E – 36-595-D-10

Anestesia para cesárea

A. Le Gouez, M.-P. Bonnet

El parto por cesárea se asocia a una morbilidad y mortalidad materna y fetal que en algu-
nas ocasiones pueden implicar al manejo anestésico. Por eso, los médicos deben conocer
los aspectos específicos de este manejo anestésico. La estrategia anestésica depende,
evidentemente, de las características maternas y obstétricas, pero principalmente del
grado de urgencia de la cesárea. La evaluación preoperatoria debe analizar el riesgo de
intubación difícil, más frecuente en esta población, así como el riesgo hemorrágico. Así
mismo, se trata de planificar la técnica anestésica. Antes de la intervención quirúrgica
se debe disponer de una determinación del grupo sanguíneo así como del estudio de las
aglutininas irregulares. La profilaxis antibiótica se administra sistemáticamente, así como
la prevención de las náuseas y vómitos. La anestesia intradural (raquídea) constituye la
técnica de referencia para la cesárea programada, mientras que las cesáreas durante el
trabajo del parto se realizan con más frecuencia con una anestesia epidural. La hipo-
tensión arterial se previene colocando a la paciente en decúbito lateral izquierdo y con
un llenado vascular concomitante con cristaloides, y se trata de forma activa mediante
el uso de vasopresores (fenilefrina de entrada). La anestesia general con una inducción
de secuencia rápida se reserva para las contraindicaciones o rechazo a la anestesia peri-
medular (epidural o intradural), a las urgencias obstétricas inmediatas y a las pacientes
en situación hemodinámica precaria o con alto riesgo hemorrágico. La prevención de
la hemorragia del posparto se basa en la administración sistemática de oxitocina o de
carbetocina por vía intravenosa. La tromboprofilaxis mediante medios mecánicos y/o
farmacológicos está claramente codificada, en función de la presencia o no de facto-
res de riesgo. El tratamiento del dolor postoperatorio es fundamental y se basa en la
administración perimedular de morfina, asociada a analgésicos orales. Las medidas de
rehabilitación tras cesárea consisten principalmente en una analgesia multimodal eficaz,
un retorno rápido de la alimentación oral y una retirada precoz de la sonda vesical y de
la perfusión.
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Palabras clave: Cesárea; Anestesia perimedular; Analgesia multimodal;

Rehabilitación postoperatoria

Plan ■ Tipos de anestesia para cesárea 4

Anestesia general para cesárea 4
■ Introducción 1 Anestesia perimedular para cesárea 6
■ Rehabilitación postoperatoria tras cesárea 7
■ Preparación para la anestesia antes de la cesárea 2
Aspectos específicos de la consulta de anestesia 2 Tratamiento del dolor tras cesárea 7
Estudio preoperatorio 2 Otros componentes de la rehabilitación precoz tras
Reglas de suspensión de la vía oral preoperatoria 2 cesárea 7
Premedicación 2 ■ Conclusión 8
Información a la paciente 2
■ Manejo anestésico para cesárea en el quirófano
(aparte del tipo de anestesia) 3  Introducción
Monitorización y equipamiento 3
Profilaxis antibiótica 3 En Francia, en 2010, una mujer de cada cinco dio a
Prevención de la hipotensión arterial materna 3 luz por cesárea [1] . Esta proporción es claramente supe-
Administración de oxígeno durante la cesárea 3 rior en otras regiones del mundo, donde puede alcanzar
Prevención de náuseas y vómitos 4 hasta el 50%, e incluso el 80%, de los nacimientos. Pero
Prevención de la hemorragia posparto: alumbramiento esta intervención quirúrgica, aunque banalizada en oca-
activo 4 siones, no está exenta de riesgos, tanto para el niño como
Tromboprofilaxis 4 para la madre. Así, existe un mayor riesgo de admisión

EMC - Anestesia-Reanimación 1
Volume 42 > n◦ 1 > febrero 2016
http://dx.doi.org/10.1016/S1280-4703(15)76022-6
E – 36-595-D-10  Anestesia para cesárea
en cuidados intensivos para el neonato. Así mismo, la
cesárea constituye un factor de riesgo de morbilidad y de
mortalidad maternas con, por ejemplo, un aumento del
riesgo de complicaciones hemorrágicas, tromboembólicas
e infecciosas en comparación con la vía baja. La anestesia
raramente se ve implicada en la morbilidad materna grave
ligada a la cesárea [2] , principalmente debido al hecho de la
disminución drástica del uso de la anestesia general (AG)
secundaria al desarrollo de la anestesia perimedular. No
obstante, la anestesia perimedular se asocia a frecuentes
efectos adversos, en particular hemodinámicos, que tam-
bién pueden ser funestos. La anestesia para cesárea, por lo
tanto, es un proceso bien codificado, que deben conocer
todos los profesionales implicados en el tratamiento de la
parturienta.
La elección de la técnica de anestesia dependerá princi-
palmente de las características maternas y del contexto
obstétrico, en particular del grado de urgencia de la
cesárea. De hecho, se distingue clásicamente la cesárea
programada de la cesárea de urgencia: cada una de ellas
representa un 50% de los nacimientos por cesárea [1] . Las
indicaciones de cesárea no programadas se pueden divi-
dir en tres categorías, en función del grado de urgencia de
la extracción fetal: urgencia diferible, no diferible y abso-
luta. Para simplificar la comunicación entre los equipos
de anestesia, de obstetricia y de pediatría, se ha propuesto
un código de color que materializa el grado de urgencia
de la cesárea (verde-naranja-rojo) [3, 4] . Este grado de urgen-
cia puede evolucionar en todo momento en un sentido o
hacia el otro, principalmente en función de la monitoriza-
ción del ritmo cardíaco fetal, que se debe continuar hasta
la intervención quirúrgica. Entre las urgencias diferibles,
se pueden citar los trastornos de la mecánica obstétrica
(detención de la dilatación, no encajamiento del móvil
fetal, fracaso de desencadenamiento o de maduración),
inicio de trabajo del parto en caso de contraindicación
de la vía baja, anomalías del ritmo cardíaco fetal (ARCF)
con períodos de recuperación. Las urgencias no diferibles
implican sobre todo a las ARCF. Por último, la urgen-
cia absoluta aparece en circunstancias bien particulares:
ARCF profundas sin recuperación, prolapso del cordón,
hemorragia de Benckiser (hemorragia fetal de origen pla-
centario), hematoma retroplacentario, eclampsia, ruptura
uterina y otras hemorragias del posparto, en particular
cuando se asocian a inestabilidad hemodinámica [5] . En
las condiciones de urgencia no diferible, se admite que el
retraso entre la decisión de realizar la cesárea y la extrac-
ción fetal no debe superar los 30 minutos, aunque este
tema está aún sujeto a controversia [6] . En la urgencia abso-
luta, el período de tiempo entre la decisión-extracción
debe ser inferior a 5 minutos [6] .
Independientemente de si la cesárea es programada o
urgente, la consulta de anestesia, obligatoria en todas
las mujeres embarazadas en Francia, permite optimizar el
manejo de las parturientas.
 Preparación
para la anestesia antes
de la cesárea
Aspectos específicos de la consulta
de anestesia
La evaluación preanestésica respeta las mismas reglas
que fuera del embarazo, prestando, no obstante, una
atención particular a características maternas, como la
evaluación del acceso a la vía aérea superior y al
acceso venoso, el examen de la espalda y la anamnesis
hemorrágica. Además, se deben investigar determinadas
características obstétricas, como la existencia de una o
varias cicatrices uterinas previas, embarazo múltiple, la
presentación fetal, la posición de la placenta o patologías
2 EMC - Anestesia-Reanimación
relacionadas con el embarazo (con más frecuencia, retraso
de crecimiento in utero, diabetes gestacional o preeclamp-
sia).
Estudio preoperatorio
Las pérdidas sanguíneas durante una cesárea, del orden
de 500 a 1.000 ml, son más importantes que en el caso de
un parto por vía baja. Es por ello por lo que la Société
Française d’Anesthésie et de Réanimation (SFAR) reco-
mienda disponer de un estudio de aglutininas irregulares
(RAI) de menos de 3 días antes de la realización de una
cesárea [7] . En Francia, se debe realizar la determinación
del grupo sanguíneo de todas las mujeres embarazadas,
sea cual sea el modo de parto. Normalmente, debe dispo-
nerse de una tarjeta de grupo válida en el momento de la
cesárea, y durante la consulta de anestesia se debe verificar
su presencia.
Debido a que posee un bajo valor predictivo positivo,
no se recomienda la realización sistemática de un estudio
de hemostasia antes de una cesárea o de una analgesia-
anestesia perimedular en el contexto de un embarazo con
un desarrollo normal y en ausencia de una anamnesis
hemorrágica [7] . La detección de las anemias y trombocito-
penias gestacionales se realiza sistemáticamente mediante
la realización de un hemograma completo (hemograma
completo, con plaquetas) que es obligatoria en el sexto
mes de embarazo. Durante la consulta de anestesia se debe
comprobar sistemáticamente que el resultado de este exa-
men sea normal.
Así, aparte de la determinación del grupo sanguíneo y
del hemograma completo con plaquetas del sexto mes,
la prescripción de otras pruebas complementarias preope-
ratorias dependerá del contexto y, principalmente, de las
características de la madre.
Reglas de suspensión de la vía oral
preoperatoria
Se debe respetar la duración de la suspensión de la vía
oral recomendada clásicamente antes de cualquier tipo de
cirugía, sea cual sea el tipo de anestesia que se vaya a rea-
lizar: 6 horas mínimo para los sólidos y 2 horas para los
líquidos claros [8] . Esta práctica se justifica por el miedo
a un síndrome de Mendelson, cuya incidencia se estima
en 1/1.000 anestesias en la mujer embarazada, es decir,
dos a tres veces más que en las pacientes no embara-
zadas [9] . No obstante, en la actualidad se cuestiona el
mito del estómago lleno en la mujer embarazada, prin-
cipalmente por la existencia de estudios que muestran
la ausencia de enlentecimiento del vaciado gástrico en
la mujer embarazada fuera del trabajo del parto [10] . Así,
algunos equipos han comunicado series de 1.000 cesáreas
programadas realizadas con mascarilla laríngea sin nin-
gún caso de inhalación [11] .
Se recomienda la administración de un fármaco del tipo
cimetidina o ranitidina, con citrato 0,3 M, a la entrada
al quirófano, para aumentar el pH gástrico y limitar las
lesiones pulmonares en caso de inhalación [12] . Durante el
trabajo de parto, actualmente sólo se autoriza la ingestión
de líquidos claros y en una cuantía limitada, siempre para
limitar el riesgo de inhalación grave en caso de AG de
urgencia, principalmente para cesárea.
Premedicación
Fuera del contexto de un contexto materno especial-
mente ansioso, no se recomienda una premedicación,
sobre todo en caso de cesárea realizada con anestesia epi-
dural.
Información a la paciente
Es indispensable informar y obtener el consentimiento
de la mujer embarazada al final de la consulta sobre el
manejo anestésico esperado.

 Manejo anestésico
para cesárea en el quirófano
(aparte del tipo de anestesia)
El manejo anestésico para una cesárea depende de fac-
tores maternos, fetales y obstétricos. Una vez más, el plazo
de la realización de la cesárea tiene un papel importante
en la elección de la técnica de anestesia adecuada.
Monitorización y equipamiento
En ausencia de comorbilidad materna cardiovascular
grave o de factores de riesgo de hemorragia grave, en el
quirófano se instaura una monitorización clásica (presión
arterial no invasiva, electrocardiograma, pulsioximetría).
En la inmediatez del quirófano debe estar disponible todo
el equipo necesario para la realización de una anestesia
perimedular y de una AG, al igual que el material útil para
una intubación difícil y el tratamiento de una hemorra-
gia masiva (posibilidad de determinación inmediata de la
hemoglobina [HemoCue], acelerador-calentador de per-
fusión, catéter arterial, catéter venoso central).
Profilaxis antibiótica
Las sociedades científicas (American College of Obste-
tricians and Gynecologists, Collège National des Gyné-
cologues et Obstétriciens Français, SFAR) recomiendan la
profilaxis antibiótica en el contexto de una cesárea progra-
mada o urgente [13–15] . Dicha antibioticoprofilaxis permite
disminuir la incidencia y la gravedad de las infecciones
tras una cesárea, en particular las endometritis. Hasta
finales de la década de 2000, la profilaxis antibiótica
se administraba después del pinzamiento del cordón,
debido a la preocupación teórica por hecho de que una
exposición fetal a los antibióticos podría enmascarar una
infección maternofetal o, incluso, originar una entero-
colitis ulceronecrosante en el neonato [16] . Sin embargo,
dos metaanálisis han demostrado que la inyección de la
profilaxis antibiótica antes de la incisión reducía signifi-
cativamente las infecciones de la pared y las endometritis
sin efecto secundario neonatal [17–19] . Frente a una con-
troversia persistente, las sociedades científicas editaron
recomendaciones discordantes sobre el momento óptimo
de la inyección de la profilaxis antibiótica [6, 13, 15] . Los
patógenos a los que se dirige son los de la flora genital, y
los antibióticos que se utilizan clásicamente son betalac-
támicos, como las cefalosporinas de primera generación
o la asociación amoxicilina-ácido clavulánico, particular-
mente indicada para las cesáreas tras ruptura prolongada
de las membranas.
Prevención de la hipotensión arterial
materna
El control hemodinámico es uno de los aspectos esen-
ciales de la anestesia para cesárea independientemente
de la técnica utilizada. La aparición de una hipotensión
arterial es el acontecimiento adverso más frecuente y más
temido durante una anestesia perimedular para cesárea.
La medición de la presión arterial se realiza mediante un
manguito neumático, durante cada minuto tras la induc-
ción anestésica y hasta la extracción fetal, para detectar y
tratar precozmente toda hipotensión arterial. La inciden-
cia de esta hipotensión en el caso de la anestesia intradural
se sitúa entre el 55 y el 90% de los casos. Se explica princi-
palmente por una reducción del gasto cardíaco materno
y del flujo uteroplacentario secundaria al bloqueo sim-
pático intenso y extenso de la anestesia intradural. Esta
incidencia disminuye claramente en caso de extensión
epidural para una cesárea en curso de trabajo de parto.
EMC - Anestesia-Reanimación
Anestesia para cesárea  E – 36-595-D-10
La hipotensión arterial constatada durante la anestesia
intradural debe ser lo más breve y reducida posible, tanto
en términos de seguridad y de confort materno como en
términos de bienestar fetal. De hecho, puesto que la per-
fusión uteroplacentaria no está autorregulada, cualquier
disminución del gasto cardíaco materno repercute direc-
tamente sobre el feto. Existen diversos tipos de medidas
para limitar la repercusión hemodinámica de las técnicas
de anestesia perimedular para la cesárea.
La primera medida que se debe instaurar y que se debe
realizar independientemente del contexto de la cesárea es
colocar a la madre en decúbito lateral izquierdo, entre 5-
10◦ , inclinando la mesa del quirófano, hasta la extracción
del feto y de la placenta. Esta posición permite atenuar la
disminución del retorno venoso central secundario a la
compresión de la vena cava inferior por el útero [20, 21] .
El llenado vascular concomitante mediante una solu-
ción cristaloide, iniciándolo en el momento de la
inyección intratecal, ha demostrado ser superior para
limitar la hipotensión arterial materna secundaria a la
anestesia raquídea, en comparación con la ausencia de
llenado y al llenado vascular previo [22, 23] .
La asociación de llenado vascular concomitante y de
inclinación lateral permite un aumento del gasto car-
díaco materno del 10-20%. No obstante, estas medidas
por sí solas son insuficientes para prevenir las hipotensio-
nes arteriales durante cesáreas bajo anestesia intradural,
debido principalmente a la disminución de las resistencias
vasculares sistémicas en la aparición de la hipotensión.
Por lo tanto, los vasopresores ocupan un lugar esencial en
el control hemodinámico durante la cesárea, en particu-
lar, en caso de anestesia intradural. La efedrina (agonista
sobre todo indirecto de los receptores ␣ y ␤1 adrenérgi-
cos) ha sido durante mucho tiempo el vasopresor utilizado
debido a la ausencia de efecto vasoconstrictor en el territo-
rio uteroplacentario [24] . Sin embargo, la asociación entre
la administración de altas dosis de efedrina y la apari-
ción de acidosis fetales impulsó a los equipos a buscar
otros fármacos de igual eficacia y menos deletéreos [25] . En
numerosos estudios se ha puesto de manifiesto la utili-
dad de la fenilefrina (agente agonista ␣1 directo) en esta
indicación. De hecho, la fenilefrina, ajustando dosis pro-
gresivas en bolos de 100 ␮g o administrada en perfusión
continua, entre 25-50 ␮g/min inicialmente, permite man-
tener la presión arterial media a niveles próximos al 100%
de su valor basal sin repercusión sobre el pH neonatal [26] .
Por lo tanto, actualmente constituye el fármaco de elec-
ción para el control hemodinámico materno en caso de
cesárea bajo anestesia intradural. La efedrina se puede uti-
lizar siempre, pero mejor como segunda elección, cuando
la frecuencia cardíaca materna disminuye. La asociación
de efedrina y fenilefrina también es eficaz para disminuir
la incidencia de hipotensión arterial materna con menos
efectos secundarios que la efedrina sola [26, 27] . En cambio,
para la cesárea realizada en urgencia durante el transcurso
del trabajo de parto y en particular en caso de sospecha de
acidosis fetal, no se ha demostrado que la fenilefrina sea
superior, probablemente debido al aumento de las resis-
tencias vasculares placentarias secundarias a su uso [23] .
Por ello, en este contexto es más frecuente el uso de la efe-
drina. El objetivo del mantenimiento de la presión arterial
no debe hacer olvidar que también es al menos tan impor-
tante conservar el gasto cardíaco. En un futuro próximo,
los métodos de monitorización no invasiva (ecografía car-
díaca, Doppler supraesternal, fotopletismografía digital)
podrían ocupar un lugar importante en este enfoque.
Administración de oxígeno durante
la cesárea
La administración de oxígeno durante la cesárea bajo
anestesia perimedular se ha recomendado durante mucho
tiempo en la práctica clínica para facilitar la adaptación
3
E – 36-595-D-10  Anestesia para cesárea
fetal a la vida extrauterina y paliar una posible deprivación
de oxígeno pre o posnatal. Sin embargo, en un metaanáli-
sis en el que se combinó los resultados de dos estudios que
comparaban la administración profiláctica de oxígeno
con la ausencia de oxigenoterapia en caso de nacimiento
por cesárea programada, se observó una disminución sig-
nificativa del número de neonatos con un pH en el cordón
inferior a 7,20 (riego relativo: 3,5; intervalo de confianza
al 95%: 1,3-9,2) en caso de no administrarse oxígeno [28] .
La conclusión de los autores fue que no existía evidencia
del efecto favorable de la administración profiláctica de
oxígeno durante las cesáreas programadas. En el contexto
de la cesárea de urgencia sólo se ha realizado un ensayo
clínico aleatorizado, comparando la administración de
oxígeno materna (fracción inspirada de oxígeno del 60%)
frente a aire ambiente [29] . En este estudio, la adminis-
tración de oxígeno produjo una mejora significativa de
algunos indicadores de la oxigenación fetal (PaO2 , satura-
ción de la oxihemoglobina y contenido de oxígeno en la
sangre venosa y arterial umbilical); este efecto es signifi-
cativamente más marcado en caso de ARCF. A la inversa,
en estudios realizados en el contexto de cesáreas progra-
madas, la producción de radicales libres no aumentaba de
forma significativa con la administración de oxígeno. No
obstante, en este estudio, no se observó ninguna mejora
ni degradación de las puntuaciones de bienestar fetal aso-
ciadas a la administración de oxígeno. Por lo tanto, en
el estado actual del conocimiento, no se puede recomen-
dar la administración sistemática de oxígeno durante una
cesárea. En el marco de la reanimación in utero, se debería
utilizar como segunda elección durante la cesárea, con la
excepción de los casos de ARCF bruscas y profundas, y se
debería detener lo antes posible.
Prevención de náuseas y vómitos
La hipotensión arterial que se describe durante la anes-
tesia raquídea se traduce con mucha frecuencia en la
madre por náuseas y vómitos peroperatorios. Por otra
parte, la cesárea también es una cirugía a riesgo de náuseas
y vómitos per y postoperatorios (NVPO), aún más cuando
se realiza bajo AG. Las manipulaciones del útero, en par-
ticular su externalización, así como las tracciones del
peritoneo, probablemente estén en el origen de las NVPO.
Por último, la administración de opiáceos por vía intrate-
cal también puede dar lugar a NVPO. Por ello, en el Reino
Unido, se recomienda administrar antieméticos a estas
pacientes, sea cual sea la técnica anestésica utilizada [6] . En
caso de AG, la prevención de las NVPO con uno, dos o tres
fármacos se realizará guiada según el sistema de clasifica-
ción por puntos de Apfel [30] . Un metaanálisis de 2012 de
ensayos controlados aleatorizados puso de manifiesto que
tres intervenciones previenen de forma eficaz las NVPO:
los setrones, los antagonistas de la dopamina (metoclo-
pramida) y dosis bajas de hipnóticos como el propofol [31] .
Otro metaanálisis demostró que la dexametasona también
era eficaz sobre las náuseas y vómitos secundarios al uso
de morfina por vía intratecal [32] . Por último, en un estu-
dio aleatorizado de 2013 sobre 308 cesáreas bajo anestesia
intradural, se observó que la asociación de 2 mg de tropi-
setrón y 20 mg de metoclopramida era la que obtuvo las
mejores tasas de resultados satisfactorios en la prevención
de las NVPO en este contexto [33] .
Prevención de la hemorragia posparto:
alumbramiento activo
Tras la extracción fetal, tanto durante una cesárea como
en un parto por vía baja, se aconseja un tratamiento
activo del alumbramiento para prevenir la aparición de
una atonía uterina. En este contexto, se debe adminis-
trar sistemáticamente un fármaco oxitócico. El agente de
elección es la oxitocina, ya que ofrece la mejor relación
4 EMC - Anestesia-Reanimación
eficacia/riesgos. No obstante, esta hormona de síntesis
no está exenta de efectos secundarios adversos: hipoten-
sión, taquicardia o modificaciones electrocardiográficas.
Además, no existe un protocolo único de administra-
ción. Actualmente, en Francia, se recomienda administrar
5 UI de oxitocina. El tratamiento de mantenimiento no
es sistemático, y no debe superar las 10 UI/h. De hecho,
conviene recordar que la oxitocina no se debe adminis-
trar por vía intravenosa directa, ya que se le atribuyeron
dos muertes maternas (en pacientes de alto riesgo cardio-
vascular) en la encuesta confidencial sobre las muertes
maternas en el Reino Unido de 1997-1999 [34] . La carbe-
tocina es una molécula de síntesis más reciente, de larga
duración de acción (4-5 horas) que, de este modo, permite
evitar la perfusión de mantenimiento postoperatoria. En
varios estudios se ha demostrado que los resultados de la
carbetocina no son inferiores en comparación con la oxi-
tocina en el contexto de la cesárea programada [35, 36] . La
carbetocina está recomendada actualmente únicamente
en el contexto de la cesárea programada, a dosis de 100
␮g, administrada en 1 minuto. Sus efectos secundarios son
superponibles a los de 5 UI de oxitocina administrada en
1 minuto [37] .
La anestesia locorregional no tiene efectos sobre el
tono uterino. En cambio, en caso de AG, las concen-
traciones altas de halógenos pueden aumentar de forma
significativa las hemorragias, debido a sus propiedades
uterorrelajantes. Por eso, comúnmente se admite que se
pueden utilizar los halógenos, pero a bajas concentracio-
nes, del orden de 0,7 MAC.
Tromboprofilaxis
La cesárea programada es una cirugía de bajo riesgo
tromboembólico. En este contexto, en ausencia de factor
de riesgo sobreañadido, no se recomienda un tratamiento
anticoagulante profiláctico, sino que sólo se recomienda
llevar medias de contención [38] . Por el contrario, la cesárea
urgente constituye un factor de riesgo moderado que jus-
tifica la prescripción de anticoagulantes a dosis preventiva
en el posparto, con una duración de 7-14 días. Esta dura-
ción de la anticoagulación y la dosis se aumentan en caso
de factor de riesgo mayor o de factor de riesgo moderado
añadido [38] (Cuadro 1).
 Tipos de anestesia
para cesárea
Anestesia general para cesárea
La AG se utilizó en menos del 5% de las cesáreas en
Francia en 2010 [1] . En las cesáreas programadas, las indi-
caciones de la AG son excepcionales, y corresponden a los
raros casos en los que está contraindicada una anestesia
epidural (coagulopatía, sepsis no controlada, inestabili-
dad hemodinámica, hipertensión intracraneal), ha sido
rechazada por la paciente o cuando ha fracasado, o a las
situaciones de riesgo hemorrágico importante e identifi-
cadas en el preparto (anomalías de inserción placentaria).
En las cesáreas no programadas, la AG está indicada tam-
bién en el caso de necesidad de una extracción fetal de
extrema urgencia [40] (Fig. 1). De hecho, la realización de
una AG de urgencia probablemente sea la técnica que per-
mite conseguir las condiciones quirúrgicas ideales lo más
rápidamente posible [41] .
La preoxigenación es un tiempo importante de la AG
en la mujer embarazada. De hecho, el embarazo pro-
duce una disminución de las reservas de oxígeno así
como una disminución de la capacidad vital. El tiempo de
apnea sin desaturación tras preoxigenación es del orden
de 3 minutos en lugar de los 6 minutos que se observan
clásicamente en el adulto sano [42] . Se puede obtener una

Cuadro 1.
Indicación de tromboprofilaxis tras cesárea según las recomendaciones de la SFAR [39] .
Nivel de riesgo Naturaleza de los antecedentes
Riesgo mayor Antecedentes ETEV múltiples
Antecedentes de ETEV bajo anticoagulantes de larga duración
antes del embarazo con factor biológico de trombofilia (déficit
de AT, SAFL clínico y biológico)
Riesgo alto Antecedentes de ETEV con déficit AT, SAFL, mutación
homocigótica 20210A o V, y anomalías heterocigóticas
combinadas (sobre todo mutación 20210A + Leiden
heterocigótico)
Antecedentes de ETEV sin factor de riesgo conocido
Antecedentes de ETEV durante un embarazo anterior o bajo
estroprogestágenos o con un factor de riesgo persistente
(obesidad, por ejemplo)
Riesgo moderado Antecedentes de ETEV con factor desencadenante temporal
Factor trombofílico conocido asintomático (sin antecedentes
de ETEV)
Cesárea + cirugía pélvica mayor asociada
Presencia de al menos tres factores de riesgo bajo
Cesárea urgente
Riesgo bajo Presencia de menos de tres factores de riesgo bajo de entre los
siguientes:
edad > 35 años; IMC > 30; varices; HTA; cesárea;
multiparidad > 4; preeclampsia; lactancia materna;
hemorragia; patología trombógena subyacente; síndrome
nefrótico; EICI en accesos; infección sistémica
ETEV: enfermedad tromboembólica venosa; AT: antitrombina; SAFL: síndrome de los antifosfolípidos; HBPM: heparina de bajo peso molecular; AVK:
antivitamina K; MAT: medias antitrombosis; IMC: índice de masa corporal; HTA: hipertensión arterial; EICI: enfermedad inflamatoria crónica intestinal.
Cesárea
programada
CI a Sin CI
ALR para ALR
AG Cesárea Cesárea
técnicamente potencialmente
simple de larga duración
AID CIED
Figura 1. Elección de la técnica anestésica en caso de cesá-
rea programada [40] . CI: contraindicación; AG: anestesia general;
ALR: anestesia locorregional; AID: anestesia intradural; CIED:
anestesia combinada intradural-epidural.
fracción espiratoria de oxígeno igual o superior al 95%
con un flujo de oxígeno de 15 l/min y 2 minutos de ven-
tilación, o mediante ocho inspiraciones profundas.
La inducción de secuencia rápida es el patrón oro en
obstetricia. Se inicia con una maniobra de Sellick, que
aún sigue estando recomendada [41] . En este contexto, se
necesita un hipnótico que garantice, con un período de
espera corto, una profundidad de anestesia suficiente a la
vez que se limita la sedación neonatal. Así, el tiopental
(4-6 mg/kg) sigue siendo el agente hipnótico de referen-
cia; su tiempo de inicio de acción es de 10-20 segundos,
más corto que el de los otros hipnóticos. El propofol,
a dosis de 2-2,5 mg/kg o en anestesia total intravenosa
con objetivo de concentración (AIVOC), es una alterna-
tiva posible. En caso de patología cardíaca subyacente o
de inestabilidad hemodinámica, son preferibles el etomi-
EMC - Anestesia-Reanimación
Anestesia para cesárea  E – 36-595-D-10
Recomendaciones
HBPM eficaz (o AVK) durante 3 meses
+
MAT
Enoxaparina 4.000 UI/día
o
Dalteparina 5.000 UI/día
6-8 semanas
+
MAT
Enoxaparina 4000 UI/d
o
Dalteparina 5000 UI/d
6 a 8 semanas
+
MAT
Las dosis se pueden reducir y la duración puede ser
más corta cuando el riesgo es menos importante
(ejemplo: cesárea de urgencia sin otros factores de
riesgo, enoxaparina 2.000 UI/día o dalteparina
2.500 UI/día durante 7-14 días)
No sistemático
MAT
dato (0,3 mg/kg) o la ketamina (1,5 mg/kg). Una dosis de
1-1,5 mg/kg de succinilcolina asegura excelentes condi-
ciones para la intubación en unos 50 segundos, con un
tiempo de recuperación de unos 8 minutos.
Hay que tener en mente que la frecuencia de aparición
de una intubación difícil es 3-10 veces más alta en la mujer
embarazada (1/224) que en la mujer no embarazada [43, 44] .
Además, en numerosos estudios se ha observado que la
morfología de las vías aéreas evoluciona durante el trans-
curso del trabajo del parto [45] , lo que da lugar en particular
a un aumento de la clasificación de Mallampati [46] . Así,
en el contexto de una cesárea realizada bajo AG con tra-
bajo en curso, sería importante reevaluar esta clasificación
inmediatamente antes de la inducción. La infiltración del
área orofaríngea, la macroglosia y la hipertrofia mamaria
son tres elementos que participarían en el aumento del
riesgo de intubación difícil. Por lo tanto, en obstetricia
es habitual el uso de rutina de un mango corto para el
laringoscopio y un tubo endotraqueal de diámetro menor
que en el resto de la población para las mismas medidas.
Es necesario conocer y dominar los algoritmos de manejo
de la intubación y ventilación difíciles no previstas, y el
material necesario debe estar disponible inmediatamente
en el quirófano de cesárea. En caso de intubación imposi-
ble, la oxigenación se debe asegurar mediante ventilación
manual con mascarilla facial o mascarilla laríngea, mien-
tras se mantiene la maniobra de Sellick. En este contexto,
tienen todo su lugar la mascarilla laríngea Fastrach y los
videolaringoscopios [47, 48] .
Clásicamente, los opiáceos se contraindicaban antes de
la extracción fetal, debido a sus efectos sedantes sobre
el neonato. Sin embargo, en algunas situaciones clíni-
cas particulares puede estar justificada su utilización,
para limitar las reacciones neurovegetativas secundarias
a la intubación y potencialmente deletéreas: un acceso
hipertensivo en respuesta a la laringoscopia que puede
tener consecuencias vasculares cerebrales muy graves en
5
E – 36-595-D-10  Anestesia para cesárea
Cesárea no
programada
Sin catéter Catéter epidural
epidural colocado
Urgencia Urgencia
inmediata diferible
Sin SFA SFA
AG AID ± AED Uso del ¿Grado de urgencia?
catéter Riesgo anestésico
Uso del
AG
catéter
Figura 2. Elección de la técnica anestésica en caso de cesá-
rea no programada [40] . AG: anestesia general; AID: anestesia
intradural; AED: anestesia epidural; SFA: sufrimiento fetal agudo.
una mujer con preeclampsia o en caso de patología car-
diovascular importante. Gracias a su corta duración de
acción, la administración de un bolo de remifentanilo
en la inducción (0,5-1 ␮g/kg) permite evitar la repercu-
sión neurovegetativa de la laringoscopia con efectos muy
limitados en el neonato [49–51] .
El mantenimiento de la anestesia se puede realizar utili-
zando agentes halogenados o mediante el uso del propofol
en perfusión continua. Los halogenados a altas dosis tie-
nen propiedades miorrelajantes uterinas. No obstante,
una fracción espirada de halógeno próxima a 0,7 CAM
permite garantizar un índice biespectral inferior a 60 sin
un incremento de la atonía uterina [52] . El mantenimiento
de la relajación neuromuscular no es necesario siempre,
debido a la distensión de la pared abdominal secunda-
ria al embarazo. En caso necesario, se deben utilizar los
curares de acción intermedia (rocuronio, atracurio) que
no atraviesan la barrera placentaria.
Respecto a la ventilación, se debe mantener una EtCO2
entre 30-35 mmHg para evitar la hipoperfusión placenta-
ria [53] . Las indicaciones de antagonización de la relajación
neuromuscular son amplias, al igual que fuera del con-
texto obstétrico.
La fase de despertar de una AG para cesárea constituye
un período de riesgo de inhalación tan importante como
en el momento de la inducción. Por lo tanto, el equipo
de anestesia debe mantener la atención de estas pacientes
hasta el final del manejo en el quirófano y su traslado a la
sala de recuperación postanestésica.
Anestesia perimedular para cesárea
La anestesia perimedular (epidural o intradural) es la
técnica de referencia para la cesárea. Se puede realizar la
elección entre la anestesia raquídea, la anestesia combi-
nada intradural-epidural o la epidural, principalmente en
función del contexto clínico y del grado de urgencia de
realización de la cesárea (Figs. 1 y 2) (según las recomen-
daciones de la SFAR [40] ).
Anestesia intradural
En Francia, en 2010, el 58% de las cesáreas se realizaron
bajo anestesia intradural [1, 54] . La anestesia intradural es en
este sentido la técnica de elección para la cesárea progra-
mada, ya que esta técnica es simple, fiable y muy eficaz, y
produce un bloqueo sensitivomotor intenso. La anestesia
intradural es la técnica de anestesia perimedular que se
puede realizar más rápidamente y con una instauración
más veloz. La posición ideal de realización de la aneste-
6 EMC - Anestesia-Reanimación
sia intradural es la posición sentada, sin que cuelguen las
piernas, para disminuir la reducción del retorno venoso.
Se busca conseguir una anestesia hasta el nivel metamé-
rico T4, que se evalúa con la técnica del toque ligero,
debido a la intensa estimulación peritoneal durante la
cirugía [55] . Este nivel de anestesia se puede conseguir pre-
ferentemente con la bupivacaína al 0,5% hiperbara, a la
dosis usual de 10 mg. La ropivacaína es aproximadamente
un 40% menos potente que la bupivacaína, y en la actua-
lidad su uso por vía intratecal está cuestionado en países
de nuestro entorno. La lidocaína no se debe utilizar por
vía intratecal debido a su demostrada toxicidad neuroló-
gica [56] . La adición de un opiáceo liposoluble (sufentanilo
principalmente, o fentanilo) permite optimizar la calidad
de la anestesia para cesárea, disminuir la dosis del anes-
tésico local asociado y prolongar la duración de acción
de la anestesia intradural [57] . La dosis recomendada de
sufentanilo es de 2,5-5 ␮g [58] . A estas dosis, no existe nin-
gún efecto deletéreo neonatal [59] . Asociada a un opiáceo
liposoluble, la DE95 (dosis precisa para reducir un 95% la
amplitud de las contracciones musculares) de la bupiva-
caína hiperbara es de 11 mg [60] . El uso de otros adyuvantes
por vía intratecal, como la clonidina o la neostigmina, no
ha demostrado su interés en términos de calidad de anes-
tesia o de prolongación de la duración de la analgesia y
se acompaña de una repercusión hemodinámica poten-
cialmente deletérea, lo que contraindica el uso de estos
productos por vía intratecal.
En el caso de una cesárea urgente, en algunas ocasiones,
una anestesia intradural en inyección única puede permi-
tir conseguir una anestesia suficiente con un período de
instauración corto (de unos 5 minutos) y evitar así una AG
(Fig. 2). En este caso, se utiliza preferentemente la bupi-
vacaína hiperbara con o sin adyuvante, según el grado de
urgencia de la cesárea, y la anestesia intradural se realiza
utilizando una aguja de mayor calibre (25 G) para dismi-
nuir la tasa de fracasos.
Anestesia combinada intradural-epidural
La anestesia combinada intradural-epidural permite,
combinando las dos técnicas, obtener una anestesia de
calidad comparable a la de una anestesia intradural, a la
vez que permite prolongar su duración de acción en caso
de desaparición del bloqueo intradural. Por lo tanto, esta
técnica es preferible en caso de posibles adherencias peri-
toneales (útero multicicatricial), de obesidad materna, de
riesgo de intubación difícil o en embarazos múltiples. En
este caso se inyectan por vía intratecal las dosis habituales
de anestésico local y de opiáceo. Posteriormente se utiliza
lidocaína al 2% con adrenalina en caso de necesidad de
extensión secundaria.
Por otra parte, la posibilidad de «titular» la anestesia por
vía epidural y, por lo tanto, limitar su repercusión hemo-
dinámica, la convierte en la técnica de elección en algunas
situaciones de riesgo (patología cardíaca materna pre-
via, hipertensión arterial pulmonar). En este contexto, se
administran por vía intratecal dosis muy bajas de bupiva-
caína (≤ 2,5 mg) y el nivel anestésico necesario se consigue
progresivamente mediante ajuste progresivo de dosis de
lidocaína al 1-2% por vía epidural. Los opiáceos se inyec-
tan preferentemente por vía intratecal.
Anestesia epidural
Si ya se ha colocado un catéter para analgesia epidu-
ral, la extensión de la anestesia epidural es el método
recomendado ante una indicación de cesárea durante el
trabajo del parto, fuera de la urgencia extrema. Debido
a su duración de acción más corta, el anestésico local de
elección en esta indicación es la lidocaína al 2% con adre-
nalina (15-20 ml) [61] . La adición de un opiáceo liposoluble
en epidural permite acortar el período de instauración de
la anestesia [62] . No obstante, esta técnica sólo es eficaz si la
analgesia es de buena calidad durante el trabajo del parto.

De hecho, en un metaanálisis de 2012 se observó que un
número importante de reinyecciones epidurales durante
el trabajo del parto es un factor de riesgo de fracaso de
la extensión de la epidural obstétrica para cesárea [63] .
Las situaciones obstétrica o anestésicas «de riesgo» deben
detectarse imperativamente en la sala de partos para poder
instaurar de forma precoz en estas pacientes una analge-
sia epidural eficaz (embarazo múltiple, útero cicatricial,
presentación de nalgas, retraso del crecimiento intraute-
rino, intubación difícil prevista, cardiopatía preexistente,
alergia a los curares).
 Rehabilitación
postoperatoria tras cesárea
El desarrollo del concepto de rehabilitación postopera-
toria precoz es indispensable en el contexto de la cesárea,
donde las pacientes deben poder ser autónomas rápida-
mente, deambular y poder centrarse en la relación con
el recién nacido. Los principios de esta rehabilitación se
basan en la retirada precoz de la sonda vesical, la reali-
mentación y el levantarse de la cama de forma rápida,
facilitados por una analgesia multimodal.
Tratamiento del dolor tras cesárea
El dolor postoperatorio de una cesárea se reconoce
como intenso a muy intenso, especialmente en las pri-
meras 24-48 horas. Por lo tanto, la analgesia tras la
cesárea debe ser eficaz rápidamente, presentar pocos efec-
tos secundarios y ser compatible con la lactancia. Para
limitar los efectos adversos y aumentar la eficacia de los
tratamientos, esta estrategia de analgesia debe ser multi-
modal: asocia paracetamol, nefopam (no disponible en
España) y antiinflamatorios no esteroideos (AINE), pre-
ferentemente administrados por vía oral, a la morfina
administrada por vía perimedular.
En el contexto de la cesárea programada bajo anestesia
intradural, la administración de morfina por vía intrate-
cal constituye el pivote de la analgesia [64] . Actualmente se
preconiza la dosis de 100 ␮g de morfina intratecal, ya que
no sólo existe la evidencia de su eficacia, sino también de
su inocuidad [65, 66] . No se recomiendan dosis superiores,
ya que no aportan beneficios en términos de analgesia
y aumentan la aparición de efectos adversos, con más
frecuencia prurito, náuseas y vómitos [64] .
En el caso de cesáreas realizadas bajo anestesia epidu-
ral, también se preconiza la morfina por vía epidural,
aunque la dosis recomendada aún no está bien estable-
cida, debido a la ausencia de estudios con el mismo
nivel de evidencia sobre el riesgo de depresión respiratoria
asociada a este tratamiento. Actualmente, en numerosos
estudios se recomienda una dosis de 1,5-2 mg de morfina
por vía epidural en asociación a los analgésicos usuales
y si no existe riesgo añadido de depresión respiratoria
(obesidad). Por encima de estas dosis, la ganancia anal-
gésica es débil y al precio de un incremento de los efectos
adversos [67–69] .
Las técnicas de infiltración parietal se están desarro-
llando cada vez más en la cirugía abdominal, y la cesárea
no constituye una excepción. En caso de AG, el trata-
miento de referencia consiste en un ajuste progresivo
de dosis de morfina seguido de la prescripción de una
analgesia controlada por el paciente (PCA, patient con-
trolled analgesia) con morfina intravenosa. La realización
de un bloqueo TAP (transversus abdominis plane) bilate-
ral ecoguiado al final del procedimiento se acompaña de
una excelente eficacia analgésica con una reducción sig-
nificativa de las necesidades de morfina (40%) y de sus
efectos secundarios [68–71] . Así, tras una cesárea bajo AG se
debería preferir el uso del bloqueo TAP, en ausencia de
contraindicaciones, principalmente, coagulopatías [72] . En
EMC - Anestesia-Reanimación
Anestesia para cesárea  E – 36-595-D-10
el contexto de una cesárea realizada bajo anestesia epi o
intradural, no se justifica el uso del bloqueo TAP ya que,
por una parte esta técnica es menos eficaz que la morfina
intratecal [73] y, por otra parte, la asociación de un bloqueo
TAP y de morfina no es más eficaz que la morfina intratecal
sola [74, 75] .
En todos los casos, en ausencia de contraindicación o
de riesgo específico de depresión respiratoria, se puede uti-
lizar una analgesia de recate mediante morfina por vía
sistémica. El modo PCA y la inyección subcutánea consti-
tuyeron durante mucho tiempo las técnicas habituales de
administración de morfina en complemento de los anal-
gésicos administrados de forma sistemática. Sin embargo,
a pesar de que la literatura sobre este tema es escasa, la
administración de morfina oral a demanda (PCA oral) tras
la cesárea es un modo cada vez más utilizado. De hecho, en
ensayos clínicos aleatorizados, se comunica una analgesia
de eficacia comprable a la PCA intravenosa con morfina
sin aumento de los efectos secundarios y un uso más
fácil de la morfina por vía oral de liberación inmediata
a la demanda [76] . Este método de PCA permite también
aumentar la satisfacción de las mujeres. Así, este modo
de analgesia de complemento se debería desarrollar cada
vez más en el futuro [77, 78] . Hay que tener en cuenta que las
concentraciones de principios activos en la leche materna
relacionados con estos tratamientos de corta duración son
insignificantes [79] . Por lo tanto, esta técnica es compatible
con la lactancia materna.
Los AINE, si se administran con una corta duración
(máximo 48 horas) y se respetan sus contraindicaciones,
se toleran bien y son muy eficaces en este contexto [80, 81] .
La asociación paracetamol-AINE permite, por una parte,
disminuir las necesidades de opiáceos y, por otra, limitar
los efectos secundarios como la depresión respiratoria y
la sedación [82] . Ante la importancia de los beneficios aso-
ciados a su uso, se debe administrar sistemáticamente un
AINE durante las primeras 48 horas del postoperatorio de
la cesárea, si no existen contraindicaciones. El ibuprofeno
y el ketoprofeno son los fármacos más utilizados, ya que
no están contraindicados en la lactancia materna.
Otros componentes de la rehabilitación
precoz tras cesárea
Se recomienda la colocación de una sonda vesical antes
de la cesárea para limitar las lesiones vesicales en el
peroperatorio. Habitualmente, la sonda se deja colocada
durante 24 horas, aunque esto representa un obstáculo
para la movilización y una molestia para la paciente.
Estudios recientes ponen de manifiesto que la retirada
precoz de la sonda urinaria a la salida de la sala de des-
pertar se acompaña de una baja incidencia de retención
aguda de orina (4%), que se observa con más frecuencia
en caso de cesárea urgente [83, 84] . Por lo tanto, en el con-
texto de la cesárea programada y no complicada parece
razonable favorecer la retirada precoz de la sonda vesi-
cal para aumentar el confort de las parturientas, pero
hay que alertar los equipos sobre el riesgo de retención
urinaria.
Ante la sensación muy frecuente de sed y de hambre
que sienten las mujeres tras una cesárea, la pronta rea-
nudación de la alimentación oral constituye también un
componente central de la rehabilitación tras cesárea y que
induce un aumento importante de la satisfacción de las
mujeres [85] . Esta práctica ha resultado ser no peligrosa e
incluso beneficiosa sobre el íleo postoperatorio y por lo
tanto se debe aplicar de rutina [86] .
Por último, la utilización de la carbetocina en dosis
única sin perfusión de mantenimiento como medio de
prevención de la atonía uterina tras cesárea permite obtu-
rar rápidamente la perfusión intravenosa ya desde el
retorno a la habitación y representa también un medio
de aumentar el confort materno tras la cesárea.
7
E – 36-595-D-10  Anestesia para cesárea

Cuadro 2.
Principios del manejo anestésico en caso de cesárea.
 Conclusión
Evaluación Características maternas y obstétricas La cesárea es una intervención quirúrgica cuyo manejo
preanestésica Anamnesis hemorrágica anestésico está actualmente bien codificado en función de
Riesgo de intubación difícil las características maternas y del embarazo, y del grado de
Normas de suspensión de la vía oral urgencia de la cesárea (Cuadros 2 y 3). La rehabilitación
Estudio preoperatorio precoz tras la cesárea es un aspecto primordial en el trata-
Anestesia para Monitorización y control hemodinámico miento de estas pacientes y de su bebé, lo que permitirá
cesárea Decúbito lateral izquierdo en el futuro desarrollar prácticas de retorno al domicilio
Profilaxis antibiótica rápido tras la cirugía, lo que mejorará la satisfacción de las
Elección de la técnica madres y de los equipos encargados de su atención.
Prevención de las NVPO
Tromboprofilaxis
Tratamiento Analgesia multimodal
postoperatorio Reanudación precoz de la alimentación
Retirada de la sonda vesical
Retirada rápida de la perfusión
“ Puntos esenciales
NVPO: náuseas y vómitos postoperatorios. • La anestesia para cesárea es un procedimiento
bien codificado, que deben conocer todos los
profesionales implicados en el tratamiento de la
parturienta.
Cuadro 3. • La técnica de anestesia dependerá de las carac-
Ventajas e inconvenientes de las diferentes técnicas de anestesia
terísticas de la madre y del contexto obstétrico, en
para cesárea.
particular del grado de urgencia de la cesárea.
Tipo de Ventajas Inconvenientes • Las indicaciones de cesáreas no programadas se
anestesia
pueden dividir en tres categorías en función del
Anestesia Pérdida de Dificultades de grado de urgencia de extracción fetal: urgencia
general conocimiento rápida intubación diferible, no diferible y absoluta.
Controles de las vías Inhalación del • La anestesia intradural constituye la técnica de
aéreas líquido gástrico
Control hemodinámico Alergias
referencia para la cesárea programada.
Rapidez de instauración Complicaciones de
• Las cesáreas durante el trabajo de parto se rea-
y extracción rápida de la ventilación lizan con más frecuencia bajo anestesia epidural.
un feto en sufrimiento Analgesia por vía • La hipotensión arterial se previene colocando a
sistémica la paciente en decúbito lateral izquierdo y con un
Sedación del llenado vascular simultáneo con cristaloides, y se
neonato
trata activamente mediante el uso de vasopresores
Pico hipertensivo en
la intubación (fenilefrina de entrada).
• La anestesia general con inducción de secuen-
Anestesia Sin pérdida de Retraso de
perimedular conocimiento instalación variable cia rápida se reserva para las contraindicaciones o
Acogida del niño Dificultad técnica rechazo de la anestesia perimedular, a las urgen-
Presencia del padre del procedimiento cias obstétricas inmediatas y a las situaciones con
Sin intubación Desaparición de la estado hemodinámico precario o de alto riesgo
Calidad de la analgesia analgesia brusca hemorrágico.
postoperatoria Hipotensión arterial • El tratamiento del dolor postoperatorio se basa
Sin anestesia del Complicaciones
neonato infecciosas en la administración perimedular de morfina, aso-
Complicaciones ciada a analgésicos por vía oral.
neurológicas • Las medidas de rehabilitación tras cesárea
consisten principalmente en una analgesia mul-
timodal eficaz, la reanudación precoz de la
alimentación y la retirada precoz de la sonda vesi-
cal y de la perfusión.
“ Punto importante
Componentes de la rehabilitación tras la
cesárea
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retorno a la habitación. 10335/.
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A. Le Gouez.
Département d’anesthésie-réanimation, Hôpital Antoine-Béclère, Hôpitaux universitaires Paris Sud, AP–HP, 157, rue de la Porte-de-Trivaux,
92141 Clamart cedex, France.
M.-P. Bonnet (marie-pierre.bonnet@cch.aphp.fr).
Service d’anesthésie-réanimation, Hôpital Cochin, Maternité Port Royal, Hôpitaux universitaires Paris Centre, AP–HP, 27, rue du Faubourg-
Saint-Jacques, 75014 Paris, France.
Inserm U1153, Équipe EPOPé (Épidémiologie périnatale, obstétricale et pédiatrique), 53, avenue de l’Observatoire, 75014 Paris, France.
Département hospitalo-universitaire risques et grossesse, Service d’anesthésie-réanimation chirurgicale, Hôpital Cochin, Hôpitaux univer-
sitaires Paris Centre, AP–HP, 27, rue du Faubourg-Saint-Jacques, 75014 Paris, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Le Gouez A, Bonnet MP. Anestesia para cesárea. EMC - Anestesia-
Reanimación 2016;42(1):1-11 [Artículo E – 36-595-D-10].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Videos/ Aspectos Información Informaciones Auto- Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

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