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UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE SAN MARCOS


INGENIERIA CIVIL
Curso: Urbanismo
Docente: Arq. Pablo Miranda
Alumno: Josué Daniel Miranda Vásquez
Carné: 201647396

Análisis Video Historia de Guatemala


Guatemala fue, mucho antes de la llegada de los españoles, la sede de una de las
civilizaciones más desarrolladas de América: los mayas. Puede decirse, con mayor precisión,
que en la región del Petén fue donde surgieron las primeras manifestaciones arquitectónicas
propiamente mayas, con las ciudades de Uaxactún y Tikal. Así, la primera, donde se encontró
una estela que data del año 327 antes de Jesucristo, fue la ciudad maya de mayor antigüedad
entre las conocidas. En Quiriguá, fundada hacia 650, monumentales estelas permiten darse
cuenta del alto grado de desarrollo alcanzado. Los mayas emigraron de Guatemala hacia
Yucatán a mediados del siglo IX, sobre cuyas causas existen variadas hipótesis.

La conquista de Guatemala fue llevada a cabo por Pedro de Alvarado, enviado de México
por Cortés a fines de 1523. El 25 de julio de 1524 fundó la ciudad de Santiago de los
Caballeros de Guatemala, que fue trasladada a su ubicación actual en 1527. La Capitanía
General de Guatemala estaba formada por las alcaldías de Chiapas y San Salvador, las
provincias de Guatemala, Honduras y Nicaragua y la Gobernación de Costa Rica. Esta
organización se mantendría hasta la constitución de las intendencias en 1787. La imprenta
entró en Guatemala en 1660 y la Universidad de San Carlos de Borromeo fue fundada en
1676.

La independencia de Guatemala se realizó pacíficamente. Cuando se supo que la intendencia


de Chiapas se había unido a México, se declaró la independencia del país, el 15 de septiembre
de 1821, y se redactó el acta de emancipación política de Centroamérica. El 22 de noviembre
de 1924, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Nicaragua sancionaron una
Constitución que los unía en una federación gobernada por un presidente, pero que dejaba
amplia libertad al jefe de cada estado particular. Manuel José Arce fue el primer presidente
de la Federación, y Juan Barrundia el primer jefe de Estado de Guatemala. La ciudad de
Guatemala era a la vez la capital de la Federación y del Estado.

A pesar de los esfuerzos unionistas de Francisco Morazán, Guatemala se separó en 1839 de


la Federación. El general Rafael Carrera, que se había levantado contra Morazán en 1839,
fue presidente del país de 1844 a 1848 y de 1851 a 1865. En 1863, Guatemala y El Salvador
entraron en guerra, y Cabrera derrotó al salvadoreño Gerardo Barrios. En 1885, Justo Rufino
Barrios, presidente de Guatemala, proclamó la unión centroamericana, pero ese mismo año
murió en la guerra que emprendió para llevar a cabo su plan; Barrios realizó durante su
presidencia (1873-1875) un gran esfuerzo de liberalización de su país.

De 1898 a 1920 gobernó Manuel Estrada Cabrera, derribado finalmente por una revolución.
De 1931 a 1944 ocupó la presidencia el general Jorge Ubico. El general Federico Ponce, que
le sucedió en julio de 1944, fue derribado por una revolución, y en diciembre de ese mismo
año fue elegido Juan José Arévalo, quien comenzó un proceso de reformas económicas y
sociales. Entre sus medidas más radicales estuvo la reforma agraria, que fue calificada por el
gobierno norteamericano de «amenaza a los intereses de los Estados Unidos». Una gran
campaña anticomunista se desató contra Arévalo y su sucesor, Jacobo Arbenz, la cual
concluyó en una invasión desde Honduras en junio de 1954 y el derrocamiento del gobierno
constitucional.

De inmediato se restableció el dominio de los monopolios extranjeros, se derogó la


Constitución y la mayoría de las leyes revolucionarias. Se suprimió el voto del analfabeto, se
paralizó la reforma agraria y se hicieron nuevas concesiones a las compañías extranjeras. Se
inició entonces una sucesión de gobiernos militares o tutelados por estos. Las cuatro
elecciones siguientes (1970, 1974, 1978 y 1982) fueron fraudulentas y favorecieron siempre
a los candidatos de la cúpula castrense. En ese clima nació y se desarrolló el movimiento
revolucionario armado. En 1962 surgieron las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), en 1975 el
Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), y en 1979 la Organización del Pueblo en Armas
(ORPA).
El 23 de marzo de 1982, a pocos días de haberse realizado elecciones nuevamente
fraudulentas, una asonada militar derrocó a Romeo Lucas García e impuso como nuevo jefe
del gobierno al general Efraín Ríos Montt. Este lanzó una campaña contrainsurgente más
agresiva que sus predecesores, sembrando el luto, el exilio y el terror en todo el país. En
agosto de 1983, Ríos Montt fue depuesto por un golpe militar -nuevamente orquestado por
la CIA- que llevó al poder al general Oscar Mejía Víctores, quien convocó a elecciones en
noviembre de 1985, que dieron un claro triunfo al candidato democristiano Vinicio Cerezo.

En octubre de 1987 se produjeron las primeras negociaciones directas entre el estado y la


guerrilla después de 27 años de enfrentamiento y que continuaron en los años sucesivos. El
25 de mayo de 1993, el presidente Serrano, con el apoyo de un grupo de militares, dio un
autogolpe por el cual derogó varios artículos de la Constitución y disolvió el Congreso y la
Corte Suprema de Justicia. El 1 de junio, ante el rechazo nacional e internacional, Serrano
abandonó la presidencia. Luego de varios días de incertidumbre, el 6 de junio, el ex
procurador de los Derechos Humanos, Ramiro De León Carpio, fue designado nuevo jefe del
Ejecutivo para concluir ese período de gobierno.

Álvaro Arzú resultó electo presidente el 7 de enero de 1996. En diciembre de ese mismo año
el nuevo gobierno y la guerrilla guatemalteca firmaron una serie de acuerdos de paz que
pusieron fin a una guerra de varias décadas y que había costado alrededor de 100 mil vidas.
El 14 de enero de 2000 Alfonso Portillo asumió la presidencia del país tras ganar las
elecciones. Le siguió Oscar Berger, electo en enero de 2004. El 4 de noviembre de 2007,
Álvaro Colom Caballeros se impuso a su adversario Otto Pérez Molina y es el actual
presidente.

Análisis Personal

Guatemala declaró su independencia de la Corona española en 1821, poniendo fin a su


estatus de colonia desde 1524. Sin embargo, el nuevo orden de las élites criollas
mantuvo el carácter colonial basado en un modelo de producción agrícola que contaba
con el trabajo forzado de los indígenas para la producción.
A pesar de importantes reformas que sentaron las bases para la construcción de un Estado
nacional a partir de 1871, no es hasta 1944 con la Revolución de Octubre que se marca la
transición entre el Estado liberal y el Estado desarrollista. El Informe Nacional de
Desarrollo Humano 2009-2010 Guatemala: hacia un Estado para el Desarrollo Humano,
identifica seis etapas decisivas en la historia del país desde el momento de su
independencia en 1821 hasta 1985, momento en que se lleva a cabo una transición a la
democracia.

Entre 1944 y 1954, Guatemala conoció un programa político que sentó e impulsó bases
igualitarias y democráticas. El alzamiento del 20 de octubre dio paso a la promulgación
de la Constitución de la República de 1945, la cual estableció la nacionalidad ampliada y
el marco para impulsar condiciones democráticas.

El triunfo electoral del candidato de la Revolución, doctor Juan José Arévalo en 1944, y
de su sucesor, coronel Jacobo Arbenz, en 1951 consituyeron los primeros poderes civiles
democráticos producto de elecciones. Ese apoyo surgió de la movilización y organización
de los sectores populares, obreros y campesinos encabezados por partidos de clase
media.

El gobierno de Arévalo estableció medidas que alteraron los patrones tradicionales,


situando al trabajador en una condición más independiente y al Estado como eje de la
vida social. El gobierno de Arbenz, sin embargo, en un contexto de guerra fría, al intentar
una reforma agraria que pretendía modernizar las relaciones de trabajo en la agricultura,
encontró la resistencia de la oligarquía y de grandes corporaciones estadounidenses,
particularmente de la UFCO.

Guatemala conoció 36 años de conflicto armado interno (1960-1997), caracterizado como


uno de los más crudos y violentos de la región. La Comisión de Esclarecimiento
Histórico estableció 200,000 víctimas del conflicto a lo largo de esas décadas.
Tras tres décadas de conflicto armado, la Asamblea de la Sociedad Civil con amplia
representación de movimientos y grupos sociales, Gobiernos, ejército y la Unidad
Revolucionara Nacional Guerrillera URNG concertaron planteamientos sobre una visión
conjunta de país expresada, entre otros, en el Acuerdo de Paz Firme y Duradera:

El reconocimiento de la identidad y derechos de los pueblos indígenas es fundamental


para la construcción de una nación de unidad nacional multiétnica, pluricultural y
multilingüe. El respecto y ejercicio de los derechos políticos, culturales, económicos y
espirituales de todos los guatemaltecos es la base de una nueva convivencia que refleje
la diversidad de su nación.

La paz firme y duradera debe cimentarse sobre un desarrollo socioeconómico


participativo orientado al bien común, que responda a las necesidades de toda la
población. Dicho desarrollo requiere de justicia social como uno de los pilares de la
unidad y solidaridad nacional, y de crecimiento económico con sostenibilidad, como
condición para atender las demandas sociales de la población.

El Estado y los sectores organizados de la sociedad deben aunar esfuerzos para la


resolución de la problemática agraria y el desarrollo rural, que son fundamentales para
dar respuesta a la situación de la mayoría de la población que vive en el medio rural, y
que es la más afectada por la pobreza, las iniquidades y la debilidad de las instituciones
estatales.

A pesar de contar con avances sustantivos, incluyendo el no retorno al enfrentamiento


armado, la Agenda de la Paz y la consolidación de un proceso democrático no han
procesos lineales.

Guatemala enfrenta retos de cara a la globalización, a la competitividad internacional, a


un crecimiento económico significativo de la región Latinoamericana que no se ha
traducido necesariamente en mejor salud, educación y empleo para todos, al crecimiento
demográfico concentrado en áreas urbanas, a la migración interna e internacional, a la
lucha por el manejo de los recursos naturales, al cambio climático y desastres naturales,
así como a la necesidad de repensar los modelos de producción para el desarrollo
sostenible del país y del planeta que coloquen al ser humano al centro de los mismos.

Hoy en día, de manera más específica, Guatemala tiene retos pendientes e inmediatos que
incluyen, entre otros: una Reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos para
promover la institucionalidad democrática y la participación social; el fortalecimiento del
Sistema Nacional de Consejos de Desarrollo basados en la potenciación y ordenamiento
que propicie la descentralización del Estado y el desarrollo rural; consolidar un estado de
derecho, la reconciliación y la promoción de una cultura de paz; fortalecer una Policía
Nacional Civil eficiente y que amplíe sus funciones de protección a la ciudadanía en su
conjunto; el pleno reconocimiento y respecto de la multiculturalidad e interculturalidad,
así como el combate a la discriminación y el raciso.

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