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Este documento analiza los cambios en el concepto y la práctica de la amistad en el mundo moderno. Argumenta que la amistad verdadera es más difícil de encontrar hoy en día debido a factores como el egoísmo creciente, la movilidad de la población, la desconfianza y la falta de sacrificio. Sin embargo, señala que aún es posible encontrar amistades genuinas entre los cristianos bíblicos que han puesto su fe en Dios y su Palabra.
Este documento analiza los cambios en el concepto y la práctica de la amistad en el mundo moderno. Argumenta que la amistad verdadera es más difícil de encontrar hoy en día debido a factores como el egoísmo creciente, la movilidad de la población, la desconfianza y la falta de sacrificio. Sin embargo, señala que aún es posible encontrar amistades genuinas entre los cristianos bíblicos que han puesto su fe en Dios y su Palabra.
Este documento analiza los cambios en el concepto y la práctica de la amistad en el mundo moderno. Argumenta que la amistad verdadera es más difícil de encontrar hoy en día debido a factores como el egoísmo creciente, la movilidad de la población, la desconfianza y la falta de sacrificio. Sin embargo, señala que aún es posible encontrar amistades genuinas entre los cristianos bíblicos que han puesto su fe en Dios y su Palabra.
EN ESTE mundo donde, como se predijo en la Biblia, ‘ha
aumentado el desafuero y se ha enfriado el amor de la mayor parte de la humanidad,’ realmente es difícil hallar amistades como las que existían tiempo atrás. (Mat. 24:12) Aunque todavía hay personas afables y sociables, hasta muchas de éstas se inclinan a imponer una restricción arbitraria en lo que toca a amistad genuina. Sin embargo, si usted le preguntara a la persona de término medio si tiene muchos amigos, sin duda tendería a decir “sí,” o quizás vacilará en contestar. ¿Por qué? Porque la palabra “amigo” tiene diversos significados. Por ejemplo, a menudo a los conocidos se les considera amigos. Alguien quizás diga: “¡Tengo muchos amigos casi en todo ramo de actividad! Está el limpiabotas... ¿cómo se llama? Y el carnicero de la esquina, donde compramos nuestra carne; y el banquero al que llevo mis negocios. De modo que, como usted ve, tengo muchos amigos.” Quizás ni siquiera se acuerden del nombre de algunos, pero es a conocidos de paso como éstos que algunas personas llaman amigos. De hecho, amaneramientos que dan la impresión de amistad con frecuencia se toman como evidencia de amistad. Por ejemplo, algunas personas se presentan con prontitud y a menudo en el transcurso de unos minutos insisten en que uno las llame por su nombre. Quizás pregunten: “¿Dónde vive usted? ¿En qué trabaja? ¿A qué escuela asistió? ¿Es casado? ¿Tiene hijos?” casi todo a renglón seguido. Tienden a hacerse íntimos muy rápidamente. Pero, ¿son siempre estos amaneramientos “amigables” evidencia de amistad verdadera? ¿Cuántas de estas personas vendrán a ayudarle cuando usted necesite auxilio, ayuda financiera o consuelo? Para muchos occidentales la palabra “amigo” ha llegado a aplicarse a una extensa variedad de relaciones. Puede significar alguien que sea asociado en asuntos comerciales, un compañero de juego de la niñez o un confidente. La palabra se ha aplicado a diversos negocios, como a “amigables mercados alimenticios,” “amigables agentes de viajes,” “banqueros amigables,” los “cielos amigables” de una línea de transporte aéreo. Hasta anillos y cadenas han llegado a ser símbolos de amistad. Así, pues, en los Estados Unidos, el Canadá u otras naciones occidentales la palabra “amigo” no necesariamente tiene que envolver una relación íntima. La amistad puede ser superficial, casual, situacional o profunda y durable. Como dicen los norteamericanos: “Todo depende de lo que uno tenga pensado.” En muchos países europeos, donde las guerras y la violencia han segado sus víctimas, la amistad, también, ha sufrido un cambio. La generación de mayor edad admite prontamente que la amistad ya no es lo que solía ser. Entre algunas personas, se considera que un amigo es alguien que conoce vivamente el intelecto, temperamento e intereses particulares de la otra persona y que hace que salgan a flote las mejores cualidades que tiene. Entre otras, la amistad es más un asunto de sentimiento. Un amigo es un individuo especial que disfruta de las cosas que a usted le gustan. Disfruta de caminar, de escalar montañas, de navegar, por lo general de empresas aventuradas. Esa amistad no tiene que ver necesariamente con confianza o lealtad, sino con compartir experiencias. El concepto de años pasados, cuando se consideraba la amistad como vínculo fuerte, que unía a la gente casi tan estrechamente como los vínculos consanguíneos, cuando los amigos eran una protección contra personas desaforadas e inmorales, ha desaparecido en gran parte del mundo. El cambio ha venido principalmente debido a que, en armonía con las profecías bíblicas, ‘los hombres han llegado a ser amadores de sí mismos, sin tener cariño natural.’ (2 Tim. 3:1-3) Sin cariño natural, no puede haber amistad genuina. En el mundo moderno también hay en acción muchas fuerzas divisivas que impiden el desarrollo de los vínculos estrechos. Se necesita tiempo para formar amistades verdaderas, pero la gente de hoy día está siempre en marcha. Pocas personas se quedan en un solo lugar suficiente tiempo como para formar una amistad duradera. Una de cada cinco personas en los Estados Unidos cambia su dirección al año. En otras partes del mundo tiene lugar un cambio de población similar. Las amistades permanentes también exigen la confianza y lealtad de uno, pero estas cualidades no se fomentan en un ambiente de inquietud, crimen, desconfianza y violencia como el que ha arrollado al mundo en esta generación. La amistad también entraña el aceptar responsabilidades, el estar dispuesto a ayudar a llevar las cargas de otros. Pero hoy muchos rehúsan permitirse estar envueltos con la gente, para evitar sentir sus cargas y sufrimientos. Un joven que estaba mudándose de casa dijo: “Mi esposa y yo hacemos nuevas amistades cada vez en cosa de semanas. Pero nunca dejamos que se profundicen tanto que nos moleste el dejarlas.” Pero ¡qué lejos está todo esto de las palabras de Jesucristo, que dijo: “Nadie tiene mayor amor que éste: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos.”—Juan 15:13. Las amistades significantes requieren sacrificio, y muchos ya no desean hacer sacrificios. Por lo tanto las amistades a la antigua, una de las bendiciones afectuosas del pasado, se están haciendo difíciles de encontrar. No obstante, todavía existen amistades verdaderas, amistades como aquellas de las que disfrutaron David y Jonatán, Rut y Noemí, como se hace notar en la Biblia. (2 Sam. 1:26; Rut 1:16, 17) Pero estas amistades se encuentran principalmente entre los cristianos bíblicos verdaderos que han cifrado su fe en Dios y en su Palabra, la Biblia. Los testigos de Jehová, por ejemplo, encuentran que su familia de amigos en verdad crece con rapidez. (Mar. 10:29, 30) Pero fuera de los cristianos bíblicos verdaderos, las amistades verdaderas son raras. Esta es una pérdida para la humanidad. Pero, ¿por qué ser amigable? ¿Cómo puede ser uno amigable en este mundo inicuo? ¿Qué clase de amigos debe uno cultivar y cómo? Estas y otras preguntas oportunas se contestan en el artículo siguiente.