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Idea central
Sin importar nuestra condición actual, Dios tiene el poder de rescatar nuestras vidas.
Introducción
A veces necesitamos ser rescatados. De niños cuando nos enfermamos. De adultos cuando
nos perdemos en un viaje o nos quedamos accidentados en el camino. Todos tenemos una
historia de rescate que contar, igual sucede con el pueblo de Dios. Aprenderemos cómo Dios
rescataba a Su pueblo en la antigüedad y como lo sigue haciendo hoy en día.
“Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor y sirvieron a las imágenes de Baal.
Abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y
rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo del
Señor”. Jueces 2:11-12 (NTV)
“Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios”.
Romanos 3:23 (NTV)
Al igual que los israelitas, nosotros nos perdemos. Abandonamos a Dios a veces por
temporadas de nuestra vida. Esto sucede cuando vivimos nuestras propias vidas siendo
nuestros propios jefes y vamos por nuestro propio camino. Cuando las cosas nos salen bien,
nos apartamos de Dios y cuando nos salen mal, volvemos a Él. A veces porque nos entregamos
a un pecado persistente que nos aparta y nos aleja de Dios. A veces a diario cuando pasamos
un día sin leer la Biblia ni orar. Vivimos el mismo ciclo. Nos olvidamos de Dios, buscamos otros
dioses (personas o riquezas), se enciende la ira de Dios, entregándonos a nuestros enemigos
(demonios, enfermedades o la muerte), sufrimos y clamamos a Dios para ser rescatados.
Necesitamos un rescatador.
Ninguno de los rescatadores que Dios enviaba a Su pueblo eran perfectos ni los liberaban para
siempre. Siempre volvían a apartarse y surgía un nuevo juez que los rescataba. Jesús nos libera
del poder de las tinieblas. Nos rescata de nuestra carne, del poder del pecado, de la muerte
y de satanás y sus demonios. Nos rescata de nuestro castigo y del juicio. Por Su sangre nos
perdona, nos redime, nos adopta, nos da el Espíritu de Dios y nos da Su paz. Jesús es el juez
verdadero y perfecto quien nos puede rescatar definitivamente y para siempre.
Conclusión
Quizás hoy vivamos alejados de Dios, siguiendo nuestro propio camino, a merced de satanás y
sus asechanzas, pero Jesús nos quiere rescatar hoy. Tenemos que pedir el rescate al tomar la
decisión de entregar nuestras vidas a Jesús y reconocerlo como nuestro único Señor y Salvador.
Con sólo tomar esa decisión, seremos rescatados por toda la eternidad. Seremos hijos amados
y perdonados de Dios, reconciliados con nuestro creador y llenos de Su Espíritu Santo.
Llamado y ministración
Intercesión
“Un amigo es siempre leal, y un hermano nace para ayudar en tiempo de necesidad”. Proverbios
17:17 (NTV)
Padre, te pedimos que nos ayudes a ser personas leales que amemos en todo tiempo y
circunstancia.
Ofrendas
“Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará
al otro. No se puede servir a Dios y al dinero”. Mateo 6:24 (NTV)
Al ofrendar demostramos lealtad a Dios, nuestro Señor, a quien servimos. El dinero, además de
ser un instrumento para adquirir bienes y prosperar, también es un medio para honrar a Dios,
quien nos lo provee.
Consolidación