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Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación

Senderos de agua. Ríos y el mar en la


Karina Munguía Ochoa
UNAM / CNA-INAH
cosmovisión tepehua serrana
P
ara los tepehuas de la Huasteca hidalguense, los cuerpos de agua y el mar Rodeados por cumbres que rebasan los mil metros de altura, los tepehuas vieron
ocupan un lugar privilegiado en la cosmovisión y la ritualidad. Son concebidos en el Pantepec la principal ruta comercial con diversas localidades de Puebla y Ve-
como el principio que por antonomasia configura y delimita su propio territo- racruz; al mismo tiempo que sirvió como vía migratoria hacia las comunidades te-
rio, el cual excluye a sus vecinos otomíes, nahuas y totonacos. En el presente texto pehuas meridionales de Mecapalapa y San Pedro Tzilzacuapan, en especial durante
se describirán las nociones que tienen los tepehuas acerca de estos elementos la Revolución, tiempos cuando imperaban los saqueos y los asesinatos.
hídricos, así como la relación entre ellos y la oposición geográfica sierra-costa. Se
pondrá especial énfasis en un ciclo hídrico, cuya arquitectura cosmológica hace Incluso, antes de la apertura carretera en la década de los setenta, el Pantepec
posible la circulación de las aguas, pero sobre todo la configuración del territorio figuraba como la brecha de salida hacia tierra caliente y el Golfo de México, luga-
tepehua. Los datos aquí descritos forman parte de mi actual estudio y fueron ob- res donde los serranos esperaban encontrar mejores oportunidades laborales. Por
tenidos como parte del proyecto de Etnografía de las regiones indígenas del INAH. otro lado, a partir del análisis de los textiles otomíes, tepehuas y totonacos loca-
lizados a lo largo del cauce, es posible constatar que sobre el Pantepec viajaron
Del mosaico intercultural importantes influencias estilísticas, según ha demostrado en sus investigaciones
Leopoldo Trejo.
En la confluencia de los estados de Puebla, Veracruz e Hidalgo se localiza la Huas-
teca sur, mosaico intercultural donde cohabitan intensamente nahuas, otomíes, De igual manera, los relatos locales afirman que el río Pantepec es el camino puesto
totonacos y tepehuas. De los cuatro grupos, los tepehuas se caracterizan por su por Dios para evitar la destrucción del mundo. De no correr su cauce hacia el mar,
discontinuidad territorial y relativa diferencia étnica, lo cual nos invita a imaginar- hacia abajo, se sabe que: estaríamos nadando. [El agua] estaría a nivel del cerro y
los como un archipiélago compuesto por tres islas, que poco se conocen entre sí: no habría gente. Debe haber brecha para abajo, si no se acabaría México porque el
los del norte, sur y de la sierra. Estos últimos habitan en la comunidad de Huehuet- agua se iba a encharcar. Subiría.
la , en el estado de Hidalgo (Figura 1), y de ellos se ocuparán estas líneas.
Sin lugar a dudas el Pantepec enmarca la vida serrana, pero sobre todo ha sido el
El río Pantepec y el territorio tepehua serrano geosímbolo que ha guiado las miradas y los pasos hacia el mar. Estas históricas
andanzas río abajo han dado como resultado un conocimiento detallado del pai-
Huehuetla se localiza a 420 msnm, sobre el trayecto de la Sierra oriental conocida saje y de los caminos. Más aún, el Pantepec ha contribuido a la determinación de
como Otomí-tepehua. Forma parte de la región hidrológica Tuxpan-Nautla, siendo las propias fronteras tepehuas, las cuales no pudieron establecerse sino a partir
el río Pantepec el afluente más importante, pues aporta el 86% del agua terrestre de la oposición geográfica arriba/abajo o sierra/costa. Esta forma de aprehensión
de la región. De sus corrientes se extraen diferentes variedades de peces y crustá- del espacio es expresada por los tepehuas en varias de sus prácticas rituales y pro-
ceos para la subsistencia, así como materiales indispensables para ciertos rituales ductivas, así como en sus relaciones comunitarias. Aquí sólo se abordarán aquellas
(tierra, agua y peces). vinculadas a la escala más general del territorio.

Siguiendo la configuración territorial tepehua (Figura 2), el norte –noreste de


acuerdo con las referencias cardinales cartesianas– se encuentra abajo. Quizá, es
el límite más importante en términos socio-históricos y de la cosmovisión, pues
allá está el mar del Golfo, morada solar y lugar del Agua. También está Poza Rica,
municipio veracruzano que ha despuntado como el principal polo económico de
la tierra caliente.

Pese a su importancia, el lado de abajo resulta un territorio ajeno al tepehua; se


sabe el territorio de los huastecos (ch’ato’anta), cuyos habitantes emblemáticos
son los nahuas veracruzanos de Chicontepec y los totonacos poblanos de Pan-
tepec, xpiali y ch’akavaxt’i respectivamente en lengua tepehua. Por su parte, hacia
arriba se encuentran los municipios hidalguenses de San Bartolo Tutotepec y Te-
nango de Doria, donde habitan otomíes, además de Tulancingo y la Ciudad de Mé-
xico, ambas localidades pertenecientes al altiplano central que resultan igualmente
ajenas a los tepehuas.

Si bien, los tepehuas afirman estas diferencias respecto a dichas áreas arguyen-
do, precisamente, a su posición serrana. Gracias a esta particularidad, la lógica de
oposición entre el arriba y el abajo cobra especiales matices, dejando claro que
Huehuetla está en el centro custodiada por el río Pantepec y por cuatro enormes
cerros, cuya función es vigilar y proteger a los pobladores, a sus casas y a sus mil-
pas de las violentas corrientes eólicas provenientes del mar; al mismo tiempo que
Figura 1.- Vista de la comunidad de Huhuetla. Foto: Karina Munguía delimitan la escala más próxima del territorio tepehua. Al dibujar el mapa del propio
territorio, se reproduce un viejo patrón hecho de cuatro esquinas y un centro (el
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quincunce mesoamericano). la sangre derramada por las parturientas, la envidia o la muerte de cualquier ser
humano.
Aunque este modelo geométrico es reconocible entre los habitantes de Huehuetla,
cada vez son menos quienes saben identificar las esquinas de su territorio, debido Una vez en el mar, las aguas sucias son vertidas para ser purificadas. Pasado un
a la incorporación de lógicas espaciales más vinculadas al cartesianismo moderno. tiempo, aquel líquido abandona la morada solar, nuevamente como nube y viento.
De vuelta en la Sierra se precipitará para penetrar la tierra, volver a nacer del ma-
nantial, escurrir, formar el río, e infinitamente correr hacia el mar. Por esta razón,
los tepehuas dicen que: el agua de Huehuetla es la misma siempre. Llega aquí y
regresa allá. No regresa a otro lado.

Aunque estas explicaciones podrían resultar un tanto obvias, en realidad no lo son,


pues denotan el conocimiento profundo de los tepehuas sobre el espacio serrano,
y en especial sobre la observación de los ciclos meteorológicos anuales propios
de una región escarpada con clima semicálido húmedo, cuyas precipitaciones se
presentan del mes de junio a agosto, oscilando entre los 1900 y 2600 mm. Esta
cantidad de lluvia es suficiente para tornar al río Pantepec violento e impredecible.

Así durante los meses de julio y agosto, cuando las lluvias alcanzan su mayor clímax,
se esperan las crecidas que habrán de circular hasta el mar, asegurando la llegada
anual de las aguas nuevas y renovadas (Figura 3). Este fluir hídrico traerá las aguas
Figura 2.- Mapa del territorio tepehua. Elaborado por Karina Munguía. nuevas para limpiar el mundo y dar vida a los hombres y a las plantas comestibles.
Sin embargo, este ciclo no sería posible sin el trabajo de la Sirena y del Huracán.

No obstante, los conocedores ubican en el sur al cerro de la Luna; hacia el noreste En otras ocasiones he abordado algunas tareas y atributos vinculados con la San-
el cerro Ejido de San Antonio; al suroeste, el cerro del Tomate; mientras que el ce- tísima Sirena o Dueña del Agua (Xinula/ Xa jatsi, en tepehua) destacando la cura-
rro del Caballo hacia el norte (según los puntos cardinales cartesianos). Más allá ción, la propiciación de las aguas y los mantenimientos. Además, he enfatizado en
de estos cerros y los pueblos conocidos sólo hay monte, según explican algunos las ofrendas entregadas, así como en la multiplicidad de cuerpos con los cuales la
“cartógrafos” tepehuas. Dueña del Agua se presenta en el mundo: río, lluvia, muchacha, culebra, cristal de
adivinación o recorte de papel. Aunque fundamentales, dichas características, se
Vale la pena aclarar que las regiones noreste, sur y suroeste fueron determinadas darán por sentadas aquí pues es menester resaltar la relación que existe entre el
entre los dibujantes de algunos mapas y quien escribe, confirmando que el territo- mar, la Sirena y el Huracán (Figura 4). Resulta de interés cómo en esta eterna circu-
rio tepehua sólo se delimita a partir del arriba y el abajo, siendo el septentrión el lación de las aguas, las potencias hídricas negocian el estado y devenir del mundo
único punto cardinal reconocido. Esto demuestra cómo las propuestas regionales con ayuda de los ríos, los cerros, el viento y los relámpagos.
lanzadas desde el Estado, o desde la misma antropología, se tambalean o caen
hechas añicos. Gracias a las condiciones fisiográficas de Huehuetla es común observar al río
Pantepec correr con violentos caudales. Los tepehuas aún recuerdan con gran
Estas descripciones dejan claro que para descifrar la construcción del territorio te- consternación cómo el pueblo, la gente y los animales fueron arrasados por las
pehua, aún falta considerar algunas relaciones y escalas mayores, donde el lejano corrientes hace más de cuatro décadas. Una pérdida casi total, que sin duda fue
mar resulta fundamental. Sin duda, muchos tepehuas jamás han visto el azul de sus atribuida al enojo descontrolado de la Sirena, cuyo cuerpo hídrico cobró sus pagos
aguas, incluso algunas mujeres se rehúsan a salir de Huehuetla; sin embargo, todos pendientes con la vida de los serranos.
ellos saben que donde desemboca el río está el preciado lugar del Agua. Omitir el
vínculo existente entre la costa y la sierra sería obviar parte de la cosmovisión y de Aunque se trata de un evento relativamente cercano en el tiempo, los tepehuas
la territorialidad tepehua, proceso vivencial de aprehensión del territorio que no saben que la Sirena está preparando un nuevo castigo en caso de omitirse los
se agota con los límites impuestos por el campo visual. rituales de contención necesarios; dicen que: Faltan tres años para que venga el
sirviente del Agua. La tierra aquí está seco, pero abajo no está seco. Está haciendo
Tránsitos de sierra y mar remolino abajo. Está deslavando. Hasta los cincuenta años que llega. Hay que hacer
el ‘costumbre de verdad’ como lo hacían los viejitos. Efectivamente, en Huehuetla
Para los tepehuas, el mar o alama es pensado como el lugar del origen-fin de todas se espera la llegada del sirviente del Agua, quien no es otro que el viejo Huracán,
las aguas, de la abundancia; pero también del nacimiento, la fertilidad y de la vida cuya morada es el fondo del mar.
en sí. De sus corrientes proviene la fuerza necesaria para vivir y producir; emana lo
bueno y lo cálido, pues ahí habita el Cristo-Sol, máxima potencia divina. Desde su El Huracán es uno de los pilares del complejo cosmológico totonaco, y también es
morada hídrica, el astro asciende para emprender su camino hacia el lugar de los reconocido por los tepehuas. Los del sur lo llaman Siní o San Juan y se sabe señor
Vientos, donde al final del día habrá de ocultarse. De hecho, la importancia de esta de las inundaciones y los diluvios. En los mitos recopilados por Roberto Williams,
región marítima-solar también se ve proyectada en las orientaciones que poseen el Huracán se describe como un hombre destinado a morar en el mar, tras haber
la iglesia y los altares domésticos y de curación. destruido el cerro Postectitla, lugar donde habitaba la mítica abuela caníbal. Una
vez en las profundidades, Siní dejó de inundar el mundo, permitiendo a las milpas
Por otro lado, cuentan los serranos que todos venimos del mar, y cuando mori- crecer y producir.
mos regresamos a él, siguiendo el camino del río. Este vínculo entre la muerte y
las aguas primordiales se evidencia sobre todo, en las prácticas funerarias de los Por su parte, los tepehuas de Huehuetla poco reconocen al señor de las tormen-
tepehuas serranos y meridionales, así como en la danza ejecutada durante la fiesta tas; en su lugar, la Sirena es la potencia encargada de inundar el mundo, mientras
de Todos Santos (2 de noviembre) de “los Viejos”, propia de los tepehuas del sur y el Señor del aire fuerte (Ai un, en tepehua) es quien envía los vientos desde el
algunos pueblos totonacos. mar. Quizá, la borrosa presencia de Siní en el territorio serrano se explica a partir
del “código mítico-meteorológico” al que hicieran referencia Alain Ichon, Roberto
Aunque se sabe que el mar está conectado con el río Pantepec, remarcando la opo- Williams, Annamária Lammel y Leopoldo Trejo hace unos años, dejando claro que
sición geográfica sierra/costa, la configuración territorial que aquí se aborda tam- la Sirena es “una variación más del Huracán”, tanto a niveles mitológicos como de
bién resulta de ciertas relaciones cosmológicas que tienen como núcleo el eterno significación.
circular de las aguas entre el arriba y el abajo.
Si bien, la fuerte presencia de la Sirena (más no de Siní) entre los tepehuas serra-
Para los tepehuas este ciclo hídrico inicia en el mar. Desde allá suben los remoli- nos, en parte se explica por la vecindad con grupos otomíes y por las condiciones
nos hasta encontrarse con los cerros protectores de Huehuetla, gigantes que se fisiográficas; así, mientras se asciende desde la costa hacia la sierra se observa
encargan de cerrarles el paso, obligando a las ventiscas a volver hacia el Golfo a que, efectivamente, las murallas de piedra logran enclavar y proteger al territorio
través del camino del río. No obstante, su forma ya no será de nubes y viento, sino tepehua serrano de la fuerza de las tormentas y los vientos destructores, caso
de violento caudal. Mientras las aguas descienden, éstas recogen y arrasan con contrario a los totonacos cuyas locaciones se encuentran cerca de los 700 msnm
toda la suciedad y enfermedad existente en el territorio tepehua. Se dice que las y sobre la Llanura costera.
aguas del río limpian al mundo de cualquier influjo patógeno producido a causa de
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Sin embargo, las altas murallas no garantizan la completa contención de las fuer- Palabras finales
tes ráfagas enviadas por el Señor del aire fuerte. Como parte del ciclo hídrico, este
anciano caprichoso habita en el mar y desde ahí, arroja bocanadas de viento hacia Aunque esta descripción fue breve, vale la pena anotar que este complejo hídri-
el cielo, dando origen a las nubes cargadas de truenos y agua (Figura 5). Con sus co también se expresa en varios mitos y en algunos rituales serranos vinculados
turbulentos soplidos echa a andar a los nubarrones, dispersándolos por la tierra al ciclo de la vida, a la terapéutica y a la actividad agrícola. Asimismo, se espera
hasta que llegan a Huehuetla. Si estas nubes no precipitan, se debe a que el Señor haber delineado cómo las explicaciones cosmológicas encapsulan una detallada
del aire fuerte viaja dentro de ellas manteniéndolas en lo alto del cielo gracias a observación de los fenómenos geográficos y meteorológicos, mismos que históri-
sus constantes soplidos. camente han permitido a los tepehuas dibujar y delimitar su territorio.

Para saber más

Broda, Johanna. (1989). Geografía, clima y observación de la naturaleza en la Me-


soamérica prehispánica. En Ernesto Vargas, Las máscaras de la cueva de Santa Ana
Teloxtoc (pp. 35-51). México: Instituto de Investigaciones Antropológicas-UNAM.

Trejo, Leopoldo. (2008). “Trueno Viejo”: Variaciones sobre el mismo tema. En Carlos
Guadalupe Heiras Rodríguez, Memoria de papel: actas del Primer Coloquio sobre
Otomíes de la Sierra Madre Oriental y Grupos Vecino (pp.345-355). México: Instituto
Nacional de Antropología e Historia.

Williams, Roberto. (1963). Los tepehuas. Xalapa, Veracruz: Instituto de Antropología


de la Universidad Veracruzana.

Williams, Roberto. (1972). Mitos tepehuas. México: SepSetentas.

Figura 3.- Imagen de crecida de río, proporcionada por Karina Munguía.

Figura 4.- Representaciones de la sirena. Fotos: autora. Figura 5.- Panorámica de aguas y nubes en la localidad. Foto: autora

Interpretaciones sobre el chamanismo en las


cuevas decoradas de Europa
Susana Gómez Serafín
Centro INAH Morelos

El libro escrito por Jean Clottes y David Lewis-William fue publicado originalmente con el nombre Les chamanes de
la préhistoire. Trance et magie dans les grottes ornées por la editorial Seuil desde 1996, en París (figura 1). A partir de
entonces y hasta la actualidad ha levantado una gran polémica por el novedoso y propositivo estudio que nos ofrece
a partir de las investigaciones neuropsicológicas y las comparaciones entre las prácticas chamánicas llevadas a cabo
en el interior de las cuevas por las sociedades prehistóricas comparadas con las evidencias etnológicas que aporta
el grupo san de Cabo de Buena Esperanza, en África. La intensión primordial del libro, que fue ordenado con una in-
troducción y cinco capítulos, consiste en explicar, de acuerdo con los autores, las motivaciones que llevan al hombre
paleolítico a ejecutar los diseños en el fondo de las grutas. El escenario teórico y las distintas hipótesis interpretativas
de sobresalientes prehistoriadores como Reinach, Laming-Emperaire, Begouën y Leroi-Gourham sirven de plataforma
para estructurar sus puntos de vista. Aunado a ello, analizan las tres regiones que completan el arte parietal localizados
en Pirineos, Quercy y Perigord, con lo que logran abarcar diversos periodos del Paleolítico superior: Gravetiense (que
inicia hace 25 mil a 20 mil años aprox.), Solutrense (que surge hacia el año 20 mil a 17 mil aprox.), Magdaleniense (medio,
final y antiguo, que comienza hacia el año 17 mil hasta el 10 mil).

En el Capítulo 1, que trata propiamente sobre el chamanismo, proveen una explicación sobre algunas ritos específicos

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