Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/282367436
CITATIONS READS
0 19
1 author:
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Jorge Acevedo Guerra on 02 October 2015.
Jorge
Acevedo
Guerra2
1
Ponencia presentada en el Seminario “La exploración de la mente en la ciencia y el
budismo”, que contó con la participación especial de S.S. el Dalai Lama
2
Profesor Titular y Director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Chile
3
Traducción de Manuel Jiménez Redondo. En el sitio de la Internet Heidegger en
castellano. Überlieferte Sprache und technische Sprache, Erker Verlag, Sankt Gallen,
1989. Edición de Herrmannn Heidegger. Págs. 7 s.
1
en el sendero del campo», donde insiste en la urgente necesidad de retornar
hacia lo inútil en tanto habría que preguntarse: ¿inútil para qué?, inútil, ¿en
qué sentido? Por tanto, acepté la invitación de Fernando, a quien agradezco
su generosidad.
Por otro lado, José Ortega y Gasset —a quien también he estado leyendo
por más de cuatro décadas—, al igual que Heidegger, considera de la mayor
importancia el encuentro pensante entre Oriente y Occidente. Hacia el final
de su Meditación de la Técnica, Ortega hace notar que en las técnicas
relativas a la materia el Occidente ha alcanzado grandes logros; pero en las
técnicas relativas al alma, la superioridad de Oriente parece evidente. “La
vida humana —señala—, no es sólo lucha con la materia, sino también
lucha del hombre con su alma. ¿Qué cuadro puede Euroamérica [presentar]
como repertorio de técnicas del alma? ¿No ha sido, en este orden, muy
superior el Asia profunda? Desde hace años —concluye—, sueño con un
posible curso en que se muestren frente a frente las técnicas de Occidente y
las técnicas de Asia”. Sería, pues, necesario y fructífero hacer una
comparación entre ambas. He abordado, por tanto, el tema de mi exposición
en esta doble perspectiva: el punto de vista de Heidegger y el de Ortega,
insistiendo en el primero, a saber, el de Heidegger.
2
más: la experiencia; un ingrediente de su modo de pensar que en cierto modo
estaba tácito en los inicios de su filosofar, pero que después pasó a primer
plano.
4
“Construir Habitar Pensar”; en Filosofía, Ciencia y Técnica, Ed. Universitaria,
Santiago, 1997. Pág. 199. Traducción de Francisco Soler. Edición de Jorge Acevedo.
(“Bauen Wohnen Denken”; en Vorträge und Aufsätze, Neske, Pfullingen, 31967, Vol. II,
Pág. 19).
5
“En torno al Coloquio de Darmstadt, 1951”; en Meditación de la Técnica, Revista de
Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1982. Pág.117. (Esta versión, aunque no exenta
de erratas, es preferible a la de las Obras Completas).
3
En el contexto del pensar de Heidegger, esta anábasis, retirada o retroceso
podría ser llamada paso atrás. “ ‘Paso atrás’ [‘Schritt zurück’] —dice él—,
no mienta un paso aislado del pensar, sino la manera del movimiento del
pensar y un largo camino”6.
En rigor, la conferencia toca a todo ser humano como tal. Prueba de ello es
que cabe interpretarla como una definición del hombre inserto en el mundo,
o, para ser más explícitos, en el ser, en el ser tal como lo designa Heidegger
en Sobre la cuestión del ser: ser, tachado con una cruz de San Andrés o un
aspa.
6
“La constitución onto-teo-lógica de la metafísica”; en Revista de Filosofía Vol. XIII, Nº
1, Santiago, 1966. Pág. 99. Trad. de Luis Hernández Volosky, revisada por Francisco
Soler (“Die onto-theo-logische Verfassung der Metaphysik”; en Identidad y Diferencia,
Ed. Anthropos, Barcelona, 1988. Págs. 112 s. Ed. bilingüe de Arturo Leyte).
4
Para Heidegger, el problema del ser es el asunto fundamental de la
filosofía desde sus inicios en el pensamiento griego originario hasta hoy. Sin
embargo, de hecho fue desatendido por los representantes de la metafísica
occidental. Por eso puede afirmar Heidegger que sus meditaciones nacen de
la experiencia del olvido del ser. Su postura, opuesta en muchos sentidos a la
reflexión tradicional sobre el ser, lo concibe históricamente. En nuestra
época el ser se manifiesta de una doble manera: como lo dis-puesto, la im-
posición, la posición-total (das Ge-stell), esto es, como la esencia de la
técnica moderna, la cual pone su pregnante sello “en todos los dominios de
la vida a través de rasgos denominables de múltiples maneras, tales como
funcionalización, perfección, automatización, burocratización, información”
(“La constitución onto-teo-lógica de la metafísica”; Rev. de Fil.,Vol. XIII,
Nº 1, Stgo., 1966; p.100). Al mismo tiempo, se da como la reunión de lo
cuadrante (das Geviert): Cielo, Tierra, Mortales y Divinos. Esta manera de
donarse el ser al hombre constituiría la matriz de todas las demás7. En
cualquier caso, las figuras del ser serían inagotables. Esto significa que el
futuro es radicalmente abierto e indeterminado
Pues bien, ¿cómo llega Heidegger a esta “definición”? ¿Qué significa, más
precisamente, habitar?
7
“Construir Habitar Pensar”; en Filosofía, Ciencia y Técnica, Ed. Universitaria, Stgo.,
2003
8
“Construir Habitar Pensar”, ed. cit., p. 202 (“Bauen Wohnen Denken”, ed. cit., p. 21 ).
5
construcción y destrucción. Veamos someramente en qué consiste cada uno
de estos momentos, según el volumen 24 de la Edición integral, titulado Los
problemas fundamentales de la fenomenología
9
“El carácter metódico de la ontología. Los tres campos del método fenomenológico”; en
Revista de Ciencias Sociales Nº 22, Valparaíso (Chile), 1983. Pág. 268. Trad. de Carlos
Martel. (Los problemas fundamentales de la fenomenología, Ed. Trotta, Madrid, 2000.
Pág. 47. Trad. de Juan José García Norro. Die Grundprobleme der Phänomenologie,
Vittorio Klostermann, Frankfurt am Main, 1975. Pág. 29. Edición de Friedrich-Wilhelm
von Herrmann).
10
Ser y Tiempo, Ed. Universitaria, Santiago, 1997, p. 30. Trad. de Jorge Eduardo Rivera
11
Cfr., de Heidegger, “La sentencia de Anaximandro”; en Caminos de bosque, Alianza
Editorial, Madrid, 21997; p. 319. Trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte (“Der Spruch des
Anaximanders”; en Holzwege, Vittorio Klostermann, Frankfurt a. M., 1950, p. 326)
6
conferencia diplomática, una pintura de van Gogh12, el canto de un grillo,
una máquina; en suma, ente es cualquier algo que es, de la manera que sea.
12
Cfr., de Heidegger, Introducción a la metafísica, Editorial Nova, Buenos Aires, 1959,
pp. 71 ss. Trad. de Emilio Estiú . También, Introducción a la metafísica, Editorial
Gedisa, Barcelona, 1993, pp. 39 ss. Trad. de Angela Ackermann Pilári (Einführung in die
Metaphysik, Max Niemeyer Verlag, Tübingen, 1958, pp. 25 ss.)
13
Ser y tiempo, ed. cit., p. 29
14
Cfr., de Jorge Acevedo, Hombre y Mundo, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 31992,
pp. 113 s.
15
Revista de Ciencias Sociales Nº 22, p. 268. (Los problemas fundamentales…, p. 47.
Die Grundprobleme…, pp. 29 s.).
7
“La construcción filosófica —añade Heidegger—, es necesariamente
destrucción, es decir de-construcción de lo transmitido, lo que se lleva a
cabo en una retracción histórica sobre la tradición”16 .
Como el título de la presente ponencia lo señala, hay que hacer notar ante
todo que Heidegger dio una relevancia tal vez excesiva al concepto —al
hecho de conceptualizar en sentido estricto—, en su primera etapa como
pensador. Así lo vemos, por ejemplo, en su curso Prolegómenos para una
historia del concepto de tiempo, de 1924. Dice allí: “La expresión
«fenomenología» nombra la manera como algo debe estar [da sein soll] […]
16
Ibíd. ., pp. 269 s. (Los problemas fundamentales…, pp. 48 s. Die Grundprobleme…, p.
31).
17
Ibíd., p. 270 (Los problemas fundamentales…, p. 49. Die Grundprobleme…, p. 31).
[Véase también, al respecto, el parágrafo 6 de Ser y Tiempo: La tarea de una destrucción
de la historia de la ontología].
18
Ibíd. (Los problemas fundamentales…, p. 48. Die Grundprobleme…, p. 31).
8
para la exposición e interpretación conceptual”19. Por ende, Heidegger
aproxima la filosofía fenomenológica a la ciencia —aunque distingue
netamente entre lo uno y lo otro—, lo que después variará; sin descartar del
todo esa aproximación, acercará después la filosofía, más bien, al poetizar,
entendiendo esta palabra tanto en sentido amplio como en sentido estricto.
En este último contexto, la experiencia tendrá un papel prevaleciente.
Ortega presenta una teoría del concepto que nos puede ayudar a entender
esto. “Comparado con la cosa misma —dice—, el concepto no es más que
un espectro o menos aún [...]. Lo que da al concepto ese carácter [...] es su
contenido esquemático. De la cosa retiene [...] meramente el esquema. [...]
en un esquema poseemos solo los límites de la cosa. [...] estos límites [...] no
significan más que la relación en que un objeto se halla respecto de los
demás. [...] Jamás nos dará el concepto lo que nos da la impresión, a saber:
la carne de las cosas. Pero esto no obedece a una insuficiencia del concepto,
sino a que el concepto no pretende tal oficio. [...] si devolvemos a la palabra
percepción su valor etimológico —donde se alude a coger, apresar— el
concepto será el verdadero instrumento u órgano de la percepción y
apresamiento de las cosas. Agota, pues, su misión y su esencia con ser no
una nueva cosa, sino un órgano o aparato para la posesión de las cosas”20.
Heidegger ha propuesto que junto al pensar conceptual —no sólo útil, sino
imprescindible para el hombre a esta altura de la historia—, se cultive otro
tipo de pensar que no tenga las características del concepto: un coger,
apresar, poseer aquello que se piensa; que no sea, en palabras de Francisco
Soler, un andar a zarpazos con las cosas, que no sea un meter en jaulas,
agarrar, asir, prender, imponer, aplastar —que es lo propio del pensar
conceptual—, sino que sea un pensar que rodea tiernamente lo que la
mirada toma en vista21. En síntesis, frente al pensar conceptual Heidegger
propone un pensar experiencial.
19
Alianza Editorial, Madrid, 2006; p. 115. Trad. de Jaime Aspiunza (Véase también p.
104, etc.). [Prolegomena zur Geschichte des Zeitbegriffs, GA: 20, p. 117]
20
Meditaciones del Quijote, Editorial Cátedra, Madrid,1984. Ed. de Julián Marías; pp.
149 ss.
21
Francisco Soler: a) “Prólogo” a Filosofía, Ciencia y Técnica , de Heidegger; Santiago,
2003; pp. 71 ss. b) Apuntes acerca del pensar de Heidegger, Santiago,1983, pp. 25 y 88
9
importancia—, procura un pensar que, de alguna manera, no es conceptual.
Así, en la conferencia de 1951 “Construir Habitar Pensar”.
22
“Construir Habitar Pensar”, ed. cit., pp. 199 s. (“Bauen Wohnen Denken”,ed. cit., p.
19).
23
Ibíd., p. 200 (Ibíd., p. 20).
10
llama construir? Y responde: “La palabra del alto alemán medieval para
bauen [construir], ‘buan’, significa habitar. Esto quiere decir: permanecer,
mantenerse. […] Construir quiere decir originariamente habitar”24.
Dos: “El cielo es el camino arqueado del sol, el curso de la luna en sus
distintas fases, el resplandor ambulante de las estrellas, las estaciones del
año y el paso de una a otra, la luz y el crepúsculo del día, oscuridad y
claridad de la noche, lo hospitalario y lo inhóspito del tiempo que hace, el
paso de las nubes y el azul profundo del éter”.
Tres: “Los divinos son los mensajeros de la divinidad que nos hacen
señas. Desde el sagrado prevalecer de aquélla aparece el Dios en su presente
o se retira en su velamiento”.
24
Ibíd., p. 201 (Ibíd., pp. 20 s.).
11
Añade Heidegger: “Esta unidad de ellos la llamamos la Cuaternidad. Los
mortales están en la Cuaternidad al habitar. Pero el rasgo fundamental del
habitar es el cuidar (o mirar por). Los mortales habitan en el modo como
cuidan la Cuaternidad en su esencia. Este cuidar que habita es así
cuádruple”. A él —al habitar que cuida—, nos referiremos más adelante,
hacia el final de la exposición, de manera detallada.
12
piedra que, sin casi hacerse notar, cruza el pequeño riachuelo es el camino
por el que pasa el carro de la cosecha, desde los campos al pueblo; lleva a la
carreta de madera desde el sendero a la carretera. El puente que atraviesa la
autopista está conectado a la red de líneas de larga distancia, una red
establecida según cálculos y que debe lograr la mayor velocidad posible.
Siempre, y cada vez de un modo distinto, el puente acompaña de un lado
para otro los caminos vacilantes y apresurados de los hombres, para que
lleguen a las otras orillas y finalmente, como mortales, lleguen al otro lado”.
Por lo pronto, hay que hacer notar que el habitar mismo ha quedado oculto
tras sus dos grandes manifestaciones: el cultivar (pflegen) y el edificar
(errichten), tomando estos términos en su más amplio sentido25. Al ir más
allá de estas dos grandes manifestaciones del habitar, nos encontramos con
el habitar mismo, que entenderemos como permanecer (bleiben), mantener-
se (sich-aufhalten).
25
Ibíd., p. 202 (Ibíd., pp. 21 s.).
13
A propósito de esto: para Heidegger, estar contento, en paz no significaría
estar al margen de todo contratiempo, algo imposible; y la libertad, para él,
no es sólo hacer lo que uno quiere. El estar contento, en paz, así como la
libertad, son ingredientes del proteger, es decir, del habitar en que, sin
perturbarlo, se deja ser a algo o a alguien lo que más propiamente es.
Aunque esta idea del ser tiene ilustres precedentes —el Gorgias de Platón,
por ejemplo26—, los que inspiraron decisivamente a Heidegger para moverse
hacia ella fueron, entre otros, el poeta Hölderlin27, Hans Jantzen —
historiador del arte en Friburgo—, y Walter Friedrich Otto —investigador de
la religión griega—.
14
Tierra, el Cielo, los Mortales y los Divinos—, permitiendo así que el
hombre habite propiamente, esto es, que alcance su esencia. Sería de
gran importancia, no obstante, que los hombres asumiéramos todas las
construcciones como cosas, es decir, como lo que reúne la cuaterna,
desplegando así nuestro ser más genuino.
29
De camino al habla, Ediciones del Serbal, Barcelona, 21990; pp. 143, 152, 159. Trad.
de Yves Zimmermann (Unterwegs zur Sprache, Neske Verlag, Pfullingen, 1965, pp. 159,
169, 177.
15
sobre el lenguaje está al alcance de cualquiera. Experienciar pensantemente
el lenguaje requiere de una preparación larga, compleja y tenaz.
16
propiamente: franquearle a algo la entrada a su propia esencia. Salvar la
tierra es más que explotarla o incluso estragarla. Salvar la tierra no es
adueñarse de la tierra, no es hacerla nuestro súbdito, de donde sólo un paso
lleva a la explotación sin límites”.
17