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Universidad de Ciencias Médicas

Santiago de Cuba

Facultad 2

Trabajo Independiente
de
DERMATOLOGIA
Tema: Psoriasis

Nombre y Apellidos: Aidee Cardoso Suarez

Brigada: 20 Grupo: E

Año: 5to

Curso: 2020-2021

Introducción
La psoriasis es una condición crónica de la piel caracterizada por la excesiva
proliferación de las células de la piel, la aparición de placas de color rojizo,
presencia de zonas inflamadas, que suelen cubrirse de escamas platinadas, en el
cuero cabelludo, los codos, las rodillas y la parte inferior de la espalda. No es
contagiosa, aunque sí puede ser hereditaria. Puede afectar a cualquier parte de la
piel, frecuentemente a las zonas de codos, rodillas, cuero cabelludo, abdomen y
espalda. No es raro que produzca afectación de las uñas. Esto se conoce como
psoriasis ungueal. Las uñas pueden ser la única zona afectada al principio de la
psoriasis. En ocasiones produce complicaciones como la artritis psoriásica.

Constituye del 3 al 5 % de los casos de la práctica dermatológica corriente. Se


presenta en todas las latitudes, es más frecuente en las edades próximas a la
pubertad y la adolescencia, no es contagiosa, es familiar en el 5 % de los casos y
se observa con menos frecuencia en la raza negra. Puede aparecer a cualquier
edad, si bien es menos frecuente en los niños que en los adultos, con un pico de
incidencia entre los 20 y los 55 años. En aproximadamente un tercio de los
pacientes, la psoriasis debuta antes de los 20 años. Suele iniciarse con cuadros
clínicos atípicos o leves, difíciles de diagnosticar. La psoriasis en placas es el tipo
más frecuente en todas las edades, aunque en los niños las lesiones suelen ser
más pequeñas y menos escamosas que en los adultos. Afecta por igual a ambos
sexos, si bien es más precoz en mujeres y en personas con antecedentes
familiares.

La psoriasis es una enfermedad multifactorial compleja, de origen autoinmune, y


su etiología exacta es en gran parte desconocida. Se ha demostrado una
predisposición genética, la cual sin embargo no puede explicar completamente la
patogénesis de la enfermedad. Además de la susceptibilidad genética, se suman
factores ambientales, así como el género y la edad. Recientemente, ciertos
desequilibrios en los mecanismos de regulación epigenéticos se indican como
elementos causales en la psoriasis.

Objetivo: Caracterizar la psoriasis de acuerdo a su cuadro clínico y tratamiento.


Desarrollo
Cuadro Clínico:

La psoriasis no es una enfermedad contagiosa. Afecta tanto a la piel como a las


mucosas, y en ocasiones se asocia a la artritis. Su amplia variabilidad de lesiones
hace necesaria una clasificación con fines docentes, pronósticos y terapéuticos.

-Lesiones psoriásicas:

 Lesiones cutáneas:

La lesión elemental es una pápula o placa eritematosa, de tamaño diverso y tono


rojo oscuro, bordes delimitados y habitualmente cubierta de escamas. El raspado
de las lesiones (raspado de Brocq) permite observar tres signos característicos:

1. Signo de la «mancha de cera» o de la «bujía»: al rascar la lesión, se


desprenden multitud de escamas similares a las que se desprenderían de
una vela.
2. Fenómeno de la membrana epidérmica o membrana de Duncan-Dulckley:
tras desprenderse las escamas, aparece una película transparente que
recibe este nombre.
3. Signo del rocío sangrante o signo de Auspitz: al desprender la membrana
de Duncan-Dulckley, aparecen petequias a consecuencia del daño vascular
de las papilas dérmicas, por el desprendimiento de la epidermis que las
recubre. Este signo no aparece en la psoriasis invertida, ni en la pustulosa.

Además, es posible encontrar:

1. Halo de Woronoff: halo hipocrómico en torno a la placa, ligado al inicio de


la regresión de la lesión. Es menos frecuente.
2. Fenómeno de Köbner, en aproximadamente el 20 por ciento de los
pacientes.
Las lesiones de las mucosas son muy infrecuentes, y en general se circunscriben
a labios y pene. Por norma, no existe descamación.

 Lesiones de las uñas:

El trastorno del proceso de queratinización tiene como consecuencia un ritmo de


crecimiento acelerado que puede alterar el aspecto físico de las uñas. La psoriasis
de la uña puede resultar dolorosa, debido a su localización. Entre un 30 y un 50
por ciento de los enfermos presenta alteraciones de las uñas (psoriasis ungueal).
Es más frecuente que ocurra en las manos que en los pies y en pacientes con
afección articular. Aunque no es lo habitual, puede ser el único problema del
paciente con psoriasis. Por lo general, la afectación de las uñas por la psoriasis
comienza después de la aparición de las lesiones cutáneas, con un retraso en su
aparición de entre los 9 y los 11,5 años. Posiblemente, este lapso de tiempo es
responsable de una menor prevalencia de la psoriasis ungueal en los niños. Las
manifestaciones clínicas de la psoriasis ungueal dependen de la parte de la uña
afectada. Las principales alteraciones que pueden presentarse son las siguientes:

1. Piqueteado de la lámina: aparecen unos hoyuelos o depresiones en la


lámina ungueal (en inglés, pitting), por afección de la matriz ungueal. Estas
depresiones pueden estar dispuestas transversalmente, en filas
longitudinales o de forma desorganizada, y pueden ser poco o muy
profundas, hasta el punto de dejar un agujero perforado en la superficie de
la uña. Cuando la lesión psoriásica afecta a un área más amplia de la
matriz ungueal, se forman ranuras transversales de la misma manera, como
pozos. Es la manifestación más común de la psoriasis ungueal.
2. Decoloración de la uña «en mancha de aceite»: aparecen unas manchas
amarillentas desde el inicio de la uña que se van extendiendo, debido a una
afectación del lecho ungueal (base de la uña). Esta lesión va asociada a
artropatías psoriásicas. Se producen por alteración del hiponiquio.
3. Onicolisis: se produce la separación de la uña de su lecho ungueal. Como
consecuencia, la uña se torna blanquecina y en ocasiones, se pueden
acumular exudados que confieren un tono amarillento. La colonización por
bacterias u hongoso tornan la uña de color verduzco o marronáceo. La
psoriasis es una de las principales causas de onicolisis, que es una de las
alteraciones más frecuentes en la psoriasis ungueal.
4. Hiperqueratosis subungueal: se debe a una proliferación importante de
células paraqueratósicas, que confiere a la uña un aspecto de masa densa,
pulverulenta y blanquecina, denominado por algunos autores como «en
médula de saúco». Es también, junto a la onicolisis, una manifestación muy
frecuente de la psoriasis ungueal y con frecuencia aparecen juntas en un
mismo paciente. A menudo se confunde con una onicomicosis.
5. Psoriasis del surco ungueal y paroniquia psoriásica: consiste en lesiones
eritemato descamativas alrededor de la uña, con destrucción de la cutícula.
Es frecuente en la artropatía psoriásica.

 Artropatía psoriásica:

Esta alteración, que debe tratarse multidisciplinarmente por el dermatólogo y el


reumatólogo, es un tipo de psoriasis más invalidante que la psoriasis estrictamente
cutánea. Suele comenzar entre los 35 y los 45 años, en general en pacientes
previamente diagnosticados de psoriasis. Por término medio, un 7 por ciento de
los pacientes con psoriasis sufren de las articulaciones. Entre los patrones de
afectación articular en la psoriasis, están (para conocer la frecuencia de cada tipo
de patrón, véase el artículo artritis psoriásica):

1. Forma oligoarticular asimétrica: afecta sobre todo a articulaciones


interfalángicas proximales y distales (dedos).
2. Forma similar a la artritis reumatoide seronegativa: con un pronóstico más
benigno y remisiones más duraderas.
3. Forma mutilante: muy grave e infrecuente.
4. Forma interfalángica distal: casi patognomónica (exclusiva) de la psoriasis,
pero muy infrecuente.
5. Forma periférica, asociada o no a sacroileítis anquilosante.
6. Sacroileítis o espondilitis anquilosante: asociada o no a artropatía periférica.
-Patrones de presentación:

En general, la psoriasis es un cuadro monomorfo (no presenta varios tipos de


lesión a la vez), simétrico, que puede ser limitado o muy extenso. Existen
muchas variantes según la morfología de las lesiones:

 Psoriasis en placas o psoriasis vulgar:

Es la forma más frecuente. Se caracteriza por las formaciones simétricas de


placas de 1 a 30 centímetros, localizadas en cualquier zona de la piel,
especialmente rodillas, codos, región lumbosacra y cuero cabelludo. Las lesiones
pueden durar hasta meses, e incluso años, y en sucesivos brotes se van
extendiendo al tórax y las extremidades. Cuando las lesiones confluyen en
grandes placas con bordes geográficos, el cuadro se denomina psoriasis ''gyrata'';
otras veces, aparece una zona central más clara, y el cuadro se llama psoriasis
anular.

 Psoriasis en gotas, psoriasis eruptiva o psoriasis ''guttatta'':

Psoriasis en forma de gotas o pequeños puntos menores de 1 centímetro, a veces


pruríticas, localizadas preferentemente en el tronco. Se da con más frecuencia en
niños y en jóvenes, y suele aparecer bruscamente tras padecer una infección
estreptocócica de las vías respiratorias superiores. Dura dos o tres meses y
desaparece espontáneamente, salvo en algunos individuos que sufren brotes
recurrentes. Suele reaparecer en la edad adulta como otro de los tipos de
psoriasis.

 Psoriasis eritrodérmica:

Lesiones generalizadas que comprometen más del 90 por ciento de la extensión


corporal y llegan a afectar el estado de salud del paciente por presentar fiebre,
leucocitosis, desequilibrio electrolítico, déficit proteico, etcétera. Puede aparecer a
partir de una psoriasis vulgar (y deja alguna zona de piel sana), tras un brote de
psoriasis pustulosa, o bruscamente tras un periodo de intolerancia al tratamiento.
 Psoriasis pustulosa generalizada o psoriasis de Von Zumbusch:

Variante aguda e infrecuente, que generalmente aparece en pacientes con otros


tipos de psoriasis tras la aparición de factores desencadenantes (medicamentos,
hipocalcemia, estrés, infecciones). Las placas eritematosas confluyen en pocas
horas en pequeñas pústulas estériles (llenas de pus no infectado), que
rápidamente se secan, desaparecen y reaparecen en nuevos brotes. Si aparecen
lesiones subungueales, la uña puede llegar a desaparecer. El curso de la
enfermedad es ondulante, hasta que varias semanas después el paciente vuelve a
la forma de psoriasis que padecía o a una psoriasis eritrodérmica.

Por lo general, el cuadro se acompaña de fiebre, mal estado general, leucocitosis


y aumento de la velocidad de sedimentación globular. Sin el tratamiento correcto,
puede ser mortal, por hipoalbuminemia, hipocalcemia y las consiguientes
deshidrataciones e infecciones.

 Impétigo herpetiforme, también denominada psoriasis gestacional o


del embarazo:

Es una forma de psoriasis pustulosa generalizada poco frecuente, que aparece


en la segunda mitad del embarazo. No está claro si se trata de un trastorno
específico del embarazo o simplemente se ve agravado por él. La enfermedad
generalmente se resuelve después del parto, aunque puede repetirse durante
los embarazos posteriores. El grado de riesgo para el feto es un tema
controvertido; sin embargo, se ha documentado una mayor morbilidad fetal, lo
que sugiere la necesidad de una mayor supervisión prenatal.

-Psoriasis pustulosa localizada:

 Psoriasis palmoplantar o psoriasis tipo Barber:

Se caracteriza por varios brotes de pústulas estériles sobre una base eritematosa,
simétricamente en palmas y plantas, sobre todo en las eminencias tenar e
hipotenar de la mano, y en los talones. Las pústulas pueden confluir en grandes
lagos de pus, que se secan en 8 a 10 días formando escamas y costras marrones.
Este proceso se cronifica, produciendo callosidades amarillentas que pueden dar
fisuras extremadamente dolorosas e invalidantes. Ocasionalmente, esta forma de
psoriasis se asocia a dolor torácico medio por osificación del cartílago en la zona
de contacto entre la clavícula y la primera costilla, y el esternón.

 Psoriasis acral o acrodermatitis continua de Hallopeau:

Extraña variante definida por la aparición de una erupción pustulosa en torno a las
uñas (sobre todo de las manos), que se extiende proximalmente. Se acompaña de
destrucción y pérdida de las uñas, y en casos muy evolucionados puede llegar a
producir osteolisis de la falange distal.

 Psoriasis lineal:

Las lesiones adoptan una disposición en línea, ya sea a lo largo de una


extremidad o de una metámera; puede aparecer espontáneamente o por
fenómeno de Koebner.

 Psoriasis invertida o psoriasis de pliegues:

Aquella que afecta a los grandes pliegues cutáneos, principalmente los axilares,
genitocrurales (las ingles), interglúteos, submamarios y el ombligo. Las lesiones
son placas eritematosas de color rojo intenso, uniformes, lisas, brillantes y de
bordes definidos, si bien su rasgo más característico es la ausencia de escamas.
Puede haber una fisura dolorosa en el fondo del pliegue y existir, por tanto, riesgo
de infección. Lo más común es que estas lesiones coexistan con la psoriasis
vulgar.

 Psoriasis del cuero cabelludo:

El cuero cabelludo presenta lesiones de forma muy frecuente en los pacientes de


psoriasis, normalmente junto a lesiones cutáneas. Puede manifestarse como
placas descamativas similares a las de la piel, o bien como placas gruesas de
escamas adheridas al pelo (cuadro a veces denominado falsa tiña amiantácea).

-Enfermedades asociadas: La artritis psoriásica es una de las comorbilidades


más importantes. Está demostrado que los pacientes con psoriasis son más
propensos a padecer enfermedades autoinmunes asociadas, en particular las
que afectan al tracto gastrointestinal, como la enfermedad de Crohn, la colitis
ulcerosa y la enfermedad celíaca. Hipótesis adicionales que relacionan la
psoriasis con la enfermedad celíaca incluyen una permeabilidad intestinal
aumentada, común a ambas enfermedades. Una parte de pacientes presenta
una elevada sensibilidad al gluten. Varios estudios han sugerido una mayor
prevalencia de cada uno de los componentes del síndrome metabólico en los
pacientes con psoriasis (dislipidemia, intolerancia a la glucosa, obesidad e
hipertensión), así como un aumento de la prevalencia de ateroesclerosis. Una
evaluación prospectiva mostró que las mujeres con psoriasis se encuentran en
mayor riesgo de desarrollar diabetes e hipertensión. Aproximadamente, la
mitad de los pacientes presentan hígado graso no alcohólico. Otras
comorbilidades importantes son la depresión y el cáncer.

Tratamiento: El curso crónico y la dificultad del tratamiento de la enfermedad


hacen que sea importante una buena relación médico-paciente para conseguir
un buen entendimiento. Es importante comprender que la curación sólo es
parcial. El tratamiento siempre debe ser individualizado, según el patrón de
presentación y la gravedad de los síntomas, y sin olvidar las circunstancias
personales, socioeconómicas, laborales, psicológicas y familiares de cada
paciente.

 Medidas generales:
- El conocimiento de la forma en que los factores ambientales afectan a los
pacientes permite establecer una serie de medidas que mejorarán (aunque
levemente) la calidad de vida del paciente.
- Tomar el sol (con moderación y evitando las horas centrales del día), ya
que los rayos ultravioleta tienen acción antiinflamatoria.
- Tomar baños en el mar, debido a que los iones y sales que contiene el
agua de mar presentan propiedades positivas para la piel. También son
útiles los baños en lodo.
- Dejar al aire las heridas.
- Los productos hidratantes ayudan a mitigar los efectos de sequedad e
irritación con los que cursa la psoriasis. No curan la psoriasis, sólo palían
sus síntomas.
- Además se debe realizar hidratación tomando agua y utilizando cremas
para la hidratación de la piel.
- Especialmente, cremas naturales de caléndula o avena, las cuales
recuperan en parte la resequedad que esta enfermedad presenta.
- Se deben evitar todas las carnes grasas como la de cerdo, adoptando una
dieta rica en vegetales, frutas y legumbres y evitando el alcohol y el tabaco.
Evitar también el estrés en la medida de lo posible.
 Tratamientos tópicos:

Consiste en la aplicación directa de productos sobre la piel. Aunque tienen menos


efectos secundarios que los tratamientos sistémicos, su eficiencia también es
menor. Es por ello que se reservan para pacientes con formas más leves de la
enfermedad, en general con menos de un 25 % de la superficie corporal afectada.
Existen numerosas opciones disponibles:

Las propiedades del aloe vera son especialmente aptas para aliviar los síntomas
de psoriasis y contribuir a la regeneración de los tejidos de la zona afectada. Por
una parte, el uso tópico de aloe vera ayuda a calmar la picazón, gracias a las
antraquinonas contenidas en esta planta. Además, el ácido crisofánico, presente
en el gel de aloe vera, es muy utilizado en tratamientos de psoriasis, así como la
lignina y otras sustancias que también contiene.

- Emolientes y queratolíticos: Los primeros son hidratantes del estrato


córneo de la piel, mientras que los segundos eliminan el exceso de
escamas. Están contraindicados en la psoriasis invertida (en los pliegues
corporales).
- Ditranol: Potente medicamento reductor, derivado de la crisarobina y
utilizado sobre todo en la psoriasis vulgar. Puede administrarse de dos
formas: siguiendo el método de Ingram, con dosis bajas de 0.05 a 0.5 %; o
por contacto breve, por aplicación directa en concentraciones del 0.5 al 5.0
% durante un máximo de 30 minutos diarios. Sus inconvenientes son su
capacidad irritante (por lo que no se puede utilizar en el rostro y los
pliegues), y que deja una pigmentación pasajera en la piel.
- Análogos de la vitamina D: Tienen acción antiproliferativa sobre los
queratinocitos. Los más usados son el calcitriol (derivado natural de la
vitamina D), el calcipotriol y el tacalcitol, con la misma acción que la
vitamina D3, pero con un 10 % de sus efectos hipercalcemiantes. Estos
efectos contraindican otro uso que no sea el tópico. También son irritantes,
por lo que no conviene usarlos en la cara y los pliegues. Existen
preparados que también contienen corticoides.
- Retinoides: Entre los derivados de la vitamina A, se utiliza sobre todo el
tazaroteno, un retinoide de tercera generación. Se usan concentraciones
entre 0.05 y 0.1 %, en forma de gel. Su eficacia se asemeja a la de los
análogos de la vitamina D.
- Corticoides tópicos: Se recomienda su uso durante cortos periodos de
tiempo, y sólo en pacientes con psoriasis leves que no han respondido a
otros tratamientos, o para localizaciones más delicadas, como la cara, el
cuero cabelludo, los pliegues cutáneos o los genitales. Deben retirarse de
forma gradual para evitar un rebrote de la enfermedad. Es importante
vigilar la aparición de efectos secundarios, especialmente cuando se aplica
en curas oclusivas.
- Breas: Sus efectos antimitóticos (es decir, que afectan la división
celular), antiinflamatorios y antipruriginosos son eficaces, aunque no tanto
como el ditranol o los corticoides. Por ello, por su fuerte olor y por lo
incómodo que resulta en el tratamiento (manchas en la ropa, etcétera), su
uso está cada vez menos extendido.
- Tratamientos naturales: Existen derivados naturales, que por su efecto
hidratante pueden aliviar los síntomas de la psoriasis. Algunos ejemplos
son el aloe vera, la pita o el aceite de rosa mosqueta. Otro ejemplo de
terapia natural clásica es la raíz del traidor, también llamada raíz del diablo,
por su propiedad de teñir el agua de rojo. Habitualmente se le han
adjudicado propiedades curativas y paliativas para diferentes patologías
cutáneas (eczemas, micosis, acné, hemorroides, grietas, varices o herpes,
entre otras).
 Hipertermia de contacto: La hipertermia de contacto tiene un efecto
positivo sobre las placas psoriásicas. Aplicada junto con pomadas
con salicilatos, ha demostrado tener resultados muy notables, tanto
en las placas psoriásicas, como en el bienestar general del paciente.
Las placas se hidratan y retroceden lentamente. Se trata de un
tratamiento lento, en función de la extensión de la psoriasis en el
paciente.
 Fototerapia: La fototerapia consiste en la utilización de radiaciones
electromagnéticas no ionizantes, especialmente del espectro
ultravioleta B (UVB) y A (UVA). En general es un tratamiento
bastante efectivo, salvo en las formas pustulosas y eritrodérmica. Sin
embargo, no es recomendable usar tratamientos prolongados, pues
aumenta la incidencia de cáncer de piel, sobre todo del cáncer
escamoso y el melanoma.

-Fototerapia: Consiste en el uso de dosis crecientes de UVB. Los


más empleados son los de banda estrecha (longitud de onda de 311
nanómetros), más eficaces y menos dañinos que los de amplio
espectro. Este tratamiento está indicado en las placas crónicas de
psoriasis que no responden al tratamiento tópico, y para la psoriasis
en gotas.
- Fotoquimioterapia: Se utilizan las radiaciones asociadas a
fármacos. La pauta más clásica es la denominada PUVA, que asocia
psoralenos tópicos o por vía oral.
 . Tratamientos sistémicos:
Incluyen todos los tratamientos que se suministran por vías orales o
inyectadas, y que actúan sobre todo el organismo. Suelen presentar
mayores efectos secundarios que los tratamientos tópicos, por lo que
se reservan para casos de psoriasis graves, incapacitantes,
resistentes al tratamiento, y para las formas eritrodérmica y
pustulosas. No se recomienda el uso de corticoides orales, debido a
que pueden provocar un brote de psoriasis pustulosa mortal.
- Metotrexato: Este fármaco citostático es muy eficaz,
especialmente en el caso de la artritis psoriásica. Se administra en
tres dosis semanales de 2,5 a 5 miligramos separadas por intervalos
de 12 horas. Esta pauta de administración es la que menos efectos
adversos presenta, de los cuales los más importantes son la
toxicidad medular y hepática. Existen autores que recomiendan la
práctica de una biopsia hepática al llegar a la dosis acumulativa de
1,5 gramos, a partir de la cual se considera que existe riesgo de
cirrosis hepáticas. Por otro lado, no se debe olvidar que este fármaco
presenta múltiples interacciones.
- Acitrecino: Es un retinoide que se utiliza a dosis de 0,25 a 1
miligramo por kilo y día, durante un periodo de 3 a 4 meses. Al ser
teratógeno (es decir, puede causar alteraciones en el feto), es
recomendable la toma de anticonceptivos orales durante el
tratamiento y hasta dos años después de su finalización. Otros
posibles efectos secundarios son el desarrollo de queilitis, xerosis y
la elevación de los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre.
-Ciclosporina A: Este fármaco se utiliza para inhibir a los linfocitos T
CD4 activados. Se comienza con dosis de 4 miligramos por kilo y
día, y a las doce semanas se revalúa al paciente. Si la respuesta no
es satisfactoria, se puede aumentar la dosis progresivamente hasta
un máximo de 5 miligramos por kilo y día. Por sus efectos adversos,
es necesario controlar de cerca la función renal y la tensión arterial.
También interacciona con muchos fármacos, si bien no presenta
toxicidad aguda como el metotrexato.
- Inmunomoduladores: En la actualidad, se está investigando el
uso de inmunosupresores para el tratamiento de la psoriasis, como
el tacrolimus y los derivados de la ascomizina. El etanercept
(Enbrel), inhibidor del TNF-α, ha sido aprobado en Estados Unidos
para la artritis psoriásica. Al igual que efalizumab (Raptiva), todos
estos anticuerpos monoclonales padecen en general de los mismos
efectos adversos, entre los que se cuentan infecciones graves,
tuberculosis, candidiasis sistémicas, etc. De hecho el 19/02/2009 la
Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) recomendó suspender
la comercialización de efalizumab (Raptiva), debido a que los
riesgos, como el de sufrir leucoencefalopatía multifocal progresiva
(LMP) y otros, superan a los posibles beneficios.

Otros tratamientos en desarrollo están enfocados contra el TNF-α y otras citocinas


inflamatorias, así como a inhibir la activación de linfocitos T y su destino. Entre
ellos destacan el anticuerpo monoclonal antiCD4 (que destruye los linfocitos T
CD4+) o el conjugado interleucina-2-toxina diftérica, pero de momento se reservan
para casos muy graves. Como resultado de distintos estudios, la FDA y la EMEA
otorgaron la aprobación de adalimumab para el tratamiento de la psoriasis crónica
en placa de intensidad moderada a grave en pacientes adultos, que no hayan
respondido o que tengan una contraindicación o presenten intolerancia a otra
terapia sistémica, incluyendo a la ciclosporina, metotrexato o PUVA. Tal como lo
demuestran dichos estudios, el tratamiento con adalimumab también puede
reducir los signos y síntomas de la artritis activa en pacientes con artritis
psoriásica.

 Medidas dietéticas:
-Aceite de pescado: Las dietas ricas en ácidos grasos omega-3 (los ácidos
grasos poliinsaturados del aceite de pescado) han sido asociadas con una mejoría
en algunos estudios. La explicación más probable se basa en los efectos
beneficiosos de la reducción de las cantidades de ácido araquidónico y el aumento
de la ingesta de los ácidos grasos omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA
(ácido docosahexaenoico). El efecto positivo de la administración por vía tópica,
oral o intravenosa de los ácidos EPA o DHA, o ambos, se ha asociado con dosis
suficientemente altas. Sin embargo, sólo uno de los cuatro estudios controlados
realizados mostró un beneficio de los ácidos grasos omega-3 en comparación con
el placebo.

-Consumo de alcohol: El consumo de alcohol puede predisponer al desarrollo de


la psoriasis, especialmente en hombres con un historial familiar de psoriasis, y en
general empeora el pronóstico de la enfermedad. En las mujeres, podría agravar
la sintomatología y en los hombres, producir falta de efectividad de los
tratamientos. Un estudio en Finlandia sugirió que el consumo de alcohol se asoció
con un aumento de las tasas de mortalidad en pacientes con psoriasis moderada o
severa. A esto se suma que el consumo de alcohol parece ser mayor en los
pacientes con psoriasis que en la población general. No obstante, son precisos
mayores estudios para conocer si la modificación de la ingesta de alcohol en
pacientes con psoriasis afecta al curso de la enfermedad.

-Dieta baja en calorías: Muchos estudios han evaluado el efecto sobre la


psoriasis de la restricción de calorías. Ninguno de ellos ha demostrado un
beneficio de la restricción calórica durante un largo período de tiempo. Un estudio
aleatorizado doble ciego, controlado, demostró que en pacientes obesos con
psoriasis de moderada a grave, la disminución del peso corporal con una dieta
restrictiva en calorías puede aumentar la respuesta positiva al tratamiento con
dosis bajas de ciclosporina.

-Dieta sin gluten: Existen evidencias preliminares que sugieren que una dieta sin
gluten (DSG) puede beneficiar a algunos pacientes con psoriasis, especialmente
aquellos con anticuerpos de enfermedad celíaca positivos. De hecho, los
pacientes con psoriasis están incluidos dentro de los denominados “grupos de
riesgo” de enfermedad celíaca y es importante su evaluación en busca de una
posible enfermedad celíaca asociada. Los niveles séricos elevados de anticuerpos
antigliadina son más comunes en los pacientes con psoriasis que requieren
terapia para la afectación sistémica. Diferentes datos, incluyendo el aumento de la
permeabilidad intestinal, sugieren una participación intestinal en la psoriasis de
algunos pacientes. Independientemente de la presencia o no de anticuerpos
antigliadina del tipo IgA, en las biopsias duodenales de pacientes con psoriasis
puede observarse un aumento pronunciado de eosinófilos EG2 y de mastocitos. El
efecto positivo de la DSG se ha observado no sólo en pacientes con un mayor
número de linfocitos en el epitelio duodenal, sino también en algunos pacientes
con biopsias duodenales aparentemente normales. A falta de estudios
aleatorizados en relación con el efecto beneficioso de la DSG en la psoriasis, es
preciso considerar un posible efecto placebo.

-Vitamina B12: Diversos estudios han demostrado la eficacia del tratamiento con
vitamina B12 oral e intramuscular, en pacientes con niveles bajos en sangre.
Recientemente, un estudio demostró una mejora de la psoriasis con la aplicación
tópica de cremas con vitamina B12 y aceite de aguacate (que contiene vitamina E,
α-tocoferol).

-Vitamina D: La vitamina D tópica es eficaz en el control de los síntomas de la


psoriasis, si bien aún no se ha aclarado completamente el mecanismo de acción.
En pacientes con insuficiencia de vitamina D, la suplementación por vía oral puede
jugar un papel positivo.

-Selenio: Los pacientes con psoriasis pueden tener bajos niveles de selenio,
especialmente aquellos con una historia de psoriasis de más 3 años de evolución.
Sin embargo, la suplementación de selenio por sí sola no mejora la clínica de la
psoriasis. La terapia antioxidante combinada con selenio, coenzima Q10
(ubiquinona de etilo, 50 mg/día) y vitamina E (α-tocoferol natural, 50 mg/día)
puede ser útil en los pacientes con psoriasis eritrodérmica o artropática grave. Sin
embargo, no es efectiva sobre los síntomas en pacientes con psoriasis en placas
crónica moderada a severa.

Administrado tópicamente o como terapia coadyuvante con la fototerapia, el


selenio no tiene ningún beneficio conocido sobre la psoriasis. No obstante, en los
pacientes con deficiencia de selenio, la balneoterapia tiene un efecto positivo
(duchas de alta presión y spa, con agua rica en selenio).

-Vitamina A: Varios derivados tópicos y sistémicos de vitamina A son muy


eficaces en el tratamiento de la psoriasis, pero los efectos secundarios adversos
siguen siendo un gran obstáculo para su uso generalizado, entre los que se
incluye la pérdida del cabello, la hipertrigliceridemia (exceso de triglicéridos en
sangre), la hiperostosis (crecimiento excesivo de hueso), la calcificación de tejido,
la xerosis (sequedad de la piel) y la teratogénesis (posibilidad de provocar
defectos congénitos durante la gestación del feto).

Hay informes contradictorios en cuanto a los niveles en suero de vitamina A de los


pacientes con psoriasis. Algunos estudios encontraron que los pacientes con
psoriasis vulgar, eritrodérmica severa y pustulosa tenían niveles séricos reducidos
de vitamina A, y con psoriasis tanto activa como inactiva. Otros investigadores no
hallaron diferencias en los niveles de vitamina A en pacientes con psoriasis en
comparación con controles sanos.Se han encontrado otras anomalías del
metabolismo de la vitamina A en la piel de enfermos psoriásicos.

-Inositol y zinc: Un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo,


demostró una mejora significativa en la clínica de pacientes tratados con inositol
durante 10 semanas. El zinc, sin embargo, no produjo una mejoría significativa.

-Taurina: Aunque las primeras observaciones sugirieron que el aminoácido taurino


estaba involucrado en la patogénesis de la psoriasis, una serie de estudios
posteriores no confirmó que el elevar o restringir el consumo de taurina pueda
exacerbar o mejorar, respectivamente, el curso clínico de la psoriasis.
Conclusiones
La psoriasis es una patología de evolución imprevisible, con periodos libres de
enfermedad y agravamientos de aparición y duración muy variables, que afecta la
piel, la cual desempeña un papel central en la comunicación social y sexual del
paciente, por tanto produce cambios importantes sobre su bienestar psicológico,
especialmente en las mujeres. Se debe establecer una buena relación con el
paciente, de forma que sin desatender los planteamientos estéticos, se den
tratamientos sencillos y desprovistos de efectos secundarios a largo plazo.
Referencias Bibliográficas

1. Manzur Katrib J, Díaz Almeida JG, Cortés Hernández M. Dermatología.


Editorial Ciencias Médicas. Ciudad de La Habana. Cuba.2002.

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