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LA ETICA DEL NOTARIO

Este recurso fue recopilado por el Prof. José Manuel Volquez Novas con ayuda de los libros de Castillo
Ogando, N. 2000. Manual de Derecho Notarial Dominicano. Moca, Republica Dominicana. Editora Dalis,
Pérez, L.  1895. Tratado de Derecho Notarial. Madrid, España y
Ley No. 8905 que crea el Colegio de Notarios. Promulgada en fecha 24 de febrero del 2005.

LA DEONTOLOGIA

Deontología, término no muy abordado y empleado, pero sí que encierra un


significado que abarca los derechos y deberes del individuo en el ejercicio de sus
funciones.

Ya en el ámbito notarial,  a veces no pensamos en la importancia que reviste este


elemento, que se pone de manifiesto desde la hora en que el cliente entra a
nuestra oficina y el término no expira, porque hasta en la escritura se pone de
manifiesto esta ciencia, dado que lo escrito por el notario no es solo para el
presente sino para el futuro.

La deontología se refiere a los deberes que pertenecen al ser humano en todas


sus manifestaciones de la vida. Son los valores éticos o morales que se reflejan en
cada acto del comportamiento humano, en la conducta que exterioriza.  No es 
posible abordar  la función notarial sin mencionar la ética notarial, la base, la
entrada y la expresión más alta del notariado.

Si bien en otras profesiones la Deontología puede ser considerada como un


elemento natural de las mismas, otro más de los que las configuran, en el caso de
la profesión notarial la Deontología es un elemento esencial, sin cuyo
conocimiento es imposible el correcto ejercicio de la función notarial, dado que el
notario está direccionado a la preservación de litigios y a la orientación a sus
clientes propiciando seguridad jurídica a todos los trámites que ante él se realizan.
Algunos autores han planteado  que el notario es el médico jurídico al que el
usuario acude para contarle sus problemas y obtener solución jurídica acertada sin
la presencia de litigios, todo ello exige que el individuo que solicita los servicios del
notario tenga plena confianza en el funcionario y ello es importantísimo en el
ejercicio de la profesión, la plena discreción en todos los asuntos puestos a su
conocimiento para dar lugar a la confianza

Desde el año 2000, en Encuentro Nacional del Notariado Cubano, fue aprobado el
Código de Ética; bien estructurado, en el que se destacan: la imparcialidad,
honradez, decencia, vocación, veracidad, honestidad, integridad moral, prestigio
social, probidad,  entre otros valores y principios generales, que deben
caracterizar al notario cubano, como coadyuvante del cumplimiento y preservación
de la legalidad socialista en aras de garantizar la  seguridad jurídica, los derechos
ciudadanos, el interés público y la prevención de litigios.
En su articulado se recogen los deberes profesionales relacionados con el
ejercicio de la función fedataria y autenticadora. Además dedica otras secciones  a
las relaciones del notario con la sociedad, el Estado y el orden jurídico; relaciones
con el cliente; relaciones con los colegas, jueces, fiscales y demás funcionarios y
profesionales.

El resultado preventivo y la seguridad en el tráfico jurídico que la sociedad espera


de la intervención del  notario,  es una  suma y  consecuencia del buen actuar del
notario, de la toma de sus deberes deontológicos  como valores ciertos, efectivos
en su realización; relacionado con los actos y comportamientos del notario,  que
de ahí depende la confianza que puedan depositar en él el resto de los individuos
en la sociedad y el Estado. En el notario deben ligarse una gama de condiciones
que lo enaltecen, como la moral, la buena fe, la discreción, la seguridad, la forma
de conducir sus actos y trato  debe estar en todo momento basado en el respeto a
los demás

Hay un cúmulo de obligaciones morales que no tienen otra sanción que la de la


propia conciencia. El Derecho Positivo deja un amplio margen librado a la
conciencia del profesional. Es dentro de ese margen donde tiene que actuar el
contenido moral de éste y donde tienen cabida aquellos deberes que se imponen
a su conducta profesional.

Cuando un notario infringe normas  profesionales, éticas y deontológicas, faltando


a los deberes que atañen a su función, no solo lesiona derechos de  particulares,
sino también los de la institución  a la que pertenece, obstaculizando la
consecución de sus objetivos y dañando su imagen.

La función notarial  de tipo latina, en la que se encuentra contemplada nuestro


notariado es esencialmente preventivo de litigios.

El Notariado Cubano ofrece sus servicios nacionalmente a través de la red de


Notarías que se encuentran distribuidas por toda la República, garantizando que
cualquier ciudadano, por muy distante que se encuentre su residencia, pueda
recibir las garantías constitucionales que le brindan los instrumentos públicos
notariales.

La Ley 50 "De las Notarías Estatales",  promulgada el 28 de diciembre de 1984 y


está vigente desde el primero de junio de 1985;  el Reglamento de la supracitada
Ley; el arancel notarial vigente; el Decreto-Ley número 154/94 sobre el Divorcio
Notarial, entre otras, son fuentes adjetivas  que informan el Derecho Notarial.

Entre las fuentes sustantivas podemos citar el Código Civil, de Familia, Ley
General de la Vivienda, Ley de la Inversión Extranjera, etc. El Notariado Cubano
tiene una doble subordinación, técnico-normativa y metodológica al Ministerio de
Justicia y administrativamente a las Direcciones Provinciales de Justicia.
Desde esta óptica es preciso señalar que muchas veces dadas las características
técnico normativas de la notaría de que se trate el cliente es asesorado
primeramente por el cartulario, personal auxiliar que desempeña un papel directo
en la actividad notarial en sentido amplio. Las condiciones que deben caracterizar
al notario deben presidir también en gran medida en su cartulario que también
está capacitado para asesorar en dependencia de la complejidad del asunto y
mantiene una relación muy estrecha tanto con los clientes como con los restantes
operadores del derecho, se hace necesario que el código de ética los incluya dado
su papel y sea extensivo a ellos las normas deontológicas que revisten el
notariado cubano. Son dos caras de la misma moneda y deben laboral
conjuntamente, piedra angular para la obtención de mejores resultados en la
actividad, cada quien con su propio contenido de funciones, no hablo de
delegación de funciones sino de que cada uno basado en su preparación técnica
que cada día deben potenciar actuar bajo los más nobles principios que
salvaguardan la eficiencia de la actividad notarial de nuestros tiempos.

Cuando realizamos un análisis  pormenorizado de los derechos, deberes y


funciones del notario nos percatamos como la deontología como ciencia atraviesa
toda su actividad, es un elemento ineludible sin el cual la actividad no se puede
desarrollar, la propia naturaleza del notariado cubano lo exige, es un profesional
del derecho que representa al estado con una elevada preparación técnico
profesional que además cuente con los más altos principios y el decoro que exige
esta compleja y bella profesión, la obediencia es sólo a la ley, nunca a intereses
concretos , claro está debe asesorar dignamente a las partes para que logren sus
pretensiones siempre y cuando éstas sean ajustadas a derecho, de lo contrario no
podrá autorizar el documento.

Siempre insistimos en temas como la Deontología pero realmente lo amerita


porque aquí hablamos de toda la función notarial en su sentido más abarcador, se
requiere de mucho sentido de pertenencia y mucho amor a la profesión para
encaminar nuestro quehacer hacia donde verdaderamente se necesita, como
sabemos los momentos tan convulsos que atravesamos nos golpean a todos y en
todas las áreas y el notario por supuesto no está exento de ello, sólo que el mismo
dada su propia elección escogió una tarea bellísima a cumplir que presupone en
toda su actividad el cumplimiento de las misma a cabalidad en todos los tiempos
con la eficiencia requerida, cuando los tiempos se dificultan hay que redoblar los
esfuerzos y las garantía al servicio .

Algunos autores plantean que el Derecho Notarial es el derecho de las personas


sanas por su propia naturaleza jurídica y es muy cierto, es un derecho que no
necesita la posterior reeducación del individuo como en el Derecho Procesal
Penal,  muy pocas veces alcanzada, sino que se nutre de la calidad y el rigor
técnico con que  se brinda el servicio que como punto de partida tiene que estar
matizado por la ética como basa de tosa su actividad. Aquí es válido realzar a
sobremanera la función asesora del notario que incide cuando es ejercitada
positivamente el galantismo de la actividad notarial, es aquí donde el notario
coadyuvado por el cartulario como apuntábamos anteriormente debe ante todo
encaminar su asesoramiento desde la ley , tratando en la medida de lo posible que
los clientes alcancen ese documento notarial que necesiten, evitando futuras litis,
como sabemos es un funcionario público que actúa como juez de paz, luchando
siempre por preservar la armonía en el tráfico jurídico desde la interpretación cabal
de la norma.

Elemento aquí que debemos destacar, cuando se dice que la deontología lo


abarca todo es cierto porque la auto-preparación del notario es indispensable
porque si no porta una cúmulo de conocimientos como podrá entonces logar que
su función sea garantista y legitime  los intereses  de las partes que acuden a sus
servicios con la profesionalidad requerida y salvaguardando siempre el secreto
profesional , elemento éste de marcado impacto en este sentido, debido a la
confianza que las partes depositan en él. 

Se propone además que en la confección del documento público el notario haga


gala de su alta capacitación profesional y que cumpla con todas la normas
establecidas, resaltando la importancia inestimable de la lectura del documento,
de velar por la solemnidades que exigen determinados instrumentos públicos
antes de ser autorizados, de la correspondiente asesoría luego de firmado el
documento, muchos inscribibles en registros luego de se autorización, por ende de
las advertencias legales previstas para cada caso en particular. El plato fuerte que
es la voluntad de los comparecientes es preciso modelarlo de forma tal que no
lesione otros posibles derechos , accediendo a ella siempre que la ley nuestra nos
brinde la posibilidad, el notario no es un funcionario público complaciente con todo
lo que las partes demanden, sino cordial, afable, respetuoso pero ante todo
cumplido a cabalidad de la legalidad como premisa insoslayable en su actividad, el
mismo tiene en sus manos un poder autenticador, de dación de fe pública notarial
pero supeditada a la ley, particular éste que debe observarse en todo momento.

Actuar conforme a las normas deontológicas que se exigen actualmente, de hecho


siempre han existido, ahora han cobrado más auge por lo convulso del momento
en que vivimos,  es mucho más que un código de ética notarial que cumplir o
conocer, es sentirnos verdaderamente identificados con nuestra profesión, es
amarla, defenderla, tener convicciones revolucionarias y alto sentido de
compromiso moral, social, es ser críticos y autocríticos, ser capaces conocer
verdaderamente la compleja tarea que se nos ha asignado y las suficientes
herramientas para desarrollarla. El Notario, en la República de Cuba, en tanto
funcionario público y profesional del Derecho, juega un papel activo dentro de la
operación del Derecho, valores como la creatividad, discreción, honestidad, ética
profesional, responsabilidad, dignidad, humanidad, disciplina, solidaridad, unidos a
su preparación científico-técnica, caracterizan a nuestro Notariado y hacen que se
fortalezca la institución notarial y que permanezca en el tiempo porque así lo ha
reconocido la sociedad.
Se considera oportuno en este sentido abarcar a groso modo algunas
características de los Sistemas Notariales Anglosajón y Latino a fin  de observar
sus postulados analizados desde la óptica de la deontología, del garantismo
notarial que reclama el mundo contemporáneo.

Iniciemos entonces por el sistema Anglosajón: Parte de la base de que, para


facilitar el movimiento de bienes y derechos, es necesario evitar toda limitación,
todos pueden hacer aquello que no está expresamente prohibido por la ley.

Utilizado por Gran Bretaña, la mayoría de los estados que componen los Estados
Unidos de Norteamérica, y Suecia, entre otros.

Los  Notariados de Londres (Reino Unido) y el de Louisiana (Estados Unidos) se


encuentran asociados a la Unión Internacional del Notariado Latino.

Principales características:

 El modelo anglosajón no tiene documentos públicos, y la función de 


Notario (no necesariamente  profesional del derecho) la simultanean 
personas que realizan cualquier otra actividad privada, a las que se les
exige honradez y buenas costumbres, por lo que podemos encontrarnos
una secretaria, una asistente, un comerciante, etc. Se les conoce como
solicitors (asesores), comissioners of oaths (comisarios de juramentos) y
public notaries (testigos de actos).
 El número de Notarios es ilimitado.
 Falta de regulación legal para las formalidades del instrumento que quedan
confiadas a la costumbre jurídica.
 El Notario carece de la labor de construcción jurídica, no asesora a los
particulares que van a realizar un contrato, no es autor del documento ya
que no lo redacta, tampoco realiza una calificación de legalidad del acto, se
limita a  legalizar o certificar las firmas puestas a su presencia en
documento elaborado por los propios interesados o por otro profesional del
derecho, por lo que no puede asegurarse de la eficacia del acto realizado.
 No es un funcionario público, carece de la fe pública, por tanto no pude
dotar al documento de legitimidad o autenticidad.
 La eficacia de lo convenido, en caso de discrepancias entre las partes,
queda sometida a la decisión de los jueces. La prueba esencial es la oral
(evidence) ante el juez, que castiga con rigor el falso testimonio.
 Retribución libre y elevada.
 El Notario no conserva los originales de los documentos que devolverá a
los interesados, por lo que en caso de pérdida o extravío tendrá que
hacerse otro documento nuevo, y legalizarse nuevamente las firmas con
nuevos costos.
El fracaso de este sistema, tal como afirma el Profesor Pérez Montero 1,
reiteradamente expuesto y demostrado en varios congresos y jornadas notariales,
que dedicaron mucho tiempo y estudio a la comparación entre el notariado de
sistema latino y el notariado anglosajón, se traduce en la proliferación de conflictos
sometidos a la decisión de los jueces, y a la aparición de un  “Seguro de título de
propiedad” destinado a cubrir los riesgos que puedan sufrir los compradores de
inmuebles bajo este sistema mediante una reparación económica contratada por
el comprador, pero que no le evita tener que soportar todas las instancias
judiciales, y la consiguiente incertidumbre, hasta llegar a la decisión final de su
situación.

El seguro de ninguna manera evita que el daño se produzca, como planteó Vallet
de Goytisolo   “… es como si en medicina reemplazáramos las vacunas y medidas
higiénicas y profilácticas por un seguro dinerario que indemnizará las invalideces y
defunciones producidas por las enfermedades que hubiesen dejado de ser
prevenidas.”

El Notariado cubano es un sistema típico de notariado latino, el Notario, en su


intervención, actúa siempre al mismo tiempo como funcionario público y
profesional del derecho, realizando una labor de asesoramiento, configuración de
la voluntad, redacción, dación de fe y conservación del protocolo. Toda su
actividad profesional dentro o fuera del protocolo (hay quienes acuden al Notario
sólo en busca de consejo o asesoramiento),  está dirigida a evitar litigios entre los
hombres.
El documento notarial de tipo latino es una importante y eficaz herramienta en su
contribución a la certidumbre de las relaciones jurídicas, y por consiguiente a la
seguridad jurídica, la antilitigiosidad, y la paz social.

El sistema del notariado latino es el adoptado en todos los países de Europa


Occidental, Canadá, Japón, China, numerosos países Africanos y América Latina.
En la actualidad  73 naciones de los cinco continentes se acogen a este sistema
notarial.

Nada más preciso que la propia definición del carácter y alcance de la función
notarial, aprobada por la Unión Internacional del Notariado Latino en su Primer
Congreso celebrado en la Ciudad de Buenos Aires en 1948, referida en la parte
introductoria de  este trabajo, y que pienso vale la pena reproducir:

 “El notario latino es el profesional del derecho encargado de una función pública
consistente en recibir, interpretar y dar forma legal a la voluntad de las partes,
redactando los instrumentos adecuados a ese fin y confiriéndoles autenticidad,
conservar los originales de éstos y expedir  copias que den fe de su contenido. En
su función está comprendida la autenticación de hechos. ”

Con independencia a que se sigue identificando por las siglas U.I.N.L., a


propuesta de varios de los países miembros, se acordó que en lo adelante se le
cite como Unión Internacional del Notariado en lugar de Unión Internacional del
Notariado Latino, lo cual es acertado pues la actual denominación evita cualquier
confusión de  circunscribir esta organización con un área geográfica específica
cuando en realidad tiene entre su membresía a Notariados de todos los
continentes.

Principales características:

El Notario es profesional del derecho que interpreta y da forma legal a la voluntad


de las partes.

 El Notario desarrolla una importante función de asesoramiento jurídico,


dejando a los otorgantes al margen  de toda duda sobre la pertinencia y
legalidad del acto que se proponen realizar, destacándose por su carácter
imparcial.
 El Notario es un funcionario público al recibir por delegación del Estado la fe
pública, con lo cual dota al documento (del cual es autor) de legitimidad y
autenticidad para que tenga eficacia plena, seguridad en el tráfico jurídico, y
además eficacia ejecutiva.
 Derecho de elección.
 El número de Notarios es limitado
 Obligatoriedad de la prestación.
 Aranceles regulados.
 Responsabilidad personal. El Notario responde penal, civil, administrativa y
disciplinariamente por sus actos
 Competencia territorial.
 Secreto profesional.
 El Notario conserva en su protocolo los documentos originales que redacta
y expide copia de los mismos a los interesados.

Estas características denotan las indudables garantías que aporta la intervención


del  notario latino en las etapas preliminares de los contratos, tendientes a evitar
conflictos entre las partes.

Se destacan dos características primordiales determinantes del contenido de la


función notarial: por una parte el Notario como profesional del Derecho que
despliega un  asesoramiento activo e imparcial a los otorgantes, cuya voluntad
interpreta, moldea y traduce jurídicamente; y por otra su condición de funcionario
público, investido de la fe pública delegada del Estado que es la manifestación de
su función principal, de la cual son preparatorias sus otras funciones, y a partir de
la cual dota al documento, del cual es autor, de legitimidad, autenticidad y eficacia.

 Autores de la talla de Castán Tobeñas, refiriéndose a la importancia de la función


del Notario, alegó: “El Notariado, como Magistratura de la Paz, todavía tutela el
orden jurídico con recursos más eficaces que la Magistratura Judicial, ya que
aplica las leyes y administra la justicia en la vida normal del Derecho, al tiempo de
quedar constituidas las relaciones jurídicas, y no cuando estas han sido
desconocidas o perturbadas. El Notario, para realizar su cometido de órgano de la
justicia, cuenta con los medios persuasivos, como consejero de las partes y arbitro
libremente elegido. Por el contrario, el Legislador y el Juez, como observa
Carnelutti, sólo cuentan para realizar su función al servicio de la ética con los
medios coactivos, que son los más imperfectos, quizá porque la regla ética pierde
su carácter cuando se formula y se impone”.

El eminente procesalista italiano Carnelutti, en conferencia impartida en el Colegio


Notarial de Madrid, el 17 de Mayo de 1950, destacó el carácter preventivo de la
función notarial latina, es así que  refiriéndose a la figura jurídica del Notario
expresó:

“El consejo del Notario que buscan las partes, es un consejo directamente
encaminado a evitar un proceso (judicial). Por eso se busca, y en él se basa su
misión específica. En lo que pudiéramos denominar mecánica de ese consejo, el
notario se sirve de todos los medios a su alcance, entre otros el de dar forma a las
declaraciones de voluntad, hacerlo de modo que no sea posible acudir al litigio
para solventar las diferencias que por él se plantearon. Y en ese sentido nos place
decir que a los notarios les cuadra la expresión de escultores del derecho. Porque
la función del notario –que formalmente es, como en el caso del juez de juzgar- se
encamina directamente a que la voluntad declarada de las partes vaya por sus
cauces normales, evitando toda posibilidad de litigio.

Los romanos, a ese respecto, han dejado esculpidas en tres palabras


maravillosas  la actividad del jurista. Para ellos el jurista debía cavere, postulare y
respondere. Postulare es la actividad específica del abogado defensor.
Respondere es la actividad común del notario y el abogado defensor. Cavere es
precaver, la actividad específica del notario y sin duda la más hermosa, porque
obliga al notario a hablar claro, con sabiduría y honestidad”.
En Cuba la legislación vigente que regula la actividad notarial, si bien no hace
expresa alusión a la función preventiva como labor notarial, esta se desprende de
todo el espíritu y naturaleza que impregna la actividad notarial.

La Deontología es un elemento esencial, sin cuyo conocimiento es imposible el


correcto ejercicio de la función notarial y atraviesa toda su actividad. Los notarios
cubanos, con la profesionalidad, el respeto a la legalidad  y la vocación por la
justicia, entre otros  valores éticos que les caracteriza en su actuación, son
eficaces agentes de prevención de litigios y garantes de la seguridad jurídica, la
tranquilidad y la paz social, basados en un asesoramiento eficaz que preserve la
legalidad socialista en todo momento.
Debe otorgarse mayor regulación a la función preventiva que realiza el notario en
nuestra legislación vigente, muy en especial su función mediadora, dado que el
notario es el funcionario público que interviene de forma extrajudicial en los
asuntos a él sometidos, como también sus valores éticos, morales al igual que sus
deberes derechos y funciones, motivado por la seguridad jurídica que le facilita
dicha garantía .Se debe además constitucionalizar la Deontología y en especial la
notarial, como un pilar fundamental de su actividad.

El notario como funcionario público encargado de la dación de Fe y la prevención


de futuras litis debe condicionar su actuación de la independencia y de los
postulados éticos, morales y jurídicos que enarbolan la  Deontología como ciencia
vinculada al Derecho Notarial, que por ende constituye además una exigencia de
la modernidad, para lograr un correcto ejercicio de las funciones y deberes del
notario este debe atemperarse en todo momento al articulado del Código de Ética
teniendo en cuenta los señalamientos que se hicieron en el desarrollo de este
trabajo, así como también el resto de las legislaciones que de forma directa e
indirecta intervienen en su proceder, resaltando que su obediencia es solo a la Ley
y su compromiso es velar por la legalidad. Este tema exige a los notarios además
una adecuada preparación técnica y profesional de ahí que aboguemos por la
correspondiente capacitación profesional y sobre todas las cosas por el
cumplimiento cabal, consecuente y el compromiso ético moral del notario con su
propia actividad, amándola, respetándola y honrándola; ese es el notario al que
aspira la sociedad del presente siglo.

Se recomienda a la sociedad del notariado cubano la realización de talleres donde


se discutan ponencias con temas a fines y propuestas de solución para lograr
mayores garantías al servicio notarial nuestro.

Abordar estas temáticas en los encuentros técnicos de notarios, observándola no


como un ente aislado de la actividad, sino como una parte consustancial de la
misma.   La implantación en cada provincia de comisiones de Ética que velen por
la preservación de los postulados que orientan toda la actividad, estableciendo
incluso las sanciones correspondientes.

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