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VOLUMEN XIX - 2019

2019
VOLUMEN XIX
SEMANAS
ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE ESTUDIOS
DE 30 AÑOS ROMANOS
DE SU MUERTE: - VOL.
CIERTAS XIX
PARTICULARIDADES DE SU LEGADO
ISSN 0716 - 6214

ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE:


CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO*

AlejAndro BAncAlAri MolinA


Universidad de ConCepCión, Chile

A propósito del fallecimiento de Arnaldo Momigliano, hace ya más de tres décadas,


queremos intentar, una vez más, hacer algunas reflexiones sobre su extensa y vasta obra,
lo cual constituye una empresa por decir lo menos, arriesgada y no exenta de inconve-
nientes e incomprensiones por lo que esta representa. Acercarse a su dimensión huma-
na, a su pensamiento reflexivo y crítico, en algunos casos atípico por su perspicacia,
sabiduría, sencillez e ironía y su conocimiento de las fuentes y hechos, es una osadía y
una aventura que afrontamos con humildad, respeto y, especialmente, para que las pre-
sentes y futuras generaciones de estudiosos del mundo clásico puedan introducirse en el
completo y complejo mundo de Momigliano1.

De origen judío, nació en la región de Piamonte, en la pequeña localidad de Caraglio


(Cuneo), un 5 de septiembre de 1908. No tuvo una educación sistemática en la escue-
la, su enseñanza básica-media transcurrió en su casa, en un grato ambiente familiar y
cultural. Ingresó a la Universidad de Turín a los 17 años y leía hebreo, griego y latín;

*
Ponencia presentada en la XXVII Semana de Estudios Romanos, realizada entre el 7 y el 9 de
noviembre de 2017.
1
Una parte de la vida, obra y producción historiográfica del gran Momigliano la presentamos en
un trabajo anterior, a los pocos años de su fallecimiento. Véase A. BANCALARI, Aspectos de
la figura y de la historiografía de Arnaldo Momigliano (1908-1987), en «Tiempo y Espacio»,
5 (1995), pp. 33-46. Clave es el texto de C. DIONISOTTI, Ricordo di Arnaldo Momigliano,
Il Mulino, (Bologna 1989). Una síntesis en S. PEREA YÉBENES, Semblanza de Arnaldo
Momigliano (1908-1987). En el décimo aniversario de su muerte, en «Estudios Clásicos»,
112 (1997), pp. 87-95; E. GABBA, Aspetti della storiografia di Arnaldo Momigliano, en ID,
Reflessioni storiografiche sul mondo antico, Edizione New Press, (Como 2007), pp. 197-213;
G. BONACINA, Arnaldo Momigliano nel centenario della nascita, en «Rivista di storia della
filosofia», 64/3 (2009), pp. 549-551; L. POLVERINI, Arnaldo Momigliano, en V. LOSEMANN
(ed.), Alte Geschichte zwischen Wissenschaft und Politik. Gedenkschrift Karl Christ, Harrassowitz
Verlag, (Wiesbaden 2009), pp. 163-179.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

además de lenguas modernas. Antes de los 22 años se había graduado bajo la tutela de su
maestro Gaetano de Sanctis, con una tesis sobre Tucídides y ya poseía más de 30 publi-
caciones. Fue profesor de Historia Griega en la Universidad de Roma (1931) e Historia
de Roma en Turín (1936). Su paso por su alma mater fue muy breve, y obligado por las
disposiciones antijudías del fascismo, debió trasladarse a Inglaterra en 1939. En Oxford
fue apoyado por Hugh Last, quien se dio cuenta del valor e ingenio de Momigliano, de
tan solo 31 años. Durante la segunda guerra mundial y gracias a la ayuda de la Fun-
dación Rockefeller, permaneció en el fructífero ambiente oxoniense. Posteriormente,
ya famoso, controvertido y prolífico, se convierte en académico en la Universidad de
Bristol (1947-51), en el Warburg Institute y en la University College London (1951-85).
Invitado, asimismo, en forma permanente, como profesor en Europa y Estados Unidos,
en forma especial en Marburgo, la Scuola Normale Superiore di Pisa (1964-85) y Chi-
cago (1975-87). Recibió más de una docena de doctorados honoris causa. Falleció en
Londres, el primero de septiembre de 1987, a cuatro días antes de cumplir 79 años. Su
deceso fue repentino y muy sentido por la partida de uno de los más brillantes historia-
dores del siglo XX dedicados al mundo clásico.

I. Algunas máximas: el tema de las fuentes y el método histórico

En Momigliano destaca un irrestricto apego a las fuentes, al trabajo crítico y al mé-


todo de investigación2, lo cual era una preocupación constante y sus escritos así lo con-
firman3. Por esta razón, su lema máximo señalaba enfáticamente que “si no hay fuentes,
no existe la historia”4. De ahí su interés e insistencia en el manejo de los testimonios,
pues solo estos conducen a la disciplina histórica hacia la verdad y para no confundir
con el arte o la literatura, donde se privilegia la creación. Por lo mismo, criticó y estaba
en desacuerdo con Hayden White en su aproximación a la historia a través de la litera-

2
Entre los más famosos estudios críticos apegados a las fuentes y a un método de trabajo del
insigne piemontés, destacamos: A. MOMIGLIANO, Sui fondamenti della storia antica, Einaudi,
(Torino 1984); ID, Ensayos de historiografía antigua y moderna, F.C.E., (México 1993); ID,
Páginas hebraicas, Mondadori, (Madrid 1990).
3
A. MOMIGLIANO, Estudios bíblicos y estudios clásicos. Simples reflexiones sobre el método
histórico, en ID, Páginas hebraicas, cit., pp. 39-46, esp. p. 41, expresa: “produce casi vergüenza
decir que toda afirmación de un historiador ha de ser corroborada por unas pruebas, que, de
acuerdo con los criterios comunes del pensamiento humano, sirvan para aprobar lo real de esa
afirmación.”
4
A. MOMIGLIANO, Le regole del gioco nello studio della storia antica, en ID, Sui fondamenti,
cit., pp. 477-485, esp. p. 479; considera que la dificultad para escribir e interpretar la historia es
doble: “mayores documentos significan una mejor historia y escasos documentos significan una
peor historia.”

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

tura, eliminando la búsqueda de la verdad y construyendo interpretaciones en el “aire”5.


La historia es un recuento y un recrear probado. Momigliano propugna la idea de saber
leer los datos atestados en las diversas fuentes, buscar las interpretaciones adecuadas
dentro de los contextos y poder establecer un grado de verosimilitud o certeza de una
reconstrucción histórica fidedigna6.

La diversidad de los argumentos y estudios de Momigliano han demostrado el rol


central que le corresponde al historiador en la elección del problema a resolver, de
acuerdo con la factibilidad de las fuentes, seleccionando para ello su método de trabajo.
La simple narración implica elección e intenta aclarar puntos oscuros y presenta los
eventos desde un cierto punto de vista. En forma específica, plantea un ideal de “historia
teórica”, de cómo hacer y cómo hablar de ella7. Sobre el método histórico, Momigliano
nos hace la advertencia de que cada historiador serio ante posibles dudas debe consultar
a sus colegas, en especial a aquellos que tienen fama de ser escépticos. Propuso la máxi-
ma: “Dime qué amigos y colegas tienes y te diré qué historiador eres”8. Constantemente
hacía referencia a ellos y a otros y a la forma cómo influyeron en los distintos proble-
mas históricos tratados. Así, en sus escritos figuran anécdotas, recuerdos personales y
materiales autobiográficos que van de la mano con la explicación de la historia, siendo
explícito en proclamar como regla elemental que: “quien no tiene nada nuevo que decir
es más probablemente un cretino que un historiador”9. Su forma de entender el proble-
ma histórico -similar a otro grande, Moses Finley- es bipartito. Por un lado, el problema
es siempre una pregunta personal del historiador y por otra, seguida de una respuesta
(hipótesis), controlada y si es necesario modificada por las fuentes10.

5
P. LAURIA, Il nuovo Gibbon. Aspetti della vita e della storiografia di Arnaldo Momigliano,
Polistampa, (Firenze 2013), pp. 95-98.
6
A. MOMIGLIANO, Sullo stato presente degli studi di storia antica (1946-1954), en ID, Secondo
Contributo alla storia degli studi classici, Edizioni di Storia e Letteratura, (Roma 1960), pp.
319-353, a propósito del X Congreso internacional de estudios históricos, celebrado en Roma
en noviembre de 1955, le correspondió a Momigliano referirse a la situación de los estudios
de historia antigua en la última década, presentando una síntesis de las nuevas investigaciones
referidas al problema del método histórico. Una distinción entre “lo cierto, lo probable, lo posible
y lo inverosímil”.
7
J.C. BERMEJO, ¿Qué es la historia teórica?, Akal, (Madrid 2004), pp. 28-33.
8
MOMIGLIANO, Le regole del gioco, cit., p. 480.
9
Idem, p. 483.
10
A. MOMIGLIANO, Prefazione a M. Finley. Problemi e metodi di storia antica, en ID, Nono
Contributo alla storia degli studi clasici e del mondo antico, Edizione di Storia e Litteratura,
(Roma 1992), pp. 671-675.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

Al examinar algunos casos de la historia concreta que fueron objeto de su estudio,


nos percatamos de que estamos frente a un inmenso patrimonio cultural y a una mente
privilegiada e innovadora con una visión totalizadora de los procesos históricos. No
está de acuerdo con la concepción cíclica de la historiografía grecorromana11. “Ningún
historiador antiguo, en cuanto puedo recordar, ha escrito nunca la historia de un Estado
en términos de nacimiento y renacimiento”12. Heródoto no conoce ciclos históricos en
el sentido preciso del término. Él atribuía a las guerras médicas un único significado
no cíclico, en particular como conflicto entre libres y esclavos. Tucídides, al describir
la peste de Atenas en que una persona pueda llegar y conocerla de antemano, si se pre-
sentase, no significa y no hay razón para creer que la descripción corresponda a una
ciclicidad de la historia.

Para el caso particular de Polibio, con excepción de la teoría de los ciclos constitu-
cionales o formas de gobierno, en el resto de su historia se preocupa de examinar cómo
Roma se transforma en un imperio mundial. Sin embargo, la mayor dificultad para la
interpretación de Polibio, comenta Momigliano, “es que nuestro juicio acerca de él de-
pende de nuestra apreciación del imperialismo romano, y nuestra apreciación del im-
perialismo romano depende de nuestra opinión sobre Polibio”13. De ahí que la historia
romana de la república tardía y del imperio viene entendida desde la perspectiva de una
fase histórica del período helenístico como precedente del Cristianismo y de desarrollo
necesario de idealidad política y de nuevas fuerzas religiosas14.

En lo metodológico, el historiador piemontés insiste en la fuerte utilización de las


fuentes originales, en vez de contentarse con las lecturas de los estudios modernos o
monografías. La literatura especializada actual acerca del mundo antiguo es aceptada
y validada solo si su interpretación de las fuentes resulta correcta. De las fuentes a
la bibliografía y no caer en una práctica negativa de muchos historiadores jóvenes
de hoy en día que van de los estudios modernos a los documentos originales. Una
de las tantas máximas fue hacer hincapié en que es peligroso e inútil ocuparse de la
historia de la historiografía, sino se adquiere preliminarmente un personal y crítico
conocimiento de los hechos históricos. Entiende, como ya lo expresamos, que las

11
Véase algunos ejemplos en BANCALARI, Aspectos de la figura, cit., pp. 39-40.
12
A. MOMIGLIANO, El tiempo en la historiografía antigua, en ID, La historiografía griega,
Crítica, (Barcelona 1984), pp. 66-93, esp. p. 82.
13
A. MOMIGLIANO, La piel del historiador, en ID, Ensayos de historiografía, cit., pp. 63-71 esp.
p. 67.
14
E. GABBA, Arnaldo Momigliano: Pace e libertà nel mondo antico, en ID, Reflessioni
storiografiche, cit., pp. 215-222.

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

fuentes son el punto de partida de toda investigación histórica. Para teorizar en la


historia se debe, necesariamente, estudiar y conocer los testimonios, extrayendo de
estos lo sustancial. Cada documento es único y se interpreta considerando todas sus
características15.

II. La relación y análisis entre la historiografía antigua con la moderna.

Antes de profundizar en torno a grandes problemáticas, tales como el imperialismo


ático-délico, el helenismo, la Roma arcaica, la expansión romana, las relaciones entre
el mundo hebraico y el mundo grecorromano, los emperadores de la dinastía Julio-
Claudiana, el conflicto y vínculo entre el paganismo y el cristianismo en el siglo IV
y la decadencia del imperio, Momigliano mostraba una clara preferencia por analizar
a los autores del renacimiento, de la ilustración, del siglo decimonónico y a los más
destacados de su centuria. Es por esto que se preocupa de estudiar a Macchiavello,
Guicciardini, Vico, Montesquieu, Gibbon, Ranke, Neibuhr, Droysen, Fustel de Coulan-
ges, Burckhardt, Mommsen, Grote, Wilamovitz, Meyer, Rostagni, Bickerman, Beloch,
Rostovzeff, Croce y otros. Su investigación histórica se centró esencialmente en el de-
sarrollo de los estudios históricos clásicos en el mundo moderno. En este aspecto son
fundamentales la serie de escritos en torno al lugar de la historiografía antigua en la
historiografía moderna16. Fue intolerante, por ejemplo, con aquellos investigadores que
trabajaban sobre Gibbon sin preocuparse del imperio romano o con aquellos que estu-
diaban el imperio e ignoraban a Gibbon. Conocer la historia, pero a través de la historio-
grafía, será tal vez uno de los lineamientos medulares del fecundo Momigliano. Para él,
entre la historia y la historiografía como objeto de investigación, no existe diferencia17:
forman un solo cuerpo para la recreación de los procesos históricos. Ambas conectadas,
le han servido para el planteamiento de problemas históricos. Es, en el fondo, el análisis
riguroso entre la historiografía antigua y la moderna, aplicando el “mismo método y los
mismos criterios”18 en sus trabajos.

15
Para este argumento, véase BANCALARI, Aspectos de la figura, cit., p. 40. Por su parte,
MOMIGLIANO, Le regole del gioco, cit., p. 477, considera que “juzgar un estudio moderno de
historia antigua es en el mejor de los casos impresionante, en el peor y más frecuente de los casos,
es signo de arrogante ignorancia”.
16
Cfr. A. BANCALARI, Reseña a Momigliano. Sui fondamenti della storia antica, en «Revista de
Historia», 1 (1991), pp. 111-113.
17
T. CORNELL, Arnaldo Momigliano (1908-87), en «Rivista storica italiana», 100/2 (1988), pp.
326-333, esp. p. 329.
18
PEREA YÉBENES, Semblanza de, cit., p. 93.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

Uno de los varios problemas y dilemas que se le presentaron, fue cómo mantener el
nexo entre la investigación histórica y el interrogarse continuamente sobre los fundamen-
tos y el método de la historiografía19. Consideramos, sin duda, que de los temas basales y
como hilo conductor de sus múltiples trabajos, figura su interés por estudiarla. Desde que
la Academia de Ciencias de Turín le otorgó el honor, a propuesta de Gaetano de Sanctis,
de publicar en 1930 su tesis doctoral en torno a la Composizione della Storia di Tucidide,
los argumentos de los escritores griegos y romanos permanecieron constantes. Momigliano
siempre reconoció que una de las más ricas enseñanzas dejadas por Benedetto Croce ha
sido que la historia de la historiografía ayuda a definir, afrontar y resolver los singulares
problemas históricos20. Por lo mismo para escribir una historia crítica de la historiografía
es preciso conocer tanto a los “autores que uno estudia como el material histórico que
estudiaron”21.

Entre las obras que ejercieron mayor influencia en los círculos académicos y que han
dejado un legado profundo en las nuevas generaciones, tenemos su estudio póstumo (a tres
años de su muerte): The Classical Fundationes of Modern Historiography. Argumento, por
cierto, que reflexionó a lo largo de toda su vida académica. Para Momigliano la historia
actual, su metodología y su cientificidad tienen sus raíces en la forma cómo Heródoto y
Tucídides concibieron la historia en un sentido primigenio, de inquisición y búsqueda de
la verdad22. El piemontés es enfático al señalarnos “el valor de la historiografía antigua a la
luz de la revolución del siglo XX en la escritura de la historia”23.

19
A. MOMIGLIANO, Storia e Storiografia, il Mulino, (Bologna 1987), pp. 7-8. G. CAMBIANO,
Momigliano e i seminari di storia della storiografia, en «Rivista storia della storiografia», 16 (1989),
pp. 114-130.
20
A. MOMIGLIANO, Reconsideración de B. Croce (1866-1952), en ID, Ensayos de historiografía,
cit., pp. 287-302.
21
Problema ampliamente estudiado por A. MOMIGLIANO: El historicismo revisitado, en ID, Ensayos
de historiografía, cit., pp. 303-310; F. DIAZ: Momigliano e la riflessione sulla storia, en «Rivista
storica italiana», 100/2 (1988), pp. 335-347.
22
Heródoto inventó la historia como disciplina y ciencia humana. Tucídides la perfeccionó, Fabio
Pictor, utilizando la metodología griega, creó la historiografía nacional, siendo Tito Livio su máximo
representante. A su vez, Polibio concibió, con la expansión del imperio romano, la noción de la
historia universal. El cristianismo con su idea de la providencia contribuyó a potenciar y a mejorar la
historiografía, hasta llegar a Macchiavello y Guicciardini que retoman a los historiadores griegos y
romanos. Nuestra historia, en la actualidad, tiene sus raíces en la historiografía grecorromana y en la
tradición hebreo-cristiana. Otra faceta novedosa y original que se destaca en la obra es presentar con
mucha claridad y sabiduría que la antigüedad no creó solamente un tipo de historia: fáctico-tradicional
y político-militar, sino que, además, creó la investigación antiquaria, el estudio en torno a los tiempos
remotos y en el siglo IV d. de C. irrumpe la historia eclesiástica con Eusebio de Cesaréa.
23
A. MOMIGLIANO, Le radice classiche della storiografia moderna, Sansoni, (Pisa 1991), esp. p. 11,

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

En Momigliano siempre estarán presentes los problemas metodológicos. Conside-


ra que la elección de los temas de investigación es algo personal, subjetivo y depende
de convicciones religiosas, filosóficas y morales. El estudio debe guiarse adecuada-
mente por los datos obtenidos o aquellos factibles de descubrir, utilizando una meto-
dología histórica y “discutiendo sobre el modo correcto de interpretar los testimonios
que nos han llegado desde la antigüedad misma”24. Momigliano observa la historia
como un todo relacionado con las otras ciencias humanas y en este accionar del histo-
riador, destaca la libertad de trabajo del investigador. Es este quien elige su problema,
su hipótesis y la forma de exposición de los resultados con las respectivas fuentes25.

Otro de los temas centrales que atravesaron en forma constante el pensamiento de


Momigliano fue la búsqueda infatigable de la idea de “libertad y de paz” en autores
antiguos y modernos26. Problemática que estuvo marcado con su propia experiencia
personal como judío preocupado por su libertad política y religiosa. De hecho, el dir-
curso de incorporación a la Universidad de Turín en 1936, titulado: Koine eirene, pax
romana, pax christiana, es el mejor ejemplo de un problema histórico que lo persiguió
durante toda su existencia.

La noción de libertad fue un eje transversal en sus estudios. Una obra juvenil: Fi-
lippo il Macedone. Saggio sulla storia greca del IV secolo a.C., publicada en 1934,
se reedita en Milán con un nuevo prólogo de Momigliano en 1987, pocos meses antes
de morir. No solo este nuevo prefacio contiene las últimas líneas escritas, sino que
además sintetiza uno de sus lineamientos preferidos: la libertad en el mundo antiguo.

precisa que somos griegos y la historia moderna es griega. En la medida en que nuestra herencia
se remonta a la antigüedad, es esencialmente grecolatino-judía porque en esencia es helenística.
Cfr. asimismo ID, La culpa de los griegos, en ID, Ensayos de historiografía, cit., pp. 17-28;
también ID, La sabiduría de los bárbaros. Los límites de la helenización, F. C. E., (México
1988), pp. 11-43 y 156-194; ID, Historiografía sobre tradición escrita e historiografía sobre
tradición oral. Consideraciones generales sobre los orígenes de la historiografía moderna,
en ID, La Historiografía griega, cit., pp. 94-104; ID, Storia antica e antiquaria, en ID, Sui
fondamenti, cit., pp. 3-45.
24
MOMIGLIANO, Le regole del gioco, cit., p. 478.
25
IDEM, pp. 479-480, expresa: “la competencia del historiador, se reconoce cuando éste, no da
por cierto aquello dudoso y no generaliza los casos aislados. En tales momentos, el historiador
debe decir: no entiendo. En otros, continuará con expectación una hipótesis. Sin embargo, no
basta que una hipótesis sea plausible, sino que la elegida debe ser más plausible que las otras
alternativas”.
26
P. AMORÓS, Notas sobre Arnaldo Momigliano. La tradición histórica italiana, http://www.
pedroamorosjuan.com/PDF/HISTORIA/Momigliano.pdf

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

Las palabras del autor son explícitas: “aquello que puedo decir es que, en este pequeño
libro, ha nacido un grupo de problemas que me han ocupado toda mi vida”27.

III. Su vinculación con algunos de sus colegas.

Otro aspecto sobresaliente en la producción de Momigliano fue su perspicacia, agu-


da crítica, polémica y los antagonismos académicos con otros connotados historiadores
de su época. Diríamos que el protocolo utilizado para plantear sus discrepancias y dife-
rencias fueron las reseñas, un análisis exhaustivo, anatómico y profundo de las obras de
sus colegas28. Estas recensiones fueron demostrando la capacidad y formación cultural
e intelectual de Momigliano. Eran verdaderos artículos, discusiones y un trabajo herme-
néutico, sólido y crítico. Entre estas desavenencias y rivalidades resaltan, entre otras, la
que tuvo con Piero Treves, de marcada tendencia ideológica de izquierda (también dis-
cípulo de De Sanctis y de origen judío). El problema se suscitó por la diversa interpreta-
ción en el tema de la libertad griega antigua. Acaso si Filipo unificó la hélade o eliminó
su libertad29 y el rol que le correspondió al rey macedónico en la apertura cosmopolítica
del período helenístico30.

Un segundo caso fue su desencuentro con Ronald Syme -profusamente estudiado- a


partir de la recensión de The Roman Revolution31, de 1939. Para Syme, los romanos fue-
ron propensos a renunciar a su libertad para así encomendarse a un poder fuerte y abso-
luto. Momigliano no está de acuerdo y señala que los romanos se vieron privados de la

27
A. MOMIGLIANO, Filippo il Macedone, Guerini e Associati, (Milano 1987), p. XVI. En el
prólogo y libro original (1934), Momigliano admitió que fue inspirado por la figura y obra de
Gustav Droysen, Alejandro Magno (1833), escrita 101 años atrás. No es ninguna casualidad que
una centuria después publique su Filippo.
28
Interesante estudio en C. SIERRA MARTIN, Una mirada sobre el trabajo de otros: función y uso
de la reseña en la obra de Arnaldo Momigliano, en A. MORENO LEONI y A. MORENO (eds.),
Historiografía moderna y mundo antiguo (1850-1970), Tinta Libre, (Córdoba 2018), pp. 135-161.
29
P. TREVES, Demostene e la libertà greca, Laterza, (Bari 1933), señala, en el fondo, que Filipo
destruyó la libertad griega en Queronea. Momigliano le responde de alguna manera, dos años
después con el ya citado estudio acerca de Filippo il Macedone, polemizando con Treves, en torno
a la unidad nacional de los griegos; y de que a éste le faltó precisión conceptual en la definición
de libertad antigua y moderna.
30
E. GABBA, Appunti per una discussione, en L. Polverini (ed.), Arnaldo Momigliano nella
storiografia del novecento, Edizioni di Storia e Letteratura, (Roma 2006), pp. 235-238.
31
Cfr. A. MOMIGLIANO, Reseña a Syme. The Roman Revolution, «The Journal Roman Studies»,
30 (1940), pp. 75-80. (= Secondo Contributo alla storia cit., pp. 407-416), sosteniendo el
piemontés, que la historia, es la historia de los problemas y no de los individuos o grupos.

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

libertad por Augusto. 23 años después, Momigliano se reencuentra con el clásico libro
de Syme, al escribir la introducción de la edición italiana de 196232. En ella, recuerda los
momentos en que escribió la recensión. El mismo Syme le regaló un ejemplar y destacó
la viveza y buena pluma, además de establecer una conexión entre “la antigüedad y
modernidad, entre la antigua y moderna marcha sobre Roma”33.

La recensión negativa del The Roman Revolution y la introducción a la edición ita-


liana realizada por Momigliano, hicieron que el libro fuese mayormente conocido, no
por su lectura directa, sino más bien por la aguda y crítica reseña34. Con ella se da a
conocer en el ambiente oxoniense, recién llegado a Inglaterra con tan solo 31 años.
Criticó el método prosopográfico y cómo la constitución romana era una pura fachada,
centrada en una oligarquía que tenía todo el control. Al surgir el partido de Augusto,
este va transformando y apoyándose en las élites. El princeps queda en el libro de Syme
con características similares a Mussolini y, en forma indirecta, a Hitler35. En el fondo, es
intentar explicar el paso del régimen republicano al augusteo36.

La rivalidad y desencuentros de Momigliano con otros estudiosos se mantuvo en el


tiempo. Fue así con el connotado siciliano Santo Mazzarino, a propósito de la penetran-
te y compleja obra: Il Pensiero Storico Clasico (1965-66). Famosa ha sido también la
penetrante y larga reseña del piemontés a su colega Mazzarino, en torno al sólido estu-
dio del pensamiento histórico clásico37, como igualmente prescindir de este en diversos
seminarios convocados y realizados en el Warburg Institute de Londres.

32
A. SANTANGELO, Syme, Momigliano, and a New Italian Edition of the Roman Revolution, en
«Histos», 8 (2014), pp. 1-3.
33
SIERRA MARTIN, Una mirada, cit., p. 154.
34
La rivalidad entre Momigliano y Syme prosiguió posteriormente en torno a los autores de la
Historia Augusta. Para Syme correspondió a una “autoría única”, en cambio el piemontés tomó
posición por la participación de variados autores. Cfr. A. MOMIGLIANO, Reseña a Syme.
Emperors and Biography, en «The English Historical Review», 88 (1973), pp. 114-115. Para
una mayor profundización, véase A. BIRLEY, A letters from Momigliano to Syme, May 1967, en
«Politica Antica», 6 (2016), pp. 151-164.
35
N. CRUZ, La revolución romana de Ronald Syme, unos 70 años después, en «Historia 396», 5/1
(2015), pp. 73-92.
36
Véase, G. TRAINA, Introduzione alla seconda edizione italiana, en R. SYME, La rivoluzione
romana, Einaudi, (Torino 2014), pp. VII-XXII.
37
Cfr. A. MOMIGLIANO, Reseña a Mazzarino. Il pensiero storico classico (3 Vol.), en «Rivista
storica italiana», 79/1 (1967), pp. 206-219. (= Quarto Contributo alla storia degli studi classici e
del mondo antico, Edizioni di Storia e Letteratura, (Roma 1969), pp, pp. 59-76).

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

Con avanzada edad contrajo, a su vez, antagonismo con Luciano Canfora -admirador
de Syme y actualmente activo- a raíz de la recensión de Momigliano al libro Ideología
del Clasicismo (1980). Su crítica se centró en que Canfora no describe las variadas ten-
dencias historiográficas europeas. Expresa tajantemente: “quien quiera saber qué han
hecho y qué han significado Edward Meyer y Gaetano de Sanctis, no lo aprenderá de
este libro”38. Por ello, critica abiertamente la carencia de importantes historiadores y es-
cuelas que no aparecen en su estudio. Al mismo tiempo, la polémica persiste por la pre-
sunta adhesión del piemontés al fascismo39 y a su participación en la obra colectiva de
la Enciclopedia Italiana. Según Sierra Martin, el punto central de la reseña fue cuando
Momigliano valoró su propia aparición y citación en el libro en relación con sus obras
en el período fascista y, especialmente, en su participación en la Muestra Augustea de
la Romanidad de 193740, a raíz del bimilenarismo del nacimiento de Octavio Augusto.

En síntesis, es difícil poder encuadrar a Momigliano en una corriente o escuela his-


toriográfica determinada, sin embargo, desde su juventud y como adulto, adhirió al his-
toricismo idealista de Giovanni Gentile y de Benedetto Croce41. Asimismo, Momigliano
como historiador teórico y en su calidad de “modelo enciclopedista de gran erudición”,
ha sido reconocido en especial por la historiografía anglosajona como representante de
la “historia intelectual” o “historia de las ideas”42.

Debido al exilio, al abandono temprano de Italia, a sus largas permanencias en


Oxford, Londres, Chicago y otras ciudades, esto le significó a Momigliano un cierto
distanciamiento con los profesores e investigadores italianos, con la excepción de su

38
Cfr. A. MOMIGLIANO, Reseña a Canfora. Ideología del clasicismo en ID, Settimo Contributo
alla storia degli studi classici e del mondo antico, Edizioni di Storia e Letteratura (Roma 1984),
pp. 513-519.
39
La posible vinculación o cercanía de Momigliano con el fascismo, forma parte del debate y
polémica actual, sobre todo por haber sido víctima del decreto mussoliniano que alejó de las
universidades a los profesores de origen judío. Al mismo tiempo, padeció los horrores de la
Segunda Guerra Mundial en los campos de concentración nazi, donde perdió a once miembros de
su familia, incluyendo a sus padres. Véase LAURIA, Il nuovo Gibbon, cit., pp. 35-45.
40
SIERRA MARTIN, Una mirada, cit., p. 156. Este autor no es tajante en mostrar una “valoración
negativa del historiador, pero la sola mención de su trabajo en el período fascista, “lo puso sobre
aviso”.
41
El legado y la deuda del piemontés con Croce está testimoniado en A. MOMIGLIANO, Storia e
storiografia antica, Il Mulino, (Bologna 1987); DIONISOTTI, Ricordo di, cit., pp. 27-64.
42
H. ZURUTUZA, Arnaldo Momigliano y la historiografía italiana del siglo XX, en «Actas y
comunicaciones del Instituto de Historia Antigua y Medieval», Universidad de Buenos Aires, 1
(2005), pp. 1-8. http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/AcHAM/article/view/2710.

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

maestro Gaetano de Sanctis. Es así como en la década de 1970 intenta, con éxito, recu-
perar esos contactos y relaciones con colegas y discípulos. Entre ellos sobresalen Ric-
cardo di Donato en Pisa, Lellia Cracco-Ruggini en Turín, Guido Clemente en Florencia,
Carlo Ginzburg en Bolonia y Emilio Gabba en Pavia43.

En una interesante entrevista profesional y humana realizada por Umberto Laffi a su


maestro Emilio Gabba44 en Pavía, este último hace referencia a los contactos y vínculos
que sostuvo con Momigliano. Los testimonios son muy vivos y claros al admitir Gabba
que: “las relaciones humanas y culturales que se establecieron entonces entre nosotros,
así como nuestra colaboración científica, están testimoniados en el intercambio epis-
tolar”. “No cabe duda que debido a las conversaciones con Momigliano el horizonte
de mis perspectivas historiográficas se amplió”. “Recuerdo una frase contenida en una
carta suya: eres la única persona en Italia con la que puedo colaborar”45.

Momigliano, a su vez, tuvo relaciones muy cordiales y respetuosas en un plano aca-


démico crítico y riguroso, entre otros con Elias Bickermann, Moses Finley, Jean-Pierre
Vernant y el profesor de la Universidad de Marburgo, Karl Christ46. Más de 50 cartas se
han conservado entre los dos historiadores, demostrando una amistad humana y científi-
ca. Momigliano, que era poco dado a los elogios, en una precisa carta le señaló a Christ
que “Gabba será mi sucesor en Italia”47. Palabras premonitorias que se transforman en
una realidad incuestionable. No deja de ser sorprendente que en uno de sus últimos
escritos (el nuevo prólogo de Filippo en 1987), poco antes de morir, mencione, tal vez
a los tres historiadores que más influyeron en la formación, pensamiento y obra del pie-
montés: Gustav Droysen, Gaetano de Sanctis y Benedetto Croce.

En otra faceta académica relevante, a partir de 1983, Momigliano, junto a otros pres-
tigiosos historiadores italianos, iniciaron conversaciones para la creación de una nueva

43
IDEM, p. 8.
44
Cfr. U. LAFFI (ed.), Ritratti. Emilio Gabba. Conversazione sulla storia, Polistampa, (Firenze
2009).
45
Véase la traducción realizada por N. CRUZ, Emilio Gabba. Conversación sobre la historia. (A
cargo de U. LAFFI), Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, (Valparaíso 2015), pp. 18-25.
46
L. POLVERINI, Karl Christ e la storiografia italiana, en V. LOSEMANN, K. RUFFING (eds.),
In solo barbarico: Das Seminar für Alte Geschichte der Philipps-Universität Marburg von seinen
Anfängen bis in die 1960er Jahre, Waxmann Verlag, (Marburg 2017), pp. 269-279.
47
L. POLVERINI, Beloch, Pais, Momigliano, en P. DESIDERI e M. A. GIUA, Emilio Gabba fra
storia e storiografia sul mondo antico, Edizioni Scientifiche Italiane, (Napoli 2011), pp. 87-93,
esp. p. 93, n. 22.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

y monumental obra: Storia di Roma48. La idea fue gestada por la casa editorial Einaudi
y Momigliano, con gran generosidad, aceptó participar en la dirección en compañía de
Aldo Schiavone. Se dedicó a la Storia con extraordinaria pasión hasta sus últimos días y
fue un fiel defensor, preocupado e intransigente, del cumplimiento del proyecto. En un
principio a Momigliano no le gustó el proyecto de la obra, no fue fácil y tuvo algunas
reservas en el sentido de que esta monumental colección fuera encargada, preferente-
mente a historiadores italianos. Sin embargo, al iniciarse una serie de encuentros y dis-
cusiones académicas en Pisa, Florencia, Roma, Londres y Chicago, su percepción fue
cambiando y evolucionando positivamente para la concreción del proyecto. Schiavone
es muy claro al señalar que las discusiones entre el piemontés y los otros especialistas
eran “desiguales en la desproporción en doctrina, experiencia, capacidad y dominio de
las temáticas; pero en ninguna ocasión, Momigliano hizo pesar su prestigio e impo-
nerlo”. Para Schiavone esta fue “la lección más bella”: la humildad y generosidad de
Momigliano49.

La Storia di Roma, Einaudi, es una realidad y actualmente es una obra esencial, con
una original estructuración orgánica, diversidad de argumentos y enfoques. De una es-
tructura original despreciada por Momigliano, con todas las objeciones, sugerencias y
cambios, resultó una realidad totalmente nueva y sugerente. Debió haber escrito, junto
con Schiavone, la introducción de la Storia di Roma, lo cual no se concretó por su re-
pentina muerte50.

IV. Consideraciones finales: su legado infinito.

Momigliano, de rígida formación intelectual, histórico-filosófica y religiosa, directo


y agresivo, señaló siempre lo que pensaba, aunque fuera políticamente incorrecto. Fue
liberal, en oposición al marxismo y a aquellos historiadores que “no tenían nada nuevo
que decir”51 Cercano al historicismo, tuvo si una visión global y policultural de la his-

48
Una obra conjunta excepcional que tuvo la lucidez del insigne piemontés, cfr. A. SCHIAVONE,
La storia di Roma, en «Storia di Roma», Vol. I, Roma en Italia, Einaudi, (Torino 1988), pp.
XXI-XXXIII. Para una síntesis de la producción, véase, A. BANCALARI, Lineamientos para el
estudio de la Historia Romana, en «Limes», 9-10 (1998), pp. 57-64.
49
SCHIAVONE, La storia, cit., p. XXX.
50
El deceso de Momigliano en plena organización y dirección de la obra, significó que solamente
un estudio fuese publicado en dicha colección. Cfr. A. MOMIGLIANO, La storiografia della
religione nella tradizione occidentale, en «Storia di Roma», Vol. IV, Caratteri e Morfologie,
Einaudi, (Torino 1989), pp. 895-910.
51
MOMIGLIANO, Le regole del gioco, cit., p. 483.

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ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

toria. Crítico, ingenioso y metódico en el análisis de las fuentes y procesos históricos,


no aferrado a ninguna ideología o modelo de moda. Propuso como principio máximo
que la razón íntima de la musa Clio era llegar a la veracidad y, así, la historia desde sus
orígenes posee en su ADN el “gen de la verdad”52.

La herencia y el legado de Momigliano, a más de 30 años de su fallecimiento, sigue


completamente vigente mediante coloquios, seminarios, recuerdos y homenajes. Parte
de sus escritos, recopilados entre 1955 y 2012, se han expuesto al público interesado en
la monumental obra: Contributi alla storia degli studi classici e del mondo antico, en
10 volúmenes53 y están siendo traducidos al alemán. Sus discípulos ingleses Timothy
Cornell y Oswyn Murray, prepararon unas jornadas en el año académico 2008-2009, a
propósito del centenario del nacimiento de Momigliano y una posterior edición sobre
la impronta y el significado de su legado54. Vale decir, el empeño del piemontés en la
vinculación y comprensión de la historiografía moderna acerca del mundo antiguo; el
permanente interés por el conflicto y relación entre el paganismo y el cristianismo; el
desarrollo de la biografía; su triple perspectiva hebraica, griega y romana (=tria corda);
la multiplicidad de sus temas, y la intensa producción científico-cultural55. En el fondo,
todo lo histórico-filosófico y lo cultural-religioso le llamó la atención: la infinita curio-
sitas de Momigliano.

Según Leandro Polverini -uno de sus mayores estudiosos- se ha estado trabajando


y se continuará haciéndolo, en el análisis de la obra histórica de Momigliano y en una
bibliografía intelectual56, rica en materiales y documentación de su archivo conserva-
do en la Scuola Normale Superiore di Pisa. Corresponde en síntesis, a la “fortuna” de
Momigliano en la historia de los estudios clásicos y del mundo antiguo, reconstruir su
inmenso patrimonio cultural.

52
LAURIA, Il nuovo Gibbon, cit., p. 85.
53
Del primero al octavo de los Contributi de Momigliano se publicaron en vida. Cfr. R. DI DONATO,
Arnaldo Momigliano, l’ultimo contributo, en «Belfagor», 65/2 (2010), pp. 183-200, académico de
la Universidad de Pisa, ha editado el noveno y décimo contributo con material inédito (este último
en dos tomos). Una síntesis en C. FRANCO, Reseña a Momigliano, Décimo contributo alla storia
degli studi classici e del mondo antico, en «Lexis», 31 (2013), pp. 419-422.
54
Véase T. CORNELL – O. MURRAY (eds.), The Legacy of Arnaldo Momigliano, (Warburg
Institute Colloquia 25), The Warburg Institute–Nino Aragno Editore, (London – Torino 2014).
Cfr. L. POLVERINI, Reseña a Cornell-Murray (eds.). The legacy, cit., en «Athenaeum», 106/1
(2018), pp. 279-284.
55
C. SIERRA MARTIN, Remembering Momigliano, en «Historiae», 13 (2016), pp. 105-109.
56
En particular, véase L. POLVERINI, Le ragioni di un convegno (e di questo volume), en ID (ed.),
Arnaldo Momigliano nella storiografia cit., pp. 1-8.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

Momigliano, erudito y filósofo, teórico de la historia, excéntrico, encantador, infa-


tigable, de insaciable curiosidad intelectual57 y de una cultura extraordinaria, no dejaba
nada al azar. El trabajo de las fuentes, la crítica moderna, la astucia, la perspicacia
del investigador, la claridad mental, la sabiduría, la tradición hebrea, la ironía con los
soberbios que aparentaban saber y el apoyo a las generaciones jóvenes, son aspectos
centrales de su pensamiento histórico. Nada podía ser más positivo que un elogio de
Momigliano, los cuales eran inusuales. Su extensa obra y gigantesco legado debe aún
estudiarse en forma profunda. Sus palabras, ideas, interpretaciones, coherencia y unidad
interna, serán la luz y el modelo a imitar para estimular a todas las futuras generaciones
de profesores y alumnos. Su dominio incalculable de los grandes problemas del mundo
grecorromano y su afán por resolverlos hacen de Arnaldo Momigliano el arquetipo del
historiador científico, desvelado por la veracidad histórica. El ya citado discípulo Mu-
rray afirmó que su maestro “nunca cesó de enseñar y escribir”58.

En fin, parte de la vida misma de Momigliano, fue incansablemente resolver los pro-
blemas históricos del mundo antiguo. Sus periplos entre Europa y Estados Unidos, sus
conferencias, seminarios, cursos y publicaciones59, sus caminatas estimulando a los es-
tudiosos más jóvenes y el diálogo fecundo van a hacer que rechace la distinción entre la
vida del investigador intelectual y la vida cotidiana normal. El estudio de la historia no
era una disciplina para ser practicada en una determinada hora y en un lugar de trabajo
instituido bajo ciertas reglas: era en efecto, su sistema de vida, principio este que guió
con pasión entrañable su prodigiosa erudición. Un testimonio ciertamente metafórico y
anecdótico, pero lleno de verdad, directo, jovial y sobre todo irónico, es una famosa car-
ta enviada el 5 de julio de 1965 a Alfred Cobban, director del Departamento de Historia
de la University College London, que Momigliano escribe en respuesta a una absurda
circular administrativa con la cual se deseaba constatar el tiempo de permanencia y de
desempeño de los docentes universitarios en su jornada diaria. La misiva recuperada por
Timothy Cornell, dice lo siguiente:

57
R. DI DONATO, Materiali per una biografia intelettualle di Arnaldo Momigliano, 1. Libertà
e pace nel mondo antico, en «Athenaeum», 83/1 (1995), pp. 213-244; ID, Materiali per una
biografia intellettuale di Arnaldo Momigliano, 2. Tra Napoli e Bristol, en «Athenaeum», 86/1
(1998) pp. 231-244.
58
O. MURRAY, Arnaldo Momigliano (1908-1987), en «The Journal Roman Studies», 77 (1987),
pp. 11-12.
59
La producción historiográfica de Momigliano entre libros, capítulos, artículos, notas y reseñas
asciende a la extraordinaria cifra de más de 1000 escritos.

76
ARNALDO MOMIGLIANO A MÁS DE 30 AÑOS DE SU MUERTE: CIERTAS PARTICULARIDADES DE SU LEGADO

“Querido Cobban:
En mi hoja de ruta diaria de 24 horas, divido mi tiempo de la
siguiente manera:
2 hrs. para dormir
1 hr. para dormir con sueños sobre la administración
2 hrs. para dormir con sueños sobre la investigación
1 hr. para dormir con sueños sobre las enseñanzas
½ hr. para comer
1 hr. para comer con investigación (=leer)
1 hr. para comer con colegas y de conversación sobre la enseñanza y
la investigación
½ hr. de paseo puro
½ hr. de paseo con investigación (=pensar)
12 ½ hrs. de investigación con preparación de la enseñanza
(= leer, escribir y también pensar)
1 hr. de enseñanza oficial sin pensar
1 hr. de administración oficial sin pensar

24 hrs.

Cordialmente
Arnaldo Momigliano”60

La producción historiográfica y el legado de Arnaldo Momigliano está plenamente


vigente y continuará por muchas generaciones. En la doble dimensión de su propia vida
y trayectoria personal como en su oficio y trabajo científico de historiador. De semblan-
za diminuto, a veces tímido e irónico, un tanto excéntrico, pero de una rigurosidad y
erudición, capacidad crítica inigualable, originalidad y potencia intelectual. Sensible
y preocupado por la transmisión de la tradición y cultura de sus propias interrogantes,
orígenes, problemas históricos y de la búsqueda insaciable por la verdad. Prácticamente,
no dejó de estudiar, ni reflexionar, ningún tema concerniente al mundo antiguo y clási-
co, a su metodología e historiografía.

60
CORNELL, Arnaldo Momigliano, cit., p. 333. Véase además, BANCALARI, Aspectos de la
figura, cit., p. 45; PEREA YÉBENES, Semblanza de, cit., p. 91.

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ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

RESUMEN
El artículo estudia parte de la obra y producción historiográfica de Arnaldo Momigliano como
uno de los máximos exponentes del mundo clásico en el siglo XX, a más de tres décadas de su
fallecimiento. Se profundizará en el tema de las fuentes y el método histórico; en la relación entre la
historiografía antigua con la moderna y en la vinculación que tuvo con algunos colegas y estudiosos
del mundo grecorromano. En fin, intentar comprender y valorar la impronta, el legado infinito y
multiformador de Momigliano a las nuevas generaciones.

ABSTRACT
This article studies part of Arnaldo Momigliano’s work and historiographic production, as one
of the greatest exponents of the classical world in the 20th century, more than three decades after his
death. The subject of sources and the historical method will be studied in depth, in the relationship
between ancient and modern historiography and in the link he had with some colleagues and scholars
of the Greco-Roman world. Finally, we will to try to understand and value the imprint, the infinite and
multiforming legacy of Momigliano to the new generations.

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