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Edgar Alejandro García Díaz San Juan de los Lagos, Jal

22 de noviembre de 2020

Resumen; Padre nuestro y Preguntas

Señalar en resumen los puntos de defensa de Tertuliano en el Apologeticum 39-45 con


los que defiende a los cristianos; y la manera como presenta la teología martirial en la
obra A los mártires.
Tertuliano comienza diciendo que los cristianos «somos un cuerpo por la comunidad de
religión, la unidad de disciplina y el vínculo de la esperanza. Nos juntamos en asamblea (…).
Oramos también por los emperadores, por sus ministros y por las autoridades (…)»
(Apologeticum 39, 2). Y así va describiendo cómo es el actuar de los cristianos.
«Así que quienes convivimos compenetrados en espíritu y en alma, no dudamos en
comunicar con otros nuestras cosas. Todo entre nosotros es común, menos las mujeres. En
este punto rompemos el consorcio, en el único en que los demás hombres lo practican, pues
no sólo usurpan las mujeres de sus amigos, sino que pacientísimamente suministran la propia
a sus amigos (…)» (Apologeticum 39, 11-12).
Rebatiendo la beneficencia y no maleficencia de los cristianos en comunidad y en particular
Tertuliano defiende diciendo que «Lo mismo somos juntos que dispersos, lo mismo todos
que uno por uno; a nadie perjudicamos, a nadie molestamos» (Apologeticum 39, 20).
«Si comparamos la catástrofe de antes con las de ahora, son menores desde que el mundo
recibió a los cristianos. Porque desde entonces la virtud ha templado las iniquidades del siglo
y empezaron a existir intercesores ante Dios. (Apologeticum 40, 13).
Tertuliano en el número 41 también defiende la humanidad de los cristianos diciendo a los
atacantes que viven junto con ellos, que conviven con ellos en el foro, el mercado, los baños,
en los comercios. Al final, apela al juicio del Juez, «a quien debería temer el hombre mismo
que juzga a los que temen; tememos a Dios, no al procónsul» (Apologeticum 45, 7)
La obra A los mártires nos presenta el martirio como don de Dios. «En primer lugar, ¡oh
bendecidos de Dios! No contristéis al Espíritu Santo, que entró en la cárcel con vosotros,
pues sin Él nunca hubieseis podido aguantar» (Ad Martyres 1). En el número dos ve el
martirio no como una pena o esclavitud, sino como la libertad del espíritu; «Si con sinceridad
reflexionamos que el mundo es una cárcel, fácilmente comprendemos que no habéis entrado
en la cárcel, sino que habéis salido» (Ad Martyres 2). En seguida exhorta a quienes están en
la cárcel a prepararse y a aceptar el dolor como entrenamiento del alma y el cuerpo pues
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22 de noviembre de 2020

tendrán que aguantar, así, «que la carne sirva al espíritu, que el más débil siga al más fuerte
y participe de la misma fortaleza. (…) Luego, si por afán de terrena gloria tanto puede resistir
el alma y el cuerpo de llegar hasta el desprecio de la espada, el fuego, la cruz, entonces puedo
afirmar que todos estos sufrimientos son muy poca cosa para alcanzar la gloria del cielo y la
dicha divina» (Ad Martyres 4). Finalmente, nos dice que la vida está sometida a
padecimientos, que «las adversidades son ordinarias de la vida de la vida humana. (…) No
hay hombre que no pueda padecer por causa de otro hombre, lo que algunos dudan de sufrir
por la causa de Dios» (Ad Martyres 6).
Señala los particulares de la Antropología de Tertuliano
El hombre es la unidad viviente esculpida de carne y alma (cf Res. 40,3)
El elemento material es la carne
El elemento espiritual es el alma
A partir de la obra de Cipriano de Cartago, Padre nuestro 9-27 parodia esta bella
oración dominical realizando otra oración que puedas proponer en tu apostolado
Dios y Padre nuestro, tú que habitas en los cielos, sea tu nombre santificado en nosotros. Así
también te pedimos hagas presente tu Reino, el del cielo aquí en la tierra, así como esperamos
en el acto de tu voluntad para que podamos hacer lo que quieres, en el cielo y en la tierra.
Danos el alimento que nos salva, el pan que baja del cielo. Ten piedad de nosotros y perdona
nuestras culpas y ayúdanos a perdonar. Protégenos y no nos dejes caer en tentación, en las
manos de nuestros enemigos. Y líbranos siempre del mal y de quien es malo. Tú que eres
nuestro Padre.
Responder a las preguntas
¿Por qué el ministerio pastoral de Cipriano fue tan cambiante y difícil?1
Afronta las dos primeras persecuciones sancionadas por un edicto imperial, la de Decio (250)
y la de Valeriano (257-258).
El debate sobre la readmisión de los «lapsi», es decir, los «caídos», que después de haber
renegado, deseaban ardientemente volver a entrar en la comunidad, llegó a dividir a los
cristianos de Cartago en laxistas y rigoristas.
Por la controversia entre Cipriano y el obispo de Roma, Esteban, sobre la validez del
bautismo administrado a los paganos por parte de cristianos herejes.

1
BENEDICTO XVI, Los Padres de la Iglesia, Buena Prensa, México 2020, 56.
Edgar Alejandro García Díaz San Juan de los Lagos, Jal
22 de noviembre de 2020

Hay que añadir una grave epidemia que flageló África y que planteó interrogantes teológicos
angustiantes tanto dentro de la comunidad como en relación con los paganos.
La oración del Padre nuestro en Cipriano es muy importante, ¿Qué dice acerca
de la importancia del mismo y el significado que tiene para los cristianos?
El papa Benedicto XVI, en la catequesis del miércoles 6 de junio de 2007, durante audiencia,
nos dice sobre Cipriano que «en el «Padrenuestro» se ofrece al cristiano la manera recta de
rezar; y subraya que esta oración se conjuga en plural «para que quien reza no rece sólo por
sí mismo. Nuestra oración —escribe— es pública y comunitaria y, cuando rezamos, no
rezamos sólo por uno, sino por todo el pueblo, pues somos una sola cosa con todo el pueblo»
(«La oración del Señor» 8).» También hace efectivas las palabras de Cipriano en cuanto que
«se trata de palabras que siguen siendo válidas también hoy y que nos ayudan a celebrar bien
la santa Liturgia.

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