Jeremy —chillo—. Estar en una toalla es lo suficientemente desnudo
para mí.
—¿Tienes miedo de que la toalla se caiga o algo así?
Gimo.
—¡Jeremy, por favor, ve a ponerte ropa!
—¿Cuál es la diferencia entre que este caminando en bóxer y esto?
—dice—. Quiero decir, ¿de verdad Isabelle?
Mi mente está corriendo con un manojo de pensamientos sucios y
sacudo cabeza.
—Jeremy —ruego—. Por favor, sólo ve a ponerte algo de ropa.
—Me encanta hacerte sonrojar —se ríe—. Está bien, voy a ir a
ponerme algo de ropa. No más toallas, pero te vas a tener que
acostumbrar a mí sin ropa. Ando en mucho en bóxer. No voy a renunciar a
eso.
Página | 247 —Está bien —me quejo—. No tengo que preocuparme por qué se
caigan.
Se acerca y lo siento besarme la frente.
—Eres demasiado divertida.
Manteniendo mi mano fuertemente en mis ojos, digo—: Ve a ponerte
ropa, por favor.
—Estoy yendo. Por cierto, te ves muy linda hoy. Bonito vestido. La
bufanda hace que sea muy bonito.
—Gracias —murmuro. Cuando escucho la puerta cerrarse, finalmente
bajo mi mano. Mi corazón corre a mil por hora. ¡Eres ridícula Isabelle! ¡Deja
de babear por él! ¡Sólo porque es extremadamente atractivo, y te hace
derretir, no significa que está bien estar embobada! Suspiro, porque es muy
difícil vivir con esas reglas.
Quejándome de mí misma, voy al baño para terminar de arreglarme.
Cuando la puerta de Jeremy se abre de nuevo, no miro. No quiero ni saber
lo que está usando ahora. Entra al baño. Lo puedo ver cruzado de brazos
por el rabillo del ojo.
—¿Esto es mejor? —pregunta.
Me doy vuelta y miro. Lleva una bonita camisa de botones y
pantalones negros.
—Sí —le respondo—. Eso no me hace poner toda... bueno, es
simplemente mejor.
—Bueno, no quiero que estés incomoda por más divertido que sea. Así
que, te prometo, no más toallas. —Jeremy pone sus brazos alrededor de
mí—. ¿Me perdonas?
—No hay nada que perdonar —suspiro—.Todavía soy realmente
tímida. No estoy acostumbrada a estar con chicos, y sé que tú eres mi
mejor amigo, pero sigues siendo un chico. Me hace tener mariposas en el
estómago.
Jeremy besa la parte superior de mi cabeza.
—Es bueno que todavía seas modesta. Debe ser de esa manera. Te
prometo que no me descontrolaré.
—Está bien —le respondo—. ¿Qué quieres hacer ahora mismo?
Tenemos como tres horas y media antes de que la señorita Cunningham
esté aquí.
—Vamos a comprarte una cómoda y un escritorio —responde
Jeremy—. La tienda de muebles no está tan lejos.
Asiento con la cabeza.
—De acuerdo.
Página | 248 Salimos y Jeremy nos lleva allí. Cuando llegamos a la tienda, salgo y lo
miro.
—¿De verdad, Jeremy? ¿Por qué no vamos simplemente a una tienda
barata?
—¿Por qué? Así los muebles pueden caerse a pedazos en dos años.
No, prefiero comprar algo que va a durar —responde.
—Lo que sea —me quejo. Se acerca y toma mi mano. Levanto la
mirada hacia él—. Esto es realmente innecesario.
—¿Podrías parar? —gruñe—. Esto es lo que voy a hacer. Si no quieres
poner tu granito de arena, espera en el auto.
Eso me calla, pero lo miro. Me saca la lengua y luego me lleva a la
tienda. Caminamos por un tiempo. Todo es muy caro y sigo diciendo eso.
La única respuesta que obtengo es a Jeremy mirándome. Así que,
finalmente solo cierro la boca.
Mientras miramos dos escritorios, una chica se acerca. La miro y noto
que es realmente bonita. Oh, chico, aquí vamos.
—¿Puedo ayudarlos en algo? —ella pregunta.
—Sí —Jeremy responde seriamente. Me toma un poco fuera de
guardia. No está haciendo sus generalmente torpe movimientos
coquetos—. Tenemos que comprarle un escritorio y una cómoda.
—Bueno, mi nombre es Hillary. Definitivamente puedo ayudarte. ¿Qué
estabas buscando en tus muebles? —le pregunta.
Yo respondo—: Sencillo y barato.
Jeremy me lanza una mirada.
—No le hagas caso.
—¡Hey! —exclamo.
—Nos gustaría algo que dure, pero también que cumpla con todas
sus necesidades —explica Jeremy.
Hillary asiente.
—Bueno, estos dos escritorios son los más populares. Hemos tenido
grandes comentarios sobre ellos. —Eso envía Jeremy a hacer miles de
preguntas. Yo simplemente ruedo los ojos. No debería ser tan difícil.
Arrastrándome, Jeremy y Hillary camina alrededor de la tienda,
mostrándome un montón de cosas. Cada vez que dice un precio, aprieto
fuertemente la mano de Jeremy. Él no responde en absoluto. Finalmente,
elegimos un escritorio. Es mucho más elegante que algo que normalmente
necesitaría. Jeremy por lo menos me deja elegir la cómoda que quiero. Me
Página | 249 rindo y escojo una realmente muy bonita, con un espejo en la parte
superior.
Mientras nos están cobrando, me vuelvo hacia Jeremy.
—Gracias.
Sonríe en respuesta.
—No hay problema cariño. Quiero que te sientas cómoda y como en
casa.
—Entonces, ¿cuánto tiempo llevan juntos? —pregunta Hillary.
—Oh —chillo—. No somos novios. Jeremy es mi mejor amigo, nada
más.
Agarrándose el pecho, Jeremy jadea—: Lo dijiste muy rápidamente.
Ouch, hieres el ego de un hombre.
Hillary se ríe.
—Es sólo manera en que están alrededor. Claramente hay una
conexión. Es bueno tener amigos de verdad así.
—Sí, él es bueno conmigo —afirmo, mirándolo. Jeremy me da una
sonrisa muy dulce.
—Bueno, ya está todo listo. La entrega será el viernes alrededor de 4.
Si hay cualquier problema, no duden en llamarme. —Hillary le entrega una
tarjeta a Jeremy.
La toma y asiente.
—Gracias. —Volviéndose hacia mí, Jeremy pregunta—: ¿Todo listo
cariño?
—Sí —le respondo. Pone su mano en mi espalda y se despide con la
mando de Hillary.
—Adiós.
—Adiós —dice ella, sonriendo.
Jeremy me hace conducir de vuelta al apartamento. Hago un trabajo
perfectamente bueno, si se me permite decirlo. Hacemos sándwich para el
almuerzo, mientras esperamos a la señorita Cunningham. Estoy nerviosa.
No voy a mentir. Estoy muy nerviosa.
Finalmente, casi a la una en punto, hay un golpe en la puerta. Jeremy
va y la abre.
—Hola —dice él.
—Hola, ¿eres Jeremy? Estoy aquí para ver a Isabelle Nimon.
—Sí —le digo, saliendo del otro lado de la puerta—. Hola, señorita
Cunningham. Puede entrar si quiere.
Página | 250 Jeremy se hace a un lado y la señorita Cunningham camina dentro.
Mira a su alrededor. Afortunadamente, hemos limpiado un poco. Lo
siguiente que hace es mirar hacia Jeremy. Él sólo le da esa sonrisa brillante.
Ella sonríe en respuesta. Sí, es un poco difícil no hacerlo con Jeremy. Hace
un gesto hacia el sofá y la silla.
—¿Le gustaría tomar asiento? —pregunta.
—Sí, gracias —responde ella. La señorita Cunningham camina y se
sienta en la silla. Jeremy y yo tomamos el sofá. Trato de sentarme lejos de
él, pero se mueve más a mi lado, y toma mi mano. La señorita
Cunningham ve eso, y poco a poco dice—. No pensé que ustedes fueran
una pareja.
—No lo somos —responde Jeremy—. Ella ha pasado por mucho y está
realmente asustada ahora. Me gustaría que alguien sostenga mi mano en
la misma situación.
Aprieto suavemente la mano de Jeremy y él hace lo mismo.
—Él es mi mejor amigo, señorita Cunningham —digo finalmente.
—Bien, eso es muy bueno —responde. Llevando hacia adelante una
bolsa de libros, la señorita Cunningham se la da a Jeremy—. Estos son tus
libros y asignaciones. Tu profesor de arte dijo que puedes terminar su
proyecto cuando regreses. No te hará hacer los que te estás perdiendo.
—Eso es amable de su parte —susurro torpemente. ¿Qué digo?—.
Entonces —murmuro, jugueteando con mi bufanda—. ¿Sobre qué quería
hablar?
La señorita Cunningham dobla sus manos y dice—: Me gustaría hablar
de lo que ocurrió, de nuevo, ¿si eso está bien contigo?
Mis uñas se clavan en Jeremy e interviene—: Es un poco tímida
hablando de eso.
—Entiendo —dice la señorita Cunningham en voz baja—, pero
necesito saber qué está pasando.
Estirando su mano detrás de mí, Jeremy frota mi espalda.
—Se lo puedes contar, nena.
Con una respiración profunda, me quito la bufanda.
—El novio de mi madre hizo esto. —La señorita Cunningham jadea un
poco—. Sí, es por eso que no estoy en la escuela. Si alguien viera esto,
haría mi vida un desastre.
—Entiendo completamente Isabelle —afirma—. ¿Tuvo éxito?
Página | 251 —No —le respondo—. Howard, ese es su nombre, me sujetó—. Cuento
la historia otra vez, respirando profundamente de vez en cuando. Después
de lo que pasó donde mi madre, le cuento cómo llegué a donde Jeremy,
y que luego de eso fuimos a la comisaria y al médico, y luego cómo me
mudé y lo que sucedió—. Así que, eso es de eso de lo que se trata —
murmuro finalmente.
—Entonces, Jeremy. —Comienza la señorita Cunningham—. ¿Crees
que puedes ocuparte de Isabelle?
Él asiente con la cabeza.
—Sí, estoy muy seguro de eso.
—Sabes que es una adolescente. Necesita comida, ropa, cosas para
la escuela. Isabelle puede tener que ir al médico. Puedo ayudarle a que
esté en el seguro médico del estado.
Jeremy se burla y dice—: No, la haré asegurar. —Mis ojos se mueven y
lo miro como si fuera estúpido. Me mira y luego mira a la señorita
Cunningham—. Sé muy bien lo que se necesita para mantenerla. Soy más
que capaz de hacer eso.
—¿Puedo preguntar en qué trabajas? —pregunta.
—Soy mecánico.
Asintiendo, la señorita Cunningham replica—: A tiempo completo,
¿supongo?
—No, medio tiempo —responde Jeremy.
Una mirada un poco perpleja aparece en la cara de la señorita
Cunningham.
—¿Cómo piensas ayudarla? Quiero decir, ¿cómo te mantienes a ti
mismo? ¿Haces tanto dinero? Sin ofender.
—Puedo hacer lo suficiente para mantenerme a mí mismo, pero tengo
los medios para cuidar de ella —afirma Jeremy severamente.
Eso hace que la señorita Cunningham se reacomode en el asiento.
—No estoy haciendo del abogado del diablo, pero no creo que
entiendas a lo que te estás enfrentando.
Obviamente, no muy feliz, Jeremy contesta—: Voy a tener que
mostrarle entonces. —Se levanta y camina de vuelta a su habitación. Me
doy la vuelta para mirarlo. No quiero mirar a la señorita Cunningham en
estos momentos. Jeremy regresa trayendo dos papeles. Se acerca y se los
entrega a la señorita Cunningham.
—Apreciaría que mantenga esto entre nosotros dos. El primero es mi
balance y el otro son mis ahorros. Leerá que estoy más que bien.
Página | 252 Bien, ahora mi interés aparece. Tengo muchas ganas de ver esos
papeles. Cuando trato de leer la parte de atrás, Jeremy se pone delante
de mí. Tengo una mirada paralizada en mi cara.
—Oye —digo.
—Isabelle —gruñe Jeremy—. Déjalo.
Me siento y me cruzo de brazos.
—Bien.
No ser capaz de ver a la señorita Cunningham es un poco frustrante.
De repente oigo—: Bueno, entonces, veo que estás en lo correcto. Tengo
un par de preguntas, pero creo que las mantendré para mí. Muy bien,
sugiero que consigas algún tipo de seguro. Es una adolescente y necesita
ver a los médicos y eso.
—Lo haré tan pronto como pueda —responde Jeremy, saliendo de mí
camino. Toma los papeles de la señorita Cunningham, los dobla, y los
mantiene en la otra mano. Claramente, no los puedo ver. Bien, ahora mi
curiosidad se disparó hacia el cielo. Jeremy se vuelve a sentar y me mira
por el rabillo de su ojo.
Completamente madura, le saco la lengua. Su boca se crispa. Toma
mi mano, y besa la parte posterior.
—No quiero ver esos papeles estúpidos de todos modos —escupo
juguetonamente.
Él sonríe.
—Sólo te darás cuenta de que estarás bien atendida.
—Gracias —le susurro, poniendo mi cabeza en su hombro.
—Me gustaría que veas a un terapeuta —dice la señorita
Cunningham—. Puedo sugerir algunos.
Levantándome, le respondo—: El médico que vi, me dio la tarjeta de
alguien.
—Bueno, creo que realmente te beneficiaría —responde.
Jeremy se vuelve y me mira.
—¿Por qué no me lo que dijiste?
—Porque —gruño—. No quiero ir a ver a un psiquiatra.
—Te guste o no, irás —afirma con naturalidad.
Arqueo una ceja.
—Veré uno si tú lo haces.
Un gran ceño fruncido pasa por la cara de Jeremy. —No le encuentro
humor a eso.
Página | 253 —No se supone que sea gracioso —le susurro duramente—. Lo digo en
serio. Iré si tú vas.
—¿Quieres decir que vaya a tu cita?
La expresión de mi no tiene precio.
—No, eso no es lo que quiero decir, y lo sabes, pero... este no es el
momento ni el lugar para tener esta conversación.
—No —replica con dureza—. No lo es. —Jeremy mira de nuevo a la
señorita Cunningham—. Me aseguraré de que ella vea a alguien.
—Muy bien —dice la señorita Cunningham—. Isabelle, ¿tienes alguna
idea de cuando quieres volver?
Me encojo de hombros y le respondo.
—No tengo ni idea. Creo que, tal vez, ¿el lunes? No puedo esperar
hasta que el hematoma se haya ido. Reprobaré la escuela, pero necesito
unos días más para mí.
—Eso suena bien. Tienes 18 años, por lo que puedes excusarte de la
escuela. Sólo necesito que llenes este papeleo. —La señorita Cunningham
agarra un papel de su maletín—. Esto es un formulario legal. Como si tus
padres te autorizaran.
—Está bien. —Lo tomo y lo miro—. ¿Tiene un lapicero? —pregunto.
Ella sonríe y saca uno.
—Aquí.
—Gracias —suspiro. Mi cabeza comienza a doler mientras lleno los
espacios en blanco. Froto mi sien cuando termino.
—¿Estás bien? —pregunta Jeremy.
Hago una mueca.
—Estoy teniendo un fuerte dolor de cabeza.
—Voy a conseguirte algo —dice, poniéndose de pie.
Cuando entra al cuarto de baño, la señorita Cunningham se inclina
hacia adelante.
—¿Estás segura de que estás bien aquí, Isabelle?
—Sí —respondo, con una sonrisa—. Estoy más segura aquí que en
cualquier otro lugar. Él no dejará que nada malo me suceda.
—Muy bien —responde.
Jeremy regresa y me da dos aspirinas. Las tomo y digo—: Gracias. —Él
se ríe y frota la parte superior de mi cabeza. Me juguetonamente digo—:
¡Hey! —reímos.
Página | 254 La señorita Cunningham se pone de pie.
—Bueno, debo irme. Fue muy un placer conocerte Jeremy e Isabelle,
si necesitas algo, llámame, ¿de acuerdo?
—Sí —le respondo.
—Gracias por venir —dice Jeremy, caminando junto a la señorita
Cunningham a la puerta.
Ella se da vuelta y lo mira.
—Cuida bien de ella. Si no puedes, por favor háznoslo saber.
—Eso no será un problema —afirma Jeremy—. Gracias, sin embargo.
Al abrir la puerta, la señorita Cunningham suspira—: Sólo mantennos al
tanto.
—Lo haré —declaro en voz alta, probablemente demasiado alto.
—Está bien, adiós entonces.
—Cuídese —dice Jeremy, mientras cierra la puerta detrás de ella. Se
da la vuelta y me da una mirada de muerte— No me dijiste que el doctor
te dijo que vieras a un terapeuta.
Con un giro de ojos exasperado, me quejo.
—No quiero ver a uno, así que no había nada que decir.
—Tienes que hablar con alguien Isabelle.
Imitándolo, me cruzo de brazos.
—Creo que deberías hacerlo, también.
—Oh, piensas eso —se burla, avanzando.
Río nerviosamente y retroceso.
—Yup. —Salta hacia mí y grito. Corremos por el pasillo. Entro en mi
habitación y cierro la puerta, pero él la empuja para abrirla. Levanto mis
manos y río.
—¿¡Qué vas a hacer!?
—Voy a hacerte cosquillas hasta que sucumbas a ver a un terapeuta.
—¡Eso no es justo! —exclamo—. ¡No puedo hacerte nada para que
vayas!
Una risa juguetona sale de él. —Esa es la mejor parte. —Jeremy me
empuja hacia abajo en la cama y salta hasta sentarse sobre mi estómago.
Sujetándome, suspira—. Sólo di que vas a ir. Entonces no tendré que
torturarte.
Siendo incapaz de evitarlo, resoplo—: No —Jeremy instantáneamente
comienza a hacerme cosquillas y le grito—: ¡Detente!
Página | 255 —¿Vas a ir? —me pregunta, sin detenerse.
Tratando con todas mis fuerzas, lo empujo.
—¡No!
Eso hace que me haga más cosquillas. Grito en protesta.
—Sólo di que irás —gruñe con una sonrisa.
—¡Muy bien! —jadeo finalmente—. ¡Voy a ir!
—Bien —se regodea, sentándose.
Mirándolo, le digo—: Iré si tú vas.
—¡Ugh! —exclama Jeremy—. Isabelle, no necesito ver a un terapeuta.
—Está bien, voy a ir, pero no estoy feliz por eso.
Jeremy se inclina y me mira a los ojos.
—Gracias.
—No hay problema —respondo. Jeremy se inclina y me besa
suavemente en la frente. Cierro los ojos y disfruto del contacto.
Capítulo 15
Esa noche estoy despierta otra vez. ¿Se detendrá esto alguna vez?
Página | 256
Ahora tengo una lucha interna ¿voy con él o me quedo aquí? Me dejo
caer en la almohada y hago una mueca. Pongo el brazo sobre mis ojos y
trato de volver a dormirme pero no sucede. Finalmente golpeo la cama
con el puño. Lanzando la manta a un lado, me levanto.
Caminando por el pasillo, llego a la puerta de Jeremy. Está abierta y
él está dormido en la cama. Me quedo parada allí por un rato, tomo una
respiración profunda y entro. Preferiblemente, me gustaría no despertarlo.
Levanto la manta y me meto lentamente en su cama. No se mueve. Eso es
bueno. Me acuesto y vuelvo a mirarlo. Quiero reír cuando observo lo
hermoso que se ve durmiendo. Se ve tan tranquilo. Sonriendo me doy la
vuelta y cierro los ojos.
De repente el brazo de Jeremy me rodeó y me jala hacia él.
—Realmente no piensas que puedes sorprenderme ¿cierto? —
murmura en mi oreja.
—Lo siento —susurro—. Prometo que esta será la última noche.
Descansa la mejilla en mi cabeza.
—Está bien Isabelle. De hecho me gusta. Ahora duérmete, tengo
trabajo en la mañana.
—De acuerdo. —Suspiro disfrutando de su toque. No pasa mucho
antes de que Jeremy se duerma de nuevo y después yo lo sigo.
A la mañana siguiente, me despierto en un cama vacía. Entierro mi
cara en la almohada porque huele a él. Está bien, soy una idiota.
Suspirando me levanto de la cama. Camino por el pasillo a la sala. De
repente, escucho,
—¡Buenos días Luz de Sol!
Salto como veinte centímetros en el aire y volteo hacia la cocina. Kent
está parado allí sirviéndose café en una taza.
—¡Me asustaste! —le grito.
—No es mi culpa que no sientas nada. ¿Quieres café? —pregunta
jovialmente.
—Claro. —Bostezo, caminando hacia él.
Kent me sirve una taza.
—¿Crema, azúcar?
—Crema y un poquito de azúcar —contesto—, pero nada parecido a
lo que toma Jeremy.
Kent ríe.
—Sí, es un poco repugnante.
Página | 257 —Así que, ¿no trabajas hoy? —pregunto sentándome en la mesa.
—No —responde Kent—. Soy gerente de un restaurante. Los fines de
semana por lo general son ocupados. Me turno con los subgerentes.
Trabajo este fin de semana así que hoy estoy libre, puedo pasármelo
felizmente contigo.
Con una inclinación de cabeza, bebo un trago de café.
—Jeremy dijo que querías enseñarme algunos movimientos de
defensa personal o como se llame.
—Sí, algunas técnicas básicas, así tendrás la oportunidad de pelear la
próxima vez. Es fácil para un hombre dominar a una chica, pero algunos
movimientos pueden detenerlo.
—Como darle una patada en las bolas —contesto.
Kent se ríe.
—Sí, eso definitivamente duele.
—Debí haberlo hecho —digo suspirando—. Es que pasó tan rápido.
No tuve tiempo para pensar y ya me estaba asfixiando. Y no tenía ni idea
de qué hacer.
—Sacarle los ojos también funciona —contesta Kent—. Cegarlo te
dará una salida.
—En serio Kent, eso es asqueroso —jadeo—. Ugh.
—Sí —se ríe—, por eso te lo digo, podrá darte asco pero funciona.
—Creo que ya no tengo hambre —me quejo.
—Consigue un estómago más fuerte —dice bufando—. Eres tan
nenita. Cassandra es igual.
—¡Somos chicas! —exclamo riendo.
—Sí, sí, sí, lo sé —replica rodando sus ojos—. Voy hacerte el desayuno y
luego vamos a empezar.
Kent me hace panqueques. ¡Los mejores que he probado!
—¡Son impresionantes! —gimo entre bocado y bocado—. ¡Oh, Dios
mío!
—Trabajo en un restaurante —contesta—. En realidad uno bueno, así
que aprendes una o dos cosas.
—Necesito vivir contigo. Jeremy no sabe cocinar.
Eso hace reír a Kent.
—No, no sabe. Pero puede aprender. De lo contrario, van a tener una
relación conflictiva.
Página | 258 —Voy a enseñarle a hacer cosas simples —replico—. Bueno, terminé.
Voy a lavar los platos.
—Suena bien —dice Kent—, yo cocino pero odio lavar los platos.
Me rio con él y me levanto a limpiar. Hablamos y nos llegamos a
conocer un poco mejor. Es muy chistoso.
—Ustedes chicos me hacen reír. —Rio suavemente.
—Tienes que salir con nosotros cuando estemos todos juntos. Somos
muy ¡DIVERTIDOS! Cassandra solo se queja un montón. Ella en realidad
está esperando con ansías que vengas con nosotros. Queremos ir a Luke’s
en algún momento pronto.
—¿¡El Club Nocturno!? —jadeo.
—Sssíííí —dice Kent con una mirada tonta—, vamos allí regularmente.
—¡No tengo 21! ¡Tengo 18! ¡Nunca he ido a un club nocturno!
—Sí, pero todos los sábados tienen algo que llamamos, noche para
menores. La planta baja es para personas menores de 21 y la galería
superior, donde está la barra, es para adultos.
Abro la boca y le doy un golpe en el brazo.
—Soy un adulto.
—Uh huh —dice Kent resoplando—. Cuando te gradúes te
consideraré un adulto. De todos modos, el hermano mayor de Josh es el
Luke del club nocturno Luke’s, así que podemos colarte a la parte de
arriba.
—No voy a dejar que lo multen por algo tan estúpido —digo
bruscamente.
—No vamos a dejarte beber. Solo diremos que estabas ahí paseando.
Estará bien. Hay maneras de sacarte. O ¿prefieres estar en la planta baja
con gente de tu edad?
—No, eso probablemente también es estúpido —digo sacudiendo la
cabeza—. Está bien. Iré.
—¡Genial! —exclama alegremente Kent—. Cassandra estará súper
emocionada. De hecho le voy a mandar un mensaje de texto ahora.
Levantando mi mano para detenerlo, digo—: ¡No hasta que mi
garganta se cure!
—Por supuesto —se queja Kent—. Nunca te haría eso.
—Está bien —suspiro agradecida—. Por lo pronto ¿vamos a empezar a
golpea algunos traseros?
Una repentina sonrisa malvada se extiende por el rostro de Kent.
Página | 259 —Ah, definitivamente. Vamos, levántate.
Lo sigo. Mueve la mesa de café, así tenemos un área abierta.
—Ahora te voy a enseñar a romper brazos y dar patadas en la cara.
—¿¡Qué!? ¿Por qué? ¡No hay nada divertido en eso!
—Isabelle ¿Lo dudarías si fueras atacada de nuevo? ¿Recuerda lo
asustada que estabas? Fuiste presionada a huir o responder peleando.
Incluso los chicos grandes tienen la misma reacción. Necesitamos que
aprendas cómo ganar la pelea. Eso no significa necesariamente que
decapites a tu oponente.
—Sí —contesto levantando una ceja—. Eso hubiera sido genial esta
vez.
—Genial pero desastroso. —Rió Kent—. Vamos a comenzar. Te
explicaré las cosas primero. En una pelea, aún mano a mano, ganar
terreno y obligar a retroceder al oponente lo es todo. La persona que
avanza es la que gana la pelea. Las mujeres que enfrentan a un hombre
casi siempre están en desventaja con respecto al peso y la altura. El centro
del pecho de un hombre es demasiado duro para empujarlo o golpearlo
ahí, así que lo ideal son las zonas por debajo del ombligo o por encima de
la clavícula. ¿Me sigues?
—Sí. —Asiento.
—Bien. Cuando el hombre se mueve para atacar, sin importar el
motivo o la técnica, su meta es avanzar para tener el control. El primer
paso es nunca atacar solo por atacar.
—¿Que quieres decir con eso? —pregunto desconcertada.
—No quieres atacarlo cuando esté avanzando hacia ti —me
contesta—. Quieres hacerlo detenerse y luego atacar.
—Ah, está bien.
Él continúa. —El primer movimiento debe ser para detener el avance
del atacante. La forma más sencilla es hacer un movimiento muy simple y
muy natural que no requiere ni pensar ni técnica. En pocas palabras, solo
necesitas levantar el brazo con los dedos extendidos y ponerlos en la cara
del hombre. Este movimiento lo tienes que hacer a una distancia cercana
del atacante y no necesitas fuerza para hacerlo.
Poner la mano en el rostro del tipo mientras avanza básicamente lo
hace caminar directo a tus dedos lo que entonces resulta en que golpeas
todas las partes blandas del rostro, ya sean los ojos o la nariz. Esto detiene
su avance porque es inesperado y necesita una parte de su cerebro para
procesar lo que acaba de pasar. Este movimiento algunas veces es
Página | 260 llamado dedos de dardo o golpe de dedos, a pesar de que no ejerces
ningún tipo de fuerza o técnica. Es solo poner la mano en la cara de una
persona.
Así que, ahora vas a tratar de hacerlo. Obviamente no me voy a
abalanzar sobre ti pero voy acercarme y entonces tú haces lo que te dije.
—¿Correcto?
Asiento. Kent comienza a caminar hacia mí y pongo la mano sobre su
rostro. Aterriza exactamente como dijo que pasaría.
—¡Lo hice! —exclamo.
—Sí, lo hiciste. Vamos a continuar practicando todo esto porque
quiero que se convierta en tu primer movimiento instintivo. Quiero que
venga a ti sin pensar. Por lo tanto vamos a hacerlo de nuevo.
Lo hacemos.
Finalmente, dice—: Bien, el segundo paso es la patada de empeine.
Esto se hace después de que detuviste el avance de tu oponente. Este es
otro movimiento simple, básico y natural que no implica ni tiempo ni pensar
ni técnica. Solo tienes que levantar la pierna y dirigirla hacia la espinilla de
tu oponente mientras te mueves hacia él y arrastras el empeine de tu
zapato hacia abajo de su espinilla, en el mismo movimiento.
—Ouch —digo.
—Sí —responde Kent—, vamos a tratar con ese ahora. Pones la planta
del pie hacia arriba y golpeas mi espinilla. No estás usando zapatos así
que está bien.
Camino hacia adelante y llevo mi pie hacia arriba y luego lo bajo.
—¿Así?
—Sí, muy bien. Trata de nuevo. —Lo hago y me sonríe.
—Ahora, el tercer movimiento se llama garra de tigre o palma de
tigre. Después de golpear al oponente con la patada de empeine usas el
propio impulso para volver a poner la mano en el rostro del atacante y
empujar su cabeza hasta atrás, más allá de sus talones. Esto hace que
retroceda porque le es imposible continuar cuando su cuerpo está
luchando por recuperar el equilibrio. Este movimiento se realiza sin ninguna
técnica, pensamiento o planificación. Es solo empujar la mano abierta en
el rostro del atacante para hacerlo perder el equilibrio.
—Déjame adivinar —Me río—, voy a intentar ese también.
Kent mueve sus cejas.
—Síp. Ahora los tres juntos. —Viene hacia mí y pongo la mano en su
cara, golpeo su espinilla y le empujo el rostro hacia atrás. Kent se tambalea
Página | 261 un poco, pero se mantiene firme—. Si hubieras usado toda tu fuerza me
habrías hecho perder el equilibrio.
—¡Grandioso! —grito.
—El cuarto movimiento es el filo de la mano o el golpe de cuchillo. Se
trata solamente de impulsar el brazo y golpear cualquier lugar de la
persona del cuello para arriba. No necesita ser un movimiento de mano
sólido y tieso como lo ves en las películas y ni siquiera tiene que ser la mano
la que golpea al oponente. Puede ser cualquier parte del brazo desde el
dedo meñique hasta el codo. Tampoco importa dónde porque siempre
golpeas algún lugar que le causa dolor al oponente. Es como un corte de
karate, pero sin la compleja técnica. Es impulsar tu brazo contra su rostro,
cuello, oreja o lo que sea. Puede ser hecho desde cualquier posición y no
necesitas verdadera fuerza para hacerlo, ya que el oponente se está
haciendo para atrás en el momento en que des en el blanco. Así que
¿adivina qué? —bromea. Yo ruedo los ojos—. Correcto. Pruébalo en mí,
ahora. —Balanceo el brazo y le golpeo un lado del rostro. Kent se agarra la
cabeza.
—¡Isabelle! No dije que con toda tu fuerza.
—Uups, lo lamento —me disculpo a pesar de que estoy sonriendo.
Me mira y se ríe.
—Si fueras Josh o Jeremy, te derribaría en un santiamén.
—¡Ni lo intentes! —resoplo todavía sonriendo.
—Nunca lo haría —dice rodando los ojos—. Está bien, el último y
quinto movimiento y el que usualmente es fatal es el golpe en la barbilla.
En realidad fue prohibido por la policía de Shangai en la segunda guerra
mundial. Básicamente es un golpe con la mano abierta bajo la mandíbula
del oponente mientras los dedos se hunden y empujan la cabeza hacia
arriba y hacia atrás hasta el suelo. Es como el golpe de la palma de la
mano, pero con la mano relajada y los dedos abiertos golpeas bajo la
barbilla empujando la cabeza hacia atrás y al piso. No hagas esto a menos
que sea absolutamente necesario. No lo intentes en las personas para ver
si funciona. Te patearé el trasero si lo haces, si no estás en la cárcel por
haber herido a alguien seriamente. Solo quiero que lo sepas en caso de
que peligre tu vida de nuevo. Nunca quiero escuchar que alguien casi te
ahorca hasta matarte.
—Yo tampoco quiero que pase otra vez —dije sofocada.
—Bueno, sí, eso es probablemente cierto. Ahora, dame tu mano para
poder mostrarte. Obviamente no voy hacer que lo intentes. No quiero
maltratar el piso con mi cabeza. —Kent lleva mi mano hacia arriba y la
coloca bajo su barbilla—. ¿Lo captas?
Página | 313
Capítulo 18
El siguiente par de semanas pasan rápidamente. Jeremy, Kent,
Página | 314
Cassandra o Josh me recogen de la escuela todos los días. Creo que es un
poco tonto, pero Jeremy insiste. Vive demasiado lejos para caminar, pero
yo le digo que hay una cosa llamada autobús. Ni siquiera obtengo una
respuesta de él. Vamos a través de nuestra rutina diaria sin meternos en el
camino del otro. Vivir con él no es tan raro como pensé que sería. En
realidad es bueno tener a alguien alrededor que esté en su sano juicio.
Entonces un día me despierto. Es viernes, así que estoy emocionada
de tener libre el fin de semana. Salgo de la cama y voy a tomar una taza
de café. Entro a la cocina para encontrar a Jeremy apoyado contra la
encimera.
—¡Buenos días! —digo alegremente.
Ni siquiera me mira y canturrea:
—Mmmm.
—¿Hay algo mal? —pregunto.
—Nop —articula bruscamente.
Permanezco ahí, mirándolo fijamente. Despacio me acerco y tomo
una taza de café. No se mueve. Sólo sigue mirando hacia el suelo. Es
realmente incómodo. Revuelvo el azúcar y lo veo.
—¿Estás seguro de que no hay nada mal?
—No Isabelle, estoy bien —afirma con total naturalidad.
—¿Hice algo mal? —pregunto vacilantemente.
Los ojos de Jeremy me miran.
—No, no hiciste nada malo. Voy a alistarme para el trabajo. —Con eso
se aleja.
Mi corazón cae en mi pecho. ¿Qué hice? ¿Por qué está tan enojado?
Nunca lo había visto enojado. El resto de la mañana es muy tensa. El aire
es denso entre nosotros. No digo nada. Solo me mantengo tranquila. El
viaje en auto es aún peor. No me dice una sola palabra.
Cuando llegamos a mi escuela, susurro:
—Te veo más tarde.
—Voy a salir esta noche. —Es toda la respuesta que recibo—. ¿Estarás
bien por tu cuenta, o quieres que alguien esté contigo?
—Creo que estaré bien por mi cuenta —contesto en voz baja—. Ha
pasado el tiempo suficiente.
Asiente bruscamente.
—Te veré en algún momento en la mañana. Voy a dejar dinero sobre
Página | 315 la encimera por si necesitas algo.
—Debería estar bien —murmuro—. Te veo mañana.
Sus ojos se vuelven hacia mí y parecen perdidos. Frunzo el ceño, pero
aun así salgo del auto. Cuando se aleja, permanezco ahí por un rato con
la mirada perdida en la distancia. ¿Qué demonios hice?
El día pasa sin novedad. Jeremy no me manda mensajes de texto o
me llama en absoluto, lo cual es extraño, porque normalmente lo hace
todos los días. Una pesadez se asienta en mi pecho porque siento que algo
está terriblemente mal. Cuando llego a casa esa noche, no está por
ningún lado. Encuentro dinero en el mostrador, pero ninguna nota. Paso la
noche haciendo mis tareas, aunque apenas puedo concentrarme. Parte
de mí quiere permanecer levantada hasta que llegue a casa, pero creo
que se podría molestar por eso, por lo que en algún momento antes de las
once, me voy a dormir.
En algún momento de la noche, soy despertada por un fuerte golpe.
Me hace saltar de la cama. Ya que estoy sola en casa, eso me asusta. Hay
algo de ruido viniendo de la sala. Me siento en la cama por un momento,
tratando de pensar en lo que voy a hacer. La estúpida de mí dejó el
celular en la mesa de la cocina. Escuchando aún más ruido, finalmente
me levanto. Si voy a morir, prefiero ver cómo va a suceder.
Tomando una profunda respiración, abro la puerta de mi dormitorio.
Todas las luces están apagadas, así que realmente no puedo ver nada.
Avanzando lentamente por el pasillo, repentinamente enciendo la luz de la
sala. Entonces chillo. Jeremy y una chica están besándose junto a la
puerta.
—¡OH DIOS MIO! —grito—. ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! —
Rápidamente apago la luz.
Con mi corazón latiendo fuera de mi pecho, me lanzo a mi habitación
y cierro de golpe la puerta. Pongo mi mano sobre mi cara con
mortificación. ¡No acabo de ver eso! Una parte de mí me duele. Al igual
que hay dolor en mi pecho. ¿Estoy teniendo un ataque cardiaco? Voy y
me siento en mi cama. Lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y dejo
caer mi cabeza. ¿Qué diablos está mal conmigo? En serio Isabelle, ¿qué
pensaste que iba a suceder? Tarde o temprano esto iba a suceder. Sin
embargo no pensé que tendría que verlo. Mi pecho se levanta con
esfuerzo como si se apretara aún más.
De repente, hay un golpe en la puerta. No contesto. Solo me siento
ahí, mirándola. Unos segundos después, hay otro golpe, esta vez más
fuerte.
—¿Qué? —exclamo—. ¡Voy a volver a dormir!
Página | 316 Jeremy abre mi puerta y deja que se balancee abierta. Está apoyado
en la entrada con las manos sobre el marco.
—No estás en la cama —articula—. Es difícil ir a dormir, cuando no
estás en la cama.
—Lo siento tanto —susurro, poniéndome de pie—. ¡No lo sabía!
Escuché un ruido y tenía que revisar. Quiero decir, después de todo lo que
he pasado, ¡no puedes culparme!
—No —dice en voz baja—. Tenías todo el derecho de salir. Siento que
hayas tenido que ver eso.
El dolor que siento es insoportable.
—Regresa ahí —siseo—. Prometo solo ir a dormir. Ve, haz… lo que sea
que ibas a hacer.
—Ella se ha ido —dice Jeremy en voz baja.
Eso me hace gemir.
—¡Lo siento mucho Jeremy! ¡No quise que eso sucediera! No tenía
idea. A partir de ahora, voy a permanecer en mi habitación. Incluso si voy
a morir, permaneceré en mi habitación.
Resopla y se ríe.
—La envié a casa.
—¿Por qué? —pregunto—. ¡Olvídalo! ¡No es asunto mío!
Está oscuro, pero veo sus ojos observándome. Se ven tan tristes.
—¿Alguna vez sólo has necesitado el toque de alguien Isabelle?
Está bien, ahora eso me molesta.
—Jeremy —chasqueo—. ¿En serio? ¿ME estás preguntando eso?
—¿Sólo la sensación de alguien?
—Jeremy —grito—. ¡Nunca he sentido el toque de nadie! ¡Nunca, en
mi vida entera! ¡La única persona que me ha mostrado algún cariño eres
tú! Así que, sí, he anhelado mucho el toque de alguien, pero yo no tengo
esa opción. Así que lo siento, no te comprendo. ¿Por qué la enviaste a su
casa si eso es lo que necesitabas? No me importa lo que haces.
Hay silencio mientras me mira fijamente. El aire es muy pesado y tenso.
—Ella estaba vacía. Su toque estaba vacío.
—¿Estás borracho? —pregunto.
—Tal vez —dice—, sólo un poco.
Rodando mis ojos, solo digo:
—Oh Jesús.
Página | 317
—Isabelle, NECESITO tener el toque de alguien. Alguien que me
importe. —Jeremy se ve muerto para mí.
Mi corazón se detiene y ni siquiera sé qué decir. Mi boca se abre y se
cierra.
—¿Qué soy yo... —Empiezo.
Antes de darme cuenta, Jeremy se precipita hacia mí. Planta sus
labios en los míos y me besa. Me toma un segundo porque soy tomada
muy fuera de guardia. Jeremy empieza suave pero tan pronto como le
devuelvo el beso, me encuentra con impaciencia. Los besos se vuelven
apasionados. Ahora, nunca he experimentado esto antes, así que me
pongo tensa.
Levanta sus manos y sostiene mi cara con ellas. De alguna manera mis
manos se encuentran envueltas a su alrededor. Nos apretamos el uno
contra el otro. Mi cuerpo está sintiendo cosas que NUNCA ha sentido
antes. Una parte de mí siente como si mis piernas se fueran a rendir.
Jeremy separa mis labios con los suyos y me besa de una manera que
nunca lo ha hecho antes. De hecho tomo una rápida respiración. Bien, no
esperaba esto. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo?
Es como un fuego que comienza a construirse dentro de mí. Jalo a
Jeremy fuerte contra mí. Finalmente retira sus manos y me aleja. Jadeo
ligeramente. Caminando conmigo, me regresa a la cama. No siendo
capaz de no hacerlo, me siento. Alcanzándola, Jeremy se quita la camisa.
En serio, bien, en esta situación, eso no me ayuda a calmarme.
—Jeremy. —Apenas susurro.
—Hmmm —tararea, empujándome hacia abajo. Sus labios
encuentran los míos de nuevo. No puedo evitarlo, me pierdo y le devuelvo
el beso. Jeremy me agarra por la cintura y me empuja más hacia arriba en
la cama.
Cuando retrocede y comienza a besar mi cuello tartamudeo:
—Jeremy, ¿qué estás haciendo?
Juguetonamente me muerde.
—Estoy disfrutando. ¿No lo estás tú?
—Oh si —gimo—. Lo estoy.
—Bien. —Respira contra mi piel.
Para ser exactos mis ojos ruedan hasta la parte de atrás de mi
cabeza, pero cuando su mano comienza a tirar de mi ropa, se abren de
golpe.
—Jeremy —grito.
Página | 318 Se sostiene a sí mismo sobre mí.
—¿Sí?
—¡No voy a hacer eso contigo! —grito.
Levantando sus cejas, Jeremy pregunta:
—¿Qué no vas a hacer conmigo?
—Tener sexo —siseo.
Dejando caer su cabeza, Jeremy suspira.
—Isabelle, puedo estar borracho pero no soy estúpido. No tendría
sexo contigo justo ahora. Esa no era mi intención.
—Oh, perdón.
—¿Quieres parar? —me pregunta, mirándome a los ojos.
No sé qué decir con respecto a eso, pero la palabra “No” sale de mi
boca.
Jeremy se inclina de nuevo y me besa. Instantáneamente, es como si
mi cuerpo tuviera mente propia. Nos empujamos y jalamos el uno al otro
desesperadamente, como si estuviéramos tratando de llevar al uno a
través del otro. El mundo desaparece y todo en lo que puedo
concentrarme es en Jeremy, el contacto de él en mis dedos, el calor de su
cuerpo sobre el mío, el increíble impulso que siento de permanecer
conectada a él.
Minutos, una hora, o un momento después, finalmente nos separamos.
Jeremy solo respira pesadamente contra mis labios.
—Tenemos que parar.
Asintiendo, chillo:
—Sí, eso es probablemente una buena idea.
Hay un momento de silencio y luego dice:
—No quiero.
—NECESITAMOS hacerlo —enfatizo—. Vamos, deberías dormir.
Sin moverse, Jeremy permanece mirándome. Finalmente susurra:
—Bien. —Se recuesta a mi lado en la cama y rueda sobre su espalda.
Nos quedamos allí en silencio durante unos minutos.
—¿Estás enojado conmigo? —Finalmente pregunto.
Volteando a verme, Jeremy responde:
—¿Por qué estaría enojado contigo?
—Porque quise parar —respondo.
—No —murmura—. Nunca podría estar enojado contigo por algo
Página | 319 como eso.
Nerviosamente, sonrío.
—Está bien.
—Ven aquí —dice Jeremy, abriendo sus brazos. Me acerco y me
acurruco en ellos—. Vamos a dormir.
—Muy bien —susurro. Nos tumbamos allí, pero no mucho tiempo
después siento a Jeremy respirando rítmicamente.
Entonces mi pregunta es, ¿se quedó dormido o se desmayó? No
entiendo la bebida. Espera, ¿es por eso que esto sucedió? ¿Porque estaba
borracho? Si lo fue... ¿cómo me voy a sentir acerca de eso? Presiono mi
cara en el pecho de Jeremy y cierro mis ojos. Debería saber que esto es
sólo lo que es. Jeremy necesitaba el toque de alguien y yo estaba aquí.
Creo que prefiero ser yo a una extraña al azar. Creo que eso es lo que él
quería también. Tomando una respiración profunda, cierro mis ojos y trato
de dormir.
Cuando llega la mañana, nos encuentro a Jeremy y a mí separados
en la cama. Sentándome, veo que todavía está muerto para el mundo.
Tratando duro de no sonreír, sacudo la cabeza. Va a estar dormido por un
rato. Cuidadosamente salgo de la cama y me escapo de la habitación.
Suavemente, cierro la puerta, no queriendo despertarlo.
Me voy a la cocina a hacer algo de café. Mientras se está
preparando, me quedo ahí con mi mano sobre mis labios. Cada segundo
de la noche anterior corre a través de mi cabeza.
En realidad mi corazón comienza a agitarse de nuevo. Es como si
todavía pudiera sentir su toque. Sacudiendo la cabeza, espero por mi
café.
Después de haber terminado con él, me siento en la mesa de la
cocina viendo a la puerta de mi habitación. Ni siquiera estoy segura de
qué decirle cuando se levante. ¿Qué dices en esta situación? Hola,
buenos días, gracias por lo de anoche. No creo que así sea como debería
de manejarlo. Finalmente, gimo y decido tomar un baño.
Es tranquilizante. Lavo mi cabello y todo. Después de que he
terminado, giro y dejo correr el agua por mi cara. Imágenes y sensaciones
siguen corriendo por mi mente. De pronto, con un golpe, la puerta del
baño se abre. Eso me hace saltar. Entonces unos segundos después,
escucho a alguien vomitando.
—¿Jeremy? —jadeo.
No hay respuesta. Cierro el agua en la ducha y estiro la mano en
Página | 320 busca de mi bata. Después de habérmela puesto, abro la cortina. Jeremy,
por supuesto, está en el piso, vomitando en el inodoro. Suspiro
pesadamente y salgo de la ducha. Acuclillándome junto a él, pongo mis
manos en su frente para ayudarlo a sostener su cabeza. Vomita durante un
tiempo. Pensarías que esto me molestaría, pero he lidiado con esto lo
suficiente con mi mamá. Esto no es nada. Da arcadas por un rato y
entonces finalmente se detiene.
—¿Ya terminaste? —pregunto.
—Sí, eso creo —gruñe. Jeremy se desliza y se sienta junto al inodoro.
Voy y agarro una toalla. Después de mojarla, regreso y se la entrego a
Jeremy—. Gracias —murmura, limpiándose a sí mismo—. No tienes que
ayudarme.
—Oh, Dios —gruño—. Sí, tengo que hacerlo. Relájate. —Girando, lleno
una pequeña taza con agua y se la paso también—. Enjuágate la boca.
Lo hace y escupe en el inodoro.
—Siento como si me fuera a morir.
—No vas a morir —digo, cruzando mis brazos—. Tienes resaca.
Desearías estar muriendo. ¿Cuánto tomaste anoche?
—Sabes —responde Jeremy—. No me acuerdo. Oh mierda. —Se
inclina y comienza a vomitar de nuevo.
Me arrodillo junto a él y froto su espalda. Cuando termina, Jeremy
apoya su cabeza en el inodoro.
—Me gustaría poder hacer más para ayudarte, pero créeme, no hay
nada que pueda hacer. Tienes que esperar a que esto salga.
—Sí —refunfuña—. He pasado por esto antes.
Poniéndome incómoda, me siento en el piso. Arreglo mi bata así no
muestro nada. Sabes que lo que pasó anoche no es importante ahora.
Jeremy gruñe y se desploma, descansando su cabeza en mi regazo.
Eso me hace reír.
—¿Por qué no te pones cómodo?
—Shh. —Me calla—. No tan fuerte.
—Lo siento —susurro, sin dejar de reír—. Lo siento, pero esto es un poco
divertido.
Cierra los ojos y gime.
—No es gracioso.
—Sí, lo es. Tal vez te enseñará a no beber tanto.
Jeremy deja caer su brazo sobre su cara.
—La luz del sol es tan malditamente brillante. ¡Ugh! —Solo me rio y
Página | 321 sacudo mi cabeza. Suspirando, Jeremy finalmente dice:
Página | 325 Cuando una limosina se estacionó para recogerme, mis padres
adoptivos y yo nos quedamos inmóviles viéndola. El chofer se limitó a
esperar pacientemente con la puerta abierta. Sintiéndome bastante
incómodo, fui y me metí en el auto. No para mi sorpresa, nos dirigimos al
barrio más rico de los que yo conocía. Cuando nos detuvimos en la casa
de Kaitlin, miré por la ventana y vi una mansión. En realidad no había visto
una antes, así que estaba un poco deslumbrado.
Kaitlin por supuesto llegó corriendo por la puerta principal. Salí para
encontrarla. Brincó a mis brazos y me dio el abrazo más grande que
alguna vez había recibido.
—Estoy tan feliz de que estás aquí —chilló—. Vamos, tengo mucho
que enseñarte. Mis padres se mueren por conocerte.
La seguí por las escaleras de piedra y hacia la sólida puerta principal.
Entramos en una recepción tan grande como la casa en la que yo estaba
viviendo. Kaitlin agarró mi mano y me jaló a través de la casa. Me mostró la
sala de estar, la biblioteca, el salón de baile, su cocina gigante y
finalmente la sala de estar. Sus padres estaban sentados ahí. Eran el
epítome de la clase alta. Ella estaba vestida con un vestido de moda,
simplista y él vestía traje y chaleco.
Corriendo hacia su padre, Kaitlin dijo:
—Papá, este es Jeremy.
Su padre me sonrió.
—No hemos escuchado de otra cosa más que de ti durante la última
semana. Es un placer conocerte, Jeremy. Mi nombre es Richard y esta es
mi esposa Lillian.
Nerviosamente murmuré:
—Hola.
Déjame decirte, que eran las personas más agradables que he
conocido. Me llevaron dentro y me hicieron sentir como en casa. Kaitlin me
enseñó su habitación, con su madre escoltándonos, por supuesto. Eran
extremadamente anticuados y no era adecuado que un muchacho
estuviera en su cuarto sin vigilancia. No me importó. En realidad, pensé que
era genial. Nos pasamos el día hablando y caminando alrededor del
patio. Cuando caminamos alrededor de la cochera, vi lo que se
convertiría en mi nueva fascinación. Había una hilera de viejos autos
deportivos.
—¡Qué genial! —exclamé.
—Son de mi padre —replicó Kaitlin—. Le gusta reconstruirlos a él
mismo.
De repente, escuchamos:
Página | 326 —Sí, me gusta hacerlo. ¿Estás interesado en los autos? —Me di la
vuelta para ver al papá de Kaitlin.
—Nunca he estado alrededor de algo tan genial como esos —
respondí.
—Pues bien, déjame mostrártelos —declaró Richard, y lo hizo.
Estaban más allá de cualquier cosa que podría haber experimentado
normalmente. Su padre abrió el capó y me explicó el motor. Devoré cada
palabra.
Finalmente, Kaitlin se aburrió y se quejó:
—Papá, quiero hacer algo.
Su padre solo se rió. Me miró, y dijo:
—Si estás interesado, puedo enseñarte todo acerca de los autos. Eso,
si Kaitlin me lo permitiera.
Ansiosamente le dije que quería, por supuesto, pero Kaitlin me arrastró
lejos y nos fuimos y creamos un alboroto.
Después de eso, pasé casi todos los días en su casa. Sus padres nos
dejaron acampar en el patio trasero y me llevaron a los lugares más
maravillosos.
La escuela comenzó y seguíamos siendo inseparables. Creo que eso
la ayudó. Las personas se metían con ella y yo tenía que defenderla. De
hecho le pegué a un tipo en la cara porque la estaba molestando
duramente. Fui suspendido de la escuela y castigado por dos meses. Me
permitían hablar con Kaitlin por teléfono, pero no tenía permitido dejar la
casa.
De repente interrumpí a Jeremy.
—Así que, es a ella a quien te recuerdo porque yo era tonta y la
agarraban contra mí.
—Sí. —Suspiró Jeremy—. Es por eso que hice lo que hice. —Eso me
hace callar.
—Así que, podemos avanzar rápidamente a través de los años.
Empecé a tomar clases de violín con Kaitlin y los dos nos volvimos buenos,
excepcionalmente talentosos. Su padre también me explicó sobre los
autos, cómo reconstruir motores. Richard me enseñó todo lo que sé.
Para ese punto estábamos en la preparatoria. Ambos comenzamos a
cambiar. Llegue a tener... bueno... mejor aspecto y repentinamente recibí
un montón de atención de las chicas. Kaitlin sólo se hizo más tímida. Para
mí, era hermosa, pero no se veía sí misma de esa manera. Entonces, al
inicio de nuestro penúltimo año de la escuela, comenzó a no sentirse bien.
Página | 327 Se volvió letárgica y se enfermaba mucho. Empezaron a aparecerle esos
moretones de la nada.
Sus padres rápidamente la llevaron al médico. Ella... descubrieron...
Kaitlin tenía cáncer. Era etapa tres. Todos estábamos devastados. La
iniciaron en la quimioterapia y radiación. Permanecí con ella a cada paso.
Iba a sus citas con ella, sus tratamientos. Mientras más tiempo pasaba, más
débil se ponía. Sus padres comenzaron a enseñarle en casa.
Eso fue duro. Yo seguía yendo a nuestra preparatoria, pero todo en lo
que podía pensar era en ella. Mis calificaciones empezaron a sufrir. Kaitlin
se enteró y me dio una meticulosa patada verbal en el trasero. Por lo tanto,
debía llevar mi tarea a su casa y la haríamos juntos. Hacia el final de
nuestro penúltimo año, se puso muy débil. Sin embargo era una luchadora.
El baile de graduación se acercaba y le dije que iríamos juntos. Kaitlin dijo
que no quería ir. Perdió todo su cabello y en realidad nunca dejaba la
casa, pero al final, fue a buscar un vestido.
Estaba emocionado, pero el día antes del baile, se puso muy
enferma. Sus padres estaban preocupados de que saliera de la casa.
Kaitlin estaba devastada. Creo que realmente tenía muchas ganas de ir.
Por lo tanto, esa noche hablé con sus padres, y al día siguiente, le
dimos su propio baile de graduación. Me presenté en mi esmoquin. Su
madre la alistó con su vestido. Tenían a su chef haciéndonos una gran y
extravagante cena. En realidad Kaitlin no podía comer, pero era la
experiencia que queríamos que tuviera. Más tarde, la llevé a su salón de
baile y bailamos. Todo era baile lento porque estaba demasiado débil,
pero bailamos. Fue grandioso. Estaba tan feliz.
Después, nos sentamos afuera en el porche. Hablamos y ella brillaba.
Mientras hablábamos, Kaitlin gentilmente tomó mi mano. Le sonreí.
Nerviosamente se mordió el labio y luego me miró. Le pregunté qué estaba
mal. Inmediatamente se sonrojó y apartó la mirada.
Finalmente susurró:
—Estoy muriendo.
Chasqueé y dije:
—No, no lo estás, vas a superar esto.
—Sabemos que no lo haré —susurró Kaitlin en voz baja—. No es de eso
de lo que quiero hablar.
Ligeramente irritado dije:
—¿De qué quieres hablar?
—Tú eres mi mejor amigo y te amo —suspiró.
—Me siento de la misma manera —contesté.
Página | 328
Con sus hermosos ojos sólo me miró. Kaitlin susurró:
—Quiero pedirte el favor más grande del mundo, y puedes decir no.
Entenderé si dices que no.
—Haré cualquier cosa por ti, sabes eso —le aseguré.
Kaitlin miró hacia el horizonte.
—Hay algo que quiero hacer antes de morir.
—¿Qué? Podemos hacer cualquier cosa. —La animé.
Respirando profundamente, rápidamente escupió:
—Quiero estar con alguien antes de morir. —Sus ojos se volvieron
hacia mí—. Y quiero que seas tú.
Me quedé viéndola por un momento porque no tenía idea de a qué
se refería. Entonces me di cuenta.
—¡Oh! —Jadeé—. ¿Quieres que ESTEMOS juntos?
—Ya me he perdido demasiado, y si muero, habrán aún más cosas
que nunca voy a llegar a hacer. Quiero experimentar esa cosa.
Obviamente, dije:
—Por supuesto. Estaré encantado de hacer eso contigo. —Ahora,
para este punto yo todavía era virgen también, y ella lo sabía.
Incómodamente permanecimos sentados por un tiempo. Ella solo
sosteniendo mi mano. Suavemente yo frotaba su parte de atrás de su
mano con el pulgar.
—¿Cuando quieres hacer esto?
—Pronto —respondió—. Quiero hacerlo antes de empeorar. —Kaitlin
comenzó a reír—. Me gustaría disfrutarlo, si vamos a hacerlo.
Eso nos hizo reír a los dos, a pesar de que era realmente triste.
—Quiero que sea especial —dije finalmente—. No esta noche.
Se rió de nuevo.
—No con mis padres al rededor.
Así que, lo planeamos para más adelante. Sus padres iban a estar
fuera por una noche y les dije que me quedaría en la habitación de
invitados y cuidaría de ella. Los dos teníamos 17 para ese entonces. Así que
dejarnos por nuestra cuenta no era gran cosa. Kaitlin se había estado
sintiendo mejor. Todos estábamos realmente esperanzados. Esa noche nos
sentamos en su cama y sólo nos sostuvimos la mano el uno del otro. Hasta
ahora, nunca nos habíamos besado, nunca habíamos hecho nada, pero
no obstante yo la amaba. Así que, cuidadosamente puse mi mano en su
cara y suavemente coloqué mis labios sobre los de ella.
Página | 329
No entraré en detalles porque eso es obviamente una cosa privada,
pero fue perfecto. Aunque tenía miedo de lastimarla. Entonces, solo fue
suave e íntimo. Esa noche nos quedamos dormidos en los brazos del otro.
Al día siguiente, estábamos muy contentos.
—Fue algo realmente especial que nosotros hubiéramos... —Jeremy
hace una pausa y toma un profundo respiro.
—¿Estás bien? —pregunto—. No tienes que decirme nada más.
Me mira y sacude la cabeza.
—Estoy bien.
—Kaitlin suena maravillosa —susurro.
—Lo era. Era todo para mí, la única familia que tenía. En realidad, su
familia era la única familia que tenía. Éramos adolescentes, así que esa no
fue la única noche que estuvimos juntos. Creo que sus padres lo sabían,
pero no creo que les importara. Ella se estaba sintiendo mucho mejor.
Nuestro último año llegó, y pensamos que Kaitlin lo iba vencer. Para mi
cumpleaños ese año, ella y su familia me regalaron el GTO. Kaitlin sabía
que yo había querido uno. Necesitaba ser reparado, pero su papá había
planeado que lo hiciéramos juntos. Richard era como un padre para mí.
Kaitlin estaba tan feliz de verme emocionado. Pasamos las siguientes
semanas, planeando nuestros futuros.
Entonces, un día, ella solo se cayó. La levanté en mis brazos y Kaitlin
solo yació ahí. Puso su mano en mi cara y susurró:
—Te amo.
Rápidamente respondí:
—También te amo. —Entonces ella se deslizó en un coma justo en mis
brazos. Apresuradamente la llevamos al hospital y fue puesta en terapia
intensiva. Dijeron que no sabían por qué dio un giro tan drástico.
Permanecí con ella. Dormí en las sillas del hospital junto a su cama. Ese es
por qué la noche que dormí en la silla a tu lado, hice el comentario de que
estaba acostumbrado.
Kaitlin resistió por tres meses. Nunca despertó de nuevo. Le hablaba y
le decía de la escuela. Estuve ahí cada día. Diligentemente hacía mi tarea,
porque sabía que eso es lo que ella hubiera querido. Entonces una noche,
besé su mano suavemente, y oré a Dios. Le pedí que no la dejara sufrir
más. Estaba listo para dejarla ir, y unas pocas horas después, falleció. —
Jeremy se detiene y mira fijamente a la pared.
De manera inconsciente, siento lágrimas correr por mis mejillas.
Rápidamente las elimino.
Página | 330 —Lo siento tanto Jeremy.
Respira profundamente y contiene las lágrimas.
—Su funeral fue duro. Sabía que era su tiempo de partir, pero aun así
fue difícil. Para mi sorpresa, un montón de chicos de la escuela se
presentaron. Una parte de mí estaba feliz de que la recordaran, y otra
parte estaba furiosa, porque a ninguno de ellos les había importado lo
suficiente para ir a verla cuando estaba enferma.
Una semana o algo así pasó, cuando sus padres me llamaron y me
preguntaron si quería ir a la casa. Así que lo hice. Hicimos lo de siempre, la
conversación del ¿cómo estás? Luego me sentaron y dijeron:
—Kaitlin nos pidió que hiciéramos algo si alguna vez fallecía.
Vacilante, pregunté:
—¿Qué fue?
Su madre extendió la mano y tomó la mía.
—Nos pidió que te dejarnos su fideicomiso. Kaitlin quería que lo
tuvieras.
Mi boca cayó y negué con la cabeza.
—No puedo aceptar eso.
—Queremos que lo tengas —dijo su padre—. Ella quería que fueras a
la escuela, que fueras capaz de hacer las cosas que ella no sería capaz de
hacer. Kaitlin nos dio un mensaje para ti, que tú deberías vivir la vida por
ambos.
Inmediatamente me puse a llorar. Al final, el fideicomiso me fue
transferido.
Fueron cinco millones y medio de dólares, pero en realidad nunca lo
había tocado. Terminé mi último año y me gradué. El día después de
graduarme, me senté y pensé en ella. No sabía qué hacer. Todo lo que
sabía era que no podía permanecer alrededor de ahí nunca más. Todo
me lo recordaba a ella. Así que, como te dije, tomé un dardo y lo lancé a
un mapa de los Estados Unidos. Aterrizó aquí.
Al día siguiente fui a la casa de sus padres. Les dije que me iba, que
no me podía quedar aquí. Su madre me suplicó que no me fuera, pero le
dije que tenía que hacerlo. Me exigió que le escribiera y le dijera dónde
estaba, y lo hice cuando llegué aquí.
Eso me hace jadear.
—¡Esas cartas que he visto, eran de sus padres!
—Sí. —Suspira Jeremy—. Al principio les escribí y les dije lo que estaba
haciendo. Cuando su mamá me escribía en respuesta, me destrozaba
Página | 331 cada vez. Así que un día, dejé de escribir y dejé de leer. Las cartas siguen
llegando cada semana. Tengo una pila de no sé cuántas. No puedo
pensar en eso, pero sigo pensando en ella todos los días.
—Lo siento tanto Jeremy. No deberías estar usando ese dinero para
ayudarme. ¡Ella dejó eso para ti!
Rápidamente se sienta y me mira.
—No, ella hubiera querido que te ayudara Isabelle. Kaitlin te hubiera
adorado. Creo que probablemente se hubieran convertido en mejores
amigas y me hubieran hecho a un lado. Me recuerdas mucho a ella.
Mi mente hace un tipo de parada ante eso.
—¿Estás... estoy... reemplazándola? ¿Es por eso que eres mi amigo,
porque te la recuerdo?
Jeremy tiene esta mirada de asombro en su rostro.
—¡No, Isabelle, no! Al principio, sí, me la recordabas. Es por eso que
quería ayudarte, ¡pero no es por eso por lo que soy tu amigo! Son
parecidas, pero también muy diferentes. Ella era tímida. Tú estás llena de
chispa cuando lo quieres ser. Tienen diferentes sentidos del humor. Pero,
ambas son talentosas más allá del reconocimiento. Tú eres mi mejor amiga,
¡pero no es así! ¡No estoy tratando de reemplazarla a ella contigo! Por
favor, nunca pienses eso. —Coloca su mano en el lado de mi cara—. Por
favor, tienes que entender.
Pongo mi mano sobre la suya.
—Sí, lo hago. Gracias por compartir eso conmigo.
—Gracias por escucharlo. Entonces, es por eso que es tan importante
que ames, porque es una gran cosa. No me arrepiento de amar a Kaitlin ni
por un segundo.
—Un día, espero poder estar enamorada —suspiro, solo mirándolo.
Encogiéndose de hombros, Jeremy dice:
—No creo que estuviera enamorado de ella. Era un tipo diferente de
amor. No como algo sacado de una tórrida novela de romance.
—Sí —murmuro, mi mente desviándose a la noche anterior. ¿Qué se
supone que debo pensar de eso ahora? ¿Qué estábamos haciendo?
¿Incluso importa? Él no se acuerda. Tal vez eso es una buena cosa.
—¿Quieres saber algo más acerca de mí? —pregunta Jeremy.
Con una sonrisa, le respondo:
—Seguro.
—Una de las primeras cosas que me preguntaste fue si duermo con
cualquiera y la respuesta es no, porque nunca he estado con nadie, a
Página | 332 excepción de Kaitlin.
Mi mandíbula cae.
—¿¡Qué!?
—Nop, nadie —afirma Jeremy—. Nunca he querido. —Se detiene, me
mira y luego mira hacia otro lado—. Es decir, la situación nunca se ha
presentado. ¿Sabes qué? necesito un poco de café.
—Probablemente sólo lo vomitarías —respondo—. Tal vez deberías
recostarte.
Jeremy se pone sobre sus rodillas y hace una mueca.
—Está bien, creo que estoy de acuerdo contigo, sin café. Una cama
suena bien.
—¿De verdad crees que Kaitlin querría que te emborraches en el
aniversario de su muerte? ¿Querría ella que esa fuera la forma en que
celebras su existencia? —pregunto severamente.
Deteniéndose, Jeremy voltea y me mira.
—Nunca he pensado en ello de esa manera.
—Bueno, tal vez deberías empezar —replico.
Canturreando Jeremy dice:
—Hmmm, sí. Ves, es bueno tenerte alrededor, tienes mucho sentido.
—Gracias —respondo levantándome. Lo agarro por las axilas y lo
pongo de pie—. Necesitas ir a acostarte.
—A la orden, capitán —dice Jeremy saludándome.
Ruedo mis ojos.
—Ve a la cama.
Entra en su habitación y cae sobre su cama. Me acerco y cierro su
puerta. Silenciosamente, camino a mi habitación y cierro mi propia puerta.
Sin saber qué hacer, me siento en mi cama. Es entonces que las lágrimas
vienen, lágrimas por lo de anoche, lágrimas por Jeremy y Kaitlin. Pongo mi
cara en mis manos y lloro.
Capítulo 19
Después de que dejo de llorar, me siento y miro fijamente a la pared.
Página | 333
Sabía que la noche anterior no significo nada, pero saber que él lo olvido
por completo. Eso hace que sea doloroso. No debería estar molesta,
¿verdad? Fue divertido y tal vez solo debería tomarlo como eso. Solo que
no puedo deshacerme de este sentimiento persistente.
Y entonces añades a Kaitlin. Me duele saber que él está sufriendo
tanto con esto, pero además una parte de mi se siente inquieta. El me
llama su mejor amiga, pero, obviamente, nunca estaré a la altura de
Kaitlin. ¿Está mal de mi parte sentirme de esta forma? Parte de mi se siente
enojada o celosa acerca de lo cercanos que eran. Me hace sentir
inadecuada. ¿Solo me está ayudando por ella? Cuanto de nuestra
amistad es un recuerdo de ella y no acerca de nosotros o siquiera acerca
de mí. Y la peor parte es que no puedo hablar de ello con nadie. Iría a
Cassandra, pero no puedo decir nada sobre ello. Tal vez acerca de
anoche, pero aun así, ¿quiero admitir eso? ¿¡Y qué pasa si Jeremy lo
recordara!? No puedo, simplemente no puedo hablar sobre eso. Entonces,
me siento y lloro un poco más.
Unas pocas horas después, reviso mis ojos una vez más para ver si
siguen estando rojos. Finalmente, no lo están. Salgo a la cocina, tomo la
tetera y la pongo en la estufa.
De repente, escucho mi teléfono. Camino hacia la mesa de la
cocina. Mis cejas se disparan hacia arriba cuando veo que es Eric.
Respondo rápidamente.
—¿Hola?
—¿Isabelle?
—Sí, hola Eric. ¿Cómo te va? —le pregunto, un poco torpe.
—Lo estoy haciendo bien y ¿tu?
Rodando mis ojos por el agotamiento, digo—: Bastante bien.
—Genial —responde—. De todos modos, Jack y muchos de nosotros
vamos a Legend’s por pizza y a jugar mini golf. Nos preguntábamos si
querías venir. Y Jeremy también, claro, si no lo encuentra aburrido.
Pienso sobre ello por un momento. Sabes que, necesito esto. —Está
bien, Jeremy no se está sintiendo muy bien hoy, pero me encantaría ir. El
único problema es que Jeremy está durmiendo y él es mi fuente de dinero.
No se está sintiendo bien, entonces no quiero despertarlo, y me niego a
hurgar en su billetera. Entonces, síp, no sé SI pueda ir.
—Oh, yo puedo pagar por ti. No es gran cosa en absoluto. Nos
encontraremos en una hora y media. Si Jeremy está durmiendo necesitaras
un aventón, ¿verdad?
—Si —me quejo—. Todavía no tengo mi licencia. Tengo que aprender
Página | 334 a estacionar en paralelo y eso es todo.
—Bueno yo puedo recogerte. ¿Dónde viven?
Tratando de recordar, le doy indicaciones. —Si te pierdes —digo
finalmente—, solo llámame.
—Tocare la bocina cuando llegue —Eric dice muy felizmente—.
Entonces… ¿te veré en un rato?
—Definitivamente —contesto, sonriendo—. Nos vemos en un rato.
Decimos adiós y cuelgo. Me quedo allí por un momento, en estado de
shock. Sé que esto no es una cita, pero Eric me llamo para hacer algo
conmigo. Eso es bueno. Esto es grande. ¡Esto es épico! Voy rápido a mi
cuarto. Abriendo mi closet, miro mi ropa. No tengo idea de que ponerme.
¡Cassandra! Inmediatamente marco su número.
Suena y suena y finalmente escucho su voz. —Hola, señorita Isabelle.
—Hola —digo—. Necesito tu ayuda.
Sonando preocupada, Cassandra pregunta—: ¿Qué está mal?
—Nada está mal —suspiro—. Eric acaba de llamarme y me pidió que
hiciéramos algo. No es una cita, van haber otras personas allí.
—Eso todavía puede ser considerado una cita —Cassandra
contesta—. Pero eso es irrelevante. ¿Necesitas mi ayuda para qué?
Con un gemido, le digo—: ¡No sé qué usar!
—¿Qué van hacer en esta no cita?
—Mini golf y pizza —le respondo.
Hay un momento de silencio y luego ella dice—: La falda de cuadros
negros y la blusa de botones roja. Usa las botas con ello.
—¡No voy a usar esas botas para jugar mini golf!
—Bien —dice riendo—. Usa los zapatos negros bajos. Tienes que
llamarme más tarde y decirme como va.
Con un suspiro feliz, le digo—: Lo haré, pero voy a ir a prepararme.
Gracias por la ayuda.
—En cualquier momento, ¡diviértete!
—Lo haré, gracias. —Con eso, cuelgo. Me desvisto rápidamente.
Cuando saco un sujetador, agarro uno de los lindos. Si, no hay manera en
el infierno en que él lo vea, pero hace que me sienta un poco más
atrevida. Me pongo la falda y la camisa y me miro al espejo. Usando uno
de los pequeños pañuelos, cubro mi cuello. Voy a ser muy feliz cuando
deje de usar estos.
Cuando voy al baño para arreglar mi cabello y maquillaje. La puerta
Página | 335 de Jeremy se abre. Mi corazón cae un poco. Continúo aplicándome
maquillaje. Él camina a mi lado.
—¿A dónde vas?
—Voy a salir con Eric —respondo sin emoción.
Hay una pausa incomoda, y luego Jeremy pregunta—: ¿Cómo en
una cita?
—No lo sé —respondo—. Van a haber más personas allí, pero él me
recogerá y pagara por mí. Por lo tanto no sé lo que eso sugiere.
Cruzando sus brazos, Jeremy de repente tiene un aire diferente a su
alrededor. —Puedo darte dinero si lo necesitas. Él no tiene que pagar por ti.
—Jeremy —replico—. Tú estabas desmayado y con resaca, no iba a
despertarte. Eric se ofreció a pagar y creo que es amable de su parte. Es
un buen chico.
—Sera mejor que te trate bien —gruñe.
Lo miro. —Pórtate bien y cálmate.
Jeremy da un paso adelante y pone sus brazos a mí alrededor. Lleva
sus labios a mi mejilla y me besa suavemente. —Me preocupo por ti. —Ese
beso envía escalofríos por mi espalda. De repente lo empujo y me alejo de
él. Jeremy me mira preocupado—: ¿Qué está mal Izzy?
—Nada —balbuceo—. Solo necesito prepararme.
Mi pecho se aprieta con la idea de él olvidándolo. Siempre recordaré
que paso. Los toques y como se sintieron, pero eso no es ni siquiera una
preocupación para él. ¿Entonces, que hago ahora?
—Hay algo mal —Jeremy declara—. Prometimos siempre ser honestos
el uno con el otro.
Nerviosamente, saco mi brillo de labios y empiezo a colocármelo. Mi
mano está temblando un poco. —No hay nada mal.
—Es por Kaitlin —gime y se aparta de mí—. No debí habértelo dicho.
—¡No! —exclamo—. Es bueno que me hayas dicho sobre Kaitlin. ¡No es
eso! Bueno, está bien, tal vez un poco de eso, pero no de la manera que
crees.
Apoyándose en el mostrador junto a mí, Jeremy pregunta—: Entonces
¿Qué es? ¿Qué está mal?
—Simplemente… me siento un poco incómoda. Como… no lo sé.
Olvídalo, no es gran cosa. Nada de esto es gran cosa. Me alegra que me
lo dijeras. Es algo bueno para ti.
—Isabelle —Jeremy dice, dando un paso al frente—. Eres mi amiga y
Página | 336 eso no tiene que ver con Kaitlin. Si, los primeros días, te ayude por ella, pero
luego, bueno, empecé a preocuparme por ti. Eres muy diferente a ella, y
eso no es algo malo. Te adoro. Eres una increíble persona y amiga. No
quiero que pienses menos de nuestra relación. Como dije, ustedes dos se
hubieran AMADO. Honestamente pienso que se hubieran olvidado de mí.
Resoplo—: Jeremy no creo que haya una persona en este planeta
que pueda olvidarse de ti.
—Debido a mi diabólico buen aspecto —bromea.
Ahora, ruedo mis ojos. —No. Estoy hablando sobre tu personalidad.
Eres muy carismático y divertido. Das una buena impresión a la gente.
—Ah, eres tan linda —suspira, obviamente contento con mi
comentario—. Así que, ¿necesito tener una conversación con Eric antes de
que salgan hoy?
Mis ojos giran y lo miro. —Te juro, que si haces eso, me convertiré en tu
peor pesadilla.
—¿Vamos a eso de nuevo? Recuerda, Todavía me debes una por
golpearme el pie en el trabajo. Oh si, pequeña, ¡no me olvidé de eso! Solo
estoy esperando el momento más oportuno. Vendrá, te lo prometo, y será
magistral.
Gimoteando, me quejo—: ¡Jeremy! Eso es totalmente injusto. ¡No me
avergüences!
—¡Tú me avergonzaste! Delante de mis compañeros de trabajo nada
menos. Bese a una chica y luego ella me hirió. ¿Qué dice eso acerca de
mis habilidades seduciendo mujeres? —Jeremy pregunta dramáticamente.
—Oh cállate —chasqueo—. ¡No te avergüenzas!
Con una enorme sonrisa, Jeremy dice—: Tienes razón. No me
avergüenzo, pero habrá venganza.
—Como sea, necesito prepararme. Eric estará aquí pronto. —Vuelvo a
seguir poniéndome mi maquillaje.
—¿Me prometerías algo? —Jeremy pregunta.
Titubeando, digo—: ¿Qué?
—Solo di que me prometerás algo.
—Está bien, lo prometo. ¿Ahora que estoy prometiendo? —pregunto
con vehemencia.
Jeremy solo sonríe. —Qué le dirás a Eric que si algo te sucede, tendrá
que responder ante mí.
—¡Jeremy, no voy a decirle eso!
Él cruza sus brazos. —Lo prometiste.
Página | 337 Estrechando mis ojos, replico—: Te detesto.
—Me amas, no te mientas a ti misma —Jeremy se ríe.
—¿Vas a dejar que termine? ¡¿POR FAVOR!?
Dándome una mirada, Jeremy replica—: NO, voy hacer cualquier
cosa para sabotear tu C-I-T-A.
—¿Qué? ¿Por qué harías eso? —Suspiro—. ¡Yo nunca te haría eso! —
Entonces el recuerdo de anoche pasa por mi cabeza. Rápidamente giro
mi cara y miro hacia otra parte.
—Quiero mantenerte toda para mí —Jeremy dice—. Nada de chicos.
Ahora, lo voy a ignorar. —Como sea Jeremy —Arreglo mi brillo labial y
luego guardo todo. Él solo continúa mirándome fijamente. Saco mi
plancha para pasarla de nuevo por mi cabello. Puedo sentir el peso de su
mirada. Es como si estuviéramos en un duelo. ¿Quién va a ceder primero?
Finalmente, el cruza sus brazos. No puedo más y empiezo a reír—. ¡Eres
ridículo! —grito.
Él solo sonríe. —Realmente soy un imbécil, ¿no?
—¡SI! Gracias por admitirlo. —exclamo.
—Solo no quiero renunciar a ti. No me entusiasma que vayas a una
cita.
—No es una cita, por así decirlo. Vamos todos juntos como amigos.
Ellos también te invitaron, obviamente no es una cita —insisto.
Jeremy aplaude. —Voy a ir a prepararme.
—¡No! Por favor. Quiero hacer esto por mi cuenta.
El agarra su pecho y jadea. —¿No me quieres contigo?
—No es eso, pero pienso que serías un poco intimidante para Eric, y si
quiero tener una cita con él, que tu estés asustándolo, no es una buena
manera de hacerlo —le respondo.
—¿Qué cosa divertida me estoy perdiendo, entonces? —pregunta
Jeremy haciendo pucheros.
Sonrió. —Pizza y mini golf.
Eso parece ser gracioso para Jeremy. —¿En serio?
—Síp, será divertido, así que mantén tu boca cerrada.
Él sonríe.
—Siempre y cuando te diviertas, no importa lo que hagas. Pienso que
esto será bueno para ti, sin embargo, quiero darle una severa charla a Eric.
—Podrías por favor dejarlo en paz —gimoteo.
Página | 338 —Nop, lo siento, ¿cómo se supone que voy a protegerte si dejo que
algún chico deambule por tu vida, sin acribillarlo con preguntas?
Dejando mi plancha, me vuelvo hacia Jeremy. —Por favor, no arruines
esto para mí.
Jeremy me mira fijamente durante un minuto. —No quiero que te
hagan daño, y una parte de mi no quiere ser apartada por un nuevo chico
en tu vida.
—Estoy más preocupada acerca de cuándo consigas novia —
declaro—. Tendrás ciertos impulsos que no puedo llenar. —Mientras esas
palabras salen, mi corazón cae—. Quiero decir —tartamudeo—. Sería
diferente.
Hay una pausa y luego Jeremy aparta la vista rápidamente. —Puedo
prometerte, que no cambiará las cosas entre nosotros.
—Es bueno saberlo —susurro nerviosamente.
Es un poco incómodo por unos minutos. Digo, si él no lo recuerda, ¿Por
qué está actuando tan raro? Finalmente, dice—: Luces muy linda por
cierto.
—Gracias —respondo, mirando hacia abajo—. Cassandra me dijo
que ponerme.
—¿Llamaste a Cassandra para pedirle ayuda? —Jeremy pregunta,
luciendo sorprendido.
Me congelo. —Por supuesto, no sé cómo vestirme para estas cosas.
Ella es mi amiga ahora y una chica, su consejo fue apreciado.
—Yo habría ayudado —dice Jeremy, casi haciendo pucheros.
—Tú estabas desmayado debido a la resaca. No iba a despertarte
para que me ayudaras a escoger conjunto.
Él se acerca a mí y susurra:
—Me gusta saber qué es lo que está sucediendo en tu cuerpo.
Girando mis ojos, lo empujo lejos. No quiero pensar en que le guste
algo de mi cuerpo en este momento. —Solo cállate, quiero que otros
chicos quieran saber qué pasa con mi cuerpo.
Jeremy se detiene y dice con rudeza—: Oh… Supongo que es verdad.
Pues bien, no quiero meterme en el camino. —Se voltea y se va.
—¡Jeremy! —exclamo. El camina por el pasillo fuera de mi vista. Gimo
y agarro mi plancha. Cuando he terminado, debo admitir, que me veo
bien, hasta linda. Enderezó mi falda y camino hacia la sala de estar.
Jeremy está bebiendo un vaso de agua—. ¿Estás seguro de que deberías
estar bebiendo tan rápido? —le pregunto.
Página | 339
El prácticamente golpea el vaso al bajarlo. —Pienso que sé cómo
beber.
—¡Bueno, lo siento! —chasqueo—. ¿No eres un idiota con resaca? Me
alegro de que vaya a salir, puedes hacer un berrinche cuando me vaya.
—Oh Dios mío, NO acabo de decir eso.
Lentamente, él se voltea y gruñe:
—¿Qué es lo que acabas de decir?
—Nada, lo siento —susurro.
—Oh no, estás en muchos problemas —Jeremy grita. Viene corriendo
hacia mí y yo me muevo rápido fuera del camino. Salto sobre el sofá y él
me sigue. Siendo bastante rápida, corro a mi habitación saltando sobre las
cosas. No muy lejos de mi cama, me agarra. Caemos al suelo y Jeremy me
atrae hacia él.
Lanza una pierna por encima, sentándose encima de mí. —Ahora,
¿Qué voy hacer?
Riendo, respondo—: Un berrinche.
Inmediatamente, empieza hacerme cosquillas y grito. —¿Estoy
comportándome como un qué?
—¡Idiota! —jadeo. El solo me hace más cosquillas—. ¡Alto! —grito.
Inclinándose, Jeremy susurra—: ¡Nunca!
Con un poco de fuerza, hago lo que Kent me enseño y empujo a
Jeremy fuera de mi estómago. Invierto posiciones sentándome encima de
él. Agarro sus muñecas, trato con fuerza de mantenerlas en su pecho. —
Dije alto. Ahora juega justo.
—Tú fuiste la atrevida. Tan imprudente de repente, ¿qué pasa
contigo? —Jeremy pregunta, con una enorme sonrisa.
—Tal vez estas sacando mi lado travieso —respondo, riendo.
Sus cejas se alzan. —Lado travieso, ¿de verdad? No sabía que tuvieras
un lado travieso. ¿Esto va con alguna lencería traviesa?
Mi estado de ánimo cambia de repente. Estoy encima de Jeremy y
estamos en una especie de lucha libre. Los recuerdos vienen hacía mí,
especialmente, la sensación de su tacto en mi piel. Quiero inclinarme y
besarlo. Besarlo con pasión como nunca ha visto antes. Eso me hace
vacilar. Me levanto rápido y salgo de encima de él. —No hay lencería
traviesa. Nunca he estado en una situación donde necesite tener lencería.
Necesito ponerme mi abrigo.
Apoyándose en sus codos, Jeremy pregunta—: ¿Que está mal? Has
Página | 340 estado actuando rara y diferente todo el día. Realmente pienso que algo
está mal. Es sobre Kaitlin ¿no es así?
—¡No! —exclamo—. ¡Ella no tiene nada que ver con esto!
—¡Ves, hay algo! ¿Qué está mal contigo? Estas actuando muy
peculiar.
Me doy la vuelta. —Tú estás actuando igual de raro. Un minuto estas
bromeando y al siguiente estas cabreado.
—Tengo resaca, ¿Cuál es tu excusa? —Jeremy replica.
Poniéndome de pie, aliso mi falda. —Nada está mal. Solo estoy
nerviosa por salir con Eric.
Jeremy me mira pensativo. —No te creo.
—Por favor… déjalo. Estoy bien. No hay nada malo ente tú y yo.
—Pienso que estas mintiendo —Jeremy murmura, mientras se da la
vuelta para levantarse—, pero te dejare en paz.
De repente hay un bocinazo desde afuera. —¡Oh! —chillo—.¡Ese es
Eric! ¡¿Cómo luzco?!
Con un profundo suspiro, responde—: Fabulosa. Diviértete, pero se
cuidadosa ¿está bien?
—Si —digo, voy hacía a él. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura
y lo abrazo. El me atrae más cerca. Gentilmente besa mi cabeza—. Está
bien —retrocedo—. Te veré más tarde.
—Aquí estaré. No voy a salir esta noche, necesito… descanso…
mucho descanso. Aquí en realidad se ve bien —murmura, cayendo sobre
mi cama.
Me rio y salgo del cuarto. Con rapidez, corro y agarro mi abrigo.
Grito—: ¡ADIOS! —La única respuesta que obtengo son algunas quejas.
Abro la puerta y bajo la escaleras. Cuando llego abajo, me detengo no
quiero parecer idiota.
Eric está sentado en su carro tamborileando sus dedos en el volante al
ritmo de la música. Me acerco al auto y abro la puerta. El me mira y
sonríe—: Hola Isabelle.
—Hola —respondo sentándome. Cierro la puerta y respiro profundo—.
¿Seremos los únicos en tu auto?
—Síp, le dije a Jack que tenía que ir con alguien más. Tenía miedo de
que él no se fuera hasta que consiguiera hablar con Jeremy sobre ese
estúpido auto.
Eso me hace reír.
Página | 341 —Él está despierto ahora. Sin sentirse muy bien, pero está vivo.
—¿Gripe? —Eric pregunta, mientras se aleja de la acera.
Resoplando, le digo—: Más o menos.
—Entonces, ¿has estado en Legend’s antes? —Eric pregunta.
—Umm, tal vez cuando tenía siete… eso creo —respondo, dándole
una mirada tímida.
Con una sonrisa, Eric dice—: Nosotros en cierto modo hacemos esto
bastante. Suena cursi, lo sé, pero es realmente divertido.
—No, suena bien. Nunca he jugado mini golf sin embargo.
Probablemente soy terrible en ello.
—Todo el mundo es malo, excepto por Jack. Él es solo ridículo. Puedes
ser mi pareja. Así si nos avergonzamos a nosotros mismo, lo hacemos juntos.
Jack no tiene piedad —declara Eric.
Ruedo mis ojos. —Tal vez debería juntarse con Jeremy. —De repente,
mi teléfono suena—. ¿Qué demonios? —murmuro, tirando de él para
sacarlo.
Hay un mensaje de texto. Dice: Recuerda tu promesa. Dile a Eric mi
mensaje.
—¡¿En serio Jeremy?! —susurro.
Mirándome por el rabillo del ojo, Eric dice:
—¿Qué pasa?
—Voy a matarlo —me quejo. Mis ojos van a Eric y él me da una
mirada confundía. Queriendo llorar, susurro—: Jeremy quiere que te
advierta que si algo me pasa, tendrás que responder ante él. Por favor,
solo ignóralo. Yo lo hago.
Eric solo ríe.
—Me aseguraré de que estés a salvo jugando mini golf esta noche.
—Él es ridículo a veces. No hay excusas para él.
—Jeremy es protector contigo. Eso es bueno. Todo el mundo necesita
alguien que vele por ellos —señala Eric.
Estamos en silencio por un rato. Hasta que finalmente digo—: No soy
realmente cercana a nadie. Soy cercana a Jeremy. De eso se trata.
—Es como tener un hermano mayor —Eric replica con cautela.
—Eek —chillo—. De seguro espero que no. Yo lo beso. Eww, raro y una
cantidad de tonos de desagradable.
Asintiendo, Eric dice—: Eso es probablemente cierto. Entonces…
ustedes… ¿se besan mucho? Digo, realmente no es mi problema.
Página | 342 —En realidad lo hacemos. —Me río—. Somos extremadamente
afectuosos pero no es lo que piensas. Nosotros no estamos involucrados o
algo así. Jeremy y yo solo somos cercanos.
—Yo no ando por ahí besando a mis amigos —dice Eric suavemente—
. Aunque si abrazo, pero besar suena mucho más divertido. Bueno, tal vez
no con Jack.
Riendo, le respondo—: No, no creo que Jack sea tu tipo.
—¿Pero Jeremy es el tuyo?
—¿Jeremy? ¿Mi tipo de qué? ¿Novio? No lo sé. Nunca he tenido un
novio, así que ni siquiera sé cuál sería mi tipo. ¿Cuál es tu tipo de chica? —
pregunto.
Eric se encoje de hombros.
—TIENE que tener sentido del humor. Ese es definitivamente un atributo
que debe de tener. He salido con chicas que no se reirían de nada. Fue
horrible.
—¿Puedo preguntar cuántas novias has tenido, o eso sobrepasa mis
límites? Soy nueva en esta cosa de tener amigos. Jeremy y yo nos decimos
todo, eso es un poco diferente.
—He salido con mi parte de chicas, he tenido dos novias serias. No
este año, todavía. Algunas chicas con las que vamos a la escuela son
poco profundas, lo que encuentro no atractivo. Tal vez estoy creciendo y
están un poco detrás de mí.
Mirando por la ventana, digo—: Yo tuve que crecer hace tiempo. Mi
mamá no se hacía cargo de mí. No tenía a nadie. Por lo tanto he
aprendido por mi cuenta. Luego, cuando fui creciendo, mi mama empezó
a confiar en mí. Tuve que limpiar su vómito. Hice todo lo de la cocina y
limpieza. Quizás tú no puedas comprender porque me escondo del
mundo.
—Mi familia es una locura. —Eric sonríe—, pero nos amamos los unos a
los otros. Acción de gracias y navidad son una locura.
—Nosotras celebrábamos eso cuando era pequeña. Mi mamá ahora
me da dinero para navidad, para comprarme cosas. Que suele ser el valor
de los suministros de arte para un año. Honestamente solía soñar con tener
una mágica mañana de navidad: bajando con regalos hermosamente
envueltos debajo del árbol, haciendo chocolate, y todo el mundo riendo.
Con una sonrisa, Eric responde—: Puede ser de esa manera, también
puede ser: niños peleando por los regalos, papel por todas partes, el nivel
de ruido tan fuerte que no se oye a nadie. Después de terminar con los
regalos, tienes que seguir adelante con la locura del día de Navidad. No es
exactamente lo que te has imaginado.
Página | 343
—Eso sería mejor que nada —respondo—. Le voy a dar a mis hijos las
mejores fiestas de sus vidas. No quiero decir que los voy a malcriar, pero
haremos todas esas cosas divertidas.
—Eres más que bienvenida a pasar las fiestas con nosotros. Mi mamá
ama tener más gente. Ella cocina como un alma en pena y entre más
gente, más comida.
Mi mandíbula cae un poco. ¿Acaba de decir lo que creo que dijo y
no estoy hablando de la parte de cocinar?
—Bueno, gracias por invitarme, pero probablemente la pasaré con
Jeremy.
—¿Iras a Texas a visitar a su familia? —Eric pregunta.
—No creo —respondo. ¿Qué digo?— Probablemente seremos
nosotros dos. Creo que lo voy a hacer comprar un árbol sin embargo. No
he tenido un árbol desde que era una niña.
Eric sonríe. —Amo el olor de los pinos pero mi mamá es alérgica, por
eso tenemos uno falso.
—Eso en cierto modo apesta —replico—. Yo quiero uno real. Aunque
dudo que Jeremy tenga algún adorno. Puede ser una costosa inversión. —
Mi mente vuelve a lo que me dijo acerca del fidecomiso. Supongo que no
será nada para él, pero no sé si aún me siento cómoda con que este
gastando dinero en mi. Digo, es el dinero de Kaitlin. No sé cómo me siento.
Es muy confuso.
Un poco después, entramos al estacionamiento. Estaba bastante
lleno. — Parece que todos los demás ya están aquí —dice Eric.
—¿Quiénes son todos los demás? —pregunto.
—Holly y su novio Greg, Ashley, Rose, Jeff, Walt y Jack —Eric
responde—. Los conoces a todos excepto a Greg.
Sonriendo, exhalo. —Bien, estaría nerviosa si fuera un montón de
gente que no conociera.
—Nop, solo un grupo pequeño, nadie a quien debas temerle. —Eric
me tranquiliza.
Salimos del auto, y hace un poco frio. Me estremezco. Quizás la
próxima vez no escuchare a Cassandra sobre que debería ponerme. ¡Frío!
Sigo a Eric hasta el edificio. Es un poco raro. Me doy cuenta de lo mucho
que Jeremy y yo nos tocamos. El agarra mi mano o pone su mano en mi
espalda, cuando caminamos a algún lugar. No estoy diciendo que Eric
debería hacerlo, es solo que caí en cuenta de que es lo que Jeremy hace.
Es lindo y caliente adentro en el edificio, así que me quito la
Página | 344 chaqueta. Eric me mira y sonríe. Me sonrojo. Encontramos a los demás
sentados en una mesa larga. —Hola chicos —Eric dice alegremente—.
¿Recuerdan a Isabelle?
—Claro —Holly dice—. Amo tu atuendo, ¡totalmente adorable!
—Gracias —susurro.
Jack exclama sarcásticamente—: No me dejaron ir a recogerte.
—Sí, me dijeron —e rio.
—Bueno, ustedes necesitan ir a conseguir unos palos de golf y bolas,
así podremos empezar. Estoy listo para patear algunos traseros —Jack dice,
frotándose sus manos
Eric inclina su cabeza.
—Vamos. —Caminamos hacia la cabina de juegos—. Mini-golf para
dos, por favor —le dice a la encargada.
—Serian doce dólares —dice ella.
El saca el dinero y se lo entrega. —Gracias —digo—, de verdad lo
aprecio.
—No hay problema —Eric replica. La encargada nos entrega nuestras
cosas.
Cuando volvemos al grupo, Jack se levanta rápido. —Isabelle es mi
pareja.
—Oh —empiezo, mirando a Eric—. Creía que Eric iba a ser mi pareja.
Así, cuando los dos lo hagamos horrible, al menos estaremos juntos.
—Eric no es horrible en esto —Jack dice, obviamente confundido.
Mis ojos se vuelven hacia Eric. Él se queja.
—Está bien, iba a enseñarle cómo hacerlo, sin hacerla sentir
incómoda. Vaya, Jack, ¿no piensas?
Él sonríe.
—No, es sábado. Bien sé su pareja. Me limitaré a vencerlos a los dos.
Deberías ser mi compañera Izzy, podrías haber ganado en realidad.
Eso me hace reír. Eric rueda sus ojos y caminamos por pasillo.
—Porque no todo el mundo va primero —Eric siguiere—. Me tomare
mi tiempo con Isabelle.
—¡Estoy de acuerdo! —exclama Jack. Él va primero y lo logra en dos
golpes.
Miro a Eric y él se encoge de hombros. Todo el mundo pasa, y estoy
feliz de que no todos sean tan buenos como Jack. Finalmente, es mi turno.
Página | 345 Eric me muestra cómo pararme.
—Ahora, dale un golpecito.
Llevando mi palo hacia atrás, golpeo la pelota. Se va navegando,
rebotando en uno de los pequeños edificios, y hacia el siguiente tramo.
Jack está de pie allí y mi bola rueda por delante de él y entra en el agujero
del otro tramo. Él lanza sus manos al aire y grita:
—¡Anotación!
Todo el mundo comienza a animarme. Cubro mi cara con
mortificación. Eric se dobla de la risa.
—¡Eso es increíble!
—Cállate —murmuro.
—Amigo, ¡eso es como puntos por trucos de tiro! —grita Jack.
Eric agarra mis manos, alejándolas de mi cara.
—No hay necesidad de que te sientas avergonzada. Esa fue la mejor
cosa que he visto en mucho tiempo. Creo que vamos a contarlo como un
solo golpe para los dos primeros tramos. Quiero decir, como una forma de
simplemente sacarlo del camino.
—Me siento humillada —me quejo.
—No, mira, todo el mundo está animándote porque fue una buena
cosa. Nadie se está riendo de ti, Isabelle. ¿Qué diría Jeremy ahora mismo
para que no estés avergonzada?
Mis ojos ruedan hasta casi alcanzar la parte posterior de mi cabeza.
—¿Me estás tomando el pelo? Él haría su mejor esfuerzo para
avergonzarme aún más. Es lo que hace, pero me ayuda a superar mi
timidez.
—Bueno, yo no voy a hacer eso, pero iré yo así no caemos demasiado
lejos. —Él pone su bola abajo—. Ahora, la golpeo LIGERAMENTE.
Lo hace y la pelota baja por la pequeña rampa. El resto de los tramos
de mini golf van sin más golpes disparados. En realidad, no soy tan mala en
ello. Nos reímos y pasamos un muy, muy buen momento. Es diferente que
estar con Jeremy. No puedo poner mi dedo en la llaga. Todavía soy súper
tímida alrededor de Eric, pero eso no es una sorpresa. Cuando nos
sentamos a comer pizza, Eric trae su asiento a mi lado. Nerviosa jugueteo
con mis dedos.
—¿Quién quiere qué? —Jack pregunta—. Yo comeré cualquier cosa.
—Ya lo sabemos —replica Holly—. He visto algunas de las cosas que
comes en el almuerzo.
—Lo que sea —gime Jack con sarcasmo.
Página | 346 Eric me mira.
—¿Qué te gustaría en tu pizza?
—Cualquier cosa, en realidad —le respondo.
—Entonces deberíamos pedir una suprema, una de pepperoni y una
con salchicha —dice Ashley con decisión.
Asiento.
—Me parece bien. —Todo el mundo habla a mil por hora. Soy un
poco reservada y tranquila. Es diferente con estos chicos. Estoy volviendo a
ser súper tímida. No entiendo por qué.
Eric finalmente me mira y susurra:
—¿Te estás divirtiendo?
—Sí —respondo—. Simplemente me gusta escuchar a los demás.
—Te hablarán hasta que te aburran si los dejas —afirma—. Jack es el
peor.
Eso me hace reír.
—Todos son geniales.
—¿Qué es lo que haces con Jeremy? —pregunta Eric.
Encogiéndome de hombros, le respondo—: Vamos a comer, ver
películas, entrenamos…
—¿Entrenan? —Eric pregunta con una expresión un poco confundida.
—Umm, me está enseñando algunos movimientos de artes marciales
para protegerme mejor a mí misma.
—¿En serio? —dice Eric, viéndose sorprendido—. Eso es impresionante.
Jack interrumpe.
—¿Qué es impresionante?
—Jeremy le está enseñando a Isabelle artes marciales —responde
Eric.
—¡Oh! Jeremy no, Kent, nuestro amigo Kent. Quiero decir, Jeremy
sabe mucho, pero Kent es como un cinturón negro. Él me está enseñando.
Jeremy sólo entrena conmigo. En realidad, por lo general termino con
Jeremy sujetándome en el suelo, haciéndome cosquillas hasta que grito. —
Suspiro.
Ashley me mira con nostalgia.
—Él me puede inmovilizar en cualquier momento que quiera. —Me río
y niego con la cabeza—. ¿Qué? Él es precioso.
—Él es ridículamente guapo —agrega Rose.
Página | 347 Resoplando, digo:
—Y lo sabe, también. No, en serio, las chicas con las que sale son muy
bonitas, hermosas, incluso.
—Por lo tanto, ¿ustedes no están juntos? —pregunta Ashley—. Como,
¿no van a citas o algo así?
—Bueno, hemos tenido citas. Él me llevó a una fantástica cena en un
caro asadero. Fue muy agradable. Nos vestimos elegantemente. El
camarero llevaba un esmoquin. Había baile real allí. Todo fue genial.
Todos en la mesa se sientan y me miran. Finalmente, Eric dice:
—Wow, creo que pone a esto en vergüenza.
—¿Qué? —dejo salir—. No, esto es impresionante. Por favor, no, no
quiero que pienses eso.
—Tienen una excelente pizza aquí —dice Jack, tomando otro
bocado.
—Basta de hablar de Jeremy —afirmo—. Vamos a hablar de otra
cosa.
Así que eso hacemos. Es una gran noche y tengo un montón de
diversión. En el camino a casa, estoy un poco nerviosa de nuevo. Pasé un
gran rato con Eric, y ahora llega a su fin. Interactuar con Jeremy es muy
diferente a interactuar con otros chicos. No estoy segura de qué hacer.
Llegamos a la casa y Eric parquea el auto. Se vuelve hacia mí—: Entonces,
¿lo has pasado bien?
—Sí, fue muy divertido. Muchas gracias por invitarme y llevarme y,
además, pagar por mí. Eso fue muy amable de tu parte. Tal vez la próxima
vez yo invitaré —digo—. Quiero decir, si quieres salir de nuevo. No tienes
que hacerlo. Estaba asumiendo que lo harías. —Mi cara está en llamas,
estoy sonrojándome muy duramente.
Él se ríe y niega con la cabeza.
—Eres tan linda. Hemos tenido un montón de diversión contigo. Creo
que sin duda nos reuniremos de nuevo.
—Eso suena bien —le susurro con timidez y miro hacia otro lado.
Hay un silencio y luego lo oigo decir—: ¿Es ese Jeremy?
Miro hacia arriba para ver a alguien corriendo por la cuadra. Mis ojos
ruedan y luego se cierran.
—Sí —es todo lo que puedo decir. Cuando miro de nuevo por la
ventana, Jeremy se detiene al lado del auto. Voy a matarlo. Me mira e
inclina la cabeza. Yo articulo con la boca un “vete”. Con una sonrisa
diabólica, se acerca al auto y abre la puerta.
7Buchaca: Agujero en las esquinas y lados de la mesa de billar donde deben caer las
bolas.
poco aturdida, mientras da su tiro. Él, por supuesto, hace que la bola entre
en la buchaca, y luego las de los tres disparos después de ese.
Me muerdo el labio porque no sé quién quiero que gane. ¿No está
mal de mi parte? ¿No debería querer que Eric gane? Veo mientras ellos
Página | 374 van y vienen, poniéndose más y más serios mientras el juego progresa.
Entonces me doy cuenta. Esto es en realidad tiene un fondo atractivo. No
tengo ni idea de por qué, pero es algo sexy.
Finalmente, ambos están a una bola y la bola 8. Se toman un minuto y
estudian la mesa. Jeremy mira a Eric. —Tienes una oportunidad de hacer
esto. Recuerda que hay 50 dólares como apuesta.
—El dinero no es un problema —Eric replica.
—Hay que subir la apuesta entonces —responde Jeremy. Se vuelve y
me mira—. Isabelle, ¿qué podríamos posiblemente poner en la apuesta?
Mi ira se dispara instantáneamente. —No tengo ni idea —siseo.
—Bueno, eres una chica hermosa. Digo que apuesto a que el
ganador puede llevar fuera a Isabelle en la noche, con lo que le gane al
otro jugador —dice Jeremy.
Oh Dios mío, voy a matarlo.
Eric asiente con la cabeza. —Hecho.
Mi boca se abre. —¿Eh?
—Continua mi muchacho —suspira Jeremy—. Isabelle y yo queremos
salir en la noche.
Tomando una respiración profunda, Eric se inclina. Se queda mirando
la bola mientras mueve su palo de billar adelante y atrás y da el disparo.
Mete su bola en la buchaca. —¿Y ahora qué ? —pregunto.
—Él tiene que meter la bola 8 en la misma buchaca —responde
Jack—. Es un tiro duro.
Con un aspecto muy serio, Eric da el disparo... y falla. Jeremy se
acerca a él y le da una palmadita en la espalda. —Buen intento. Espero
que no haya malos sentimientos.
Jeremy se inclina y da un tiro y mete la bola. De pie, él se acerca a mí.
—¿Qué quieres hacer esta noche, cariño?
—Jeremy —me quejo—. No lo hagas.
Él sólo sonríe. —Bola 8, buchaca de la esquina. —Él se inclina y clava
totalmente la bola en la buchaca derecha—. Lo siento, Eric.
Eric sólo lo mira y luego sonríe. —Está todo bien, sólo es un juego. —
Alcanza su billetera y saca el dinero—. Aquí tienes.
Se lo arrebato y lo meto de nuevo en su billetera. —No vamos a tomar
eso. ¡Esto es una tontería!
—No, él ganó —dice Eric—, recibe el dinero.
Sacudiendo la cabeza, Jeremy dice—: En realidad no voy a tomar tu
Página | 375 dinero. Fue por diversión. Tendré que sacarte más a menudo.
De repente, soy levantada desde atrás y oigo—: ¡MY ISABELLE! —
gritado en mi oído.
Al instante me congelo. Cuando me vuelven a bajar, doy la vuelta
para ver...
—¡JOSH! —Salto a sus brazos y le doy un abrazo—.¿Qué estás
haciendo aquí?
—De hecho, acabamos de llegar. Estos son Sam y mi hermano Lucas
—Josh explica, señalando a otros dos chicos.
—Hola —los saludo moviendo mi mano—. Fuimos a la exhibición de
autos hoy, y aprendí que me gustan las importaciones.
Josh choca los cinco conmigo. —Increíble, me gustas más cada día.
—Oh, estos son mis amigos, Eric y Jack. También fueron a la exhibición
de autos.
Jack y Eric dicen—: Hola.
—Oye, tú eres el hermano que posee el club nocturno —le digo—.
Kent me hablo acerca de ti.
—Sí, soy dueño del club nocturno. ¿Has estado allí? —pregunta Lucas.
Niego con la cabeza. —No, todavía no. Esperemos que pronto, sin
embargo.
—Ella no tiene 21 —exclama Jack.
Jeremy cierra los ojos. —Lo sabemos Jack.
Eric mira a su amigo—: Hay una noche en que dejan que la gente
entre las edades de 18 a 21 ingresen a la parte inferior del club.
—Eres publicidad gratuita —Lucas se ríe—. Deberían venir. Podrían
pasar un buen rato.
—Tengo la intención de bailar con Isabelle —Josh exclama y me
recoge del suelo.
Riendo, lo golpeo. —Déjame en el suelo.
—No —se ríe—. ¿Terminaron de jugar o qué?
—Deberíamos hacer equipos —dice Jeremy—. Tomaré a Eric.
Eric lo mira y le da la sonrisa más pícara. Pongo los ojos en blanco, y
paso el resto de la noche viendo un montón de lazos masculinos. Todos
ellos me compran la suficiente gaseosa y luego pizza para hacerme
enfermar. Finalmente, es tarde y bostezo.
Página | 376 Jeremy viene caminando hacia mí. —¿Está cansada, nena?
—Mmmhmmm —le respondo, adormilada—. Quiero ir a casa y
meterme en la cama.
—Me parece bien —Jeremy sonríe en respuesta.
—SOLA —subrayo.
Jeremy se agarra el pecho. —Ay, ¿por qué el repentino cambio de
corazón?
Aparto la mirada. —No lo ha habido, pero... no estamos juntos... no
deberíamos estar haciendo eso. Eric se lo ha tomado en broma todo este
tiempo, pero ¿qué pasa si quiere salir en una cita? —le susurro—. No podría
hacer eso después de pasar dos noches durmiendo en tu cama.
—¿Desde cuándo nos importa lo que piensen los demás? —Jeremy
pregunta en voz baja—. Somos tú y yo, nena.
La tensión se forma en mi pecho. —No somos tú y yo Jeremy. —
Suspiro, mirándolo a los ojos—. No estamos juntos.
Él está allí por un segundo con la mirada fija en mí. Luego lleva sus
dedos hacia arriba por el lado de mi cara y poco a poco los lleva hacia
abajo. La boca de Jeremy se abre para decir algo, pero de repente Jack
está a nuestro lado. —Tío, me doy cuenta de que tengo 18, pero es
domingo y tengo que estar en casa pronto.
—Podemos irnos —dice Jeremy rápidamente, dejando caer su mano.
Quiero de todo corazón que la mantenga allí—. Vamos, nena. —Bajo
desde mi taburete y lo sigo hacia el grupo.
Luego decimos nuestras buenas noches a Eric y Jack cuando los
dejamos en sus casas. Ambos dijeron que tuvieron un rato estupendo y que
me verían mañana. Eso me hizo feliz.
Cuando Jeremy y yo llegamos a casa, estamos silenciosos. Entro en mi
habitación y me cambio al pijama. A continuación, voy al baño y empiezo
a lavarme el maquillaje. Jeremy llega caminando a mi lado. Está sin
camisa de nuevo. ¿Por qué me hace esto a mí? Enjuago mi cara y me
seco con una toalla. —¿Necesitas cepillarte los dientes? —pregunto.
Él asiente con la cabeza, estirando su mano para tomar su cepillo de
dientes. Tomo el mío también y nos cepillamos los dientes en silencio.
Cuando termino, lo miro. —Muchas gracias por hoy. Estuvo muy divertido y
fue genial pasar el rato con Eric y Jack.
—Especialmente con Eric —Jeremy añade en voz baja.
—Sí —le respondo—. Tuve un buen tiempo contigo también. —Lo
empujo con mi cadera—. Mi día no habría estado completo sin ti.
Esa parece hacerlo sonreír. —Mientras que yo sepa que no voy a
Página | 377 perderte totalmente.
—¿De qué estás hablando? —le pregunto.
—Tú y Eric. Veo la forma en que te mira Isabelle. No se necesita
mucho para conseguir que salga contigo en una cita. Solo me sentí
incómodo. Tuve que contenerme demasiado.
Cruzando los brazos, le digo—: No te contuviste mucho.
—Oh, confía en mí, lo hice, y mucho. Quiero lo que sea que quieras y
si deseas a Eric, entonces te conseguiré a Eric —Jeremy declara en voz
baja, sin encontrarse con mis ojos.
Vacilante, le digo—: Y si quisiera algo más...
—Te ayudaría a obtener eso también —susurra Jeremy—. Tenemos
que ir a dormir. Tengo trabajo y tú tienes escuela.
—Está bien. —Suspiro. De repente, tengo un montón de sentimientos
extraños arremolinándose a mí alrededor. Nos detenemos en las entradas
a nuestras habitaciones y nos miramos el uno al otro—. Buenas noches —le
susurro.
Jeremy se inclina y me besa muy suavemente en los labios. —Buenas
noches Isabelle. Sabes dónde encontrarme si me necesitas. —Me deja ir y
entra en su habitación.
Doy la vuelta y entro en la mía. Cuando me meto en la cama, como
que me quedo allí, mirando al techo. Me voy a dormir luchando contra el
impulso de ir donde Jeremy.
Capítulo 21
La siguiente semana de escuela es genial. Almuerzo con Eric y sus
Página | 378
amigos todos los días. Jeremy finalmente me enseña a estacionar en
paralelo. Incluso sacamos el auto de Cassandra, por lo que puedo
aprender a conducir un automático. Es un poco raro, cuando sólo he
conducido un manual.
Llega el sábado por la mañana y entro al cuarto de baño.
Bostezando, enciendo la luz. De repente, chillo. Jeremy viene corriendo. —
¿¡Qué está mal!?
—Mis moretones, ¡se han ido! —grito.
Jeremy pone una mano sobre su pecho
—Isabelle, querido Señor, vas a matarme.
—Se han ido, se han ido, se han ido —vitoreo de alegría, saltando de
arriba a abajo.
—Es bueno, bebé. ¿Eso quiere decir que podemos ir a celebrarlo esta
noche? —me pregunta, con una sonrisa maliciosa.
Estrechando los ojos, digo—: ¿Qué tienes en mente?
—Ir al club… tu…. yo, la pista de baile —Jeremy murmura
presionándose contra mí.
—Tú y un montón de chicas en minifalda —replico—. No voy a ser,
incluso, un punto en el radar.
Envuelve sus brazos a mí alrededor. —Siempre serás más que un
punto.
—¿Es noche de MENORES8, como ustedes la llaman?
—Lo es —Jeremy responde alegremente—. ¡Y nosotros iremos!
Con una carcajada, digo—: Me parece bien.
Pasamos el día siendo perezosos, pero alrededor de las cinco,
Cassandra me llama.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—Entonces, ¿vamos al club esta noche? —me interroga rápidamente.
—Sí —contesto, con la misma alegría—. ¿Qué me pongo?
Página | 404 Incapaz de encontrarse con mi mirada, Jeremy mira al suelo. —Yo... —
empieza—. Necesito alejarme. —Con esto se vuelve y hace exactamente
eso.
Mi mandíbula se cae al suelo. Rápidamente dejo el camisón y me
precipito detrás de él. —Jeremy —grito, cuando me acerco a él—. Para. —
Le agarró del brazo y tiro de él parándolo—. No era mi intención hacerte
sentir incómodo.
Se vuelve y me mira. —No es eso. Solo. ¿Qué se supone que debo
decirte? ¿Qué sería inapropiado? Quiero decir, hacemos bromas, pero si te
dijera... no puedo... bien, sí, que te verías caliente como el infierno en eso, y
que probablemente haría que un montón de pensamientos pasen por mi
cabeza, pero ¿eso está mal?
Me quedo mirándolo. Finalmente, le susurro—: No, no creo que esté
mal. Yo digo que eres sexy todo el tiempo. Sabes que te veo de esa
manera, pero nunca haría nada... —Mierda, sí me gustaría hacerlo—.
Vamos a dejar el tema está bien. Comprare pijamas normales y vamos a
dejar de hablar de lencería.
Él abre la boca y la cierra. —Muy bien —él finalmente suspira—.
Escoge lo que quieras.
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, solo debemos irnos.
Burlándose ahora, Jeremy resopla—: No seas ridícula. Si deseas
pijamas más adultas, los obtendremos para ti. Vamos, no me siento
avergonzado con esto. —Me agarra la mano y tira de mí de nuevo a
través de la tienda.
Cuando llegamos al apartamento, lavo toda la ropa de Jeremy y la
cuelgo. Me dijo que simplemente las pusiera en la secadora y rodé los ojos.
—Lavaré la ropa a partir de ahora —declaro—. No se ponen esas cosas en
la secadora.
—Por lo tanto, vamos a ver si lo entiendo, si me equivoco en las tareas,
¿Simplemente las harás tú? Hmm, creo que me va a gustar eso —se burla
Jeremy.
—Limpiare después de ti. No me importa —le digo—- Estoy
acostumbrada a cuidar de la casa y de todos modos, tengo que hacer
algo para recompensarte. —Abro la puerta del armario y saco la escoba.
Cuando la cierro, Jeremy está de pie allí. Él me quita la escoba—. ¡Oye! —
exclamo—. Voy a barrer.
Sosteniendo la escoba, Jeremy dice—: Tú no eres la sirvienta Isabelle.
No me debes nada. Nunca voy a dejar que hagas ni una sola tarea si
tienes esa actitud.
—Este lugar se convertirá en una pocilga si vivimos con esa regla —
Página | 405 declaro en serio—. Ahora, dame la escoba.
—No —afirma sosteniéndola aún más lejos. Salto hacia ella y él gira.
Empieza un juego de mantenerse alejado durante unos diez minutos.
Finalmente, la mantiene por encima de mi cabeza por completo—. Soy un
poco más alto que tú. Nunca vas a conseguirla.
Cruzo los brazos. —Entonces barre el suelo. Está sucio.
—Bien —dice juguetonamente. Lo veo empezar a barrer el piso—. Ves,
yo puedo limpiar.
—Veo eso, muy bien, conseguiste una galleta por hoy —replico.
Se ríe. Pasamos el resto del día sin hacer casi nada. Hay algunas
películas que vemos y hago pollo parmesano para la cena. Sólo somos
nosotros y eso me hace muy feliz.
A la mañana siguiente nos preparamos como lo hacemos todos los
días y me lleva a la escuela como todos los días de la semana. Jeremy me
da un beso en la mejilla, lo que me hace sonreír. Entro a la escuela y veo a
mis… amigos. Hablamos y así sucesivamente. Entonces, mientras me dirijo
hacia mi casillero para el almuerzo, me cogen con la guardia baja.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —grito de felicidad.
Josh se levanta de estar apoyado en mi casillero. —Estoy siendo el
viejo tipo sucio en la escuela secundaria.
Me acerco a él y lo abrazo. —Eso está muy bien, pero en serio, ¿qué
estás haciendo aquí?
—Tuve un almuerzo temprano con Kent en el restaurante y me dijo
que te trajera algo porque dije que no tenía nada que hacer —responde
Josh, que saca una bolsa de detrás de su espalda—. Así que, aquí está el
almuerzo.
—¡Alucinante! —le grito, quitándole la bolsa—. ¿Qué es?
Josh sonríe. —Una ensalada y una hamburguesa de tocino. Pensé que
las papas fritas no serían buenas recalentadas. ¿Dónde podemos comer?
—Probablemente fuera, no creo que se suponga que debas estar en
la escuela secundaria. Por lo tanto, vamos a salir en el jardín de enfrente —
le digo, señalando el pasillo.
Caminamos y todas las chicas que pasamos giran la cabeza y miran a
Josh. No importa lo que él diga, sé que eso le aumenta el ego.
Encontramos un lugar en el césped y nos sentamos. Bueno, yo me siento,
Josh se acuesta sobre su espalda apoyándose en los codos.
—Así que, he decidido que no echo de menos la escuela secundaria.
Extraño un poco tener chicas alrededor todo el tiempo. Muchas para
Página | 406 coquetear, con tan poco tiempo.
—Ustedes chicos son ridículos —le digo, abriendo mi ensalada—. Me
pregunto cómo se meten en una habitación sin golpear sus cabezas
siendo tan grandes.
Josh simplemente ríe a carcajadas. —Voy a mantener mi pervertida
boca cerrada ante eso.
—Sí, guárdalo para ti. Jeremy no sería feliz contigo si estas siendo una
mala influencia para mí.
—Oh, si fuera a ser una mala influencia, te llevaría a la tienda de
tatuajes y te harías un tatuaje conmigo esta noche. Voy a hacerme algo
más en el del costado —afirma Josh.
Inclinándome, le digo—: Quiero ver.
Josh levanta su camisa. Veo un dragón entero en su lado. Solo la
mitad esta coloreado. —Bastante bueno, ¿eh?
—Totalmente, los tatuajes son geniales. Quiero algunos tulipanes
cuando me haga uno. Cuando sea que eso suceda —le digo, tomando un
bocado de mi ensalada.
—¿Qué te detiene? —me pregunta Josh.
Burlándome, respondo—: No sé nada de esas cosas. Y tampoco
tengo dinero.
—¿Eso es lo único que te detiene? —Josh me pregunta con una
sonrisa.
—Más o menos —le respondo—. ¿Por qué?
Una sonrisa diabólica pasa por la cara de Josh. —Si yo pago por ello,
¿te pondrías tu tatuaje esta tarde cuando yo siga con el mío?
Mi mandíbula cae. —¿Es una broma?
—No, en absoluto —dice Josh emocionado—. Vamos, hazlo, no seas
una gallina. Yo soy el que te recoge la escuela hoy de todos modos.
Podemos hacerlo y puede quedar entre nosotros. Vamos Isabelle, sabes
que quieres.
Tomando una respiración profunda, lo pienso. —Muy bien, lo haré.
¿Puede ser mi propio dibujo?
—Totalmente —dice Josh—. Dibuja algo, del tamaño que quieras, y
entonces tienes que pensar en donde lo deseas.
—En algún lugar oculto, tal vez aquí en mi cadera y justo debajo de
mi cintura.
La ceja de Josh sube. —Vas a tener que bajarte un poco los
pantalones para eso.
Página | 407 Pienso en ello durante un minuto. —Tengo ropa interior linda puesta,
así que está bien. Vamos a hacer esto. ¡Oh! ¡Estoy tan emocionada!
—¡Alucinante! —Ríe Josh—. Solo no dejes que Jeremy lo vea, ooohh
¿él ve esa zona de ti?
Sonrojándome realmente, le digo—: No, él no ve esa área.
—Bueno, entonces está todo listo. Llamaré a la tienda de tatuajes
cuando me vaya. Ahora, acaba de comer —me insta Josh.
Cuando termino, doy a Josh un abrazo y un beso en la mejilla. Él se
despide y se aleja. Camino de vuelta a la escuela para ir a mi casillero. Me
encuentro a Eric parado allí. —Hola —le digo.
—Hola —dice, pero con una mirada de preocupación—. ¿Está todo
bien?
—Sí —le respondo, un poco perpleja—. ¿Por qué?
—Jack me habló sobre la noche del sábado, y quería asegurarme de
que estabas bien. Jack dijo que Jeremy parecía como si fuera a matar al
tipo.
Mis ojos se hacen grandes y silenciosamente exclamo—: ¡Oh, no! ¡Fue
una buena cosa! Era Howard, el tipo que me agredió.
—¿Lo atraparon? ¡Eso es genial!
Asiento con la cabeza y sonrío. —Sí —le susurro—. Finalmente se
terminó. Me siento mucho mejor.
—¡Isabelle! —Oigo que gritan junto a nosotros. Doy la vuelta para ver
a Jack—. ¿Está todo bien?
—Sí —le contesto, mirando a Eric por el rabillo de mí ojo.
Jack sólo se ve anonadado. —Parecía que Jeremy iba a meter a ese
tipo a través de la pared.
—Sí, obviamente, alguien tiene problemas de ira —Oigo que otra
persona dice. Me vuelvo para ver a Sonya. Ella sonríe—. Es un poco
bárbaro, ¿no crees, o estaba borracho?
—No saben de lo que estás hablando —Eric interviene, dando un
paso hacia adelante—. Solo déjenlo pasar chicos.
Sonya rueda los ojos. —¿Ahora ella te ha envuelto alrededor de su
dedo, también?
—¿Qué? —Eric dice bruscamente, luciendo un poco confundido—.
No, Sonya, no tienes ni idea de lo que estás hablando.
—Sí —agrego—. Solo tienes que mantener la boca cerrada esta vez.
Jeremy no estaba borracho, ni es un BÁRBARO.
Página | 408 Ella se cruza de brazos y me mira con condescendencia. —Sabía que
él tendría problemas. Todo el mundo pensaba que era tan perfecto. Mejor
ten cuidado Isabelle, a veces los chicos pueden volverse contra las chicas.
—Estúpida... —le grito, saltando hacia ella.
Eric me agarra y dice—: Isabelle, no tienes que hacer esto.
El pasillo ahora se ha calmado y todo el mundo está mirándome.
Sonya se ríe—: ¿Qué, estás tomando el lugar de Jeremy ahora? ¿Es que
ambos tienen problemas de ira, es lo que los atrae el uno del otro?
—¿¡Quieres saber lo que pasó!? ¿¡Eh!? —grito—. ¿¡Quieres saber quién
era ese tipo!?
—Isabelle, no tienes que hacer esto —dice Eric en susurros.
Inclinando la ceja, Sonya replica sarcásticamente—: Quién era
Isabelle, ¿alguien más al que te le lanzaste?
—¡NO, BRUJA ESTÚPIDA! Él era el tipo que me agredió —le grito a todo
pulmón. Sonya calla rápidamente. Retorciéndome salgo del agarre de
Eric. Me acerco a la cara de Sonya—. Sí Sonia, te voy a dar un poco de
munición real, vamos a sacar mis trapos sucios para que todos escuchen.
¿Está todo el mundo escuchando? —grito—. Porque si no se los digo,
Sonya lo hará, porque ese es el modo en que ella es. Hace unas semanas,
estaba en casa, en mi habitación, haciendo mi tarea. Cuando el novio de
mi madre alcohólica entró, y me tiró en la cama. Sí Sonya, ¡en mi cama!
¿¡Están siguiendo esto!? Él trató de violarme, pero mi mamá entró y lo
detuvo. ¿Pero deseas aún MÁS munición para tu arsenal contra mí? ¡Mi
estúpida madre borracha, me culpo a mí!
Sí, ella me dijo lo mismo que tú dijiste, que me arrojé a él. Así que, ¿es
eso lo que piensas? ¿Eh? ¿¡Quiero ser asaltada en mi propia cama, en mi
habitación, en mi casa!? Hablas mierda de Jeremy, pero ¿sabes lo que ha
hecho por mí? Él me ha acogido, me ha dado un verdadero hogar. Él se
preocupa por mí como nadie lo ha hecho antes. Siento que tú hayas
crecido con la imagen de la vida perfecta, ¡pero yo no la he tenido! Por lo
tanto, ¿quieres burlarte de mí un poco más por ello? Adelante. ¡Aquí está
todo mi equipaje para que el mundo lo vea!
Tomo una respiración profunda y luego gruño—: Estoy cansada de
que me molestes. Te burlaste de esos pañuelos que llevaba, pero ¿sabes
qué?, ¡tuve que llevarlos! Tenía que ocultar los moretones que ese idiota
me dejo cuando me ahogaba. Sí, he dicho AHOGARME. Casi me
desmayé. No quería que nadie los viera, así que los cubrí. ¡No quería que
nadie lo supiera, pero, obviamente, tuve que decírselo a todo el mundo
para proteger a mi amigo! Jeremy es la persona más amorosa y amable
que conozco, y ¡no voy a tolerar que hables mal de él! Tu serias muy
afortunada de tener a alguien como él en tu vida, ¿pero ese es el
Página | 409 problema no, Sonya? Te gusta Jeremy y estás celosa, lo que te impulsa a
meterte conmigo aún más. Así que, ADELANTE, metete conmigo, pero
tengo a Jeremy y tú no. Así que ¡BESA MI TRASERO!
De repente, todo el pasillo estalla en aplausos. No me perturba. Miro a
Sonya fijamente a los ojos y no me inmuto. No puedo entender
completamente la mirada en su cara. Es como la ira y la vergüenza, todo
en uno, con un poco de lágrimas en la cara. Ella niega con la cabeza y
dice—: Eres tan dramática.
Jack se adelanta y dice—: ¿No sabes cuándo callar? ¿Eres realmente
tan estúpida?
—Nunca —dice Sonya, obviamente nerviosa.
—Escúchame, Sonya —gruño con rabia—. Puedes meterte conmigo
todo lo que quieras. Estoy acostumbrada a ello, pero que Dios te ayude, si
me entero de que empiezas a meterte con alguien más, voy a arruinar tu
vida. ¿Me entiendes?
Su mandíbula cae. —¿Me estás amenazando?
—No, sólo te advierto, las amenazas vendrán después —replico.
Sonya resopla y se da la vuelta para irse. Me toma unos segundos,
pero finalmente vuelvo a respirar. Me doy la vuelta para hacer frente a mi
casillero. Eric envuelve sus brazos alrededor de mí y se queda allí. Jack sale
por el otro lado y dice—: ¿Estás bien?
—Creo que voy a vomitar —le susurro.
—Tal vez deberías salir de aquí —Eric responde—. Te puedo llevar a
alguna parte.
Niego con la cabeza, —No, tengo que pasar a través de esto. Si no lo
hago, todo esto no habrá valido la pena. Tengo que mantenerme firme
con ella.
—Lo siento —murmura Jack—. Siento que hayas tenido que pasar por
eso.
Volviéndome para mirarlo, le respondo—: Gracias.
De repente, suena el timbre. —Tenemos que ir a clase —dice Eric—. A
menos que quieras irte.
—No —le digo—. Estoy bien, mejor que bien de hecho.
—Está bien —responde—. Vamos entonces.
Al caminar por el pasillo, la gente sonríe y asiente hacia mí. Bueno, esa
no es la reacción que esperaba. Es difícil no sonreír. El resto del día pasa
volando. No sé si estoy en un subidón de adrenalina o qué. Cuando llega
la clase de arte, me muero por ver a Sonya, pero ella no se encuentra en
ninguna parte. Suena el timbre para la clase y nunca aparece. Sus dos
Página | 410 compinches están en clase. Me siguen mirando.
Mi cabeza gira por el resto del día. Cuando llego a casa esa noche,
Jeremy no está, pero en realidad no pienso nada de ello. Me siento en mi
escritorio y suspiro. ¿Qué hago? ¿Voy? Estaré por mi cuenta en este. Sin
Jeremy para que me sostenga. ¿Estoy lista para eso? Vamos Isabelle, te
hiciste un tatuaje, puedes hacerlo. Tienes que aprender a ser
independiente de Jeremy. Asintiendo con mi cabeza, tomo mi teléfono
celular, y le escribo un mensaje de texto a Eric: Voy a ir.
La respuesta que obtengo es: ¡Excelente!
Unos minutos después, mi celular suena. —¿Hola? —respondo.
—Hola chica —se ríe Cassandra—. Los chicos salieron a jugar billar
está noche, dejándonos a nosotras para que nos las arregláramos por
nosotras mismas y me estaba preguntando si querías tener una noche de
chicas. Y por noche de chicas quiero decir mirar revistas de novias
conmigo.
—En realidad, me estaba preguntando si me harías un favor —digo
lentamente.
Página | 427 —¿Qué es? —trina Cassandra.
Tomando una respiración profunda, respondo—: Necesito encontrar
un vestido para ir al baile de invierno.
Hay una pausa. —¿Jeremy va a ir a un baile de escuela secundaria?
—No —la corrijo—. Solo mis amigos y yo, pero no sé ni siquiera lo
mínimo acerca de comprar un vestido.
—Ohhhh, vamos a tener una noche divertida. Conozco está
magnifica página web de ropa formal. Tendrás que pedirle dinero a
Jeremy. No tengo dinero extra ahora mismo.
Sonriendo, digo—: No creo que ese vaya a ser un problema.
—Está bien, bueno, compraré comida china y estaré allí en un rato.
¡Esto va a ser genial!
—Está bien, te veo pronto —respondo. Colgamos y rápidamente
marco el número de Jeremy.
—Hola nena —responde—. Salí con los chicos y Cassandra va a
llamarte.
Sacudo mi cabeza aunque él no puede verme. —Lo sé, ya hable con
ella. Tengo un favor que pedirte, uno grande.
—¿Qué es? —pregunta.
—Sé que ya has hecho un montón por mí, pero de verdad quiero ir al
baile de invierno y necesito un vestido, pero obviamente no tengo dinero
para eso.
Hay una pausa. —Sabes… lo siento… pero no me gustan esas cosas.
—Oh —chillo—. Lo sé. Vamos a ir todos como un grupo. No todos
tienen citas, especialmente Eric. Él es en realidad el que está
presionándome para ir, así que quiero lucir realmente bien, porque él
quiere bailar conmigo.
Un suave tarareo viene del teléfono. —Mmmm, ya veo. Bueno,
¿Cuándo vas a ir a comprar el vestido?
—Cassandra y yo vamos a mirar una página web hoy y elegiremos
algo.
—Está bien, si vas a mi armario. Hay una caja de piedra en el estante
superior debajo de mis suéteres. Dentro hay una de mis tarjetas de crédito.
Usa esa y consigue lo que quieras —declara Jeremy.
Levantándome y yendo hacia su cuarto, pregunto—: ¿Estás seguro?
—Positivo cariño, consigue lo que quieras. Quiero que esto sea
perfecto para ti.
El único pensamiento que viene a mi cabeza es: si tú fueras a ir sería
Página | 428 perfecto. Rápidamente sacudo mi cabeza, y me agradezco a mi misma
por no decir eso en voz alta. —Está bien, tengo la tarjeta de crédito.
—Bien, bueno es mi turno de tirar, así que tengo que irme, pero
probablemente te vea más tarde, a menos que los chicos y yo salgamos a
tomarnos algo. ¿Cuándo es el baile?
—En dos semanas a partir de mañana —respondo.
Jeremy contesta—: Entonces tienes suficiente tiempo. Está bien,
diviértete con Cassandra. No se metan en muchos problemas.
—Está bien.
—Adiós cariño.
Susurro—: Adiós —Y cuelgo el teléfono.
Las siguientes dos semanas son un poco raras. Todas las chicas hablan
sin parar sobre el baile.
Me preguntan cómo luce mi vestido, y les digo que ya lo verán.
Quiero que sea un tipo de sorpresa para Eric. Él compra mi boleto y sigue
mencionando que tenemos que bailar juntos. Le digo a Jack que él va a
conducir mi auto, porque no creo que mi vestido sirva para eso. Eso
parece mejorar su semana.
Luego viene el sábado del baile. Me despierto con un impresionante
estado de ánimo. Prácticamente salto, voy a la cocina a hacer café. Estoy
gratamente sorprendida al encontrar a Jeremy allí.
—¿Sabes qué día es hoy? —chillo.
—¿Cómo podría olvidarlo? —dice Jeremy—. ¿A qué hora te recoge
Cassandra?
—A la una —le respondo—. ¿Qué pasa?
Jeremy me mira y realmente no da una expresión facial.
Página | 437 —Nada está mal.
—Está bien —articulo vacilante—. ¿Vas a venir a verme antes de que
vayamos al baile? Por supuesto que sí, pregunta estúpida.
—No, en realidad no. Tengo una cita.
Mi corazón no podía caer más allá en mi estómago.
—Oh —chillo—. Está bien, bueno, entonces...
—Sácate una foto y envíamela —dice.
Me doy vuelta y miro hacia otro lado. No quiero que él vea las
lágrimas en mis ojos.
—Por supuesto.
Sólo hay silencio durante un minuto.
—No me necesitas allí de todos modos. Esto es una cosa de chicas y
tendrás a Cassandra.
—Sí, por supuesto, espero que te diviertas en tu cita. —Me quedo allí
por unos segundos y luego salgo.
—¿A dónde vas ? —grita Jeremy.
Sin dar la vuelta le digo:
—A la ducha.
Por supuesto, lloro desconsolada en la ducha. No debería estar tan
afectada por él no estando allí. El agua caliente me calma y la dejó caer
sobre mí. Después entro en mi habitación y permanezco allí. Jeremy llama
a mi puerta después y pregunta:
—¿Estás bien?
—Sí —le respondo—. Sólo hago cosas de chicas.
—Está bien —suspira. Cuando la una llega, por fin dejo mi habitación.
Jeremy está de pie en la sala de estar.
—¿Tienes todo?
—Cassandra lo tiene todo —le susurro. Hicimos que enviaran el vestido
a su casa. De esa manera nada le pasaría. Mi armario aquí no es lo
suficientemente grande.
—Aquí —dice Jeremy, estirando su mano—. Esto es para ti.
Me acerco y la tomo. Se trata de una tarjeta de crédito.
—¿Para qué es esto?
—Es una tarjeta de crédito prepaga, desde que tuviste tal infarto
acerca de tener una tarjeta de débito para mi cuenta. Es así como
tendrás dinero. Puedes sacar dinero en efectivo de ella o usarla como
Página | 438 tarjeta de crédito. Hay 500 dólares en ella. Por lo tanto, puedes pagar para
que te arreglen el cabello y esas cosas con esto.
—Gracias —murmuro.
Él se acerca y pone sus manos en mis brazos.
—¿Qué está mal?
Forzando una sonrisa en mi cara, respondo:
—Nada. Sólo nerviosa, supongo. No he hecho esto antes.
—Estarás hermosa —Jeremy me tranquiliza—. Y tendrás mucha la
diversión.
—Lo sé —murmuro, asintiendo con la cabeza—. Diviértete en tu cita
¿de acuerdo?
Jeremy asiente.
—Lo haré.
—¿Puedo preguntar en dónde conociste a esta chica? —le
pregunto—. No has dicho nada.
—La última noche en que los chicos y yo salimos —responde—. No te
dije nada porque realmente no era nada.
Mi pecho se aprieta y quiero vomitar.
—Bueno, será agradable. No has tenido una cita en mucho tiempo.
Tal vez puedas llenar esa cuota de besos.
Hay una mirada casi triste en los ojos de Jeremy.
—Sí, quizás.
De repente, hay un golpe en la puerta. Nos quedamos ahí por un
segundo y entonces me muevo para ir a abrirla. Cassandra está del otro
lado.
—¿Estás lista? ¡Probablemente estoy más emocionada por esto que
tú!
Eso me hace reír:
—Probablemente.
—Isabelle —Jeremy dice—. Tengo algo para ti.
Me doy la vuelta.
—¿Qué es? —Me doy la vuelta.
—Espera un segundo —me pide. Vemos que va a su cuarto.
Cassandra levanta sus cejas hacia mí. Me encojo de hombros. Jeremy
viene caminando de vuelta unos segundos más tarde, con una bolsa de
ropa. —Esto es para ti. Va a ser una noche fría.
Página | 439 —Qué es —Enarco mis cejas.
—Ábrelo más tarde —Jeremy responde—. Prométeme, que no lo
abrirás hasta después.
—Está bien, lo prometo —le digo.
Cassandra señala a la puerta.
—Deberíamos irnos Isabelle. Tu cita para el cabello es a las 1:30.
—Muy bien —Suspiro. Volviéndome hacia Jeremy, sonrío—. Nos vemos
más tarde. Permanece alejado de los problemas.
—Nunca —Sonríe él.
Me pongo de puntillas y lo beso suavemente en la mejilla. Jeremy me
agarra rápidamente en sus brazos y me abraza con fuerza. Devuelvo el
afecto. Cuando me alejo, susurra:
—Diviértete.
Asiento con la cabeza. Con eso, Cassandra y yo nos vamos. Vamos a
donde Debbie para organizar mi cabello. Mientras, ella está
escandalizándose con mi cabello, Cassandra aplaude.
—Tengo una sorpresa para ti.
—¿Qué es? —le pregunto.
Ella agarra su bolso y busca dentro. Miro en confusión. De repente,
ella saca un clip hermoso de flores.
—Esto va muy bien con tu vestido. Ya lo comprobé.
—Eso va a ser perfecto —dice Debbie—. Voy a ponerlo de lado, justo
aquí.
—Gracias Cassandra —Rio alegremente—. ¡Es perfecto!
Una hora y media más tarde, mi cabello y maquillaje están listos.
Cuando miro en el espejo, se me llenan los ojos de lágrimas.
—No puedo creer que soy yo.
—No te atrevas a empezar a llorar —me ordena Debbie—. No puedes
tener tu maquillaje corriéndose.
Rápidamente, me tomo un respiro y asiento.
—Muchas gracias Debbie.
—No hay problema —responde ella—. Ten un montón de diversión.
—Lo haré, ¡gracias! —exclamo, mientras nos vamos.
Es un poco angustiante ponerme el vestido. Cassandra ata el corsé en
la espalda. Me siento como si pudiera vomitar de estar tan nerviosa. Por
último, estoy completamente vestida y me miro en el espejo. No puedo
Página | 440 dejar de jadear.
—Estoy muy bonita.
—Estas magnífica —chilla Cassandra detrás mío—. Tenemos que
tomar una foto y enviársela a Jeremy.
—No quiero molestarlo —le digo—. Él puede ver las fotos más tarde.
Cassandra se queda mirándome.
—¿En serio ?
—Él va a salir en una cita. Tal vez ya está en ella —le respondo—. No
quiero interrumpirlo.
Dándome una mirada burlona, Cassandra pregunta:
—¿Jeremy tiene una cita esta noche? ¿Ahí es donde está?
—Sí, está bien. Todo esto sería aburrido para él. —Tengo que mirar
para otro lado.
—¿Estás segura de que estas bien con eso?
—Sí —insisto—. Tenemos que bajar las escaleras. Jack llegará en
cualquier minuto.
Y unos minutos más tarde, aparece en la puerta.
—Awww —Rio. —Te ves muy guapo en tu esmoquin.
Jack tira del cuello.
—Estas cosas son muy incómodas, pero te ves increíble Isabelle.
Realmente lo haces. Oh —chilla—. Esto es para ti. —Él empuja hacia
adelante una caja.
Dentro hay un ramillete.
—¿Para qué es esto? —Lo miro.
—Mi madre pensó que era una buena idea. Ella sabía que
técnicamente no estamos saliendo juntos, pero pensó que deberías tener
un ramillete. Yo pensé que era un gesto dulce —responde.
—Gracias —le digo. Cassandra lo saca de la caja y lo coloca en mi
muñeca—. Bueno, ¿estás listo? —le pregunto a Jack.
—Sí. —Él asiente.
—¡Espera Isabelle! —grita Cassandra—. El regalo de Jeremy.
—Oh, sí —le digo, girando hacia la bolsa de ropa—. Casi me olvidé. —
Camino hacia él y deslizo la cremallera abriéndola—. Oh, Dios mío —
Susurro. En el interior hay una preciosa chaqueta de piloto.
Cassandra lo saca de la bolsa."
Página | 441 —Esto es parte cachemira. Wow, es hermosa.
—No puedo creer que recordara que quería uno. —Pongo mi mano
en el pecho.
—Bueno, mejor te lo pones y te vas. La cena empieza pronto —me
insta Cassandra.
Me lo pongo y se siente como el cielo. —Está bien, ustedes dos
manténganse fuera de problemas.
—¿Qué hay de divertido en eso? —Jack ríe. Cassandra sólo pone los
ojos en blanco y nos indica la puerta.
Jack tiene un poco demasiada diversión conduciendo mi auto.
Cuando llegamos al hotel, él es un caballero y me abre la puerta.
—Gracias —me río.
Él sólo sonríe y me da su brazo.
—Vamos mi señora. —Nos reímos y entramos al hotel. Es muy
extravagante y Jack y yo solo miramos alrededor por un minuto.
El guardarropa está a la derecha cuando caminamos y le
entregamos nuestras cosas. Pocos minutos más tarde, nos encontramos
con nuestros compañeros que esperaban en el gran pasillo. Nos lleva un
tiempo, mientras que decimos hola a todos. Por supuesto, me mantengo
buscando a Eric. Finalmente, llegamos al pequeño grupo. Veo a Eric y
sonrió. Sus ojos parecen iluminarse y hace que me sonroje.
Me acerco a él.
—Te ves muy guapo —le digo, sonriendo.
—Te ves deslumbrante —responde.
De repente, veo un brazo a través del suyo.
—Sí, veo que te vestiste muy bien. —En un instante mi mundo se viene
abajo. Sonya está de pie allí.
—¿Dónde está Jeremy?
—No está aquí —le susurro en estado de shock.
Sonya pone su mano sobre Eric.
—Mi cita fallo y Eric fue lo suficientemente agradable para traerme.
—Bueno, yo... —él empieza, mirándome.
—Eso es amable de tu parte —Me ahogo.
—Él es dulce, ¿verdad? —Sonya suspira, mirándome directamente a
los ojos.
Mi corazón está en mi estómago y siento como que me quiero morir.
Página | 442
Capítulo 24
Eric me mira y dice:
Página | 443
—Sólo la traje…
—Lo sé, eres tan dulce —se ríe Sonya.
No puedo respirar. No puedo respirar. Voy a vomitar y no puedo
respirar.
De repente escucho:
—Lo siento, llego tarde.
Con mi pecho inflamado, mi mundo comienza a girar de nuevo. Me
vuelvo para encontrar a Jeremy de pie junto a mí. Mi corazón estalla y
salto a sus brazos. Me jala dentro del abrazo más apretado que me ha
dado.
Finalmente, me alejo y susurro:
—Estás aquí. ¿Qué hay de...?
—Estoy donde se supone que esté —responde, acariciando mi cara
con sus dedos. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, y Jeremy
murmura:
—No, no, no, no llores.
—Son lágrimas de felicidad —susurro en voz baja.
Se inclina y me besa suavemente, y entonces respira.
—Esas tampoco.
—No pensamos que fueras a venir —dice Jack.
—Bueno, en realidad, llego tarde —dice en respuesta—. Tuve que
correr y conseguir el regalo de Isabelle.
Mirándolo con curiosidad, digo:
—¿Mi regalo? Ya me lo diste.
—No, no ése regalo, éste regalo. —Mete la mano en su bolsillo interior
y saca un collar—. La caja no cabría en mi chaqueta, así que lo siento por
que le falta eso.
Es un MUY brillante collar.
—Es hermoso.
Se pone detrás de mí y lo coloca en mi cuello.
—Es una reliquia de familia.
Eso hace mi corazón caer.
—Jeremy, no deberías.
—Es donde debe estar —declara en mi oído.
—Es bonito para una zirconita cúbica —replica sarcásticamente
Página | 444 Sonya. Suspirando, Jeremy dice:
Página | 478 Gimiendo, le empujo aún más duro. —Ve, vete a la ducha. Me voy a
la cama.
—¿Puedo unirme a ti cuando haya terminado? —pregunta.
Eso me hace reír nerviosamente. —Estás presionando la situación esta
noche.
—Estás poniéndote nerviosa. ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Qué paso
esta noche?
—No pasó nada —gruño—. Ve a la ducha, necesito ir a la cama.
Jeremy se agacha y me besa suavemente en los labios. Apartándose,
él frunce el entrecejo. —No debería haber hecho eso.
—Está bien —respondo, sonrojándose mucho.
—Así que, no es por sobrepasar mis límites, pero ¿él te beso esta
noche? —Jeremy pregunta en voz baja.
Asiento con la cabeza. —Sí.
—Y, ¿cómo fue el momento de tu primer beso? —Sin poder encontrar
palabras, solo sigo en silencio—. ¿Fue malo?
—No —digo, y luego hago una pausa—. Fue dulce.
Resoplando, Jeremy responde—: ¿No hizo que se acelerara tu
corazón?
Frunciendo el ceño, no sé ni qué decir. No puedo mentirle. —No, no lo
hizo, pero fue dulce y agradable. ¿No es eso lo que se supone que es?
Obviamente, luchando contra una sonrisa, Jeremy responde—:
Depende de lo que quieras de alguien. Si ese es el caso, no necesito
preocuparme por ti saltando a la cama con él.
—¡Jeremy! —Jadeo—. ¡Sólo ha sido una vez!
De repente, la sonrisa ha desaparecido de su rostro. —Una vez, ¿qué?
—Nada —me apresuro a decir—. Buenas noches. —Cierro la puerta
de golpe y cubro mi boca. No acabo de decir eso. ¿En qué estabas
pensando Isabelle?
Hay un golpe lento en la puerta. —Isabelle, querida, ¿sobre qué
estabas hablando?
—VE.... A… TOMAR... TU... DUCHA —exclamo en voz alta.
—Tú y yo no hemos terminado jovencita, pero buenas noches —dice
Jeremy a través de la puerta.
—Buenas noches —murmuro, yendo a sentarme en mi cama. Pongo
mi mano en mi cara y me caigo hacia atrás. Esto es un caos, que
Página | 479 terminará en desastre.
No puedo dormir. Es una meta imposible, y ¿qué hago cuando no
puedo dormir? Ir a donde Jeremy, y obviamente eso no va a ayudar a la
situación. Finalmente, son las cinco de la mañana y he dormido unas tres
horas de a pocos. Apartando mis sabanas me levanto. Esto es ridículo.
Abro la puerta y camino por el pasillo.
Jeremy está dormido en su cama. Cierro la puerta silenciosamente.
Tomando una respiración profunda, voy y hago una taza de café.
Estoy tan cansada. Ugh. Pongo mi cabeza en mis brazos por encima de la
barra. Mi mente no dejará de correr, pero estoy taaaan cansada. De
repente, siento manos envolverse alrededor de mis caderas.
—Debes tener cuidado acerca de quién se acerca sigilosamente
detrás de ti.
Saltando, doy la vuelta para encontrar a Jeremy parado allí. —¡Me
asustaste!
—Ese era el punto. ¿Qué demonios estás haciendo? Son las cinco de
la mañana. No tienes que estar levantada hasta dentro de otra hora y
media. ¡Yo no quiero estar levantado hasta dentro de una hora y media!
—Vuelve a la cama —susurro—. Solo no podía dormir.
Jeremy lleva su mano a mi cara. —¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes
conmigo si no puedes dormir, o es sobre Eric?
Lo miro y digo—: No puedo hablar de ello Jeremy.
Con una mirada dolida, Jeremy responde—: No puedes hablar de
ello... ¿conmigo? ¿Hice algo mal?
—No —enfatizo—. Ese definitivamente no es el problema.
—Háblame Isabelle. Vamos, soy yo. Nada me va a ahuyentar.
Eso me hace resoplar. —Lo sé Jeremy, pero no creo que pueda
hablarte sobre esto.
—Ouch —dice, pasando junto a mí. Nos apoyamos en el mostrador
uno al lado del otro—. ¿Es una cosa de sexo?
—¿!Qué¡? —Jadeo—. ¡NO!
Él lanza sus manos hacia arriba. —Entonces, ¿¡por qué no puedes
hablarme de ello?
—Jeremy, por favor —suplico—. Simplemente déjalo en paz. Estoy
bien.
Poniendo los ojos en blanco, gruñe—: Estás despierta a las cinco de la
mañana. ESTAMOS despiertos a las cinco de la mañana. Algo anda mal.
Página | 480 Incapaz de evitarlo, bostezo en voz alta. —Lo siento —digo—. Estoy
agotada. Dormí tres horas.
—Oh, esto es estúpido —afirma Jeremy. Agarra mi mano y tira de mí
hacia su dormitorio. Yo como que me resisto, pero por otro lado, es lo que
quiero—. Vamos. —Suspira. Jeremy me agarra y me empuja sobre la
cama. Me jala cerca y susurra—: Duerme. —No hace falta sino un minuto
antes de que yo lo haga.
A las 06:30 ruedo, no me quiero levantar. Agarro la manta de Jeremy
y la tiro por encima de mi cabeza. Él empieza apartarla de un tirón. —
Déjame dormir —murmuro.
—¡Tienes que ir a la escuela! —responde—. Me di una ducha anoche.
Por lo tanto, no necesito el baño.
Tiro de la manta hacia arriba. —Dormir, necesito dormir —gimo.
Jeremy salta encima de mí. —No me hagas empezar con las
cosquillas. —Sólo gruño en respuesta—. Tengo que vvvveeesssttiirrmmeee.
Así que necesitas salir de la cama o cerrar tus ojos, o si quieres ver, puedes
hacer eso, también.
Ahora, hay una opción. Aparto la manta y gimoteo—: Está bien, me
levantaré. Muy soñolienta.
—Hice una nueva jarra de café. La que hiciste antes estaba un poco
fuerte.
—Eran las cinco de la mañana y estaba medio dormida —respondo—
. Ahora, bájate de mí, para que pueda ir a tomar una ducha.
Sonriendo maliciosamente, Jeremy dice—: No me lo pides muy bien.
—POR FAVOR, bájate de mí, antes de que me orine en tu cama.
—Eww —exclama Jeremy, rodando fuera de mí. Me levanto y voy al
baño. Obviamente, a Jeremy no le importa. Grita a través de la puerta—.
Ahora, ¿qué está pasando contigo? Hay algo que pasa y no me dices lo
que es. Recuerda, prometimos no mentir sobre las cosas.
Con un profundo suspiro, grito—: No estoy mintiendo. Es sólo que no
quiero hablar de ello. ¡Tú no me lo dices todo!
—Sí, lo hago —grita en respuesta.
—¿En serio? Lo dudo —digo—. Jeremy, prométeme que vas a dejar
esto en paz. Estoy bien. No estoy herida. No hay nada de qué
preocuparse.
Hay un dramático suspiro desde el otro lado de la puerta. —Está bien.
Página | 481 Cierro los ojos y respiro profundamente. Esto va a ser realmente difícil.
Hora de poner cara de jugadora. Durante el resto de la mañana, me
contengo. Jeremy no parece notarlo, porque él continua hablándome, sin
importar dónde estoy. Respondo lo más normal que puedo lograrlo.
Finalmente, estoy lista para irme. —Está bien, ¡nos vemos más tarde! —
grito, al abrir la puerta.
—¡Espera! —Jeremy replica. Me doy vuelta y lo miro—. ¿Qué pasa con
mi beso de despedida? —Mis mejillas se sonrojan. Él me da una mirada
burlona—. ¿Por qué te estás sonrojando?
—¡No lo estoy haciendo! Estoy simplemente acalorada —chasqueo,
tratando de encontrar una excusa.
Jeremy niega con la cabeza y se inclina para besarme en la mejilla.
—Que tengas un buen día en la escuela.
—Gracias, ten un buen día en el trabajo —respondo. Él sonríe y me
guiña un ojo. Me doy vuelta y salgo rápidamente. ¿Por qué está siendo tan
ridículo? ¿Puede sentir que estoy repentinamente atraída por él? ¿Es
obvio? Oh, Dios mío, ¡tengo que hablar con Cassandra!
Cuando llego a la cafetería, está bastante concurrida. Nunca he
estado aquí antes, así que ando un poco perdida. Mientras estoy de pie
junto al mostrador de la entrada, escucho un fuerte silbido. La mitad del
restaurante mira en esa dirección. Cassandra está sentado en una cabina
agitando su mano. Riendo, sacudo la cabeza y camino hacia ella. —Estás
loca —digo, mientras me siento.
—Sabes eso —responde ella con alegría—. AASSII QUE, vamos al
grano. ¿Cómo finalmente averiguarte que estabas enamorada del
semental que llamamos Jeremy?
Gruño y pongo mi cara entre mis manos. —Eric es el que me lo
indico... en nuestra cita, y luego me dio un beso para probar su teoría. Si
ese no es el final más horrible de una cita, no sé lo que es.
—OUCH por Eric —exclama Cassandra—. Odio tener que decírtelo
chica, pero ha sido muy evidente.
—¿Lo saben Kent y Josh? —pregunto, un poco preocupada.
Cassandra niega con la cabeza. —No, no me han dicho nada a mí al
menos. Josh mencionó que eras linda cuando Jeremy no estaba, pero eso
fue todo.
—¿Josh dijo qué? —Jadeo.
—Él piensa que eres adorable —responde Cassandra—. Sí, si no fuera
por Jeremy, creo que a Josh le gustarías, excepto que hay una diferencia
de edad importante y él sería el chico mayor más sucio.
Página | 482 Frotándome las sienes, me quejo—: Nunca he tenido un chico al que
le guste, y de repente Eric y Josh quieren salir conmigo.
—Pero no están ni siquiera en la carrera, es Jeremy. Sabes que está
enamorado de ti, también —afirma seria Cassandra.
—¿Él dijo eso? —grito.
Ella niega con la cabeza. —No, pero por la forma en que actúa a tu
alrededor, es realmente obvio.
—No creo que lo esté —resoplo—. A Jeremy le gustan las chicas
magníficas, que se ríen y coquetean. Él me ve todas las mañanas con el
cabello desordenado y con el pijama arrugado. No es algo que sea
atractivo.
—Me gustaría señalar, que te vio vestida como una
impresionantemente hermosa princesa, la noche que fuiste al baile.
¿Cómo actuó en el baile?
Pienso en ello por un segundo. —Él fue realmente delicado. Mientras
sostuvo mi mano debajo de la mesa y bailó conmigo. Jeremy dijo que
teníamos que tener una canción y fue una canción de amor horriblemente
cursi. Espera, —dije, haciendo una pausa—. Él iba a besarme. Al menos
creo que él lo iba hacer.
—¡Ves! ¡Te lo dije! ¿Cómo ha estado reaccionando ante Eric? —
pregunta Cassandra con una sonrisa.
—Mucho más protector, ¡pero Josh y Kent se comportarían de la
misma manera! Josh y Kent son como los hermanos mayores que nunca
tuve. Jeremy podía verse a sí mismo de la misma manera... aunque eso
sería asqueroso porque me besa en los labios. Espera, Josh me besó en los
labios, también. No más análogos de hermanos mayores —declaro
firmemente, haciendo una mueca.
—Deja de sobre pensar las cosas —dice Cassandra—. Mira la forma
en que Jeremy está a tu alrededor. Nunca lo he visto actuar tan
íntimamente con una chica antes, y lo he visto con un montón de chicas.
Él NUNCA está tan abierto o cariñoso con NADIE.
Frunció el ceño, suspiro, —Sí, pero nosotros dijimos que nos
amábamos, pero fue específicamente como amigos.
—¿Él dijo eso o tu dijiste eso?
Eso me hace pensar por un segundo. —No me acuerdo. Creo que tal
vez yo.
—Isabelle, tienes que decírselo. Tienes que aclarar todo este asunto.
Debes decirle sobre esa noche y que lo amas. Si él es tu mejor amigo,
Página | 483 entenderá. Si él te ama, entonces REALMENTE entenderá —afirma
Cassandra.
Con un gemido, articulo:
—¡Él no está enamorado de mí! No soy para nada alguien de quien él
se enamoraría. ¡Mírame! Le recuerdo demasiado a... bueno, sólo le
recuerdo a alguien y ¡no creo que eso vaya a ayudar a ponerme en la
carrera de material de novia.
—Esa es la otra cosa, te dijo acerca de sí mismo. Por lo que yo sé,
nunca le ha contado a nadie nada sobre su pasado —señala Cassandra.
Niego con la cabeza.
—No, él nunca le ha dicho nada a nadie. Soy la primera, pero eso no
quiere decir que él está enamorado de mí.
—Dile Isabelle. Necesitas por lo menos ser honesta con él. Jeremy se
merece eso.
—Estoy demasiado asustada. Tengo tanto miedo al rechazo. Si no se
siente de la misma manera, eso va a ser difícil. Probablemente voy a tener
que volver a casa de mi madre —murmuro, colgando mi cabeza.
Con un gemido, Cassandra rueda sus ojos.
—Él no va a hacer que te mudes y sin duda no de nuevo donde tu
mamá y si él es un idiota, por alguna razón, puedes vivir conmigo. Tendrías
que conseguir un trabajo, pero haríamos que funcione. No me puedo
imaginar a Jeremy haciéndote eso a ti.
Hay silencio por un tiempo más mientras jugueteo con mi servilleta.
Una camarera aparece de repente:
—¿Puedo ofrecerte algo?
—¿Tiene vodka? —pregunto.
—Isabelle —grita Cassandra, riéndose a carcajadas. Se vuelve a la
camarera—. Vamos a pedir dos cafés y dos bollos, por favor.
La camarera asiente y me mira raro. Sólo sonrío.
Mirando de nuevo a Cassandra, pregunto:
—¿Qué debo hacer?
—Dile —responde ella—. Dile a Jeremy la verdad.
—¿Cómo?
Cassandra mira a un lado y le da golpecitos a su barbilla.
—Haz algo bueno, pero no genial, o excesivamente romántico. Haz
una buena cena.
—Prepararé lasaña. Le encanta —digo, asintiendo—. Puedo hacer
Página | 484 eso. Luego él puede comer y yo simplemente me desplomaré por el
nerviosismo.
—Estarás bien. Así que respira profundamente y dile. ¿Cuándo crees
que deberías hacer esto? —inquiere Cassandra vacilante.
Mis ojos se amplían:
—No tengo ni idea. Supongo que hoy. Quiero decir, ¿por qué
aplazarlo, verdad?
—Probablemente lo antes posible sea lo mejor —responde ella.
—Así que esta noche —susurro, tratando de animarme—. Esta noche
será. —Hago una pausa y luego digo—: Si no me muero de un ataque al
corazón, esta noche voy a decirle Jeremy que estoy enamorada de él.
Con un gesto brusco, Cassandra replica:
—Bueno.
Comemos y repasamos lo que voy a decirle, y cómo debo decirlo.
Finalmente tengo un plan listo, mientras Jeremy esté de acuerdo con él.
Con suerte, él no trate de cambiar de tema.
Cuando llego a la escuela, soy un manojo de nervios. No puedo
prestar atención en ninguna de mis clases. Entre el cuarto y quinto periodo,
mi teléfono suena. Es un mensaje de texto de Jeremy.
¿Tienes planes para esta noche?
Frunzo el ceño, y respondo:
Medio tengo en mente, ¿por qué?
Sólo por curiosidad. Es su mensaje de texto en respuesta. El texto
siguiente dice:
Nos vemos más tarde entonces.
Confundida, le escribo: Muy bien.
Y ese es el final de la conversación. Eso fue un poco extraño. Bueno, si
él piensa que tengo planes y no está en casa, entonces puedo hacer la
cena y tener todo listo cuando finalmente llegue. Ahora, eso es una buena
idea.
Así que, después de la escuela, voy a la tienda y consigo todos los
ingredientes. Como sospechaba, Jeremy no está en casa cuando llego allí.
Por lo tanto, empiezo a trabajar de inmediato. Hacer una lasaña no es una
cosa rápida. Cuando finalmente la pongo en el horno, voy al cuarto de
baño para comprobarme. No voy a ir en exceso, pero en realidad quiero
lucir algo deseable.
Después de que todo está listo, voy a la cocina a ver la lasaña.
Página | 485 Mientras estoy cerrando el horno, escucho la puerta abrirse. Me doy la
vuelta y sonrío y luego me congelo.
Jeremy está caminando con... con una chica. Por favor señor,
mátame ahora.
Jeremy me mira un poco sorprendido.
—No estaba seguro de si ibas a estar en casa.
No puedo decir nada. Finalmente último, susurro:
—Sí, lo estoy.
Él mira a la cocina.
—Wow… estás haciendo una gran cena. ¿Me olvidé de algo?
—No —contesto, tratando de no ahogarme con mis palabras.
—¿Estás bien ? —pregunta Jeremy, mirándome con una cara seria.
Asintiendo con fuerza, respondo:
—Sí. —Mis manos comienzan a temblar, así que las agarro
firmemente—. Umm, no sabía... que... tenías compañía otra vez.
Señalando el horno, tartamudeo:
—Yo, eh, sólo quería esto para la cena, así que lo hice. —Mi pecho se
está apretando cada vez más mientras los segundos pasan—. Ustedes son
más que bienvenidos a comer conmigo.
—Oh —dice Jeremy lentamente—. Umm, nosotros...
—Sí —exclamo—. Qué estúpida soy. Por supuesto que tienes planes.
Sabes qué, esto tiene que cocinarse durante media hora y después de eso
se tiene que enfriarse. —Empiezo a ahogarme en mis palabras, así que
empiezo a hablar rápidamente—. Voy a ir a mi habitación, así que puedes
tener privacidad. Si sales antes de que la lasaña esté lista, me lo haces
saber, pero si el temporizador se apaga, simplemente sácalo. —Las
lágrimas comienzan a brotar—. Así que, voy a darte un poco de
privacidad. Discúlpame. —Rozo a Jeremy al pasar y me voy a mi
habitación, cerrando la puerta.
Inmediatamente, la opresión en mi pecho se rompe y empiezo a
llorar.
¿Cómo pude haber sido tan estúpida? ¿En qué estaba pensando?
Tenía razón. ¿Cómo podría Jeremy alguna vez estar interesado en mí?
¿Cómo podría estar enamorado de mí?
Hay un golpe en la puerta y oigo a Jeremy.
—¿Isabelle?
—¿Qué? —suspiro, tratando de sonar bien.
—¿Puedo pasar? —pregunta.
Página | 486
Niego con la cabeza, aunque él no puede verme.
—No, por favor, simplemente ve a hacer lo tuyo. Necesito tiempo
para mí.
—Isabelle —dice seriamente—. Abre la puerta.
—No, Jeremy, por favor, sólo vete —suplico.
Ignorándome, abre la puerta y entra. Cuando cierra la puerta de
nuevo, Jeremy pregunta:
—¿Qué está mal? —Cuando mira hacia arriba y me ve, su expresión
facial de repente se ve preocupada—. Izzy, ¿qué está mal? ¿Por qué estás
llorando?
—Por favor, Jeremy, solo déjame. No puedo hacer esto, por favor,
vete. Necesito estar sola, ¿de acuerdo?
Me mira pensativo.
—¿Qué has estado escondiendo de mí?
—Nada —digo entre respiraciones—. ¡Por favor, Jeremy, sólo vuelve
allí!
—¿Pasó algo con Eric?
Medio riéndome y asfixiándome al mismo tiempo digo:
—No tiene nada que ver con Eric. Me di cuenta de algo, pero al final
solo me he dado cuenta de que soy una estúpida.
Jeremy me mira seriamente.
—Isabelle, habla conmigo. Dime lo que está mal.
—Jeremy. —Lloro—. No puedo hacer esto. No te puedo decir esto.
Por favor, solo déjame sola.
Su expresión facial cambia de nuevo.
—Isabelle —dice en voz baja—. Sólo dímelo. ¡Tienes que decírmelo!
—Yo... —empiezo—. Yo... solo. —Sacudiendo la cabeza,
tartamudeo—: Lo siento, pero esto, esto nunca puedo decirte. Nunca lo
dejaré salir. Solo por favor, déjame sola.
—No, Isabelle —articula , dando un paso adelante—. Dilo.
Con mi corazón roto, exclamo:
—¡No puedo! ¡No puedo! ¡Por favor, solo déjame en paz! —Empujo
rápidamente pasando por delante de él y salgo corriendo de mi
habitación. Entro en el cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de mí.
Ahora sollozando, pongo mi cara entre mis manos y lloro. Un minuto pasa y
entonces la puerta del baño se abre.
Página | 487
—Jeremy —suspiro—. ¿Qué estás haciendo?
—Viniendo aquí —responde, cerrando la puerta.
Sacudo mi cabeza y limpio mis lágrimas.
—¿Qué pasa si hubiera estado usando el baño?
—Bueno, no lo estabas. Sabía eso.
—Tienes una cita allí afuera. ¡No puedes estar en el baño conmigo! —
siseo.
Él inclina su cabeza hacia un lado.
—Ella es un invitado y un invitado debe ser entretenido. El televisor
está encendido, así que está bien.
Llorando, le digo:
—¿Qué estás haciendo aquí?
De pronto, sus ojos están muy serios.
—TUVE que venir, porque... hay algo que quiero mucho aquí.
—Oh Dios mío —grito, cubriendo mi rostro—. Por favor, en este
momento, no digas eso. En este mismo momento, no digas eso.
—Isabelle —susurra. Quito mi mano y lo miro, con lágrimas en la cara—
. Escúchame. —Jeremy da un paso para que estar justo frente a mí.
Jadeantemente cerca, susurra—: Hay algo en el baño que amo.
Rápidamente, retrocedo y golpeo el mostrador.
—Jeremy, por favor, detente.
Él se ríe y da un paso adelante de nuevo. Nuestros cuerpos se están
tocando ahora y puedo sentir el calor de su aliento en mi piel. Empiezo a
decir algo, y él pone sus dedos en mis labios.
—Shhhh, escúchame. Hay algo en este cuarto de baño que amo
mucho. —De hecho gimo ante esas palabras. Jeremy me mira
directamente a los ojos y dice—: Estoy… enamorado... de algo en este
baño.
Con esas palabras, dejo de respirar.
—¿Qué? —susurro.
Jeremy me da una sonrisa suave.
—Estoy enamorado… —murmura, bajando su rostro hacia el mío—.
Estoy enamorado... de esta pasta de dientes —dice, estirando su mano
detrás de mí.
Eso no es lo que yo esperaba. En estado de shock, me vuelvo para
Página | 488 mirar donde está la mano de Jeremy. Cuando no veo nada ahí y veo la
planta de su mano en el mostrador, miro de nuevo hacia él y en ese
segundo, sus labios están sobre los míos. Es perfecto y como debería ser,
todo cae en su lugar. Cada segundo que nuestros labios están tocándose,
mi corazón se hace más grande. Me presiono contra él, lo más fuerte que
puedo.
El tiempo se siente como minutos, pero son probablemente sólo
segundos. Cuando Jeremy finalmente se aleja, susurra:
—Isabelle, estoy enamorado de ti.
Como si fuera la cosa más fácil de decir, respondo:
—Estoy enamorada de ti, también.
Él sonríe y me besa muy suavemente.
—Tengo que ir a hacer algo —murmura—. Espera aquí, no te muevas.
—Con eso, me da otro beso y luego se va del baño.
Me quedo ahí en estado de shock, con los dedos presionados en mis
labios. Feliz, lágrimas de alivio ahora corren por mi rostro. No puedo dejar
de reír. Paso unos minutos solamente esperando allí. Entonces empiezo a
preguntarme dónde está Jeremy. Otro minuto pasa y ahora estoy
frustrada. Finalmente, voy a la puerta del baño, y la abro de un jalón.
Jeremy está apoyado en la puerta, con una enorme sonrisa en su rostro.
—No escuchas muy bien.
—No, no, no lo hago —respondo.
—Ven aquí —gruñe, mientras tira de mí con fuerza contra él.
Capítulo 26
Jeremy me saca del baño sin despegar sus labios de los míos. Nos
Página | 489
besamos con una ciega furia. Es igual a la noche que pasamos juntos a la
décima potencia. Me da una vuelta y me empuja contra la pared. De
repente, la única foto que tiene, se cae y se hace añicos. Empezamos a
reírnos contra los labios del otro. Jeremy comienza a besarme de nuevo. —
Jeremy. —Rio—. Necesitamos limpiar los vidrios rotos.
—Uh-huh —responde, antes de besarme de nuevo. Mientras le
devuelvo el beso. Muevo un poco mi pie y escucho el vidrio deslizarse. Un
instante después estoy en los brazos de Jeremy—. No puedo dejar que te
cortes los pies.
—¿Que estás haciendo? —pregunto, cuando me lleva cargada hasta
su habitación.
Pone una gran sonrisa en su rostro. —Nada.
—¿Jeremy… donde está tu cita?
Dándome una mirada incrédula, contesta—: ¿Quien dijo que ella era
una cita?
Lo miro y respondo—: ¿Ella no era tu cita?
—No —dice Jeremy, sacudiendo su cabeza—. Su nombre es Rita. Es
nuestra recepcionista en donde trabajo. Su novio acaba de terminar con
ella. Así que pensé en traerla a casa para pasar el rato.
Con una mirada horrorizada, digo—: ¡Me enfade porque pensé que
era tu cita!
—Sin ofender, pero pienso que ambos estamos contentos de que te
enfadaras. Ahora, shhhh —Me calla, poniéndome en el piso. Jeremy lleva
sus labios a los míos y me da el beso más sensual que he experimentado.
Realmente me hace gemir. Me presiono contra él, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello. Estamos así por un minuto, solo besándonos. De
repente, siento la mano de Jeremy bajo mi camisa. El comienza a
quítamela y digo—: ¿Que estás haciendo?
Todo lo que él hace es sonreír. —Nada. —Su mano se mueve hacia mi
pantalón y desabrocha el botón. Le doy una palmada en la mano—.
¿Quééé? —se queja Jeremy.
—¿Qué piensas que estás haciendo? —pregunto, abrochándome el
pantalón.
Jeremy tira de ellos de nuevo. —Quitándote tu ropa. —Eso hace que
me ponga a reír—. ¡No, tú no lo harás!
—¿En serio? —pregunta—. ¿Ni siquiera un poquito?
Dándole una mirada severa, digo—: No hemos siquiera hablado de lo
que está pasando. No vamos a quitarnos la ropa.
—Solo estaba haciendo una suposición acerca de nosotros ahora. Me
Página | 490 imagine… tu estas enamorada de mi... yo estoy enamorado de ti. Pensé
que el siguiente paso era obvio.
Estoy tratando muy duro de no sonreír. —¿Y cuál sería el siguiente
paso?
—Uno de nosotros se muda a la habitación del otro —murmura,
empujándome de vuelta en la cama.
—¡Jeremy Stoll, no nos vamos a mudar juntos!
Se detiene y me mira. —Isabelle, odio tener que decírtelo, pero
nosotros ya vivimos juntos. Ahora —dice, empujándome hacia abajo en la
cama—. Estamos ocupados. —Jeremy se sube encima de mí y pone sus
labios en mi cuello. Hace que me estremezca.
Me da besos ligeros como plumas. Empiezo a moverme con él, pero
de repente se detiene. —Espera, tengo una confesión.
—¿Qué? —suspiro.
Apoyándose sobre mí, Jeremy mira hacia abajo. —Tengo una
confesión. Te he mentido dos veces.
—¿Que quieres decir? —pregunto vacilantemente.
—De la segunda vez ya sabes, lo de tener una cita la noche de tu
baile. La primera de ellas, sin embargo, la primera mentira te la dije la
mañana que te conté todo sobre Kaitlin.
Mi mente está en blanco. —¿Inventaste a Kaitlin?
—No. —Ríe—. No quiero que te enojes, solo escucha, ¿de acuerdo? —
Asiento con la cabeza. Él toma una respiración profunda—. Lo recuerdo.
Lo recuerdo… todo.
Con esas palabras mi mandíbula cae. —Antes de que te enojes,
escúchame. Estaba devastado por Kaitlin. Ella era mi mejor amiga y luego
se había ido. Cada año en ese día, era solo un recordatorio. Sí, estaba
borracho, pero esa noche, en lo único que podía pensar era en ti.
—Trajiste a casa otra chica, Jeremy —afirmo, sin rastros de diversión.
Jeremy inclina la cabeza. —No quería reconocer como me sentía. Me
había negado a abrirme a alguien de nuevo. Así que, hice lo que mi ego
masculino me dicto, pensé que debía traer una chica a casa. Está bien,
estaba borracho como una cuba, pero cuando encendiste la luz y vi tu
rostro, mi estómago se apretó. No parecías enojada, solo sorprendida y un
poco herida. Podrías bien haberme arrancado el corazón. Me sentí muy
mal. Le pedí a la chica que se fuera a casa… de muy buena manera.
Luego camine hacia tu puerta. De hecho me detuve un minuto a deliberar
sobre lo que debía hacer, pero déjame decirte, cuando estas borracho,
tus inhibiciones salen por la ventana. Y bueno, tú ya conoces el resto.
Página | 491
—¡Conozco el resto! —chasqueo—. ¿Porque me mentiste? Sabes lo
mucho que me heriste, ¡idiota!
Con sus ojos muy suplicantes, Jeremy exclama—: ¡Isabelle! No quería
que pensaras que me aproveche de ti. ¡Nunca pensé ni en un millón de
años que tendrías sentimientos por mí!
—¿¡Que!? ¿¡Que no tendría sentimientos por ti!? ¿Te has visto o
conocido a ti mismo?
Levantando una ceja, Jeremy responde—: ¿Cuando te distes cuentas
de que estabas enamorada de mí? —Cierro la boca rápidamente. Él
entrecierra sus ojos—. Isabelle, ¿cuándo te diste cuenta de que estabas
enamorada de mí?
—He estado enamorada de ti desde el principio, creo —susurro.
—¿Y porque nunca dijiste nada? —pregunta con una sonrisa.
Haciendo pucheros, contesto—: No lo sé. Ni siquiera me di cuenta
hasta ayer por la noche.
—¿Espera… en tu cita? ¡WHOA! Necesitas explicármelo
detalladamente —exclama Jeremy, rodando hacia un lado y acostándose
a mi lado. Me mira con una sonrisa muy maliciosa—. Necesito escucharlo
todo.
—¡Fue horrible! Pobre Eric, ¡él es el que me hizo darme cuenta!
Por supuesto, Jeremy piensa que es divertido. —¿Fue tan mala la cita?
—No, para nada —contestó.
Con el ceño fruncido, Jeremy contesta—: Bien, no necesitaba
escuchar eso.
—Termino mal, sin embargo. Me detuvo, dijo “sabes que estás
enamorada de Jeremy. Lo negué, discutimos sobre ello. Entonces, ¿quieres
saber cómo me lo probó?
—¿Cómo? —pregunta Jeremy.
—Me beso y luego me pregunto en quien estaba pensando —digo en
voz baja.
Resoplando Jeremy intenta contener su sonrisa. —Honestamente,
pensaste en mí mientras besabas a otro chico.
Lo miro fijamente. —No es gracioso. Lo siento si no soy en lo que
piensas cuando besas a otras chicas.
—Tú eres en realidad en lo que pienso cuando beso a otras chicas —
susurra Jeremy—. Especialmente en el club, me desgarro que hayas tenido
Página | 492 que ver eso. Por eso baile con ella. Eras tan insistente en que lo hiciera, que
pensé que no te importaba en lo absoluto.
—Ese fue probablemente uno de los peores momentos de mi vida —
admito.
Jeremy mueve su dedo y traza pequeños círculos en mi brazo—. Pero
yo estaba enamorado de ti, locamente enamorado.
—¿Entonces, que significa esto para nosotros? —pregunto en voz
baja.
—Me gustaría pensar que la opción más obvia es que estemos juntos,
¿pero si no quieres estar conmigo?
Dando la vuelta para mirarlo, susurro—: Por supuesto que quiero estar
contigo, pero… me preocupa que no estés tan enamorado de mí, como
yo de ti. Mírame. Hay muchas chicas más bonitas haya afuera. Es posible
que te canses de mi después de un tiempo y entonces ¿que seremos
nosotros? No quiero perderte como amigo o… novio.
Jeremy me gira y se apoya sobre mí. —No hay una chica en este
planeta que me haga cambiar de opinión. No me abro a cualquiera, pero
a ti, Isabelle, me abrí completamente. Tú tienes mi corazón entero en las
palmas de tus manos. Voy a confiar en que no me lo rompas.
—Nunca lo haría —susurro—, pero espero lo mismo de ti.
—Prometo siempre proteger el tuyo y estar allí para ti. Estoy
enamorado de ti y nunca haría nada para herirte. Ahora, que estamos más
allá de todo eso y tú eres mi novia, hay algo que he pensado
prácticamente todos los días, varias veces al día.
—¿Qué es eso? —pregunto.
Él se inclina por lo que nuestros labios están a unos centímetros de
distancia.
—Recuerdo cada caricia y beso de esa noche, me gustaría volver a
revivirlo, o mucho mejor superarlo.
Envuelvo mis brazos en su cuello y susurro—: Pienso que podemos
hacerlo.
Con una sonrisa, Jeremy me besa. Es muy suave y delicado al
principio, pero luego se vuelve muy ardiente. Tiempo después se detiene y
retrocede. —¿Qué demonios es ese ruido?
De repente, lo empujo. —¡La lasaña! —Me levanto de un sato y corro
a la cocina. Cuando me acerco al vidrio, salto. Llego a la cocina, abro la
puerta del horno y reviso la lasaña. —Gracias a Dios, está bien.
—Eso luce realmente bueno —afirma Jeremy, mientras la saco del
Página | 493 horno. Cuando pongo la lasaña en el mostrador, se acerca y envuelve sus
brazos alrededor de mi cintura. Su aliento caliente en mi cuello—. Hay algo
mucho más apetitoso sin embargo.
—¡Eres horrible! —Rio, dando la vuelta. Él solo me sonríe. Me empuja a
la parte libre del mostrador—. ¿Qué estás haciendo? —pregunto.
Me agarra por los muslos y me levanta, sentándome. —Estoy
disfrutando de tu compañía. —Se inclina y me besa de nuevo. Nos
quedamos así, presionándonos desesperadamente el uno contra el otro.
No tengo idea de cuánto tiempo pasa, finalmente, me alejo—. Jeremy,
necesitamos parar y comer. Se hace tarde y tengo escuela en la mañana.
—Bien, podemos comer, pero pienso que podríamos reportarnos
enfermos mañana —murmura.
Esto me hace estallar a carcajadas. —Debería perder un día de
escuela para manosearme contigo.
—No puedo pensar en una mejor razón —contesta, viniendo por otro
beso.
—Jeremy —reprendo—. Por mucho que quiera saltar sobre ti,
necesitamos ser serios.
Gruñe. —Quieres saltar sobre mí, ¿huh? —Su mano encuentra la parte
superior de mis pantalones de nuevo—. Yo puedo con eso.
Todo en mi grita que lo detenga, pero no lo hago. Jeremy se inclina y
me besa de nuevo. Aunque mientras baja el cierre, lo aparto. —Aun así no
voy a tener sexo contigo.
—Mmmm —Jeremy tararea contra mis labios—. Apuesto que puedo
hacerte cambiar de opinión.
Salto del mostrador. —Oh, apuesto que puedes, pero eso no es lo que
quiero. Te amo. Desesperadamente. Pero quiero esperar.
—Lo sé —suspira Jeremy—. Lo siento, soy un chico y han pasado años,
y no lo he querido con nadie, pero tengo esta necesidad contigo ahora.
Tendré que mantenerme bajo control.
Tomando una respiración profunda, digo—: Necesitamos enfriarnos un
poco. Creo que nuestras mentes están algo nubladas en este momento.
Quiero decir, solo he experimentado este sentimiento una vez. Es como un
subidón de adrenalina.
—Es un buen subidón de adrenalina —contesta Jeremy, volviendo de
nuevo por mí—. Yo digo que nos saltemos la cena. —Me agarra y me jala
hacia él—. Creo que es hora de dormir.
—¡Oh no! —exclamo—. No vamos a dormir en la misma cama hoy. No
Página | 494 confió en mí misma lo suficiente.
Con el ceño fruncido, Jeremy gime—: Bien, entonces vamos a comer.
Sonrió, lo beso y luego corto la lasaña. Mientras preparo la cena,
Jeremy va a limpiar los vidrios rotos. Unos minutos más tarde comemos y
hablamos como si nada fuera diferente, tal vez ese es el punto, que no hay
nada diferente. Hemos estado actuando de esta manera todo el tiempo
porque nos amamos. Ahora, ahora, todo esto tiene sentido.
La tenemos difícil limpiando y preparándonos para la cama. Bueno,
debo decir que tengo un momento difícil, porque Jeremy está sobre mí
todo el tiempo. No me malinterpreten yo estoy sobre el también. Se siente
muy bien, pero la voz de la razón en la parte de atrás de mi cabeza se está
volviendo más y más distante.
Un poco después, nos encontramos en el pasillo diciendo buenas
noches. Me pongo de puntillas y lo beso. —Te veo en la mañana.
—Mmm —tararea—. Voy a tener muy buenos sueños, creo.
—Pervertido —Rio—. Ahora, vete a dormir.
Jeremy se inclina y me besa en la frente. —Duerme bien mi amor.
Retrocediendo, le sonrío. Se da la vuelta con esa cálida expresión. Mi
corazón late a dos mil kilómetros por hora mientras entro en mi habitación.
Apago la luz y me acuesto. Mi cabeza es un hervidero de ideas, por lo que
me doy vuelta y tiro la cobija sobre mi cabeza. Unos minutos pasan,
cuando de repente siento que las mantas se retiran. Me doy la vuelta y rio.
—Te dije que durmieras en tu propia cama.
—¿Desde cuándo escucho? —contesta Jeremy. Se desliza bajo la
sabana y nos cubre con ella—. No puedo dormir otra noche sin ti. Lo
siento.
—No creo estar siendo realista. Probablemente hubiera ido a tu cama
en algunos minutos —replico—. Realmente necesitamos ser serios. Tú tienes
trabajo y yo escuela.
El me jala de nuevo junto a él. —Mmmhmmm —contesta Jeremy—.
Solo bésame. —Así que, lo hago.
A la mañana siguiente mantengo a Jeremy un poco lejos de mí.
Estamos muy cansados. Le dije que esto confirma mi idea de dormir en
habitaciones separadas. Contesta que eso no tiene sentido. Conduzco a
la escuela con una gran sonrisa en mi rostro. Hasta mis pasos son más
ligeros ahora. Cuando llego a mi casillero Eric y Jack están parados allí. —
Buenos días —expreso audiblemente.
—Buenos días —dice en respuesta Jack.
Eric sonríe. —¿Cómo te fue ayer?
Página | 495 —Muy bien, gracias —contesto—. Tenías razón.
Con una mirada confusa, Jack pregunta—: ¿Razón en qué?
—Nada —contesta Eric.
Nos quedamos así por un minuto, y luego Jack me mira. Se echa a
reír. —¿Qué? —digo, torpemente.
—Tienes un chupetón en tu cuello —señala Jack—. Alguien se divirtió
ayer.
—¡No lo tengo! —exclamo. Rápidamente, abro mi casillero y me miro
en el espejo—. Voy a matar a Jeremy.
Jack solo resopla. —Oh, es divertido.
—¿Que es divertido? —Escucho detrás de nosotros. Oh, genial. Me
doy la vuelta para encontrar a Sonya ahí de pie.
Suspiro. —Nada.
Ella entrecierra sus ojos y dice—: Si, claro.
—Isabelle tiene un chupetón. —Se ríe Jack.
—¡Jack! —Eric y yo gritamos al unísono. Él nos da una mirada
perpleja.
Sonya cruza sus brazos. —Así, que finalmente cediste y mostraste tus
verdaderos colores.
—Si, Jeremy y yo finalmente lo aceptamos y confesamos nuestro amor
el uno al otro. No, todavía no he dormido con él, y no tengo planeado
hacerlo en un futuro próximo. Es mi novio y lo que nosotros hagamos no es
asunto tuyo. Realmente, nada en mi vida lo es, pero sabes que ya no me
importa. Di lo que quieras, haz lo que quieras, ya no me importa. Tengo un
novio que es demasiado guapísimo, más divertido que el infierno,
inteligente, talentoso que me ama hasta la muerte. ¿Puedes tu decir lo
mismo? No, no lo creo. Soy bonita, inteligente y una gran artista y tengo
mucho más talento en mi dedo meñique del que tú tienes en todo tu
cuerpo. Te encanta lastimar a las personas para sentirte mejor debido a
todas tus inseguridades. Bueno sabes que eso no es atractivo para los
chicos.
—No, no lo es —confirma Eric.
Mirándome fijamente, Sonya resopla. —Lo que sea.
Una ola de confianza me cubre. Doy un paso hacia ella. —No te
atrevas a pensar que puedes molestarme más. Bien puedes hablar con la
pared, porque no me vas a molestar. No significas nada para mí. Solía
pensar que lo tenías todo y acabo de darme cuenta de que no tienes
nada. Es por eso que tú te la agarras con todo el mundo, pero cuando
Página | 496 salgas de la escuela secundaria, vas a tener un terrible despertar. Esa
personalidad no te llevara a ninguna parte. Créeme, mis amigos están en
sus veintes. Ellos son los que me lo enseñaron. Mi mejor consejo, crece
Sonya. —Retrocediendo, tomo una respiración profunda—. Ahora,
discúlpame, tengo que ir a clases. —Me dirijo a Eric y Jack—. Los veo luego
chicos. —Eric en realidad choca los cinco conmigo, lo que me hace reír.
El resto del día es normal. En realidad tenía una de mis bufandas en mi
casillero, así que me la puse. Todavía voy a matar a Jeremy. Esa noche
llego a casa y huele delicioso. Jeremy está de pie en la cocina. Entro y veo
un gran florero de tulipanes. —Awww. —Suspiro—. Esos son muy bonitos.
—Quería darte algo —replica Jeremy. Camina hacia mí y me besa.
Envuelvo mis brazos en su cuello y se lo devuelvo con cariño. Cuando nos
apartamos, Jeremy ríe—. Fui a ese lugar donde compras comida, está
preparada pero tienes que cocinarlo. Es increíble y delicioso.
—Genial —contesto, dejando caer mi mochila. Entonces miro la
mesa—. ¿Dónde están los lirios?
Jeremy se da la vuelta. —Pensé que era momento de dejarlos ir.
—Oh Jeremy —digo en voz baja—. No, los amo. Son hermosos. No me
molestan.
—De vez en cuando entonces —contesta él—. Por ahora, se trata de
ti. —Sonrío.
Tenemos una velada romántica increíble. Es genial y no podría estar
más feliz. Más tarde, después de ponerme mi pijama, Jeremy exige que
bailemos en la sala. Hace que ría, pero estoy de acuerdo. Cuando
estamos sosteniéndonos con fuerza, susurra—: ¿Entonces, que vamos hacer
por mi cumpleaños?
Confundida, pregunto—: ¿Cuando es tu cumpleaños?
—El sábado —responde Jeremy—. ¿Qué es lo que vamos hacer?
Suavemente sonrió y digo—: Es tu cumpleaños. ¿Qué quieres hacer?
—Puedo pensar en algo —maliciosamente contesta. Ruedo mis ojos—
. No lo sé. Salgamos a divertirnos. Vamos a bailar. Cenar y bailar, eso suena
genial. Esta vez solo disfrutaremos de la compañía del otro como debe ser.
—¿Invitamos a los chicos y a Cassandra?
Asiente. —Sí, será divertido.
—Suena bien.
Entonces, el sábado llega y nos estamos alistando. Jeremy quiere ir al
Steak House para la cena. Así que, Cassanda y yo fuimos a comprar ropa
nueva, porque… bueno… somos chicas. Compré un bonito y suelto,
Página | 497 vestido rojo sin espalda ni mangas y un par de zapatos de tacón.
Cassandra me hizo practicar unos días en casa, así no me tropezaría y
rompería el cuello después. Jeremy dijo que eran muy seductores. Me reí
de él.
La cena es muy agradable. Nos reímos mucho. Jeremy desliza su
mano por mi pierna, y yo se la aparto. Le dije a Cassandra que estamos
juntos, pero no creo que los chicos tengan idea. No sé quién está más
emocionada, Cassandra o yo.
Mucho más tarde, nos encontramos sentados en una mesa del club.
Estoy dando tragos de una botella de agua. Jeremy y yo hemos estado en
la pista de baile toda la noche. Estamos tratando de no ser obvios, pero
tuvimos un montón de bailes calientes, aunque no nos hemos besado
desde que salimos de la casa, y creo que puedo explotar. Finalmente, dejo
la botella vacía en la mesa. —Necesito usar el baño.
—Voy a llevarla —replica inmediatamente Jeremy. Josh solo se
encoge de hombros como si nada. Rápidamente bajamos las escaleras.
Cuando nos metemos en la parte de atrás, instantáneamente nos
lanzamos sobre el otro. Dando tras pies en el camino hacia el baño.
Después de un minuto, tomo aliento. —Necesito usar el baño.
—Apúrate entonces —contesta. Me doy la vuelta y cierro la puerta
tras de mí. Cuando salgo, no veo a Jeremy. Frunzo mi ceño. De repente
me hacen cosquillas a los lados—. ¡Boo!
Gruñendo, le doy una palmada. —Eso no es divertido.
—Oye, puedes ser mi novia ahora, pero todavía tienes que
aguantarme.
Estrecho mis ojos y sonrió. Rápidamente, lo empujo a la pared y lo
beso. Jeremy me da la vuelta y nos abrazamos. Un rato más tarde,
escuchamos una tos desde el otro lado. Nos soltamos y miramos. Josh,
Kent y Cassandra están parados allí. Josh luce un poco estupefacto. Kent
simplemente se echa a reír. —Vinimos a ver porque se tardaban tanto,
pero puedo que los estaba deteniendo.
Cuando miro a Jeremy, tengo que quitar el lápiz labial de su rostro. —
Oops —es todo lo que puedo susurrar.
—¿Así que… hacen esto a menudo? —pregunta Kent.
—Solo desde que empezamos a salir —contesta Jeremy con una
sonrisa—. Lo siento, tendemos a distraernos.
Josh levanta sus manos. —¡Por fin! Querido Dios, nos preguntábamos
cuando iban a entrar en razón.
Todos reímos. —Trate de detenerlos, lo siento —declara Cassandra.
La mandíbula de Kent cae. —¡Tú lo sabías!
Página | 498 —Por supuesto que lo sabía —contesta Cassandra. Ella se mofa—.
Nosotras las chicas tenemos tendencia a contarnos todo. Aprenderás eso.
—Oh, por todos los demonios —gime Kent. Ahora que todos lo saben,
Jeremy y yo finalmente mostramos nuestro afecto. Y lo hacemos,
demasiado.
El tiempo pasa volando y se acerca la navidad. Cuando más se
acerca, más se revuelve mi estómago. Mientras hacemos las maletas para
ir a Texas, pregunto—: ¿Estás seguro de que quieres que vaya?
—Por supuesto —contesta Jeremy, como si fuera la pregunta más
estúpida de todas—. Ellos te amarán.
—Sí —murmuro—, pero no conocí a Kaitlin. Tal vez, a ellos no les
gustaré. Quiero decir, no tengo ni idea de cómo comportarme.
Jeremy se acerca y lleva sus manos a los lados de mi rostro. —Solo
actúa como tú misma. Estarás. —Se inclina y me besa.
La navidad no es tan mala. Ellos son las personas más amables que he
conocido. Por supuesto, hacen que Jeremy y yo nos quedemos en
habitaciones separadas, ya que no estamos casados. Pienso que es
gracioso. Jeremy solo rueda sus ojos. Hacen que monte uno de sus
caballos pura sangre. Eso es lo más genial de todo.
Estoy muy emocionada de que tengan un árbol de navidad. Lo
decoramos mientras estoy allí. Les contamos de mi vida familiar, a la falta
de ella. Nos hacen sentir más que bienvenidos en su casa. Los Billings harán
una fiesta con baile en el salón. Así que Jeremy pasa el día enseñándome
a bailar el vals, así estaré lista.
Durante la fiesta, el padre de Kaitlin, Richard se me acerca. —¿Me
permite este baile? —Mis ojos se dirigen a Jeremy, y el agita su mano hacia
la pista de baile. Le doy una mirada rápida y tomo la mano de Richard.
Vamos hacia la multitud, y Richard sonríe. —Voy a tomar las cosas con
calma. —Con eso, comenzamos a bailar.
Sonrojándome realmente duro no lo miro. Él ríe y pregunto—: ¿Qué?
—Tú me recuerdas a Kaitlin de alguna manera. La única persona con
la que se sentía cómoda bailando era Jeremy, también —contesta.
—¿En serio? Usted era su padre —digo.
Richard ríe y niega con la cabeza, —Si, pero no soy Jeremy. Él era
todo para ella. —Eso hace que rápidamente baje la mirada—. No lo dije
para hacerte sentir incomoda. Mi esposa y yo queríamos darte las gracias.
Jeremy es como un hijo para nosotros. Después de que Kaitlin muriera, una
parte de él murió. No era el mismo. Estaba cambiado.
Página | 499
—Lo sé —susurro.
Con una sonrisa, Richard dice—: Tú lo trajiste de vuelta a la vida. Él es
el mismo de siempre y muy increíblemente feliz. Solo queríamos darte las
gracias, gracias por traerlo de vuelta con nosotros.
—Él es todo para mí, también. Así que supongo que Kaitlin y yo
tenemos eso en común. —Eso hace reír a Richard.
La noche de la víspera de navidad es maravillosa. Hacemos
chocolate caliente y nos sentamos alrededor del fuego. Me cuentan
historias terriblemente divertidas de Jeremy. Hay un par de veces que él
gruñe—: Ella va a terminar conmigo muy pronto conmigo.
—Lo siento, no puedes deshacerte de mi tan fácilmente —contesto,
acurrucándome a su lado. Él solo me besa en la frente.
En la mañana, despierto con Jeremy metiéndose en la cama
conmigo. —¡Jeremy! —siseo en un susurro—. Se van a enojar si te
encuentran aquí.
—Somos adultos —responde—. De todas maneras, solo vine a
despertarte, para darte tu gran regalo de navidad.
Eso hace que me siente rápidamente. —¿Qué es? Espero, que nada
pervertido si es por eso que estás aquí.
—No —Ríe—. Es esto. —Jeremy me entrega un sobre.
—¿Que en este mundo cabria aquí? —pregunto.
Rodando sus ojos, Jeremy dice—: Ábrelo Isabelle.
Rápidamente lo abro. Dentro hay extracto bancario. —¿Qué es esto?
—Tu cuenta de banco —dice, sentándose conmigo. Abro mi boca
para protestar y Jeremy rápidamente pone un dedo en mis labios—.
Escucha, este dinero no es para que lo gastes. Es un fondo para la
universidad. Quiero que vayas, y no quiero que lo que nos pueda pasar
afecte eso.
—¿Que nos podría pasar? —pregunto, asustada.
Sus ojos se abren. —Nada por mi parte. Es solo por si acaso.
—No puedo aceptar esto —digo.
Jeremy toma el sobre de vuelta y me mira a los ojos. —Vas aceptarlo.
Por favor, por mí, en este mismo segundo. Esto es lo que quiero para ti más
que nada en el mundo. Basta con tomarlo, pero te juro que si lo usas para
otra cosa que no sea la escuela, voy a gritarte hasta quedar afónico.
Saltando hacia él, Lo tumbo y lo beso tan fuerte como puedo. Me
devuelve el afecto. Cuando finalmente me alejo, susurro—: Gracias.
Página | 500 Quitando gentilmente mi cabello, Jeremy responde—: No hay de que,
ahora. Vamos, están haciendo panqueques.
El día de navidad es maravilloso. Ellos les dieron a todos sus
empleados el día libre, así que somos Lillian y yo en la cocina. Ella es muy
dulce, y todo lo que siempre pensé que una madre debería ser. Todo el día
es increíble. Los Billings me compraron una computadora portátil. Le doy
una mirada rápida a Jeremy y él me la devuelve como diciendo que no
diga nada. Les doy las gracias y un gran abrazo a los dos. Es una
computadora genial. Cuando es mi turno de darles su regalo hago que
Jeremy se los de.
—Esto es de parte casi exclusivamente de Isabelle —declara Jeremy—
. Aunque es mi idea. —Pone en sus manos, un gran paquete.
Lillian nos da una mirada inquisitiva. —¿Qué es?
—Solo ábrelo cariño —dice Richard. Miro nerviosamente a Lillian
abriendo el regalo. Sus manos van instantáneamente a su rostro cuando
ella ve el retrato—. Es Kaitlin —Richard afirma con una sonrisa.
—Es hermoso —susurra Lillian—. Gracias.
Esto me hace sentir orgullosa. —De nada.
Estoy un poco triste cuando tenemos que irnos. Los Billings dicen que
tenemos que volver pronto. Estamos de acuerdo y nos abrazamos. Cuando
llegamos a casa más tarde ese mismo día, me siento en el sofá… y
comienzo a llorar. Jeremy rápidamente se acerca. —¿Qué ocurre?
—Eso fue maravilloso, muy maravilloso, y ellos son geniales. Es solo
que… no puedo dejar de pensar en mi madre. ¿Qué hubiera pasado si las
cosas hubieran sido un poco diferentes? ¿Y si ella fuera un poco más como
Lillian? No sabía qué días de fiesta como ese existían.
Jeremy pone su brazo alrededor de mis hombros y me acerca a él.
—Sé exactamente como te sientes. Sigo pensando que para ti fue un
poco más fuerte que para mí, pero aun así, sigo como te sientes. Nos
tenemos uno al otro ahora, y siempre haré de la Navidad algo especial.
Puede ser nuestro día de fiesta especial.
—Tuve un buen momento —sollozo—. Puedo imaginar que Kaitlin era
igual de amable.
—Ella lo era —susurra Jeremy—. Richard y Lillian te adoran, sin
embargo. Ellos dijeron lo mismo de ti.
Poniendo mi rostro en su pecho, susurro—: Pienso que extraño a mi
mamá, de una manera bizarra y sádica.
—Bueno, ella es tu mamá. ¿Quieres ir a verla? —pregunta él
amablemente.
Página | 501 Pensando en ello por un segundo, contesto—: No, no realmente.
¿Cuál sería el punto?
Nos sentamos por un momento en silencio. Luego Jeremy gira mi
cabeza y nos besamos, después de eso, el mundo desaparece. Comienza
de nuevo la escuela, la vida es genial. Unas semanas pasan, cuando voy a
mi casillero al final de la escuela. Cuando levanto la mirada, mi estómago
cae porque mi madre está parada allí. —Hablando de la mujer del diablo
—murmuro. Caminando hacia ella, pregunto—: ¿Que quieres?
—Vine aquí a hablar contigo —afirma ella—. ¿Podemos ir a algún
lugar privado?
—No tengo mucho que decirte —replico, abriendo mi casillero.
Mi madre mira los anillos en su mano. —Por favor Isabelle, solo dame
diez minutos.
Pienso por un minuto y luego cierro de golpe la puerta de mi casillero.
—Bien —gruño—. Podemos ir hablar a mi auto.
—¿Tienes un auto? —mi mamá pregunta.
—Hay un montón de cosas que tengo de las que no sabes —digo,
comenzando a caminar por el pasillo. Mi mamá me sigue en silencio.
Cuando llegamos, mi mama se detiene. —Este auto es realmente
genial.
—Tengo un novio que me ama desesperadamente y se asegura de
cuidarme —contesto—. Alguien que me cuida para un cambio. —
Abriendo la puerta, digo—: Entra.
Después de eso hay un silencio sepulcral por el primer minuto cuando
nos sentamos en el auto. Finalmente mi mamá susurra—: Quería decir que
lo siento.
—¿Por qué?
—Tu vida —contesta—. He sido una madre horrible.
Eso me hace resoplar. —En serio, eso no es una noticia nueva.
—Solo déjame hablar… por favor —dice, así que me callo—. Cuando
paso lo de Howard, te falle de forma colosal. La policía vino a hablar
conmigo. Me mostraron las fotos y en ese momento estaba sobria. Eso hizo
que me viniera abajo.
Ahora enojada, grito—: ¡Te viniste abajo! ¿Cómo piensas que me
sentí? ¡No tenía nada! Si Jeremy no hubiera estado en el cuadro, ¿a
dónde habría ido? ¡Ya no podía quedarme contigo! ¡No era seguro!
—Lo sé, Isabelle, al día siguiente fui a buscar ayuda.
Página | 502 —¿Qué clase de ayuda? —pregunto sarcásticamente.
—Comencé a ver un consejero y nos hemos estado encontrando dos
veces por semana. Tengo un patrocinador. He estado sobria desde ese
día, ni una gota de alcohol —dice orgullosa mi mamá.
Un tanto estupefacta, me quedo mirándola. —¿En serio?
—Sí, sé que no estoy curada. Estoy lejos de estarlo, pero lo estoy
tratando. Es duro, pero me lo tomo día a día. Tengo un diario ahora. De
todo lo que escribo es de ti. Como me gustaría poder hacer las cosas
diferentes. Poder compensarte por todos mis errores. Te extraño. Te amo
Isabelle, incluso si nunca te lo demostré.
Seco las lágrimas que caen por mis mejillas. —Mamá… no sé qué
decir. Hay tantas heridas en el pasado. Sabes, pase una maravillosa
navidad con las personas más amables que he conocido. Son lo que debe
ser una familia. No la mierda que nosotras tenemos.
—Quiero darte eso Isabelle. Todo lo que pido es una oportunidad y
esa es una gran cosa para pedirte, lo sé.
Mirando fijamente el parabrisas, finalmente susurro—: Jeremy y yo
estamos muy enamorados, y soy extremadamente feliz. Más feliz de lo que
he sido alguna vez. Tengo geniales y sinceros amigos. Por fin tengo
autoestima. Las cosas son maravillosas en este momento. No quiero
echarlo a perder.
—Tienes todo el derecho a decir que no —dice mi mamá—. Entiendo.
Puede que no haya vuelta atrás.
Sin saber qué pensar, solo me froto la cabeza. —¿Puedes darme un
poco de tiempo? ¿Darme tiempo para pensarlo y hablar con Jeremy?
—¿Él es tan importante? —pregunta ella.
—Sí —murmuro—. Lo es.
Mi madre mueve nerviosamente sus dedos. —¿Por qué no hacemos
esto, por qué no hago la cena del domingo, y si vienes, está bien? Te daré
la elección.
—Va a ser realmente horrible si no voy, mamá. Quiero decir, no quiero
que empieces a beber de nuevo.
Ella pone sus manos al frente. —Puedo manejar esto. Necesito ser
capaz de hacerle frente a las cosas. Hay una reunión esa noche, así que si
lo necesito, puedo ir a buscar un poco de apoyo.
Tomando una respiración profunda, contesto—: Iremos. Lo juro mamá,
tienes una oportunidad. Eso es todo.
—Voy a tratar de hacer lo mejor posible para no decepcionarte otra
vez —afirma—. Así que, ¿el domingo como a las 5:30?
Página | 503 Lentamente, asiento con la cabeza. —Síp, Jeremy y yo estaremos ahí.
—Gracias —exclama mi madre—. No estarás decepcionada.
—Espero que no.
Se queda sentada torpemente por un segundo. —Está bien, te veré
entonces.
—Adiós —digo, agitando mi mano. No voy a abrazarla. Mi madre
sonríe y se baja del auto. Cuando se va, me echo a llorar. Gracias a Dios,
mis ventanas son polarizadas. Me siento y lloro por un rato. Cuando
termino, el estacionamiento de la escuela está casi vacío. De repente, mi
teléfono suena. Respondo—: Hola.
—¿Dónde diablos estas cariño? —pregunta Jeremy. Eso hace que
empiece de nuevo a llorar.
—¡Isabelle! —grita desesperadamente Jeremy— ¿Qué pasa?
Sollozando, tartamudeo—: Mi mamá… mi mamá vino a la escuela.
—¿¡Que!?¿Estás bien? ¿Qué paso?
—Ella está sobria… supuestamente, y vamos a ir allí para cenar el
domingo —suspiro.
Solo se escucha un silencio de muerte al otro lado. —Di eso de nuevo.
—Bien, supongo que ella dejo de beber, y me dio este muy buen
argumento sobre cómo va a cambiar. No lo sé… quisiera que ella lo
hiciera. Quisiera que fuera cierto. ¿Y si puede estar sobria?
Después de otra larga pausa, Jeremy dice—: Bueno, ella es tu madre.
¿Cómo te sientes sobre todo esto, realmente?
—No lo sé —susurro—. Y si es cierto… tal vez podría llegar a conocer a
mi verdadera madre. Ya sabes, la persona más allá del alcohol.
—Eso me haría muy feliz Isabelle. Realmente lo haría. Solo uno de
nosotros tiene a su verdadera madre, y seria grandioso si actuara como
una.
Asiento con la cabeza. —Sí, lo seria. Estoy muy asustada de salir
herida.
—No voy a dejar que eso pase —me tranquiliza Jeremy.
—No creo que puedas protegerme de algo como esto —señalo—,
pero esta es mi decisión y la estoy tomando. Tengo que cargar con las
consecuencias.
Jeremy suspira. —Está bien, ¿vienes a casa?
Página | 504 —Sí, voy ahora mismo —contesto—. Te veo en un rato.
—Está bien, adiós, cariño. —Con eso colgamos. Manejando a casa,
mi cabeza es un enjambre de pensamientos. La esperanza y el temor se
mezclan en mi cerebro. Esto puede ser grandioso o un fracaso épico.
Tendremos que esperar y verlo.
Con esas palabras, mi mandíbula cae. —Ella era la cosa más dulce
que alguna vez hubieras imaginado. Kaitlin era la única persona que a la
dejaba entrar en mi pequeño mundo. Era un niño de acogida, no tenía
familia. Kaitlin, Richard y Lillian eran todo lo que tenía. Luego en la
secundaria a Kaitlin le dio cáncer. Ella peleo y peleo, pero un día, mientras
estaba sosteniendo su mano, dejo esta vida. Huí de todo un poco después
de eso, y si, como dijo Cassandra, me aislé del mundo hasta el día en que
conocí a Isabelle. Ella despertó algo muerto en mí por años. Al principio
éramos solo amigos, pero eso creció y se convirtió en algo más y ahora,
ahora es mi esposa. No podría ser más feliz. No solo derribaste mis paredes,
pusiste vida de nuevo en mi interior. Nunca podré pagarle por eso. Haré
cualquier cosa por ti. Cuidaré de ti cuando estés enferma, porque eres aún
más como un bebe crecido cuando no te sientes bien.
—¡Ooooyeeeee! —grito y rio al mismo tiempo.
—Te llevaré el desayuno a la cama… después de levantarme
temprano y comprarlo, ¡porque todos sabemos que no puedo cocinar!
Haré mi mejor esfuerzo por darte la vida que mereces. No puedo esperar
para vivir nuestras vidas y ver lo geniales que somos juntos. Además, darnos
algunos años y podrían haber algunos niños, y todas esas cosas. Solo
quería decir te amo Isabelle. Tu eres mi mundo, mi luz, mi todo.
Rápidamente me pongo de pie y envuelvo mis brazos alrededor de su
cuello. Inclinándose Jeremy coloca sus labios suavemente sobre los míos.
Un estruendoso aplauso suena a nuestro alrededor. Estamos besándonos
por un tiempo. Finalmente, me alejo y sonrió. Estiro la mano y tomo el
micrófono. Tomo una respiración profunda y luego digo—: Bueno, en
realidad no puedo dejarlo así. Así que, solo diré algunas cosas, porque
hablar enfrente de la gente me da escalofríos. Señor Stoll solo quería darte
las gracias. Tú me enseñaste a creer que soy hermosa. Me enseñaste que
está bien ser yo misma y mostrar mi arte al mundo. Me enseñaste como
vivir. Nunca podré pagarte por eso. Así que, gracias por todo. Gracias por
hacerme mejor. Gracias por mostrarme la belleza del mundo. Planeo
amarte por siempre y un día más, y comenzar una familia suena como una
gran idea en unos años a partir de hoy. Serás un gran padre. Te amo. —
Jeremy me agarra y me besa de nuevo. Cuando nos apartamos, digo—:
¡Oh! —En el micrófono—. También quería darles las gracias por las
donaciones al hospital de niños con cáncer en lugar de regalos. Es una
maravillosa causa. —Hay muchos aplausos después de eso.
Cassandra se acerca y dice alegremente—: ¡Es hora de cortar el
pastel!
Página | 524 Girando hacia Jeremy, digo—: Ahora, no me lo arrojes a la cara.
¿Prometido?
—Sí, sí, sí —contesta.
Caminamos y miramos el pastel. Es uno de esos pasteles muy
elegantes que requiere de cinco personas para hacerlo. Hay flores en
realidad comestibles en el mismo. Sí, está bien, tal vez me excedí con el
pastel, pero se veían muy bien en televisión.
Jeremy me entrega el pequeño cuchillo para pastel. Sonrió y lo pongo
en el pastel. Él pone su mano sobre la mía y procedemos a cortar una
rebanada. Luego, cada uno toma un pedazo. Pongo el mío en un
pequeño plato, pero por supuesto Jeremy no lo hace. —No pongas eso en
mi vestido —afirmo con fuerza. Jeremy rueda los ojos y agarra una
servilleta. Sostenemos en alto el pastel para que todos lo vean y luego nos
damos de comer el uno al otro. Es agradable y dulce. Luego, tan pronto
como me doy cuenta de que Jeremy no me está prestando atención, le
tiro el pastel en el rostro.
El deja su pastel y comienza a reír. —¡Oh, con que estas tenemos!
—No, no, no —digo con fuerza—. ¡Lo prometiste!
—¡Tú lo hiciste! —Jeremy grita con una sonrisa.
Con una sonrisa, respondo—: No me hiciste prometerlo.
Toma una servilleta y empieza a limpiar su rostro, negando con su
cabeza todo el tiempo. Me acerco y agarro una servilleta para ayudarle.
Cuando me acerco a él, rápidamente me agarra y me besa, consiguiendo
tener pastel por todo el rostro. Cuando nos alejamos. Sonríe. —No dijiste
nada acerca de no tener pastel en tu rostro.
—Bastante justo —rio en respuesta. Nos besamos otra vez, hay más
pastel en todas partes.
Durante la siguiente media hora caminamos y visitamos a los invitados
en la cena. Es un poco abrumador, incluso al tener una boda pequeña.
Cuando las mesas finalmente están limpias, se mueven para el baile. Ahora
esto es lo que estamos deseando. Todavía vamos a bailar mucho sobre
todo desde que cumplí 21, cuando todo está listo, es hora de mi primer
baile con Jeremy.
Nosotros por supuesto tenemos que bailar la canción de amor cursi
que Jeremy eligió como nuestra canción en mi baile formal de la escuela
secundaria. Todavía me hace reír. Cuando el DJ nos anuncia, tomamos la
mano del otro y salimos a la pista de baile. Jeremy me hace girar hacia
fuera y luego me hala contra sí. La música comienza y empezamos a
bailar.
Página | 525 A medida que nos desplazamos por la pista de baile, Jeremy sonríe. —
Estás muy hermosa.
—Tu tampoco estas mal —contesto con una sonrisa—. Esto ha sido
maravilloso.
—Lo ha sido ¿no? Hiciste un gran trabajo planificando esto. No podría
pedir más —afirma Jeremy—. Te amo demasiado.
Subo mis brazos y los envuelvo alrededor de su cuello y lo halo cerca.
—Te amo también. Estoy orgullosa de ti.
—¿Por qué? —pregunta.
—Te abriste acerca de Kaitlin. Eso requiere mucha fuerza.
Jeremy inclina la cabeza y me mira. —¿Te molesta que sacara el
tema de ella? Es nuestro día después de todo. Esto debió ser sobre ti. Lo
pensé después de decirlo.
—Jeremy —susurro—. Ella fue tu mejor amiga. Kaitlin no podía estar
aquí hoy. Eso no quiere decir que te hayas olvidado de ella. No me
molesta.
Gentilmente besa mi frente. —El resto del día y el resto de nuestras
vidas son sobre ti. Tú eres el amor de mi vida y no renunciaría a eso por
nada de este mundo.
—Yo tampoco renunciaría a ti. —Con eso sonreímos y Jeremy me
hace girar.
Un poco más tarde, estamos en la mesa principal, estoy bebiendo un
poco más de champán. He tomado dos copas y esta es mi tercera. Me
siento un poco mareada. De repente, hay una mano en mi espalda. Giro y
veo a Richard. —¡Hola! —chillo.
—Iba a pedirte que bailemos. Sé que no llegaste a hacer el baile
tradicional de padre e hija, pero me estaba preguntando si me dejarías
tomar ese lugar.
—¡Sí! —exclamo.
Él extiende su brazo y lo tomo. Salimos a la pista de baile. Richard
levanta la mano y la música cambia de repente. Ahora es clásica.
¿Querrías bailar un vals querida?
—Sonriendo, digo—: Pero por supuesto. Creo que hemos practicado
lo suficiente todos estos años.
Richard me toma en sus brazos y comenzamos a bailar. —Jeremy va
estar muy celoso si sigues eligiéndome para bailar el vals.
—Bueno… sin embargo, me gusta bailar contigo —declaro. Nos
reímos y bailamos. No sabía que podía ser graciosa.
Página | 526 Después de que terminé de bailar con Richard, Jeremy baila con mi
mamá y luego con Lillian. Lo observo alegremente. Realmente es un buen
bailarín. Después de que terminan todos los bailes tradicionales, la
verdadera música comienza y todo el mundo está en la pista. Nuestros
amigos de la universidad comienzan a llegar en este momento. Estoy un
poco perdida tratando de saludar a todo el mundo, poniendo atención a
mi marido y al baile.
Todo es increíblemente divertido. Me paso todo el tiempo que puedo
en brazos de Jeremy. Sinceramente no quiero volver a dejarlo. Cuando
llega el momento de lanzar el ramo y la liga, estoy un poco nerviosa. Tengo
una sensación abrumadora de que esto será difícil. Ellos me dijeron que
debía sentarme en las rodillas de Kent, pero no iba hacer eso, así que estoy
sentada en una silla. Todo el mundo se reúne a nuestro alrededor, y hace
que me sonroje. Jeremy viene y se arrodilla junto a mí. Nerviosamente
sonrío. —Vas a estar bien —dice Jeremy—. Prometo no avergonzarte.
—¿Tienes que usar tus dientes? —siseo.
—No si no quieres —contesta él, hacienda un mohín con los labios.
Pongo mi mano en mi rostro. De repente oímos a Josh gritar—: Vamos,
¡hazlo! ¡hazlo! ¡hazlo!
—Vamos hazlo —murmuro a través de mis dedos.
Jeremy desliza su mano bajo mi vestido. Siento sus dedos deslizarse
hacia arriba por mi muslo. Me estremezco un poco y luego lo miro. Su
mano recorre la parte superior de mis medias hasta el muslo. Las cejas de
Jeremy suben cuando sus dedos rozan el liguero. No puedo evitar sonreír.
Con una sonrisa diabólica, se agacha y va debajo de mi vestido. De
repente un montón de gente gritando desde todos lados. Honestamente
no puedo dejar de reír histéricamente, porque me hace muchas cosquillas.
Finalmente Jeremy regresa con mi liga entre sus dientes. Niego con la
cabeza y me inclino para besarlo. El rápidamente aparta la liga y nos
encontramos a la mitad. El beso es diferente esta vez. Hay una gran
cantidad de pasión detrás de él. Anticipación, anticipación, tengo
demasiado de ello. Jeremy se levanta y me hala con él. Levantándome,
damos la vuelta en círculos. Entierro mi rostro en su cuello y rio.
Por supuesto, Josh es el que atrapa la liga, estoy sorprendida de eso.
Así que cuando llega lo hora de lanzar el ramo, me mantengo atenta
hacia donde está Holly. Cuando me doy la vuelta, hago hasta lo imposible
por lanzar bien hacia ella. Cuando me giro de nuevo hacia la multitud, veo
que ella lo atrapo. Salto hacia arriba y abajo porque pienso que puedo
estar tan emocionada como ella.
Rápidamente, voy hacia Josh, empujándolo a la pista de baile. —
Página | 527 Ustedes chicos tienen que bailan ahora.
—Está bien, está bien —ríe Josh—. ¿Qué descarada?
Lo miro fijamente. —Holly realmente quiere bailar contigo Josh. —Él
me da su mirada despistada habitual. Rodando mis ojos hacia la parte de
atrás de mi cabeza tan lejos como pueden llegar, me quejo—: Solo ve a
bailar con ella.
—Así lo hace. Mientras bailan, Jeremy viene hacia mí. ¿Piensas que él
tiene idea alguna?
—¿De qué? —pregunto.
—De que a Holly le gusta —responde Jeremy.
Mi mandíbula cae. —¿¡Como lo sabes!?
Levantando una ceja, se inclina hacia mí. —Es realmente obvio,
parecido a como tú lo eras.
—¡Tú no tenías ni idea! —exclamo—. No vayamos por ese camino.
Agarrándome entre sus brazos, Jeremy dice—: Pienso que muy en el
fondo lo sabía. De seguro soñaba contigo todas las noches.
—Oh, ¿en serio? —digo con una sonrisa graciosa—, ¿y acerca que
eran esos sueños?
Jeremy trae su rostro junto al mío y respira junto a mis labios. —Te lo
mostraré más tarde. —Eso me hace sonreír. Él me besa muy sensualmente.
Me alejo de él. —¿Cuándo será adecuado que nos vayamos de
aquí?
—No tengo ni idea —responde el, aun sobre mis labios—, pero es
mejor que sea pronto.
—Mmmmmmm, estoy de acuerdo contigo —murmuro.
Hay mucho más baile y conversaciones con las personas, pero
finalmente tuve mi parte y solo quiero tener a Jeremy a solas. Me acerco a
él y lo halo hacia abajo para susurrarle al oído. —Necesitamos irnos ahora,
antes de que me vuelva loca.
El me da una sonrisa malvada. —Está bien. —Jeremy camina hacia el
DJ, y le dice algo. El DJ detiene la música y sobre su micrófono grita—: La
novia y el novio se van ahora. ¡Dicen buenas noches a todos!
Nuestros amigos más cercanos se acercan y nos dicen buenas
noches, y nuestra familia también. Jeremy finalmente agarra mi mano y
empezamos a salir por los jardines… bastante rápido. Nos dieron la suite del
pent-house por esta noche. Cuando por fin entramos en el ascensor y las
puertas se cierran, Jeremy me empuja contra la pared y empieza a
besarme. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lo halo más cerca.
Página | 528 Cuando llegamos a nuestro piso, Jeremy se inclina y me levanta en sus
brazos. Empiezo a reír. —¿Me vas a cargar a través del umbral?
—Si —responde el, con una sonrisa—. Te cargare hasta que este
demasiado viejo y débil para volver a hacerlo.
—Aww, eso es dulce —replico.
Llegamos a la habitación y saco la llave del bolsillo de Jeremy. —
Recuerdo cuando tú ni siquiera te acercabas a mi bolsillo. Si solo estuvieras
en realidad yendo por mis pantalones —Jeremy suspira, mientras abre la
puesta.
Levantando mi ceja, digo—: Oye, ahora puedo ir por tus pantalones
cada vez que quiera.
Jeremy se ríe. —Dulce y bondadosa mujer, estas tomándome el pelo.
—¿Quien dice que te estoy tomando el pelo? —respondo
seductoramente.
—Isabelle, tú tienes un lado perverso —Jeremy dice, mientras me baja.
Sonriendo, comienzo a quitarle la chaqueta. —No tienes ni idea.
Él levanta una ceja. —¿Entusiasmada?
—¿Qué piensas? —pregunto.
Con una sonrisa, Jeremy se inclina y me besa. Estamos así por un
tiempo, solo besándonos. Finalmente Jeremy se aleja y me susurra—: Te
amo Isabelle.
—También te amo —murmuro.
—¿Estas lista? —pregunta.
Asiento con la cabeza. —Sí, creo que hemos esperado lo suficiente.
—Eso pienso también —contesta el, mientras se dirige a la parte de
atrás de mi vestido.
Mis manos comienzan a sudar cuando Jeremy deshace las cintas.
Luego poco a poco baja la cremallera y sostengo el vestugo contra mi
pecho. Sus dedos trazan mi espalda. Dándome la vuelta, me encuentro
con su ardiente mirada. —Estoy nerviosa.
Jeremy agarra mi mano y la besa. —Por favor no lo estés. Podemos
esperar un poco más. Tenemos el resto de nuestras vidas.
Inclinando la cabeza hacia un lado, exclamo—: ¡Te hecho esperar
durante más de tres años!
—Lo sé —Jeremy ríe de nuevo—. He sido muy difícil a veces. Te lo
prometo, pero soy tu esposo. Nunca te hare hace nada que no quieras.
Página | 529 —¿Estás enojado porque quisiera esperar? —pregunto suavemente.
—No —dice Jeremy—. Te amo cariño. Quiero que seas mí para
siempre. —Pone sus manos a los lados de mi rostro—. Haré todo lo que me
sea posible hacer para hacerte feliz. Por lo tanto, si hay que esperar,
entonces esperamos.
—No más espera —exhalo y dejo caer el vestido. Jeremy sonríe
ampliamente—. Cassandra me ayudo a elegir la lencería.
—¿¡Puedo tomarte una foto por favor!? —enfatiza Jeremy—. No
quiero olvidarme nunca de esto.
—Cállate —susurro. Lo halo hacia mí, presionando mi cuerpo contra
el suyo—. Es hora de abrir tu regalo de bodas. —Jeremy me da una mirada
inquisitiva—. Yo soy tu regalo de bodas —digo tímidamente—. Hora de
quitarlo todo.
Un rato después, estamos tumbados en los brazos del otro. —Wow —Es
todo lo que puedo decir.
—Definitivamente vales la pena la espera —suspira feliz Jeremy.
—Sonriendo, digo—: Gracias.
Me doy la vuelta para estar encima de él. —Recuerdo la primera vez
que te vi. Mi corazón casi se detiene. Nunca habría imaginado que
acabaríamos aquí hoy.
—Recuerdo el momento en que supe que estaba enamorado de ti —
dice Jeremy.
—¿En serio? —digo—. Nunca me lo dijiste en todos estos años.
Con una mirada muy cariñosa, Jeremy dice—: Supe que sentía algo el
día que te encontré en el callejón porque quería matar a ese bastardo.
Finalmente me di cuenta de que estaba enamorado de ti cuando
pasamos la noche juntos. Cuando te beso, no es algo que haya sentido
antes. Esa noche algo fue muy diferente. Fue mucho más allá de lo que
había experimentado con Kaitlin. Solo lo supe. No quería que parara.
Quería estar contigo muy desesperadamente.
—Awww. Debí hacerme dado cuenta que te amaba todo el tiempo.
Cada vez que me tocabas, hacías que mis nervios hormiguearan. Cada
vez que me besabas quería más, cuando yacíamos juntos por la noche, no
quería estar en ningún otro lugar. Pienso que seguía diciéndome a mi
misma que nunca querrías estar conmigo. Nunca pensé que fuera lo
suficientemente buena.
—Eres más que suficientemente buena. Nunca querría nada más.
Descansando mi barbilla en su pecho, digo—: ¿Realmente quieres
Página | 530 tener hijos?
—Si —contesta—. Tres.
—Eso suena bien para mí.
Sonriendo, Jeremy dice—: Digo que debemos practicar para ello.
—Eso suena aún mejor —replico, mientras me inclino para besarlo.
Fin.
Acerca de la Autora
Página | 531