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Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe: CEPAL 2020.

Resumen e interpretación:

El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, dependiente de


la Organización de las Naciones Unidas, acerca del balance preliminar de las
economías de la región, nos indica que la pandemia generada por el COVID-19 ha
desencadenado una crisis generalizada en todos los ámbitos, destacando una fuerte
crisis sanitaria y económica, en la cual se ha evidenciado una fuerte caída de las
economías a nivel mundial, tanto emergentes como en desarrollo, en las que se espera
una fuerte contracción del PIB mundial, acompañado de fluctuaciones en los precios de
los bienes primarios y una marcada volatibilidad en los mercados financieros.

Hemos observado en la lectura de dicho informe, una considerable recesión económica


en los países de la región, con una caída del PIB mundial de un 4,4%. No obstante, se
refleja una dinámica de crecimiento superior dentro de algunas de las grandes
economías, esto se debe principalmente a la potencialización de grandes paquetes
fiscales y rebotes económicos, que permitieron la reactivación de manera considerable
y efectiva de las actividades económicas.

En la categorización de las economías desarrolladas, se proyecta una caída del 5,8%,


en 2020. Pese al incremento de los contagios, teniendo como referencia a los Estados
Unidos, se ha presentado un leve crecimiento y recuperación de las actividades
económicas en el tercer trimestre, que ha continuado hasta el cuarto trimestre,
proyectando así una contracción del 4,1% en 2020, mientras su tasa de crecimiento se
prevé que será de un 3,6%, en 2021. Las reaperturas paulatinas de confinamiento, han
traído como resultado un aumento de casos sobre contagios por COVID-19 en la zona
euro a fines de octubre, estimando así una contracción de un 8% en 2020, mientras
que la previsión de crecimiento será de un 5,1%, en 2021. Para las economías
emergentes y en desarrollo se estima una contracción de un 3,3%, en 2020 y un
crecimiento de un 6% en 2021.

De acuerdo a este informe, el comportamiento de la economía China ha sido positivo,


proyectando un crecimiento de un 1,9%, en 2020 y un 8,1% en 2021. La pronta
recuperación de la económica China representa una sorpresa positiva, para recuperar
los niveles de actividad previos a la pandemia. Detrás de este crecimiento se reflejan
mejoras en las condiciones sanitarias para que su población pueda integrarse de
manera segura a la producción de bienes y servicios, permitiendo saciar la creciente
demanda externa de productos sanitarios y equipos informáticos para lograr mitigar los
contagios por propagación del COVID-19.

Teniendo a China como referente y como el motor de arranque de la economía


mundial, podemos citar de dicho informe un caso opuesto: ‘’ La revisión a la baja más
considerable para 2020 dentro de este grupo ha sido la India, que ahora se prevé que
caiga más del 10% este año. El país tiene el mayor número de casos de COVID-19
después de los Estados Unidos y se ha visto muy impactado por el cierre de
actividades productivas y por las medidas de confinamiento impuestas a nivel provincial
y distrital. Si bien para el próximo año se proyecta un rebote en la tasa de crecimiento
que alcanzaría al 9,8%, esto no permitiría a la economía volver a los niveles de
producto registrados previo a la pandemia.’’ (Comisión Económica para América Latina
y el Caribe, 2020.)

En torno al comercio mundial, se pronostica una caída de un 9,2%, en 2020 y una


recuperación del 7,1%, en 2021. Según las proyecciones, entre enero y septiembre se
proyectan reducciones del volumen de producción y comercio a un 7,2%. Destacando
en el informe la siguiente cita: ‘’ Si bien en los primeros meses de 2020 se registró una
marcada disminución de los precios de los productos básicos, a partir de mayo esta ha
ido revirtiendo y, con la excepción de los productos energéticos, en octubre los precios
se encontraban ya por encima de los niveles previos a la pandemia: un 5% por encima
del nivel de diciembre de 2019 en el caso de los productos agropecuarios, un 10% por
encima en los metales industriales y un 30% por encima en los metales preciosos. Por
su parte, en octubre los precios de los productos energéticos permanecían alrededor
de un 33% por debajo de su valor de diciembre de 2019.’’

En ese orden de ideas, las proyecciones de los precios de los productos básicos en el
2021 son imprevisibles, todo va a depender del avance de la pandemia. Según el
Fondo Monetario Internacional (FMI) en sus proyecciones de octubre, ocurrirá un
posible aumento de los precios en productos básicos, proyectado a un 9%: un 4% en
los productos agroalimentarios, un 3% en los metales básicos y un 16% en los
productos energéticos (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020.)

El aumento de liquidez global, ha generado una dinámica en los flujos financieros. En el


primer trimestre se reflejaba una recuperación, en efecto esta recuperación se debió
fundamentalmente al acceso que tuvo la región de los bonos para financiar sus
actividades económicas, con lo cual se estimó una cobertura del déficit en cuenta
corriente como en la acumulación de reservas.

En suma, la interconectividad de las economías ha influido negativamente en las


economías de América Latina y el Caribe, a causa de la caída de la demanda de los
países desarrollados y la propia del mercado interno, tal como cita la Cepal: ‘’ el PIB
cayó en los tres primeros trimestres a una tasa del -7,7% interanual, frente a un
crecimiento cercano a cero en el mismo período del año anterior. Las economías de
Centroamérica pasaron de un crecimiento del 3,2% en los primeros tres trimestres de
2019 a una contracción del 5,9% en el mismo período de 2020. Si se toma en cuenta
Centroamérica y México, la caída del crecimiento en los tres primeros trimestres del
2020 es del 9,2%, cifra 9,6 puntos porcentuales inferior a la del mismo período de
2019.’’ De acuerdo a este informe, los sectores más afectados son la industria
manufacturera, la construcción, el comercio y el transporte, aunque en menor medida la
agricultura.
Especificando el informe de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe, en
el capítulo IV, se hace una deconstrucción de la actividad forma detallada. En efecto,
para comenzar: la tasa de crecimiento en América Latina descendió un 15,35% para el
segundo trimestre del 2020 y el nivel del PIB bajó hasta cerca de 1,20 billones de
dólares (a precios del 2010) para el segundo trimestre del 2020, debido a que los
países se vieron afectados por la reducción masiva de la demanda tanto externa como
interna, producto de la cuarentena.

Los países más afectados según la tasa de crecimiento para el segundo trimestre del
2020 fueron México y Centroamérica, principalmente porque sus economías están
muy vinculadas a la de Estados Unidos. Las economías de América del Sur cayeron un
7,7% en los tres primeros trimestres y República Dominicana estuvo cerca de un 17%
para el segundo trimestre y un 7% para el tercer trimestre.

También, recapitulando, se registró una caída en el consumo privado de casi 16,9%,


así como también una caída en el consumo de bienes duraderos y semi-duraderos,
exceptuando el consumo de bienes no duraderos que no registró una contracción muy
significativa.

Así mismo, la inversión registró una caída notable producto de la paralización de las
obras de construcción por la cuarentena (cabe destacar que esta venía en decadencia
desde inicios del 2019). La falta de liquidez de las empresas ha creado que los
proyectos de inversión no esenciales fueran pospuestos. También se registró una
variación positiva de los inventarios, aunque esto no quiere decir que haya una
producción positiva, sino que la producción se ha acumulado producto de la reducida
demanda.
En ese sentido, observamos que existe una caída muy significativa de las
exportaciones de bienes y servicios no solo para América Latina, sino para el Caribe
principalmente, debido a la paralización de las actividades turísticas y a la disminución
del flujo de comercio internacional. Las importaciones sin embargo contribuyeron
positivamente al PIB debido a la contracción de la demanda interna.

Como colofón, se puede decir, de acuerdo al informe, que todos los sectores de la
economía han sido afectados de alguna manera por la pandemia, sin embargo, los más
afectados son la industria manufacturera, la construcción, el comercio al por mayor y al
por menor, y el transporte. Todo esto debido diferentes factores como el paro del
transporte o el cese de diferentes actividades económicas. Sin embargo, si tuviéramos
que clasificar a los sectores económicos en diferentes niveles, los sectores como la
agricultura se vieron poco afectados, la electricidad, el gas, y la minería se vieron
medianamente afectados, y la construcción, manufactura, el transporte y el comercio se
vieron muy afectados. Todo esto, dada la naturaleza de sus actividades económicas.

En relación al mercado laboral, específicamente en el capítulo VI, se habla de los


mercados laborales y como estos fueron afectados por la pandemia. Para empezar,
hubo una pérdida masiva en los puestos de trabajo, especialmente los informales que
terminó en una gran caída de la fuerza laboral en el segundo trimestre del 2020. Se
estima que 47 millones de personas perdieron su empleo, sin embargo, para el tercer
trimestre la situación empezó a mejorar ligeramente y la tasa de ocupación aumentó
debido a que los países empezaron a flexibilizar sus medidas de movilidad y actividad
económica.

La caída de puestos de trabajo afectó en mayor medida a las mujeres que a los
hombres, una mayor proporción de mujeres se retiraron del mercado laboral. Hay
varias razones por la que esto es así: Una de ellas es quizás lo hayan hecho para
asumir tareas de cuidado en un contexto de cierre de los establecimientos educativos y
de limitaciones en la asistencia a personas mayores. O porque los hombres suelen ser
los proveedores principales de las familias y esto obliga a los mismos a mantenerse en
el mercado laboral a pesar de la situación.

A diferencia de otras crisis, actualmente cayeron los indicadores de informalidad


(haciendo referencia a que la mayoría de trabajos perdidos fueron de origen informal),
una de las razones de porque esto es así es la gran contracción del empleo en el
servicio doméstico, el trabajo por cuenta propia (freelancers), y el trabajo familiar no
remunerado, empleos muy informales. Además de todo esto, los sectores más
afectados tienen una proporción significativa de trabajadores informales, como la
construcción.

Para amortiguar la crisis laboral se acudió a la implementación de varios instrumentos,


como son, son el teletrabajo (que no funcionó de igual manera en todos los países), los
subsidios, los seguros de desempleo, así como los programas de protección social de
los gobiernos.

Cabe destacar que el acceso a los instrumentos para amortiguar el impacto de la crisis
fue desigual, como en Brasil, donde el 38,3% de los ocupados con estudios superiores
completos realizaron teletrabajo, mientras que esta forma de trabajar solo estuvo al
alcance del 1,7% de los ocupados con la escuela primaria completa o secundaria
incompleta y del 0,6% de los ocupados con niveles de estudio aún más bajos.
Asimismo, hubo una caída de los trabajadores con un nivel educativo formal bajo, y
aumentó la proporción de trabajadores con altos estudios, que se sabe pudieron
mantener sus puestos de trabajo.

Finalmente, de acuerdo al capítulo IV del referido informe, el empleo se recuperó


ligeramente para el tercer trimestre de 2020, pero en mayor medida para los hombres
que las mujeres, esto debido a que la reinserción escolar todavía no se había adoptado
(dado que una gran parte de la población femenina trabaja en esa área) y aumentó el
número de horas trabajadas por semana, gradualmente.

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